Está en la página 1de 5

LA HISTORIA DEL ZOO

EDWARD ALBEE

ADAPTACIÓN A MONÓLOGO

JERRY - Fui al zoológico.


Fui al zoológico… Fui al zoológico. ¿le molesto?... bueno…
Vivo en el último piso de un edificio de ladrillos de cuatro
pisos en un cuarto risiblemente pequeño junto a un negro
afeminado que siempre se está sacando las cejas y tiene un
kimono japonés, lo cual es raro. Va mucho al baño, nunca me
molesta y nunca trae nadie a su cuarto. Ahora bien, en los dos
cuartos del frente hay una familia de puertorriqueños, esa
gente da muchas fiestas. Yo no tengo una esposa, dos hijas,
dos gatos y dos pericos como tú. Tengo un abridor de latas, un
cuchillo,marcos de retratos vacíos, un paquete de barajas
pornograficas y cartas de porfavor, por qué no haces ésto y
porfavor aquello y también de cuándo, esas son recientes.
Mis viejos están muertos… ¿sabe?... pero ya no están aquí y
no me queda ningún sentimiento sobre ello. Me había olvidado
preguntarle ¿Cuál es su nombre de pila?... Peter… Yo soy
Jerry.
Esperaba que me preguntara sobre las barajas pornográficas.
Supongo que cuando usted era niño y sus compañeros las pasaban
entre sí, o tenía usted su paquete propio… ¿no?... No estoy
tratando de averiguar su vida sexual de post-adolescencia y
sus malos tiempos. Pero me imagino que preferiría oír lo que
pasé en el zoológico.
Deje que le cuente por qué fui… bueno, deje que le cuente
varias cosas. Ya le conté sobre el piso en el que vivo. No
conozco a nadie en el segundo piso excepto por una señora que
llora todo el tiempo. Pero a la que quiero llegar es a la
casera y sobre todo al perro. No me gusta usar palabras duras
cuando describo a la gente. Pero la casera es gorda, fea,
ruín, estúpida, asquerosa, misantrópica, vulgar, un saco
borracho de basura. De todos modos, ella tiene un perro, ambos
son guardianes de mi vivienda. La vieja por sí sola es
bastante perversa; se recuesta cerca de la entrada espiando,
para ver que yo no traiga cosas o gente. Cuando toma ginebra
tiene una tonta parodia de deseo. Y yo Peter, yo soy el objeto
de su repugnante deseo. Como para encontrarse en una novela
¿verdad? Bueno, de quien le quería hablar era del perro, lo
haré ahora.. No se vaya. ¿No pensaba irse, verdad?... (Como si
le hablara a un niño) Porque después que le cuente acerca del
perro ¿sabe qué? entonces… entonces le diré lo que me pasó en
el zoológico. No tiene que escuchar. Nadie lo está sujetando,
recuérdelo. Manténgalo presente… ¿Bien?... ESTA BIEN. (como si
leyera una tabla de anuncios): ¡LA HISTORIA DE JERRY Y EL
PERRO! (Natural de nuevo) Lo que voy a decirle tiene que ver
con cuán necesario es a veces recorrer una larga distancia
fuera de su camino para volver correctamente por el trecho más
corto. Es por eso que fui al zoológico, y por lo que caminé
para el norte… hasta llegar aquí. Está bien. El perro, creo
que ya se lo dije, es un monstruo de animal:una cabezota
extremadamente grande, orejas pequeñas y ojos irritados,
infectados quizás… y… ah, si… una herida abierta… en su pata
derecha; es roja. Y… casi siempre con una erección… de
distintas clases. También es roja. También un color
amarillento y blancuzco, cuando enseña sus colmillos. Así:
¡Grrrrrrr!Qué fue lo que hizo cuando me vió por primera vez.
No le caigo bien a los animales, como San Francisco, que
siempre tenía pájaros encima todo el tiempo. Lo que quiero
decir es que le soy indiferente a los animales… como a la
gente también (sonríe un poco) casi siempre. Desde el
principio, ladraba y luego se abalanzaba hacia mi para morder
una de mis piernas, le arrancó un pedazo a mi pantalón, mire,
ahí está el remiendo.(Extrañado) No sé como los otros
inquilinos se las arreglaban ¿sabe lo que pienso? creo que era
solo conmigo. Esto duró más de una semana. Un día, después de
haber corrido en una de las ocasiones, me decidí. Decidí
primero, que mataría al perro con ternura, y si de nada
servía, sencillamente lo mataría. (Peter se encoge) No
reaccione, Peter, sólo escuche. Al otro día salí y compré una
bolsa de hamburguesas, sin salsa de tomate, ni cebolla, y
durante el trayecto bote los panes y me quede con la carne.
(Acción para lo que sigue, quizás) Cuando volví al hospedaje,
el perro me estaba esperando. Entré con cautela, abrí la bolsa
y puse la carne a cuatro metros de donde el perro me estaba
ladrando. Cesó de ladrar; olfateó; se movía lentamente, luego
más rápido y más rápido hacia la carne. Cuando la tomó, se
detuvo y me miró. Yo me sonreí, entiéndalo. Él volvió su cara
hacia las hamburguesas y entonces ¡RAAAAAAAAAGHHHHH! así
mismo… las devoró. Era como si no hubiese comido nunca antes
en su vida, excepto basura. Se comió todas las hamburguesas,
casi todas a la vez y emitiendo sonidos, como una mujer.
Cuando había terminado se sentó y sonrió, como los gatos. Fué
un momento de gran satisfacción. Luego, BAM, volvió a ladrar y
tratar de morderme. Subí corriendo a mi cuarto, me sentí
ofendido, también furioso. Luego decidí tratar otra vez por
varios días. Traté durante cinco días más, pero siempre daba
el mismo resultado: ladraba, olfateaba, se movía lentamente,
luego más rápido, miraba, tragaba; RAAAAGGHHH; sonreía,
ladraba, BAM. Así que decidí matar al perro (Peter alza una
mano en protesta) Oh, no se alarme, Peter; no tuve éxito. El
día que traté de matar al perro,compré solo una hamburguesa y
lo que creí que era una porción suficiente de veneno para
ratas. Le dije al vendedor que no se molestara en ponerle pan,
que sólo quería la carne y me dijo: ¿carne para su gatita?
hubiera querido decirle: No, de veras; es parte de un plan
para envenenar a un perro que conozco. Pero uno no puede decir
“perro que conozco” sin que se oiga raro; Bueno, durante el
camino de regreso al hospedaje, amase la hamburguesa con el
veneno, sintiendo tanta tristeza como hastío. Abrí la puerta
del pasillo y allí estaba el monstruo,esperando a tomar la
ofrenda para luego saltarme encima. Allí estaba, malevolencia
con erección, esperando. Puse el pastelito envenenado en el
piso y me fuí a las escaleras a espiar. El pobre animal se
trago la comida, como de costumbre, sonrió, lo que casi me
enfermó y entonces BAM. Yo corrí escalera arriba, como de
costumbre, y el perro no me alcanzó, como de costumbre. Y
SUCEDIÓ QUE LA BESTIA ENFERMO DE AGONÍA. Lo sabía porque ya no
me esperaba y porque la casera no bebía más. Me dijo que Dios
le había mandado un golpe fatal a su perrito, lloriqueaba y me
imploró que rezara por él. Yo hubiese querido decirle: Señora,
yo ya tengo que rezar por mí, por el negro afeminado, por la
familia puertoriqueña, por la persona de enfrente que nunca
veo, por la mujer que llora detrás de su puesta cerrada, y por
el resto de personas en todos los demás hospedajes. Pero para
hacer las cosas más fáciles le dije que rezaría. Me dijo que
yo era un mentiroso y que probablemente quería que el perro se
muriera. Le dije -era tan cierto- que yo no quería que el
perro se muriera. No lo quería, aunque había tratado de
matarlo. Yo quería que el perro viviera para ver cómo sería
nuestra nueva relación. (Peter indica su creciente disgusto y
antagonismo)Por favor, comprenda, Peter; eso es muy
importante. Tiene que creerme, lo es. Tenemos que conocer el
efecto de nuestras acciones. (Suspiro hondo) Bueno, de todas
maneras el perro recuperó su salud. No tengo la más mínima
idea de cómo, a menos que fuese el descendiente del perrito
que cuidaba las puertas del infierno u otro sitio parecido. La
casera había recuperado su sed y me dijo que perruno estaba
mejor, estaba tan ansioso de que el perro me estuviese
esperando. Estaba… pues, ¿cómo decirlo?... ¿atraído?...
¿fascinado?... no, creo que no… desesperadamente ansioso, eso
es; estaba desesperadamente ansioso de encontrarme con mi
amigo. (Peter reacciona burlonamente) Sí, Peter, amigo. Es la
única palabra para ello. Vine a la puerta y avance sin miedo
al centro del pasillo. La bestia estaba allí, mirándome. Me
detuve; lo miré, me miró. Creo… creo que nos quedamos así por
largo tiempo… quietos como estatuas… solo mirándonos el uno al
otro. Yo lo miraba cara a cara más que él a mi. Durante esos
veinte segundos o dos horas que nos miramos cara a cara,
establecimos contacto. Ahora bien, esto era lo que yo quería
que pasara: amaba al perro ahora y quería que él me amara a
mi. Yo había tratado de amar y había tratado de matar, y
ambos, por sí mismos, habían fracasado. Yo tenía esperanzas -
no sé por qué esperaba que el perro comprendiera mis
motivaciones- pero tenía esperanzas de que lo hiciera. Es que…
es que…(Jerry anormalmente tenso) … es que si uno no puede
tratar con la gente, uno tiene que comenzar por algún sitio.
¡CON ANIMALES! (más rápido, como un conspirador) ¿No ve? Una
persona tiene que tener alguna forma de tratar con ALGO. Si no
con gente… si no con gente… ALGO. Con una cama, con una
cucaracha, con un espejo… no, eso es muy difícil; siempre
evita sangrar. ¿Ves lo difícil que es hallar las cosas? Con la
esquina, una calle… demasiadas luces… todos los colores
reflejados sobre las calles húmedas… con una bocanada de humo…
barajas pornográficas, con una caja fuerte sin cerradura… con
el amor, con vómito, con llanto, con la furia porque las
damitas lindas no son damitas lindas; ganan su dinero con
cuerpos, que es un acto de amor; con Dios. ¿Cómo te cae eso?
CON DIOS QUE ES UN NEGRO AFEMINADO QUE USA KIMONO Y SE SACA
LAS CEJAS; QUE ES UNA MUJER QUE LLORA CON DETERMINACIÓN DETRAS
DE SU PUERTA CERRADA… con Dios, quien, según me dijeron, dio
su espalda a todo el asunto hace tiempo… con… algún día, con
la gente. (Jerry susurra fuertemente la próxima palabra)
GENTE. Con una idea; con un concepto. ¿Y dónde mejor para
comunicar una simple y sencilla idea, que en la entrada de un
pasillo? ¿Dónde? ¡Sería un comienzo! Dónde mejor para hacer un
comienzo… para comprender y ser solo posiblemente comprendido…
que con… (Jerry parece caer en una fatiga casi grotesca)...
que con un PERRO. Solo eso; un perro. (Hay un silencio que
podría prolongarse por un momento, entonces, Jerry, fatigado,
termina su historia) Un perro. Parecía una idea lógica. El
perro es el mejor amigo del hombre, recuérdalo. Así que desde
entonces cada vez que el perro y yo nos vemos, nos detenemos.
Nos contemplamos con una mezcla de tristeza y de sospecha, y
entonces fingimos indiferencia. Nos cruzamos sin peligro;
tenemos un acuerdo. Es triste pero hay que admitir que es un
acuerdo. Hemos tratado de establecer contacto y hemos
fracasado. El perro ha vuelto a su basura y yo a un solitario,
pero libre paso. He ganado un paso libre y solitario, si es
que esa otra pérdida se le puede llamar ganancia. He aprendido
que ni la bondad ni la crueldad por sí mismas, independientes
una de la otra, pueden crear un efecto más allá de sí, y he
aprendido que las dos juntas, a un mismo tiempo son la emoción
que enseña. Y lo que se ha ganado es pérdida. Y lo que ha sido
el resultado: el perro y yo hemos llegado a un acuerdo, más
bien, a una negociación. Ni amamos ni herimos porque no
tratamos de alcanzarnos.
¿Además? ¿Era el tratar de alimentar al perro una acto de
amor? Y quizás, ¿no era acaso el atentado del perro a morder
un acto de amor? Si de esa manera podemos malentender,
¿entonces por qué hemos inventado la palabra amor en primer
lugar? (Silencio. Jerry se sienta al lado de Peter. Es la
primera vez que Jerry se sienta.) La historia de Jerry y el
perro: Fin.

También podría gustarte