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Irán, el objetivo favorito de élite liberal

de tendencia occidental
FUENTE: https://www.hispantv.com/


No podemos entender la fijación occidental con la República Islámica de Irán
sin analizar cómo ve Occidente al país persa.
Por: Xavier Villar

Para Occidente, y también para la élite liberal de tendencia occidental que vive
en Irán, la articulación política de la República Islámica es una especie de aberración.
Un cuerpo político construido sobre el Islam como gramática es visto como un cuerpo
extraño dentro del consenso liberal y la llamada comunidad internacional. Según esta
visión, la visión occidental, la fundación de la República Islámica en 1979 fue un
“escándalo” que creó una cosmovisión diferente, con un lenguaje y un horizonte político
distinto.
Para estos llamados liberales que viven en Irán, la República Islámica, desde su
fundación, ha sido un “régimen ilegítimo” que se desvía del consenso liberal, porque la
República Islámica representa una alternativa a ese mismo consenso de tendencia
occidental. Concentremonos en esta clase “liberal”. 

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Se puede argumentar que quieren convertir la República Islámica en un estado
“normal”, y creen que lograrán ese objetivo a través de un “diálogo sincero” con
Occidente. El problema con la “sinceridad” es que no tiene en cuenta la distribución
desigual del poder y la cuestión racial. Un diálogo como este tiene un objetivo claro:
impedir la posibilidad de configuraciones alternativas de poder. Entonces, para los
liberales, ese diálogo solo puede tener lugar siguiendo el lenguaje hegemónico de
Occidente.
Entonces, si un grupo de personas decide dialogar fuera de este marco
normativo, la élite “liberal” lo tildará de “irracionales”. Solo los humanos son capaces
de pensar racionalmente, y la racionalidad es una de las características definitorias del
liberalismo, por lo tanto, solo los liberales pueden ser humanos.  Fuera de este
consenso normativo se puede encontrar a aquellos considerados irracionales y, por
extensión, “no humanos”. Estos “no humanos” son retratados como una amenaza o
unas personas rebeldes, y esto es claramente un proceso de exclusión y
racialización. En este espacio de exclusión y alteridad es donde se encuentra la
República Islámica.
Los liberales, tanto dentro de Irán como fuera del país, están ciegos a los
fundamentos raciales del liberalismo. Hablan de los frutos del liberalismo, pero nunca
se preocupan por explicar quién y por qué disfruta de esos frutos. Es decir, deciden no
prestar atención al proceso de exclusión que existe en la raíz de la teoría liberal.  Pero
esta exclusión clara está ahí, y solo hace falta prestar atención a la propia teoría liberal.

Stuart Mill. Centrémonos en Stuart Mill, uno de los padres fundadores de la referida
teoría, quien presenta los frutos del liberalismo en una forma racial sin disculpas. En su
opinión, la democracia es un fruto solo para los que viven en Occidente, mientras que,
para los de fuera de Occidente, la única opción disponible es el despotismo. Está claro
que el despotismo es un modo legítimo de gobierno en el trato con los “bárbaros”.
Alexis de Tocqueville. Este pensador francés no solo uno de los padres fundadores
del liberalismo, sino alguien citado extensamente por el expresidente de Irán Mohamad
Jatami (1997-2005) durante una entrevista con la cadena estadounidense CNN en
1998, sigue la misma exclusión racial. El autor de ‘Democracy in America’ (en español:

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Democracia en EE.UU.) habla de democracia en términos exclusivistas. Defiende una
democracia racial en Occidente y al mismo tiempo apoya la tiranía en el extranjero.

La democracia en Estados Unidos de Tocqueville es solo un lado de su visión liberal, el


otro lado, el lado oscuro de su visión imperial, es el lado que Jatami preferió ignorar.
Podemos decir que Jatami decidió ignorar la pregunta principal sobre la raíz del
liberalismo: ¿Quién es un ser humano? Al ignorar esta cuestión vital, el exmandatario
iraní se puso del lado del lenguaje hegemónico del liberalismo.

De hecho, el olvido liberal es una parte de su narrativa. Podemos presentar otro


ejemplo en la categoría de “tolerancia”, otro de los llamados cimientos del liberalismo.
La tolerancia no es uno de esos frutos “universales” que todo el mundo puede disfrutar,
pero también se construye racialmente. Solo aquellos que ya están dentro de la
corriente principal liberal pueden disfrutarlo. Los no liberales tienen que soportar la
brutal violencia ejercida contra ellos en nombre de la tolerancia, en nombre de crear
tolerancia.

La República Islámica, por supuesto, es conocido como una entidad política no


tolerante. La tolerancia frente a la no tolerancia, patológica y no patológica, son todas
iteraciones de la diferencia racial sobre la que se ha construido el liberalismo. Hamid
Dabashi, un liberal acérrimo y partidario del intento de cambio del Gobierno de Irán en
2009, también pertenece a este grupo de personas que miran hacia otro lado de la
exclusión racial del liberalismo.
Dabashi es importante porque tiene un aura de progresismo que esconde su visión
liberal. Pero si profundizamos un poco más en sus obras, podemos encontrar el
lenguaje liberal por todas partes. Nunca presta atención a la división racial, ni a cómo
opera el poder siguiendo esta misma teoría de la exclusión racial. Para él, la hostilidad
entre Islam y Occidente es un error que debe y puede resolverse con un diálogo global.
Pero nuevamente, este diálogo es un diálogo conducido en el lenguaje del liberalismo
que está diseñado para prevenir el surgimiento de alternativas políticas al status quo
actual.

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El liberalismo no es solo un idioma, entre otros. Es un lenguaje que aspira a ser
universal, pero esta universalidad tiene límites raciales. Respeto y tolerancia para
Occidente, y brutalidad y terror para todos los demás.
La llamada “Guerra contra el Terror” no es una desviación de la visión liberal. La falta
de alternativas políticas en el liberalismo es esencialmente lo que lo hace posible.
Todo intento de derribar el muro liberal significa violencia y muerte lenta para quienes
resisten los impulsos homogeneizadores del liberalismo.
La República Islámica, por sus configuraciones políticas, se ha convertido en el blanco
perfecto. Asimismo, como cuerpo político islámico, la República Islámica de Irán es
considerada como el “otro” en el liberalismo, y eso merece la destrucción política total o
la conversión.

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Xavier Villar es Ph.D. en Estudios Islámicos e investigador que reparte su tiempo entre España e Irán.

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