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Por Amor Al Arte T5
Por Amor Al Arte T5
(Volumen 5)
-Carlos:
Creo que no debí decirle nada a Andrea ayer, creo que he hablado demasiado
y creo que debería volver a mi modo autista de siempre porque me parece que
he metido la pata hasta el fondo. Ahora las dos están furiosas, creo que saben
que con nosotros no tienen nada que hacer en el plan en el que iban y lo peor
es que creo que saben que tipo de relación tenemos Luis y yo.
Han entrado desempedrando como el caballo de Atila, que por donde pisa no
vuelve a crecer la hierba. Y yo que pensaba que eran inofensivas... pero de
repente se han puesto a gritar para desgracia de mis pobres oídos que por la
mañana se aturden fácilmente. Entre todos los improperios que me sueltan he
podido distinguir uno claramente que no me ha gustado nada de nada.
Luis no parecía hacer caso a los insultos de estas dos fulanillas pero cuando
oyó esto, se levantó escopetado y bastante furioso.
“¿Quién os habéis creído que sois para venir aquí vociferando como terneras
histéricas y encima descalificarnos de esta manera? Y ya no solo a nosotros,
sino que encima os permitís el lujo de llamar “enfermos” a todo un colectivo de
seres humanos que posiblemente estén más cuerdos que vosotras dos, que si
que estáis para que os encierren una temporada”
Estoy totalmente de acuerdo con Luis al respecto pero claro, también hay que
comprender qué les ha podido llevar a estas dos chicas a tomar la resolución
desesperada y bastante irreflexiva de presentarse aquí de esa manera.
“A ver chicas, de verdad ¿Qué os pasa? ¿No podemos llevarnos bien como
vecinos?”
“Os arruinaremos la vida, a ver que dicen los vecinos cuando se enteren de
que hay dos mariconazos viviendo en el edificio”
Y parecían finas las niñas... que miedo... casi nos desmontan la puerta del
golpazo que han dado al cerrarla.
Después de esto Luis y yo nos sentamos en el sofá a reflexionar con la cabeza
mas fría lo que ha pasado.
En ese momento me acorde de todo lo que dije ayer... ¡Qué vergüenza! ¿Cómo
he sido capaz de soltar cosas tan asquerosamente bonitas?. Creo que me he
puesto más rojo que los mofletes de Pikachu porque Luis me mira con esa cara
que pone siempre que me ruborizo, me mira como si fuera un niño pequeño.
Luis suelta una carcajada, creo que empieza a entenderme bien, es increíble
que estemos compenetrados hasta ese punto. Sé que no sé esta riendo de mí
porque me abraza y me intenta tranquilizar
“No te preocupes por eso... ahora tenemos que pensar un plan, pero tu
tranquilo, a mí me gustó mucho lo de anoche”
“Ellas quieren guerra ¿No? Pues la tendrán... Voy a movilizar a nuestro club de
fans”
“¿Nuestro?”
“Si claro, desde que salimos juntos también son tus admiradoras y además de
han aficionado al yaoi todas. Harán lo que sea para defender nuestra causa y
derrotar a las homófonas esas”
Perfecto... ahora la mitad de la facultad sabe que estoy con un tío... espero que
mis padres no se hayan enterado aún, preferiría decírselo yo y aún así no se
como iban a reaccionar. Por otro lado me agrada la idea de tener club de fans
porque sé que les gusto a mis compañeras, me hace sentir más popular y no
como el mueble que me consideraban antes.
“Estas harpías quieren echarnos del edificio diciendo a todos los vecinos que
somos gays... vamos una mentira enorme, porque yo soy bisexual, y Carlos
creo que también”
Yo la verdad no estoy seguro de nada, pero si es más seguro que sea bisexual.
“Por eso quiero esta tarde que vengáis todos conmigo a mi edificio a esperarlas
para no dejarlas pasar... ¿Quieren guerra? Pues la tendrán... ¿Estáis
conmigo?”
Es increíble como mueve masas este rubio, porque se han ido todos por la
puerta gritando improperios contra nuestras vecinas y siguiéndonos camino a
casa. Se arrepentirán de ser tan mal intencionadas... pero no sé si esto esta
yendo demasiado lejos.
A la puerta del edificio se agolpan unas 100 personas por lo menos que dejan
pasar a los demás vecinos al comprobar que no son las dos malas.
Los vecinos ya están enterados del asunto, pero nosotros tenemos la ventaja
de que hemos llegado antes y la mayoría nos apoya y ve muy mal que digan
cosas así de nosotros.
La tarde iba pasando sin rastro de esas dos... me huelo que han visto el percal
y han decidido batirse en retirada a un lugar más seguro para pensar una
nueva estrategia así que pido permiso a mi general Luis para peinar el área en
busca de posibles rastros del enemigo.
“¿Qué quieres ahora? ¿No os quedo claro con lo de esta mañana que no
queremos saber nada de vosotros dos?”
“Si, pero yo no entiendo porque habéis montado este complot, además estoy
seguro que no es porque creáis que somos gays”
“La culpa la tenéis vosotros... nos habéis humillado... ¿Crees que íbamos a
pasar por alto una ofensa así?”
“Nunca nos habían humillado así, ningún chico se nos había resistido jamás,
ninguno. Ahora ¿cómo quieres que volvamos a clase con la cabeza alta ante
una derrota así?”
Ahora lo entiendo.
“No tiene porque enterarse nadie, yo no se lo iba a decir a nadie, pero Andrea,
seguro que hay más chicos mejores que yo locos por ti, debes de tener a tu
facultad en la palma de la mano. No lo estropeéis por una cosa tan absurda
como esta”
“Siento haberos dicho todo eso, ahora veo la clase de personas que sois...
pero... ¿Cómo vamos a entrar en casa ahora? Y además tenemos a vuestro
club de fans en nuestra contra. Nos habéis ganado por goleada”
Bueno, ahora tenía que pensar yo una solución a la locura de Luis pero en ese
instante llegaba la otra parte discordante.
“¿Has visto la que habéis armado? Muy bien, si tanto nos odiabais podíais
haberlo dicho antes y nunca os hubiéramos dirigido la palabra”
“No te preocupes, hablaré con Luis, pero por favor... abandonad la idea de
mancillar nuestro honor. Nunca tuvimos intención de molestaros, ya sé que
Luis es muy celoso conmigo y que se puso furioso al ver invadido su territorio
pero es mejor que no lo hagáis más difícil”
Ellas acceden sabiendo que es la única alternativa que tienen para zanjar el
conflicto y poder vivir con tranquilidad. Sin problemas entran en nuestro hogar y
toman asiento en el sillón central para comenzar él dialogo.
Nuestras vecinas están poco comunicativas pero a pesar de todo pactan con
nosotros.
No sé porque pero creo que nos volverán a dar problemas, de todos modos por
el momento creo que el asunto esta zanjado.
Japi verdi tu yu
-Luis:
Después del follón que nos habían montado las zorras de las vecinas, ahora ya
puedo prepararlo todo para el cumpleaños de mi querido Carlitos, que cada día
lo quiero más.
Hoy por la mañana he ido a recoger los resultados de unos análisis de sangre
porque viene el autobús de las donaciones a la facultad. Con la comida que
nos dan a veces en la facultad cualquiera puede tener hepatitis o cualquier
cosa extraña. Dudo mucho que tenga enfermedades de transmisión sexual
porque siempre me pongo el chuvasquero, claro, soy un tio previsor.
Tal y como yo pensaba, estoy hecho un toro, sano y fuerte, o sea, nada de
anemias, ni colesterol ni azucares ni enfermedades chungas. Ya sabía yo que
con mi alimentación sana y el ejercicio que hago no podía estar yo enfermo de
nada. Es que soy perfecto, salvando el pequeño problemilla de la vista... diría
que soy un ser humano como para hacer clones de mi.
“Hey Gaspar, que pasa tío ¿Has visto a Carlos entrar en clase?”
Gaspar se separa un poco de la columna donde estaba apoyado y mira al
interior de la facultad.
“Pues no tío, al menos no le he visto pasar por aquí en el tiempo que llevo
esperando a mi hermano Aspar”
No me queda más remedio que buscarlo por todo el edificio pero no hay ni
rastro de él y las clases van a empezar. Lo que está claro es que yo no voy a
clase hasta que no le encuentre y pienso remover cielo y tierra porque yo tengo
que ser el primero que le felicite por su cumpleaños.
Mientras buscaba a Carlos desesperadamente por los sitios donde suele estar
me di cuenta de que debía echar un vistazo al trabajo maravilloso de nuestro
club de fans, que había decidido hacerle una fiesta sorpresa a mi amado. Estan
colocando los adornos y preparando la plazoleta que esta en frente a nuestro
balcón como si fueran las fiestas del barrio, de hecho estan invitados todos los
vecinos de la plaza ya que son estudiantes como nosotros.
“Bueno tio, no te preocupes, seguro que esta preparando algo el también para
darte una sorpresa”
Como me gustaría que fuera así, sería genial, pero la verdad es que no lo
encuentro por ningún lado y su fiesta empieza a las 8 de la tarde. Quiero verle,
estoy desesperado. Recorro la ciudad y en el puerto recuerdo aquel día que lo
encontré alli en el muelle sentado. Aquel día también deseaba encontrarlo, el
recuerdo casi hace que se me salten las lágrimas... ¡No!, soy un hombre, no
una nenita llorona...
Nada mas dejar la plazoleta atrás, en el silencio que guardan todos los
invitados escondidos en sus puestos, oigo el eco de unos pasos acercándose
por el callejón. No puede ser, ¿será él? Automáticamente levanto la cabeza
para ver quién se acerca. Siento su aura, aunque este a lo lejos y sin gafas no
veo mucho, puedo sentir que es él el que se acerca despacio. Mis ojos
necesitan verle con claridad, por eso saco las gafas del bolsillo y cuando me
las coloco... nada más verle... siento la imperiosa necesidad de correr a su
encuentro.
Esa sonrisa, quiero llegar a ella, mi cuerpo acelera más y más mientras Carlos,
inmóvil en medio de la calle me sonrie. Ya estoy, ya he llegado, en el momento
en que mi cuerpo puede alcanzar el suyo nos fundimos en un fuerte abrazo.
“Idiota, ¿Dónde estabas?”
“Felicidades tonto”
“Gracias imbecil”
Con mi brazo rodeando su hombro vamos camino a casa por ese antiguo
callejón que va a dar a la plazoleta donde tengo montado todo el pastelón.
Menudo jolgorio tengo preparado, mi corazón se acelera según vamos
acercándonos a la entrada de la plaza, Carlos sospecha.
Creo que el chico esta realmente emocionado porque no sabe como reaccionar
a todo esto. Por mi parte se que tengo que llevarlo a nuestro balcón para que
dirija unas palabras a todos los asistentes al evento.
Carlos en el balcón con solemnidad alza una mano para pedir un poco de
silencio ya que va a hablar. Este gesto es tremendamente efectivo porque en la
plaza solo se puede oir el ruido que hace una mosca al beber en la fuente y
eso que son unas 100 personas ahí metidas.
Entre el publico se oye una voz femenina chillando “Tio bueno, tu si que sabes,
¡Animo!”
“Eh... gracias, bueno, eso... gracias por todo... espero que os divirtáis y que
sepais que me ha gustado mucho la sorpresa. Que empiece la fiesta ¿no?”
Los aplausos resuenan en toda la plaza y el volumen de la música aumenta
para ir creando ambiente. La gente se divierte y Carlos parece que se siente
muy feliz, todo parece ser perfecto.
La tarta llega y Carlos se dispone a soplar las velas aunque se toma unos
segundos para pensar el deseo que va a pedir. Espero que sea que estemos
juntos mucho tiempo porque eso me haría muy feliz... y si no lo pide el, lo
pediré yo cuando sea mi cumpleaños.
Todo iba sobre ruedas, la gente bailaba y cantaba en la plaza, la fiesta era
increíble, hasta las 12 de la noche podíamos hacer lo que quisiéramos ahí... o
eso es lo que nosotros creíamos. Dos figuras fanasmagóricas aparecieron a
eso de las 10:30 para aguarnos la fiesta... bueno, aún menos mal que fue a esa
hora porque esas zorras son capaces de todo.
“¿Qué demonios creeis que estais haciendo? Esto se acaba ya, nosotras
tenemos derecho a la tranquilidad o si no llamamos a la policía”
Ya creía yo que esto era demasiado perfecto para acabar bien, tenían que
venir a estropearlo.
“Nos importa una mierda, por mi como si te mueres hoy mismo, o parais esto o
llamamos a la policía y os denunciamos por escándalo público. Además, dudo
que tengais licencia del ayuntamiento para organizar fiestas, asi que a recoger
todos”
Les diría un montón de cosas en ese momento por la manera en que tratan a
Carlos pero éste decide que no quiere meterse en problemas y pronto la
multitud se vuelve apesadumbrada a sus casas ante la indicación de Carlos de
que la fiesta se acabó.
Subiendo las escaleras hacia nuestro piso, mis reflexiones apuntan a que estas
dos se estan ganando mucha simpatía en el vecindario y que así vamos a
acabar muy mal.
“Bien, bueno, he visto tus análisis de sangre... no tienes nada... Aquí tengo los
míos, puedes comprobar que tampoco tengo nada”
“Estas anémco....”
“Bueno, eso son pequeñeces, lo que quiero decir... tu estas bien... yo estoy
bien... pues eso... no estamos enfermos... entonces hoy... “
“Luis...”
Sus preciosos ojos color aguamarina se abren de par en par intentando divisar
lo que pasa por aquí abajo, donde me encuentro haciendo mi trabajo. Al sentir
la primera caricia sus manos agarran mi pelo medio tirando de él medio
acariciándolo.
No puedo creer que me este pidiendo que hagamos el 69... no debo dejarle
tomar tanta coca cola que le sienta mal luego y mira lo que pasa... pero bueno,
hoy sus deseos son ordenes.
No puedo creer que vaya a hacer esto sin nada, según voy introduciéndola con
cuidado noto su tacto, nada nos separa, piel contra piel.... y esto es un placer
tremendo.
“Gracias Luis”
“Debería disculparme por haberte tenido todo el día preocupado por mí... fui a
recoger los análisis y ya sabes que el hospital esta en el quinto coño”
Esta última frase hizo que me diera un vuelco el corazón... miré a Carlos pero
ya estaba dormido... quería contestar que yo sentía lo mismo... pero creo que
ya lo sabe de sobra.
Capítulo 19:
“Adios Florindo”
Carlos:
Aquella mañana me había despertado antes que Luis por alguna extraña razón,
el seguía durmiendo y yo me preguntaba mientras le miraba, cómo se me
había ocurrido hacer lo de anoche. ¿En qué momento me había vuelto yo tan
lujurioso? Creo que debería replantearme la manera de llevar esta relación
porque yendo tan deprisa solo se consigue avanzar antes hacia un final, y eso
no es bueno. ¿Ahora quiero estar con él? Realmente quiero estar con él, pero
quiero ante todo que seamos amigos.
La mañana parece fresca pero quiero salir al balcón a reflexionar con Florindo
sobre esta cuestión. A ver si se me airea la cabeza y junto a los consejos de mi
amigo logro sacar algo en limpio del cacao mental que se había formado
últimamente en mi cabeza debido a las preocupaciones que últimamente he
estado teniendo.
“Lo que trato de decirte Carlos, es que creo que ya debes saber lo que es
correcto y lo que no, por eso creo que si tu decides frenar un poco las
actividades lujuriosas, Luis debería entenderlo y además eso no tiene porqué
ser malo ni afectar a vuestra relación de amistad que tanto aprecias”
“Sobre todo recuerda que pase lo que pase yo siempre estaré contigo”
Me voy a emocionar con estas palabras, con tal discurso mi reacción es apretar
más contra mi pecho a mi querido amigo.
Pero el momento emotivo tenía que estropearse por culpa de las reacciones
adversas de mi cuerpo a un clima que empieza a secarse. De repente, noto
como me entran ganas de estornudar, mi cuerpo no se controla y debido a 3
estornudos seguidos, pierdo el control de mis brazos y Florindo cae abajo sin
yo poder evitarlo.
Cuando llego al portal mis ojos se elevan pudiendo ver como nuestra vecina
Andrea lo recoge. ¿Cómo es posible? ¿De dónde ha salido?. Me dirijo hacia
ella para reclamar pacíficamente mi peluche.
Los días pasaban sin pena ni gloria mientras yo seguía deprimido por la
pérdida de mi amigo, buscando una manera de vengar la muerte de mi
peluche. Luis había remendado la parte por la que salió su caja de música,
pero Florindo jamás volvió a hablar por mucho que le preguntara.
Luis sentado a mi lado con un bol de palomitas veía la película que alquilamos
los jueves hasta que notó que yo estaba ausente.
“Estas pensando que deberíamos hacer algo con nuestras vecinas ¿Verdad?”
Si, realmente desde hace días no pienso más que en venganza... ¿Cómo lo
sabe? Realmente me conoce más que nadie.
Mis ojos se abrieron de par en par al darme cuenta de lo que significa esa
frase, Florindo ya me había advertido que llegaría el día en el que ya no le
necesitaría aunque yo no quería hacerme a la idea.
“Es muy duro hacerse un hombre ¿Sabes? Quizá Florindo era lo que me
ayudaba a huir de la realidad y ahora ya no tengo escapatoria”
“No tienes porque escapar ahora, ¿No te gusta la realidad? En la realidad entro
yo... ¿Quieres escapar de mi?”
La mirada de Luis era triste pero severa, entonces comprendí lo que sentía.
“Tienes razón, no quiero escapar de ti, ante todo eres mi mejor amigo ¿Sabes?
Creo que eso es muy importante... al menos para mi... es cierto que contigo no
tengo porque evadirme... la próxima vez ... te lo contaré todo a ti ¿Vale?”
“No merece la pena... creo que si no les hacemos caso y las despreciamos se
retorcerán rabiosas... nuestro problema es que somos muy educados y a pesar
de todo no les hemos retirado el saludo... retirémoselo”
“Lo estaba”
“¿Pero què estas diciendo? Por supuesto que lo mas importante es que
seamos amigos... menudas estupideces te quitan el sueño... además, si no
fueramos amantes como ahora y solo fueramos buenos amigos, también sería
feliz... menos feliz pero estaría muy muy contento, lo que pasa es que nuestra
situación actual hace que seamos mas que amigos... es como ser... ultra-
amigos”
“Anda y duérmete ya ... que mañana como te salgan ojeras tu si que vas a
parecer un muerto”
Mis brazos rodean el cuerpo de Luis y poco a poco me voy quedando frito
mientras en mi cabeza vuelve a sonar la nana con la que Florindo me deleitaba
y su voz diciéndome:
Luis:
Ya ha llegado la primavera y a mi más q subirme las hormonas me estoy
asustando. No por mi, el que me preocupa es Carlos, que desde la muerte de
Florindo esta muy cambiado... a lo mejor es que al que le han subido las
hormonas es a él.
Hace tiempo que tiene unos nuevos hábitos que no tenía cuando le conocí, el
era un niño inocente... ahora, hay días que me provoca para que me lo coma
entero. Antes no se paseaba por casa en gallumbos, esa encantadora ropa
interior con dibujitos. Ahora parece que le da igual y yo claro, no le voy a decir
nada porque se supone que siendo los dos chicos no nos tendría que parecer
raro vernos en ropa interior o incluso desnudos. No se que sería de mí si de
repente se le ocurriera ir desnudo por casa... las hemorragias nasales debido a
la presión acabarían por hacer que me desangrara.
Los nervios en estos días también los tengo a flor de piel y me empiezan a
jugar malas pasadas. El otro día en el taller de madera casi me rebano un dedo
con la sierra de calar, menos mal que tiene seguro y se para que si no esto
podría tener un final más trágico que los telefilmes esos q dicen q estan
basados en una historia real.
Hoy es otro día más de clase y otro día en el que me juego la vida, porque en
este estado de tensión soy mas peligroso que Espinete en una fábrica de
preservativos.
Al finalizar las clases de la mañana parecía que ningún incidente iba a turbar la
paz de esta mañana, pero claro, el día aun no había acabado y quedaba toda
la tarde por delante.
Al acabar de comer nos dirigimos al taller donde esta el maestro que nos deja
las llaves para irse a buscar a su relevo. Mientras abro la puerta Carlos me
sujeta el brazo.
¿Eh?....
“Es que el otro día nos distes un buen susto con la sierra de calar... no quiero
que pase nada sin que esté el maestro que controla más”
“Luis lo digo en serio, ¿Te crees que no me he dado cuenta? Pero si estas mas
nervioso que Calimero en una pollería... Así no puedes trabajar con
instrumentos peligrosos”
Mientras decíamos esto las tablas apoyadas en el lateral del armario estaban
perdiendo estabilidad... y es allí a donde me dirigía para coger nuestra mesita
de go. Esos trozos de madera de 2 x 1.5 metros se estaban tambaleando
silenciosamente mientras yo ponía la mesita de go encima de la mesa para que
Carlos la cogiera.
Yo creo que estoy bien, si no fuera porque me duele el brazo izquierdo estaría
estupendo.
Iba a contestar q mi tronquito festivo seguía ahí al pie del cañon para que lo
usara esta noche a su antojo pero no me pareció lo más adecuado.
“Si, que estoy entero, no hay sangre... tranquilo, solo estoy aquí atrapado
debajo de las tablas”
Puedo oir un suspiro, pero lo que venía después además de oirlo yo, creo que
los de cafetería se podrían haber enterado si no fuera porque había cuatro
gatos pendientes de la tele.
“¡Pero tu eres gilipollas! ¡Mira que te lo advertí! Como te hayas hecho algo ya
verás. ¿¡Pero eres tonto o que!?, ¿no ves que podrías haberte quedado sin
brazo?... voy a buscar ayuda... no... creo que puedo con estas tablas...
aguanta”
Que machote es mi niño, una a una las ha ido levantando... bueno, es una
suerte de que no eran tablones gruesos y pesaban algo menos, de manera que
uno a uno los ha ido levantando hasta que he quedado libre de esa pesada
carga... pero no libre por completo. Puedo ver la mirada de Carlos clavada en
mi brazo izquierdo atrapado.
“Luis...”
Mi mano libre agarra su brazo con fuerza, no quiero dejarle marchar antes de
confesar mi error.
Una capa de sudor apareció sobre el rostro de Carlos como un brillo sobre una
imagen etérea que se iba difuminando a medida que el dolor me nublaba los
sentidos.
“No hombre, si yo también estoy hecho una mierda, por eso digo que nos
vayamos a dormir... solo a dormir... no pretendía otra cosa... como
comprenderás no estoy yo en condiciones”
“Perdóname, supongo que tu eres el que peor lo ha pasado hoy... todo para
que no me cayeran esas tablas encima... me siento estúpido”
Uh, no se como voy a convencerme de que este niño se entera de todo... por
más que lo compruebo soy incapaz de asumirlo
“No hombre, de verdad que para mí hubiera sido mucho peor que te hubieran
caido encima las tablas, total un huesecillo roto no es nada... ya se me pasará”
“Estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por mi hasta ahora, pero
comprende que cuando este preocupado te pida que tengas cuidado... el
accidente de hoy podría haber sido mucho mas grave... si te hubiera pasado
algo así... yo...”
Puedo notar como las lágrimas ya son incontenibles pero es normal, supongo
que el susto puede con la moral mas fuerte. De todos modos, estoy
descubriendo ciertos sentimientos que tiene Carlos hacia mí ... nunca me había
esperado algo así por parte de alguien con el que tengo una relación de este
tipo... no esperaba una respuesta tan positiva de Carlos debido a las
circunstancias en las que empezó todo, pero me alegra saber que su amor
hacia mí es tan devoto como el que yo profeso hacia él. Casi me voy a poner a
llorar yo por el sentimiento de culpabilidad que me produce el no haber
confiado en Carlos, en su capacidad para quererme a pesar de todo.
Esa noche caimos como piedras sobre la cama, a las 9:30 ya estabamos como
marmotas y hasta el día siguiente a las 9:30 de la mañana no nos
despertamos, y eso porque sonó el despertador y además porque teníamos
clase.
Al final pudimos presentar el dichoso tablerito con sus fichitas, las negras
hechas de piedra pizarra y las blancas hechas de concha. Nos pusieron una
nota magnífica que nos ha librado del examen final.