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Rae B.

Lake
LUKA’S CAPTIVE
Juric Crime Family 04
 

Sinopsis:
 
Ella es una seductora silenciosa y yo tengo las llaves de su
libertad. Ahora que la tengo no puedo dejar que se vaya.
 
Construí el foso para infligir un dolor infinito a cualquiera que se
atreviera a ir en contra de la familia Juric. Solo había asesinos y
sádicos en las celdas.
Una simple bolsa robada por un ladrón de poca monta conduce a
un mundo de caos e incertidumbre.
Mi padre ya no cree que sea capaz de manejar mi puesto como su
mano derecha. Un puesto para el que literalmente me entrenaron la
mayor parte de mi vida.
Hubo una época que el nombre de nuestra familia era tan temido
que nadie se atrevería siquiera a respirar mal cerca de nosotros, pero
ahora, después de que Ilia Vavra ha expuesto nuestra debilidad, la
familia Juric está siendo puesta a prueba por todos.
Es mi trabajo asegurarme que todos se comporten, o teman mi ira.
Es un trabajo que me tomo muy en serio, pero parece que los que me
rodean no lo creen.
Mientras lucho por recuperar la confianza de mi padre, tener el
control sobre aquellos que deberían temernos y entrenar a los
hombres que guío, se comete un error difícil de arreglar.
Se suponía que mis hombres me traerían al ladrón, pero debajo de
la capucha, encerrada en la celda, está ella.
Brinley.
Ella me odia desde el momento en que me ve. Sus brillantes ojos
azules me miran con juicio.
Ella presiona cada botón que no sabía que tenía sin decir una
palabra.
Se supone que esta seductora silenciosa no debería estar aquí,
pero ahora que lo está, no puedo dejar que se vaya.
☠️ Descargo de Responsabilidad☠️
Este libro incluye varios acontecimientos gráficos traumáticos que
pueden ser preocupantes/desencadenantes para algunos lectores. Se
aconseja prudencia.
 
 
Capítulo 1

Luka
 

Mis nudillos crujen cuando golpeo el puño una y otra vez en la


cara de este bastardo. ¿Quién mierda se cree que es para ir en contra
de la familia Juric? La rabia hierve a través de mi sangre mientras
gime en el suelo frente a mí.
—¿Dónde está el resto del envío, Rhian? —Paso por encima de su
cuerpo que se arrastra y me dirijo a la mesa donde hay más
herramientas a mi disposición. Desde que Ilia había decidido exponer
nuestras debilidades y secuestrar a nuestras mujeres, todos nuestros
subordinados comenzaron a actuar como si trataran de derrocarnos
también. Al principio me pareció cómico, pero ahora es insultante. La
familia Juric ha estado en la cima durante décadas y solo porque un
hombre pudo colarse a través de nuestras defensas no significa que
vamos a dejar que todo se vaya al carajo. No, de hecho, desde ese
episodio nos hemos asegurado de estar aún más al tanto de todo lo
que sucede dentro de nuestra organización. A nadie se le permite
poner a prueba a la familia y, si lo hacen, soy yo quien debe hacerles
una visita.
—Luka, lo juro por lo más sagrado, que hice todo lo que dijiste.
¿Por qué robaría? No soy un drogadicto. No vendo, ni uso. No me
sirve. Revisa las cintas. Pregunta a las camareras. Nunca me fui—dice
jadeando Rhian desde el suelo.
Escucho sinceridad en su voz. Es muy posible que me esté
diciendo la verdad. Rhian es nuevo para mí, pero había venido muy
recomendado. Desafortunadamente para él, eso fue antes de que Ilia
Sever decidiera intentar destruirnos, ahora no podemos correr
riesgos. Incluso si Rhian no tuvo nada que ver con los documentos
perdidos, el hecho de que desaparecieron cuando él los tenía es
suficiente para condenarlo.
Marko está trayendo a más y más familiares del viejo país a los
Estados Unidos, pero con una reputación como la nuestra, no hay
forma de que la mayoría de ellos puedan entrar sin identificaciones
falsas. Zeus había logrado sobornar a algunos funcionarios de alto
nivel para que firmaran nuevos documentos. Sin embargo, después
de que los dejó, desaparecieron misteriosamente junto con tres kilos
de coca. Ahora nuestros aliados estarían atrapados en un país
extranjero mientras Marko y Zeus trabajan para conseguir más
papeles. Era un inconveniente que no necesitaba. Por menor que sea,
hay que dar un ejemplo.
Rhian va a morir esta noche sin importar si lo hizo o no.
—¿Crees que me importa si te fuiste o no? Dejamos el envío y los
documentos a tu cargo. El hecho de que falte es tu responsabilidad—
le explico. Odiaría que se preguntara por qué le estoy golpeando la
cabeza.
Me arremango la camisa y paso los dedos por la mesa hasta que se
posan en una barreta. No tiene sentido prolongar esto. Puedo
averiguar cualquier información que tenga Rhian a través de las
cámaras de vigilancia instaladas en el lugar. Si está mintiendo, lo
descubriría y llegaría al fondo del asunto. Solo lo estoy interrogando,
porque esperaba que me dijera de inmediato dónde estaban. Mi
padre no ha venido a decirme que no cree que yo sea el adecuado
para hacerse cargo de la familia si algo le pasara, pero todos saben
que prefiere a Sven antes que a mí.
Sven es el niño dorado y yo chupo la teta trasera. No importa lo
que haga, nunca seré tan bueno como Sven a los ojos de mi padre.
Amo a mi hermano, aunque no compartamos sangre. Ambos
crecimos en las duras calles de nuestra patria, Croacia. Marko Juric
nos salvó la vida a ambos cuando nos adoptó como suyos. Pensé que
mi lealtad inquebrantable era suficiente para solidificar mi lugar
como el siguiente en la línea de sucesión junto con mi hermano, pero
aparentemente no lo es.
Ahora, con todos los problemas de seguridad que afectan a la
familia y a nuestros aliados, todos me buscan para solucionar el
inconveniente. Soy el Obshchak, mano derecha a cargo de la seguridad
de toda la familia. Antes de Ilia mi trabajo era fácil. Pero ahora que
todos quieren ponernos a prueba, parece que estoy matando a más
personas que nunca. Estoy bien con eso. Si eso le demuestra a mi
padre que soy tan capaz como Sven, mataré a todas las personas que
se interpongan en mi camino.
La barreta es ligera en mi mano mientras camino hacia Rhian y lo
miro. No siento pena por él. ¿Por qué debería? Sabía desde el
principio con qué tipo de personas se estaba involucrando. Lo único
por lo que me siento mal es por la sangre con la que tendré que
manchar mis zapatos de gamuza. Nunca podré quitarme esas
manchas.
Levanto el objeto de metal y lo balanceo hacia abajo con todas mis
fuerzas contra el costado del hombre. Sus gritos y súplicas me
animan. La sangre salpica por todas partes, pero no me canso, ni me
doy por vencido. Lo balanceo una y otra vez hasta que su cabeza se
abre como una calabaza podrida y pequeños trozos de carne gris
salpican el suelo frente a mí. La habitación está en silencio ahora y
cuando miro a los bratoks que tengo conmigo me doy cuenta de que
todos me miran como si fuera una especie de monstruo. Me alegro.
Deberían temer a la familia Juric incluso si han estado trabajando con
nosotros durante años. No hay nadie que esté a salvo de una bala en
la cabeza.
Saco el teléfono y tomo varias fotos haciendo lo mejor que puedo
para encontrar cualquier característica distinguible que demuestre
que Rhian está muerto a mis pies. Una vez que estoy satisfecho con
mi trabajo, le doy una patada al cadáver del hombre y tomo una
toalla para limpiarme las manos y la cara.
—Ocúpate de esto. No quiero más cagadas—le encargo a Petar,
que trabaja conmigo desde hace más de cinco años—. ¿Razumijete li?
(NdelT: ¿Entendido?)
—Sí, Luka. Entendido. —Petar mira por encima de mi hombro el
desorden en el suelo, la incertidumbre en su rostro.
Doy un paso más cerca de él bloqueando su vista.
—¿Pareces preocupado, Petar? ¿Tienes algo que decir?
—No, Luka, nada. —Sacude la cabeza, pero lo veo apretando la
mandíbula.
—¡Habla ahora!—gruño. Petar es alguien a quien consideraría un
amigo. Hemos visto football juntos y salimos a la pesca de mujeres,
pero nada de eso importa si él no conoce su lugar. Puede pasar
rápidamente de amigo a hombre muerto si intenta ir en mi contra.
—Él estaba diciendo la verdad, Luka. No creo que fuera necesario
matarlo—admite finalmente.
—¿No? Bueno, parece que sabes mucho al respecto. Tal vez
estabas presente cuando desapareció el resto del cargamento. —Bajo
la mano a mi cintura donde guardo el arma mientras observo los ojos
de Petar agrandarse.
—¡No! —Niega con la cabeza furiosamente—. ¡To nije istina!
(NdelT: ¡Eso no es cierto!) Sabes que eso no es cierto, Luka. ¿Cómo
puedes siquiera sugerir que tuve algo que ver con ir en tu contra? —
Su rostro pálido se pone rojo, pero mantiene las manos entrelazadas
detrás de la espalda.
—¡No sé una mierda! Sé que le dimos un trabajo y fracasó. Pagó
con su vida por sus fracasos. Ahora, a menos que tengas algo que
quieras decirme sobre dónde han ido a parar los documentos y mis
drogas, guárdate tus malditas opiniones y haz tu puto trabajo—le
ladro.
Mantiene sus ojos enfocados al frente. Lo miro fijamente por un
segundo más para ver si se vuelve lo suficientemente valiente como
para intentar ir contra mí otra vez, pero no lo hace. No tengo tiempo
para mimarlo, no cuando cada percance o ataque contra la familia se
refleja en mi capacidad para hacer mi trabajo.
Ahora que me he ocupado de Rhian, subo las escaleras para
averiguar si hay más información sobre quién pudo haber ido y
venido desde que Zeus hizo la entrega. Mi teléfono suena cuando
abro la puerta de la oficina de vigilancia. Miro hacia abajo para ver
que es mi hermano Sven. Lo último que necesito en este momento es
que me diga lo jodida que es esta situación. Lo sé. No necesito que me
lo restriegue por la cara. Estoy seguro de que hay un millón de
formas en que podría haber hecho las cosas de manera diferente, pero
ahora mismo no quiero escuchar nada de eso. Ignoro la llamada y
presiono play en el video.
Pasan unos minutos y no veo nada en las cintas que muestre a
nadie bajando al lugar donde se estaba guardando el envío hasta que
veo a un trabajador bajar para recoger algunos suministros y volver
al piso principal con un bolso de mensajero colgado del hombro. El
tonto bastardo probablemente ni siquiera sabe que tomó algo más
que las drogas. No es que importe, en el momento en que nos robó,
firmó su sentencia de muerte. Congelo la cinta en su rostro y envío
una captura de pantalla a Josip y Sven para que puedan ayudarme a
identificarlo.
Me recuesto en la silla dura y miro al estúpido que sacrificó su
vida en el segundo en que se enfrentó a la familia Juric. Espero que
las drogas hayan sido lo suficientemente buenas como para morir,
porque eso es exactamente lo que él hizo.
Capítulo 2

Brinley
 

S
—¿ abes que si volvieras a vivir con nosotros no te verías
obligada a vivir así? En serio, Brinley, ¿qué llevas puesto? —Los ojos
de mi madre recorren mi cuerpo con tal repugnancia que me hace
sentir sucia hasta el alma.
Suspiro y miro hacia otro lado sin querer enfrentarme. A la larga,
ella se cansaba y me molestaba con otra cosa. Había pensado que
cuando saliera de la casa de mis padres sería libre. Que viviría esta
gran vida, pero nada había cambiado. En lugar de convertirme en la
mujer independiente que anhelaba ser, solo lograron mantenerme
inmovilizada desde lejos. Incluso pusieron a mi hermanastro
conmigo solo para asegurarse de que pudieran vigilarme bien.
—¿Y qué hay de tu hermano? ¿Lo has visto? ¿Estoy tan
preocupada por él? Su trabajo lo tiene corriendo como un loco. —Mi
madre saca un cigarrillo y procede a encenderlo.
Jadeo y golpeo mi mano sobre la mesa para llamar su atención.
Cuando me mira hago señas con furia. Mis dedos se mueven
rápidamente y, aunque no aprendió mucho el lenguaje de señas
estadounidense, sé que entiende lo suficiente como para comprender
lo que estoy diciendo.
—Oh, Brinley, no seas tan dramática. ¿Dónde afuera? —Mueve la
mano, el humo del cigarrillo se eleva en el aire.
Mi boca se abre en estado de shock e incredulidad. ¿Dramática? Yo
soy la que sobrevivió al cáncer de garganta. Soy la que se lo que se
sentía al recibir quimioterapia y radiación, pero ella está sentada aquí
fumando en mi cara como si no hubiera ningún riesgo real. Niego con
la cabeza y tiro mi servilleta sobre la mesa lista para levantarme.
—Bien, bien, mira, lo estoy apagando, ¿de acuerdo? —Ella hace un
espectáculo de aplastar la punta del palo cancerígeno que sobresale
en un lado de su plato.
Empiezo a hacer señas de nuevo y ella agita su mano en mi cara
para que me detenga.
—Odio que sigas usando esa muleta cuando no hay
absolutamente nada de malo en tu voz. Habla, Brinley.
Resoplo otra vez y me aclaro la garganta. Me diagnosticaron una
forma rara de cáncer de laringe cuando tenía diecisiete años. Un día
me desperté con dolor de garganta y nunca desapareció. No fue hasta
que no pude hablar más que mis padres me llevaron al médico.
Después de algunos análisis de sangre, estaba claro que tenía cáncer.
El tratamiento fue peor que la enfermedad, pero después de tres
rondas de quimioterapia, estoy orgullosa de estar libre de cáncer.
Aun así, el hecho de que ahora tenga un certificado de salud limpio
no significa que esté completamente sana. Para asegurarse de que el
cáncer no regrese, los médicos tuvieron que extirpar un trozo de mis
cuerdas vocales. Como técnicamente tengo una parte de ellas, todavía
puedo hablar, pero es agotador. Por lo general, las palabras salen
como susurros o chirridos, por lo que tiendo a hacer señas más que a
hablar. He aprendido a convertirme en la florero silencioso, en lugar
de en la vibrante debutante que solía ser.
—No he visto a Geoff en semanas—digo, mi voz tan suave como
una pluma.
—Es una pena, me hubiera encantado verlo. —Mi madre suspira y
mira a un lado como si pudiera convocar al niño dorado con un
deseo. No importaba lo que hiciera mi hermanastro, mis padres lo
trataban como si cada paso que daba fuera sobre el agua. No
entiendo cómo no pueden ver lo jodido que él está en realidad. No
solo está con algunos hombres realmente sombríos, sino que
generalmente está completamente drogado cada vez que está cerca.
Realmente nunca me importó Geoff, pero él es familia, así que trato
con él.
—Lo siento —digo, pero estoy segura de que no me oye. La gente
rara vez lo hace.
El camarero viene con la cuenta y otro vaso de agua para las dos.
Finalmente veo la luz al final del túnel. Esto está casi terminado.
—Quiero hablar contigo sobre cenar con Mitch, Brinley. Volvió a
preguntar por ti. —Mi madre me mira moviendo las cejas como si lo
que había dicho se suponía que era algo bueno. No podía soportar a
Mitch, no solo es increíblemente deficiente en el departamento de
higiene personal, sino que también es un completo idiota.
—No—digo, asegurándome de pronunciar la palabra para que lo
entienda sin lugar a dudas.
—¿Por qué no, Brinley? Me refiero a, honestamente con tu
condición quién se va a tomar el tiempo de entenderte. Al menos con
Mitch él sabe qué esperar. Creo que es un buen partido—dice
tomando un sorbo de su agua.
Nunca deja de sorprenderme lo insensible que puede ser mi
madre. Soy su sangre, pero a ella no le importa nada mi felicidad.
Todo lo que quiere es asegurarse de que todos sepan la perfecta
familia que somos. No puedo soportarlo
Aparto su molesta voz de mi mente y me concentro en mi
respiración profunda. Después de mi diagnóstico, descubrí que
muchas de las cosas que creía que necesitaba para ser feliz no
importaban. No necesitaba el teléfono más nuevo o un coche 0Km.
No necesitaba ropa de diseñador, ni viajes semanales al salón, solo
necesitaba el aire en mis pulmones. Desde entonces he estado
practicando yoga. El yoga y una vida limpia son las únicas cosas que
me mantienen sana.
—¿Sabes lo grosero que es ignorar a alguien cuando te está
hablando? ¿Qué voy a hacer contigo, Brinley? No te crié para que
fueras así. —Mi madre aprieta los labios en una línea severa, pero
apenas lo noto. No me importa lo que piense de mí o de cualquier
otra persona. Sé quién soy y lo que quiero si tan solo tuviera

el coraje de ir tras ello.


El apartamento es un completo desastre cuando llego a casa. Hay
platos en el fregadero, basura por todo el suelo y lo que parece ropa
sucia de una semana tirada por la sala de estar. Si no supiera ya que
así es Geoff, habría pensado que alguien vino a robarnos. Debe haber
llegado a casa mientras yo estaba almorzando con mi madre.
Paso por encima de su pila de ropa y llego a mi habitación. Aquí
también hay una pequeña pila de su ropa. Cosas que necesita que yo
arregle. No sé cuándo conseguí ese trabajo, pero sé que mamá debe
haberme ofrecido como voluntaria. Aparte de ese montón, mi
habitación está exactamente como me gusta, desnuda. Tengo una
cama, una cómoda, un pequeño televisor en la pared y una librería de
tres estantes. Cuanto más avanzo en mi entrenamiento de meditación
y yogui, más me doy cuenta de que las cosas que la mayoría de las
personas usan todos los días, no son más que distracciones. No
necesito nada de eso.
Dejo que mis hombros se relajen una vez que cierro la puerta y me
tomo unos segundos para relajar mi cuerpo. Cada vez que tengo que
reunirme con mis padres, termino completamente tensa durante
horas. Mis músculos se sienten contraídos y a punto de anudarse.
Necesito una buena dosis de terapia de calor para relajarme. Me
acerco a mi armario y saco mi chándal térmico extra grande. Me
queda enorme y en realidad nunca lo usaría fuera de la casa, pero lo
uso cuando quiero hacer yoga con calor. No solo relaja mis músculos,
sino que también me ayuda a sudar bien para eliminar las toxinas de
mi cuerpo. Todavía puedo oler una pizca de humo en mi cabello y no
puedo soportarlo. Lo ato y me quito la ropa normal, asegurándome
de ponerla en el cesto para lavarla lo antes posible.
Ya se está haciendo tarde y, aunque hay muchas luces en la calle
de nuestro edificio de apartamentos, afuera todavía está muy oscuro.
Es un momento tranquilo para mí cuando todos están dormidos o
relajados. Siempre he encontrado que es el mejor momento para estar
en sintonía conmigo misma.
Me puse el chándal grande y me cubrí la cabeza con la capucha
para asegurarme de sudar bien de la cabeza hacia abajo. Después de
eso, me coloco los auriculares con cancelación de ruido y permito que
los sonidos de la naturaleza lleguen a mis oídos. Instantáneamente
siento que el estrés del día comienza a drenarse de mi cuerpo a
medida que avanzo en las distintas posiciones. No sé cuánto tiempo
he estado estirando, pero estoy empapada y lista para acostarme. Me
tiendo en el suelo para completar mi meditación y me quedo
completamente inmóvil.
Siento el suelo retumbar con pasos, pero no me molesto en
levantarme, Geoff debe estar de regreso. Es extraño. Por lo general,
una vez que ha estado en casa, no regresa hasta por lo menos una
semana. Debe haberse olvidado algo cuando vino antes.
Mi mente se ralentiza de nuevo mientras me permito ignorar los
pasos de Geoff.
Mi respiración es lenta y consciente.
Inhalar, exhalar.
Inhalar, exhalar.
Inhalar…
El miedo se enrosca como una serpiente en mis entrañas cuando
unas manos se extienden y se envuelven alrededor de mi cuello y
brazos.
—¡Ey! ¡Detente! ¡Qué está pasando!—intento gritar. De mi boca no
sale nada más que unos chirridos. Me ponen una bolsa de tela en la
cabeza y de repente no puedo ver lo que está pasando.
—Crees que puedes robarle a la familia Juric y salirte con la tuya.
Estúpido cabrón. No puedo esperar a ver lo que Luka tiene reservado
para ti—gruñe un hombre que no conozco en mi oído.
Oh Dios. ¿De qué están hablando? No le he robado nada a nadie.
Sacudo la cabeza tratando de llamar la atención de quien sea que
me esté sujetando, pero no dejan de hacer lo que están haciendo. En
lugar de eso, siento que algo pesado me golpea en la nuca. Las
estrellas estallan en mis ojos y muy rápidamente me encuentro
luchando contra la inconsciencia.
—Es tan jodidamente liviano. Tal vez no alimentan a los niños
aquí en Estados Unidos—escucho a un hombre decir mientras mi
cuerpo es lanzado sobre lo que asumo es su hombro. Trato una
última vez de decir algo, pero mi cabeza da vueltas violentamente y
estoy cayendo en un sueño profundo.
No sé quiénes son estas personas o qué creen que hice, pero
parece que no van a descubrir que tienen a la persona equivocada
hasta que sea demasiado tarde.
 
Capítulo 3

Luka
 

S
— eñor Orzen, ¿kako si? (NdelT: ¿Cómo está?)—dice el guardia
mientras me cachea. Debería saber el nombre del hombre. Lo he visto
más de lo que me gustaría en el último mes, pero por mi vida no
puedo recordarlo. Desde que empezó toda esta mierda con Ilia y
Rooster he tenido que venir a la Košnica más de lo habitual para
poner al corriente a mi padre. Dice que son solo para ponerse en
contacto. Solo yo sé que la verdadera razón es porque mi padre está
perdiendo la fe en mi habilidad. No importa que me haya adoptado,
si Marko Juric siente que soy alguien dañino para su familia, me
mataría y pediría perdón mientras lo hace. Si una de estas reuniones
no sale como a él le gustaría, podría estar mirando la boca del cañón
de un arma.
—Ja sam dobro. (NdelT: Estoy bien.) —Asiento con la cabeza
cuando el hombre termina y bajo las escaleras para poder reunirme
con Marko. Veo a Kaja viniendo hacia la salida mientras me dirijo al
nivel inferior.
—¿Cómo va la vida de casado, Kaja? —Extiendo la mano tirando
de él a un abrazo de hermano y beso sus dos mejillas. Kaja es el
epítome de un triunfador, el hombre se abrió camino desde ser un
matón callejero de bajo nivel hasta convertirse en un bratok (NdelT:
hermano). Algo que es casi imposible de lograr. Por supuesto, hubo
algunos dolores de crecimiento en el camino. Ahora dirige todo el
sector de armas pequeñas de nuestra familia y, por lo que he oído, lo
está haciendo muy bien.
—Ella me está pateando el culo, pero amo cada maldito segundo
—dice sonriendo mientras se aleja de mí—. ¿Cuándo vas a
establecerte y conocer a una buena chica?
—¿Conocer a una buena chica? Conozco a una buena chica todas
las noches. —Le sonrío. Sé que mi padre quiere más nietos. Quiere
que su legado siga vivo, pero eso no está en mis planes. Me gusta
follar, pero me aseguro de no dejar ningún hilo suelto dando vueltas.
No tengo tiempo para una mujer o un mocoso. Eso se lo dejo al niño
dorado Sven, parece estar haciendo todo lo que mi padre esperaría
que hiciera. Incluso se enamoró de la mujer que Marko arregló para
que se casara con él. Puedo entender la atracción, Ema es una mujer
apasionada, pero eso es solo una coincidencia.
—Creo que estás loco, Luka. ¿Todo bien aquí? —Kaja hace un
gesto con la barbilla sobre mi hombro para asegurarse de que no
necesito apoyo.
—Da. Tengo que reunirme con Marko, pero todo está bien. —Le
doy la mano de nuevo y Kaja se ocupa de sus asuntos.
Por lo general, en este momento iría al bar de la casa y tomaría
una copa para prepararme para la reunión con mi padre. Excepto que
sé que está en la sala de reuniones comiendo y esperando que a que
llegue. Lo último que necesito hacer ahora mismo es hacerlo esperar
más.
Ya está lo suficientemente cabreado. Al menos puedo decirle que
tengo al responsable de robar nuestro producto. Mis subalternos ya
me informaron que tienen a Geoff y lo traerán a mis instalaciones.
Incluso si el chico me dice todo lo que sabe en los primeros segundos
que me ve, tengo días de diversión esperándolo. Mi padre no me
puso a cargo de la seguridad, porque tengo el estómago débil. De
hecho, de todos, soy probablemente el que se siente más cómodo con
la sangre y la carnicería.
Llamo a la puerta de la sala de reuniones y espero.
—Ući (NdelT: Entre) —oigo gritar a mi padre.
Entro y, como había sospechado, la larga mesa está llena de
comida y bebida. A Marko le encanta comer, así que se asegura de
tener siempre lo mejor de lo mejor. Lo que no esperaba ver es a Sven
y a su hija. La niña no tiene ni un año, pero ya tiene a estos dos
hombres alrededor de su dedo meñique, sin mencionarme a mí.
Saltaría de un edificio de treinta pisos solo para asegurarme de que
ella está bien. Con todo lo que está pasando no he podido verla tanto
como me gustaría, pero ahora que está aquí no puedo evitar
acercarme a ella.
—Kerubin—digo dando pasos largos hacia la niña que cuando me
ve deja escapar un chillido. Sven la deja en el suelo y, para mi gran
sorpresa, gatea rápidamente en mi dirección. ¿Cuándo empezó a
hacer eso? Oh, ¿qué más me he perdido? Ema dice que la pequeña
Suzana y yo nos hemos vuelto tan cercanos, porque ambos actuamos
como niños. Realmente no me importa por qué la niña me ama tanto.
Todo lo que sé es que todo mi mundo se detiene cuando levanta las
manos hacia mí y sonríe.
—Has crecido tanto, pequeña. Apuesto a que tienes mucho que
contarme. —La arrullo e instantáneamente comienza a balbucear
como si realmente me estuviera contando lo que ha estado haciendo
las últimas semanas. Me río y asiento con la cabeza como si
entendiera, lo que la hace reír. Incluso Sven sonríe mientras observa a
su hija y a mí en este vínculo.
—No te llamé aquí para reírte, Luka.—ladra mi padre desde
donde está sentado en la mesa. Tanto Suzana como yo saltamos ante
la interrupción. Es mi culpa, me había olvidado por completo de mi
padre.
—Tienes razón, žao mi je (NdelT: Lo lamento). —Asiento una vez y
acompaño a la niña hacia su padre para que Marko y yo podamos
ponernos manos a la obra. Me acerco para pararme frente a mi padre
y esperar a que hable conmigo. En lugar de eso, vuelve a colocar el
plato frente a él y continúa comiendo. Mi padre no tiene que moverse
rápido por nadie, incluido yo. Este ataque a nuestra familia no ha
cambiado el hecho de que es despiadado y ahora tiene sed de sangre.
No sé por qué alguien elegiría enfrentarse a él, pero como jefe de
seguridad de toda la familia, es mi trabajo asegurarme de que todos
respeten su palabra. Un trabajo que no he podido hacer.
Después de estar aquí durante unos diez minutos, Marko deja el
tenedor y se reclina en su silla.
—¿Qué has hecho para rectificar la enorme cagada que permitiste
que tuviera lugar?
Dejo escapar un suspiro.
—Ya he identificado quién es el culpable. Mis subalternos lo
atraparonn y lo llevaron a mis instalaciones.
Marko suspira como si ésta no fuera una noticia impresionante y
tengo que apretar los puños a los costados. Estoy seguro de que no
hay nada que pueda hacer que lo impresione, pero eso no significa
que me haga sentir bien saber que solo me ve como un fracaso.
—¿Y sobre el papeleo? A Zeus le llevó un tiempo superar todos
los trámites burocráticos, sería increíblemente decepcionante si todo
fuera en vano.
—Todavía no lo tengo. Es mi única prioridad asegurarme de
que…
—Tu prioridad debería haber sido asegurarte de que nadie jodiera
con lo que es nuestro y ¡no lo hiciste! —me ladra Marko y me hace
cerrar la boca con fuerza—. Tal vez me equivoqué cuando te nombré
jefe de seguridad. Me parece que no eres capaz de tomarte nada en
serio. Creo que Sven puede tener mejor suerte. Él sabe lo que es
necesario para hacer el trabajo.
Oigo la silla de Sven raspar el suelo cuando salta.
—¡Padre!—exclama, pero Marko levanta la mano para evitar que
diga algo más.
Cada parte de mí quiere gritar de frustración. Sé que mi hermano
nunca haría nada para ir en mi contra. Aunque si nuestro padre le
dijera que me sacara del negocio, no tendría más remedio que
hacerlo. Odio que sea tan jodidamente bueno en todo. Se casó con la
mujer adecuada para crear una alianza entre las familias Sever y
Juric. Proporciona estabilidad cuando se trata de adquirir nuevos
acuerdos. Todos respetan a Sven, pero a mí me ven como una maldita
broma.
—Si crees que eso es lo mejor, por supuesto que nunca iré en
contra de tu palabra. Pero te pido que me des esta oportunidad de
demostrarte que puedo recuperar lo que nos robaron—digo haciendo
todo lo posible para mantener cualquier emoción que pueda sentir
fuera de mi voz. Conozco a mi padre, si muestro debilidad se
abalanzará sobre mí.
—Que así sea. Limpia este desastre y luego decidiré si eres digno
de tu cargo. —Marko lanza su mano en mi dirección y vuelve a
comer como si no hubiera estado a punto de destruir todo mi jodido
mundo.
Me doy media vuelta y camino hacia la puerta. Escucho a mi
sobrina llamarme, pero no me detengo. Estoy demasiado enojado en
este momento para estar cerca de esa dulce niña. Sven debe haberla
puesto a gatear, porque un segundo después de que salgo por la
puerta de la sala de reuniones, sale disparado para atraparme.
—No dejes que esto te desanime, Luka. —Sus ojos son severos y
decididos.
—No te preocupes por eso, Sven. Conozco mi lugar—espeto, el
veneno goteando de mis palabras.
Sven se sacude hacia atrás como si lo hubiera golpeado en la cara.
—¿Qué mierda se supone que significa eso?
—No soy estúpido, todos sabemos que serías un Pakhan mejor
que yo. Padre no se está haciendo más joven y ha dicho en más de
una ocasión que es hora de que empiece a buscar a su sucesor.
Las cejas de Sven se arrugan y niega con la cabeza.
—Da, eso es verdad. Pero también dijo que, si le sucediera algo, tú
y yo nos haríamos cargo.
Levanto las manos con frustración y pongo los ojos en blanco.
—¿En qué maldito mundo de fantasía vives donde habría dos
jefes? Jamás sucedería, tú lo sabes y yo lo sé. O elegirá a uno de
nosotros o uno de nosotros será asesinado. Te ha estado preparando
desde que éramos niños para tomar el control. Es solo que recién
ahora lo he notado. Ni siquiera fui una maldita opción, solo un peón
puesto aquí para hacerte trabajar más duro—suelto y me acerco a la
cara de mi hermano.
Él no retrocede. Sven puede ser el más tranquilo de los dos, pero
es igual de jodidamente letal. De hecho, si no fuera porque no le
gustaba ensuciarse, estoy seguro de que sería capaz de hacer todo, si
no más, de lo que yo podría hacer en mis instalaciones.
—Cuídate, hermano, odiaría que te alejes de la única persona que
luchará por ti. No sé qué le pasa a tu cerebro, pero Marko nos ha
preparado a los dos de la misma manera para el puesto y si dice que
los dos deberíamos tomar el relevo, eso es lo que sucederá. Si va a
haber dos Pakhan, que así sea. Desafío a cualquiera a hablar en contra
de nosotros. Sé que haré mi parte para asegurar que se cumplan los
deseos de mi padre.
Asiento con la cabeza y doy un paso atrás, hay una manera segura
de ver si realmente quiere decir lo que dice.
—Sven, mírame a los ojos y dime que no tendrías problema en
recibir órdenes mías. Si Marko decretara ahora mismo que soy su
sucesor, dime que inclinarías la cabeza y me besarías la mano para
jurarme lealtad. Que todas mis órdenes y batallas serían un placer
para ti.
Lo miro a los ojos y espero a que hable, no con la boca, sino con el
alma. Es posible que pueda engañar a las personas que lo rodean,
pero Sven no puede engañarme. Puedo leer cada pensamiento que
pasa por la cabeza del hombre con solo mirarlo a los ojos como si
fuera un lector de mentes. Abre la boca para hablar, pero ya sé la
respuesta. No habría manera. Sus hombros caen cuando me giro para
alejarme.
—Luka, hermano, somos familia. Recuerda eso—dice Sven a mi
espalda mientras camino por el pasillo para salir de la colmena
subterránea.
Sí, soy de la familia, pero no lo suficientemente bueno para ser el
cabeza de la familia.
 
Capítulo 4

Luka
 

Sven me ha llamado cinco veces desde que dejé el Košnica. He


ignorado cada llamada. No hay nada que pueda necesitar de mí.
Realmente no quiero sentarme y escuchar cómo podríamos gobernar
esta familia juntos. No soy estúpido. Incluso si no quiero estar en lo
alto, lo que honestamente no quiero, quiero estar en la conversación.
Quiero que me tomen en serio y no que me ignoren, por lo que soy.
De qué sirve ser parte de una de las familias peligrosas si nadie te
respeta. Eso es algo inútil como yo.
Giro por el camino de tierra que me adentra en los acantilados de
Las Vegas. Estoy lejos de todos los casinos y la vida nocturna. Mi
teléfono ya no recibe señal a medida que conduzco y pronto empiezo
a ver la vida silvestre. El desierto no te juzga, o sobrevives o mueres.
Éste es el único lugar al que puedo venir y prosperar.
Desafortunadamente, soy prácticamente el único que logra salir con
vida de esta parte del desierto. Mi instalación está aquí, en lo
profundo de la arena, donde nadie la encontrará jamás. Solo mi gente
sabe dónde está este lugar.
Suelto un aliento purificador y trato de centrarme antes de
descender al pozo, como me gusta llamarlo. No muy diferente a la
Košnica que se extiende a lo largo de las calles de Las Vegas, mi
instalación es una colmena, solo que de dimensiones mucho más
pequeñas. Tengo pasillos con celdas y diferentes alas con habitaciones
específicas para mis necesidades de tortura. Nunca tengo problemas
para obtener información de una persona, especialmente cuando se
dan cuenta de que no tienen adónde escapar.
Información. Eso es exactamente en lo que necesito concentrarme
en este momento. Geoff está en su celda esperando. Espero que llore
y me suplique que lo perdone. Estoy tenso y necesito liberar algo de
estrés. Si aguanta el tiempo suficiente, estoy seguro de que puedo
encontrar una manera de gastar mi energía extra en su cara con mis
puños.
Hago clic en el botón del mando a distancia de mi coche que abre
la puerta oculta y entro en el sistema de túneles. Me tomó mucho
tiempo y varios contratistas diferentes construir este lugar. Todos
tenían una deuda impagable con la familia, así que los usé por sus
talentos. Una vez que este lugar estuvo en funcionamiento, me
aseguré de matar a cada uno de ellos. No podía permitir que
anduvieran diciéndole a la gente dónde están mis instalaciones en
caso de que alguien intentara escapar.
Después de conducir durante tres kilómetros en un sutil declive,
estaciono mi coche en el lugar correcto. Tengo mi propia comunidad
aquí: sirvientas, cocineras, seguridad y, por supuesto, mis
prisioneros. Nunca se les permite salir. Las únicas personas a las que
se les permitió salir, además de mí, son mis subalternos, ya que son
los que me traen a los prisioneros. Aun así, todos ellos están
equipados con artefactos incendiarios en la base de sus cráneos. Si no
puedo llegar a ellos por cualquier razón, solo tengo que presionar un
botón y la pequeña bomba explota matándolos. No conozco a nadie
que quiera marcharse así, hasta ahora nunca he tenido problemas
para saber dónde está mi equipo.
—Hicimos lo que nos pediste, y nos aseguramos de deshacernos
de cualquier cinta de vigilancia, Luka—me dice Petar en el momento
en que entro por la puerta.
—¿Ha dicho algo?—pregunto quitándome la chaqueta deportiva
magenta y negra de mis hombros, odiaría que se ensuciara.
—No, tuvimos que noquearlo y todavía no se ha despertado—
responde Petar rápidamente.
Dejo de caminar y miro al hombre.
—No lo mataste, ¿verdad?
—No, lo comprobamos cuando lo arrojamos a la celda. Ni siquiera
estaba sangrando y podíamos ver su pecho subiendo y bajando con
aire. Está vivo, simplemente noqueado.
Suspiro y sigo caminando.
—Creo que ya es hora de que despertemos al pequeño Geoff, ¿no
creéis? Llama a Vedran, los encontraré frente a su celda en quince
minutos. Voy a hacerle una visita a mi mascota.
Camino hasta la última celda cerca de mi oficina y uso mi llave
maestra para abrirla. Camy está junto a la pared con un libro en la
mano.
—Realmente me vendría bien un televisor o algo así. —Ella
camina sexy en mi dirección.
¿Está totalmente loca? Debe estarlo. La única razón por la que no
está muerta en este momento es porque puede chupar una polla
mejor que alguna de las mejores.
La agarro por el cuello, metiendo miedo en la mirada de
suficiencia que tiene en el rostro mientras aprieto mi agarre.
—Pusiste tus manos sobre mi hermana, tomaste a la esposa de mi
contable y mataste a muchos de mis aliados. Puedo encontrar miles
de mujeres que me chuparán la polla, así que no sobreestimes tu
utilidad. —Suelto su garganta justo cuando la saliva comienza a
formar espuma en las comisuras de su boca. Ella tose y respira con
dificultad antes de ponerse de rodillas sabiendo exactamente qué
hacer para sacarme de encima.
Me desabrocha los pantalones y abre la boca para recibirme. Por lo
general, no soy el tipo de persona que hace que una mujer haga algo
que no quiere hacer. Sólo que ésta no es una mujer, es un fantasma.
Ella nunca verá la luz del día y el hecho de que aún no le haya
hundido el cráneo es la única misericordia que tendrá.
Sus manos van a mi polla y las apartó de un golpe.
—Maldita sea, no me toques. No pongas tus sucias manos sobre
mí. —En cambio, agarro sus orejas tirando con fuerza y meto
violentamente mi polla en su garganta. Ella se atraganta, pero me
importa un carajo, esto no se trata de su disfrute. Me meto hacia abajo
por su garganta. Camy es una cosita sexy y si estuviera libre podría
haber tratado de estar con ella, pero aquí adentro no es más que un
cálido agujero. Gimo, no de placer, sino de frustración. Esto solía
suceder mucho más rápido—. Vamos, chúpame la polla como si
supieras que es lo único que te va a sacar de aquí. —Ella duplica sus
esfuerzos y siento una pequeña punzada en la base de mi columna,
mis bolas se levantan y una patética cantidad de semen sale a
borbotones de mi polla. Que pérdida de tiempo. La parto de un
empujón de mi polla y ella se acurruca en el suelo sin molestarse en
mirarme. Supongo que ya no es mi tipo. Se la daré a los hombres, la
seguridad necesita un nuevo juguete.
Me meto la polla en los pantalones y salgo de la celda. Todavía
estoy tenso, pero no estoy tan en el borde. Camino hacia el otro lado
de las instalaciones donde traen a los nuevos reclusos. Veo a Petar y
Vedran parados afuera esperando a que llegue tal como ordené. Son
descuidados y ni siquiera se mantienen erguidos cuando ven que me
acerco a ellos. Esto no es el ejército, pero al menos podrían fingir que
me reconocen como su maldito líder, su jefe.
—Idem po hranu, Luka. (NdelT: Voy a buscar comida, Luka.)—dice
Vedran, alejándose de la pared sin siquiera molestarse en mirarme.
¿Se va a comer? ¿Quién coño lo autorizó a hacer una mierda si no
soy yo?
—¿Con quién mierda crees que estás hablando? ¿Olvidaste para
quién trabajas? ¿Olvidaste quién soy? ¡Comes cuando te digo que
comas! —Pongo la mano contra su cara y lo empujo contra la pared.
Petar se queda ahí mirándome y viendo lo que sucede, pero no hace
nada para detenerlo. No me importa si ambos piensan que aquí todos
somos amigos. Hay un momento y un lugar para los amigos y esta
instalación no lo son.
Lo golpeo con fuerza en la cabeza una última vez antes de
alejarme y dirigir mi mirada hacia Petar.
—Lo que vamos a hacer es entrar aquí y averiguar qué hizo este
pequeño bastardo con esos pasaportes y documentos de ciudadanía.
—Tanto Petar como Vedran asienten claramente con la cabeza sin
querer enfadarme más de lo que ya lo han hecho.
Abro la puerta para ver a Geoff acurrucado en posición fetal en el
suelo con la bolsa todavía sobre su cabeza.
—Levantadlo—ordeno y los dos agarran a Geoff, levantándolo de
los brazos. Suena un chirrido suave. No es un ruido que espero que
haga un hombre. Mientras los chicos sostienen a Geoff, su ropa se
ajusta a su cuerpo.
No, ¿qué mierda es esto? Definitivamente algo está mal. Puede
que no sepa mucho, pero sé cómo son los jodidos pechos. ¿Por qué
demonios Geoff tiene senos?
Mi cabeza salta y mi mirada se desliza sobre Petar y Vedran
mientras sostienen a la persona que dicen ser Geoff.
—Ubit ću te (NdelT: Os mataré)—murmuro a los dos. Los mataré.
Si la cagaron así de mal, los voy a matar a los dos.
Ellos se miran y puedo ver la confusión en sus expresiones. Dejo
que mis ojos deambulen por el cuerpo de la persona y mis ojos se
enfoquen en sus pies. Pequeños pies de mujer.
—¡Jebote! (NdelT: ¡Mierda!) ¡Malditos estúpidos! —les grito y
agarro la bolsa en su cabeza. La arranco y veo unos grandes ojos
azules mirándome. Le quito la capucha de la cabeza y una melena
larga y desordenada cae sobre sus hombros.
Petar y Vedran la sueltan y, en estado de shock, se llevan las
manos a la cara. Ellos no sabían. Habían recogido a la maldita
persona equivocada. Mierda, el puto sexo equivocado y no lo sabían.
Una rabia al rojo vivo vuela por mis venas. Corro hacia ambos,
apartando a la mujer del camino. Golpeo mis puños contra ellos una
y otra vez. La sangre cae al suelo en charcos mientras se acurrucan
para alejarse de mí. Siento los huesos crujiendo bajo mis puños y
entonces Petar gime. Él parece estar recibiendo la peor parte de mis
golpes. Tiene que morirse. ¡Quiero que muera!
¡Perezosos, inútiles pedazos de mierda! Ninguna de las personas
bajo el mando de Sven dejaría que algo así sucediera, eso es porque lo
respetan. Estos hijos de puta no me respetan. Solo respetan la sangre.
Mi puño retrocede, pero en lugar de volar hacia adelante como
esperaba. Giro la cabeza y veo a la mujer con los inquietantes ojos
azules sosteniendo mi bíceps, evitando que los golpee de nuevo. No
dice una palabra, pero puedo ver en sus ojos que no quiere que los
mate. Me pregunto si será tan protectora cuando se dé cuenta de que
la habían sentenciado a muerte.
 
Capítulo 5

Brinley
 

Mi mente está corriendo a un millón de kilómetros por minuto.


No puedo creer que me hayan secuestrado. ¡A mí! Nunca hago nada
más que ir a cenar o almorzar con mis padres y hacer yoga. Siempre
me aseguro de permanecer en áreas bien iluminadas. No voy a clubes
o salones. Me he asegurado de mantenerme a salvo en todo momento
y, sin embargo, soy jodidamente secuestrada en medio de una
meditación.
Puedo ver por la forma en que el grande de la camisa de vestir
rosa claro ha reaccionado que estaban esperando a alguien más
cuando me quitaron la capucha. ¿Tal vez estaban esperando a Geoff?
¿Está tan metido en problemas que vinieron a secuestrarlo? Sabía que
andaba con la gente equivocada. Solo que no pensé que fuera tan
serio, en general, es un buen chico. Al menos creía que lo era.
—¡Por qué no dijiste nada! ¿Por qué no gritaste o dijiste algo antes
de que te trajeran aquí? —me grita en la cara el hombre que me quitó
la capucha como si fuera mi culpa que me secuestraran—. ¿Vas a
quedarte allí y actuar como una perra y solo mirarme?
Veo qué tipo de persona va a ser él. No quiero lidiar con nada de
esta mierda en este momento. Cualquier información que quiera la
puede obtener de otra persona. Cierro los ojos y hago lo mejor que
puedo para bloquear todo lo que sucede a mi alrededor. Es posible
que puedan arrancarme de mi hogar, pero no pueden quitarme la
paz.
—¡Tú, coño tonto! —Él mueve la mano hacia mi cara, pero no me
inmuto. No me golpea, golpea la pared detrás de mí. Sé que debería
tener miedo y quiero vivir, pero no voy a dejar que me rompa. No
permití que el cáncer me destrozara, un hombre vestido de color rosa
no lo va a hacer.
Sus ojos truenan con ira y algo más también, dolor.
—A la mierda con eso, llevadla a una de las celdas de detención
hasta que podamos averiguar qué diablos está pasando aquí—gruñe
en mi cara y se marcha dejándome al cuidado de los dos hombres a
los que acaba de golpear salvajemente.
El hombre con el cabello más oscuro se levanta y trata de ayudar
al otro a levantarse, pero está peor. Me inclino y lo ayudo a levantarse
del suelo. Ambos me miran sorprendidos. Puedo entenderlo. Me
secuestraron, entonces, ¿por qué los ayudaría? Es obvio que trabajan
a las órdenes de ese hombre que acababa de golpearlos, si alguien es
el responsable de secuestrarme es él. Puede que hayan cometido un
error cuando me sacaron de mi apartamento, pero fue por orden de
ese hombre que estaban allí.
Los dos se ponen de pie y me escoltan por un largo pasillo. Hay
puerta y puertas cerradas y escucho gente golpeando y gritando
adentro. No solo me secuestró, tiene prisioneros. El hombre es un
monstruo. No me importa lo que haya hecho Geoff, no merece estar
aquí. Nos detenemos frente a una puerta abierta y me empujan
ligeramente hacia adentro, miro sus rostros y veo tristeza.

No saldré de aquí.
El cuarto donde me tienen está cerrado por afuera. No hay
ventanas excepto la pequeña abertura en la puerta por donde
supongo miran los guardias. No hay libros, ni televisión, nada más
que un pallet, un lavabo y un inodoro de metal. Está tan vacío como
cualquier lugar en el que haya estado.
—¿Hay alguien ahí? —Oigo una voz, pero no sé de dónde viene.
Intento responder, pero no es lo suficientemente alto para que
quienquiera que sea me escuche—. ¡Sé que estás ahí! Los vi entrar
contigo. Vamos, responde. —El hombre suena tan desesperado—.
Luka realmente sabe cómo elegirlas, eh.
¿Luka? ¿Ese es el nombre del hombre que me secuestró?
—¿Tú ahí?—dice el hombre a través de la pared y presiono mi
mano contra la piedra fría tratando de ofrecerle algo de consuelo. Me
pregunto cuánto tiempo llevará...
—Apuesto a que tu coño es agradable y apretado.
Jadeo y retrocedo.
—Oh, escuché eso. Sabía que estabas allí. Sí, cuando salga de aquí
eres la primera persona a la que voy a visitar. Voy a meter mi puño
en ese estrecho agujero y arrancarte las entrañas. Pero solo después
de meter mi polla allí primero. Vamos, cariño, dime algo. Quiero
imaginarme salpicando mi semen por toda tu cara antes de cortarte la
cabeza y meter mi polla en tu garganta sangrando. —El hombre se ríe
en voz alta y me alejo de la pared como si eso haría que se olvidara
de que estoy aquí.
¿Qué clase de gente hay aquí abajo en este infierno?
Me deslizo hasta el suelo, haciendo lo mejor que puedo para
controlar mi respiración. Solo que parece que todos aquí abajo deben
saber que estoy aquí, porque comienzan a gritar y maldecir tratando
de llamar mi atención. No tengo adónde escapar, no puedo
esconderme y ni siquiera puedo pedir ayuda. No hay nadie aquí para
ayudarme.
El ruido me abruma y me tapo los oídos con las manos para
ahogarlo. Grito a todo pulmón para que se detengan, pero claro,
como todo, es inútil. Nadie puede oírme. Ni siquiera yo puedo oírme.
 
Capítulo 6

Luka
 

No puedo creer esta mierda. ¿Cómo coño pudieron dejar que


algo así sucediera? Mi cerebro se siente como si fuera a salírseme por
los oídos. Una vez que Marko se dé cuenta de que no tengo a Geoff,
ni ninguna pista sobre dónde está el bastardo, me hará desear estar
muerto. Todo lo que tengo es una mujer que se niega a decirme nada.
Una mujer inocente.
Necesito resolver esto y necesito hacerlo rápido. En este momento
no puedo depender de mi gente para hacer el trabajo que necesito
que hagan, lo que significa que voy a tener que pedir ayuda. Marko
va a tener mi cabeza en una jodida bandeja si no consigo resolver esta
mierda. Tengo que tragarme mi orgullo si quiero seguir con vida.
Saco el único teléfono fijo de las instalaciones y marco el único
puto número que no quiero marcar.
—¿Da?
—La cagué, Sven—digo, me recuesto en la silla y dejo caer la
cabeza en mi mano libre—. ¿Sigues con nuestro padre?
—¿Luka? ¿De dónde me llamas? —pregunta Sven. Sólo ha estado
en el límite de mis instalaciones.
—El hoyo—le digo.
—¿Qué quieres decir con que la jodiste? Ya no estoy en Košnica.
—Su voz es dura.
—Se suponía que mi gente iba a recoger a Geoff, pero se
equivocaron de persona. Marko va a querer respuestas y no tengo
tiempo para recorrer la jodida ciudad en busca de este tipo.
Sven resopla profundamente.
—¿Cómo mierda pudieron atrapar a la persona equivocada? ¿No
les informaste antes de que salieran? —critica él y mi piel se eriza con
cada palabra que sale de su boca.
—Por supuesto que jodidamente les informé. Mira, no tengo
tiempo para explicar lo que hicieron mis subalternos. No hicieron lo
correcto y ahora estoy en esta posición, así que me ayudas o no. No
necesito que me juzgues—escupo en el teléfono esforzándome por
mantener la voz tranquila.
—¿Qué no te juzgues? ¿Por qué mierda no lo haría, hermano?
Acabas de lanzar toda esta diatriba sobre que padre ni siquiera te dio
una oportunidad, pero ¿cómo coño esperas que te deje a toda la
familia cuando ni siquiera puedes controlar a tus subalternos? —me
dice desafiante.
Tiene razón. Bajo mi guía, toda la familia se derrumbaría.
—¿Que necesitas que haga?—pregunta Sven.
—Reúne a tus hombres y mira si pueden localizar a Geoff. Voy a
tener que pedirle algunos favores a Dagger y ver si pueden revisar la
Dark Web en busca de algún resultado. No creo que Geoff se haya
dado cuenta de lo que estaba tomando, por lo que es muy probable
que todavía tenga los documentos.
—Hecho, comunícate también con Kaja, él podría tener algunas
conexiones que podrían ayudarnos con esto. Pero debes saber que
una vez que comencemos esta cacería humana no hay forma de que
él no sepa que lo estamos buscando. Si no lo encontramos esta noche,
va a desaparecer—dice Sven.
—Tal vez no, puede que tengamos a alguien aquí que le importe.
Podemos encontrar una pista allí si no logramos atraparlo esta noche.
—Pienso en la mujer de la habitación. Podría ser su mujer. Sé que, si
fuera mía, haría lo que tuviera que hacer para asegurarme de que esté
a salvo.
—Bien, sigue con lo que tienes que hacer. Te llamaré a este
número dentro de una hora.
—Estaré aquí—le digo a mi hermano que cuelga sin decir una
palabra más. A pesar de que está enojado porque tiene que salvarme
el culo, sé que Sven se va a ocupar de ayudarme. Nuestra relación
puede ser tumultuosa a veces, pero cuando todo se calma, sé que
realmente se preocupa por mí.
Dejo el teléfono en mi escritorio y salgo de la pequeña oficina.
Cuando salgo veo a Petar. Cuando me ve, su columna se endereza y
mira hacia adelante, profesional y listo para trabajar. Tiene la cara
jodida, pero respira. Debería estar agradecido por eso.
—¿Quién es esa mujer?—pregunto, cruzando los brazos sobre el
pecho.
—Luka, te lo juro, pensamos que era él. Tienen una constitución
similar y no nos dijo ni una palabra cuando la agarramos. —Debo
haberle roto la mandíbula cuando los estaba golpeando, porque
apenas puede abrir la boca para decirme esto.
—¿Constitución similar? ¿Estás completa y malditamente loco?
¡Ella es una mujer! ¡No pueden ser más diferentes!—le grito y él se
estremece.
—Lo siento, jefe. Saldré y haré esto bien—dice Petar.
—¿Por qué mierda debería confiar en ti para hacer algo ahora
mismo? ¿Dónde la encontraste? —Doy un paso hacia el hombre y
espero que tenga algo más que decirme además de lo siento.
—Ella estaba en el apartamento. No había nadie más allí. Estaba
acostada en medio del suelo con los ojos cerrados. —Petar habla
rápido.
—Tal vez es su novia. Voy a hacer que alguien lo investigue, pero
ahora quiero que tú y Vedran vuelvan al apartamento. A ver si Geoff
regresa o si hay algo que me diga cómo podemos averiguar dónde
está.
—Sí, señor—dice Petar, pero me voy antes de que pueda decir
algo más. Solo estar en su presencia es suficiente para hacerme querer
estrellar el puño en su cara otra vez.
Ahora necesito averiguar cuál es el asunto de esta chica.
Abro la puerta de su celda y la veo sentada en el pallet. No se
mueve cuando entro, ni me dice nada.
—Parece que se cometió un gran error, chica dulce. No perteneces
aquí, ¿verdad?—le pregunto y hago todo lo posible para mantener mi
voz ligera. Parece el tipo de persona que se asusta fácilmente. No
quiero asustarla, solo quiero que me diga dónde está Geoff. Aparta la
mirada de mí, pero sigo con las preguntas.
—Puedo entender lo molesta que esto debe ponerte. Sólo de
pensarlo me enoja también. Quiero decir que no estabas haciendo
nada, solo acostándote en tu casa y un grupo de hombres que no
conoces te agarraron y te arrojaron en un baúl. Eso es criminal. —Me
muevo un poco más cerca de ella.
Ella resopla y vuelve sus ojos hacia mí.
—Sé que estás ansiosa por salir de aquí y quiero asegurarme de
que lo hagas. Pero no puedo dejarte ir hasta que me digas dónde
puedo encontrar a Geoff. Él es el que debería estar en esta celda, no
tú. Si me dices dónde está, haré que lo recojan y podrás irte. —Puede
que sea un asesino a sangre fría, pero siento que una pequeña parte
de la poca alma que me queda muere cuando digo eso. Es mentira, no
hay manera de que pueda dejarla ir. Ella ha estado en mis
instalaciones y puede saber quiénes son algunas de las personas aquí
abajo. No puedo arriesgarme a que salga y se lo cuente a alguien. No,
desafortunadamente, ella va a tener que morir.
Ella me mira por un segundo, antes de cruzar los brazos sobre el
pecho y volver a apartar la mirada. Es como si no tuviera tiempo para
mí. Mi pecho se contrae al pensar en ella faltándome al respeto.
Otra persona que no respeta mi posición.
Me lanzo en su dirección y ella chilla de miedo.
—¡Es esto a lo que respondes!—digo, la agarro bruscamente por el
pelo y la levanto del pallet. Ella sisea de dolor, pero todavía no me
dice una palabra.
—¿Crees que protegerlo te va a ayudar? Toda tu lealtad fuera de
lugar hará que te maten. Estoy tratando de ser cortés aquí, pero no
tengo mucha paciencia para tus tonterías. ¡Ahora dime lo que carajo
quiero saber! —le grito en la cara, pero ella solo cierra los ojos con
fuerza y gime con grandes lágrimas rodando por sus mejillas.
Maldita sea, no tengo tiempo para esto. No tengo tiempo para ella.
La única razón por la que no la mato ahora mismo es porque puede
ser la última carta que tengo que para jugar cuando se trata de Geoff.
Espero que la ame lo suficiente como para venir por ella. Odiaría
tener que torturar a esta dulce chica.
Capítulo 7

Luka
 

La noche llega y se va. Aunque tengo a todos los que puedo


buscando a Geoff, todavía no lo encontramos. Mi pecho se oprime
cuando finalmente salgo de las instalaciones para ver que tengo una
llamada de mi padre para informarme que mi presencia es necesaria
en Košnica. Debe haberse dado cuenta de que no tengo a Geoff como
le dije.
Esta mierda podría resultar de dos diferentes maneras, o me mata
por mentirle o encuentra a alguien más para hacer el trabajo. Una
parte de mí espera que me mate, porque si me despoja de mi cargo,
no sé cómo podría vivir con ese fracaso.
No me detengo, una vez que recibo el mensaje, Petar, Vedran y yo
nos ponemos en camino para reunirnos con mi padre. Él va a querer
saber cómo sucedió algo así. Como ni siquiera entiendo cómo mis
subalternos se las arreglaron para joderla tanto, los llevo también.
No tardamos mucho en llegar y cuando bajo las escaleras, mi
padre está en su lugar habitual detrás de una gran mesa llena de
comida. Solo que no está comiendo, está sentado allí esperándome.
Miro alrededor de la habitación para ver a Sven, Josip y Zeus parados
allí. Sven y Josip están aquí la mayoría de los días, pero Zeus rara vez
está aquí. Es el encargado de extorsionar a las personas y convencer a
los de cierta clase de que deberían estar haciéndonos favores. Es muy
bueno en su trabajo y sé que le costó mucho obtener esos pasaportes
y tarjetas de residencia. No puedo imaginar qué tipo de trato tuvo
que hacer para obtener ese papeleo en tan poco tiempo.
—Te tomó bastante tiempo llegar aquí—me dice Marko con tono
de mofa.
—Vine tan pronto como recibí el mensaje—respondo. Por lo
general, bromearía, pero ahora mismo no es el momento.
—¿Dónde están los documentos? —Los ojos dorados de mi padre
me miran fijamente.
—No los tengo, hubo una confusión al atrapar a Geoff—admito
rápidamente. No tiene sentido mentir, cuando estoy seguro de que él
ya lo sabe.
—¿Oh? —Marko se levanta y lentamente comienza a caminar
alrededor de la mesa—. ¿Qué tipo de confusión?
Trago, pero no hay saliva en mi boca. Mi garganta está seca. Mi
padre no se mueve a menos que tenga que hacerlo.
—Capturamos a la persona equivocada. Todavía no he podido
encontrar a Geoff, pero…
—¡Zacepi! (NdelT: ¡Cierra la boca!)—brama y mi mandíbula se
cierra de golpe—. Me importa un carajo lo que estés haciendo ahora
para rectificar el problema. Tú y tus hombres causaron el puto
problema. ¿Cómo manejamos nuestros problemas, Luka? —Marko
camina lentamente en mi dirección, pero no me muevo. El hombre
tiene unos cincuenta años, pero es tan intimidante como siempre lo
ha sido.
Sus ojos brillan con ira cuando se detiene frente a mí. Contraigo
mis músculos cuando veo su brazo levantarse para golpearme.
—¡Te hice una maldita pregunta!— Mi padre me da una colleja
con cada palabra.
—Los destruimos. —Mi mandíbula está apretada, pero soy más
inteligente que responder por segunda vez.
—Exactamente. Destruimos nuestros problemas. Los eliminamos
de nuestro espacio y nos aseguramos de que todos sepan que lo
hemos hecho.
Él suspira y se aleja de mí dejándome relajarme, aunque solo sea
por unos momentos.
—Cuando hablamos ayer me aseguraste que tenías todo
controlado. Que estabas solucionando el último problema que nos
provocó tu falta de seguridad. Me dijiste que lo tendríamos resuelto
para hoy, y ahora me dices que tenemos otro problema con el que
lidiar. Es decepcionante, Luka. Como mi hijo, deberías saberlo mejor.
—Levanta la muñeca y mira su reloj como si tuviera poco tiempo.
—Lo sé, padre. Estoy decepcionado también. Estoy trabajando con
todos lo más duro posible para encontrar a Geoff.
—¿Entiendes lo que está en juego aquí? ¿Sabes a quién estamos
haciendo esperar por tu mierda? Realeza de la milicia Croata. Los
cabezas de familia cuyo linaje se remonta tanto que anteceden a
cualquier cosa que hayamos hecho aquí en los Estados Unidos.
Vinieron a nosotros, porque se supone que somos los mejores. Zeus
hizo su trabajo consiguiendo los papeles. Sven hizo su trabajo
asegurando un avión y que nuestros invitados reciban la mejor
atención hasta que lleguen aquí. Josip incluso negoció tratos entre
nosotros y la antigua familia para tener más responsabilidad aquí en
los Estados Unidos. Todos han hecho su puto trabajo y todo lo que
tenías que hacer era asegurarte de que los pasaportes estuvieran
seguros hasta que los necesitáramos. ¡Ni siquiera puedes hacer eso!
— Termina su discurso con un grito atronador.
Solo dejo que mi cabeza caiga hacia adelante por la vergüenza.
Puedo sentir a todos mirándome, juzgándome por mi cagada. Soy
inadecuado a sus ojos. Creen que solo estoy en mi puesto porque mi
padre es el Pakhan.
Mi padre se aleja unos pasos más de mí antes de volver a hablar:
—¿Quién es el que cometió el error?
—Fui yo—contesto.
—Miénteme otra vez y te arrancaré la maldita lengua de la boca—
me espeta Marko—. No fuiste tú quien recogió a la persona
equivocada. Quiero saber quién es directamente responsable.
Mi cabeza gira en dirección a Petar y Vedran, ninguno de ellos ha
dado más de dos pasos dentro de la habitación. Sus ojos están
pegados al suelo y, aunque es débil, puedo verlos a ambos temblando
de miedo.
—Ah, sí. Petar y Vedran, ¿verdad? Han estado contigo durante
mucho tiempo. Confías en que harán lo correcto contigo, ¿verdad?—
pregunta Marko.
—Absolutamente, son los únicos además de ti a los que confiaría
lo que sucede en mis instalaciones. —Vedran y Petar han estado
conmigo desde que tuve la edad suficiente para ocupar mi lugar
como Obshchak.
—Da, lo sé. Se han convertido en socios cercanos tuyos. Es bueno
tener gente en la que puedes confiar.
Mi corazón late con fuerza en mi pecho mientras siento que
todavía puede pasar algo malo, se avecina. Sé que sucederá.
—Sí, padre—estoy de acuerdo con él.
—Elige uno y ponle una bala en la cabeza. —Marko se vuelve
hacia mí con una mirada aburrida en el rostro.
—Espera, lo encontraremos. No pudo haber salido de la zona
todavía, lo encontraremos—suelta Petar, diciendo cualquier cosa para
salvar su vida.
—Podemos usar a la chica para que salga de su escondite. Puedo
hacer correr la voz en la calle, encontraremos a Geoff, rápidamente—
suelta Vedran esta vez.
Seré yo con una bala en la cabeza si mi padre tiene que volver a
pedírmelo. Saco el arma y el metal generalmente liviano se siente
como una tonelada en mi mano. Ambos hombres me son leales.
Seguro que la cagaron, pero eso no borra los años que han pasado a
mi lado. No se me escapa que Marko no me dijo a cuál matar. Quiere
que yo decida cuál de los dos muere. ¿A cuál de los dos hombres que
considero un amigo le disparo en la cabeza?
—¡De qué sirve tener personas en las que confías si son
incompetentes!—grita Marko detrás de mí. Giro el arma hacia un
lado y aprieto el gatillo.
Un jadeo colectivo resuena a través de la habitación cuando la
cabeza de Vedran golpea contra la pared y su cuerpo se desliza
lentamente hacia el suelo. Los brazos de Petar tiemblan con más
fuerza mientras su pecho sube y baja rápidamente. Desvía la mirada
al suelo. Guardo el arma y me vuelvo hacia mi padre, que ha
regresado a la mesa. Está arrastrando sus manos sobre algo que no
puedo ver.
—No pareces entender cómo liderar, Luka. Desde el momento en
que te acepté en mi familia, he tratado de mostrarte cómo ser un
hombre.
Aprieto los puños con tanta fuerza que estoy seguro de que mis
uñas han cortado mis palmas. Ahora me cuestiona como hombre.
—Te he enseñado que el respeto es primordial y el control está
muy cerca. No tienes ninguno de esos. Todo es una broma, así que
ahora debo darte algo para que lo recuerdes. —En un instante, mi
padre tira por un lado de la mesa. La comida y la bebida caen al
suelo. Sven, Zeus y Josip tienen que saltar fuera del camino.
—Quítate la camisa y acuéstate sobre la mesa.
Mierda. Han pasado años desde que he tenido miedo de verdad.
Marko no se ensucia las manos, tiene Vor y guardias para hacer todo
eso por él. El hecho de que esté repartiendo mi castigo con su propia
mano me hace desear que me mate.
—¡Micati! (NdelT: ¡Muévete!)—grita.
Me quito la chaqueta gris del traje seguida de la camisa negra con
botones y la camiseta sin mangas negra debajo hasta que estoy
desnudo de cintura para arriba. Me acerco a dónde está mi padre y
me acuesto en la mesa.
—Sobre tu estómago—ordena y nuevamente sigo instrucciones.
—Petar, sal de aquí y empieza a buscar a Geoff. Sven párate junto
a la cabeza de tu hermano. Zeus párate junto a sus piernas. —Mi
padre está al otro lado de la mesa y la anticipación de lo que va a
hacer me está volviendo loco.
Después de unos segundos, escucho el sonido del cinturón de mi
padre siendo sacado de sus pantalones. ¿Es eso lo que va a hacer? Me
han flagelado antes.
—Sven, sé que ayudaste a tu hermano a tratar de ocultarme esto.
Es tu hermano, así que lo entiendo, como siempre digo, tienes que
cuidar a la familia. Ya que quieres ayudarlo, lo sujetarás. Será mejor
que no pueda moverse o pasaré a ti a continuación. Él también debe
permanecer consciente, si se desmaya, lo haré peor.
Las manos de Sven bajan sobre mis hombros y me inmovilizan
contra la mesa. Estoy boca abajo, así que no puedo ver lo que sucede
detrás de mí, pero cuando escucho a Sven jadear, sé que lo que sea
que vaya a pasar es mucho peor que solo me azote.
—¡Padre, por favor!—ruega Sven por mí mientras sus manos se
aprietan sobre mis hombros.
—Pídeme de nuevo y te obligaré a hacerlo—gruñe Marko y siento
el cuerpo de mi hermano estremecerse mientras me presiona más.
Escucho algo hacer clic detrás de mí, cuando se detiene, la
habitación queda en un silencio mortal. Un segundo después, un
dolor como nunca antes había sentido explota en mi omóplato.
—¡Ahh, prestati! Molim! Otac je pustio. ¡Kvragu! (NdelT: ¡Ahh,
Dios! ¡Te lo suplico! Detente, padre. ¡Maldita sea!)—suplico y tiro contra
mi hermano para alejarme del dolor.
Mi padre tiene un soplete de algún tipo que pasa por mi espalda.
El olor de mi carne quemándose me da arcadas. El sudor cubre mi
cuerpo de pies a cabeza mientras lucho contra Sven y Zeus tratando
de escapar. Siento mi piel ampollarse y formar costras, cocinándose
bajo las llamas mientras mi padre se toma su tiempo para castigarme.
Después de unos minutos, mi garganta está completamente
dolorida de tanto gritar. Finalmente apaga la llama y hago lo mejor
que puedo para calmar mi cuerpo. Se acabó el dolor.
Me equivoqué. El dolor acaba de empezar.
Sorprendentemente, mi padre balancea su grueso cinturón sobre
mi espalda justo encima de la carne quemada y sangrando. Las
ampollas que se habían reventado y formado costra con el fuego se
abrían poco a poco con cada latigazo de su cinturón. Mi mente se
rebela ante el dolor y siento que empiezo a caer en el dulce abrazo de
la inconsciencia.
—¡Sven!—grita mi padre y mi hermano se arrodilla frente a mí,
todavía sujetándome los brazos. Pone su cabeza contra la mía y me
habla, tratando de evitar que me desmaye. Funciona, me mantengo
consciente y siento hasta el último golpe contra mi piel mientras Sven
clava sus uñas en mis hombros para mantenerme abajo.
Después de unos minutos, escucho caer el cinturón y mi padre
respira con dificultad. No me atrevo a permitirme creer que se acabó
y tengo razón. Llama a Josip para que venga a cambiar lugares con
Zeus y me sujete.
Vuelvo a escuchar el siniestro chasquido y, un segundo después,
mi padre sostiene la llama sobre otra parte de mi espalda.
Una y otra vez, mi padre cambia de la llama al cinturón.
Derritiendo pedazos de mí poco a poco mientras mi hermano y otras
personas de la familia me sujetan. Los minutos se convierten en horas
y ya no puedo gritar de dolor cuando mi padre me golpea. Mi lucha
se ha ido. Estoy roto hasta la médula. Incluso mi hermano ha
derramado algunas lágrimas por mí mientras se esfuerza por
mantenerme inmóvil.
Mi padre vuelve a levantar el soplete y presiona el botón para
encender la llama. Lo hace una y otra vez, pero no pasa nada. No
tiene más gas.
—Bueno, supongo que eso es todo. —Deja caer el soplete vacío al
suelo y suelta un profundo suspiro. Sven o quienquiera que esté
sujetándome las piernas me suelta.
No puedo moverme No sé qué espera Marko que haga, pero
moverme no está pasando. Un segundo después, me levanta de la
mesa y me tira al suelo. Sven se apresura a ayudarme.
—¡No lo toques!—grita Marko deteniendo a mi hermano justo
cuando se cierne sobre mí—. Nadie lo ayuda. No me importa si tiene
que arrastrarse a casa de rodillas como un perro. —Marko se acerca a
mí y me da la vuelta con el pie.
Reúno cada gramo de fuerza que me queda y me levanto del
suelo, pero mis brazos tiemblan antes de tener la oportunidad de
moverme. No es lo suficientemente rápido para mi padre. Levanta
ese mismo pie y me da una patada en el culo, así que caigo hacia
delante y me raspo la cara en el suelo.
—¡Él es débil! Nada más que una maldita vergüenza apoyado en
todos a su alrededor como una maldita muleta. Lo elegí entre miles
de niños en las alcantarillas de Croacia. Había fuego en él. Pensé que
me estaba consiguiendo un maldito guerrero, en lugar de eso, le puse
mi nombre a una perra llorona sin carácter. Quítate de mi vista. Ve a
jugar con tus juguetitos mientras los verdaderos hombres de mi
familia arreglan tus malditos errores... otra vez.
Sé que Marko ya no tiene el soplete en mi espalda, pero se siente
como si mi alma crepitara bajo el peso de sus palabras. Vuelvo a
ponerme de rodillas y salgo lentamente de la habitación mientras él
habla con Zeus, Josip y Sven sobre cómo encontrar otras formas de
traer aquí a la antigua familia.
 
Capítulo 8

Brinley
 

Han pasado al menos cinco días desde que estoy aquí. Pensé por
un tiempo que tal vez Geoff se entregaría para que pudiera irme, pero
eso no sucedió. Después, durante un tiempo, pensé que mis padres
enviarían a la policía por mí, pero eso tampoco sucedió. Realmente
no puedo culparlos por no venir, ¿cómo sabrían dónde buscarme?
Veo a uno de los guardias que me trajo aquí un par de veces. El
mismo que se llevó la peor parte de la ira de Luka el primer día de mi
encarcelamiento. Veo a otro guardia que no conozco y cada vez que
pasa para ver cómo estoy se queda un poco más de lo que creo que es
necesario. Solo veo a esos dos, pero no he visto a Luka.
¿Me pregunto qué hace un hombre que encarcela gente en su
tiempo libre?
El hombre en la celda a mi lado no ha dejado de intentar meterse
debajo de mi piel, pero he sido capaz de bloquearlo. Solo de vez en
cuando, cuando dice algo completamente discordante, me doy cuenta
de que me está hablando a mí. En su mayor parte, como no tengo
nada que hacer, trabajo en mis ejercicios y respiración. Me mantengo
ágil, no estoy segura de por qué. Para mí es solo algo para ocupar mi
mente.
La pequeña ventana de mi puerta se abre y veo al nuevo guardia.
—Comida—gruñe. Me acerco a la puerta y tomo el plato pequeño
que me está ofreciendo. Es una hamburguesa de carne de algún tipo,
al menos eso creo. Se me revuelve el estómago de solo pensar en
comérmela. No he comido carne desde que era una niña. Tengo
reacciones muy adversas a la proteína animal. Mi madre me llevó al
médico por eso, pero en realidad nunca supieron por qué me
enfermaba tanto después de comer carne. En lugar de lidiar con eso,
era completamente vegana desde los siete años. Por supuesto, mis
captores no lo sabrían.
Dejo el plato en el suelo. No he podido comer nada de lo que han
intentado darme de comer. Mi mente está empezando a nublarse un
poco, pero me facilita la meditación. Me siento hacia adelante en el
camastro lista para comenzar mi siguiente ronda de estiramientos
cuando el sonido del metal deslizándose hace que mi corazón salte
hasta mi garganta.
—Te di la comida para comer—dice el nuevo guardia. Deja abierta
la puerta de mi celda y entra lentamente. Solo me toma un segundo
darme cuenta de que tiene una erección.
Oh, Dios. Pensé que estar atrapada aquí sería el alcance de mi
tortura, pero parece que mi cuerpo es el siguiente objeto en juego.
—No parece gustarte mucho estar aquí. Lo entiendo. Es un lugar
aterrador lleno de personas aterradoras. Necesitas amigos en un
lugar como éste. Puedo ser un buen amigo para ti. —Se agarra la
polla por la parte delantera de sus pantalones y le da un lento tirón.
—Uf. —Le doy la espalda, pero incluso mientras lo hacía podía
sentir que era algo incorrecto. Me agarra del pelo y me tira al suelo.
Me alejo de él y trato de gatear sobre mis manos y rodillas, pero él me
agarra de nuevo y rasga mi ropa. Le doy una patada, pero me agarra
del tobillo y me tira debajo de él con un fuerte tirón.
Gruño y trato de levantarme, pero el hombre es demasiado fuerte.
—Sí, perra. No puedo creer que nadie haya venido aquí a jugar
contigo todavía. No me he follado a alguien tan pequeño como tú en
años. Te voy a partir en dos con mi polla. —Él tira de sus pantalones
y siento la suave carne de su abdomen en mi espalda.
—Por favor. Por favor—ruego y aunque estoy gritando solo se
escucha como un susurro.
—Oh, mira eso, ni siquiera puedes actuar como si no te gustara.
Has estado deseando un poco de polla, ¿verdad? —Arranca el resto
de mi ropa dejándome completamente desnuda a excepción de mis
bragas y calcetines.
Las lágrimas nublan mi visión y respiro profundamente tratando
de armarme de valor para lo que está por venir. No puedo creer que
esta vaya a ser mi primera vez.
Después de mi diagnóstico de cáncer, pasé mucho tiempo
tratando de mejorar. Luego, una vez que lo hice, no tenía mi voz y a
ningún hombre le importaba tolerar el lenguaje de señas. Me he
estado aferrando a mi virginidad esperando que el hombre adecuado
venga y me haga perder el control, solo para que un matón que se
aprovecha de las mujeres pequeñas me la robe.
Empujo mis manos una última vez tratando de alejarme del
hombre mientras intenta quitarme las bragas, por suerte mi mano
aterriza en uno de los platos que me dieron para comer. Lo agarro y
lo balanceo con todas mis fuerzas contra su cabeza. Grita cuando
hago contacto por primera vez, pero no me detengo. El plato es de
metal para que no se rompa. Lo golpeo dos veces más y se aleja de mí
llevándose la mano a la cabeza. La sangre se desliza entre sus dedos
mientras gime. Tomo unas cuantas respiraciones profundas y me giro
hacia la puerta. Todavía está abierta. La puerta de mi prisión está
abierta y ahora nada me impide salir de aquí. Me pongo de pie y
salgo corriendo.
No tengo idea de a dónde voy, pero el diseño de este lugar parece
bastante sencillo. Corro a toda velocidad por el largo pasillo. Puede
que no sea la persona más fuerte del mundo, pero tengo resistencia y
soy rápida.
—¡No!—escucho al guardia rugiendo detrás de mí. Supongo que
no lo golpeé lo suficientemente fuerte. Giro por una esquina para ver
otro pasillo largo. Estoy empezando a pensar que tal vez no hay
manera de salir de aquí. El hombre detrás de mí me está alcanzando
y todavía no veo una salida. Sigo corriendo No me molesto en mirar
atrás, porque sé que el guardia está muy cerca de atraparme. Puedo
oír su respiración mientras carga hacia mí. Giro una vez más, pero en
lugar de un largo pasillo como esperaba, veo tres puertas. Una de
ellos debe ser la salida. Decido ir por la del medio, pero antes de que
pueda alcanzarla, Luka sale y choco con su pecho tan fuerte que
reboto como una pelota de baloncesto y caigo con fuerza al suelo.
Se acabó.
Miro entre mi captor y el guardia que me ha estado persiguiendo,
su camisa todavía abierta y sus pantalones arriba, pero
desabrochados. Luka está vestido con un traje negro sencillo, muy
diferente a todo lo que le he visto. Por lo general, lleva algo llamativo,
destinado a impresionar, estoy segura.
—Lo siento, Luka, ella no iba a escapar. Me golpeó mientras
intentaba darle de comer—le explica el guardia que acaba de intentar
violarme.
Gimo y dejo caer las manos a mis costados, esto es inútil. Si vuelvo
a esa celda la próxima vez que él venga, no voy a lograrlo.
—¿Que estabas haciendo? —La voz de Luka es tensa, todo su
cuerpo lo es. Casi como si estuviera sufriendo.
—Te lo dije, estaba tratando de alimentarla—repite el guardia.
—¡Lagati! (NdelT: ¡Mentira!)—sisea Luka. No sé lo que dijo, pero
el guardia parece entenderlo—. Estabas tratando de alimentarla. Sin
embargo, ella está huyendo desnuda y tu polla está básicamente
fuera de tus pantalones.
Miro el rostro de Luka. Pensé que le diría al guardia que me
llevara de vuelta a mi celda, pero parece que está molesto por la
forma en que me han tratado.
—Voy a preguntarte de nuevo. ¿Que estabas haciendo?
El guardia traga saliva.
—Yo... yo solo me estaba divirtiendo un poco.
Luka me mira, sus ojos recorren mi cuerpo. Más rápido de lo que
puedo procesar, Luka se acerca a su lado para sacar un arma y le
dispara al guardia seis veces hasta que el arma en su mano se vacía.
Mi boca se abre en un grito ahogado mientras observo cómo el
cuerpo de mi torturador cae al suelo y deja de moverse por completo.
Él lo mató.
Claro que no quería estar cerca de él por más tiempo, pero nunca
antes había visto morir a nadie.
El otro guardia sale corriendo de una de las habitaciones y mira de
Luka al otro guardia y luego a mí.
—Segen no hizo su trabajo. Búscame otro aspirante. Necesito otro
guardia aquí—le dice Luka al único guardia vivo. Sin embargo, sus
ojos no han dejado los míos. No sé qué espera ver. Si está buscando
gratitud, necesita buscar en otra parte. No hay nada que Luka haya
hecho por mí por lo que esté agradecida. No es mi salvador, me da
asco. Estoy bastante segura de que hay un nivel especial de infierno
solo para él.
Capítulo 9

Luka
 

Pensé que estaba alucinando cuando salí de la oficina y vi a una


mujer corriendo en mi dirección. Tetas pequeñas y cabello largo
rebotando mientras corría.
No estaba alucinando. Ese hijo de puta de Segen había intentado
violarla y ella se le adelantó. Realmente no sé cómo, pero vi algo de
sangre en su cabeza. Ella debe haberlo golpeado con algo. Chica
fuerte.
Es más pequeña de lo que pensaba debajo de toda esa ropa grande
que llevaba cuando llegó aquí. Pesa cincuenta y cuatro kilos como
máximo y apostaría dinero a eso. Su cuerpo es ágil y suave. Tiene las
curvas de una mujer, pero todo en ella es pequeño. Todavía no puedo
creer que mis subalternos pensaran que era un hombre, incluso con
toda la ropa que tenía puesta. Es jodidamente pequeña.
Esos grandes ojos azules me miran mientras la observo. Estoy
atascado, no sé qué estoy esperando exactamente. Que ella diga algo
o que me agradezca, pero no hace nada excepto mirarme.
Juzgándome.
Lo odio y una parte de mí quiere sacárselo a golpes de la cara.
Levanto la mano para guardar el arma, pero eso mueve los vendajes
en mi espalda causando que una nueva ola de dolor me golpee.
Necesito cambiarlos y tomar mis medicamentos.
—Petar, llévala de vuelta a su celda y asegúrate de que se quede
allí.
Petar se mueve rápidamente, ayudando a la mujer a levantarse del
suelo y arrastrándola de regreso a su habitación.
Se gira para mirarme justo cuando llega a la esquina y puedo ver
el disgusto en su rostro. Ella cree que es mejor que yo. Probablemente
lo sea. Hasta ahora no he encontrado muchas personas que no sean
mejores que yo.
Me giro para volver a mi oficina y llamo a una de las criadas para
que venga a ayudarme con mis vendajes. Las quemaduras que me
infligió mi padre me habían deformado completamente la espalda.
Los médicos me ayudaron tanto como pudieron, pero dijeron que las
heridas no eran lo suficientemente profundas como para requerir
injertos. Toda la dermis superior está destrozada y nunca sanará
correctamente. Sin mencionar el tiempo que me llevaría sanar por
completo. Incluso con todos los ungüentos y aceites del mundo, de
vez en cuando me muevo en la dirección equivocada y uno de los
cortes vuelve a abrirse y el dolor me atraviesa el cuerpo. El dolor es
un recordatorio, tal como Marko quería

que fuera. Soy menos que la perfección que traté de ser. Soy
defectuoso.
Cierro el portátil y entierro mis manos en mi cabello tirando de él
con fuerza. Todavía no se ve a Geoff e incluso algunas de las
conexiones de Dagger aparecieron para ayudar a buscar. Descubrí
que la mujer en la celda es su hermanastra. Brinley es su nombre.
Hasta el momento nadie ha denunciado su desaparición.
Quienquiera que sea su familia no parece preocuparse por ella.
Sven ha intentado comunicarse conmigo varias veces, pero no me
atrevo a hablar con él. Sé que hizo lo que tenía que hacer, pero nunca
me habían humillado tanto en mi vida. Mi padre me hizo sentir que
no soy nada y ante sus ojos es verdad.
Todavía no he dejado de intentar encontrar a Geoff, pero cuanto
más tiempo está huyendo, más parece que nunca lo encontraremos.
Estoy pensando que probablemente ya esté en otro país. Yo haría lo
mismo si fuera él.
Cada parte de mi cuerpo está tenso, contemplo entrar a ver a
Camy para que me la chupe. Pensar en ella ni siquiera me hace
temblar la polla. Cambio a través de las señales de circuito cerrado de
televisión que conecta con todas las celdas de la instalación. Mis ojos
se desvían hacia Brinley. Petar ya la ha llevado de regreso a la celda y
observo mientras camina de un lado a otro. Ella sacude los brazos a
los costados como si estuviera tratando de deshacerse del estrés que
estoy seguro se está acumulando en su interior. Apuesto a que está
abrumada aquí. Apuesto a que está esperando a que su familia venga
a rescatarla. No parece el tipo de persona que estaría acostumbrada a
estar en este tipo de situación.
Me encuentro reproduciendo la mirada que me dio una y otra vez
mientras observo la pequeña transmisión y la veo moverse. Todavía
está desnuda y sus pequeños senos suben y bajan mientras intenta
respirar profundamente. Cuando cae al suelo, me muevo hacia
adelante en mi silla completamente fascinado por lo que está
haciendo. Sus hombros suben y bajan varias veces antes de colocar las
manos en el suelo y levantar la pelvis. Sus pies todavía están en el
suelo y parece que está en una V invertida. Se queda así durante casi
medio minuto antes de levantar una mano al cielo y estirarse.
¿Está haciendo yoga? Puta mierda. Casi me río de lo extraña que es.
En este loco lugar, ¿cree que hacer yoga la ayudará? Mantengo mis
ojos en ella y observo mientras lenta y expertamente se pone en poses
durante largo tiempo. Su cuerpo se dobla de una manera que no creo
que haya visto nunca moverse el cuerpo de nadie.
Cuando levanta el pie hacia atrás y lo apoya en la parte posterior
de su cabeza, dejo escapar un profundo gemido.
Mi polla está dura como una roca y ni siquiera me di cuenta.
Mierda, esta mujer es sexy en formas que no creo que se dé cuenta.
Me pregunto qué tan profundo en ese pequeño cuerpo sería capaz de
meter mi gruesa polla antes de que me dijera que no podía más.
—¡Mierda! —En un estallido de lujuria primitiva, saco mi polla
como un maldito hombre de las cavernas y empiezo a masturbarme
con las imágenes de ella. Mis ojos observan con deleite mientras pasa
a la siguiente postura y ésta la tiene levantando los senos hacia arriba
—. ¡Jebote! (NdelT: ¡Mierda!) —gimo mientras bombeo furiosamente
mi mano sobre mi pene. La electricidad vuela sobre mi piel, mi
espalda hormiguea con placer y una punzada de dolor destella
cuando mis bolas se aprietan contra mi cuerpo. Voy a correrme tan
jodidamente duro. No puedo creer lo rápido que mi cuerpo está listo
para liberar esta carga. Se siente como si mi orgasmo llegara desde
mis pies hasta mi cabeza. Chupando todo de mí. Me masturbo con
más fuerza usando mi otra mano para agarrar la silla y prepararme
para un clímax que apuesto a que sería el mejor que he tenido en
mucho tiempo.
Mis abdominales se contraen con fuerza y un volcán de semen
sale disparado de mi polla hacia mis pantalones y las pantallas frente
a mí, pero ese no es el final. Sigo bombeando mientras chorros más
pequeños continúan saliendo a través de la punta.
—¡Mierda!—rujo y golpeo la mano en la mesa frente a mí. Mis
bolas se aprietan aún más y otro orgasmo aún más fuerte que el
primero se dispara de mi cuerpo. Cuando me relajo, estoy aspirando
grandes bocanadas de aire y hay puntos blancos flotando en mi
visión.
—¿Qué mierda fue eso?—me pregunto. Nunca me había corrido
así en mi vida y ahora, de repente, solo mirar a una pequeña hada de
mujer me hace correrme más duro que un maldito tanque Sherman.
No hay forma de que pueda hacer algo con ella deambulando
desnuda. Ella necesita ropa de inmediato y yo necesito lavarme.
Me recuesto en mi sillón y un nuevo dolor punzante comienza en
mi costado, debo haber abierto una de mis quemaduras. Siseo y
vuelvo a meter mi polla en mis pantalones.
Mis ojos vuelven a la celda de Brinley y ella se gira en mi dirección
como si supiera que la cámara oculta está allí y que la estoy mirando.
Su rostro está en blanco e instantáneamente reemplaza su expresión
con la de disgusto que tenía antes. No tengo tiempo para
preocuparme por lo que esta mujercita piense de mí. No importa
cuánto quiera de repente que me vea como algo más que un fracaso.
 
Capítulo 10

Brinley
 

Un dolor profundo roe mi abdomen. Estoy hambrienta. He


comido todo lo que puedo comer, pero el guardia nunca se queda el
tiempo suficiente para que siquiera trate de explicarle sobre mi
intolerancia alimentaria. Simplemente desliza la comida y se va.
Traté de comer un trozo de la carne que me dieron, pero a los
veinte minutos estaba vomitando y sudando a mares. No puedo
hacerlo. Ahora parece que en lugar de que uno de los guardias me
mate a golpes, voy a morir de hambre.
Tomo otro sorbo de agua, pero no hace nada más que hacer que
mi cabeza dé vueltas. Me apoyo contra la pared y trato de tomar
respiraciones profundas. No quiero desmayarme, pero a menos que
tenga algo en mi sistema pronto, eso es lo que sucederá.
Luka vino dos veces ayer e intentó hacerme preguntas sobre
Geoff. Mantuve la boca cerrada todo el tiempo. No quiero darle la
satisfacción de que puede sacarme información. Honestamente, no
sabía las respuestas a ninguna de sus preguntas, pero él no sabía eso.
Se me ocurre que darle el trato silencioso puede no ser lo mejor para
mi causa, pero él me habla como si fuera un objeto. Como si
simplemente debería inclinarme ante sus necesidades, porque él lo
dice. Una parte de mí se divierte viéndolo salir frustrado de la celda.
Aun así, no soy lo suficientemente tonta como para pensar que un
monstruo que mataría a alguien sin siquiera pestañear, no tiene un
punto de ruptura. No tengo ninguna información para él de todos
modos.
Miro hacia el techo y trato de hacer algunos estiramientos ligeros
para no pensar en el hecho de que puedo sentir que mi estómago se
está comiendo a sí mismo, pero incluso ese ligero movimiento es
suficiente para hacerme caer de rodillas. Tengo tanta hambre.
La puerta de mi celda se abre, pero rechina como si estuviera bajo
el agua. Me giro para ver si es uno de los guardias. Pero es Luka.
Tiene los ojos inyectados en sangre y viste un chándal gris oscuro.
—Hemos ido varias veces a tu apartamento, pero Geoff todavía no
ha aparecido, Brinley. Pasamos por todos los malditos rincones y
grietas de ese pequeño espacio. ¿Dónde puso mi mierda? —me
gruñe, pero mi cuerpo está tan desnutrido que apenas puedo
entender lo que dice.
No contesto, pero eso no es nada nuevo. En lugar de simplemente
frustrarse y marcharse, inclina la cabeza hacia un lado como si
estuviera tratando de entender algo. Su mirada recorre mi cuerpo
lentamente. Afortunadamente, el guardia me había proporcionado
algo para ponerme ya que mis otras ropas fueron destrozadas. Los
leggings y la camiseta sin mangas son mucho más ajustadas que el
chándal que tenía puesto antes y la forma en que me mira me hace
sentir como si me estuviera imaginando desnuda. Es incómodo, por
decir lo menos.
—Has perdido peso—dice bruscamente. Pasa junto a mí y ve los
últimos dos platos de comida que quedaron aquí. La comida todavía
está intacta.
—¿Qué mierda crees que vas a hacer? ¿Matarte de hambre? ¿Vale
la pena morir por tu hermanastro? Nadie te está buscando. A nadie le
importa que te estés perdida. ¿Por qué estás haciendo esto?—me
grita.
Sacudo la cabeza lentamente tratando de no iniciar otra oleada de
mareo.
—A la mierda esto, vas a comer. —Agarra algo que parece una
salchicha del plato que Petar me trajo esta mañana. Me alejo de él lo
mejor que puedo, pero es un hombre con una misión. Me agarra del
pelo y siseo de dolor. Cuando me presiona la salchicha en la boca, la
cierro para que no pueda meterla adentro. Ya estoy enfermo por no
comer, prefiero no acelerar mi viaje a las puertas de la muerte, porque
él decidió empujar carne probablemente ya podrida por mi garganta.
—Abre tu maldita boca—me grita en la cara y niego con la cabeza
tan fuerte como puedo.
—¡Sí!—me ladra—. ¡Ábrela, ahora!
Hago lo mejor que puedo para empujarlo, pero mis pequeños
brazos no hacen nada contra su enorme cuerpo. Levanto la mano y
araño su rostro, solo lo enfureciéndolo más.
—¡Maldita perra! ¡Vas a comer! —Luka agarra mi nariz y de
repente me estoy sacudiendo en su agarre tratando de alejarlo.
Después de unos segundos, no tengo más remedio que abrir la boca
para aspirar un poco de aire.
El imbécil, toma eso como la mejor oportunidad para clavarme la
mitad de la maldita salchicha en la garganta. Un trozo se rompe y cae
por mi garganta. Instantáneamente sé que estoy en problemas.
Dejo de pelear con él y ahora lucho por respirar. La salchicha se
me ha quedado atascada en la garganta, me estoy ahogando. Mi
garganta intenta vomitar el gran trozo de carne, pero no pasa nada.
—¿Qué carajos? ¿Estás jodiendo? —Los ojos de Luka se agrandan
y se aleja un poco de mí. Su cuerpo se tensa por el pánico.
Envuelvo mis manos alrededor de mi garganta y me esfuerzo más
para toser, vomitar o hacer cualquier cosa. Mi cuerpo comienza a
temblar mientras la adrenalina se dispara a través de mi sistema. Las
lágrimas nublan mi visión en mi lucha.
—Kvragu (NdelT: maldita sea), espera. —Rápidamente me pone
de rodillas y no ofrezco ninguna resistencia. Él podría hacer lo que
quiera conmigo en este momento, siempre y cuando me ayude.
Me palmea la espalda con fuerza tres veces, pero no pasa nada.
—¡Jebote! (NdelT: ¡Mierda!) —Lo intenta de nuevo, pero aún nada.
—Está bien, está bien, Heimlich—dice, hablando consigo mismo.
Se pone de pie y me lleva con él. Sus brazos como bandas de acero se
envuelven alrededor de mi abdomen justo debajo de mis senos.
Presiona su puño contra mi estómago y con un rápido empujón
intenta forzar la comida atascada en mi garganta.
La adrenalina en mi sistema parece estar desapareciendo, porque
mi visión se está nublando. Oh Dios, voy a morir. Voy a morir en una
maldita prisión donde nadie vendría a buscarme. Vuelve a hacer el
movimiento rápido y un gran trozo de carne sale volando de mi boca.
Jadeo largo y fuerte mientras caigo al suelo. Este viciado aire
nunca supo tan bien.
—Oh mierda, ¿está fuera? Maldita sea, lo siento. ¡No quise que eso
sucediera! —Intenta tocarme los hombros, pero incluso el toque
suave es suficiente para enviar mi ira a toda marcha. Lo empujo y
balanceo mi mano con fuerza, conectando limpiamente con su rostro.
Su cabeza apenas se mueve, pero veo sus ojos brillar con rabia.
—No me iré de aquí hasta que comas esta comida—gruñe.
Lanzo mis manos al aire. Volvemos a esto otra vez. Estoy al final
de mi ingenio. Abro la boca para hablar, pero no sale nada. Ni
siquiera mis susurros normales.
—¡No voy a dejar que te mueras de hambre, come esto!—me grita.
Estoy llena de frustración y en la única forma en que puedo
expresarme rápidamente le digo en lenguaje de señas que no puedo
comer carne.
Retrocede y me mira por un segundo. Gimo y aprieto los ojos con
irritación.
—¿Por qué no puedes?
Mis ojos se abrieron ampliamente, ¿él acaba de responderme?
 
Capítulo 11

Luka
 

E
¿ lla usó lenguaje de señas para hablar? Es muda y por eso no ha
hablado. Soy un maldito idiota.
Inclina la cabeza hacia un lado, claramente sorprendida de que
haya entendido lo que dijo.
Levanta las manos y vuelve a hacer señas:
—¿Sabes lo que estoy diciendo?
—Sí. Sé lo que estás diciendo.
Ella resopla y sacude la cabeza con incredulidad.
Extiendo mi mano para llamar su atención y ella me mira con esos
brillantes ojos azules.
—¿Necesitas mirar mi boca cuando hablo o puedes escuchar?
—Puedo escuchar muy bien—responde ella.
—Bien, ¿por qué no le dijiste a nadie que no puedes hablar?
Podríamos haber hecho tantas cosas de manera diferente. Por el amor
de Dios, incluso si tuvieras que hacer una jodida pantomima de esa
mierda, hubiera sido mejor que no decir nada. —No puedo evitar
levantar la voz.
Eso lo logra.
Respira con fuerza por la nariz y más rápido que cualquier cosa
que haya visto antes, me habla usando nada más que sus manos. Ella
va tan rápido que no entiendo cada palabra que dice, pero es algo así
como que soy un imbécil desconsiderado. Más acerca de que ella no
tiene que decirnos una mierda. Que nosotros somos los que la
secuestraron, seguido de una buena y larga ronda sobre dónde puedo
meterme mi tono condescendiente.
Cuando terminó, respira con dificultad y yo sonrío de oreja a
oreja.
Chasquea la lengua y vuelve a decir con señas.
—¿Qué es tan divertido?
—He estado casi desesperado por escuchar tu voz desde el día
que descubrí que mis guardias te trajeron aquí por error. Incluso si no
hay sonido en tus palabras, estoy feliz de escucharte. —Me muerdo el
interior de la mejilla ante la admisión. ¿Por qué carajo diría una
mierda como esa? Borro la sonrisa de mi rostro y me concentro en el
problema en cuestión.
Se calma y se pasa los dedos por el pelo largo. Ella llama mi
atención y sus dedos se mueven lentamente.
—Gracias por salvarme la vida.
—¿Estás bromeando? Soy quien hizo que te ahogaras para
empezar. Dime, ¿por qué no puedes comer carne? —Ahora que tengo
una manera de hablar con ella, puedo obtener algunas respuestas.
Puede que no sean las que necesito en este momento, pero es una
pequeña victoria.
—Tengo algún tipo de reacción alérgica a la proteína animal. Mi
cuerpo no la digiere bien. Solo un bocado de esa salchicha y estaría
vomitando y con calambres durante horas. Ya no tengo energía, esa
salchicha probablemente me hubiera matado—dice y me mira
expectante.
—¿Nada de animales en absoluto? —Mis ojos se abren como
platos, ¿qué diablos come entonces? Casi todo lo que tenemos aquí
tiene proteína animal, creo.
Ella niega con la cabeza.
—Entonces, ¿qué puedes comer? No puedes estar aquí con nada
más que agua. Te enfermarás. —No mantengo las mejores
condiciones aquí en el hoyo. No estoy tratando de hacer que la vida
de mis prisioneros sea cómoda. Quiero que sufran, así que estoy
seguro de que todo este lugar está lleno de diferentes gérmenes y
cosas que podrían enfermarla si su sistema está lo suficientemente
golpeado.
—Frijoles, arroz, tofu, nueces, cosas así—me dice ella.
Puedo conseguir algo de eso para ella. Asiento con la cabeza y
hago una nota mental para ir al supermercado y llenar la cocina de
arriba con cosas para ella.
Ella mueve la mano para llamar mi atención, la miro para ver sus
cejas fruncidas como si estuviera confundida. Me va a hacer una
pregunta.
—¿Por qué sabes lenguaje de señas cuando no necesitas usarlo?
Instantáneamente, mi mente regresa a mi infancia en Croacia.
Antes de Marko, antes de la violencia, antes de todo esto a una casita
llena de alegría y silencio. Mi madre era completamente sorda, por lo
que mi primer idioma fue el lenguaje de señas seguido del croata y
luego el inglés. Un misionero estadounidense le enseñó ASL1 a mi
madre y ella me lo enseñó a mí cuando era niño. Rara vez he tenido
que usar mi primer idioma, pero eso no significa que lo haya
olvidado.
—Mi madre era sorda, me enseñó ASL para que pudiéramos
comunicarnos—explico y su rostro se relaja mientras asiente con la
cabeza.
—Por suerte para mí—dice y me sonríe.
—No tanto, ahora sé cómo hacer que hables. Puede que nunca te
deje en paz. —Me río, sintiéndome muy a gusto con ella.
—No me importaría. Ha pasado mucho tiempo desde que alguien
trató de entenderme. —Ella suspira y mira hacia abajo.
—¿En serio? ¿Por qué? ¿Qué hay de tus amigos? ¿Tu familia?
Ella niega con la cabeza.
—En realidad nunca se tomaron el tiempo para aprenderlo.
Conocen los conceptos básicos, pero era demasiado inconveniente. En
cuanto a amigos, no tengo ninguno. Paso la mayor parte de mi
tiempo sola.
—Dios, eso es jodidamente horrible. Bueno, supongo que estar
atrapado aquí no es tan difícil como pensaba. —En el momento en
que sale de mi boca, desearía poder retirarlo. Ojalá pudiera estirar la
mano y retirar las palabras de mi estúpida cabeza.
—Sabes que no pertenezco aquí, déjame ir.
—No puedo, Brinley—le digo suavemente.
—Sí, puedes. Por favor, déjame ir. No diré nada.
—No puedo—repito, alejándome un paso de ella.
Una gran lágrima cae de sus hermosos ojos.
—Entonces, ¿vas a mantenerme encerrada aquí para siempre sin
importar qué?
La miro a los ojos para que sepa que estoy diciendo la verdad.
—Sí. Ojalá hubiera otra manera. Una vez que pones un pie en esta
instalación, no hay forma de que pueda dejarte volver a salir. Ojalá
hubieras dicho algo antes de que te trajeran.
Su boca se abre cuando cae en la cuenta de la gravedad de su
situación. Ella se inclina para agarrar su estómago mientras llora.
Quiero tocarla, consolarla de alguna manera, pero estoy seguro de
que ella no quiere que lo haga. Camino hacia la puerta.
—Me aseguraré de que tengas la dieta correcta de ahora en
adelante. Además, seré yo quien te traiga lo que necesites ya que soy
el único que podrá comunicarse contigo. —Salgo de la celda y cierro
la puerta detrás de mí. Me alejo de ella sintiéndome un pedazo de
mierda más que nunca en mi vida.
 
Capítulo 12

Brinley
 

Mis emociones han ido de un extremo al otro y viceversa. Sentí


que estaba a segundos de morir solo para que Luka me salvara y
luego, además de eso, compartir una parte muy íntima de quién soy,
me hizo sentir que podría haber alguna esperanza de que el hombre
no sea solo el rudo matón que pensé que era él.
Cuando me habló de su madre, pensé que obtendría un poco de
simpatía de su parte. Pensé que tendría un maldito corazón. No lo
tiene, es tan insensible como frustrante.
Hago todo lo posible para controlar mi respiración. Todavía no he
comido nada y aunque él dice que va a traer comida que pueda
comer, no voy a contener la respiración mientras espero. No quiero
depender de él para nada. Quiero largarme de aquí. No importa lo
que le diga, si le cuento sobre Geoff o no, no me va a liberar. No tiene
intención de dejarme salir de esta celda.
Estoy empezando a hiperventilar mientras miro alrededor de la
habitación vacía. Lo que solía ser un consuelo para mí está
empezando a sentirse como una soga alrededor de mi cuello. Ésta es
mi vida… la nada, sin familia, sin naturaleza, sin libertad. Las
paredes comienzan a cerrarse y retrocedo hasta la pared del fondo
tratando de mantenerme alejada de la piedra que estoy segura me
aplastará. Voy a morir sucia, sola y rodeada de algunas de las peores
personas con las que me he cruzado.
¿Cómo es ésta mi vida?
Caigo en posición fetal y sigo llorando. No tengo nada más que
hacer. Ninguna cantidad de meditación o yoga centrará mi mente lo
suficiente como para hacerme olvidar dónde estoy. Mi estómago se
contrae con fuerza de nuevo y me quedo en el suelo deseando que
Luka me hubiera disparado con esa pistola en lugar de al hombre que
trató de lastimarme.

—Despierta, Brinley. Necesito que bebas un poco de esto. —Una


mano suave desliza algo contra mis labios—. Vamos, Brinley. Solo
abre un poco. —Algo presiona contra mi boca de nuevo.
Oh Dios, ¿está tratando de hacerme comer esa salchicha otra vez?
Mis ojos se abren y veo a Luka sobre mí. Está en mi camastro y me
tiene recostada en su regazo. Sus ojos castaños claros están llenos de
preocupación y su mano acaricia suavemente mi piel de nuevo.
—Ahí estás, bebe esto. —Presiona una pajilla en mi boca y huelo
algo como fresas y crema.
Niego con la cabeza de nuevo completamente despierta, levanto
las manos para que pueda ver mis señas.
—No puedo tomar leche.
—No es leche de vaca, es leche de almendras. Fresas, leche de
almendras, plátanos y mantequilla de maní. —Presiona la pajilla en
mi boca de nuevo y cuando tomo un largo sorbo, juro que parece
como si toda su cara se relajara. Está aliviado.
Ni siquiera mi madre me ha tocado nunca de la forma en que él
me está tocando ahora. Sus dedos me hacen sentir preciosa y valiosa.
Sus suaves palabras suenan como poesía acariciando mis sentidos
mientras me despierto. Es un hombre muy guapo. Alguien con quien
podría haber fantaseado cuando era adolescente y todavía estaba
completa. No es el tipo de hombre que se tomaría el tiempo para
hablar conmigo ahora que tengo una discapacidad. Retira parte del
cabello de un lado de mi cara y desliza sus nudillos contra mi pómulo
y labios animándome a beber más.
Estoy tentada a encontrar eso entrañable hasta que recuerdo lo
que me hizo desmayarme en primer lugar. Me había dicho que estaba
atrapada aquí de por vida. No me importa si me cultivó un campo de
soja personal, nada de lo que me pueda dar ocupará el lugar de mi
libertad. Me incorporo alejándome de sus toques.
Frunce el ceño ligeramente como si no entendiera por qué no
quiero que me toque. Se pone de pie, endereza los hombros y
sostiene la taza grande para mí.
—Bébete esto, tiene suficiente proteína para mantenerte por un
rato.
Agarro la taza y tomo largos sorbos. Él se para allí y me observa
mientras lo hago.
—¿Hay algo que prefieras comer?
Dejo la taza para poder hablar con él.
—Prefiero comer fuera de aquí, pero como esa opción no está en el
puto menú, déjate de mierdas. No sé lo que estás haciendo, pero no
quiero ser amiga de mi carcelero. —Lo fulmino con la mirada y él
abre la boca, sorprendido.
Su cuerpo se tensa por un segundo, pero inclina la cabeza hacia
abajo lentamente como si estuviera de acuerdo.
—Sabes, para alguien que no habla, seguro que tienes una boca
sucia.
Le muestro el dedo solo para probar su punto.
Más rápido que un rayo, agarra mi muñeca y me tira contra su
cuerpo.
—Para alguien que está atrapada aquí, parece que quieres ganarte
muchos enemigos. Te prometo que no quieres poner a prueba mi
misericordia y no me queda mucha—me gruñe antes de soltar mi
brazo y alejarse sin mirar atrás.
Quiero maldecirlo otra vez, golpearlo, cualquier cosa para decirle
que no es justo que me mantenga aquí. Excepto que no creo que le
importe. Bebo el resto del batido interiormente agradecida de que
finalmente pueda tener algo en mi estómago.
 
Capítulo 13

Brinley
 

Durante los próximos días, Luka cumple su palabra. No veo a


ninguno de los otros guardias y él baja personalmente con mi comida
y todo lo que necesito. Intenta hablarme, pero a menos que se trate de
algo que afectará mi vida, no le respondo. No me importa lo perra
que me haga parecer.
—Parece que estás ganando algo de peso. Estoy feliz de verlo. Te
estabas volviendo demasiado pequeña—dice Luka mientras está de
pie en la puerta esperando que termine de comer.
Le clavo los ojos, ¿me acaba de llamar gorda? Aprieto la
mandíbula y le doy la espalda. Casi puedo sentirlo erizarse desde
donde estoy sentada. Odia ser ignorado.
Da unos pasos rápidos para pararse justo en frente de mí.
—¿Así que vas a actuar como una niña malcriada por el resto del
tiempo que estés aquí? ¿Es eso lo que vas a hacer? Porque estoy
tratando de ser civilizado contigo. No es mi norma—dice. Está
furioso.
Me pongo de pie frente a su cara y dejo que mis dedos vuelen.
—¿Civilizado? Una persona civilizada me dejaría ir. No quiero
estar aquí, no debería estar aquí. No sé nada sobre lo que está
pasando con mi hermanastro y mantenerme aquí no va a resolver el
problema.
—Entonces, ¿qué me sugieres que haga? ¿Dejarte aquí para que te
mueras de hambre? ¿Dejar que te vuelvas loca en soledad? —Luka se
acerca y cuando lo miro a la cara en lugar de solo la ira, creo que veo
dolor. Él no quiere mantenerme aquí, pero parece que no tiene
alternativa.
—Quiero alejarme de él. —Señalo la pared que conecta con la
celda del hombre que pasa la mayor parte de sus días lanzándome
bombas sexuales a través de las grietas.
Los ojos de Luka se mueven violentamente hacia la pared.
—¿Qué mierda hizo? ¿Te está molestando? —me pregunta.
—Él… él solo dice algunas cosas muy sucias. Preferiría no
escucharlo. —Pongo las manos en las caderas. Si él está realmente
arrepentido por la situación en la que me tiene, entonces tal vez
debería aprovecharme de eso. Ahora mismo tengo que aceptar lo que
es y eso significa que voy a tener que aceptar que voy a estar aquí por
mucho tiempo.
—Hecho. No lo volverás a escucharlo—gruñe mientras vuelve su
mirada hacia la pared.
Agarro su brazo para que se vuelva hacia mí.
—No lo mates.
Frunce ligeramente el ceño. Preparo mis manos para decirlo de
nuevo en caso de que no haya entendido, pero empuja mis manos
hacia abajo cuando empiezo a repetirlo.
—Sé lo que dijiste, pero no entiendo por qué te importa. Quiero
decir, ¿qué significa él para ti? Su vida está perdida y en realidad
merece estar aquí.
—No me importa, no quiero ser responsable de la muerte de
alguien. —Dejo caer la mano sobre su brazo y lo mira como si fuera
una pequeña mariposa a la que no quiere molestar.
—Bien, lo moveré a una nueva celda, ¿qué pasa con la de este
lado? —Señala la pared detrás de mí. Lo miro y me encojo de
hombros. Ni siquiera sabía que había alguien allí atrás. Ha estado
muy callado.
—No, está bien.
—Ok. Bien. Puedo hacer eso. —Él asiente con la cabeza y
retrocede.
—Gracias.
Él sonríe y la vista retuerce algo en lo más profundo de mi
estómago. Es hermoso y cuando no me está amenazando con
dañarme puedo ver que es un tipo bastante decente. Observo
mientras toma mi plato vacío y sale de la habitación. Contengo la
respiración esperando escuchar lo que va a hacer con el hombre rudo
de al lado. Le pedí que no lo matara, pero podría haberme mentido.
—Oh Luka, es bueno verte. ¿Has decidido irte al infierno como te
sugerí anteriormente? —se mofa el hombre de Luka y me muerdo el
labio con anticipación. A menos que el tipo de al lado sea un maldito
oso, no sé por qué alguien incitaría a Luka.
—No, Pollock, ya estás en el infierno. ¿O no te has dado cuenta de
eso ya? — oigo decir a Luka.
Pasa un breve momento de silencio antes de que escuche algo
pesado golpear contra la pared de piedra.
—¡Maldito idiota! ¡Cuando salga de aquí, te mataré! Voy a
arrancarte los ojos con un picahielos y a morderlos como jodidas
piruletas—grita el prisionero, Pollock y me alejo de la pared con mi
mano sobre mi boca.
¿Qué clase de persona diría algo así? Además, ¿a quién diablos se
le ocurre algo así?
Hay más forcejeos y, finalmente, escucho al hombre gritar de
dolor:
—Detente, suéltame. ¡Detente, lo siento!
Oh mierda, Luka lo va a matar a golpes.
—Ahora, estás jodidamente arrepentido. Te dije antes que hagas lo
que te digan o habrá dolor. Apuesto a que cuidarás lo que dices de
ahora en adelante.
—Sí, sí, por favor, lo siento. —Escucho a Pollock jadear.
—Levántate, ahora—le ordena Luka.
Lo está sacando. Corro hacia la puerta y empujo la pequeña
ventana que permite a los guardias meter cosas cuando solían
traerme algo. Llámalo curiosidad morbosa, pero quiero ver qué tan
mal golpeó Luka a este tipo solo porque me quejé de que me decía
cosas sucias.
La pesada puerta de la celda a mi lado se abre y escucho pasos
arrastrándose por el suelo de piedra. Miro a través de la abertura y
casi me atraganto cuando veo a Luka tirando del hombre.
Uno de sus ojos se había salido de la cuenca y colgaba contra su
rostro de las venas y ligamentos. Le sale sangre por la nariz y la boca.
Está sucio, con cortes profundos en la piel probablemente de donde
se rascó, este hombre no fue atendido en absoluto.
Pollock voltea su rostro para que su ojo bueno esté sobre mí,
mueve su lengua hacia mí antes de sisear.
—Huelo tu coño, perra.
—¡Hijo de puta!—ruge Luka y lo veo arrojar a Pollock contra la
pared. Luka no pierde el tiempo. Saca el arma y le dispara tres veces
en el tórax. El pecho de Luka sube y baja después.
Lo mató. Me alejo de la puerta y dejo caer la cabeza sobre las
rodillas. No lloro tanto por la muerte del hombre claramente
perturbado, sino por el hecho de que Luka parece que solo puede
resolver sus problemas matando.
Pasé toda mi vida tratando de salvar vidas… la mía, la de los
animales, la del planeta. Estar tan cerca de tanta muerte se siente
como si estuviera drenando todo lo que queda de mí. Cada vez que
pienso que podría acercarme a Luka, él me

muestra lo diferentes que somos en realidad.


—¿El guardia te trajo el balde? —pregunta Luka y simplemente
señalo el balde junto a la pared. El trapo y el jabón aún no se han
usado. Espera que me desnude y me lave usando agua fría de un
balde. Como un maldito animal.
Si me va a tratar como a un animal, así voy a actuar. No necesito
hacer lo que dice solo porque abre la boca. Ya sé que no me va a
matar. Me lo ha dicho. Él no me va a dejar ir. Todo lo que le quedaba
por hacer era vencerme, pero basándome en la forma en que su
conciencia lo ha estado carcomiendo, no creo que vaya a hacer eso
tampoco.
Haré lo que me dé la gana y si eso significa que no quiero
bañarme, entonces no lo haré.
—No lo has usado—dice suavemente—. ¿Hay algo malo con eso?
Pongo los ojos en blanco y sigo ignorándolo. No tengo nada más
que decirle. No quiero tener nada que ver con él. Me recuesto contra
la pared y cierro los ojos, desconectándolo.
—Oye, no me ignores, Brinley. Tienes que lavarte, estás
empezando a oler.
Solo suelto un resoplido. Está tratando de meterse debajo de mi
piel. No voy a dejarlo. Hoy no.
—No estoy de humor para tu mierda en este momento, o te lavas
o lo haré por ti, Brinley—espeta.
Mis ojos se abren lentamente y le ofrezco una media sonrisa. Me
acerco al balde de agua en el suelo y lo recojo. Está limpio, al menos
puedo decir eso. Luego, con el valor de una semana de frustración
acumulándose en mis extremidades, tiro el balde en su dirección
empapándolo con el agua que contiene.
Él farfulla por un segundo y se limpia la cara. Parece un cachorro
mojado. Su cabello rubio, por lo general perfectamente peinado, está
aplastado contra su rostro, la chaqueta y la camisa de su traje están
empapadas, y su rostro está más rojo que nunca.
Enfoca sus ojos en mí, y me estremezco un poco por la intensidad.
Mierda, me va a matar. Solo lo sé.
—Bien, quieres jodidamente jugar. Entonces juguemos a este
juego. —Se abalanza sobre mí, pero salgo disparada de su camino
hacia el otro lado de la habitación. Corre detrás de mí y me agarra del
brazo. Me libero de su agarre y trato de correr hacia el otro lado de la
habitación. Simplemente no hay suficiente espacio, extiende la mano
y me agarra de nuevo. Esta vez su agarre es tan fuerte que se siente
como si los huesos de mi muñeca estuvieran siendo aplastados hasta
convertirse en polvo.
El dolor rebota a través de mí y luces brillantes destellan ante mis
ojos. Se aprovecha del segundo en que me estoy ajustando a lo que
me está haciendo para lanzarme sobre su hombro. Golpeo y trato de
patear para liberarme, pero él simplemente aprieta más sus piernas.
Me estiro y trato de tirar de su cabello. Solo que no tengo el ángulo
correcto, así que enfoco mi atención en su espalda. Golpeo con mis
puños la amplia superficie de su espalda y lo escucho gruñir de
dolor.
No hay forma de que lo lastime a menos que sea más fuerte de lo
que creo. No es hasta que vuelvo a levantar la vista que veo que ya no
estoy en la pequeña celda en la que he estado desde que llegué aquí.
Estamos caminando en otro lugar. ¿Adónde me lleva? ¿Va a dejar que
los otros prisioneros me tengan? Si son como Pollock, no sobreviviré
un día con ellos. El miedo atraviesa mi corazón y aunque he luchado
endemoniadamente para salir de esa pequeña habitación, todo lo que
quiero hacer ahora es regresar.
Golpeo su espalda de nuevo y finalmente uso las uñas para
arañarlo. Él brama de dolor y cae sobre una rodilla conmigo todavía
en su hombro.
¿Qué carajo?
Se levanta de nuevo y sigue caminando. Abre una puerta y hay
escaleras que suben. Dejo de golpearlo principalmente porque no
quiero que vuelva a gritar de dolor así y también porque necesito ver
mi entorno. Si alguna vez logro escapar, necesito conocer mi camino
o lo mismo que sucedió con Segen podría volver a suceder. Estaría
corriendo en círculos tratando de adivinar qué camino tomar.
Llegamos a otro piso y jadeo en estado de shock. Hay otras
personas aquí. Personas no encerradas en celdas. Sin embargo, todos
se ven increíblemente pálidos. Tampoco se les permite salir. Dejo que
mi cabeza caiga contra su espalda. Es inútil.
Un segundo después, abre una puerta y me deja caer al suelo. Me
duelen los ojos por el brillo de la habitación. Las paredes están
pintadas y hay baldosas en el suelo. Me giro para mirar alrededor y
veo que me ha llevado a un baño. Hay varios puestos y duchas, como
algo que verías en un vestuario.
Él asoma la cabeza por la puerta.
—Nitko ne ulazi. (NdelT: Nadie entra.) —Sus palabras son duras.
Luka cierra la puerta con llave antes de darse la vuelta y mirarme a
los ojos con furia absoluta.
No me molesto en levantarme o moverme del lugar donde me
dejó caer. Esta habitación está tan vacía como mi celda, no hay nada
aquí que pueda usar para lastimarlo tampoco. Debería haberme
lavado en la habitación cuando me lo dijo.
—Levántate, ahora—gruñe.
Sé por la mirada en sus ojos que se está aferrando a su compostura
por un hilo. No quiero que se rompa. He visto lo que puede hacer
cuando está molesto. Una imagen de Pollock tirado de lado en el
suelo aparece en mi mente. Su ojo colgando frente al que todavía
estaba en su cabeza. La sangre goteando de su boca en un pequeño
charco debajo de su cabeza.
—Si tengo que decirlo de nuevo, voy a arrastrarte por tu maldito
cabello. —Luka da un paso amenazador en mi dirección y no puedo
evitar las lágrimas que corren por mi rostro. Me pongo de pie y mis
muslos tiemblan bajo mi peso.
Hace un gesto rígido con la cabeza hacia la fila de duchas detrás
de mí. Echo mis hombros hacia atrás y levanto la barbilla tratando
desesperadamente de no mostrarle lo asustada que estoy. Entro más
en el cuarto de baño y mis ojos recorren la habitación anodina. No es
nada especial, pero al menos no es un jodido balde de agua. No me
importaría tomar una buena ducha caliente para quitarme un poco de
esta suciedad y sudor del cuerpo.
Me paro frente a uno de los cabezales de la ducha lista para
comenzar hasta que me doy cuenta de que Luka todavía está detrás
de mí. Las duchas están todas abiertas, así que no hay cortina ni nada
que me bloquee. Levanto las manos.
—¿Qué estás haciendo? Me tienes aquí, me ducharé—digo en un
intento por hacer que se vaya.
Su mirada enojada permanece clavada en mí mientras un ligero
gruñido levanta su labio superior.
—Desnúdate.
Jadeo y niego con la cabeza.
—Te di a elegir, decidiste comportarte como una maldita mocosa.
Quítate la puta ropa ahora o usaré mi cuchillo para cortártela. —Sus
palabras con dejo de veneno me hacen temblar y alejarme. Presioné
sus botones y esto es lo que obtuve a cambio… dolor y humillación.
 
Capítulo 14

Luka
 

Mis músculos están prácticamente vibrando de ira. Cómo esta


pequeña mujer se las arregla para llevarme a este punto está
jodidamente más allá de mi comprensión. Debería haberla dejado en
esa maldita celda para que se pudriera. No tengo obligación de
cuidarla.
Vuelvo al hoyo después de otro día con mis subalternos tratando
de encontrar al imbécil de su hermanastro. Han pasado casi dos
semanas desde que llegó aquí y recién ahora sus padres han alertado
de su desaparición. Sven ya se ha puesto en contacto con su padre
para hacerle saber que si quiere volver a ver a su hija se pondrá en
contacto con su hijo. Sven se aseguró de mantenerlo en el anonimato,
pero hasta ahora sus padres no han intentado decirnos dónde está
Geoff.
Realmente les importa una mierda esta chica y ese conocimiento
me molesta más que mi padre diciéndole a Kaja que controle a mis
clientes para asegurarse de que todos se sientan seguros. Estaban
seguros, nadie se había pasado de la raya desde que robaron los
documentos. Soy muy bueno en mi trabajo, pero es como si mi padre
nunca viera que nada de lo que hago fuera lo suficientemente bueno.
Se siente como si estuviera tratando de sacarme de la familia más y
más cada día. Tengo que saltar aros fuego solo para mantener mi
posición.
Además de defraudar a mi familia, parece que ni siquiera puedo
cumplir mi palabra con Brinley. Me hizo prometer que no mataría a
Pollock. Pero cuando lo escuché hablarle así, tan irrespetuosamente,
mi control se rompió y la muerte pareció una bendición en
comparación con lo que realmente quería hacerle.
Cualquier otra persona en mi vida estaría orgullosa, si no aliviada
de que le hubiera disparado, pero no Brinley. No, cada vez que la
miro ahora veo esa misma mirada de disgusto otra vez. Me está
juzgando. Ella no me mira y lo que más odio es el hecho de que no
me habla. No puedo oír sus palabras, pero algo en sus manos fluidas
y su rostro expresivo calma mi mente. Es la única razón por la que
sigo yendo a su celda para llevarle cosas. El resto de mis trabajadores
podrían hacerlo, pero entonces no tendría excusa para hablar con ella.
Cuando llegué esta tarde de mi búsqueda, estaba sentada en el suelo,
con los brazos y la cara manchados con lo que parecía suciedad, el
cabello fibroso y su piel simplemente no tenía el mismo brillo que
tenía cuando la trajeron. Le dije que olía solo para que se moviera,
pero ella sigue oliendo de manera maravillosa para mí.
Estaba listo para darle algo más para lavarse si el agua que le
proporcionamos no era lo suficientemente buena. Pero en lugar de
hablar conmigo, había pensado que tirarme el agua fría en la cara era
una mejor manera de hacerlo. Ella no respeta mi posición como
alguien que tiene el control de si vive o muere. Quiere jugar rudo;
entonces puedo hacer eso, con mucho gusto.
—Desnúdate—digo asegurándome de mirarla a los ojos.
Cuando sus ojos se agrandan y niega con la cabeza, casi esbozo
una sonrisa. Ella piensa que tiene una opción en el asunto. Estoy
cansado de jugar limpio con ella.
—Te di a elegir, decidiste comportarte como una maldita mocosa.
Quítate la maldita ropa ahora o usaré mi espada para cortártela. —
Mis dedos rozan el filo del cuchillo que tengo envainado en el bolsillo
trasero. Si tengo que cortarle la ropa para que se dé cuenta de que no
es la que tiene el control aquí, sería una pena, pero lo haría.
Me sorprendo al ver su labio inferior temblar.
Joder, ¿va a llorar?
Se aleja de mí y comienza a quitarse la ropa. Odio tener que hacer
esto, odio que para que ella haga lo que sé que necesita, tenga que ser
un maldito imbécil.
Su ropa cae en una pequeña pila a su lado y la observo mientras la
patea. La escucho dar un último grito ahogado antes de que ella
enganche las manos en sus bragas y las empuje por sus piernas. Mis
ojos recorren la parte trasera de su cuerpo con avidez devorando
cada centímetro de ella. Es jodidamente perfecta. Tan pequeña que
estoy seguro de que podría levantarla y si doblara las piernas cabría
dentro del ancho de mi pecho.
La veo estirarse y abrir el agua. Un chorro de agua satura
rápidamente su piel. Usa las manos para frotarse la piel y solo
entonces me doy cuenta de que no tiene jabón. Camino hacia el lado
opuesto del vestuario asegurándome de mantenerla a la vista. Las
criadas y la seguridad usan este vestuario, así que sé que hay algunos
artículos de tocador aquí. Abro uno de los armarios y efectivamente,
hay una pequeña pila de pastillas de jabón sin usar. Tomo una y la
presiono contra mi nariz solo para ver a qué huele.
Camino hacia donde ella está y su cuerpo se tensa cuando se da
cuenta de que he regresado.
No solo he vuelto a observar, también he vuelto a ayudar.
Me quito los zapatos, la camisa mojada y la chaqueta del traje
antes de caminar hacia el chorro de agua justo detrás de ella. Ella se
queda inmóvil pero no se da la vuelta. No necesito que lo haga, mi
mente ya está reproduciendo la imagen de ella corriendo desnuda
hacia mí por el pasillo.
Humedezco el jabón y empiezo a lavarle suavemente los brazos,
ella mantiene su cuerpo completamente tenso. Cuando estoy
satisfecho con mi trabajo en ese brazo, paso al siguiente. Se le pone la
piel de gallina y sé que no es por el agua. A ella le gustan mis manos
en su cuerpo. He pasado mucho tiempo aprendiendo las señales de
las mujeres, y aunque Brinley es más difícil de leer que la mayoría,
tengo cierto efecto en ella.
Uso el jabón para lavarle la espalda y me aseguro de masajear sus
músculos tensos con mi mano libre. Sus brazos aún no se mueven,
pero veo que la parte de atrás de sus orejas se vuelve de un rojo
brillante. Se está sonrojando. Joder, esto no se supone que sea algo
para que yo disfrute, se supone que esto le debe enseñar una lección.
La agarro de los hombros y le doy la vuelta.
El agua cae en cascada por su rostro y sus habituales ojos azules
brillantes se han oscurecido. Sus labios son de color rosa brillante y
su pecho se eleva rápidamente con el ritmo de su respiración. Quiero
jodidamente devorarla. Paso el jabón por su parte delantera y aunque
sus ojos se suavizan un poco, todavía no se relaja para mí. Ella va a
seguir así, pero ahora que la he visto desnuda, es mi misión personal
verla retorciéndose de placer.
—Desafías cada parte de lo que soy, Brinley. —Me acerco a ella y
mi dura polla roza su cuerpo a través de mis pantalones. La delgada
tela hace muy poco para amortiguar el contacto. Jadea de nuevo, pero
luego veo que aprieta la mandíbula con fuerza. Solo otro ejemplo de
ella haciéndome trabajar para conseguir algo de ella.
No puedo hacer que grite mi nombre, pero puedo hacer que se le
debiliten las rodillas.
—He pensado en dejarte en la celda. ¿Por qué debería
preocuparme por una chica que estaba en el lugar equivocado en el
momento equivocado? He pensado en entregarte a mis guardias para
que puedan divertirse un poco antes de que te matemos. Incluso he
pensado en soltarte en un lugar donde sé que morirías antes de que
alguien pudiera encontrarte. Pero sé que todas esas opciones
involucran que borre esa mirada de tus ojos. —Mis manos continúan
moviendo el jabón sobre su cuerpo, pero ya no me importa la
suciedad. Solo quiero tocarla—. Me miras como si tuvieras derecho a
juzgarme. Me miras como si estuviera por debajo de ti. Al principio,
me molestó. Pero luego me di cuenta de algo, no soy parte de tu
mundo. Soy el malo, deberías mirarme como si fuera un monstruo. —
Arrastro el jabón por la parte delantera de su cuerpo y trato de lavar
entre sus piernas, pero mantiene sus muslos bien cerrados como si
eso fuera suficiente para mantenerme fuera—. ¿Quieres ver quién soy
realmente? Deja que te enseñe—gruño y ella se estremece como si
fuera a golpearla cuando levanto la mano.
Se recuesta en el chorro de agua y el aguacero me impide verla
con claridad. No puedo permitirlo. Los cabezales de la ducha en el
vestuario son desmontables, arranco el que está encima de ella y
frunce el ceño, confundida. Presiono el pequeño botón en el cabezal
de la ducha que ajusta la presión de los chorros de agua. La lluvia
ahora está más enfocada, destinado a masajes.
Deslizo el cabezal por la parte delantera de su cuerpo y justo
cuando llego a su montículo, sus manos salen y agarra mi muñeca,
hay pánico en toda su cara.
—Suéltala—gruño.
Ella suelta mi mano y presiono el spray entre sus piernas. Me
pregunto cuánto tiempo podrá seguir así, porque estoy feliz de
quedarme aquí todo el tiempo que sea necesario. Ahora que el agua
no le cae en la cara, puedo ver claramente sus expresiones. Sus ojos se
mueven de un lado a otro antes de mirarme, ahora está aún más
confundida.
Sus manos se levantan y estoy tan sorprendido por el movimiento
que no entiendo lo que dice. Estoy demasiado ocupado mirándola a
la cara.
—Dilo otra vez—susurro y ella vuelve a mover las manos al
mismo tiempo que sus piernas se separan levemente.
—¿Qué estás haciendo? ¿Qué es esto?
La miro de reojo. Estoy tratando de averiguar si está hablando en
serio o no. Pensé que todas las damas sabían sobre el cabezal de la
ducha. Su cuerpo se sacude una vez y agarra mis antebrazos
desnudos, el pánico se refleja en su rostro y trata de alejarse. Está
asustada.
—Shh, te tengo. No escapes.
Sus manos se levantan de nuevo y busca a tientas sus palabras.
—¿Por qué estás haciendo esto? Demasiada presión en mi
estómago. Se siente como si algo fuera a romperse dentro de mí.
¿Qué…? —Deja de hacer señas y se agarra a mis antebrazos de nuevo
mientras su cuerpo la obliga a abrir las piernas aún más.
Mi polla late y lucho contra mi propia naturaleza para no
levantarla y dejarla caer sobre ella.
—¿No sabes lo que se siente correrte, Brinley?
Ella niega con la cabeza rápidamente antes de deletrear con los
dedos la palabra virgen con una sola mano, la otra aún aferrada a mi
antebrazo.
Ella es virgen, la chica es una maldita virgen que nunca ha tenido
un orgasmo. Un deseo como ningún otro se apodera de mí. Necesito
ser yo quien la pruebe la primera vez que se corra.
Lanzo el cabezal de la ducha al suelo sin importarme un carajo
donde sale el agua. Ella gime más fuerte de lo que nunca he oído y
hace pucheros como si acabara de robarle su juguete favorito. Caigo
de rodillas y ella parece confundida de nuevo. No puedo molestarme
en explicar esto ahora. Además, estoy seguro de que lo descubrirá en
un segundo. Lanzo una de sus piernas sobre mi hombro y me
sumerjo en su coño. Mi primer beso a esta seductora silenciosa es en
su jugoso coño.
Solo toma un segundo hasta que sus manos van a mi cabello y tira
ligeramente. Cuando inclino la cabeza para mirar hacia arriba, ella
me está mirando y su boca está ligeramente abierta mientras respira
entrecortadamente. Hago rodar la lengua sobre su clítoris y sus
rodillas se doblan, levanto mi otra mano y la presiono contra su
estómago para mantenerla de pie. Lanzo mi lengua entre sus
pliegues, deslizando todo el jugo que este coño intacto tiene para dar.
Ella sabe tan jodidamente dulce. Gimo y mis caderas se mueven un
poco tratando de tener algo de fricción. Su cuerpo comienza a
temblar con fuerza y miro hacia arriba justo a tiempo para ver su
cabeza presionada contra la pared y su abdomen apretándose con
fuerza una y otra vez.
No dice una palabra y no necesita hacerlo. Su cuerpo me dice todo
lo que necesito saber y quiero escuchar más. Presiono un dedo en su
abertura solo para sentirla y su apretado coño apenas puede tomar
mi dedo medio. Solo le meto la punta y siento ese pequeño trozo de
tejido que confirma su historia de que no la tocaron.
Froto, pero no quiero desvirgarla así. Retiro el dedo, pero mi boca
no deja de moverse contra ella. Beso su abdomen y ella enrolla sus
brazos alrededor de mi cuello aferrándose a mí con fuerza, su
comportamiento distante desapareció hace mucho tiempo e intenta
acercarme aún más.
Lamo el centro de su estómago y sus caderas presionan contra mí.
Me encanta que sea tan codiciosa por algo que ni siquiera sabía que
necesitaba. Mis labios encuentran su pecho y succiono el apretado
pezón en mi boca. Su mano golpea contra la pared mientras arquea la
espalda para que pueda meter más de su pequeña teta en mi boca.
Todavía tengo los pantalones puestos, pero mi necesidad por ella se
está saliendo rápidamente de control.
—Mierda, Brinley, sabes tan bien. Quiero lamer tu cuerpo en todo
momento—digo y gimo contra su piel. Cambio a su otro pecho y me
aseguro de prodigarle atención también.
Sus manos se sienten como seda mientras recorren cada parte de
mi cuerpo que puede alcanzar. Necesito más de ella, necesito todo de
ella. Me pongo de pie en toda mi estatura, pero eso me pone
demasiado lejos de su alcance. Apenas llega a mi pecho. La levanto y
la acuesto en el suelo duro. Preferiría estar en una cama ahora mismo,
pero esto tendrá que funcionar.
Mis labios suben por su cuello y barbilla antes de cerrarlos con los
de ella. Se inclina hacia mí y sus brazos se envuelven alrededor de mi
cuello. Ella enrosca las manos en el cabello de mi nuca. Me estoy
acostando a un lado de ella para no aplastarla. Todavía presiono mi
polla contra su cadera y me muevo tan fuerte como puedo para
obtener algo de alivio. Mis dedos recorren su cuerpo mientras sigo
memorizando cada parte de su boca. Le separo las piernas y esta vez
no hay resistencia, ella deja caer sus rodillas hacia un lado para que
pueda hacer con ella lo que quiera.
Quiero ver su cara cuando se corra esta vez. Uso mi dedo para
sumergirme dentro de ella asegurándome de no profundizar o abrirla
demasiado. Está tan mojada que mis dedos brillan con su lubricación.
Deslizo la mano a través de sus pliegues masajeándola suavemente.
Sigo besándola mientras mis dedos se mueven a un ritmo constante
sobre su apretada protuberancia. Su cuerpo comienza a temblar de
nuevo y su respiración sale en ráfagas cortas por la nariz, ella se va a
volver a correr. Muevo mis labios de su boca y la beso en el cuello
solo para empujarla aún más cerca del borde.
Su espalda se arquea fuertemente del suelo y sus piernas se
cierran de golpe en mi brazo, pero no dejo de moverme. No puedo.
Siento que mi polla se va a romper. Está muy dura y mis pelotas
están apretadas contra mi cuerpo, pero no dejo de empujarla contra
ella, incluso si sé que voy a sentir un dolor insoportable cuando
terminemos. Sus ojos se clavan en los míos y la mirada más erótica
que he visto en mi vida se asienta en sus rasgos cuando comienza a
caer en su clímax con un movimiento profundo de sus caderas.
Mis ojos permanecen abiertos. Tengo miedo de parpadear. No
quiero perderme ni un segundo de esto. Ella resopla profundamente
y el sonido más suave que jamás haya rozado mi oído hace que todo
mi mundo se detenga.
—Oh, Luka.
El tiempo se mueve en cámara lenta mientras mi cerebro registra
que ella acaba de hablar, pero eso es todo lo que puedo hacer
mientras el semen sale disparado en gruesos chorros en mis
pantalones.
—¡Mierda! ¡Mierda! —Mi orgasmo es tan abrumador que no
puedo evitar abrazarla con más fuerza contra mi cuerpo y
acurrucarme contra ella. Ella gime y sus manos me arañan el cuello,
lo que solo provoca un gruñido profundo que resuena desde mi
pecho y sale por mi boca.
No sé si pasa una hora o un minuto, pero cuando mis sentidos
comienzan a regresar a mí, me doy la vuelta y me estremezco
levemente por el dolor. Giro mi cabeza para mirarla solo para verla
mirándome.
Sus ojos son suaves y están llenos de deseo. Ésta es la mirada que
estaba buscando sin siquiera saberlo.
 
Capítulo 15

Brinley
 

Q
¿ ué demonios fue eso? Siempre supe que me faltaba en lo que
respecta a mi experiencia sexual, pero no sabía que me faltaba tanto.
Me había tocado antes algunas veces cuando estaba particularmente
excitada por alguien, generalmente algo que vi en una película o leí
en un libro. Aunque eso siempre hizo que me sintiera más frustrada
que cuando había comenzado.
Lo que Luka me acaba de hacer no se parece a nada que haya
sentido. Ni siquiera me avergüenza decir que quiero sentirlo tan a
menudo como sea posible.
Me estremezco ahora que el calor del momento ha pasado.
—Mierda, te vas a congelar. Vamos. —Luka se pone de pie y
cuando veo su espalda no puedo evitarlo, me siento bruscamente. Él
se congela cuando escucha mi jadeo agudo. Con razón había rugido
de dolor cuando le arañé la espalda. Me mira por encima del hombro,
pero no dice nada. Simplemente continúa caminando hacia el otro
lado del gran vestuario. De ninguna manera voy a dejar que actúe
como si no hubiera visto eso.
Me pongo de pie y camino rápido en su dirección. Agarro su
brazo y tiro de él suavemente hasta que se detiene. Se vuelve para
mirarme, pero su rostro es una máscara de ira. No me dejo engañar,
ya me ha mostrado quién es. Muevo mis manos para hablarle.
—¿Qué pasó? No sabía que estabas herido así o no te habría
arañado. ¿Quién hizo esto?
—No te preocupes por eso—responde con voz entrecortada.
No dejo que se aleje.
—Luka, quieres que las cosas sean diferentes, entonces esto tiene
que ser un toma y daca—digo con las manos, suspiro y las dejo caer
esperando mostrar mi frustración.
Lo veo abrir la boca, pero la cierra antes de decir nada. En cambio,
se da la vuelta hacia un casillero de almacenamiento y saca una toalla
grande. Vuelve a mí y la envuelve alrededor de mi cuerpo. Lo miro a
los ojos esperando que me diga algo.
—Tengo un trato para ti—dice mientras saca una toalla para él y
comienza a secarse el cuerpo.
—¿Cuál? —digo con señas para que pueda continuar.
—Responderé a tus preguntas si tú respondes a las mías—dice
enarcando una ceja.
—¿Honestamente?
—Sí, seré sincero. Pero eso es igual para ti. Nada está fuera de los
límites—dice.
—Ok. Yo primero.
—No, necesitas secarte primero. No voy a ninguna parte.
Responderé a tus preguntas cuando tengas algo de ropa puesta y no
me distraiga el hecho de que quiero inmovilizarte contra la pared con
mi polla.
Mis ojos se abren como platos y siento mis mejillas calentarse.
—Mira esa mierda. Voy a enterrar mi polla en ti ahora mismo si
no nos movemos. —No me muevo Él gime y alcanza otra toalla para
envolver alrededor de mi mitad inferior. Se agacha y me levanta
dejando nuestra ropa amontonada en el suelo de la ducha. Salimos
del baño, algunas de las mismas personas que vi cuando entramos
todavía están allí. Aunque la expresión de total sorpresa y asombro
en sus rostros me deja saber que ésta no es la norma.
Luka camina en la misma dirección por la que vinimos, pero antes
de alcanzar la perilla de la puerta, gira sobre sus talones y camina en
la dirección opuesta. Va hacia una puerta, pero en lugar de una
cerradura normal como las otras puertas, ésta tiene un teclado.
Presiona algunos botones y la puerta se abre ligeramente. Él la abre
por completo y nos lleva a lo que solo puedo suponer que es su
habitación.
Tiene aproximadamente el tamaño de cuatro celdas. A pesar de
que todavía no es la habitación más lujosa que he visto en mi vida, es
mucho mejor que la celda en la que estaba. Me deja en la cama
tamaño queen y se acerca a un tocador alto. Saca algo de ropa para él
y como si no estuviera sentada aquí mirándolo, se baja los pantalones
y me da una vista completa de exactamente lo que estaba empujando
contra mi cadera hacía unos minutos. Es gruesa y sorprendentemente
muy bonita. Mi palma pica con la necesidad de tocarlo. Me pregunto
si es tan pesada como parece.
Me guiña un ojo.
—Me mostraste el tuyo. Lo único correcto es que te muestro la
mía. —Termina de secarse antes de ponerse la ropa que sacó de la
cómoda y se me acerca con lo que parece ser una camisa grande. Me
la pongo y es lo suficientemente grande como para caer casi hasta mis
rodillas.
Se sienta en la cama a mi lado, pero no dice una palabra. Esperaré,
pero no voy a olvidarme de lo que vi.
—Bien, adelante. Uno a la vez. —La voz de Luka es ronca, es
obvio que no quiere hablar conmigo sobre lo que pasó.
—¿Qué le pasó a tu espalda?
—Mi padre me castigó por haberla jodido con tu hermano—
responde.
Mi mente da vueltas con la información. ¿Su padre le hizo esto?
¿Porque no puede encontrar a mi hermano?
Antes de que tenga la oportunidad de hacer más preguntas sobre
eso, niega con la cabeza.
—No, no lo hagas, es mi turno. —Se recuesta contra la cabecera
minimalista—. Te escuché hablar, ¿cómo es eso si eres muda?
Muevo las manos rápido y él se concentra para poder seguirme el
ritmo. Le explico todo lo que pasó con el cáncer de garganta. Cómo es
posible hablar, pero no lo hago, ya que las personas rara vez me
escuchan y después de un tiempo, me da dolor de garganta. Bajo las
manos y él me mira a la cara.
—Es difícil discutir contigo cuando todo lo que escuchas es un
susurro—digo y sus ojos se iluminan como si le hubiera dado un gran
regalo.
—¿Por qué necesitas a mi hermanastro?—pregunto y sé que estoy
pisando aguas peligrosas.
—Robó droga y un sobre con unos papeles. Me importan un
carajo las drogas, pero el papeleo es vital. Son pasaportes y
documentos de ciudadanía para algunas personas muy importantes
de mi país de origen. En este momento solo están esperando en el
limbo. Permitir que la seguridad de esa fortaleza se vuelva lo
suficientemente laxa como para que tu hermanastro se marche con
total tranquilidad con esa información me convierte en una carga
para mi familia.
—¿Cómo? ¿Estabas parado allí cuando la robó o algo así? —
pregunto ignorando por completo la regla de una pregunta cada uno.
—No, claro que no. Pero estoy a cargo de mantener seguros a mi
familia y nuestros productos. Tenemos muchas personas a las que les
gustaría vernos desmoronar, simplemente se los facilité. —Puedo ver
el peso empujando sus hombros hacia abajo más y más.
No voy a pretender que sé cómo es la vida para él, pero una parte
de mí siente que tal vez se está castigando más de lo que necesita.
—¿Sabes dónde está tu hermano?—pregunta, manteniendo sus
ojos en los míos hasta que empiezo a firmar.
—No, Geoff y yo no somos cercanos. La única razón por la que
vive conmigo, si se le puede llamar así, es porque mis padres
asumieron que, debido a mi discapacidad, necesitaba a alguien que
me cuidara. Solo aparecía una vez cada tres semanas más o menos.
Tiene muchos títulos, pero no es la persona más inteligente.
Apostaría por el hecho de que él ni siquiera sabía que tomó el
papeleo. ¿Por qué no puedes obtener copias de la documentación?
—No fue exactamente adquirido legalmente—dice con una
sonrisa.
—¿Por qué no sabes cómo se siente un orgasmo? Eres hermosa,
inteligente y un poco ruda. No entiendo cómo ese fue tu primer
orgasmo. —Los ojos color canela de Luka se aferran a los míos.
Dejo caer la cabeza de repente, muy consciente de que no tengo
experiencia. ¿Tal vez hice algo mal? ¿Quizás no le gustó algo?
—Después de mi diagnóstico, no tuve mucho tiempo para tratar
con chicos. Para cuando empecé a mirar alrededor, nadie quería
tratar con la chica que no podía hablar. Supongo que podría haber
intentado esforzarme más en aprender sobre esto, lo siento si…
Empuja mis manos hacia abajo, tira de mí bruscamente hacia sus
brazos y su boca se cierra sobre la mía. Suelto un gemido justo antes
de derretirme en sus brazos. Dios, no sabía lo bien que se siente
besar.
Se aparta y respira jadeando.
—Nunca te disculpes por eso, quiero ser el que te brinde esas
experiencias. —Se inclina hacia atrás, pero se detiene justo antes de
que sus labios toquen los míos—. Brinley, me está matando tenerte
aquí, pero no puedo dejarte ir. Es demasiado riesgo. Sé que no puedo
solucionarlo, pero haré todo lo que esté a mi alcance para que sea
soportable.
Veo sinceridad en sus ojos. El hombre está atrapado entre la
espada y la pared. ¿Cómo puede ser soportable una vida en prisión?
Sé que tiene buenas intenciones, pero no puedo evitar sentir que mi
vida se me escapa.
 
Capítulo 16

Luka
 

Puede que esté jodido con todo lo demás en mi vida, pero puedo
encontrar una manera de hacer que este lugar sea aceptable para
Brinley. No se parece en nada al tipo de chica que suelo buscar. Es
callada, tranquila y pacífica. Un cambio completo a cualquier cosa en
mi vida. En el momento en que me di cuenta de lo profundo que se
había metido bajo mi piel, ya era demasiado tarde. Ahora no solo
quiero asegurarme de que se sienta cómoda aquí, sino que quiera
quedarse.
—Puedo traerte algo de ropa y cualquier otra cosa que puedas
necesitar. Normalmente no me quedo aquí por las noches, pero
puedo hacerlo si quieres. Este piso es tan seguro como el piso de
abajo, pero prefiero que te quedes en la habitación tanto como sea
posible. Mis guardias siempre me han sido leales, pero odiaría pensar
que descargaran contigo cualquier frustración que tuvieran conmigo.
¿Quieres una televisión? Puedo traerla. —Las palabras salen de mi
boca en rápida sucesión. La necesidad de impresionarla se convirtió
rápidamente en el único pensamiento en mi cabeza.
Ella agarra mi cara, una leve sonrisa en la suya, me suelta y
comienza a hablar.
—Detente. No necesitas traer mi vida aquí abajo. Estar fuera de
esa celda es suficiente. Una ducha y un baño adecuado es
maravilloso. La luz del sol sería lo mejor. —Sus cejas se levantan
ligeramente para ver lo que voy a decir a la última parte.
—No puedo, sabes que no puedo.
Deja caer la cabeza un poco antes de volver a mirarme.
—Bueno—dice usando las manos.
Puedo ver la decepción en sus ojos, pero no hay nada que pueda
hacer al respecto.
Levanta las manos y comienza a hacer señas de nuevo.
—¿Qué tal una colchoneta de yoga y algo de música? ¿Un Ipod?
—Sí, absolutamente puedo entender eso. —Estoy feliz de que me
permita conseguir estas cosas para ella.
Extiendo la mano y ella desliza sus dedos en los míos. Yo la saco
de la cama y camino con ella hacia el pasillo. Le muestro la cocina y la
pequeña sala de descanso. El baño en el que ya ha estado y otra
habitación que usamos principalmente para almacenamiento. En el
otro lado de las instalaciones es donde están las viviendas de todos
los demás. Mientras pasamos por las diferentes áreas, me aseguro de
decirles a las personas a cargo que, a Brinley se le permite ir a donde
quiera para que no haya malos entendidos. Todos asienten con la
cabeza en comprensión, pero puedo ver las miradas desagradables
que algunos le dan. No entienden su posición aquí. Para ser honesto,
yo tampoco.

Todo lo que sé es que no la dejaré escapar.


Miro mi reloj por segunda vez en menos de tres minutos. Odio
tener que pasar aunque sea un poco de tiempo lejos de Brinley, pero
mis deberes para con la familia nunca terminan. Sven me había
contactado pidiéndome que nos reuniéramos en su casa. Sé que
todavía se siente mal por el papel que tuvo que jugar en mi castigo.
Puede que no lo diga, pero le dolía mirar.
—¿Tienes algún lugar en donde estar, hermano?—me pregunta
cuando vuelvo a moverme en mi silla.
—No, solo quiero continuar. ¿Hemos sabido algo de nuestra gente
en las Exumas?
Sven suspira y se recuesta en su asiento pasándose una mano por
el cabello.
—No, y no podemos hacer que los superiores esperen mucho más,
ya que están atrapados en medio del maldito océano en una
embarcación.
Como habían estado esperando tanto tiempo para llegar a los
Estados Unidos y no podían regresar a nuestro país de origen, Sven
había hecho un trato con su suegro para usar su embarcación como
vivienda temporal. El medio del océano, está lo suficientemente lejos
como para que ningún gobierno opere sobre ellos. Es incómodo y un
millón de cosas pueden salir mal. Sin mencionar que es una muy
mala primera impresión. Estos Pakhan están acostumbrados a tener
lo mejor en la vida, por lo que sentarse en un viejo y oxidado barco
cangrejero esperando que alguien les permita llegar a tierra no les cae
muy bien.
—Alguna palabra de Zeus sobre conseguir otro juego de
documentos— pregunto contra toda esperanza de que sea capaz de
lograr otro milagro.
—Sí, su fuente ya le dijo que sería imposible por al menos otros
tres meses. Todos son buscados por afiliación terrorista, por lo que
gestionarlos a través del sistema instantáneamente generaría señales
de alerta. No es algo a lo que nos podamos arriesgar.
—Mierda—me inclino tratando de encontrar una manera de salir
de este lío, y una vez más todo apunta a encontrar a ese bastardo de
Geoff.
—Hay algunos lugares más que Dagger y Kaja han ido a revisar,
también usamos algunas de las conexiones de Krsto. Todo el mundo
tiene los ojos bien abiertos buscando a este tipo. No hay tantos
lugares a los que pueda ir. Cuando lo encontremos, debemos
asegurarnos de que su hermana y sus padres estén allí para
motivarlo.
Una mano fría se envuelve alrededor de mi garganta y mis manos
se cierran en puños. Quiere que ponga a Brinley como cebo. No hay
forma de que vaya a hacer eso. No puedo. Ella no sabe nada. No
puedo ofrecerla como un cerdo gordo listo para ser descuartizado.
—Podemos usar a sus padres —le digo, si bien saco a Brinley de la
línea de fuego, estoy seguro de que se molestará si sacrifico a sus
padres, incluso si son unos imbéciles con ella.
—No, la chica también. Aún la tienes, ¿verdad? Pensé que tu
instalación era segura, que nadie podía salir. —Inclina la cabeza y me
mira con los ojos entrecerrados.
Me muevo en mi asiento y trato de mirar hacia otro lado. Sven y
yo generalmente tenemos una buena relación, crecer juntos nos unió
de una manera que no podemos unirnos con los demás. Sé qué
botones suyos presionar para que pierda esa famosa calma suya y él
sabe cuándo estoy escondiendo algo. Era un infierno cuando éramos
adolescentes.
—Luka. ¿La tienes o no? —me espeta.
—No me preguntes, joder, Sven, ya dije que la tenía—digo con
fuerza.
Me mira.
—También dijiste que tenías a Geoff, pero aquí estamos con Geoff
corriendo en el puto viento.
Uf, nunca vamos a superar eso, ¿verdad? Aprieto la mandíbula
con fuerza. Realmente no puedo decir nada en contra de eso.
—¿Cuál es el problema? ¿Por qué de repente no quieres usar a la
chica como ventaja? —Sven se recuesta en su asiento de nuevo y su
rostro vuelve a su habitual estoica máscara.
—Yo sólo… ella no es parte de esto. No vamos a conseguir nada
por ella y es obvio que, ni a sus padres, ni a su hermano, les importa
un bledo o se habrían esforzado más por encontrarla. La vida le jugó
una carta mala. —Hago lo mejor que puedo para mantener cualquier
emoción fuera de mi voz, pero por supuesto, mi hermano no se
dejará engañar.
—Estás mintiendo, ¿cuál es la verdadera razón? No puedes ser...
quiero decir no te importa esta chica, ¿verdad? —Veo la comisura de
su boca contraerse como si estuviera a punto de empezar a reírse de
mí.
Puede que estemos en la garganta del otro la mayor parte del
tiempo, pero sé que mi hermano nunca intentaría usar esta
información para lastimarme. Me desaconsejaría, me diría lo estúpido
que estoy siendo y me recordaría que no va a funcionar, pero no lo
usará en mi contra.
—No lo sé, Kvragu (NdelT: Maldita sea), creo que tal vez, no lo sé.
Solo sé que la idea de que la uses como cebo o algo así me da ganas
de arrancarte la cara y eres mi hermano.
Sus cejas se elevan antes de levantar las manos y juntar los dedos
frente a su cara.
—Nunca te había oído hablar de ninguna mujer de esta manera,
Luka. ¿Qué tiene que te hace sentir así?
—¿Qué mierda, ahora eres mi terapeuta? —digo con sorna y me
levanto del asiento. La energía nerviosa pulsa a través de mis venas
mientras siento que los minutos continúan pasando.
—No, no soy un terapeuta, pero resulta que sé un par de cosas
sobre una mujer que me golpea el culo. Parece que estás ahí y solo
quiero ver qué tiene ella. Si es su coño, tal vez solo necesites…
Lo interrumpo antes de que tenga la oportunidad de terminar.
—No es su coño. No hemos follado. Es virgen—admito, un poco
de orgullo brotando en mi pecho.
—¿Una virgen? Mmm, bueno, ¿es la conquista? ¿El hecho de que
nunca has sido el primero de alguien? —Sven haciéndome estas
preguntas debería estar molestándome, pero en realidad, estoy
agradecido. Los sentimientos que tengo por Brinley se han vuelto
muy fuertes e inesperados, así que es útil hablar de esto.
—No, no es nada de eso. Quiero decir, estoy emocionado por eso,
pero me estaba enamorando de ella incluso antes de saber que no
había sido tocada. Me atrajo incluso antes de que me dijera una
palabra. —Pongo las manos en las caderas y espero su próxima
pregunta.
—¿Enamorándote de ella? —Su voz es baja, pero me detiene en
seco. ¿Acabo de decir eso? ¿Me estoy enamorando de ella? ¿Qué
diablos está pasando en mi vida?
—¿Qué quieres de ella que no puedas obtener de otra mujer?
Nunca has tenido problemas para conseguir una mujer.
—Aceptación. Ella me hace querer ser mejor, nunca me mira como
si fuera un puto fracaso. Quiero ser su paz como ella es la mía. Ella no
tiene expectativas conmigo, además de que haga lo correcto. Nunca
me había sentido tan libre de la maldita presión en toda mi vida.
Quiero que ella me acepte. —La verdad sale a borbotones de mi boca
y cuando proceso lo que acabo de decir no puedo evitar sonreír.
—Entiendo. —Sven se pone de pie y se mueve a mi lado
deteniendo mi caminata—. ¿Sabes que no puedes dejarla ir, Luka?
¿Cómo se supone que debe estar contigo si es tu prisionera? No
quiero decirte que no ames a esta chica, pero solo ten cuidado de que
los sentimientos no sean unilaterales. —Sven me aprieta el hombro y,
aunque quiero ignorar lo que dice, en el fondo sé que me está dando
una gran dosis de realidad.
 
Capítulo 17

Brinley
 

Han pasado tres días desde que Luka me sacó de la celda y me


dejó quedarme en su habitación. Me dijo que él no suele pasar la
noche aquí, pero ha estado aquí todos los días desde entonces. La
primera noche nos besamos y hablamos hasta que estuve tan cansada
que no pude hacer nada más que quedarme dormida. Él había
dormido en una silla en lugar de en la cama. La noche siguiente,
nuestras sesiones de conversación pasaron de conocernos a sentirnos.
Su boca es, con mucho, lo mejor que he sentido en mi cuerpo, pero,
de nuevo, nunca he tenido la boca de nadie sobre mí. No tengo con
que compararlo. Anoche dejé que se quedara en la cama conmigo.
Durante toda la noche, pude sentir su dura polla presionando contra
mi culo, pero nunca trató de quitarme las bragas o darme la vuelta.
No me presionó, ni me hizo sentir que tenía que hacer algo. Parece
que mi primer orgasmo prendió fuego a mi libido, nunca he querido
renunciar a mi virginidad más que ahora.
Se fue hace unas horas con la excusa de que necesitaba ir a
trabajar. Desde que estoy en este lugar he estado encerrada o
escoltada por alguien. Puede que no haya mucho que ver por aquí.
Solo que ahora que Luka me ha dado la autoridad para moverme
como quiera dentro del complejo, quiero dar un paseo.
Luka se había asegurado de traerme algunas prendas para que no
tuviera que usar su ropa, no es que me importara. Me dirijo al área de
la cocina. No es muy grande y el equipamiento es de segunda mano
en el mejor de los casos. Tan pronto como entro, todos se dispersan
como si fuera un monstruo o algo así. Supongo que hablar con
alguien está fuera de cuestión. Saco una botella de agua de la nevera
y vuelvo al pasillo. Las paredes de este piso parecen haber sido
tratadas, no veo fugas de agua, ni nada por el estilo. Veo algunas
puertas en las que no creo haber estado y abro una para ver que es un
salón. Dos de las sirvientas están allí y cuando abro la puerta se
separan de un salto. Un rubor florece en los rostros de ambas.
Levanto la mano y pronuncio la palabra lo siento antes de cerrar
rápidamente la puerta y darme la vuelta. Camino hacia el otro lado
del pasillo y suspiro cuando llego a la puerta de mi nueva habitación.
Este no había sido un paseo muy satisfactorio.
Miro hacia la puerta de las escaleras y aunque luché mucho para
salir de allí, al menos hay un poco más de espacio para caminar. He
visto a algunos de los guardias arriba. Aunque creo que Luka podría
haberles dicho que se alejaran de mí, porque ellos también se van
corriendo cuando me ven.
Solo he tenido una experiencia con uno de los prisioneros y fue
Pollock. Era una amenaza, pero tenía un vecino al otro lado que
nunca hizo un sonido. Tal vez no todos estuvieran tan jodidos como
lo estaba Pollock. Estas personas son humanos incluso si no están
siendo tratados como tales. Tal vez podría ayudarlos un poco, no me
costaría nada darles agua o un trapo limpio para lavarse. Todavía
estaría detrás de la puerta a salvo. Cuanto más pensaba en ello, mejor
me sentía acerca del plan.
Con una nueva emoción, bajo las escaleras y observo lentamente
las distintas celdas a través de las pequeñas ventanas. La mayoría de
las personas no me reconocen. Algunos se abalanzan sobre la puerta
maldiciendo y gritando las cosas más obscenas que he oído en mi
vida. Pero otros simplemente están felices de tener a alguien con
quien hablar incluso si todo lo que puedo hacer es asentir y
gesticular. Tengo que volver arriba dos veces para traer botellas de
agua, pero hacerlo me hace sentir como si estuviera ayudando.
Llego a una de las celdas y me sorprende ver que hay una mujer
adentro. Abro la pequeña ventana y me pongo de puntillas para que
pueda verme. Sus cejas se juntan e inclina la cabeza hacia un lado.
—¿Quién eres? ¿Qué deseas?—escupe y me estremezco por la
hostilidad en su tono.
La señalo, le hago la señal de está bien y me encojo de hombros
para que sea evidente que estoy haciendo una pregunta.
—¿Estoy bien?—pregunta ella y juro que creo verla sonreír. Debo
haberlo imaginado, porque en un abrir y cerrar de ojos ella corre
hacia la puerta—. No, por favor ayúdame. Luka está loco. Me retiene
aquí porque está enojado por algo que hizo Rooster. Yo no tuve nada
que ver con eso. Se lo sigo diciendo, pero él no me cree. —Está
entrando en pánico y veo las lágrimas amenazando con caer de sus
ojos.
Solo la miro tratando de averiguar qué puedo hacer por ella.
—Ni siquiera me deja sacar a mi bebé de aquí y ya está muy débil.
—Ella solloza y mira hacia el jergón.
¡Qué carajo! Hay un maldito bebé aquí y Luka lo acaba de dejar
ahí. No puedo quedarme de brazos cruzados y dejar que este pobre
bebé quede tirado en esta inmundicia.
—¿Bebé?—digo, mi voz chillona.
Se esfuerza por escucharme, pero cuando estiro la cabeza para
mirar de nuevo el jergón, asiente con la cabeza.
—Sí, mi bebé. Tenía problemas para respirar anoche, pero no sé
qué más hacer. Luka no me ha dado nada para ella. ¿Podrías
ayudarme? —Ella me mira, las lágrimas finalmente corren por sus
mejillas.
No puedo creer que Luka hiciera algo así. Después de nuestro
tiempo en la ducha, pensé que era mejor de lo que le había dado
crédito. El hecho de que hiciera algo como esto solo me prueba que
está tan jodido como pensé originalmente. Toca la puerta con una
mano por un segundo y me mira antes de cruzar la habitación hacia
el camastro para hacer callar a su bebé.
Mi corazón se siente como si fuera a salirse de mi pecho. Tiro del
grueso cerrojo deslizante para abrir la puerta y entro con el agua. No
sé si ayudará en algo, pero puedo intentarlo.
La sigo hasta la cama y me arrodillo a su lado para ver a qué nos
enfrentamos. Le agarro su hombro.
Estoy jodida.
En un segundo salta encima de mí y empieza a golpearme la cara
con los puños. Ella me había engañado. Traté de ayudarla y ella jugó
conmigo. Intento liberarme de su agarre, pero ella envuelve un brazo
alrededor de mi cuello mientras tira de mi otra mano detrás de mi
espalda.
—¡Mueve el culo! Te juro por mi vida que si intentas joderme te
arrancaré el brazo de la articulación. Ahora, ¿qué dices sobre dejar
salir a algunos de mis amigos? Vamos a pasar un buen rato. —La
mujer se ríe antes de lamer un lado de mi cara. Uno por uno antes de
que alguien de la seguridad tenga la oportunidad de bajar las
escaleras, la mujer abre varias celdas, y los prisioneros que nunca
deberían ver la luz del día de repente me miran como si fuera un
juguete nuevo.
Capítulo 18

Luka
 

Todavía estoy hablando con Sven de lo que vamos a hacer para


apaciguar a nuestro padre. Pronto vamos a tener que empezar a
pensar en arriesgarnos a intentar pasar de contrabando a los Pakhan
de otra forma. Aunque si las autoridades los detienen, sería
devastador para toda la organización.
—¿Qué pasa con Krsto? ¿Fue capaz de traer a alguien...? —Mi
teléfono vibra en mi bolsillo y me estiro para sacarlo. Odiaría que
Marko me esté llamando y no responder. No necesito hacer nada más
para ponerme en su lado malo. Mi espalda no puede soportar más
castigo.
El pánico se apodera de mi cuerpo mientras mis ojos leen las
palabras en el teléfono una y otra vez, deseando que cambien.
Por favor, oh mierda no, por favor.
—Molim te, Bože (NdelT: Por favor, Dios). —Se me revuelven las
tripas y se siente como si mi todo cuerpo estuviera sudando.
No escucho a Sven, pero finalmente siento que mi cuerpo se
sacude cuando él me sacude. Dirijo mi atención hacia él haciendo
todo lo posible por concentrarme.
—¿Qué mierda está pasando? ¿Qué pasó?—me grita Sven, sus
ojos recorriendo mi rostro. Solo puedo imaginar cómo me veo ahora.
—Motín, hay un jodido motín. Están violando rehenes.
Los ojos de Sven se abren como platos.
—Jebote (NdelT: mierda).
Me dirijo a mi hermano y, por lo que parece ser la centésima vez
en los últimos días, digo:
—Necesito ayuda, Sven.

Mi familia viene como siempre. Para cuando salí del camino de


entrada de Sven, Dagger, Kaja, Zeus, Sven, Katarina e incluso mi tío
Liam estaban convergiendo en las coordenadas que les di. No he
recibido más comunicaciones de seguridad en mis instalaciones y
siento que me desmorono solo de pensar que algo terrible le ha
sucedido a Brinley. Debería haberla encerrado en su celda. No sé
cómo pudo pasar algo así. Nunca nadie ha podido salir de las celdas.
—¿A dónde jodidamente vamos, Luka? —La voz de Kaja suena en
el altavoz Bluetooth de mi coche. No me molesto en responder, mi
único objetivo es llegar a Brinley. Nunca he traído a nadie más que a
mis dos guardias a las instalaciones. El resto de la seguridad y las
personas que ayudan viven ahí abajo y no se van ni tienen visitas.
Llevo mi coche justo al frente de la entrada oculta del foso. Hago
clic en el mando electrónico y se abre una pequeña entrada. Agarro
todas mis armas y equipo, y me dirijo hacia la pequeña abertura sin
importarme si hay alguien detrás de mí o no.
—¡Luka! ¡Espera, joder! —grita Dagger.
—No puedo. Ella está ahí. Está en problemas y necesito llegar a
ella.
Sven se acerca corriendo y tiene que hacerme una llave en el
cuello para evitar que entre sin refuerzos. Rápidamente me lo saco de
encima. La ira que tengo por los bastardos de abajo está empezando a
manifestarse en las personas que intentan ayudarme.
—¿De qué jodidamente le vas a servir si te matan antes de llegar a
ella, Luka?
Aprieto todos mis músculos y me quedo quieto. Sé que tiene
razón. Los muchachos no saben moverse por las instalaciones.
Podrían pasar junto a Brinley y no saberlo. Necesito mantener la
cabeza tranquila.
—Estoy bien—digo entre dientes. Él asiente y todos los demás que
me han seguido hasta aquí rápidamente se reúnen a mi alrededor.
—¿Cuántos prisioneros tienes ahí?—me pregunta Dagger.
—37—contesto. Eran 38, pero hace tiempo que dejé de contar a
Brinley como uno de los prisioneros.
—Mierda, ¿tienen armas?
—Los guardias llevan bastones, pero hay una armería.
—¿Cuántos guardias?—pregunta Kaja esta vez.
—Diez.
—Hijo de puta, si se abrieran todas esas celdas, no habría forma
de que pudieran dominarlos. —Kaja dice una mierda que ya sé. No
tengo más personal, porque nunca lo hemos necesitado.
—Dijiste que estaban abusando de ellos, ¿hay mujeres ahí abajo?
—Sven me mira mientras saca pistolas y otras armas del maletero de
su coche.
—El equipo de limpieza. Cuatro mujeres.
—Mierda.
—Katarina, tal vez deberías quedarte aquí.
Mi hermana me mira con rabia floreciendo en sus ojos.
—¿Disculpa?
—Mira, todos sabemos que puedes cuidarte sola. Pero algunos de
estos hombres no han visto una vagina en años, entras allí y si te
acorralan por cualquier razón, no buscarán matarte—le digo. Sé que
ella daría una gran pelea, pero una mujer contra tres o cuatro
maníacos hambrientos de sexo no hay forma de que ella gane.
—Yo voy, Luka. Me quedaré en la salida por si alguien te rebasa.
¿Tengo razón al suponer que esta es la única forma de entrar o salir?
—La ira muere un poco en sus ojos.
—Sí. Esta es la única manera.
—Muy bien, chico, vamos a encargarnos de esta mierda—dice
Liam mientras me da una palmada en la espalda y entra. Lo sigo y
rápidamente me dirijo al frente. Necesito poder ver a cada persona
con la que nos encontremos solo para asegurarme de que no sea uno
de los prisioneros.
Las primeras personas que veo envían agua helada por mis venas.
Dos de mis guardias, sangrando profusamente, están de espaldas a la
puerta con sus armas en la mano. Se sobresaltan cuando me ven a mí
y a mi respaldo entrar.
—No sé qué mierda pasó, jefe. Estos bastardos salieron y se
movieron antes de que pudiéramos conseguir las armas del casillero.
Nos sacaron a todos.
—¿Dónde diablos está Petar?—digo, preguntándome dónde está
mi guardia principal.
—Entró para tratar de meter a la gente en sus celdas. Todavía no
lo he visto salir. No sé si lo logró. —Hace una mueca y lo agarro
empujándolo hacia Katarina para que ella pueda cuidar de él.
—Vamos a tener que ir celda a celda. Una vez que los tengamos,
cerramos la puerta y los encerramos. Si alguien os hace frente,
disparadle en la maldita cabeza—ordeno antes de empezar a
movernos.
Cada segundo que pasa, más entro en pánico por no haberla
encontrado todavía. Sé que necesito ser metódico con esto, pero solo
quiero decir que se jodan todos los demás y gritar por Brinley.
Despejamos tres celdas sin nadie antes de llegar a la de Damon
Rooks o Rookie como solían llamarlo. Es un hombre mayor y ha
estado aquí conmigo por más de dos años. Todavía está en su celda
tirado en el suelo.
—Rookie—gruño solo para ver si todavía está vivo.
—¿Sí, jefe?
—¿Por qué no trataste de irte?—pregunto, su puerta está abierta
de par en par, pero no parece que se haya movido en absoluto.
—No soy estúpido, Luka, ¿A dónde carajos podría ir? Soy
demasiado viejo para esta mierda.
—¿Dónde están todos los demás?
—Los que salían de sus celdas subían. Encontraron la sala de
armas. —Se vuelve a acostar y yo cierro la celda. Me muevo más
rápido dejando que todos los demás detrás de mí hagan las
comprobaciones. Rookie tiene razón, todos están en el piso por los
trabajadores. Encontramos a seis prisioneros y los metemos en sus
celdas antes de subir las escaleras.
Todavía no he encontrado a Brinley y un pensamiento recurrente
sigue apareciendo en mi mente. ¿Qué pasa si ella está llorando por mí
y no puedo escucharla? ¿Qué pasa si nadie puede escucharla y está
cerca de la muerte en este momento?
Aprieto los dientes tratando de superar la ansiedad. Voy a
encontrarla, tengo que encontrarla.
Empujo la puerta del segundo nivel, pero antes de que pueda
siquiera mirar para ver qué está pasando, una ronda de balas vuela
hacia la puerta.
—¡Mierda! —Salto y me pongo a cubierto.
—Muévete, déjame pasar. —Dagger sube y se agacha bien abajo.
Tira algo al suelo y vuelve a cerrar la puerta. Algo fuerte explota y
escucho a un grupo de personas gritando y golpeando el suelo.
—Granada aturdidora—dice Dagger antes de que todos salgamos
corriendo de la cobertura y comencemos a derribar prisioneros.
—¡Muévete, Luka! —Mi tío me agarra tirándome hacia atrás y al
mismo tiempo dispara. La bala da justo en la cabeza de uno de mis
prisioneros.
—¿Cuál es el conteo? ¿Dónde están las mujeres? —grita Kaja
mientras golpea la cara de otro prisionero contra la pared dejando
una bonita mancha de sangre en la pared.
—¡Petar!—lo llamo. Todavía no lo he visto. Si está vivo, tiene que
estar cerca. No queda mucho de la instalación.
—¿Qué es eso?—grita Sven con la cabeza inclinada mientras se
dirige a la cocina.
—¡Oh, mierda! —Tres prisioneros comienzan a correr, pero no
pierdo el tiempo para derribarlos. Mis ojos no están puestos en ellos,
sino en el cuerpo que cuelga de los ganchos para ollas en la cocina.
Petar, cuelga ahí como si estuviera en un maldito crucifijo. Garfios y
cuchillos sobresalen de varias partes de su cuerpo. Lo habían
torturado.
—Joder, vamos a bajarlo. Todavía está respirando—dice Kaja y se
apresura hacia él, pero Sven lo detiene.
—No, no podemos—digo.
Los ganchos en su cuerpo están doblados en ángulos extraños, si
lo bajamos se desangrará. Ya está muerto, solo que no ha tenido la
oportunidad de alcanzar su cerebro.
Levanto mi arma y le apunto. Intento apretar el gatillo, pero no
puedo. Mi mano cae ligeramente cuando me doy cuenta de que voy a
tener que dispararle a otro de mis amigos. Lo miro a los ojos y rezo
para que pueda ver lo torturado que estoy. Simplemente asiente, me
da una media sonrisa y cierra los ojos. Apunto de nuevo y aprieto el
gatillo.
Solo hay otro lugar donde podría estar el resto del lote, un lugar lo
suficientemente grande como para aterrorizar a las mujeres y aún
tener espacio para moverse.
Están en el puto baño. Gruño y me dirijo directamente a la
habitación grande. Dagger empuja la puerta ligeramente y antes de
que pueda abrirla del todo puedo escuchar que tengo razón. Los
gemidos bajos y el llanto de las mujeres adentro me hacen saber que
esos bastardos no están ni remotamente preocupados por salir. Solo
querían mojarse la polla. Malditos cabrones.
—Cuidado con las mujeres—digo en voz baja, no quiero que
entren disparando una lluvia de balas y accidentalmente maten a una
de las trabajadoras. Ellos asienten y nos apresuramos a entrar en la
habitación. Disparo a dos prisioneros mientras Liam se precipita
sobre uno de los hombres que se está tirando a una de las criadas. Le
dispara tres veces en la polla antes de seguir golpeándolo. Una y otra
vez, a cualquiera que encontremos lastimando a una de las mujeres,
nos aseguramos de golpearlo lo suficientemente fuerte como para
que nunca más pueda tocar a otra mujer.
Antes de que terminemos con eso, estoy buscando a Brinley por la
habitación. No la veo. Ella no está aquí. Me paso las manos por el
pelo y reviso todos los lugares en los que he estado.
—¿Ella no está aquí?—pregunta Sven. Es el único que sabe sobre
Brinley.
—¿Quién?—pregunta Kaja.
—¡Luka!—oigo a Zeus llamándome. Salgo corriendo del baño,
dejo que Liam y Kaja se encarguen de las mujeres, y me apresuro a
averiguar de dónde me está gritando. Sven y Dagger me siguen. Zeus
está de pie en la puerta de mi habitación.
Corro hacia él y mi corazón salta hasta mi garganta. Camy. La
maldita Camy y otros tres prisioneros están apiñados en mi
habitación. Liquidamos rápidamente a los tres prisioneros, pero
Camy está bien parapetada detrás de Brinley. Registraron la
habitación como si estuvieran buscando algo. No me importa si
encontraron cinco lingotes de oro, lo único que me preocupa es la
mujer rubia de ojos azules que llora y está de pie frente a ella con una
pistola presionada contra su cabeza.
—Brinley, joder. Déjala ir. Te juro que vas a morir. —Mi voz
tiembla con miedo.
—¿Es ella?—dice Sven detrás de mí y yo asiento una vez.
—Dagger, Zeus, la rubia es la prioridad—grita Sven mientras los
tres caminan a mi alrededor y comienzan a acercarse a ellas.
—Sabía cuando ella apareció que no serías capaz de resistirte.
Ahora, esto es lo que va a pasar, tú y el resto van a retroceder y
vamos a salir por la puerta principal. No vas a seguirnos y no vas a
intentar nada divertido. Si lo haces, voy a clavar esta Glock en el
apretado coño de tu dulce niña y soltaré el cargador completo. En
caso de que pienses que estoy jodiendo... —Camy saca el arma y le
dispara a Brinley en la pierna. Ella jadea y se derrumba.
—¡Maldita pedazo de mierda! Espera hasta que te ponga mis
malditas manos encima. —Me lanzo hacia ella, pero Sven me detiene.
—¡Dagger!—grita Zeus.
—No tengo ninguna oportunidad. Nada—dice Dagger con los
dientes apretados. De todos los que estamos aquí, Dagger es el mejor.
Si no tiene tiro, no hay tiro.
—Sí, escucha a Dagger. No hay oportunidad a menos que quieras
a matar tu linda novia conmigo. —Camy se asoma ligeramente por
encima del hombro—. Ahora alejaos de mi camino. —Los cuatro nos
desviamos en la habitación, nuestras armas en alto. Solo que Camy
nunca nos da una oportunidad—. Nos vemos. —Camy me guiña un
ojo antes de cerrar la puerta de una patada y escucho un estallido
cuando destruye el bloqueo del teclado con una bala.
—¡Mierda! ¡No! ¡No, no! —Corro hacia la puerta y trato de
empujarla para abrirla, pero sé que no se moverá.
—¿Hay otra forma de salir de esta habitación, Luka?—pregunta
Dagger detrás de mí.
—No, no hay otra jodida manera—ladro.
—¿La estructura es sólida?—pregunta Sven.
—Sí. —El tiempo pasa y me dan ganas de arrancarme la maldita
piel. Brinley me necesita. Ella está allí arriba ahora mismo y si Camy
logra salir por la puerta principal con ella, no se sabe que es lo que va
a pasar. Tengo que llegar a ellos antes de que puedan salir.
—Apartaos del camino. —Sven aparece con una granada en la
mano.
—¡Oh, mierda! Estás seguro de que este lugar no se derrumbará—
dice Zeus mirándome.
—Sí. —Eso creo. Pero si todos morimos, que así sea.
Sven clava la granada en el pomo de la puerta y todos corremos
hacia el punto más alejado de la habitación. La granada estalla y la
puerta se abre de golpe. Salgo corriendo, pero como ya tenemos a
todos en las celdas o muertos, no hay oposición, ni para nosotros, ni
para Camy. Si hubieran corrido hacia la puerta principal, ya habrían
salido.
Corro más rápido, pero cuando doy vuelta en la esquina, los dos
guardias están muertos y la puerta principal está abierta de par en
par. Ellas están fuera. Oh Dios.
Escucho dos disparos de un arma de fuego.
No veo a Katarina. No veo a Brinley. Podría perder a dos de las
personas más importantes para mí en el mundo.
—¡Katarina!—grita Sven detrás de mí mientras todos corremos
hacia el sonido.
Respiro aliviado cuando veo a mi hermana de pie junto a Camy.
El arma de Katarina echa humo y una bala está en la cabeza de Camy.
—Sabía que iba a tener mi oportunidad de matarte—le gruñe a la
mujer muerta. Camy fue una de las personas que ayudó a Rooster a
secuestrar y torturar a las hijas de algunas de las familias criminales
más influyentes.
Estoy feliz de que mi hermana esté bien, pero no veo a Brinley.
¿Dónde está ella?
—Katarina, ¿dónde está Brinley? ¿La otra mujer?
Las cejas de Katarina se juntan mientras gira.
—Ella estaba… la empujé aquí abajo.
Dagger mira al suelo.
—Se fue. Tu chica está escapando por el maldito desierto.
Capítulo 19

Luka
 

Ella se fue.
No la culpo. No pertenecía aquí de todos modos. Podría dejarla
huir, pero sé que nunca llegaría a la civilización. Antes moriría. Pensé
que estaba construyendo algún tipo de confianza conmigo, pero tal
vez Sven tenga razón. Tal vez estos sentimientos son solo de un lado.
—La voy a buscar. —Corro hacia mi coche. Una de las mejores
cosas de mi coche es su capacidad todo terreno.
—¿Quieres que te acompañe?—pregunta Sven mientras me subo
al coche.
—No, la tengo. Solo asegúrate de que todo esté bien aquí. Volveré
en unos minutos. Brinley no pudo haber llegado muy lejos. Está
herida, asustada y de a pie. Probablemente la veré antes de que me
pierda de vista.
Me largo explorando el área en busca de señales de ella, pero subo
una pequeña colina y no la veo. Después de cinco minutos, cuando
todavía no puedo encontrarla, empiezo a preocuparme de que podría
haberse lastimado más de lo que pensaba. ¿Y si se estuviera
desangrando y cayera en la arena? ¿Qué pasaría si está escondida en
algún lugar que no puedo ver? Si no la encuentro esta noche, no hay
forma de que llegue a la mañana. Detengo mi coche y hago lo mejor
que puedo para evitar el ataque de pánico que intenta apoderarse de
mí.
Empiezo a conducir de nuevo esta vez a un ritmo más lento, no
quiero perderme nada. Después de pasar la siguiente colina, veo una
pequeña colección de rocas altas y, efectivamente, está acurrucada
detrás de una, veo a una mujer con cabello rubio. Cuando empiezo a
conducir en esa dirección, debe darse cuenta de que soy yo, pero aun
así sale corriendo como si no fuera a alcanzarla. Cuando estoy lo
suficientemente cerca salgo del coche y continúo la persecución a pie.
Ella no puede correr más rápido que yo. Está lo suficientemente cerca
como para ver mi cara ahora, pero no quiere venir conmigo.
Aparto mi orgullo herido y la agarro por la cintura. Ella patea y
abofetea mi brazo. Todo su cuerpo suda por el esfuerzo.
La dejo caer y me doy la vuelta para poder mirarla a los ojos.
—¿Qué mierda estás haciendo? ¿A dónde crees que vas? No hay
nada aquí en cientos de kilómetros. ¿Quieres morirte?
Sus manos vuelan cuando habla.
—Prefiero morir que ser una prisionera. Quiero vivir con los lobos
y los coyotes antes de vivir con la escoria de allá abajo. ¿Me has
condenado al infierno y crees que no voy a tratar en cada
oportunidad que tenga de encontrar una manera de escapar? Estás
viviendo en una fantasía, una jodida fantasía en la que no quiero
participar. —Ella niega con la cabeza y trata de alejarse de mí. En
lugar de eso, la agarro y básicamente la empujo hacia el asiento del
pasajero de mi coche. Cierro las puertas y vuelvo a toda velocidad a
las instalaciones. Literalmente tengo que arrastrarla conmigo. Ella se
retuerce y me golpea todo el tiempo.
Mi hermano y mi hermana me miran como si hubiera perdido la
cabeza y el resto de las personas aquí parecen estar muy confundidas.
Me están juzgando. Como siempre ante sus ojos, una vez más he
demostrado ser un jodido fracaso. No puedo soportarlo
—¡Qué!—rugo—. ¿Qué carajo estáis mirando?
Entro en las instalaciones, pero en lugar de quedarse afuera, todos
me siguen. Llegan justo a tiempo para ver a Brinley retroceder y
abofetearme. Me abalanzo en su dirección y estrello la mano contra la
pared para no golpearla. Ella se estremece con fuerza y se acurruca,
llorando en silencio.
—Sobrino, no creo que seas su persona favorita en este momento
—dice mi tío Liam con una pizca de acento en su voz.
Lo ignoro para poder concentrarme en Brinley.
—¿Ya vas a jodidamente calmarte?
Ella hace señas furiosamente. En el fondo, escucho algunos gritos
de asombro, pero tengo que concentrarme en ella.
—No, no me voy a calmar. No hay nada que puedas hacer para
que me calme. Me tomaron como rehén, me traumatizaron y me
dispararon. Vi gente matando brutalmente a otras personas y tú
llegaste blandiendo las armas. Solo déjame ir, Luka. No tengo nada
para ti, solo déjame ir. —Las lágrimas brotan de sus ojos en grandes
gotas.
—No puedo. Nada ha cambiado. Sabes que no puedo dejarte ir.
De la misma manera que no puedo dejar ir a ninguna de las otras
personas en las celdas. Ya te he explicado todo esto antes. Incluso si
yo diera marcha atrás y te dejara salir por esa puerta, estarías muerta
de todos modos.
—¿Entiendes lo que ella dijo, Luka?—me pregunta Sven,
completamente sorprendido.
—Sí.
—Es como ver a dos personas en una burbuja. Estoy aquí parada,
pero se siente como si ambos fuerais los únicos en la habitación—dice
Katarina.
Así me sentí la otra noche, cuando nos habíamos quedado
despiertos horas hablando. Se sentía como si ella y yo fuéramos las
únicas dos personas en el mundo.
Ella suspira y mira hacia abajo, derrotada. No quiero que se sienta
así, pero no sé qué más hacer.
—Voy a hacer que mi hermana te acompañe arriba, por favor trata
de no darle una mierda. No quiero tener que perseguirte de nuevo
esta noche. —Aparto la mirada de Brinley.
Katarina se acerca a mí.
—¿Puedes oír bien o necesitas leer mis labios?
—Ella puede oírte.
Mi hermana me aprieta el brazo antes de marcharse con Brinley,
que todavía se sujeta la cintura con los brazos y cojea por la herida de
bala.
Suelto una respiración profunda cuando está fuera de la vista,
sabiendo que está a salvo. Esto estuvo bastante cerca. Perdí a muchos
hombres buenos y podría haber soltado a un montón de gente jodida
en la comunidad. No entiendo cómo sucedió, pero ahora mismo
necesito hacer algo de limpieza.
—Hermano, a todos vosotros. Gracias por la ayuda.
—Lamento que tu mujer haya hecho un negocio de mierda. Sabe
demasiado. Padre nunca permitiría que ella corriera libremente—dice
Sven, pero yo ya lo sé. Marko sabe que ella está aquí. Si desapareciera
de repente, no solo me vería mal, sino que simplemente la
encontraría y esta vez él la mataría.
—Sí, no hay forma de explicarle eso a ella. —Me encojo de
hombros y me froto la nuca.
—¿Tú mismo diseñaste este lugar?—pregunta Liam.
—Sí. Tomé lo que sabía sobre Košnica y armé este lugar.
—¿Qué pasa con los guardias? ¿Las criadas? Parece que nunca se
han ido.
—Tienen un contrato para vivir el resto de sus vidas aquí, a
cambio les envío dinero para sus familias. La mayoría de ellos están
huyendo de la policía o al borde de la muerte. Eligieron la opción
libremente—le explico a mi tío.
Casi me vuelvo loco cuando lo veo asentir con la cabeza.
—Esto es impresionante. No creo que jamás hubiera encontrado
este lugar, ni siquiera si hubiera conducido hasta él.
—Ese es el punto, tío.
Después de que nuestro grupo paso para reunir todos los cuerpos,
las mismas personas que corrieron en mi ayuda se van para ocuparse
de sus propios asuntos. No hay descanso para los malos. Sven optó
por quedarse atrás y esperar a Katarina. Creo que solo quería tener la
oportunidad de hablar conmigo a solas. Debe estar preocupado.
—Márcala—dice Zeus justo cuando se va.
Sven y yo nos volvemos hacia él.
—¿De qué estás hablando? —Estoy demasiado cansado para tratar
de descifrar de qué está hablando Zeus.
—La mujer. Brinley, ¿verdad?
Asiento, animándolo a seguir hablando.
—No sé qué tan profunda es tu relación, pero incluso yo pude ver
que había algo entre vosotros. Estoy seguro de que podrías tener algo
más que un coño común y corriente que puedes levantar en una
esquina.
Aprieto el puño y giro mi cuerpo listo para lanzarlo en su cara si
trata de insinuar que Brinley es fácil de alguna manera.
—Ella no es un coño común y corriente—le escupo.
—Eso es lo que quiero decir. Ella quiere salir de aquí. No hay
manera de que salga, porque ahora mismo es una prisionera. Sven,
Kaja y todos los demás podemos salir de aquí, porque somos familia.
Las bombillas comienzan a explotar en mi cabeza.
Zeus se encoge de hombros.
—Si la quieres fuera de aquí y quieres quedártela, haz que sea
familia. Pon tu marca en ella.
No sé si eso le caería bien a Marko, él ya sabe que la traje aquí
como prisionera.
—Marko nunca aceptaría eso.
—¿Por qué? Nunca he oído hablar de ninguna regla que diga que
no se puede—agrega Sven. Me da una palmadita en la espalda—.
Honestamente, hermano, me preocuparía más porque Brinley lo
aceptara. Puede que no hable, pero hay relámpagos rodando por sus
venas. Aunque es una buena idea.
Mi mente corre con la idea de tener a Brinley como mi esposa. Sin
embargo, no puedo decirle, ahora mismo no confío en que ella no se
casaría conmigo solo para salir y luego irse. No sé lo que siente por
mí y hasta que esté seguro de que siente lo que yo siento, mantendré
su tarjeta para salir de la cárcel en mi bolsillo trasero.
 
Capítulo 20

Brinley
 

Me quedo tan cerca de la pared como puedo. La mujer, Katarina,


me acompaña arriba hasta la habitación para ayudarme con la pierna.
La revisé mientras corría y me alegré de ver que solo estaba rozada.
Prefiero no estar a solas con ella. La había visto dispararle a Camy
directamente en la cabeza sin siquiera pestañear. Es una asesina como
todos aquí. Nunca me he sentido más fuera de lugar que aquí.
—¿Cómo está tu pierna?
Levanto el pulgar para hacerle saber que está bien.
—Mmm, puede ser un poco difícil hablar contigo. Haré lo mejor
que pueda, ¿Ok?
Asiento una vez, pero no puedo evitar preguntarme cuál es su
motivo. ¿Por qué está tratando de ser amable conmigo?
—Me estás mirando como si estuvieras confundida. Me entiendes,
¿verdad?
Asiento de nuevo y trato de hablar. Excepto que mi garganta está
tan obstruida que no sale nada, ni siquiera el susurro habitual.
—¡Oh! ¿Qué tal esto? —Katarina mete la mano en el bolsillo y saca
su teléfono. Navega a la sección de notas y me la entrega—. Aquí solo
escribe lo que quieras decir. —Ella sonríe brillantemente.
Es una buena idea.
—Estaba pensando que no sé por qué eres tan amable conmigo.
Esta personalidad no parece coincidir con una persona que le
dispararía a alguien en la cabeza.
Su rostro cae levemente, no esperaba eso.
—¿Crees que porque maté a Camy eso me convierte en una mala
persona?
Asiento con la cabeza, luego vuelvo a tomar el teléfono y escribo
rápidamente:
—Asesinaste, error.
—Entonces, ¿se consideraría malo alguien que mata a alguien en
defensa propia? ¿O alguien que protege a su familia? —Ella me mira
expectante y niego con la cabeza. Por supuesto que no, pero lo que
hizo no fue en defensa propia.
—Camy era uno de los peores tipos de ser humano sobre la faz de
la tierra. Tenía mujeres violadas y torturadas. Secuestraban mujeres y
las vendían como ganado. Yo fui una de esas mujeres secuestradas.
Nunca le desearía a nadie lo que Camy nos hizo pasar. ¿Cómo a la
noche podía irme a dormir sabiendo que la dejé escapar? Matarla era
muy necesario, estaba protegiendo a la próxima mujer que vendiera
en una subasta. Aquí hasta la última persona, aparte de ti, asumo que
no se detendrían ante nada cuando se trata de lastimarme a mí y a mi
familia. No les importa a quién matan, de quién es la madre, el
hermano, la hermana o el padre que destruyen para llegar a su
objetivo. Simplemente lo harían. Puede que mi familia no sea
absolutamente limpia, pero vivimos según un código. Un código que
mi hermano se toma muy en serio. Hacemos algunas cosas malas,
pero eso no significa que seamos malas personas. Por ejemplo, sé que
mi hermano podría haber quemado toda la ciudad de Las Vegas si no
te hubiera encontrado en el desierto.
Lo que está diciendo tiene sentido. Supongo que es lo que haría si
yo alguna vez experimentara ese tipo de familia. Mi familia es
notoriamente todo acerca de sí mismos, el único código por el que
viven es el que les da más dinero. Sé que yo haría todo lo posible para
proteger a alguien que pensara que está en peligro. Había sido testigo
de primera mano en ese baño de lo trastornada que está la gente de
aquí. Luka tiene derecho a mantenerlos encerrados.
Tomo el teléfono y empiezo a escribir.
—No estoy acostumbrada a esto. Solo quiero paz. Sin embargo,
desde que estoy aquí no he visto nada más que muerte y caos.
Ella ve lo que estoy escribiendo y se ríe un poco.
—Estás en una prisión, chica, las cosas son difíciles aquí. ¿Estás en
las celdas con ellos? —dice frunciendo el ceño.
—No, Luka me sacó y me dejó tener su habitación. Ésta.
Ella mira a su alrededor.
—Sí, eso pensé. Cuando estás con él, ¿todo es muerte y caos?
Pienso honestamente en el tiempo que he pasado con Luka. El
tiempo que hablamos, las veces que él había venido a mi celda para
ver cómo estaba, e incluso el tiempo en la ducha, fue pacífico y
excitante. Sonrío mientras empiezo a escribir.
—No, no lo fue. Me calmó, como un punto zen en una tormenta.
Siempre me hace sentir que soy importante. Me mira como si cada
palabra que digo fuera la mejor palabra que haya escuchado.
Cuando vuelvo a mirar hacia arriba, Katarina sonríe con tanta
fuerza
—Mierda, eso es romántico incluso en este infierno.
Niego con la cabeza cuando siento que me sonrojo. Ahora que sé
que no es una enloquecida maníaca, empiezo a relajarme más a su
alrededor. Recoge el botiquín de primeros auxilios y empieza a
trabajar en mi pierna. Después de adormecerla y limpiarla, coloca
rápida y suavemente algunos puntos. Ella me habla mientras trabaja
y me cuenta más sobre su familia y todos los lugares en los que ha
estado. Me habla de Luka y de cómo lo adoptaron. Ella me cuenta las
historias más normales para alguien que puede matar en un abrir y
cerrar de ojos. Es alucinante.
Tomo su teléfono y abro el bloc de notas nuevamente, tengo que
preguntarle sobre Luka. Ahora que me he calmado y he aceptado
hasta cierto punto que a veces tienen que pasar cosas malas, quiero
saber cómo le va a él. Fui brutal arriba y, aunque no lo dijo, sé que
mis palabras lo aplastaron.
Katarina deja de hacer lo que está haciendo y espera a que termine
de escribir:
—¿Crees que se va a enojar conmigo por Camy?
—¿Por qué estaría enojado contigo? Camy estaba loca mucho
antes de que llegaras aquí.
Suspiro y sigo escribiendo.
—No, me refiero a dejarla salir. Por causar todo este lío. —Me
muerdo el labio y espero a que lo lea.
Ella se aleja un poco de mí,
—¿La dejaste salir? ¿Por qué harías algo como eso?
—Iba dando agua a los presos y trapos limpios si lo necesitaban.
Solo quería hacer que su tiempo aquí fuera un poco más llevadero.
Esto fue antes de que supiera algo acerca de cómo era ella realmente.
Me dijo que tenía un bebé allí con ella y que estaba enfermo…
Katarina pone sus manos sobre las mías para evitar que escriba.
—En primer lugar, estoy un poco molesta de que pienses que mi
hermano haría algo así. ¿Un niño? ¿En serio? Luka jamás dejaría a un
niño en una de esas celdas. Él no es así. Mata y tortura cuando tiene
que hacerlo, pero nada de eso. Su conciencia nunca le permitiría
hacerlo.
Eso puedo creerlo. Fui testigo de primera mano de lo en conflicto
que estaba cuando se dio cuenta de que me trajeron aquí por error.
No tenía que bajar y ver cómo estaba, pero lo hizo. No tenía que
asegurarse de que tuviera la comida correcta, pero lo hizo. Sus manos
pueden estar atadas cuando se trata de dejarme ir, pero hizo todo lo
que pudo para mejorar esto.
—Respuesta corta, no, no creo que se enfade contigo. Sin embargo,
ahora puede que mantenga su distancia.
No me gusta como suena eso en absoluto. Uso mis manos para
preguntar por qué.
—Él puede pensar que nadie lo sabe, pero Luka es una esponja
para los elogios y la aceptación. Nunca siente que es lo
suficientemente bueno o que vale lo suficiente. Está realmente
enamorado de ti y te escapaste. No estabas huyendo de la prisión o
de la gente jodida que había en ella. A sus ojos, lo estabas
rechazando. No va a confiar en que no lo volverás a hacerlo. —Ella
me da una sonrisa tensa antes de volver a limpiar mis cortes.
Sé que tiene razón con sus suposiciones. Cada vez que hablaba de
su familia, estaba tan preocupado por fallarles o porque lo juzgaran.
Quiere que lo acepte tal como es y, aunque sé que nunca superaré el
asesinato, puedo aceptarlo. Quiero que vuelva a confiar en mí. Sólo
tengo que encontrar una manera de lograrlo.
 
Capítulo 21

Luka
 

Han pasado dos días desde el motín y, para mi sorpresa, mi


padre no sabe que sucedió o no fue lo suficientemente importante
como para interrogarme al respecto. Me alegro de que todo haya
terminado.
Me he quedado en las instalaciones todas las noches para
asegurarme de que todos permanezcan en su lugar y también para
vigilar a Brinley. Realmente no ha dicho mucho sobre lo que pasó. Le
pregunté si alguien le había hecho algo sexual. No se lo diría, pero ya
estaba planeando cómo despellejar vivo al bastardo si me decía que
alguien lo había hecho. Afortunadamente, dijo que Camy la sacó
como un escudo antes de que alguien pudiera llegar a ella.
Cuando Katarina me contó lo que Brinley le dijo sobre el truco que
Camy le había jugado, me sentí aliviado. Una parte de mí había
comenzado a pensar que Brinley los dejó salir solo para poder
alejarse de mí.
Además de eso, nuestras conversaciones son bastante cortas y van
al grano. Simplemente ya no sé qué decirle. Todavía quiero
asegurarme de que esté bien, pero estoy tratando de evitar apegarme
más de lo que ya estoy.
Ella todavía me pide que duerma con ella por la noche y parece
muy feliz cuando hablamos, sin importar cuán cortas sean las
conversaciones. Simplemente no sé cómo saber si es verdadero.
Había dejado muy claro cuando la arrastré de vuelta a las
instalaciones que prefería morir antes que estar aquí conmigo. ¿Cómo
pasó de eso a esto?
Me encontré con Kaja y Krsto más temprano. Dijeron que tenían
una muy buena pista sobre Geoff. Por supuesto que todavía no lo
teníamos en la mira, pero Krsto confía en que el resto de las personas
en su club secreto son los mejores. Él nunca antes se había
equivocado, así que espero que este lío esté en camino de terminar
pronto. Cuando conduzco de regreso a las instalaciones, me invade
una rápida sensación de desesperación. Ya no tenía a Petar, ni a
Vedran, y ahora siento que también estoy perdiendo a Brinley. Estaría
bien, he estado solo antes.
Entro en el foso y me alegro cuando no escucho nada más que las
quejas habituales de los prisioneros. Después del motín, hay menos
de ellos, por lo que ni siquiera es tan ruidoso como antes. Me dirijo a
mi habitación después de registrarme con los pocos guardias que
había logrado bajar aquí en los últimos días. Abro la puerta y no veo
a Brinley. Inmediatamente, un sudor frío cubre mi piel. ¿Se fue de
nuevo? ¿Cómo?
—¿Brinley? —la llamo. Oigo un golpe de inmediato en el armario.
Ella se debe estar cambiando. Exhalo un suspiro de alivio. Miro la
cómoda para ver un enorme plato de fruta. Se las compré todas, pero
no pensé que se las comería todas a la vez. Sin embargo, está bien,
necesita las calorías ya que no puede comer carne.
Me quito los zapatos, la chaqueta del traje y la camisa,
quedándome con los pantalones y la camiseta. Siento el peso del día
en este momento. Solo quiero dormir.
Me siento en la cama y espero a que Brinley salga. Necesito
asegurarme de que no necesite nada antes de dormirme.
—¿Estás bien, Brinley?
Me pellizco el puente de la nariz tratando de detener el dolor de
cabeza por agotamiento que siento que se avecina. Oigo que la puerta
de mi armario se abre y Brinley se acerca suavemente a la cama.
Cuando abro los ojos, desaparece cualquier rastro de cansancio.
Brinley está de pie al borde de la cama con una de mis camisas
abotonadas. Su cabello parece estar recién lavado y colgando lacio
por su espalda. Cuando desabrocha uno de los botones de la camisa,
veo el borde de un sostén de encaje rojo rubí y mi polla se pone dura
como una roca.
—¿Qué estás haciendo?—le pregunto
—¿Ya no me encuentras atractiva?—dice usando las manos y casi
jadeo de incredulidad.
—¿Qué? —Uso ambas manos para señalar mi polla ya erecta—.
Por supuesto, todavía te encuentro atractiva.
Ella niega con la cabeza.
—No solo así, sino a mí. En mi interior. No me tocas, no me
hablas, te extraño y estás justo aquí. Se siente como si estuvieras
desapareciendo. —Ella deja caer las manos y cuando vuelvo a mirar
sus ojos puedo ver que están húmedos con lágrimas no derramadas.
Odio haberla hecho sentir así. Había pensado que quería estar
lejos de mí. Al menos eso es lo que ella dijo.
—Estoy aquí. No voy a ninguna parte. Te he extrañado también.
—Extiendo la mano y tiro de ella hacia mí en la cama—. ¿Estás bien?
Me refiero a todo lo que pasó aquí. Me aseguraré de que algo así
nunca vuelva a suceder, pero eso no significa que algo diferente e
igual de horrible no podría suceder fácilmente. ¿Vas a huir cada vez
que se ponga complicado?
Ella mira hacia abajo como si estuviera pensando en lo que le
estoy preguntando.
—Sí, voy a escapar.
Me alejo de ella.
—Entonces no tenemos nada más de lo que hablar.
Me agarra la cara y me dirige de nuevo hacia ella.
—Voy a huir del peligro y de la gente mala. No de ti. No quiero
huir de ti.
Sé que se supone que yo debo ser fuerte y viril, pero podría llorar
ahora mismo. Estoy tan feliz.
—No necesitas huir de mí, Brinley. Ni de los malos tampoco,
siempre vendré por ti pase lo que pase. —Mantengo los ojos fijos en
los de ella y asiente con la cabeza. Se inclina y puedo sentir sus labios
temblar ligeramente cuando los presiona contra los míos. No me
toma más de un segundo estirarme y agarrarla por la nuca.
—¿Por qué siento que recibí un regalo?—murmuro contra sus
labios. Ella se ríe un poco y se aleja. Su cara está roja y veo su
vergüenza mientras se muerde los labios.
Sus manos se levantan hacia los botones, pero está temblando
tanto que le resulta difícil desabrocharlos.
—¿Puedo hacerlo yo?
Ella asiente y deja caer las manos. Hago un trabajo rápido con los
botones y cuando empujo la camisa hacia un lado, un gruñido bajo
sale de mi garganta. Necesito tanto a esta mujer ahora mismo. Lleva
un conjunto de lencería de encaje rojo. La parte de abajo son
pantalones cortos de niño y el sostén empuja sus pequeños senos
hacia arriba haciéndolos parecer aún más atractivos de lo que suelen
ser.
—Ubijaš mí (NdelT: Me estás matando). —Subo y bajo las manos
por su cuerpo sin saber dónde tocarla primero.
Ella se ríe suavemente y luego hace señas de:
—¿Qué?
—Dije que me estás matando. Estoy tratando de ser bueno y tú
apareces con esto. ¿Dónde lo conseguiste? No compré esto.
Sus manos se levantan.
—Tu hermana. Cuando me vendó la pierna, le conté algunas cosas
femeninas que podría necesitar. Vino ayer a dejarlas.
Tendré que pedirle a Katarina que se asegure de que no la sigan
cuando venga aquí, pero en este momento no me importa si todos en
el estado saben dónde está este lugar. Todo lo que me importa es
quitarle esta ropa.
Me inclino para besarla, pero ella se encarga de sentarse a
horcajadas sobre mi regazo, su coño descansa justo sobre mi polla.
Siseo y agarro sus caderas tirando de ella hacia abajo para poder
tener más presión. Quiero todo de ella, quiero todo lo que pueda
darme.
Rápidamente le doy la vuelta para que esté acostada en la cama.
Me agarra de la camisa y me pone encima de ella. Ataca mi boca con
un deseo que coincide con el mío. Quiero tocar cada parte de ella,
pero sé que si empiezo esto no voy a poder parar. La necesito
demasiado para parar.
—¿Me deseas, Brinley? ¿Todo de mí? —digo mientras dejo que
mis manos recorrieran su cuerpo de nuevo.
Ella asiente con la cabeza.
—Sí, Luka. Por favor. —Su susurro es tan suave cada vez que lo
escucho, se siente como si estuviera a punto de perder la cabeza.
Me quito los pantalones y los tiro al suelo antes de volver a
acomodarme entre sus piernas de nuevo.
—Eres tan jodidamente sexy. Cada mirada, cada palabra, se siente
como si estuviera hecha solo para mí.
Ella asiente y una lágrima cae por su mejilla. La beso. Esta
hermosa criatura nunca debería llorar. Me está dando este regalo y
me aseguraré de apreciar cada parte de ella.
Nuestras bocas se conectan en un beso tan apasionado que es casi
violento. Muerdo y chupo sus labios. Ella lame los míos. Me encanta
la lencería y todo el esfuerzo que hizo por mí, pero ahora mismo
necesito quitárselo. Alcanzo detrás de ella y lucho con los ganchos.
Cuando se lo quito, tiro el sostén sobre mi hombro, haciendo que ella
me dé esa risa silenciosa que he aprendido a amar.
Vuelvo a besarla, pero ahora mi boca se desliza hacia su pecho.
Aprieto mi mano alrededor del pequeño montículo y trato de meter
todo lo que puedo en mi boca. Su espalda se arquea y, aunque no la
escucho gemir, uso las señales de su cuerpo para guiarme en la
dirección correcta. Pasa su mano por mi espalda, todavía está
bastante lastimada en algunos lugares, pero es suave en esos lugares.
Cuando llega a la zona de mi espalda que no está lastimada, me
araña con fuerza. Es como si hubiera memorizado mi cuerpo. Gimo
cuando mi mano se desliza por la parte delantera de su cuerpo y
dentro de sus bragas. Está muy mojada, pero necesito saborearla. Le
quito las bragas y van por el mismo camino que el sostén. Baja las
manos para alcanzar mis bóxers, pero las aparto. Ya puedo sentir el
líquido preseminal saliendo por la punta de mi polla. Estoy tan
alterado que sé que una vez que esté dentro de ella tendré problemas
para mantener el control. Siendo virgen, el control es lo único que
realmente voy a necesitar.
—Antes de que te abra con mi polla, necesito que te corras en mi
cara. Quiero que me bautices con tu corrida. —No espero a que diga
nada. En lugar de eso, separo sus piernas y lamo desde su coño hasta
esa protuberancia sensible en la parte superior de sus pliegues. Ella
comienza a retorcerse de inmediato, pero necesito que se quede
quieta, quiero disfrutar de todo. La follo con la lengua, metiéndola
tan profundo como puedo en su coño. Sabe tan bien. Levanto sus
caderas para poder llegar a cada parte de ella. Un suave gemido flota
en el aire. Está sufriendo por la liberación, no puedo permitir eso.
Tiro de su coño hacia abajo y concentro toda mi atención en su
clítoris. Su cuerpo comienza a temblar instantáneamente y un
profundo rubor viaja desde su pecho hasta su cuello.
La chupo hasta provocarle dos orgasmos, usando mi dedo para
tratar de abrirla un poco. No paro hasta que su cuerpo está
completamente relajado y tira de mi cabello para alejarme de su
sensible manojo de nervios.
Finalmente me quito los bóxers y trepo por su cuerpo. Mi polla
está dolorosamente dura y estoy un poco preocupado por el color
morado oscuro de la punta. Miro mi pene y luego su pequeño
cuerpo. Sé que las mujeres están destinadas a estirarse, pero empiezo
a dudar de mi conocimiento de la anatomía femenina.
La miro a la cara y ella pronuncia la palabra por favor.
—Estoy aquí bebé, estoy...—Cierro los ojos y me maldigo en
silencio. Cuando miro hacia abajo, Brinley me mira con confusión.
—No tengo condón. No estaba pensando en esto, no estoy
preparado. —Estoy limpio, pero no sé si ella se siente cómoda
tomándome sin protección. La miro para ver cuál es su decisión.
—Confío en ti, Luka. —Apenas lo escucho y, como cualquier otra
vez, ella usa su voz ligera como una pluma que me pone a toda
marcha. Combina eso con las palabras que dijo y estoy a punto de
correrme antes de que mi polla la toque.
Ella confía en mí.
Presiono la punta contra sus pliegues y siento la pequeña abertura
por la que se supone que debo meter mi polla. La levanto contra mi
cuerpo tanto como puedo. Inclino mi boca hacia su oído. Sé que esta
primera parte va a doler, pero no hay forma de evitarlo.
—Me sacas de quicio. Desde el primer momento que te vi en esa
celda supe que estabas destinada a ser mía. Aférrate a mí, Brinley.
Estoy aquí. —Empujo ligeramente. Apenas consigo penetrar unos
centímetros. El calor de su coño es como arena movediza, solo quiero
caer en ella. Empujo de nuevo, esta vez acercándome un poco más.
Continúo este proceso hasta que siento que la punta de mi polla
empuja contra la delgada membrana dentro de ella.
Ella gimotea y siento que su cuerpo tiembla debajo de mí.
—Eres toda mía, no te dejaré ir. —Empujo con más fuerza y siento
que la barrera cede. Ella jadea y entierra su rostro en mi cuello,
respirando con dificultad—. Puedes tomarme, Brinley. Necesito
moverme, bebé. Mierda, te sientes demasiado bien. —Empujo más
adentro esta vez y no me detengo hasta que estoy enterrado hasta la
empuñadura.
Cierro los ojos y solo absorbo la sensación de su apretado coño
envolviéndome. Veo estrellas cuando sus caderas se mueven
ligeramente de lado a lado mientras trata de adaptarse a la intrusión.
—Ah, joder, Brinley. Estás tan apretada. —El sudor se desliza por
mi sien mientras me obligo a quedarme quieto hasta que me dice que
está bien que me mueva.
Se inclina lejos de mí, su respiración se acelera y sus ojos se
oscurecen por el deseo. Ella usa su pierna para tirar de mí contra ella.
La señal de que ella quiere más.
Mis caderas se mueven de un lado a otro, pero en unos momentos,
el ritmo suave y constante que estaba tratando de mantener
desaparece. Bombeo con gruñidos y gemidos duros, porque se siente
jodidamente bien. Nunca he follado sin condón, pero ahora sé por
qué hay tantos niños corriendo. Podría morir ahora mismo y estar
bien con eso.
Ella me tira hacia abajo y susurra dulcemente solo para mí, solo
para que yo escuche:
—Tan bien, se siente tan bien, Luka.
—¡Maldito infierno! —Me agarro a la cama tratando de encontrar
otro lugar para poner el resto de esta energía. Si la follo más fuerte, la
lastimaré. Encuentro sus ojos y observo cómo pronuncia la palabra
más.
—¿Quieres más, bebé? —Cuando asiente, me suelto. El sonido de
nuestros cuerpos chocando uno contra el otro y los suaves gemidos
que salen de su boca me hacen desear que este momento nunca
termine. Cuando su coño aprieta mi polla y se corre duro, sé que no
pasará mucho tiempo hasta que la imite.
—Mierda, me voy a correr. Joder, es demasiado bueno. —Siento
descargas de electricidad desde la base de mi columna vertebral a
través del resto de mi cuerpo. Quiero bombear aún más profundo
dentro de ella. El primitivo deseo de rociar mi semen lo más
profundo que pueda dentro de ella me hace follarla hasta el último
segundo, antes de saber que debo retirarme. Se siente tan bien—.
Brinley, yo… oh mierda… yo soy…
Justo cuando siento la primera contracción de mi abdomen, sé que
es ahora o nunca si voy a tener alguna posibilidad de salir. Desearía
que nunca fuera así, pero no sé cómo se siente acerca de mí
corriéndome dentro de ella. Trato de retirarme, pero ella agarra mi
cuello y jala mi rostro hacia el suyo.
—Mierda. ¡Oh, jodida mierda! —Mi cuerpo se vuelve loco con el
instinto con bombear profundo, rápido y duro dentro de ella. Mi
semen sale disparado en poderosas ráfagas espesas que se sienten
como si nunca fueran a terminar.
Justo cuando llego al final de mi clímax, me derrumbo sobre ella.
Inclino la cabeza y me acuesto sobre su pecho, mientras nos giro
ligeramente hacia un lado para no aplastarla. Ella encaja tan
perfectamente en mis brazos. No creo que me haya sentido tan
completo en toda mi vida.
 
Capítulo 22

Luka
 

Siento que estoy caminando en el aire. Incluso los bastardos en el


hoyo no tienen ningún efecto sobre mí. Han pasado dos días desde
que Brinley me dio su virginidad y parece que está realmente feliz de
estar aquí conmigo. El amor que siento por ella suena como una
campana en lo más profundo de mí. Nunca he estado tan seguro de
nada en mi vida. Quiero a Brinley, no solo por ahora, sino para
siempre.
Sólo quiero hacerlo bien. Ella se lo merece todo y quiero dárselo.
La dejo de vuelta en las instalaciones completamente satisfecha
después de otra larga noche de orgasmos. Nunca me aburro de verla
temblar y correrse en mi polla.
Esta tarde tengo que empezar a buscar la manera de hacer esto
oficial, pero primero tengo que conseguir que Brinley diga que sí.
Llamo a Katarina para que me acompañe a la joyería para poder
elegir un anillo para Brinley. Sé lo que a mí me gustaría, pero para
una persona más llamativa, Brinley no lo es. Espero que con su ayuda
pueda elegir algo con lo que ella esté feliz.
—No puedo creer que esté mirando anillos de compromiso
contigo. —Katarina niega con la cabeza mientras observa las filas de
anillos.
—Oye, ¿qué diablos se supone que significa eso?—digo.
—Sabes muy bien lo que se supone que eso significa. Creo que
nunca te he visto pasar más de dos días con una sola mujer, y ahora
estás hablando de pasar el resto de tu vida con una. —Ella se ríe antes
de girarse y mirarme—. Sabes que esto significa que nunca podrás
follarte a otra mujer, ¿verdad? Un coño para el resto de tu vida. —Mi
hermana me mira con los ojos entrecerrados y si no fuera mi
hermana, la habría maldecido.
—¿Por qué querría a alguien más cuando la tengo a ella? No hay
nadie que se acerque a ella, a menos que tenga un clon en algún lugar
del mundo. No estoy pensando en nadie más que en Brinley.
Katarina hace un puchero exagerado.
—Ayy, mi hermano está enamorado. —Ella me empuja y no tengo
más remedio que poner los ojos en blanco.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo y cuando lo saco veo el número de
Marko y un mensaje de texto que dice que necesito ir a verlo de
inmediato.
—¿También lo recibiste?—dice Katarina, ya que ella también está
mirando su teléfono.
—Sí, supongo que la compra de anillos tendrá que esperar hasta
que terminemos con nuestro querido padre. —Salgo con las manos
vacías y me meto en mi coche. Con suerte, lo que sea que mi padre
quiera hablar conmigo no tarde

mucho, quiero volver con Brinley.


Katarina y yo entramos en Košnica y hay un leve zumbido, pero
nadie me detiene para decir nada. Llamo a la puerta de la gran sala
de reuniones en la que siempre está mi padre.
—Ući (NdelT: Entre)—dice su voz inmediatamente.
Ambos entramos, y nos quedamos en silencio esperando las
instrucciones de nuestro padre.
Mis ojos recorren la habitación, Josip y Sven están de pie a un
lado. Un flashback de lo que sucedió hace unas semanas aparece en
mi mente. Intento llamar la atención de Sven, pero es como si él
tratara intencionalmente de no mirarme.
Le clavo la mirada y finalmente, levanta sus ojos hacia los míos. El
dolor en su rostro araña mi piel. Algo está pasando.
Levanta la cabeza y pronuncia las palabras que no quiero
escuchar.
—Lo siento.
—Padre—digo rompiendo el protocolo habitual, ahora
desesperado por saber qué está pasando. Katarina gira la cabeza en
mi dirección, el ceño fruncido en confusión—. ¿Está pasando algo
que deba saber?
—¿Hay alguna razón por la que estás tan ansioso? —Marko
levanta la vista de lo que está haciendo, molesto porque lo he
interrumpido.
Vuelvo mi mirada hacia Sven y Josip. Los dos están de pie a un
lado esperando una orden, pero Josip tiene su tablet. Él está aquí para
registrar un contrato. Cada vez que sucede algo en la familia, Josip
está allí para llevar un registro de ello. Entonces, que es lo que
sucedió, que yo no sé, que podría hacer que ambos se vean como si
estuvieran a punto de estallar en lágrimas.
—Necesito volver a las instalaciones—le respondo a mi padre.
Se recuesta en su asiento apartando lo que está haciendo para
mirarme. Una sonrisa practicada aparece en el rostro de Marko.
—Tengo buenas noticias. Nuestros problemas parecen estar
llegando a su fin. Krsto y Dagger han logrado encontrar a Geoff. El
chico tiene nuestros papeles, pero ha negociado un trato de que solo
los devolverá una vez que su hermana regrese. Así que tú la
prepararás y nosotros se la entregaremos.
Mi corazón está vibrando en mi pecho, latiendo muy rápido. ¡No,
no, no! Esto no puede estar pasando. ¿Estoy tan cerca de tenerla para
siempre y de repente Dagger quiere ser jodidamente bueno en su
trabajo? Hijo de puta.
Antes de que pueda decir algo, mi padre sigue hablando.
—Entonces, una vez que se resuelva esa parte del trato, les
pondrás una bala en la nuca.
Un jadeo agudo suena a mi lado.
—¿Realmente es eso necesario, padre? La mujer es inocente en
todo esto. —Katarina instantáneamente sale en defensa de Brinley.
—Inocente o no, conoce la instalación. Ella tiene demasiada
información. Debe ser asesinada. —Marko vuelve la mirada a lo que
está haciendo sin inmutarse por el hecho de que acaba de destruir mi
vida sin saberlo.
—No puedo hacer eso, padre. No puedo—digo y bajo la cabeza. El
hombre ya me cree débil, esto solo solidificará sus suposiciones.
—¿Što si rekao? (NdelT: ¿Qué dijiste?)
Levanto la cabeza para mirarlo a los ojos.
—Dije que no puedo. No puedo matarla, porque la amo. No
puedo hacer eso.
Los ojos de Marko se abren como platos por un segundo, antes de
parpadear un par de veces. No había esperado oírme decir eso.
—No.
La única palabra suena tan definitiva que me deja sin aliento.
—Por favor, padre.
—No. Encontrarás a otra mujer. Ella siempre será un lastre. Su
hermano tendrá que morir y ella puede usar eso como combustible
para la venganza. Es una prisionera, no una pareja adecuada.
—Marko…
—Si dices otra palabra, pondré tu culo sobre esta mesa y quemaré
el resto de la carne de tu cuerpo. ¿Por qué el dolor es tu única forma
de aprender, Luka? No va a suceder, así que cierra la boca.
Todo mi cuerpo tiembla. De toda mi familia, probablemente soy el
más grande, pero mi hermana tiene que agarrarme del brazo para
evitar que me caiga. He vuelto a fallar.
—Sven, tú y Josip id con él a recoger a la chica. No quiero retrasos.
El trato es en noventa minutos. Tengo una reunión a la que ir y no
llegaré tarde. Cuando regrese esta tarde quiero ver los documentos
en mi mano. Idos todos.
No puedo moverme Mi familia literalmente tiene que arrastrarme
fuera de esa habitación mientras siento que mi alma se rompe en
pedazos. Estaba

haciendo planes para darle todo a esta mujer, pero ahora es


demasiado tarde.
Sven, Josip y yo conducimos hacia las instalaciones y los acoso a
ambos con cualquier cosa que se me ocurra. Cualquier escapatoria
que me diera la oportunidad de salvarle la vida.
—No quiero hacer esto, Luka. Sabes que no quiero, pero si no lo
hago, Marko enviará a alguien más para que lo haga. Ella es un cabo
suelto. No podemos tener cabos sueltos sin importar cuánto la ames.
No está marcada y nuestro padre no confía en ella.
—¿Cómo diablos no puede confiar en ella? ¡Ni siquiera la conoce!
—grito desde el asiento trasero dejando caer mi cabeza entre mis
manos y apretándola.
—No hay nada que podamos hacer, Luka. Lo lamento—dice Josip.
Puedo ver cuánto dolor les está haciendo esto a ambos.
Aunque no tanto como a mí que me está matando. Cuanto más
nos acercamos al hoyo, más me doy cuenta de que no tengo mucho
tiempo con ella. Ella va a estar asustada. Va a querer que yo la salve.
No puedo hacer nada. Podría incapacitar tanto a Josip como a Sven
fácilmente. Renunciaría a mi lugar en la familia y me llevaría a
Brinley. Correríamos e incluso podríamos escapar, pero nunca
podríamos dejar de escapar. Mi padre enviaría a todos a cazarnos.
Tendríamos que permanecer ocultos por el resto de nuestras vidas.
Tendría que quitarle su libertad. Eso sería como matarla yo mismo.
Llegamos a las instalaciones y el miedo me arrastra hacia abajo.
No puedo dejar que esto suceda.
—Entra ahí, Luka. Dile adiós—dice mi hermano suavemente.
—No... Sven, no.
—Vamos a entrar y tomarla lo hagas o no. Al menos, ella puede
saber que intentaste todo lo que pudiste. Sostenla. Dile cuánto la
amas. Dile cuánto lo sientes. Te arrepentirás si no lo haces—dice
Sven.
Sé que está diciendo la verdad, pero eso no lo hace más fácil. No
quiero que piense que los dejé venir y llevársela. Salgo del coche y
camino lentamente hacia la puerta del foso. Nunca antes venir aquí se
había sentido tanto como caminar hacia mi propia muerte. Uso el
teclado oculto para abrir la puerta y camino lentamente, en una
especie de trance, hacia la habitación.
Abro la puerta y Brinley salta hacia mí, envolviendo sus brazos
alrededor de mi cuello sonriendo brillantemente.
Me rompo en el acto.
—Ne mogu, ne mogu, ne mogu. (NdelT: No puedo, no puedo, no
puedo.) —La levanto del suelo y entierro mi cara en su cuello,
aplastándola contra mi pecho. No puedo hacer esto.
Ella me está empujando, y puedo escucharla preguntarme qué
está mal, pero no puedo apartarme para decírselo. ¿Cómo puedo
hacer eso? ¿Cómo le digo que tengo que llevarla de vuelta con su
hermano y luego matarla?
Finalmente, me aparta con tanta fuerza que tengo que bajarla. Sus
manos se mueve rápidamente, pero mis ojos están tan borrosos que
no puedo concentrarme. Veo que me está preguntando qué está mal y
la estoy asustando, pero el resto simplemente vuela sobre mi cabeza.
No quiero que tenga miedo, no de mí. Si estos son los últimos
momentos que tenemos juntos, quiero que me mire con el amor que
sé que me tiene. Abro la boca para decirle que tengo que llevarla con
su hermano, pero mi garganta está tan apretada por la emoción que
no puedo pronunciar las palabras.
Sonrío levemente mientras levanto mis manos y le digo lo quiero
decir. Recuerdo cómo hacer esto. Se ilumina de nuevo hasta que ve lo
que estoy diciendo.
Sus cejas se desmoronan y su barbilla tiembla cuando levanta las
manos para decir:
—¿Ya no me quieres?
Mi corazón se rompe un poco más.
—Te quiero para siempre, Brinley. Dejaría todo esto, mi familia,
todo si pensara que tendríamos una oportunidad. Sé que no la
tenemos. No tengo elección. Te amo tanto y siento mucho haberte
fallado.
Oigo a alguien detrás de mí y sé que es Sven. Sin embargo, no
quito los ojos de Brinley.
Ella se inclina y me besa. Sus labios son tan suaves contra los
míos, pero ese breve contacto se graba en mi piel.
—Tenemos que irnos, hermano—me dice Sven.
Agarro su mano y salimos de las instalaciones. Su rostro se inclina
hacia el sol brillante una vez que salimos, cierra los ojos y sonríe. Los
hermosos rayos resaltan su rostro y cabello. Ella es libre, aunque sea
solo por un rato.
 
Capítulo 23

Luka
 

Brinley y yo nos sentamos en el asiento trasero abrazados. Ella


inclina sus labios hacia mi oído, su suave susurro me dice cuánto me
ama. Lo buen hombre que soy. Me dice que está feliz de haberme
encontrado y que todo va a estar bien.
No estará bien. Nada estará bien después de que ella se haya ido.
¿Cómo se supone que voy a volver al caos y la matanza sin que ella
sea mi pequeño pedazo de cielo? Sin ella, sé que mi tiempo en el
infierno será insoportable.
La abrazo tan fuerte como puedo y cuando el coche se detiene no
quiero soltarla.
—Tenemos que irnos, Luka. Ellos ya están aquí—dice Josip.
—¿Ellos?—dice Sven.
—Sí, pidió que se le permitiera traer a dos amigos por seguridad
—explica Josip.
Me parece un poco extraño que Josip no haya mencionado que
habría otras personas con las que podríamos tener que lidiar. Todos
los pensamientos de eso salen de mi mente cuando Brinley presiona
un suave beso justo debajo de mi oreja.
Salimos del coche y agarro a Brinley lo más cerca que puedo sin
levantarla.
—¿Dos dices?—pregunta Sven.
—O tres, realmente no entramos en detalles—dice Josip.
Los oigo y miro a Sven. La ira comienza a hervir dentro de mí
cuando veo una maldita sonrisa en su rostro. ¿Qué diablos podría ser
tan jodidamente divertido en un momento como este? Brinley respira
estremeciéndose y, al igual que antes, mi atención se centra de nuevo
en ella.
Geoff nos había pedido que nos reuniéramos en la parte trasera de
una gran ferretería. El lugar está cerrado por reformas, pero todavía
hay algo de mercancía en los estantes. Entramos y mi brazo se aprieta
más alrededor de Brinley. Ella está en peligro.
Yo soy el peligro Una vez que se la entregue a su hermano, tendré
que matarlos a ambos.
—Ahí estás, estaba empezando a pensar que no vendrías. —Un
hombre bajo sale de detrás de uno de los grandes estantes. No se
parece a Brinley, pero eran del mismo tamaño en cuanto a la altura.
Otros dos hombres salen y se paran a su lado. No estoy preocupado
por ninguno de los dos. Cuando tenga que matarlos, caerán como
cualquier otro.
—Siempre cumplimos con nuestros acuerdos—responde Josip,
ahora es todo negocio.
—Bien, yo también. —Saca una carpeta marrón de su bolsillo
trasero y nos la muestra.
—Muéstranos lo que hay dentro—exige Sven en voz alta—.
Ningún intercambio a menos que sea el papeleo adecuado.
Geoff suelta una carcajada y se la entrega a uno de los guardias
junto a él que camina hacia el medio del espacio entre nosotros. Josip
se acerca sacando una pequeña linterna del bolsillo. Examina los
pasaportes y otros documentos en el sobre durante unos minutos.
Revisando cuidadosamente las características de seguridad de los
documentos emitidos por el gobierno, vuelve a mirar a Sven y asiente
con la cabeza para informarnos que los documentos son legítimos.
—Te amo. Lo siento mucho—le susurro al oído y siento que mi
mano la suelta.
—¿Tal vez un último beso de despedida?—dice Sven a mi lado.
Tiene razón, sólo una vez más. Me inclino y presiono mi boca
contra la de ella, derramo cada gramo de mi pasión y mi alma en el
beso. Siento sus manos arañar la base de mi cuello y un suave gemido
hace eco en su garganta. No quiero que el beso se detenga nunca,
pero sé que tiene que hacerlo. Aparto mis labios de los suyos y
presiono mi frente contra la suya antes de que ella se aleje.
—Parece que mi hermana pasó bastante tiempo bajo tu cuidado—
dice Geoff y se ríe.
En un movimiento sorpresa, Sven la atrae para darle un rápido
abrazo antes de agarrarla suavemente del brazo y acompañarla hasta
donde está Josip.
—Con esto nuestro negocio está completo. ¿Correcto?—pregunta
Josip.
—Sí, está hecho—dice Geoff.
Alcanzo mi arma, pero no la saco todavía. Necesito esperar a que
Josip me responda, pero en su lugar se acerca un poco más a los
estantes.
Siento que Sven también se aleja un poco. Probablemente se estén
preparando para atrapar a Geoff y sus muchachos cuando intenten
escapar.
—Tú y tu moral fuera de lugar. Lo haces tan fácil. —Me doy la
vuelta justo cuando un hombre tira de su mano hacia atrás y me
golpea en la cara. El golpe me aturde y tropiezo hacia atrás.
—¡Ahora! ¡Matadlos ahora! —oigo gritar a Geoff y al menos una
docena de hombres salen y empiezan a disparar. Rápidamente me
sumerjo detrás de un exhibidor. Mis ojos buscan desesperadamente
tratando de ver si puedo ver a Brinley en alguna parte. La veo, ella
me está mirando, esos ojos azules miran en mi dirección. Está tirando
con fuerza contra su hermano, tratando de llegar a mí.
Las balas vuelan de todas partes y no tenemos adónde ir. Estamos
atrapados. Trato de disparar a ciegas, pero dudo que le dé a alguien.
Si hoy es el día que muero, que así sea. Al menos Brinley lo había
logrado.
—¡No te muevas!—oigo decir a Josip.
Nada tiene sentido en este momento. Deberíamos movernos.
Deberíamos estar tratando de encontrar una salida a esta emboscada.
Sven permanece a cubierto, tampoco se mueve. Ni siquiera está
tratando de devolver el fuego.
¡Qué carajo es esto!
El sonido de un golpe pesado hace que mi atención vuelva al
presente. Miro alrededor del borde del exhibidor detrás de la cual me
estoy escondiendo y veo a un hombre en el suelo. Un agujero de bala
a un lado de su cabeza.
¿Quién carajo hizo eso? Otro golpe fuerte y otro cuerpo cae al
suelo. Luego otro. Y otro.
Mis ojos saltan a la ventana cuando otra bala pasa zumbando a
través del vidrio, yendo tan rápido que ni siquiera rompe la ventana,
sino que la atraviesa como si fuera mantequilla.
¡Maldito Dagger al ataque!
Me doy la vuelta para mirar a Sven, que está sentado en el suelo
completamente indiferente a lo que está pasando. Me sonríe y me
guiña un ojo. Estos bastardos habían planeado que esto sucediera.
Mierda. Por eso mi padre sabe que Sven sería un mejor líder. Saca
mierda como ésta.
No es hasta que solo quedan tres de los enemigos que se dan
cuenta de que un francotirador los está atacando. Es demasiado
tarde, no hay nada que puedan hacer al respecto.
De repente, casi tan rápido como había comenzado, el aluvión de
balas se detuvo. Todos los que habían intentado tendernos una
emboscada yacían muertos en el suelo.
Miro hacia el edificio al otro lado del lote y veo a un hombre de
pie. Dagger.
—Sven, Josip, ¿estáis bien? —los llamo.
—Sí. Bien—responde Sven.
—Estoy bien—dice Josip.
La alegría del momento se va. Estoy feliz de haber superado la
emboscada con vida, pero eso no hace nada por el hecho de que mi
corazón no está en mi cuerpo. Brinley se ha ido.
—¿Sabías que eso iba a pasar?—le pregunto a Josip.
—¿Si lo sabía? Absolutamente no—responde—. Hemos finalizado
el trato, no tenía idea de que nos tendería una trampa y nos
emboscaría antes de que tuvieras la oportunidad de terminar tus
deberes.
Sven se ríe.
—Sabes que Marko no va a dejar que se vayan. Todavía me pedirá
que los persiga y termine el trabajo.
—Cierto, pero te dará más tiempo para descubrir cómo
demostrarle que ella te pertenece—responde Sven.
—Ni siquiera sé dónde está. Están en el viento—digo y cierro los
ojos.
—No tanto viento, más como en Moonpress Street. —Josip me
muestra su teléfono y un puntito se mueve en la pantalla. Dice Sven.
—¿Qué... qué es eso?
—Puse mi rastreador GPS en su bolsillo trasero. Mientras no me
secuestren, estaremos bien—suelta Sven y se encoge de hombros.
Para eso era el abrazo. Después de que todas las mujeres fueran
secuestradas, me aseguré de que todos recibieran un GPS, de modo
que, si alguno de nosotros volvía a ser secuestrado, al menos
tendríamos alguna forma de rastrearlo. Quiero tirar de él para darle
el jodido abrazo más grande, pero una última cosa me molesta.
—¿Cómo sabes que no la matarán? ¿O volarán fuera del país?
—Ella tiene la información que ellos quieren.
—¿Qué información quiere Geoff? ¿Y qué cree que va a hacer con
eso? ¿Enfrentarse a toda la familia? —Sacudo la cabeza con
incredulidad.
—No, no él, sino el hombre para el que trabaja. Alguien que
podría probar suerte—dice Josip mientras hojea algunas cosas en su
teléfono.
—¿Para quién trabaja él?
—Kata Radic, el sovietnik de la familia Vavra. —Josip me muestra
la foto de Geoff y Kata dándose la mano. ¿Cómo demonios Geoff
llegó tan alto en las filas de la familia Vavra y qué significa esto para
Brinley?
—Ella puede pasar por un momento difícil, pero la familia Vavra
no la matará hasta que tengan toda la información que creen que ella
sabe. Geoff vio la forma en que la besaste, así que pensará que ella
sabe más de lo que dice. Será un largo tiempo. Y una vez que la
encontremos y nuestro padre descubra que estaba con los hombres
de Vavra y no dijo nada, tal vez le resulte más fácil confiar en ella—
dice Sven.
La van a lastimar, pero no estará muerta. Puedo encontrarla y
salvarla. El órgano silencioso dentro de mi pecho que había creído
muerto cuando la alejaron de mí vuelve a latir. Voy a encontrar a mi
mujer y nada se interpondrá en mi camino.
Capítulo 24

Brinley
 

N
— o puedo creer que hayas logrado mantenerte con vida todo
este puto tiempo, Brinley. Tu madre ya había perdido la esperanza, te
había descartado. Ella y mi padre están haciendo un viaje de duelo en
las Maldivas—dice Geoff, se encoge de hombros y toma un plato
pequeño con polvo blanco. Se lo pone en la nariz e inhala con fuerza.
—Aquí, toma un poco—dice y me lo pone en la cara. Aparto la
cabeza.
—Sigues siendo la misma perra engreída que siempre has sido,
¿eh? Bueno, no me importa. Eres mi billete a la cima, Brinley. Pensé
que si le daba los pasaportes sería suficiente para poner mi pie en la
puerta, pero tú, estabas dentro de su colmena. Sabes cosas que nadie
sabe. Cosas invaluables.
—Llévame a casa—digo con un chirrido y él ni siquiera trata de
escucharme.
—¿Qué? No tengo tiempo para jugar a las adivinanzas contigo.
Pronto estarás con Kata e Ilia, y la familia Vavra tendrá las respuestas
que necesitan. Además de eso, Marko viene a reunirse con alguien de
Croacia. Para ponerse al día con los viejos tiempos, ni siquiera
sospecharán que Ilia está allí hasta que sea demasiado tarde. Los
guardias traerán los cuerpos de sus hijos y su contable. Illia hará que
vomites todo sobre la ubicación de su colmena y a quiénes han
escondido allí y luego mataremos a Marko Juric. Lo mataremos al
último para que sepa que toda su operación se ha derrumbado a sus
pies. Dejando a Ilia como el nuevo Pakhan. ¡Voy a ser una parte
fundamental para derribar a toda una mafia! ¡Puedes jodidamente
creerlo!—dice Geoff y salta en su asiento, sobreexcitado.
Nos detenemos en la parte trasera de un pintoresco restaurante al
borde de la avenida principal. Hay algunos coches aquí atrás, pero no
veo a nadie. Geoff y el conductor del coche me arrastraron hasta el
restaurante y me arrojaron a una pequeña habitación que parece que
solía ser para almacenamiento. Hay una mesa pequeña con
equipamiento, una silla y cuerdas. Pretenden torturarme para
sacarme la información.
Geoff se para junto a la puerta y otro hombre entra. Uno que
nunca antes había visto.
—Ah, ¿es esta la chica bonita que ha robado el corazón de Luka?
—Tiene un acento europeo muy marcado.
—Sí, realmente está enamorado de ella. Parecía que el hombre se
iba a derrumbar en lágrimas cuando me la llevé—dice Geoff y se ríe
—. Entonces, ¿qué piensas, Kata? ¿Puedo ser parte de tu gente?
Puedo hacerles ganar mucho dinero.
—Lo has hecho bien, Geoff. Creo que podremos encontrar un
lugar para ti. —El hombre me mira e inclina la cabeza hacia un lado
—. ¿Sabes que la obligaré a hablar, verdad?
—No me importa lo que hagas con ella, mis padres ya lo
superaron. —Geoff se apoya contra la pared en una esquina—. Sin
embargo, probablemente será un poco difícil para ti hacer que hable,
es muda.
—Estoy seguro de que podemos encontrar otras formas para que
me diga lo que quiero saber. —Kata entra en la pequeña habitación y
antes de hacerme una pregunta, me da una bofetada. Es un
monstruo, pero yo tengo un monstruo propio. Sé que Luka me está
buscando, no puede estar muerto. Solo tengo que superar esto. Lo
más importante, no puedo decirle nada a Kata.

Estoy acostumbrada a quedarme callada de todos modos.


No sé durante cuánto tiempo me ha tenido Kata aquí, me golpea
con palos y con los puños. Me hace preguntas sobre una Košnica,
pero no tengo idea de qué diablos es eso. Me pregunta sobre la
prisión subterránea, pero tampoco le digo que sé lo que es.
—Ya están aquí, jefe. Todavía tenemos que esperar los cuerpos—le
dice el tipo a Kata, que todavía se cierne sobre mí, a punto de
golpearme de nuevo.
—Mierda, tenemos que preparar a todos. Apuesto a que solo trajo
a sus dos guardias. El viejo cabrón arrogante. —Kata se pone de pie y
otro hombre camina hacia la puerta.
—¿Qué haces todavía jodiendo con esta chica? Tenemos cosas que
hacer. Podemos sacarle la ubicación más tarde. Ocupémonos primero
de Marko. Los cuerpos de Sven, Josip y Luka deberían estar aquí en
cualquier momento. Va a ser mi mejor momento.
—Sí, Ilia. Finalmente, obtendrán lo que se merecen—dice Kata—.
Tú, átala y cierra la puerta. Me divertiré más con ella más tarde.
Todos salen de la pequeña habitación dejando solo un guardia
para atarme. Se apresura a atarme las manos a la espalda y los pies
juntos antes de salir por la puerta. Lo escucho cerrarla detrás de él.
El silencio me envuelve. Luka realmente se ha ido y si no es así,
nunca llegará a tiempo. Necesito encontrar una manera de salir de
aquí por mi cuenta. Intento tirar de mis ataduras, pero las de mis
manos no se mueven en absoluto. Las de mis tobillos son un poco
más flojas. Me pongo de puntillas y quito la cuerda. Me pongo de pie
y rápidamente miro a mi alrededor para ver si puedo encontrar algo
para liberar mis brazos. Veo uno de los cuchillos pequeños sobre la
mesa, pero incluso si lo agarro, no podré usarlo. Estoy atada
antebrazo a antebrazo. Está bien, no necesito mis manos. Pasé años
haciendo yoga y trabajando en estirar mi cuerpo, haciéndome
increíblemente ágil. Mis pies pueden hacer fácilmente las mismas
cosas que mis manos.
Silenciosamente coloco el cuchillo en el suelo para poder usar los
dedos de mis pies para recogerlo. Me acuesto boca abajo y tiro de mi
cuerpo en una pose de arco. Mis brazos y pies se encuentran en el
puente invertido. Siento el cuchillo apuñalando mi piel. No tengo
mucho control sobre eso. Todo lo que necesito hacer es cortar la
cuerda lo suficiente como para romperla. Siento que el cuchillo se
conecta con algo áspero y no duele, así que sé que es la cuerda.
Muevo mis brazos de un lado a otro, con cuidado de no mover las
piernas o los pies a pesar de que puede sentir que me estoy
empezando a acalambrar.
Me muevo tan rápido como puedo. Hasta que finalmente con un
gran tirón siento que la cuerda cede y de repente estoy libre. No
tengo tiempo para celebrar. No puedo salir por la puerta principal y
no hay ventanas en esta habitación. La única otra opción que tengo es
la salida de aire. Parece lo suficientemente grande como para que
quepa, pero no tengo idea de adónde va o si hace calor.
No escucho a nadie en la puerta, pero sé que no tengo mucho
tiempo. Reúno todo el coraje que puedo y arrastro la silla hacia la
rejilla de ventilación. Uso el cuchillo para desenroscarla de la pared.
Me deslizo fácilmente, pero no tengo suficiente espacio para dar la
vuelta. Vuelvo a utilizar los pies para cerrar la rejilla detrás de mí.
Con suerte, eso me dará suficiente tiempo para moverme sin que
ellos revisen aquí primero.
Me arrastro suavemente sin querer hacer mucho ruido hasta que
llego a otra rejilla, le doy un empujón, pero no se mueve.
—¡Mierda!—susurro. Sigo arrastrándome hasta que llego a otra
rejilla, pero esta parece estar sobre el área principal del restaurante.
No hay mucha gente aquí, pero si intento empujar esta rejilla y se cae,
todos lo oirán. Paso a la siguiente. Miro a través de ésta y veo que
estoy en un baño. La luz viene de la pared, así que sé que hay una
ventana. Empujo la rejilla y esta se abre fácilmente. La agarro para
que no se caiga al suelo. Desafortunadamente, voy a tener que caer
de cara al suelo. No puedo girar. Cruzo los brazos sobre mi cara y me
empujo hacia afuera para dar la vuelta sobre mi espalda.
Aterrizo en el suelo con tanta fuerza que si tuviera mis cuerdas
vocales habría gritado. El aire sale de mi cuerpo mientras trato de
controlar el dolor. Muevo los pies y los brazos para saber que no me
rompí la espalda. Si hubiera sido más alto estoy segura de que lo
habría hecho. Me tiendo en el suelo del baño cerrado tratando de que
el dolor disminuyera. Después de unos segundos de dolor
desgarrador, soy capaz de sentarme solo para sentir otra oleada de
dolor. El cuchillo que sostenía en mi mano de alguna manera
atravesó mi otra mano agarrada a la rejilla que estaba tratando de
sostener.
Lloro en agonía mientras arranco el pequeño cuchillo para pelar.
La sangre gotea por mi mano, pero no tengo tiempo para sentarme
aquí y curarla. Me arranco un trozo de camiseta y me ato la mano lo
mejor que puedo. Corro hacia la ventana y trato de mover el pesado
panel con una sola mano. Rechina un poco, pero está atascado.
Empujo una y otra vez hasta que estoy gruñendo por el esfuerzo.
—Espera aquí. Saldré a tomar el postre en un segundo.
Escucho una voz masculina. Ni siquiera se me ocurrió averiguar si
estaba en el baño de damas. Me quedo inmóvil y cierro la puerta para
que quienquiera que sea piense que alguien está usando el cubículo.
Me arriesgo a mirar a través de la pequeña rendija a un lado de la
puerta para ver si es Geoff o Kata, pero en cambio veo a un hombre
mayor lavándose las manos. Está bien vestido y aunque veo canas en
su cabello, el hombre parece estar en buena forma. Mira hacia el
espejo y los ojos dorados más brillantes que he visto en mi vida se
reflejan en el cristal.
Ojos dorados.
Ese es Marko.
En una de las noches que Luka y yo nos quedamos despiertos
hablando, me habló de su padre adoptivo. Esos ojos dorados
característicos marcan todo el linaje Juric de una forma u otra. Me
vuelvo hacia la ventana. Debería salir de aquí mientras tengo la
oportunidad. Vuelvo a mirar a Marko, que parece estar terminando
de lavarse las manos. Tengo que decirle. Es el padre de Luka.
Necesita saber que está en medio de una emboscada. Obviamente no
lo sabe. Abro mi cubículo y justo cuando Marko abre el suyo, corro y
lo empujo contra la pared.
Él gruñe profundo y amenazante. Siento que algo duro y metálico
se presiona contra un costado de mi cuerpo, pero no dejo de
empujarlo hacia atrás. Cuando finalmente su espalda está contra la
pared, le pongo el dedo en la boca para silenciarlo. Entrecierra los
ojos, pero no dice una palabra, tampoco mueve el arma.
Abro la boca olvidando por un segundo que no me va a escuchar.
Intento ponerme de puntillas para llegar a su oído, pero es casi tan
alto como Luka. No voy a poder sin ayuda.
—Realmente no estoy de humor para follar en este momento si
eso es lo que estás queriendo. —Sus palabras salen enhebradas con
alambre de púas.
Niego con la cabeza y me pongo de puntillas de nuevo tratando
de llegar a su oído. Lleva el arma hasta mi cuello, colocando el cañón
sobre mi hombro para que apunte directamente hacia mí. Tengo
miedo, pero tengo que decírselo. Esta vez se inclina para que pueda
llegar a su oído.
Me aferro a su hombro y hablo lo más claro que puedo.
—Amo a tu hijo, Luka. Nunca haría nada para lastimarlo—digo
esto primero para que tenga al menos alguna razón para creer lo que
estoy diciendo—. Estás en una trampa en este momento. Kata e Ilia
Vavra están aquí para matarte y apoderarse de la familia. Dijeron que
mataron a Sven y a alguien llamado Josip... a Luka. —Se me corta el
aliento con la última palabra. No quiero que sea verdad.
Vuelvo a apoyar mis pies y el hombre me mira a los ojos. Siento
que me hipnotiza con su mirada.
—Brinley, supongo.
Asiento con la cabeza.
—¿Dices que Ilia está aquí?
Asiento de nuevo.
—¿Lo viste con tus ojos?
Asiento una vez más.
—Gracias. Has salvado a este anciano. Luka fue inteligente al
querer hacerte su esposa. Siéntate aquí y no te muevas. Alguien
estará contigo cuando todo termine. —El hombre presiona un suave
beso en la parte superior de mi frente antes de entregarme su arma y
salir del cubículo.
Me doy cuenta de que todavía debería estar tratando de salir, pero
estoy atascada en lo que dijo.
¿Luka quiere casarse conmigo?
El dolor al que no sabía que me estaba aferrando me inunda.
Pongo mi cabeza sobre mis rodillas y lloro por la vida que nunca
llegaría a tener con él.
 
Capítulo 25

Luka
 

Corremos hacia la ubicación del punto de seguimiento en el GPS.


Dagger y Krsto están en el coche detrás de nosotros.
Suena un zumbido a través de mi teléfono, pero no tengo la
capacidad mental para mirarlo, sea lo que sea puede esperar.
Suena otro zumbido en el coche y esta vez es el teléfono de Sven.
Lo saca y lee el mensaje.
—¡Jebote! (NdelT: ¡Mierda!) ¡No, no! Ahora no.
—¿Qué?—pregunto.
—Nuestro padre quiere que vayamos a la reunión en la que está,
es obligatorio.
—No, a la mierda eso. Esto es más importante en este momento.
—Niego con la cabeza sin siquiera contemplar la opción de no ir por
Brinley.
—Tal vez podamos comunicarnos con él después, la dirección está
cerca. 3710, Rome Ave.
El coche patina hasta detenerse y el coche detrás de nosotros
también chirría.
—¡Qué coño!—le grito a Josip.
—¿Cuál es la dirección?
—Josip, te conozco…
—¿Cuál es la maldita dirección?—vuelve a gritar.
Sven aprieta la mandíbula antes de decir:
—3710, Rome Ave.
—Maldita sea, no está cerca. —Josip pone el pie en el acelerador y
el coche se tambalea hacia atrás a gran velocidad—. Ese es el mismo
maldito lugar. Llegamos demasiado tarde, Ilia ya debe estar allí y
tienen a Marko y Brinley en el mismo sitio. Que alguien avise a los
muchachos que vienen detrás que se preparen para un

tiroteo.
El coche se detiene justo en frente del restaurante, pero antes de
que cualquiera de nosotros tenga la oportunidad de salir, el sonido de
disparos estalla en el aire. Ya ha comenzado.
Todos corren hacia el restaurante mientras una pequeña marea de
personas gritando sale disparada por la puerta principal. Miro
rápidamente a la multitud tratando de ver a alguien que conozco,
pero todavía escucho los disparos que vienen del interior.
Necesitamos controlar esto rápido, la policía estaría aquí en breve.
Miro detrás de nosotros, pero ya no veo a Krsto y Dagger. No tengo
ninguna duda de que los dos asesinos ya encontraron su camino
hacia el restaurante y están trabajando para eliminar la amenaza
mientras hablamos.
Sven, Josip y yo entramos. Nos apartamos el uno del otro
caminando rápidamente hacia la parte de atrás de donde parece que
vienen los disparos. Un fuerte grito viene de un lado y cuando giro
mi vista en esa dirección veo a un hombre, probablemente leal a
Vavra, de pie frente a Krsto. La escena pura evidencia de por qué lo
llaman el Carver (Tallador). Krsto de alguna manera se las había
arreglado para cortar la piel de la sien del hombre más allá de su
mejilla y sobre su cuello. La carne estaba abierta como un trozo de
fiambre saliendo de la máquina cortadora. La arteria principal
conectada a la capa de carne ahora está desconectada del resto de su
cabeza. La sangre brota como un géiser con cada latido y Krsto lo
deja caer al suelo.
La vista del hombre muerto no me desconcierta, pero lo reviso por
si acaso para ver si hay algo en él que podamos usar. Más disparos
me obligan a correr en esa dirección. La puerta se abre enviando a un
guardia corriendo hacia mí. Sus ojos se abren como platos cuando me
ve, pero no se detiene, sino que simplemente aumenta la velocidad.
Inclina la cabeza ligeramente como si fuera a intentar embestirme,
pero estoy listo para él. Me preparo para el impacto, pero en lugar de
caer hacia atrás empujo al hombre al suelo de cara. Agarro cada una
de sus manos y cruzo sus brazos detrás de su espalda en la dirección
equivocada con suficiente fuerza para que ambos brazos se desgarren
y salgan de sus alvéolos. Lo dejo gritando y dando vueltas tratando
de descubrir cómo enderezar sus brazos. Me agacho, agarro su
cabeza y con toda la ira y la fuerza que puedo sacar desde lo más
profundo de mí, le rompo el cuello, girándole la cabeza casi hasta el
centro de la espalda. La piel de su cuello está atravesada por los
huesos y estiramiento extremo.
Paso por encima de su cuerpo y camino hacia la puerta principal.
Los cinco nos reunimos frente a la puerta de la que pensábamos que
venían los disparos, pero ahora todo está en silencio.
Empujo la puerta y veo a Marko parado sobre Kata Radic con un
largo cuchillo de carnicero apuñalándolo una y otra vez. No puedo
decir desde aquí si está muerto o no, pero Marko se está asegurando
por completo.
Viktor Ancic, el Obcshak de Ilia Vavra, yace muerto en el suelo
con una bala en la cabeza. Dos de los tres líderes de la familia Vavra
yacían muertos a nuestros pies, y mi padre está cubierto de sangre,
que sé que no es suya.
Él mira hacia arriba y nos ve parados aquí.
—Ah, moja obitelj (NdelT: mi familia) dijeron que estabas muerto.
Pero sabía que era imposible, la familia Juric no muere sin llevarse al
mundo entero con nosotros—dice Marko mientras jadea para
recuperar el aliento. El anciano se levanta y camina hacia la mesa
donde debe haber estado cenando y toma una servilleta para
limpiarse las manos.
—Luka, Sven, enorgullezcan a su padre y metan dos cargadores
completos en esa pequeña serpiente de Ilia. —Marko hace un gesto
con la barbilla en dirección a nuestras espaldas.
Me giro para ver a Ilia con ambas rodillas rotas y una ráfaga de
balas acribillando su abdomen. Moriría de todos modos, pero sólo
para asegurarnos, Sven y yo le disparamos en la cara hasta que hay
más agujeros que piel. Nunca nadie sabría quién es.
—Hijos míos—nos llama Marko. Sven y yo caminamos hacia
donde está él—. De rodillas—dice cuando nos paramos frente a él.
Tanto Sven como yo compartimos una mirada. Ha pasado casi una
década desde que nuestro padre nos dijo que nos arrodilláramos. Por
lo general, se reserva para el castigo. Aunque no estoy seguro de lo
que podríamos haber hecho, tanto Sven como yo nos arrodillamos
como nos dijo.
Mi cuerpo se tensa mientras espero el golpe. Después de un
segundo, Marko se inclina hacia adelante y envuelve un brazo
alrededor de mi cuello y el otro alrededor del de Sven.
Joder, nos va a romper el cuello, nos va a asfixiar o va a...
Siento que el cuerpo de Sven se congela al mismo segundo que el
mío. Nuestro padre nos está abrazando.
¿Qué. Mierda?
Presiona un beso en mi cabeza y hace lo mismo con Sven antes de
empujarnos hacia atrás y mirarnos.
—Me habéis hecho sentir orgulloso. Sabía que estaríais bien, pero
una pequeña parte de mí estaba preocupada de que nunca podría
decíroslo. —Nos mira por otro segundo, antes de decirnos que nos
levantemos—. Ahora necesitáis limpiar esto. No quiero preocuparme
de que ningún policía husmee por aquí. Josip, Krsto y Dagger
esperarán a que el señor Mikesic se despierte, y luego descubriremos
todo lo que hay que saber sobre la familia que acabamos de liquidar.
—Él sonríe y me doy la vuelta para ver a un hombre apoyado contra
la pared.
Adam Mikesic es el contable de lo que solía ser la familia Vavra.
Ahora que todos los jefes están muertos, técnicamente él, es el más
antiguo. Aunque dudo que sea tan estúpido como para enfrentarse a
todos nosotros.
La alegría efímera de finalmente librarme de la familia Vavra se
evapora de mi mente. Se suponía que Brinley estaría aquí. Con todo
este derramamiento de sangre y conmoción no sé si se escapó. Corro
hacia Josip.
—¿Todavía tienes un candado en el punto de seguimiento? ¿Se
escapó?
Su rostro palidece.
—No, todavía dice que está aquí. Ella no se escapó. —Me agarra
del brazo y luego Sven, Dagger y Krsto se colocan a mi lado. Todos
ellos están tratando de darme fuerzas para lo siguiente que tendré
que hacer. Necesito buscar las secuelas del cuerpo de mi mujer.
Krsto mira por encima de mi hombro y se muerde los dientes con
frustración,
—Quítate de encima. —Me aparta y cuando me doy la vuelta para
ver lo que está mirando, casi lloro de alivio al ver a Brinley. Se ve un
poco golpeada, hay un arma metida en su cintura y su mano está
ensangrentada. Además de eso, está en una sola pieza. Entonces me
doy cuenta de que mi padre tiene un brazo alrededor de su cuello y
están susurrando entre ellos. Mi necesidad de tenerla en mis brazos
está superando rápidamente mi deseo de ser respetuoso con mi
padre.
Ella se inclina y le susurra algo al oído a mi padre y él echa la
cabeza hacia atrás riendo.
—Siento que estoy en la dimensión desconocida. ¿Qué.. Qué
mierda está sucediendo?—digo mirando entre los dos, pero hablando
con mi hermano.
—No creo que tengas problemas para convencer a nuestro padre
de que te deje poner tu marca en ella.
Los dos continúan hablando mientras comienzan a caminar hacia
la salida.
—Krsto, Dagger, ¿vamos a solucionar esto?—grita mi padre por
encima del hombro.
—Los limpiadores ya están en camino. El señor Mikesic será
transportado a las instalaciones de Luka y la policía ha sido desviada
—responde Dagger.
Eso parece ser lo suficientemente bueno para Marko, quien
continúa aferrándose a Brinley, ambos hablando como si fueran los
mejores amigos. Finalmente, no puedo soportarlo.
—Padre, ¿puedo tener a mi mujer por favor?
Gira su cabeza en mi dirección.
—Hijo, vas a tener que esperar tu turno. ¿La dejaste en la prisión?
¿Qué te pasa? No puedo creer que la obligues a quedarse en ese
infierno cuando tienes un hogar perfectamente bueno. De verdad,
Luka, tienes suerte de que me haya pedido que te perdone.
Casi se me salen los ojos de las órbitas mientras lo miro como si
tuviera una docena de cabezas. ¡Esas eran sus malditas órdenes! ¡Él es
el que quería que la matara!
Un resoplido suena a mi lado y en un momento muy diferente al
de Josip, se echa a reír. Se agarra el estómago y echa la cabeza hacia
atrás mientras las lágrimas ruedan por su rostro por la fuerza de su
risa. Sven niega con la cabeza y se ríe también. Solo nuestro padre
encontraría la manera de darle la vuelta a eso.
Los cinco caminamos afuera, Marko y Brinley comparten los
secretos del mundo frente a nosotros mientras Sven, Josip y yo los
seguimos. Los dos riéndose por el giro de los acontecimientos y yo
haciendo un puchero, celoso de que mi padre esté consiguiendo todo
el tiempo de mi mujer.
Salimos por la puerta y en una fracción de segundo algo salta a la
vuelta de la esquina. Solo puedo procesar en cámara lenta lo que
estoy viendo, pero ya es demasiado tarde. Geoff está frente a mi
padre con su arma en la mano, tomándonos a todos con la guardia
baja. Escucho un disparo y luego silencio.
Los tres nos ponemos en marcha. Cuando llegamos seguros de
que nuestro padre fue el que recibió el disparo, Geoff se derrumba en
el suelo. La sangre está bombeando desde su abdomen.
Brinley todavía tiene el arma en la mano, le disparó a su
hermanastro para proteger a mi padre.
Su cuerpo comienza a temblar mientras mira al suelo a su
hermanastro que todavía está apenas vivo. Se está ahogando con su
propia sangre.
—Colibrí, necesito que me des el arma—le dice mi padre a
Brinley.
Mi mente apenas registra el hecho de que mi padre le ha dado un
apodo cariñoso. Ella no se mueve, pero cuando él se la quita de la
mano, ella la suelta con facilidad.
Ella abre la boca y el susurro más suave rompe el pesado silencio.
—¿Luka? —Corro a su lado y la levanto lejos del lado de mi
padre. Pongo su cabeza contra mi cuello para que no tenga que ver lo
que está pasando y la alejo de esta pesadilla.
Una pesadilla que de repente se ha convertido en uno de los
mejores sueños que he tenido.
 
Epílogo

Brinley
 

C
— olibrí, voy a necesitar que me guardes otro baile. —Marko se
acerca a mí y me besa en la mejilla.
—¿Por qué estoy celoso de mi propio padre?—se queja Luka,
acercándome a su cuerpo.
Saco mis manos de alrededor de su cuello para hablar.
—¿Celoso de que me gusta más que tú o celoso de que le gusto
más que tú? —Deslizo las manos alrededor de su cuello amando la
sensación de su esmoquin de boda bajo mis dedos.
—¡Ambos!—dice y exhala un suspiro molesto que rápidamente es
reemplazado por una sonrisa.
Desde el día en que mi hermano hizo un trueque por mí con Luka
y le advertí a Marko que su vida estaba en peligro, Marko se ha
enamorado mucho de mí. Es estrictamente de una manera paternal,
pero de vez en cuando Luka se pone un poco celoso.
Una vez que todo se resolvió en el restaurante, se corrió la voz de
que la familia Vavra había sido desmantelada oficialmente. Al
principio hubo un poco de lío y Luka me mantuvo encerrada.
Aunque todas las noches, cuando llegaba a casa, se aseguraba de
decirme cuánto me adoraba y que haría cualquier cosa para
asegurarse de que supiera que me amaba. Cuando hablamos todavía
me mira como si fuera la única persona en el mundo.
Ahora que las cosas se calmaron un poco, Luka no podía esperar
para llevarme al altar, y aparentemente Marko tampoco podía
esperar a que él lo hiciera.
Mi madre y mi padrastro se acercaron a mí cuando descubrieron
que Geoff estaba muerto. Solo para decirme cómo debería haber
hecho más para evitarlo. No les importó que me hubieran
secuestrado, ni me preguntaron si todavía estaba en peligro. Todo lo
que les importaba era el hecho de que su amado Geoff se había ido.
Ni siquiera me sentí mal cuando decidí sacarlos de mi vida. No los
necesito. Mi vida está llena de amor y aceptación ahora, incluso si
proviene de personas que la mayoría pondría en la categoría de
villanos.
Luka me puso su marca dos días después del gran tiroteo en el
restaurante, reclamándome para todo el mundo. Me compró un
enorme anillo de compromiso. Me mudó a su casa y me consiguió
todo lo que necesitaba. Después para asegurarse de que nunca más
me sintiera encerrada, compró una casa familiar más lejos de Las
Vegas con hectáreas de terreno, suficiente tierra para que pudiera
correr y correr hasta que estuviera satisfecha. No es que alguna vez
quisiera. Luka es todo lo que necesitaré. Solo espero poder hacerlo
tan feliz como él me ha hecho a mí.
—Oye, ¿estás bien? —Luka se inclina y besa mi mejilla para
sacarme de mi ensoñación.
Asiento con la cabeza y le sonrío. Los nervios comienzan en mi
estómago cuando retiro mis manos de su cuello.
—Bueno, nunca tienes que preocuparte por ninguna competencia,
ya tienes a alguien más en tu equipo—le digo.
Continúa balanceándose, pero un poco más lento, un poco fuera
de ritmo. La larga cola de mi falda apenas se movía.
—¿Quién más está en mi equipo? —Sus cejas se fruncen en
confusión.
—Tu bebé—digo lentamente en lenguaje de señas.
Él niega con la cabeza.
—No entendí. —Retrocede un poco más, el baile completamente
olvidado. Sus ojos están pegados a mis manos.
Me río nerviosamente mientras muevo las manos aún más lento y
digo.
—Voy a tener a tu bebé.
Sus ojos saltan hacia los míos.
—¿Dijiste bebé?
Asiento con fuerza. Pensé que sería feliz. Aunque ahora que veo lo
profundamente conmocionado que está, no lo sé.
—¿Embarazada? ¿Estás embarazada?
Asiento de nuevo.
Con un estallido de emoción, Luka grita a todo pulmón y todos
los asistentes se vuelven para mirarlo. Cae de rodillas y abraza mi
cintura presionando suaves besos en mi vientre.
—¿Qué coño te pasa, Luka?—pregunta Marko desde donde está
parado, una pequeña pila de comida en el suelo. Debió haberla
dejado caer cuando Luka gritó.
Sven es el primero en darse cuenta, sonríe y levanta su champán.
—Buen trabajo, hermano.
—¡Ay Dios mío! ¡¿Estás embarazada?!—chilla Katarina y cierro los
ojos de golpe sintiendo que mi rostro se pone rojo cereza brillante. Le
doy un pulgar hacia arriba y con una ronda de jadeos, chillidos y
risas, todos se apresuran a llegar a mí.
Luka se da cuenta de que nuestra pequeña burbuja va a ser
infiltrada, porque se pone de pie de un salto y me levanta.
—¡Ella es mía!—dice mientras sale rápidamente de la recepción
con toda nuestra familia y amigos diciéndole que no pudieron
felicitarme.
—Voy a tener que encerrarnos en la habitación si quiero tenerte
solo para mí—dice mirándome.
—Mientras estés encerrado allí conmigo, puedes tirar la llave—le
digo con las manos y cuando me bendice con una sonrisa que me
calienta hasta el alma me inclino y lo beso, compartiendo con él todo
el amor que nunca supe que podía dar.
Fin

 
 

EL CONO del SILENCIO


Traducción

Colmillo
Corrección

La 99
Edición

El Jefe
Diseño

Max
 
 
 
Notas

[←1]
ASL es una abreviatura de “lenguaje de señas americano”, un
lenguaje rico que utilizan muchas personas sordas para
comunicarse. Tiene su propia sintaxis, gramática y cultura. ASL
es también el tercer idioma más utilizado en los Estados Unidos

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