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Salida al complejo arqueológico de Pintia

Alejandro Revenga Palenzuela

Asignatura: Prehistoria II
Profesores: Policarpo Sánchez Yustos y Elvira Rodríguez Gutiérrez
Introducción

Los vacceos fueron un pueblo céltico prerromano que habitó la parte central de la
cuenca hidrográfica del Duero en la segunda mitad de la Edad del Hierro. Fueron un
pueblo belicoso en cuánto a relaciones con los romanos, ya que hay evidencias de
ataques y guerras entre un pueblo y otro, en los sistemas defensivos y en las
dataciones cronológicas de estos lugares.

Este pueblo está relacionado con otros pueblos prerrománicos como vetones,
arévacos, etc. Incluso, en el registro arqueológico se han encontrado piezas de otros
lugares de la península, bien sea cerámicas celtibéricas, o de fuera de la misma como
cuentas de collar elaboradas en el norte de África, con dos caras labradas sobre la
superficie con una policromía destacada. Además, su artesanía tuvo dos ramas, una
más tradicional y propia (acabados en la cerámica de color negro, objetos únicos como
saleros con forma de bóvido, etc.) y otra que trataba de imitar la artesanía foránea,
bien griega (elementos de civilización del vino) o bien romana (objetos de cerámica
con acabados anaranjados).

El pueblo vacceo pudo ser uno de los primeros en crear un entramado urbano
complejo antes de la llegada del pueblo romano, pudiendo albergar en sus ciudades-
estado hasta millares de personas. Sus bases son agropecuarias ya que en su
geolocalización no disponía de gran diversidad de recursos, pero permitía un
intercambio de cereal por aquellas otras materias que necesitasen ya que los
excedentes agrícolas eran muy abundantes.

Pintia

El asentamiento de Pintia, que puede recibir este nombre por la toponimia tradicional
de un cortado cercano llamado Las Pinzas, es una de las ciudades vacceas más grandes
conocidas. Se pueden distinguir varias zonas de distinto uso, todas ellas protegidas o
por el río Duero o por un sistema defensivo complejo (formado por la muralla, la
berma, varios fosos y un campo minado), entre las que destacan la necrópolis que se
encuentra alejada del pueblo y separada de este por un arroyo, la zona de actividad
metalúrgica y alfarera, junto con la crematoria, que se realizaba extramuros para evitar
incendios ya que las construcciones eran de adobo y madera en su mayoría.

La necrópolis, lugar compuesto por los lugares de inhumación y Los Cenizales, lugar
donde se cremaban los cuerpos antes de ser enterrados. En el primero es donde se
han encontrado las famosas estelas y los ricos ajuares funerarios, de los que se han
podido extraer valiosa información sobre la vida de los habitantes de esta zona.

Carralaceña, lugar donde primaba la elaboración de objetos cerámicos y que se localiza


al otro lado del río para evitar incendios ya que se necesitaban altas temperaturas para
realizar la cocción del material. En este lugar se elaboraban piezas muy difíciles de
elaborar y singulares que podrían ser intercambiadas por otras piezas que no fuesen
capaces de elaborar por falta de recursos probablemente, sobre todo los relacionados
con la metalurgia. Destacan los grandes hornos que permitirían cocer grandes tiradas
de objetos cerámicos, posiblemente permitiendo realizar comercio con estas piezas
singulares.

La muralla de este poblado es un hecho monumental para la época en la que se


construyó, en torno al 200 a.C., ya que sigue los modelos griegos clásicos con todas sus
partes en el interior y en el exterior de esta. Esta defensa se extendía durante un
kilómetro de longitud. Incluso algunas zonas fueron reconstruidas tras su derribo por
parte de ataques romanos.

Técnica excisa

La técnica excisa realizada por el pueblo vacceo en materiales como la cerámica es una
acción que a priori puede parecer sencilla y simple pero que lejos de ser sencillo
requiere unos conocimientos específicos sobre el uso de los utensilios que se deben de
utilizar para poder conseguir resultados tan asombrosos como los que se han
encontrado en Pintia. Personalmente, lo que más me impresionó fue la precisión que
mostraban las piezas más pequeñas, localizadas en las tumbas de la necrópolis, ya que
debido a su simbolismo las dimensiones de estas piezas son extremadamente
pequeñas y aun así mantienen la precisión que las hace singulares. Un ejemplo puede
ser los saleros cúbicos que tenían una cabeza de bóvido y unos relieves muy
característicos en los laterales.

Los objetos de producción singular más destacados son las cajitas zoomorfas, que he
mencionado antes; la tintinabula que es una especie de sonajero que con el viento
producía un sonido que distraía y ahuyentaba a los malos espíritus, está hecho de
cerámico y decorado a bisel o exciso por las dos caras; sonajas con bolitas de cerámica
en su interior con unos polvos para evitar su apelmazamiento en la cocción; pies-
rascadores que tenían unas características ergonómicas bastante destacadas ya que la
forma permite un fácil uso y además la suela de pequeño pie era rugosa para quitar
más fácil las durezas; fusayolas para los telares; barcas de las que solo se han
recuperado fragmentos pero que tenían unos perfiles muy decorados mediante la
técnica excisa; vasos y soportes también forman parte de este listado ya que destaca
los recipientes y objetos cerámicos con acabados negros (gracias a una falta de
oxígeno en la fase final de la cocción), todos ellos bruñidos y algunos de ellos
decorados (precocción) con manganeso.

La técnica tiene que ver con la decoración, extrayendo barro con un objeto cortante,
como una navaja, colocado a 45º sobre el plano de corte formando ángulos diédricos,
triédricos, tetraédricos y cónicos; pero de igual manera la técnica se refiere a un
sistema de talla específico para lograr dar cierta forma a la pieza.

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