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Historia de las Islas Baleares

Las Islas Baleares son un archipiélago del


Mediterráneo occidental, situado al este de la
Comunidad Valenciana, al sur de Cataluña y
el Golfo de León, al oeste de Cerdeña y al
norte del Atlas Telliano, (Magreb),
actualmente son una Comunidad Autónoma
de España.

A pesar que durante mucho tiempo se ha


creído que "Baleares" provenía de la palabra
griega ballein que significa "lanzar",
últimamente se ha cambiado de opinión y Mapa de las Islas Baleares.
parece que se descarta el origen helénico. Lo
cierto es que los griegos utilizaron la palabra
"Gimnesias" para referirse a las islas de Menorca y Mallorca. En cambio, cartagineses y romanos
prefirieron la denominación "Baleares" para Menorca y Mallorca. Todos ellos llamaron a Ibiza y
Formentera Pitiusas.

El origen del nombre "Baleares" no es griego sino púnico. Proviene del plural "ba' lé yaroh". El
substantivo "ba' lé" significa "los que ejercitan el oficio de" y actúa como sujeto del verbo "yaroh" que
significa "tirar piedras". El significado final sería algo así como "los maestros del lanzamiento". Y estos
maestros del lanzamiento eran los honderos de las islas.1 Así pues, Baleares significa "honderos".
Autores clásicos como Plinio el Viejo o Diodoro Sículo han hablado mucho de ellos. Pero es la narración
de Licofronte de Calcis, en su poema hermético Alexandra (versos 633-641), cuando habla de los
fugitivos de la guerra de Troya que llegan a las Baleares, a las que él llama Gimnesias, donde se da esta
descripción:

Y otros, después de navegar como cangrejos en las rocas de Gimnesis rodeados de mar,
arrastraron su existencia cubiertos de pieles peludas, sin vestidos, descalzos, armados de tres
hondas de doble cordada. Y las madres señalaron a su hijos más pequeños, en ayuno, el arte de
tirar; ya que ninguno de ellos probará el pan con la boca si antes, con piedra precisa, no acierta
un pedazo puesto sobre un palo como blanco
Licofronte de Calcis, Alexandra

Esta fama y probablemente un exceso de población dio lugar a que muchos de estos honderos de las islas
terminaran nutriendo a los ejércitos cartaginés y, más tarde, romano.

Parece ser que la costumbre de utilizar la honda en las islas no se abandonó entre los campesinos hasta
bien entrado el siglo XX. En Menorca, hasta no hace muchos años, existía la tradición de que, para entrar
en determinados gremios, el aspirante tenía que acertar con una piedra, sin errar ningún tiro, ocho
espacios vacíos entre dos barras.

Índice
Los primeros pobladores
La cultura naviforme (c. 1500-850 a.C.)
La cultura talayótica
Antecedentes
Propuestas interpretativas y cronológicas
La sociedad talayótica
La arquitectura talayótica
La cerámica talayótica
Otras producciones (industria ósea, lítica y metalúrgica)
La llegada de las civilizaciones antiguas
Honderos
Romanos
Vándalos
Los judíos mallorquines
Los chuetas mallorquines
Conquista bizantina
Máxima expansión bizantina
Pérdida bizantina de las posesiones de Hispania
La incierta dependencia de Bizancio
Ataques musulmanes en las Islas Baleares (siglos VIII y IX)
El Imperio Carolingio en las Islas Baleares
Incursiones normandas en las Islas Baleares
La arabización de las Islas Baleares
Conquista islámica de Mallorca e Ibiza
Conquista por Ramón Berenguer III
Conquista aragonesa y Reino de Mallorca dentro de la Corona de Aragón
Esclavos en Mallorca
Reinado de Jaime II
De Reino a Provincia Española
Guerra de Sucesión Española en las Islas Baleares
Toma austracista de Mallorca
Toma borbónica de Mallorca
Menorca bajo dominio británico
Guerra Civil Española
Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares
Referencias
Bibliografía

Los primeros pobladores


Hasta hace poco, los historiadores tenían la hipótesis de que Ibiza fue poblada por pueblos procedentes
de la Península Ibérica, en el quinto milenio antes de Cristo.
Entre el 2500 y el 850 a.C., pequeñas colectividades organizadas alrededor de la agricultura y la
ganadería habitaron el archipiélago. Es la época de los sepulcros megalíticos y los rituales religiosos en
túmulos mortuorios formados por piedras gigantescas. A finales de este período comienzan a surgir las
navetas, unas edificaciones en forma de nave invertida destinadas a fines funerarios, aunque en Mallorca,
las llamadas navetiformes servían de habitación. La más famosa naveta es la Naveta des Tudons, en la
isla de Menorca.

Los restos humanos más primitivos encontrados en la isla de Mallorca datan de c. 2350-2150 a. C.,
coincidiendo con el inicio de la Edad de Bronce en las costas continentales. No existe seguridad actual
sobre su procedencia, aunque la cerámica y las formas constructivas de esa época inicial de colonización
(fundamentalmente los dólmenes y navetas) coincide con las culturas coetáneas de la cerámica incisa del
sur de la actual Francia. Durante los primeros siglos sus habitantes estuvieron prácticamente aislados del
continente, no existiendo constancia de contactos de intercambio hasta mucho después, posiblemente por
la ausencia de tecnología naval que permitiese el comercio marítimo. Esta fase de aislamiento de los
iniciales pobladores pasó por diversas fases que incluyeron nuevas oleadas de colonización, difusión de
colectividades en todas las islas y evolucionando progresivamente hacia una nueva cultura, solo presente
en Mallorca y Menorca: la cultura talayótica,2 que persistió hasta la llegada de los romanos a la isla e
incluso más allá de esta.

En 1200 a. C. estaba ya habitada por una numerosa


población, con escasos recursos, dedicada a la agricultura y a
la ganadería. Este pueblo construía sus viviendas y murallas
con grandes piedras sin cimentación, siendo su construcción
más característica los talayots todavía existentes, de carácter
megalítico.3 La ubicación costera de algunos de sus
poblados, incluso sobre pequeños islotes, y la presencia de
objetos de bronce de imposible elaboración en la isla por la
ausencia de estaño, demuestra que en el primer milenio a. C.
existía un comercio activo con navegantes de otras zonas del
Talayot cuadrado en Mallorca.
Mediterráneo. Los restos arqueológicos encontrados
muestran que seguían el rito de la inhumación, colocando
junto a los cadáveres modestos ajuares de cerámica, huesos y algunos utensilios de metal. Parece no
existir constancia de jerarquización social, ni de elementos militares en esa cultura, al no haberse
encontrado ni estructuras defensivas, ni armas defensivas u ofensivas hasta casi el final de este período.
Las armas encontradas son fundamentalmente punzones y dagas, hechas en cobre y algunos cortantes de
sílex residuales, todos ellos de dimensiones útiles para la agricultura, caza y uso doméstico. La espada de
bronce solo aparece al final de este período y debió ser lógicamente importada del continente.

La cultura naviforme (c. 1500-850 a.C.)


Se denomina así a una cultura que se desarrolló en las Islas Baleares durante buena parte de la Edad del
Bronce. Su nombre procede de las típicas viviendas utilizadas.

Por sus características, el naviforme es una construcción de piedras dispuestas en seco, usando la técnica
constructiva ciclópea. Un zócalo de piedras planas semienterradas sirve de base a una primera hilada de
piedras muy grandes, y sobre éstas continúa la acumulación hacia arriba de más piedras, ya bastante más
pequeñas. Si hacemos un corte transversal a sus muros, veríamos que constan de tres partes: el muro
exterior, que tiene las piedras más grandes, el muro interior (correspondiente al interior de la cabaña) y,
entre ambos, un relleno de tierra y piedras más menudas. Los dos muros del aparejo están inclinados de
modo que el grueso del muro sea menor cuanto más arriba, y se apoyan sobre el relleno intermedio.

Los naviformes tienen planta de herradura, aunque muy alargada, lo que les da su característica forma de
nave, y su única entrada está en su extremo plano. Las dimensiones típicas serían de unos ocho metros de
ancho, por entre quince y veinte de largo, aunque el gran grosor de sus muros (entre dos y tres metros)
hace que el espacio útil de su cámara interior sea bastante menor. No se ha conservado el techo de casi
ninguna de ellas, pero se supone que lo más normal sería un techo (no se sabe si plano o a dos aguas),
hecho con ramas gruesas a modo de vigas, y recubierto de ramaje, hojarasca y arcilla (tal y como se ha
podido documentar gracias a las excavaciones arqueológicas desarrolladas en el yacimiento de Els
Closos de Ca'n Gaià).4 El único caso de techo conservado, el del navetiforme de Son Mercer d'abaix,
está hecho con lajas de piedra pero no se cree que fuera la solución más utilizada.

Recientemente, se han interpretado estas viviendas como uno de los elementos centrales en la vida de los
grupos sociales de estas comunidades. Estamos ante edificios monumentales, construidos de manera
comunal, en técnica ciclópea de piedra en seco, que acogen, no sólo aquellos aspectos de la vida
doméstica y reproductiva, sino que también ejercen de locus donde se desarrollan aquellos aspectos más
políticos y de toma de decisiones. Además, se ha argumentado que el ciclo de vida de estas unidades
arquitectónicas está estrechamente ligado a la vida de los grupos que las habitaron. La larga ocupación de
estas estructuras durante cientos de años se puede entender si consideramos que los grupos que vivieron
en ellas estaban definidos por su naturaleza comunal y la voluntad de enfatizar el grupo y de trascender a
individuos concretos.5

La cultura talayótica
La cultura talayótica fue una cultura que se desarrolló durante la
Edad del bronce y la Edad del hierro en las Islas Baleares,
entendiendo entonces por Baleares sólo las llamadas por los
griegos Islas Gimnesias, es decir, Mallorca y Menorca. En las
Pitiusas no se han encontrado manifestaciones talayóticas.

Hacia el año 900 a.C., las Islas Baleares vivieron la invasión de


los pueblos talayóticos (de talayot, atalaya grande), cultura
guerrera que perduraría hasta la conquista romana. Es la época de
la civilización megalítica, en la que los talayots, las mesas Talayot en Mallorca.

menorquinas y las navetas proliferan en torno a una sociedad


guerrera, la de los baleáricos, según la denominación empleada
por diversos autores de la antigüedad. Los historiadores clásicos llamaron a Mallorca y Menorca "islas
Gimnesias", o de los hombres desnudos.

Un talayot es una estructura prehistórica, de forma generalmente troncocónica, construida con piedras de
grandes dimensiones colocadas en seco, de 3 a 10 metros de altura. Se trata de construcciones exclusivas
de las islas de Mallorca y Menorca. Estos edificios han dado nombre a la cultura talayótica. Son un
elemento siempre presente en los asentamientos humanos del Bronce final y de la edad del Hierro de las
Islas Baleares. No los encontramos, en cambio, en las islas Pitiusas (Ibiza y Formentera) donde la cultura
talayótica no se desarrolló.
Bajo el nombre de talayot se engloban construcciones que, a
pesar de tener ciertos rasgos comunes, son tipológicamente
diversas. En Mallorca hay talayots de planta circular (los más
comunes) y de planta cuadrada. Tanto unos como otros presentan
generalmente un espacio interior de planta circular, bastante
amplio, con una columna central que sirve para sustentar la
cubierta, construida a base de grandes losas de piedra dispuestas
de forma radial.6 Un buen ejemplo de los talayots mallorquines
lo encontramos en el poblado de Son Fornés. Los talayots
Talayot detrás de una taula, en
menorquines presentan una mayor diversidad tipológica, aunque Menorca.
los talayots de planta cuadrada son casi desconocidos.7 8 9 No
disponen, en general, de unos espacios interiores tan amplios:
algunos de ellos presentan corredores que los atraviesan de lado a
lado, o bien pasillos que llevan hasta cuartos de dimensiones más
o menos reducidas. En la mayor parte de los casos, sin embargo,
parece que el espacio útil (al contrario de lo que sucede en
Mallorca) se encontraba en la parte de arriba del edificio. En
Menorca encontramos, por otra parte, algunos talayots más
grandes que los de Mallorca, como por ejemplo el talayot oeste
de Cornia Nou, el de Trepucó o el de Torelló (Menorca).
Naveta des Tudons
No hay todavía un acuerdo, entre los investigadores, sobre la
fecha de inicio de la construcción de los primeros talayots.
Existen, a principios del siglo XXI, tres propuestas principales:

La primera de estas corrientes, desarrollada por Luis Plantalamor a partir de las investigaciones llevadas
a cabo por el equipo del Museo de Menorca (y centrado en el ámbito de esta isla) sigue en parte el
esquema elaborado por Guillem Rosselló-Bordoy para la prehistoria de Mallorca. Es la corriente menos
aceptada actualmente. Los orígenes de la cultura talayótica, según este modelo, habría que buscarlos en
la aportación de ideas y modelos externos, ya sea por la llegada de nuevos contingentes humanos en la
isla o bien por contactos de otro tipo de monumento. Este investigador propone influencias procedentes
de Cerdeña donde hay unos edificios, los nuraghi, que presentan algunos rasgos en común con los
talayots. Los primeros talayots se construirían hacia 1500. Este tipo de construcciones iría evolucionando
a lo largo de los tiempos, cambiando de forma y, seguramente, de función, pero continuarían
construyéndose a lo largo de la edad el Hierro. La cultura talayótica no desaparecería del todo hasta la
conquista romana y el posterior proceso de aculturación.10

El segundo esquema cronológico ha sido desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad


Autónoma de Barcelona. Estos autores consideran que las primeras manifestaciones talayóticas se
producen hacia el 1000/900 a.C., es decir, de forma contemporánea a los últimos navetiformes. La
cultura talayótica se habría consolidado en las islas hacia el 850 a.C., ya a partir del 550 a.C. los talayots
comienzan ya a abandonarse, iniciándose así la fase llamada Postalayótica. En estos momentos se
intensificaría la actividad agrícola, lo que permitiría la producción de excedentes, a través de los cuales
las islas se integrarían en los circuitos comerciales del Mediterráneo.11

La última de estas propuestas explicativas es fruto de las investigaciones de Víctor M. Guerrero, Manuel
Calvo y Bartolomé Salvá, de la Universidad de las Islas Baleares. Para estos autores la cultura talayótica
es, básicamente, una sociedad de la edad del hierro, de modo que el momento de su génesis no se puede
situar más allá de 950 a.C. Así, la cultura talayótica sería el resultado de la evolución interna de las
sociedades naviformes del bronce final, potenciada por la influencia del comercio púnico en el
Mediterráneo occidental.12

En el caso de los talayots mallorquines, con sus grandes espacios internos, se ha propuesto que podría
tratarse de espacios comunitarios, donde se redistribuirían los alimentos entre todos los miembros de la
comunidad.13 Los talayots menorquines presentan una estructura bastante diferente, de forma que se
hace difícil interpretarlos de la misma manera. Algunos de los talayots de esta isla se pueden interpretar
como estructuras defensivas, pero hay otros que, por su situación y su estructura, parecen edificios
monumentales con una gran carga simbólica, destinados tal vez a representar el poder de ciertos
individuos o grupos sociales. Es el caso, por ejemplo, del gran talayot oeste de Cornia Nou, que presenta
una ancha escalera descubierta, en el lado sur.14 15

En Mallorca existe una ruta de los talayots con 6 itinerarios, creada por el Consejo de Mallorca y
promovida por la consejería de turismo en la guía La otra Mallorca. Algunos de los talayots más
espectaculares de Mallorca, excavados y abiertos al público, los encontramos en los yacimientos de Son
Fornés, Hospitalet Vell o el poblado talayótico de Capocorb Vell.

La Red Monumental de Menorca, promovida por el Consejo Insular de Menorca, incluye también
numerosos poblados talayóticos con talayots bien conservados, como los de Trepucó, Torre d'en Galmés
o Montefí. Otros yacimientos como Cornia Nou, no formando parte de la Red Monumental, también se
encuentran abiertos al público.

Antecedentes
Hay pruebas de que el primer poblamiento humano en las
Islas Baleares (Mallorca y Menorca) data del III milenio
antes de nuestra era.16 Estos colonos podrían provenir del
sur de Francia o de las costas orientales de la Península
Ibérica. A pesar de todo, el origen de los primeros
pobladores de las Islas Baleares no es, ni mucho menos, un
tema cerrado.

Entre 2200 y 1900 a.C. llegan influencias de la cultura del


vaso campaniforme (sólo en Mallorca, no en Menorca), que
en esta época se difundía por Europa, el norte de África y el
Mediterráneo.

A partir de mediados del II milenio se observan cambios en


estas comunidades: innovaciones en las técnicas de
fabricación de cerámica, mejoras en la metalurgia del bronce Taula de Talatí de Dalt, poblado talayótico
de Menorca
(con un aumento de la producción de armas y herramientas),
etc.

La etapa comprendida entre el establecimiento de las primeras comunidades humanas y la aparición de la


cultura talayótica se suele llamar periodo pretalayótico.

Propuestas interpretativas y cronológicas


Hay que tener en cuenta que el complejo cultural conocido como Talaiótico comprende un arco temporal
muy amplio, y han sido muchos los intentos de sistematizar sus etapas y su cronología. A pesar de todo,
podemos afirmar que hay, actualmente, tres líneas teóricas principales que intentan explicar la génesis y
evolución de la cultura talayótica.

La primera de estas corrientes, desarrollada por Luis Plantalamor a partir de las investigaciones llevadas
a cabo por el equipo del Museo de Menorca (y centrado en el ámbito de esta isla) sigue en parte el
esquema elaborado por Guillem Rosselló-Bordoy para la prehistoria de Mallorca. Los orígenes de la
cultura talayótica, según este modelo, habría que buscarlos en la aportación de ideas y modelos externos,
ya sea por la llegada de nuevos contingentes humanos en la isla o bien por contactos de otro tipo. Este
investigador propone influencias procedentes de Cerdeña donde hay unos edificios, los nuraghi, que
presentan algunos rasgos en común con los talayots. Los primeros talayots se construirían hacia
1500 a.C. Este tipo de construcciones iría evolucionando a lo largo de los tiempos, cambiando de forma
y, seguramente, de función, pero continuarían construyéndose a lo largo de la edad de Hierro. La cultura
talayótica no desaparecería del todo hasta la conquista romana y el posterior proceso de aculturación.

Plantalamor divide la cultura talayótica en cuatro grandes períodos culturales, basados principalmente en
la división tipológica de los monumentos observados.

El Talayótico I comenzaría hacia el 1500 a.C. y llegaría hasta el 1000 a.C. Se caracteriza
por los grandes talayots de estructura irregular, los monumentos de sección escalonada,
los primeros santuarios de taula y las primeras casas de planta circular. Los enterramientos
se llevarían a cabo en navetas de planta alargada, hipogeos de planta sencilla y cuevas
naturales con muro ciclópeo de cierre.
El Talayótico II iría del 1000 a.C. hasta el 700 a.C. Durante esta etapa se abandonarían
algunos de los hábitats anteriores, y se produciría una concentración de la población en
poblados rodeados de murallas. Los enterramientos se realizarían en hipogeos de planta
sencilla.
El Talayótico III abarcaría desde el 700 a.C. hasta el 350 a.C., y se caracteriza por la
ampliación de las estructuras defensivas de los grandes poblados fortificados y la aparición
de grandes casas circulares con patio central.
El Talayótico IV sería la última etapa, e iría desde el 350 a.C. hasta la conquista romana,
en el año 123 a.C. Durante esta etapa se produce una continuidad respecto al periodo
anterior, pero con una influencia colonial cada vez más acentuada.
El segundo esquema cronológico ha sido desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad
Autónoma de Barcelona. Estos autores consideran que las primeras manifestaciones talayóticas se
producen hacia el 1000 a.C., es decir, de forma contemporánea a los últimos naviformes pretalayóticos.
La cultura talayótica se habría consolidado en las islas hacia el 850 a.C., y a partir del 550 a.C. los
talayots comienzan ya a abandonarse, iniciándose así la fase llamada Postalayótico. En estos momentos
se intensificaría la actividad agrícola, lo que permitiría la producción de excedentes, a través de los
cuales las islas se integrarían en los circuitos comerciales del Mediterráneo.

La última de estas propuestas explicativas es fruto de las investigaciones de Víctor M. Guerrero, Manuel
Calvo y Bartolomé Salvá, de la Universidad de las Islas Baleares. Para estos autores la cultura talayótica
es, básicamente, una sociedad de la edad del hierro, de modo que el momento de su génesis no se puede
situar más allá de los siglos VIII o IX a.C. Así, la cultura talayótica sería el resultado de la evolución
interna de las sociedades pretalayóticas del bronce final, potenciada por la influencia del comercio púnico
en el Mediterráneo occidental.
La sociedad talayótica
En lo que coinciden la mayoría de los autores es en la interpretación del mundo talayótico como una
sociedad con una fuerte estratificación social y con un acceso diferenciado a los recursos.

De acuerdo con las pruebas arqueológicas, las bases económicas de la sociedad talayótica eran el cultivo
de cereales y la ganadería de caprinos (cabras y ovejas) combinada, en menor medida, con la cría de
cerdos y vacas.

Algunos autores proponen que la concentración de la población en núcleos urbanos más protegidos y la
construcción de los primeros talayots se hizo necesaria por las piraterías de los Pueblos del mar, que se
mueven por el Mediterráneo hacia el siglo XIII antes de nuestra era, pero hay que tener en cuenta que no
hay pruebas directas de la influencia de estos pueblos al Mediterráneo Occidental. Las fortificaciones
podrían estar hablando también de enfrentamientos entre los poblados de las islas, cada uno de los cuales
(al menos los más grandes) constituía quizás una entidad independiente. Esta historia de enfrentamientos
habría creado el pueblo belicoso, muy hábil con la honda del que nos hablan las fuentes escritas griegas y
romanas. Durante los últimos siglos del I milenio antes de nuestra era, tanto los púnicos como los
romanos utilizaron los habitantes de las Islas Baleares como mercenarios en diferentes conflictos: guerras
púnicas, etc.

Se sabe, a través de las fuentes escritas romanas, que los nativos de las islas utilizaban un ungüento
hecho con aceite de lentisco (en esa época no se había generalizado aún el aceite de oliva) y manteca de
cerdo, con lo que se untaban el cuerpo. Estos autores explican también que los isleños estaban desnudos,
durante el verano, mientras que en invierno se cubrían con pieles. Los baleáricos disponían de mulas que
exportaban, quizás, a otras regiones, porque también aparecen citadas en las fuentes como una de las
peculiaridades de las islas.

La arquitectura talayótica
La población vivía en aldeas con casas de piedra, construidas con piedras relativamente grandes, con
cámaras rectangulares intercomunicadas en algunas ocasiones. En Menorca, a partir de la llegada de la
influencia púnica, parece generalizarse un tipo de casa muy característica: de planta oval o redondeada,
con un patio central que da acceso a los diferentes ámbitos, dispuestos de forma radial. Se han excavado
ejemplos de estas viviendas en poblados como Torre d'en Galmés. Este tipo de vivienda, en cambio, no lo
encontramos en Mallorca.

Algunos de los poblados estaban amurallados con bloques de piedras a modo de pared sin ninguna unión
de barro o de otro material. En estas murallas se construyeron torres con talaiots (‘talayots’). De estas
torres existen de diversas formas: rectangulares, circulares, cuadradas y ovaladas, y son de alturas
diversas, pero todas tienen un aspecto similar, se cree que su función era la vigilancia, en tanto que se
ubicaban a las murallas, pero los casos en que se situaban en el centro de la aldea parecen tener una
función más defensiva (como una ciudadela). Las piedras utilizadas tanto por las murallas como para las
torres eran de un considerable tamaño y su instalación debió exigir grandes esfuerzos. Aunque,
probablemente, su finalidad inicial era militar, es necesario tener en cuenta la posible dimensión
simbólica (como espacio de representación del poder) de estos elementos.

En Menorca se han contado 267 talayots (hay que tener en cuenta que cada aldea tiene, al menos, un
talayot), 25 taulas, 64 navetas y 691 hallazgos diversos, casi todos en la mitad sur.
Otra construcción típica del talayótico son las llamadas navetas de enterramiento. Se trata de una especie
de naves de piedra, de forma trapezoidal y casi rectangular, como una nave invertida. Disponían de una
pequeña abertura, y estaban destinadas exclusivamente al enterramiento colectivo. Aparecen sólo en
Menorca. En Mallorca se han encontrado navetas para enterramientos individuales, más tardías y
bastante diferentes. Los cadáveres se colocaban en forma similar a la fetal. El entierro en estos
monumentos no excluía el que continuaron practicándose enterramientos en cuevas, pero el sistema se
hacía más complejo: las cuevas, excavadas artificialmente, son cada vez más grandes y por lo tanto ya
convenía colocar allí vigas y puntales.

Las diferencias de sistema de enterramiento no parecen responder ni a diferencias étnicas ni


cronológicas, las posibles diferencias políticas, religiosas o sociales no son perceptibles. Se sabe que
existían algunos santuarios donde se sacrificaban animales, y se percibe un incipiente culto al buey que,
según ciertos autores, podría indicar una influencia cretense, pues se ha encontrado también alguna
construcción de columna con capitel típica del arte minoico de Creta.

Finalmente, el otro monumento característico es el recinto de taula (‘mesa’ en catalán), exclusivo de


Menorca, consistente en un edificio de planta en forma de herradura. En el centro de esta estructura se
yergue una enorme columna monolítica sobre la que reposa un capitel descomunal, con un aspecto
similar a una mesa. Tenían carácter religioso pero se desconoce su función exacta. Una de las primeras
hipótesis apuntaba la posibilidad de que sirvieran para realizar sacrificios, pero esta teoría ha quedado
descartada por falta de evidencias que la apoyen.

La cerámica talayótica
La cerámica talayótica es siempre hecha a mano, dado que no se conocía el torno. El sistema de cocción
también era bastante primitivo, aunque en las etapas finales se encuentran pruebas de la utilización de
hornos cerrados. En consecuencia, la cerámica propia de esta cultura presenta un aspecto muy
característico: manchas de colores diferentes (marrón y gris) producto de la cocción irregular y
desengrasante calcáreo, de color blanco, muy visible. Las vasijas cerámicas, muy abundantes, muestran
una gran diversidad tipológica: vasos troncocónicos, ollas globulares, ollas carenadas, grandes
contenedores pitoides, etc. Se observan algunas diferencias, a nivel tipológico, entre la cerámica de
Mallorca y la de Menorca.

Otras producciones (industria ósea, lítica y metalúrgica)


Son frecuentes, el registro arqueológico de época talayótica, otros tipos de objetos: punzones y espátulas
de hueso, molinos de vaivén de piedra arenisca (Molons), elementos de bronce y, a partir de mediados del
primer milenio a.C., de hierro (herramientas, armas, adornos personales).

La llegada de las civilizaciones antiguas


Los griegos, fenicios, cartagineses y romanos serán las invasiones de las grandes civilizaciones
mediterráneas, serán tempranas y notables y causantes del primer poblamiento estable en las islas. Esta
diferencia radica en la diferente historia paleogeografíca que ha condicionado ecosistemas diferentes,
muy pobres para los humanos en el caso de las islas y con más recursos aprovechables en el caso de
gimnésica.
El nombre de las Islas Baleares proviene del griego Βαλλιαρεῖς, nombre con el que eran conocidas desde
la Antigüedad clásica. Los autores griegos y romanos derivaban el nombre del pueblo de su habilidad
como lanzadores (baleareis, βαλεαρεῖς, de bailo, βάλλω), aunque Estrabón consideraba que el origen del
nombre era fenicio. De hecho, la raíz bal- tiene un origen fenicio, quizá las islas fueron consagradas al
dios Baal, la similitud con la raíz griega ΒΑΛ (en βάλλω), y el empleo de las personas, podrían ser el
fundamento de la asimilación de esta designación al griego. Que su origen no sea griego, se ha inferido
de que el nombre griego más común para las islas no es βαλεαρεῖς.

Los fenicios se establecen en la isla de Ibiza en el siglo VIII a.C.,17 y el 654 a.C. fundan la ciudad de
Ibiza pasando a convertirse, gracias a su privilegiada y estratégica ubicación, en el centro del comercio
mediterráneo occidental. Al final de la segunda guerra púnica, la isla avitualla al general cartaginés Mago
antes de poner rumbo a Menorca, donde se establece temporalmente y tradicionalmente se ha dicho que
funda Mahón (hoy esto se pone en duda).

Honderos
La espectacular pericia y valor en combate de estos guerreros
isleños, los convirtió en famosos soldados a lo largo del
Mediterráneo.18 Participaron en la primera guerra púnica como
mercenarios a favor de los fenicios, con decisiva actuación en la
guerra de Sicilia contra los griegos.19 Al finalizar el contencioso
greco-púnico en Sicilia -las llamadas guerras sicilianas- comenzó
la rivalidad entre Cartago y Roma. Las relaciones entre ambos
imperios fueron cordiales hasta que Roma se convirtió en una
potencia naval y comercial que extendió su influencia más allá de
la península itálica, por lo que las disputas políticas y económicas
entre ambos pueblos surgieron desembocando en la primera
guerra púnica. Los honderos de Baleares combatieron como
mercenarios en dos de las primeras de las tres diferentes guerras
púnicas que tuvieron lugar (abarcando el período comprendido
entre el 264 a. C. y el 146 a. C.), junto a Amílcar Barca, bajo las
El Hondero balear. órdenes de su yerno Asdrúbal y posteriormente en la hazaña de su
hijo Aníbal en la batalla de Cannas (en agosto del 216 a. C.).20

Los honderos menorquines se unen a los ejércitos cartagineses. La necrópolis púnica de Ibiza, formada
por unas cinco mil tumbas, data de esta época y es, hoy en día una de las mejor conservadas del mundo,
además de formar parte del Patrimonio de la Humanidad desde 1999.

En un momento incierto de difícil datación que algunos sitúan entre el final de la segunda guerra púnica
y el final de la tercera guerra púnica Ibiza pactará un tratado de federación (pacto foedus) que respetaba
su derecho a mantener su religión, su lengua y tradiciones, además del derecho a acuñar moneda propia.

Romanos
Quinto Cecilio Metelo (que recibiría más tarde el sobrenombre de Balearicus), conquistó a la isla para la
república romana en el año 123 a. C.21 Argumentando supuestas incursiones piratas con base en las
islas, y con la verdadera finalidad de establecer una cuña al comercio fenicio, Roma decidió apoderarse
del archipiélago.22 Cuenta la leyenda que el general romano tuvo que proteger sus embarcaciones con
pieles de animales, porque los habitantes, expertos en el manejo de las hondas, les impedían
desembarcar.23 Las legiones romanas tardaron dos años en someter todas las islas. Tras la conquista, los
honderos de Mallorca pasaron a formar parte de las tropas auxiliares romanas, combatiendo de manera
destacada junto a Julio César en la conquista de la Galia (las corazas defensivas no resultaban muy
efectivas contra los proyectiles de los honderos).

Terminada las guerras púnicas, los romanos intentan someter Mallorca en varias ocasiones, pero fracasan
hasta el 123 a.C., cuando las huéstes de Quinto Cecilio Metelo, cónsul de Roma, llamado por eso «el
Baleárico», conquista la isla y funda con tres mil colonos las ciudades de Palma y Pollentia (en Alcúdia).
Casi doce años después de la conquista ya se habían integrado en la campaña africana de los ejércitos
romanos. En el siglo IV, el emperador Teodosio unió las Pitiusas con Mallorca y Menorca para formar la
provincia romana de Baleares.

Vándalos
En el año 425, con la caída de Roma, Mallorca sufrió la invasión y el saqueo de los vándalos,24 pueblo
germánico comandado por Genserico,25 que se asentó en la isla hasta el año 534, cuando el general
bizantino Flavio Belisario del emperador Justiniano ordenó conquistar el archipiélago balear.26

Los judíos mallorquines


La comunidad judía de Mallorca se remonta a los tiempos romanos, la historiografía mallorquina
tradicional ha dado por hecho, sin poder documentarlo, que la llegada de judíos en la isla se produjo con
la diáspora posterior a la destrucción del segundo Templo de Jerusalén, en el siglo I, y si bien hay
indicios de esa presencia,27 los primeros vestigios seguros se remontan al siglo V: la epístola del Obispo
Severo de Menorca, en el año 418, en la que se habla de los vínculos de la comunidad judía menorquina
con Mallorca, la existencia de un obispo mallorquín con el nombre hebreo de Elías en 484, y los
hallazgos arqueológicos de los plomos funerarios de Ses Fontanelles de Son Torrella (Santa María), con
inscripciones hebraicas, y de una lámpara con la representación de una menorá en Palma constituyen el
inventario material que acredita su presencia en aquellos momentos. Aun así, del análisis de la
descripción que hace Severo de la comunidad judía de Menorca, muy numerosa, ocupando altas
dignidades municipales, capaz de oponerse enérgicamente a la iglesia cristiana... se deduce que sólo
puede corresponder a una comunidad sólidamente asentada desde tiempos atrás, como ocurriría en
Mallorca.28

En 1391 una revuelta campesina, dirigida inicialmente contra el poder político y los excesos fiscales,
pero seguramente influida por los asaltos generalizados en las juderías castellanas y aragonesas del
mismo año, acabó con el asalto a las juderías de Ciudad de Mallorca y de Inca. Muchos judíos fueron
asesinados y expoliados, y finalmente una buena parte se exilió o se convirtió.29 Tras un breve periodo
de decadencia en 1435, el resto de la comunidad judía mallorquina fue obligada a convertirse al
cristianismo, finalizando en esta fecha la existencia oficial de los judíos en la isla. Pero, como en muchos
otros lugares, buena parte de los judíos mallorquines practican el criptojudaísmo, es decir, continuaron
practicando su religión bajo apariencia cristiana, y lo articularon bajo la organización de la Cofradía de
San Miguel o los Conversos, posteriormente de Nuestra Señora de Gracia, como instrumento de cohesión
interna, ayuda mutua y resolución de conflictos. De esta comunidad, en el siglo XVII se derivará la
cuestión chueta, con las condenas bajo acusación de criptojudaísmo y el consiguiente proceso de
estigmatización que sufrieron esta minoría desde entonces y hasta la actualidad.
Los chuetas mallorquines
Los chuetas, también llamados chuetones, son un grupo social de la isla de Mallorca, descendientes de
una parte de los judíos mallorquines conversos al cristianismo y de los que a lo largo de la historia se ha
conservado conciencia colectiva de su origen a causa de ser portadores de alguno de los apellidos, de
linaje converso, afectados por las condenas inquisitoriales por criptojudaísmo en el último cuarto del
siglo XVII, o por estar estrechamente emparentados. Los chuetas han sido históricamente estigmatizados
y segregados, por lo que, y hasta la primera mitad del siglo XX, han practicado una estricta endogamia.
A día de hoy, entre 18 000 y 20 000 personas en la isla son portadoras de alguno de estos apellidos.30

Conquista bizantina
La dominación bizantina de las Islas Baleares es un oscuro
período histórico que se inicia en 534, con la conquista
bizantina de esta parte del Reino Vándalo, y finaliza en una
fecha incierta situada entre principios del siglo VIII y
principios del X. La documentación sobre esta época es muy
escasa así como los restos arqueológicos conocidos, por lo
que abundan las suposiciones historiográficas.

Derrocado el rey vándalo Hilderico, aliado bizantino, por el


usurpador Gelimer, el emperador Justiniano I encargó a
Belisario (533) la expedición de conquista del Reino
Vándalo, que además de la región de Numidia, en África
noroccidental, incluía las islas de Cerdeña, Córcega y las
Baleares. Belisario encomendó un año más tarde a su
lugarteniente Apolinario la conquista de las Baleares, donde
ejerció el cargo de gobernador. Los bizantinos mantuvieron Belisario
la estructura territorial vándala, y Baleares, extremo
occidental del imperio, permanecieron en la provincia de
Cerdeña, que a su vez dependía de la jefatura de África.

Máxima expansión bizantina


Poco después de la conquista bizantina de las Islas
Baleares, el imperio de oriente conquistó Spania,
extensos territorios del sur de Hispania (552-620),
iniciada en Cartago Nova, (lo que hace pensar que
las Baleares fueron la cabeza de puente). Así las
Baleares pasaron a ser un territorio estratégico en las
rutas marítimas imperiales hacia el occidente del
imperio, que en estos años ocupaba un territorio muy
Máxima expansión bizantina bajo Justiniano.
similar al del antiguo imperio romano (excepto el
resto de Hispania y Galia). Esta centralidad permite
suponer que las Baleares estaban bien integradas en el conjunto del imperio.

De esta época, las escasas referencias documentales conservadas, se refieren a cuestiones religiosas:
El exilio del obispo Víctor de Tunnuna en Baleares en 555 por el enfrentamiento con
Justiniano por la cuestión de los Tres capítulos.31
La carta de Licinio de Cartagena al obispo Vicente de Ibiza, en 582, en la que se pone de
manifiesto la continuidad de los obispados insulares atestada en el bajo Imperio Romano y
en la época vándala, la credulidad en cuestiones sobrenaturales y la interrelación entre las
comunidades cristiana y judía.32
El año 603, el Papa Gregorio I envió al Defensor Juan a imponer disciplina en los disipados
monjes de Cabrera.

Pérdida bizantina de las posesiones de Hispania


En el siglo VII los bizantinos vivieron una etapa de decadencia, muy debilitados en las luchas contra el
Imperio sasánida, en oriente, y con los longobardos, en sus posesiones itálicas. Así en el año 620 los
bizantinos perdieron a manos de los Visigodos sus posesiones hispánicas, y Baleares volvieron a ocupar
una posición excéntrica en el imperio. Poco tiempo después los árabes emergen como una nueva potencia
mediterránea, y entre los años 633 y 645 los bizantinos perdieron definitivamente sus posesiones en Siria,
Egipto y Cirenaica e incluso sufrieron el asedio de Constantinopla (688). Se supone que, en este
contexto, el poder bizantino se fue debilitando en Baleares.

La incierta dependencia de Bizancio


En este estado de debilidad imperial, Bizancio mantenía sus posesiones de Sicilia, Cerdeña, algunos
enclaves en el centro y sur de la península itálica así como las posesiones de Numidia, en el norte de
África occidental, pero estas son tomadas por Musa ibn Nussayr, en 705, el cual, en 707, envía a su hijo
Abdalah ibn Musa ibn Nussayr a una expedición a los territorios imperiales insulares de Sicilia, Cerdeña
y las Islas Baleares, firmando con sus gobernantes un tratado de sumisión o ahd, así mismo se llevó, entre
otros rehenes de los distintos territorios atacados, los malik de Mallorca y Menorca, seguramente
gobernadores bizantinos, en Damasco, para ratificarlo ante el Califa omeya al-Walid. Este tratado no se
ha conservado, pero debía ser parecido al tratado de Orihuela, firmado por el hermano de Abdalah, Abd
al-Aziz, seis años más tarde.

Estos tratados de sumisión, reiterados en 848,33 parecen incompatibles con el mantenimiento de la


dependencia de Bizancio, enemigo declarado de los musulmanes, pero esta es una cuestión sin resolver
definitivamente.

También a finales del siglo VIII, en 799, frente a los continuos ataques musulmanes en las Islas Baleares
enviaron embajadas a la corte de Carlomagno para ofrecerle la sometimiento de las Baleares a los
carolingios a cambio de ayuda, la cual fue aceptada. No se documenta la continuidad de esta sumisión,
pero no parece que esta dependencia se pudiera mantener una vez iniciadas las guerras civiles francas
(830-840) y en todo caso después de la renovación del tratado de sumisión con el emir de Córdoba
Abderramán II, en 848.

Todos estos episodios, junto con la expedición normanda de 859, y las pretensiones del obispado de
Gerona sobre Mallorca y Menorca formuladas en 892 y 897 ponen de manifiesto que si todavía existía
una dependencia de Bizancio esta era puramente formal y los baleares debían afrontar las grandes
dificultades del momento por sí solos.
Finalmente las Baleares fueron anexionadas en 903 al Califato de Córdoba. En el relato de la conquista
que hace el historiador al-Zuhri (muerto entre 1154-1161), se afirma que los rum, resistieron al Castillo
de Alaró por espacio de ocho años y cinco meses. La palabra árabe rum es polisémica, y tanto puede
referirse, en un sentido restringido, a los bizantinos como, en un sentido extenso, a los cristianos, por eso
se ha defendido que los mallorquines de entonces todavía eran percibidos, al menos, como bizantinos.

Ataques musulmanes en las Islas Baleares (siglos VIII y IX)


A lo largo de los siglos VIII y IX hubo varios
ataques musulmanes en las Islas Baleares,
sin que llegaran a suponer la ocupación
efectiva del territorio, si bien la
documentación existente permite deducir que
hubo relaciones de sumisión, seguramente
concretada con tributos, y actas de resistencia
a esta dependencia. Desde el año 534 las
Baleares, integradas en el imperio bizantino, El imperio bizantino antes del año 705.
forman parte de la provincia de Cerdeña.

En 707 tuvo lugar el primer desembarco musulmán del que se


tiene constancia, el cual consistió en un saqueo dirigido por Musa
ibn Nusayr, gobernador y general del califato Damasquino
Omeya en el norte de África.34 Este mismo realizó una
expedición en los territorios imperiales insulares de Sicilia,
Cerdeña y las Islas Baleares, firmando con sus gobernantes un
tratado de sumisión o ahd, así mismo se llevó los malik de
Mallorca y Menorca (seguramente gobernadores bizantinos) a
Damasco, para ratificarlo con el Califa omeya al-Walid.
Catedral-de-palma-la-seo
Siguieron dos siglos de zozobra permanente hasta que a partir del
año 903, Mallorca quedó en poder de la dinastía musulmana de
los Omeyas. El castillo de Alaró resistió durante ocho años, según cuentan las crónicas, y fue el último
refugio de la resistencia de los rumi (cristianos) durante la conquista musulmana. A continuación vino
una etapa floreciente, durante la que Madina Mayurqa, la Palma actual, fue un gran centro cultural.

Se desconoce la vigencia de este tratado, pero estableciendo paralelismos con situaciones parecidas, hay
que suponer la desvinculación con el Imperio Bizantino y la independencia de hecho de los insulares
condicionada al pago de tributos.

En todo caso la documentación franca de finales del siglo VIII informa de las frecuentes razias
musulmanas sobre las Baleares: En el año 798 los baleares remitieron embajadas a la corte de
Carlomagno, al que le ofrecieron su sumisión a cambio de ayuda, contra los musulmanes que los habían
asaltado el año anterior, y la obtuvieron. También consta que en 813, la flota franca, bajo mando de
Ermenguer de Ampurias usó las Baleares como base para perseguir a la escuadra musulmana. Todo ello
hace pensar que entre finales del s. VIII y principios del IX la sumisión no era efectiva.

En el año 848 el emir de Córdoba Abd al-Rahman II, somete a los isleños por haber dejado de pagar los
tributos a que estaban obligados, tal vez derivados del primer tratado o de otro posterior firmado con los
emires independientes de Córdoba. En el año siguiente los baleares le enviaron una embajada que obtiene
el perdón y la restitución del antiguo status a cambio de una multa.

El Imperio Carolingio en las Islas Baleares


La influencia del imperio carolingio en las Islas Baleares se encuentra testimoniada en varios textos y
crónicas francas. Las noticias que ofrecen estas fuentes son escasas y se prestan a la especulación sobre
el grado de relación, o incluso de dominio, del imperio carolingio y las Islas Baleares.

Las referencias más antiguas provienen de la obra de Einhard, dignatario de la corte con Carlomagno,
con quien mantuvo una relación estrecha y escribió su biografía, hacia el año 830. Precisamente en la
biografía hace una referencia genérica en las Islas afirmando que: “Balearico mari miscetur” (mezcló el
mar Balear).35

Pero es en su otra obra, Annales Reine Francorum, escrita por los mismos años que el anterior, donde se
dan las informaciones más detalladas y que será el modelo de las citas posteriores. Así, informa que en
798 las Baleares fueron atacadas por los musulmanes, así mismo aclara que esto era un hecho habitual y
que el nombre de las islas eran Mallorca y Menorca.36 Por este motivo al año siguiente los baleares se
dirigieron al emperador para suplicarle auxilio y ofreciéndole su sumisión. El monarca atendió las
súplicas y los defendió.37

La misma crónica cita otro episodio que sólo está vagamente relacionado con las Islas Baleares, en 813
Ermenguer de Ampurias, apostado en las costas mallorquinas, atacó la flota musulmana, procedente de
Córcega, arrebatando ocho naves y liberando quinientos corsos cautivos.38

En este contexto, las crónicas islámicas documentan una expedición de la marina musulmana a las islas
de Mallorca, Ibiza y Cerdeña, en 815. Esta razia fue reforzada por un convoy procedente de Tarragona y
conjuntamente asolaron los entornos de Marsella.39

De los años 892 y 897 son dos bulas papales sobre la vinculación de Mallorca y Menorca al obispado de
Gerona, de compleja interpretación y que algún historiador ha vinculado a la tradición carolingia,
mientras que otros han negado que se refieran a las Islas Baleares.40

Incursiones normandas en las Islas Baleares


Las incursiones normandas en las Islas Baleares se produjeron a lo largo del siglo IX por la movilización
hacia el Mediterráneo en busca de fortuna. A la península Ibérica llegaron primero por Galicia y después
de atacar las costas orientales, llegaron al archipiélago balear.

Según el historiador Pere Xamena Fiol, una escuadra de normandos que atacaron las Baleares, llegaron a
despoblarla por completo (859).

En 1018 un numeroso destacamento de piratas normandos operaban por el mediterráneo comandados por
Roger de Tosny y atacaban a los sarracenos del Emirato de Diriyah y las Baleares.

El año 1109, durante la cruzada noruega se produjo un ataque normando, comandado por Sigurd I de
Noruega, que atacó Formentera, Ibiza y Menorca, obteniendo grandes botines.
El pueblo normando era de ascendencia escandinava, en su mayoría, vikingos daneses, que lograban las
tierras del centro y sur de Europa. Con el rey Carlos III de Francia, denominado "El Simple", conseguirán
las tierras de Normandía para establecerse. Cambiarán de religión y pactarán alianzas con los principales
reinos de Europa occidental.

La arabización de las Islas Baleares


A finales del siglo VIII, en 799, frente a los continuos ataques musulmanes en las Islas Baleares enviaron
embajadas a la corte de Carlomagno para ofrecerle el sometimiento de las Baleares a los carolingios a
cambio de ayuda, la cual fue aceptada. No se documenta la continuidad de esta sumisión, pero no parece
que esta dependencia se pudiera mantener una vez iniciadas las guerras civiles francas (830-840) y en
todo caso después de la renovación del tratado de sumisión con el emir de Córdoba de Abderramán II, en
848. Todos estos episodios, junto con la expedición normanda de 859, ponen de manifiesto que los
baleares debían afrontar estas dificultades por sí solos y que si aún existía una dependencia de Bizancio
esta era puramente formal hasta la invasión de los árabes.

En 902 las islas se incorporaron de forma definitiva a la dinastía musulmana de los Omeyas. Siguió una
etapa de gran crecimiento, que tuvo en Medina Mayurka, la Palma actual, un lugar de irradiación
cultural. La caída y desmembramiento del califato de Córdoba deja las Baleares dentro de la taifa de
Denia. En 1076, la Taifa de Zaragoza conquista la de Denia y las Islas Baleares se independizan y forman
una taifa propia que viviría de una excelente explotación agrícola y de la piratería, con unas eficaces
razzias que golpeaban las costas vecinas desde Italia a Cataluña pasando por la costa mediterránea
francesa. En 1113 la taifa mallorquina es conquistada en la cruzada pisano-catalana que tenía por objetivo
poner fin a la piratería y probablemente pretendía ser también una expedición de castigo. Las fuentes
islámicas dicen que Medina Majurca fue arrasada y parece que la arqueología apunta a que es cierto. Esta
expedición llegó a Mallorca e Ibiza, pero no habría en ningún caso un dominio efectivo de las islas. En
1116 los Almorávides desembarcan en Mallorca y Baleares entran en el dominio de su Imperio, junto con
el resto de al-Ándalus. Posteriormente el dominio almorávide decae y se forma una segunda taifa
mallorquina que consigue un gran esplendor con la dinastía de los Banu Ghaniya. Esta dinastía
almorávide se enfrentó a los almohades, siendo el último reino de taifas conquistado por estos. Se siguió
dedicando a la piratería pero también la dirigió hacia el norte de África, donde llegó a poner en
problemas a los almohades, que seguían enfrentados a los almorávides. En 1203 los almohades
conquistan la Taifa de Mallorca, que sigue bajo su dominio hasta su incorporación a la Corona de Aragón
tras la conquista catalana.

Conquista islámica de Mallorca e Ibiza


La conquista de Mallorca e Ibiza por parte de las tropas musulmanas se produjo en 290 del Hégira
(902/903 de la era cristiana). La conquista de Mallorca enfrentó las tropas de Isam al-Jaulani41

El emir Abdalah ibn Muhámmad le reconoció la conquista y lo nombró valí de la isla, cargo que ejerció
desde el 904 hasta el 912.

En esta isla [Mayurqa] se encuentra una gran fortaleza construida en un lugar con el nombre de
Hisn Alarum alto y páramo, sin par en el mundo habitado; es conocida con el nombre de Hisn
Alarum. Cuentan los mallorquines que cuánto la isla fue conquistada en la época de
Muhámmad, hijo del quinto amir omeya de al-Ándalus, los Rum se hicieron fuertes en esta
fortaleza durante ocho años y cinco meses después de la conquista, sin que nadie pudiera hacer
nada contra ellos; sólo la falta de víveres los obligó a salir. Esta fortaleza se levanta sobre la
cumbre de un monte de piedra dura donde hay una fuente abundante.
Al-Zuhri42

La historiografía debate sobre quién eran los rum que ofrecieron resistencia, por la polisemia de esta
palabra; por un lado podría referirse, en un sentido restringido, a los bizantinos o, en un sentido extenso,
a los cristianos, pues en 897, una bula papal hace depender las islas del obispado de Gerona, mostrando
la grande debilidad de las estructuras de poder, que han ido quedando muy debilitadas con los sucesivos
ataques musulmanes.43

La dominación musulmana en Mallorca (902-1229) empezó cuando un poderoso hombre del emir de
Córdoba, Isam al-Jaulani, viajó de camino a la Meca en peregrinación con más barcos. Ante una gran
tormenta, el emir y su cortejo se refugiaron en Mallorca. Descubrió una isla que no conocía y al volver de
su peregrinación intentó indagar más sobre ella e informar a su señor, el emir Abd-Allah, de las
condiciones defensivas y lo incitó a conquistarla.

La dominación musulmana de Ibiza (902-1235) se inició con la llegada de las tropas de Isam al-Jaulani
a las islas si bien en el caso de la pitiusa mayor, la despoblación y el abandono propia de la época oscura
(periodo entre el (455-902) había dejado la ciudad con muy poca población y el campo en una situación
de pobreza. Esta situación hizo que resultara fácil la conquista musulmana y que no haya pruebas de una
resistencia a la islamización de la isla ni de sus gentes.

Isam al-Jaulani informó a su señor que Mallorca pertenecía a un archipiélago de islas que los viejos
romanos denominaban Balearia. Pronto el emir envió muchas naves hacia el archipiélago, principalmente
a la más grande para conseguir su conquista. A pesar de la oposición, los nativos aguantaron 8 años y
cinco meses. Una vez reintegrado dentro del emirato de Córdoba, la llegada de sarracenos fue constante.
Isam al-Jaulani fue designado señor de Mallorca.

Conquista por Ramón Berenguer III


En 1115 una escuadra pisano-catalana atacó Mallorca en una expedición de castigo en represalia por las
actividades piratas que se realizaban desde la isla.44 45 Saqueada y destruida por primera vez Madina
Mayurqa, y en ausencia de Ramón Berenguer III, la escuadra pisana huyó al avistar la escuadra
almorávide enviada desde África. La isla quedó en manos de una familia almorávide, los Banu Ganiya,
que mantuvieron buena relación con las potencias del mediterráneo, llegando incluso a firmar un tratado
de no agresión. Posteriormente, en 1203, los almohades se apoderaron de Mallorca, hasta que años
después, en 1208, designaron como gobernador a Abú Yahya, el cual formó un principado semi-
independiente, con apenas una sumisión formal al emir almohade.

Conquista aragonesa y Reino de Mallorca dentro de la Corona de


Aragón
La Corona de Aragón, durante los siglos XII y XIII experimenta un fuerte proceso de expansión hacia el
Mediterráneo que la lleva a hacer suyas las tierras baleares. La actual extensión del catalán tiene su
origen en la Corona de Aragón, donde era la lengua dominante y la más hablada, hablada por el 80% de
la población. A diferencia de lo que sucederá con Valencia, que será una conquista conjunta de catalanes
y aragoneses, la conquista del reino de Mallorca es predominantemente catalana. El joven rey aragonés
Jaime I el Conquistador (tenía 21 años) comanda una flota que desembarca en Mallorca a finales de
verano de 1229. Tras ardientes combates que se prolongaron
durante meses, entra victorioso en la ciudad el 31 de diciembre de
ese año.46 El asalto fue seguido de una matanza indiscriminada
que ocasionó un verdadero genocidio de la población
mallorquina. Los miles de cuerpos muertos que no podían ser
enterrados produjeron una epidemia entre los conquistadores que
provocó numerosas muertes. Como consecuencia, los nobles
quisieron apoderarse de todo el botín en lugar de sortearlo entre
la tropa. Esto motivó la revuelta de peones y caballeros.
Finalmente se hizo el reparto del botín, que duró hasta el 30 de
abril de 1230.

Gracias a todo ello, los musulmanes supervivientes tuvieron


tiempo de organizar diferentes focos de resistencia en las
montañas, lo que prolongó durante un par de años más las luchas
contra los musulmanes en Mallorca, que finalmente acabaron El rey Jaime I de Aragón con el
obispo de Barcelona Berenguer de
convertidos en esclavos o semi-esclavos. A raíz de toda esta
Palou y los magnates Bernat de
destrucción, pero también debido a la debilidad en que había Centelles y Gilabert de Cruïlles
quedado el ejército de Jaime I, Menorca pidió el vasallaje de la durante la Conquista de Mallorca
Corona y así le fue concedido. De esta manera, Menorca se (1229).
convertiría en una taifa autónoma donde la religión y la cultura (Frescos del Palacio Aguilar de
árabe todavía se mantuvieron medio siglo más. Pero en pleno Barcelona. MNAC)
enero de 1287, y con una flota medio diezmada por un fuerte
temporal, Alfonso el Franco llegó al puerto de Mahón. El
almojarife pactó la capitulación de modo que caudillos y nobles pudieron escapar de los catalanes a
cambio de entregar el resto de la población para ser esclavizada.

Ibiza, también fue conquistada durante el reinado de Jaime I, Guillem de Montgrí, arzobispo electo de
Tarragona solicitó al rey Jaime I el feudo de conquista para atacar la isla y conquistarla en su nombre.
Tras conseguir el apoyo de dos notables más, el infante Pedro de Potugal y Nunó Sanç, señor del
Rosselló y la Cerdaña, su flota zarpó de Tarragona y desembarcó en el Pou des Lleó, en el Nordeste de la
isla, marchando sobre la ciudad y sitiándola a continuación. Tras atacarla de forma continuada con las
armas de asedio de la época (como el trabuco de contrapeso), el día 8 de agosto del 1235 el soldado Joan
Xicó atravesó una brecha en las murallas y encabezó la toma de los 3 recintos amurallados de los que
contaba la Medina. Sus habitantes fueron muertos o esclavizados y sus bienes repartidos entre los
magnates. Las Islas Baleares fueron repobladas por cristianos del Ampurdán y de la Cataluña Vieja que
importaron el catalán y la religión cristiana.

El nuevo reino cristiano de Mallorca o Mallorcas queda instituido por la Carta de privilegios y
franquicias de Mallorca (1230). Como su nombre indica, no sólo instituye el nuevo reino, sino que es una
carta que da una serie de libertades a los nuevos repobladores en un intento de protegerlos de los abusos
del régimen feudal y para atraerlos a las nuevas tierras. No existen cortes ni instituciones comunes a
todas las Islas, salvo la propia monarquía. Así, el lugarteniente (llamado también virrey en tiempos de la
Monarquía Hispánica) y la Real Audiencia de Mallorca son las únicas instituciones para todas las islas.
Mallorca se rige por el Gran y General Consejo y Menorca y las Pitiusas por la Universidad de cada isla.
Menorca e Ibiza eran gobernadas también por gobernadores nombrados por los lugartenientes
mallorquines.
En 1276 muere Jaime I y la Corona de Aragón se parte,
quedándose los reinos peninsulares (Aragón y Valencia) y el
principado de Cataluña en manos del hijo mayor, Pedro el Grande
y el reino de Mallorca en manos del hijo menor, Jaime II de
Mallorca, si bien los reyes de Mallorca eran vasallos de los de
Aragón. Nace así el llamado Reino Privativo de Mallorca. Este
reino estaba formado, además de por las Islas Baleares, los
condados catalanes del norte de los Pirineos (condado del
Rosellón y condado de Cerdaña) y las posesiones que aún le
quedaban en Occitania y pese a hacer construir sus reyes el
castillo de Bellver, no residieron habitualmente en la isla. El
palacio de los reyes de Mallorca está en Perpiñán. Durante este
periodo la Corona de Aragón conquista Menorca, que
definitivamente se incorpora al reino de Mallorca en 1295. El
período del reino privativo duró de 1276 a 1349, cuando Pedro el
Ceremonioso de Aragón conquista Mallorca a Jaime III. Así, el
reino de Mallorca queda definitivamente integrado en la Corona
de Aragón.
Juramento de los Privilegios de
Jaime II de Mallorca ante Jaime I el
Económicamente las islas gozan de la pujanza económica del Conquistador.
siglo XIII y buena parte del XIV, cuando empieza la crisis
bajomedieval. Las Islas Baleares sufren durante la Baja Edad
Media un retroceso económico y demográfico. Además, sufren también durante la Edad Media y el
principio de la Edad Moderna numerosos ataques de la piratería berberisca. En este aspecto destacan el
desembarco y saqueo de Barbarroja en Mahón en 1535 y el de Ciutadella en 1558. En 1521 estalla en
Mallorca la Germanía, en parte como consecuencia de la de Valencia. Los hermanados se hacen con el
control de la Ciudad y el virrey se ve obligado a huir y refugiarse en Ibiza, que sufre el ataque de los
hermanados. La revuelta terminó con el envío de una flota en Mallorca por parte de Carlos I.

El siglo XVII también es un siglo de persecución religiosa. En Mallorca los procesos y la discriminación
pública contra los judíos, llamados despectivamente chuetas, son especialmente duros. Desde la baja
edad media los chuetas habían sido discriminados y obligados a convertirse, viviendo como criptojudíos.

Esclavos en Mallorca
La Antigüedad fue un periodo esclavista por excelencia, haciendo hincapié en la sociedad romana, que a
lo largo de toda la historia de su dominio sobre el Mediterráneo fue esencialmente esclavista, y tanto su
economía como su estructura social se basaba en un sistema de clases donde el esclavo constituía el
escalón más bajo de la sociedad. Esto se potenció enormemente debido a los cambios sufridos en la
economía romana durante la época de expansión, en especial en el sector agrario, donde se multiplicaron
las grandes propiedades, especialmente en las nuevas provincias y colonias de la República primero y del
Imperio después.47

Tras la conquista de la isla por el rey Jaime I, algunos judíos norteafricanos, gracias a que el rey protegía
a este colectivo y les concedía ciertos privilegios jurídicos,48 49 se instalaron en ella estableciendo
vínculos comerciales con los parientes que habían dejado en África, ya que gracias a su competencia
financiera y económica facilitaban las operaciones de compra y venta actuando como embajadores.50
Los musulmanes que quedaron en Mallorca luego de su conquista, tanto libres como cautivos, jamás
contaron con estatutos jurídicos que garantizasen la posesión de
sus bienes, su religión y costumbres, de modo que se les
reconociese como una comunidad autónoma distinta de la de los
cristianos.48

Reinado de Jaime II
Jaime II de Mallorca reinó sobre las islas durante más de dos
décadas y se esforzó en garantizar la viabilidad del reino. Impulsó
una vasta política de colonización agraria, con la creación de
núcleos rurales; incrementó las rentas reales; favoreció la
creación de consulados en el Norte de África y en el reino de
Granada; creó un nuevo sistema monetario para el reino; fomentó
la creación de industrias textiles; procedió a incrementar el poder
real sobre la nobleza y la Iglesia; e impulsó la construcción de
palacios y castillos como el Palacio Real de La Almudaina, la El mercado de esclavos, de Jean-
Léon Gérôme (c. 1885).
catedral de Santa María y el castillo de Bellver. La apertura de
proceso a los templarios y posterior supresión de la orden
permitió la incautación de sus rentas en las islas.

De Reino a Provincia Española


Las Islas Baleares se declaran leales al archiduque Carlos de Austria durante la Guerra de Sucesión. En
1715 los castellanos ocupan Mallorca y las Pitiusas y se hace efectiva la derrota. Se aprueba el decreto de
Nueva Planta de las Islas Baleares, que pone fin a la administración surgida de la conquista catalana y al
derecho foral, implanta el municipio castellano y el centralismo. Además, la lengua catalana desaparece
de la administración y es prohibido su uso público.

En 1706 los ingleses ocupan Menorca en nombre del archiduque y posteriormente se la quedan como
colonia en virtud del Tratado de Utrecht. La administración pública utiliza el inglés en las relaciones con
la metrópoli, pero a nivel interno continúa utilizándose la lengua catalana, siendo Menorca el único
territorio donde el catalán es oficial después del fin de la Guerra de Sucesión. La presencia británica en
Menorca deja cambios en la ganadería y la agricultura (introducción de vacas, cerdos y cultivos de
leguminosas y forrajes) y se construyen nuevas carreteras (destaca el Camino de Kane) que ayudan a la
prosperidad demográfica y económica de la isla. Además, los ingleses suprimen la Inquisición y dejan su
huella arquitectónica en las casas señoriales del campo menorquín. Entre 1756 y 1763 los franceses
ocupan la isla, que volvió al dominio inglés. La Paz de Amiens (1802) supuso el retorno definitivo de
Menorca en España.

El siglo XVIII es también un siglo de reformas ilustradas dentro de la política general de la monarquía
borbónica. Se funda la Sociedad Económica de Amigos del País de Mallorca, que intenta poner en
marcha reformas importantes con la introducción de cultivos más comerciales (algodón, lino, morera,
vid, almendro, algarrobo...) y difundir la utilización de abonos. El reformismo borbónico permitirá la
apertura al mercado americano y se participará en la fundación de la Compañía de Comercio, que
pretendía fomentar los intercambios comerciales con América e impulsar las primeras fábricas. En Ibiza,
el cambio en la organización territorial también pretendía urbanizar la isla, ya que los ilustrados
consideraban que el poblamiento disperso en el campo era el mayor obstáculo para el progreso de la isla.
El descenso de la piratería y el corso hace que definitivamente se repuebla Formentera, que nunca había
tenido un poblamiento estable desde el siglo XIII. En conjunto hay que decir que a pesar de los
esfuerzos, todas las medidas ilustradas en Mallorca y las Pitiusas serán en general, fracasos, o éxitos más
bien relativos. Es decir, siguen siendo zonas básicamente atrasadas.

Guerra de Sucesión Española en las Islas Baleares

Toma austracista de Mallorca


La toma austracista de Mallorca fue un episodio de la Guerra de Sucesión Española que tuvo lugar el 27
de septiembre de 1706 cuando el Gran i General Consell del reino de Mallorca decidió rendirse ante la
presencia en el puerto de Palma de una flota angloholandesa de la Gran Alianza que apoyaba al
Archiduque Carlos en sus pretensiones a ocupar el trono de la Monarquía Hispánica frente al borbón
Felipe V, que había sido designado como sucesor un mes antes de morir por el último rey de la Casa de
Austria, Carlos II. Con el alineamiento del reino de Mallorca a favor de la causa austracista —aunque
Menorca no sería tomada hasta dos años después— todos los estados de la Corona de Aragón se habían
decantado por el Archiduque, mientras la Corona de Castilla apoyaba a Felipe V, como lo había
demostrado la fracasada primera entrada en Madrid del archiduque Carlos que había tenido lugar tres
meses antes.

La capitulación de Ibiza y de Mallorca

El proyecto de tomar las Islas Baleares se ideó al mismo tiempo que se planeaba la ofensiva austracista
sobre Madrid. El objetivo era conseguir para la flota de guerra aliada —integrada por barcos ingleses y
holandeses— una base segura y un centro de aprovisionamiento para sus operaciones navales en el
Mediterráneo.51

En las tres islas baleares existía un partido austracista que mantenía contactos con los austracistas
catalanes a través de Joan Antoni de Boixadors, conde de Savellà, cuya esposa estaba emparentada con
destacados nobles mallorquines. Por eso el Archiduque Carlos puso le puso al frente de la expedición y
en cuanto fuera ocupado el reino de Mallorca desempeñaría el cargo de gobernador en su nombre.52

La escuadra aliada formada por unos 35 barcos, en su mayoría ingleses, primero se dirigió a Ibiza que
capituló el 19 de septiembre de 1706 nada más avistar la flota. Inmediatamente el Consell d'Eivissa
proclamó a Carlos III y juró obediencia al conde de Savellà. Seis días después la flota se presentó en el
puerto de Palma y el día 26 estallaba un motín popular austracista durante el cual algunas casas y tiendas
de franceses y de algunos señalados felipistas fueron saqueadas, lo que dificultó la resistencia del virrey
de Mallorca, el conde de Alcudia, que contaba con pocos efectivos para la defensa de la isla. Así el día
27 de septiembre el Gran i General Consell decidió capitular.53

Tras desembarcar el conde de Savellà reunió al Consell al que asistió la representación al completo de los
artesanos y de los payeses ('campesinos'), pero no así la de los otros estamentos de los que sólo asistieron
la mitad de sus representantes, "lo que resulta indicativo de los apoyos políticos con que contó Carlos
III", según Joaquim Albareda. En esa sesión del Consell se aprobaron las capitulaciones, entre las que
figuraba la confirmación de «todos los privilegios, prágmáticas, franquezas» concedidos a la Ciudad y al
Reino en tiempo de Carlos II, pero no los «concedidos por los serenísimos reyes pasados», tal como
reclamó el Consell al conde Savellà.53
Después de esta reunión del Consell el Archiduque fue proclamado el 4 de octubre como rey de Mallorca
con el título de Carlos III, actuando como plenipotenciario suyo el conde de Savellà —que en diciembre
sería nombrado virrey y capitán general del reino de Mallorca—. El 6 de octubre embarcaron para
Almería el conde de Alcudia, y otros destacados felipistas, como el obispo Francesc de la Portilla y el
jurista de la Audiencia, Francesc Ametller.53

La insurrección austracista de Menorca y la reconquista borbónica

La noche del 11 de octubre tuvo lugar una insurrección austracista iniciada en Ciudadela que se hizo con
el control de toda Menorca. Joan Miquel Saura fue nombrado gobernador por el conde de Savellà, quien
juró en nombre de Carlos III los privilegios de la isla. Pero el dominio austracista duró sólo tres meses,
porque en cuanto la flota aliada abandonó las islas Baleares, se presentó una flota francesa en Mahón y
recuperó la isla para los borbónicos el 1 de enero de 1707. La represión contra los austracistas fue muy
dura y se convirtió en una ola de terror cuando en febrero fue descubierta una nueva conspiración en
favor de Carlos III el Archiduque; Treinta y tres personas fueron ejecutadas. En noviembre de 1707 el
gobernador borbónico, el castellano Diego Leonardo Dávila, "suprimió los privilegios de la isla,
restringió el sistema de representación y ordenó que los jurados mayores de las villas [equivalentes a los
jurats del Reino de Valencia] fueran nombrados por el rey".54

Toma borbónica de Mallorca


La toma borbónica de Mallorca fue el último episodio de la Guerra de Sucesión Española. Tuvo lugar el
2 de julio de 1715 cuando la isla de Mallorca —el último reducto de la resistencia austracista que
apoyaba a Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico en sus pretensiones a ocupar el trono de la
Monarquía Hispánica— capituló ante la llegada de una flota borbónica, diez meses después de la caída
de Barcelona en poder de Felipe V de España. A continuación fue ocupada Ibiza, pero no la isla de
Menorca, ya que según lo estipulado en el Tratado de Utrecht pasó a soberanía de Gran Bretaña, bajo la
que permanecería casi sin interrupción hasta 1802 (Tratado de Amiens).

La capitulación de Mallorca

Una vez producida la caída de Barcelona en septiembre de 1714, el último reducto austracista era el
Reino de Mallorca que desde 1706, como el resto de los estados de la Corona de Aragón, se había
alineado con el Archiduque Carlos, quien a finales de 1711 había sido proclamado emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico. Durante los meses siguientes Mallorca e Ibiza —Menorca según el Tratado
de Utrecht había pasado a soberanía británica— estuvieron gobernadas por el virrey nombrado por
Carlos VI, el marqués de Rubí, que contaba con el apoyo de fuerzas imperiales y con la presencia de
algunos catalanes que se habían refugiado allí a causa de la derrota de los austracistas del Principado.55

Según informó el general británico conde de Peterborough los mallorquines pidieron la protección del
rey de Gran Bretaña «no pudiendo asumir de ningún modo sufrir la esclavitud de los españoles y
considerándose siempre como súbditos del emperador». Por su parte el enviado británico Matthew Prior
comunicó al gobierno francés que era una «fábula sin fundamento alguno» que Jorge I hubiera «ofrecido
a los mallorquines entregarse a Inglaterra» o que «les acogería en caso que decidieran entregarse».55

En mayo de 1715, cuando ya parecía inminente la ocupación borbónica de la isla, un emisario del
emperador Carlos VI, el austracista Juan Amor de Soria, intentó negociar en París las condiciones de la
rendición, que incluirían el mantenimientos de las "libertades" del reino y de toda la Corona de Aragón.
Pero las conversaciones no produjeron ningún resultado. "Beneficiándose de la pasividad de los
británicos, ahora con los whigs en el gobierno, los ejércitos francés y español ocuparon la isla, que
capituló el 2 de julio".56 El 11 julio el virrey Rubí entregaba las llaves de Palma de Mallorca al general
francés Calude D'Aspheld, después de más de treinta días de resistencia al avance de las tropas
borbónicas.57

El Decreto de Nueva Planta del Reino de Mallorca

A diferencia de lo ocurrido tras la toma austracista de Mallorca en la que el representante del Archiduque
Carlos reunió al Gran i General Consell ante el que confirmó «todos los privilegios, prágmáticas,
franquezas» concedidos a la Ciudad y al Reino en tiempo de Carlos II,53 Felipe V de Borbón promulgó
un Decreto de Nueva Planta el 15 de noviembre de 1715, similar al Decreto de Nueva Planta de Valencia
y de Aragón de 1707, por el que quedaron abolidas las leyes e instituciones propias del reino de Mallorca
—lo que no hicieron los británicos en Menorca—. Así, como ha señalado, Nuria Sales, "con la Nueva
Planta el reino de Mallorca dejaba de existir para convertirse en un simple título honorífico".57

El Gran i General Consell fue abolido, y sus poderes pasaron al capitán general, la nueva máxima
autoridad en las islas con mayores atribuciones que el virrey al que sustituyó, y a la Real Audiencia que
suplantó a la suprimida Audiencia. El sistema insaculatorio («de sac i sort») para la elección de los
cargos fue suprimido y a partir de entonces serían designados por el rey o por el capitán general.
Asimismo fue suprimido el derecho público —no así el derecho privado, que se mantuvo como en el
Reino de Aragón tras el segundo Decreto de Nueva Planta de 1711; lo contrario de lo que sucedió en el
Reino de Valencia—. Asimismo Mallorca perdió el derecho a acuñar moneda propia.57

En cuanto al régimen local se impuso el sistema castellano del corregidor y los regidores despareciendo
la representación del estamento popular. Así en 1718 el ayuntamiento de Palma de Mallorca quedó
formado por 20 regidores, 16 caballeros —nobleza— y 4 ciutadans honrats, sistema que se aplicó al
resto de municipios de la isla. En el Cronicón de Campaner se dijo: «si bien quedaron los caballeros muy
satisfechos de empuñar ellos solos el gobierno económico de la Ciudad, en breve se desengañaron
viendo que su autoridad no era como la que tuvieron los Jurados». Sin embargo, si bien es cierto que la
Real Audiencia podía suspender cualquier acuerdo de los municipios, éstos tenían competencias, por
ejemplo, sobre jornales lo que permitió a la nobleza imponerse sobre las clases populares, que no estaban
representadas en los municipios —al contrario de lo que sucedía durante la «época foral»—.58

Menorca bajo dominio británico


Menorca, conquistada por una escuadra anglo-holandesa en 1708 en plena Guerra de Sucesión Española,
pasó a la soberanía de Gran Bretaña en virtud del Tratado de Utrecht de 1713 y así permaneció a lo largo
del siglo XVIII hasta la firma del Tratado de Amiens de 1802, excepto durante la Guerra de los Siete
Años (1756-1763) que estuvo ocupada por los franceses y entre 1782 y 1797 en que estuvo bajo la
soberanía del rey de España.59

Como el interés británico por Menorca era estrictamente militar —tener una base naval en pleno
Mediterráneo Occidental en el que Mahón constituía un excelente puerto natural, de ahí que pasara a ser
la nueva capital de la isla frente a la aristocrática Ciudadela—, la Corona mantuvo las instituciones y
leyes propias de Menorca, excepto la Inquisición española que fue abolida. Así los municipios
continuaron siendo universitats gobernadas por los históricos jurats que representaban a los diferentes
estamentos. En Ciutadella ('Ciudadela' en castellano) eran cuatro: un cavaller (noble), un ciutadá
(burgués), un pagès (campesino) y un menestral (artesano).59
La lengua propia siguió siendo la oficial y de uso público.
"Contrastaba, por ejemplo, la Societat Maonesa de Cultura
fundada en 1778 donde todo se hacía en catalán, con la Real
Sociedad de Amigos del País del Reino de Mallorca fundada el
mismo año en Palma que competía en celo con la Real Audiencia
y con el obispado en materia de campañas sistemáticas de
extirpación del «dialecto mallorquín» e imposición del
castellano". Esto redundó en el florecimiento de la literatura en
catalán en la isla con figuras como Joan Ramis i Ramis o Antoni
Febrer i Cardona hasta tal punto que algunos estudiosos han
llamado al último tercio del siglo XVIII el "periodo menorquín de
la literatura catalana".59

El primer gobernador británico fue sir Richard Kane, que estuvo Sir Richard Kane, primer gobernador
en el cargo entre 1712 y 1736, y dejó muy buen recuerdo por las británico de Menorca
medidas que tomó como la construcción de la carretera entre Maó
y Ciutadella —el «camí d'en Kane»—, el desecamiento de
muchos aiguamolls —zonas pantanosas—, o la introducción en la isla del cultivo de la trepadella
('esparceta') y otras plantas forrajeras. Asimismo, la presencia de la flota británica acabó con las
incursiones de los piratas berberiscos del norte de África, con lo que la población a partir de entonces
pudo instalarse en la costa sin temor a ser atacada.

Cuando a partir de 1802 por el Tratado de Amiens Menorca pasó a soberanía española perdió sus
instituciones de autogobierno y en su lugar se impuso el centralismo a través de Palma de Mallorca; el
catalán dejó de ser la lengua oficial para serlo el castellano; fue suprimida la libertad de comercio y
Mahón dejó de ser un puerto franco; los menorquines perdieron la exención de servir en el Ejército y en
la Marina que habían conservado no sin dificultades bajo la dominación británica; y al desaparecer la
flota británica volvió la amenaza de los piratas berberiscos del norte de África.60

Guerra Civil Española


Tras producirse el Golpe de Estado en España de julio de 1936, el 19 de julio los sublevados se unieron a
la rebelión militar y se hicieron fácilmente con el control de Mallorca y de Ibiza. No ocurrió así con
Menorca, que permaneció fiel a la República. A mediados de agosto los republicanos lanzaron desde la
península una operación anfibia para intentar recuperar el archipiélago. Inicialmente lograron recuperar
Ibiza, Formentera y Cabrera, y a partir del 16 de agosto establecieron una cabeza de playa al este de
Mallorca. Sin embargo, la desorganización de las fuerzas republicanas, mandadas por el capitán Alberto
Bayo, paralizan cualquier avance posterior.61 62 Eso coincidió con la llegada de efectivos italianos al
mando del jerarca fascista Arconovaldo Bonaccorsi (conocido como el "Conde Rossi").63 Italianos y
militares rebeldes lograrán contraatacar y expulsar a los republicanos de la isla. Poco después serían
reconquistados el resto de islas, excepto Menorca, que permanecería bajo control republicano hasta 1939.
Tras ese momento, Bonaccorsi inició un brutal régimen de terror sobre Mallorca, organizando el
asesinato de 3.000 personas en la isla bajo la acusación de ser comunistas; esto incluyó "sacas" de
prisioneros de las cárceles de la isla y su posterior ejecución.63 El dominio italiano sobre la isla fue tal
que, a pesar de que no se trataba de una ocupación militar de iure, las banderas italianas llegaron a ondear
sobre la isla.64 Su influencia también se proyectó en la vida diaria: la Rambla de Palma fue renombrada
como Vía Roma y adornada con estatuas de águilas romanas.65
Durante el resto de la contienda Mallorca se convirtió en una base aeronaval italiana de primer orden,
con una presencia militar que implicó numerosas bases terrestres, aéreas y hasta el uso del puerto de
Palma como una base naval. A finales de octubre de 1936 los italianos ya tenían unos 1.200 efectivos en
la isla.66 A partir del verano de 1936 los italianos comenzaron a enviar cada vez más aviones y efectivos
de tierra, hasta constituirse en Mallorca una poderosa agrupación aérea que hostigaba tanto el tráfico
marítimo republicano como las ciudades de la retaguardia republicana, especialmente Valencia y
Barcelona. Italia tenía autonomía en el uso de sus bases aéreas en Mallorca, cuyos efectivos estaban
integrados en el Comando Aviazione Legionaria delle Baleari.67 Después de la victoria de Franco en la
Guerra civil en abril de 1939, los efectivos italianos comenzaron su repliegue. No obstante, todavía
permanecerían en las Baleares dos años y medio más después de producirse el final de la contienda.68

Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares


La transición democrática iniciada con la muerte del dictador Francisco Franco permitieron dotar a las
Islas Baleares de un Estatuto de Autonomía en 1983 como expresión de su identidad histórica, después
de que el 4 de junio de 1977 el Pacto Autonómico de las Islas Baleares.69 El Estatuto establece la doble
oficialidad del catalán, lengua propia de las islas, y del castellano, lengua oficial del Estado.

Con el Estatuto, las Islas Baleares recuperan las instituciones propias: los tres Consejos o gobiernos
insulares, el Parlamento y el Gobierno de las Islas Baleares. Todo esto es fruto de la recuperación de la
democracia en España en 1977, con la nueva Constitución del Estado de las Autonomías. Surge así un
período democrático donde florece un enorme asociacionismo civil con movimientos alternativos
importantes en las Islas como el ecologismo, el feminismo y el pacifismo.

El desarrollo turístico de las Islas Baleares es enorme en estos años, con la llegada de turistas de la
Europa occidental y central (alemanes) que tienen una enorme presencia en el territorio. La evolución
económica es muy positiva a pesar del debate sobre el impacto en el territorio o los déficits fiscales.
También ha resurgido el debate sobre el hecho diferencial de Baleares representado por una enorme red
de entidades y partidos políticos. La incorporación a la Unión Europea y la creación de la Universidad de
las Islas Baleares son otros hechos destacables.

Las Islas Baleares mantienen hoy en día una fuerte realidad cultural y artística. Se ha hecho un gran
esfuerzo de recuperación de la cultura popular y tradicional que todavía son muy vivas. Se han
recuperado las relaciones culturales con Cataluña y las aportaciones de los diferentes gobiernos
autonómicos que han cambiado varias veces de manos han creado una institucionalidad propia.

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Maiorica insidias posuit, te octo naves
_result&ct=result&resnum=1&ved=0CCYQ6AEw
eorum cepit, in quibus quingentos te eo
AA)). con la resistencia del rum de las Islas
amplius Corsos captivos inuenit. Hoc Mauri
vindicare volentes Centumcellas Tusciae Baleares que durante ocho años y cinco
civitatem te Niceam provinciae meses fueron asediados por los
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