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Se hacía mediante el uso de una lámpara que tenía dos varillas de carbono muy
cerca una de la otra. Estaban energizadas y producían un arco luminoso con una
intensidad lo suficientemente fuerte para cumplir su función. El uso del carbono ya
había comenzado.
Pero no fue hasta 1887 cuando Tomas Edison experimentó más a fondo estas
“bombillas incandescentes” colocándole un elemento muy delgado conformado por
unas tiras de bambú, previo horneado a muy altas temperaturas. Junto con Joseph
Swan también lograron producir fibras de carbono de materiales como el algodón
y madera de diferentes arbustos.
Las fibras de carbono tenían la ventaja de presentar bajos costos y su peso era
mucho menor, por lo que comenzó a usarse masivamente en fabricación de juntas
para construcción y materia prima para el embalaje de productos.
Su composición.
Proceso de fabricación.
Todo el proceso comienza preparando una mezcla con ingredientes que aseguren
una consistencia óptima mediante una agitación permanente utilizando
catalizadores conocidos tales como el dióxido de azufre o ácido sulfúrico. Esta
mezcla da origen a un proceso que en la química se denomina “polimerización”
generando unos polímeros cuya propiedad es que pueden convertirse en fibras
manejables del tipo acrílico.
Posteriormente se procede al lavado y secado de este acrílico para luego
mezclarlo con disolventes orgánicos o acuosos para evitar la contaminación de
iones metálicos que podrían producir exceso de oxidación del material
modificando su rendimiento cuando ya se obtenga la fibra terminada. Luego se
procede a realizar una filtración rigurosa para eliminar los desechos metálicos y
otras impurezas.
La formación de fibras.
Produciendo pureza.
Se necesita crear entornos sin oxígeno de tal forma que el calor pueda expulsar
aquellas partículas que no sean de carbono mediante una vibración violenta de los
átomos. A este proceso se le llama “carbonización” usándose hornos a medianas
temperaturas (700-800 °C) y terminando en hornos de alta temperatura (1200-
1500 °C).
Producto final.
Luego se le coloca un encolado cuya función es proteger la fibra para que pueda
ser manipulada y procesada. Este producto final se enrolla en grandes carretes
para su transporte hacia el cliente.
Sin embargo todavía existen barreras que vencer en esta pujante industria del
carbono. Una de ellas es el alto precio que conlleva el proceso de fabricación. A
pesar de que se ha avanzado mucho en tecnología, su costo permanece dentro de
rangos muy elevados por lo que, a la hora de decidir su uso, este factor incide
fuertemente. Tal es el caso de su uso en el sector automotriz. Solo aquellos
vehículos de alta gama justifican su utilización.
Uno de los aspectos donde hay que enfocar las medidas de seguridad, por
considerarse muy peligroso, es en el uso de las reinas epoxi ya que estas pueden
causar irritación en piel e hipersensibilidad. Estas resinas no se pueden eliminar o
reducir porque firman parte del componente de dureza del material como producto
final.
Otro de los problemas de salud es el efecto del polvo, que genera la fractura de la
fibra, en el sistema respiratorio. Si su emanación no se controla se convierte en un
riesgo potencial que afecta las mucosas y membranas a nivel pulmonar, no
solamente para el personal que fabrica la fibra, sino también en cualquier
fragmentación que ocurra durante su uso, como por ejemplo, en un accidente
automovilístico donde se esparcen partículas muy pequeñas que pueden ser
aspiradas por las víctimas o por el personal paramédico.
Es importante destacar que, al producirse un accidente automovilístico y, motivado
a la alta conductividad del material de fibra de carbono, será muy difícil controlar y
disminuir la generación de posibles cortocircuitos si no existe un buen aislamiento
en el sistema eléctrico.
Sin embargo, mediante algunos procesos químicos que usan ácidos muy suaves,
como el etanol, y se consigue descomponer la estructura termoestable de la fibra
rompiendo los enlaces químicos. Este logro fue desarrollado por Jinwen Zhang,
profesor de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad del Estado de
Washington. A partir de este proceso se puede decir que el reciclaje de la fibra
comienza a ser factible.
Como ya sabemos, la fibra de carbono tiene un costo bastante elevado por lo que
es preciso seguir avanzando en su recuperación y reciclaje. En algunos países ya
se observan construcciones de plantas cuyo objetivo es procesar este tipo de
materiales para lograr su reutilización mediante un proceso térmico denominado
“pirolisis” donde se logra la separación de la fibra y la resina.
Esta última se convierte en vapor y se elimina elevando su temperatura hasta que
se queme totalmente produciendo emisiones de gas contaminante pero rico en
hidrógeno, el combustible del futuro, por lo que se están desarrollando formas de
recuperación de este gas. Entonces estaríamos obteniendo fibra e hidrógeno
simultáneamente por lo que comienza a volverse rentable el proceso de reciclaje
una vez que se proceda a la reventa de estos dos productos.
Tendencias.
Los cambios tecnológicos hicieron que la fibra de carbono se encuentre disponible
y sea más idónea para que los productores la usen en una vasta gama de nichos
de mercado y aplicaciones.
Ya que la mayor parte de las fibras de carbono se han usado comúnmente con
matriz de resina epoxi, el encolado se basa primordialmente en resina epoxi de
bajo peso molecular para mejorar la flexibilidad de la fibra. No obstante, en la
actualidad se sigue investigando para generar compuestos químicos que se
adapten a las múltiples resinas de matriz que se necesitan en la actualidad para
las aplicaciones de uso final.
Hydrosize Technologies, una compañía con origen en Raleigh, Carolina del Norte,
ahora propiedad de Michelman de Cincinnati, Ohio, produce fibra de carbono en
17 tamaños. Su gerente de desarrollo comercial, Andy Brink, manifiesta que la
compañía puede generar diversos tamaños de fibra de diferentes materiales
compuestos.
En Adherente Technologies Inc. de Nuevo México, Ronald Allred se ha dedicado
al estudio científico de los inconvenientes de la interfaz fibra-matriz a lo largo de
35 años. El menciona que su compañía ha descubierto una sustancia química
reactiva que puede preparar las moléculas de carbono en la fibra para mejorar la
fusión entre la fibra y la matriz.
El Futuro.
Con el desarrollo constante de la tecnología de fibra de carbono, las modalidades
de la fibra de carbono se diversificarán e incrementarán rápidamente. En el MIT,
diversos estudios sobre fibra de carbono han mostrado monumentales
perspectivas para la construcción de novedosas tecnologías de diseño y
construcción para saciar las necesidades de las industrias emergentes.
John Hart, maestro asociado de ingeniería mecánica en el MIT, pionero en
nanotubos de carbono, ha estado haciendo un trabajo con sus alumnos para usar
impresoras 3D de calidad comercial a objeto de modificar la tecnología de
construcción de fibras y el uso de nuevos materiales.
Además, Hart trabajó con Mircea Dinca, maestro asociado de química del MIT, a
lo largo de 3 en asociación con Automobili Lamborghini, para averiguar las
maneras de utilizar nuevos materiales compuestos y de fibra de carbono que
podrían no solo "permitir que la carrocería completa del carro sea usado como un
sistema de batería” dada las propiedades eléctricas de la misma.
Analizando costos.
CIERRE
Con adelantos tan asombrosos en el horizonte, se calcula que el aumento en el
mercado de la fibra de carbono crecerá de $ 5 mil millones en este año a $ 13.3
mil millones en 2029, a una tasa de incremento anual del 11.0% o más.
/JAMB