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11 de abril de 2007
…Considerando , que efectivamente, tal y como lo decidió la Corte a-qua, lo primero que debe
examinar un tribunal en todo proceso es su propia competencia, es decir, si está o no en actitud
legal para juzgar, antes incluso de estatuir y ponderar cualquier medio de inadmisión, por lo que
en este aspecto, y contrario a lo expresado por el recurrente, la Corte a-qua observó el orden
lógico del proceso y procedió correctamente pronunciándose sobre la competencia, pero;
Considerando, …que, no obstante, en el caso, las partes no convinieron una cláusula de renuncia
o atribución exclusiva de competencia, sino una cláusula de interpretación del mismo en armonía
con las leyes del Estado Libre Asociado de Puerto Rico; que la Corte a-qua, tomando como
elemento este artículo del contrato de préstamo, consideró que las partes otorgaban
competencia exclusiva a estos tribunales, para la interpretación, ejecución y conocimiento de
cualquier litigio que pudiera surgir; que dicha cláusula no sólo no otorga jurisdicción exclusiva a
los tribunales de Puerto Rico, sino que no significa renuncia a la competencia del fuero de otro
país; que la Corte con ello desnaturalizó la voluntad de las partes y dio falsos motivos para fallar
como lo hizo;
Considerando , que los jueces del fondo son los facultados para indagar la intención de las
partes en los contratos, no sólo por los términos empleados por ellas en el propio contrato, sino
además, en todo comportamiento ulterior que tienda a manifestarlo; que el contrato de
préstamo firmado por las partes, objeto del litigio, se encuentra depositado en el expediente
formado con motivo de este recurso; que en el mismo se estipula, en su artículo 9.5 lo
siguiente: Ley aplicable: Este contrato de préstamo y todos y cada uno de su documentos
legales serán interpretados en armonía con las leyes del Estado Libre Asociado de Puerto Rico;
que la Corte a-qua de los hechos comprobados de la existencia de dicha cláusula, de que dicho
contrato fue firmado en aquel Estado, de que la suma convenida como préstamo fue
desembolsada allá, de que en nuestra legislación no es reconocido este tipo de contrato, de que
la mayoría de las instituciones que figuran como parte en la litis fueron creadas conforme las
leyes de aquel Estado, de que las causas que motivaron la demanda surgieron en aquel territorio
y de que un tribunal dominicano no está en aptitud legal de interpretar un contrato acorde con la
ley de otro Estado, declaró correctamente la incompetencia de los tribunales dominicanos para
conocer de la demanda, considerando que los tribunales competentes son los tribunales de
Puerto Rico; que, por tanto, la Corte a-qua procedió correctamente, por lo que los medios que se
examinan deber ser desestimados y con ello rechazado el recurso;…..
resulta de interés para su análisis transcribir la citada disposición contenida en el acuerdo del 8
de marzo de 2002, que estipula, como se ha dicho antes, lo siguiente: “Este Acuerdo será regido
e interpretado de conformidad con las leyes de Inglaterra”;
República Dominicana, Sentencia número 115, Suprema Corte de Justicia, Primera, del
9 de junio de 2010, Boletín Judicial No.1195, caso Biwater International LImited vs
Fulgencio Marcelo Abreu
Considerando, que en cuanto al conflicto de leyes a que se hace alusión arriba, al que se
conoce, cuando se trata de leyes pertenecientes a Estados diferentes como conflicto
internacional, que es el objeto del Derecho Internacional Privado, se hace necesario apuntar lo
que la doctrina y la jurisprudencia del país de origen de nuestra legislación han sentado respecto
a la cuestión: “Una ley extranjera -señalan- puede ser aplicada en Francia si la solución del
conflicto conlleva esta aplicación. Pero ella no tiene el mismo carácter que la ley francesa.
Pertenece a las partes establecer la existencia de la ley pero la violación de la ley extranjera no
constituye un caso de casación”; que, en el mismo orden, esta Suprema Corte de Justicia ha
mantenido el mismo criterio sobre el particular, criterio que ratifica en esta oportunidad, pero,
bajo las condiciones establecidas en la legislación dominicana; así, ha sido juzgado que “nada se
opone a que aquél que alegue ante nuestros tribunales la aplicación de un derecho extranjero,
justifique su texto, mediante certificación de dos abogados en ejercicio en el país de cuya
legislación se trate, siempre que dicha certificación esté debidamente legalizada, de conformidad
con el artículo 3 de la Ley 716 de 1944, sobre Funciones Públicas de los Cónsules, según el cual
todo documento que se destine a exhibirse ante funcionarios judiciales deberá estar certificado
por el funcionario consular de la jurisdicción en que fuere expedido”;