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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSIDAD SANTA MARIA – NUCLEO ORIENTE
3ER SEMESTRE - FACULTAD DE DERECHO
CATEDRA: DERECHO PENAL I

INFORME DE
DERECHO PENAL I

Profesor: Estudiante:
Dr. Edgar Hernández Karines Marquez CI. 28.670.825

Barcelona, Diciembre 2021


INTRODUCCIÓN A LA
TEORIA DEL DELITO
INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DEL DELITO:

  A lo largo de la historia, se ha hecho uso de diversas reglas o criterios para


atribuir responsabilidad penal, a la cual se le ha dado diversos nombres o
denominaciones, en concreto estas teorías siempre buscaban la mejor forma para
decidir quién es responsable o no de un hecho que era considerado dañino, así
mismo a quién se le aplicará una pena, cuándo puede ésta rebajarse, es decir,
atenuarse. Hoy día, conocemos esta teoría como, la teoría jurídica del delito,
dentro de la cual se encuentra de forma ordenada las diversas reglas y criterios de
imputación que integra un sistema; en dicha teoría se agrupan ordenadamente las
categorías y conceptos sobre los que se basa la imputación de responsabilidad
penal.

Es así, como en la teoría general del delito, se ocupa de estudiar las


características que debe tener cualquier hecho para poder establecerle en la ley
penal una penalidad.

La tarea de mayor importancia y cuidado que plantea la teoría general del


delito es precisamente establecer un concepto apropiado de delito, que pueda ser
incluido dentro de un sistema común de reglas, que integre los diversos aspectos
jurídicos que determinan la estructura lógica operativa de la normas de naturaleza
penal.

De esta forma, la teoría del delito pretende establecer un sistema de


elementos característicos, comunes y diferenciados, que dan forma al derecho
positivo. La teoría del delito es producto del pensamiento ilustrado de la doctrina
jurídico penal, se nutre de la dogmática para establecer los principios de acción
básicos y la debida articulación de los elementos que la forman. Por otra parte, el
estudio de las concretas figuras delictivas, que comprende el análisis puntual de
las particularidades específicas de cada tipo penal corresponde a la parte especial
del Derecho Penal.
NOCIÓN FORMAL Y SUSTANCIAL DEL DELITO:

La primera tarea que enfrenta la teoría general del delito es la de dar un


concepto de delito que contenga todas las características que debe tener para ser
considerado como delito y ser sancionado en consecuencia, con una pena. Para
ello, se debe partir del derecho penal positivo, ya que todo intento de definir el
delito al margen del derecho penal vigente, implica situarse fuera del ámbito de lo
jurídico, para entrar al área de la filosofía, la religión, la moral o la política. 

Desde el punto de vista formal, el delito puede definirse, según el artículo 1


del Código Penal venezolano, como el hecho que la ley prohíbe con la amenaza
de la imposición de una pena. En consecuencia, delito es toda conducta que el
legislador sanciona con una pena, por tanto es consecuencia directa del principio
de legalidad penal, que establece el “nullum crimen sine lege”, que rige el
moderno derecho penal.

Es así como, la idea del delito toma su origen en la ley penal, entre la ley
penal y el delito existe un nexo indisoluble, pues el delito es propiamente la
violación de la ley penal, para ser más exactos, la infracción de una orden o
prohibición impuesta por la ley; en consecuencia, delito será todo hecho al cual el
ordenamiento jurídico penal le adscribe como consecuencia, una pena. Impuesta
claro está, por la autoridad judicial luego de cumplido con todas las exigencias que
impone el debido proceso.

Esta definición debe ser complementada por una noción que haga
referencia al contenido del hecho que se denomina delito. En el plano sustancial,
el delito ha de entenderse como un hecho, que en sí mismo o por su forma,
lesiona intereses fundamentales de la sociedad, intereses que se consideran
básicos para la existencia, conservación y desarrollo del conglomerado social.
Precisamente, el ordenamiento penal protege tales intereses o condiciones, por
tratarse del equilibrio moral de la sociedad, el cual depende de la salvaguarda de
determinados valores, de determinadas condiciones o situaciones que hacen
referencia a exigencias éticas básicas del individuo, de la familia y del Estado,
contra los cuales atenta de forma directa sustancialmente el delito.

 EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DOGMÁTICO DE DELITO:

Concepto antiguo del delito: En la antigüedad y hasta la edad media, para


determinar la pena aplicable a un delincuente, se tomaba en cuenta, sólo la mayor
intensidad o gravedad del hecho causado, no se tenían en cuenta los elementos
sustanciales que, con absoluta aceptación, hoy caracterizan el concepto del delito:
los que en la actualidad llamamos imputabilidad y culpabilidad. En concreto, no se
tomaba en cuenta la madurez de la persona, su salud mental, su intención, o
alguna otra circunstancia que permitiera determinar el desvalor de la acción. Solo
se valoraba en cuenta el resultado dañino de la acción perpetrada por el agente
que la ocasiono. En este sentido, se llegó al extremo de juzgar a un animal por el
daño causado, lo que resulta absurdo, por ser un animal un ser irracional, de esta
forma un caballo que arrojaba a su jinete y con ello le ocasionaba la muerte, podía
ser sacrificado. Es por ello, que el resultado causal es el que determina la
consecuencia directa de la imposición de la pena. La acción delictiva se determina
entonces por la consecuencia material, de lo que deriva la causa, el efecto o
consecuencia jurídica está determinado por la imposición de la pena respectiva.

Según Velázquez Fernando, el precedente más remoto que se conoce


sobre la formulación de una teoría del delito, con la intención de que fuese
aplicado de forma común para la construcción de norma penal, fue el desarrollado
por los doctrinarios italianos en los siglos XVI y XVII, bajo la influencia de la
concepción, del para entonces imperante derecho natural, se trató de la
formulación de una estructura bipartita del delito, que distinguía entre “imputatio
facti”, imputación objetiva e “imputatio iuris”, imputación subjetiva, entre una parte
externa al delito y otra interna. Dicha sistemática, retomada por el derecho alemán
de la época, fue sostenida por autores como Tiberio Deciani (1590, ocho años
después de su muerte), Petrus Theodoricus (1618), Samuel Freiherr von
Pufendorf (1660) y Christian Freiherr von Wolff (1738).

Pero lo que hoy día se conoce como teoría jurídica del delito es
relativamente moderna: surge a finales del siglo XIX, cuando los docentes del
derecho penal se ven en la necesidad de explicar a sus alumnos de forma
sistemática y ordenada el contenido de la parte general del estudio del derecho
penal contenida en los preceptos que integraban el Libro I o equivalente del código
penal. En concreto, surge en Alemania tras la promulgación del código penal de
1871, y precisamente por estudios publicados por autores como Franz Ritter von
Liszt (1851‐1919), Ernst Ludwig von Beling (1866‐1932), entre otros.

Ahora bien, los estadios de la evolución de la teoría del delito desde que
surge en Alemania, hace ya más de un siglo, hasta la actualidad son:

En primer lugar, La teoría Clásica: El causalismo positivista, bajo cuya influencia


se pretende plantear el delito y la responsabilidad como datos positivos, y
realidades físicas explicadas mediante la mera causalidad y no la libertad (Franz
Ritter von Liszt, 1851‐1919, por ejemplo).

En segundo lugar, La teoría positivista: Ante la insuficiencia del enfoque


causalista, se recurre a punto de vista denominado positivismo, atentos a los
valores que se hallan presentes en las diversos elementos de la acción humana, la
libertad, la culpabilidad como reproche, tal como fue formulado por el alemán
Gustav Radbruch en su obras de (1878‐1949), y apoyado por Edmund Mezger
(1883‐1962), por ejemplo.

En tercer lugar, Escuela Finalista: tras la segunda guerra mundial, el


redescubrimiento de que la acción humana se encuentra gobernada por la idea de
finalidad buscada por el agente, idea que sirve para replantear el orden de las
categorías de la teoría del delito, e ir dotándolas de nuevo contenido. Es así, como
surge la corriente denominada finalista inaugurada por Hans Welzel (1904‐1977),
y Reinhart Maurach, por ejemplo.
En cuarto lugar Escuela Funcionalista: Desde los años setenta del pasado
siglo, y hasta ahora, ha dominado fundamentalmente en todo el mundo, el
panorama doctrinal del enfoque finalista, delimitando el esquema y orden de las
categorías del delito, combinados con teorías más avanzadas pero
complementarias como el funcionalismo. El cual pretende matizar la teoría finalista
con la explicación y justificación de los contenidos de las categorías que
determinan las funciones que cumplen el derecho penal en la sociedad, o por las
consecuencias que deriva de la aplicación del derecho penal, expresada en la
finalidad de la pena y su contribución al mantenimiento de la vida social, que
precisamente sirve para dar contenido a las categorías del delito, así, explicado
por uno de los doctrinarios de la corriente funcionalista como lo es  Günther
Jakobs; o bien, como lo explica el profesor Claus Roxin, al señalar que son los
principios y categorías de la política criminal que integra el principio de legalidad,
prevención y control social, los que han de dar contenido a cada una de las
categorías de la teoría del delito.

TEORÍA CLÁSICA DEL DELITO:

Fueron muchos los penalistas afiliados a las teorías sostenidas por la


Escuela Clásica, que pretendieron formular conceptos filosóficos del delito, con la
intención de universalizar o sistematizar su implementación de modo tal que sirva
en todo tiempo y en todo lugar para determinar cuándo un acto tiene carácter
delictivo.

El nombre, Escuela Clásica, no le fue dada por sus fundadores, sino por
sus adversarios, los positivistas, que al término “clásico” atribuyeron una
significación despectiva, la de tradicionalismo caduco o retrógrado. Quienes
repudiaban y rechazaban las bases metodológicas en que esta escuela se
sustentaba.

El paradigma de la escuela clásica, está representado por el gran desarrollo


alcanzado por el estudio de la ciencia de la naturaleza, que provocó el surgimiento
de una corriente de pensamiento, que amparada en los criterios científicos,
entendió que mediante la comprensión de los procesos naturales, podía encontrar
el camino para la solución de los múltiples problemas sociales y humanos que
aquejaban al mundo. El estudio de la ciencia, condujo a determinar que su
comprensión estaba asociada al dominio de la naturaleza, y con tal conocimiento
pretendió limitar las miserias humanas. Las premisas científicas, desarrolladas en
este periodo, establecían la posibilidad que mediante el empleo del conocimiento
de la ciencia, se podía en teoría, conducir a la sociedad por el camino de la
felicidad suprema, suprimiendo de forma científica o categórica los males que la
aquejaban.

Con el transcurrir del tiempo, pudo comprobarse, que estas tentativas están
condenadas al fracaso, porque la noción del delito está íntimamente ligada a la
vida social y jurídica de cada pueblo y de cada siglo, y por eso, hay mutaciones
entre lo que hoy se considera delito y lo que antes era considerado como tal, en
otra parte o en otro lugar.

  Por eso resulta inútil establecer un concepto filosófico del delito, que
determine cuando un acto tiene carácter delictivo y cuando no. Ha habido actos
que en otras épocas eran lícitos y ahora no lo son. Por ejemplo, en la antigüedad
no sólo era lícito, sino obligatorio, dar muerte al padre viejo y enfermo. Hoy se
castiga ese acto, llamado parricidio, en todos los países del mundo se considera
homicidio practicado en la persona de un ascendiente.

En la antigüedad existieron los delitos religiosos, los cuales se castigaban


severamente, como por ejemplo, el sortilegio, la hechicería, entre otros, que hoy
han desaparecido y por lo tanto no acarrean sanción penal.   

Ahora bien, hay actos que violan un deber jurídico y nieguen un derecho
subjetivo y si no está tipificado en la ley penal como delito, no acarrea sanción
penal. Por ejemplo, la omisión del oportuno pago de una deuda, viola un deber
jurídico, que es el de pagar oportunamente; y además, viola un derecho subjetivo:
el del acreedor de ver satisfecha su acreencia, y no obstante, no está tipificado
como delito y por lo tanto no acarrea sanción penal.

La teoría clásica del delito, encuentra sus bases filosóficas en el derecho


natural, negando la tesis del contrato social, afirma que el derecho es innato al
hombre porque es dado por dios, por lo tanto el hombre debe vivir conforme a la
ley natural pero ésta no es suficiente, el hombre acepta leyes hechas por él, y para
que estas leyes sean cumplidas necesita un conjunto de normas sancionadoras,
que establezcan el orden humano en cuanto a la siguiente prelación:

 Leyes de Dios.
 Leyes del Hombre
 Leyes Sancionatorias.

TEORIA FINALISTA DEL DELITO: 


Tras la segunda guerra mundial, el redescubrimiento de que la acción humana se
encuentra gobernada por la idea de finalidad buscada por el agente, se planteó la
teoría finalista que sirve para reorientar el orden de las categorías de la teoría del
delito, e ir dotándolas de nuevo contenido, es así como surge esta teoría,
expuesta por Hans Welzel y R. Maurach (1904‐1977).

Desde los años setenta del pasado siglo, y hasta ahora, dominan de forma
universal el panorama doctrinal que establece el enfoque finalista, matizado más
adelante con otras singularidades que dan forma al modelo funcionalista que en la
actualidad impera en el mundo jurídico penal, plasmado sobre todo en el esquema
y orden de las categorías del delito.

El Autor Fernando Velásquez señala que en el periodo de la postguerra,


una vez derrotados los extravíos del nacionalsocialismo, fue que originó el cambio
que también influyó en el ámbito del derecho penal. Gracias a la labor de Hans
Welsel, que quiso establecer de nuevo, el carácter central de la acción humana, la
cual dinamiza la teoría del delito, desde un punto de vista ontológico, de manera
Aristotélica.
  La escuela finalista nace cuando Welzel, en su obra replanteó un nuevo
rumbo metodológico de la acción. El cambio se genera a partir del análisis de dos
factores: un factor político y otro científico; el primer factor hace parte de la
influencia en Europa que tuvo la derrota sufrida por el régimen nazi, que al rigor de
la derrota motivo una revisión profunda de todas las teorías que dinamizaban el
derecho penal alemán, obligándolos a mirar hacia otros horizontes, que se
distanciara del modelo de Estado Nacional Socialista y abriera paso a la
transformación de paradigmas, a un Estado Liberal. Lo cual dio cabida, a la
transformación del derecho penal que tomó como centro, el respeto del ser
humano, y orientó al legislador para hacer efectivo un examen profundo de
diversas doctrinas en procura de resguardar las condiciones punitivas del cual es
responsable el derecho penal, en resguardo de los Derechos Humanos.

El segundo factor, científico, derivado del hecho de que Hans Welsel


planteaba en sus escritos filosóficos, un paso del subjetivismo al objetivismo, por
lo cual era el objeto del conocimiento el que determinaba al sujeto y no al
contrario, como postulaba la teoría positivista o también conocida como
neokantiana del delito, quienes acusaban de malinterpretar la doctrina del gran
pensador Immanuel Kant. 

  Ahora bien, sobre el planteamiento de Welzel respecto del concepto de


acción final algunos autores han sostenido y aun el propio Welzel que este tiene
su origen en la filosofía de Aristóteles, quien afirmaba: “No deliberamos acerca de
los fines, una vez que ha sido determinado el fin, uno examina como y porque
medios se alcanzara; si este fin parece debe ser conseguido por medio de varios
recursos, se busca el medio más fácil y mejor; si no hay más que uno, se busca
como alcanzar este medio y aun otro por medio de este, hasta llegar a la causa
primera, que es lo que se halla en último lugar, el resultado ultimo del análisis es el
primero en el orden de los hechos.

  Como puede apreciarse, Aristóteles ligaba a la conducta voluntaria una


finalidad. En opinión de Hans-Heinrich Jescheck: “La conducción final de la
acción, tiene lugar a través de la anticipación mental de la meta, la elección
de los medios necesarios y la realización en el mundo material”

Con la Teoría Finalista del delito, manifiesta Bustos “se logra pues
culminar todo un proceso dogmático en la configuración de la Teoría del
Delito, que permite superar las contradicciones y simplificaciones
anteriores, con lo cual se logra una mayor precisión conceptual y
garantista”.

En resumen, para la teoría finalista, el Delito es: una conducta típica,


antijurídica y culpable. Con respecto a esta definición es importante tener en
cuenta primero que la conducta tenga las características elementales, Típica y
antijurídica y luego que al autor le sea reprochable el resultado. Para esta teoría,
hablar de hecho punible y delito son sinónimos.

CONCEPCIÓN BIPARTITA:

De acuerdo con esta concepción el delito se define como la acción culpable,


ello implica la existencia de tan solo dos elementos: La Acción y la Culpabilidad.

La concepción bipartita del delito, es un reflejo de la doctrina anclada en las raíces


de la Escuela clásica, que toma como precedente, la descomposición del tipo
penal que formuló Carrara bajo la premisa de: “fuerza física” y “fuerza moral”.

Bajo esta premisa, se concibe la existencia de dos elementos: uno objetivo:


“fuerza física”, referido a lo material, a lo externo, y; otro subjetivo, “fuerza moral”,
referido a lo subjetivo, a la conciencia de lo que se hace, al entendimiento de lo
bueno y lo malo. Por lo cual, se plantea bajo esta concepción bipartita, que la
antijuricidad no es un elemento integrante de la estructura fundamental del tipo
penal, sino que es la esencia misma del delito.

  En el primer término, se analiza todo aquello que en la descripción legal del


hecho, determina la forma objetiva o material del tipo penal, que establece los
elementos diferenciadores, los cuales abarcan todos aquellos términos que hacen
referencia al juicio valorativo de exclusión de la responsabilidad penal, y también,
las causas de justificación.

  En el elemento subjetivo se incluyen, todos aquellos aspectos relevantes de


la descripción legal que conciernen a la actitud que define la voluntad humana,
como conexión psicológica entre el hecho y su autor.

Esta concepción, sostiene que la tripartición no debe ser aceptada por el


solo hecho de considerar la antijurícidad como un elemento propio del delito. En
consecuencia sustenta, que en el delito no cabría la posibilidad de distinguir sino
dos elementos sustanciales: el elemento objetivo que determina el hecho material
o manifestación del comportamiento exterior del hombre; y el elemento subjetivo,
dado por la actitud o  voluntad que permite dar origen al hecho material que
conduce la voluntad culpable del agente.

CONCEPCIÓN TRIPARTITA:

Que ha tenido una compleja evolución en la dogmática alemana, el


concepto tripartito del delito se estructuró sobre la base de tres elementos: la
tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad. De acuerdo con esta concepción el
delito se define como una acción típica, antijurídica y culpable.

 En esta concepción del injusto penal, fue claramente expuesta por el
alemán h. Luden (1840) elaboró un concepto tripartito de delito a pesar del estudio
que se realiza de la acción u omisión se considera como el primer elemento la
tipicidad, luego la antijuridicidad y el tercer elemento es la culpabilidad.

 A diferencia de la concepción bipartita, el componente fundamental y


primordial, lo constituye la antijuridicidad, como momento de la negación del valor
representado por la lesión del bien jurídico. La tipicidad es concebida como una
forma técnica de descripción del hecho que lleva en su seno reflejado el interés
relevante para el Derecho penal.
 A diferencia de la concepción bipartita en la teoría tripartita la antijurícidad,
cumple la función de determinar el momento preciso cuándo un hecho representa
una lesión a un bien jurídico tutelado. Estos dos elementos constituyen la
categoría formal del tipo penal, ya que en sí mismo, representa la noción
teleológica para el Derecho.

  La culpabilidad, en sí misma, vendría a significar el momento a partir del


cual el hecho puede ser considerado reprochable al autor que lo ha perpetrado.
LA ACCIÓN PENAL:
En la conformación del Derecho Penal, la acción como parte del
comportamiento humano, ha despertado innumerables polémicas a través del
tiempo, orientado por la naturaleza restrictiva que denota la norma de carácter
penal, que en definitiva es un producto social. Esto ocurre, ya que el Derecho
Penal, con la fuerza del Estado, se contrapone al conjunto de libertades con que
nace todo ser humano, que en esencia biológica y casuística en principio, solo
están regidas por el Derecho Natural, el cual evidentemente gobierna, limita, rige y
determina la dinámica inmutable de todo lo que es y se encuentra en el universo

LA ACCIÓN
en esencia material, en tiempo y en espacio. 

Entrando en materia, el concepto de acción ha experimentado una


constante evolución, en gran medida paralela a la producida por la teoría del
delito. Iniciaremos considerando el esquema presentado por la concepción causal
de la acción, la cual surgió a finales del siglo XIX y ocupó la atención
preponderante en la construcción normativa y doctrinal del derecho penal, que
mantuvo plena validez hasta bien entrado el siglo XX.

Definición de Acción: La acción como el primer elemento constitutivo de la


infracción penal, puede concebirse en sentido estricto, como la manifestación
externa, consiente y voluntaria de un ser humano, que está tipificada
penalmente. Se expresa, mediante el resultado material que surge de la acción, y
que en sentido estricto, vulnera el derecho tutelado por la norma penal,
acreditando la existencia de una relación de causalidad entre el agente, que
expresa su manifestación de voluntad consciente, libre y decidida; y el resultado
antijurídico materializado.

Podríamos afirmar, que la acción es el elemento más importante en la


construcción del tipo penal, ya que describe el comportamiento que puede estar
integrado por conductas de orden activas u omisivas, que producen a un resultado
contrario a lo que expresamente preceptúa y tutela la norma penal. 

TEORÍAS DE LA ACCIÓN:
LA ACCIÓN PARA LA TEORÍA CAUSALISTA: 

Dentro de esta teoría se considera que la acción constituye la consecuencia


directa del impulso volitivo del agente, esta idea, formulada por Von Lizst y
Mezger, es cónsona con la corriente clásica y la concepción neoclásica del delito
respectivamente.

En resumen, esta corriente doctrinal asumió en principio, que la acción por


su carácter ontológico: pertenece al mundo del ser, por ser aprehensible por el
conocimiento empírico del colectivo social; descriptiva: por limitarse a mostrar lo
que sucede, sin entrar a valorarla en sí misma y; causal: por ser un “impulso de la
voluntad humana” que causa un movimiento que da lugar a un resultado que es
perceptible por los sentidos.

En esta teoría el sujeto de la acción es el ser humano, a quien se le


atribuirá la responsabilidad por acción u omisión. No existe otro ser sujeto de la
acción. Si el ser humano no es quien desarrolla la acción y no existe un sujeto
válido a quien atribuirle el resultado, no puede existir un delito que sea perseguible
por el Derecho Penal.

Esta teoría evidencia dos fases para la realización de la acción:

La Fase Interna: es el momento en que la acción es concebida en la conciencia


del agente, se plasma en sus pensamientos, se fragua los pasos previos y
posteriores de su comisión, por lo tanto, es de orden ideal o neuronal, ya que la
acción solo sucede en la mente o pensamiento del ser humano que la idealiza.

Fase Externa: Representa el momento en el que el sujeto de derecho, toma la


determinación y ejecuta la acción. Por ello se afirma, que si no hay fase externa no
hay delito.

LA ACCIÓN PARA LA TEORÍA FINALISTA: 

La concepción finalista de la acción, establece que es una conducta


humana dirigida por la voluntad hacia un determinado resultado o fin, uno de los
principales precursores de estas ideas es Hans Welzel.

Esta teoría, considera que la acción, es todo comportamiento dependiente


de la voluntad. La voluntad implica siempre una finalidad. El contenido de la
voluntad abarca aquellos pensamientos o ideas sobre algo que se quieren
alcanzar, es decir que persiguen un fin u objetivo que marca el deseo
inquebrantable por ejecutar una acción.

Según lo concebido por la doctrina del Finalismo, la acción puede definirse


como la realización de una actividad finalista, ya que el hombre, gracias a su saber
causal, puede prever, con algunas limitaciones, las potenciales consecuencias de
su conducta, establecer distintos fines y conducir su comportamiento a la
consecución de dichos objetivos, todo de acuerdo con sus planes, se evidencia
así, que es de gran relevancia para el Finalismo el contenido de la voluntad, que
es el factor que determina, configura y dirige el resultado final de la acción.

Esta teoría también ha recibido críticas, entre otras cosas, por el hecho de
que la misma no se adapta correctamente a la estructura de los delitos de omisión
propia, ya que en los mismos no se puede controlar el curso de la acción final.
En conclusión, el ser humano para actuar posee la capacidad de prever la
posible y dirección final de su acción, llegando a una determinación, que es una
idea sembrada en la conciencia del agente que le permite dar o no el paso final.
Esta determinación pasa por dos fases para materializar la acción:

1. Fase Interna: En la fase interna, la acción solo se desarrolla en la mente y


pensamiento del agente, si de alguna forma no la comunica al mundo exterior, no
será posible conocerla.

2.   Fase Externa: Momento en el que el sujeto de derecho llega a la


determinación de ejecutar la acción. Si no hay fase externa no hay delito.

LA OMISIÓN: 

En sí misma representa la ausencia de acción, puede ser definida como la


vertiente negativa del comportamiento, es decir, como un no hacer jurídicamente
desaprobado. Representa el comportamiento pasivo, que se encuentra tipificado
expresamente en la norma penal, contemplando una pena por la omisión, se
estima que existe un peligro para el bien jurídico protegido por la norma penal, por
lo que se espera que el sujeto realice una conducta, se impone un deber que
impida la materialización de dicho peligro, por ello, al no ejecutar el deber
impuesto, se impone la pena o sanción correspondiente.

DELITOS DE COMISIÓN POR OMISIÓN:

Se dan casos en los que el Derecho espera de ciertos sujetos una


determinada conducta que considera necesaria o útil para impedir una
modificación del mundo exterior constituida por la vulneración de un bien jurídico o
su puesta en peligro, cuyo ataque ha sido prohibido, reforzándose dicha
prohibición con la amenaza de pena. En ellos, si el sujeto de quien se espera la
conducta impeditiva del curso causal que conduce al resultado constituido del
atentado al bien jurídico, es decir, la viola el mandato prohibido de dicho atentado,
es decir, lo viola con su omisión. “La madre que mata al hijo dejando de
alimentarlo, viola el mandato que prohíbe matar, omitiendo el hacer al que
estaba obligada, que hubiese impedido la muerte”.

   La comisión por omisión (doctrina francesa), también conocida como omisión


impropia (doctrina alemana), se produce cuando es vulnerada una norma
prohibitiva a través de la infracción de una norma de mandato o de un especial
deber jurídico; puede decirse que el autor no hace lo que debe hacer y produce un
resultado que no debe producir. Generalmente, las fuentes que obligan a la
realización de un determinado comportamiento son la ley, el contrato, la actuación
precedente o injerencia (cuando el omitente con una conducta anterior a crea un
peligro abierto), la asunción de riegos por cuestión de confianza y ciertos deberes
éticos.

EL RESULTADO:

Es la consecuencia inmediata del comportamiento que se manifiesta


objetivamente, vale decir, modificando el mundo exterior. Comprende tanto el
daño físico, consecuencia del delito, como también el aspecto moral. Por ejemplo,
en el caso de secuestro, el peligro corrido por el sujeto, donde a pesar de no
producirse otra consecuencia jurídica, se altera el mundo exterior, lesionando la
seguridad y tranquilidad de la víctima. En definitiva, acogemos el criterio del
maestro Luis Jiménez de Asua, quien señala que no hay delito sin resultado, que
es el efecto causal del comportamiento.

Para nosotros, el resultado es la mutación en el mundo exterior, producida por la


voluntad positiva o negativa de acción u omisión, que rompe no solo la armonía de
ese mundo exterior, sino que vulnera un bien tutelado o protegido por la ley

ESTRUCTURA:

 Es importante el análisis y comprensión del concepto de acción y de


omisión al constituir estructuras lógicas-objetivas que han de ser tenidas en cuenta
por el Derecho Penal, para alcanzar su objetivo de protección de los bienes
jurídicos. Solo conociendo el alcance y la naturaleza de la conducta humana,
podrán aplicarse y optimizarse las normas jurídicas de carácter penal para el buen
ejercicio de su función y alcanzar su objetivo.

La acción es el ejercicio de la actividad finalista de un agente que, mediante el


despliegue del curso causal de su acción, dirige su conducta a la consecución de
un fin.

La omisión consiste en la no realización de una acción cuando se tenía capacidad


concreta para llevarla a cabo. Es decir, el sujeto, siendo capaz de desarrollar una
determinada actividad finalista, jurídicamente determinada en la norma penal, no
la hace a sabiendas de sus implicaciones.

TEORIAS SOBRE LA RELACIÓN CAUSAL:

Teoría de equivalencia de condiciones


Considera causa toda condición del resultado, esto es, todo antecedente sin el
cual el resultado no se habría producido.
Se da la relación de causalidad entre el comportamiento humano y el
resultado, si el hombre ha puesto un antecedente sin el cual el resultado no se
habría producido. Todas las condiciones del resultado, serian su causa, que serían
equivalentes, en el sentido  de que toda condición debe tenerse como causa sin la
cual no se daría el resultado

Teoría de la causalidad adecuada


Surge por las criticas dadas a la teoría de la equivalencia de condiciones,
contraria a la primera, sostiene que causa no es toda condición de resultado sino
que aquella que es apropiada para producirlo, lo que debe determinar en abstracto
el juez según su experiencia, ya que parte de un juicio a  priori.
Esta teoría es objetada por los problemas prácticos que suscitan la
determinación de la idoneidad o adecuación del facto causal. Es inaplicable a
nuestra legislación en lo que representa a los delitos calificados por el resultado
como el homicidio.
·        Teoría de la causa eficiente
Esta posición establece que todas las condiciones de  un resultado
antijurídico son indispensables para que se produzca tal resultado, pero que existe
una causa más eficaz, más activa, que va a ser la determinante de la producción
de ese resultado antijurídico
A esta teoría se le objeta que es muy difícil determinar cuál es la condición
más eficaz y que no sirve para resolver el problema que represente el concurso de
delincuentes, es decir la participación de varias personas en la comisión del
mismo delito

·        Teoría de la última condición


Esta interpretación sostiene que se debe entender como causa de un determinado
resultado antijurídico, la condición inmediatamente anterior, en el tiempo, del
hecho antijurídico. Es responsable penalmente por este hecho, la persona que
haya realizado esa última condición
LA AUSENCIA DE ACCIÓN:
 Como primer aspecto de la teoría del delito, la acción debe ser voluntaria y
consiente, producto de la libre elección del autor quien prevé un resultado que, de
acuerdo a la legislación penal, es punible. En principio, en la mente del autor se
representa el resultado de su acción, actúa con plena intención, conciencia de sus
actos y realiza la acción. Es entonces, la falta de representación del resultado, el
factor que subsume la acción en la culpabilidad y mitiga el dolo. Existen
circunstancias que permiten mitigar o evitar la persecución penal a causa del
resultado producto de una acción, típica, anti jurídica ya que, al entrar a analizar la
voluntad consciente, se desprende la no culpabilidad por los siguientes factores:

Estado de sueño: puede ser natural, inducido o sonambulismo, el cual provoca el


marchar dormido, alucinaciones y pesadillas. No es nuevo en la doctrina penal el
concepto de esta excepción de responsabilidad, por actos ejecutados en estado
de sueño profundo, porque desde el derecho romano, viene estableciéndose que
los actos del durmiente se equiparan a los del loco, en el sentido de que faltaba en
ellos la conciencia de lo actuado.

Ebriedad onírica: Consiste en la estimulación del sueño del organismo humano.


Es el resultado del adormecimiento de la conciencia, así como de diversos
procesos mentales y órganos que componen el cuerpo humano, produciendo en
su conjunto un adormecimiento parcial o total de los procesos que dinamizan la
conciencia, originando el entorpecimiento de la voluntad, que progresivamente son
reversible al despertar y en muchos casos, no recordar lo actuado.

Responsabilidad penal en la ebriedad onírica: la legislación penal venezolana


despenaliza la responsabilidad de quien actúe bajo situación de embriaguez por
sueño, dicha excepción se encuentra señalada en el artículo 62 del Código Penal
Venezolano. La excepción cuando el que ejecuta el acto lo hace dormido. Cuando
hay realmente embriaguez del sueño, la memoria puede ser simplemente
rudimentaria y no contener más que el recuerdo subjetivo del delito   y no las
circunstancias objetivas, el juez obtendrá indicaciones complementarias
estudiando la vida anterior, la reputación, la naturaleza de los motivos, que en la
mayoría de los casos desvincula cualquier tipo de intención o motivo que haya
impulsado el acto criminal y la actitud del sujeto después del delito.

Hipnosis: se caracteriza por alucinaciones físicas y por la pérdida completa de la


memoria de los ejecutados; las acciones que realiza el hipnotizado son
inconscientes, fatales y amnésicas.

El estado hipnótico se caracteriza por alucinaciones físicas, y por la pérdida


completa de la memoria de lo ejecutado; las acciones que realiza el hipnotizado
son inconscientes, fatales y amnésicas, y pueden serlo durante el sueño, y
después de haber despertado.

Fuerza física irresistible: ocurre cuando el sujeto activo de la omisión se mueve


obligado por una fuerza exterior, superior e irresistible.
Actos reflejos, automáticos e inconscientes: Son aquellos en los cuales, pese
a la voluntad y la conciencia de la persona, sus músculos presentan una situación
de actuación irregular que escapa del control absoluto de su voluntad, en tal
sentido, los movimientos corporales que realice, derivan de reacciones orgánicas
directamente producida por sus músculos o por los nervios vegetativos que
integran el sistema simpático, evitando en el individuo, el funcionamiento del
sistema nervioso central y el control de sus actuaciones.

LA TIPICIDAD
LA TIPICIDAD:

En principio, podríamos afirmar que la tipicidad es un elemento objetivo del


delito, que se integra mediante la función de comprobación del hecho imputado,
constituido en una conducta y resultado, que se adecúa al presupuesto descrito en
la norma penal.

Ello implica, que la tipicidad es la constatación plena del encuadramiento


exacto, entre los componentes de una hipótesis delictiva descrita en la ley penal y
un hecho concreto, acontecido y probado en el mundo fáctico. De lo cual se
infiere, que una conducta es típica cuando se aprecia identidad entre sus
componentes fácticos y los descritos en la norma jurídica, es decir, cuando existe
homogeneidad entre el hecho real perpetrado y los elementos normativos que
describen y fundamentan el contenido material del injusto.

CONCEPTO DE TIPICIDAD:

La Tipicidad es un elemento del delito que implica una relación de perfecta


adecuación, de total conformidad entre un hecho de la vida real y algún tipo legal o
tipo penal. La Tipicidad es la adecuación del acto humano voluntario ejecutado por
el sujeto a la figura descrita por la ley como delito. Es la adecuación, el encaje del
acto humano voluntario al tipo penal. Si se adecua es indicio que es delito. Si la
adecuación no es completa no hay delito.

EL INJUSTO TIPICO:

Es esencialmente una acción humana y final y  que esta acción debe ser
típica y antijurídica.  Pero puede haber un acto típico que no sea antijurídico, por
ejemplo, el homicidio perpetrado en legítima defensa es un acto típico, porque
encuadra en el tipo legal del homicidio, pero no es un acto antijurídico porque ha
sido cometido en legítima defensa y esta causa de justificación, eximente de
responsabilidad penal, al excluir la Antijuricidad, excluye también la existencia del
delito y por ende la responsabilidad penal.

ESTRUCTURA DEL TIPO PENAL:

  Este punto hace referencia a la construcción normativa que fija el legislador


en la ley penal. Es así como la imagen conceptual que de él se desprende, se
forma como expresión lingüística que intenta aproximar, con mayor o menor
acierto, la descripción objetiva de la conducta prohibida.

La importancia del análisis de la estructura del tipo penal, radica en que de


ella se desprende los elementos que conforman el tipo que determina la
prohibición, este ejercicio representa sin duda alguna, una problemática de relativa
dificultad, pues el diseño del tipo penal dependerá de la posición que asuma el
legislador, empleando las diversas concepciones teóricas que respecto de él se
hagan y que, según hemos visto a lo largo de su historia evolutiva, han permitido
formular los diferentes esquemas constructivos, por lo tanto, abordaremos el tema
atendiendo a los postulados generales sin entrar en detalles específicos de las
distintas escuelas o teorías expuestas anteriormente, tales como: las conocidas
como causalista y finalista, social y funcionalista.
Siendo así, se comprende que las conductas típicas que se hallan descritas
en la norma penal, están compuestas de una serie de elementos que pueden
aparecer de forma expresa en la redacción legal, o bien deducirse tácitamente de
su contenido sin que por ello se establezca la analogía como regla fundamental de
su interpretación.

Ahora bien, según Márquez Piñero, en términos generales, esos elementos


suelen clasificarse en: objetivos; normativos y; subjetivos.  

Tome en cuenta que dependiendo del punto de vista de la teoría que este
empleando como base y elemento de partida para el análisis del tipo penal,
respecto a las corrientes o escuelas, pueden categorizarse de forma distinta,
formulando distinciones específicas.

Sin embargo, para efectos pedagógicos y de forma general, sin apartar


ningún otro razonamiento, asumiremos como válido la siguiente clasificación para
el análisis de la estructura del tipo penal:

 Elementos Objetivos;
 Elementos Subjetivos y;
 Elementos Normativos y Descriptivos. 

ESPECIES DE TIPOS PENALES

 Delitos Comunes: Son aquellos que lesionan u ofenden bienes jurídicos


individuales. Ej.: El Delito de Violación. 
  Delitos Políticos: Son aquellos cometidos contra el orden político
establecido en el Estado. Ej.: El Delito de Rebelión.
 Delitos Sociales: Son aquellos cometidos contra el régimen económico-
social establecido en una colectividad organizada. Ej.: El Delito de
Terrorismo.
 Delitos Militares: Son aquellos que están constituidos por infracciones o
violaciones del orden, disciplina o deberes militares. Estos delitos no
están tipificados en el Código Penal, sino en el Código de Justicia Militar y
quienes lo cometan serán juzgados por Tribunales Militares. Ej.: El Delito
de Deserción.
 Delito de Acción: Es aquél que se comete haciendo algo que está
prohibido en forma implícita por la ley penal. Ej.: matar a una persona
(conducta positiva).
 Delito de Omisión: Es aquél que se consuma cuando el resultado
antijurídico ocurre como consecuencia de una abstención del sujeto
activo, es decir, cuando éste deja de hacer algo que está previsto en la
ley penal. Ej.: el funcionario público incurre en delito de omisión cuando,
luego de haber adquirido, en el ejercicio de sus funciones, conocimiento
de que se ha cometido un delito que debe ser castigado de oficio, omite
dar parte a la autoridad competente, que en este caso es la autoridad
judicial. 
 Delitos Simples: Son aquellos cuya acción viola un solo derecho o bien
jurídico. Ej.: El delito de Homicidio. 
  Delitos Complejos: Son aquellos cuya acción ofende varios derechos o
bienes jurídicos. Ej.: El delito de violación a una mujer honesta.
 Delitos Conexos: Son aquellos que están íntimamente vinculados y unos
son consecuencia de los otros. Ej.: El que roba y luego mata. 
  Delitos Instantáneos: Son aquellos en los cuales la acción termina en el
mismo instante en que el delito respectivo queda consumado. Ejm: El
Delito de Homicidio.
 Delitos Permanentes: Son aquellos cuyo proceso ejecutivo perdura en el
tiempo, es decir, implican una persistencia de la situación delictiva a
voluntad del sujeto activo. Ej.: El delito de Secuestro.
  Delitos de Acción Pública: Son aquellos en los cuales el enjuiciamiento
del sujeto activo es independiente de la voluntad de la persona agraviada.
El sujeto activo debe ser enjuiciado, aun cuando la parte agraviada no
manifiesta voluntad de que así  suceda. Ej.: El delito de Homicidio. 
 Delitos de Acción Privada: Son aquellos en los cuales el enjuiciamiento
del sujeto activo está subordinado a la instancia de la parte agraviada o
de sus representantes legales. Ej.: El delito de Difamación. 
 Delitos Dolosos o Intencionales: Son aquellos en los cuales el resultado
antijurídico coincide con la intención delictiva del agente. Ejm: El delito de
Homicidio.
  Delitos Culposos: Son aquellos en los cuales el agente no se propone
cometer delito alguno, sino que el acto delictuoso ocurre a causa de la
imprudencia, la negligencia, la impericia en su profesión, arte u oficio, por
parte del agente o porque éste deje de observar los reglamentos, órdenes
o instrucciones. Ej.: El que maneja a exceso de velocidad y atropella a
una persona.
  Delitos Preterintencionales: Son aquellos en los cuales el
resultado antijurídico excede de la intención delictiva del agente. Ej.: El
que quiere lesionar y le da un golpe a una persona pero ésta cae y
muere. 
 Delitos de Resultado: Para que estos delitos se produzcan debe darse
una relación de causalidad entre la acción del sujeto y el efectivo
resultado, existiendo entre ambos un espacio de tiempo. Ej.: El delito de
Hurto.
  Delitos de Mera Actividad: No hay separación entre acción y resultado, la
mera acción consuma el delito. Ej.: El allanamiento de morada. 
  Delitos de Lesión: Son los delitos en los que se menoscaba o lesiona un
bien jurídico protegido. Ej.: El delito de Homicidio. 
 Delitos de Peligro: En los que la consumación del tipo exige la creación de
una situación de peligro que ha de ser efectiva, concreta y próxima al bien
jurídico que se protege. 

FUNCIÓN DE LA TIPICIDAD:
Según Muñoz Conde, en la orientación teleológica funcionalista del Derecho
penal, fundamentada en la prevención general positiva, se extraen importantes
consecuencias para toda la Teoría General del delito, que busca determinar la
función de la tipicidad, estableciendo consecuencias que, a partir de la norma
primaria considerada como norma de conducta, concatena la subsiguiente
introducción a la evitabilidad en el concepto de la acción. Todo ello supone, la
revisión de teorías tradicionales e incluso, de toda la estructura conceptual del
delito y de las faltas. Sin embargo, esta corriente de pensamiento, conserva los
elementos tradicionales de la corriente finalista como son: la tipicidad,
antijuridicidad (tipo de injusto) y culpabilidad.

Es así, que cuando intenta construir argumentos que rompan con dichas
estructuras, no acaba de configurar conceptos o posiciones diferentes, sino más
bien aglomera elementos propios de la culpabilidad que emplean elementos
sustanciales del concepto de acción, que tienden a engullir la tipicidad y la
antijuridicidad -para volver a un concepto de delito sintético como la acción
culpable.

1. En primer lugar tiene una función garantizadora: Garantiza a los ciudadanos


contra toda clase de persecución penal que no esté fundamentada en norma
expresa dictada con anterioridad a la comisión del hecho, excluyendo de este
modo la analogía o la retroactiva.

2.- En segundo lugar tiene una función fundamental: Por cuanto, es presupuesto
ineludible o fundamento de la responsabilidad penal, porque tanto la imposición de
una pena como la aplicación de una medida de seguridad requiere que el sujeto
activo haya realizado, en primer lugar, una acción adecuada al tipo penal, es decir,
una acción típica.

3.- En tercer lugar tiene una función sistemática: La tipicidad ha servido para
tender un puente entre la parte general y la parte especial del Derecho Penal, ya
que la descripción de los tipos penales descritos en la ley sólo pueden
completarse o interpretarse a través del juicio de la tipicidad.
LA ATIPICIDAD:

Es junto a la ausencia de conducta el aspecto negativo de la tipicidad,


implica una relación de inadecuación o inexistencia descriptiva de un acto
específico de la vida real examinado en el caso concreto, y un tipo penal. Cuando
el acto examinado no encuadra a la perfección en ninguno de los tipos penales, se
afirma que ese acto es atípico y en consecuencia no constituye delito y por lo tanto
no genera responsabilidad penal.

La atipicidad, surge también cuando al analizar los elementos subjetivos del


tipo penal, no existe o encuadra alguno de los elementos normativos. Por ejemplo:
en el caso concreto respecto al robo, hurto o estafa cuando la víctima es el
cónyuge no separado de bienes, el padre o la hija, el tipo penal no encuadra, por
imperio de la prohibición contenida en el artículo 481 del Código Penal, ya que se
presume que existe comunidad de bienes. También en el caso de los delitos de
daños, seria atípico si el daño se produce contra una cosa propia, en virtud de los
atributos del derecho de propiedad. 
LA ANTIJURICIDAD
LA ANTIJURICIDAD:

En derecho penal, uno de los elementos considerados por la teoría del


delito para la configuración de un delito. Se le define como aquel desvalor que
posee un hecho típico que es contrario a las normas del Derecho en general, es
decir, no sólo al ordenamiento penal.

La antijuridicidad supone que la conducta que se ha realizado está


prohibida por el ordenamiento jurídico; en otras palabras, que
dicho comportamiento es contrario a Derecho.

El sistema penal venezolana, es amplío y con principios constituciones y


procesales muy hermosos, donde se establece que en el República Bolivariana de
Venezuela, conforme al cual, ningún sujeto podrá ser sancionado por actos u
omisiones que no fueren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes
preexistentes.

La antijuricidad es a la contradicción de la realización del tipo de una norma


prohibitiva con el ordenamiento jurídico en su conjunto, ha sido descrita como la
contradicción entre el hecho (conducta) del autor y el derecho, es antijurídica la
conducta que infringe en el mandato del orden jurídico haciendo lo prohibido o no
haciendo lo impuesto (obligado) por él.

La conducta es antijurídica, cuando se estrella contra el total ordenamiento


jurídico. Es el juicio negativo de valor que recae en una conducta.

EJEMPLO: Es antijurídico el homicidio perpetrado por un enajenado mental, como


el homicidio perpetrado por una persona que goza de perfecta salud mental, claro
está siempre que no haya habido una causa de justificación, como la legitima
defensa o estado de necesidad; mientras que al demente no se le impone pena
prevista en el Código Penal, para el delito que ha perpetrado.
ANTIJURIDICIDAD FORMAL:

Se afirma que una conducta es formalmente antijurídico, cuando es


meramente contraria al ordenamiento jurídico. Por tanto, la antijuridicidad formal
no es más que la oposición entre un hecho y la norma jurídica positiva.

ANTIJURIDICIDAD MATERIAL:

Se dice que una conducta es materialmente antijurídica cuando, habiendo


transgredido el ordenamiento jurídico tiene, además, un componente de daño
social, es decir, ha lesionado o puesto en peligro un bien jurídico protegido

AUSENCIA DE LA ANTIJURICIDAD

Las causas de justificación son situaciones reconocidas por el Derecho en las que
la ejecución de un hecho típico se encuentra permitida, es decir, suponen normas
permisivas que autorizan, bajo ciertos requisitos, la realización de actos
generalmente prohibidos.

Son situaciones concretas que excluyen la antijuricidad de un determinado


comportamiento típico que, podría considerarse antijurídico. Por ello, se afirma
comúnmente que la teoría de la antijuricidad se resuelve en una teoría de las
causas de justificación.

 Desvalor de la acción: atendiendo al modo en que se realiza la acción:


A. Dolo: vulneración de una norma prohibitiva.
B. Imprudencia: afectación a una norma jurídica de cuidado.
 Desvalor del resultado: ya no depende del modo sino del resultado que
produce la acción, puede ser:
A. Lesión: dentro de ella se puede producir destrucción del bien jurídico
protegido o también menoscabo.
RELACIÓN ENTRE ANTIJURICIDICIDAD Y TIPICIDAD

La antijuridicidad es un atributo de un determinado comportamiento


humano y que indica que esa conducta es contraria a las exigencias del
ordenamiento jurídico. Para que la conducta de un ser humano sea delictiva, se
requiere que esta encuadre en el tipo penal y, además, sea antijurídica.

La tipicidad, según la doctrina mayoritaria, es un indicio que el


comportamiento puede ser antijurídico. Para ésta, el tipo y la antijuridicidad son
dos categorías distintas de la teoría del delito. El tipo desempeña una función
indiciaria de la antijuridicidad, pero no se identifica con ella. En cambio, de
acuerdo a la teoría de los elementos negativos del tipo, existiría una cierta
identificación entre tipo y antijuridicidad, es decir, la afirmación de la existencia de
tipicidad supone la de la antijuridicidad, pues las causales de justificación se
entienden incorporadas al tipo, siendo elementos negativos del mismo.

Se ha criticado la última posición, pues no distingue valorativamente entre


conductas que no se encuadran en la descripción del tipo penal y aquellas que,
ajustándose a éste, se encuentran justificadas, ya que para ella ambas son
igualmente atípicas. Por ello, se afirma que para esta teoría es lo mismo matar a
un insecto (conducta no típica), que matar en legítima defensa (conducta típica,
pero justificada).
CAUSAS DE
JUSTIFICACION
NATURALEZA DE LAS CAUSAS DE JUSTIFICACION

Son llamadas también Eximentes o Causas de Exclusión del Injusto (CP, 11,


12).Son situaciones, las que, admitidas por el propio Derecho Penal, eliminan la
antijuridicidad de un acto voluntario insumible en un tipo de delito y lo toman
jurídicamente lícito.

Al hablar de causas de justificación estamos en el ámbito de la antijuridicidad, las


causas de justificación eximen la antijuridicidad. ANTIJURIDICIDAD = ILICITUD.   

 Esto significa que la causa de justificación justifica la ilicitud del hecho, el


hecho será típico pero la conducta está justificada, por lo que se4 eximirá
de responsabilidad penal, con las siguientes salvedades:
 Cuando se den todos los requisitos esenciales y no esenciales de la causa
de justificación, se dará la exención de responsabilidad penal, o eximente
completa de la pena.
 Si se dan los requisitos esenciales pero no todos los no esenciales, habrá
una eximente incompleta, existe responsabilidad criminal pero se atenúa la
pena.
 Si no se dan los elementos esenciales no existe ni siquiera atenuación, se
responderá totalmente por el hecho cometido.

DEFINICION

Entendemos por causa de justificación todas aquellas circunstancias o


situaciones en virtud de las cuales se produce la exclusión de la antijuridicidad, o
ilicitud de la conducta típica. En ocasiones las causas de justificación implican un
derecho o una facultad a favor del sujeto, a través del cual se excluye la
antijuridicidad de la conducta típica que se haya realizado.

En otros casos se basan en deberes jurídicos, lo que significa que existe la


obligación jurídica de realizar el hecho típico, pero éste se encuentra justificado.
La causa de justificación no implica que la conducta deje de ser típica sino que se
hablará de conducta típica justificada.

En definitiva, las causas de justificación son los eximentes que eliminan o


excluyen el juicio de antijuridicidad de la conducta, en principio, típica. A las
causas de justificación también se las denomina causas de exclusión de la
antijuridicidad o del injusto.

EFECTOS DE LA JUSTIFICACION

Efectos de las causas de justificación:

1. El primero y más importante es la exclusión de la responsabilidad penal por


el hecho típico cometido, lo que significa que está prohibido imponer una
pena al sujeto que haya cometido un hecho típico que se encuentre
amparado por una causa de justificación.
2. Tampoco se podrá imponer al sujeto una medida de seguridad.
3. También queda excluido cualquier otro tipo de responsabilidad extrapenal
(civil administrativa,...).
4. La participación en un acto justificado, cometido por el autor, también estará
justificada.
5. Frente a una conducta amparada por una causa de justificación no cabe
alegar legítima defensa para su evitación, esto debe a que la conducta
justificada no constituye una agresión ilegítima, que es el requisito esencial
sin el cual no podría apreciarse la legítima defensa.

LEGITIMA DEFENSA:

Es la reacción necesaria contra una agresión ilegitima, actual o inminente, y


no provocada o al menos no provocada suficientemente, por la persona que
invoca esta causa de justificación como eximente de la responsabilidad penal.

Artículo 65 del Código Penal Venezolano: No es punible:


  3- El que obra en defensa de su propia persona o derecho, siempre que
concurran las circunstancias siguientes:

a. Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el hecho.
b. Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla.
c. Falta de provocación suficiente de parte del que pretenda haber
obrado en defensa propia.

El art. 20.4 CP regula la causa de justificación de la legítima defensa, en ella el


legislador incluye como intereses a defender, no solamente a la persona sino
también los derechos, expresión que vincula una protección más global de los
ataques ilegítimos a la víctima. Únicamente quedarán fuera de la legítima defensa
los intereses colectivos, cuyo titular no es una persona física sino la comunidad en
su conjunto.

No sólo se protegen bienes jurídicos personalísimos sino que se amplía la


protección a derechos o bienes.

REQUISITO ESENCIAL DE LA LEGITIMA DEFENSA:

 La legítima defensa tiene un presupuesto, la agresión. Se entiende por


agresión cualquier ataque a los bienes jurídicos o derechos cuyo titular es
la persona (vida, salud,...) pero también el honor, la intimidad o la
propiedad.
La legítima defensa es la protección que se realiza frente a un previo
ataque ilegítimo, es decir es la reacción a una previa agresión.
 No toda agresión es ilegítima, pues sólo lo será aquella que contradiga el
ordenamiento jurídico, o que sea contraria a derecho. Por tanto sólo las
agresiones que sean legítimas están justificadas.
 Dentro de los requisitos, en concreto el presupuesto, está la agresión
ilegítima, que no puede faltar en ninguno de los supuestos. Es el requisito
fundamental en la legítima defensa, cuya inexistencia impide apreciar la
eximente, y ni siquiera se podrá aplicar la incompleta.
 La legítima defensa deja de existir cuando la defensa se prorroga una vez
que la agresión ilegítima ha cesado.

ACTOS LEGITIMOS

1) EL CUMPLIMIENTO DE UN DEBER: Es una causa de justificación, eximente


de la responsabilidad penal consagrada en el ordinal 1º.  Del artículo 65 del
Código Penal venezolano vigente.

Esa es la razón lógica, y por eso la persona que realiza un acto adecuado a un
tipo legal o penal, pero en el cumplimiento de un deber jurídico, no puede ser
penada. Por Ej., toda persona que ha sido citada como testigo a un Tribunal, tiene
el deber jurídico de comparecer y de declarar todo cuanto supiese en relación con
la materia del proceso; cuando cumple con ese deber, esta persona puede
ejecutar actos adecuados a un tipo legal o penal, por Ej., difamar, injuriar etc., y no
obstante, el testigo estará exento de toda responsabilidad penal, pues ha cumplido
con un deber jurídico..

2) EL EJERCICIO DE UN DERECHO: Es también una causa de justificación


eximente de responsabilidad penal, consagrado en el ordinal 1º.  Del artículo 65
de nuestro Código Penal.

El fundamento de esta causa de justificación, es el mismo expuesto anteriormente:


no se puede concebir una contradicción como la de otorgar la titularidad de un
derecho subjetivo, y castigar a una persona por el ejercicio legítimo de ese
derecho que se le ha acordado; por esa razón como no puede admitirse tal
contradicción, esa persona no podrá ser castigada, estará exenta  de
responsabilidad penal.

Entre el cumplimiento de un deber y el ejercicio legítimo de un derecho subjetivo,


ambas causas de justificación, eximentes de responsabilidad penal, existen
diferencias:
A- El cumplimiento de un deber es obligatorio, en tanto que, el ejercicio legítimo de
un derecho es facultativo, potestativo.

B- El incumplimiento de un deber engendra responsabilidad, en tanto que el no


ejercicio de un derecho subjetivo, no da lugar a responsabilidad de ningún tipo.

3) EL EJERCICIO LEGÍTIMO DE UN OFICIO O CARGO (Ejercicio legítimo de


una profesión, tomando esta última palabra en sentido amplio): Es también una
causa de justificación eximente de responsabilidad penal, consagrada en el ordinal
1º.   Del artículo 65 del Código Penal venezolano vigente. La persona que realiza
un acto aparentemente delictivo, en el ejercicio legítimo de su profesión, está
exenta de responsabilidad penal. El fundamento por el cual no se impone pena
alguna a esta persona, es que no se puede concebir una contradicción en el
ordenamiento jurídico, en el sentido de que existan personas diplomadas para
ejercer determinadas profesiones y ser responsabilizadas por el ejercicio legítimo
de las mismas.

4) EL EJERCICIO DE LA AUTORIDAD: Es también una causa de justificación


eximente de responsabilidad penal consagrada en el Ordinal 1º. Del artículo 65 del
Código Penal venezolano vigente.

Es obvio su fundamento: aunque algunas personas no quieran admitirlo, toda


colectividad tiene que tener un orden público y para mantenerlo, se hace
necesario que existan personas revestidas de autoridad, para lograr tal objetivo.
No puede pues, responsabilizarse a una persona revestida de autoridad que
cometa un acto encuadrado en algún tipo legal, porque tal contradicción no puede
admitirse, el ejercicio de la autoridad supone muchas veces el ataque a las
personas y bienes, y por eso, se justifican los embargos, las clausuras de
establecimientos comerciales, las visitas domiciliarias, la detención de personas,
entre otros.

LA OMISIÓN JUSTIFICADA:
Su eficacia consiste en suprimir el carácter antijurídico de una conducta descrita
en la ley como delito, eximiendo así a su autor de toda responsabilidad penal o
extra-penal. Es una causa de justificación consagrada en el artículo 73 de nuestro
Código Penal, que expresa: “No es punible el que incurra en una omisión
hallándose impedido por causa legítima o insuperable”.

La eximente presenta dos fases:

1.- Omisión por causa legítima:

Cual se trata de una inacción. Un individuo no cumple lo que la ley le


ordena  debido  a  que  se  le  impide  otra  disposición  legal  o  causa legítima y
no es llamado a responder por ello.

2.- Omisión por causa insuperable:

En esta causa de justificación la falta de acción convenida no se produce


debido a que el sujeto es impedido de actuar por una causa insuperable. Es decir,
no puede actuar por falta de capacidad para superar el impedimento de hecho,
pues se trata de un impedimento fáctico y no jurídico.

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