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COLEGIO DE BACHILLERES DEL ESTADO DE

VERACRUZ. PLANTEL 25.

102-2023 MI
MIPRMIPORYE

MI PROYECTO DE INVESTIGACION

BULLING ESCOLAR EN ADOLESCENTES MEXICANOS

PRESENTA:
JOSE GUADALUPE PEREZ TORRES

DOCENTE: LIC. REYNA MARGARITA GONZALEZ LUNA


INTRODUCCIÓN

La convivencia escolar se ve sometida a diversas problemáticas que no siempre es


posible atender de forma inmediata e integral. Aparecen como dificultades para las
que ni la tradición ni la formación pedagógica parecen tener respuestas. Los equipos
docentes se enfrentan a dificultades que, aunque no necesariamente se generan en
la escuela, afectan el aprendizaje y el desarrollo de las tareas educativas. Así, la
convivencia, que no fue un tema prioritario en el ambiente escolar ni incluido en su
currículo, se ha convertido en una necesidad urgente, no solo para el ambiente
escolar o familiar, sino de magnitud y alcance social.1

Recientemente la Secretaría de Educación Pública implementó el “Programa


Nacional de Convivencia Escolar”2 derivado del “Plan Nacional de Desarrollo 2013-
2018” y de “La Política Nacional para una escuela libre de acoso escolar” en el
marco del compromiso presidencial CG-0463 y cuyo propósito es “el generar
condiciones óptimas para la convivencia en la escuela y un clima favorable para el
aprendizaje, como una estrategia de intervención para la prevención de situaciones
de acoso, a fin de que los alumnos reciban una educación de calidad”. Y aunque
dicho programa contiene medidas posibles y necesarias, la sobreexposición a la
violencia los rebasa, por lo que será preciso realizar alianzas interinstitucionales ya
que la violencia parece haber alcanzado cierto nivel de “naturalización”. Así, la
sobreexposición del tema en los medios ha implicado que algunas situaciones no
sean atendidas o se interpreten como acoso escolar sin serlo o sin mayor reflexión
sobre ello.

La violencia provoca consecuencias negativas para todos, agravada por un entorno


inmediato de “tolerancia” que no hace sino incrementar el riesgo de malestar
psicológico en las personas, lo que representa un problema de conflictos agravados
en el que todos son afectados: quienes agreden, quienes reciben la agresión, los
espectadores y los que de una u otra forma participan. En toda violencia, con
frecuencia tolerada y jamás justificada, es posible que las y los participantes resulten
lastimados, del mismo modo que también sean responsables.4
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN

Investigar la frecuencia y prevalencia del bullying escolar entre adolescentes


mexicanos para comprender la magnitud del problemas

Analizar los factores que aumentan o disminuyen el riesgo de ser víctima o


perpetrador de bullying en el contexto escolar en México.

Explorar las consecuencias psicológicas y emocionales del bullying en adolescentes


mexicanos, incluyendo posibles trastornos mentales asociados.

Investigar cómo la tecnología y las redes sociales afectan la dinámica del bullying
entre adolescentes mexicanos, considerando el ciberbullying.

Explorar la posible correlación entre el bullying y el rendimiento académico de los


adolescentes en el contexto educativo mexicano.
JUSTIFICACIÓN

El acoso escolar también conocido como “bullying”, es cualquier forma de maltrato


psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo
de un

tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales.

Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da


mayoritariamente

en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso
escolar

suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia, siendo


ligeramente mayor

los niños y jóvenes estudiantes sufren por este fenómeno de manera constante y
que un 5,7

por ciento lo vive esporádicamente. Los datos se repiten alrededor del mundo, el
acoso

escolar afecta a niños de todas las condiciones sociales, está presente en colegios
públicos y

privados, en ciudades grandes y en pueblos más pequeños.


¿QUE ES EL BULLYING?

El acoso escolar, llamado bullying en inglés, se refiere al uso repetido y deliberado


de agresiones verbales, psicológicas o físicas para lastimar y dominar a otro niño,
sin que hayan sido precedidas de provocación y en el conocimiento de que la
víctima carece de posibilidades de defenderse.1 Los participantes en el acoso
escolar se pueden clasificar en cuatro categorías: "agresor" (bully), "víctima",
"víctima-agresor", y el "neutro" (compañero no implicado en el fenómeno de acoso).
La mayor parte del acoso ocurre en la escuela, más que en el camino a ella o de
regreso de ella. Los agresores (bullies) y las víctimas generalmente están en el
mismo grado escolar y, aunque se supone que los menores son supervisados en la
escuela, la mayor parte de los episodios de acoso no son del conocimiento de los
maestros y la víctima habitualmente se siente incapaz de reportarlos a éstos y a sus
padres.

Craig y col, en 20092 informaron que la prevalencia del acoso escolar en 40 países
con muestras nacionales representativas fue de 8.6 a 45.2% en varones y 4.8 a
35.8% en mujeres. Además, fueron identificados como agresores el 10.2%, como
víctimas el 12% y como víctima-agresor el 3%. Numerosos investigadores han
analizado las consecuencias del bullying para la salud general de los individuos, las
repercusiones en la salud mental, el suicidio y las hospitalizaciones psiquiátricas. 3-
5
FRECUENCIA Y PREVALENCIA

El cuestionario utilizado para evaluar acoso escolar en este estudio es un


instrumento estandarizado y validado que califica la presencia de agresores y
víctimas de acoso escolar con dos preguntas diana: ¿Qué tan frecuentemente han
abusado de ti en la escuela en los últimos dos meses? ¿Qué tan frecuentemente
has participado en actos de abuso contra un estudiante(s) en la escuela en los
últimos dos meses? Los estudiantes fueron clasificados como no participantes de
abuso, participantes en la intimidación (agresores), intimidados (víctimas) y
participantes en la agresión a otros e intimidados (mixtos).

Se encuestó a 321 estudiantes de una escuela secundaria pública de Tijuana, Baja


California; 170 (54%) fueron mujeres con una edad promedio de 13.5 ± 0.93 años,
y 91 estudiantes (28%) refirieron acoso escolar: 34 (17%) fueron víctimas, 17 (19%)
agresores y 40 (44%) víctimas-agresores (mixto). En 52, 62, 71 y 22% de los
estudiantes el acoso escolar fue físico, verbal, social (daño en las relaciones
interpersonales) o cibernético, respectivamente, mientras que 39% de los
estudiantes refirió que el agresor se encontraba en la misma clase que la víctima;
75% refirió haber tenido acoso escolar en más de un sitio dentro y fuera de la
escuela, 14% en el área de juegos/patio, 6% en clase y 6% de ida y vuelta a la
escuela.

La conducta agresiva entre los estudiantes es un problema común y universal,


tradicionalmente aceptada como un fenómeno natural que en la mayoría de las
veces no se le da la atención adecuada. Sin embargo, el acoso escolar puede tener
efectos inmediatos o tardíos en la salud general y mental5 por lo que es necesaria
la implementación de mediadas preventivas para lograr una saludable y segura
coexistencia social entre los estudiantes.
La frecuencia del acoso escolar (bullying) en alumnos de cinco escuelas primarias
oficiales del Distrito Federal es de alrededor de 24%, semejante a lo reportado en
otros países. El acoso se asocia con trastornos psiquiátricos en todos los
implicados, de los cuales la mayor parte son varones. De ellos, quienes muestran
características de víctimas y agresores son los que más psicopatología presentan
(principalmente trastornos externalizados como TDAH, oposicionismo y de
conducta), seguidos por los agresores (trastornos internalizados o de ansiedad) y
en tercer lugar por los menores víctimas (más trastornos de ansiedad). En lo que
respecta a las niñas, el reducido número de las que fueron detectadas en
fenómenos de acoso plantea la necesidad de realizar más estudios con
instrumentos diseñados para la población mexicana que exploren las variedades de
acoso escolar que ocurren entre ellas.

El acoso escolar requiere atención por su asociación con uso y abuso de sustancias,
abandono escolar, violencia intrafamiliar, embarazo adolescente, conducta delictiva,
portación de armas, conducta suicida y trastornos psiquiátricos como déficit de
atención, conducta oposicionista, ansiedad, problemas psicosomáticos y de
conducta.
FACTORES

En contrapartida a los factores que disuaden al agresor, puede haber otros con efecto opuesto, es
decir, alientan al perpetrador. Sin duda, reviste de importancia al desarrollo emocional contar con
amigos durante la adolescencia (Berndt, 2002); sin embargo, hay amigos influyentes en la adopción de
conductas antisociales (Ciairano, Rabaglietti, Roggero, Bonino y Beyers, 2007 ). Jaccard, Blanton y Dodge (2005) observaron
una influencia -de moderada a fuerte- sobre conductas de riesgo por parte de amigos. Para nosotros,
los "aliados" son aquellos adolescentes -amigos o compañeros del alumno- que incentivan la
prosecución desde acciones incómodas para otros hasta llegar a las abiertamente ofensivas. La
atención recibida estimula y empodera al agresor; ganar reconocimiento de sus pares representa un
Matthews y
posible beneficio, por ejemplo, ejercer poder o aceptación. En esa línea de pensamiento,
Agnew (2008)
en su estudio sobre adolescentes infractores encontraron que percibir un tipo de beneficio
resultante de una acción transgresora es por sí una motivación, y si es mayor el beneficio a la
posibilidad de captura o aplicación de una pena, el infractor repetirá su experiencia. Y no solo el
beneficio material cuenta, aspectos emocionales se involucran también en la comisión de acciones
negativas.
CONSECUENCIAS

La violencia presente en el ámbito escolar tiene como actores a los propios alumnos
e implica la presencia de conductas de intimidación, acoso, burla, amenaza,
descalificación o insultos de unos alumnos (agresores, acosadores) contra otros
(víctimas). Sin embargo, en algunas ocasiones un mismo alumno puede ser la
víctima y el agresor. Incluye comportamientos físicos y/o verbales que un alumno,
de forma hostil y abusando de un poder real o ficticio, dirige contra otro de forma
repetida con intención de causar daño (3).

Evidentemente, tanto la víctima como el victimario o agresor poseen factores de


riesgo que los inducen a la violencia los cuales tienen su origen en las
características personales, familiares, escolares, sociales y culturales. Aunque
dichos factores son variables, pueden poner a la persona en una posición de
vulnerabilidad hacia las conductas y actitudes violentas. Para el grupo de agresores,
un factor asociado relevante es la inclinación a querer demostrar fuerza y
agresividad, así como elementos más relacionados con el entorno social en el que
el menor puede estar inmerso (por sus circunstancias familiares o económicas),
como el caso de tener amigos o conocidos que pertenezcan a pandillas o grupos
delictivos o, en el peor de los casos, que el menor mismo forme parte de alguno. De
igual manera, mostrar mayor gusto por programas televisivos y juegos de video
violentos implica riesgo (4). Sobresale también como riesgo el hecho de vivir con
sólo un progenitor, que no logra estructurar disciplina, normas y valores (5).

Asimismo, los adolescentes y jóvenes de ambos sexos con altas puntuaciones en


conducta antisocial están significativamente más implicados en situaciones de
bullying y cyberbullying en todos sus roles (víctimas, agresores y observadores) y
usan significativamente más estrategias agresivas como técnica de resolución de
conflictos interpersonales (6).
Como es de saber el “bullying” tiene consecuencias muy devastadoras tanto para
las

víctimas como para los agresores. Podemos ver aquí las principales consecuencias
que

produce este problema.

- Baja autoestima: este término tan usual y difícil de entender- lo que quiere decir
es cuando

una persona se ve al espejo, ve reflejado algo horrible. Una pregunta muy


importante es:

¿cuándo te ves en el espejo, qué ves? Y dependiendo de la respuesta nos daremos


cuenta del

daño causado.

- Actitudes pasivas: personas que viven en una total apatía por todo. Parece que
nada les

importa y se cubren con un escudo de indiferencia ante la vida.

- Trastornos emocionales: que son los cambios de estado de ánimo constantes. De


sentirse

fatal a estar súper felices, de ser víctima a lastimar… Aparece cuando la persona
ya no es

congruente –lo que hace, dice, siente y piensa no coinciden-.

- Problemas psicosomáticos: que son las enfermedades causadas por la mente o el


estado de
ánimo. Es decir, si te sientes mal por dentro, te puedes comenzar a sentir mal por
fuera. La

gripe es una expresión clara de cuando no te sientes bien… si lo ves en el fondo es


llanto

reprimido que sale de tu cuerpo en forma de estornudos y miles de kleenex.

- Depresión: es cuando sin haber una razón clara, las personas sólo quieren llorar.
Sienten

ganas de morirse, de desaparecer, de no salir de su cuarto. Es cuando la vida


parece un

pesado costal que nos impide sonreír.

- Ansiedad: es cuando te late muy fuerte el corazón, sientes que alguien te persigue
o que

algo malo te va a pasar.


PREVENCIÓN

Para prevenir y atender el acoso escolar se requiere de la participación de la


sociedad en su conjunto, tal y como lo estableció recientemente el “Plan de acción
de México” en donde se considera al acoso escolar como una de las caras de la
violencia contra niños, niñas y adolescentes.3,24-26

Mejorar la convivencia escolar deberá ser una labor prioritaria, para ello deberá
propiciarse la participación infantil y juvenil y dar paso a la ejecución de los planes
y programas diseñados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) e impulsados
por el Gobierno Federal a través del “Programa Nacional de Convivencia escolar”,
para constituirse en acciones reales que impacten en el espacio escolar.2

Será preciso tomar acciones dentro del macrosistema realizando y actualizando


un Diagnóstico Nacional de la problemática que permitirá elaborar un “Protocolo de
Atención” posible de realizar en el sistema educativo mexicano. Adicionalmente,
constituir un “Sistema Nacional Único de Información”* que sea operativo en todo el
país, lo cual deberá estar enmarcado por políticas públicas actualizadas para
prevenir y sancionar el acoso escolar. Para dar paso a estos puntos se
propone involucrar al sector salud, de seguridad y justicia, ya que actualmente en el
“Programa Nacional de Convivencia Escolar” no se considera a dichos sectores y
define la “vinculación interinstitucional” a la relación con “escuelas capacitadas en
talleres para familias”.3,27
CIBERBULLYING

Apoyo docente. Aunque por lo general el ciberacoso sucede fuera de la escuela, en


muchos casos involucra a estudiantes del mismo centro escolar ( Smith et al., 2008).

Factores relativos a la cultura escolar influyen en la frecuencia y severidad del


ciberacoso (Monks et al., 2016). El apoyo docente, un elemento de la cultura escolar, se
vincula con la calidad de las relaciones entre los estudiantes ( Lee et al., 2008; Valdés et al.,
2018
). Este apoyo involucra ayudas instrumentales, emocionales e informacionales
que los docentes brindan o ponen a disposición de los estudiantes ( Malecki y Demaray,
2002 Saylor y Leach, 2009
; ). Existe evidencia de que cuando el apoyo docente es escaso,
esto favorece el ciberacoso (Baldry et al., 2015; Casas et al., 2013; Cross et al., 2015; Kowalski et al., 2019).

Acoso y victimización tradicional. Numerosos estudios señalan la asociación entre


el acoso tradicional y el ciberacoso (Borges et al., 2015; Thomas et al., 2014). En recientes
metaanálisis se reporta que participar en situaciones de acoso tradicional como
agresor o víctima es un fuerte predictor del ciberacoso ( Chen et al., 2016; Guo, 2016); por
ejemplo, diversas investigaciones reportan que entre 6 y 12 por ciento de
estudiantes involucrados en actos de acoso tradicional realizan conductas de
ciberacoso (Beltrán-Catalán et al., 2018; Tanrikulu y Campbell, 2015). Esto sugiere que el ciberacoso
puede ser tanto una continuación del patrón de agresividad hacia los pares como la
respuesta a la frustración originada por el acoso tradicional ( Valdés et al., 2014).
RELACION ENTRE EL BULLYING Y EL RENDIMIENTO ACADÉMICO

En la etapa escolar los profesores muestran más interés por el esfuerzo de sus
alumnos que

por las habilidades que estos poseen, no obstante a medida que van subiendo el
escalafón

en ese proceso académico, la habilidad va tomando un papel mucho más


importante.

En una situación de éxito, las autopercepciones de habilidad y esfuerzo no


perjudican ni

dañan la estima ni el valor que el profesor otorga. Sin embargo, cuando la situación
es de

fracaso, las cosas cambian.

Dado que “una situación de fracaso pone en duda su capacidad, es decir, su


autovaloración,

algunos estudiantes evitan este riesgo, y para ello emplean ciertas estrategias como
la excusa

y manipulación del esfuerzo, con el propósito de desviar la implicación de


inhabilidad”

(COVINGTON Y OMELICH, 1979, pp. 1487-1504).


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