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Objetivo

Conocer la relación que existe entre la tipo de violencia específica


como la violencia en el noviazgo y su relación con los Derechos
Humanos.

Introducción

Uno de nuestros primeros acercamientos al terreno de las relaciones


amorosas de pareja es mediante el noviazgo. Éste, es una etapa por la
que atravesamos la mayoría de las personas y tiene significaciones
similares en varias culturas del mundo.
En la actualidad, han surgido formas alternativas de vivir este tipo de
relación, en donde el matrimonio ya no es precisamente el fin último
del noviazgo y las prácticas eróticas tienen un papel central. Algunas de
estas formas son: los “frees”, las “amigovias/os” y “las amigas/os con
derechos”.

De acuerdo a todas estas variaciones y formas de vivir una relación


afectiva, es en esta etapa en donde se van desarrollando, construyendo
e integrando las formas en las que una persona entiende el mundo
amoroso.
El noviazgo (y sus variantes) implican evidentemente, una forma de
relacionarse en pareja y de acuerdo a la evidencia con la que se cuenta
actualmente, este momento de la vida no está exento de prácticas
violentas y malos tratos.

Los estereotipos, las normas, los guiones tradicionales de género


también se manifiestan dentro de todos estos estilos de relaciones
erótico-afectivas.
La violencia en el noviazgo ha cobrado un papel especial en el estudio
de la violencia de género y existe un interés urgente de prevenir estas
prácticas, las cuales tienen implicaciones severas a futuro. Una de ellas
es perpetuar la violencia en las relaciones adultas con las parejas y con
las y los hijos.

El esquema que se presenta a continuación, es una aproximación a los


conceptos que abordaremos en este módulo.
PANORAMA GENERAL DE LA VIOLENCIA EN EL
NOVIAZGO
La violencia en el noviazgo es una situación que no respeta estratos
sociales, culturas, ni rangos de edades. No sólo consiste en violencia
física como lo son los golpes, pellizcos, empujones, entre otras cosas;
sino también se presenta la violencia verbal que consiste en insultos,
amenazas, etc. Además existe violencia psicológica, que engloba desde
humillaciones, hasta la disminución de la capacidad de una persona para
tomar decisiones con respecto a su propia vida, por esta razón es
considerada la más grave de todas.
El noviazgo va más allá de la mera relación de amistad. Se añade una
atracción hacia el otro de un orden especial, inmaterial, espiritual, que
se quiere fomentar, enriquecer, cultivar, en orden a resolver dos
cuestiones que entonces se plantean: una, si es posible la continuidad
de esa relación que ha surgido; y otra, si puede convertirse en
matrimonio. Es decir, el noviazgo se vive en relación a un posible o
incluso probable matrimonio, del cual obtiene sus propias
características. Es decir, de cómo se entienda el matrimonio, depende
lo que se entienda por noviazgo, comenta Sternberg[1].
Su duración y estabilidad depende de la naturaleza y calidad de la
relación, así como de sus expectativas como pareja a corto y largo
plazo.

Son muy variadas las causas del deterioro de una relación que propicien
la separación entre parejas. Sobresalen algunas conductas violentas
cometidas uno contra el otro, o hacia los hijos o algunos de ellos, los
celos, la falta de comunicación, la irresponsabilidad, infidelidad, el
abuso del alcohol, el mal acoplamiento y la adversidad económica. La
violencia puede adoptar múltiples rostros como son los gritos,
amenazas, burlas, empujones, puntapiés, intimidaciones, castigos,
asecho, sometimiento, bofetadas, críticas negativas, puñetazos,
agresiones con objetos, agresiones con armas [2].
La encuesta realizada en el 2007, por el Instituto Mexicano de la
Juventud, ENVINOV, muestra que los episodios de violencia contra la
mujer suceden con importante frecuencia durante el tiempo de
noviazgo; las adolescentes presentan un porcentaje elevado en relación
a esta problemática.
Según la información que se recolectó en esta encuesta, dentro de la
violencia física desde una perspectiva de género, la mayor proporción
de personas que reciben violencia física, son las mujeres con 61.4%. Los
resultados también indican que 76% de los jóvenes (hombres y mujeres)
son víctimas de la violencia psicológica y la mayor incidencia de ésta se
da en áreas urbanas en 76.3%[3].

Los hechos violentos ocurridos entre parejas, raramente son


denunciados, y se acentúan cuando se trata de las mujeres solteras, ya
que la violencia en el noviazgo es un problema silencioso y socializado,
que ellas no se atreven a denunciar porque no reconocen el problema
como tal. Lo anterior se corrobora con el porcentaje de mujeres
solteras que no denuncian, pues asciende a 98.5 %. La razón principal
por la cual no lo hacen es porque se trata de algo sin importancia. Así lo
declaran el 73% de esta población según fuente del INEGI.
Esto es posible, ya que existen varias estrategias de poder y control que
los agresores utilizan durante el noviazgo, y que son consideradas
“normales”, como los celos, posesividad, aislamiento de la familia y las
amistades, y con el tiempo, es frecuente que estas tácticas aumenten
en peligrosidad.

Para comprender mejor esta problemática, a continuación se


describirán diversas definiciones, desde distintos enfoques teóricos.

DEFINICIONES DE VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO


La violencia en las relaciones de noviazgo ha sido definida como
cualquier intento por controlar o dominar a una persona, física, sexual o
psicológicamente, generando algún tipo de daño sobre ella. Este tipo de
violencia se presenta cuando ocurren actos que lastiman a la otra
persona, en el contexto de una relación en la que existe atracción y en
la que los dos miembros de la pareja se encuentran en proceso de
conocimiento mutuo[4].
La violencia en la pareja, más que un problema individual, es un
problema estructural. Entre los factores que contribuyen a que se
presente, sobresalen el aislamiento de las mujeres, la ausencia de redes
sociales     que contribuyan a que los conflictos se resuelvan de otra
manera, la inequidad de género en el acceso a recursos económicos y
políticos, el grado de intimidad de la pareja, el nivel de concentración
de autoridad en la pareja, y la exposición pasada o presente a la
violencia como forma de resolver conflictos [5].

La violencia en el noviazgo ocurre en una relación amorosa en que una


de las personas abusa física, emocional o sexualmente para dominar y
mantener el control sobre la otra.
TIPOS DE VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO
Los resultado de la Encuesta Nacional sobre la dinámica de las
relaciones en los hogares (ENDIREH), realizada por el Instituto Nacional
de las Mujeres en el 2006, definió los tres tipos violencia que se
presentan con mayor frecuencia en las relaciones de noviazgos entre
jóvenes, según los hallazgo encontrados por la Encuesta Nacional de
Violencia (ENVINOV)[6]:
Son las acciones intencionales encaminadas a causar daño
a la víctima, pueden ser: empujones, jalones, patadas,
Violencia física puñetazos, cachetadas y agresiones que ponen en peligro
la vida.

Son acciones u omisiones que pueden ser prohibiciones,


condicionamientos, intimidaciones, insultos, amenazas,
celos, abandono o actitudes devaluatorias, mediante las
Violencia
cuales provoquen en quien las recibe un daño en su
psicoemocional
integridad psicológica, alteración emocional o en el
concepto de su persona.

Acciones mediante las cuales obliguen a realizar actos


sexuales que no quiere o que causen algún daño físico o
psicológico; también incluye la violencia en el
Violencia sexual
matrimonio, abuso sexual infantil o cualquier delito en
contra de la libertad sexual.

CICLO DE LA VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO


Es importante destacar que la violencia durante el noviazgo desaparece
y reaparece de acuerdo a un ciclo, el que también se hace presente en
la violencia de pareja en las relaciones familiares.
Este ciclo consta de 3 etapas, las cuales serán descritas a continuación:
Es el período en el cual ocurren incidentes de abuso
menores que van acumulando tensión en la pareja.
Durante este período, el hombre agrede a la mujer de una
manera constante y controlada, a través de pellizcos,
Fase de insultos, enojo, manifestaciones de insatisfacción,
acumulación de reclamos, etc. Ante esta situación, la mujer trata de
tensión calmar a su pareja para que la violencia no suba de
intensidad: se comporta cariñosa, complaciente, trata de
anticiparse a todos los deseos de su pareja, o evita
molestarlo.

Es el período durante el cual se presenta una descarga


incontrolable de las tensiones que se acumularon durante
la fase previa. Esta fase se diferencia de la anterior por su
Episodio agudo de carácter incontrolable, impredecible y destructivo.
violencia Usualmente se dispara por un evento externo o por el
estado interno del hombre y tiene poca relación con la
conducta de la mujer.

Es un período de tiempo que se presenta inmediatamente


después de la segunda fase y que se caracteriza por la
ausencia de tensión. Durante este período, el hombre
cambia radicalmente su conducta mostrándose cariñoso,
Fase de luna de
amoroso y considerado. Usualmente, se arrepiente de la
miel
agresión, pide perdón y promete que no volverá a ocurrir.
Asimismo, el hombre toma acciones que demuestran su
sinceridad en las promesas que está haciendo.

 
Es importante recordar que este ciclo de violencia se presenta de igual
forma en la violencia familiar y la violencia de género, por lo que es
adecuado tenerlo presente para que, en una situación de violencia, se
identifique la fase en que se encuentra y de esta manera se actúe de
forma oportuna.

RECOMENDACIONES EMITIDAS POR LA COMISIÓN


NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)
la violencia contra las mujeres es la violación de los derechos más
habitual y extendida debido a las leyes laxas y a que el delito sólo se
persigue por oficio cuando se trata de lesiones graves que ponen en
riesgo la vida. Además de ello, sólo una de cada 10 víctimas acude a los
juzgados a presentar una demanda, lo cual implica un grado de
impunidad de casi 99 %[7].

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