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El origen

 
Cuenta la historia que el Picarón tuvo su origen en la época prehispánica, cuando los indígenas
preparaban una receta similar a base de camote y zapallo, insumos que formaban parte de la
alimentación de los Incas. Posteriormente, con la llegada de los españoles, se agregaron nuevos
ingredientes, como la harina de trigo y el azúcar, y el Picarón adquirió su clásico agujero en el
centro.
 
Tan grande fue el éxito y la popularización de este postre entre los limeños que, con el tiempo, la
receta fue pasando de generación en generación, sobre todo entre las cocineras de las familias
afrodescendientes. Muchas de estas mujeres eran pregoneras que anunciaban sus productos con
versos o cantos melódicos. Los Picarones salían como pan caliente en procesiones religiosas como la
del Señor de los Milagros.
 
"¡Aquí están los picarones calientitos! Me llaman picaronera porque vendo picarones y no me
llaman ratera cuando robo corazones... ¡Qué ricos! ¡Qué ricos! ¡Picarones calientitos!... Redondos
y tostaditos, en su miel bien bañaditos, van provocando los pillos a vejetes y chiquillos" , dice la letra
de “La picaronera”, una composición de la artista peruana Rosa Mercedes Ayarza, y que muestra
una estampa de esta dulce tradición.
 
Actualmente, el consumo de los Picarones es tan demandado por peruanos y extranjeros que es
posible encontrar en casi cualquier rincón de la capital una carretilla donde degustarlos.

Antecedentes
Su origen se encuentra en los buñuelos españoles —una preparación muy antigua de
la cocina mediterránea con posteriores influencias moriscas— que consumían
los conquistadores.

En Perú
Mulata o negra preparando buñuelos (o picarones) en Lima hacia 1850 (acuarela de Pancho Fierro)

En los tiempos del Virreinato del Perú, la receta pasó a las cocineras negras y mulatas,


que los expandieron no solo como alimento popular y objeto de mercancía (a través de la
figura del pregón), sino como dulce preferido de las casas señoriales.
En su preparación se combinaron ingredientes indígenas —como el camote y el zapallo—
con aquellos introducidos por los españoles —como la harina de trigo 1 y el azúcar en
forma de panes de chancaca (llamada «panela» en otros países hispanoamericanos)—.
Los picarones eran ofrecidos durante las procesiones religiosas, principalmente la
del Señor de los Milagros en Lima.1 Desde el siglo XVIII los pregoneros mestizos, mulatos
y negros los han preparado y vendido junto con otros postres, platos y bebidas.
El escritor y poeta español Esteban Terralla y Landa, establecido en Lima en 1787,
escribió Lima por dentro y fuera en consejos económicos, saludables, políticos y morales
que dá un amigo á otro con motivo de querer dexar la ciudad de México por pasar á la de
Lima... (1797), donde, en su «Descanso Decimoquinto - Romance XVI», describió que los
buñuelos preparados en la capital peruana se llaman picarones:
Verás muchos picarones
(Que así llaman los buñuelos)
Y á muchos hombres que son
Mas picarones que ellos.2

El pintor Pancho Fierro muestra su existencia en acuarelas, y el tradicionalista


peruano Ricardo Palma describe los pregones en sus Tradiciones Peruanas (1883):
A las dos de la tarde, [salían a vender] la picaronera, el humitero, y el de la rica causa de Trujillo.3
EL Perú celebra el cuarto sábado del mes de abril el Día del Dulce
Peruano, en el cual muchos disfrutarán de estos deliciosos postres
que son los favoritos de grandes y chicos. Pero no todo es felicidad, el
exceso de estos es perjudicial para la salud.
"Los estudios demuestran que el consumo excesivo de estos postres
pueden resultar muy perjudicial a nuestro organismo y como
consecuencia enfermarnos de la terrible Diabetes Mellitus u otros
males”, aseguró la Nutricionista Claudia Agüero Moscoso.

La nutricionista realizó una comparación entre algunos de estos


tradicionales postres con otros alimentos. “Un buen plato de picarones
(4 unidades grandes) pueden aportar 965 calorías lo que equivale a
consumir 39 granadillas con la gran diferencia que esta fruta nos
brinda fibra, vitaminas y minerales necesarios para el equilibrio de
nuestro cuerpo. El delicioso arroz con leche tiene 312 calorías en una
porción de 250gr (1 taza) comparado con el consumo de casi 13
granadillas.

El consumo excesivo de estos postres puede resultar perjudicial al


poseer un contenido alto de azúcares, grasas y calorías que podrían
corresponder a más del 50% de las calorías del día.
Día del Queso Helado Arequipeño: conoce más de este postre - 2
Agüero, señaló que es inevitable comerlos de vez en cuando, por el
cual dio los siguientes consejos para disfrutarlos sin mucha culpa.

1) No consumas azúcar durante el día. Recuerda que el exceso de


azúcar es la causa principal de enfermedades cardiovasculares y
problemas con el funcionamiento del páncreas como la diabetes
mellitus.

2) Evita comer harinas refinas tanto en el desayuno como en la cena.


Los panes y galletas contienen gran cantidad de calorías que sumadas
con el postre que pensamos ingerir resultaran perjudiciales a nuestra
salud.

3) Come muchas verduras frescas en tu desayuno y almuerzo, de esta


manera tu cuerpo no estará estresado al momento de probar algún
delicioso manjar peruano y no acumularás grasa innecesaria en el
cuerpo.
4) Prefiere utilizar proteína vegetal en tus comidas así evitarás
acumular grasa satura. Recuerda que la mayoría de postres ya cuentan
con un elevado contenido de grasa.

5) Acompaña tu postre preferido con agua pura, jamás con refresco o


gaseosa, de esta manera ayudarás a tu cuerpo a dar un respiro y
dejarás trabajar mejor a tu páncreas, que es el órgano principal en el
procesamiento de la glucosa (azúcar) que entra al cuerpo.

Finalmente, Agüero aconsejó que los deliciosos postres peruanos se


deban compartir en familia y con amigos para pasar un grato momento
y así disminuir el consumo y no ganar tantas calorías.

tiene un potencial de 3% de beneficios debido a la algarrobina que se


hecha sobre los picarones aunque su importancia equivale a 1,7% ya
que es un sustento de acuerdo para el vendedor.

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