Está en la página 1de 3

Boca o corona (Tapón): debe ser de corcho o tapa rosca pero de excelente calidad.

Es
especialmente importante en los vinos gran reserva, pues un tapón en mal estado puede
arruinar el vino.
Cápsula: es un cilindro de metal que protege el corcho y adorna el cuello de la botella.
Además garantiza que la botella no haya sido abierta.
Cuello: es la parte superior de la botella, estrecha y alargada, donde se encuentra el
tapón.
Hombros: lugar donde se inicia la parte ancha de la botella.
Cuerpo: La parte ancha de la botella.
Base, fondo o picada: Fondo cóncavo: el abombamiento hacia el interior de la botella
cumple diferentes funciones: estéticas (oculta sedimentos, aparenta mayor capacidad),
físicas (mayor resistencia a la presión, mayor estabilidad), funcionales (mayor movilidad,
mejor agarre y ergonomía)
Etiqueta y contra etiqueta: Donde aparece información relevante sobre el vino.
LOS CINCO TIPOS DE BOTELLAS DE VINO MÁS COMUNES

Bordelesa: Es la botella más común en el mundo del vino. Con hombros marcados y fondo
cóncavo, toma su nombre de la zona de Burdeos (Francia). Se encuentra en varios colores
y se usa para tintos y blancos.
Rhin: Se utiliza para ciertos vinos blancos y rosados. De origen alemán, es alta, estilizada y
casi no tiene hombros. Su cuello es largo y esbelto y su vidrio más característico es de
color ámbar.
Borgoña: El diseño más antiguo de las que se conocen. Toma su nombre de la región
francesa en la que se creó. Tiene hombros caídos y un formato ancho que es utilizado
tradicionalmente para los tintos.
Jerezana: Típicamente española y muy utilizada para los vinos de Jerez andaluces y
licorosos portugueses, esta botella cuenta con un vidrio de color oscuro - casi negro - y
tiene un gollete bien pronunciado.
Espumosos: Las botellas de los vinos espumosos o espumantes, como el Cava, Champagne
o Prosecco son de hombros bajos y paredes muy gruesas, cuenta con una oquedad en su
base para resistir mejor la presión y con un cuello más sólido y adaptado para taparse con
tapón de corcho y chapa de corona, la cual llevará en la segunda fermentación que se
realiza en esta clase de espumosos dentro de la botella.
Color de la botella:
El vino es un ser vivo y seguirá evolucionando en el interior de la botella hasta su
momento óptimo de consumo. Dependiendo del tipo de vino y de la forma de
almacenarlo, ese momento óptimo llegará antes o después, y en esto tiene mucho que ver
el color y la forma de la botella.
El que la botella esté teñida tiene una ventaja para el vino, lo protege de la luz directa,
debido a que la acción de la radiación ultravioleta sobre algunos componentes químicos
que se destruyen ante la acción de la luz. Hizo falta el paso del tiempo para demostrar que
este color en las botellas protegen mejor al vino.
En cuanto al costo, el vidrio verde es el más barato por la sencilla razón de estar tintado
por impurezas de óxido ferroso, de hierro. Para quitar dichas impurezas hay que "limpiar"
el cristal o trabajarlo de manera más fina, lo que encarece el producto final
En definitiva, la elección del color de las botellas de vino puede depender de cuestiones
estéticas o económicas, y no solo por la protección contra la luz. La forma de
la botella también tiene un sentido. Su formato identifica la procedencia e incluso el tipo
de bebida que atesora.
Las hay en la gama de los tonos ámbar, verde, negra, transparente, azules... el vidrio se
puede teñir en función de los objetivos de marketing de la bodega. Algunas bodegas
buscan que no se aprecie el líquido de su interior, otras prefieren generar sensación de
consumo rápido y fresco.

Algunas generalidades con respecto al color:


Colores verde esmeralda: Comúnmente en tintos jóvenes.
Colores verde UV, oscuros: Comúnmente en vinos tintos jóvenes y de crianza.
Colores ámbar: Usados principalmente en blancos de crianza, tintos de crianza y reserva.
Colores negros: Usados principalmente en crianzas y reservas. Particularmente es usado
en vinos de Jerez.

También podría gustarte