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Universidad autónoma de Ciudad Juárez

Licenciatura de derecho

Reporte lectura

Asignatura: Introducción al derecho

Nombre del alumno: Jesús Gael Vázquez Lázaro

Matricula:233640

Nombre del docente: Iván Jair Estrada Acero

Capítulos analizados del libro: cuarto al sexto


Capitulo cuarto. La norma jurídica

El autor en el primer tema se enfoca en la naturaleza y características de las


normas jurídicas. Se menciona que aunque el derecho está compuesto
principalmente por normas, no se puede entender únicamente a través de ellas,
ya que también involucra otros elementos como hechos, valores, interpretación
y argumentación jurídica.

Se explica que las normas jurídicas son mandatos incondicionales que


establecen deberes y derechos para las personas. El autor distingue entre
normas jurídicas, morales y convencionalismos sociales, señalando que las
normas jurídicas son bilaterales, externas, heterónomas y coercibles, mientras
que las normas morales son unilaterales, internas, autónomas e incoercibles, y
los convencionalismos sociales son unilaterales, externos, heterónomos e
incoercibles. Además, se aborda la distinción entre reglas y principios. Se
menciona que las reglas son normas prescriptivas que establecen
comportamientos específicos, mientras que los principios son normas más
generales que se dirigen a las actitudes y valores. Se destaca que los
principios son utilizados para la interpretación y argumentación jurídica, y que
su aplicación no se realiza de manera “mecánica”, sino a través de la
ponderación y consideración de las circunstancias del caso concreto.

Ahora en el segundo tema nos habla sobre “La concepción de García Máynez
sobre las normas jurídicas, morales, convencionalismos sociales y religiosas “.
En esta nos relata que García Máynez considera a las normas, en un sentido
amplio, como reglas de comportamiento que pueden ser obligatorias o no, y en
un sentido estricto, como reglas de comportamiento que imponen deberes o
confieren derechos.

En cuanto a las normas jurídicas, García Máynez las caracteriza como


bilaterales, externas, heterónomas y coercibles. Son bilaterales porque
establecen derechos y deberes para dos o más personas, externas porque se
imponen desde fuera del individuo, heterónomas porque son impuestas por una
autoridad externa y coercibles porque su cumplimiento puede ser forzoso.

Por otro lado, las normas morales son unilaterales, internas, autónomas e
incoercibles. Son unilaterales porque solo imponen deberes y no confieren
derechos, internas porque se originan en la conciencia individual, autónomas
porque son impuestas por el propio individuo y no por una autoridad externa, e
incoercibles porque su cumplimiento depende de la voluntad del individuo y no
puede ser forzado.

Los convencionalismos sociales, según García Máynez, son normas


unilaterales, externas, heterónomas e incoercibles. Son unilaterales porque
solo imponen deberes y no confieren derechos, externas porque se imponen
desde fuera del individuo, heterónomas porque son impuestas por la sociedad
y no por el individuo, e incoercibles porque su cumplimiento depende de la
voluntad del individuo y no puede ser forzado.

En el tercer tema se presentan “las clasificaciones tradicionales de las normas


jurídicas propuestas por Norberto Bobbio y García Máynez”.

En esta se dice que según Norberto Bobbio, las normas jurídicas pueden ser
clasificadas en base a tres criterios: nivel de generalidad y abstracción, carácter
afirmativo o negativo, y naturaleza categórica o hipotética. En cuanto al nivel de
generalidad y abstracción, Bobbio distingue entre normas generales y
abstractas, normas generales y concretas, normas particulares y abstractas, y
normas particulares y concretas. En relación al carácter afirmativo o negativo,
Bobbio clasifica las normas en normas afirmativas u obligaciones, normas
negativas o prohibiciones, y permisos positivos y negativos. Por último, en
cuanto a la naturaleza categórica o hipotética, Bobbio diferencia entre normas
categóricas, que establecen una acción o conducta que debe ser cumplida
incondicionalmente, y normas hipotéticas, que establecen una conducta que
debe ser ejecutada si se verifica una determinada condición.

Luego el autor nos presenta la clasificación de las normas jurídicas propuesta


por García Máynez y según el las normas jurídicas pueden ser clasificadas en
base a varios criterios:

1. Por el sistema al que pertenecen: las normas pueden ser nacionales,


extranjeras o uniformes. Las normas nacionales se aplican en el territorio
nacional, las normas extranjeras se aplican en un territorio no nacional y las
normas uniformes son comunes a sistemas jurídicos de diversos países.
2. Por su fuente formal: las normas pueden tener origen en actos del Poder
Legislativo, la jurisprudencia, la facultad reglamentaria del Poder Ejecutivo o la
costumbre.

3. Por su ámbito espacial de validez: las normas pueden ser federales,


estatales, del Distrito Federal o municipales, dependiendo del territorio en el
que se aplican.

4. Por su ámbito temporal de validez: las normas pueden tener vigencia


determinada o indeterminada, es decir, pueden tener un plazo de vigencia
definido o no.

5. Por su ámbito material de validez: las normas pueden ser de derecho


privado, de derecho público o de derecho social, dependiendo de la materia
que regulan.

6. Por su ámbito personal de validez: las normas pueden ser generales o


particulares. Las normas generales se refieren a una pluralidad de sujetos
normativos, mientras que las normas particulares se refieren a un sujeto
individualizado.

7. Por su jerarquía: las normas pueden ser del mismo rango o de distinto rango.
Las normas de distinto rango establecen relaciones de supra o subordinación
entre sí.

8. Por su sanción: las normas pueden ser sancionadas o no. Las normas
sancionadas implican la imposición de una sanción en caso de incumplimiento.

9. Por su calidad: las normas pueden ser de calidad pública o privada. Las
normas de calidad pública son actos de autoridad, mientras que las normas de
calidad privada derivan de actos como los convenios, contratos, testamentos,
etc.

10. Por sus relaciones de complementación: las normas pueden


complementarse entre sí, es decir, pueden establecer relaciones de
complementariedad para regular una determinada situación.
En el cuarto tema de este capitulo, se aborda “el concepto de validez de las
normas jurídicas”. Se menciona que la validez de una norma puede entenderse
de diferentes maneras y que existen diversas teorías al respecto.

Una de las teorías mencionadas es la de Carlos Santiago Nino, quien propone


seis significados de validez. Estos significados incluyen la vigencia formal de la
norma, es decir, que haya sido creada y promulgada de acuerdo con el
procedimiento establecido; la fuerza obligatoria de la norma, que deriva de su
existencia dentro del sistema jurídico y su reconocimiento por parte de las
autoridades; la eficacia de la norma, que se refiere a su aplicación y
cumplimiento por parte de los ciudadanos y las autoridades; y la justicia o
legitimidad de la norma, que se relaciona con su contenido y su conformidad
con los valores y principios del sistema jurídico.

Se menciona también la distinción entre validez formal y validez sustancial o


material. La validez formal se refiere a la vigencia de la norma, es decir, a que
haya sido creada y promulgada de acuerdo con el procedimiento establecido.
La validez sustancial o material, por otro lado, se refiere a que la norma sea
coherente y compatible con las normas de mayor rango, como las normas
constitucionales, y que su contenido sea válido desde un punto de vista lógico y
axiológico.

En el quinto tema “ las normas jurídicas desde diferentes concepciones


teóricas”. En esta se menciona que existen diversas posturas sobre la
naturaleza de las normas y su relación con el derecho.

Una de las concepciones mencionadas es la de Kelsen, quien ve al derecho


como un conjunto de normas coactivas. Para él, las normas jurídicas son
exclusivamente prescriptivas y su estructura lógica es “si es A, entonces debe
ser B”. Según Kelsen, el derecho se basa en la coerción y en la obediencia a
las normas.

Por otro lado, se menciona la concepción de Hart, quien considera que las
normas jurídicas no solo tienen un aspecto prescriptivo, sino también un
aspecto directivo. Para Hart, las normas son reglas que guían la conducta de
los ciudadanos y tienen un carácter justificativo, ya que se basan en valores y
principios.
También se menciona la concepción de Alchourrón y Bulygin, quienes analizan
las normas desde la complejidad de un sistema jurídico. Según ellos, existen
enunciados jurídicos que no son normas en sentido estricto, como las
definiciones, pero que tienen efectos normativos y forman parte del sistema.

Además, se menciona la concepción de Raz, quien ve a las normas jurídicas


como razones para la acción. Según él, las normas son razones prácticas que
guían la conducta de los individuos y se basan en deseos y creencias.

En el sexto tema se aborda” el concepto de material jurídico según Atienza y


Ruiz Manero”. En esta se menciona que el material jurídico se refiere a los
diferentes tipos de enunciados jurídicos que existen, más allá de las normas
jurídicas en sentido estricto.

Atienza y Ruiz Manero distinguen entre enunciados prácticos o normas


jurídicas y definiciones. Los enunciados prácticos son aquellos que tienen un
aspecto justificativo, ya que expresan valores o combinaciones de valores, y un
aspecto directivo, ya que guían la conducta de los destinatarios. Por otro lado,
las definiciones son enunciados que buscan aclarar, explicar y definir términos
jurídicos utilizados en leyes o reglamentos.

Además, se menciona que existen normas regulativas que pueden ser de


acción o de fin. Las normas de acción ordenan conductas a los sujetos
normativos, mientras que las normas de fin señalan objetivos o propósitos a los
sujetos normativos, permitiéndoles elegir los medios apropiados para lograr
esos objetivos dentro de los límites de la norma.

En cuanto a los principios jurídicos, Atienza y Ruiz Manero los consideran como
normas fundamentales que dan identidad material al ordenamiento jurídico.
Estos principios pueden actuar como metanormas o ratio legis de las reglas,
como fuentes del derecho o como postulados éticos que deben inspirar el
orden jurídico.

En el séptimo tema, “se aborda la distinción entre reglas y principios jurídicos”.


El autor menciona que los principios son normas que tienen un carácter más
general y se dirigen a las actitudes y valores, mientras que las reglas son
normas más específicas y se dirigen a las conductas. Se destaca que las
reglas tienen una estructura lógica más cerrada, ya que establecen condiciones
específicas para su aplicación, mientras que los principios tienen una estructura
más abierta y no están ligados a condiciones específicas.

Además, se menciona que los principios tienen un carácter fundamentador, ya


que sirven de base para justificar o fundamentar otras normas. Los principios
constituyen los valores éticos y políticos que informan el ordenamiento jurídico
y le dan fundamento. En cuanto a su posición en el ordenamiento, se destaca
que los principios ocupan una posición jerárquica superior a las reglas. Los
principios constitucionales prevalecen sobre las reglas secundarias y son
utilizados para interpretar y adaptar el significado de las disposiciones
secundarias al principio constitucional correspondiente.

En el octavo tema, se aborda” la crítica a los principios jurídicos”. En este


algunos autores han cuestionado la naturaleza de los principios y su papel en
el ordenamiento jurídico.

Una crítica común es que los principios son vagos y ambiguos, lo que puede
dar lugar a interpretaciones subjetivas y decisiones judiciales arbitrarias. Se
argumenta que los principios no proporcionan suficiente certeza jurídica y
permiten un amplio margen de discrecionalidad judicial. Otra crítica se refiere a
la mezcla y confusión entre principios, valores y derechos fundamentales. Se
sostiene que los principios pueden ser interpretados de diferentes maneras y
que su aplicación puede depender de la perspectiva y los valores del intérprete.

Además, se critica la dependencia de los principios de otras normas, como las


reglas jurídicas. Se argumenta que los principios no tienen una estructura
lógica clara y que su aplicación puede ser subjetiva y arbitraria.

En el ultimo tema del capitulo el autor aborda “las funciones que desempeñan
los principios en el derecho”. En este se menciona que los principios tienen
distintos usos en la producción, interpretación y integración del derecho.

En la producción del derecho, los principios limitan al legislador y establecen


parámetros para la creación de normas. El legislador no puede crear normas
que sean incompatibles con los principios constitucionales, ya que esto podría
llevar a la invalidez de dichas normas.
En la interpretación del derecho, los principios constitucionales son utilizados
para justificar interpretaciones conformes, es decir, interpretaciones que
adaptan el significado de una norma secundaria al principio constitucional
correspondiente. Esto permite asegurar la coherencia y la conformidad del
ordenamiento jurídico con los principios fundamentales.

En la integración del derecho, los principios son utilizados para colmar lagunas
normativas. Cuando no existe una norma específica para regular una situación,
los principios pueden ser empleados como base para la creación de una norma
específica que complete el ordenamiento.

Además, los principios cumplen funciones en el argumento universalizador y en


el argumento consecuencia lista. En el argumento universalizador, los
principios son utilizados para justificar y motivar la premisa base de un
razonamiento jurídico, de manera que pueda ser aplicada en otros casos
similares. En el argumento consecuencia lista, los principios son utilizados para
tomar decisiones basadas en las consecuencias que se derivarán de ellas,
considerando valores como el bien común o la justicia.

Capitulo quinto. El ordenamiento jurídico

En el primer tema el autor aborda el tema del derecho como sistema normativo
y la importancia del ordenamiento jurídico en la comprensión y aplicación de las
normas jurídicas. El autor comienza explicando que un ordenamiento jurídico
no es simplemente un conjunto de normas, sino que es la estructura, función y
fin normativo que da sentido a las normas. Sin un ordenamiento, las normas
jurídicas no podrían ser explicadas, reconocidas como jurídicas, ni ubicar su
jerarquía y clasificación.

El autor en cuanto a las concepciones tradicionales del derecho dice que se


suele ver exclusivamente a partir de las normas, sus características y requisitos
de validez. Sin embargo, los autores institucionalistas del derecho, como Santi
Romano, sostienen que el derecho es antes que norma, organización y orden
social. Autores como Kelsen y Hart también han argumentado que un auténtico
sistema normativo requiere de normas de reconocimiento y de organización,
además de las normas que imponen deberes u obligaciones. Kelsen, en su
teoría del ordenamiento jurídico, estudia este fenómeno desde tres niveles:
epistemológico, ontológico y axiológico. En el nivel epistemológico, Kelsen
sostiene que la ciencia jurídica debe contar con un método propio que le
permita diferenciarse de las ciencias naturales. En el nivel ontológico, Kelsen
sostiene que el ordenamiento jurídico es el conjunto unitario y sistemático de
normas jurídicas, y que las normas se distribuyen por grados o niveles
subordinados unos a otros. En el nivel axiológico, Kelsen sostiene un
relativismo moral y aduce que los valores no pueden conocerse ni probarse
científicamente.

Hart, por su parte, sostiene que un ordenamiento jurídico no puede existir solo
con normas que imponen deberes u obligaciones, sino que también requiere de
normas de carácter secundario que permitan el cambio de las reglas, la
determinación de derechos y la identificación jurídica de las mismas.

Bobbio, en su clasificación de los ordenamientos, los divide en ordenamientos


normativos simples, semicomplejos y complejos, dependiendo de las normas
que los integran. Además, Bobbio plantea la posibilidad teórica de un
ordenamiento conformado por una norma exclusiva, pero señala que esto
equivaldría a la anarquía o a la ausencia de libertades para el gobernado.

Dworkin, por su parte, rechaza la visión normativista tradicional y sostiene que


el ordenamiento jurídico se integra por reglas, principios y directrices. Para
Dworkin, el derecho debe entenderse como un campo integrado por normas
jurídicas institucionales, exigencias morales y principios.

Hay que mencionar también que el autor también toca el tema de las
antinomias de reglas, que son las colisiones entre normas, y se mencionan los
criterios de jerarquía, especialidad y cronológico para resolver estas colisiones.
También se mencionan las lagunas en el ordenamiento jurídico, que pueden
ser ideológicas o impropias y propias o reales.

Como segundo tema se aborda” las características del ordenamiento jurídico”.


En estas el autor destaca tres características fundamentales: unidad,
coherencia y plenitud.

La unidad del ordenamiento jurídico se refiere a la posibilidad de encontrar un


criterio en torno al cual las normas del ordenamiento se constituyen como un
todo unitario y diferente a otros. La unidad del ordenamiento es importante para
identificar las normas que pertenecen a él y distinguirlas de normas de otros
sistemas jurídicos. Además, la unidad del ordenamiento permite determinar la
validez de las normas y su jerarquía.

La coherencia del ordenamiento jurídico implica que las normas que lo


conforman deben ser consistentes y no contradictorias entre sí. Esto significa
que las normas deben ser compatibles y no pueden entrar en conflicto. La
coherencia del ordenamiento es esencial para garantizar la seguridad jurídica y
la predictibilidad de las normas.

La plenitud del ordenamiento jurídico se refiere a que el ordenamiento debe ser


completo y abarcar todas las situaciones posibles. Esto implica que no debe
haber lagunas o vacíos normativos en el ordenamiento. La plenitud del
ordenamiento es importante para asegurar que todas las situaciones estén
reguladas y que no haya áreas sin normas aplicables.

Además de esto el autor también menciona las relaciones entre ordenamientos


jurídicos. Estas relaciones pueden darse en diferentes ámbitos: temporal,
espacial y material. Por ejemplo, dos ordenamientos pueden tener en común el
ámbito temporal y el material, pero no el espacial. También se mencionan los
conflictos entre ordenamientos, que pueden surgir al interior de un Estado,
entre ordenamientos estatales, entre ordenamientos estatales y el derecho
internacional, y entre el ordenamiento estatal y ordenamientos anti estatales.

Como tercer tema se aborda” la importancia de la unidad en el ordenamiento


jurídico”. Se destaca que el ordenamiento jurídico no es simplemente un
conjunto de normas, sino que es una estructura, una función y un fin normativo
que da sentido a las normas y permite determinar su validez, jerarquía y
clasificación.

La unidad del ordenamiento jurídico se refiere a la posibilidad de encontrar un


criterio en torno al cual las normas del ordenamiento se constituyen como un
todo unitario y diferente a otros sistemas normativos. La unidad del
ordenamiento es fundamental para identificar las normas que pertenecen a él y
distinguirlas de normas de otros sistemas jurídicos. La unidad del ordenamiento
jurídico tiene tres aspectos fundamentales. En primer lugar, está la validez, que
permite identificar las normas del ordenamiento jurídico y determinar si son
jurídicas o no. En segundo lugar, está la distinción entre las normas jurídicas y
otras normas, como las normas morales, y establecer los criterios para
diferenciarlas. Y en tercer lugar, está la jerarquización de las normas dentro del
sistema jurídico, es decir, establecer qué normas son superiores a otras y cómo
se relacionan entre sí.

La unidad del ordenamiento jurídico es esencial para garantizar la coherencia y


la consistencia de las normas, así como la seguridad jurídica y la predictibilidad
de las decisiones judiciales. Además, la unidad del ordenamiento permite que
las normas sean aplicadas de manera coherente y uniforme en todo el sistema
jurídico.

Como cuarto tema de este capitulo el autor aborda” la importancia de la


coherencia en el ordenamiento jurídico”. La coherencia se refiere a la
consistencia y compatibilidad de las normas que conforman el ordenamiento,
es decir, que las normas no sean contradictorias entre sí.

La coherencia del ordenamiento jurídico es fundamental para garantizar la


seguridad jurídica y la predictibilidad de las normas. Si las normas fueran
contradictorias, sería difícil para los ciudadanos y los operadores jurídicos
saber cómo actuar y cuál norma aplicar en cada caso. Además el autor
menciona que la coherencia del ordenamiento permite evitar situaciones en las
que una norma obliga a hacer algo y otra norma prohíbe hacerlo, lo que
generaría confusión y falta de certeza jurídica.

Según el autor para lograr la coherencia del ordenamiento, es necesario que


las normas sean claras, precisas y consistentes entre sí. Esto implica que las
normas deben ser redactadas de manera que no haya ambigüedades o
interpretaciones contradictorias. Además, las normas deben ser compatibles
con los principios y valores fundamentales del ordenamiento, de manera que
no entren en conflicto con ellos.

La coherencia del ordenamiento jurídico también implica que las decisiones


judiciales sean consistentes y sigan una línea de interpretación coherente con
las normas existentes. Los jueces deben aplicar las normas de manera
uniforme y coherente, evitando interpretaciones contradictorias o arbitrarias.
El autor en este quinto tema abarca “el concepto de plenitud en el
ordenamiento jurídico”. La plenitud se refiere a la idea de que el ordenamiento
jurídico debe contener una norma para regular cada caso, es decir, no debe
haber lagunas o ausencia de normas en el sistema jurídico.

Según se menciona la plenitud del ordenamiento es fundamental para


garantizar la seguridad jurídica y la predictibilidad de las normas. El autor dice
que si existieran lagunas en el ordenamiento, sería difícil para los ciudadanos
y los operadores jurídicos saber cómo actuar y cuál norma aplicar en cada
caso. Además, las lagunas podrían dar lugar a situaciones de arbitrariedad y
falta de certeza jurídica.

También menciona que la idea de plenitud del ordenamiento tiene sus orígenes
en la Edad Media, cuando se consideraba que el Corpus Iuris era un derecho
completo y definitivo. Sin embargo, con el tiempo se ha reconocido que los
códigos y las normas jurídicas no pueden abarcar todas las situaciones
posibles, ya que la realidad es dinámica y evoluciona constantemente.

A pesar de esto, la plenitud del ordenamiento sigue siendo un ideal al que se


aspira. Se busca que el ordenamiento sea lo más completo posible y que
contenga normas para regular la mayoría de las situaciones que puedan surgir.
Para lograr la plenitud, es necesario que las normas sean claras, precisas y
abarquen diferentes áreas del derecho.

En conclusión el autor resalta la importancia de la plenitud en el ordenamiento


jurídico para garantizar la seguridad jurídica y la predictibilidad de las normas.
Aunque la plenitud absoluta es difícil de alcanzar, se busca que el
ordenamiento sea lo más completo posible y contenga normas para regular la
mayoría de las situaciones.

En el sexto tema y ultimo del capitulo se aborda “los ordenamientos jurídicos y


su interrelación”. El autor menciona diferentes tipos de relaciones que pueden
existir entre ordenamientos, así como los conflictos que pueden surgir entre
ellos.

En primer lugar, se mencionan los conflictos que pueden darse al interior de un


Estado cuando existen ordenamientos que conviven junto al ordenamiento
estatal. Esto se conoce como pluralismo jurídico y puede ocurrir cuando
diferentes instituciones tienen sus propios ordenamientos, como los partidos
políticos, sindicatos u organizaciones empresariales.

En segundo lugar, se habla de los conflictos entre ordenamientos estatales,


que son propios del derecho internacional, tanto público como privado. Estos
conflictos pueden surgir cuando dos ordenamientos estatales tienen normas
que se contradicen entre sí o cuando hay diferencias en la interpretación y
aplicación de las normas.

En tercer lugar, se mencionan los conflictos entre ordenamientos estatales y el


derecho internacional de carácter universal. En estos casos, el derecho
internacional puede tener una jerarquía superior sobre el derecho estatal y
puede prevalecer sobre las normas internas de un Estado.

Por último, se mencionan los conflictos entre el ordenamiento estatal y


ordenamientos anti estatales, como los de las sectas o las asociaciones ilícitas.
Estos conflictos pueden surgir cuando los ordenamientos anti estatales tienen
normas que se oponen al ordenamiento estatal y pueden dar lugar a
situaciones de confrontación y desafío al sistema jurídico establecido.

En cuanto a las relaciones entre ordenamientos, el autor menciona diferentes


criterios de clasificación, como la jerarquía, la extensión recíproca de los
ámbitos de validez y el valor que un ordenamiento atribuye a las reglas de otros
ordenamientos. También se habla de los conceptos de reenvío y recepción, que
son procedimientos mediante los cuales un ordenamiento puede reconocer y
aplicar las normas de otro ordenamiento.

En conclusión, el autor resalta la importancia de comprender las relaciones


entre ordenamientos jurídicos para entender cómo interactúan y cómo se
resuelven los conflictos que puedan surgir entre ellos. Estas relaciones pueden
ser complejas y requieren de un análisis detallado para determinar cómo se
aplican las normas en cada caso.

Capitulo sexto. Las fuentes del derecho

El autor en esta ocasión empieza con una introduccion en la que se aborda el


tema de “las fuentes del derecho”. Según el autor, existen diferentes
acepciones de la palabra “fuente” en el ámbito jurídico. García Máynez
considera que las fuentes del derecho son los medios a través de los cuales se
manifiesta el derecho, mientras que Josep Aguiló propone dos modelos
antagónicos: uno en el que el derecho es visto como un conjunto de normas y
otro en el que se considera como argumentación o razonamiento justificativo.

El autor también menciona que las fuentes del derecho se han desarrollado en
la teoría jurídica a lo largo del tiempo. Se destaca que existen dificultades para
establecer una teoría general de las fuentes del derecho que sea válida en
todos los ordenamientos jurídicos. Además, se mencionan diversas razones
que dificultan una concepción tradicional de las fuentes, como la diversidad de
teorías en los sistemas jurídicos orientales, la influencia de la globalización
jurídica y el cambio del Estado liberal de derecho al Estado constitucional de
derecho. En cuanto a las clasificaciones de las fuentes del derecho, se
distingue entre fuentes directas e indirectas. Las fuentes directas son aquellas
que contienen la norma jurídica, como la ley, la costumbre, la Constitución, los
tratados y los precedentes judiciales. Por otro lado, las fuentes indirectas son
aquellas que ayudan a la comprensión y conocimiento de las normas jurídicas,
como los documentos y publicaciones que permiten conocer el derecho o la
doctrina.

El segundo tema se abarca “el sentido actual de las fuentes del derecho y
cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo”. Se menciona que la doctrina
tradicional de las fuentes está en crisis, principalmente porque se enfocó
principalmente en la ley y la costumbre como las fuentes por excelencia del
derecho, sin analizar a profundidad otros modos de producción jurídica.
El autor destaca que en la actualidad, las fuentes del derecho se extienden
más allá de la ley y la costumbre. Se reconoce la importancia de la Constitución
como fuente principal del sistema jurídico, tanto como fuente de fuentes, que
da validez y unidad a todo el ordenamiento, como fuente del derecho en
sentido estricto, al contener normas materiales directamente aplicables por las
autoridades. Además, se menciona que los tratados internacionales han
adquirido una gran importancia como fuente del derecho, debido a la crisis de
la soberanía y el fenómeno de la globalización. Se reconoce que la ley ha
perdido su posición central en el sistema de fuentes, subordinada a la
Constitución, y se destaca la importancia de los principios generales del
derecho como fuente subsidiaria en ausencia de ley o interpretación jurídica.

El autor también menciona que la teoría de las fuentes del derecho debe
considerar el proceso global de producción y aplicación del derecho, incluyendo
el derecho supranacional, nacional y subnacional. También destaca la
importancia de la interpretación, aplicación y razonamiento jurídico como
fuentes del derecho, y se mencionan diversas razones que dificultan una
concepción tradicional de las fuentes, como la diversidad de teorías en los
sistemas jurídicos orientales, la influencia de la globalización jurídica y el
cambio del Estado liberal de derecho al Estado constitucional de derecho.

El tercer tema aborda “las diferentes clasificaciones de las fuentes del


derecho”. Se menciona que existen varias formas de clasificar las fuentes, y se
presentan algunas de las más comunes. Una de las clasificaciones
mencionadas es la distinción entre fuentes directas e indirectas. Las fuentes
directas son aquellas que contienen en sí mismas la norma jurídica, como la
ley, la costumbre, la Constitución, los tratados y los precedentes judiciales. Por
otro lado, las fuentes indirectas son aquellas que ayudan a la comprensión y
conocimiento de las normas jurídicas, como los documentos y publicaciones
que permiten conocer el derecho o la doctrina. Otra clasificación mencionada
es la distinción entre fuentes internas y externas. Las fuentes internas son
aquellas que tienen su origen dentro del propio sistema jurídico, como la ley, la
costumbre y la jurisprudencia. En cambio, las fuentes externas son aquellas
que provienen de ámbitos no estatales, como la sociedad, los sectores sociales
o las organizaciones políticas, sindicales, empresariales o eclesiales.
También el autor menciona la clasificación entre fuentes estatales y fuentes
extra estatales. Las fuentes estatales son aquellas que se generan
directamente por los órganos del Estado a través de sus procedimientos, como
la ley, el reglamento y las normas emanadas de organizaciones estatales. En
cambio, las fuentes extra estatales provienen de ámbitos no estatales, como la
sociedad, los sectores sociales o las organizaciones políticas, sindicales,
empresariales o eclesiales. Otra clasificación mencionada es la distinción entre
fuentes escritas y no escritas. Las fuentes escritas son aquellas que se
encuentran plasmadas en documentos, como la ley, el reglamento, los tratados
y los precedentes judiciales. En cambio, las fuentes no escritas son aquellas
que se basan en la costumbre, los principios generales del derecho y la
equidad.

El cuarto y ultimo tema del que habla el autor en este capitulo es “las fuentes
formales en el ordenamiento jurídico mexicano”. Este menciona que la
Constitución es la fuente principal del sistema jurídico, ya que todas las demás
normas deben estar en conformidad con ella para ser válidas. Se destaca que
la Constitución tiene dos funciones como fuente del derecho: como fuente de
fuentes, es decir, como norma normarum que da validez y unidad a todo el
ordenamiento, y como fuente del derecho en sentido estricto, al contener
normas materiales directamente aplicables por las autoridades. En cuanto a la
ley, se menciona que en la actualidad ha perdido su posición central en el
sistema de fuentes, subordinada a la Constitución. El autor destaca que la ley
ya no tiene la importancia que tuvo en el pasado y que se encuentra en
decadencia. Además, se menciona que existen otras fuentes formales en el
ordenamiento jurídico mexicano, como los tratados internacionales, los cuales
han adquirido una gran importancia debido a la crisis de la soberanía y el
fenómeno de la globalización. El autor también menciona que existen otras
normas individualizadas que son consecuencia de la aplicación e interpretación
de normas más generales. Estas normas individualizadas incluyen las
resoluciones judiciales y administrativas, los testamentos, los contratos, entre
otros. Se destaca que estas normas individualizadas son fuente del derecho en
sentido estricto, ya que regulan situaciones específicas y tienen efectos
jurídicos.

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