Está en la página 1de 25

fe Slthria

ii
1
sw
' Ig//A '■Jg- j' >1
i- E £mi
Ft pah,
:. Ö ^OO?723 TM
<.......... .. •
B A T I L 0.
ÉGLOGA
EN ALABANZA DE LA VIDA DEL CA
i
PREMIADA

POR LA REAL ACADEMIA


ESPAÑOLA,
En Junta qué celebró el dia 18 de Marzo de 1780
J
SU AUTOR

don juan meléndez valdes , Profesor de Jurisprudencia,


y Sustituto de una de las Cátedras de Letras Humanas
de la Universidad de Salamanca,

MADRID. MDCCLXXX.

Por D. joachín ibarra , Impresor de Cámara de S.


y de la Real Academia.
Con superior permiso.
(i)

BATILO.
ÈGLOGA.

Dulce el ameno valle es al ganado,


F á mí dulce la vida BATILO. ARCADIO. POETA.
Del campo , y grata la estación florida.

JBATILO.
faced , mansas ovejas,
La yerba aljofarada,
Que el nuevo dia con su lumbre dora
Miéntras en blandas quejas
Le cantan la alborada
Las dulces avecillas á la Aurora:
La cabra trepadora,
Ya suelta, se encarama
Por el monte enramado:
Vosotras de este prado
Paced la yerba y la menuda grama,
Paced, ovejas mías,
Pues de Abril tornanJm_akaxe&Jiah.
...... -... ■

(2) (3)
Mejórase la tierra Apenas ha nacido
De verdor coronada, El dia en los oteros,
Y aparecen de nuevo ya las flores, De arreboles el cielo matizando,
Desciende de la sierra Por el alegre exido
La nieve desatada, - Saco ya mis corderos,
Y exercen sus contiendas los pastores: Y alegres los cabritos van saltando:
Todo el prado es amores, Miéntra el Sol se va alzando
Retoñan los tomillos, Mil zelosas porfías,
Las bien mullidas camas A la sombra en reposo
Componen en las ramas Separo, si zeloso
A sus hembras los dulces paxarillos, Mi manso está por las corderas mías:
Y con susurro blando Y si la noche viene,
Va el arroyo las flores salpicando. El estrellado cielo me entretiene.

Así qual es sabroso Mas por aquella loma


Después de noche fría, Tras sus vacas manchadas,
El rocío del Alba al mustio prado, El pastoril acento al viento dando,
O qual tras enojoso El dulce Arcadio asoma,
Invierno el alegría Sus voces regaladas
Sereno Sol de Abril vuelve al ganado, Mas y mas cada vez se van notando.
Así qual al cansado- También viene cantando,
Pastor, que tras hambriento Qual yo, de la florida
Lobo corrió, es la fuente, Estación. Salir quiero
Tras el Marzo inclemente, A encontrarle primero,
Tal es á mí del Záfiro el aliento, Algo acaso dirá de mi querida,
Y qual á abeja rosa O la nueva tonada
Del campo así la vida deliciosa. Que Tirsi canta á su Licori amada.
(5)
(4) No á mi gusto sea dado
ARCADIO. Riquezas enojosas,
¿Quien viendo el alegría Ni el oro que cuidados da sin cuento:
De este florido prado No el ir embarazado
Y el brillo y resplandores del rocío, Entre galas pomposas,
O la hambrienta porfía Ni corriendo vencer al raudo viento;
Con que pace el ganado, Mas sí cantar contento
Y el soto léxos, plácido y sombrío, Sentado á par mi Elisa,
Y el noble señorío Viendo desde esta altura
Con que el claro Sol nace, Del valle la verdura,
O las ondas sin cuento Y de mi dulce bien la dulce risa,
Que hace en la yerba el viento, Y pacer mi ganado,
Y los hilos de luz que el ayre hace, Y al Tormes deslizarse sosegado.
No sentirá movido
El corazón y el ánimo embebido? Pero aquel que allí veo
Que por el prado viene,
Do quiera es primavera, ¿No es Batilo el zagal? Tan de mañana
Y por do quiera el prado ¡Quan bien á mi deseo
Da nueva flor y espíritu oloroso: La suerte lo previene!
Las vacas por do quiera Guarde el Cielo, pastor, tu edad lozana.
Hallan pasto sobrado, BATILO.
Y tierna yerba de pacer sabroso: La gracia sobrehumana
El pastor en reposo De tu rabel y canto
Ya libre sus tonadas Guarde del lobo odioso,
Puede cantar tendido, Y sigue en tan sabroso
Viendo al hato querido Tono , que de los valles es encanto,
Donde quiera las yerbas ir sobradas: Y el ganado alboroza
Y pueden las pastoras Y el choto juguetón por él retoza.
^axlax-alnnres las ociosas horas.
(7)
(6) A un álamo arrimado
ARCADIO. Alegre un zagal canta
Tú mas antes al viento Miéntras su amada flores va cogiendo:
Suelta esa voz suave, Por el opuesto lado
Que á todas las zagalas enamora, Un mastín se adelanta,
Tañendo el instrumento Y á otra zagala fiestas viene haciendo:
Que el desden vencer sabe, Todo que lo está viendo
Y ablandar como cera á tu pastora, Léxos un ciudadano,
Y la letra sonora El semblante afligido,
Cántame que le hiciste, Y en cuidados sumido,
Quando te dio el cayado, Haciéndole á otro señas con la mano,
Por el manso peynado, Que al umbral de una choza
Que con lazos y esquila le ofreciste, Rie entre los pastores y se goza.
O bien la otra tonada
JBATILO.
De la vida del campo descansada.
Y yo de Delio hube
Premio será á tu canto Una flauta preciada,
Este rabel, que un dia Labrada de su mano diestramente.
Me dio en prenda de amor el sabio Elpino, Tan guardada la tuve,
Y en él con primor tanto Que jamas fué tocada:
Pintó la selva umbría, Pero mi amor en dártela consiente.
Que muestra bien su ingenio peregrino. Los valles y la fuente
Del Tórmes cristalino * Sitio muy
Puso en ella de Otea, *: freqüentadc
Formó en él la corriente, Qual por Abril el llano del autor á
las orillas
Que parece ir riendo, Con rosas mil galano, del Tórmes

Y á lo largo paciendo Un muchacho en el cerro pastorea,


Los manchados rebaños mansamente, Y el rabel otro toca,
Y la ciudad de léxos Y á contender cantando le provoca.
Del Sol como dorada á los reflexos.
(9)
(8)
De flores coronadas, Mire yo de una fuente
Mas bellas que las flores, Las menudas arenas
Y el cabello en la espalda al viento dado, Entre el puro cristal andar bullendo,
Van baylando enlazadas, O en la mansa corriente
Causando mil ardores De las aguas serenas
Las zagalas en medio el verde prado. Los sauces retratarse , entre ellos viendo
Un anciano está á un lado Mi ganado ir paciendo:
Que la flauta les toca, Mire en el verde soto
Y algunas ciudadanas Las tiernas avecillas
Mirándolas ufanas, Volar en mil quadtillas:
Y como que la envidia las provoca Y gocen del tropel y el alboroto
Con regocijo tanto. Otros de las ciudades,
Pero tú empieza , y seguiré yo el canto. Cercados de sus daños y maldades.

ARCAD 10. Las inocentes horas


Dulce es el amoroso De júbilo y paz llenas,
Balido de la oveja, ¿Donde mejor se gozan que en el prado?
Y la teta al hambriento corderuelo: ¿Quien mejor las auroras
Dulce , si el caluroso Ve amanecer serenas,
Verano nos aqueja, Que el zagal al salir tras su ganado?
La fresca sombra y el florido suelo: ¡Venturoso cuidado!
El rocío del cielo ¡Mil veces descansada
Es grato al mustio prado: Pajiza choza mia!
Y á pastor peregrino Ni yo te dexaria
Descanso en su camino: Si toda una ciudad me fuera dada,
Dulce el ameno valle es al ganado, Pues solo en tí poseo
Y á mí dulce la vida Quanto alcanzan los ojos y el deseo.
Del campo , y grata la estación florida.
bij
(10)
¿Para que el vano anhelo., BATILO.
Ni los tristes cuidados, Y á mí leche sobrada
Que engendra la ciudad y sus temores? Me da, y natas , y queso,.
Mejor es ver el cielo, Y su lana , y corderos mi ganado:
Que no techos pintados: Mis colmenas labrada
Mejor son que las galas, nuestras flores. Miel de tierno cantueso,
Los árboles mayores Y pomas olorosas el cercado.
Nos dan fácil cabaña, Gobierna mi cayado
Una rama sombrío, Dos hatos numerosos,
Otra reparo al frió, Que llenan los oteros
Y quando silva el Ábrego con saña De cabras y corderos,
En las noches de Enero, Y dexa á los zagales envidiosos
Lumbre para baylar un roble entero. Mi dulce cantilena,
Que á las mismas serranas enagena.
Aquí en la verde grama
Oiga yo reclinado Mas bienes no deseo,
El lento susurrar de este arroyuelo: Ni quiero mas fortuna,
Aquí evite la llama Contento con mi suerte venturosa.
Con mi pastora al lado En este simple arreo
Del Sol subido á la mitad del cielo: No hay pastorcilla alguna
Y su dorado pelo Que huya de mis amores desdeñosa.
Orne de florecillas, Su guirnalda de rosa
O texa en su regazo Me dio ayer Galatea,
De ellas guirnalda ó lazo: Filis este cayado,
Y arrúllenme las blandas tortolillas Y este zurrón leonado
Quando yo la corone, La niña Silvia , que mi amor desea;
Y la firmeza de mi amor la abone. Mas yo á Filena quiero,
Ella me paga, y por sus ojos muero.
(12)
(13)
ARCADIO.
Pues quando el sabio Elpino
Se huyó de la alquería Y Dalmiro cantaba,
Aquel que fué á la guerra,
A la ciudad por sus hechizos vanos, Y vió las tierras donde muere el dia,
Con su ingenio divino
¡ Que cosas no decía Que en nada semejaba
Después de los falaces ciudadanos! El rio de esta sierra
Al mar soberbio, que pavor ponía.
Aun á los mas ancianos,
Me acuerdo que decia
Si te acuerdas, pasmaba,
Que del viento irritado
Contándonos los hechos
Espantable bramaba,
De sus dañados pechos.
Yo zagalejo entonces le escuchaba, Y las olas alzaba
Hasta tocar el cielo encapotado,
Y aun guarda la memoria
La mayor parte de su triste historia. Tragándose navios,
Como las enramadas nuestros rios.
El semblante sereno
Y el corazón dañado, Que entonce el alarido
Y acabar de los tristes
Qual es el fruto de silvestre higuera,.
Quebraba el corazón en tal cuita,
Miel envuelta en veneno
El decir concertado, Qual si débil balido
De herida oveja oístes,
Pechos lisiados de la envidia fiera:
O choto que su madre solicita.
Hijos que desespera
¡O ceguedad maldita
La vida de sus padres,
Muertes , alevosías, Poner vida y ventura
Sobre un pino delgado!
Entre esposos falsías,
Mejor es de este prado
Y doncellas vendidas por sus madres:
Hollar con firme planta la verdura
Esto contaba Elpino
Tras los corderos mi os,
De la ciudad , después que al campo vino.
Que ver, Arcadio, el mar, ni sus navios.
(15)
(14)
Como las ciudadanas,
AS.CADIO.
Ni yo , B atilo, quiero A enganar no se ensenan
Ver mas que nuestros prados, Nuestras bellas y cándidas pastoras,
Ni beban mis ganados de otro rio. Ni en su beldad livianas
Aquí no lobo fiero Nuestro querer desdeñan,
Nos tiene alborotados, O mudan de amador á todas horas:
Ni nos daña el calor, ó yela el frío: Mejor que las sonoras
No ageno poderío Canciones de la villa
Nuestro querer sujeta, Su voz suena á mi oido,
Ni mayoral injusto Y que el ronco alharido
Nos avasalla el gusto. De sus plazas la voz de mi novilla.
Todos vivimos en unión perfeta: Mas canta tu tonada
Y el Sol y helado cierzo De la vida del campo descansada.
Nos dan salud y varonil esfuerzo. BATILO.
/
Todo es amor sabroso, ¡O soledad sabrosa!
¡Ó valle! ¡ó bosque umbrío!
Alegría y hartura,
¡Ó selva entrelazada! ¡ó limpia fuente!
Y descanso seguro y regalado.
Ni el pastor envidioso ¡O vida venturosa!
Murmura la ventura Sereno y claro rio,
Del otro á quien da el Cielo mas ganado. Que por los sauces corres mansamente:
Ni el mayoral honrado Aquí entre llana gente
Burla al zagal sencillo, Todo es paz y dulzura
Ni con doblez le trata. Y gloriosa armonía
Ni su seno recata Del uno al otro día:
La amada de su tierno pastorcillo, La inocencia de engaño está segura,
Que el amante y la fuente Y todos son iguales
Gozan de su belleza libremente. Pastores, ganaderos y zagales.
c
(!Ó)
El cielo sosegado, (*F)
Y el canto repetido Sin rezelo, ni susto
De las pintadas aves por el viento, Los términos pasea
El balar del ganado, De las cabañas que nacer le vieron,
Y apacible sonido Y ora aparta con gusto
Que del Zéfiro forma el blando aliento, La cabra en su pelea,
Tal vez el tierno acento Ó ve do los gilgueros nido hicieron,
De alguna zagaleja, O si al lagarto viéron
Que canta dulcemente, Sus tiernos corderillos,
Y este oloroso ambiente Rie qual se espantáron
En grata suspensión al alma dexa, Corriéron, ó balaron.
Y á sueño descansado Ora al yugo acostumbra los novillos,
Brinda la yerba del mullido prado. Ora fruta , ó flor nueva
En don alegre á su zagala lleva.
No aquí esperanza, ó miedo,
Las tramas y falsías, Con las serranas viene
Que saben los soberbios ciudadanos. A triscar por el prado
El pastorcillo ledo Y enguirnalda la sien de frescas flores,
En paz goza sus días Ni entonces libre tiene
Sin entregarse á pensamientos vanos. Su pecho otro cuidado
Los Cielos soberanos Que cantarles contento mil amores:
Bendicen su majada, Mejor son sus favores
Y él con sencillo zelo Que la villa y sus tristes
Da bendición al Cielo, Cuidados y ruidos,
Tal vez acompañando la alborada Pues no en tales gemidos
Con que en el campo adora Dos tortolillas querellarse vistes,
El coro de las aves á la Aurora. Qual canta en voz sonora
De amor un zagalejo á su pastora.
(>8) (19)
La fruta sazonada Y cierto ¿quantas veces
¡Con quan dulce fatiga Los mas altos Señores
De la rama se corta! ¡Quan gustoso Vienen á nuestras pobres caserías
Es ver la acongojada Sin pompa, ni altiveces,
Lucha en la blanda liga A gozar los favores
Del verdecillo ó colorín vistoso! Del campo y de sus dulces
¡Quan grato el armonioso Las rústicas porfías
Susurrar y el desvelo Que los zagales tienen
De abeja entre las rosas! Miran embelesados,
¡O ver las mariposas Y en seguir los ganados
De flor en flor pasar con blando vuelo: Por los amenos valles se entretienen,
¡O mirar la paloma O de baylar se gozan,
Bañarse alegre, quando el Alba asoma! Y al son de nuestras flautas se alborozan.

Así Tirsi decía, Aquí Delio, y Elpino


Que la primera gente, Moraron, y el famoso
Como agora vivimos los pastores, Que dixo de las magas el encanto
Por los campos vivía Con su verso divino
En la edad inocente, Junto al Bétis undoso,
Antes que del verano los ardores Y aquí Albano entonó su dulce canto.
Marchitaran las flores, ¡O grata vida! ¡ó quanto
Quando la encina daba Me gozo en tí seguro!
Mieles, y leche el rio, De flores coronado,
Quando del señorío L al cielo el rostro alzado
Los términos la linde aun no cortaba, Este vaso de leche alegre apuro.
Ni se usaba el dinero, Bebe , Arcadio , y gocemos
Ni se labraba en dardos el acero. Ean feliz suerte , y á la par cantemos.
(21)
(20) ARCADLO.
ARCADLO. Y yo á mi Elisa amada
Qual la dulce llamada Fui compañero acaso
De paloma rendida La tarde en la ciudad que fiesta habia:
Es al tierno pichón que la enamora, Qual luna plateada
Qual yedra enmarañada Reluce en cielo raso,
Que á reposar convida, Así Elisa entre todas relucia.
Y qual agrada el bayle á la pastora, ¡ Quan bella parecía,
Tal es tu voz sonora, Batilo! Los sus ojos
Zagalejo, á mi oido: Mil pechos abrasáron,
Ni así es el prado ameno Mil envidias causaron,
De grata yerba lleno, Y se hiciéron á un tiempo mil despojos.
De las ovejas con hervor pacido ¡ Ay , Elisa , bien mió,
En fresca madrugada, De tu firmeza mi ventura fio!
Qual es á mí tu música extremada. BATILO.
BATILO. Los surcos las labradas
No el lirio comparado Laderas hermosean,
Con zarza montuosa Y del olmo la vid es ornamento,
Ser debe , o con el cardo la azucena. Las pomas sazonadas
Ni así aquel desagrado El paladar recrean,
Y altivez enojosa Y al ánimo la flauta da contento,
De las de la ciudad con la serena Al bosque el manso viento:
Gracia de mi Filena. Tú á todo nuestro prado
Ellas me desdeñaron . Le das, zagala mia,
Allá en su plaza un dia: La risa y alegría:
Yo sus burlas reia, Al sentirte venir bala el ganado,
Y ellas de mis desprecios se enojaron: Y Melampo colea,
Volvíme á mis corderos, Y haciéndote mil fiestas te recrea.
Y á gozar, zagaleja , tus luceros.
(22) (23)
ARCADIO.
ARCADIO.
No así de la pastora No á la cigarra es dado
La gala es deseada, De voz haber porfía
Ni del zagal el dulce caramillo, Con gilguero que canta en la enramada,
Ni vaca mujidora Ni con cisne , extremado
Tanto en la zela agrada En dulce melodía,
Á enamorado cándido novillo, Puede ser abuvilla comparada:
O á la liebre el tomillo, Ni á tu voz regalada
Qual á Elisa es sabrosa Mi tono desabrido.
Pradera y selva umbría: ¡Ó fuente! ¡ó valle! ¡ó prado!
Con ménos agonía ¡Ó apacible ganado!
Huye del gavilán la garza ayrosa, Si el canto de Batilo es mas subido
Que Elisa desalada Que el de los ruiseñores,
Corre de la ciudad á su majada. Grata escuche Filena sus amores.
batilo.
batilo.
Darme quiere Lisardo La alondra en compañía
Por el mi manso un choto De la alondra se goza,
Para llevarlo en don á sus amores: Y con su par el gilguerillo hermoso,
Yo para tí lo guardo, El ciervo en selva umbría
Y el nido que en el soto Con otro se alboroza,
Ayer cogí con ámbos ruiseñores. Y con el agua el ánade pomposo:
¡Ay, si yo en mis ardores Yo con el amoroso
Fuese abeja y volara, Rostro de mi pastora,
Mi bien , siempre á tu lado! Ella con sus corderas,
¡O en colorín mudado, Y estas en las laderas
Continuo mis amores te cantara! Quando de nueva luz el sol las dora,
¡O hecho flor me cortases, Y á Arcadio mi tonada,
Y á tu labio de rosa me allegases! Y á todo el valle su cantar agrada.
d
(24)
POETA.
Así loando fueron
La su vida inocente
Los dos enamorados pastorcillos,
Y los premios se dieron
Del Álamo en la fuente,
Llevando allí á pastar sus corderillos:
Y yo que logré oillos
Detras de un aya umbrosa,
Con ellos comparado
Maldixe de mi estado:
De entonces la ciudad me fue enojosa,
Y mil alegres dias
Gozo en sus venturosas caserías.

................. . , ----- „Jk-. w

También podría gustarte