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Roque Dalton
A LA CARTA
Los postres se los pediré después.
Sírvame la ópera Madame Butterfly
término medio
Ah
con salsa de maní picante
y palillos de dientes.
y un poco de gobierno español
con trocitos de invierno.
COMO TÚ
Después me trae a un soldado de la Primera Brigada de
Artillería Yo, como tú,
en completo estado de ebriedad amo el amor, la vida, el dulce encanto
un par de mirtos de las cosas, el paisaje
la erupción del Krakatoa celeste de los días de enero.
y el servicio postal a la luz de la filosofía.
También mi sangre bulle
De beber y río por los ojos
algo que no desmaye en su difícil pero honrosa tarea. que han conocido el brote de las lágrimas.
mi dolor, ah, querida,
Creo que el mundo es bello, mi dolor, es capaz de inventaros un pájaro,
que la poesía es como el pan, de todos. un cubo de madera
de esos donde los niños
Y que mis venas no terminan en mí le adivinan un alma musical al alfabeto,
sino en la sangre unánime un rincón entrañable
de los que luchan por la vida, y tibio como la geografía del vino
el amor, o como la piel que me dejó las manos
las cosas, sin pronunciar el himno de tu ancha desnudez de mar
el paisaje y el pan,
la poesía de todos. Mi dolor tiene cara de rosa,
de primavera personal que ha venido cantando.
Tras ella esconde su violento cuchillo,
MI DOLOR su desatado tigre que me rompió las venas desde antes
de nacer
Conozco perfectamente mi dolor: y que trazó los días
viene conmigo disfrazado en la sangre de lluvia y de ceniza que mantengo.
y se ha construido una risa especial
para que no pregunten por su sombra. Amo profundamente mi dolor,
como a un hijo malo.
Mi dolor, ah, queridos,
Claudia Lars
Cara y cruz Miré a la dulce niña del pasado
con piel ansiosa y con el ojo puro,
Alta visión de un sueño sin espina,
dibujando su forma contra el muro
honda visión en realidad clavada;
donde el amor la había equivocado.
ansia de vuelo en recta que se empina,
miedo del paso en curva accidentada.
Era yo misma...cuerpo ya olvidado,
gesto de ayer y corazón seguro;
Rosa de sombra, rosa matutina,
simple inocencia en el afán oscuro
una caída y otra levantada;
y ssecreto del canto inaugurado.
ángeles invisibles en la esquina
donde el presente cambia de jornada.
Estaba allí, casual y sensitiva,
dueña del dardo y la manzana viva
Marca el momento signo de la altura:
en trémula quietud y extraño aliento.
brote de carne limpia y sangre pura
en renovado campo de infinito...
Toqué su falda de vergel y danza,
entré en el corazón de la esperanza,
Y en promesa inefable y verdadera
y recogí el engaño del momento.
-Gabriel de anunciaciones y de espera-
un mundo sin cadenas y sin grito.
Rosa