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La blanca, la amoratada,
cela al hijo que le dieron
y el Valle al atardecer
cuando es como un hombre atento
sube en trapos de neblina
a acurrucarse en sus miembros
y entonces ya nada habemos
pero somos solo sueños.
No nos guarden la cara,
Jugamos nuestra vida Otros jugaban dados, la marcha ni la voz;
y bien se nos perdió. otros colmado arcón; ni nos hagan fantasma
Era robusta y ancha nosotros los frenéticos, ni nos vuelvan canción.
como montaña al sol. jugamos lo mejor.
Ni nombre ni semblante
Y se parece al bosque Fue el más fuerte que vino guarden del jugador.
raído, y al dragón y que agua de turbión ¡Volveremos tan nuevos
cortado, y al mar seco ser en la mesa el dado como ciervo y alción!
y a ruta sin veedor. y ser el jugador.
Si otra vez asomamos,
La jugamos por nuestra Creímos en azares, si hay segunda ración,
como sangre y sudor, en el sí y en el no. traer, no traeremos
y era para la dicha Jugábamos, jugando, cuerpo de jugador.
y la Resurrección. infierno y salvación.
El nombre mío que he perdido,
¿dónde vive, dónde prospera?
Nombre de infancia, gota de leche,
rama de mirto tan ligera.
Y debajo de la vaina,
II como niños escondidos,
con sus dos mil dientes de oro
El maizal gime en el viento ríen, ríen sin sentido...
para trojes ya maduro;
se quemaron sus cabellos Las mazorcas del maíz so
y se abriò su estuche duro. a niñitas se parecen:
en las cañas maternales
Y su pobre manto seco bien prendidas que se mecen.
se le llena de gemidos:
el maizal gime en el viento El descansa en cada troje
con su manto desceñido. con silencio de dormido;
va sonando, va soñando
un maizal recién nacido.
Él pasó con otra;
Él va amando a otra El besó a la otra El irá con otra
yo le vi pasar.
por la tierra en flor. a orillas del mar; por la eternidad.
Siempre dulce el viento
Ha abierto el espino; resbaló en las olas Habrá cielos dulces.
y el camino en paz. pasa una canción. la luna de azahar. (Dios quiera callar.)
¡Y estos ojos míseros ¡Y él va amando a otra ¡Y no untó mi sangre ¡Y él irá con otra
le vieron pasar!
por la tierra en flor! la extensión del mar! por la eternidad!
A Ciro Alegria
Él viene incesantemente
y a media marcha se refrena,
por amor y miedo de amor
de que nos rompe o que nos ciega.
Mientras viene somos felices
y lloramos cuando se aleja.
Amo las cosas que nunca tuve Viene un aroma roto en ráfagas;
con las otras que ya no tengo. soy muy dichosa si lo siento;
de tan delgado no es aroma,
Yo toco un agua silenciosa, siendo el olor de los almendros.
parada en pastos friolentos,
que sin un viento tiritaba Me vuelve niños los sentidos;
en el huerto que era mi huerto. le busco un nombre y no lo acierto,
y huelo el aire y los lugares
La miro como la miraba; buscando almendros que no encuentro...
me da un extraño pensamiento,
y juego, lenta, con esa agua Un río suena siempre cerca.
como con pez o con misterio. Ha cuarenta años que lo siento.
Es canturía de mi sangre
Pienso en umbral donde dejé o bien un ritmo que me dieron.
pasos alegres que ya no llevo,
y en el umbral veo una llaga O el río Elqui de mi infancia
llena de musgo y de silencio. que me repecho y me vadeo.
Nunca lo pierdo; pecho a pecho,
Me busco un verso que he perdido, como dos niños, nos tenemos.
que a los siete años me dijeron.
Fue una mujer haciendo el pan
y yo su santa boca veo.
Cuando sueño la Cordillera,
camino por desfiladeros,
y voy oyéndoles, sin tregua,
un silbo casi juramento.