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Reseña Crítica

NOMBRE DEL ESTUDIANTE


TS14: Antropología

Introducción

Anthony A. Hoekema. (1913-1988) Pastor Reformado. Ordenado ministro en Paterson

(Nueva Jersey). Estudió en el Calvin College (A.B., 1936) de Grand Rapids (Michigan);

Universidad de Michigan (M.A. in Psicología, 1937); Calvin Seminary (Th.M., 1942) y

Princeton Theological Seminary (Th.D., 1953). Completó su doctorado en Cambridge

(Inglaterra). Ordenado al ministerio de la Iglesia Cristiana Reformada fue pastor en Grand

Rapids, Paterson (Nueva Jersey) y de nuevo Grand Rapids. Profesor asociado del Calvin College

donde impartió clases de psicología y lengua inglesa (1939-41). También se ocupó del

Departamento de Biblia y Religión. De 1958 a 1978 fue profesor de Teología Sistemática del

Calvin Seminary en Grand Rapids por más de 21 años.

En el presente libro el autor analizará la visión cristiana del hombre: qué es, en qué

difiere de las concepciones no cristianas y cuáles son sus implicaciones para nuestra forma de

pensar y de vivir.

Resumen

El autor presenta la tesis de su libro la cual es analizar la visión cristiana del hombre: qué

es, en qué difiere de las concepciones no cristianas y cuáles son sus implicaciones para nuestra

manera de pensar y de vivir (17). Posteriormente, presenta la antropología desde tres puntos de

vista diferentes; la antropología idealista, materialista y cristiana.

Hoekema presenta la condición del hombre como “persona creada” explica a qué se

refiere con “creada”. Ya que el hombre al ser creado por Dios depende en todas las partes de su
ser a su Creador, pero también es “persona”, toma decisiones y es independiente al tomar estas

en un sentido (20). Las antropologías no cristianas ignoran al hombre como criatura y solo lo ven

como persona (21).

Para exponer la imagen Bíblica del hombre establece que tanto el hombre y la mujer son

la imagen de Dios, demuestra esto en el AT y NT. La evidencia en el AT a destacar se encuentra

en (Gn. 1:28-19) en las palabras “imagen y semejanza”, el autor argumenta que estas no son

físicas y, por lo tanto, no solo el hombre es hecho a imagen de Dios. La evidencia en el NT a

destacar es que Cristo es la imagen perfecta de Dios. Si queremos conocer cómo es la imagen de

Dios veamos a Cristo. También menciona que Cristo mostró el amor de Dios y, por lo tanto, “el

centro de la imagen de Dios es el amor de Dios en nosotros” (41).

El autor nos muestra a través de la historia las diferentes maneras que los teólogos

comprendieron la imagen de Dios, desde Ireneo hasta los neo-ortodoxos. Juan Calvino fue el que

pudo reunir la mejor definición, diciendo que la imagen de Dios en el hombre se encontraba

principalmente en el alma.

Aunque Calvino estuvo muy cerca a una definición equilibrada, Hoekema complementa

la postura de Calvino al establecer que el hombre no posee la imagen de Dios, sino que es la

imagen de Dios, en la totalidad de su ser alma y cuerpo. “El cuerpo refleja la imagen de Dios”

(97), en la parte inmaterial del hombre la imagen de Dios consta de dos aspectos; uno ontológico

y uno funcional. El ontológico se basa en tener conocimiento, justicia y santidad y el funcional

en ejercer dominio en la tierra como representante de Dios. Argumenta que el aspecto ontológico

es sirviente al funcional, ya que es más importante el fin, que es la gloria de Dios.

Continúa ahora con las relaciones del hombre, las cuales son tres principales: con Dios,

con su prójimo y con la naturaleza. Hoekema argumenta que el hombre tenía estas relaciones en

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armonía. Pero cuando el hombre desobedeció a Dios estas relaciones se vieron afectadas, porque

la imagen de Dios fue contaminada y “ahora el hombre funciona de manera errónea en las tres

relaciones” (129).

Hoekema menciona una cuarta relación del hombre, la relación que el ser humano tiene

consigo mismo, esta relación la llamó “imagen propia” (149), argumenta que debido a la caída

esta imagen propia produjo una perversión doble: 1) orgullo y 2) no valorarse como criatura a

imagen de Dios. Solamente en la regeneración y santificación es que la imagen propia vuelve a

ser una que le agrada a Dios.

Hoekema ya estableció la imagen de Dios en el hombre, esto para establecer el origen del

pecado en el hombre. Hoekema niega que Dios hizo al hombre pecador (151), y hace una

argumentación de la historicidad de génesis como una historia real. “Adán era la cabeza y

representante de la raza humana que iba a descender de él” (162). Adán y Eva fueron tentados

por una serpiente, y obedecieron a la serpiente en lugar de obedecer a Dios. Así el pecado se

introdujo al mundo, esto es un misterio, ya que Dios usó este mal para convertirlo en un bien.

Debido a la caída, Dios dicto sentencia a las tres partes involucradas; la serpiente, la

mujer y el hombre. El autor explica en qué consiste lo que es llamado el pecado original. Él

habla que es un concepto doble, 1) culpa y 2) contaminación. Cuando habla de culpa se refiere a

un concepto jurídico y en relación con la ley de Dios y esto debido a que Adán era nuestro

representante la paga del pecado es la muerte y por ende está paso a todos los hombres. Cuando

habla de contaminación hace referencia al estado moral del hombre, y este consiste de dos

aspectos 1) depravación profunda e 2) incapacidad espiritual. La depravación radical hace

referencia a que el pecado alcanza todos los aspectos de la naturaleza humana y no está presente

el amor de Dios como el principio de la vida. Con incapacidad moral hace referencia a que el no

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regenerado tiene una incapacidad espiritual para con Dios.

Pero cómo se transmite el pecado, Hoekema habla de diferentes posturas en la historia,

pero en las que hace más énfasis es en la postura “realista” y en la llamada “imputación

inmediata”, el autor adopta una posición media entre estas posturas “debido a que Adán era

nuestra cabeza y representante cuando pecó, la culpa de su pecado se pone en nuestra cuenta

(imputación directa). Y como estábamos en Adán cuando pecó, estuvimos implicados en su

pecado, y por lo tanto, el hombre nace con una naturaleza corrupta (realismo)” (217).

Ahora Hoekema responde a la pregunta ¿Qué es el pecado? El pecado es algo “accidental

a la naturaleza humana” (220), el pecado no es “algo físico, sino algo ético” (221), “el pecado

siempre tiene que ver con Dios y su voluntad” (221), siempre que uno peca esta demostrando

rebeldía para con Dios, el pecado incluye pensamientos y también acciones. Pero ¿hay algunos

pecados peores que otros? Sí, pero no hacemos la distinción que hace Roma entre pecados

veniales y mortales, confesamos que “todos pecado son mortales en el sentido de que todos

merecen la condenación de Dios” (232), aunque todo pecado es mortal las consecuencias son

diferentes, no es lo mismo pensar con lujuria a cometer adulterio.

Al haber establecido qué es el pecado y como es que el pecado alcanzó a todos los

hombres hasta la medula, surge una pregunta ¿Dios refrena la maldad de los hombres? La

respuesta bíblica es que sí, ya que los hombres aún pueden hacer buenas obras al prójimo,

aunque esas buenas obras no las hacen para la gloria de Dios, es Dios quien otorga la capacidad.

De hecho Dios utiliza a las autoridades para frenar el pecado, “las autoridades terrenales son

siervos de Dios … es Dios quien por medio de ellas frena el pecado” (253).

El libro concluye con el tema de la libertad de la voluntad, Hoekema dice “la biblia

siempre trata a los humanos como personas que pueden tomar decisiones y que son responsables

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por las decisiones que toman” (295).

Evaluación Crítica

Hoekema presenta la tesis de su libro “analizar la visión cristiana del hombre: qué es, en

qué difiere de las concepciones no cristianas y cuáles son sus implicaciones para nuestra forma

de pensar y de vivir” (17). Creo que cumple su tesis, en parte porque el autor no siguió el orden

lógico de su tesis. Sería más ordenado si el autor hubiera establecido la constitución del hombre

primero y no dejar el tema para el penúltimo capítulo, puesto que al establecer su constitución

puede construir a partir de allí.

Es un libro que nos lleva a contemplar las concepciones no cristianas de una manera que

las hace parecer desagradables, porque siempre las compara con la postura bíblica y la luz de la

Biblia deja en evidencia toda postura contraria. En la mayoría de los temas el autor demuestra

estar informado tanto en posturas cristianas y seculares.

El autor deja inconclusos dos temas importantes. En el capítulo siete critica lo que es

conocido en la teología reformada como pacto de obras, sus argumentos son débiles y no

propone una mejor manera de interpretar la administración Adánica. En el capítulo once el autor

habla acerca de las posturas de la constitución del hombre: la tricotomía y dicotomía. Niega las

dos posturas argumentando una postura que le llamó “unidad psicosomática” (279), pero al

hablar del estado intermedio es muy ambiguo, creo que debió adoptar la postura dicótoma

haciendo unas aclaraciones.

Algo que es necesario reconocer es que a través del libro nos guía a Cristo en diferentes

partes del libro, nos lleva a contemplar al hombre perfecto, la imagen perfecta de Dios en el

hombre. A través de un tema tan aparentemente lejos de Cristo nos guía como una flecha

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apuntando al blanco de tiro, sobre todo

Donde más nos apunta a Cristo y pienso que en donde se encuentra el corazón de este

libro es el capítulo 5. En este capítulo nos presenta al hombre en sus cuatro estados cerrando con

el estado final de los creyentes la resurrección eterna.

Conclusión

Creo que todo estudiante de teología debe leer este libro, ya que trata con temas

fundamentales para comprender la obra de Dios en la salvación de una persona, presenta una

imagen bíblica del pecado, como entró al mundo y como afecta a la humanidad. En cada página

el autor tiene una intención de honrar a Dios. Es un libro muy edificante y sobre todo nos

presenta una visión del hombre a la luz de la palabra de Dios.

La pureza del pensamiento exige la pureza del alma

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