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Tema 8: el domicilio

Tema 8:
el
El domicilio de una persona sirve al Ordenamiento jurídico en varios aspectos como
característica para la individualización y como punto de conexión para las relaciones jurídicas.

domicili
En nuestra Constitución, el domicilio aparece expresamente recogido en el artículo 18 CE, que
garantiza su inviolabilidad. Por otra parte, el artículo 19 CE reconoce a los españoles el
“derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional”. Esto viene a

o
decir que cada uno puede establecer su residencia donde le venga en gana, sin necesidad de
pedir permiso al Estado, puesto que se considera parte de las libertades públicas inherentes a
la dignidad de la persona.

1. Concepto de domicilio.
El término domicilio, incluso en su componente lingüístico (Etimológicamente procede del
domus latino, equivalente a casa familiar), tiene un acusado entronque con la vivienda de la
persona, aunque por extensión puede referirse también a otras indicaciones del lugar de
residencia habitual de la persona.

Federico de Castro define el domicilio como el lugar de residencia habitual de la persona, en


cuanto medio principal para la localización de la misma. El domicilio tiene una serie de notas
características:

- Carácter personal. Cualquier persona, español o extranjero, puede tener domicilio. El


punto de referencia es la persona, y no el lugar de los bienes (Se opta por la
concepción germánica, en vez de por la napoleónica, que da importancia a los bienes).
- Carácter realista. Se basa en el hecho de la residencia, prescindiendo de ficciones de
cualquier tipo.
- Concretado. Esta característica viene dada por la indicación de un lugar que, según la
norma o la relación jurídica que se trate en un caso dado, será muy amplio (Territorio
del Estado o de una Comunidad Autónoma, que determina la legislación aplicable),
muy determinado (De un partido judicial, que determina la competencia) o muy
particular (Como el pueblo o incluso la casa donde se cumple la obligación).

Hay distintas clases de domicilio, como veremos a continuación.

Domicilio real o voluntario

El artículo 40 CC lo define así: “El domicilio de las personas naturales es el lugar de su


residencia habitual”.

Siguiendo una primera línea doctrinal, actualmente minoritaria, el elemento básico del
domicilio real es la residencia habitual, que había sido entendida normalmente como la suma
de un elemento material (Corpus, que no es sino el hecho de residir en el lugar) y un elemento
espiritual (Animus perpetuo commorandi, que es la intención de residir de modo
permanente). Es decir, es la suma de residencia y habitualidad (Elementos material y
espiritual, respectivamente).

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Derecho Civil I

En contraste con esa tendencia, actualmente minoritaria, hoy en día la generalidad de los
autores (Siguiendo la opinión de F. de Castro) consideran que la línea jurisprudencial del
Tribunal Supremo consiste en considerar que la fijación del domicilio dependería
exclusivamente del dato objetivo de la residencia, sin necesidad de atender a consideraciones
de orden subjetivo de la persona (Es decir, sin que el elemento espiritual sea decisivo).

La cuestión es discutible y difícil de precisar. Posiblemente, lo más acertado sea afirmar la


prevalencia del dato objetivo y fáctico de la residencia en un lugar concreto, pero sin negar
totalmente la relevancia del elemento espiritual.

Domicilio legal

Este es el impuesto como domicilio por una norma legal, prescindiendo de la residencia
habitual. A él se refiere el Código en el último inciso del primer párrafo (“[…] y, en su caso, el
que determina la L.E.C.”) y en el segundo párrafo (“el domicilio de los diplomáticos residentes
por razón de su cargo en el extranjero […]”) del artículo 40.

En cuanto a la Ley de Enjuiciamiento Civil (De 7 de enero de 2000), ésta no establece domicilio
legal alguno (Al contrario que la anterior, que sí determinaba unos cuantos, por más que la
jurisprudencia siempre mantuvo que si el afectado residía habitualmente en otro lugar,
prevalecía este domicilio real por encima del legal). Lo que sí que dispone es que (Tanto como
norma general, arts. 50 y siguientes, como en numerosos casos concretos), el domicilio del
demandante es el determinante de la competencia territorial del Juzgado de 1ª Instancia. Sin
embargo, este domicilio es un domicilio real, no legal.

En cuanto al 2º párrafo del artículo 40, impone la ficción de un domicilio en España para el
diplomático que, realmente, lo tiene en el extranjero. Dispone: “El domicilio de los
diplomáticos residentes por razón de su cargo en el extranjero, que gocen del derecho de
extraterritorialidad, será el último que hubieren tenido en territorio español”. El concepto de
diplomático es más amplio que el literal: es toda aquella persona a la que el Derecho
internacional público otorga inmunidad de jurisdicción derivada del ejercicio de funciones
diplomáticas o consulares.

Domicilio electi vo

El domicilio electivo no es un verdadero domicilio, sino el lugar que eligen las personas para
localizar (Comúnmente, domiciliar) ciertas actuaciones jurídicas, como la consumación de un
contrato (Art. 1171 CC, 1er párrafo) o la determinación de la competencia territorial judicial
(Art. 54 L.E.C., llamada sumisión). Implica una derogación convencional de los efectos del
domicilio real o legal, respecto de una determinada relación jurídica, sin que afecte para nada
al domicilio general de la persona, que continúa siendo el mismo.

El Código Civil no regula con carácter general este tipo de domicilio, ni emplea semejante
expresión, que tiene un claro origen doctrinal. Sin embargo, es evidente que en la práctica este
tipo de domicilio es ampliamente utilizado y goza de gran relevancia. Llega esto hasta tal punto
que el Tribunal Supremo ha declarado que, en las relaciones contractuales, el domicilio real
carece de relevancia cuando, voluntariamente, se ha pactado otro cualquiera.

La trascendencia jurídica del domicilio es muy amplia. No sólo la tiene para el ejercicio de los
derechos y el cumplimiento de las obligaciones (Art. 40 CC, reiterado por el art. 1171 CC), sino
también para determinar la competencia territorial judicial (Art. 50 y siguientes L.E.C.). Sin
embargo, el domicilio no afecta a la capacidad de la persona ni es un estado civil. Su

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prolongación en determinadas comunidades y con ciertos requisitos puede dar lugar a un


cambio de la vecindad civil (Art. 14 CC).

2. Concepto de residencia.
Respecto de la residencia, puede hacerse una triple graduación:

- Residencia habitual. Esta constituye, según el artículo 40 del Código, el domicilio.


- Residencia no habitual. Tiene cierta permanencia, como las estancias que no llegan a
la habitualidad definidora de domicilio, por su carácter accidental (Un hospital),
ocasional (Para la preparación de una oposición) o de temporada (De verano).
- Residencia de tránsito. Ni si quiera tiene permanencia (Un hotel para hacer noche en
un largo viaje). También se le denomina paradero.

La residencia propiamente dicha será la no habitual (La habitual constituye el domicilio). Se


trata de una relación material con un determinado lugar, es un quid facti, a diferencia del
domicilio, que es un quid iuris. El Código Civil no reglamenta la residencia, pero alude algunas
veces a ella (Arts. 181 y 183, por ejemplo).

Puede darse en una persona residencia en vez de domicilio, en los casos de falta de domicilio
(Un vagabundo, un marinero que viaja por el mundo recorriendo países, un circense que vive
en una caravana…). También puede darse (Y de hecho, es frecuente), residencia a la vez de
domicilio (Al que le operan y pasa unos días en el hospital, el que se va a la playa…).

En el primer caso, tendrá trascendencia jurídica la residencia, pero en el segundo únicamente


la tendrá el domicilio.

3. La ausencia. Concepto.
El sentido material de ausencia coincide con su significado etimológico: no estar presente.

En su sentido jurídico, se añade la incertidumbre sobre su existencia, producida por la falta de


noticias y el tiempo transcurrido. Es ausencia, por tanto, la situación en que se encuentra una
persona cuyo paradero y existencia se desconoce en el ámbito social en que se desenvuelve
normalmente; no lo es si la persona aun en lugar lejano, da noticias de sí mismo.

De este modo, es esencial la incertidumbre sobre el paradero y sobre la misma existencia. En


sentido técnico, una persona está ausente no cuando simplemente no está presente o falta de
su domicilio o residencia, sino cuando, habiendo desaparecido, se carece de noticias suyas.

No es aceptable que la audiencia sea un estado civil, pues el ausente, allá donde se encuentre,
conserva su propio estado civil. Por otra parte, a la vista del 2º párrafo del artículo 188, la
ausencia no modifica la capacidad de obrar. Se puede afirmar que origina un sistema especial
de administración del patrimonio del ausente.

El Código Civil regula la ausencia en los artículos 181 y siguientes (Título VIII del Libro I). Se
distinguen tres situaciones, que van de menor a mayor incertidumbre acerca del paradero y la
existencia del ausente, pero que son independientes entre sí (Se puede declarar Un
fallecimiento sin haber sido declarado antes ausente, por ejemplo):

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Derecho Civil I

 Ausencia presunta. En caso de una persona simplemente desaparecida, se nombra un


defensor para asuntos que no admiten demora sin perjuicio grave.
 Ausencia legal. Cuando transcurre cierto tiempo de la desaparición de una persona,
con falta de noticias, se nombra un representante en régimen de administración de su
patrimonio.
 Declaración de fallecimiento. Tras una declaración muy larga o en circunstancias de
especial peligro, se declara a la persona legalmente fallecida.

4. Las pretendidas fases de la ausencia. Procedimiento y


consecuencias de cada una de ellas.
4.1. Ausencia presunta.
Aunque en principio no haya dudas sobre su existencia, pero si sobre su paradero, se prevén
en el artículo 181 CC medidas provisionales cuando una persona desaparece de su domicilio o
del lugar de su última residencia, sin tener representación legal o voluntaria, y sin tenerse de
ella más noticias. Estas medidas provisionales se desplegarán cuando al que desaparece
atengan juicio o negocios que no admitan demora sin perjuicio grave.

Artículo 181 CC:


“En todo caso, desaparecida una persona de su domicilio o del lugar de su última residencia,
sin haberse tenido en ella más noticias, podrá el Juez, a instancia de parte interesada o del
Ministerio fiscal, nombrar un defensor que ampare y represente al desaparecido en juicio o
en los negocios que no admitan demora sin perjuicio grave. Se exceptúan los casos en que
aquél estuviese legítimamente representado o voluntariamente conforme al artículo ciento
ochenta y tres.
El cónyuge presente mayor de edad no separado legalmente, será el representante y
defensor nato del desaparecido; y por su falta, el pariente más próximo hasta el cuarto
grado, también mayor de edad. En defecto de parientes, no presencia de los mismos o
urgencia notoria, el Juez nombrará persona solvente y de buenos antecedentes, previa
audiencia del Ministerio fiscal.
También podrá adoptar, según su prudente arbitrio, las providencias necesarias a la
conservación del patrimonio.”

Ante la eventualidad de la injustificada desaparición de cualquier persona, de la que se carece


de noticias, la primera medida que adopta el Código Civil es la posibilidad de designación de un
defensor del desaparecido, para que, interina o transitoriamente, atienda los asuntos más
urgentes atinentes a aquel.

Las notas características de esta situación son:

 Remedio al abandono de sus bienes. Éste abandono se produce no sólo por la


desaparición, sino también por la ausencia de representante legal o voluntario (De
haberlo, defiende en su nombre y representación los asuntos y el patrimonio del
desaparecido).
 No varía la situación jurídica del patrimonio del desaparecido. La titularidad del
patrimonio del desparecido no es asumida por el defensor.

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 No significa duda oficial sobre la vida del desaparecido. Ésta es la diferencia básica
respecto a la declaración de ausencia.
 Carácter esencialmente transitorio. Esta situación no es indefinida. O vuelve el
desaparecido o se impone a ciertas personas el deber de promover la declaración de
ausencia.

Procedimiento

Los presupuestos para que se pongan en marcha las medidas provisionales son (Art. 181 CC):

 Desaparición de una persona de su domicilio o del lugar de su última residencia, sin


haberse tenido en ella más noticias. No se exige plazo, pero se debe dar un lapso
suficiente de tiempo, el normal de desaparición sin noticias, para que pueda darse el
concepto mismo de desaparición. Este es el presupuesto básico, del que se parte.
 Necesidad de actuar en juicio o en negocios que no admitan demora sin perjuicio
grave. Este requisito no se cumple si el juicio o los negocios son atendidos por un
representante legal o voluntario que tuviera el desaparecido.
 Instancia de parte interesada o del Ministerio Fiscal y resolución judicial. No cabe,
pues, actuación de oficio. Se sigue un expediente de jurisdicción voluntaria.

Concurriendo estos presupuestos, se nombra un defensor. Es una suerte de administrador del


patrimonio del desaparecido en asuntos urgentes. Su función se limita a dichos asuntos,
coincidiendo con el segundo de los presupuestos enumerados. También tiene una función más
amplia: “adoptar, según su prudente arbitrio, las providencias necesarias a la conservación del
patrimonio” (181, 3er párrafo).

Se nombrará defensor al cónyuge no separado legalmente, en su defecto al pariente más


próximo hasta el cuarto grado, mayor de edad. De no haber alguno de los anteriores, a una
persona solvente y de buenos antecedentes que nombre el Juez, previa audiencia del
Ministerio Fiscal.

Consecuencias

El Juez puede igualmente adoptar de oficio, con intervención del Ministerio Fiscal, medidas de
averiguación, investigación y protección de la persona y del patrimonio del desaparecido.

Las medidas provisionales pueden producir (Aunque no necesariamente) efectos familiares,


por la simple razón de que el desaparecido no se halla presente para ejercer funciones de
derecho de familia.

De este modo, la patria potestad que se ejerce conjuntamente por los padres, la ejercerá uno
de ellos, si el otro está desaparecido (Art. 156 CC). En caso de que el desaparecido fuera el
único titular de la patria potestad, se puede nombrar tutor.

También la administración de bienes gananciales puede ser atribuida judicialmente al


cónyuge del desaparecido, por razón de la imposibilidad de éste de prestar el consentimiento.

Cesación

Las medidas provisionales para la situación del desaparecido cesan:

- Por su reaparición.
- Por la darse las otras situaciones de ausencia.

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Derecho Civil I

- Por la constancia de la muerte del desaparecido.

4.2. Ausencia legal.


La ausencia declarada, o declaración judicial de ausencia (Más precisamente, ausencia legal)
es consecuencia de proveer de modo estable la desaparición de una persona, cuando ésta es
algo más que una mera falta de noticias. Al darse unos requisitos (Referidos al tiempo de la
desaparición), procede la declaración de ausencia o ausencia legal, que es producida por una
resolución judicial. En efecto, cuando se da la desaparición y se cumplen los requisitos, unas
personas deben y otras pueden pedir la declaración de ausencia, que se declarará por
resolución judicial.

La ausencia declarada no es un estado civil ni produce una modificación de la capacidad de


obrar, sino que se pretende solventar el vacó que causa su desaparición en su patrimonio y en
su familia. Es independiente de las otras dos situaciones. Sus notas características son:

 Carácter judicial. Se tramita en expediente de jurisdicción voluntaria y se declara por


auto.
 Situación jurídica independiente. Es independiente, como hemos dicho, de las otras
dos situaciones.
 Carácter prácticamente indefinido.

Requisitos

Los requisitos para que se produzca la ausencia legal son:

 Desaparición de su domicilio o de su última residencia (Art. 183 CC, 1er inciso).


 Transcurso de un plazo de tiempo (Art. 183 CC, 1er párrafo):
o Paso de 1 año desde las últimas noticias o, a falta de éstas, desde su
desaparición, si no hubiese dejado apoderamiento con facultades de
administración de todos sus bienes.
o Paso de 3 años si hubiese nombrado a un apoderado con facultad de
administración de todos sus bienes. Aun habiéndolo nombrado, si el
mandatario muere o renuncia, o si caduca el mandato y ha pasado un año, se
da por cumplido el tiempo (Art. 183 CC, 2º párrafo).

Sujetos acti vos

Los sujetos activos de la ausencia legal son, o bien personas que tienen el deber jurídico de
instar la declaración de ausencia, o bien personas que tienen la facultad de instarla.

 Personas que tienen el deber de instar la declaración de ausencia (182 CC, 1er párrafo):
o El cónyuge no separado legalmente.
o Los parientes consanguíneos hasta el 4º grado.
o El Ministerio Fiscal, de oficio o a virtud de denuncia.

 Personas que tienen la facultad de instarla (182 CC, 2º párrafo):


o “cualquier persona que racionalmente estime tener sobre los bienes del
desaparecido algún derecho ejercitable en vida del mismo o dependiente de su
muerte”

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Consecuencias

 REPRESENTANTE LEGAL

El efecto esencial de la declaración de ausencia es el nombramiento de un representante. En


el propio auto en el que se declara la ausencia se nombra al representante. Éste es el
representante legal, determinado por la ley, que fija también sus funciones, concretadas
esencialmente en el patrimonio del ausente, muy semejante al tutor que se nombra solo para
los bienes del tutelado (Que también es un representante legal).

DESIGNACIÓN. El artículo 184 CC determina el orden de designación del representante, “salvo


motivo grave apreciado por el Juez”:

 Cónyuge presente, mayor de edad y no separado legalmente o de hecho.


Representantes  Hijo mayor de edad. Preferencia del que convivía con el ausente y de mayor a menor.
legítimos  Ascendiente más próximo, de menor edad.
 Hermanos mayores de edad, que hayan convivido con el ausente.
 Persona solvente y de buenos antecedentes (Representante dativo), al que se le
Representante
subsidiario
aplicará la normativa de la tutela y las normas de capacidad especial, excusa y
remoción de los tutores (Art. 185 CC, 2º párrafo).

DEBERES.

 Pesquisa de la persona del ausente. El representante debe procurar seguir las huellas
de su representado, dada la provisionalidad de la situación de ausencia legal, tratando
de contrastar su paradero o, en su caso, su efectivo deceso (184 CC).
 Protección y administración de sus bienes y cumplimiento de sus obligaciones. Esto
implica conservar y defender el patrimonio del ausente y obtener de sus bienes los
rendimientos normales de que fueren susceptibles, ajustándose a las normas que en
orden a la posesión y administración e los bienes del ausente se establecen en la L.E.C.
(Art. 185 CC y, por remisión, art. 2046 L.E.C.).
 Inventariar los bienes muebles y describir los inmuebles del ausente. Reflejado en el
art. 185 CC y art. 2045 L.E.C.
 Los representantes que sean hermanos del ausente o persona solvente deben prestar
la garantía que el Juez prudencialmente fije (Art. 185 CC) y rendir cuentas
semestralmente (Art. 2046 L.E.C.).

ATRIBUCIONES.

 Administrar el patrimonio del ausente. Si el representante es su cónyuge, hijo o


ascendiente, tiene amplias facultades, a menos que el Juez le imponga alguna
limitación (2046 L.E.C.). En cambio, si es pariente o persona solvente, el Juez le fijará la
cuantía a que pueden ascender los actos de administración que pueda realizar sin
autorización judicial, y precisará de esta cuando la sobrepasen (Art. 2046 L.E.C.).
 Disposición de bienes. El representante podrá disponer de los bienes del ausente en
caso de necesidad o utilidad, debiendo ser autorizada por el Juez (186 CC y 2046
L.E.C.).
 Posesión temporal de los bienes. El representante ostentará la posesión, de forma
temporal, de los bienes del ausente, excepto el representante dativo (186 CC).

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Derecho Civil I

 Remuneración. El Juez la señalará, según el importante de los frutos, las rentas del
patrimonio, las cargas familiares del ausente y el tipo de representante (186 CC y 185
CC, en relación con el dativo).

 OTROS EFECTOS

FAMILIARES. El representante no tiene atribuciones sobre la familia del ausente, pero ésta
tiene que continuar su vida jurídica, personal y patrimonial, aún con la no presencia del
ausente. Así pues, la ausencia legal produce ciertos efectos familiares, aunque estos son
limitados.

En las relaciones personales del matrimonio, el cónyuge puede pedir la separación conyugal
(82.7 CC) y, tras 2 años, el divorcio (823 CC).

En las relaciones patrimoniales del matrimonio, el cónyuge del ausente tendrá, por resolución
judicial, la administración y disposición de los bienes gananciales (1387 CC) y podrá pedir que
se extinga la comunidad de gananciales, por resolución judicial (1393 CC), pasando al régimen
de separación de bienes.

En las relaciones de filiación, los hijos habidos mientras el cónyuge esté ausente no se
presumen matrimoniales (116 CC). La patria potestad es ejercida exclusivamente por el
cónyuge del ausente (156 CC).

DERECHOS EVENTUALES. Los derechos que se produzcan el patrimonio del ausente pasan a
engrosarlo. Estos derechos son, según el 186 CC: frutos, rentas y aprovechamientos.

Es un caso distinto el de los derechos que pueda adquirir el ausente que exigen, como toda
adquisición, la existencia del sujeto (Y sobre el ausente, pesa la incertidumbre de la misma).
Ante dicha incertidumbre, el artículo 190 CC exige que se pruebe que la persona vivía en el
tiempo en que era necesaria su existencia para adquirirlo. Esto constituye una excepción (Si no
una contradicción) con la presunción de vida del ausente que proclama el artículo 195 CC.

En el caso de que el derecho que pueda adquirir el ausente sea una herencia, los artículos 191
y 192 CC hacen una aplicación específica de la norma anterior. Si se abre una sucesión en la
que esté llamado el ausente, se procederá como si este no existiera, pero deberán hacer, con
intervención del Ministerio Fiscal, inventario de dichos bienes. En caso de que el ausente
reapareciera, estos bienes pueden ser reclamados. Por el contrario, si se produce la
declaración de fallecimiento o se prueba la muerte, los adquirentes provisionales adquirirán
definitivamente tales bienes.

Cesación

 Prueba de existencia del ausente. Bien porque reaparezca, bien porque se acredite su
existencia en otro lugar. Se dictará, en este caso, una declaración judicial (2043 L.E.C.),
dejando sin efecto la declaración de ausencia.
Se le restituirá su patrimonio, pero no los productos percibidos por el representante
como remuneración, a no ser que haya mala fe (Básicamente, que supiera de su
existencia), en cuyo caso devolverá los percibidos y los debidos percibir (187 CC).
Si durante la situación de ausencia se presentase un tercero acreditando por
documento fehaciente haber adquirido bienes del ausente (Lo que significa,
evidentemente, que éste está vivo), no cesa la ausencia, sino que simplemente se le
entregarán tales bienes a su adquirente, saliendo del patrimonio del ausente (188 CC).

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 Por prueba de la muerte del ausente (188 CC). Se abre la sucesión y se produce la
delación a favor de los herederos testamentarios o ab intestato. Una vez aceptada por
estos la herencia, el representante del ausente fallecido les hará entrega del
patrimonio del mismo.

 Por declaración de fallecimiento. Reflejado en el artículo 195 CC.

4.3. Declaración de fallecimiento.


Una persona que ha desaparecido y no se tiene de ella noticias, aparte e independientemente
de que se hubieran podido tomar medidas provisionales o haya podido ser declarada ausente,
puede ser declarada judicialmente fallecida tras el transcurso de un largo plazo o de un plazo
menor si desapareció en circunstancias especialmente peligrosas.

La declaración de fallecimiento es la resolución judicial por la que se declara la muerte de una


persona fallecida.

La resolución toma forma de auto dictado en expediente de jurisdicción voluntaria ( 2042


L.E.C.), en que no hay deber de instar, sino que tienen la facultad de hacerlo los interesados y
el Ministerio Fiscal.

Es independiente de la declaración de ausencia. La declaración de fallecimiento produce, en


principio, los mismos efectos que la muerte: extinción de la personalidad (32 CC). Sin
embargo, no puede sustraerse a la idea de provisionalidad, o de presunción de muerte, ya que
sus efectos no son tan absolutos y definitivos como estos, y siempre cabe la posibilidad de
que reaparezca.

Así, la muerte se inscribe como tal (Inscripción de defunción) en el Registro civil cuando se
prueba la certeza de la misma en grado tal que excluya cualquier duda racional. En otro caso,
debe procederse a la declaración de fallecimiento.

Requisitos

Los requisitos varían según se trate de uno u otro de los dos supuestos planteados por el
Código Civil (193 y 194 CC). En cualquier caso, han de cumplirse para solicitar la declaración de
fallecimiento:

 193.1 CC: Transcurso de 10 años (O 5 años si el desaparecido es mayor de 75 años)


desde la desaparición o últimas noticias. Se cuenta desde el momento de la
desaparición o de la expiración del año natural en que se tuvieron las últimas noticias.

 Segundo supuesto: transcurso de un breve plazo (Varía según el caso):


o 3 meses, contados de fecha a fecha, en caso de siniestro (193.3 CC).
o 3 meses, en caso de naufragio o accidente aéreo, comprobados estos. Se
presume que se ha producido si en tres meses no se tienen noticias de la nave
o de la aeronave (194.2 y 194.3 CC).
o 1 año, en caso de riesgo inminente de muerte, por causa violenta contra la
vida, en que la persona fallecida se encontró y no tuvieron de ella más noticias
(193.3 CC). Este riesgo se presume cuando han pasado 6 meses desde una
subversión política o social en la que desapareció la persona (193.3 CC, 2º
párrafo).

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Derecho Civil I

o 2 años, en caso de guerra, en que la persona desaparecida ha participado en


operaciones de campaña, contados desde la fecha del tratado de paz o de la
declaración oficial del fin de guerra.

Consecuencias

El auto que declara el fallecimiento de una persona produce el efecto básico, en principio
semejante a la muerte, de la extinción de la personalidad. De este modo, cesarán las
relaciones jurídicas que se extinguen por la muerte, aunque sin sustraerse a la idea de
presunción. El artículo 195 CC presume que el ausente ha vivido hasta el momento que deba
reputársele fallecido, salvo investigaciones en contrario. De aquí se deduce la presunción de
vida del ausente y la presunción de muerte del declarado fallecido.

Para este efecto básico, esencial, y para los demás que son consecuencia de éste, es precisa la
expresión de la fecha en la que se le reputa fallecido, como exige el artículo 195, en su párrafo
2º: “toda declaración de fallecimiento expresará la fecha a partir de la cual se entienda
sucedida la muerte, con arreglo a lo preceptuado en los artículos precedentes, salvo prueba en
contrario”.

La fecha se determina:

- En el primer supuesto (Largo plazo): fecha en que termina el plazo de 10 o 5 años.


- En el segundo supuesto (Breve plazo): fecha del siniestro, naufragio, accidente aéreo o
del último día del periodo de presunción del riesgo.

CESE DE LA SITUACIÓN ANTERIOR. A pesar de que la declaración de fallecimiento es


independiente de las otras dos situaciones, de existir éstas, cesan por la declaración de
fallecimiento, según el artículo 195 CC.

EFECTOS FAMILIARES. El efecto básico es la cesación de las relaciones jurídicas de las que era
sujeto el declarado fallecido. Esto también incluye a las relaciones familiares.

Se producirá la disolución del matrimonio, tanto del civil como del religioso (85 CC). En caso
de reaparición y revocación de la declaración de fallecimiento, el matrimonio no recobra su
vigencia: quedó y sigue disuelto (Si quieren, podrán volver a casarse, eso sí).

La disolución del matrimonio produce los efectos normales: extramatrimonialidad de los hijos
(116 CC), disolución de la comunidad de gananciales (1392.1 CC) y del régimen de
participación (1415 CC) y extinción de la patria potestad (169.1 CC).

EFECTOS SUCESORIOS. La declaración de fallecimiento, como la muerte, produce la apertura


de la sucesión, si bien tampoco en este efecto puede sustraerse a la nota de provisionalidad
que le caracteriza.

Producida la apertura de la sucesión, tras la delación y la aceptación, adquieren la herencia los


herederos y se entregan los legados. Sin embargo, debido a esta nota de provisionalidad, los
sucesores tienen el deber de formar notarialmente un inventario detallado de los bienes
muebles y una descripción de los inmuebles (196 CC, párrafo 1º).

En cuanto a los herederos, se limita hasta los cinco años el poder de disposición
gratuito (196 CC, párrafo 2º).

En cuanto a los legatarios, se retrasa su adquisición de los legados hasta que


transcurran cinco años (196 CC, párrafo 3º).

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Cesación

 Revocación de la declaración de fallecimiento. Si reaparece el declarado fallecido, e


igualmente si se prueba que existe, en el expediente de jurisdicción voluntaria se dicta
auto por el que se deja sin efecto la declaración de fallecimiento (2043 L.E.C.).
Como consecuencia, recobrará sus bienes y tendrá derecho al precio de los que se
hubieran vendido, o los bienes que con ese precio se hubieran adquirido. Si la
posesión de sus bienes por sus herederos fue de buena fe, si el declarado fallecido
reaparece, “no podrá reclamar de sus sucesores rentas, frutos ni productos obtenidos
con los bienes de su sucesión, sino desde el día de su presencia o de la declaración de
no haber muerto.” (197 CC).
Podrá ejercitar las acciones de petición de herencia (Si hubiera sido llamado el
declarado fallecido a la herencia de otro) y otros derechos que le competen, siempre
que no hayan prescrito (192 CC).
En cuanto al matrimonio, como ya se ha dicho, quedó disuelto, y podrá volver a
casarse. La patria potestad sobre los hijos que sigan siendo menores la recobrará.

 Por la muerte efectiva, que se pruebe.


La fecha de la muerte será la que se haya probado, y no la que aparezca en la
declaración de fallecimiento.
Cesarán las limitaciones impuestas a herederos y legatarios por el artículo 196.

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