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La depresión y el estrés son problemas comunes entre los adolescentes debido a los cambios que experimentan y la presión por ser aceptados. El estrés excesivo puede conducir a trastornos como la ansiedad o la depresión. Ser aceptado por los demás se convierte en una gran necesidad durante la adolescencia, especialmente para las chicas, y los comentarios negativos sobre el aspecto físico pueden causar depresión. La presión académica, la falta de perspectivas laborales y la competencia también generan estrés e inseguridad en los adolesc
La depresión y el estrés son problemas comunes entre los adolescentes debido a los cambios que experimentan y la presión por ser aceptados. El estrés excesivo puede conducir a trastornos como la ansiedad o la depresión. Ser aceptado por los demás se convierte en una gran necesidad durante la adolescencia, especialmente para las chicas, y los comentarios negativos sobre el aspecto físico pueden causar depresión. La presión académica, la falta de perspectivas laborales y la competencia también generan estrés e inseguridad en los adolesc
La depresión y el estrés son problemas comunes entre los adolescentes debido a los cambios que experimentan y la presión por ser aceptados. El estrés excesivo puede conducir a trastornos como la ansiedad o la depresión. Ser aceptado por los demás se convierte en una gran necesidad durante la adolescencia, especialmente para las chicas, y los comentarios negativos sobre el aspecto físico pueden causar depresión. La presión académica, la falta de perspectivas laborales y la competencia también generan estrés e inseguridad en los adolesc
La depresión y el estrés son dos de los problemas de salud más
importantes en la actualidad. Y los adolescentes, inmersos en
una etapa de cambios cruciales, también los sufren: uno de cada cinco padece sus consecuencias. El estrés es la respuesta automática y natural del cuerpo ante las situaciones que resultan amenazadoras o desafiantes. El entorno está en constante cambio y hay que adaptarse de manera continua. Sin embargo, cuando el estrés es excesivo pueden desarrollarse problemas psicológicos, como trastornos de ansiedad o depresión.
Durante la adolescencia, ser aceptado por los demás se convierte
en una necesidad psicológica fundamental. Esta necesidad de aceptación tan intensa «se debe a los estereotipos y valores que caracterizan la cultura occidental», considera Calvete. A las chicas se les enseña, en mayor medida, que es importante agradar a los demás, lo que implica tener un aspecto físico que guste. Algunas comienzan a deprimirse a raíz de comentarios negativos sobre su aspecto físico. En muchos casos, cuando se tiene la creencia de «necesito ser aceptada por los demás, sería horrible que me rechazaran…», cada vez que se enfrenta a una crítica o al rechazo por parte de los demás lo pasa muy mal. Si estas situaciones se repiten de forma prolongada, pueden desarrollarse los síntomas depresivos. Un joven que tiene problemas para que le acepten cambiará algunas de sus conductas. La psicóloga Sílvia Sumell afirma que algunas señales son indicativas de que un adolescente tiene problemas para que le acepten socialmente, como el hecho de que «nunca o muy pocas veces quede con alguien, no le llamen, no se conecte a ninguna red social como Facebook, tenga problemas con los compañeros de clase (peleas) o con los profesores (contesta mal, es desafiante, etc.), no le apetece quedar con nadie, se aburre o está más irritable que de costumbre, tiene alteraciones del sueño o del apetito, o empeora su rendimiento académico». De la misma manera, algunos estudios señalan que a partir de los 13 ó 14 años aumentan los casos de depresión de una forma muy acusada. Este incremento se prolonga durante toda la adolescencia. Las chicas se deprimen con más frecuencia que los chicos: al final de la adolescencia, la tasa de depresión del sexo femenino es el doble que la del masculino
Presión académica, depresión y estrés
Una de las principales causas de depresión en la adolescencia es
la exigencia por obtener buenas notas. Alicia López de Fez, psicóloga en Valencia, señala que los adolescentes se quejan de la presión académica, ya que llegan a la consulta con un gran sentimiento de inseguridad y con poca confianza en sus posibilidades. En las sesiones, ganan autoconfianza y las quejas por la carga de los estudios dejan de ser tales de manera progresiva. Si se ajustan las metas a los recursos, si se establecen metas realistas, la presión académica percibida es menor y la frustración, también. Las quejas sobre la cantidad excesiva de deberes, exámenes o trabajos que entregar y muy poco tiempo son habituales. No obstante, Sumell afirma que «no hay una presión académica generalizada, sino que los jóvenes con problemas añadidos suelen percibirlo así y, a consecuencia, su rendimiento académico queda afectado». Esta presión no sólo es responsabilidad de los padres. Los expertos coinciden en que hay una presión social que empuja a ser cada vez más y más competitivos. Quienes no tienen una vocación clara o están desmotivados con los estudios, pueden sufrir más. «Acuden a la consulta jóvenes sin vocación ni hábito de estudio que sobreestiman sus cualidades y que no son capaces de reconocer que sin fuerza de voluntad y sacrificio no lograrán empezar, o terminar según los casos, sus estudios universitarios», explica López de Fez. Por otro lado, una de las principales consecuencias de la actual crisis económica es el futuro laboral que espera a muchos de ellos. La falta de perspectivas en este terreno es un factor estresante en el final de la adolescencia y puede provocar problemas como ansiedad o depresión.
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