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Lección

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Los modelos procesales civiles: juicio ordinario y verbal.

1 Clasificación de los procesos civiles de declaración


Si centramos nuestro estudio en el proceso civil de declaración; aquel mediante
el cual el justiciable puede obtener una declaración jurisdiccional del derecho
para el caso concreto sometido a consideración de la jurisdicción, hemos
podido ya distinguir dos tipos de procesos de declaración:
• Procesos de declaración mediante enjuiciamiento: la declaración del
Derecho se alcanza tras el enjuiciamiento de las alegaciones y, en su
caso, prueba introducidas en el proceso por el actor y el demandado.
• Procesos de declaración mediante provocación decisoria: la declaración
del Derecho sólo se alcanza si no se opone el demandado a la
pretensión formulada por el actor; en caso de formular oposición el
demandado, el proceso finaliza sin alcanzar ningún resultado.
Nuestro estudio se va a centrar en el proceso civil de declaración mediante
enjuiciamiento, que constituye el modelo ordinario de proceso civil de
declaración. La declaración mediante provocación decisoria es una estructura
sólo admitida por el ordenamiento jurídico en determinados supuestos, por lo
que estos procesos de declaración mediante provocación decisoria, suelen
considerarse como procesos declarativos de carácter especial.
El legislador, sin embargo, distingue entre procesos ordinarios y especiales. La
clasificación en ordinarios y especiales procede del propio legislador, que
establece dos tipos de procesos ordinarios, mediante los que se sustancian la
generalidad de las acciones –el ordinario y el verbal–, y otros procesos
especiales, con una estructura diversa a la de los procesos ordinarios.
Los procesos mediante provocación decisoria (de estructura monitoria) son
"especiales", porque no responde a la estructura habitual del juicio ordinario y
del juicio verbal que son considerados como juicios "ordinarios". No obstante,
conviene advertir que no todos los procesos especiales comportan una
provocación decisoria, es decir, no todos los especiales tienen estructura
monitoria.
La Ley de Enjuiciamiento Civil se estructura en cuatro Libros:
• Libro I: trata de las disposiciones generales relativas a los juicios civiles.
• Libro II: trata de los procesos declarativos ordinarios.
• Libro III: trata de los procesos de ejecución y de las medidas cautelares.

Javier López Sánchez Apuntes de Derecho Procesal I


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• Libro IV: trata de los procesos especiales.


Lo cierto es que podemos encontrar procesos especiales en el Libro I y en el
propio Libro II. Además, a los procesos especiales hay que añadir los
regulados en leyes especiales –como los procesos regulados en la Ley
Concursal– o los procesos para litigios transfronterizos, regulados por la Unión
Europea –como el proceso monitorio europeo, regulado en Reglamento (CE) n°
1896/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12 de diciembre de 2006,
por el que se establece un proceso monitorio europeo o el proceso europeo de
escasa cuantía, regulado en el Reglamento nº 861/2007 del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 11 de julio de 2007, por el que se establece un
proceso europeo de escasa cuantía–.
Otra clasificación que cabe introducir es la distinción entre procesos singulares
y universales.
• Los procesos singulares tienen un objeto único, por cuanto que
resuelven una pretensión formulada por un actor, frente a un
demandado. Se sustancia una única acción. No obstante, merced a la
acumulación de acciones de de procesos, puede suceder que en un
proceso se dé una cierta pluralidad de acciones.
• Los procesos universales aspiran a dar una solución global a todas las
pretensiones que pudieran dirigirse frente a un mismo patrimonio. Son
característicos los juicios de división de patrimonios y los procesos
concursales.
Siempre que encontremos un proceso con una estructura distinta a los
procesos civiles ordinarios de carácter singular –juicio ordinario y juicio verbal–
que han de seguirse en función de la materia o la cuantía, según establecen
los artículos 249 y 250 LEC, nos encontramos ante un proceso especial.
No obstante, los procesos ordinarios pueden presentar algunas especialidades
en su tramitación, a veces vinculadas a la posibilidad de adoptar especiales
diligencias preliminares o medidas cautelares, pero, en otras ocasiones estas
especialidades inciden en la misma tramitación del proceso y son de carácter
especialmente relevante, lo que lleva a algunos autores a considerar a algunos
de estos procesos como especiales.
En relación con el juicio ordinario, podemos encontrar estas especialidades en
derechos honoríficos, tutela civil de derechos fundamentales, impugnación de
acuerdos sociales, competencia desleal, propiedad industrial, propiedad
intelectual, publicidad, condiciones generales de la contratación, arrendamientos
urbanos, retracto, propiedad horizontal y, como veremos, cuando se ejercita una
acción de carácter colectivo. También, en relación con el juicio verbal, podemos
encontrar estas especialidades en los procesos por precario, los procesos de
reclamación de alimentos o en el ejercicio de la acción de rectificación y, sobre
todo, en los juicios verbales de carácter sumario.
Los procesos civiles de declaración pueden también clasificarse en:
• Procesos plenarios: aquellos que discurren por un procedimiento en el
que no se limitan las posibilidades de alegación o prueba de las partes.
La sentencia decide la acción con carácter plenario y, por lo tanto, con
efecto de cosa juzgada, de modo que "excluirá, conforme a la ley, un

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ulterior proceso cuyo objeto sea idéntico al del proceso en que aquélla
se produjo" (art. 222.1 LEC), es decir, no podrá discutirse nuevamente
en un proceso sobre lo ya decidido en la sentencia.
• Procesos sumarios: aquellos que discurren por un procedimiento en el
que el legislador ha establecido una limitación de las posibilidades de
alegación o prueba, para evitar así alegaciones que pudieran dilatar la
terminación del proceso y lograr de este modo una rápida tutela judicial.
Tales procesos no causan indefensión, por más que se limiten las
facultades de alegación y prueba, porque la sentencia carecerá de
efecto de cosa juzgada, de modo que el actor podrá reiterar su solicitud
de tutela en otro proceso posterior de carácter plenario. La cuestión
decidida de forma sumaria podrá ser nuevamente planteada en un
posterior proceso para que se decida de forma definitiva, con efecto de
cosa juzgada. Aunque comúnmente se habla de acción sumaria, en
realidad lo sumario es el proceso seguido.
A modo de ejemplo, el artículo 250.1.10º LEC señala que se seguirá el
juicio verbal para decidir, con carácter sumario, sobre el incumplimiento de
las obligaciones del comprador de bienes muebles a plazos, cuando el
contrato se hubiera inscrito en el correspondiente registro. La acción es
sumaria, porque se limita a dirigir ejecución exclusivamente sobre el bien
adquirido a plazos. Al ejecitarse con carácter sumario la acción, el artículo
444.3 LEC limita las posibilidades de oposición del demandado. Si quisiera
fundar su oposición en otro motivo no podrá aducirle en el proceso
iniciado. No obstante, esta situación no le ocasiona indefensión, porque el
artículo 447.2 LEC in fine señala que la sentencia que se dicte no
producirá efectos de cosa juzgada al tratarse una pretensión de tutela que
la Ley de Enjuiciamiento Civil califica como sumaria. Esto supone que el
demandado podrá iniciar un nuevo proceso ordinario de carácter plenario,
en el que no tendrá limitaciones en sus posibilidades de alegación, para
aducir el motivo que no pudo aducir en el proceso sumario. Al no tener la
sentencia dictada en el proceso sumario efecto de cosa juzgada, no
impedirá que haya un nuevo proceso en el que se discuta nuevamente
sobre lo ya decidido.
La anterior clasificación puede aplicarse tanto a los procesos declarativos
mediante enjuiciamiento como a los procesos declarativos mediante
provocación decisoria, en la medida en que en estos últimos se limiten las
posibilidades de oposición.
A la anterior clasificación puede añadirse otra en razón de los principios
jurídicos técnicos que presiden la regulación de los procesos:
• La generalidad de los procesos civiles, tanto los ordinarios como una
gran parte de los especiales, se caracterizan por los principios
dispositivo y de aportación de parte. El juez decide dentro de los límites
que le fijan las partes al formular sus pretensiones y con sujeción a los
fundamentos de hecho y de derecho aducidos, así como a la prueba
aportada por las partes.
• Los procesos no dispositivos son un conjunto de procesos especiales
regulados en el Título I del Libro IV LEC y señalados en el artículo 748
LEC y caracterizados por el interés público que reviste la cuestión que

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en ellos se decide. Por tal motivo, puede intervenir el Ministerio Fiscal


(art. 749 LEC) y se prohíbe a las partes disponer de su acción. Así, el
artículo 751 LEC no permite ni la renuncia, ni el allanamiento, ni la
transacción. El desistimiento requiere, como regla general, conformidad
del Ministerio Fiscal (art. 751 LEC). Este interés público atenúa el
principio de aportación de parte y permite al juez practicar de oficio
prueba. Es decir, puede ordenar la práctica de pruebas no pedidas por
las partes

2 Procesos civiles de declaración mediante enjuiciamiento


Una vez analizados los distintos tipos de procesos civiles de declaración,
vamos a centrar nuestra atención en los procesos declarativos ordinarios de
carácter dispositivo, es decir, los que no tienen una estructura especial y que
se caracterizan por alcanzar la declaración del derecho para el caso concreto a
través de una actividad de enjuiciamiento.

A) Estructura del proceso civil ordinario de declaración


El proceso civil es un proceso regido por los principios jurídicos constitutivos de
audiencia e igualdad y por los principios jurídicos técnicos dispositivo y de
aportación de parte. Se trata de un proceso que resuelve conflictos de
pretensión discutida.
Como ya hemos señalado, la sentencia por la que se decide el litigio se adoptará a
partir de las aportaciones de hechos y pruebas y de las pretensiones de las partes
(principio de justicia rogada, al que aparece vinculado al principio de aportación de
parte, recogido en el art. 261 LEC). Corresponde a las partes no sólo formular
alegaciones y presentar pruebas –principio de aportación de parte–, sino que
además deben fijar el objeto del debate –principio dispositivo–, de modo que el
tribunal deberá pronunciarse únicamente sobre los puntos litigiosos
oportunamente deducidos (art. 218 LEC).
De la alegación de cada parte, debe darse traslado a la parte contraria, para que
pueda formular sus propias alegaciones y hacer así posible el principio de
audiencia –audiatur et altera pars– y el derecho de defensa.
Cada parte tiene un preciso momento procesal para formular sus pretensiones,
alegaciones y para proponer prueba, de modo que si no lo hace en ese momento,
pierde la oportunidad de llevar a cabo tales actos. El proceso civil aparece regido
por la regla de la preclusión de las actuaciones.
En el proceso civil de declaración, con carácter general, cabría señalar tres
fases principales:
• Fase de alegaciones: es la fase en la que se ejercita la acción por el
actor y se le da una fundamentación fáctica y jurídica y en la que el
demandado plantea sus excepciones y defensas con la correspondiente
fundamentación fáctica y jurídica. La alegación del actor se hace,
normalmente, mediante la demanda y las del demandado, también
normalmente, mediante la contestación a la demanda.
• Fase de prueba: es la fase en la que se propone y practica la prueba
para fundar la convicción del juez sobre los hechos que han sido
aducidos en el proceso. El momento de proposición de la prueba puede

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variar según los tipos de procesos y la práctica de la prueba se lleva a


cabo normalmente en la vista o acto del juicio.
• Fase de decisión: es la fase en la que el juez adopta su decisión sobre
la acción deducida, que puede ir precedida de un debate de las partes
sobre la prueba practicada y sobre las alegaciones jurídicas. Este
debate, si se da, se realiza normalmente en la vista o acto del juicio, a
continuación de la práctica de la prueba.
Estas fases no se dan, sin embargo, de una forma claramente separada, sino
que se suelen superponer en la tramitación del proceso, porque este busca la
concentración de las actuaciones, siempre que sea posible.

B) Los procesos ordinarios en el sistema procesal español


La Ley de Enjuiciamiento Civil del año dos mil llevó a cabo una simplificación
de los modelos procesales ordinarios. Sólo hay dos tipos de procesos
declarativos ordinarios, el juicio ordinario y el juicio verbal.
El Libro II de la LEC que trata de los procesos declarativos, se estructura en los
siguientes títulos:
• Título I: trata de las disposiciones comunes a los procesos declarativos y,
dentro de estas, desarrolla ampliamente las normas de prueba y, al final,
contiene la regulación de las costas.
• Título II: trata del juicio ordinario. Se ordena en varios capítulos que
contemplan:
• las alegaciones iniciales (capítulo I),
• la audiencia previa al juicio (capítulo II),
• el juicio (capítulo III) y
• la sentencia (capítulo IV).
• Título III: trata del juicio verbal. Contiene sus particularidades,
remitiéndose al juicio ordinario en lo no previsto específicamente.
• Título IV: trata de los recursos que se dan contra sentencias que aún no
son firmes.
• Título V y VI tratan, respectivamente, de los procesos de rescisión y
revisión de sentencias firmes.

a) El juicio ordinario
Su regulación se encuentra en los artículos 399 y ss. LEC.
• Es un proceso en el que los principales actos de alegación –
contestación y demanda– se realizan por escrito, mediante la demanda
y la contestación a la demanda, que debe formularse en el plazo de
veinte días.
• Tras la contestación de la demanda, tiene lugar la audiencia previa que
consiste en una vista con la finalidad de resolver las cuestiones
procesales que pudieran obstar a la válida prosecución del juicio, pero
también para fijar los términos del debate y proponer y resolver la
admisión de prueba. Aunque la prueba se propone en este acto, los

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documentos, dictámenes e informes debieron presentarse con la


demanda y contestación.
• Tras la audiencia previa tiene lugar el juicio, en el que se practica la
prueba y las partes pueden formular sus conclusiones sobre la prueba
practicada e informar sobre los argumentos jurídicos esgrimidos.
• Terminado el acto del juicio, el juez dictará sentencia.
Es un proceso en el que hay un equilibrio entre escritura y oralidad, en la
medida en que los principales actos de alegación son escritos, pero la fijación
de las cuestiones de hecho y la proposición de prueba se hace oralmente.

b) El juicio verbal
Su regulación se encuentra en los artículos 437 y ss. LEC. Este tipo procesal
se caracteriza por la concentración de las actuaciones en una vista. Es un
proceso casi totalmente oral.
• Se inicia por una demanda escrita, que en caso de ser de cuantía
inferior a dos mil euros puede ser de carácter sucinto.
• La contestación a la demanda se lleva de forma escrita.
• También en el acto del jucio se lleva a cabo la proposición y la práctica
de la prueba.
Este tipo procesal busca la rapidez en la respuesta jurisdiccional y un coste
económico reducido, por lo que resulta adecuado para la resolución de
cuestiones de escasa cuantía o sencillas.

El juicio ordinario es el tipo procesal que ofrece mayores garantías. Al


estructurarse con demanda y contestación escrita, permite formular las
alegaciones con mayor precisión. Además la presencia de una audiencia previa
al juicio, permite fijar, con un debate los hechos y resolver con carácter previo
las cuestiones procesales, de modo que sólo se llega al juicio cuando el debate
está adecuadamente fijado y las cuestiones procesales adecuadamente
resueltas. Sin embargo este proceso presente una notable duración. Por ese
motivo, el juicio verbal resulta más adecuado cuando el proceso tiene una
menor trascendencia o cuando se trata de un proceso sumario.

C) La determinación del juicio ordinario


Las acciones se sustancian a través de un procedimiento que ha de resultar
adecuado al tipo de tutela planteado. La determinación del procedimiento se
hace en razón de la materia, es decir, en razón de la norma jurídica en la
que se funda la pretensión de tutela, o bien en razón de la cuantía, es decir,
en razón de la cuantía o valor de la pretensión formulada, con independencia
de la norma en que se funda la pretensión de tutela.

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a) Reglas de determinación del procedimiento ordinario


por razón de la materia
En razón de la materia sobre la que versa la acción, los artículos 249.1 LEC y
250.1 LEC determinan cuándo ha de seguirse el juicio ordinario o el juicio
verbal.
Pueden resultar aplicables otras normas que determinen que el procedimiento
a seguir es especial, bien con carácter excluyente –como sucede con los
procesos no dispositivos– o concurrente –como sucede con el proceso
monitorio–.
El legislador escoge uno u otro cauce procesal –ordinario o verbal– en razón
de la trascendencia de la materia. Para las cuestiones que entiende que
normalmente presentarán una mayor complejidad opta por el juicio ordinario,
con independencia del valor o cuantía de la reclamación.
La opción por el juicio verbal suele responder a una razón de celeridad. Las
acciones que ofrecen una tutela rápida –sobre todo si se trata de una tutela
sumaria– suelen encontrar como cauce el juicio verbal, con independencia del
valor o cuantía de la reclamación.

b) Reglas de determinación del procedimiento ordinario por razón de


la cuantía. Reglas de determinación de la cuantía
Cuando la acción que se ejercita no responde a alguna de las materias
señaladas en los artículos 249.1 LEC o 250.1 LEC, en tal caso deben aplicarse
los artículos 249.2 LEC y 250.2 LEC que tienen en cuenta la cuantía de la
reclamación para fijar el procedimiento. En asuntos de cuantía elevada (más de
6.000 €), deberá seguirse el juicio ordinario. En asuntos de cuantía igual o
inferior a 6.000 € deberá seguirse el juicio verbal.
Para poder aplicar las anteriores reglas es necesario determinar cuál es la
cuantía del pleito. Las reglas para la determinación de la cuantía se incluyen en
el artículo 251 LEC.
Las más importantes son las siguientes:
1ª Si se reclama una cantidad de dinero determinada, la cuantía será esa
cantidad y si falta determinación se considerará indeterminada.
2ª Si se reclama la entrega de bienes muebles o inmuebles se estará a su
valor al tiempo de interponerse la demanda, con independencia de que la
reclamación se funde en derechos reales o personales.
7ª En los juicios sobre el derecho a exigir prestaciones periódicas, temporales
o vitalicias se calculará el valor por el importe de una anualidad multiplicado
por diez, salvo que el plazo de prestación fuera inferior a un año. En tal caso
se estará al importe de la misma.
8ª En los juicios sobre la existencia validez o eficacia de un título obligacional,
su valor se calculará por el total de lo debido, aunque sea pagadero a
plazos.
9ª En los juicios sobre arrendamientos de bienes la cuantía será, si se
reclaman las rentas vencidas, su importe; si se reclama la posesión del bien
arrendado, se estará al valor de dicho bien al tiempo de interponer la

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demanda y, en el resto de los casos, la cuantía será el importe de una


anualidad de la renta, cualquiera que sea su periodicidad.
11ª En el caso de una demanda que tenga por objeto una prestación de hacer,
su importe será el coste de aquello cuya realización se inste o el importe de
los daños y perjuicios derivados del incumplimiento, salvo que se acumulen
ambas pretensiones al reclamarse el cumplimiento y la indemnización de los
daños y perjuicios, en cuyo caso el valor será la suma de ambas.
Si por aplicación de las reglas anteriores no es posible fijar de modo concreto
el valor de lo pedido, se considerará que es un asunto de cuantía inestimable y,
en tal caso, se sustanciará conforme a las reglas del juicio ordinario (arts. 249.2
y 253.3 LEC).
La determinación de la cuantía recae siempre sobre el actor que debe indicarla
en la demanda. No puede dejar de hacer tal indicación o sustituirla por una
genérica referencia a la clase de juicio que debe seguirse (art. 253 LEC).
El tribunal debe dar al proceso el curso que considere adecuado, sin estar
vinculado por la petición del actor. El tratamiento procesal de la adecuación del
procedimiento (arts. 422 y 423 LEC) es el siguiente:
• Control de oficio inicial de la adecuación de procedimiento. El error
padecido será subsanado por el tribunal (arts. 254.1, .2, .3 LEC). Sólo
en el caso de que la demanda no ofreciese datos suficientes para
determinar el procedimiento y el actor no subsanase esta circunstancia,
se podrá acordar el sobreseimiento (art. 254.4 LEC).
• El demandado podrá impugnar en la contestación a la demanda la
cuantía cuando suponga una variación del procedimiento; también podrá
impugnar directamente el cauce seguido cuando entienda que, por
razón de la materia, el proceso a seguir es otro. La cuestión se resolverá
en la audiencia previa al juicio (art. 255.2 LEC) o en el acto de la vista en
el juicio verbal (art. 255.3 LEC). Se resolverá según lo establecido en los
artículos 422 y 423 LEC, decidiéndose el procedimiento por el que se
encauza.
Finalmente, debe tenerse en cuenta que la alteración del valor de los bienes
objeto del litigio que sobrevenga después de interpuesta la demanda no implica
la modificación ni de su cuantía ni de la clase de juicio.

3 Procesos civiles de declaración mediante


provocación decisoria (técnica monitoria)

A) La denominada "estructura monitoria"


Como vimos la denominada "estructura monitoria" no es sino una configuración
procedimental en la que al silencio del demandado se le otorga el valor de un
allanamiento a la pretensión del actor.
Las fases del procedimiento son tres:
• Fase de alegaciones. Se limita a la formulada por el actor. Debido a las
consecuencias que puede tener el silencio del demandado, puede

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exigirse que el inicio de un proceso de estas características quede


supeditado a la presentación de un principio de prueba del derecho del
actor.
• Requerimiento de pago. Si se admite la petición del actor, el tribunal
resuelve directamente y de plano requerir de pago al deudor. Este
requerimiento se hace con una intención de provocación de la oposición,
pues se le da la opción al deudor de formular oposición advirtiéndole
que, de no hacerlo, su situación quedará definitivamente decidida.
• Respuesta del deudor. El deudor puede realizar tres actuaciones:
• Atender al requerimiento y dar cumplimiento a la conducta que se le
exige en el requerimiento, normalmente un pago.
• Guardar silencio. Este silencio equivale a un allanamiento y la
situación jurídica queda decidida, de forma definitiva o con carácter
sumario, dependiendo del procedimiento.
• Formular oposición. Caben aquí otras dos posibilidades
• Que la oposición ponga término al proceso monitorio,
resolviéndose la cuestión objeto del proceso en un proceso
ordinario (juicio ordinario o verbal).
• Que la oposición se resuelva en un incidente. B) Los procesos
con "estructura monitoria"
Presentan esta estructura:
• El proceso monitorio. Se encuentra regulado en los artículos 812 y ss. LEC.
Para iniciarle es necesario presentar un principio de prueba, a partir del cual se
quiere de pago al deudor. De plantearse oposición, se resolverá en el juicio
ordinario que corresponda por la cuantía. De no plantearse oposición, la
cuestión queda decidida como si una sentencia de carácter plenario se
tratarse.
• El proceso monitorio europeo. Se encuentra regulado en el Reglamento (CE)
n° 1896/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12 de diciembre de
2006, por el que se establece un proceso monitorio europeo.
• El juicio cambiario. Sólo procederá el juicio cambiario si, al incoarlo, se
presenta letra de cambio, cheque o pagaré que reúnan los requisitos previstos
en la Ley cambiaria y del cheque. La oposición se tramita por medio de un
incidente. La sentencia que la resuelve limita su eficacia decisoria a las causas
de oposición que se plantearon o pudieron plantear.
• Los procesos de los art. 34 y 35 LEC para la reclamación de las cantidades
adeudadas al Procurador o al Abogado. Permiten al Procurador (art. 34) exigir
de su poderdante moroso las cantidades que éste le adeude por los derechos y
gastos que hubiere suplido para el asunto y al Abogado (art. 35) reclamar
frente a la parte a la que defiendan el pago de los honorarios que hubieren
devengado en el asunto. La oposición se resuelve en un incidente. La tutela
que otorga no impide que su pueda iniciar posteriormente un proceso ordinario
sobre el mismo objeto, por lo que debe considerarse que proporciona una
tutela sumaria.
• El juicio de desahucio por falta de pago. En principio sigue la tramitación del
juicio verbal, pero en el decreto de admisión, el LetAJ llevará a cabo un

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requerimiento al arrendatario. En este, el requerimiento se extiende al desalojo


del inmueble y el pago de las rentas, si esta pretensión también se hubiese
ejercitado (vid. art. 440.3 LEC), al tiempo que cita para la vista en caso de
oposición del demandado y se le notifica la fecha de lanzamiento si no hubiese
oposición. El requerimiento se hace por diez días.
• Si el demandado no anuncia su voluntad de oponerse se procederá de
forma inmediata a su desalojo.

• Por otra parte, si el demandado anuncia su voluntad de oponerse, su


posterior falta de comparecencia a la vista tendrá como consecuencia
que se declare el desahucio (art. 440.4 LEC). No parece que esta falta
de comparecencia determine la condena a las cantidades que se
hubiesen reclamado.

4 Aplicación de las normas procesales en el tiempo y en el espacio


Conviene tener en cuenta tres artículos de carácter básico respecto de la
aplicación de las normas procesales y que afectan al procedimiento que debe
seguirse en cada caso.
• En primer lugar, hay que tener en cuenta que las normas de la Ley de
Enjuiciamiento Civil tienen carácter supletorio para todas las
jurisdicciones y procedimientos que puedan establecerse. Tiene el
carácter de un código procesal básico. Así lo señala el artículo 4 LEC al
establecer que "En defecto de disposiciones en las leyes que regulan los
procesos penales, contencioso-administrativos, laborales y militares,
serán de aplicación, a todos ellos, los preceptos de la presente Ley".
El legislador posterior al año dos mil desconoció está voluntad de la Ley
de Enjuiciamiento Civil y por tal motivo encontramos una duplicidad de
regulaciones sobre los actos procesales y su validez y nulidad en la Ley
de Enjuiciamiento Civil y la Ley Orgánica del Poder Judicial.

• En cuanto a la aplicación en el espacio, la regla general se encuentra


establecida en el artículo 3 LEC que establece que "con las solas
excepciones que puedan prever los Tratados y Convenios
internacionales, los procesos civiles que se sigan en el territorio nacional
se regirán únicamente por las normas procesales españolas".
• Finalmente, en cuanto a la aplicación en el tiempo, el artículo 2 LEC
señala que "salvo que otra cosa se establezca en disposiciones legales
de Derecho transitorio, los asuntos que correspondan a los tribunales
civiles se sustanciarán siempre por éstos con arreglo a las normas
procesales vigentes, que nunca serán retroactivas".
Al entrar en vigor una nueva Ley procesal, si nada se indica, los
procedimientos en curso deberán ajustarse a las nuevas previsiones. No
obstante, es frecuente que las modificaciones procesales suelan incluir
normas de derecho transitorio que establecen un régimen transitorio
especial para los procedimientos que se encuentren en curso.

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