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GRADO EN DERECHO

ASIGNATURA: DERECHO PROCESAL I.2:

ESPECIAL

CURSO TERCERO

SEMESTRE 2º

Extracto o resumen correspondiente a la Lección 9. LOS JUICIOS


POSESORIOS (Derecho Procesal Civil) de Derecho Procesal I.2.

Dicho contenido es válido únicamente para facilitar el estudio de la


materia pero, en todo caso, debe completarse con los Manuales y
demás Bibliografía Básica que se recomienda por el Departamento
de Derecho Procesal de la UNED.

CURSO ACADÉMICO 2019-2020

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LECCIÓN 9.

LOS JUICIOS POSESORIOS

I. EL SISTEMA PROCEDIMENTAL
Denominamos sistema procedimental a la estructura de nuestros procedimientos
declarativos o sistematización del conjunto de tales procedimientos que integran nuestro
ordenamiento procesal civil, el cual se caracteriza por la coexistencia de procesos
ordinarios, sumarios y especiales.

A) Procesos ordinarios

Los procesos ordinarios se caracterizan por ser idóneos para el planteamiento de


cualquier objeto procesal (se puede acudir a los procesos ordinarios para interponer todo
tipo de pretensiones, excepto las que deban dilucidarse a través de los procesos especiales)
y por su amplitud en la formulación de alegaciones y en la proposición y práctica de la
totalidad de los distintos medios probatorios, produciendo las sentencias que en ellos
recaigan, la totalidad de los efectos materiales de la cosa juzgada.

Los procesos ordinarios son dos:

1. El juicio ordinario (arts. 399 y ss.).


2. El juicio verbal (arts. 437 y ss.).

Estos procesos ordinarios ofrecen la característica de ser nuestros procesos


comunes, ya que sus disposiciones, en virtud de lo dispuesto en los artículos 249 y 250,
son de aplicación directa y, en cualquier caso, supletoria de los demás procedimientos
especiales y sumarios, gozando, en último término, las normas del juicio ordinario, del
carácter de supletorias de los demás procedimientos, incluido el juicio verbal.

B) Procesos sumarios y especiales

A diferencia de los procesos ordinarios, tan sólo cabe acudir a los procesos sumarios
y especiales cuando una norma procesal expresamente autoriza que determinadas
relaciones jurídicas materiales hayan de dilucidarse necesariamente a través de un
procedimiento especial o puedan plantearse en un proceso sumario:

 Especiales: Los objetos litigiosos de los procesos especiales han de dilucidarse a


través del procedimiento especial correspondiente y, si el demandante no insta la
incoación de dicho procedimiento especial, se expone a que el demandado le
oponga la excepción de «procedimiento inadecuado» (art. 423).
 Sumarios: En el caso de los procesos sumarios, el actor es libre de acudir a dicho
procedimiento, si el objeto cumple con los presupuestos y requisitos que lo
posibilitan, o de acudir al juicio ordinario correspondiente, en el que podrá plantear
en su totalidad el litigio (y no tan sólo el aspecto de la relación jurídico material
debatida, que posibilita el juicio sumario) y obtener una sentencia con la plenitud de

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los efectos de la cosa juzgada.

Los procesos especiales, a su vez, pueden clasificarse en dos grupos:

1. Procesos especiales «típicos» o expresamente previstos como tales en la LEC:


A este grupo pertenecen los procesos contemplados en el Libro IV LEC:
a) Los procesos sobre capacidad, matrimonio y menores (arts. 748 y ss.).
b) Procesos de división judicial de patrimonios (art. 738 y ss.). En realidad es un
proceso sumario.
c) Procedimiento para la liquidación del régimen económico matrimonial. Constituye
más bien un proceso de ejecución especial
d) El procedimiento monitorio (arts. 812 y ss.). Participa de la naturaleza de la
jurisdicción voluntaria.
e) El proceso cambiario (arts. 819 y ss.). Es un proceso sumario.

2. Procesos ordinarios con especialidades procesales: Se determinan en los


artículos 249 y 250. Determinadas relaciones jurídicas han de dilucidarse a través de
las normas del juicio ordinario (art. 249) y otras mediante el juicio verbal (art. 250),
a cuyas normas hay que adicionar las propias de los procesos especiales.

II. LOS PROCESOS SUMARIOS. CONCEPTO


Podemos definir el proceso sumario como «aquel procedimiento, cuya sentencia
no produce la totalidad de los efectos materiales de la cosa juzgada». Esta es la nota
esencial distintiva de estos procedimientos, frente a los demás (ordinarios y especiales).

La ausencia de la plenitud de los efectos de la cosa juzgada, se produce como


consecuencia de que el proceso sumario ostenta una cognición limitada a uno o a
determinados aspectos de la relación jurídica material, por lo que los efectos de la cosa
juzgada habrán de limitarse exclusivamente a esos aspectos que han sido objeto de
cognición, produciéndose una limitación objetiva de la cosa juzgada, la cual no se extiende a
aquella parte de la relación jurídica material que no ha sido objeto del proceso sumario y,
con respecto a la cual, no obstante haber recaído sentencia firme en dicho procedimiento,
puede replantearse el litigio a través del procedimiento declarativo correspondiente.

Como características secundarias de los procesos sumarios pueden señalarse las


siguientes:

 La limitación de los medios de ataque y de defensa de las partes.


 La limitación de determinados medios de prueba.

Todo ello para obtener una mayor «rapidez» en el tratamiento del objeto procesal, si
bien ni esta última nota configura por sí sola a los procesos sumarios, ni es la «celeridad»
un fin exclusivo de tales procedimientos.

En la LEC vigente no aparecen los términos «procesos sumarios» o «juicios


posesorios», ni tampoco el tradicional de interdictos. El legislador ha eliminado la
regulación específica de muchos de estos procesos, reconduciéndolos a un juicio verbal
común en el que, sin embargo, reaparecen aquí y allá como especialidades cuando la

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singularidad de su objeto hace necesario un tratamiento legal específico.

En realidad, los juicios sumarios son en la LEC juicios verbales que se tramitan como
tales por las normas generales de este proceso, que comienza mediante una demanda
sucinta escrita a la que sigue una vista oral y pública y una sentencia que,
excepcionalmente, no produce efectos de cosa juzgada por ventilarse en ellos la pretensión
de tutela de la posesión o tenencia reclamada, sin resolverse sobre el derecho a la misma,
que podrá ventilarse en el juicio declarativo que corresponda según su cuantía.

Los juicios sumarios en la vigente LEC pueden sistematizarse en los siguientes


grupos:

1. Procesos sumarios para la protección de los derechos reales:


a) Para la protección de la posesión:
 Juicios posesorios o interdictos de retener y de recobrar.
 Juicio de desahucio por impago de la renta o alquiler.
b) Para la protección de la propiedad -> Juicio del artículo 41 LH.

2. Procesos sumarios para la protección de derechos de crédito:


a) Juicio ejecutivo.
b) Juicio cambiario.
c) Juicio de venta a plazos.

III. LOS JUICIOS POSESORIOS Y ANÁLOGOS


1. FUENTES LEGALES

La LEC vigente ha prescindido de la denominación de «interdictos», aunque no del


contenido de estos juicios, manteniendo su singularidad dentro de la ordenación del juicio
verbal como juicios en los que se pretende «una rápida tutela de la posesión o tenencia,
o aquellos que provean una inmediata protección frente a obras nuevas o ruinosas».

2. NATURALEZA JURÍDICA

Los procedimientos interdictales ostentan la totalidad de las notas que configuran a


los procesos sumarios (la limitación de la cosa juzgada material, de la cognición y de la
prueba, así como la rapidez en su tramitación).

El TS ha señalado que «las sentencias en los juicios interdictales carecen de la


eficacia de la cosa juzgada ya que su sumariedad o perentoriedad para reparar la
alteración fáctica producida no empece al ejercicio posterior».

IV. LOS INTERDICTOS DE RETENER Y RECOBRAR LA POSESIÓN


1. REGULACIÓN Y PRESUPUESTO MATERIAL

La LEC/2000 se refiere a los viejos interdictos de retener y recobrar la posesión


como litigios en los que se ventilan demandas que pretenden «la tutela sumaria de la
tenencia o de la posesión de una cosa o derecho por quien haya sido despojado de

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ellas o perturbado en su disfrute» (art. 250.1.4º), o, más inequívocamente, «demandas
que pretendan retener o recobrar la posesión» (art. 439.1).

La denominación común de «interdictos de retener y recobrar la posesión»


encierra, en realidad, dos pretensiones distintas que obedecen teóricamente a dos
situaciones jurídico-materiales perfectamente diferenciadas:

 La de la mera perturbación de la posesión, para cuyo restablecimiento de su goce


pacífico está arbitrado el interdicto de retener.
 La de la expoliación o absoluto despojo de la posesión, que ha de ser obtenida a
través del interdicto de recobrar.

2. PRESUPUESTOS PROCESALES COMUNES

A) Competencia objetiva

La LEC 1/2000 regula expresamente esta materia en su artículo 45 («Competencia


de los Juzgados de Primera Instancia») para otorgarles el conocimiento, en general, de
todos los asuntos civiles en la Primera Instancia.

B) Competencia territorial

La competencia territorial la ostentará el Juez de Primera Instancia de la


demarcación en la que se encuentre la cosa objeto del interdicto, por aplicación del artículo
52.1º.

C) Postulación

En materia de postulación, es preceptiva la representación del procurador y la


asistencia técnica del abogado, toda vez que a estos procedimientos no les alcanzan las
excepciones de los artículos 23.2 y 31.2 LEC.

3. OBJETO LITIGIOSO

El objeto de los interdictos de retener y recobrar la posesión lo constituye la


perturbación o despojo recayente sobre cosas o bienes del Derecho privado, así como
sobre los derechos reales e incluso personales susceptibles de posesión.

A) La posesión

Pueden interponer la demanda interdictal no sólo quien posea a título de dueño, sino
también quien pueda detentar la posesión por cualquier otro título (el arrendatario contra
terceros e incluso contra el propio arrendador; el depositario; el usufructuario, etc.).

Los interdictos protegen la posesión de hecho o inmediata, presupuesto éste que


se convierte en un requisito de la legitimación activa, por lo que incluso el poseedor
«jurídico» habrá de acreditar que ostenta físicamente la posesión, a fin de que pueda
prosperar la pretensión interdictal.

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Para que prospere el interdicto no es suficiente justificar la titularidad del derecho de
propiedad, mediante la presentación de la escritura inscrita en el Registro, sino que lo
fundamental es que se pruebe la posesión de hecho.

B) Bienes de dominio privado. Interdictos y administración

El objeto de estos juicios posesorios lo constituye la posesión de hecho sobre los


bienes del dominio privado.

No cabe utilizar por los particulares la protección interdictal sobre los bienes de
dominio público. Esta facultad o privilegio de la Administración se concreta en dos
importantes prerrogativas:

 Positivamente, la Administración Pública está facultada, bajo determinadas


circunstancias, a recuperar directamente la posesión perdida.
 Negativamente, no es procedente esta protección sumaria de la posesión contra
resoluciones de la Administración que no sean constitutivas de una «vía de hecho».

a) El «iuspossidendi» y el «iusposessionis» de la Administración Pública

Si se trata de bienes del dominio público, al permanecer tales bienes fuera del
comercio de los hombres (arts. 437 y 1.936 CC) y no ser susceptibles de privada
apropiación, otorgan a la Administración Pública un iuspossidendi, que hace inviable contra
ellos la acción interdictal de los particulares; por el contrario, si la desposesión o
perturbación han recaído sobre un mero bien patrimonial, al ostentar la Administración un
simple iusposessionis, la «autotutela» administrativa habrá de ejercitarse dentro de dicho
plazo de un año.

b) Prohibición de la acción interdictal contra las resoluciones de la


Administración

Los particulares no podrán ejercitar interdictos contra la Administración cuando ésta


haya invadido la posesión de alguno de los bienes de aquellos mediante el procedimiento
legalmente establecido (art. 101 LRJPAC).

c) Interdictos contra «vías de hecho» de la Administración

La anterior prohibición goza de una importante excepción ante las «vías de hecho».

El artículo 125 LEF dispone que los particulares podrán ejercitar los interdictos contra
los actos de desposesión o perturbación de la Administración, cuando no hubiera cumplido
los requisitos de declaración de utilidad pública o interés social, necesidad de ocupación y
previo pago o depósito.

Art. 125 LEF: «Siempre que sin haberse cumplido los requisitos sustanciales de
declaración de utilidad pública o interés social, necesidad de ocupación y previo pago de
depósito, según proceda, en los términos establecidos en esta Ley, la Administración
ocupara o intentase ocupar la cosa objeto de la expropiación, el interesado podrá utilizar,
aparte de los demás medios legales procedentes, los interdictos de retener y recobrar
para que los Jueces le amparen y, en su caso, le reintegren en su posesión amenazada o

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perdida».

Conforme a nuestra jurisprudencia, por «vía de hecho» hay que entender la


actuación de la Administración sin acto administrativo previo alguno que la legitime (o con
manifiesta ejecución indebida), con una clara omisión de las reglas de competencia o una
falta absoluta del procedimiento preestablecido. En tales casos será posible el
planteamiento de la demanda interdictal tal y como ha admitido la jurisprudencia.

Como supuestos hipotéticos de acciones interdictales ante las vías de hecho cabe
citar los suscitados en materia de expropiación por falta de pago del justiprecio o de su
consignación, por falta de utilidad pública o de necesidad de ocupación, falta de declaración
de ruina o de audiencia al interesado en expedientes de demolición, falta de expediente en
el deslinde de bienes del Estado o de las Corporaciones Locales con los particulares, etc.

Sin perjuicio de lo anterior, tras la entrada en vigor de la LJCA (Ley de la Jurisdicción


Contencioso-administrativa), la jurisprudencia menor estableció que no cabe plantear
interdictos frente a la Administración ni siquiera en los supuestos de la llamada vía de
hecho.

C) Las cosas, derechos reales y personales susceptibles de apropiación

En tercer lugar, para que resulte procedente la demanda para recobrar o retener, no
sólo se requiere que la posesión de hecho recaiga sobre bienes de naturaleza privada, sino
también que tales bienes sean cosas, derechos reales o personalessusceptibles de
apropiación.

a) Las cosas

Conforme a la actual LEC pueden ser objeto de demanda la pretensión de tutela


sumaria «de una cosa o de un derecho» (art. 250.1.4º).

La LEC vigente no exige que tales cosas sean exclusivamente las corporales, por lo
que, en principio, hay que extender también el objeto de los interdictos a las cosas
incorporales, siempre y cuando sean susceptibles de ser poseídas. Por tal razón, debiera
conferirse dicha tutela a la propiedad intelectual e industrial.

b) Los derechos reales

El Código Civil reconoce expresamente como objeto de la posesión a los derechos.


El artículo 437 CC dispone que «sólo pueden ser objeto de posesión las cosas y los
derechos que sean susceptibles de apropiación». La nueva LEC confirma esta
regulación al afirmar que estos juicios posesorios tutelan tanto las cosas como los
«derechos» (art. 250.1.4º).

Para que pueda invocarse la aplicación del procedimiento interdictal es necesario


que tales derechos sean aptos para ser poseídos y entrar en el tráfico jurídico, cualidad ésta
que concurre plenamente en los derechos reales.

c) Los derechos personales

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Algunos autores extienden el objeto de los interdictos a los derechos personales,
siempre que, de acuerdo con el artículo 437 CC, sean susceptibles de apropiación.

Habrá que descender a cada supuesto para examinar si el derecho personal es apto
para ser invocado en el procedimiento interdictal.

4. LA ACCIÓN DE PERTURBACIÓN O DESPOSESIÓN

Art. 250 LEC: «Se decidirán en juicio verbal, cualquiera que sea su cuantía, las
demandas siguientes: 4º.Las que pretendan la tutela sumaria de la tenencia o de la
posesión de una cosa o derecho por quien haya sido despojado de ellas o perturbado en su
disfrute».

Del tenor del artículo 250.1.4º se infiere que para la protección interdictal, han de
concurrir tres requisitos: a) una acción dirigida a perturbar o desposeer; b) la inquietación
o despojo; c) la intención de inquietar o despojar.

A) La acción

La procedencia de los juicios posesorios ha de estar condicionada, en primer lugar, a


la existencia de una acción, mutación o perturbación física de la posesión de hecho. Por
esta razón, la denominada «turbatioverbis» o molestias al poseedor por simples palabras,
que no se plasman en actos concretos capaces de inquietar o despojar al poseedor, no es
por sí sola suficiente para abrir las puertas al procedimiento interdictal.

B) Inquietación y despojo

En segundo lugar, el artículo 250.1.4º LEC requiere que la acción se concrete en una
«perturbación» o «despojo» de la posesión:

1. Perturbación:

 Por «perturbación» hay que entender todos los actos que, molestando al
poseedor, no sean constitutivos de una expoliación de la posesión.
 La perturbación consistirá en aquella conducta que, contrariando la voluntad del
poseedor, se traduce en la invasión o amenaza de invasión de la esfera de la
posesión ajena, impidiendo o dificultando su ejercicio, pero sin llegar a la
privación de la posesión.
2. Despojo:

 Por «despojo» hay que entender la privación consumada de la posesión,


alcanzando el autor del ataque posesorio un poder de hecho estable sobre la
cosa, sometiéndola a su voluntad y estableciendo sobre ella un poder autónomo
e independiente.
 La jurisprudencia menor ha concretado que el «despojo» viene, en esencia,
constituido por aquellos hechos materiales que se concretan en la alteración del
estado de hecho preexistente, en la privación total o parcial del goce de la cosa
poseída, o hacer el uso y disfrute más dificultoso o incómodo. La desposesión no
tiene necesariamente porque ser absoluta. Cualquier privación, aunque sea

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parcial del goce de la cosa o derecho, puede dar lugar a la demanda de tutela
posesoria.

C) El «animus spoliandi»

Junto a la existencia de una acción de inquietación o de despojo, la jurisprudencia


exige que por parte del vulnerador de la posesión exista contra el poseedor de hecho «la
intención de inquietarle o despojarle» o el animus spoliandi.

En este sentido, el despojo equivale a privar de la posesión llevada a cabo contra o


sin la voluntad del poseedor, por la voluntad del agente o «animus spoliandi», significándose
como tal el conocimiento, por parte del sujeto, de que el acto que comete es consecuencia
de un obrar arbitrario contra el derecho del poseedor.

Este elemento subjetivo del agente demandado estará presente cuando tenga
conocimiento suficiente de la antijuridicidad del acto o de que su acción constituye un
obrar arbitrario contra el derecho del poseedor.

Para que prospere la pretensión no bastan juicios de intenciones o actos


preparatorios, sino que es necesario la existencia de una acción perturbadora o expoliatoria.

Sin embargo, para la concurrencia de dicho elemento intencional no es necesario


que exista dolo, ni siquiera culpa. Es suficiente para estimarlo cumplido, el conocimiento
del agente de que, mediante sus actos de inquietación o de despojo, vulnera la posesión
de otro.

El animus spoliandi constituye una presunción iuris tantum que exige la prueba en
contrario.

5. LA LEGITIMACIÓN

Art. 250 LEC: «Se decidirán en juicio verbal, cualquiera que sea su cuantía, las
demandas siguientes: 4º.Las que pretendan la tutela sumaria de la tenencia o de la
posesión de una cosa o derecho por quien haya sido despojado de ellas o perturbado en su
disfrute».

De la literalidad del artículo 250.1.4º se desprende que la legitimación activa la


ostenta quien se hallara en la «tenencia o posesión de una cosa o derecho», y la
legitimación pasiva el que hubiera despojado o inquietado o perturbado a otro en el
pacífico goce de su posesión.

A) Activa

La legitimación activa la ostenta en el procedimiento interdictal el mero poseedor


de hecho. En consecuencia, la legitimación activa recaerá en el propietario, en el poseedor
a título de dueño, en el usufructuario, usuario, comodatario, depositario, arrendatario,
acreedor pignoraticio y el simple detentador.

Pero para que el poseedor de hecho, en cualquier caso, pueda ostentar la


legitimación activa se hace necesario que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo

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444 CC, su posesión no la haya adquirido mediante «actos tolerados, clandestinos o
violentos».

B) Pasiva

La legitimación pasiva la tienen los autores de la perturbación o despojo.

Por autor hay que entender el causante jurídico o impulsivo, de modo que,
cuando quien infrinja la posesión actúe en nombre de otra persona, legitimado pasivamente
será esta última, y no la primera.

6. PLAZO PARA EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN

Art. 439.1 LEC: «No se admitirán las demandas que pretendan retener o recobrar la
posesión si se interponen transcurrido el plazo de un año a contar desde el acto de la
perturbación o el despojo».

Nos encontramos ante un plazo de caducidad, por lo que, ni es susceptible de


interrupción o suspensión, ni ha de ser necesariamente evidenciado por la parte
demandada, pudiéndolo apreciar de oficio el propio Juez.

Para el cómputo de dicho plazo, habrá que contar como «dies a quo» el del acto de
perturbación o despojo, cuya justificación habrá de acreditar el demandante y el «ad quem»
el de la presentación de la demanda, sin que el acto de conciliación o cualquier otro
requerimiento tengan la virtualidad de suspenderlo.

7. DEMANDA

La demanda habrá de sustanciarse en los términos del artículo 437 LEC, sobre la
forma de la demanda en el juicio verbal, sin ninguna otra especialidad.

A) El petitum

El petitum de la demanda habrá de contener los extremos propios de esta clase de


pretensiones. Tratándose de una pretensión mixta, declarativa y de condena, se habrá de
solicitar lo siguiente:

 El reconocimiento del goce pacífico de la posesión de hecho. El demandante debe


abstenerse de impetrar declaraciones jurisdiccionales acerca de su naturaleza, las
cuales tienen su adecuado cauce en el correspondiente procedimiento plenario.
 La condena al demandado a la restitución de la posesión, caso del interdicto de
recobrar, o a que se abstenga de realizar en lo sucesivo los actos de perturbación
en el de retener.
 El pago de las costas.

a) La calificación del interdicto

La jurisprudencia suele ser bastante rígida a la hora de desestimar demandas


interdictales por haber utilizado un interdicto de retener o de recobrar, cuando debió

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ejercitarse el de suspensión de obra nueva, o por utilizar ambos, de retener y de recobrar
acumulativamente. El demandante habrá de extremar su celo en la calificación del interdicto
en el petitum y, en su caso, acumularlos subsidiariamente.

b) Inadmisión de la demanda

Si el Juez inadmitiera la demanda, dicho auto no goza de los efectos materiales de la


cosa juzgada, por lo que el artículo 447.2 LEC, admite la posibilidad de que se ejercite
nuevamente la acción mediante el procedimiento plenario correspondiente. No obstante,
aunque el precepto no lo diga expresamente, si la inadmisión obedece a la omisión de un
requisito formal, de naturaleza sanable, nada obsta a que se vuelva a interponer la demanda
interdictal una vez subsanado dicho requisito.

Contra el auto de inadmisión cabe apelación en un solo efecto. Por el contrario, si el


auto fuera de admisión de la demanda, contra dicha resolución sólo cabe recurso de
reposición (art. 451 y 455.1 LEC).

8. CONTESTACIÓN Y PROCEDIMIENTO PROBATORIO

La tramitación de las demandas de esta naturaleza se realiza por las normas del
juicio verbal, sin especialidad alguna.

9. SENTENCIA

La sentencia que recaiga en estos litigios se rige en la LEC por las normas comunes
del juicio verbal (art. 447 LEC). El fallo que se dicte queda regulado por el principio de la
congruencia con los pedimentos de las partes del artículo 218 LEC.

Efectos de la sentencia: La naturaleza sumaria de estos juicios consiste,


precisamente, en que la sentencia que en ellos recae no produce la plenitud de los
efectos de cosa juzgada. A ello hace referencia el artículo 447.2, al establecer, con cierta
incorrección, que «no producirán efectos de cosa juzgada las sentencias que pongan fin a
los juicios verbales sobre tutela sumaria de la posesión», cuando estas sentencias sí
extienden la cosa juzgada al limitado aspecto de la relación jurídica debatida (la posesión),
pero, lógicamente, no hacen lo propio a los demás ámbitos de la relación jurídica que no
han sido objeto del litigio.

10. COSTAS

Art. 394 LEC: «1. En los procesos declarativos, las costas de la primera instancia se
impondrán a la parte que haya visto rechazadas todas sus pretensiones, salvo que el
tribunal aprecie, y así lo razone, que el caso presentaba serias dudas de hecho o de
derecho. Para apreciar, a efectos de condena en costas, que el caso era jurídicamente
dudoso se tendrá en cuenta la jurisprudencia recaída en casos similares. 2.Si fuere parcial
la estimación o desestimación de las pretensiones, cada parte abonará las costas causadas
a su instancia y las comunes por mitad, a no ser que hubiere méritos para imponerlas a una
de ellas por haber litigado con temeridad».

11. MEDIOS DE IMPUGNACIÓN Y EJECUCIÓN PROVISIONAL

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El régimen de las sentencias dictadas en estos juicios, así estimatorias como
desestimatorias, es el común de los recursos (arts. 448 y ss. LEC). De ahí que nos
limitemos a recordar que, conforme al art. 456.2, la apelación de las sentencias
desestimatorias de la demanda carecen de efectos suspensivos, y, respecto de las
estimatorias de la demanda, establece el párrafo tercero del citado artículo que tendrán
«según la naturaleza y el contenido de sus pronunciamientos», la eficacia prevista para la
ejecución provisional, bajo el principio de que «la ejecución provisional de sentencias de
condena, que no sean firmes, se despachará y llevará a cabo del mismo modo que la
ejecución ordinaria por el tribunal competente para la primera instancia» (art. 524.2
LEC).

Como las sentencias recaídas en estos juicios no están incluidas entre las excepciones
previstas en el art. 525 LEC («sentencias no provisionalmente ejecutables»), a tenor del art
526, el actor que hubiere obtenido un pronunciamiento a su favor en la sentencia de
condena «podrá, sin simultánea prestación de caución, pedir y obtener su ejecución
provisional».

V. EL INTERDICTO DE OBRA NUEVA


1. REGULACIÓN, CONCEPTO Y NATURALEZA

La LEC vigente, mantiene el interdicto de obra nueva, como los demás interdictos,
como especialidad del juicio verbal, aunque elude esta denominación y acude de nuevo a
una fórmula descriptiva de su contenido, que resulta de los arts. 250.1.5° y 441.2,
refiriéndose a él como juicio verbal en el que se deciden, cualquiera que sea su cuantía, las
demandas «que pretendan que el tribunal resuelva, con carácter sumario, la
suspensión de una obra nueva».

Se trata, por tanto, de un juicio sumario, aunque el art. 447.2 no lo mencione


expresamente y haya que deducirlo como incluido en la fórmula «sentencias que ponen
fin a un juicio verbal sobre pretensiones de tutela que esta ley califique como
sumaria», lo que se hace en los antes mencionados arts. 250.1.5° y 441.2 LEC.

Pero se trata también de una pretensión de suspensión que tiene siempre un


carácter de urgencia, ya que en otro caso, si se espera a que la obra esté terminada,
carece de sentido la protección solicitada y el cauce será el de la tutela judicial para la
recuperación de la posesión o disfrute del derecho afectado por la nueva construcción.

Precisamente esta urgencia determina la necesidad de una «fase aseguratoria


previa», o «actuación previa a la vista» (art. 441 LEC, antiguo art. 1.663 LEC de 1881),
destinada a la comprobación por el Juez «ex officio» de la necesidad y urgencia de la
suspensión solicitada, y acordarla «inaudita parte», pero asegurando el respeto del derecho
de defensa, al dar al requerido de suspensión la posibilidad de solicitar la continuación y
ofrecer caución.

Dado que la LEC/2000 no ha previsto una regulación específica, hace necesario


acudir a las normas generales de los efectos de la sentencia y su ejecución así como de los
medios de impugnación.

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A) Proceso sumario de finalidad aseguratoria

Se trata de un proceso sumario, porque tiene una cognición limitada al


conocimiento de los perjuicios que pueda ocasionar la obra nueva y a procurar su
suspensión y porque la sentencia en él recaída no produce la plenitud de los efectos
materiales de la cosa juzgada (arts. 441.2 y 447.2 LEC). Pero, al propio tiempo, es un
procedimiento preventivo o aseguratorio, por cuanto, mediante el ejercicio de la acción,
se pretenden evitar los mayores perjuicios que se producirían de consolidarse
definitivamente una determinada construcción.

B) Objeto

El interdicto de obra nueva no es un verdadero juicio posesorio, ya que no


protege directa ni exclusivamente la posesión, sino que se limita a tutelar derechos reales,
ante daños irreparables y mediante la paralización de la obra, dejando las cosas en la
situación necesaria, para que, sin graves perjuicios para las partes, puedan discutir su
derecho a la continuación o demolición en el juicio declarativo correspondiente.

Este interdicto protege la posesión, pero también la propiedad y cualquier derecho


real sobre un inmueble.

Existen tres requisitos objetivos:

1. Los derechos de dominio y reales han de verse expuestos a un perjuicio como


consecuencia de la construcción de una obra.
2. Es preciso, para que prospere la demanda, que la obra nueva no esté terminada,
puesto que, en tal caso, no se puede solicitar su suspensión. Se considera terminada
una obra cuando ya se ha causado o consumado el daño que, a través del interdicto,
se pretendía evitar.
3. Es necesario también que la construcción de la obra produzca o pueda producir
algún género de perjuicio en el titular del derecho protegido, y que exista una
relación de causalidad entre la obra nueva y el daño producido.

C) Finalidad

La finalidad genérica del interdicto de obra nueva es impedir los irreparables daños
que pudieran producirse a la definitiva construcción de una obra, pero la inmediata es
obtener su suspensión o paralización.

A través del interdicto de obra nueva no se puede conseguir la demolición de la


obra ilícitamente realizada. Dicha finalidad puede perseguirse mediante el juicio declarativo
plenario correspondiente o a través del interdicto de «recobrar» la posesión, pero nunca
mediante el de obra nueva, que se dirige única y exclusivamente a obtener del juez una
resolución de paralización de las obras.

2. LEGITIMACIÓN

 Legitimación activa: La legitimación activa la ostentará el propietario, poseedor o

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titular de un derecho real a quien perjudique la nueva obra.
 Legitimación pasiva: Legitimado pasivamente lo estará el dueño o titular de la obra
que se trata de impedir.

Jurisprudencia: La jurisprudencia considera legitimado pasivo del interdicto de obra


nueva, tanto al autor, por voluntad propia y autonomía de actuación, como a quien lo hubiera
ordenado, en la medida en que tal acto es de su responsabilidad, siendo el dato
determinante la voluntad causante de la actuación o la facultad de decisión sobre la
realización del acto perturbador.

Jurisprudencia menor: La jurisprudencia menor atribuye la legitimación pasiva


al dueño de la obra, si bien dicha doctrina legal entiende por tal quien decide la ejecución y
normalmente la costea, debiendo referirse, por tanto, la condición de dueño de la obra a
quién decide su ejecución y la encarga, al margen de quien resulte ser el propietario de la
superficie sobre la que se levanta o la autorización que, presuntamente, haya dado el titular.

3. PROCEDIMIENTO

A) Demanda

La demanda se presentará en la forma ordinaria del juicio verbal (art. 437 LEC) y en
su «suplico» se solicitará la suspensión de la obra. Alternativamente podrá ejercitarse el
interdicto de recobrar la posesión, pero nunca en forma acumulativa.

A diferencia de los interdictos de retener y de recobrar, la ley no exige, para el


ejercicio de la acción, plazo de caducidad alguno. Sin embargo, atendiendo a la naturaleza
del interdicto «de obra nueva» y a su finalidad, la demanda debe ejercitarse tan pronto
como la obra se produzca y genere perjuicios, puesto que, de lo contrario, puede observarse
«mala fe» en el demandante y la ley no puede amparar el «abuso del derecho».

B) Fase aseguratoria

El artículo 441.2 LEC se refiere particularmente a la pretensión de suspensión de


obra nueva entre las «Actuaciones previas a la vista en casos especiales» y regula esta
fase aseguratoria o preventiva encaminada a la paralización inmediata de la obra nueva que
perturba el ejercicio de derechos posesorios del titular.

Sin embargo, puede el dueño de la obra, al ser requerido:

1) ofrecer caución para continuar la obra, que podrá otorgarse con dinero efectivo,
aval o por cualquier otro medio que garantice el cobro de la cantidad «a juicio del tribunal»; y
2) realizar las obras indispensables para conservar lo ya edificado.

C) Fase declarativa

Practicada la fase aseguratoria, ha de comenzar la fase declarativa, cuya finalidad


consistirá en ratificar o levantar la suspensión provisional de la obra decretada.

La fase declarativa se realizará a través de las normas generales del juicio verbal.

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4. SENTENCIA

La LEC 2000 no señala un plazo especial para dictar sentencia en este juicio
interdictal. Por tanto, será el de diez días siguientes al de la terminación de la vista (art.
447.1).

El contenido de la sentencia podrá ser:

 Estimatorio de la petición del actor, lo que, en su caso, supondrá la ratificación de la


suspensión provisional ya acordada.
 Desestimatorio de la petición del actor, lo que implicará, de haberse producido, el
alzamiento definitivo de la suspensión acordada.

A) Sentencia estimatoria

El contenido de estas sentencias puede comprender dos supuestos diferentes:

1. La ratificación de la suspensión provisional.


2. La nueva posibilidad de que la obra haya continuado de manera provisional gracias a
la caución prestada por el constructor.

a) Ratificación de la suspensión provisional

Si cautelarmente ya se acordó la suspensión provisional de la obra, la sentencia


estimatoria implicará la ratificación de dicha suspensión y su conversión en definitiva.

La sentencia que accede a la pretensión de condena del actor que no sea firme
puede ser ejecutada provisionalmente a su instancia, conforme al artículo 524.2 LEC.

Por tratarse de una sentencia de condena de no hacer, no comprendida en los casos


previstos en el artículo 525 LEC, el actor podrá «sin simultánea prestación de caución,
pedir y obtener su ejecución provisional», de acuerdo con lo previsto en los artículos 526
y ss. LEC.

Como quiera que el contenido del fallo es ratificar una suspensión ya practicada, la
ejecución provisional consiste en mantener la situación existente durante la tramitación
del recurso de apelación. Por ello, el artículo 527.1 LEC impone al demandante pedir la
ejecución provisional de la sentencia en cualquier momento desde la notificación de la
providenciaen que se tenga por preparado el recurso de apelación hasta que haya recaído
sentencia en éste.

b) Suspensión inmediata de la obra

Este segundo supuesto está relacionado con la posibilidad concedida al constructor


de la obra para oponerse a su suspensión cautelar mediante caución (art. 441.2 LEC). En el
caso de haberlo logrado el demandado, la posterior sentencia estimatoria tendrá un
doble contenido condenatorio:

 De un lado, ordenará la inmediata suspensión de la obra.

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 De otro, la indemnización al actor por los daños y perjuicios padecidos mediante la
entrega de la caución antes prestada por el demandado.

B) Sentencia desestimatoria

La nueva ordenación realizada por la LEC en esta materia impone una doble
matización basada en la posibilidad de que el demandado, mediante caución, haya
impedido la suspensión provisional de la obra.

a) Revocación de la suspensión

Si el Juez en la sentencia decidiera alzar la suspensión provisionalmente acordada,


procederá su ejecución provisional no obstante la interposición del recurso de apelación,
que lo es en un solo efecto (art. 456.2 LEC).

Sin embargo, el actor podrá oponerse a la ejecución provisional alegando la


imposibilidad o extrema dificultad de restaurar la situación anterior a la ejecución provisional
(art. 528.2.2º LEC).

No obstante, el demandante tiene expedito el proceso ordinario plenario


correspondiente para obtener la demolición de la obra (art. 447.2 LEC).

b) Ratificación de la orden de continuación de la obra

En este caso, la posible interposición del recurso de apelación por el demandante


vencido, no afectará a la ejecución de la obra, pues la apelación no produce efectos
suspensivos. La sentencia desestimatoria implicará, además, el alzamiento de la caución
antes prestada por el demandado vencedor.

5. MEDIOS DE IMPUGNACIÓN

Tanto en el supuesto de que la sentencia fuera estimatoria, como en el de la


desestimatoria de la pretensión de obra nueva deducida por el demandante, la sentencia,
conforme a la regla general del art. 445.1 LEC, será apelable en el plazo de cinco días.
En el primer caso, la sentencia será susceptible de ser ejecutada provisionalmente (art
456.3 LEC); y en el segundo, solamente cuando desestima la demanda ordenando el
alzamiento de la suspensión acordada con carácter cautelar.

VI. EL INTERDICTO DE OBRA RUINOSA


1. ANTECEDENTES, REGULACIÓN Y CONCEPTO

Los antecedentes históricos se remontan a la «cautiodamniinfecti», cuya finalidad


estribaba en la obtención judicial de determinadas medidas de aseguramiento de cualquier
objeto que pudiera ocasionar algún daño mediante su inminente caída o derrumbe, o la
demolición total o parcial de una obra ruinosa.

Debido a la naturaleza sumaria de este interdicto, la sentencia que recaiga, como


en el caso de obra nueva, no producirá la totalidad de los efectos de cosa juzgada en

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los términos del artículo 447.2 LEC.

A) Ruina inminente

Para la procedencia de este interdicto, es necesario que el riesgo de la ruina sea


inminente.

B) Medidas cautelares

Aunque ya no tiene cabida en la LEC vigente la solicitud de adopción de medidas


urgentes de precaución o para evitar riesgos que pueda ofrecer el mal estado de alguna
cosa cuya caída pueda causar daños como pretensión objeto de una demanda interdictal, sí
cabe solicitar estas medidas como medidas cautelares asegurativas de adopción
urgente.

Las medidas cautelares asegurativas de adopción urgente podrán solicitarse, no


sólo junto con la demanda interdictal, cumplidas las condiciones de justificación y de
prestación de caución del artículo 728 LEC, sino también antes, en caso de urgencia y
necesidad, quedando sin efecto si dentro de los veinte días siguientes no se presenta la
demanda ante el mismo Juez, e incluso después de iniciado el interdicto, cuando la petición
se base en hechos y circunstancias que justifiquen la solicitud en estos momentos (730
LEC).

C) Jurisprudencia

En materia de interdicto de obra ruinosa, la jurisprudencia ha destacado


reiteradamente la necesidad de adoptar, en las demoliciones y excavaciones, las medidas
precautorias oportunas a fin de evitar los daños para los inmuebles vecinos.

2. LEGITIMACIÓN

A) Activa

A tenor del artículo 250.1.6º, la legitimación para solicitar sumariamente la demolición


o derribo corresponde genéricamente a quien «amenace causar daño» la obra ruinosa.
Corresponde al actor justificar su interés acreditando su relación inmediata con el riesgo que
puede afectar, no sólo a los bienes raíces colindantes, sino a titulares de derechos reales de
servidumbre o de uso, o derivados de un contrato de arrendamiento o quienes ostentan la
mera tenencia de esos bienes y a los meros viandantes por algún camino, vía o senda, que
pasen por la inmediación del edificio ruinoso.

B) Pasiva

Legitimado pasivamente lo está el dueño o titular del bien en ruina.

En el caso de que no pueda determinarse, la demanda puede ejercitarse también


contra el arrendatario o inquilino.

VII. EL INTERDICTO CONTRA OKUPAS

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1. CONCEPTO Y FUNDAMENTO
La Ley 5/2018, de 11 de junio, de modificación de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de
Enjuiciamiento Civil, en relación a la ocupación ilegal de viviendas, ha instaurado, por el
cauce de los interdictos, un nuevo proceso sumario destinado a obtener el
lanzamiento de aquellas personas que hubieran ocupado una vivienda sin título
legítimo y sin el consentimiento de su titular.
Esta Ley obedece a tres causas determinadas:
a) en primer lugar a la existencia, como consecuencia de la grave crisis económica,
de “...un considerable número de desahucios de personas y familias en sobrevenida
situación de vulnerabilidad económica y de exclusión residencial”;
b) en segundo, a la aparición de organizaciones mafiosas que “...incluso han llegado a
ocupar ilegalmente viviendas de alquiler social de personas en situación económica
muy precaria o propiedad de ancianos con pocos recursos y para abandonarlas se
les ha exigido el pago de cantidades a cambio de un techo inmediato, o se ha
extorsionado al propietario o poseedor legítimo de la vivienda para obtener una
compensación económica como condición para recuperar la vivienda de su
propiedad o que legítimamente venía poseyendo”;
c) finalmente también responde a la ausencia en nuestro ordenamiento de
procedimientos eficaces para proteger al titular de la propiedad o de la posesión
jurídica de tales viviendas, pues, según el legislador, el art. 242 y concordantes del
C.P., relativos al delito de usurpación no resuelve el problema, como tampoco lo
soluciona el desahucio por precario, ya que “...en los supuestos de ocupación ilegal
no existe tal precario, puesto que no hay ni un uso tolerado por el propietario o titular
del legítimo derecho de poseer, ni ningún tipo de relación previa con el ocupante”.

2. OBJETO LITIGIOSO Y PROCEDIMIENTO ADECUADO


De conformidad con lo establecido en el párrafo segundo del art. 250.1.4º se
dilucidarán a través de las normas del juicio verbal, cualquiera que sea su cuantía, las
pretensiones en las que se solicite “...la inmediata recuperación de la plena posesión de
una vivienda o parte de ella, siempre que se hayan visto privados de ella sin su
consentimiento...”.
Tal y como puede observarse, el objeto litigioso se reconduce a la recuperación
“de una vivienda o parte de ella”. Por tanto, no es aplicable este interdicto para
recuperar la posesión de fincas rústicas, ni la de locales de negocio urbanos, ni siquiera de
partes de una comunidad horizontal, cuya ocupación ilegal, en todos estos casos, habrá de
dilucidarse a través del correspondiente proceso declarativo.
En segundo lugar, la procedencia de este procedimiento depende del carácter de la
ocupación de la vivienda, la cual ha de suceder sin el consentimiento de su titular y sin
título legítimo alguno del okupa.

En cuanto al procedimiento aplicable, remite también a las normas del juicio


verbal por razón de la materia a los interdictos de recobrar y de retener.

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3. CAPACIDAD DE CONDUCCIÓN PROCESAL.

Dispone el segundo apartado del art. 250.1.4° que tan sólo pueden solicitar la
recuperación de la vivienda a través de este sumario procedimiento “...la persona
física que sea propietaria o poseedora legítima por otro título, las entidades sin ánimo de
lucro con derecho a poseerla y las entidades públicas propietarias o poseedoras legítimas
de vivienda social”. Lo que viene a contemplar el precepto es el presupuesto procesal de la
“capacidad de conducción procesal”.

De la redacción del precepto llama poderosamente la atención de que, como regla


general, este interdicto tan sólo lo pueden utilizar las”personas físicas” y determinadas
asociaciones y entes.

Quedan excluidas del ejercicio de esta acción interdictal las personas


jurídicas, tanto las de Derecho Privado (civiles o mercantiles), como las del Derecho
Público no contempladas en el art. 250.1.4°, si bien con respeto a estas Administraciones
Públicas hay que diferenciar los bienes de dominio público, de los patrimoniales, pues los
primeros los puede rescatar de oficio la Administración, en tanto que a los patrimoniales les
alcanzaría la prohibición.

4. LEGITIMACIÓN.

A) Activa

La legitimación activa la ostenta el poseedor jurídico. Normalmente esta cualidad


suele coincidir con la de propietario, pero no necesariamente. De este modo, si el
propietario hubiera suscrito con un tercero un contrato de arrendamiento o de usufructo,
quien ostentará la legitimación activa será el arrendatario o usufructuario, pero no el nudo
propietario.

B) Pasiva

La legitimación pasiva naturalmente la ostenta el “okupa”, quien ha de ser un


poseedor de hecho sin título legítimo y sin que haya mediado en el acto de la ocupación
autorización o consentimiento alguno por parte del poseedor jurídico de la vivienda.

5. LA NOTIFICACIÓN DE LA DEMANDA.

Tal y como disponen, tanto el art. 399.1, como el 437.1, en la demanda el actor ha
de consignar “los datos y circunstancias de identificación del actor y del demandado”.

Pero, de esta regla general hay que exceptuar el presente interdicto en todo lo
referente a la identificación del demandado, pues el actor no tiene por qué conocer estos
datos de identificación del okupa. De aquí que el art. 437.3. bis establezca que la
demanda “...podrá dirigirse genéricamente contra los desconocidos ocupantes de la
misma (vivienda), sin perjuicio de la notificación que de ella se realice a quien en concreto
se encontrare en el inmueble al tiempo de llevar a cabo dicha notificación”.

Por lo tanto, en este proceso sumario, al actor no le asiste la carga de indagar


(mediante sus investigaciones personales o por la vía de las diligencias preliminares a la

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demanda del art. 2561.1º) y determinar en la demanda la identificación del demandado,
pudiendo dirigirla contra quienes estén efectuando actos de ocupación ilegal de su
vivienda.

En tal supuesto, dispone el art. 441.1. bis que “...la notificación se hará a quien se
encuentre habitando aquélla. Se podrá hacer además a los ignorados ocupantes de la
vivienda. A efectos de proceder a la identificación del receptor y demás ocupantes, quien
realice el acto de comunicación podrá ir acompañado de los agentes de la autoridad. Si ha
sido posible la identificación del receptor o demás ocupantes, se dará traslado a los
servicios públicos competentes en materia de política social por si procediera su actuación,
siempre que se hubiera otorgado el consentimiento por los interesados”.

Si fuera posible la identificación, una vez efectuada ésta, habrá de darle


traslado de la demanda a los “servicios públicos competentes en materia de política
social”, que, como regla general serán los del Ayuntamiento concernido, pero al único
efecto de que puedan, en su caso, proporcionar a los okupas una vivienda social, siempre
y cuando se encontraran en una situación de vulnerabilidad económica y de exclusión
residencial.

6. LA “SENTENCIA” INMEDIATA.

Tanto el párrafo segundo del nuevo apartado 1 bis del art. 441, como el también
nuevo apartado 1 bis del art. 444, contemplan la posibilidad de dictar, tras la
presentación de la demanda, un auto o sentencia inmediata

Prevé este último precepto la posibilidad de que el demandado no conteste a la


demanda “en el plazo legalmente previsto”, que es el de diez días establecido por el art.
438.1, en cuyo caso “se procederá de inmediato a dictar sentencia”.

La segunda posibilidad, más que de sentencia, de auto inmediato, se encuentra


contemplado en el párrafo segundo del apartado 1 bis del art. 441, el cual consagra, de un
lado, el superfluo requisito del demandante (porque así se hará constar en el 99% de las
demandas), consistente en haber “solicitado la inmediata entrega de la posesión de la
vivienda” y, de otro, establece la carga del demandado de aportar, dentro de los 5
primeros días del referido plazo de 10 para contestar a la demanda, “título que justifique
su situación posesoria. Si no se aportara justificación suficiente, el tribunal ordenará
mediante auto la inmediata entrega de la posesión de la vivienda al demandante, siempre
que el título que se hubiere acompañado a la demanda fuere bastante para la acreditación
de su derecho a poseer”.

7. INEXISTENCIA DE VISTA.

No parece que en este juicio verbal pueda disponerse la apertura de vista.

8. MEDIOS DE IMPUGNACIÓN.

La posibilidad de utilizar recurso alguno contra la resolución juridicial se


encuentra en función de que se haya instaurado o no el contradictorio, ya que, si el
demandado hubiera contestado a la demanda, la resolución, sea estimatoria o de archivo,
ha de revestir la forma de auto, en cuyo caso, dispone el párrafo 2º del art. 441.1bis

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“contra el auto que decida sobre el incidente no cabrá recurso alguno”.

Por el contrario y paradójicamente, si el demandado no hubiera formulado


contestación alguna, establece el art. 444.1bis que, por el tribunal, “se procederá de
inmediato a dictar sentencia”, pudiendo interponer el okupa, contra ella, previa su
notificación, el recurso de apelación, si la cuantía excediera de 3.000 euros (art. 455.1). No
podrá, sin embargo, utilizar el recurso de rescisión o de audiencia al rebelde, ya que, al
haber sido previa y personalmente notificado de la existencia del proceso declarativo, no
resulta procedente la interposición de este medio de rescisión de la cosa juzgada (arts. 500
y 501).

9. EJECUCIÓN.

Tal y como dispone el último apartado del art. 444.1bis, “la sentencia estimatoria
de la pretensión permitirá su ejecución, previa solicitud del demandante, sin necesidad de
que transcurra el plazo de veinte días previsto en el artículo 548”.

Así, pues, debe el actor ejecutante solicitar el lanzamiento del okupa sin que
sea de aplicación el plazo de espera de la ejecución de 20 días contemplado en el art.
548, ni el de 1 mes del art. 704.1, puesto que la vivienda ilegítimamente ocupada no puede
ser reputada “vivienda habitual del ejecutado”, debiéndose efectuar el lanzamiento al
amparo de lo dispuesto en el art. 703.

Lo que no significa que el lanzamiento haya de ser inmediato, pues, tal y como
dispone el artículo 150.4, cuando “la notificación de la resolución contenga fijación de
fecha para el lanzamiento de quienes ocupan una vivienda, se dará traslado a los servicios
públicos competentes en materia de política social por si procediera su actuación, siempre
que se hubiera otorgado el consentimiento por los interesados”. Para que resulte eficaz
esta comunicación y al objeto de prevenir situaciones de exclusión residencial, la
Disposición Adicional de la Ley 5/2018 consagra una política de fomento de viviendas
públicas, que han de cumplir especialmente las Administraciones Autonómicas y Locales,
“...a fin de dar respuesta adecuada y lo más inmediata posible a aquellos casos de
vulnerabilidad que se detecten en los procedimientos conducentes al lanzamiento de
ocupantes de viviendas y que exigen actuaciones previas y coordinadas de las
administraciones competentes”.

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