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Causas del Mal de Altura

El mal de altura es consecuencia de la falta de oxígeno en el cuerpo. Esta falta de oxígeno se


produce porque conforme hay más altura la presión atmosférica disminuye y hay menos oxígeno y
nitrógeno, de manera que los alvéolos de los pulmones no pueden transportar la cantidad de oxígeno
necesaria a la sangre. Además de la falta de oxígeno (hipoxia), este proceso puede producir
deshidratación, malestar e incluso la muerte por un edema pulmonar o cerebral.   

Hay personas que son más susceptibles que otras a tener mal de altura, y también hay factores que
afectan como la actividad física, la rapidez de la ascensión o la altura inicial desde la que se parte.

Características del Mal de Altura

La incidencia del mal de altura varía mucho de una persona a otra porque algunas soportan
mejor que otras las ascensiones rápidas. Aparece a partir de las 6 o 10 horas, es más
frecuente en menores de cincuenta años y en sujetos que residen habitualmente a menos de
900 m de altitud. El estado de forma o la preparación física –por excelentes que sean, no lo
previenen– ya que puede afectar incluso a los atletas más experimentados.

Se sabe que la susceptibilidad a padecer mal de altura es inversamente proporcional a la


edad del sujeto, probablemente debido a la madurez del sistema nervioso. Tampoco se
recomienda el empleo de fármacos para prevenirlo, sino adaptarse progresivamente a la
hipoxia de altitud mediante un proceso de aclimatación.

Otros factores que influyen en la aparición de mal altura son la velocidad de ascenso
(cuanto más rápida, mayores son las probabilidades de aparición), la duración de la estancia
a una altura determinada y el ejercicio a gran altura. Además, es muy importante tener en
cuenta que, a pesar de seguir escrupulosamente un calendario de aclimatación, el mal de
altura puede presentarse en cualquier momento.

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