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Es posible que haya escuchado que el aire es «más delgado» a mayor altitud. Esto significa que su cuerpo no puede
obtener tanto oxígeno como necesita. El mal de alturas ocurre con mayor frecuencia en altitudes superiores a los
8.000 pies. Puede causar problemas a las personas cuyos cuerpos no están acostumbrados a trabajar con tan poco
oxígeno.
Todas las personas corren el riesgo de padecer de mal de alturas. Los niños y los adultos mayores tienen un mayor
riesgo porque sus cuerpos tardan más en adaptarse. También puede correr un mayor riesgo si:
Vive en un lugar con poca altitud y viaja a un lugar con gran altitud.
Vive en un lugar que tiene una gran altitud.
Sube o asciende altitudes demasiado rápido.
Está deshidratado.
Ha sufrido de mal de alturas antes.
Tiene una afección de salud que le dificulta respirar normalmente.
La mayoría de las personas que padecen enfermedades cardíacas o pulmonares pueden pasar tiempo a gran altura
con seguridad si su enfermedad está bajo control. Del mismo modo, generalmente es seguro para las personas que
tienen la enfermedad de las arterias coronarias, enfisema leve o presión arterial alta viajar a grandes altitudes. No
empeorará esas enfermedades al estar allí. Tener sobrepeso tampoco aumenta su riesgo.
Sin embargo, las grandes altitudes pueden ser muy peligrosas para las personas que tienen:
Anemia falciforme
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)
Enfisema grave
Enfermedad cardíaca grave