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Historia e Historiografía de la Revolución Mexicana

Alan Knight, La Revolución Mexicana, del porfiriato al nuevo régimen


constitucional, capítulo II “La oposición”, México, Grijalbo, 1996, pp.63-101

Leonardo Almendariz

Al igual que la lectura anterior de Xavier-Guerra, Alan Knight toma como punto de
partida el papel de la oposición en los albores del porfiriato, poniendo con todas
sus letras que la relevancia de este movimiento era más local que nacional, o al
menos la mayoría de los ataques provenía desde ese ámbito 1. De esta manera
podemos complementar ambas posturas. Según Knight, de haber existido una
fuerte oposición política al régimen de Díaz, sus seis reelecciones no hubieran
sucedido “sin tropiezo”, refiriéndose a los funcionarios, diputados, senadores y
magistrados que permitieron el atropello constitucional 2. Mientras que Xavier-
Guerra toca el mismo punto al llamar grupo “minoritario” a los clubes liberales y los
diarios de oposición ya que su postura antiporfiriana estaba limitada a unos cinco
mil ejemplares en total3. Que no implica que la oposición no haya tenido una
significación mayor, pues desde sus trincheras colaboraban en el tejido de la red
con la que destronarían al régimen; la oposición fue viento en popa desde iniciado
el siglo XX hasta manifestarse en el movimiento armado de 1910. Lo que al
principio era una manifestación retórica de intelectuales o riñas entre élites
regionales e importantes familias, escaló hasta movimientos partidistas de
resonancia nacional: el reyismo o Partido Democrático, el PLM y el maderismo o
Partido Antireeleccionista4.

Había distintas motivaciones entre el grupo opositor, pero se puede


compartimentar ambas en dos categorías: continuidad del proyecto y ruptura.
Bernardo Reyes era un jurado porfirista, que ello no impidió que entre las élites y
las masas se gestara un movimiento en torno a su nombre. La cuestión con el
1
Alan Knight, La Revolución Mexicana, del porfiriato al nuevo régimen constitucional, cap. II “La
oposición” p. 63.
2
Ibid.
3
Vid. François Xavier-Guerra, El despertar del radicalismo. En México: del Antiguo Régimen a la
Revolución. Tomo II, p. 10-13.
4
Alan Knight, op. cit. p. 66.

1
reyismo es que sólo invocaba una oposición dentro del partido oficialista, seguían
a Díaz pero estaban en contra de la facción científica que componía parte
importante del partido y favorecían cambios estructurales de corte social, político y
en menor medida, económico. La lealtad hacia Díaz inmovilizó la carrera política
de Reyes, no podía ir en contra de la decisión de Díaz de no nombrarlo
vicepresidente en la elección de 1910 y así se esfumaron las esperanzas de los
principales centros urbanos de socavar asperezas de su medio social y hacer
goce de sus libertades políticas.

La segunda categoría, que fue la de mayor impacto público y político, tuvo dos
edades. Primero el liberalismo del PLM, luego el de Madero. Knight hace un
énfasis más claro en lo que respecta a San Luis Potosí como el embrión de la
oposición liberal, que complementa la revisión realizada por Xavier-Guerra cuando
habla de los clubes liberales. La recepción entre políticos e intelectuales
correspondió con el tono ideológico: la radicalización del PLM alejó, y el
liberalismo clásico5 de Madero encantó. La buena recepción de Madero se debió a
la volatilidad de la política regional y los intereses económicos y personales que
disputaban las familias más importantes de cada región. En aras de beneficiar al
motor económico regional y mantener el orden en las regiones, Díaz alternaba en
su favoritismo y mantenía a raya los apellidos importantes. Pero como bien cita el
autor: “no era cosa sencilla procurar cambios en los gobiernos de los estados” 6,
por lo que no siempre se realizaban cambios a las administraciones, para el pesar
de la población.

Además la militancia ideológica hacia el programa maderista fue muy significativa.


Su liberalismo, que era más apegarse al liberalismo de la reforma y proponer
reformas sociales y políticas con el fin de rescatar “la virtud cívica” 7 que había sido
destruida por “los pecados de omisión del sistema: la ineficiencia de los servicios
públicos, la falta de espíritu municipal, las ofensas que abundaban en una
administración mala y corrupta”8. Su partido antirreeleccionista independiente tenía
5
Alan Knight, op. cit. p. 83.
6
Ibid. p. 63.
7
Ibid. p. 84.
8
Alan Knight, op. cit. p. 83.

2
la misma misión que el magonismo: el liberalismo como herramienta pedagógica 9.
Reformismo social y político que implicaba “la realización del gran ideal
democrático y los medios, las elecciones libres y limpias, la libertad municipal y el
respeto a los derechos de los estados”10. Era directamente una amenaza al
régimen

Lo último que puedo decir a manera de conclusión es que, según he podido


interpretar, la administración de Díaz sólo pudo llegar a su apogeo a través del
dominio regional, esto es, reemplazar las élites regionales del México
decimonónico por unas que fueran de su confianza. Pero a medida que su
proyecto perdió vigencia, esto se convirtió en su mayor debilidad durante el
periodo de consolidación del movimiento opositor, porque de haber mantenido a
raya el norte y satisfechas las demandas e intereses de una clase media cada vez
más metida en la política, no hubiera estallado el conflicto armado con la fuerza
que le caracterizó.

9
Francois Xavier-Guerra, op. cit. p. 53.
10
Alan Knight, op. cit. p. 84.

3
Bibliografía
Guerra, F. X. (1998). El despertar del radicalismo. En México: del Antiguo Régimen a la
Revolución. Tomo II (págs. 9-66). Ciudad de México: FCE.
Knight, A. (1996). La oposición. En La Revolución Mexicana, del porfiriato al nuevo
régimen constitucional (págs. 63-101). México: Grijalbo.

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