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El estudio antropológico comenzó como algo exótico. Los gabinetes de curiosidades y los
salones de maravillas son prueba de ello, ya que uno podía tener sus pequeños repositorios
de objetos raros cuyo valor era histórico cultural y natural además de estético. Tenían un
carácter atractivo pero también una historia oculta que ayudaría a comprender al hombre o
sociedad que produjo tal objeto.
Estas colecciones comenzaron a darse en el siglo XV con el contacto del mundo occidental
hacia con nuevos horizontes y nuevas culturas, en el marco de la era imperialista que
potencias como España, Inglaterra, Holanda, Portugal y Francia llevaron a su máxima
expresión. Los hombres y mujeres con gran poder adquisitivo, hombres de Estado, del clero
e instituciones contaban con galerías y salones enteros dedicados a la exhibición
curiosidades y/o maravillas y a la especulación sobre su origen y utilidad. El coleccionismo
de estos objetos representaba un pasatiempo para la alta sociedad, luego estas mismas
colecciones llegaron a adquirir el estatus de museos con el paso del tiempo.
Durante la segunda mitad del siglo XIX- entre 1860 y 1890- la antropología pasa de la fase
especulativa a producir sus primeros trabajos etnológicos. Lewis H. Morgan y Edward B.
Tylor, principales representantes del evolucionismo en antropología, intentaron reconstruir
la historia de la cultura humana a la manera de una historia natural tomando como punto de
partida los materiales culturales, con el objetivo de establecer las leyes del orden y la
evolución sociocultural con la expectativa de que la reconstrucción arrojaría algunas
respuestas sobre la producción cultural tan diversa de la que se tenía contacto. Entonces sus
estudios partieron del supuesto de que las diferentes sociedades eran producto de una
misma historia evolutiva y que el desarrollo de las sociedades tendría una finalización
común.
1
Pomedio, C. La escuela francesa de Antropología de las Técnicas: de la sociología de Mauss a las
aplicaciones actuales en la arqueología de México, Cuicuilco. Rev. cienc. antropol. [online]. 2018, vol.25,
n.72, pp.51-70. Obtenido de: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2448-
84882018000200051#B11
2
Ibid.
trasladado al estudio de cerámica- la categoría de artefactos más estudiada- se aplicó pronto
un estudio más detallado de la composición del objeto, el tipo de industria, la economía
individual y colectiva, la división del trabajo, medios de producción, tecnologías y los
estadios de transformación de la materia 3. Las modificaciones en el comportamiento dejan
su impronta en la producción cultural en los que la estructura social participa, que esta
estructura después es retroalimentada por las instituciones y la cultura que de a poco va
imponiendo modificaciones en los individuos. Este fenómeno ocurre en las capas más
profundas de las convenciones y formas de comportamiento.
Otro de los antropólogos de la técnica, Marcel Mauss- él un tanto menos positivista que su
maestro, Durkheim-, también hizo énfasis en el medio que dispone el hombre y la materia
para elaborar tradiciones técnicas6 sobre la cual ejerce su influencia, dando como resultado
lo que a la postre Leroi-Gourhan denominaría “medio técnico”: la intersección entre lo
‘exterior’ (el medio geográfico, climático, animal y vegetal) y lo ‘interior’ (el ‘capital
intelectual’ de una sociedad, el conjunto complejo de ‘tradiciones mentales’). La relación
entre ambos da como resultado un objeto material estudiable7.
En este sentido, en el ‘medio técnico’ se analiza el lugar donde las técnicas propias de una
sociedad se articulan con los demás hechos sociales- concebido por el sociólogo Durkheim
como cualquier manera de hacer susceptible de ejercer sobre el individuo una coerción
exterior; o bien, como la extensión de una sociedad dada, teniendo siempre una existencia
propia, independiente de sus manifestaciones individuales- y ese análisis no se centra
solamente en la descripción y clasificación de los objetos a partir de sus rasgos formales
sino que se priorizan los procesos a partir de los cuales los objetos han llegado a ser lo que
son.
Ni más ni menos, los inicios de la idea de una cadena operativa; comenzando con la
identificación de los pasos básicos de selección de material para obtener de él utensilios,
hasta que éstos son abandonados, pasando por una serie de fases como la adquisición de las
materias primas, la producción de los diferentes soportes líticos (mediante diferentes
métodos) y el uso de los utensilios óptimos para las necesidades originales 8. Gourhan
distingue también cuatro grados del hecho técnico: el primer grado corresponde a la
y-el-estudio-de-la-tecnica-Una-aproximacion-critica.pdf
5
Perret, G. La teoría antropológica y el estudio de la técnica. Una aproximación crítica. Obtenido de:
https://www.academia.edu/3242338/La_antropolog%C3%ADa_y_la_t%C3%A9cnica
6
Pomedio, C. La escuela francesa de la Antropología de las técnicas.
7
Leroi-Gourhan, A., El hombre y la materia: Evolución y Técnicas. París, Albin Michel, 1943, pp. 339.
Obtenido de: https://www.academia.edu/3242338/La_antropolog%C3%ADa_y_la_t%C3%A9cnica
8
Maíllo Fernández, J.; Sánchez Fernández, G. La industria lítica paleolítica. Adistancia UNED, 2008, pp. 31.
función, el segundo a las características funcionales, el tercero a características facultativas
y el cuarto grado corresponde a la decoración9.
Además, Gourhan propone un método de análisis. Considera como técnica toda acción del
hombre sobre la materia, las técnicas conforman sistemas y que en su conjunto forman las
industrias y los oficios, que ya es el englobado sistema técnico de una sociedad. Técnica es
“a la vez gesto y herramienta, organizados en una cadena mediante una verdadera sintaxis
que da a las series operativas tanto su fijeza como su flexibilidad”10.
Así, las colecciones de objetos se estudian para conocer el estilo, los cambios cronológicos,
el grado de desarrollo tecnológico de una sociedad, el sistema técnico y, por ende, los
procesos económicos, sociales, políticos y religiosos vinculados con la producción y
consumo de estos objetos11, así como la difusión de técnicas en determinada área. La
perspectiva interpretativa más aceptada para estos artefactos de tradiciones alfareras refiere
a la información que puede brindar acerca de las estructuras socioeconómicas y religiosas
que produjeron el material cultural. Citando a la Dra. Chloe, “la meta ya no es solamente
clasificar objetos y proponer tipologías, sino reconstituir el camino recorrido de un
conocimiento técnico transmitido de generación en generación, formando dinámicas
culturales propias y únicas de cada sociedad humana”12.
Bibliografía complementaria:
9
Leroi-Gourhan, A., Op. Cit. pp. 28-35.
10
Pomedio, C. Op. Cit.
11
Ibid.
12
Ibid.