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Baja Edad Media

El final de la Edad Media llega con el comienzo de la transición del feudalismo al capitalismo
(economía mercantilista), por lo que nos adentraremos en la Edad Moderna. El dinamismo de los
campesinos forzó la roturación de tierras marginales y las lentas mejoras técnicas, pero las malas
cosechas condujeron a hambrunas que debilitaron físicamente a las poblaciones, preparando el
terreno para que la Peste negra de 1348 fuera una catástrofe demográfica en Europa. La
repetición sucesiva de epidemias caracterizó un ciclo secular. Este período concluye a finales del
siglo XV, concretamente con el momento en el que se señala el inicio de la modernidad a partir de
la llegada de Colón a América, este hecho ocurrió en 1492.

Los fenómenos que contribuyeron más:


– El renovado auge de las ciudades.
– La pérdida de poder de los propios señores feudales.
– El impulso del comercio.
– El surgimiento de la burguesía como nueva clase social.
– El nacimiento de instituciones como los bancos y las universidades.
– El auge de las alianzas para el comercio internacional.
– Los cismas en la iglesia católica de Roma.

Sin embargo, la peste negra fue un hecho decisivo que aceleró los cambios que causaron el fin
de la forma de vida de la sociedad medieval. Algunas estimaciones indican que esta pandemia
del siglo XIV causó la muerte de entre un treinta y un sesenta por ciento de la población de
Europa. Los resultados de la peste negra transformaron el orden de vida al final del medioevo.
Muchos de los que sobrevivieron heredaron fortunas y capital, así como títulos nobiliarios.

Solo un pequeño grupo de señores nobles lograron cambiar su modelo de ingresos, basados en
la tenencia de la tierra hacia otras actividades como la producción y comercio de materias primas.
Esta situación causó un gran desequilibrio social. Las diferencias entre alta y baja nobleza, la alta
burguesía de comerciantes y banqueros, así como la baja burguesía, formada por maestros
artesanos y ayudantes, se hicieron muy grandes. Estas diferencias económicas y la presión social
que produjeron se vieron reflejadas en los conflictos armados que ocurrieron durante este
período. Es el caso de la guerra de los Cien Años, que enfrentó a los reinos de Inglaterra, Francia
y Flandes.

A lo largo del siglo XIV y del XV se consolidaron las ciudades como centros financieros. Las
diferencias económicas entre alta y baja burguesía se ampliaron creando una nueva dinámica
social. A los ricos mercaderes pertenecientes a la alta burguesía se les unieron los letrados y
médicos de las universidades, quienes formaron parte de la nueva élite junto a la alta aristocracia
y al alto clero. Los aprendices, oficiales y maestros artesanos, así como el bajo clero,
conformaron la baja burguesía.
Por primera vez en la historia de Occidente surgió la posibilidad de que el estatus social de las
personas no estuviese determinado por su origen y su relación con la tenencia de la tierra. El
nuevo marcador de la condición social pasó a ser la capacidad económica y no necesariamente el
origen noble. La fortuna podía ser producto de la habilidad en el comercio, o de conocimientos
que les permitían a quienes los poseían desempeñar actividades que eran muy apreciadas por la
sociedad, este era el caso de los médicos. Los caballeros feudales, que estaban integrados en la
baja nobleza, fueron desapareciendo, habida cuenta de que la sociedad feudal se disolvió. Los
ejércitos de mercenarios tuvieron un rol más determinante en los conflictos militares.

La crisis del siglo XIV.

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