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RESUMENES-LITERATURA-TEMAS-2-8.

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Lengua Castellana y Literatura II

2º Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales

TIRSO DE MOLINA

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
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RESÚMENES LITERATURA TEMAS 2-8

ÍNDICE

Tema 2 Novecentismo y Vanguardias ……………………..…………………… Página 2

Tema 3 Generación el 27 ………………………………………………………... Página 4

Tema 4 Teatro de preguerra …………………………………………………….. Página 5

Tema 5 Teatro de posguerra ………………………………………………...….. Página 6

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Tema 6* Novela de posguerra …………...……………………………………… Página 7

Tema 7 Novela a partir de 1975 …………………………………………….……Página 8

Tema 8 Poesía de posguerra ………………………………………………….…Página 9

* Del tema 6 falta la última parte del tema, que creo que es la novela de los años 70

El tema 1 no está porque no me lo aprendí para la EvAU. Ya sé que todo el mundo se la aprende,
pero no me dio la gana :)

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Tema 2. Novecentismo y Vanguardias

Nos encontramos en el contexto histórico del inicio de la I Guerra Mundial en 1914, que supone
una inflexión en la cultura española. En este mismo año Ortega y Gasset publicó Las
meditaciones del Quijote, importante punto de partida para los autores de la generación del 14.
Además, triunfó la Segunda República Española (1931-1939), un régimen demócrata-liberal con
el que se identifican muchos autores.

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La Generación novecentista de 1914 está formada por escritores que a partir de dicha fecha
alcanzan su madurez. Comparten la preocupación por España con un enfoque racional y
metódico. Las ideas de esta generación fueron compartidas por literatos e intelectuales.

En cuanto a las características, destaca su formación universitaria, el europeísmo, métodos de


conocimiento sistemáticos y rigurosos, la objetividad y los análisis basados en la razón, la
adopción del ensayo para transmitir la cultura, y la riqueza lingüística y de vocabulario.

En el ensayo destaca José Ortega y Gasset, quien consideró la vida como el centro de su
sistema filosófico. En su ensayo La deshumanización del arte (1925), describe el arte de su
tiempo como un arte deshumanizado. Sus ensayos se caracterizan por su estilo muy cuidado,
abundantes metáforas, y una gran riqueza léxica. Destacan España invertebrada (1922) y La
rebelión de las masas (1930).

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En la poesía destaca Juan Ramón Jiménez. En su etapa sensitiva o modernista escribió La
soledad sonora, destacando los temas de la naturaleza, la soledad y la muerte. En su etapa
intelectual, la más vinculada al Novecentismo, reduce la adjetivación y se vuelve más breve,
como en Diario de un poeta recién casado. Finalmente, en su etapa verdadera enseña al poeta
maduro con Dios deseado y deseante.

En la novela destaca Ramón Pérez de Ayala, quien partió de una visión caricaturesca y
deformadora de la realidad. Su novela es tragicómica y da importancia a la reflexión y expresión
de sentimientos. Destacan obras como Troteras y danzaderas (1913), Los trabajos de Urbano y
Simona (1923) y Tigre Juan (1926).

Gabriel Miró es un autor con una obra personal y no comparte las preocupaciones de los
autores de esta generación. Su narrativa tiene un estilo complejo y esteticista, teniendo
importancia lo sensorial y el léxico adecuado, y su estilo es impresionista. Destacan sus obras
Las cerezas del cementerio (1910) y El obispo leproso (1926).

Las Vanguardias artísticas fueron pequeños grupos que surgen durante los primeros años del S.
XX que se rebelan para crear un arte distinto fuera de las normas. En cuanto a sus
características, realizan un arte intelectual dirigido a minorías, el irracionalismo está muy
presente, huyen de la tradición, son cosmopolitas, y les mueve lo original y diferente.

El futurismo es un claro rechazo al Romanticismo. Los futuristas sienten fascinación por lo


urbano, el deporte, las nuevas tecnologías y lo mecánico. El cubismo nace en el mundo de la
pintura, descomponiendo el mundo en figuras geométricas. Destaca Apollinaire quien, trató de
convertir los poemas en objetos visuales. El dadaísmo reivindicaba la negación total de lo
establecido, reclamando una expresión original, fuera de toda lógica. Valoran lo intuitivo e
inconsciente. El surrealismo, fundado por André Breton, fue el que más repercusión tuvo en el
arte español. Redactaron Manifiestos, en los que incorporan a su forma de entender el arte y se
sienten muy atraídos por el universo de los sueños (Freud) Usan símbolos, imágenes y la

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escritura automática. El ultraísmo surge en España y supuso una síntesis de otros ismos. La
metáfora se renueva e introducen hallazgos tipográficos que desembocaron en el caligrama. El
creacionismo llegó a España a través del chileno Vicente Huidobro. Los creacionistas creían que
el poema constituía una realidad propia, y le atribuían al poeta cualidades casi divinas de
creación.

Ramón Gómez de la Serna es considerado el introductor en España de las Vanguardias, por su


revista Prometeo y las tertulias que organizaba en el café Pombo de Madrid. Es un escritor difícil
de clasificar, por lo que creó su propio ismo: el Ramonismo. Entre sus principales obras se

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encuentra La utopía, las greguerías y breves chispazos que definió con la fórmula: metáfora +
humor.

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Tema 3. La generación del 27

La II República (1931) supuso grandes reformas y medidas que elevaron el nivel cultural de
España, dando lugar a la Edad de Plata. Sin embargo, se iniciaría la Guerra civil española
(1936-39) que termina con una dictadura católica, anticomunista y conservadora.

Esta generación incluye a Gerardo Diego, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Federico García Lorca,
Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, entre otros. Realizaron varios actos públicos

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como el Homenaje a Luis de Góngora. En 1927 tiene lugar el primero de ellos y se publicarían
algunas de sus obras más importantes. Estos tenían un estilo propio, una gran amistad y
respeto entre ellos. Tuvo importancia la Residencia de Estudiantes de Madrid, en la que
residieron, se reunieron y se desarrollaron artísticamente.

No solo escribían poesía, pero les interesaba a todos. Se caracterizan por su interés por las
vanguardias, especialmente el Surrealismo; el valor de la imagen y la metáfora. En 1932
publicaron Antología 1915-1931 en la que cada uno expone su propia estética, pero también
publicaron sus obras a través de varias revistas. Equilibraron la tradición con lo más novedoso,
ya que se interesan por los movimientos literarios del momento.

Todos tuvieron una evolución similar: en un primer momento, admiran la poesía pura y son
influenciados de Góngora; luego incorporan las vanguardias, especialmente el Surrealismo; a

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partir de 1930, tomaron posturas políticas y deciden fijarse en el hombre, siendo influenciados
por Pablo Neruda; finalmente, con la guerra muchos tuvieron que exiliarse.

En cuanto a los autores, las obras más famosas de Pedro Salinas forman su trilogía amorosa:
La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento. Salinas consideraba el amor como medio
para conocer la esencia de la existencia. Jorge Guillén crea todo un mundo poético en sus
obras, su estilo es sencillo, pero a la vez condensado e intenso. Toda su poesía hasta 1968 está
incluida en Aire nuestro, compuesta por Cántico, Clamor y Homenaje, entre otros. Gerardo
Diego siempre se movió entre la vanguardia y el clasicismo, y lo tradicional y lo más avanzado,
desde Alondra de verdad hasta su momento más vanguardista con Imagen y Manual de
espumas. Vicente Aleixandre, premio Nobel de Literatura, desarrolla un tema central de “la
solidaridad amorosa del poeta, del hombre, con todo lo creado” y posteriormente se centrará
más en lo humano, como en Ámbito, decantándose por la poesía pura, y ya aparece el tema de
la noche, básico en su obra. En su etapa surrealista aparecen obras como Espadas como labios
o La destrucción o el amor. Rafael Alberti tiene una poesía de una gran musicalidad y plasticidad
con influencias tradicionales como en Marinero en tierra, y más vanguardistas como en Sobre
los ángeles y De un momento a otro. Federico García Lorca elaboró todo un mundo poético en
sus obras, muy diferentes entre sí, pero que mantienen todas su musicalidad, sus potentes
imágenes y la presencia de símbolos. En sus primeras obras, principalmente en Romancero
gitano, que obtuvo un éxito rotundo, en los que predomina un sabor andaluz y elementos de la
lírica tradicional. Iniciaría con el Surrealismo con Poeta en Nueva York, y entre sus últimas
obras, previas a su fusilamiento, destacamos el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías y los Sonetos
del amor oscuro. Luis Cernuda compone su poesía en torno al tema central de “el choque entre
la realidad y el deseo”. Precisamente, toda su obra está recogida en La realidad y el deseo, en
el que también desarrolla el tema del paraíso perdido. En su etapa vanguardista, trata el tema
de la opresión de la sociedad con obras como Los placeres prohibidos y Donde habite el olvido.

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Tema 4. Teatro de preguerra

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
En esta época estaban presentes las consecuencias del Desastre del 98, con una crisis
económica y conflictos sociales, mientras que el mundo vive la I Guerra Mundial. Tras el
reinado de Alfonso XIII, con el paréntesis de la dictadura de Primo de Rivera, surge la
Segunda República y finalmente estalla la Guerra Civil.

Tras el drama posromántico de José Echegaray, a principios del S. XX triunfaba un teatro de


evasión, ligero y sin complicaciones en el que encontramos un teatro cómico popular
compuesto por piezas breves, como los sainetes de ambiente andaluz de los hermanos
Álvarez Quintero o de Carlos Arniches; el astracán, similar al sainete, pero más extenso,
con obras como La venganza de don Mendo de Pedro Muñoz Seca; la tragicomedia
grotesca, cultivada por Arniches con La señorita de Trevelez, que parte del sainete, con una

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intención crítica, incluyendo elementos trágicos; un teatro en verso, derivado de la tradición
española del S. XVII y del Romanticismo, que fue cultivado por Jose María Pemán, Eduardo
Marquina o Francisco Villaespesa; el teatro burgués, representado por Jacinto Benavente
quien adoptó un estilo dramático donde ejercía una crítica muy suave, realista y con
diálogos de calidad, destacando obras como Los intereses creados y La malquerida.

También se produjo una renovación teatral que pretendía alejarse del teatro comercial del
momento que no fue bien acogido por parte del público. Además de los intentos de
renovación de autores como Ramón Gómez de la Serna y sus obras insólitas y el teatro
original y culto, hay que destacar a Miguel de Unamuno, con dramas esquemáticos de
carácter intelectual como El otro o Fedra; Federico García Lorca, que consigue crear un
teatro poético, concebidas como un espectáculo total e integradas por diferentes artes.
Además difundió el teatro a través de las Misiones Pedagógicas, representando
adaptaciones de los grandes clásicos en zonas rurales de España con su compañía de
teatro La Barraca. Su teatro evolucionaría hacia una preocupación por lo humano y los
problemas del hombre. En sus primeras obras como El Maleficio de la mariposa o Mariana
Pineda es evidente la influencia modernista, tras esto se interesó por las farsa compuestas
por muñecos y personas en obras como La zapatera prodigiosa o El amor de don Perlimplín
con Belisa en su jardín, luego llegaron obras como El público o Comedia sin título, llamadas
“Comedias imposibles”, una ruptura de las convenciones dramáticas del momento. Cultivó
el tema eterno de la frustración amorosa en Doña Rosita la soltera y, finalmente compuso
las “Tragedias de tema rural”, con Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.

Valle-Inclán fue otro de los grandes renovadores de la libertad creativa. Tras la etapa
modernista y las obras que componen el “Ciclo mítico” ( trilogía de las Comedias bárbaras y
Divinas palabras), en las que aparece el mundo rural gallego violento y primitivo y las
“farsas” (Farsa y licencia de la reina castiza) que anticipan el esperpento. Valle-Inclán,
defensor del teatro como espectáculo total, quería mostrar la vida que le rodea, con una
visión trágica a través de “la deformación sistemática de la realidad” o “esperpento”. Para
ello acentúa el aspecto grotesco, muestra con libertad la violencia, lo feo y crudo de la vida,
para lo que también recurre al humor, la sátira y la parodia, dando lugar a una expresión
formal brillante y desgarrada en continuo juego lingüístico.

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Tema 5. Teatro de posguerra

Tras la Guerra Civil se impone la dictadura de Francisco Franco, marcada en el arte por la
censura y el aislamiento. En 1975, tras la muerte de Franco, se inició la transición pacífica
hacia la democracia y en 1978 se aprueba la Constitución española. A partir de los años 80,
España se moderniza e integra plenamente en el contexto europeo.

El teatro en este momento era el mejor instrumento de propaganda y de evasión. Desde el

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éxito del teatro comprometido que se hace en el exilio por autores como Rafael Alberti (El
Adefesio), Max Aub (San Juan) o Alejandro Casona (La casa de los siete balcones) hasta
un teatro con el único objetivo de entretener. Aquí encontramos la exitosa comedia
burguesa, muy aplaudida por el régimen franquista, en la que se tiende a la comicidad, los
personajes de clase media-alta y los finales felices.

Entre las principales tendencias se encuentra el Teatro de humor, una nueva manera de
enfocar el humor y la comicidad. Enrique Jardiel Poncela usa en su teatro un lenguaje que
no refleja categorías sociales y una comicidad dosificada, y desarrolló el absurdo lógico, en
obras como Cuatro corazones con freno y marcha atrás o Eloísa está debajo de un
almendro. Miguel Mihura escribió su obra más importante, Tres sombreros de copa, en
1932, pero se publicó en 1952, ya que suponía una gran modernidad y presentaba una

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crítica del enfrentamiento entre el mundo burgués y el mundo libre del espectáculo. Mihura
se adaptó a los gustos del público, introduciendo una sátira más amable y moderada en
obras como Maribel y la extraña familia o Melocotón en almíbar.

El Teatro realista surge con el gran éxito Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo,
una obra perfectamente engarzada en el momento que se está viviendo, que interroga la
condición humana y plantea una “crítica inquietante”, mostrando la posibilidad de hacer un
nuevo tipo de teatro. Otras obras importantes de este autor son El tragaluz o La fundación.
También surgen autores que se oponen al teatro comercial y quieren reflejar la realidad del
momento de forma crítica. Esto se ve en autores como Alfonso Sastre (Escuadra hacia la
muerte o La taberna fantástica). También aparecen dramaturgos que buscan nuevas formas
de expresión dramática mediante el teatro de la crueldad, con gran presencia de lo violento
y desagradable. Es el caso de Fernando Arrabal, tiende a la ceremonia como forma de
expresión, en obras como El cementerio de automóviles o Pingüinas; y de Francisco Nieva,
un gran transgresor en su momento, con obras de temática erótica y críticas a la España
negra y a la religión (Pelo de tormenta o Te quiero, zorra).

En los años 60 y 70, surge el teatro de los grupos independientes que trataban de burlar a
la censura. Actuaban para públicos minoritarios y representaban a autores desconocidos o
realizaban creaciones colectivas. Destacan Els Joglars, Tábano, La cuadra o el TEM.

Tras la dictadura se revaloriza el texto, destacando dramaturgos como Ignacio Amestoy


(Violetas para un Borbón), Jose Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro) o José Sanchís
Sinesterra (¡Ay, Carmela!). Los 80 y los 90 se caracterizaron por la variedad de
manifestaciones dramáticas: teatro reivindicativo, farsas como las de Juan Margallo y Petra
Martínez, creaciones colectivas gestuales como las de Tricicle, o textos de un gran realismo
y dureza como los de Paloma Pedrero. También destacan las adaptaciones de La compañía
Nacional de Teatro clásico y las creaciones de las salas alternativas.

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Tema 6. La novela de posguerra

Además de algunas novelas franquistas como las de Agustín de Foxá o Rafael García
Serrano, en general se mostraba un tono muy pesimista como consecuencia de situación de
la posguerra, de la que se trataba de escapar mediante el humor y la fantasía (Wenceslao
Fernández Flórez, El bosque animado).

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La novela que supuso una revolución es La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo
José Cela, una obra que refleja un mundo violento y desalmado, en la que se la incluyó la
tendencia del tremendismo.

A partir de este momento, la narrativa se centra en la vida de un personaje central cuya vida
está marcada por la frustración y el fracaso, por lo que acaba siendo marginado e
inadaptado socialmente, y su personalidad se va degenerando por las circunstancias que le
toca vivir. Esto se puede percibir en obras como Nada (1945), de Carmen Laforet y La
sombra del ciprés es alargada (1948), de Miguel Delibes.

Varios autores empiezan a sentir la necesidad de dar una nueva visión de la realidad con la
que los lectores puedan identificarse a través de sus diferentes experiencias. De esta forma,

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desde 1950, se desarrolló el realismo social por autores como Camilo José Cela, Rafael
Sánchez Ferlosio, Francisco Ayala, Miguel Delibes, Luis Martín Santos. Todos mantienen
una actitud crítica ante la sociedad, ya que consideran la literatura como medio para que el
lector tome conciencia de la realidad y adopte una postura ante ella (realismo objetivo).
Para ello, se sirven del objetivismo, por el que la narración pretende ser lo más objetiva
posible, pero con una intención claramente crítica.

En esta novela, el narrador se mantiene al margen de los hechos y de la reacción de los


personajes ante ellos, y solo reproduce objetivamente su conducta. En cuanto a los
personajes, se produce un protagonismo colectivo o que represente a una colectividad,
permitiendo mostrar la realidad de forma más completa.

Esta novela tiende a la condensación, por lo que el lenguaje es adaptado a los personajes:
frases cortas y sencillas, un vocabulario limitado y abundancia de diálogo. Algunos ejemplos
son Los bravos (1954) de Jesús Fernández Santos, Gran Sol (1957) de Ignacio Aldecoa y
El Jarama (1955) de Rafael Sánchez Ferlosio; cuyos sucesos son narrados a través de un
diálogo que trata de reproducir el habla real.

También se inserta el realismo crítico, centrado en los aspectos más sórdidos, injustos y
denunciables de la vida. Un ejemplo es La colmena (1951) de Camilo José Cela, cuyo
protagonista es Madrid de la posguerra, retratado a través de la vida miserable y fracasada
de varios personajes que habitan esta ciudad, especialmente castigada por la guerra.

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Tema 7. Novela a partir de 1975

Tras la Guerra Civil se impone la dictadura de Francisco Franco, marcada en el arte por la
censura y el aislamiento. En 1975, tras la muerte de Franco, se inició la transición pacífica
hacia la democracia y en 1978 se aprueba la Constitución española. A partir de los años 80,
España se moderniza e integra plenamente en el contexto europeo.

En este momento se viven unos años de auge y la novela se convierte en el género de más

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éxito. Podemos establecer una serie de rasgos como la libertad estética, los escritores más
interesados en los medios audiovisuales, y el resurgimiento de géneros como el cuento o
los libros de viajes. Se imponen criterios que tienen más que ver con el mercado editorial
que con lo literario, por lo que ha sido el cuento el menos condicionado por criterios
económicos y ha tenido más experimentación.

Los novelistas de los 70 desarrollaron principalmente la narrativa, y a ellos se unen los


narradores hispanoamericanos, que interpretan la realidad de forma crítica. Muchos de ellos
adquieren su madurez a partir de los 90. Se caracterizan por una época inicial de
experimentalismo con una literatura menos complicada estructuralmente, en la que
conviven las novedades estructurales y la tradición narrativa.

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Encontramos bastantes ejemplos de Literatura de género como la serie de narraciones de
Manuel Vázquez Montalbán, obras de Eduardo Mendoza como La verdad sobre el caso
Savolta (1975) o El asombroso caso de Pomponio Flato (2008) y las novelas policiacas de
Juan Madrid. También aparece la literatura para mujeres, escrita por mujeres como Esther
Tusquets con El mismo mar de todos los veranos, Rosa Montero con Temblor, o Almudena
Grandes con Malena. Encontramos temas como la crítica a una generación que luchó por la
justicia y solidaridad y que se corrompió cuando conoció el poder.

Hay varios autores cuyas obras tienen una gran variedad temática y estilística. Algunos
ejemplos son Eduardo Mendoza con La ciudad de los prodigios, Sin noticias de Gurb o Riña
de gatos; Juan José Millás, quien siempre nuevas vías de explorar la realidad con obras
como El desorden de tu nombre, El orden alfabético o La vida a ratos; Javier María con
obras como Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí o Berta Isla; Antonio
Muñoz Molina, quien trató el valor de la memoria y la presencia de lo autobiográfico en
obras como El jinete polaco, El invierno en Lisboa o Como la sombra que se va. También
destaca el estilo lírico y escueto de Julio Llamazares, el interés por el diálogo de Javier
Tomeo y Luis Mateo Díez, las novelas y los microrrelatos de José Mª Merino, el cultivo de
diferentes géneros de E. Vila.

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Tema 8. Poesía de posguerra

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Tras la Guerra Civil se impone la dictadura de Francisco Franco, marcada en el arte por la
censura y el aislamiento. En 1975, tras la muerte de Franco, se inició la transición pacífica
hacia la democracia y en 1978 se aprueba la Constitución española. A partir de los años 80,
España se moderniza e integra plenamente en el contexto europeo.

Se pueden ver diferentes tendencias. Por una parte, la generación del 36, formada por
poetas que padecieron la Guerra Civil, y se centraron en temas próximos a las
preocupaciones humanas (amor, religión, muerte…). La figura más destacada es Miguel
Hernández. En sus primeras obras se ve la influencia de la generación del 27 y una gran
preocupación por la forma (El rayo que no cesa) pero, progresivamente se acentúa su
compromiso con el hombre del pueblo marcado por el sufrimiento provocado por la guerra

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(Viento del pueblo), y su hondura y pesimismo ante las consecuencias de ella (El hombre
acecha o la obra póstuma, Cancionero y Romancero de ausencias), que provocaron su
temprana muerte.

En los años 40 aparecen los poetas arraigados, neoclásicos o garcilasistas en la ideología


de los vencedores de la guerra, quienes encuentran sus raíces en la patria, la familia y la fe
en Dios. Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Leopoldo Panero o José García Nieto, representan
esta tendencia. Por otro lado, los poetas desarraigados o existencialistas desarrollaron la
angustia existencial y la desesperación por el dolor y el sentido de la vida. Expresan su
compromiso con los hombres con una poesía directa de versos largos. En 1944, se publican
Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre y aparece la
revista Espadaña.

Los poetas de la poesía realista y social aparecen en los años 50, adoptando una actitud
ética y centraron su atención en los problemas sociales para dar testimonio de la realidad.
Blas de Otero, expresa su angustia en sus primeras obras religiosas y pide a Dios
respuestas que nunca llegan (Ancia), después el poeta sale de sí mismo y empieza su
etapa más comprometida y pacifista (Pido la paz y la palabra); Gabriel Celaya considera a la
poesía “un arma cargada de futuro” contra los que no denuncian los problemas (Cantos
íberos); y José Hierro, poeta perteneciente al grupo creado en torno a la revista Proel de
Santander, autor de Quinta del 42 y Cuaderno de Nueva York, quien entiende la poesía
como compromiso y comunicación, con un estilo sencillo, cotidiano.

En los 50 y 60, otros poetas piensan que la poesía no es capaz de cambiar el mundo y la
consideran un medio de conocerse a sí mismos y comprender la realidad. Recrean
experiencias propias con un lenguaje cotidiano y una precisión estilística. Estos poetas se
agrupan en el círculo de Barcelona, con Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos) o Carlos
Barral y el de Madrid, con Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad), Ángel González (Grado
elemental) o Francisco Brines.

En los años 70, surgen Los novísimos, nombre que procede del crítico literario José María
Castellet. Estos poetas experimentan con el lenguaje, cayendo en el culturalismo y el
esteticismo, e incorporan elementos de la modernidad de aquel momento. Consideran que
el receptor otorga nuevos significados a la obra artística (Teoría de la recepción).

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Pertenecen a esta estética autores como Félix de Azúa, Guillermo Carnero o Luis Alberto de
Cuenca.

Es importante también tener en cuenta otras tendencias poéticas como el postismo, el


grupo Cántico y autores como Miguel Labordeta o Gloria Fuertes o Carmen Conde.

A partir de 1975, en general, se vuelve al intimismo y al valor de la poesía para despertar


emociones, aportando ironía y un tono coloquial. Empieza a haber una mayor presencia de
la mujer, como demuestra la antología Diosas blancas, que descubre poetisas como Blanca

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Andreu o Ana Rossetti. También tienen importancia los poetas de la experiencia como Jon
Juaristi, Luis García Montero o F. Benítez Reyes, quienes rechazan el elitismo, pretenden
llegar a un público amplio en un contexto urbano, con el humor, la parodia y la expresión de
lo íntimo.

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