Está en la página 1de 2

Abriendo las puertas a una nueva conciencia de salud integral:

Perdiendo el miedo a vivir. (dirigido a jóvenes)


Por: Norma Díaz Arana
 
En marzo del 2020 oíamos por medio de noticieros y en redes sociales la
incidencia en nuestro país del COVID-19. Los primeros meses de este año vinieron
llenos de cambios: en la convivencia familiar, en los hábitos sociales, a nivel social,
económico … ¿Y por qué no? A nivel personal existió (y existe aún) todo un
quiebre.  Todos los cambios que se dieron en nuestro entorno ocasionaron una
revolución en la forma de vivir que muchos teníamos. Y creó -en su momento - un
gran impacto en nosotros. Sin importar la edad (niños y adolescentes, o adultos
mayores) , la ubicación geográfica o rubro laboral, ésta realidad cambió todo lo que
creíamos de lo que “debería ser” o lo que teníamos “asegurado”. (Garay, 2020).
Y es ahí en donde de repente empezaste a concebir la gran importancia de la
compañía de tus seres queridos. De repente los empiezas a conocer de una forma
más consciente y te das cuenta que están más asustados de lo que tú crees. Y de
repente te asusta salir afuera de tu casa. Realizar las actividades cotidianas (y
necesarias) como comprar pan o abarrotes se vuelve un desafío rotundo. Los
niños desean ser niños y los padres empiezan a generar vínculos con la tecnología
en pro de la educación de sus hijos y la generación de redes laborales y un giro
distinto en su proyección laboral futura. (Maldonado, 2020). Los padres finalmente
trabajan, juegan, socializan y educan en casa. Es predecible y natural el
despliegue de un proceso adaptativo con múltiples matices emocionales y la
necesidad de una re-educación en la manera en cómo se ha estado viviendo hasta
este entonces.
La ansiedad y depresión han sido los trastornos más frecuentes en niños y
adolescentes en los últimos años. (Garay, 2020). Sin embargo, es precisamente en
estos tiempos en donde se constituyen como los más frecuentes sin discriminación
alguna de edad, sexo y estrato socioeconómico. Hay personas que, ante la falta de
estructura externa, han experimentado una falta de organización general: esto es,
no solo en lo relacionado a las tareas académicas, sino a actividades relacionadas
con ellos mismos /mismas. La importancia de la gestión de emociones, resolución
de conflictos y autocuidado son pilares importantes para afrontar este cambio
coyuntural. (CDC, 2020; Saravia, 2020).
Es ahora en donde existe la necesidad de concebir la salud desde un enfoque
biopsicosocial: el cuidado del estado físico (alimentación sana, ejercicio físico),
psicológico (espacios para meditar, organizarse, aprender algo nuevo, crear y / o
compartir algo, disfrutar del momento presente, tener momentos personales para
comprender y dar solución a conflictos mediante el propio autoanálisis y afronte
adaptativo) y social (hablar con amistades/familiares  por redes, disfrutar y
compartir momentos con la persona a tu lado) son ahora los mejores aliados que
se tienen para favorecer nuestro desarrollo integral y adaptación biológica
(favoreciendo el sistema inmune) y psicosocial (aprendizajes generados por la
interacción con el medio) , dirigiéndonos hacia una nueva concepción de “vida”
(Saravia, 2020; Garay, 2020) .
Vivir no es quedarte en casa sin hacer nada (con tal de estar protegido). Me refiero
a irte adaptando a la realidad de protegerte lo necesario para rehacer tus planes,
tu propio camino, mas no a protegerte excesivamente- del resto y de tu propia
experiencia personal de crecimiento- hasta tal punto de perderte a ti
mismo/misma.  Tenemos este momento para vivir desde un plano más consciente,
aún en momentos distintos como éstos. El concepto de “protección” o “vida” no se
remite a ser ajenos a   éste nuevo aprendizaje hacia la flexibilidad y apertura a lo
nuevo. Vivir es tener todos los días la oportunidad de saber cuán importante y
valioso eres y cuánto – desde donde te encuentras- puedes hacer por la sociedad
de la cual formas parte, esto es, empezando por ti mismo/misma.

También podría gustarte