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ANO PRIMERO. MADRID JO DE MARZO DE 1851. NÜM. 10.

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üi'iVíi;) ívsí.i,'

;:jni.a-:aa!i|'|i:.

r'»É!ckoB PB ÉuaciM'ciéHf.
Madrid, tres meses • , • • . . . . ,. , . . 10 Madridr-En lía redacción, calle de la Encomienda, n^m. 1^;
. M^ld afco . . . . . . . . . . . . 19 idonde se reciben las reclamaciones,anuncios y comuoicadps,
, Utt año; . . . . . . . . . . . . 36 yewla lifeferi» de Bailly-Bailliere, calle del Pnncipe, num I t . '••
Provincias, medio afio 24 Provlncia»'<-En casa de los corresnonsales de Bailly, 6
• "UW í ñ o - ;' . . . . . '. . . . . . . . 40 réittltieiído al' WMlítistráddr del fímvmm eWalor de la sús-
Estcanjero IV Ultramar, un, afio .. , • j . , • . , .48 criaion en libranza sotare (sxreoa ;
Éste •péH6di6o Salé .Ifts dtás I ' , 10 y 20 Se cída mes.

ADVERTENCIA. birse en la cruzada contra el Duende; y con


Declaramos por última vez para siempre todo este aparato bélico, que parecía indicar
que bl Cmf.i/ofia de la Hormopatia, no está.que el asunto litigioso iría á ventilarse en úl-
inspirado por las personas ^oelos pei^iódioos timo resultado al Supremo Tribunal de Jus-
alopátáS y'loé foltetístas tfé#opattóéú|ibiíén. ;tí«i&, ««rtestá-el <7ínít>tóíti(que es el Duende)
La reáaccipn del Cmlméln corresponde' éá- espetando él primer aVteo'^e'^tfe la petea,em-
elusivamente á una persona, y esta respon- pieza. Entonces el redactor de esté perioáico
derá de tQilp lo conliéDido en el periódico, sin que tiene siempre para casos de esta natura-
oca'ltarae eoin» suponen algunoS' papeles leza sus agentes curiales dispuestos, y que
alópote», Bl Oeiáinela como el Duende, su- no necesita para moverlos recunrir á la ge-
puesto fpe son un mismo periódico, no tiene nerosidad de nadie, dio la orden de -es-'
motivo para retraerse de ninguna cuestión tal" prontos ala primera señal, y separóla
que se le suscite, ni lo ha hecho hasta hoy. atención do. un asunto que no le compe-
Si su redactor único no aáistió personalmente tía ejegutar personalmente, porque no es
á un juicio <de conciliación á que fué defnan- procurador n¡ escribano, riéndose como el
dudo por álgunoí féi^macéuticos, es por la caso requería de tanto ruido. Aun continúa
sencilla razón de que no acostumbra á inco- la risa, y aquella señal no la han dado los
modarse por citaciones do este, genero; "pero farmacéuticos. ¡ A esto llaman miedo de\ Cen-
fué su editor al juicio á que.i^e le d^m&adó y tinela I •-
oort orden.espresa de no someterse de modo-
alguno á ninj^una de las exigencias ilegaleá . L'a,alópatia sigue haciendo horrorosos estra-
de los demandantes. EÍjuiciostícelebró ; no gos en el centro de la población. Entre todas
hvibó 9v,¿néjac|4;h íí^^Pfl|Ícariós pidieron cec- las eqfermedades que afligen á los habitantes
tiÉcacipn (Y; se ap^rpibieron al litigio; <liri^' deMadrid, noliay ninguna,mas terrible ni mas>
incurable, que esta antiquísima enfeínedad.
gíér(ffl^¡Bnáescitaeibn i s a s comprofesores so* Mientras qne todas pasati sobre el horizonte
licitando fondos para «osiener t«l ¿(Miibati éii dejando apeniasrastros apneíáablfs por algu-
el palenque de los tribunales', los farmacéu- nos, di|S len nuestro sa^|oi ,ía jalopatíá lleva,
ttcos (?oticüfriert»;jl generoáaftfeiite á inscri- muchós/^iglos de haber adquirido eatr« ac^r
Ñ
otros derecho déTésidétícía y carta de domi- enfermos qué caianljajo su método, RasÓ-
cilio, y no corre una semana sin que cienJ .""L-^^I'^Jí? ^"^^"SP^Jos al otfo mundo con
familias lo menos, tengál qui fiíjitair/FoiSd^^ estimu 6 de cada 20 asisti-
sastres de tan morlifer^plaga., p a é d ^ tr^ sislci Idito ; cuando esto
personas han muerto et^^dpd 'Ííafldalp# orqiie B los métodos eran
los alópatas en los dosjóieiej ^c^fien J ^ ele%i dudosa, y adoptan-
diciembre y enero último, y esto "sin contar do el médico uno de estos, ú otros análo
con mas de otrg^qii^n^^s^q\iQha^a<^)^Td«il^r*^^^'ps ' á ^a^ní^Wle^uchos de
bido en los esp|le|aim||nt|s|.d9.y^Í^c^i>'*"m^f '»^' Jíalib«illo ? j n o a ^ * l , si obraba
en los mismQS:d& í n e ^ , Éi^tidifersé »3$¡o al, «aera al lfti(islesp9HÉaflfflde las des-
ne, con los medios que se sacan de esa in gracias que no evitaba, ó de las víctimas
qaisioiotr q«© se Uaa»í«kpatiaií>JLi©»^^ef»di»t^ sofa^ teé®8te^©8^
eos destinados í| combatir,,nyi§str.a doctrina, sistemas
' '
médico?, hijos del sueñ.Q.ó• del de-
no han tenido que opoaéf '-á los datos esta- lirio, ha venido á 'descubrirse una medicina.
dísticos que lesfaenaospregeAtadoieo tíom- qué no solo salva algunos enfermos mas
píobadcm Baatemitíca y evidfiote» dé qué por que los que salvaban , si alguno salvaron
mas que ^ llátítón Si&bifls lÍ3s hombres, dé su aquellos sistemas , sino; que cúrá ,98 por i 00
comunión, y por campanadas y sonoras qa& délos enfermiosque se tl*ftt^f)tj;|roír,,ej|a, ¿CÓ-
sean las palabras con que esplican los siste- íüo debemos calificar á los ¡lusos qiie afer-
mas iofinitos de-sa escuela, no sirven pai^ rades^é-^HF-afUigaallas, y déw(lrte«RteflPtí
curar, y son por consiguiente inútiles^, si no, cion solo por la fecha> descpnocen la cau-
perjodiciales, como médicos. Si el objeto dé sa de la humanidad basta el punto de an-
la medicftia fóera etítréténer á los' 'enfeÍThos té^ónéf á lá curación de las'enférrtiédadés su
hasta'tti»se tauriésen, cootándoles en leo (apricho , su ceguera ó sus'intereses y pá-i
guírfe pbdairtracoc incómprerisible, lasfába- i siones personales?
las "y los cuentos que\se hallan esparcidas eo Ahora que hemos probadp con idpnagi^trar'
los trescientosmil volúmenes, en que han, cion raaiemátiqa.qne.por eac^a epferipí), que
dejado los que se llamaron médicos de todas sucumbe tratado homeopáticamente, seis lo
las edades, ctínsignádos sus sueños y sus de- menos en circunstancias y condicióheSanáló-
lirio^/los alópatas dé hoy serían indispütd'l gas perecen por insuficeneia de los medios
bleiaenter los mejores médicos de todos los martirizadores que los alópatas emplean; al>o-
siglos, p9r<jue nuncaieorao hoy han sidoítaai r£k que hemos con datos irreensables hecho
charlatanes, y en ningún, tiempo coamp el patpntes.qUje•a.mal llí^nadaxj}edicjn3,alopátÍ7r
cá, lejos de ser medicina es una cie^bia que'
afj/tí©itórf^íí^líient^ áTosfehTérmóyí>ara de-
Bá^ltóífr' y ^cdítípréWáleV- !b' qné ^ por jat'éstfe'mÉnídG;' qué hemos visto que dé rhil
tnraléza incomprensible éinesplicable. iPeré enfermos que han fallecido en IÓSÍ meses de
como el objeto real de la medicina es curar, diciembre y enero, los imevecientos ochenta
y curar mucho, curar pronto y curar suave- pertenecían 4 los alópatas y veinte apenas á
mente,. hé aquí, porqué lo$ gue se llaman los díscípulas de Hahnemann, j;e.prese!Ut£in-
médicos alópatas no sjrvéh para el ejercicio dó éstos médicos mas de iS sesía parte dé la
humanitario del M e tóaé&iócS. ' asistencia facultativa dé la' Córtef tiébiéndo
En el'tiempo en que la medicina era pfoporeiortalmenié tíóíréSpótidérlés mas de
un caos; en que Hd habia método seguro eitntoMheiitaí, pira ser taáto y no mas malos
en ella, ni uno mejor que otros, porque que los alópatas,, ,.;
todés eran maRsimoáf cuandoflrfó*oussaisde-
jaba níM* 'bl 88 pdf; 100 de sus eiíférmoí^ ' E l Oftse^ádb»", periódico político, que debe
faltos de sangréV^^^itetitfádos de hambre; atft^irír tóktíotiiérasdeqíie dácuerna' á sus
y'ahoeados en agüa'dé'ttialvas, Bro'rtTi por lectdres por péísénas no muy verídicas, es^
catla 400 enfermos que ti^téfbrfíiéott^Sns tó- tampa >ea las columnas de rtó^oúmero del
nióíte ,'•SBs éaldos suculentos y sus éslteu-' miérooles último la siguiente:^ .
laHtes, se le mpriatí los mistóos 25; cuá'ftdd
©íllen^ árbmatijíaba ^ára el ceméntetío cotí nosa,- «Ayer; Meció en-esta corte de resultas 4» una pe^
eflfesinedad que hace tiempo, padecia,,el conpeí-
sns arttiéspasniódia^ la cuarta parte de los do capitalista señor don Miguel Najera.»'
cueiH^a ibttüíMit itMMdoyiá:) bótoQciofdenaifomtaeteiií
ehffefÉíoigfa'Visi#at4íi©<itéi 'ci*4fti«attí(*i5fe«i«ííé' de un .diagnóstico exacto, de enmeridar4o«i>b^'dofe
déSptfésf d e iliabér'tóidadtf'{)d4^'tiit5ÉríO''«li''bfe*i' cometidos!'Iiasta-.veatoac^ji iiM^jonali kéroédi^Uico
riódie©ipt*t)^i»tí8ii5ta; y ^ t ó y fe^'WO#ín|iÍáa'ií áicometer mnxmmhtxii^(y,ii^e Mt6imi\w^í>>p»a
méniw füefk d é | ) e % ó ' ¡ '^tá''tóiaf''álivíátíb' hao6B;i$HCH«i|jfo 4ií«eafflBina-.:- .;; ;•:••> íti^iio'.'i-
dé'la'tei^rfblé étifóf'M'é!d&tí'(f^e'Ié"ff^ttfejá';;Y' jiíUespues ide habe^ apdrado d galeao toítósilas fiír*
c6h tarita toaS'satíáfácbfái láftt&tt<3'áriití8'Paíiiiéi;' m-alas! lfe«fi8MMs;«totíé8p»fiÉii*íjiá«i 'calmante* fTC--
jbtíá'idé!!' rtk)' cat^itáliétWJ 'périófi'á' á' 'qüieítl' V«lfeí?a8, sih :habá'ipoaitiof>log<ta';limas, qm aftavar
á^yecfámós rri^dhó; 6üáW*^tíé'MbíaTtt'éSt!P todoS' Jos {ndeéimiAiientiay ^nf c6i»é>a«> {pwjble lo^ar
«ira éo¿a?),ittt!TO laMizl«(2urreii«i%^(a«to i^nrdiich
par>los''=8álrioB!<{ír)eceptris ^^¡s«;ea(iu«Dti«a>«n-'l(»
q\ié ñoá dabaW ia'óiftttfabüeti'a'bórél feüfiMá-^ Tacflantn-é' inaumeráble^volúmenes^ eosMenén
tó fá\KcM\eá'¿6M'hdáráñé Mút(aerb! m^^ l<«íprodiKlJos delasaberraciones dis'ipseutieBtotíía»^
tostálbpétíisosiide 4eoir á la enferma^ á k; Hladne ,y(í
óti*ds' la"'díittibs cbi»Jiary' fráWfcárhente"'á !k
todttteifamiliávqueio; únic© ipe eoBítitm eispade»
medicina homeopática pof"éáta"htife'v'ti"ffi«ini^
(amiento :d»!i^ueU!a,; eeá {unae sU»»a'•debilidady lema'*
fófi^^'^aFHí^tco Ó'i'tti'édiccs Wtó5tfátáé^ftqe
tiádái¡dé7!la Mbaí (ié>ejmíci0;iaB¡<^ue¿iera iadispen^
WáW'éaWddcbnteiiéi''"Wla'iiid,éHe"'fi''áiy'ttá
sbbktlrataKa daklimentk'seibieaf stdirá daralgnq
dístirti(^iamiMadiádéí'Si';"Náj^t^,^'6|isr|ítí§
pa^eoi. (L«i>4esgi<a&it>da!.eiif«rraá"Ie'i¡i^iiv: át' tiSiíá
no hubieran podido loaráf,' c'Oiíiit) ¿ñ "'(JÍi'á
modo: pero ^ d^octolr, 4i f^^it» p«eid«JV«(^-iAsgo|i &)!•«
otiíí9lofi"h(cJ j5ndlei'on,'lorjiílétá'ri6í6s6g aldpa-
mentó; si' solo el oir fesblaf áe'eÁBiiiáaitt»pra^K»
tas/'^tiWittWs-qué p^esíitóári''dte'sá'Bfd^;' " "'' náuáeasf isi) y« me.isifint» muy mala; Sí«iti siteaté
u^^mj <itjljUi .MtVi 'tim*<»
desÉilIeoev poi- Imomraitbs / si en cuanto me. Bmeva m«
fif'tif; f>ii;"iv innuijiii)
«Mtóiéte nnafatí|gaiqne.me'Bhpga;ísi<«*gonna^
SECCIÓN CLÍNICA. -'-"•' aiámn}ii:bimdiKma>m lawpidnMSiqásinií^faqdiii aiiH-
Cáióide) anasarca itrbcedeni^ :dUí!tt»)ie«ÜÍ»eo ota mrla8;< »M naJáolaB ^ AiwsMiiionwdidwIasitieliTieDti^
me horrorizais^^tí^ eii ña,i^k(m)q^,Vtt^B^minf«^
&,Si^j<d,Tt,%io^m9fit^jesfy, q p h a ^ nadft # s^wanto
'• iHasíBorítttOoaaiRV'Níi/íft'vMfttSt'y! achdáfiréittí'
tái>sño^i;dé 'íedadi^i<déiie9Utdei^s,dIte»a>, <téfAiterMitiMt0 í(ieipi!QgQrJbfl?jiiíi ..:!.•>?.::•":"•: • •' •!. .^Insiflí. :\'^ '
n«f vtefe«y • censtittlcion '?déWí)iá* "babift^ («b^íatlí*^'. nu-tPi»Mpn*4íiiiadr/:e§íípr^i6o .qufl itegft!: % ^Tr

nlíewtosí^díi'las 'Via8;digesiit4S' y ¡dél'iSiKJé'ífiíía. 'BI;'ÉÍi*i


|,^¡, 4kWii |f(!e<^ferffta,eí'í?T)Pi§M,4e5UBié4}CO,«ílíft-
dfc»'«te9rgado dfl'SU ssistetíéMi aWpírtá'itiyMiSütóaaá'
^r,!?idcílan)^,;lp gue,,laiPirj»PWÍa).Mí9Ji) dijg^u^ptp
déaqudlos qae <íoncíc«n;al. viietó ia'fórtüil y nátüraí-
xjji!^ Ja.yjgtipran, j , c w p MHOJ quWi'l^ft cpnduéeal
lBiá.deil«8.ienf8rraeditéS (si^Wi#lé9'Ütóétí)y ctófi^
ájípljpioá^?^, ,;PW líí! P»«f ta • # . ;la rfl^aj^í ;py«da¿^
^,(}p%(^!t';^»)ii!iÍivMw&: (j« te- feijiaj. tefeajanip; w
«becioii- de<quié la e ^ g t í d t t iémm'éstabtí"éiemñt.
jurirjier^.esp^looiesifi en-ilawswUa prim8rft,4ii#5 BBii
«Uia4« por tart 'Címt>'>éí*oí*;tí^ají«WéííWárÍa"íáto
jcpi?gt)j% rm^ <^li§ó'i.los ,sw la ooRtí^oiw í í p ^ í t e
caüaresda^» ciencia' áligk6stííissí''^ iót'OiédáémS^'lk
¡yj^lííVSfh ^íila.ftttfflíif iTaliJi*.Sl r^H^wío^ía7;^«^
«oíipa, 6soaeh,ií\moa.Mú tM>ámsk^m'^^:mi-
,Rr^firiflc;ioRjjpf^daiíifiirla.iul}liíef¡ss^jito/a:,#!«fo
«etí(J ep BI' tratamientoi 'qúi-tm» pSíifbí» Htót»
i4¿g l8S#é|p^c^;^f>, jafiíání(fi$Ai4eri^(^,Sili(weg,y
•BTOBmbH- a l a iBOcerrte' Tte1iiaaii'3Ífltí8''ttfcéi«ih»fe
jiíPllPsfi,e4ftrf§ 4e áPt«W pflM,i^!]o^:i^rganos jnag-rfl-
^ispájrateBiófiBietidos pé>r el!alopA'ti<ít)''dí)i(!teii,<de«!S6««i-
Jlaiibomd ratiestra de ia ,«Ha salJidúriílde'un'ittédilúij, cónditos dé la'ecenomía, no alcanzó á ver ni á oijfJss
•el i^gUientet' déspqM dbiiflüíhOS í t f « e s # ü ¿ ihámik jgtpp,^?, ór;gsno,f||gije liasta elmas sor(;lo, hafta el
-dn*egoay bel'halteba' íftí«íífei*t<ái Htítf ^ttrftíirSéH't^ft»- ima§J^mj^Qpf;,^lj^^i^',cl.prpfauo más fisi»^^^^
J,ó. Me^p^sj}¿a,íp,^Í^.'; Vápse por' fíu^iq, yí!a¡4ft,pe
tomas mas inminentes de la ¿^itt','yvtótí(í'Sfe'''i4"é'!a
, ^...^^gqpenQj^a j f ,,pfei;ra,a, j , todf ,.]?,;^fJiaB^ sfía
•Iw^ftoiuieÁido&dei se'MskBtábajciwactoí:»^!^ sabana de
ílalcaina, 9:,diffidbS pasosiBu.la'iiabítaEionq Piiai<ttiea,
,Jr||jgúifi^|S^,yfj;i¿.enc^r^afí
.Q(ttDiarBba,<HiKfol itanti^iinie^eejiqBKiKubleci éiáo!s»Q-
^ : '-_ • :T*rrrrr
.úieEteiáhabfeívér al triasdBgaitoffladpfclafíjuéeamí- ;}| Cpn",a el dícláfliend«l alogáMco señ'pr, halliJJ^enferiB'a
naba bajo una suposición errada, y qu»'erf'coñs&-
recorrír i la homeopatía, como toica medicina capaz el obstáculo que se oponía 9I reconocimiento del
de' salvarla la vida. %ttMÍo de los I órgano^ abdomíu^, principalmente
Llamado yo para que me encargase de la aw*" del hígado y del bazo^ en los que yo suponía la cau-
tencia de la saiorita doña R. N. pasé á su casa y la sa de la hidropesía, intenté de nuevo e| reconoci-
encontré en el estado siguiente: sentada en una bu- miento, y lialle el gran lóbulo del hígado de un vo-
taca con ks pies sobre una banqueta; el semblante lumen enorme y de una consistencia al tfcto, ver-
esjM'esaba un profundo padecimiento; los ojos pare- daderamente escirrosa. El estado gejtieral de la en-
cía que iban á salirsele de Ifts órbitas; las mejillas ferma á la sazón era muy satisfactoria, comparado
estaban sumamente encendidas; tos labios secos y con aquel en que yo la encontré la primera vez que
áridos; la respiración era anhelosa, entrecortada; la la vi. Esta circunstancia, lo bien que reaccionaban
enferma no podía articular tres palabras sin verse los medicamentos y la exacliliid con que se ejecuta-
obligada á descansar un rato; tenia tos seca y fre- ban mis prescripciones, me hizo aun concebir una
cuente, sed, inapetencia y repugnancia á los alimen- fundada esperanza, que vi convertida en realidad
tos, y la lengua cubierta de una capa saburro-biliosa; tres meses después, sobre la posibilidad de obtener
les estremidades superiores y las inferiores estaban una completa curación.
enormemente adeoiatosas, y por la esploracion del La enferma que había empezado hacia algunos
viratre se evidenciaba la existencia en la cavidad del dias á emitir una enorme cantidad de orin^, conti-
peritoneo de un derrame de muchos cuartillos de nuó de este modo basta que desaparecí^ el último
Úquido, al través del cual era de todo punto impo- vestigio de hidropesía.
sible poder apreciar el estado de los órganos conte- Los medicamenlos-onpleados hasta iiaber llega-
nidos en esta cavidad. Con m«ios evidencia, pero con do la enferma á este estado, fueron: el que queda re-
bastante seguridad sin erabar^, se «listingaia tam- ferido, bryon atí>, mere, metal alb, digit, bellad,
bién i^gan derrame en las pleuras. El calor de la h$Udi-aU>, todos desde la dilución doce hasta la
picd era u r ^ e , y el pulso sumamente veloz y filifor- treinta.
me; la posición horizontal en la cama era imposible, En tal estado la enferma que se encontraba £0U
y la enferma se veia obligada á estar en ella casi en un apetito regular; que las digestiones, si bien algo
la misma postura que tenia en la butaca. lentas, no eran sinembirgo malas; quedormia bien;
Tal e»a el lastimoso cuadro que revelaba el pade- que paseaba por casa, y que tenia deseos de salir á
cer profundo de los órganos mas importantes á la la calle, y que, en fin, se encontraba mas ágil y ani-
vida d<í la sefiorita doña R. N., cuadro que, á un mada que antes de manifestarse el padeoimieato, se-
médico que no hubiera podido •contar con los efica- ^un ella creía, se CMitemplaba ya buena; y si yo no
císimos y seguros medios que posee la homeopatía hubiera podido contar con los seguros medios quet»T
en tales'casos, es seguro le habría hecho desistir del nía á mi disposición para la destruccioii cooa^ta de
ptofeseto 4* euraeioB, tBoWíatío tí parecer, 4é la la induración del h%ado, y hubiera por otfa parte
espremda'^entiaw Mas alentada con el conóci(nieu<* cabido en mi la posibilidad siquiera de engañar á un
to que la experiencia me había hecho adquirir en ca- enfermo, me encontraba sin la menor duda en lapo»
sos análogos de la eficacia y energía con que obran sicion mas á propósito para poderlo hacer sin nin-
los medios de curación de la verdadera medicina, no gún inconveniente. Pero este proceder que por ig-
titubeé en encargarme de la asistencia de la enfer- norancia ü otra cosa se observa en otros «»n mas
ma^yái^ coRtinuo dispuse el primer medicamento frecuencia de lo que es debido, no lo creo ni aun po-
que fué aconü napell 12.' dos glóbulos en medio sible en ningún verdadero homeópata. M que, des-
vaso de agua para tomar una cucharada cada seis pués de hacer algunas reikxiones á la enferma acer-
horas hasta el dia siguiente, caldos y agua azuca- ca de la indispensable necesidad de continuar el tra-
rada. tamiento, basta hacer desaparecer todos los sínto-
En uno de los primeros días que visité á esta en- mas de la dolencia} convencida aquella del estado en
ferma, confiado en el éxito que me prometía de tu qas aiu se encontraba, convinimos en la coBÜavae-
curación propuse á la madre la midierí la circunfe- ciondei expresado tratamiento hasta obtener la com-
rencia del vientre con objeto de que pudiera apre- pMftcitracion del mal.
ciar con toda exactitud los progresos de la mejoría: Sobre unossesenta dias fueren los suficientes pa-
y con decir que en ocho ó dípz dias soírmé^pa de ra lograr poner i la enferma en tal estado de sahiU
una tercia de la cinta con que se liizo la meáidá, se y robustez, que cuantas personas la veían de las que
deja conocer la rapidez con que la enferma se rae- «a dos ó tres meses no la habían visitado, dudaban
jvnba. cuando baUaban con ella si era ó no la espresada
' Luego qne liubo desaparecido en su mayor parle doña R. N.
5
' Pocos mas medicamentos que los ya'espüestos pelitó para combatir nuestra doctrina, y d e -
fueron ioi nectarios basta obtener tan completa y fender la conveniencia de los métodos alo-
satisfactoria curación', como la que sé obturo. Al- páticos. Mücfío podríamos decir scbre este
gunas dosis de met-alb de las diluciones dos mil & caso; pero lo abandonamos á la consideración
la cinco mil; algunas tnas de hidrag, de las mismas de los lectores.
diluciones; kal^carb, calo-carb y sulphur, también
de akís&aas diliKüoaeis, tales iuéron los medios que Dice asi la Linterna:
completaron Ja espresftda curación* »Azar de un homeópata. Hallábanse hace unos
VstSi señorita» que á no bab«r tenido la feliz inspi- »dias dos amigos en la puerta del Sol conversando
ración da recurrir á la única verdadera medicina, en «alegremente sobre máscaras y lances del carnaval
bt'Ca de los medios capaces de librarla del peligro Dcuando vinoíi reunírseles un tercero. Al ver el aire
en que, no tanto la naturaleza de su mal, cuanto la »macilento y triste que traía, le preguntaron sus ale-
torpeza de su médico la habia puesto, estarla enterra- wgrcs camaradas que si le liabia sucedido alguna des-
da mucho tiempo hace, ha contraido matrimonio des- »gracia.
pués de ^ á d o él chubasco, y se halla contenta y ro- 1)—A mí no, precisamente, les contestó este; pero
bustti el lado de su esposo, sin Inber vuelto i sentir «tengo afectado por la muerte de una conocida mia,
la mas leve incomodidad (1). «víctilna de la ignorancia de su marido.
»—Ue qué género ha sido esa ignorancia?
VARIEDADES. »—Del génei-o homeopático , que es el mas irra-
wcioiial de todos los géneros. Parece ser que un me-
El único caso q u e trae el úilimo número »diqu¡llo homeópata, esposo de la hija d*un médico
d e la Linterna Médica q u e tenga relación Malópata de los mas acreditados, se empeñó en curar
con la m e d i c i n a , vanK» á iníerterk) i n t e - »á su esposa, enferma de resultas de un parto traba-
gro para q u e nuestros teíHoréáf conozcan la »jqso, con los anisitos de costumbre. El pad.'e al ver
verdad y fa b u e n a fé q u é eimple» el; latfta- liel peligro inminente que amenazaba á su hya si to-
Hinaba la gragea, le amonestó seriamente para que le
(1) En mas de una acasion he manifestado rni modo Mpermitiera curarla por los medios racionales de la
de pensar respecto á que, teniendo los médicos homeó- «medicina; pero el esposo, cargando con toda la res-
patas el mismo derecho,A ser creídos, 6(1 «uanto diea->
mos sobré cüracioDés oblenidás por los medios de la «ponsabiiidad, tomó á su cuidado la curación de la
ünica verdadera medicina que losadépCos dé laialó^w «desgraciada , y hace pocos minutos me acaban de
^ , u o debeih(Miniu|;uaD descender liapaso del terre-
no elevado en que nos coloca la alta dignidad de la doc- «déCírque ha ttmerto.
trina que profesamos, con tanta menos razón cuanto • «—Eso es mas dramático de lo que parece. Y él
que los adversarios de la homeopatía, las mismas pa-^
parrucfaas y los mismos cuentos han de inventar para «padre;?
desfigurar y oscurecer un caso que se refiera ton todas »—El padre lameiita la pérdida de su querida hija,
las condiciones de nombre y apellido del enfermovcasa
«D que habita, etc., etc., que uno que carezca de estas «y maldice la ignorancia de su yerno.
condiciones; pues que los aparentes enemigos de la ho- »—Y qué dirá la gente al verle por las calles con
meopatía no lapombateu, como falsa y maricibsBMente
suponen, por iBapoi;t«i)te«egun unos, y por perniciosa «la gasa en el sombrero ?
Según otros, sino por demasiado buena, hasta tal pun- «—Dirá que es la mejor bandera que puede enar-
to que su escesode bondad hácé 6 muchos. teaer{>df «bólar la homeopatía.
las canongfas (de Otro<tiempo) que están disfrutando.
Por esta sencilla razón, y porque no me propongo, a »—Y cómo se llama ese imbécil?
p ó a t de las provocaciones de La Lintéfha, poner de «—SU apellido es asonante de puchero.
maoiSeito las faltas y flaquezas de nadie, y s( solo las
de ua sistema de medicina, que de puro carcomido y «—Tejero tal vez.
tiejo, se está convirtiendo en polvo, que pronto se lle- »—Veo que tienes chispa para los consonantes.
vará el aire, es por lo que omito ospresar las SUSOTH-
Qhwicircuomnola» del nombre y apellido d»la enferma t>—Ese Tejero no es uno de los redactores del Cen-
objeto de esta historia» indicándolo solo con Jas in cía- »nel ?
les; porque dé no hacerlo así, resaltarla una deéiará- »—Justamente.
eion implictta del m«iMe<i ó méaicos quél» visitaron.
E^a naisma conducta seguiré ^n unos cuantos casos de »—Pues como redacte tan biai como cura, no hay
curación que me propongo descubrir, con el objeto Mduda que hará cosas grandes.
d« faiew'ver a La Liniema le mal parrida que quedará
•iemareene, como acostumbra á haoorlOi habla á raon" »—Tiene una [riuma bestial.
teradas-Pero si á pesar de ser este mi dictámeu res- »—Si k) creo. Y quién le ha metido i «s« p ^ r e
pecto al modo como deben prnuntarse las historias o
cato* prácticos, hubiese necesidad 4e espresar pública «diaUü en camisa de once vants?
O privadamente cnautos datos se quieran exigir para »—St)guraraiea te I B a s t ó l e con sostener conti-
eoiiiprotrar él hecho, esto^ pronto 6 sattafacer esta ctt- nnuamente el enorme peso de sus narices, mas gntn-
rÍMldad.~-R. de T. V.
«das que las d« ese máscara que pasa delante de nos-
6
))Otros, Y aquí los tres amigos Yaríaron de conversa-; anuida i los ocho días de; na fltiio sangaíaeo^ que
Dcíon, dirigiéndose hicia elPrade.u , aunque eorto, la ddiililó fflueb»« itgrabándoí^ eoiíu*
Hasta aqui la Linlerna Médica. ii • conseeuwciiala tosy demas^ántomas. >
Veamos ahora cómo y de qaiéfi se lamenta A prioeipios de setiembre, se observó ><pie Ja tos j e
el Sr. D. Joaquín Antonio Malo, padre de aumeaiaba al actostárse del lado deFeci», per l&quei
la esposa del Sr. Tejero, y cuál es el ¿mfee- tenia.queadoptar el decúbito latépriii^uiqndoi' ;>
cil ignorante, maldecido por el angustiado se- En este grado ia dolencia y ba^wié- asaáo ante¿i
ñor Malo. Por no aumentar su justo dolor, medicamentos homeopáticos, faé ptegíÉWitfa p¿t ¡SUf
rii tocar de nuevo á !a llaga que lleva en espeso y deeidió seguirse ú-aUado:por idiohóe tüéübs.
el corazón el doctor alópata , cedemos á sus T. • . » > » . • • • • ' ' • il li ;.• !•:;;•:

ruegos, y nos abstenemos de comentar el Pase, señor D. Tomas. ?í-..«ie I4 R,


siguiente comunicado. Ilablé con mi b^o poliüco respecto al diagnóstico^
coaviniendo ambos en que era ana tms tuberculosa',
Señor director del Centinela de la Homeopalia.— ayuda. ;l •;• r>,
Muy. señor, tpio.;, esspero de su bondad inserte el pre- . Beispecloal tratanüenta, oo tpcewog .á «i^e punttO;
s ó t e oopuDÍcado, que coa igual fecha re;nito á la por respetar la voiustad de^ j^tr^^mr, y $^miegr!
redacción déla Linterna Médica en aclaración á e l tras convicciones enteramente e[w»est»s.: M ; :I>I ,1!
articulo, que bajo el epígrafe, Asar de un Homeópata, fiasde «ste tiflBaftt.Jiari»^dkAda bbnaaaiif«¿«i»
publica este último periódico en su número del 8 del mo pasado en que se ? prefentó diarrea, la enferma
presente mes. estuvo sujeta al plaii hbtiieopátit», que su esposo dis-
Arrasados mis ojos en lágrimas y comprimiño el puso, eonsuUando ademas, ¿ o t r o s amigos;suyos,
corazón por lá pérdida qué áciibo de ésperiméhíar, qu^frefesan leíales doctrÍBas. . > , <i h
que ni un instante sé borra de mi memoria, me TOO Ba ,dic^ dia 9 la enferma dijo q[ue deseaba ^ ila-,
en la dura necesidad de'coger la pluma con manó mase en su auxilio á el Sr. Corral, el que alisado por
trétnula, para hacer el relato exacto de lo ocurrido, la Qodie, pasó á verla á «I otro dia, vísp^r^ de inar-
durante el padecimiento de mi querida hija doña Ma- charse á Aravaca, pueblo de su iiacimiento,
ría Soledad Pascuala Malo de Tejero (q. e. g. e.) La opinión ád &•. fl. ponías, «(sí,copo la. (JMU es-
En li de marzo pasado, después de 24 horas de poso y xúa, remedo al conocimiento de la eóferspet,
dolores, parió á las 9 de la noche un feto dé 8 meses, dadj y al pronóstico, fué i p a l , es dech-j /«neJí*
mueírio.'' ' ' " , " . , ' " ' . . . " ' por todos los m^pdóg. .V íi.ii)
Aunque hacia como unos tres d^as que la criatujra, - Llegada at pueblo, se «leargó de su -asisteiúsiaj< .tm
habia fallecido y la posición era primera de nalgas, tailtó, (jué éia él^éjTtoaneclese, erftédklcil l ^ f ' '^^•^
no fué trabajoso el parto, solo sí, á las once y niedia, lIoreÍMi;'•-.'•' 'i';:'.sí •: !•.-¡V-i •..'<,:'.:iii
no habiepdp arifoiado la placenta, se presentí^, ipítrór- ;|5^SÍ:^',!^dr$é'trtsWSW'«^:¿a^;'^j-lft^
ragía ábundíi'níe, consiguiente á la existenraa'fle di- pNcáucioaee i ^ d a s á su estado, y avisado JD^eva-í
cho cuerpo en la matriz y la inercia de este órgano. mente el Sr. ü. Tomás Corra}, la siguió visitaiido'
"Fué avisado el Sr. de Corral para que procurase su h^^4;fll2Senque(aUecÍó. _^ ' n! J
estraccipri, la que verificó con la prontitud, destreza y Por'fe i^e aittecede se dédtioéí í .'Que m hubo tlfl
pericia propia de sus grandes conocimientos. La pa- jMTto Irabajoso,^ por consiguiente 'viá'ití^l^f¡^'Ms
ciente se repuso á la éjpoca regular, Sin tener nove- cacóa de su padecimieoto. 21" ¡@a* latiarmiMcianJaM
dad alguna hasta julio^ en cuyo mes se ¿esarr^llótos, úesta'íe este no'lia sido deSidá i Ik'^«ffiíiii^
con ligera inapetencia y algo de fre(;uencía en el «I marido, pues á los priqíeíos linternas C4»iviao!
pulso. coftntígo.en el diagnóstico, y slietrató hoiíBeopá»i<!ft¿
Se ^ a d u ó esta afección á últimos de agesto, efec- ntente prinero i des{H^. akipitiQanen le, lapí.(^,¡%
to de que estando mal dispuesta, al ir de pase» uiia eotí^ y«,' ceb4M!eHdin«««m)"sa voluaMÍ^iifinidadd»
tarde, salió de una callejuela un coche, y,éijjfliserpor wlq^ ÁaAl;M!írt*#ftñifáttjty;jior'# ^^lifrif^ÉI^
l a ^ w í u n a det«aci(» éeitoeeabífllt^tMi^ unvigeto grmMmm iti^.iqii^í^ntralmmte^teQmtWlimfefíi
que en ocasión pasaba, hubiwan sMo .víctimíf i$m ,p^'^S*;í(Wae ñfigltti modffse há«Wn»lfl&«b' %tf
atropello su hermana, cuñadayaito^«úpdoMfls^fes lo Smi¡pb)ifñ9mM9c\o r^pe<H9,|\lPÍ, %|Íli^ife'
grttes y ítmentos que dióy al ver pírsons»' ttoqueri- Te|ereiqtMándodesmenttdos^tosí^aiios q«fl>e«atm
das á punto de perec^^ que todo^lts vecinOBSaBérctn f ^ J | t , ¡ B i e í i t ó j. asi j t ^
áíiitiiítieMeiif'f eepeciainieitteuriag'MñoraB ]B< obli-
ga»6lHá-'*é*«aBi»ir!én¡ftü babitacio*.' Ü . .ÍH
La íttprWkJa'détóflf\»H«:idft^'lá nrt«ízejercií,'fé6 que en obsequio á las justas lagrimal ^U8!-4a.!'rea*6^
ieion de este escrito me ha proporcionado, quede aqu¡ caso, rao veo precisado contra mi gusto, porque rS>
|erminado para siempre asunto tan enojoso, una veí fiíl nunca inclinado á descender al terreno de las mfe-
SiPiaSi á exigir de ustedes que, con arreglo á la le¿
lianifestada la verdad del hecho. den cabida en el próximo número de su referido p ^
I Soy de V. afectísimo y S. S. Q. S. M. B. rfédlco á estas líneas. »
I Madrid 10 de marzo de 18S1. Oicenustedes que doña A. de G. padecía una afe(>
I Joaquín Antonio Malo. clon hecpética, y las incomodidades consiguientes i
esta ^ferraedad; y que encargado yo de su asisten»
? Hé aqui, querida Linterna, una prueba de cía como módico de cabecera, me brindé á curarla
b s que nosotros acostumbramos darte. Si no horaeopáticuinente después de haber agotado sin fra-
agrada, culpa ahora 3 los alópa|3^,,.np á to todos los recursos de la medicina alopítiqa; á lo qii^
la enferma se resistió, poniéndose en tftahos de utt
ospt^os. Hast^ aquí tus asertos té" los han Verdadíjro homeópata, práctico sobradamente aqredip
esméhtido las cettifipacrones de lás perso- tado, á quien debió la curación dQ sus herpes^ y éé
asihíeresadas, iraidiaí! en apoyo de fáiseda- totíiis las incomodidas que iá« acompañaban.
áes, é indiferentes á nuestras contiendas Meiips ligero yo que ustedes en pro(|igar paBíicai*
ciones ofensivas, rao abstendré de llamar al autor dri
{teriodislicas. Después os heneas desmentido citado artículo Vil Calumniador, que es como se se-
tosolix)s,co|n pruebas no recesadas, y por úl- BaJa al miserable que valiéndose de la mentira atácala
mo^ para Colmo de desdichas, te desmienten reputaciojí do otro; porque quiero suponer que efec*
Í is alópatas. ¿Quién eres? A quién defiendes?
% é r^resentas? Quién le apoya? Elmoiwpo.'
tivamenle doña A. de G. no es un personaje ideal, y
que ustedes han sido torpemente engañados; pero se
hatftft tfttei(Jííf'«B em^wr, coffíoftotnbrcSde lionof,
lio y las suscriciones? Si es esto, como parece de publicar el nórtibre de 'esa señora, y de las demás
serlo, tieoes un gran objeto humanitario, personas á quienes dicen usteda^ taasbienjiiM he im^
literario y científico! ladohomcopiílicamente; y espero que lo harán así pa-
ra no merecer la odiosa calilicacion de que acabo de
hablar.
Resentido el Sr. D. Manuel Codorniu de una broma Réstame solo decir á ustedes, por si lo ignoran,
qw> el'OénIinela le díó, y 6ajd lá in^jrésíon seguramente' que hace mas de cuarenta años que qerzo la lionro*-
de la íracFUOnuestra lijAraciíanaa Ie.pVi>daj«v¿aáiH^ aa pjf^f^oja de medicina, sin haber teBído que apelar
á los reprobados medios, que me atribuyen para ga-
gido á esta redacción el comunicadod04}i)e ««aiDOftíidiir tíihéi ^StenlíJ déMi lálteerósafeimft'a,püeé adémkl
cuenta á nuestros lectores, y después que se conozca <Je,bnJ)er merecido deéde muy joven la tcoaíiaió»4d
su contenido nos dirigiremos de nuevo al Sr. D. Ma- Gobierno para el desempeño de varios cargos me ha
nuel Codorniu. Si este buen señorno hub|er§. reinir- favorecido también la opinión pública en los diferen-
tído copias del comunicado á los periódicos sus ami- tes países donde me he hallado, viendo quizá en mi
moralidad y en mi eficacia, sino en mi saber, una ga*
gos, y estos no lo hubieran insertado en sus colum-, '"''"tía del acierto. Sepan ustedes por último, queaman-
ms con los comentarios regulares, nosotros hubié- _, Jomo soy de la ciencia, me apresuro á adoptar to<fe
ramos aguardado á que pasase el furor del Sr. COrt ÍÓOTe considero útil para mitigarlos males de mis
dorniu, y recapacitando sobre el hecho que le im- %e^"antes, así como repruebn indignado el inicuo
coftiercio que el charlatanismo hace con la ciega ere*
putamos, viniera en conocimiento de la exacti- dulidad del vulgo.—Es de Vds. atento S. S. Q. B. sa
tud de nuestro aserto, y nos pidiera que retir- }l>-^Mmvel Coebmiú.
rasemos de la imprenta su comunicado, dándose Ahora que ya sabemos que el Sr. D. Manuel Co-
por satisfecho de aquella broma, y no dar lugar á dorniu sostiene que es una fábula insolente el párra-
que ahora tengamos qu« fórmalizá'ebs y miliar por fo'inserto ' en el Ceníifieía, del 10 de febrero, que
nuestra propia honra, atroí»éllaad6 por tos euáreata alüídtoá EU persona, y que niega redcHidaraente qiw
alos, de práctica y las canas yénefablss diel ^ . Oj- doñaiW de G.,qu^ nosotros dijjtoos había sid» invi-
Bíctor general de sanidad militar (jpl reino, jíó aquí tad^ por el? Sr, Co4orniú para ser tmtada homeo-
é comunicado (¡ue, respetando 8 la ley y á. nosotros páticamente en sus dolencias que se hacían rebeldes
níismos, insertamos en el Centinela, aunque parezca al tratamiento alopático, lo fué en efecto, estamos en
ser contra el %í<»n«/o mismo. el caso dé sostener en verdad, que una señora ca-
yo nombre y apellido empiezan con esas iniciales ha
iíéñáÜ íáeifeín-orode mi.
sido invitada por el Sr. ü. Manuel Codoraifi, ^un
Señores redactores del Centinela de la Jlomeopa-«embiar el método alopático que inútilmente enifáet-
l»a.—Muy señores nri057 En el número de su pwió-j f.*™'*'»'
di(í* eofrespondiente al dlít 1^ del mes actual han in-*Ml ba este señor para la curación de aquella, en el irm-
lertttaéf tñitedesuna fábula insolente á la par qu'e ófeh' toiento homeopático, brindándose el Sr. Codorniu á
sita etí éStrémo á mí hloi'aUdad coteiotoédícoy como asistirla ho^ieopáticaniente. Los ruegos de esta s^io-
caballero; y por mas que esté seguro dé que las per- ra, á <piien unen con el doctor Codomiú antiguas re-
sonas qqe nie conocen y puedan leer dicno artículo,
le darán el verdáilero significado oué tiehe, como la hciones, nos impiden por ahora publicar su nombre,
generalidad de los lectores no se nálla en el mismo y esperamos que el Sr.D. Manuel Codorniu, cumplien-
Él Excmo. Sr. D. Manuel Llauder, marqués del Valle de Rivás, te-
niente general de los ejércitos nacionales, senador del reino, decano del
Supremo Tribunal de Guerra y Marina, etc., ha fallecido en la mañana
del dia 7 del corriente y al octavo de su enfermedad, clasificada de pul-
monía, sin recib'r ninguno de los Sacramentos de nuestra santa iglesia,
según hemos oido afirmar, habiendo sido tratado alopáticamente por los
señores D. y R.

Este hecho no necesita coraentarios^!!amedTañaalopática es una gfan


medicina; la ciencia previsora de los alópatas, es una ciencia sublimé. Los
coroneles Panlagua yMondéjar, que fallecieron tratados homeopáticamente,
aunque con audiencia y deshaucio de los alópatas, llevan en pos de sí al otro
mundo cinco generales y hasta ciento treinta y dos personas mas, muertas
de pulmonía, por la insuficiencia de la mal llamada medicina alopática, en
solo el espacio de dos meses, sin que los homeópatas tengan que lamentarla
pérdida de ninguno de sus muchos enfermos tratados en pulmonías, desde
aquella fecha.

OTRi CURACIÓN ALOPATICi.


Leemos en los periódicos políticos del 12 del corriente:
«Ayer á las dos de la madrugada ha fallecido elSr. D. Ángel Fernan-
dez de los Ríos, regente que fué de la audiencia de Madrid, ministro
del tribunal supremo de Justicia, y diputado á cortes en varias legis-
laturas.»

Los alópatas sabrán cómo y de qué se ha curado el Sr. Fernandí^í?, de


los Ríos.
do con la ley como el Centinela cumple, se apresurará tdicosque cada una de sus lineas es tina mentira, un»,
á insertar en todos los periódicos en que hizo eistampar 'injuria 6 una calumnia, no para el Centinela que no
su comunicado, otro en que confiese que el Centinela i)a presentado li^sta boy un caso qtie no sea la o p r e -
no miente, y que no pueden cuadrarle de modo alm- sión de la verdad.
no al autor del artículo que supuso que le injuriaba,
la» calificaciones conque le señaló. Queden las pala- IMPRENTA de los Sres. Sta. Cploma y Peña.
bra» de t!tí calumniador reservadas para esos perió- Encomienda, i9,praL

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