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“Para hacer que un gran sueño se convierta en realidad, primero hay que tener un gran
sueño”
Hans Selye
áreas, evaluación de las posibilidades en los juegos de azar, problemas sobre los números
enteros y muchas otras cuestiones salpicaban la correspondencia y los tratados de estos
sabios. Se interesaban también por las cuestiones de óptica y, de manera más general, por los
fenómenos naturales que se estimaban regidos por leyes matemáticas: la mecánica constituía
el modelo de esta “matematización” de las ciencias que había comenzado con los trabajos
oxfordienses del siglo XIV.
Desde mediados del siglo XVII, los gobiernos comenzaron a suplir la falta de iniciativa
privada para apoyar, al menos en parte, el desarrollo de las ciencias. En 1662 mediante una
carta real, la Royal Society dio carácter oficial a las reuniones de sabios que se realizaban en
el Gresham College de Londres; y la Academia de Ciencias, fundada en Francia por el
ministro Colbert en 1666, contaría entre sus primeros miembros a los contertulios del círculo
de Mersenne. En cuanto a las publicaciones periódicas, el Journal des Savants en Francia y
las Philosophical Transactions en Inglaterra mantenían informados a los aficionados a las
ciencias sobre los descubrimientos más recientes.
RENATO CARTESIUS
En la primera mitad del siglo XVII Francia, que no era, ni con mucho, de la avanzada
capitalista, empezó a recuperar el terreno perdido; superaron el fraccionamiento feudal,
lograron desarrollar la industria y el comercio exterior. La forma política del poder pasó a ser
la monarquía absoluta, este absolutismo estimuló, en cierta forma, los avances antes citados,
así el Cardenal Richelieu, primer ministro del Estado absolutista francés, subvencionaba las
manufacturas, las compañías de ultramar y las expediciones coloniales; para fomentar la
producción nacional y protegerla de la competencia holandesa e inglesa, el absolutismo
aplicaba una política proteccionista, que junto con su política impositiva, constituía, un
“medio artificial” de acumular capital.
Pero el clero feudal seguía conservando su influencia económica y político-ideológica.
Debido a ello, la ciencia y la técnica de Francia, se encontraban en peor estado que en los
Países Bajos o Inglaterra. En esta situación surge el destacado filósofo y matemático René
Descartes (1596-1650).
En contraste con los períodos de desarrollo anteriores, caracterizados por la existencia
abundante y simultánea de individualidades de gran talento dentro de un ambiente uniforme,
el barroco matemático (1550-1730) en su período culminante está determinado por la
presencia de unos pocos hombres geniales y sobresalientes, quienes en pocas decenas de años
promovieron un cambio completamente nuevo de concepción dentro de la ciencia.
Ya no se trata de mejorar procedimientos prácticos, sino de construir un edificio general del
pensamiento científico, el cual se debe elaborar (siguiendo la idea de la época) según el
ejemplo de las matemáticas.
Para facilitar tal objetivo hay que transformar primeramente el mosaico de ideas sueltas que
figuran una al lado de otra, sin coherencia y relación entre sí, y unirlas en un sistema
dominado por tendencias uniformes.
Ya Copérnico (1473-1543) trataba de edificar un nuevo sistema astronómico, transformando
y haciendo renacer conceptos antiguos. Kepler (1571-1630) no se somete a la tradición,
siguiendo en los puntos esenciales a la intuición. Su punto de partida son suposiciones
basadas en especulaciones metafísicas, que rectifica mediante observaciones prácticas.
Galileo (1564-1642) lucha contra los conceptos y fundamentos aristotélicos de la física
contemporánea. Descartes es el fundador del primer sistema matemático moderno, lo que nos
indica que el mundo ya estaba preparado para asimilarlo.
Descartes era hijo de una antigua y noble familia de Normandía: su padre, Joaquín Descartes
(muerto en 1640) era consejero en el Parlamento Breton, en Rennesiglo En la biblioteca de
Conferencia 7 94
la Fléche (Colegio Jesuita al que ingresó en 1604), Descartes recibió permiso para utilizar la
literatura allí existente, incluyendo la considerada herética y pagana, muchos de sus autores
agrupados bajo la denominación común de escépticos, influyeron decisivamente sobre el
joven escolar, el conocimiento humano -afirmaban los escépticos- es dudoso por su propia
naturaleza; por ello, los esfuerzos hechos en este campo no se justifican a sí mismos, son
vanos. Descartes, a pesar de esto, no se convirtió en un escéptico. El intento de dar respuesta
a la pregunta “Por qué?” está aún por delante. Ahora cabe señalar que la capacidad de
someterlo todo a duda, de abordar críticamente cualquier verdad, por indudable que pareciera
a primera vista, fue lo primero que aprendió al leer a los escépticos.
En el tiempo de su incursión en la vida militar, hace su primer descubrimiento matemático
independiente, el del teorema llamado de Euler
sobre los poliedros, C+V=A+2.
En 1620 abandona el ejército y emprende
largos viajes por Hungría, Alemania e Italia
(1621-25), lo que amplia su conocimiento del
mundo y de la gente. Después de su vuelta a
París, entra en relaciones más estrechas con
Mersenne, cuyos amigos se oponen con
manifiesto éxito a la filosofía de Aristóteles,
encontrando buena acogida para sus ideas. En
1628 se retira con rápida resolución a los
Países Bajos y de aquí pasa sucesivamente a
Inglaterra, Dinamarca y Suecia, país en el que
muere un año después de su llegada. Sus obras
póstumas llevadas a Francia por Chanut,
embajador francés en Estocolmo, se pierden en
un naufragio. La mayor parte de los papeles
salvados se publican (desde 1657), gracias a
los esfuerzos de Clerseliers. Entre sus
principales obras tenemos:
1637 “El Discurso del Método”, con tres anexos: Dióptrica, Meteoros y Geometría.
1641 “Meditaciones Metafísicas”.
1644 “Principios de la Filosofía”.
1664 “Tratado de la Luz”, el cual fue ocultado al ocurrir el juicio a Galileo en 1633.
A pesar de sus generalizaciones, no conocidas hasta entonces, y su modo claro de expresión,
su “Geometría”, única obra matemática del gran filósofo, llama la atención y se estudia con
gran interés. Esta constaba de las siguientes partes:
1er libro: “Sobre los problemas que pueden construirse utilizando sólo círculos y líneas
rectas”, ni más ni menos que dedicado a problemas resolubles con regla y compás, entre ellos
el famoso problema apoloniano “Locus ad tres et quattour lineas”.
2do libro: “Sobre la Naturaleza de las líneas curvas”, el que versa sobre un estudio más
detallado de las curvas de diferentes órdenes, su clasificación y la revelación de sus
propiedades.
3er libro: “Sobre la construcción de sólidos o más que sólidos”, que no es más que la
construcción de una teoría general de resolución de ecuaciones y la utilización para esto,
junto a los recursos algebraicos, de los lugares geométricos.
La simbología algebraica de Descartes, no se diferencia ya de la actual.
Pero las matemáticas de Descartes sólo encuentran adeptos gracias a los esfuerzos de Fr. van
Schooten (1615-1660), quien como hijo y sucesor de un distinguido profesor de la
Universidad de Leiden, recibió una excelente instrucción profesional. En 1649, se editó la
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significando, cada paso, la concreción del problema actual en los métodos y medios
específicos del próximo nivel.
De este modo, el método universal de Descartes es por naturaleza matemático, es más, al
contrario de Bacon, toma como modelo la Geometría.
Por otra parte, al estudiar la influencia que ejerciera directamente Descartes sobre sus
contemporáneos y la ciencia de su época, y al definir su lugar en la “República de los Sabios”
que surgió y obró en el S.XVII, al igual que su influjo multifacético y extraordinariamente
variado sobre la ciencia, la filosofía y la literatura de los últimos siglo s, se puede observar
que la influencia simultánea de la personalidad de Descartes y de su sistema transcurrió
(dejando a un lado su filosofía y hablando en términos generales) por tres direcciones
fundamentales:
En lo que respecta a estas últimas, debemos recalcar, que todo el sistema filosófico de
Descartes fue asimilado en grado sumo, por la cultura de los siglos posteriores como cierto
proyecto, detalladamente elaborado, de matematización de las ciencias naturales.
No olvidemos, que la consecuencia esencial de la introducción de un sistema de coordenadas,
es que el estudio de las curvas, se reduce al estudio de sus ecuaciones, nos permite el paso de
las curvas a los “números” que la determinan, punto advertido apenas fue establecido el
isomorfismo entre el campo de los números reales y el campo de los segmentos de una recta.
Este nuevo método engloba a la vez, el punto de vista geométrico y el punto de vista
algebraico. El cálculo sobre los números, es la negación del real geométrico y niega esta
negación, estudiando las variaciones mutuas de dos variables geométricas y crea así, un
nuevo método de investigación de lo real geométrico.
Conferencia 7 96
Una vez establecida la relación entre curva y ecuación, se puede utilizar el conocimiento de
las propiedades de uno, para derivar las propiedades del otro. En esto consiste, precisamente,
el problema fundamental de la geometría analítica:
GERARDO DESARGUES
Si la vida de Gerardo Desargues hubiese transcurrido dos siglo s más tarde, su trabajo quizás
habría tenido mayor atención y sería más apreciado por sus colegas matemáticos.
Desgraciadamente para él, ocurre precisamente en los instantes en que el auge hacia la
matemática infinitesimal y el matrimonio entre el álgebra y la geometría era creciente.
Gerardo Desargues nació en la Ciudad de Lyon en el año 1592 y murió en su propia ciudad
natal en 1655. Desargues era arquitecto e ingeniero y había servido como oficial en el ejército
francés.
Su obra más importante la edita en París en el año 1639 y con ella da inicio a una nueva rama
de la Matemática la “Geometría Proyectiva”. Por razones atribuibles a lo antes expuesto los
ejemplares de su obra fueron relegándose al olvido y llegaron a perderse.
No obstante un discípulo suyo Felipe La Hire (1640-1718), cuya admiración por Desargues
era grande, conservó una copia manuscrita la que halló doscientos seis años después de
escrita, el geómetra francés Michel Chasles.
Este la justipreció altamente y a partir de entonces es que se da apropiada continuación al
desarrollo de esta rama de la Matemática.
La labor matemática de Desargues parte del estudio de las cónicas desde un punto de vista
distinto por entero al de Apolonio. Su libro, cuyo título tan alambicado tampoco ayuda a su
divulgación era “Brouillon projet d'une atteinte aux evenemes des recontres du cone avec
un plan” (Borrador de un ensayo que trata de los resultados de los encuentros de un cono con
un plano).
Este trabajo está inspirado en las ideas respecto a la perspectiva de Durero y el principio de
continuidad de Kepler. Puede pensarse en que al proyectar desde una pantalla circular los
haces de luz que salen de esta y se cortan por planos en diferentes posiciones se obtienen
distintas elipses e hipérbolas. Del análisis de estas cuestiones llegó Desargues a concluir que
aunque se perdían algunas propiedades había otras propiedades de esas cónicas que se
conservaban en la proyección.
Tomó como base estas observaciones y realiza un excelente estudio de estas propiedades
invariantes, de las que establece los teoremas fundamentales sobre las relaciones áreas
mónicas, la polaridad, la homología, etc.
En otra de sus obras publicada en 1648, titulada “Modo universal de practicar la
perspectiva”, demuestra Desargues el teorema que lleva su nombre y cuyo enunciado es:
EL DESARROLLO CONTINÚA
Mucho más que Descartes, Fermat logró avanzar en relación con la representación
sistemática. Sin embargo, no hay que hacerse ideas exageradas de los logros de Fermat.
Su oficina jurídica en Toulouse tiene que haberle dejado evidentemente, mucho tiempo para
las matemáticas. Indiscutiblemente, él es uno de los matemáticos más significativos, es uno
de los precursores de la matemática infinitesimal y del cálculo de probabilidades.
Especialmente famosos fueron sus aportes en la Teoría de Números (recuerde el Gran
Teorema de Fermat, que será tratado más adelante).
Fermat escribió un pequeño tratado sobre geometría analítica “Ad locos planos et solidos
isagoge”, o sea, Introducción a los lugares (geométricos) planos y corpóreos, estos lugares
corpóreos consisten en las cónicas y demás curvas fuera de la circunferencia y la recta y no la
geometría analítica del espacio.
El desarrollo de los métodos de la geometría analítica tuvo lugar con bastante lentitud. Por
una parte, las ideas eran muy nuevas y, por otra, resultaba muy poco usual el empleo de
nuevos símbolos de una manera consecuente. El trabajo de Fermat, que inicialmente sólo
circulaba en copias se imprimió en 1679; el “Discours” con “La Géométrie” se inscribió en
el sumario papal de libros prohibidos.
Al principio la Escuela Matemática Holandesa, asumió la geometría analítica en la forma
planteada por Descartes; van Schooten inició a los jóvenes matemáticos interesados en “La
Géométrie” y en 1649 editó una traducción en latín del texto original francés.
Posteriormente, se introdujo en la escuela inglesa, la cual se encontraba en rápido desarrollo.
Newton rompió con el tabú de las coordenadas negativas; a él se debe el empleo del sistema
de coordenadas “cartersianas”. En 1676 él dio una clasificación en gran escala -en los cuatro
cuadrantes- de las curvas de tercer orden.
Otro paso esencial lo dio Euler con su “Introductio in analysis infinitorium” (1748). La
expresión específica “geometría analítica” es original de Lacroix, quien la empleó en 1796-99
en su libro de texto “Cours de mathématiques”.
Durante el siglo XIX la geometría analítica fue dotada de numerosos medios auxiliares
algebraicos -determinantes, matrices, grupos, vectores. En las manos de Möbius, Plücker,
Grassmann, Jacobí, Cayley, Sylvester, Hamilton, Hesse, Salmon y muchos otros, la geometría
analítica recibió rasgos esenciales de la estructura que se emplean actualmente en las escuelas
y universidades.
Sabemos que los griegos y, en particular, Eudoxio y Arquímedes calculaban las superficies y
los volúmenes con ayuda del método de exhausión, que consistía en considerar las líneas
como el límite de polígonos inscritos y circunscritos, cuyos lados aumentan en número,
indefinidamente.
En 1635, Cavalieri (1598-1678) en su obra “Geometría indivisibilibus continuorom nova
quadam ratione promota”, utiliza el método llamado de los indivisibles, que Pascal y
Roberval aplicarían a la cicloide. “Un indivisible, dice Pascal en su opúsculo “Acerca del
espíritu de la geometría”, es lo que no tiene partes” (ver B. Pascal-“Pensées”, edition
Havet, “De l'esprit geométrique”, pág. 620). Las reglas de cálculo sobre los números
ordinarios ya no se aplican: la suma de dos indivisibles es un indivisible igual, lo mismo que
la suma de dos ceros es un cero. Por otra parte, según Pascal, el cero de la aritmética es un
verdadero indivisible de número, como el indivisible es un verdadero cero de extensión. El
indivisible resulta de la división de la extensión al infinito. No se puede ser buen geómetra si
no se ha comprendido que el espacio y el tiempo pueden dividirse sin verse obligados a
detenerse. Es lo que equivale a decir que una línea es una suma de puntos -en número
Conferencia 7 100
infinito, es decir, tan grande como se quiera- una superficie, una suma de líneas y un volumen
una suma de superficies.
He aquí un ejemplo de la aplicación del método.
Dado un semicírculo y una paralela cualquiera con diámetro ED. Cuando la figura gira
alrededor del radio OA, el semicírculo engendra una semiesfera, la diagonal OB del cuadrado
OEBA engendra un tronco de cono de revolución de volumen R3/3, si R es el radio del
círculo; y el cuadrado OEBA engendra un cilindro de volumen R3, el plano perpendicular
en P a OA corta los tres volúmenes siguiendo tres círculos. Esos círculos son indivisibles de
volumen que, apilados los unos sobres los otros en número infinito, nos vuelven a dar los
tres volúmenes. Siendo el número de círculos el mismo para cada uno de los tres volúmenes:
cono, esfera y cilindro, esos volúmenes son entre sí como los cuadrados de sus radios, es
decir, como los cuadrados de las longitudes PQ, PN, PM. Es fácil observar que
PN²=OM²=PM²+PQ². Si V es el volumen de la semiesfera tenemos:
E O D
M P
N
Q
B A C
Pascal no quiere solamente explicar el mundo material, sino también el hombre y las
relaciones del hombre con Dios. Hace corresponder al hombre el número finito; a Dios, el
número infinito; a la nada el cero. Así, si h es un número finito, los principios del cálculo
sobre los indivisibles le muestran que h:infinito = 0 y que h:0 = infinito.
Por eso el hombre es una “nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada” (ver
“Pensées”, p.102) o también: “el finito se destruye en presencia del infinito y se convierte en
pura nada. Así es nuestro espíritu ante Dios, así es nuestra justicia ante la justicia divina”
(“Pensées”, pp.267-9). De esta forma el misticismo pascaliano forma el mundo de acuerdo
con las abstracciones de la razón pura. Nada hay más opuesto a un conocimiento científico
del Universo, que modifica, por el contrario, sus concepciones, sometiéndose a verificaciones
positivas. Pascal lo siente tan bien que nota: “Escribir contra los que como Descartes
profundizan demasiado en las ciencias” (Idem, pág. 491).
La aparición del análisis infinitesimal fue la culminación de un largo período de desarrollo
matemático, para el siglo XVII se habían formado las premisas esenciales: existencia del
álgebra ya formada y de la técnica de cálculo, introducción en las matemáticas de la variable
y el método de coordenadas; asimilación de las ideas infinitesimales de los antiguos,
especialmente de Arquímedes; acumulación de métodos de resolución de problemas del
cálculo de cuadraturas, curvaturas, determinación de centros de gravedad, búsqueda de
tangentes, extremales, etc., en este proceso tomaron parte muchos matemáticos destacados:
Galileo, Kepler, Cavalieri, Torricelli, Pascal, Wallis, Roberval, Fermat, Descartes y Barrow
entre otros. Algunos de ellos ya han sido tratados, mientras que otros serán los elegidos para
los próximos epígrafes y algunos serán mencionados concisamente.
Dentro de los primeros pasos en esta dirección deben citarse los trabajos de Johann Kepler
(1571-1630), quien fue un eminente astrónomo y matemático y dedicó prácticamente toda su
vida al estudio, desarrollo y propaganda del sistema heliocéntrico de Copérnico. Analizando
un enorme material de las observaciones astronómicas, en los años 1609-1619 descubrió las
leyes del movimiento de los planetas que llevan su nombre:
I. los planetas se mueven según elipses; el Sol se encuentra en una de sus focos;
II. los radiovectores de los planetas “barren” sectores de áreas iguales en intervalos de
tiempo iguales;
III. los cuadrados de los tiempos de rotación de los planetas alrededor del Sol están en la
misma relación que los cubos de sus distancias medias hasta el Sol.
un cono circunscrito. Y de repente, Kepler escribe: “Es bastante verosímil que la superficie
de la semiesfera es la media proporcional entre las superficies [lateral] de ambos conos”.
Para ser más exactos, advirtamos que en la mayoría de los enunciados sobre la verosimilitud
intuitiva de los resultados u otros razonamientos, Kepler cita a Arquímedes, el cual “lo
demuestra con todo rigor”.
BONAVENTURA CAVALIERI
Alumno y gran amigo de Galileo, se le debe, como ya vimos, un gran paso hacia el análisis
infinitesimal. Nació en Milán en 1598, después de terminar sus estudios matemáticos con
Galileo ingresó en la orden religiosa de San Jerónimo a cuyos miembros se les conoce con el
nombre de Jesuatos, para distinguirlos de los Jesuitas. Más tarde (1629) es designado profesor
de matemáticas en la universidad de Bolonia, cargo que desempeña hasta su muerte en 1647.
Publicó diversas obras, varias de ellas de Geometría y Astronomía, entre estas “Directorium
universale usanometricum” en la que aparecen tablas de las funciones trigonométricas con
sus correspondientes logaritmos, contribuyendo notablemente a la introducción de estos en
Italia.
Sin embargo, su contribución más sobresaliente y
la que lo hace famoso es la aplicación de los
“indivisibles” que conduce directamente a lo que
hoy llamamos “integración”. Sus primeras ideas
las expuso Cavalieri en 1635 en su obra
“Geometrie indivisibilibus Nova quadan
ratione promota”, con ellos trata de sustituir los
procedimientos de Arquímedes para calcular
áreas y volúmenes por el Método de Exhausión
que Cavalieri consideraba muy engorroso.
En 1647, poco antes de su muerte, publica otra
obra sobre los “indivisibles” que titula
“Exercitaciones Geometricas”. En esta muestra
mediante sus indivisibles el Teorema de Pappus-
Guldín con la intención de refutar a este último,
(1577-1643), que había intentado probar este
teorema sobre áreas y volúmenes de revolución
mediante procedimientos un tanto metafísicos.
El argumento que esgrime para usar sus indivisibles expresa, por ejemplo, que si estos son
segmentos de líneas y al deslizarse sobre determinadas figuras planas barren longitudes
iguales es porque las áreas de estas son iguales y a partir de aquí, enuncia el conocido
“Principio de Cavalieri”:
I. “Si dos figuras planas están incluidas entre un par de rectas paralelas y los segmentos que
determinan las paralelas son iguales en longitud, entonces las áreas de las dos figuras son
iguales.”
II. “Si dos sólidos están situados entre dos planos paralelos y las secciones determinadas
por estos planos sobre los sólidos o por cualesquiera planos paralelos a los lados tienen
áreas equivalentes, entonces los volúmenes de los sólidos son iguales.”
PIERRE DE FERMAT
1629 y en el, pese a que desconoce el concepto de límite, determina la idea del trazado de
tangentes del siguiente modo:
Para determinar la tangente a la curva continua y=f(x) por un punto P de esta curva, considera
otro punto Q de la misma y lo “mueve” sobre la curva hasta que coincida con P. Expresa
estas ideas con el simbolismo algebraico y muestra como las coordenadas de Q nos revelan
que b/a es la “medida de la tangente” de la secante PQ y concluye que cuando coincide con P,
en esta posición límite, se convierte en la tangente por P y el valor límite de b/a es la
pendiente de la tangente pedida.
N
S
R a
De estas ideas (expuestas de un modo distinto, por supuesto), le es fácil a Fermat llegar al
concepto de extremo: “si se determina en la gráfica el punto de máxima o mínima ordenada
de la curva es evidente que en cada uno de estos puntos la tangente es paralela y por tanto el
ángulo de inclinación es nulo”, es decir, que si se puede conocer la “expresión general de la
pendiente a la curva” (derivado) bastaría hacerlo cero y así obtener el valor del extremo. Con
estas ideas, al estudiar en Optica la reflexión de los rayos de un haz deduce las leyes
correspondientes a la igualdad de los ángulos de incidencia y reflexión.
Fermat hace también incursiones en el cálculo integral, pues considera hallar el área bajo la
curva y=xn en un intervalo (0,a), dividiendo este en infinitos subintervalos con abscisas de la
forma a, ra, r²a, ..., rna con 0<r<1, determina la ordenada de estos e introduce rectángulos
circunscritos, obteniendo la progresión geométrica:
Cálculos análogos los realiza Fermat para n racional llegando a resultados que permiten
afirmar que calculó la integral definida de xn (n entero o fraccionario) sobre cualquier
intervalo de la forma (0,a). Este procedimiento lo utiliza en la integral de 1/x n sobre la
semirecta (x,+), al parecer influido por las obras de Neper, ya que el mismo lo denominó
logarítmico.
Poco después obtiene el área de la parábola y=b(x/a) p, empleando simultáneamente el método
de Euclides para el volumen de una pirámide y el de la cuadratura geométrica de la parábola
de Arquímedes, construye figuras escalonadas inscritas y circunscritas cuyos vértices tienen
105 Juan Eduardo Nápoles Valdés
en el eje de las abscisas valores iguales a los términos de una progresión geométrica. Más
tarde, aplica el mismo procedimiento a las parábolas (y/b) q =(x/a)p , p y q enteros positivos
primos entre sí, y a las espirales (r/a) p = (r/a)q y (1- r/a) q = (r/a) q y lo amplía para
aplicarlo a las hipérbolas (x/a)p (y/b)q =1.
En la Teoría de las Probabilidades el aporte de Fermat es asimismo muy importante y se
recoge básicamente en su correspondencia con Pascal. Famosa es la solución de Fermat al
problema que plantea determinar la razón en que deben estar las apuestas sobre dos jugadores
que poseen iguales habilidades y se sabe que puntos necesitan cada uno para ganar.
Sin embargo, en la rama en la que Fermat alcanza su máximo esplendor es en la Teoría de los
Números. Entre sus principales resultados tenemos:
F(7) = 340 282 366 920 938 463 463 374 607 431 768 211 457 =
= 59 649 589 127 497 217 x 5 704 689 200 685 129 054 721.
(ver Morrison, M. A. y J. Brillhart-“The factorization of F7”, Bull. of the Amer. Math. Soc.,
Vol.77, Nº2, 1971, 24).
JOHN NEPER
Entre los numerosos escoceses famosos tenemos, entre otros, a Sir Walter Scott, James Watt,
Alexander Fleming y John Neper, del que nos ocuparemos a continuación. Neper, Laird of
Merchiston, nació en un castillo situado en las inmediaciones de Edimburgo, en Escocia, en
1550 y allí murió en 1617. El historiador y filósofo escocés Hume dijo que Neper merecía el
título de “Personaje Más Famoso” con mayor razón que ningún otro hombre célebre de
Escocia. Estimulado por una probable invasión de España a Inglaterra se ocupó de
invenciones “beneficiosas y necesarias para la defensa”, además de esto, adquirió fama como
astrónomo, ingeniero y físico, pero su proyección definitiva se debe a sus trabajos
matemáticos. En el siglo XV varios matemáticos italianos lograron crear un método para
multiplicar conocido con el nombre de Método de Gelosia (malla o látice) que se encontró
en un libro en la ciudad de Travieso en 1478. La ilustración muestra el procedimiento que se
sigue con una Gelosia para multiplicar los números 854 y 312.
Como vemos, al sumar usualmente los elementos de las diagonales se obtiene el resultado
correcto: 266 448. A partir de este método, Neper creó un sistema de bastones o varillas
preparadas para usar este procedimiento y lo divulgó en un artículo titulado “Rabdología”,
que significa Estudio de la Varilla y es un antecedente de las modernas calculadoras. Estas
varillas se elaboraban de hueso o marfil, en forma de prisma de base cuadrada. Como es de
suponer, el nombre de Huesos de Neper proviene del material del cual estaban
confeccionadas las varillas. Este nombre fue empleado por primera vez en el libro “El Arte
de Calcular por Varillas Parlantes o Huesos de Neper”, publicado en Londres en 1667 por
el inglés W. Leybourn. Durante el siglo XVIII los Huesos de Neper atrajeron la atención de
toda Europa y fueron también copiados y utilizados en China y Japón, hoy no tienen
prácticamente ningún valor práctico, conservándose solamente como una curiosidad.
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BLAISE PASCAL
Pascal era de estirpe matemática, su padre Etienne era un asiduo visitante de las tertulias del
padre Marín Mersenne. Nació en la ciudad de Clermont en la Auvernia francesa en 1623. En
París, donde la familia se había mudado cuando Blaise tenía 7 años, recibió su primera
instrucción matemática de su padre, demostrando una precocidad y un talento excepcional, a
Conferencia 7 108
los 12 años ya conocía los “Elementos” de Euclides y era capaz de redescubrir algunos de los
teoremas de este.
A los 14 ya acompañaba a su padre a las reuniones con Mersenne, las que constituyeron el
germen de lo que en 1666 sería la Academia de Ciencias de París. Su vida fue muy
accidentada y se desenvolvió entre el misticismo religioso y su extraordinaria lucidez
matemática.
Es posible que sea Pascal el único matemático, aparte del discípulo de Desargues, Felipe la
Hire, que aprecia en su justa medida la obra del iniciador de la Geometría Proyectiva y ya con
16 años imprime una hoja que titula “Ensayo para las cónicas” en las que reconoce la
creación de Desargues y establece el famoso teorema del “Exagrama Místico”:
Durante el siglo XIX C. J. Brianchon (1785-1864) enuncia y demuestra el dual del teorema
de Pascal:
Por otra parte, Pascal escribió dos obras notables en la literatura francesa “Cartas
Provinciales” y “Pensamientos”, a este último nos hemos referido anteriormente. Enfermo
desde 1659, muere a la edad de 39 años en 1662.
Los matemáticos de la primera mitad del siglo XVII con gran asombro y entusiasmo se
convencían de la gran cantidad de problemas de geometría y mecánica, aparentemente
difíciles, que conducían a las cuadraturas. Cada año, cada nuevo resultado revelaba la
generalidad de las operaciones, las cuales era necesario aplicar en la resolución de estos
problemas. En esta dirección, es un ejemplo característico los trabajos de John Wallis (1616-
1703), profesor de la universidad de Oxford (desde 1649), uno de los fundadores de la Royal
Society de Londres (en 1663). En el año 1655 editó “Arithmetica Infinitorum”, de la que
envía un ejemplar a Fermat.
Las ideas que incluyen elementos de integración definida se difundieron ampliamente entre
los matemáticos de los países de Europa Occidental, estos abarcaban amplias clases de
funciones algebraicas y trigonométricas. Era necesario sólo un impulso, la consideración de
la totalidad de los métodos bajo un punto de vista único, para cambiar radicalmente toda la
problemática de la integración y crear el cálculo integral.
En el transcurso del siglo XVII los problemas diferenciales aún se resolvían por los métodos
más diversos. Ya en la escuela de Galileo para la búsqueda de tangentes y normales a las
curvas se aplicaban sistemáticamente los métodos cinemáticos, recuerden la obtención de la
ley de la caída libre de los cuerpos (s=gt²/2). En ellos la tangente surgía como la diagonal del
paralelogramo, cuyos lados eran la componente horizontal y vertical de la velocidad, este
método cinemático dio comienzo a la consideración de diversos lanzamientos y movimientos
complejos y a la determinación de la tangente en cualquier punto de su trayectoria. La
exposición sistemática del método y sus aplicaciones más importantes la dio en el año 1640
Roberval. A pesar de su importancia el método cinemático era muy incómodo, ya que partía
de particularidades individuales de las curvas, y por eso no era lo suficiente algorítmico. Por
eso en aquella época representaba mayores perspectivas para la determinación de tangentes y
normales el método de las normales de Descartes, contenido en el segundo libro de su
“Geometría”.
La acumulación de los diferentes métodos integrales y diferenciales, hace que en estos
momentos, el terreno para la obra de Newton y Leibniz, esté ya preparado.
CUESTIONARIO
1. ¿Cuáles fueron las dos primeras curvas, aparte de la recta y la circunferencia, o sus
combinaciones, que encontraron aplicación en las ciencias?
2. Compruebe de modo aproximado la Tercera Ley de Kepler empleando los datos actuales
siguientes (considere que el semieje mayor del planeta Tierra es la unidad, a la que
llamaremos Unidad Astronómica, UA)
4. Kepler estudió cubrir el plano con mosaicos formados por polígonos regulares congruentes.
Pruebe que solo existen tres polígonos regulares que lo satisfacen y diga cuáles son.
6. ¿Por qué la geometría proyectiva de Desargues no encontró apoyo ni continuidad entre sus
contemporáneos?
7. Pruebe que la fórmula de Descartes para los poliedros se satisface para los 5 poliedros
regulares.
8. Dada la ecuación de la parábola y²=4x, hállese por el método de Descartes las ecuaciones
de la tangente y la normal a la curva en el punto (1,2).
9. Utilice el método de Fermat para calcular el área bajo la curva y=x 5 en el intervalo
(0,4).
10. Comprobar para los casos a=4, 7 y 10 el Pequeño Teorema de Fermat para el primo 3.