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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio Del Poder Popular Para La Educación Universitaria


Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR)
Núcleo Barcelona – Estado Anzoátegui

Desarrollo De La Agricultura Sustentable En


Venezuela

Profesor (a): Participantes:


Ysmaili Barros Yohanny Guapache V.27275105
Andrea Marcano V.28535570
Rosimar López V.30862150
Mariangela Figueroa V. 28649550
Desarrollo Socio-Económico
Barcelona, octubre 2022 Maria Martinez V.28262308
El latifundismo, es decir, la tendencia al
latifundio, surgió desde épocas antiguas como
consecuencia de la conquista militar o la expansión colonial, ya que las tierras
recién adquiridas eran a menudo repartidas entre los caudillos militares como
premio por su desempeño en la guerra.
Un perfecto ejemplo de ello fue el reparto de tierras americanas luego de la
conquista y colonización española, en los siglos XVI al XVIII. Dichas tierras
pasaban a formar parte del patrimonio de la aristocracia local, trabajadas por
mano esclava africana y administradas bajo un régimen feudal.
Con el paso del tiempo y la independencia americana, los descendientes de
aquellos primeros terratenientes se convirtieron en los grandes tenedores de
tierras de las repúblicas hispanoamericanas, es decir, en sus latifundistas.
El latifundio ha sido combatido a través de distintas estrategias por los Estados,
especialmente durante gobiernos progresistas, pues se lo considera una fuente
de desigualdad y empobrecimiento: grandes extensiones de tierra inútil en
manos de familias ricas y poderosas, por ejemplo, dejan poco margen de
trabajo a las clases históricamente menos favorecidas. Una de estas
estrategias es la llamada reforma agraria.
En términos de propiedad un latifundio, es equivalente a una gran propiedad
agraria; aunque no necesariamente propiedad y explotación coinciden: una
explotación puede constituirse con varias propiedades de propietarios distintos
(por arrendamiento, cooperativa u otro tipo de cesión o asociación) y una
propiedad puede estar dividida en varias fincas o parcelas, así como ser
explotada por diferentes empresarios agrícolas, tanto de forma directa (por el
propietario, aunque dado el tamaño necesariamente habrá de hacerlo mediante
mano de obra asalariada jornaleros) o indirecta (por arrendatarios).
Un latifundio es una explotación agraria de gran extensión que puede ser tanto
de propiedad privada como de propiedad pública, aunque lo habitual es que
sea de propiedad privada. La extensión que ha de tener un latifundio
dependerá de la región y cultura en que se encuentre, ya que no existe una
dimensión mínima exigida y universalmente aceptada para considerar a
determinado terreno como un latifundio. Así pues, hay países que consideran
que un terreno es un latifundio cuando su extensión excede de 100 hectáreas.
En otras palabras, los latifundios son grandes porciones de terrenos en los que
se desarrollan actividades agropecuarias.
Los latifundios tienen una serie de características que, además, ayudan a
determinar cuándo nos encontramos ante este tipo de terreno. Estas
características son las siguientes:
 Pueden pertenecer a una sola persona o a una colectividad de ellas, es
decir, a una cooperativa o asociación de productores.
 El propietario del latifundio es conocido por el nombre de latifundista.
 Este tipo de terreno tiene una connotación negativa, ya que
históricamente ha estado asociado a la explotación de los trabajadores o
campesinos que trabajan las tierras y a un rendimiento productivo muy
inferior al que permite la tierra.
 Este tipo de terrenos están asociados a la baja productividad de la tierra
y a la baja capitalización.
 Los latifundios están asociados al uso de tecnología poco productiva, es
decir, de carácter bastante rudimentario.
 El latifundio también puede pertenecer al Estado, aunque lo usual es
que sea de propiedad privada.
 Los latifundios son producto de la ambición por acumular tierras, fuente
de riqueza. Esto ha impedido que los latifundios hayan constituido un
sistema de explotación de las tierras que genere riqueza y trabajo, ya
que, para ello, las tierras deberían ser explotadas de forma masiva y
abaratar los costes de explotación de la tierra.

Un minifundio es una variante del latifundio cuya extensión es mucho menor,
pero que está caracterizado, igual que ocurre con el latifundio, por una igual
incapacidad de explotar la tierra y por pertenecer a un propietario privado.
Podemos decir, por tanto, que el minifundio y el latifundio tienen las
siguientes diferencias:
 El minifundio tiene una extensión menor que el latifundio.
 El minifundio no tiene una extensión suficiente para que un desarrollo
agrícola a gran escala.
 El minifundio suele ser el resultado de la división de un latifundio,
mientras que los latifundios encuentran su origen en la herencia histórica
de diferentes clases sociales.
La distribución desigual de la tierra, la cual se concentra en unas pocas manos,
ha llevado a crear políticas cuyo objetivo es la democratización de las tierras
para construir una clase campesina que pueda producir y que tenga
propiedades. Además, la democratización de la tierra tendría un impacto
positivo en la economía de distintas naciones, ya que conllevaría una menor
importación de alimentos se ha de tener en cuenta que el monopolio de la tierra
en una élite rural que no explota la tierra conlleva la necesidad de importar
alimentos.
Así pues, son muchos los gobiernos a lo largo y ancho del mundo que se han
opuesto a este tipo de terrenos, sobre todo en aquellas naciones que más han
padecido sus consecuencias negativas, como es el caso de los países
latinoamericanos. Es por esta razón que en la Constitución De La República
Bolivariana De Venezuela se expresa en su:
Artículo 307: El régimen latifundista es contrario al interés social. La ley
dispondrá lo conducente en materia tributaria para gravar las tierras ociosas y
establecerá las medidas necesarias para su transformación en unidades
económicas productivas, rescatando igualmente las tierras de vocación
agrícola. Los campesinos o campesinas y demás productores agropecuarios y
productoras agropecuarias tienen derecho a la propiedad de la tierra, en los
casos y formas especificados en la ley respectiva. El Estado protegerá y
promoverá las formas asociativas y particulares de propiedad para garantizar la
producción agrícola. El Estado velará por la ordenación sustentable de las
tierras de vocación agrícola para asegurar su potencial agroalimentario.
Excepcionalmente se crearán contribuciones parafiscales con el fin de facilitar
fondos para financiamiento, investigación, asistencia técnica, transferencia
tecnológica y otras actividades que promuevan la productividad y la
competitividad del sector agrícola. La ley regulará lo conducente a esta materia.
En las zonas rurales, las condiciones de trabajo tienden a ser difíciles,
precarias y peligrosas puesto que los empleos rurales son generalmente
informales, no existen contratos escritos y los empleados no gozan de
protección social. Es habitual que las personas trabajen muchas horas,
perciban ingresos bajos e inestables y con frecuencia se vean forzadas a
combinar varias actividades para poder subsistir.

La FAO se esfuerza por tratar los factores clave que tienen un efecto en la
calidad del empleo en zonas rurales, incluyendo: Mejorar la salud y la
seguridad en el trabajo:
La agricultura es uno de los sectores que plantea un mayor peligro en términos
de muertes y enfermedades ocupacionales y accidentes no fatales.
Diariamente, los trabajadores se ven enfrentados a riesgos producto de
actividades como la operación de maquinaria y equipos pesados,
levantamiento de carga y trabajo con animales. Con frecuencia están
expuestos a condiciones climáticas extremas, ruido, vibraciones excesivas,
productos químicos, agentes infecciosos, polvo y otras sustancias orgánicas.
Sin embargo, dada la ubicación remota de las zonas rurales, los trabajadores
agrícolas suelen carecer de acceso a los servicios de salud, información y
capacitación necesarios para responder adecuadamente a tales riesgos para la
salud. Los grupos vulnerables son los más afectados por esta situación,
incluidos los migrantes, los trabajadores estacionales, los ancianos,
las mujeres y los niños.

La mayoría de los habitantes de zonas rurales son trabajadores informales


y, por ende, tienen escaso o ningún acceso a sistemas de protección social. El
empleo rural decente y la protección social se complementan y refuerzan
mutuamente. Ambos abordan las vulnerabilidades a las que se enfrentan los
trabajadores rurales a lo largo de sus vidas, las que con frecuencia nacen de
condiciones laborales peligrosas y del carácter precario de sus trabajos. Los
programas de protección social, así como las transferencias monetarias o los
programas de obras públicas, pueden aportar una mayor seguridad en materia
de ingresos y trabajos temporales para mitigar la pérdida de ingresos producto
de una mala cosecha o por desempleo temporal. Por otro lado, pueden
contribuir a mejorar la nutrición y el acceso a educación y salud y permitir a los
hogares manejar los riesgos de manera más eficaz e invertir en actividades
productivas tanto en la operación agrícola como fuera de ella.

El Estado Venezolano contempla una serie de leyes que amparan el derecho a


la alimentación. El país forma parte del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales desde el año 1978, que en su artículo 11.2
reconoce el derecho de toda persona de estar protegida contra el hambre.
Igualmente forma parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(CADH) que en su artículo 26 se encuentra el Derecho a la Alimentación (26).
En el ámbito nacional la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, establece en su artículo 305 (33), la garantía de la seguridad
alimentaria para la población, otorgando carácter constitucional a los diferentes
tratados de derechos humanos suscritos por la República. Los instrumentos
legales que existen protegen a sectores muy específicos de la población como
los trabajadores y niños, a través del establecimiento de medidas específicas
para estos grupos humanos.

Cabe destacar la existencia de la Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía


Alimentaria (LOSSA) (21), quien se encarga de la regulación de la producción,
comercialización y distribución de alimentos. Esta Ley recoge disposiciones
muy importantes para la garantía del Derecho a la Alimentación y podría
homologarse a la legislación marco que propone la Observación General Nº 12
del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones
Unidas.

La ley hace referencia a un conjunto de aspectos relacionados con el contenido


del derecho tales como: la seguridad y soberanía agroalimentaria con especial
énfasis en el impulso a la producción nacional de alimentos; la disponibilidad,
acceso oportuno, inocuidad y calidad de los mismos; igualmente hace mención
a los niveles de participación de los diferentes actores que intervienen en la
producción de alimentos tales como los organismos del Estado, el sector
agroindustrial, los pequeños productores y campesinos y la comunidad
Para garantizar el estado nutricional de la población, existen en el país dos
leyes importantes: Ley de Alimentación para los Trabajadores (36) promulgada
en el año 2004 y la Ley de Protección y Promoción de la Lactancia Materna
(37), promulgada en 2007. Estas leyes crean dispositivos específicos para
otorgar un bono alimentario al personal que labora en las empresas públicas y
privadas; la segunda ley promueve la lactancia materna exclusiva hasta los
seis meses de edad y la complementaria hasta los dos años de edad, mediante
diferentes estrategias de promoción y protección.

Otra leyes que se deben mencionar son las Leyes para la Defensa de las
Personas al Acceso de Bienes y Servicios (38), la cual sustituye a las
anteriores leyes de protección al consumidor y cuyo objeto es el de disminuir la
especulación y el acaparamiento, factores que han influido en el acceso y
disponibilidad de alimentos de la población.

El Gobierno Venezolano, bajo las políticas nacionales enmarcadas en el Plan


Nacional Simón Bolívar (38) y en cumplimiento del Artículo 305 de la
Constitución, que establece el Derecho a la Alimentación, ha propuesto una
serie de políticas, planes y proyectos destinados a garantizar el suministro
alimentario en el país, dirigidas por el Ministerio del Poder Popular para la
Alimentación, con la Misión Alimentación. Desde el nacimiento de la red Mercal
en el año 2.003 y a medida que se han incorporado otras redes, tales como
PDVAL y Abasto Bicentenario; hasta la fecha han atendido 16 millones 717 mil
49 habitantes, es decir, aproximadamente 58% de los venezolanos se
benefician con las redes de alimentos del Estado. De igual forma el gobierno
Venezolano viene trabajando a través del Ministerio de Agricultura y Tierras y el
Ministerio de Comercio, para brindar al pueblo el acceso de los alimentos.

Por su parte, el fortalecimiento y crecimiento de los niveles de organización y


participación social que se ha evidenciado en la población en los últimos años,
ha favorecido la exigibilidad de los derechos humanos en alimentación, desde
la sociedad y de esta forma ha fomentado la participación de la sociedad civil
en la solución del problema alimentario..

Por otra parte, en Venezuela, los programas sociales destinados a la atención


alimentaria y nutricional son llamados "Misión Alimentación", en particular el
más importante denominado Red Mercal, basado en un fuerte subsidio de
alimentos, de forma universal, no posee criterios de selección de los candidatos
a subsidios. El Estado afirma en varios párrafos del Informe sobre el derecho a
la alimentación y particularmente en los párrafos 442 y 443, que los programas
de subsidio en los sectores de escasos recursos “priorizan los grupos
vulnerables”, pero en verdad una evaluación objetiva y metodológica de los
beneficiarios de este programa no existe, de manera formal, pues no hay una
base de datos que permita identificar lo que ha ocurrido en este programa
durante la última década. Red Mercal, ha disminuido su presencia en los
mercados locales, tanto los pequeños expendios, como los mercados a cielo
abierto, y está siendo sustituido por Abastos Bicentenario (una red de
supermercados de subsidios), que tiene la intención de suministrar alimentos a
muy bajo costo.

Según el Consejo Nacional de la Alimentación (1995), en Venezuela, por


seguridad alimentaria se entiende una situación ideal conforme a la cual un
país, una región o el mundo, está en condiciones de proporcionar a la
población, oportunamente, de manera sostenida y cualesquiera sean las
circunstancias previsibles, la producción y distribución de alimentos
nutricionalmente adecuados, en cantidad, calidad, variedad y aceptación
cultural. Toda persona, todo hogar, en especial los de menores recursos debe
tener acceso seguro a los alimentos requeridos para llevar una vida sana y
socialmente útil.

Según el Dr. Hernán Méndez Castellano, el concepto de seguridad alimentaria


no debe limitarse a considerar lo relacionado con la producción y disponibilidad
de alimentos, sino que debe garantizar el consumo adecuado de los alimentos
de que se dispone, por la totalidad de la población venezolana. Es decir, "existe
seguridad alimentaria, cuando todas las personas tienen acceso físico y
económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos, para satisfacer sus
necesidades alimentarias y sus preferencias en cuanto a alimentos, a fin de
llevar una vida sana y activa" (Cumbre Mundial de Alimentación, 1996).

En 1999, la Asamblea Nacional Constituyente debatió esta problemática y


acordó respaldar plenamente el derecho a la alimentación y la seguridad
alimentaria, como el medio idóneo para alcanzarlo. En el artículo 305 de la
Constitución de 1999, puede leerse: "El Estado promoverá la agricultura
sustentable como base estratégica del desarrollo rural integral y en
consecuencia garantizará la seguridad alimentaria de la población, entendida
como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y
el acceso oportuno y permanente a estos por parte del público consumidor. La
seguridad alimentaria se alcanzará desarrollando y privilegiando la producción
agropecuaria interna, entendiéndose como tal la proveniente de las actividades,
agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola. La producción de alimentos es de
interés nacional y fundamental al desarrollo económico y social de la Nación. A
tales fines, el Estado dictará las medidas de orden financiero, comercial,
transferencia tecnológica, tenencia de la tierra, infraestructura, capacitación de
mano de obra y otras que fueran necesarias para alcanzar niveles estratégicos
de autoabastecimiento. Además, promoverá las acciones en el marco de la
economía nacional e internacional para compensar las desventajas propias de
la actividad agrícola"

Quedó así respaldado al más alto nivel el derecho a la alimentación y la


seguridad alimentaria como expresión de la materialización de ese derecho. Es
obvio que no hay otra vía para lograrlo que luchar por definir esa política del
Estado donde quede plasmado el desarrollo agroalimentario y la seguridad
alimentaria.

En Venezuela la desaceleración y contracción de la economía, así como la


mala administración, ha provocado el empobrecimiento masivo de la población,
inseguridad alimentaria de grandes proporciones y situaciones de hambre que
están impulsando la salida de los venezolanos hacia otros países, en
multitudes, nunca antes vistas en América Latina. Este éxodo masivo, está
causando serios problemas económicos y sociales en los países vecinos, que
no estaban preparados para recibir 4,5 millones de migrantes venezolanos.
El Informe de Alerta Temprana sobre Seguridad Alimentaria y Agricultura
FAO/ONU, 2019 (3) ubica a Venezuela en tercer lugar entre los 10 países con
“alto riesgo” de una emergencia o un deterioro significativo de su seguridad
alimentaria y la agricultura, con efectos severos.

Es necesario enfatizar que el fracaso agrícola en Venezuela, resulta


incomprensible al constatar que se cuenta con extraordinarios recursos
naturales, incluyendo aproximadamente con 58 millones de hectáreas aptas
para la agricultura vegetal, forrajera y forestal, más de 50 000 metros
cúbicos de agua dulce reciclable/persona/año y con las segundas reservas más
altas de roca fosfórica en el continente. Se cuenta, además, con una inmensa
riqueza petrolera y gasífera, que generan enormes recursos financieros, que
deberían utilizarse para construir las infraestructuras que soporten el desarrollo
agrícola y la transformación del medio rural.

Pero no ha ocurrido así, al contrario, se continúa privilegiando la importación


masiva de todo género de automotores, bienes suntuarios y bebidas
alcohólicas. La clase dominante ha abandonado la agricultura y el medio rural,
creando agudos problemas que han resultado en una acelerada migración
campesina, contándose hoy día con sólo el 8,8 % de la población
económicamente activa ocupada en agricultura; el área cosechada por
habitante de 2 600 m2 en 1950, se reduce escasamente a 740 m2 en la
actualidad; el uso del riego, los fertilizantes, las semillas certificadas y los
biosidas es marginal y también lo es la atención que se presta a la
investigación y extensión agrícolas.

La seguridad alimentaria está íntimamente ligada a la soberanía alimentaria. Es


el derecho de cada nación para mantener y desarrollar su propia capacidad
para la producción de sus alimentos básicos, respetando la diversidad
productiva y su cultura.

Es el hombre en su desarrollo humano, el último eslabón en el pensamiento


económico predominante actual, pero debemos comenzar a pensar en el
hombre espiritual y su entorno (ecología), como el principio de cualquier regla
de funcionamiento.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) establece en


su artículo 305 la obligación del Estado venezolano de promover “la agricultura
sustentable como base estratégica del desarrollo rural integral, a fin de
garantizar la seguridad alimentaria de la población, entendida ésta como la
disponibilidad1 suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el
acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor…”. El
mismo artículo establece que tal objetivo “se alcanzará desarrollando y
privilegiando la producción agropecuaria interna”. Estos planteamientos
también están delineados en los tres planes de la nación implementados desde
entonces: 1) el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-
20072 ; 2) el Primer Plan Socialista, Plan de Desarrollo Económico y Social de
la Nación 2007-20133 ; y, 3) el Segundo Plan Socialista, Plan de Desarrollo
Económico y Social de la Nación4 . Cabe subrayar que el primero de estos
planes contemplaba alcanzar el “equilibrio económico”, en el que además de
privilegiar la producción nacional, se considera como complementarias las
importaciones. Igualmente está contenido en el artículo 9 de la Ley Orgánica de
Seguridad y Soberanía Agroalimentaria.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela enuncia principios


rectores de la política estatal que contribuyen a la realización del derecho a una
alimentación adecuada. La República Bolivariana de Venezuela es un Estado
Parte del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
desde 1978 por vía de ratificación. El Protocolo facultativo fue ratificado en
2018.

Artículo 305: “El Estado promoverá la agricultura sustentable como base


estratégica del desarrollo rural integral a fin de garantizar la seguridad
alimentaria de la población; entendida como la disponibilidad suficiente y
estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente
a éstos por parte del público consumidor. La seguridad alimentaria se
alcanzará desarrollando y privilegiando la producción agropecuaria interna,
entendiéndose
como tal la proveniente de las actividades agrícola, pecuaria, pesquera y
acuícola. La
producción de alimentos es de interés nacional y fundamental para el desarrollo
económico y
social de la Nación. A tales fines, el Estado dictará las medidas de orden
financiero, comercial,
transferencia tecnológica, tenencia de la tierra, infraestructura, capacitación de
mano de obra y
otras que fueren necesarias para alcanzar niveles estratégicos de
autoabastecimiento. Además,
promoverá las acciones en el marco de la economía nacional e internacional
para compensar
las desventajas propias de la actividad agrícola. El Estado protegerá los
asentamientos y
comunidades de pescadores o pescadoras artesanales, así como sus
caladeros de pesca en
aguas continentales y los próximos a la línea de costa definidos en la ley.”

La Constitución De La República Bolivariana De Venezuela en líneas de su


artículo 305 nos indica textualmente …El Estado protegerá los asentamientos y
comunidades de pescadores o pescadoras artesanales, así como sus
caladeros de pesca en aguas continentales y los próximos a la línea de costa
definidos en la ley. Por otro lado, estos también tienen protección en la ley de
pesca y acuicultura publicada en Decreto N° 1.524 el 03 de noviembre de 2001
la cual fue actualizada en GACETA OFICIAL DE LA REPUBLICA
BOLIVARIANA DE VENEZUELA Caracas, martes 8 de julio de 2003 Número
37.727. En el artículo 22 de esta ley también nos indica textualmente: …los
pescadores artesanales y de subsistencia o sus asociaciones comunitarias,
deberán cumplir con las disposiciones establecidas en esta Ley y en los
convenios internacionales que haya suscrito la República Bolivariana de
Venezuela.
Seguidamente en su artículo 23 nos habla del órgano rector de esta actividad:
El Ministerio de Agricultura y Tierras, por órgano del Instituto Nacional de
Pesca y Acuicultura, los estados, los municipios y otros entes, promoverán e
incentivarán a la acuicultura como una de las actividades aptas para la
producción de proteína de origen acuático, en armonía con el medio ambiente.

LA Ley de Aguas. Gaceta Oficial N° 38.595 del 2 de enero 2007 Esta Ley tiene
por objeto establecer las disposiciones que rigen la gestión integral de las
aguas, como elemento indispensable para la vida, el bienestar humano y el
desarrollo sustentable del país, y es de carácter estratégico e interés de
Estado. La Ley plantea una gestión integral del recurso, indicando el beneficio
colectivo, pero no señala la aseguración de un acceso equitativo al mismo. Sin
embargo, el artículo 5 relativo a los principios señala:

1. El acceso al agua es un derecho humano fundamental.


2. El agua es insustituible para la vida, el bienestar humano, el desarrollo social
y económico, constituyendo un recurso fundamental para la erradicación de la
pobreza y debe ser manejada respetando la unidad del ciclo hidrológico.
3. El agua es un bien social. El Estado garantizará el acceso al agua a todas
las comunidades urbanas, rurales e indígenas, según sus requerimientos.
4. La gestión integral del agua tiene como unidad territorial básica la cuenca
hidrográfica.
5. La gestión integral del agua debe efectuarse en forma participativa.
6. El uso y aprovechamiento de las aguas debe ser eficiente, equitativo, óptimo
y sostenible.
7. Los usuarios o usuarias de las aguas contribuirán solidariamente con la
conservación de la cuenca, para garantizar en el tiempo la cantidad y calidad
de las aguas.
8. Es una obligación fundamental del Estado, con la activa participación de la
sociedad, garantizar la conservación de las fuentes de aguas, tanto
superficiales como subterráneas.
9. En garantía de la soberanía y la seguridad nacional no podrá otorgarse el
aprovechamiento del agua en ningún momento ni lagar, en cualquiera de sus
fuentes, a empresas extranjeros que no tengan domicilio legal en el país.
10. Las aguas por ser bienes del dominio público no podrán formar parte del
dominio privado de ninguna persona natural o jurídica.
11. La conservación del agua, en cualquiera de sus fuentes y estados físicos,
prevalecerá sobre cualquier otro interés de carácter económico o social.
12. Las aguas, por ser parte del patrimonio natural y soberanía de los pueblos,
representa un instrumento para la paz entre las naciones.

Artículo 6. Bienes del dominio público. Son bienes del dominio público de la


Nación:
1. Todas las aguas del territorio nacional, sean continentales, marinas e
insulares, superficiales y subterráneas.
2. Todas las áreas comprendidas dentro de una franja de ochenta metros
(80mts.) a ambas márgenes de los ríos no navegables o intermitentes y cien
metros (l00 mts.) a ambas márgenes de los ríos navegables, medidos a partir
del borde del área ocupada por las crecidas, correspondientes a un periodo de
retomo de dos coma treinta y tres (2.33) años.
Quedan a salvo, en los términos que establece esta Ley, los derechos
adquiridos por los particulares con anterioridad a la entrada en vigencia de la
misma.

En el Título II De la Conservación y Aprovechamiento Sustentable de las Aguas


Capítulo I Disposición General de La Ley De Aguas, en su:

Artículo 10. Conservación y aprovechamiento sustentable. La conservación y


aprovechamiento sustentable de las aguas tiene por objeto garantizar su
protección, uso y recuperación, respetando el ciclo hidrológico, de conformidad
con lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
en esta Ley y en las demás normas que las desarrollen .

En Venezuela es necesario que


Se adopten medidas de política, económico general, y
agroalimentaria/nutricional, que fomenten una economía libre y abierta, para
estimular la producción de alimentos en concordancia con las necesidades
calóricas y de nutrientes de la población venezolana.
Revisar los controles de precios, pues los productores no deben vender a
pérdida sus productos y tampoco a un precio muy elevado que exceda los
parámetros normales y dificulte la adquisición por parte del consumidor.
Eliminar la expropiación de tierras, respetar la propiedad privada y diversificar
la industria, para que existan propietarios alternativos al Estado.
Generar incentivos a los productores, y realizar importaciones eficientes de
alimentos para así combatir la escasez de alimentos y evitar el hambre en el
futuro.

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