Está en la página 1de 19

PULSIÓN ANAL.

TRASTORNOS ESFINTERIANOS
Por Sergio Higa

Del texto de D. Marcelli: Psicopatología del Niño (Disponible en la biblioteca


del DASS), extraer la información descriptiva general para el examen. Está
disponible en la Biblioteca y en la fotocopiadora.

También se puede consultar:


Lacan:

Seminario 17 página 101

Seminario 6, página 210, 427.

Freud:

La predisposición a la neurosis obsesiva

Caracter y erotismo anal

Acciones obsesivas y prácticas religiosas

Generalidades

La vez pasada vimos la pulsión oral y hoy hablaremos de la pulsión anal ¿Por qué
en este orden y no al revés? Por una idea materilista muy sencilla, resaltada por Lacan en
uno de sus seminarios cuando dice que en la fase pre-genital, el objeMarcelli (2007)
arranca su desarrollo sobre este tema diciendo que existe una relación entre este
trastorno y los hábitos de limpieza. Lo cual invita a pensar la posibilidad de que algunos
rasgos de la personalidad global encuentren su causa en las fuentes pulsionales, es decir,
la zona erógena del cuerpo que aparece desarrollada en Tres ensayos (Freud, 1905). De
ser así, podemos preguntarnos también qué otras manifestaciones de la vida general
encuentran su fuente en las pulsiones. Por ejemplo, siguiendo a Freud (Freud, 1908)
podemos agregar también el del uso del dinero sobre el cual vamos a hablar después.
Vamos a centrarnos sobre todo en lo que tiene que ver con la encopresis (defecación
involuntaria) ya que la Enuresis (micción involuntaria) es un síntoma que no es posible
asociar directamente a ninguna pulsión, sólo es posible decir a ciencia algunas cosas
tales como a qué edad será necesario consultar. Aunque la enuresis para Freud se
trataba de un sustituto de la masturbación (Freud, 1958 [1911]) y en consecuencia se
podría hablar de pulsión genital, en caso de que exista, este síntoma aparece antes de
que aparezca esa fase evolutiva. Lacan puso en duda la pulsión fálica porque, como
vimos en clase, el falo, en tanto objeto con prestancia, atraviesa a todas las etapas del
desarrollo libidinal.

Enuresis: La de nición del autor dice “emisión completa y no controlada de orina


una vez pasada la edad de la madurez siológica, que se adquiere habitualmente entre
fi
fi
los 3 y 4 años. Enuresis primaria es si nunca dejó de orinarse en la cama de noche
durante 6 meses consecutivos

Enuresis secundaria es cuando luego de Enuresis secundaria es cuando luego de 6


meses de "cama seca" comienzan a mojarla de noche. Por eso habla de un control
transitorio de diuresis.

Enconpresis: arrancamos con la de nición que es parecida a la de la Enuresis. Acá


podemos ver que hay una menor tolerancia. Al que se orina encima se la perdonan hasta
los 4 años, pero al que se hace caca sólo hasta los 3. Y también puede ser primaria, o
sea que nunca dejó de hacerse caca o bien secundaria, que una vez que había logrado
controlar ese esfínter, derrapa y pierde el control que había alcanzado. Algunos se hacen
caca despiertos y otros dormidos, o dormidos y despiertos. Puede pasar que este
síntoma aparezca a partir de una mudanza, separación, etc. Volvemos a decir que es un
síntoma y la causa se develará. Están también los nenes que sienten vergüenza y los que
son desvergonzados. Los que se con ictuan empiezan a tener conductas de anulación u
ocultamiento de lo que pasó como esconder, limpiar, etc.

Neuro siología es nteriana


Esta adquisición de control de esfínteres estriados, o sea anal y vesical, se
caracteriza por pasar del control re ejo automático a un comportamiento voluntario
controlado. Acá es necesario introducir una pregunta ¿Voluntad de quién? ¿control de
quién? Del Otro que le demanda al niño control, la madre o sustituto. Primero suele ser el
anal y después el vesical, o sea, no se signi ca como tan alarmante que un nene de 4
años moje la cama de noche pero sí que se haga caca mientras duerme. Hay como una
mayor permisividad a orinarse que a hacerse caca ¿Por qué? Alguien dijo una vez que
posiblemente sea porque el ser humano hace pis varias veces al día, pero caca hace una
o dos veces, entonces se supone que puede aguantar más una cosa que la otra cosa, lo
cual es una respuesta que no convence. Si nos referimos a mojar la cama, Freud opina
que la causa tiene más bien que ver con hábitos masturbatorios.

De todos modos no hay que perder de vista que para que el control se realice, es
necesaria una cierta maduración en la motilidad vesical y eso no responde al
condicionamiento, amenaza, atención o falta de atención del entorno, sino a cuestiones
referidas a la maduración siológica, es pura natura que por supuesto deberá interactuar
con nurtura, pero la nurtura por sí sola no alcanza, es decir, por mucho que se intente y
estimule, es imposible lograr que un niño de un mes de vida avise para ir al baño. Sería
como creer que si se lo estimula día y noche, el niño va a aprender a hablar o caminar al
mes de haber nacido cuando en realidad sabemos que para que el niño hable o camine,
fi
fi
fi
fi
fl
fl
fi
se necesita todo un despliegue neuronal, mielinización, progresión de re ejos, etcétera,
que se da a determinada edad, no antes y tampoco después.

Marcelli habla de repleción que, según lo que encontré, hace mención al proceso y
el resultado de repletar: hacer que algo quede repleto (lleno). Por ejemplo: “Una vez
que se produzca la repleción de este depósito, tendremos que encontrar un nuevo
espacio”, “La repleción del recipiente obligó a los cientí cos a buscar otro receptáculo”,
“Aún falta para la repleción de este lugar”. Entonces cuando el autor se re ere a repleción
está diciendo que el nene orina y hace caca una vez que ha terminado de comer. De
manera re eja se activan.

Diagnóstico diferencial

La diferenciamos de las afecciones urológicas: algunos indicadores que nos


permitiría hacer la interconsulta con el urólogo sería que, cuando interrogamos al niño o a
los padres, nos enteremos que además son micciones muy frecuentes, con dolor, o
difíciles. También puede haber una base neurológica. Tenemos que estar atentos, aunque
en general, los padres consultan primero al pediatra y este, una vez que descarta lo
urológico o neurológico, recién deriva al psicólogo. Si aparece algo de esto, entonces la
causa no es ni de relación ni afectiva.

Contexto cultural
Cuando Marcelli habla de contexto cultural se re ere a cómo signi ca o qué tanto
se alarma una familia cuando se encuentra con el objeto que sale de los esfínteres
estriados: la caca y la pis. Podemos llamar objetos a la caca y la pis para empezar a
orientarnos en nuestro modo de concebir y abordar esta problemática del niño.

De lo que se trata entonces es de la respuesta del Otro a la presencia del objeto


como tal, que por supuesto tiene consecuencias en el niño en tanto es productor del
mismo. La pregunta que nos hacemos es la misma que cuando habíamos hablado de
qué lugar se le daba a la llegada del niño. O sea ¿Qué valor tienen los objetos que salen
de los esfínteres estriados? ¿De qué manera signi ca la madre y la familia el objeto caca?
Para algunos autores como Melanie Klein (Klein, 1930), el niño tiene una sed o
predisposición a signi car por sí mismo lo que va sucediendo, es decir, el niño es capaz
de generar fantasías que signi quen su realidad, o mejor dicho, como señala Lacan
(Lacan, 1958-59), el niño es capaz de aceptar cualquier signi cación dada por el Otro que
le permita hacer frente a su realidad pulsional. No es lo mismo que la madre o sustituto
se ponga contenta cada vez que le cambia los pañales a que haga un escándalo. Las
madres que no se alarman tanto, que no se angustian ante la presencia del objeto caca
logran una mejor relación entre el niño y el producto de sus esfínteres estriados, pero
fl
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fl
también del niño con su cuerpo. De todos modos, por cualquiera de los dos caminos,
también por la aceptación extrema, se puede llegar al exceso. Es decir, también se
observa en cierto modo de linyerismo que hay una permisividad que uno podría decir que
se ajustan más bien a los modos del ello y no tanto a los de la cultura. Cuando veamos la
subforma clínica de la melancolía volveremos sobre esto.

Una herramienta antigua


El cuatrimestre pasado estuvimos hablando de la lógica que se instaló a partir de
los opuestos con Aristóteles y de los problemas que eso trajo. Aristóteles dice que la
virtud es un término medio entre dos opuestos (Aristóteles, 2010, pág. 324-26). Entonces,
en relación al tema que nos ocupa en este momento, dice que en un extremo está la
prodigalidad, o sea el despilfarro y el derroche y en el otro extremo la tacañería, el ser
tacaño, amarrete y pone a la liberalidad como término medio.

EXCESO (+) DEFECTO (-) VIRTUD


IRASCIBILIDAD FALTA DE ENERGÍA MANSEDUMBRE

TEMERIDAD O AUDACIA COBARDIA FORTALEZA O VALOR

DESVERGUENZA TIMIDEZ MODESTIA

DESENFRENO INSENSIBILIDAD TEMPLANZA

LUCRO PERDIDA LO JUSTO

PRODIGARIDAD TACAÑERÍA LIBERALIDAD

Según Aristóteles, en relación al tema que nos ocupa esta vez, la liberalidad y lo
justo son las virtudes, el término medio entre esos defectos (lucro y prodigalidad por un
lado y pérdida y tacañería por otro. La liberalidad y lo justo son características, según
este lósofo propios del que junta lo justo y da lo justo… como si fuera tan fácil
determinarlo, por ejemplo ¿Cuánto sería bueno juntar y cuánto sería bueno dar?
¿Cuándo hay que dar y cuándo no? ¿Según quién? El punto está en lo que se retiene y
en lo que se expulsa, pero no sólo eso sino que en nuestra área nos dedicamos a pensar
acerca del goce que se experimenta a partir de la expulsión ya que, a nivel del goce
sentido en el cuerpo, no es lo mismo expulsar que retener, no es lo mismo expulsar algo
que se quiere retener un poco más ni retener algo que se preferiría expulsar ya mismo.
No es lo mismo un problema es nteriano que se mani esta como diarrea psicógena que
la sequedad de vientre. No es lo mismo la angustia ligada al dolor que el niño siente
expulsar algo que ha retenido muchos días como el caso SF que les conté en clases, o la
la sensación de intentar retener algo que parece escaparse como puede suceder a
fi
fi
fi
alguien que tiene diarrea y no encuentra un baño. Son sensaciones experimentadas en el
cuerpo propio que pueden, junto a lo congénito, dejar huellas, predisposiciones y
jaciones, teniendo en cuenta que la jación se genera por satisfacciones excesivas o
frustraciones acumulativas. Por supuesto que es la relación con la madre o sustituto
contribuirá en gran medida a generar la jación o no ya que como dijimos antes, depende
en mucho estas experiencias son Signi cantes signi cados por el Otro. De todos modos,
no es lo único que genera la jación ya que existen la primera de las series
complementarias y existe también la elección del sujeto, temas que veremos en otra
oportunidad. Todo eso va forjando el carácter y erotismo anal. Pasemos entonces a los
tipos de síntomas:

Se le criticó a Aristóteles esta manera de pensar la realidad diciendo que es


machista. Me costó un poco entender por qué machista y después, si hay tiempo,
veremos por qué. Es la segunda vez que decimos “después veremos por qué”. Es
porque, para que se capte mejor el tema, intento ubicar al lector, no sólo en el lugar del
niño que no controla su cuerpo, sino también en el lugar del Otro que no logra controlar
al niño en el control de su cuerpo, es decir en el lugar de la madre que espera que el
nene suelte su objeto es nteriano estriado y el nene dice “después, ahora no tengo
ganas”. Y es que desde cierta perspectiva, la vida está atravesada por esta demanda del
Otro, por ejemplo cuando llega el momento del examen yo espero que larguen todo lo
que han digerido de la cartilla y las chas de cátedra y están los que largan mucho y los
que dicen “después, en el recuperatorio” e incluso los que me anotician de un doble
síndrome, o sea, no solo es nteriano sino también de la esfera oroalimentaria diciendo
“no tengo nada que largar ahora porque no consumí ningún texto”, mientras que el que
aprobó la materia o ya se recibió se tiene que hacer la angustiante pregunta “¿y ahora
que ya no soy estudiante, qué consumo y qué doy?”

Formas de presentación del objeto


Volvamos al texto para pensar la presión que ejerce el Otro para que el niño aprenda
a controlar. Algo paradójico sobre este asunto es que mientras más presión se ejerce
sobre el niño, más presente está el objeto pulsional dando vueltas en el hogar. Mierda y
suciedad en cualquiera de sus formas: mugre, o cosas que se esconden, como por
ejemplo la corrupción, es decir, la mierda-basura que se esconde bajo la alfombra. O la
invocación constante del objeto caca en el discurso familiar; “te voy a hacer cagar” “sos
una mierda” “qué cagada che” “se cagó en las patas” “con eso último que hice la cagué
para todo el viaje”, etcétera.

fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
Sabemos que el arte plástica también está relacionada con este objeto pulsional en
cuestión y en una inauguración de muestra de arte uno asiste a ver un arreglo con el
objeto a del artista, acompaña como testigo al artista en su demostración de cómo se las
arregló con su objeto pulsional.

La evolución de la pulsión
Marcelli dice que las costumbres han evolucionado y que entonces ahora se ejerce
menos presión. Sobre la cuestión de la evolución sería bueno recordar lo que opinaba
Lacan: él desde el principio hasta el nal de su enseñanza decía que no hay evolución
sino más bien sustitución (Lacan 1953-54, Lacan 1969-70)). ¿Cómo podríamos articular
esto con lo dicho por Marcelli ? Diciendo que si lo que pasa con los esfínteres estriados
tiene que ver con la palabra control fíjense si hay vivimos en una sociedad menos
controlada que antes, en una sociedad que ha logrado evolucionar respecto del control y
se ha liberado del mismo. El nene se deja de hacer caca encima, o hace caca cuando se
lo indican, pero esa obediencia es en sí una jación que genera una modalidad de goce y
que a su vez se exteriorizará por medio de otras vías. La cara que pone un bebé cuando
hace fuerza para hacer caca es la misma que pone de más grande cuando despotrica o
la misma cara que pone la madre cuando reprende, es decir, cuando se exige cosas. Así
también, el bebé que ofrece sus heces al ser querido, encontrará en otras
manifestaciones de su vida de adulto la misma satisfacción, por ejemplo al obsequiar.
Lacan (1958-59) recomendaba ver la película “La regla del juego”1 para captar este
detalle de la mano de un millonario muy generoso que se dedicaba a coleccionar, retener,
de casas de muñecas. Entonces, en vez de evolucionar, quizás podamos decir con Lacan
que ha mutado la presentación del objeto y el goce de controlar el objeto.

Al principio decíamos que íbamos a hablar sobre el uso del dinero y el control de
esfínteres. Vemos entonces que es posible articular estas dos dimensiones a partir de los
términos retención-expulsión. ¿Qué pasa sino con la cuestión de pagar? ¿Por qué hay
gente que no gusta mucho de pagar? ¿Por qué hay gente que, ni aún en sus épocas de
prosperidad, nunca llega a n de mes? ¿Por qué hay pacientes que quieren pagar de
más y otros de menos? ¿Por qué un psicoanálisis no puede salirle gratis al paciente? No
solamente porque un psicoanalista no tiene problemas en decir que merece y necesita el
dinero (Freud, 1913a) sino también porque el pago simboliza el desprendimiento,
posibilitando que, al decir eso que no se dice así nomás, se reduce el objeto retenido,
aunque no del todo. Después, de lo que se tratará es de inventar algo para convivir con

1 https://es.wikipedia.org/wiki/La_regla_del_juego
fi
fi
fi
esa parte que no es abordable por la vía simbólica. Pero ese tiene que ver con la nalidad
de un análisis y hoy estamos viendo los observables que permitirían localizar síntomas o
manifestaciones del caracter referidos a la pulsión anal, que son la retención y la
expulsión, dar o no dar, esa es la cuestión, sobre todo del obsesivo. ¿Soy para el Otro si
doy o si no doy soy a pesar del Otro? ¿Soy si elijo la paz o soy si me animo a ir a la
guerra con ese Otro que me exige soltar? Esa re exión obsesiva es la que sigue a la
famosa frase de Hamlet “to be or not to be” ya que la misma no sólo se reduce a lo que
acaba de con rmar sobre su tío Claudio sino también a la demanda de la sombra de su
padre (Shakespeare, 1599-1601, pág. 130).

Decimos del obsesivo porque es lo que se pone en juego de manera permanente en


en este subtipo clínico de neurosis y es la base de este modo de relación y ¿por qué no?
Nombre del Padre. Si entendemos por Nombre del Padre a lo que anuda (Lacan,
1975-76). Si hablamos de lo que anuda, es decir, lo que estabiliza, resulta necesario tener
en cuenta que la inhibición, el síntoma y la angustia (Freud, 1926) también anudan
(Schejtman, 2013), y también el nombre del Padre, entonces ¿por qué no decir que las
estructuras y subestructuras son modos de anudamiento? ¿Por qué no decir que tales
manifestaciones del carácter y erotismo anal (Freud, 1908) son o pueden ser modos de
anudamiento? Al preguntarlo no lo estamos a rmando y tampoco negando, más bien
abriendo preguntas para cavilarlo.

Características del sueño del niño enurético

Tomemos el ejemplo de un niño de 12 años que vivía en condiciones de mucha


pobreza y falta total de higiene. El baño era una letrina pestilente sin luz ni puerta que
quedaba afuera de la casa. De noche se hacía pis y al día siguiente su padre lo golpeaba
ferozmente y a consecuencia de ello, no lo dejaba ir a dormir a la casa de nadie. Resulta
que el padre de su primito logró convencerlo para que lo deje ir y esa primera noche le
dijeron que haga pis antes de acostarse. Sin embargo, el niño soñó que lo despertaban
para ir al baño a hacer pis y se mojó en la cama. La segunda vez lo despertaron a media
noche para que vaya al baño y nunca más volvió a hacerse pis encima. Después, su tío le
explicó al padre cómo hacer y nunca más se hizo pis en cama. El nene contó que su
papá lo golpeaba muy fuerte cada vez que la cama amanecía mojada y que soñaba que
se levantaba al baño. Están estos sueños y están los otros de soñar con agua,
inundaciones o soñar que están haciendo pis en un lugar adecuado. Lo que se ve con
esto es lo que Freud decía de la función del sueño que es justamente el seguir
durmiendo. Hay un texto de Freud que hace mojar, no la cama, sino las mejillas porque
fi
fi
fl
fi
es para llorar de la risa y se llama “Sueños en el folclore (Freud y Oppenheim) (1958
[1911]) en donde da ejemplos de lo que sueña la gente adulta que no controla es nteres.

Otros factores
En general cuando un nene no controla esfínteres es porque algo pasa. No sabemos
qué y está totalmente prohibido establecer de antemano un nexo causal entre enuresis o
encopresis y violencia familiar, abusos o masturbación. Pasa algo, pero no sabemos qué.
Lo mismo vale para las características de personalidad, el entorno y las asociaciones
psicopatológicas. Hay niños pobres, internados durante meses en hospitales, golpeados,
abusados, internados en orfanatos, etcétera que no presentan ninguno de estos
síntomas y hay otros nacidos en cuna de oro que sí. Cuando Marcelli habla de la cuestión
del retraso mental y psicosis puede ser tomado como un indicador. Recuerdo haber
tenido una paciente con retraso grave internada en el Hospital Sequeiros que se orinaba
en la cama de noche, pero lo hacía cuando dormía con su familia, y dejaba de hacerlo no
cuando la internaban en el hospital. En general nadie quiere estar internado en el
hospital, pero ella dejaba de tener este síntoma ahí, para que vean que no hay manera de
enlazar causa-efecto.

Otro factor que tenemos que tener en cuenta es el bene cio primario y,
eventualmente, secundario. Voy a dar ejemplos de cada uno. Empiezo con el bene cio
secundario. Un niño que nació con una discapacidad visual. Su padre se negaba a que el
niño deje los pañales aduciendo que, debido a su problema, no podía sentarse en la
pelela. Después se dio cuenta que su papá asociaba el hacerse caca con su problema en
en la vista y amenazaba con hacerse caca si no se le daban los gustos. El padre a su vez
era un acumulador compulsivo que amenazaba a la familia con arruinar las reuniones si
no se hacía lo que él quería, amenazaba con cagar el momento. O sea que el padre le
transmitió al niño una modalidad de goce en la que también es posible veri car el
bene cio secundario.

Sobre el bene cio primario podemos recordar el caso SF que trabajamos en clases,
un nene al que tuve la oportunidad de entrevistar una sola vez en un pueblo del interior
de Jujuy. El nene llegaba a formar bolos fecales, no al punto de lo que dice Marcelli en la
página 142 sobre los fecalomas, pero sí preocupaba a su mamá porque hacía caca sólo
una vez por semana y, capítulo aparte, ella estaba obsesionada con la caca de su hijo, no
dejando que tire la cadena para ver la cantidad, color, olor, etc. No se trataba de una
encopresis, sino de megacolon psicógeno, Lo entrevisté una sola vez porque fue en un
pueblo metido en medio de las montañas donde me encontraba de gira sanitaria con la
Residencia hace varios años. Lo que me permitió localizar el bene cio primario fue que,
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
mientras coversábamos sentados en el piso, el nene, de 8 años, fue a querer sentarse
sobre unas piedras losas y puntiagudas que la intendencia había puesto como cantero
en la plaza… en la zona de los juegos de los niños. Mi intervención fue decirle que
sentarse ahí debe doler y lastimar y su respuesta fue sonrojarse. Silvia Ons (Ons, 2009)
tiene un texto muy interesante sobre sobre la vergüenza y el Aidós de los lósofos en
relación al goce. Es decir, no nos avergüenza cualquier cosa, sino sólo aquello en lo que
está implicado un goce desconocido y la vergüenza es signo de anoticiamiento y
castración, de pérdida de goce.

Saló, ciempiés, Mapplethorpe y Botero


En clase presencial nombré dos películas que hablan sobre el autoerotismo de la
pulsión anal que son “Saló o los 120 en Sodoma”. La segunda película es “El cienpiés
humano”. Para abordar este tema, por su delicadeza, sería bueno saber que el lector
tiene algún recorrido de análisis personal como para poder acercarse al objeto de estudio
sin ser capturado fantasmáticamente por él. Por eso, el análisis propio, el que deberían
estar haciendo en este momento que son estudiantes, sigue siendo uno de los pilares
fundamentales de nuestra formación clínica. Lo aclaro porque hace muchos años intenté
hablar de este tema en un posgrado y se reprimió el tema de la misma forma que se hizo
con un director de un museo de Oporto cuando intentó exhibir una muestra sobre Robert
Mapplethorpe, un fotógrafo que lleva al campo de lo social la pulsión en cuestión de
manera extrema según la mirada de algunos. En el Guggenheim de Nueva York en
cambio se pude apreciar una muestra dedicada a Mapplethorpe, no sin el efecto
sorpresa que genera encontrar en uno de los museos más prestigiosos del mundo la
socialización del goce, es decir, la pulsión natural llevada al campo de lo social. Natural
se re ere a crudo, a bruto, como un diamante en bruto sin pulir, por ejemplo, al principio
de un análisis tenemos el síntoma al natural y el trabajo analítico lo convierte en un
síntoma analítico, como me dijo Jorge Chamorro en una supervisión, llevamos el goce al
plano de lo discursivo que necesariamente es el social. En el caso de esa exhibición de
Mapplethorpe cuya descripción pueden ver en la foto, tenemos la pulsión al natural que
ha logrado encontrar un lugar en el campo de lo social, al menos en Nueva York, capital
mundial de la diversidad.

En la película Saló se puede ver que hay una indiferenciación respecto del objeto
anal, y uno de los protagonistas, “El presidente”, representado por Aldo Valletti, el visco
al que justamente le faltan algunos dientes, lo cual no parece ser un dato menor, elige
ocupar el lugar pasivo en las modalidades de goce que se van desplegando en cada una
fi
fi
fi
de las épocas, primero en la escena homosexual, y después en “Le cercle de la merde”.
En el cienpiés humano se ve que el protagonista, Dr. Heiter, protagonizado por Dieter
Laserm es decir el secuestrador, posee todas las características, todos los rasgos de
carácter que podríamos encontrar en una persona sádica, incluida toda la caracterización
imaginaria de la comunidad de goce “Leather”.

Es interesante tener en cuenta que, en uno de los museos de arte moderno más
importantes del mundo como lo es el Gugheinhem Nueva York, haya habido una muestra
especial dedicada a Robert Mapplethorpe, y que pudo en cambio provocar la dimisión
del director de un museo en Oporto cuando quiso exhibir la misma. La muestra se dedica
a la socialización de la subcultura Leather. Por cierto, no sé si lo conocen a Fernando
Botero, hay una obra de él en el mismo parque donde está la or de metal que se abre y
cierra con los rayos del sol cerca de la Facultad de Derecho en CABA. Fernando Botero
se dedicó a pintar cosas similares a las fotogra adas por Robert Mapplethorpe, pero
valiéndose de las torturas estadounidenses a los prisioneros de guerra iraquíes, y por eso
aceptado y ovacionado por la comunidad. La diferencia entre Botero y Mapplethorpe
radica en el hecho de que la guerra le sirvió como velo, como excusa, como fantasma,
para poder justi car la presencia del objeto. En Mapplethorpe aparece el mismo objeto,
erotizado de igual modo que en Botero, pero la erotización aparece integrada de entrada,
en Botero está velada por el “mérenlos cómo gozan los yankis a los iraquíes”, lo cual de
por sí marca a las claras la estructura temporal de Botero, en el sentido de “Pegan a un
niño” (Freud, 1920).

Volviendo a las películas nombradas, el asunto está en que el protagonista del


ciempiés humano, al no poder ser la locomotora del tren porque ello iría en contra de sus
principios sadeanos, termina generando una escena en la que únicamente ocupa un rol
pasivo en cuanto a la mirada, es decir, es el espectador de lo que sucede allí. Entre
paréntesis, sería interésate preguntarnos si la jación también puede ser a la meta.

Entonces, tanto Mopplethorpe como Saló y el ciempiés humano, imponen a lo


social el reconocimiento de un goce que se rechaza de cualquier manera, pese a estar a
la vista de la misma manera que la carta robada de Edgar Allan Poe o de la misma
manera que Lacan decía que había que leer el inconsciente, es decir en la super cie, en
la propia expresión del sujeto en tanto sujeto del signi cante.

En Japón, país famoso por el orden y la limpieza, las cosas también se llevan un
poco más allá, pero en un sentido distinto, y no se ve ni un sólo papel tirado en la calle,
pero tampoco existen los cestos de basura y si uno decide comer un caramelo es a
sabiendas que deberá cargar con el envoltorio del mismo hasta llegar a su casa o a un
fi
fi
fi
fi
fl
fi
baño público que por cierto tampoco se parecen a los baños públicos jujeños, no sólo
porque pululan por doquier, están limpios y son gratis, sino también porque tienen papel
higiénico en sus inodoros, incluso los que están muy alejados. Lo del papel higiénico, el
tema del pago y la suciedad de los baños públicos jujeños no es un dato menor en
relación a este tema, ya que de esta manera se generan las condiciones para postergar la
evacuación intestinal, pudiendo en consecuencia inferir que se genera un imperativo
retentivo a nivel social. En clase decía que la cultura oriental empieza a ganar terreno
sobre la occidental. La cultura oriental consiste en la reducción, la occidental se basa en
la acumulación, incluso en términos religiosos ya que el catolicismo se vale, o valió en su
momento de auge, de la acumulación, y por qué no de la instalación, de la culpa para
generar el orden social.

Es interesante pensar el tratamiento social que se le da a la pulsión anal en nuestra


ciudad. Si a uno se le presenta tal necesidad biológica mientras se circula por la ciudad,
entonces tiene que pagar, o el baño está sucio, o no funcionan las cerraduras, o no hay
papel higiénico, o todas esas y otras cosas más juntas. Entonces se retiene y se
representa, no sólo el goce en el cuerpo, sino también el signi cante del
amontonamiento. Cosa que sucede también en el síndrome de Diógenes generalizado
que se observa a las claras en muchas casas de familias, en el comercio cuando rebalsan
de mercadería los pasillos de algunos supermercados en las veredas y los pasillos de los
paseos comerciales en la zona de la vieja terminal. Lo que se ve ahí es un Jenga a punto
de caer, o lo que es lo mismo, la permanente representación de que la cosa está a punto
de colapsar, algo a punto de rebalsar pero que no rebalsa… hasta que algún día rebalsa y
la mierda, signo de agresividad, se sale de control. En clase les hablé sobre el síndrome
de Diógenes y también podríamos haber hablado del síndrome de Diógenes que se vive a
nivel general en nuestra ciudad cuando vemos la gente amontonada en las las, retenida,
lo mismo que con la mercadería que se amontona en algunos negocios o la que
amontonan los comerciantes en las veredas mismas de las calles. La basura amontonada
en la calle no la dije porque es una obviedad aunque en el último tiempo, y quizás gracias
a la idea de poner carteles que dicen “Ya no tires tu basura acá, ordenanza municipal
N˚…” la gente tira menos basura en la calle y espera para tirarla en algún cesto de
basura.

El vacío
Se puede representar esto último con otro ejemplo que también mezcla a la cultura
oriental y la local. En Jujuy tenemos las salinas grandes que son toda una experiencia
pero en Bolivia está Uyuni que permite experimentar un verdadero estado mental de la
fi
fi
pura nada en la pura luz. Sabemos que la oscuridad permite experimentar eso mismo, el
salar más grande del mundo, ubicado en Bolivia, existe un monumento muy extraño que
está en medio de la nada. Cuando se realiza la excursión de dos días, los senderos por
donde circulan las camionetas no son visibles a simple vista y en algún momento emerge
el temor al extravío. Sin embargo el chofer conoce muy bien el camino cuya huella es
levemente visible y por supuesto es trazado arbitrariamente ya que podría ser cinco, diez
o veinte metros hacia la derecha o hacia la izquierda porque es una planicie blanca casi
plana si no fuera por los pentágonos y hexágonos que se forman en la base del otrora
Piélagos de un mar generando la sensación mental de desierto, de Zen, ya que en un
momento que, se mire para donde se mire, lo único que se ve es sal, como si fuese que
uno se encuentra en medio del mar sin tierra a la vista solo que al revés porque se trata
de un mar seco sin agua a la vista, todo es pura sal. En ese desierto de sal y pista libre de
circulación de vehículos, hay un monumento extraño en medio del camino que sirve para
recordar una tragedia que sucedió hace muchos años allí, ya que las camionetas
trazaban los senderos de manera arbitraria, usándose el mismo para ir y para venir,
entonces, si dos camionetas se encontraban de frente, una de las dos debía correrse un
poco para que la otra pase. Espacio había de sobra, ya que un salar es como una pista
gigante pavimentada con cemento blanco. Sin embargo, empezó a circular la costumbre
de obligar a que sea el otro el que deba correrse hasta que un buen día no se corrió
ninguno y murieron todos. El monumento sirve para recordar ese accidente en el que
viajaba un grupo de japoneses que habían contratado la excursión. Este ejemplo sirve
para enlazar la rivalidad imaginaria a-i(a´) entrelazada a la tensión pulsional concomitante
a ella que no es casual que haya logrado el éxito en el desierto, ya que, como señala Ons
de Arendt, el desierto conduce al totalitarismo, y no es un ejemplo tomado al azar, porque
no es casual que en nuestra cultura haya tantos accidentes y sea el otro el que debe
correrse, que sea el otro el que deba ceder, lo habrán notado cuando les toca ser
peatones y cruzar en las esquinas. Si se atreven a hacer valer sus derechos en tanto
peatones, sabrán que en el mejor de los casos recibirán insultos y bocinazos por parte de
los automovilistas, aunque lo más seguro es que sean atropellados. No sé si logran verlo,
pero a nivel del goce sentido es la misma tensión de la que venimos hablando y al mismo
tiempo resulta interesante que tanta alevosía en los conductores esté acompañada de
una falta casi total de recursos simbólicos, tanto en ellos como en el entorno, la misma
ausencia de símbolos que se encuentra en un desierto de sal y aun allí no hay carteles y
la única forma de no extraviarse es valiéndose del saber vulgar. Si recordamos la crítica
de Lacan a Melanie Klein cuando habla del sentido, podremos notar que se trata
justamente de eso. En nuestra zona geográ ca no hay mucha señalización vehicular en
las calles y a su vez los conductores real y honestamente creen que es el peatón el que
está en falta porque justamente no han incorporado los símbolos que les permitirían
regular el impulso que acaece al conducir vehículos. A ese nivel no hay Nombre del Padre
o el mismo es muy débil, en consecuencia la regulación es según los modos naturales
descriptos por Darwin, es decir, tiene más derechos el que es más fuerte y si el
conductor puede matar con su auto al peatón, entonces tiene prioridad de paso. Un
Nombre del Padre de la horda. Es decir que en muchos casos no es que se reprima o se
obvie o se desmienta, es que nunca se produjo el encuentro con el signi cante, un
Urverdrängt (Lacan, 1969-70, pág. 94). Prueba de ello es lo que sucedía hace unos años
en las rotondas en donde tampoco se le daba prioridad de paso al que circulaba por la
misma por el simple hecho que circulaba a menor velocidad pese a que así lo establece
la normativa, entonces, como el que ingresaba a la rotonda iba más fuerte, tenía prioridad
de paso. Sin embargo, hace menos de cinco años la Municipalidad local puso carteles
explicando cómo debe ser la circulación por una rotonda y los conductores se enteraron
de ese nuevo orden, no siguiendo la ley del más fuerte sino la del orden común, la del
sentido común a todos.

Melancolía en Joker
En la película “Joker”, del año 2019, dirigida por Todd Phillips y protagonizada por
Joaquin Phoenix, película que le valió un Oscar a mejor actor pero no a mejor película
porque al parecer en la Academia dijeron que, si bien ese año se premiaría a la película
que mejor represente ese estado mental, el estado mental de Diógenes y su salida, el
Joker inducía a asesinar gente rica, cosa que Parásito2 también, sólo que en vez de
neoyorkinos, orientales. Si hay que fomentar al menos que sea con los de afuera. Sin
embargo en ambas películas hay muertos, aunque Parasito represente algo más que el
goce anal, sino también el oral, tal como su mismo nombre lo indica.

Entonces, poniendo el foco en Joker, lo primero que surge en la película y que llama
la atención es la cantidad de basura, la presencia excesiva de manchas de pintura y
gra ttis. Casualmente, entre apuntes que encontré del año pasado para dar esta misma
clase en 2021, encontré algo acerca de del estado mental que genera el pasar por la
zonas de una ciudad en la que hay basura. Sensación que se experimenta también
cuando se hacen caminatas por el campo o viajes en ruta en el momento en que se pasa

2 “Parásito”, película surcoreana del año 2019, dirigida por Bong Joon-ho, ganadora del Oscar a la mejor película y
Palma de Oro
fi
fi
fi
por un lugar en donde murió un animal, sin saber bien por qué rogamos que no humano,
y sentimos el pestilente olor durante muchos metros. Es necesario ver, por más que
parezca obvio, de qué manera la signi cación social está estructurada también como un
lenguaje, ejemplo de ello, el típico chiste que se hace en nuestra zona cuando se siente
ese olor insoportable “¿Te comiste un muerto?”. Eso vale para Jujuy y alrededores,
porque en otras zonas geográ cas, en las que cambia la signi cación porque cambia
también la cultura, decir algo así puede resultar de mal gusto, un insulto o una
apreciación horrorosa o vomitiva del presente, de igual manera que para nosotros
pueden resultar de mal gusto cosas que vemos cuando vamos a otras ciudades como
por ejemplo Buenos Aires, o quizás Córdoba, aunque de manera menos clara porque no
presenta tanto brillo como Buenos Aires. ¿Qué tendrá que ver el brillo y la oscuridad?
Habría que preguntarle a Silvia Ons, que cada tanto se re ere a la melancolía
caracterizándola como el brillo sin sombra y la sombra sin brillo. El brillo sin sombra,
periodo maníaco, y sombra sin brillo, periodo melancólico3. Habría que preguntarle
también a Freud que se re ere al duelo, comparable a la melancolía, como la sombra del
objeto recayendo sobre el Yo (Freud, 1917). No está de más decir que lo que Freud
llamaba melancolía es lo que se conoce actualmente como trastorno bipolar o psicosis
maníaco-depresiva. Pensar que hay estados de puro brillo para luego encontrar periodos
de pura sombra nos acerca al análisis del Joker, en tanto su vida fue pura sombra, y
luego de la escena del subte en la que mata a los tres o cinistas de Wall Street, su vida
pasa a ser puro brillo. Resulta interesante también que el estilo de vida de esos
o cinistas4 y esa ciudades como lo es la zona de rascacielos sostienen un puro brillo al
punto tal que Nueva York es conocida como “La ciudad que nunca duerme”, mientras
que sus periferias, como por ejemplo el barrio The Bronx, son lúgubres, aspecto
perfectamente representado en Joker con ese amontonamiento permanente de basura
en las calles.

La basura, representante de las heces, juega un papel en la economía libidinal al


punto tal que no resulta difícil notar de manera general un cambio de estado subjetivo
inducido por la presencia de la misma. De igual modo se puede pensar en un estado
subjetivo inducido por la presencia del brillo. Entonces se ve que en el Guasón, como
también en varias series como “The Walking Dead” y “El marginal”, abunda la

3 Habría que poner a dialogar esta idea con la de Tanizaky quien muestra una perspectiva inédita respecto de la sombra
para diferenciar distintos tipos de sombra como así también distintos tipos de brillos, tal como bien lo nota Patricio Rey
cuando dice “el lujo es vulgaridad”

4 Veáse por ejemplo el ritmo de vida que llevan los agentes de la Bolsa en “El lobo de Wall Street”dirigida por Martin
Scorsese del año 2014.
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
podredumbre y esta genera un determinado estado mental que hace percibir la realidad
como densa y espesa.

La madre del Joker nos recuerda al Doctor Moreau5 quien inventaba criaturas para
que le sirvan faltando de ese modo al principio universal de la cultura que le dice a la
madre que no reintegrará su producto, lo cual es igual a decir que no generará una
corriente regrediente de la libido en su hijo, sino más bien impulsará que se deposite
sobre nuevos objetos de la realidad, para lo cual resulta necesario que se abstenga de
permitir que su cuerpo continúe perpetuamente libidinizado por el efecto de su propia
libido, es decir por su hijo. En la madre de Joker se ve que permite ello y además a los
nes de su principio del placer, es decir Joker la sirve de la misma manera que las
criaturas del Dr. Moreau sirven a su señor.

Uno de los puntos centrales de la película Joker tiene que ver con un tipo de
satisfacción particular que si bien no es nueva, casi siempre resulta efectiva: como
espectador uno tiende a identi carse con alguno de los personajes que hace las veces
de héroe. ¿Por qué Joker sería un héroe? Porque se animó a actuar en el momento de
sufrir bullying. Es general el recuerdo de haber sufrido bullying en algún momento de la
vida de todos, y es casi universal el recuerdo de no habernos podido defender en su
momento. Eso vuelve peligroso socialmente a Joker y creo que eso condujo a las
autoridades estadounidenses a poner policías y revisar de armas a los espectadores de
los cines cuando se estrenó6 como así también a no otorgarle el premio a mejor película,
en tanto se hubiera fomentado el ideal de venganza para aquellos en quienes la película
recrudece y reconduce hacia la falla del sentimiento de la vida (Lacan, 1956). Hasta la
escena de la risa del tren uno se identi ca al lugar de la víctima, uno la pasa realmente
mal porque acompaña al Joker en sus desventuras. Pero en ese momento en el que se
acercan los tres o cinistas borrachos, si bien se hace esperar lo su ciente como para
generar la sensación que no sucederá, y entonces ¡Pum! el Joker le revienta la cabeza de
un disparo al líder de los que se dedican a hacerle bullying y golpearlo. La escena del tren
está tan bien cuidada en la forma, los modos, el contenido, los tiempos de espera que
resulta sencillo de percibir en tiempo real el cambio en el circuito pulsional, pasando de la
meta pasiva a una activa, de un hacerse atacar por medio de esa carcajada sintomática a
un ataque a quien hasta entonces venía siendo el sujeto de la agresividad.

5 “La isla del Doctor Moreau” Película dirigida por Richard Stanley y John Frankenheimer, del año 1996.

6 https://magnet.xataka.com/un-mundo-fascinante/ejercito-eeuu-tiene-indicios-que-podria-haber-tiroteo-masivo-durante-
proyeccion-joker
fi
fi
fi
fi
fi
La película muestra, como pocas, la posición del sujeto por afuera del sentido
común con sus risas a destiempo minutos antes de subir al escenario o sus chistes que
no logran causar gracia en las personas debido a que prescinden completamente del
sobreentendido que se comparte, es decir no hay Witz (Freud, 1905a).

La carcajada del Joker en tal sentido tiene dos estatutos en la película, uno
sintomático hasta la escena del tren y otro posterior a la misma en donde el yo se alía
claramente con el ello (Freud, 1924). En tal sentido podemos preguntarnos si es lo mismo
la risa que la carcajada para decir que a simple vista parece que no. La risa es
contagiosa, invita al disfrute colectivo, la carcajada por el contrario tiene más que ver con
un modo de poner al descubierto un real del que observa la carcajada. Eso se ve
claramente en la escena del nal cuando asume y alía con su carcajada, dejando esta de
ser un síntoma para pasar a ser el anuncio del siguiente pasaje al acto cuando le dice a la
terapeuta “no lo entenderías”, lo cual es equivalente a decirle “sé de un Real que vos no
soportarías si lo supieras, y sin embargo lo sabrás en breve, aunque no por mucho
tiempo”, ya que ella después lo termine sabiendo por unos instantes antes de ser
asesinada. Eso que causa una carcajada en él, causando a su vez angustia en ella y
entonces se abre la puerta que conecta lo ominoso, con lo siniestro, lo opaco y lo
angustiante (Freud, 1919). Podríamos preguntarnos de pasada ¿Qué hace que el Joker, a
diferencia de “It”7no sea una película de terror?

Pero volviendo al tema de la basura amontonada que aparece principio, que no es


más que la representación del goce anal retentivo, lo mismo que sucede con la
podredumbre de The Walking dead y El Marginal, representante del malestar social que
se vive en cualquier sociedad en algún, aunque no cualquier momento, enseña también
que dicho malestar es susceptible de anudarse de manera casi azarosa a un signi cante.
Así mismo surge la pregunta de si un hecho cualquiera que se signi ca como exceso por
parte del emisor, es decir por parte de quien emite tal mensaje, no sirve como regulación
de la misma manera que la violencia social que se vivía en Nueva York de los 70-80,
ciudad en la que se inspira la ciudad Gótica, encontró un punto de basta en el momento
en que se encarceló injustamente a tres adolescentes de color acusados de cometer un
crimen en el Central Park, causándoles un gran estrago público del que fue participe el
por entonces empresario Donald Trump8 cuya caricatura por cierto se puede ver de

7 “It”, película basada en la novela homónima de Sthephen King, dirigida por Tommy Lee Wallace, del año 1990.

8 “Así nos ven”, miniserie que retrata lo sucedido con cinco adolescentes de Harlem quedan atrapados en una pesadilla
al ser acusados de un ataque brutal en Central Park. Basado en una historia real. disponible en Net ix.
fi
fi
fl
fi
re lón en una de las protestas que realizan los ciudadanos del Joker cuando todos
deciden disfrazarse de payaso, adjetivo adjudicado al magnate y ex presidente de USA.

Los cinco del Central Park muestra algo interesante y es el hecho de que luego de
ello los crímenes en Nueva York comenzaron a mermarse. Pareciera ser como si lo único
capaz de regular el goce propio fuera el encuentro con el goce del Otro ya que sólo
cuando se supo a nivel social que era un acto de injusticia lo que sucedió con los 5 del
central Park y que ello les dejó muchas secuelas, que se pudo frenar la ola de violencia
en Nueva York. Un mensaje como “no interesa si sos inocente o culpable, si así lo
queremos te vamos a declarar culpable de todos modos”.

A nivel de la subjetividad es mucho lo que el Joker tiene para mostrarnos el


personaje, es mucho lo que podemos ejempli car con claridad, tanto de la
psicopatología como de algunas ideas lacanianas respecto del yo. Por ejemplo cuando
visita a la asistente social luego de haber asesinado a los tres agentes de Wall Street en
el subte, y teniendo en cuenta que toda ciudad Gótica estaba hablando de él, aunque sin
saber que era él, dice algo “escuché esta canción en la radio el otro día y el tipo estaba
cantando que su nombre es “carnaval”. Es una locura porque ese es mi nombre de
payaso en el trabajo. Pero hasta hace un tiempo fue como si nadie me hubiera visto.
Nisiquiera yo sabía si realmente existía… durante toda mi vida nisiquiera sabía si
realmente existía. Pero existo, y la gente está empezando a darse cuenta”. Entonces
existimos en la medida en que existimos en la consciencia del Otro, y pensamos en la
medida en que somos pensados por el Otro (Lacan, 1958-59). Tomamos consciencia de
nuestra propia existencia sólo en la medida de que nuestra existencia es tomada por la
consciencia de otros. De ser así, delirar con alguien ya sea del lado del odio, que el otro
me odia y me persigue, o el amor, que el otro nos ama nos permitiría existir en la
consciencia de un otro arti cial que nuestra mente construye para así poder existir, por
ejemplo en la escena en la que el protagonista, Arthur Fleck se imagina existiendo para el
presentador de T.V. Murray Franklin. O más bien tomamos consciencia de nuestra propia
existencia en el momento en que tomamos consciencia de la existencia del otro, por
ejemplo a partir de habérsela quitado como lo hizo Arthur Fleck con los tres del tren.

En clase también decíamos que intentamos reducir lo pulsional, teniendo en cuenta


que reducir no es eliminar. ¿Por qué nos dedicamos a reducir la tendencia de la gente a
acumular? Porque puede rebalsar en el sentido que lo dice Freud cuando habla de
jación en relación a la predisposición patológica en Schreber (Freud, 1911 [1910], pág.
57) al decir que la misma se re ere a que tales personas “están expuestas al peligro de
fi
fi
fi
fi
fi
que una marea alta de libido que no encuentre otro decurso someta sus pulsiones
sociales a la sexualización, y de ese modo deshaga las sublimaciones que había adquirido
en su desarrollo”. Así, la muestra de Mopplethorpe termina siendo testimonial y debe ser
leída con los mismos lentes que usemos para leer las memorias del presidente Schereber
(Schreber, 1903), las escritas por él mismo.

Reducir no es eliminar
Volviendo a la intervención del analista ante el síntoma del niño, en el caso SF
vemos una vez más que el niño es síntoma de los padres y que al mismo tiempo hay un
goce autista, que prescinde completamente del campo del Otro, que es preciso hacer
consciente, pero también ayudamos a hacer consciente la manera en que cada uno, o
ambos padres, se las arreglaron para hacerle frente al imperativo superyoico retener/
expulsar. Así, los síntomas familiares y sociales terminan siendo residuos de distintos
Nombres del Padre.

Volvemos a la pregunta de por qué intentemos reducir, acotar, sabiendo que reducir
no es eliminar ni debería pretender serlo. Difícilmente alguien opine a favor del síndrome
de Diógenes, sin embargo poco es lo que se sabe acerca de su carácter mórbido.
Cuando preguntamos por qué o de qué manera es que acumular podría generar
sufrimiento, no sabemos qué contestar. Sin embargo es posible encontrar un interesante
antecedente en Freud referido a los fundamentos de la dirección de la terapéutica. Me
re ero al capítulo VI de “Más allá del principio del placer” que vimos en detenimiento el
cuatrimestre pasado (Freud, 1920a). La inmortalidad en potencia, es decir, la prevalencia
de la pulsión de vida, es lo que buscamos generar a través de la cura, eso no es algo que
se discuta, es decir, intentamos que nuestros pacientes recobren el deseo por vivir. En el
capítulo VI Freud cita el ejemplo del experimento realizado por Maupas, Calkins y otros
(página 47 de amorrortu) quienes, a diferencia de Woodru , no dejaron que sus pantu as
se coman sus propias mierdas.

Ficha de cátedra realizada por Sergio Higa para la materia Psicopatología 2 de la


Facultad de Psicología de la UCSE-DASS, 23 de septiembre de 2022.

fi
ff
fl

También podría gustarte