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La vez anterior, hablando del hacerse hacer de la pulsión, estuvimos hablando sobre
si está mal hacerse adoctrinar y abrimos algunas posibilidades que aparecerían en caso
de decir que no. Hoy en cambio vamos a contestar que si, que está mal y veremos
cuáles pueden las consecuencias de tal posición teniendo en cuenta que si uno elige no
hacerse adoctrinar, como psicólogo, automáticamente se vería obligado a construir su
propia teoría desde cero. ¿Qué diría cada uno de nosotros de la mente si tuviera que
decir algo desde cero? Posiblemente nada. Imposible decir algo. Es decir, quedamos
solos. No sólo quedamos solos sino que nada nos aporta nuestra soledad. Pero como el
ejercicio mental de hoy consiste en intentar salir de la doctrina, al ver de entrada que no
es posible, entonces intentaremos al menos ir en contra de la doctrina, ajusticiándola,
poniéndonos en lugar de oposición, no de una doctrina, sino de la doctrina como tal, no
importa si es Psicoanálisis, Sistémica o Mindfulness. Adoptando una posición escéptica
decimos que para aceptar recibir doctrina es necesario creer que existe un saber
verdadero o acabado y de ser así entonces estaríamos tan sólo en la posición subjetiva
de alienación. Como si fuese que es posible establecer una relación cercana entre
doctrina y religión. Pero sin llegar a decir religión, término interesante ya que una misma
generación, la de los nacidos hasta 1985 ha logrado ver la transformación polar del
signi cante religión, pasando de tener un sentido positivo hasta hace 20 años para la
mayoría de la población, y en la actualidad, también para la mayoría de la población,
pasar a tener en el presente un signi cado negativo. En consecuencia podemos decir
que la clasi cación no es real ya que si un mismo signi cante puede pasar a tener una
connotación positiva hoy y negativa mañana, quiere decir que la signi cación no se
corresponde con la Cosa que intenta signi car. Que si la signi cación-clasi cación muta
con las época, responde a otra cosa que no tiene nada que ver con la utilidad que
supuestamente sirve. Foucault (1964) lleva las cosas un poco más allá y dice que la
clasi cación de las enfermedades mentales y de los delitos responde al poder de turno y
que este dirá qué es y qué no es locura y delito según sus intereses actuales. Es decir,
que en determinada época conviene reprimir a algunos y en otras épocas a otros y la
manera de hacerlo es poniéndoles un nombre asociado a desecho, asociado a peste, y si
se dice, es decir, si la mayoría dice, que alguien está actualmente en ese lugar, en el lugar
de desecho se conduce a la población a evitar tener contacto con aquellos individuos
portadores de tal signi cante. Ejemplo: Fue recién en el año 1990 que la OMS removió a
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la homosexualidad de la lista de patologías, pasando a decir de esta que en realidad no
se trata de una enfermedad sino más bien de una variación de la sexualidad. En tal
sentido resulta interesante investigar de qué manera se signi ca a las personas que
escuchan voces en las distintas culturas y en los distintos momentos de la historia de la
humanidad, por ejemplo, los antiguos árabes decían que se trataba de personas capaces
de predecir el futuro y tenían un lugar de cierta prestancia a nivel social, mientras que en
esta época se dice que son esquizofrénicos, es decir, que sus mentes están divididas en
mil pedazos. Entonces, las variaciones de la sexualidad ¿deben o no deben ser
consideradas enfermedades. Es posible ver que en la época anterior, más represiva que
la actual, en la que convenía que la gente reprima sus impulsos sexuales para poder
producir más y poder competir con las máquinas, ya que por ejemplo la represión de la
sexualidad no comenzó a existir sino hasta la (Foucault, 1978).
Erving Go man (1963) realiza un profundo análisis de este punto al hablar de los
Estigmas. Entonces evitamos tener contacto con ese alguien, vedándole el paso para
que se reconozca imaginariamente en nosotros y, entonces si, efectivamente termina en
el lugar de caca, eso que se abandona. Hacemos esto porque somos mirados por un
Otro, y en tal sentido, debido a que socialmente nos encontramos en proceso de buscar
nuevos ideales, no ya los de la religión, tampoco los de la ciencia en tanto somos
conscientes de los efectos, de las consecuencias sociales de su avance, ese lugar de
Ideal se encuentra vacante, no hay quórum social respecto del Ideal, sino que asistimos a
la pluralización del Nombre del Padre, pasando a los nombres del padre, así con
minúsculas. En consecuencia podemos decir que no hay El Saber, sino saberes. Si hay
saberes, de mucho no sirve aferrarse cual percebes adherido al caparazón de una lenta
tortuga marina. No sirve de mucho aferrarse a ninguna doctrina, pero sin embargo nos
dedicamos a conocerlas ¿Un poquito de cada una? Hace esa pregunta la defensa de la
doctrina, alegando que conocer un poco de cada una impide alcanzar la profundidad.
Nada de eso, contesta la critica a la doctrina. De lo que se trata es más bien de
profundizar un poco cada vez en la que se va encontrando. Profundizar un poco con
cada una de las doctrinas que la formación, que el desplazamiento natural del
pensamiento conduce, ya que cada nueva doctrina es como u pez que se atrapa y para
pescar, más vale una red que la profundidad del anzuelo, más vale eclecticismo que
doctrina, más vale darle un poco de bola a cada texto, que mucha bola sólo a uno. ¿Qué
camino elegirán como profesionales? ¿Son las únicas dos alternativas o se puede,
valiéndonos de la forma pero no del contenido de la perversión, quedarnos con ambas,
por ejemplo yendo desde una hacia las demás: T1-t2-T1-t3, etcétera, donde la letra T es
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nuestra teoría de base y las t minúscula las teorías que visitamos para hacerlas dialectizar
con la nuestra. En un caso así, no se trataría de hacernos adoctrinar, sino
Por otro lado podemos decir que en todas las corrientes es posible hacer un abuso
de ellas, y, a mi entender, esto pasa cuando el clínico se queda sin recursos. O sea que,
lo mismo que con los tests, se recurre a la clasi cación para encontrar seguridad ante la
irrupción del agujero de sentido que trae el goce opaco de nuestros pacientes. En este
sentido la clasi cación sería algo así como el suelo. Cuando se necesita pisar suelo
porque se está en el abismo de la ausencia del sentido, entonces se mal recurre a la
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clasi cación como el falito que nos calma. Sin embargo, tener los pies en la tierra no
siempre es lo mejor que nos podría pasar a nivel de la clínica ya que, como escuché decir
una vez a Marta Geréz Ambertin, el falo es lo que impide volar.
Dentro del psicoanálisis por ejemplo se corre el riesgo de hacer un abuso de las
clasi caciones estructurales y cuando esto pasa, la presentación de casos se vuelve
aburridísima y los efectos de un análisis son escasos. El tema de la clasi cación es que
permite una cierta orientación y al mismo tiempo pasa que cuando el psicólogo clínico no
realiza una verdadera experiencia de análisis personal, entonces anda clasi cando todo
el tiempo porque no soporta el más mínimo vacío de sentido.
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Entonces, en la meca de la casi cación tenemos el DSM, BDSM como les decía en
clase, haciendo alusión a la práctica sado en tanto el signi cante morti ca, y el CIE 10. El
DSM es yanky, el CIE 10 es europeo. Los dos se usan para clasi car, el DSM tiene unas
instrucciones para llegar al diagnóstico que se compone de 5 ejes:
El DSM y CIE-10 no están mal si se las toma como lo que son: pequeñas
herramientas que pueden orientar mínimamente cuando es necesario comunicarse con
colegas de otras instituciones y áreas de la psicología como podría ser el poder judicial,
la policía, el ámbito laboral, la facturación en las obras sociales, etc. Pero sepan, y ojalá
que no se lo olviden, que pasa lo mismo que pasa con los nombres del género sexual.
¿Vieron que cada vez aparecen más géneros sexuales? Antes era hetero o gay y después
se fueron agregando más y siguen agregando ¿Por qué pasa eso? Porque hay algo que
no es representable ni captúrale por medio de las clasi caciones y va a descompletar
siempre a cualquier intento de clasi cación. Entonces pasa lo mismo con el CIE-10
especialmente que tiene cientos de clasi caciones, algunas rozando lo ridículo, por
ejemplo “Z41.3: perforación de oreja (lóbulo), o sea que si se quieren poner un piercing
quédense tranquilos que tiene un nombrecito, un pequeño estigma al estilo de Go man,
en el manual de clasi caciones diagnósticas en la CIE-10.
Además, es necesario decir que no son con ables ni siquiera a nes estadísticos, ni
siquiera para decir qué prevalencia hay de algo en determinado lugar del mundo, no
solamente por el factor psicológico que sesga mucho la mirada del observador clínico,
sino también porque se truchan las estadísticas. Sé que hay al menos un hospital que se
dedica a recolectar información estadística pero no puede valerse de todas las
clasi caciones porque hay algunas consultas que la obra social no las cubre, como esos
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diagnósticos que empiezan con “Z” y, en consecuencia no se pueden cargar en la base
de datos esa clasi cación.
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