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Actividad Sumativa 1 - Informe Escrito – Unidad I – Secciones 1 y 2

UNIDAD DE COMPETENCIA 1: Analiza las teorías y modelos en psicología de la


salud a través de su desarrollo histórico para el reconocimiento de los protocolos de
abordaje de las patologías del adulto

Requerimiento de los Cursantes

Estimado Participante, Te invito a leer, revisar y consultar el contenido de la Unidad


I “Teorías y modelos en psicología de la salud a través de su desarrollo histórico
para el reconocimiento de los protocolos de abordaje de las patologías del adulto”

Instrucciones

1. El Participante debe realizar un informe sobre:

1. Psicología de la Salud: antecedentes, objeto, desarrollo y perspectivas de


abordaje.

2. Definición de Psicología del adulto: edades del adulto, criterios para


determinarlas.

3. Los métodos de investigación en Psicología del adulto.

4. Modelos de Atención Psicológica. Concepto

5. Tipos de modelos de abordaje de Atención Psicológica: Conductual y Cognitivo


Conductual, PsicoDinámico, Existencialista, Sistémico y Humanista (tomar en cuenta
precursores, características, basamentos, supuestos, técnicas, entre otros,).

6. Realiza una conclusión acerca de los modelos de abordaje donde


señales: diferencias y semejanzas, ventajas, desventajas

Disposiciones de forma

Debe presentar:
1. Portada Institucional (logo de la Universidad y logo de la Escuela de
Psicología), siguiendo los aspectos formales de los trabajos UBA, Título de la
actividad, Nombre del participante, Nombre del Facilitador, Unidad Curricular,
Ciudad y fecha de entrega.

2. Tomar en cuenta el uso de los signos de puntuación y reglas ortográficas

3. Leer, interpretar, analizar e internalizar la bibliografía consultada, para expresar


sus ideas acerca del tema, evite copiar y pegar, respete la propiedad intelectual

4. Siga las normas: Espaciado 1,5 / Letra Arial o Time New Rome 12 / Los
márgenes de referencia se medirán a partir de los bordes de las páginas y los
mismos serán de cuatro (04) cm. en el tope superior y margen izquierdo,
mientras que en los bordes derecho e inferior serán de tres (03) cm. Cada hoja
debe contener aproximadamente 26 líneas de extensión (más o menos tres
párrafos).

5. Con respecto a la estructura del trabajo, la misma debe ser de la siguiente


manera: No es necesario colocar las palabras: INTRODUCCIÓN, DESARROLLO,
CONCLUSIONES. El texto puede presentarse como un continuo donde se refleje
una antesala o introducción del tema, luego el desarrollo de los aspectos teóricos y
argumentos que sustenten el tema; además de reflejar su punto de vista u opinión al
respecto y para cerrar el texto, se debe expresar una conclusión donde se evidencie
la utilidad del tema tratado y los aspectos más relevantes que lo justifiquen (mínimo
10 pág. máximo 15 pág.).

5. No enviar en PDF.

6. Todo trabajo debe reflejar la bibliografía consultada, tomar en cuenta las


normas de: Aspectos técnicos para la elaboración de trabajos UBA -págs. 3 a la 9.

Modelos en psicología de la salud


Introducción
La psicología clínica y de la salud ha sido definida como la especialización de la
psicología que aplica los principios, técnicas y conocimientos científicos
desarrollados por esta para evaluar, diagnosticar, explicar, tratar, modificar y/o
prevenir las anomalías o los trastornos mentales o cualquier otro comportamiento
relevante para los procesos de salud y enfermedad, en los distintos y variados
contextos en que estos puedan tener lugar (colegio oficial de psicólogos, 1998). los
fenómenos que constituyen el centro de atención de la psicología clínica y de la
salud son los trastornos mentales o del comportamiento (correspondan o no a
criterios diagnósticos pre-establecidos), cualquier otro tipo de comportamiento
(normal o patológico) que afecte a la salud y los procesos y estados de salud y
bienestar.

La terapia psicológica (psicoterapia) es una parte de la psicología clínica y de la


salud. Bernstein y Nietzel (1980/1988, pág. 320) han definido la terapia psicológica
del siguiente modo:

● La terapia psicológica consiste en una relación interpersonal entre por lo


menos dos participantes, uno de los cuales (el terapeuta) tiene un entrenamiento y
experiencia especial en el manejo de los problemas psicológicos.
● El otro participante es un cliente que experimenta algún problema en su
ajuste emocional, conductual o interpersonal y ha pasado a formar parte de la
relación (terapéutica) con el fin de resolver su problema.
● La relación psicoterapéutica es una alianza de ayuda, pero con propósitos
bien definidos, en la cual se utilizan varios métodos, en su mayor parte de
naturaleza psicológica, con el objeto de provocar los cambios que el cliente desea y
el terapeuta aprueba.
● Estos métodos se basan en alguna teoría formal acerca de los problemas
psicológicos en general y de la queja específica del paciente en particular.
● Independientemente de las inclinaciones teóricas, la mayoría de los
terapeutas emplean varias técnicas de intervención: fomentar el insight, reducir el
sufrimiento emocional, fomentar la catarsis, proporcionar información nueva, diseñar
tareas fuera de la terapia y aumentar la fe de los clientes y sus expectativas de
lograr cambios.
Algunos autores han añadido que, para poder hablar de terapia psicológica, esta
debe estar basada en una teoría científica de la personalidad, de sus trastornos y de
la modificación de estos, y debe presentar evaluaciones empíricas de sus efectos,
positivos y negativos (Huber, citado en Ávila, 1994, pág. 16). Esto es especialmente
importante porque ya Parloff (citado en Ávila, 1994, pág. 18) dijo: "No hay forma de
psicoterapia que haya sido iniciada sin pregonar que tiene ventajas terapéuticas
únicas. Pero ninguna forma de psicoterapia ha sido abandonada a causa de su
fracaso en cumplir lo que pregona". La intervención psicológica formal no es sólo
llevada a cabo por psicólogos clínicos, sino también por psiquiatras y, según los
países, los trabajadores sociales, los consejeros religiosos, los consejeros
matrimoniales y las enfermeras psiquiátricas. Por otra parte, no son sólo los
profesionales los que brindan asistencia psicológica, sino que puede darse la
participación de profesionales más o menos entrenados (voluntarios, ex-pacientes,
padres, maestros) bajo la supervisión de un profesional.

Actividades de los psicólogos clínicos y de la salud

Un psicólogo clínico se dedica a una o más de las siguientes actividades:


evaluación, tratamiento, Prevención, intervención, investigación, enseñanza,
asesoramiento y dirección gestión (Bernstein y Nietzel, 1980/1988; Colegio Oficial
de Psicólogos, 1998; Kendall y Norton-Ford, 1982/1988).

Evaluación

En el proceso de evaluación, el psicólogo clínico trata de identificar, especificar y


cuantificar las conductas, capacidades, problemas, recursos y limitaciones de una o
más personas, así como las variables personales y ambientales que los mantienen,
con la finalidad de explicar y modificar el comportamiento o llevar a cabo cualquier
tipo de análisis o intervención psicológica: diagnóstico (p.ej., a nivel clínico, pericial o
institucional), pronóstico (predecir la evolución de un problema o la respuesta a
cierta intervención), orientación (aconsejar cierto tipo de terapia o de carrera, ayudar
a una pareja a decidir si se separa o no), selección (elegir o no a una persona para
un determinado tratamiento a investigar, para cierto trabajo o para otorgarle ciertos
permisos como el de armas o conducción de automóviles), valoración de los
resultados conseguidos con la intervención. De cara a conseguir los objetivos de la
evaluación, se dispone de una serie de métodos básicos: entrevista (al cliente y a
otras personas), cuestionarios y escalas (al cliente y a otras personas),
autoobservación, observación, pruebas cognitivas objetivas, registros
psicofisiológicos, pruebas médicas, datos de archivo/documentos históricos.

Tratamiento, prevención e intervención

En esta actividad, el psicólogo ayuda a otras personas a comprender sus


problemas, a reducir o superar estos, a prevenir la ocurrencia de los mismos o a
mejorar las capacidades personales. En este último caso, se emplea el nombre
general de intervención más que el de tratamiento, el cual se reserva para aquellos
casos en que el objetivo es resolver problemas presentes. Posibles ejemplos de este
tipo de actividad son: ayudar a una persona a reducir su estado de ánimo deprimido,
a una pareja conflictiva a comunicarse mejor y saber negociar entre ellos, a una
persona a manejar su dolor crónico, a unos niños de un medio desfavorecido para
prevenir el aumento de conductas agresivas incipientes, a una institución de
ancianos a cambiar su funcionamiento, a unos adolescentes a mejorar sus
habilidades sociales, al público en general para que adquiera o fomente ciertos
hábitos de salud, etc.

Se suele distinguir entre: a) Prevención primaria: intervención dirigida a evitar la


aparición de problemas (trastornos de ansiedad, drogadicción, SIDA, embarazos no
deseados, trastornos cardiovasculares, etc.). La prevención primaria debe
distinguirse de la promoción de la salud, en la cual la intervención se dirige a
enseñar o potenciar repertorios saludables con el objetivo de mantener la salud y
mejorar la calidad de vida. b) Prevención secundaria: intervención dirigida a
identificar los problemas en la fase más temprana posible y a actuar lo más pronto
que se pueda sobre los mismos para que no se agraven. c) Tratamiento:
intervención sobre problemas ya consolidados. d) Prevención terciaria: intervención
dirigida a prevenir recaídas en un problema ya tratado o a evitar complicaciones
posteriores de problemas crónicos o mejorar la calidad de vida de las personas que
los padecen. La prevención terciaria incluye el concepto clásico de rehabilitación. Se
ha criticado la anterior clasificación de tipos de prevención y se ha dicho que sólo
debería hablarse de prevención en el caso de la prevención primaria. El tratamiento
haría referencia a la intervención sobre problemas incipientes o establecidos y el
término de prevención terciaria quedaría sustituido por el de mantenimiento. Dentro
de esta nueva óptica se han distinguido tres tipos de prevención: a) Universal:
dirigida a la población en general sin que las personas hayan sido seleccionadas por
tener algún factor de riesgo para el trastorno que se quiere prevenir. b) Selectiva:
dirigida a personas que tienen un riesgo mayor que otras personas de desarrollar el
trastorno. c) Indicada: dirigida a personas de alto riesgo que ya presentan
manifestaciones subclínicas precursoras del trastorno o en las que se ha detectado
algún marcador biológico que predisponga al mismo. La prevención indicada se
conoce también con el nombre de atención temprana (Tortilla-Feliu, 2002).

Existen diversos tipos de intervención: psicoanálisis, terapia psicodinámica,


terapia de conducta, terapia cognitivo-conductual, análisis transaccional, terapia
sistémica, etc. La intervención psicológica puede realizarse con individuos, parejas,
familias, grupos y comunidades. Lugares de intervención. La intervención puede
llevarse a cabo en centros de salud mental, servicios hospitalarios de psiquiatría,
servicios psiquiátricos de especialidades médicas (Medicina Interna, Reumatología,
Rehabilitación, Hematología, Unidades de Dolor y de Cuidados Paliativos, etc.),
centros municipales de promoción de la salud, centros de tratamiento de
drogodependencias, centros educativos, centros de atención psicopedagógica,
centros de asistencia al menor, instituciones penitenciarias, residencias de ancianos,
centros de acción social, centros de rehabilitación de inválidos, equipos deportivos,
centros militares, empresas, asociaciones de afectados (p.ej., ludopatía,
anorexia/bulimia, agorafobia, cáncer) y práctica privada.

La intervención psicológica puede aplicarse para alcanzar metas más o menos


limitadas o ambiciosas: resolver conflictos inconscientes (enfoque psicoanalítico),
ayudar a aceptarse a sí mismo (terapia no directiva), integrar sentimientos
conflictivos (terapia Gestalt), encontrar un significado a la vida (psicoterapia
existencial), modificar creencias negativas (terapias cognitivas), lograr
comportamientos adaptativos (terapia de conducta) o conseguir combinaciones de
estos objetivos (enfoques eclécticos). Aunque estos son objetivos característicos de
cada una de las orientaciones terapéuticas citadas, no se infiere de aquí que no
puedan ser conseguidos por otras orientaciones.

Investigación

Algunos psicólogos clínicos se dedican a la investigación clínica. Las


formulaciones teóricas y los procedimientos de evaluación e intervención son
empíricamente evaluados, es decir, se valora su adecuación o eficacia utilizando
una metodología científica (de tipo experimental cuando es posible). Sin embargo,
muchas investigaciones siguen presentando serias dificultades metodológicas.

Aunque algunos psicólogos siguen basándose únicamente en estudios de casos


y en impresiones subjetivas, lo deseable es tener en cuenta los resultados de la
investigación clínica, especialmente la realizada en circunstancias que resaltan su
validez externa. Esto no es óbice para reconocer que la propia práctica clínica
proporciona ideas para refinar y mejorar los procedimientos experimentalmente
evaluados y que deben tomarse múltiples decisiones con relación a aspectos que no
han sido investigados o no lo han sido suficientemente.

Ejemplos de investigaciones importantes pueden ser la construcción y validación


de pruebas psicométricas, el estudio de las causas y consecuencias de los
trastornos psicológicos, la comparación de tratamientos psicológicos y
farmacológicos de distintos trastornos (p.ej., depresión), el estudio de la eficacia de
determinadas estrategias para mantener los resultados del tratamiento, el análisis de
la eficacia de ciertos tratamientos con menor participación del terapeuta, el estudio
de la relación entre ciertas características y comportamientos del terapeuta y los
resultados del tratamiento, la eficacia comparativa de tratamientos estandarizados e
individualizados, la determinación del valor pronóstico de determinadas variables, el
estudio de los mecanismos responsables de la eficacia de un determinado
tratamiento, etc.

Enseñanza

Esta actividad es común en los psicólogos clínicos empleados en universidades.


Pero también es frecuente que sea llevada a cabo por psicólogos en otras
instituciones y centros privados. Materias que pueden impartirse son psicopatología,
evaluación, terapia de conducta, psicoterapia dinámica, psicología clínica, psicología
de la salud, personalidad, etc.

La enseñanza no se limita a estudiantes de psicología, sino que incluye a


psicólogos en ejercicio, a otros profesionales (como médicos, enfermeras,
trabajadores sociales, maestros, policías) y al público en general. Pueden darse
cursos sobre autoafirmación, sexualidad, comunicación en la pareja y formas de
hacer frente a la tensión, entre otros temas.

Un tipo especial de enseñanza es la formación de futuros psicólogos clínicos y la


supervisión sistemática, individual o en grupo, de los casos que llevan y de las
investigaciones que realizan. Esto requiere el empleo de instrucciones (y, si es
posible, modelado), práctica, retroalimentación (verbal y mediante grabaciones) y
reforzamiento.

Modelos de intervención

Existen diferentes modelos teóricos que varían en diversos aspectos importantes


tales como: forma de concebir la conducta normal y anormal y los trastornos
psicológicos, variables relevantes en el desarrollo y mantenimiento de dichas
conductas y trastornos, relaciones existentes entre dichas variables, modos de
recoger los datos pertinentes, objetivos a conseguir con la intervención y modo de
llevar a cabo esta.

Un modelo permite organizar la información adquirida, facilita la comunicación


con otros profesionales que siguen el mismo modelo y es una guía que orienta la
toma de decisiones del clínico y la investigación. Sin embargo, un modelo también
puede constituir una fuente de problemas. Por ejemplo, cuando se generaliza en
exceso intentando explicarlo todo con un modelo que ha sido validado sólo con
ciertos comportamientos o cuando el modelo lleva a buscar sólo ciertos aspectos en
detrimento de otros que pueden ser tanto o más importantes. Además, el lenguaje
propio de cada modelo dificulta la comunicación con los seguidores de otros
modelos, con lo cual es difícil entenderse; de modo que se pueden estar diciendo las
mismas cosas con distintas palabras o expresando diferentes significados con los
mismos términos.

En resumen, tener un modelo como referencia puede ser útil, pero esto debe
complementarse con la comprensión de los otros puntos de vista y el aprecio de sus
aportaciones. En general, parecen poco útiles los modelos inflexibles, incapaces de
incorporar nuevos elementos en principio útiles, y los modelos formulados de tal
manera que no permiten su investigación empírica controlada o que, caso de
permitirla, no es llevada a cabo o que, si lo es, sus resultados no son tenidos en
cuenta para modificar el modelo.

Existen distintos tipos de orientaciones terapéuticas. A continuación, se


presentará el modelo médico u orgánico y el comunitario y después los modelos
dinámicos, fenomenológicos, sistémicos y conductuales (incluyendo los cognitivo-
conductuales). Luego, se abordará la cuestión de los factores comunes entre los
modelos y la posible integración de estos modelos. Posibles referencias de consulta
son Bernstein y Nietzel (1980/1988), Bongar y Beutler (1995), Carrobles (1985),
Corey (1996a, 1996b), Feixas y Miró (1993), Garrido y García (1994), Gurman y
Messer (1995), Kendall y Norton-Ford (1982/1988), Linn y Garske (1985/1988),
Martorell (1996), Pérez (1996) y Rosa, Olivares y Méndez (2004). Finalmente, se
abordará la cuestión de los modelos integradores.

Modelo médico u orgánico

La conducta anormal se considera el resultado de alteraciones biológicas


heredadas o adquiridas, estructurales o funcionales, que afectan al sistema
nervioso; se considera que la etiología básica es de tipo orgánico. El tratamiento a
seguir sería de tipo médico (fármacos, psicocirugía, terapia electro convulsiva).

En medicina se distinguen tres tipos de trastornos o enfermedades:

Infeccioso
Causado por bacterias o virus. Ejemplos serían la gripe, la hepatitis, ciertas
úlceras, el SIDA. En el campo psicológico, algunas conductas patológicas asociadas
con la parálisis general progresiva causada por la espiroqueta sifilítica.

Traumático

Causado por golpes o sustancias tóxicas. Ejemplos serían las fracturas y los
envenenamientos. En el campo psicológico, las conductas patológicas producidas
por lesiones durante el parto, traumas craneales o ingestión de productos tóxicos
(incluidos el alcohol y las drogas). Podrían considerarse aquí ciertos retrasos
mentales, las psicosis tóxicas y los trastornos de ansiedad y depresión inducidos por
el consumo de ciertas drogas.

Sistémico

Causado por la alteración de un órgano o sistema de órganos. Ejemplos serían la


apendicitis, el cáncer, las gastritis, la diabetes. En el campo psicológico, la
esquizofrenia y la depresión, entre otros trastornos, se han explicado por la
disfunción de procesos neuroquímicos cerebrales tales como la carencia de ciertos
neurotransmisores. (Conviene tener en cuenta que la alteración de un sistema
fisiológico puede ser debida a causas genéticas, biológicas y/o ambientales.)

El valor del modelo médico depende del trastorno que se considere. Una
explicación pura-mente médica es insuficiente en la inmensa mayoría de los casos.
Los factores psicológicos y ambientales juegan un papel importante en la mayoría
de los trastornos, incluidos los fisiológicos. Además, conviene tener en cuenta que
una cosa es un mecanismo fisiológico alterado, el cual puede deberse también a
causas psicológicas o ambientales, y otra, una causa orgánica.
Modelo comunitario

Sus principios básicos son: La conducta humana depende de la interacción de la


persona con su medio, incluyendo en este último factores ambientales,
interpersonales y sociales. Así, la drogo-dependencia no depende sólo de factores
biológicos o psicológicos, sino también de variables sociales.

● Para facilitar el ajuste entre la persona y su medio se requiere crear nuevos


recursos o alternativas sociales (en la familia, escuela, otras instituciones, entorno
urbano) así como desarrollar las propias competencias personales. Así pues, se
enfatiza más el desarrollo de nuevos recursos y competencias que la simple
eliminación de problemas.
● Se enfatiza la prevención secundaria y primaria, especialmente esta última.
La prevención secundaria consiste en la detección temprana de problemas, cuando
aún están en fase incipiente, con el fin de intervenir rápidamente para resolverlos y
prevenir su agravamiento o el surgimiento de consecuencias indeseables. La
prevención primaria va dirigida a evitar el surgimiento de futuros problemas; se basa
para ello en cambios del medio social (organización escolar, entorno urbano, etc.) y
en la creación de recursos interpersonales (formación de padres, parejas,
educadores, policías, personal sanitario); en este último caso se busca actuar sobre
personas que influyen sobre otras personas y permiten que los cambios se
extiendan.

Ejemplos de prevención primaria: trabajar con hijos de esquizofrénicos y sus


familias para reducir el porcentaje de trastornos psicóticos futuros; programas de
educación sexual para prevenir embarazos en adolescentes; promoción del
preservativo para evitar el SIDA. Ejemplos de prevención secundaria: programas
con adolescentes que han cometido un hecho delictivo para que no se conviertan en
delincuentes; programas para reducir el consumo de drogas cuando este está en
sus primeras fases.

● El psicólogo tiene una función psicoeducativa en la que forma a otras


personas (padres, educadores, enfermeras, conductores de grupos de autoayuda)
para que se conviertan en agentes de cambio en la comunidad (para profesionales).
Se da así una extensión de los roles profesionales y se amplía el número de
personas que pueden obtener ayuda.
● Puede haber un empleo del activismo social: utilización del poder económico,
político, civil (desobediencia civil, p.ej.) y de los medios de comunicación para lograr
la reforma social. Aunque no todos los psicólogos comunitarios practican el
activismo social, se su-pone que un cierto empleo de este aumenta la eficacia de la
psicología comunitaria.
● Hay un énfasis sobre la intervención en situaciones de crisis (enfermedades
graves, separaciones, muerte de un ser querido, desastre natural, ruina económica,
intento de suicidio). Con la intervención en crisis se ayuda a las personas a manejar
estos problemas abrumadores para los que carecen de recursos. Las metas son: a)
el alivio rápido de los síntomas primarios, b) el restablecimiento rápido de la
estabilidad emocional previa a la crisis y c) la comprensión por parte de la persona
de su perturbación y de los determinantes de esta, así como la preparación para
manejar crisis futuras. Este tercer objetivo puede no lograrse dada la brevedad de la
intervención (< 6 semanas). El terapeuta es directivo y activo, se centra en el
problema primario y en el momento presente y ofrece consejos, orientación e
información para superar la crisis. Dos ejemplos pueden verse en Kendall y Norton-
Ford (1982/1988, págs. 537-538).

Entre las críticas que se han hecho al modelo comunitario se encuentran las
siguientes: a) No haber sabido acompañar la conceptualización teórica con métodos
específicos de intervención que consigan cambios sociales concretos y duraderos.
b) Objetivos poco realistas al pretender sustituir a la persona por la comunidad como
sujeto de tratamiento. c) Poco éxito en las tareas de prevención, especialmente la
primaria. d) Riesgo de descuidar el ofrecimiento de tratamiento intensivo a los
pacientes con trastornos graves. e) A nivel ético se ha planteado que quienes
deciden las metas de las intervenciones comunitarias pueden ser los psicólogos u
otras personas influyentes, pero no los miembros de la comunidad o los que reciben
la intervención.

Modelos psicodinámicos

Estos modelos comparten varios supuestos básicos:


Determinismo

El comportamiento humano está determinado y depende fundamental-mente de


factores intrapsíquicos tales como impulsos, deseos, motivos y conflictos in-ternos.
En el psicoanálisis clásico, pero no en otras escuelas psicoanalíticas, se enfatizan
los determinantes biológicos (impulsos sexuales y agresivos).

Énfasis en el papel del conflicto

Se considera que este es básico en el desarrollo de los síntomas neuróticos.


Normalmente se considera que los impulsos internos buscan manifestarse y lograr
gratificación en contra de las prohibiciones y límites socio culturales. Los síntomas
neuróticos son vistos como compromisos para intentar resolver este conflicto. Desde
la perspectiva psicoanalítica clásica se considera que el conflicto no re-suelto entre
el ello (necesidades instintivas) y un superyó (valores y normas sociales transmitidas
por los padres) sobrepunitivo e inhibidor es la causa fundamental de los tras-tornos
psicológicos. Este conflicto es exacerbado por los defectos del yo –la tercera
estructura psicológica– que impiden la elaboración de defensas apropiadas que
permitirían una reducción de la tensión.

El ello es la estructura más antigua, contiene todos los instintos básicos


(sexuales y agresivos) sin socializar, es la fuente de la energía psíquica, es
básicamente inconsciente y se rige por el principio del placer. El superyó surge a
través de la internalización de las normas y valores sociales tal como son
presentados por los padres y otras figuras de referencia, es parcialmente
inconsciente y se encarga de vigilar y castigar las actividades del ello. El yo está
situado entre las otras dos estructuras y se encarga de regular la interacción entre
estas, de modo que puedan satisfacerse las necesidades básicas sin vulnerar las
normas existentes. El yo es básicamente consciente, se rige por el principio de
realidad y entre sus funciones se cuentan también la percepción, el aprendizaje y la
autorregulación.

Según Freud, el conflicto surge de la disputa entre la necesidad de satisfacer los


impulsos básicos (sexuales, agresivos) y las defensas elaboradas para inhibir la ex-
presión consciente de estos impulsos. Los síntomas son un intento de solución, una
forma fallida de resolver estos conflictos estableciendo un compromiso entre ambos
tipos de fuerzas. Los síntomas constituyen una expresión simbólica del conflicto y
suponen una satisfacción parcial de los instintos; sin embargo, el superyó actúa
contra esta gratificación, lo que aumenta el malestar y el sufrimiento. Como ejemplo,
la evitación agorafóbica de una mujer puede concebirse como el compromiso entre
el deseo de seducir a los hombres y la defensa en contra de este deseo.

Importancia de la historia de desarrollo

Se enfatiza que el comportamiento humano está determinado significativamente


por la historia de desarrollo de la persona. Muchos conflictos básicos surgen en la
infancia y niñez. La satisfacción o frustración en estos periodos de impulsos y
necesidades básicas del niño en las relaciones de este con sus padres u otras
figuras importantes (p.ej., hermanos, maestros) y la eficacia en resolver los
conflictos surgidos determinan el funcionamiento de la persona en etapas
posteriores de la vida. De aquí la importancia concedida a las experiencias históricas
en comparación al aquí y ahora. Sin embargo, ciertas escuelas enfatizan también el
papel de las experiencias presentes.

Determinismo múltiple

La ocurrencia de una acción o pensamiento depende de la in-fluencia de


múltiples factores diferentes que operan simultáneamente, aunque pueden variar en
el grado en que contribuyen a explicar el fenómeno analizado. Por ejemplo, el orden
obsesivo y la tacañería son el producto de varios factores: entrenamiento muy
estricto en el control de esfínteres, preocupación parental por la suciedad y placer
del niño al retener las heces.

Énfasis en los procesos inconscientes

Muchos de los determinantes del comportamiento son inconscientes. El material


inconsciente es diferente del consciente y además se organiza y procesa de modo
diferente (no se sigue una lógica, se mezcla pasado y presen-te). Freud distinguió
tres niveles de conciencia: inconsciente, preconsciente y consciente. El inconsciente
incluye todo aquel material no accesible a la persona en estado normal de vigilia.
Los procesos gobernados por los principios del inconsciente (falta de lógica, mezcla
de pasado y presente) se denominan primarios para distinguirlos de los secundarios
que son ordenados y conscientes. El preconsciente incluye aquellos materiales in-
conscientes que traspasan a veces la barrera del inconsciente de modo temporal.
Por ejemplo, cuando se tiene la sensación de recordar algo molesto o preocupante.
El consciente es la parte racional de la persona, se identifica con el propio yo y es el
responsable de la relación con el mundo exterior.

La conducta tiene significado

Ninguna acción o pensamiento es puramente casual, sino el resultado


significativo de variables y procesos específicos (deseos, fantasías, impulsos,
mecanismos de defensa). Por lo tanto, se considera que la conducta comunica algo
acerca de sus determinantes y se cree además frecuentemente que dicha
comunicación es metafórica o simbólica. De aquí la importancia dada a los sueños,
lapsus linguae, chistes, conductas no verbales y el significado simbólico de los
síntomas neuróticos.

Importancia de los mecanismos de defensa

Los conflictos psicológicos producen ansiedad que la persona intenta reducir


empleando mecanismos de defensa. Estos son procesos psicológicos automáticos,
generalmente inconscientes, que protegen a la persona de la ansiedad y del
conocimiento de agentes estresantes internos o externos. Algunos de ellos son:

● Desplazamiento: Un sentimiento o respuesta a un objeto es transferido a otro


objeto menos amenazante. Por ejemplo, mostrarse agresivo con los hijos en vez de
con los jefes del trabajo.
● Formación reactiva: Expresión de pensamientos, sentimientos o conductas
que son los opuestos a los que realmente tiene la persona, los cuales son
inaceptables y suelen reprimirse. Por ejemplo, hijo que odia a su padre, pero
muestra una preocupación exagerada por él y un afecto desbordante.
● Negación: No querer reconocer algún aspecto doloroso de la realidad externa
o de la experiencia subjetiva que sería aparente para los demás. Por ejemplo, una
persona que no quiere reconocer que su pareja sigue con ella por interés, no por
amor. Se habla de negación psicótica cuando hay un gran deterioro en la prueba de
la realidad.
● Proyección: Atribución falsa a otra persona de los propios sentimientos,
impulsos o pensamientos inaceptables. Sería el caso de tenerle antipatía a alguien,
pero pensar que es este quién quiere hacernos daño.
● Racionalización: Ocultamiento de las verdaderas motivaciones de los propios
pensamientos, acciones o sentimientos a través de la elaboración de explicaciones
tranquilizadoras, pero incorrectas. Por ejemplo, criticar severamente el
comportamiento de una persona a la que se detesta y decir que es por su bien.
● Represión: Bloqueo inconsciente de los deseos, pensamientos o experiencias
amenazadores para impedir que lleguen a la conciencia. El componente afectivo
puede permanecer consciente, separado de las ideas asociadas. No hay que
confundir la re-presión con la supresión, un intento consciente de no pensar en
problemas, deseos, sentimientos o experiencias perturbadores (p.ej., empleando
distracción).

Modelos fenomenológicos

Pueden encuadrarse aquí la terapia centrada en el cliente, la terapia gestáltica, el


análisis transaccional, el psicodrama, la bioenergética y la terapia existencial.
Autores representativos son Rogers, Perls, Berne, Moreno, Lowen, May y Frankl.
Las características básicas de los modelos fenomenológicos –también llamados
humanistas o, lo que es cada vez más frecuente, experienciales– son las siguientes:

● Autonomía personal y responsabilidad social. Por un lado, el ser humano


es capaz de dirigir su propio desarrollo y de tomar decisiones, y es responsable de
sus actos. Por otro, esta autonomía personal es la que permite ser responsable ante
la sociedad. No se enfatizan las habilidades del cliente o las estrategias para
afrontar el ambiente, ya que se considera que cuanto más se acerque el cliente a su
potencial de desarrollo, más capaz será de encontrar soluciones a los problemas
externos de su vida sin ayuda de nadie. De hecho, se tiende a considerar
contraproducente ofrecer ayuda directa a un cliente para resolver sus problemas,
puesto que de este modo el cliente puede hacerse más dependiente del terapeuta y
perder la oportunidad de que sus ideas y sentimientos sean su guía.
● Autorrealización. Cada persona posee de forma innata un potencial de
crecimiento o autorrealización, una tendencia a desarrollarse y a progresar hacia la
madurez. Las personas son vistas como básicamente buenas y orientadas hacia
metas positivas (amor, felicidad, armonía, creatividad). El desarrollo de la tendencia
hacia la autorrealización depende en gran parte de la satisfacción de las
necesidades básicas del organismo. Por ejemplo, Maslow ha señalado que para
buscar la autorrealización es necesario satisfacer primero cuatro tipos de
necesidades básicas: fisiológicas (hambre, sed, sexo), psicológicas (seguridad), de
relación social (pertenencia, aceptación) y autoestima (respe-to a uno mismo).
● Orientación hacia metas y búsqueda de sentido. Las acciones humanas
son intencionales, van dirigidas a metas. Ahora bien, la persona se mueve no sólo
por motivaciones materiales, sino también por valores –tales como la libertad,
justicia y dignidad– que suponen un intento de trascender la propia existencia.
● Concepción global de la persona. Esta se considera como un conjunto
integrado en el que sentimiento, pensamiento y acción forman un todo. Se
considera, por tanto, que en el tratamiento las personas han de ser atendidas en su
conjunto. Centrarse en problemas específicos se considera de poca utilidad, ya que
esto puede generar nuevos problemas (dependencia) e interferir en el propio
crecimiento personal de los clientes.
● Punto de vista fenomenológico. Se considera que el comportamiento de
una persona está determinado principalmente por la percepción que tiene de sí
misma y del mundo. Las personas crean la “realidad” a partir de sus percepciones
idiosincrásicas. Se piensa que sólo se puede comprender a una persona si se es
capaz de percibir las cosas como ella las percibe. Se espera que, al ir revelando sus
percepciones al terapeuta, el cliente se hará más consciente de esas percepciones y
de cómo guían su comportamiento.
● Énfasis en el aquí y ahora. Se concede poca o menos importancia a la
historia del cliente. Se acentúan la experiencia inmediata (momento a momento de
la sesión terapéutica) y las emociones. El foco de la terapia rara vez se aleja de lo
que está sucediendo durante la sesión.
● El terapeuta no adopta el papel de experto que sabe y decide qué es lo mejor
para el cliente.
● Finalmente, se da más importancia a las actitudes del terapeuta que a las
técnicas con-cretas. La relación entre cliente y terapeuta se considera el medio
único o fundamental a través del cual se consigue la autorrealización. Por tanto, la
discusión del pasado o la planificación del manejo de situaciones problemáticas
futuras son menos útiles que la vivencia en el presente de una relación con otra
persona que acepta incondicionalmente al cliente.
● Existe una diversidad de submodelos fenomenológicos. Por limitaciones
de espacio y tiempo, trataremos sólo dos enfoques clásicos, la terapia centrada en
el cliente de Rogers y la terapia Ges-talt de Perls. Un enfoque más actual, la terapia
experiencial (Greenberg), que supone una cierta síntesis actualizada de los dos
anteriores La terapia experiencial conserva la inspiración rogeriana centrada en la
persona, pero adopta una actitud más directiva y una orientación cognitivo-
constructivista.

Modelos sistémicos

Representados por autores como Watzlawick, Minuchin, Haley y Selvini-


Palazzoli, las características de estos modelos son las siguientes:

Enfatizan el papel de los sistemas interpersonales. Para entender la conducta y


la experiencia de un miembro de un sistema (p.ej., la familia), hay que considerar las
del resto de sus miembros. Según Feixas y Miró (1993), un sistema es un conjunto
de elementos dinámicamente estructurados, cuya totalidad genera unas
propiedades que, en parte, son independientes de aquellas que poseen sus
elementos por separado. Por tanto, para comprender un sistema, hay que
considerar sus elementos, las propiedades y comportamiento de estos, la
interacción entre los mismos y las propiedades de la totalidad.

Los sistemas, tales como las familias y los grupos, tienen varias propiedades:
stema abierto

El sistema es abierto en tanto intercambia información con el medio. Además, las


normas de funcionamiento del sistema son en parte independientes de las que rigen
el comportamiento de cada miembro.

Estructura

Incluye:

a) El grado de claridad, difusión o rigidez de los límites entre los miembros del
sistema; este se compone de varios subsistemas (marido-esposa, padre-hijo,
hermanos) entre los que existen límites más o menos definidos que pueden ser
difusos, claros o rígidos. Los subsistemas fundamentales son el conyugal, el
parental (que puede llegar a incluir a algún abuelo o hijo con funciones parentales) y
el de hermanos.

b) El grado en que existe una jerarquía (quién está a cargo de quién y de qué).

c) El grado de diferenciación o medida en que los miembros del sistema tienen


identidades separadas sin dejar de mantener el sentido del sistema como un todo.

Los límites son las reglas que definen quien participa con quién y en qué tipo de
situaciones y quién es excluido de este tipo de situaciones. Por ejemplo, los niños no
deben participar en las discusiones de los padres, los hijos mayores tienen ciertos
derechos negados a los más pequeños, etc.

La triangulación es un tipo de disfunción asociada con la estructura familiar.


Consiste en intentar enmascarar los conflictos entre dos personas involucrando a
una tercera, de modo que las características de esta, especialmente sus problemas,
se convierten en el foco de la interacción. Así, una pareja con dificultades
matrimoniales puede centrarse en algún trastorno de su hijo (problemas en la
escuela, drogadicción) en vez de en sus problemas maritales.

La coalición es otro tipo de disfunción y consiste en una unión entre dos


miembros de una familia en contra de un tercero; por ejemplo, progenitor e hijo
contra el otro progenitor.
Interdependencia

Los miembros de un sistema se influyen mutuamente a través de las pautas de


interacción existentes y, en concreto, mediante mecanismos de retroalimentación
positiva (facilitadora) y negativa (correctora). Se considera que existen relaciones no
de causalidad lineal, sino de influencia recíproca o causalidad circular (la conducta
de A depende de la de B y viceversa). Por ejemplo, la capacidad de iniciativa de B
favorece la pasividad de A y esta pasividad refuerza la toma de iniciativas por parte
de B.

Regulación

Los patrones de interacción que existen en los sistemas tienden a ser muy
estables y predecibles. Además, se da una tendencia al equilibrio. Los sistemas
tienen unos mecanismos que regulan y mantienen los patrones de interacción, de
modo que se maximizan las posibilidades de que el sistema se mantenga. Cualquier
cambio percibido que amenace al sistema intentará ser neutralizado, ya sea
actuando sobre la persona desviada para que se adapte de nuevo ya sea
relegándola o expulsándola ya sea mediante cambios compensatorios por parte de
otro u otros miembros del sistema.

Supongamos que una mujer critica al marido por su poca comunicación ante lo
cual la respuesta normal de este es retraerse aún más. Si en alguna ocasión él
explota diciendo que no quiere hablar porque le preocupan cosas de su trabajo, la
mujer que supuestamente quería estimular la comunicación puede contestarle que
sólo piensa en su trabajo. Este comentario podría tener la función de restablecer el
equilibrio: mantenimiento de la distancia y nivel bajo de intimidad en la relación.
(Claro, que la mujer también podría querer hablar de otras cosas que no fueran el
trabajo.)

Adaptación o cambio

Se refiere al grado en que el sistema puede cambiar y desarrollar un nuevo


equilibrio en respuesta a crisis o retos a su estabilidad: nacimiento de un niño,
abandono del hogar por parte de un hijo, muerte del cónyuge, entrada en la
adolescencia, pérdida del trabajo, divorcio, embarazo de la hija adolescente, etc.

Comunicación

Los miembros de un sistema se comunican entre sí y se han distinguido varios


principios básicos de tipo comunicacional:

Es imposible no comunicar. En un contexto de interacción social cualquier


conducta (incluido el silencio) comunica algo. En las situaciones en las que uno no
quiere comunicarse pueden aparecer técnicas de descalificación o recursos para
comunicar sin comunicar (contradecirse, cambiar continuamente de tema, perderse
en cuestiones tangenciales, hablar de un modo oscuro, generar malentendidos, no
acabar las frases) y síntomas como compromiso (fingir o auto convencerse de
deficiencias que imposibilitan la comunicación: sueño, sordera o desconocimiento
del idioma en una conversación normal).

En toda comunicación pueden distinguirse aspectos de contenido, generalmente


expresados por medios verbales, y aspectos relacionales, los cuales vienen
definidos normalmente por el comportamiento no verbal (tono de voz, gestos, etc.);
sin embargo, la relación puede venir también definida por las características de la
situación y por ciertos contenidos verbales (p.ej., decir que se va a contar un chiste
para indicar que el mensaje no va en serio). Los aspectos relacionales califican la
información expresada en el contenido del mensaje.

La incongruencia entre los dos niveles de comunicación (de contenido y


relacional) da lugar a mensajes paradójicos. Por ejemplo, decirle a alguien de un
modo frío que se le quiere.

La naturaleza de una relación depende de la puntuación de una serie de eventos


repetitivos (quién hace qué, a quién, en respuesta a qué). Se denomina puntuación
a la forma de organizar los hechos para que formen una secuencia ordenada. La
falta de acuerdo respecto a la forma de puntuar los hechos es una causa frecuente
de conflictos. Por ejemplo, un marido puede afirmar que su retraimiento es debido a
los continuos ataques de su mujer, mientras que esta ex-plica sus críticas en función
de la pasividad de marido (es posible aquí que haya una causalidad circular). O
bien, un adolescente dice no estudiar bachillerato porque sus padres le obligan,
mientras que estos piensan que es un vago.

Las relaciones pueden ser simétricas o complementarias. Las primeras se basan


en la igualdad en la conducta de interacción; cualquiera de los participantes puede,
por ejemplo, dar un consejo o formular una crítica. Las segundas son aquellas en las
que hay una gran diferencia en la conducta recíproca debido a que un miembro está
en una posición superior respecto al otro; por ejemplo, las relaciones entre profesor-
alumno y padres-hijos pequeños. Muchos conflictos relacionales están basados en
que un participante no acepta el tipo de relación que quiere el otro.

Patrones negativos de comunicación son: a) culpar y criticar sin ver la propia


responsabilidad y/o sin motivación para cambiar las cosas; b) “adivinar” los
pensamientos de los otros y actuar en consecuencia sin preguntarles lo que piensan
y sienten; c) hacer afirmaciones incompletas (p.ej., "estoy enfadado") sin especificar
por qué; d) tomar los eventos modificables como si no lo fueran ("no puedo lograr
que mis hijos me respeten"); e) sobre generalizar ("nunca puedo conseguir algo que
valga la pena").

Los trastornos psicológicos surgen: a) cuando adaptarse al sistema requiere


pensar, sentir y/o actuar de una manera que resulta perjudicial para una persona, y
b) cuando una persona intenta cambiar sus funciones o pautas de interacción dentro
del sistema sin tener poder o capacidad suficiente para vencer o sortear las
resistencias del sistema.

El miembro de la familia que según esta es el que presenta el problema (paciente


identificado) es considerado como una expresión de la disfunción del sistema
familiar (aunque el problema cumple una función dentro de la lógica interna del
sistema). En consecuencia, la resolución del problema implica cambios en el
sistema y no simplemente una modificación directa de las conductas problemáticas.

La terapia enfatiza el presente y suele ser breve. Por lo general, no pasa de 20


sesiones repartidas a lo largo de un máximo de 2 años.

Es importante tener en cuenta que, aunque estos enfoques se han especializado


en el tratamiento de familias y parejas, existen también otros modos de abordar
estos problemas (dinámicos, conductuales y cognitivo-conductuales) que pueden ser
integrados o no con la perspectiva sistémica.

Pueden distinguirse varias escuelas sistémicas: la escuela interaccional del MRI


(Mental Research Institute, representada por autores como Watzlawick, Weakland,
Fisch), la escuela estructural/estratégica (representada por autores como Minuchin,
Haley, Aponte, Fishman, Mon-talvo), la escuela de Milán (representada por autores
como Selvini-Palazzoli, Boscolo, Cecchin y Prata) y el enfoque ecosistémico (De
Shazer). Las influencias recíprocas entre estas escuelas han sido muy frecuentes.

Modelos conductuales y cognitivo-conductuales

- Se supone que la mayor parte de las conductas consideradas inadecuadas se


adquieren, mantienen y cambian según los mismos principios que regulan las
conductas consideradas adecuadas. Tanto unas como otras son principalmente,
aunque no exclusivamente, una consecuencia de la historia de aprendizaje. (El
aprendizaje se concibe en un sentido amplio e incluye el condicionamiento clásico y
operante, el modelado, la transmisión de información y los procesos cognitivos
implicados.)

No todas las conductas inadecuadas resultan básicamente de un aprendizaje. Se


tiende a considerar que los trastornos psicóticos, el autismo, el trastorno maníaco-
depresivo y el retraso mental tienen importantes determinantes orgánicos, aunque
los factores ambientales también influyen. Estas alteraciones no pueden ser
“curadas” por la terapia conductual o cognitivo-conductual (TCC a partir de ahora
para denominar a ambas terapias), pero esta puede ayudar dentro de unos límites a
las personas afectadas.

Aunque se da un menor protagonismo a los factores genéticos y orgánicos, no se


los ignora en absoluto. Su influencia es vista bien como una limitación estructural
sobre la cual operan los factores de aprendizaje en la determinación de la conducta
bien como una predisposición a ciertas formas de reaccionar que interactúa con las
experiencias de aprendizaje.

Se considera que la mayor parte de las conductas inadecuadas (y las adecuadas


también) pueden ser modificadas a través de la aplicación de principios psicológicos,
especialmente los del aprendizaje. Esto no quiere decir que en todos los casos
puedan ser modificadas en la extensión deseada, al menos con las técnicas de que
actualmente se dispone en TCC.

En algunos pacientes con determinados trastornos (p.ej., ansiedad, depresión


unipolar no psicótica, dependencia de sustancias) puede ser conveniente la
combinación de la TCC con la terapia farmacológica. En otros trastornos (p.ej.,
esquizofrenia crónica, trastorno bipolar, trastorno de déficit de atención con
hiperactividad), el tratamiento combinado es claramente el más eficaz y sin la
medicación, los efectos de la TCC serían nulos o leves.

Finalmente, existen alteraciones (p.ej., depresión psicótica) para las que no existe
documentación sobre la utilidad de la TCC y para los que la farmacoterapia parece
ser el tratamiento a elegir, al menos como intervención principal.

Las formulaciones teóricas y los procedimientos de evaluación e intervención son


empíricamente evaluados, es decir, se valora su adecuación o eficacia utilizando
una metodología científica (de tipo experimental cuando es posible).

Por lo que se refiere al tratamiento, la mayor parte de los procedimientos


utilizados en TCC tienen una base empírica relativamente sólida, aunque las
pruebas para otros (p.ej., detención del pensamiento, algunas técnicas de
condicionamiento encubierto) son todavía débiles, siempre, claro está, en referencia
a problemas determinados y a otros aspectos como las características de los
clientes. No puede hablarse de la eficacia de un procedimiento en general.
La propia práctica clínica proporciona ideas para refinar y mejorar los
procedimientos empíricamente evaluados; estas ideas son también sometidas a
prueba. Por otra parte, durante la práctica clínica deben tomarse decisiones con
relación a aspectos que no han sido investigados o no lo han sido suficientemente;
en estos casos, uno debe basarse en su propia experiencia o en la de otros.

Aunque la TCC se caracteriza por el empleo de una metodología científica en el


estudio y cambio de la conducta humana, bastantes investigaciones presentan
deficiencias metodológicas importantes; por ejemplo, diseños inadecuados,
confusión entre terapeutas y tratamientos, intervenciones comparadas no
igualmente creíbles, evaluadores y/o terapeutas no ciegos a las hipótesis de
investigación, falta de control de la integridad de las intervenciones y análisis
estadísticos inapropiados.

La evaluación en TCC (evaluación conductual) va dirigida a especificar


claramente las conductas problemáticas (por exceso o por defecto) del cliente y las
variables (antecedentes y consecuencias personales y ambientales, características
personales estables) que las regulan.

Por conducta se entiende cualquier actividad motora, cognitiva, autónoma o


emocional que sea especificable y mensurable (no tiene por qué ser públicamente
observable). Sin embargo, existen en este punto divergencias entre los terapeutas
de conducta. Unos piensan que las cogniciones juegan un papel importante ya sea
como problemas (obsesiones, autocrítica persistente) o como factores explicativos
de conductas problemáticas. En cambio, los que trabajan dentro del enfoque del
análisis conductual aplicado se concentran normalmente en la conducta manifiesta y
en los determinantes ambientales, en vez de en los fenómenos internos.

También se exploran los recursos, competencias y limitaciones del cliente y se


obtiene información de diversas áreas de su vida pasada y presente (familiar, social,
laboral, sexual, pareja, salud, ambiente físico, etc.). No se intenta asignar categorías
diagnósticas a las personas (aunque puede hacerse si se desea), sino saber lo que
hacen, sienten y piensan en situaciones específicas y establecer las oportunas
relaciones funcionales entre las conductas problemáticas y las variables que las
regulan.

- En evaluación conductual se enfatizan los determinantes actuales de las


conductas problemáticas, aunque no se pasan por alto los determinantes históricos.
Se considera que la información sobre el pasado de una persona (lo cual no quiere
decir una exploración detallada de su infancia) puede permitir una mejor
comprensión de sus problemas actuales y puede ofrecer indicios sobre los factores
vigentes que están controlando la conducta.

Sin embargo, también se tiene en cuenta que las condiciones que mantienen la
conducta actual pueden ser bastante diferentes de aquellas que dieron lugar al
surgimiento de la conducta. Por ejemplo, los ataques de pánico pueden surgir
facilitados por acontecimientos estresantes y luego mantenerse por el miedo a que
se repitan. Por otra parte, el pasado no puede ser reconstruido con la objetividad
necesaria y no puede hacerse nada sobre los determinantes pasados de una
conducta; sólo se puede actuar sobre los determinantes actuales.

Comprender la etiología de un problema psicológico puede ser útil, pero no es


esencial para producir un cambio conductual (aunque sí de cara a la prevención). A
la inversa, el éxito en cambiar una conducta problemática no muestra que la
explicación acerca de su génesis sea correcta.

En función de la evaluación realizada, se elabora un programa de intervención


que tenga en cuenta el problema o problemas específicos presentados, las variables
que los controlan y las características de cada cliente (edad, nivel cultural,
motivación, expectativas) y de su medio. Existen muchas técnicas de TCC que
pueden combinarse y variarse de múltiples formas para desarrollar distintos
programas de intervención. Por tanto, no existen, en principio, intervenciones
estándar para problemas estándar. Sin embargo, en las investigaciones se utilizan
con frecuencia diseños entre-grupos con intervenciones prefijadas y no
individualizadas. Tampoco es raro que en la práctica clínica muchas decisiones de
intervención se basen en modelos nomotéticos del problema en vez de en análisis
funcionales ideográficos (Haynes y O'Brien, 1990).

La evaluación es un proceso continuo que prosigue a lo largo de la intervención y


en el que se analizan los resultados parciales que se van obteniendo y la nueva
información que pueda ir proporcionando el cliente (incluyéndose aquí los nuevos
problemas que pueda comunicar).

De este análisis dependerá que: a) Se adopten acciones correctoras cuando la


intervención no se realiza tal como estaba planeado. b) Se modifique la intervención
caso de que no se considere adecuada. c) Se reconsideren o no los objetivos a
lograr y la evaluación inicial de los problemas del cliente.

La evaluación no termina con el cese de la intervención, sino que se realiza


también después de pasar unos ciertos periodos de tiempo tras la finalización de
esta (seguimiento) para comprobar si se mantienen los logros alcanzados. El hecho
de que la evaluación del progreso tenga lugar de forma continua a lo largo de la
intervención ha llevado en ocasiones a que no se realice una evaluación final más
exhaustiva del problema. Sin embargo, esto es muy recomendable. Por otra parte,
en la práctica clínica se hacen seguimientos con poca regularidad debido a
cuestiones de tiempo por parte del terapeuta.

Las técnicas de TCC se derivan de los principios teóricos y hallazgos empíricos


de la psicología científica o, al menos, son congruentes con ellos.

Este último matiz es muy importante por dos razones: a) muchas técnicas tienen
precursores históricos remotos y recientes, aunque, eso sí, por lo general, menos
sistematizados y perfeccionados; b) muchas técnicas deben más a la experiencia
clínica que a los modelos teóricos y hallazgos experimentales de la psicología.
El terapeuta de conducta emplea el conocimiento científico pertinente combinado
con sus experiencias personales y con información que no ha sido derivada de la
psicología científica. A este respecto, la práctica clínica y la vida cotidiana enseñan
formas de solucionar problemas a veces mucho más ingeniosas que las elaboradas
en centros de investigación. Sin embargo, estas formas deberán someterse a
prueba.

La intervención se dirige a prevenir, eliminar o reducir conductas inadecuadas y a


enseñar o potenciar conductas adecuadas teniendo en cuenta las variables que
controlan estas conductas.

INSTRUCCIONES

1. El Participante debe realizar un informe sobre:

1. Psicología de la Salud: antecedentes, objeto, desarrollo y perspectivas de


abordaje.

2. Definición de Psicología del adulto: edades del adulto, criterios para


determinarlas.

3. Los métodos de investigación en Psicología del adulto.

4. Modelos de Atención Psicológica. Concepto


5. Tipos de modelos de abordaje de Atención Psicológica: Conductual y Cognitivo
Conductual, PsicoDinámico, Existencialista, Sistémico y Humanista (tomar en cuenta
precursores, características, basamentos, supuestos, técnicas, entre otros,).

6. Realiza una conclusión acerca de los modelos de abordaje donde


señales: diferencias y semejanzas, ventajas, desventajas

Psicología de la Salud:

Se puede considerar que la Psicología de la salud es la rama aplicada de la


psicología que se dedica al estudio de los componentes subjetivos y de
comportamiento del proceso salud-enfermedad y de la atención en salud.

La psicología de la salud es una rama de la psicología que trata, estudia e investiga


distintos procesos psicológicos y patologías que pueden afectar al ser humano.

Atendiendo a la definición de psicología de la salud, esta se interesa por el


comportamiento, actitud y procesos que pueden estar ocurriendo en un individuo de
tal forma que afecten a su salud. Y, en relación a ello, con algún tipo de patología
existente que puede desarrollar o haya desarrollado como la ansiedad, o la
depresión, por ejemplo.

La psicología de la salud es el campo de especialización de la psicología que centra


su interés en el ámbito de los problemas de salud, especialmente físicos y
orgánicos, con la principal función de prevenir la ocurrencia de los mismos o de
tratar o de rehabilitar éstos en caso de que tengan lugar, utilizando para ello
metodología, los principios y conocimientos de la actual psicología científica sobre la
base de que la conducta constituye, junto con las causas biológicas y sociales, los
principales determinantes tanto de la salud como de la mayor parte de las
enfermedades y problemas humanos de la salud existentes en la actualidad
(Carrobles, 1993, apud Gómez, 2007: 163).
antecedentes,

Su aparición data del año 1978, cuando la American Psychological Association,


aceptó crear la rama dedicada a la psicología de la salud.

La psicología de la salud es un campo de conocimiento de la Psicología que


comenzó su desarrollo en la década de los setenta como respuesta ante la
necesidad de abordar el proceso de salud-enfermedad de los seres humanos desde
una nueva visión integradora respecto a los elementos biológicos, psicológicos y
sociales que intervienen en ella, colaborando con otras disciplinas científicas en su
esfuerzo por mejorar la calidad de vida y disminuir la exposición ante diversos
riesgos para la salud, específicamente los que provienen de factores psicológicos,
emocionales, cognitivos, conductuales y relacionales del propio individuo (Oblitas,
2008).

objeto,

La psicología de la salud es un campo de aplicación que surgió como respuesta


ante la necesidad de comprender los factores psi- cológicos involucrados en el
proceso de salud-enfermedad con el objetivo de generar acciones efectivas de
promoción de la salud y prevención de la enfermedad.

Dentro de los diferentes tipos de psicología que existen, la psicología de la salud se


centra en valorar la enfermedad, y qué procesos la engloban para que se produzca.

La psicología de la salud se encarga de valorar todos los factores emocionales, los


relacionados con la conducta, y los cognitivos de tal forma que se pueda obtener
una visión global para tratar enfermedades relacionadas con la disfunción de alguno
de ellos.

El psicólogo que lleva a cabo las tareas relacionadas con la psicología de la salud se
encarga de evaluar, observar al paciente, y comunicarse con él para trata las
diferentes enfermedades que puedan existir. Por ejemplo, si un paciente acude con
malestar y síntomas de ansiedad como insomnio, falta de respiración, agitación o
tristeza, se encargará de evaluarlo para así empezar un tratamiento efectivo sobre la
patología que tiene. En este caso habrá que determinar siempre el problema, y
aplicarle la solución más adecuada. Si tiene miedo a conducir, habrá que aplicar por
ejemplo una desensibilización sistemática que consista en aproximaciones a ese
miedo de manera progresiva, además de una fase previa de reducción de estrés.

Estos son los principales objetivos:

Fomentar la salud: Existen enfermedades que necesitan ser tratadas desde el


punto de vista psicológico porque se requieren cambios de hábito y de actitudes, por
ejemplo: perder peso. La ayuda de un psicólogo será un aporte importante para
conseguirlo, ya que no todas las enfermedades requieren de medicación, o de la
medicina más tradicional.
Prevención de enfermedades: La psicología de la salud juega un papel muy
importante en la prevención de las enfermedades. Por ejemplo, el tabaquismo, la
obesidad, la anorexia, o la depresión. Prevenir, exponer hábitos saludables y
consejos para evitar que se generen determinadas patologías es algo esencial de lo
que se encarga la psicología de la salud.
Investigación: La psicología de la salud debe también explorar el campo de la
investigación ya que además de prevenir y aplicar tratamientos para las diferentes
enfermedades, investigar es otro de sus cometidos para saber porqué aparecen
estos problemas y la mejor forma de tratarlos.
Estudiar todos los factores: Pueden influir diversos factores psicológicos,
conductuales, culturales, biológicos, entre otros, que influyan en la aparición de una
enfermedad. En esta línea, la psicología de la salud se encarga de estudiar de forma
global todos ellos para establecer el tratamiento más adecuado y conocer la base
del origen del problema.

desarrollo

Nos proponemos, en este primer apartado, construir las bases que fundamentan el
campo de la psicología aplicada al campo de la salud. Se hace necesario para ello
plantear una breve reseña alrededor de la evolución histórica de la interpretación
causal de la salud y las enfermedades, lo cual nos llevará a desarrollar cuál es el
lugar que ocupa la Psicología en este campo específico.

1.1. Evolución histórica de la interpretación causal del proceso salud-


enfermedad

Históricamente, las interpretaciones causales sobre la salud y la enfermedad se han


orientado en dos perspectivas: las referidas a la explicación de porqué el hombre
enferma y las que hacen énfasis en el discurso sobre la promoción de la salud y la
prevención de las enfermedades. Situemos los antecedentes de esta reflexión en el
mundo griego en donde se reconocen dos corrientes diferenciadas con respecto a la
mencionada interpretación: la escuela platónica, coherente con la interpretación
divina que los primitivos atribuían a la enfermedad, que establecía que tanto la salud
como la enfermedad eran determinadas por un principio no material, el alma divina o
pneuma, que afectaba los órganos. La enfermedad se originaba por un castigo de
los dioses y no se curaba entonces con medicamentos, sino con cantos, himnos y
otros rituales simbólicos. Por su parte, la escuela hipocrática se opuso a esta
interpretación teúrgica, insistió en desacralizar las enfermedades y propuso una
causa natural para ellas. Planteó Hipócrates que el medio externo tiene efectos en la
producción de la enfermedad y reconoció también en ella la incidencia de las
características personales; particularmente postuló la existencia de cuatro humores:
sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra, cuyo equilibrio o desequilibrio influían en la
salud o la enfermedad y definían el temperamento de cada individuo (Lain Entralgo,
1975).

''...La enfermedad se originaba por un castigo de los dioses y no se curaba


entonces con medicamentos, sino con cantos, himnos y otros rituales
simbólicos...''

En la Edad Media, bajo el dominio del discurso de la Iglesia Católica, se


desconocieron los aportes de las escuelas clásicas y prevaleció de nuevo la
interpretación mística de las enfermedades, atribuidas a la ira de Dios o a la acción
del demonio. Simultáneamente, la medicina del mundo árabe avanzó en la
sustentación materialista de la enfermedad y señaló seis principios que incidían en
el mantenimiento de la salud o en la producción de la enfermedad, eran estos: el
aire puro, la moderación en el comer y en el beber, el descanso y el trabajo, la vigilia
y el sueño, la evacuación de lo superfluo y las reacciones emocionales.

El Renacimiento, con el nuevo modo de producción capitalista y con su gran avance


cultural y científico, revalorizó las enseñanzas de la escuela hipocrática y de la
medicina árabe e incentivó la investigación médica ante la necesidad de respuestas
prácticas a los problemas de salud que afectaban a la población. El nacimiento de la
microbiología, de la mano del invento del microscopio, confirmó la interpretación
materialista de la enfermedad pero produjo un esquema biologista unicausal para
explicarla.

El vínculo entre la biología y la medicina se hizo más fuerte en el siglo XX, lo que
permitió que se ampliaran y profundizaran los conocimientos acerca del sustrato
material de las enfermedades, en las que se propone que ya no tienen efectos sólo
los microorganismos sino una serie de procesos que ocurren en los órganos, tejidos
y células, y en los cuales influyen de forma importante los procesos bioquímicos del
organismo. Por su parte, el siglo XXI se define por el paradigma genético bajo el
cual se han producido múltiples explicaciones y aplicaciones de esta área a la
interpretación y tratamiento de las enfermedades, pero se ha consolidado con más
fuerza el esquema unicausal con respecto a que las causas biológicas son las
únicas y las últimas para explicar los procesos de salud y de enfermedad.

Esta mirada reduccionista de los problemas de salud ha generado como respuesta


que en campos más propios de las disciplinas sociales se haya ido constituyendo
una tendencia que cuestiona la mencionada unicausalidad y propone una
perspectiva multicausal, donde la interacción entre tres componentes -agente,
huésped y ambiente- determinan el mantenimiento de la salud o la génesis de las
enfermedades. Este enfoque advierte sobre la importancia de ingresar en el estudio
de los problemas de salud el carácter activo del sujeto humano, que obliga a superar
el esquema simplista de que el huésped es una entidad pasiva que recibe el influjo
de un agente externo patógeno, y pone en evidencia que múltiples factores, entre
ellos los psíquicos y sociales, inciden tanto en el huésped como en el agente y en el
ambiente. Esta nueva perspectiva ha hecho necesario que nuevas disciplinas
contribuyan al estudio de un campo que tradicionalmente fue exclusivo del discurso
médico; particularmente la Psicología, con su rama específica de la Psicología de la
salud, se ha configurado como una disciplina que se ocupa de los factores psíquicos
y sociales que influyen en el mantenimiento de la salud o inciden en la aparición y
evolución de una enfermedad en determinado sujeto (Morales, 1999).

1.2. El proceso salud-enfermedad como campo de aplicación de la psicología

La preocupación de la disciplina psicológica en relación con los temas de salud se


orientó históricamente al estudio y tratamiento de la salud y las enfermedades
mentales. Sin embargo, desde los años 60 la Psicología empezó a ocuparse del
proceso salud-enfermedad en su dimensión más amplia y comenzó a hacer aportes,
como se dijo anteriormente, a un campo tradicionalmente exclusivo del discurso
médico. El área disciplinar que se dedicó a este estudio se consolidó bajo el nombre
de Psicología de la salud y fue construyendo progresivamente un espacio propio
como campo aplicado de la Psicología, orientando su evolución hacia dos enfoques:
el clínico (con los antecedentes de la Psicología clínica, el Psicoanálisis, la
Psicología médica y la Psicología cognitivo-conductual), y el social (fundamentado
en la Psicología social comunitaria).

El psicólogo cubano Francisco Morales Calatayud (1999, p. 88) hace una revisión
del campo de referencia y lo conceptualiza de la siguiente manera:

Se puede considerar que la Psicología de la salud es la rama aplicada de la


psicología que se dedica al estudio de los componentes subjetivos y de
comportamiento del proceso salud-enfermedad y de la atención en salud. [...]
Le interesa el estudio de aquellos procesos psicológicos que participan en la
determinación del estado de salud, en el riesgo de enfermar, en la condición
de enfermedad y en la recuperación, así como las circunstancias
interpersonales que se ponen de manifiesto en la prestación de los servicios
de salud, lo que se expresa en el plano práctico en un amplio modelo de
actividad que incluye acciones útiles para la promoción de la salud, la
prevención de las enfermedades, la atención de los pacientes enfermos y
personas con secuelas, y para la adecuación de los servicios de salud a las
necesidades de los que los reciben.
Con base en esta referencia, es importante detenernos en cuatro aspectos
fundamentales para discernir las distintas perspectivas de trabajo de las que se
ocupa la Psicología de la salud:

• En términos generales, se destaca el interés de este campo en investigar e


intervenir sobre los aspectos psíquicos que inciden en el proceso salud-enfermedad
que, como ya se dijo, se asume como multicausado.

• Se ocupa la Psicología de la salud de la atención psicológica de los pacientes


enfermos o con secuelas de alguna enfermedad, con base en la premisa de que los
factores psíquicos tienen incidencia en el origen y la evolución de la enfermedad, y
en la forma como el sujeto enfrente la experiencia de estar enfermo.

• Le interesa a esta rama de la Psicología aplicada el área denominada de la ''salud


positiva''; la cual plantea que los factores psíquicos y sociales inciden en el
mantenimiento de la salud y propone una mirada, que desde el estudio psicológico,
apoye los procesos de promoción de la salud y prevención de las enfermedades.

• Este campo se ocupa, además de los aspectos anteriores, del estudio de los
factores psíquicos que intervienen en los vínculos entre los sujetos que hacen parte
de las acciones en salud. Se reconoce entonces que en el campo de la salud juegan
un papel importante, no sólo los aspectos psíquicos y sociales de los pacientes
enfermos y de las poblaciones que son objeto de las campañas de promoción y
prevención, sino también la subjetividad de los profesionales que se desempeñan en
esta área.

A partir de estos aspectos básicos, enunciaremos a continuación las dos áreas


generales del trabajo que el psicólogo puede desempeñar en el campo de la salud
para pasar, en el próximo apartado, a desarrollar con mayor profundidad los
aspectos psíquicos que inciden en tres situaciones específicas de este campo de la
Psicología aplicada. Se propone que el psicólogo de la salud puede desempeñarse
en dos grandes áreas de trabajo: la atención primaria, con énfasis en la promoción
de la salud y la prevención de las enfermedades, y la atención secundaria en los
hospitales y centros de rehabilitación. Con respecto a la atención primaria, campo
que profundizaremos más adelante, se propone el abordaje de temas prioritarios en
cada momento del ciclo vital: salud de los niños, salud de los adolescentes, salud
reproductiva, salud de los adultos y salud de los adultos mayores, frente a los cuales
el profesional de la psicología debe desarrollar estudios y diseñar intervenciones
orientadas fundamentalmente al trabajo de carácter reflexivo y educativo que
fomente, desde la perspectiva psicológica, la participación y la autogestión de la
comunidad en sus procesos de salud (Morales, 1999).

Con respecto a la atención psicológica en los centros de atención secundaria en


salud, como los hospitales y centros de rehabilitación, los antecedentes muestran
que hasta antes de los años 70, los servicios de Psicología de los hospitales se
concentraban en la atención de los pacientes psiquiátricos. Sin embargo, dice
Morales (1999, p. 198) que a partir de esa década se reconoce que:

En la causalidad de todas las enfermedades en general hay, en mayor o


menor grado, elementos de carácter psicológico. En todas están presentes
estados emocionales, comportamientos y valoraciones acerca de la condición
patológica, las limitaciones que lleva aparejada, las exigencias de los
procedimientos diagnósticos y terapéuticos, el pronóstico y el impacto para la
vida futura. Cada paciente presentará entonces su propia respuesta a la
enfermedad en la que se pone de manifiesto no sólo las características
regulares de la misma como hecho biológico, sino también, y sobre todo, las
del sujeto como persona actuando en una situación específica.

En la atención secundaria, se propone que los psicólogos de la salud deben estar


integrados a las distintas unidades hospitalarias y hacer parte de los equipos
multidisciplinarios que tratan a los pacientes que son atendidos en ellas. En términos
generales, el trabajo del psicólogo en estas instituciones se orienta hacia las
siguientes acciones:

• La recepción de las interconsultas médico-psicológicas y la asistencia directa de


los pacientes enfermos y las familias que son atendidos en los distintos servicios
clínicos y quirúrgicos de la institución hospitalaria.

• El trabajo investigativo, educativo y reflexivo que involucre a los estudiantes y


profesionales de las distintas áreas de la salud, acerca de los aspectos psicológicos
que inciden en el proceso salud-enfermedad y en el vínculo asistencial.
• La participación en los equipos multidisciplinarios que estudian las situaciones de
los pacientes enfermos y toman las decisiones sobre las intervenciones que sean
necesarias.

• La acción institucional que involucra, entro otros, los temas de la satisfacción o


insatisfacción de los pacientes y los trabajadores de la salud con los servicios que
son ofrecidos por la institución.

Situaciones específicas del trabajo en Psicología de la salud

Después de esta ubicación general del campo de la Psicología de la salud,


desarrollaremos con más detenimiento tres áreas específicas, las que elegimos,
entre muchas otras, porque ilustran tipos de problemáticas muy diferentes con las
que el psicólogo se encuentra en este territorio; son ellas: la promoción de la salud y
la prevención de las enfermedades, la psico-oncología y la atención e intervención
de los pedidos de carácter estético.

2.1. La promoción de la salud y la prevención de las enfermedades

Ya en el apartado anterior se mencionaban algunos temas básicos que el psicólogo


de la salud aborda en la atención primaria, con base en la promoción de la salud y la
prevención de las enfermedades de distintos grupos poblacionales.
Referenciábamos un modelo (Morales, 1999) que propone abordar este tipo de
atención con base en las problemáticas de los grupos específicos, de acuerdo con
su distribución en el ciclo vital, y hace énfasis en la atención de algunos temas, en
los que los factores psicológicos tienen una incidencia preponderante:

• Salud reproductiva: alrededor de la cual son frecuentes problemáticas como los


embarazos indeseados y los embarazos en adolescentes, los abortos inducidos y de
alto riesgo, la violencia física y psicológica, entre otros.

• Salud de los niños: con problemas como los inadecuados patrones de crianza
infantil, maltrato y abuso físico y sexual, dificultades de aprendizaje, entre otros.

• Salud de los adolescentes: con dificultades como el consumo de sustancias


psicoactivas, el aumento de la accidentalidad, las dificultades de adaptación en el
entorno familiar y escolar, entre otras.
• Salud de los adultos: entre otros temas, el psicólogo puede atender asuntos como
la pérdida y ajuste a las nuevas situaciones vitales, los ''estilos de vida'' no
saludables y las enfermedades agudas o crónicas que hacen su aparición en esta
edad.

• Salud de los adultos mayores: con múltiples problemáticas donde incide lo


psicológico como son las pérdidas múltiples propias de esta edad, el aumento de las
limitaciones que imponen las enfermedades crónicas, el aislamiento social y la
disminución de la propia estimación.

Coinciden las anteriores directrices con las planteadas en el contexto colombiano en


la ley 100 de 1993, que desarrolla el Sistema General de Seguridad Social en Salud,
y en la que se fundamenta la propuesta de la protección integral que brinda atención
en salud en las fases de educación, información, fomento y prevención, tratamiento
y rehabilitación. Dentro del marco legal colombiano, se define la promoción como

(...) la integración de las acciones que realizan la población, los servicios de


salud, las autoridades sanitarias y los sectores sociales y productivos con el
objeto de garantizar, más allá de la ausencia de la enfermedad, mejores
condiciones de salud físicas, psíquicas o sociales de los individuos y las
colectividades. (Ministerio de Salud de la República de Colombia, Resolución
03997 del 30 de octubre de 1996, p.1).

La prevención, por su parte, se define como:

(...) el conjunto de acciones que tienen por fin la identificación, control o


reducción de los factores de riesgo, del ambiente y del comportamiento para
evitar que la enfermedad aparezca o se prolongue, ocasione daños mayores o
genere secuelas evitables. (Ministerio de Salud de la República de Colombia,
Resolución 03997 del 30 de octubre de 1996, p. 2).

Si bien estas son algunas de las directrices y temáticas que orientan el trabajo
psicológico en la atención primaria en salud, el psicólogo se confronta con una
situación problemática -que debe atender en su práctica- y que se refiere a que a
pesar del buen diseño y aplicación de las campañas de promoción y prevención, con
frecuencia las comunidades y los individuos son resistentes a los buenos propósitos
que les son transmitidos en relación con el cuidado y mantenimiento de una
adecuada salud. En la investigación que Hoyos, Duvaltier y Giraldo (2003) realizaron
sobre los límites de los programas de promoción y prevención desde una
perspectiva psicoanalítica, los autores abordaron este problema a partir de su
pregunta sobre cuáles son los factores psíquicos que pueden incidir en que los
sujetos se resistan a los propósitos de los programas de promoción y prevención en
salud. Para fundamentar su respuesta, y en referencia con las leyes antes citadas,
los investigadores señalan:

Se evidencia en la reglamentación existente, que para lograr el efecto buscado


se ha de contar con un sujeto capaz de autonomía y que quiera permanecer
sano. No obstante, la clínica médica evidencia que no todos los pacientes se
acogen a este ideal de salud y que en muchos de ellos se hace palpable más
bien el objetivo de instalarse cómodamente en la enfermedad (Hoyos,
Duvaltier y Giraldo, 2003, p. 134).

Para explicar este fenómeno aluden a cierto carácter placentero que para cada
sujeto pueden tener los denominados factores de riesgo, los cuales se convierten
para el discurso de la prevención en ilícitos, o al menos en riesgosos. Señalan que
bien se sabe que la prohibición incita a la transgresión, lo que hace más ''gozosa'' la
relación con ese particular factor de riesgo, llámese cigarrillo, licor, grasa o dulces.

''...a pesar del buen diseño y aplicación de las campañas de promoción y


prevención, con frecuencia las comunidades y los individuos son resistentes a
los buenos propósitos que les son transmitidos en relación con el cuidado y
mantenimiento de una adecuada salud...''

Destacan los investigadores que, con frecuencia, la palabra de los participantes en


los programas de promoción y prevención, y consecuentemente su subjetividad,
están excluidas de la lógica que rige a los programas de promoción y prevención en
salud, lo que lleva a que se diseñen estrategias y programas generales -iguales para
todos los usuarios-, que no dejan lugar a que los sujetos y las comunidades se
interroguen y hablen de su relación particular con los factores de riesgo y con los
hábitos de vida saludable, relación que, como dijimos, no siempre coincide con el
propósito de la atención primaria en salud. De lo anterior se deriva una propuesta,
que puede fortalecer el campo de acción del psicólogo de la salud en este nivel de
atención, acerca de la necesidad de ingresar los aspectos psíquicos a la promoción
y la prevención, lo que abre la vía para que cada paciente se haga cargo de su
relación particular con los factores de riesgo o con las enfermedades vinculadas con
ellos. Concluimos este apartado con la referencia a los autores citados:

Se trata entonces de una prevención prevenida, o advertida de estos aspectos


de la subjetividad, no estandarizables, que descuadran toda estadística, todo
protocolo, toda guía de manejo y que generalmente se tornan en límites para
la adhesión a los tratamientos propuestos por los programas. Una prevención
que, al contar con estos aspectos, podría convertirse en programas con
mayores posibilidades de éxito (Hoyos, Duvaltier y Giraldo, 2003, p. 138).

2.2. La psico-oncología

Un área de trabajo ineludible para el psicólogo de la salud, y que ofrece múltiples


perspectivas para su abordaje, es la psico-oncología que ha sido definida como la
disciplina que estudia y trata los factores psicológicos relacionados con la
experiencia del cáncer en sus distintas etapas. El psicólogo que trabaja en el área
oncológica se desempeña fundamentalmente en tres grandes áreas de trabajo: a) la
prevención, b) la intervención terapéutica y la rehabilitación y c) los cuidados
paliativos (Cruzado y Olivares, 2000).

Con respecto al área preventiva, la cual hemos desarrollado ya en el apartado


anterior, se propone que el psicólogo debe participar en programas cuyos objetivos
sean la promoción de conductas adecuadas en salud y la prevención o eliminación
de los hábitos de riesgo para el cáncer. Son fundamentales, en este sentido, el
diseño de programas que hagan énfasis en la detección precoz de la enfermedad,
factor determinante para la supervivencia del paciente en algunos tipos de cáncer,
como el de mama, piel, esófago, estómago, entre otros, cuyos tratamientos han
mostrado una tasa de efectividad alta cuando se inician en los estadios precoces de
la enfermedad. Es importante que el psicólogo que se desempeñe en esta área de la
psico-oncología esté atento a la discusión desarrollada en el apartado previo, acerca
de la necesidad de introducir los factores subjetivos en la promoción y la prevención
de la salud, para conseguir resultados más estables y duraderos en las poblaciones
con las que trabaja; esto fundamentado en el reporte de que las campañas de
detección precoz no suelen tener la receptividad que los profesionales de la salud
esperan. Al respecto, en el artículo Evaluación y tratamiento psicológico del cáncer
(Cruzado y Olivares, 2000, p. 356) los autores afirman:

La participación en los programas de screening de cáncer de mama se estima


que debería ser del 70–80% para considerarse efectivos; sin embargo, a pesar
de los niveles tan altos de incidencia y mortalidad de este tipo de cáncer,
existe una amplia proporción de mujeres, entre el 35 y 45% de las convocadas,
que no participa en dichos programas de atención precoz.

En el área de la intervención terapéutica y la rehabilitación, el psicólogo de la salud


que trabaje en oncología puede desempeñarse en varios campos, entre ellos, el
manejo de la información adecuada, y la preparación y atención psicológica del
paciente enfrentado al cáncer y a los tratamientos oncológicos. El manejo de la
información que se suministra al paciente acerca del diagnóstico, el pronóstico y el
tratamiento es de fundamental importancia en la reflexión de la psico-oncología; si
bien la tendencia actual entre los profesionales de la oncología es informar al
paciente acerca de su situación de enfermedad para promover un papel más activo
en su proceso terapéutico, es común que el psicólogo se encuentre con situaciones
complejas que confrontan al personal de la salud con el paciente y con la familia: se
le llama en ocasiones, sin conocer previamente al paciente, para darle un
diagnóstico que el médico teme transmitir; se encuentra con familias que, con el
argumento de proteger al paciente contra la depresión y la pérdida del sentido de la
vida, exigen que se le oculte la verdad de su diagnóstico; hallan pacientes que,
aunque en la historia se confirma que han sido informados del diagnóstico, aseguran
que nadie les ha explicado nada. Al respecto, Cruzado y Olivares (2000, p. 360)
proponen:
Las reglas básicas de la información en el cáncer deben hacer explícitas las
siguientes variables: el contenido de la información, quién debe ser informado,
quién debe informar, cuándo se ha de informar y cómo se ha de informar. Los
efectos positivos de la información al paciente con cáncer dependen del
contenido de la información, de cómo y de cuándo se emita.

Si bien en psico-oncología estas indicaciones generales sobre el manejo de la


información deben contrastarse con la situación particular de cada paciente y su
familia, se proponen algunos parámetros básicos que el psicólogo debería
considerar. Con respecto al contenido de la información se sugiere que ésta debe
incluir el diagnóstico y las características clínicas del cáncer, las características de
los procedimientos diagnósticos y de los tratamientos, los efectos secundarios de
éstos y los medios para aliviarlos. Se sugiere que se debe informar tanto al paciente
como a sus familiares más cercanos, con el objetivo de establecer un canal abierto y
claro que fomente una posición activa y responsable del paciente con respecto a su
proceso de enfermedad y tratamiento, y una red de apoyo en su entorno familiar. La
información acerca del diagnóstico, las características y el curso de la enfermedad
debe ser transmitida por el médico tratante, mientras que el psicólogo debe apoyar
este proceso abordando los aspectos psíquicos de la enfermedad y atendiendo la
respuesta emocional del paciente y la familia ante el diagnóstico. Finalmente, se
propone que la información debe ser secuencial y debe integrar, tanto las distintas
fases del proceso de enfermedad y de los momentos terapéuticos, como las
características particulares de cada paciente, sus tiempos subjetivos y las defensas
que construye para asumirla (Gómez Sancho, 1996).

''El manejo de la información que se suministra al paciente acerca del


diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento es de fundamental importancia en la
reflexión de la psico-oncología...''

El otro campo de la intervención terapéutica y la rehabilitación es la preparación y


atención psicológica del paciente enfrentado al cáncer y a los tratamientos
oncológicos. Si bien con los distintos tratamientos actuales, el paciente
diagnosticado de cáncer tiene muchas posibilidades de sobrevida, según el tipo de
tumor y el estadio en que éste se encuentre, el psicólogo se encuentra que la
metáfora psíquica y cultural a la que esta enfermedad remite sigue siendo la de la
muerte, asunto que suele aparecer en su encuentro con los pacientes y las familias.
Por otra parte, los tratamientos oncológicos que buscan erradicar el tumor -cirugía,
radioterapia y quimioterapia- conllevan múltiples efectos secundarios negativos que
hacen que los pacientes los describan como más terribles que la misma
enfermedad: la cirugía hace un corte en el cuerpo y deja las marcas de una
amputación, de un orificio que se abre, de un órgano que se extrae; la quimioterapia
debilita el organismo al matar células sanas al mismo tiempo que erradica las
células tumorales; deja, además, las marcas de la alopecia que impacta de forma
contundente la propia imagen de los pacientes; la radioterapia quema el tumor, pero
simultáneamente deteriora otras partes sanas del organismo que pueden dejar
secuelas crónicas tras la erradicación de la enfermedad. Frente al diagnóstico y las
opciones terapéuticas el psicólogo debe ayudar al paciente a tramitar la información
que se le entrega con respecto a su situación médica real y sus posibilidades
terapéuticas y debe atender, con las distintas estrategias clínicas, los efectos
emocionales -angustia, miedo, duelo, dolor, depresión, entre otros- que suscitan,
tanto el diagnóstico como los distintos procedimientos (Díaz, 1996).

''Frente al diagnóstico y las opciones terapéuticas el psicólogo debe ayudar al


paciente a tramitar la información que se le entrega con respecto a su situación
médica real y sus posibilidades terapéuticas y debe atender, con las distintas
estrategias clínicas, los efectos emocionales -angustia, miedo, duelo, dolor,
depresión, entre otros- que suscitan, tanto el diagnóstico como los distintos
procedimientos (Díaz, 1996)...''

La tercera área de trabajo en la psico-oncología es la atención psicológica en la fase


terminal de la vida, inscrita dentro de los cuidados paliativos, los cuales buscan
ayudar a mantener, en lo posible, la calidad de vida del paciente que ya no tiene
opciones de curación y la de su familia. El paciente en la fase terminal de la vida,
que hasta antes de los años 60 era un enfermo excluido por los profesionales de la
salud, en tanto los confrontaba con la sensación del fracaso en su lucha contra la
muerte, empezó a ser acogido, a partir de los estudios de la médica E. Kubler Ross
(1969), quien lo definió como ser sufriente y necesitado de la atención de distintas
disciplinas que le ayudaran a sortear el dolor y el sufrimiento del encuentro con la
inminencia de la muerte. Este campo de trabajo, al que no todos los psicólogos de la
salud acuden con agrado, busca ayudar al paciente a elaborar el dolor emocional
que acompaña el proceso de morir y el duelo anticipatorio por todas las pérdidas
previas a la muerte definitiva. Igualmente, se abre el campo de trabajo psicológico a
la atención de las familias, tanto en el proceso previo a la muerte del enfermo,
tiempo que implica un gran desgaste físico y emocional para los miembros del
grupo, como en el duelo posterior al fallecimiento del paciente.

2.3. La atención e intervención del paciente con pedidos de carácter estético

Terminaremos desarrollando una nueva y particular área de trabajo en la que el


psicólogo de la salud puede desempeñarse: aquella que atiende e interviene
pacientes con pedidos de carácter estético. Como es un campo tan novedoso y poco
formalizado de actuación del psicólogo de la salud, nos proponemos, más que
plantear acciones específicas, generar una reflexión basada en los resultados de
una investigación sobre este asunto particular, y que permitirá esbozar algunas
perspectivas para la intervención psicológica en esta área (Díaz y Cortés, 2005).

''...Si bien las intervenciones que transforman el cuerpo son tan antiguas como
la humanidad, en las últimas décadas se disparó la oferta de las técnicas del
cuerpo y la exigencia de que todos los organismos se acerquen a un mismo
patrón...''

Si bien las intervenciones que transforman el cuerpo son tan antiguas como la
humanidad, en las últimas décadas se disparó la oferta de las técnicas del cuerpo y
la exigencia de que todos los organismos se acerquen a un mismo patrón. Este
fenómeno responde a la lógica del mundo contemporáneo en donde los medios
masivos de comunicación, apoyados en el modo de producción capitalista, imponen
un prototipo de imagen de cuerpo perfecto y ofrecen, además, estrategias para
lograrlo: la oferta incluye, entre otros, múltiples procedimientos cosméticos que
prometen moldear el cuerpo a la medida ideal. Los consultantes, receptivos a dichas
ofertas de embellecimiento, se someten a intervenciones con las que creen que
alcanzarán el bienestar, aumentarán su propia estimación y la valoración del
entorno.

En relación con este contexto, y centrando la atención en los efectos de un


procedimiento específico, en la investigación Efectos del tratamiento de ortodoncia
en la imagen del cuerpo y la autoestima de los adolescentes, realizada en la
Facultad de Odontología de la Universidad de Antioquia, Díaz y Cortés (2005),
proponen responder a la pregunta de si el tratamiento estético, en este caso la
ortodoncia, contribuye a modificar la imagen del cuerpo y la problemática de
autoestima de los pacientes que lo solicitan. La investigación surgió al hallar que a
los servicios odontológicos llegan los consultantes con demandas referidas a un
malestar con su imagen de cuerpo y los profesionales responden con acciones
instrumentadas sobre el ''organismo'', la cavidad bucal en este caso particular.

Se vislumbró en este encuentro entre el paciente y el profesional de la salud (o


quizás debería llamarse des-encuentro) una inconsistencia relacionada con lo que el
paciente demanda y lo que el odontólogo ofrece. Con frecuencia la necesidad de
tratamiento no parte del registro orgánico -lo real de la maloclusión- sino del registro
imaginario, -el prototipo de cuerpo perfecto-. Los pacientes anhelan alcanzar con la
ortodoncia no sólo unos ''dientes derechos'', sino también una imagen ideal de
cuerpo y con ella la armonía en la relación con ellos mismos y con los otros. De esta
manera, se encontró que a una demanda que tiene que ver con la imagen del
cuerpo de un sujeto que sufre, se responde con una intervención técnica sobre el
organismo.

''...Los pacientes anhelan alcanzar con la ortodoncia no sólo unos ''dientes


derechos'', sino también una imagen ideal de cuerpo y con ella la armonía en
la relación con ellos mismos y con los otros...''

Presentaremos, a continuación, algunos de los hallazgos de este trabajo con la


premisa de que, para la reflexión psicológica, pueden extrapolarse a las otras áreas
de intervención estética por basarse, en esencia, en la misma lógica y tener como
consecuencia los mismos efectos sobre la subjetividad.
Durante la investigación, los entrevistados manifestaron la queja, el motivo de
consulta, que los movía a realizarse el tratamiento ortodóncico. Por lo general dicha
queja, que durante la investigación se denominó pedido, se expresó en términos que
hacían referencia a los defectos dentales o faciales en lo real del organismo. Sin
embargo, al mismo tiempo que expresaban su pedido, los consultantes formulaban,
en ocasiones sin saberlo, su demanda -su afectación en la imagen del cuerpo,
aquello que les producía malestar- en términos como: ''el tratamiento me permitirá
conseguir felicidad, respeto, un mejor compartir con el otro y el amor''; ''las personas
exitosas, con buenos puestos y mejor clase social tienen cultura y los dientes
derechos''. Al finalizar el tratamiento, se puso especial atención en establecer si las
expectativas y los anhelos de los pacientes se habían cumplido o si aún persistía el
malestar con su cuerpo; en otras palabras, se hizo énfasis en saber si con la
modificación en lo real de su organismo, los adolescentes habían resuelto su
problemática de cuerpo y lo que les dificultaba su relación consigo mismos y con los
otros.

Los relatos revelaron que, si bien los cambios logrados en el rostro y en la dentadura
fueron bien recibidos, la mayoría de los pacientes ansiaban ''algo más'' que no lo
podía ofrecer el tratamiento y que tenía relación con un pobre sentimiento de estima
de sí. Se evidenció que los pacientes relacionaban su problemática de propia
estimación con su defecto facial y anhelaban, coherentes con la oferta publicitaria,
que el tratamiento podría mejorarla sustancialmente. Sin embargo, al finalizar el
tratamiento se encontró que, si bien expresaban cierta satisfacción con su nuevo
organismo, develaban que el aumento de la autoestima sólo se logró de una manera
parcial y transitoria y reportaban insatisfacción frente a los resultados esperados.

La reflexión derivada de este trabajo nos permite concluir, dejando planteadas


algunas consideraciones, que el psicólogo de la salud puede integrar a su trabajo
con profesionales dedicados a la estética y con los pacientes que consultan a ellos.
Se evidencia en toda intervención que transforma el organismo con fines estéticos,
el contraste entre dos formas discursivas: por un lado, el discurso de los medios de
comunicación -al que se acogen los profesionales que trabajan en esta área- que
promete que el embellecimiento del organismo trae como efecto el incremento
permanente de la autoestima; por el otro, el discurso de los pacientes que pone en
entredicho el presupuesto anterior, ya que al transformar una parte de su organismo
no logran esa sensación de completo bienestar que anhelaban, y apenas alcanzan
un incremento transitorio del sentimiento de estima de sí, que rápidamente decae
para llevarlos a buscar otros objetos de consumo, reiniciando el ciclo: promesa-
consumo-desilusión.

El psicólogo de la salud debe estar advertido de la inconsistencia que subyace a la


promesa estética y que radica en que, si bien su objetivo es vender, hace una
especie de trampa relacionada con lo que ofrece y lo que entrega: ofrece a los
consumidores una imagen -un cuerpo bello al que se adhieren sus ilusiones
imaginarias: el bienestar, el amor, el poder, el reconocimiento-, pero les entrega un
objeto -léase dientes derechos, nariz respingada, piel sin arrugas- que, aunque
bonito, no colma el imaginario con el que el sujeto lo adquiere. Los profesionales de
la estética venden la ilusión de que modificando el organismo, transformando un real
''feo'' en uno ''bonito'', se logrará una relación armoniosa del sujeto consigo mismo y
con su entorno. Esto no niega que una vez adquirido un objeto bonito se puede
lograr una satisfacción temporal; sin embargo, como se constata en el discurso de
los pacientes, casi todos se confrontan con su nuevo organismo que no alcanza a
satisfacer las expectativas frente a la imagen del cuerpo, lo que evidencia que la
modificación del organismo no toca lo sustancial del malestar del sujeto consigo
mismo.

Proponemos, a manera de conclusión, que el psicólogo que trabaje en esta área


específica debe tener presente el malestar que se repite como síntoma en los
relatos de múltiples pacientes sometidos a este tipo de intervenciones. Esto le
permitirá asumir una posición ética que no puede ser la de aliarse con el discurso de
la promesa estética, sino introducir siempre, en el diálogo con los profesionales y el
trabajo con los pacientes, el contraste entre lo que éstos demandan y lo que
realmente les puede ser concedido. Permitir que tanto el profesional como el
consultante se interroguen por los alcances reales y por los límites de su
intervención, podría tener efectos positivos para todas las partes involucradas en
esta área de la salud: por un lado, podría conducir a la disminución de la
insatisfacción que con frecuencia expresan los pacientes tras los procedimientos
estéticos; disminuirían, consecuentemente, los comentarios molestos, cuando no
difamatorios, que acerca del profesional transmite un paciente insatisfecho y, final y
fundamentalmente, frenaría la cascada de pedidos de intervenciones en serie en las
que los pacientes invierten un gran monto emocional, físico y económico, el cual, en
trágicas ocasiones, pagan con su propia vida.

Este campo ha avanzado notablemente respecto a la construcción de sus propios


modelos, la comprensión de los aspectos involucrados en el comportamiento
saludable y no saludable, así como las estrategias de intervención que la diferencian
de otras áreas de la Psicología; sin embargo, en la práctica aún falta camino por
recorrer respecto a la comprensión de lo que se aporta en el campo profesional.

y perspectivas de abordaje.

La salud había sido entendida, durante muchos siglos, como la ausencia de


enfermedad, pero en 1974 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que
esta forma de concebirla limitaba la comprensión acerca de su complejidad y su
abordaje, de modo que la definió desde entonces como “el completo bienestar físico,
mental y social y no simplemente como la ausencia de dolencias o enfermedades”
(Oblitas, 2008: 222). Esta nueva concepción de la salud impulsó no sólo un cambio
conceptual, sino que abrió la perspectiva respecto a los retos profesionales que
implicaba.

Piña, Sánchez, García, Ybarra y García (2013) señalan tres aspectos que aún
representan un reto para el profesional de la Psicología. El primero, fundamental, es
el hecho de que la psicología de la salud no está siendo considerada en los marcos
normativos en materia de atención a la salud, ya que se considera un asunto de
competencia médica casi exclusivamente; el segundo es que los esfuerzos para
intervenir de manera interdisciplinaria se consolidan desde las instituciones de salud,
colocando a la medicina como el eje de las acciones en las que la prevención tiene
poco o nulo lugar. El tercer aspecto es que la formación académica del profesional
que interviene desde la psicología de la salud, salvo algunas excepciones, aún es
deficiente y no proporciona los conocimientos teórico-metodológicos suficientes ni
entrena las competencias necesarias para hacer intervenciones congruentes con los
objetivos y herramientas de esta área.

Aportes al concepto de salud desde la perspectiva de la psicología de la salud


Oblitas (2004, p. 15) comenta: "La Asociación de Psicología Americana (APA) crea
en 1978 la 'healthpsychology', la división de la psicología de la salud hacia la cual
confluyen distintas disciplinas de la psicología para el surgimiento de una nueva
área que implica estudios de relevancia experimental, social, clínica y fisiológica, así
como el desarrollo de estudios epidemiológicos, etc. Al año siguiente de su creación
publicó el primer manual: Health psychology: A handbook (Stone, Cohen & Adler,
1979)".

Toda esta temática sugiere, desde la perspectiva de la psicología de la salud, la


necesidad de estudiar comportamientos específicos que están directamente
relacionados con el desarrollo o mantenimiento de la salud, como son los estilos de
vida y su relación con el VIH Sida, enfermedades cardiovasculares, el abuso del
alcohol y de sustancias psicoactivas legales e ilegales, la capacidad de enfrentarse
a circunstancias estresantes (coping), desarrollo psicoafectivo, y hábitos sexuales y
alimenticios, entre muchos otros.

En este sentido, en el desarrollo de la psicología de la salud, tal como muchos


autores han mostrado (Marks, 2002; Marks, Murray, Evans & Willig, 2000; Rodin &
Salovey, 1989; y Marks & Yardley, 2004), ha influido muchísimo la creciente
evidencia investigativa de que gran parte de los actuales índices de mortalidad y
enfermedad están relacionados con los estilos de vida de los seres humanos y
condiciones psicosociales en general, como se puede observar en la forma como
actuales características de la vida cotidiana, tales como el aumento de situaciones
estresantes y de factores de riesgo, la orientación del desarrollo psicoafec-tivo, el
aumento de la pobreza y la violencia cotidiana, y el abuso del alcohol y de
sustancias psicoactivas están repercutiendo directamente sobre la salud y el
desarrollo de la enfermedad. En este sentido, Matarazzo define la psicología de la
salud (2002), de la siguiente forma:

"Psicología de la salud es el agregado específico de las contribuciones


profesionales, científicas y educacionales de la disciplina de la psicología a la
promoción y mantenimiento de la salud, la prevención y tratamiento de la
enfermedad, la identificación de los correlatos etiológicos y de diagnósticos
referentes a la salud, la enfermedad y disfunciones relacionadas a ellas, y al
análisis y mejoría del sistema de salud y de la formación de políticas en salud.
(pp. 22 - 23)."

A pesar de que esta definición de Matarazzo de la psicología de la salud ha sido


ampliamente aceptada, deberíamos aclarar que esta definición podría resultar muy
general debido a que incluye cualquier dominio o tópico relacionado con la salud, no
importando si funciona a un nivel primario, secundario o terciario en lo que se refiere
al cuidado y tipo de intervención. Esto implica que esta definición, en determinado
momento, no permitiría diferenciar entre psicología clínica y psicología de la salud.

Basados en esta visión y concepción de la salud, podemos afirmar que nuestro


objetivo último sería diseñar programas tanto de prevención de la enfermedad como
de promoción y mantenimiento de la salud, mediante un conocimiento
contextualizado de nuestra realidad psicológica (en sus aspectos afectivos y
cognoscitivos) y socio-culturales, para que, basados en dicho conocimiento y
comprensión, se realicen programas orientados al fortalecimiento de una red de
servicios de salud y al desarrollo de estilos de vida sanos y coherentes a las
necesidades concretas de nuestro entorno inmediato que, a su vez, también
permitan reducir el impacto negativo de nuestra problemática psicosocial sobre las
distintas poblaciones, comunidades, grupos, organizaciones y familias. En este
sentido, y de acuerdo con los lineamientos de la Política de Salud Mental,
estipulados por el Ministerio de Protección Social (2004), entendemos que dado que
el concepto de salud sobrepasa la ausencia de síntomas y es una condición esencial
para el desarrollo de habilidades y potencialidades a nivel individual y colectivo,
afirmamos que la labor de la psicología de la salud debe comenzar por identificar y
entender los mecanismos de adaptación que el ser humano elabora en las diversas
situaciones, tanto cotidianas como adversas, y así comprender por qué ciertas
estrategias son más eficaces que otras.

En este sentido, la investigación en el área de la salud implica y nos exige mantener


una permanente vigilancia sobre los estilos de vida de nuestra población, así como
de los procesos y las dinámicas inherentes a los problemas psicosociales y a los
distintos trastornos que nos afectan, para así poder realizar investigaciones
realmente pertinentes a las necesidades de nuestro medio y entorno inmediato.
A lo largo de los últimos años se ha presentado un importante desarrollo en las
ciencias básicas y aplicadas, tales como inmunología y la epidemiología, que ha
estado directamente relacionado con la salud en algún sentido, tal como se
evidencia en la reducción o eliminación de antiguas condiciones médicas críticas,
tales como la influenza, la poliomielitis, la tuberculosis y el sarampión.
Desafortunadamente, al mismo tiempo que se han reducido o eliminado estas
enfermedades y muchas otras condiciones médicas críticas, se han desarrollado,
agravado o aumentado otras condiciones médicas, tales como las enfermedades de
pulmón, cardiovasculares, y el cáncer, entre otras (Marks, 2002), así como otras
condiciones y estilos de vida que están repercutiendo directamente sobre la salud,
tales como el aumento del stress en la vida cotidiana, de la pobreza, de accidentes
de tránsito, del abuso del alcohol y de sustancias psicoactivas, y de los malos
hábitos alimenticios, entre muchas otras.

En este sentido, mientras algunos pocos teóricos continúan afirmando que los
factores y variables psicosociales no repercuten directamente sobre la salud y la
enfermedad, a nivel general, los investigadores hoy en día afirman que el
conocimiento y las distintas técnicas de investigación de ciencias sociales como la
psicología, pueden aportar y enriquecer el entendimiento de la salud y enfermedad
en un sentido físico. Al respecto, Marks, Murray, Evans y Willig (2000) afirman que la
psicología de la salud resulta de la integración de las perspectivas provenientes del
modelo biomédico, del modelo biopsicosocial y del modelo de las ciencias humanas.

Ahora bien, deberíamos comprender y clarificar que la psicología de la salud trabaja


y apunta sobre todo al nivel primario de intervención, en el cual el énfasis de la
psicología recae sobre la salud en sí, y no sobre la enfermedad. Esto significa que el
énfasis de la psicología de la salud sería la promoción y el mantenimiento de
procesos psicológicos y actitudes que afiancen la salud, lo cual, a su vez, implica
trabajar en prevención primaria de la enfermedad con personas en situaciones
cotidianas. De esta forma, los aspectos técnicos del tratamiento para personas que
se encuentran en alto riesgo de sufrir alguna enfermedad o para el abordaje y
recuperación de alguna problemática que implique algún trastorno a nivel
cognoscitivo, psicoafectivo, psicosocial y la relación de éstos con el aspecto
biológico, serían dominio de la psicología clínica propiamente dicha, lo que significa
que esta última trabaja más a nivel de intervención secundaria y terciaria.
En este punto, es pertinente aclarar que el concepto de psicología clínica se ha
entendido de diferentes maneras a lo largo de los últimos 50 años. Después de años
de intentar definirla, la división de psicología clínica de la APA publicó un folleto con
esta definición (Cullari, 2001):

El campo de la psicología clínica integra ciencia, teoría y práctica para


entender, predecir y aliviar el desequilibrio, la invalidez y la incomodidad;
también promueve la adaptación humana, el ajuste y el desarrollo personal. La
psicología clínica está enfocada en los aspectos intelectuales, emocionales,
biológicos, psicológicos, sociales y del comportamiento humano que funcionan
a través de la existencia en las diferentes culturas, y en todos los niveles socio-
económicos. (p.2)

Anteriormente, la psicología clínica se entendió como una psicología de la medicina


psicosomática, o en un sentido más amplio, como la aplicación de los
conocimientos, técnicas y métodos de las disciplinas psicológicas básicas y de sus
disciplinas inmediatas psicología profunda, sociología y pedagogía social en el
campo clínico. Posteriormente, y como respuesta a un enfoque patológico
dominante, surgió la psicología de la salud (Stone y otros, 1979), la cual abarca los
aportes de la psicología que tienen por objeto el mantenimiento de la salud, así
como la prevención de la enfermedad, teniendo en cuenta que comprende esfuerzos
interdisciplinarios encaminados al fomento o promoción de la salud general tal como
es concebida por la Organización Mundial de la Salud.

Así, deberíamos clarificar que la definición de la psicología clínica y de la salud no


es un tema estático que es definido solamente de acuerdo con criterios teóricos,
sino que está enmarcado tanto en las condiciones particulares de cada persona
como en el contexto socio-cultural en el que ésta se encuentre. De esta forma,
basados en la aplicabilidad del conocimiento y técnicas psicológicas, comprendemos
que mientras el objetivo fundamental de los psicólogos clínicos a nivel investigativo
es construir conocimiento sobre conceptos y procesos psicológicos relacionados con
la psicopatología, orientando los esfuerzos hacia el desarrollo de programas de
tratamiento a nivel de intervención secundaria y terciaria, también entendemos que
el objetivo fundamental de los psicólogos de la salud es entender, clarificar, y apoyar
la promoción y mantenimiento de la salud y los procesos relacionados a ella tanto en
individuos como en comunidades, así como hacia la construcción de conocimiento
sobre conceptos y procesos psicológicos relacionados con la enfermedad.
Apoyamos esta visión de la psicología clínica y de la salud en la propuesta del
Ministerio de Protección Social (2004), que sugiere que toda política pública de
salud mental debe orientarse a promover, aumentar y proteger la salud mental de
todas las poblaciones del país, tanto a nivel individual como colectivo, lo cual, a su
vez, servirá de soporte para el diseño y desarrollo de programas preventivos y de
tratamiento destinados a enfrentar las diversas problemáticas en este campo.

Entonces, adentrarnos en el área de la salud es pensar al psicólogo imbuido en un


contexto social, tomando como prioridad tanto a los individuos, como al individuo
particular, dedicado a su bienestar en este sentido. Así, el área de psicología de la
salud se enfoca en el bienestar a un nivel tanto social como individual. Esto la
diferencia necesariamente de la psicología clínica donde la labor primaria es
individual y se enfoca principalmente en procesos terapéuticos (orientados a
solucionar conflictos o problemas ya existentes), amén de otros factores
estrechamente relacionados, tales como interconsultas hospitalarias, etc.

En este marco de referencia, la psicología de la salud se preocupa por estudiar la


relación entre la salud y la enfermedad con algunas variables independientes, como
son las predisponentes (tales como tipos de personalidad, dificultades con la
expresión afectiva y disposiciones actitu-dinales), factores cognitivos, tales como las
representaciones mentales de la salud y la enfermedad, capacidad de autocontrol, y
percepciones de riesgo y vulnerabilidad, recursos sociales/ ambientales (tales como
el apoyo o soporte social, ambiente laboral y la familia), y aspectos socioculturales y
demográficos, tales como el género, la edad, el origen étnico, y clase social. (Rodin
& Salovey, 1989).

Esta situación hace que el campo de acción de la psicología de la salud sea


bastante amplio, debido a que implica trabajar de forma interdisciplinaria temáticas
que antiguamente eran exclusivas, bien sea de la medicina o de la psicología. Esto,
a su vez, de acuerdo con teóricos como Marks, Murray, Evans y Willig (2000),
implica que para lograr un entendimiento adecuado y completo de la temática
relacionada a la salud, debemos abordarla y estudiarla mediante la implementación
de métodos cuantitativos y cualitativos de investigación. Varios paradigmas han
surgido en este campo, entre los cuales podemos mencionar los siguientes:

El Paradigma Clásico, el cual involucra variables esencialmente psicológicas


(cognitivas, afectivas, comportamentales, psicosociales y psicofi-siológicas) e
implica la relación de determinantes clásicos de la enfermedad, considerados como
"antecedentes", que corresponden a las características biológicas, psicológicas y
sociales, que interactúan con unos factores "desencadenantes", tales como los
eventos de vida o estresores. Estos determinantes, también conocidos como
predictores, son "moderados" por factores que modulan su intensidad o efecto. Los
factores moduladores son, por ejemplo, el estrés y control percibido, el apoyo social
y los niveles de ansiedad estado. Sin embargo lo que es más novedoso es la
capacidad que se le asigna al individuo para reaccionar frente a estos factores, la
cual es descrita con el concepto de Coping (capacidad de enfrentarse a estas
circunstancias). Esto implica que las personas reaccionan mediante estrategias
perceptivas-cognitivas, afectivas, comportamentales y psicosociales para hacer
frente a estas situaciones, indicadas en los criterios de adaptación (Lazarus &
Folkman, 1986)

Otro paradigma, es el Biopsicososocial, el cual implica la interacción entre diversos


sistemas biológicos y psicológicos, y a su vez entre sistemas internos (co-
funcionamiento entre emociones, percepciones, cogniciones y comportamientos
para dar cuenta de los aspectos psicológicos del Coping y entre los sistemas
neuroendocrinos e inmunitarios para los aspectos biológicos).

Recientemente ha surgido otro paradigma, que es el postulado por la Psicología


Cualitativa de la Salud (el cual se ha dado a conocer mucho más por su nombre en
inglés Qualitative Health Psychology), la cual replantea la orientación cuantitativa en
la psicología de la salud para centrarse en la observación de un "sujeto en situación"
en su aspecto único, remarcando la importancia de comprender la construcción
social del concepto de salud y enfermedad. Es decir que se interesa en el sujeto y
en su contexto inmediato en una relación que implica tanto la subjetividad propia del
individuo, como la intersubjetividad inherente al contexto de la vida humana.

Estos estudios acerca de la psicología Cualitativa de la Salud surgen a partir de la


profunda necesidad de investigación en estas áreas que permitan un mejoramiento
integral de la calidad de vida de las personas. Por tanto, si bien es cierto que el
psicólogo de la salud tiene conocimientos en las áreas de psicopatología, desarrollo
humano o salud mental, también es cierto que la visión del psicólogo inmerso en el
consultorio, analizando y resolviendo los problemas individuales, se ha ampliado a la
luz de las investigaciones e intervenciones preventivas y a nivel macro que desde
esta área se realizan en la sociedad desde la psicología de la salud.

Definición de Psicología del adulto:

La psicología de adultos es la ciencia que trata la conducta y los procesos mentales


de los individuos en edad adulta. Concretamente, se centra en tres dimensiones de
estos procesos: cognitiva, afectiva y conductual.

Su campo de estudio abarca todos los aspectos de la experiencia humana. La


propia palabra nos permite hacernos una idea de sus áreas de trabajo, ya que
proviene del griego: psico- (actividad mental o alma) y -logía (estudio). En Gabinet
Psicològic Mataró estamos especializados en el tratamiento de los distintos
trastornos psicológicos de adultos y parejas mediante la terapia cognitivo-
conductual, la terapia EMDR (Terapia de Reprocesamiento a través de Movimientos
Oculares) y la terapia sistémica.

Su eficacia está ampliamente demostrada en numerosos estudios científicos para el


tratamiento de cualquier problema psicológico, sea este un trastorno mental severo
como la depresión mayor, un trastorno de conducta alimentaria o un trastorno de
ansiedad o problemas menores, pero no por ello menos importantes, como la baja
autoestima o el déficit en habilidades sociales.

Además, los psicólogos y psiquiatras que formamos parte del gabinete de psicología
de Mataró estamos ampliamente formados y tenemos más de 15 años de
experiencia en el tratamiento de los trastornos psicológicos del adulto como pueden
ser:

Intervención en crisis, emergencias y catástrofes


Trastornos de la conducta alimentaria
Trastornos del estado de ánimo
Adicciones tóxicas
Adicciones comportamentales
Trastornos de ansiedad
Dependencia emocional
Terapia de pareja
Terapia familiar
Fobias
Etc.

edades del adulto y criterios para determinarlas.

El ciclo de vida es un enfoque que permite entender las vulnerabilidades y


oportunidades de invertir durante etapas tempranas del desarrollo humano;
reconoce que las experiencias se acumulan a lo largo de la vida, que las
intervenciones en una generación repercutirán en las siguientes, y que el mayor
beneficio de un grupo de edad puede derivarse de intervenciones previas en un
grupo de edad anterior. Además, permite mejorar el uso de recursos escasos,
facilitando la identificación de riesgos y brechas y la priorización de intervenciones
claves.

El ciclo vital puede dividirse en diferentes etapas del desarrollo, aunque no deben
tomarse en forma absoluta y recordar que existe diversidad individual y cultural. La
siguiente clasificación es un ejemplo: in utero y nacimiento, primera infancia (0-5
años), infancia (6 - 11 años), adolescencia (12-18 años), juventud (14 - 26 años),
adultez (27 - 59 años) y vejez (60 años y más).

Acercarse al envejecimiento considerando el ciclo vital permite reconocer la


heterogeneidad de las personas mayores y cómo ésta aumenta con el tiempo. Las
intervenciones que crean ambientes de ayuda y que fomentan opciones saludables
son importantes en todas las etapas de la vida. Por ejemplo, un envejecimiento
activo es la consecuencia de potenciar las oportunidades de salud, participación y
seguridad a lo largo del ciclo de vida buscando un mayor bienestar físico, social y
mental acorde con sus necesidades, deseos y capacidades.

El Ciclo de vida aborda las etapas del ciclo vital en términos de la vulnerabilidad
producida por la condición etérea; las situaciones de vulnerabilidad (temporales)
como por ejemplo el desplazamiento, la pobreza, la enfermedad, afectan a las
personas a cualquier edad. Etapas:

● Familia
● Primera Infancia (0-5 años)
● Infancia (6 - 11 años)
● Adolescencia (12 - 18 años)
● Juventud (14 - 26 años)
● Adultez (27- 59 años)
● Persona Mayor (60 años o mas) envejecimiento y vejez

actualmente los psicólogos evolutivos estudian con atención el desarrollo de la


psicología en la edad adulta, dividiendo esta fase en diversas etapas. Existen pocos
criterios científicos para señalar el cambio de un periodo a otro; nosotros dividiremos
la edad adulta en: La edad temprana o juventud (20 a 40-45 años) y la edad media o
madurez (40-45 a 65 años aproximadamente) y la tardía o senectud (De 60- 70 en
adelante).

Durante la edad temprana y la edad media, la salud y la energía son, por lo general,
bastante buenas. De los 20 a los 30 años, nos encontramos en el punto máximo de
nuestra fortaleza muscular y destreza manual . Vemos y oímos de forma más nítida
de los 20 a los 25 años, perdiendo gradualmente la agudeza visual y la capacidad
para oír los tonos más agudos. El sabor, el olfato y la sensibilidad al dolor, al tacto y
a la temperatura permanecen estables hasta al menos los 45 0 50 años; cúspide
también de nuestra capacidad reproductora. También la capacidad sexual del
hombre irá declinando y el padecimiento de hipertensión se convierte en problema
para lagunas personas. El metabolismo cambia y ambos sexos tienden a aumentar
de peso.
Respecto a las facultades intelectuales; ciertos tipos de inteligencia continúan
desarrollándose a lo largo de toda la vida. La inteligencia fluída inicia un suave y
lento declive en la madurez; sin embargo, la inteligencia cristalizada permanece
igual o incluso aumenta, aspecto favorecido a la mayor experiencia del sujeto.

A pesar que bajo la ley un adolescente se convierte en adulto al cumplir los 18 años
de edad, en realidad ningún niño se convierte en adulto de un día para otro. El
proceso en sí empieza desde el momento que nace. Desde ese momento va
encaminado a convertirse en adulto y como tal, a valerse por sí mismo.

Willis (2003) señalan que son cinco los acontecimientos sociales que marcan el
inicio de la vida adulta: La finalización de la formación académica y profesional; el
trabajo y la independencia económica; el vivir independiente respecto de los padres;
el matrimonio; y tener el primer hijo.
Adulto hace referencia a un organismo con una edad tal que ha alcanzado su pleno
desarrollo orgánico, incluyendo la capacidad de reproducirse. En el contexto
humano el término tiene otras connotaciones asociadas a aspectos sociales y
legales. La adultez puede ser definida en términos fisiológicos, psicológicos, legales,
de carácter personal, o de posición social. La adultez en el Homo sapiens se divide
en tres etapas: Adultez temprana desde los 20 años hasta los 40 años, adultez
media desde los 40 años hasta los 60 años y la adultez tardía de los 60 años en
adelante.

La adultez temprana es el estadio entre la adolescencia y la adultez media. Dicho


periodo se da desde los 20 hasta los 40 años. Una de las características
fundamentales de la teoría de Erik Erikson es que cada una de las etapas de la vida
se ve marcada por un conflicto que es lo que permite el desarrollo del individuo.
Cuando la persona resuelve cada uno de los conflictos esto le hace crecer
psicológicamente. En la resolución de estos conflictos el ser humano encuentra un
gran potencial para el crecimiento, pero si no lo resuelve, se puede encontrar un
gran potencial para el fracaso. La adultez tardía busca resolver el siguiente conflicto:
Intimidad frente a aislamiento.

Durante estos años, la mayoría de los jóvenes finaliza la escuela y elige entre
trabajar a tiempo completo o proseguir su educación. Sin importar la elección del
joven, muchos aspectos de su vida emocional serán los mismos. Los teóricos ponen
gran énfasis en fortalecer las relaciones sentimentales y definir los objetivos a largo
plazo durante este período de drásticos cambios. La forma de relacionarse cambia,
uno comienza a buscar relaciones más íntimas que ofrezcan y requieran de un
compromiso por ambas partes, una intimidad que produzca sensación de seguridad,
de no estar solo y de confianza. Cuando se evita este tipo de intimidad, el amor que
puede desplegarse en estas relaciones más cercanas, uno puede estar bordeando
la soledad o aislamiento que puede derivar en depresión.

Período de los 25 a 35 años, donde los adultos suelen buscar su realización


personal, ya sea en el ámbito laboral, es decir tener una profesión y desarrollarse en
el trabajo, como en el ámbito personal donde se busca encontrar una pareja para
compartir metas y sea un apoyo en la realización de sus objetivos.

Etapas de Erik Erikson y Schaie[editar]


Erikson elabora una teoría psicosocial, la cual es dividida en etapas según la edad
que tenga el individuo. Cada parte de dicho desarrollo traerá consigo un problema a
resolver, de lo contrario, el sujeto arrastrará carencias hasta ser estas resueltas. Si
se resuelve la etapa podremos hablar de un individuo sano; caso contrario, se
desarrollará una identidad menos sana. Al igual que todas las etapas del ciclo vital
humano, Erikson propondrá una para la adultez temprana, dicha etapa irá de entre
los 21 hasta los 35 años aproximadamente. En este caso él dirá que estamos ante
una situación en la cual el individuo debe mediar entre la intimidad y el aislamiento.
Esta es una etapa en la cual los sujetos comienzan a establecer vínculos
sumamente estrechos como la elección de una pareja con la cual compartirán o
también el caso de estrechar vínculos con nuestros amigos de la adolescencia. El
éxito o no de esta etapa dependerá de si hemos sido capaces de crear relaciones de
confianza tanto con amigos como con una pareja estable; por otro lado, el fracaso
vendrá con el aislamiento: temer al compromiso. Otro autor que propondrá una serie
de etapas del desarrollo humano será Shaie. Este modelo es diferente al propuesto
por Erikson, pues él planteará cómo varía el uso del intelecto en la vida según las
necesidades y motivaciones. Propondrá que la adultez temprana será la “Etapa de
logro”, donde el conocimiento adquirido no será útil por sí mismo, sino por lo que se
pueda lograr con él: lograr metas, finalizar una carrera, obtener empleos o
establecer una familia.

Desarrollo cognitivo[editar]

Los cambios cognitivos en la edad adulta plantean problemas y dificultades


específicas para cada sub etapa que la compone. Asimismo, las características
comunes son menos obvias en la esta etapa adulta, ya que los comportamientos de
las conductas de los individuos no podrían ser similares debido a que la interrelación
social se incrementa, mientras que los cambios físicos y cerebrales son menos
generales. Más adelante, en la vejez vuelven aparecer las similitudes conductuales y
la variabilidad física y mental que se observan en las primeras etapas (infancia y
adolescencia). Por ello, el desarrollo cognitivo en la etapa adulta se va a observar
con muchos matices de acuerdo al desenvolvimiento que tenga el individuo a lo
largo de su vida.

Los científicos de las teorías neo-piagetianas del desarrollo cognitivo, nos hablan del
pensamiento pos formal y reflexivo, que presupone operaciones, estadios y
dialécticas en el proceso del pensamiento. Por un lado, pensamiento pos formal es
flexible, abierto, adaptable e individualista. Además, en esta etapa se integran
lógica, intuición y emoción. Por el lado, del pensamiento reflexivo se resalta la
dialéctica donde se logra admitir e integrar la existencia de puntos de vistas
contrarios. Asimismo, dentro del pensamiento reflexivo el adulto conecta, cuestiona
e infiere.

Educación superior y desarrollo psicosocial en los procesos cognitivos del


adulto[editar]

Los adultos que tienen la posibilidad de asistir a centros de educación superior como
las universidades logran tener un pensamiento avanzado, puesto que obtienen
aprendizajes de tareas intelectuales, ideas y procesos nuevos, personas, desafíos
intelectuales, mejora en la comunicación. Asimismo, algunos estudios señalan que
el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) construirá nuevos
procesamientos cognitivos. Sabiendo que, los estudios sobre la cognición muestran
procesos emocionales vinculados al aprendizaje, la atención, la decisión y el
funcionamiento social.

Los pensamientos pos formal y reflexivo son relativos, puesto que permiten al
individuo comprender e integrar un solo sistema lógico cuando enfrentan diversas
problemáticas.

El desarrollo psicosocial sustentara dos referentes primordiales de aprendizajes para


el desarrollo cognitivo del adulto: La identidad alcanzada y la intimidad. En primer
lugar, lo más común es observar que la identidad alcanzada se ciñe a la búsqueda
de la identidad vocacional. Sin embargo, la complejidad e identidad de cada
individuo va más allá de la vocación, y más bien se relaciona estrechamente con su
historia, contexto y proyección de vida. En segundo lugar, la intimidad que se
generan en la formación de los vínculos proporcionara tanto alivio como estrés
dentro de las relaciones que forman. Asimismo, siempre los individuos dentro de sus
aprendizajes cognitivos tendrán influencia e interrelación directa de los tipos de
vínculos y afectos que hayan formado en el transcurso de su vida.

El modelo de ciclo de vida para el desarrollo cognoscitivo de Schaie, afirma que los
seres humanos atravesaran siete etapas, las cuales examinaran al intelecto dentro
de la interacción y motivación que lo social ejerce para una persona. Es así, que en
la adultez temprana se constituirá de tres etapas: logro, responsabilidad y ejecutiva.
En un principio, en la etapa de logro (21-31, años) el adulto reconoce y aplica los
conocimientos adquiridos en una etapa anterior para alcanzar metas a largo plazo.
Las cuales podrían ser terminar una carrera profesional o la formación de una
familia. A continuación, en la etapa de la responsabilidad (39-65, años), el individuo
utiliza sus capacidades cognitivas para resolver problemas asociados con el cuidado
de otros. Este cuidado se puede extender a nivel familiar, compañeros de trabajo y
comunidad. Al final, en la etapa ejecutiva (antes de los 40 a la edad media), el adulto
desarrolla la habilidad de aplicar el conocimiento complejo en diferentes niveles.
Aquí se responsabiliza de sistemas sociales o movimientos sociales. Por ello, se
puede decir que en esta etapa se puede superponer las etapas anteriores.

Desarrollo moral[editar]

Para Piaget y Kohlberg, el desarrollo moral depende del desarrollo cognitivo ya que
el adulto logra superar el pensamiento egocéntrico (niñez) lo cual implica una
capacidad creciente para pensar de manera abstracta. Según Kohlberg, el adulto se
encontraría en el tercer nivel de la teoría del desarrollo moral la cual es conocida
como post-convencional. Aquí, los juicios están basados en lo abstracto y por
principios personales que no necesariamente están definidos por las leyes de la
sociedad. Se establecen valores independientes a las instituciones como la libertad
y la vida. En la adultez, la persona puede encontrarse en una de las dos siguientes
etapas.

• Etapa 5 “Contrato social”. El adulto joven piensa en términos racionales, valorando


el bienestar social y la voluntad de la mayoría. El sujeto acepta el obedecimiento a la
ley impuesta por la sociedad, es decir, respeta el consenso.

• Etapa 6 “Principios éticos universales”. El adulto considera correcto una acción


sobre la base de estándares internos, es decir, conceptos abstractos de justicia,
dignidad humana e igualdad a pesar de las restricciones legales o de lo que los
demás opinen. Los individuos en esta fase consideran que hay valores universales
en los que todas las sociedades deben estar de acuerdo.

Por lo tanto, Kohlberg plantea que los individuos sólo podrían alcanzar estas etapas
pasando los 20 años puesto que se requiere de experiencias para revaluar y definir
lo que es correcto o justo al momento de juzgar. Asimismo, estas experiencias
hacen que pueda ver mejor, moral y socialmente el punto de vista de los demás.
Según Kohlberg, existen dos experiencias que facilitan el desarrollo moral:
confrontar valores en conflicto (como sucede en la universidad o el ejército) y
responder por el bienestar de otra persona (cuando un individuo se convierte en
padre).

Desarrollo emocional[editar]

El joven anda en busca de su equilibrio emocional, afectivo, su estabilidad laboral y


social. Con la formación de una pareja se constituye un nuevo sistema, el cual será
el inicio de una nueva familia. En esta etapa hay muchos que se encuentran
satisfechos con su vida incluso se han esforzado por conseguir lo que querían.

Teoría de Erickson[editar]

Erik Erikson, un prominente teórico en el campo del desarrollo emocional, asigna


metas específicas a distintos períodos de la vida. En la temprana adultez se supone
que debe lidiarse con la intimidad y no con el aislamiento. Esto se refiere al deseo
de relaciones estables y de largo plazo. Se considera que aquellos que hayan
logrado intimidad tienen toda una serie de atributos positivos, como confianza y
aceptación. Por otra parte, aquellos que viven aislados son más propensos a temer
la soledad y el abandono. La intimidad requiere que un individuo sacrifique parte de
su independencia en pos de otra persona. Luego de atravesar exitosamente las
dificultades del aislamiento y la intimidad, una persona se manejará con
generatividad, que es el deseo de mejorar la sociedad para las futuras
generaciones.

Características del desarrollo emocional[editar]

En lo biológico las funciones se encuentran a su máximo funcionamiento, son


estables y les refleja seguridad, poder, dominio, fortaleza, energía y resistencia
física. A nivel psicológico el dominio se manifiesta como un sentimiento de
autonomía. Van a lograr controlar sus emociones y a su vez encontrar intimidad.
Para la sociedad estos son los años más importantes de toda la vida, ya que hay
consolidación, identidad y comienzan a realizar su proyecto de vida.

Roles sociales y el contexto personal[editar]


Relaciones íntimas[editar]
La necesidad de establecer relaciones firmes, estables, cercanas y comprometidas
es una motivación importante de nuestra conducta humana. Las personas
incrementan su cercanía debido a las revelaciones mutuas, la sensibilidad a las
necesidades de otra y la aceptación y el respeto de recíprocos. Las relaciones
íntimas requieren de autoconciencia, empatía, capacidad para comunicar
emociones, resolver conflictos y respetar compromisos. Estas son centrales cuando
los adultos tempranos deciden tener una relación, casarse o tener hijos. (Papalia,
2012)

Vida marital y no marital[editar]

No existe algo como un matrimonio o familia típica. Las personas se pueden casar
muy jóvenes, otras pueden esperar más tiempo mientras otras deciden por no
hacerlo. Algunas personas tienen hijos fuera del matrimonio, dentro o no los tienen.
Otras personas se divorcian, otras se vuelven a casar y otros tienen matrimonios de
traslado, están juntos pero viven separados. En el Perú el mayor número de enlaces
se dio en el departamento de Lima. En total, 40.8 mil. La proporción de mujeres que
contrajeron nupcias entre 25 y 34 años de edad fue ligeramente mayor al observado
en hombres de este grupo. El porcentaje de hombres contrayentes de 35 a 44 años
de edad fue superior respecto al de mujeres en ese mismo rango de edad.

Paternidad[editar]

En las sociedades industriales, las personas tienen menos hijos hoy que en
generaciones anteriores y empiezan a tenerlos más tarde, en muchos casos porque
dedican los años de la adultez emergente a la educación y a establecer una carrera.
(Papalia, 2012)

Divorcio[editar]

Solo en la última década (2000- 2010) los divorcios y separaciones se


incrementaron en un 51,52% . Según un estudio del INEI, el divorcio es más
frecuente en personas de 40 años y la tendencia es que se divorcien más jóvenes.
Entre los principales problemas que se encontró fue en primer lugar la falta de
comunicación (35%), problemas económicos (24%) y la desconfianza (12%).
(Campos, 2011)

Violencia familiar[editar]
En promedio 8 mujeres al mes mueren asesinadas por sus parejas. 38.9% de las
mujeres unidas de 15 a 49 años de edad alguna vez han experimentado violencia
física y sexual por parte de su esposo o pareja. Es conocido que es más probable
que los hombres que han sufrido de maltratos en su niñez también lo ejerzan sobre
sus parejas actuales (Matos. 2006). El promedio de hombres muertos por sus
parejas no esta medido en la actualidad.

Desarrollo de carrera[editar]

El desarrollo de carrera tiene un impacto mayor en los cambios emocionales de la


temprana adultez. A medida que los jóvenes adultos dejan la casa de sus padres y
se vuelven económicamente independientes, su crecimiento profesional o la
obtención de educación de nivel superior cobra una importancia especial. Los
hombres son más propensos a apostar fuerte en estas metas, mientras que las
mujeres frecuentemente se dividen entre sus familias y sus carreras. A causa de
estos esfuerzos, una carrera exitosa tiende a resultar en una buena salud emocional
y un autoestima alta, especialmente en los hombres.

Relaciones románticas[editar]

El éxito o el fracaso en la búsqueda de alguien especial juega un rol importante en el


desarrollo emocional de los jóvenes adultos. Aquellos con relaciones satisfactorias
muestran una autoestima mejorada y bienestar general, mientras que los que
buscan infructuosamente pareja experimentan lo opuesto. Existen tres tipos de lazos
generalmente reconocidos en lo que respecta a relaciones. Aquellos con una
relación comprometida tienen confianza en sus relaciones y consideran al
compañero un amigo además de un amante. La resistencia a los lazos en general se
define por frecuentes altibajos en las relaciones con cambios impredecibles. Estos
individuos tienden a tener una autoestima reducida y mostrarse más demandantes
con sus parejas. Finalmente, evitar los lazos consiste en falta de confianza y falta de
conexión emocional. Esto puede resultar en otros problemas, como infidelidad y
alcoholismo.

Salud mental[editar]

La adultez temprana es uno de los periodos de mayores cambios en el desarrollo de


las personas. En cuanto al desarrollo social, el término de la vida escolar puede
suponer una pérdida de estabilidad institucional y la oportunidad de desarrollar
mayor agencia y autonomía en la propia vida si se cuenta con las facilidades
necesarias. Asimismo, en esta etapa ocurren cambios internos relacionados con el
desarrollo cognitivo y emocional entre cuyas nuevas características se encuentran
una mayor capacidad de pensar en el futuro, de regulación emocional, una identidad
más consolidada y mayor independencia. El estado de salud mental en la adultez
temprana es consecuencia y causa a la vez de la capacidad para lidiar con los
múltiples cambios que ocurren en esta etapa. (Schulenberg & Zarrett, 2006)

Factores de riesgo y protección[editar]

Existe una amplia gama de primeros factores de riesgo y protección que influyen en
los resultados de salud mental. Estos factores son interactivos y bidireccionales,
reflejando vínculos entre experiencias ambientales y del desarrollo del cerebro.
Entre los factores de riesgo asociados con mayores probabilidades de desarrollar
problemas de salud mental incluyen factores individuales,(como problemas
prenatales, enfermedades crónicas, etc.), experiencias de la vida, (abuso, trauma,
pobreza, etc.), factores familiares (violencia doméstica, poca supervisión de los
padres, etc.), factores sociales (rechazo se pares, conflictos, etc) factores escolares
(acoso escolar, modelos antisociales, etc) y características de la comunidad ( difícil
acceso a servicios de apoyo, ausencia de normas contra la violencia, etc) Para
contrarrestar estos factores de riesgo, hay una serie de factores que ayudan a los
jóvenes a hacer frente a la adversidad, entre los cuales se encuentran factores
individuales, (habilidades cognitivas, temperamento fácil, buena autoestima, etc.),
experiencias de vida (tutoría, apoyo en etapas críticas, etc.) factores familiares
(apego seguro a uno de los cuidadores, estabilidad familiar, etc.), factores sociales
(grupo de pares con actitud pro social, desarrollo de habilidades sociales, etc.)
factores escolares (buen ambiente escolar, éxito académico, etc.) y características
de la comunidad(seguridad económica, redes de soporte social, etc.)( MacLeod &
Brownlie, 2014)

Lo saludable en la adultez temprana[editar]

Por un lado, existen evidencias de un mayor funcionamiento saludable durante la


adultez temprana. Según estudios realizados en población norteamericana, existe
un aumento percibido en el bienestar comparado con etapas anteriores como la
adolescencia, lo cual posiblemente sea explicado por una mayor autonomía para
elegir el contexto (carrera, universidad, amigos, etc.) (Schulenberg & Zarrett, 2006)
De igual manera, se sabe que muchas personas en los primeros años de adultez se
preocupan por tener un estilo de vida saludable. Por ejemplo, muchos adultos inician
una rutina de ejercicios aunque no lo hicieran en el colegio o en la universidad. Este
cambio tiene consecuencias positivas en la salud mental y física en cuanto
incrementa la sensación de bienestar, reduce la propensión hacia la depresión y
ansiedad y reduce el riesgo de enfermedades coronarias. (Lefrancois, 2001) Este
aumento en el bienestar se puede explicar por una adecuada satisfacción de las
necesidades psicológicas de competencia, autonomía y relación. Como ejemplos de
satisfacción de cada una de estas necesidades en la adultez temprana se pueden
incluir el obtener un empleo acorde con las habilidades e intereses de uno mismo, la
posibilidad de tomar decisiones propias en cuanto al futuro y el desarrollar una
relación sentimental profunda con una persona, respectivamente. (Feldman, 2007)

Conductas de riesgo[editar]

Por otro lado, también existen evidencias de un incremento en factores y conductas


de riesgo durante la adultez temprana, en particular, en aquellos años
inmediatamente posteriores a la adolescencia. (MacLeod & Brownlie, 2014) Uno de
los principales factores de riesgo en esta etapa es la exposición a niveles
prolongados de estrés. La predisposición de los adultos jóvenes a padecerlo
probablemente se encuentre en las exigencias y frustraciones, situaciones de
conflicto y cambio que pueden derivarse de esta etapa. Cabe mencionar que el
estrés crónico se constituye como un factor de riesgo ya que aumenta la
probabilidad de padecer trastornos psiquiátricos, de recurrir al uso de drogas y
alcohol y de enfermedades físicas como problemas gastrointestinales y
cardiovasculares. (Lefrancois, 2001).

Asimismo, distintos estudios demuestran que el abuso de sustancias como drogas y


alcohol tiene un aumento considerable en los primeros años de esta etapa (de 20 a
22 años), luego de los cuales estas conductas se reducen considerablemente.
(Schulenberg & Zarrett, 2006). Este aumento en el consumo de sustancias en los
primeros años de la adultez temprana se puede explicar porque se experimenta una
mayor libertad (a comparación de un contexto más controlado como el colegio y la
casa), así como una necesidad de exploración de identidad y deseo de aprobación
por un nuevo grupo de pares. (MacLeod & Brownlie, 2014) Sin embargo, los nuevos
roles sociales que se asumen luego de la adultez emergente (entre los 23 y 40 años)
como el matrimonio y el trabajo, influyen en el abandono de este tipo de conductas.
Por ello, una gran proporción de las personas que consumen alcohol y drogas
regularmente durante la adultez emergente no necesariamente mantienen estas
conductas en el futuro. (Schulenberg & Zarrett, 2006).

Contrariamente a lo que sucede con el abuso de sustancias, la manifestación de


conductas antisociales disminuye en la adultez temprana en comparación con la
adolescencia. Entre los adultos jóvenes que muestran conductas antisociales se
distinguen aquellos que iniciaron este tipo de conductas a edades tempranas (en la
niñez) y aquellos que lo hicieron posteriormente. Los jóvenes que inician estas
conductas en la niñez tienen una mayor correlación con familias disfuncionales y
neuropatologías que interfieren en su desarrollo cognitivo y emocional. Por lo tanto,
aquellos que la inician tardíamente, al no presentar comúnmente estos problemas,
suelen abandonar este tipo de conductas en la adultez temprana. (Schulenberg &
Zarrett, 2006). Existen también otros factores de riesgo comunes en esta etapa
relacionados con malos hábitos como la obesidad y el tabaquismo. (Lefrancois,
2001).

Enfermedades mentales[editar]

En la adultez temprana suelen manifestarse por primera vez distintos desórdenes


mentales como depresión, esquizofrenia, trastorno limítrofe de la personalidad,
desórdenes alimenticios y trastorno bipolar. (Schulenberg & Zarrett, 2006) La
aparición de estas enfermedades puede tener un origen genético (como es común
en la esquizofrenia). Sin embargo, en muchos casos, estas se desencadenan debido
a una maladaptación a las exigencias que suponen los nuevos contextos y roles
sociales en este periodo. (MacLeod & Brownlie, 2014) En otros casos, las
enfermedades mentales que se presentan son una continuidad de problemas que
aparecieron en etapas anteriores del desarrollo. (Schulenberg & Zarrett, 2006)

Ámbitos sociales de desarrollo[editar]


La universidad[editar]

Durante la adultez temprana, el desarrollo cognitivo se da principalmente en la


universidad. La educación en este ámbito no solo mejora las habilidades verbales y
cualitativas de los estudiantes, y su conocimiento sobre áreas específicas de una
asignatura, sino que también aumenta la flexibilidad y los recursos de sus
capacidades de razonamiento. Asimismo, las investigaciones han demostrado que la
educación universitaria permite que las personas sean más tolerantes con las
posturas políticas, sociales y religiosas que difieren de las suyas propias, lo cual los
lleva a su vez a ser más flexibles y realistas en sus actitudes y decisiones
(Pascarella y Terenzini, 1991).2 Así, la universidad es un catalizador de pensamiento
maduro sin importar la edad a que se asista a ella, ya que no solo provee
información y temas pertenecientes a una especialización y a otras áreas del
programa, sino que también enseña a cómo pensar y razonar en profundidad, de
manera más inquisitiva y reflexiva (Berger, 2001).3

La amistad[editar]

La amistad es muy importante en cada etapa del desarrollo, ya que los amigos
amortiguan el estrés y constituyen una fuente de sentimientos positivos. Los amigos
se eligen de acuerdo a las cualidades que comparten, lo que los convierte en
buenos compañeros y en fuentes fiables de apoyo emocional. Además, el hecho de
que los lazos de amistad sean voluntarios, a diferencia de los vínculos familiares,
hace que la amistad íntima sea una validación del mérito personal de uno mismo, de
modo que esta constituye una fuente de autoestima incalculable (Berger, 2001).

Dado que al inicio de la adultez temprana el joven suele encontrarse libre de


compromisos como el matrimonio o el tener que mantener a los padres que
envejecen, este encuentra relativamente fácil el crear redes sociales extensas y
variadas. La amplia gama de contextos sociales le permite ser capaz de entablar
muchas relaciones que le pueden proporcionar compañerismo y simpatía para
facilitarle los retos que comporta la juventud.

El trabajo[editar]

En todas las sociedades, el trabajo es un componente importante en la vida


individual y en la estructura social. La ocupación de la persona tiene muchas
influencias sobre otras esferas de la vida adulta y constituye uno de los factores
primarios que determina la renta, el prestigio y el lugar que uno ocupa en la
sociedad. Además, a diferencia de otros indicadores sociales, el componente laboral
necesariamente interviene en la vida del individuo ya que todos eligen y planean
algún tipo de ocupación.
Tener un rol profesional es síntoma de estabilidad y responsabilidad y permite
cultivar relaciones sociales con los pares, al igual que lo hizo la escuela durante la
adolescencia. Por este motivo, algunos investigadores han relacionado la madurez
psicológica con la madurez económica (Neugarten and Moore, 1965), de modo que
según estos autores la dependencia financiera es síntoma de inmadurez en el
individuo.4

La familia[editar]
El matrimonio[editar]

Muchos expertos han intentado averiguar cuáles son los elementos que permiten
que un matrimonio funcione. Uno de los factores de desarrollo que guarda mucha
relación con el éxito de este, es la edad y madurez de los cónyuges. En general,
cuanto más jóvenes son los que se casan por primera vez, hay más probabilidad de
fracaso. Una explicación de esto podría deberse, tal como apunta Erikson (1963), a
que resulta difícil conseguir la intimidad cuando la identidad no es segura. 5 Al igual
que muchos adolescentes, los adultos jóvenes aún están determinando sus valores
y roles, de modo que es probable que los miembros de una pareja que se
consideran compatibles al principio de la relación puedan encontrar, a medida que
maduran, que sus principios y formas de ver el mundo son divergentes.

Otro de los factores tiene que ver con el grado en que una pareja es homógama o
heterógama. En los países industrializados, la endogamia y exogamia son una
cuestión del grado en que los cónyuges con similares en cuanto a intereses,
actitudes y objetivos, así como en lo que se refiere a las variables de los orígenes
como el nivel socioeconómico, la etnia y el lugar de nacimiento. En general, cuanto
más homógamo sea un matrimonio, más probabilidades de éxito tiene, porque el
situarse la pareja en un mismo contexto en muchas dimensiones reduce el potencial
de tensiones y desacuerdos (Berger, 2001).

La paternidad[editar]

Erikson (1963) consideraba que el cuidado de los hijos satisfacía una necesidad
adulta importante, ya que a pesar de que la generatividad puede adoptar varias
formas, su principal es la de <<dar lugar y guiar a la siguiente generación>>. Los
adultos necesitan que se les necesite y que la interdependencia de padres e hijos es
un proceso que dura toda la vida y que empieza por la concepción para continuar a
lo largo de la vejez.

Tener a los propios hijos y cuidar de ellos y orientarlos al mundo adulto son
elementos significativos en el desarrollo de los padres e implican desafíos y
satisfacciones psicosociales distintos en cada etapa de crecimiento de los hijos.
Durante la paternidad, cada uno de los padres es puesto a prueba y transformado,
ya que al pasar el hijo por distintas etapas para su desarrollo, los padres deberán
adaptarse a cada fase nueva y replantear la forma de crianza que deberán utilizar
para su máxima realización (Berger, 2001).

La posmodernidad[editar]
Vivir independientemente[editar]

Dejar el hogar para ir a vivir solo se trata de una transición que implica un proceso
de separación y que es visto por muchos como una condición necesaria para el
establecimiento de una familia. No obstante, en décadas recientes, este proceso ha
perdido su carácter de inmediatez, ya que muchos jóvenes adultos pueden estar
físicamente separados de los padres pero siguen dependiendo de ellos en términos
financieros o socio-psicológicos.

Por otro lado, la separación física real del joven adulto parece posponerse cada vez
más debido a factores relacionados con la creciente competitividad laboral, la cual
exige mayores títulos académicas y especializaciones. Asimismo, esta separación
ha perdido la fuerza que solía ser característica en ella, puesto que el regresar al
hogar de los padres luego de una experiencia temporal de autonomía, ya sea por
cuestiones económicas o emocionales ha sido un fenómeno que ha incrementado
en las últimas décadas. Esto podría poner en riesgo la satisfacción de la necesidad
de autonomía del individuo, ya que el no vivir una residencia propia puede ser
resultado de la incapacidad de afrontar los retos que supone el manejarse solo
(Goldscheider and Goldscheider, 1999).6

Ámbito laboral[editar]

En el contexto posmoderno, las tendencias laborales están asociadas al fenómeno


de reversibilidad y postergación. Por una parte, la extensión gradual del proceso de
entrenamiento y el incremento de especializaciones en numerosas áreas del trabajo
han tenido como resultado un atraso en la entrada al mundo laboral. Por otro lado,
tal como menciona las políticas de trabajo asociadas a la flexibilidad y las
estrategias de contratación basadas en el aprendizaje, no solo alientan esta
postergación, sino que además cuestionan el carácter de la irreversibilidad
ocupacional en la adultez (Bernardini, 2014). 7

Participación política[editar]

Hasta hace algunos años era frecuente asumir que el interés en la política tendía a
crecer a medida que la edad aumentaba y que los ideales políticos del individuo
crecían. No obstante, ese fenómeno es difícil de demostrar empíricamente si no es a
través de la conducta electoral. En el 2002, la revista USA Todays Magazine mostró
que las elecciones presidenciales en ese país había alcanzado el récord en cuanto
al voto negativo (59%), siendo el grupo social que menos votó el de los adultos más
jóvenes. También se demostró que la participación política incrementa con la edad y
disminuye solo en los últimos años de la vejez. Por lo tanto, el interés político puede
reconocerse como un indicador de madurez tanto en lo social como en lo individual.

No obstante, en décadas recientes se plantea que esto ha perdido valor y que


debería reconsiderarse en el desarrollo de un nuevo paradigma sobre la adultez.
Esto es comprobado, por ejemplo, al observar que la participación electoral en gran
parte de Europa y en Estados Unidos ha ido disminuyendo gradualmente en los
últimos cincuenta años (Putnam, 2001). 8

Religiosidad y espiritualidad[editar]

Numerosos estudios han verificado el aumento sistemático de la importancia de la


religión a lo largo de las distintas etapas de la adultez. El incremento se relaciona
tanto al interés individual como a las prácticas sociales relacionadas con ella. Dillon
y Wink (2007), encontraron a través de un estudio realizado desde 1998 hasta el
año 2000, que el nivel de búsqueda espiritual crece gradualmente en el individuo
durante la adultez.9 Es importante mencionar que no solo la importancia atribuida
individualmente a la religión aumenta con la edad, sino que también el
reconocimiento de su función como guía y apoyo en lo psicológico y en lo social.

El matrimonio[editar]

En la mayor parte del mundo, el matrimonio ya no es visto como un arreglo legal y


religioso que se busca como único camino para la expresión sexual y para tener
hijos. Actualmente en los Estados Unidos y en casi todos los países industrializados,
la mayoría de los adultos entre los 20 y 40 años permanecen solteros o divorciados
(Oficina del Censo de los Estados Unidos; Burns y Scott, 1994). 10 Sin embargo, el
matrimonio continúa siendo la prueba más perdurable del compromiso de la pareja y
es celebrado en todas las culturas del mundo mediante la boda, normalmente con
muchos invitados y un gasto ostentoso.

La maternidad y paternidad[editar]

En el siglo XX los roles de género en la familia han cambiado de manera drástica.


Mientras que en las primeras décadas la mujer aún se halla subordinada al cuidado
del hogar y al trabajo de crianza de los niños, durante las últimas décadas del siglo
la mayoría de mujeres ya formaba parte de la fuerza laboral. En Estados Unidos, un
censo realizado en el año 1960 reveló que el 82 por ciento de las esposas con niños
pequeños no trabajaba, mientras que en 1995 las estadísticas mostraron que la
mayoría de mujeres ya trabajaba, siendo el 77 por ciento madres cuyo hijo más
pequeño asistían a la escuela y el 60 por ciento, madres que al menos tenían un
bebé (Oficina del Censo de los Estados Unidos, 1996). Asimismo, la mayoría de los
esposos que trabajan (el 95 por ciento), ahora compartían las tareas domésticas con
sus esposas, ocupándose en gran medida en el cuidado de los hijos.

Los problemas que presentan las familias en las que ambos miembros aportan
dinero y cuidan a los hijos de debe a las coordinación de roles y las
responsabilidades familiares y del trabajo. Un primer problema tiene que ver con la
percepción de la paridad marital, esta es, la igualdad entre ambos padres. Tanto si
se trata de responsabilidades del hogar como el aporte de ingresos, cuando uno de
los padres experimenta una falta de paridad en estas áreas surge el resentimiento y
el matrimonio sufre (Berger, 2001).Otro problema para las familias con dos fuentes
de ingresos más evidente es la logística familiar, esto es, coordinar nacimientos, los
cambios de empleo, mudanzas, entre otros. Todos estos requieren de un acuerdo
mutuo, coordinación y planificación que era innecesario en generaciones anteriores.

Adultez media[editar]

Definición[editar]

La adultez media, también llamada la segunda adultez o mediana edad, va desde


los 40 a 60 años. Según Erikson esta es una etapa muy importante del ciclo vital, ya
que, esta es considerada de gran productividad, especialmente en la esfera
intelectual y artística, y es en definitiva el período en el que se consigue la plena
autorrealización.11

Durante este período podría surgir lo que se conoce como la crisis de la adultez
media, es lo que se denomina “midescencia” (middlescence). Proceso que se
caracteriza por un nuevo esfuerzo en la búsqueda de una nueva identidad. Esto
podría llevar a la persona a incurrir en patrones de comportamiento que no son
típicos de su edad, en particular, tratar de establecer patrones de vida típicos,
parecidos a la búsqueda de identidad que pasan los adolescentes.

Desarrollo físico[editar]

Durante esta etapa, si bien algunos cambios fisiológicos se deben debido a factores
genéticos y biológicos de la persona, es importante resaltar que en esta etapa
devienen los resultados del estilo de vida que se haya llevado durante la
adolescencia; es decir, el modo de vida durante los años previos en aspectos tales
como la salud, hábitos alimenticios, etc. se ven evidenciados en este cambio.

En el aspecto sensorial y psicomotriz, se evidencia un declive en la capacidad de


funcionamiento en algunos sentidos, tales como la vista, donde se presenta la
necesidad de usar lentes, o la audición, en la cual se presenta la necesidad del uso
de audífonos. Además, el gusto, la sensibilidad y el tacto se ven afectados de la
misma manera. Por otro lado, las funciones psicomotrices de la persona tales como
su fuerza o su coordinación se ven afectadas con el paso del tiempo. Asimismo, la
coordinación disminuye en aproximadamente un 20% entre los 40 y 60 años, cambio
que se va vislumbrando a partir del inicio de la adultez y se hace más notorio el
cambio en la adultez media.

Cabe mencionar también que la piel de la persona pierde suavidad, la persona


tiende a presentar un aumento de peso debido a la acumulación de grasa y pierde
estatura. La cara empieza a mostrar arrugas propias de la edad, las "patas de gallo"
y las arrugas en la frente son característicos. Los huesos de la persona pierden
dureza, se vuelven quebradizos. Estos cambios son una consecuencia de lo que se
menciona anteriormente, malos hábitos en la vida tales como tabaquismo,
alcoholismo, uso de sustancias, etc. Las enfermedades cardíacas, por lo general,
aparecen en esta etapa también, ya que el corazón comienza a bombear de manera
más lenta alrededor de los 50 años.

Desarrollo moral[editar]

Según Kohlberg, quien define a la moral como un sentido de justicia más ligado al
cumplmiento de reglas -el cual depende de un desarrollo cognitivo que implica
superación del pensamiento egocéntrico y una capacidad abstracta de pensar-,
explica que en la etapa de Adultez media se desarrolla un período post-
convencional. En este, el adulto tiene pensamientos enfocados racionalmente y
valora más la voluntad de las mayorías y el bienestar social. Es decir, el adulto
acepta las diferentes leyes impuestas por la sociedad y actúa de acuerdo a
estándares internos.

El desarrollo moral del adulto es basado en las experiencias que él mismo tiene y las
decisiones morales que debe de tomar en cada situación, ambas acciones
incentivan el desarrollo moral. La persona en la adultez media vive a través de las
emociones ya que, es una herramienta útil para revaluar lo correcto, lo justo. Es
decir, el desarrollo moral en esta etapa se caracteriza por haber acentuado, además,
sus bases empíricas en el análisis de la vida cotidiana en la que se encuentra.
Finalmente, se define a esta etapa como una moral Post-Convencional y así, se
marca el logro de la moralidad.

Desarrollo cognitivo[editar]

Según diversos estudios se ha determinado que hay un patrón estable de cambios


que ocurren en esta etapa de la vida. Por ello, en la adultez media se puede
observar ciertas características cognitivas que prevalecen. Teniendo un
pensamiento post formal con un razonamiento intuitivo; de esta manera, es común
dar cuenta del desarrollo de la capacidad de resolución de problemas (llegando a su
máxima expresión en esta etapa) y la emisión de juicios, tomando en cuenta la
influencia cultural y de la situación. Asimismo, este tipo de pensamiento abarca el
pensamiento integrador, en el cual se integra la lógica con la intuición, añadiendo
nueva información a lo que ya se sabe.

Asimismo, la creatividad en esta etapa se desarrolla en un ámbito social y no


necesariamente surge en el contexto adecuado, apoyándose en los atributos
personas de la persona de fuerzas ambientales; así también como de capacidades
cognoscitivas. Parece que brota de diversas experiencias que debilitan las
restricciones convencionales y de experiencias difíciles que fortalecen la
perseverancia y la superación de obstáculos. Teniendo en cuenta que la creatividad
no está ligada fuertemente a la inteligencia. Partiendo de este punto se puede hablar
que los adultos en esta etapa van a estar en constante búsqueda de oportunidades
estimulantes, expandiendo de manera paralela la activación de su desarrollo
cognitivo al tomar decisiones ocupacionales que influyan en este desenvolvimiento.

Los adultos de la etapa media van a estar en la búsqueda constante de diversas


instituciones educativas con el objetivo de mejorar sus habilidades y conocimientos
relacionados con el trabajo o para prepararse para un cambio de carrera. Esto es
porque tienen necesidades educativas y fortalezas especiales. Siempre estarán en
la búsqueda de un uso más productivo de su tiempo. Y cuando encuentren un
trabajo complejo en el cual puedan sentirse eficaces, esta situación hará que se
mejore la flexibilidad cognoscitiva haciendo que lo desafiante tenga un grado de
significancia para ellos. Por último, en esta etapa también se puede apreciar la
“Habilidad de la pericia”, la cual es relativamente independiente de la inteligencia en
general y se caracteriza por la especialización de una materia en especial
volviéndose unos peritos en el tema, esto va en relación con la búsqueda de
conocimiento nuevo y estimulantes cognoscitivos mencionados anteriormente.

Contexto y desarrollo social[editar]

La importancia del estudio de la edad adulta media radica en que es una de las
etapas más extensas de la vida humana que incluye al grupo etario más productivo
de la sociedad y es el que ocupa los más altos cargos y posiciones en el ambiente
laboral. Según Erickson,12 las personas que se encuentran en la etapa de la adultez
media, se encuentran en la etapa denominada de la crisis de la
productividad/generatividad vs. estancamiento, la cual se caracteriza por un
marcado esfuerzo por hacer cosas que nos parecen que tienen valor y significado en
la vida (ej. ser un profesional que rinde un servicio de excelencia). Además, hay un
marcado interés por contribuir a la formación de la generación que se está
levantando. En las mujeres, aproximadamente a los 30 años, se dedican a su
profesión y tienden a inclinarse más hacia el matrimonio y la familia. En los hombres,
hay una búsqueda de estabilidad en el trabajo, búsqueda en los logros
profesionales, búsqueda en la pareja estable y búsqueda de la autorrealización.
Relaciones y vínculos afectivos[editar]

La adultez media se caracteriza por la liberación de las grandes presiones y la


búsqueda de placeres más individuales, junto a una mayor experiencia, que será
bien aprovechada si no se mantienen sueños imposibles ni se mantienen posiciones
muy rígidas.13Silvestre (1996) afirma que existe un reforzamiento de la pareja en la
edad adulta, producto de la libertad que otorga el alojamiento de los hijos, la
renovación de intereses sexuales, un aumento en la intimidad y una valoración de la
relación sobre la base de lo invertido en ella. La naturaleza de los conflictos
maritales cambia con los años: de los 40 a los 50 predominarán los relacionados con
la crianza de los hijos, en tanto que después de los 50 predominan los problemas los
problemas de comunicación en la pareja y los de la distribución de tiempo y de
actividades de ocio.14 Las relaciones extraconyugales son relativamente munes
durante esta etapa. Según Hoffman (1996), la mayoría de los divorcios que se
producen en esta etapa se deberían a la no aceptación de los cambios de roles
matrimoniales por parte de un integrante de la pareja o por acontecimientos
sorpresivos. El volver a casarse es más común en los hombres que en las mujeres. 15
El adulto medio comúnmente debe cuidar a dos generaciones: sus padres y sus
hijos. Esto puede generar, en muchos de estos y especialmente en las mujeres, una
situación de “presión en el ciclo de vida”. A esta edad la gente comienza a
convertirse en abuelo. Los abuelos influyen sobre sus nietos como cuidadores,
compañeros de juego, historiadores familiares, consejeros, modelo de rol y como
intermediarios entre nietos e hijos (Hoffman y Hall, 1996). Acerca del matrimonio, los
adultos medios tienen una concepción muy diferente de este de lo que solía ser,
cuando las expectativas de vida eran cortas, las parejas no permanecen juntas por
más de treinta años y este matrimonio se acabaría con la muerte de uno de los
cónyuges. Ahora, muchas parejas terminan en divorcio. Acerca de la calidad del
matrimonio, según estudios se encontró que durante los “primeros 20 a 24 años de
matrimonio, entre más tiempo haya estado casada una pareja, menos satisfacción
con el matrimonio. En cambio, entre los 35 y 44 años de matrimonio, la pareja tiende
a estar más satisfecha”.16Por otro lado, acerca de la soltería, este es temporal ya
que “ para la edad de 45 a 54 años apenas 7.4% de los hombres y 5.6% de las
mujeres no se ha casado nunca”.17 Algunas ventajas de estar soltero a esta edad
son mayores oportunidades de autodesarrollarse, de conocer gente distinta,
independencia económica, mayor experiencia sexual, libertad para controlar la vida
de cada uno. No obstante, entre algunas desventajas es la soledad y falta de
compañía; penurias económicas, especialmente para las mujeres; sentirse fuera de
lugar en muchas reuniones sociales, no tener hijos, prejuicios de la sociedad. Con
respecto a las amistades, los adultos medios suelen reducir las redes sociales e
incrementar su nivel de intimidad. Sin embargo, las amistades persisten y son una
fuente de apoyo emocional y bienestar, en especial para las mujeres. Estas
amistades son en su mayoría del trabajo, la crianza, vecindario, etc. La calidad de
las amistades a menudo compensa el escaso tiempo compartido y los adultos
recurren a ellos para recibir apoyo emocional, orientación, práctica, consuelo,
compañía y conversación. Otro tema importante es la relación con los hijos
maduros. “la mayor parte de los padres deben afrontar un conjunto diferente de
problemas que surgen de convivir con los hijos que pronto dejarán el hogar” (Rice,
1995). Muchos padres aún viven con sus hijos adultos, aunque en muchos casos el
bienestar de los padres depende de cómo les vaya a sus hijos. Por otra parte, los
adultos que tienen hijos adolescentes deben lidiar con los cambios físicos,
psicológicos y sociales de sus hijos y sus problemas que les pasa día a día. Una
tarea importante de los padres, es aceptar a sus hijos como son y no como
esperaban que fueran. Hay dos fenómenos que se pueden presentar. Uno es
cuando los hijos se van del hogar, lo que se conoce como el nido vació. Muchas
madres tienen dificultades cuando los hijos se van, en cambio, otras la partida es
liberadora. Estas mujeres pueden perseguir sus propios intereses mientras disfrutan
de los logros de sus hijos mayores, sin embargo, cuando los hijos no encuentran
éxito, este proceso es más difícil. El segundo fenómenos es cuando la crianza es
prolongada, que se denomina el nido abarrotado. Es decir se genera una
incapacidad para independizarse. Los adultos esperan que sus hijos se
independicen, para ellos es una señal de éxito, por tal la postergación de la partida
del nido o su regreso puede causar mucho estrés a los padres, aunque en muchos
casos vivir con los hijos adultos, puede ser una expresión de solidaridad familiar.

Trabajo y vida profesional[editar]

En esta edad, se llega a la llamada etapa de mantenimiento, 18 en la que disminuye


la tendencia a aventurarse laboralmente, prefiriendo la seguridad que otorgan las
áreas conocidas y en las que mejor se han desempeñado. Puede ser un periodo de
satisfacción o frustración, dependiendo de la existencia de un establecimiento
afortunado o desafortunado. En ambos casos, existe un conflicto de valores entre
seguir esforzándose y la opción de descansar y disfrutar de lo que se ha logrado,
trabajando solo para conservarlo. Las mujeres, por su parte, tienden a cultivar los
talentos que quedaron a medio terminar (Sheehy,1984). Muchas de ellas se
comprometen fuertemente en lo laboral, especialmente las que recién se incorporan
al mundo laboral o las que sus hijos ya se han marchado de casa (Hoffman y Paris,
1996).

Levinson propone que, en la edad adulta, hay dos fases por las que pasan los
adultos para la elección laboral y profesional. Estas son la fase novicio o principiante
(la cual oscila entre los 17 y 33 años) y la fase de asentamiento (la cual va entre los
30-33 hasta los 45 años). En esta segunda fase, la persona procura definir su
trabajo y la carrera que lo lleva a cumplir sus sueños. A los 40 años de edad habría
llegado hasta donde ha sido posible. Aquí se presenta una tarea básica de la mitad
de la vida, que consiste en hacerse un lugar para sí mismo en la generación de la
adultez media y pasar a ser un adulto que ocupa un lugar superior en el mundo.

Teorías sociales[editar]

Hay una teoría del contacto social, de acuerdo con esta teoría, “la gente atraviesa la
vida rodeado por caravanas sociales: círculos de amigos cercanos y familiares con
diversos grados de cercanía, de los cuales depende para recibir ayuda, bienestar y
apoyo social, y a los cuales ofrece a su vez cuidado, interés y sostén” (Papalia,
Wendkos y Duskin, 2005). Las distintas características de las personas como
género, religión, edad, educación junto con las peculiaridades de cada persona
como expectativas de roles, complicaciones familiares influye en el tamaño de la red
de caravan, cantidad y tipo de apoyo social y la satisfacción de dicho apoyo. Estas
caravanas pueden mantenerse por un tiempo, sin embargo, esto puede variar de
acuerdo al desarrollo en que se encuentre la persona, por ejemplo en un momento
los vínculos con los padres puede ser el más importante, y en otro momento los
amigos son lo más importante en la vida de uno. La otra teoría es de la selectividad
emocional de Laura Carstensen, este ofrece una perspectiva de ciclo de vida de la
manera en que la gente elige con quien pasar su tiempo. De acuerdo con
Carstensen, la interacción tiene tres metas principales “ es una fuente de
información, ayuda a desarrollar y mantener un sentido un sentido de sí mismo y es
una fuente de placer y confort o de bienestar emocional” (Papalia, Wendkos y
Duskin, 2005). En la edad adulta media las personas buscan estar con personas que
les hacen sentir bien y le ayuda a regular la emoción.

Salud mental[editar]

La salud mental en la edad adulta media involucra sentido de bienestar psicológico y


sentido saludable del ‘yo’ con respecto a la evaluación de la propia vida. 16 Así, la
aparición o no de enfermedades mentales y las tendencias de salud son parte
importante del desarrollo del adulto intermedio.

Tendencias de salud[editar]

Las tendencias de salud son los hábitos personales y estilos de vida que contribuyen
a la vida longeva, de ser positivos, o a la mortalidad, de ser negativos. Así, los
factores de reducción de riesgo serían reducción de grasas, consumo de fibra,
ejercicio, consumo moderado de alcohol, apoyo social y cuidados médico regulares.
Por el contrario, los factores de riesgo psicológico incluyen fumar, consumo excesivo
de alcohol, hostilidad, estrés en el trabajo y funcionamiento sexual inadecuado. 19
Dentro de esto, el bienestar marca la diferencia en la salud mental positiva igual que
la generatividad (Papalia, Wendkos y Duskin, 2005). Según la escala de Ryff y
Keyes,20 las dimensiones del bienestar son: autoaceptación, el reconocimiento y
aceptación de los múltiples aspectos del yo, características y cualidades; relaciones
positivas con los demás, afecto e intimidad en relaciones cálidas, satisfactorias y
confiables con los demás; autonomía, autodeterminación e independencia en las
acciones, capacidad de elegir las oportunidades que desea; dominio del ambiente,
competencia y control sobre las actividades que le rodean ; propósito en la vida,
tener metas y un sentido de dirección de la vida; y crecimiento personal, ver el yo en
desarrollo continuo y apertura a nuevas experiencias. Así, quienes tengan altas
puntuaciones en estos, serán los que tengan menos sentimientos negativos durante
la madurez. Según Erikson, en la adultez media se pasa por la etapa de
generatividad vs. ensimismamiento y estancamiento, donde la generatividad refiere
a la producción de ideas y cosas a través del trabajo. 21 Esto se da porque la
sociedad da roles y desafíos para cumplir dentro de este periodo, como por ejemplo,
ser cabezas de familia y/o líderes en organizaciones o comunidades. Sin embargo,
no es de generalizado, pues se puede ser generatividad en algunos roles y no en
otros.16
Trastornos mentales[editar]

En la adultez media, a diferencia de los jóvenes y mayores, se da una mayor


tendencia a padecer de trastornos psicológicos graves, tales como tristeza profunda,
nerviosismo, inquietud, desesperanza y sentimientos de minusvalía. Las
enfermedades mentales que priman en la adultez son las demencias, estas son el
deterioro cerebral asociado a la edad. Así, a medida del paso del tiempo, no se
generan nuevas neuronas y las conexiones entre las existentes van perdiéndose.
Algunas de las demencias que tienen su aparición en la adultez media son la
enfermedad de Pick, la enfermedad de Huntington y la enfermedad de Parkinson
(Craig y Baucum, 2001).

● La enfermedad de Pick. Parecida a la enfermedad de Alzheimer, aunque


más frecuente entre los 40 y 60 años. Aparece como alteraciones o déficits en el
lenguaje, pero genera cambios en la personalidad, el comportamiento social y la
emocionalidad. Está asociada a la degeneración neuronal en el neocórtex y en la
amígdala.
● La enfermedad de Huntington. Su aparición se da en la edad adulta
intermedia. Sus síntomas más característicos son las alteraciones motoras por
afectaciones del núcleo caudado y el putamen. También hay alteraciones cognitivas
no asociadas al pensamiento no verbal o problemas no emocionales.
● La enfermedad de Parkinson. Su máxima incidencia es la década de los 50.
Se presenta temblor, rigidez y otras alteraciones motoras acompañadas por
moderadas alteraciones cognitivas. Estos están asociados a la degeneración del
núcleo estriado y la sustancia negra, de forma que ya no captan el neurotransmisor
dopamina.

Estrés en la adultez media[editar]

El estrés es una reacción natural que desarrollan las personas, es la condición


resultante de las interacciones entre una persona y su ambiente (Salanova, 2009).
Sin embargo, existen distintos tipos de estrés de acuerdo al ámbito en que se
desarrolle la persona. En la adultez media, el estrés proviene de cambios de
funciones: transiciones profesionales, hijos que crecen y se independizan y la
reorganización de las relaciones familiares (Papalia, Wendkos y Duskin, 2005).

Consecuencias[editar]
Debido a que el estrés es una respuesta por parte del individuo ante un estímulo, el
resultado de esta respuesta puede ser negativo o positivo, es decir, que la presencia
de un determinado nivel de estrés puede tener efectos beneficiosos para la persona,
generando una respuesta adecuada para la tarea requerida. Sin embargo, también
ocurre lo contrario, en la medida en que la cantidad de estrés aumenta y la persona
no puede afrontarlo, la respuesta será negativa. 22

De acuerdo a la intensidad del estrés, las consecuencias de vuelven más nocivas


para la persona. Cuando no existe un proceso de recuperación después de un
tiempo de estrés continuo, se puede llegar a convertir en un estrés crónico, llamado
también como el síndrome de burnout. El cual se da cuando la persona está
agotado, exhausto por el desgaste de energía. 23

Distintos tipos de estresores afectan al sistema inmune de maneras diversas. Por


ejemplo, el estrés de corto plazo como la dificultad de una prueba o presentaciones
ante un público, fortalecen el sistema inmune. Pero el estrés prolongado, como
resultado de discapacidad, pobreza, puede debilitar el sistema inmunológico lo que
aumenta la susceptibilidad a las enfermedades.

Por otro lado, el estrés puede dañar la salud de una manera indirecta, a través de
los estilos de vida. Por ejemplo, las personas sometidas al estrés tienden a dormir
menos, fumar y beber más, tienen una alimentación poco saludable y no prestan
atención a su salud. Las personas que tienen un control de su vida y un manejo
adecuado al estrés, tienden a ejercitarse a menudo, comer bien, socializar con
mayor frecuencia, mantener hábitos más saludables y cuentan con un mejor
funcionamiento físico (Papalia, Wendkos y Duskin, 2005).

Estrés laboral[editar]

Diversos estudios han determinado que el estrés se da con mayor frecuencia en el


área laboral. En una investigación realizada a 2.000 trabajadores de diversos
sectores tanto públicos como privados, se concluyó que el 41% presentaba altos
niveles de estrés laboral. Las principales consecuencias del estrés se ven asociadas
a actitudes y conductas de carácter negativo desarrolladas por el sujeto, tales como
la suspicacia, la agresividad, irritabilidad o aislamiento. Ello conlleva a un
deterioramiento de las relaciones interpersonales generando conflictos, evitación de
contactos sociales o la pérdida de redes de apoyo (Carvajal, 2011).
Manejo del estrés[editar]

Las personas de edad media pueden estar mejor preparadas para afrontar el estrés,
en comparación a otros grupos de edad. Esto se debe a que tienen una mejor idea
de lo que pueden hacer para cambiar las circunstancias, y de aceptar que hay cosas
que salen de su control. En un estudio se refirió que las mujeres sufren de estrés
más extremo que los hombres, y tienden a preocuparse más por él. Siendo que los
hombres, tiendan a la respuesta clásica de luchar o huir. En cambio, las mujeres
tienen un patrón de respuesta orientado hacia el cuidado y cordialidad, actividades
afectivas para reforzar la seguridad, y de dependencia de las redes sociales para
intercambiar recursos y responsabilidades (Papalia, Wendkos y Duskin, 2005).

Juventud (20 a 25 años de edad)

En esta etapa, comienzan las primeras interacciones sociales adultas, aunque el


individuo carece aún de madurez emocional. Entre otras características de esta
etapa del desarrollo. En esta eta destaca la emancipación, ya que el individuo
comienza a generar sus propios ingresos y sentar las bases de su vida adulta.

Adultez (25 a 60 años de edad)

Es la etapa de desarrollo humano más larga, e implica diversos cambios físicos,


emocionales y psicológicos según la edad y fase de cada persona. Tiene, a su vez,
tres clasificaciones:

○ Adultez joven (25 a 40 años de edad).


○ Adultez intermedia (40 a 50 años de edad).
○ Adultez tardía (50 a 60 años de edad)

Hoy es necesario establecer clasificaciones de la estructura por edad de las


poblaciones más ajustadas a la compleja realidad de las sociedades actuales y
cómo se interpretan, de acuerdo a un mejor conocimiento del ser humano, las
sociedades del pasado. Clasificaciones de grandes grupos de edad, con vocación
de universalidad que permitan la comparación espaciotemporal a la hora de estudiar
la relevancia del envejecimiento demográfico, sus procesos, la importancia de los
diferentes grupos de edad y también de los grandes subgrupos, con el
establecimiento de umbrales claros.

Los métodos de investigación en Psicología del adulto.

Métodos de investigación en Psicología del Desarrollo.

Introspección o auto-observación

Fue introducido por Wundt y tiene naturaleza subjetiva. Consiste en

dirigir la atención a los estados interiores del sujeto para analizar

lo que allí sucede con relación a la variación del estímulo. Este

método ha decaído debido a diversas dificultades: por ejemplo, los

sujetos están sometidos a una situación dual (piensan y se observan a

la vez).

Método correlacional

Consiste en estudiar la posible covariación entre diversas variables

(piénsese en la edad cronológica de un niño y sus resultados en un test

de inteligencia). Razones éticas impiden la manipulación de variables

que pueden ir en contra de los derechos de los sujetos.

Pleno Control
Experimento

En el método experimental se distinguen tres tipos de variables:

independientes, dependientes y exstrañas. La variable independiente es

la que provoca la conducta que se pretende estudiar; la dependiente

corresponde al cambio en la conducta producido; y las variables

extrañas son aquéllas que también actúan sobre la variable dependiente,

pero que no son objeto de estudio

del experimento. Se ha de procurar neutralizar el posible efecto de las variables


extrañas, mediante la creación de un ambiente artificial de control.

Experimento de campo

En él se cumplen todas las condiciones necesarias para el experimento,

salvo una: se realiza en marcos naturales. Su ventaja radica en el

mayor realismo que se obtiene en los resultados.

Método cuasi-experimental

Ocupa un lugar intermedio entre los métodos experimental y

correlacional, pues es más flexible y realista que el primero y tiene

mayor potencia para establecer relaciones causales que el segundo.

Métodos Clínicos
Método clínico propiamente dicho

Consiste en investigar la conducta de un individuo a partir de los

informes verbales del propio sujeto y de la observación realizada en la

clínica, fundamentalmente. Adolece de excesiva subjetividad. De él no

se derivan leyes generales debido a su concreción en conductas

individuales.

Método de Piaget

En líneas generales, consiste en hacer hablar al sujeto libremente y en

descubrir, en el transcurso de la conversación, las tendencias que

presenta sin tratar de canalizarlas.

Métodos Auxiliares (son complementarios de los anteriores)

Estudio de los resultados de la actividad del individuo

Estudio de sus dibujos, escritura, lenguaje oral, trabajos manuales, juegos, etc.

Entrevista

Puede ser libre (para hacerse una idea general de la situación del

sujeto) o semiestructurada (para profundizar en algún aspecto

determinado; las preguntas siguen un esquema prefijado).


Cuestionarios

Entrevista en la cual las preguntas están bien concatenadas. Cabe

distinguir dos tipos de cuestionarios: los de opiniones y los de

conocimiento.

Inventarios

Consisten en el enunciado de ciertas frases o palabras de las que el

sujeto tiene que elegir unas cuantas o marcar su posición frente a

ellas. Permiten estudiar las actitudes e intereses que posee el sujeto.

Estudio de casos

Mediante técnicas como los juegos de rol, puede estudiarse alguna peculiaridad de
la conducta.

Tests o pruebas evolutivas

Son pruebas destinadas a comparar los conocimientos o habilidades de un

individuo con los de un modelo estandarizado que ofrece la sociedad en

la que vive. Los más utilizados son los test de inteligencia, que

ofrecen una indicación instantánea del desarrollo intelectual.

Métodos sociométricos

Sirven para determinar el grado de aceptación o rechazo entre los miembros de un


grupo social.
El psicólogo del desarrollo se interesa básicamente por 3 aspectos:

● como va cambiando la conducta de los individuos a lo largo de su vida


● cuales son los factores determinantes de esos cambios
● cómo pueden intervenir en los mismos para modificarlos u orientarlos en la
dirección más adecuada

La Psicología del Desarrollo tiene unos objetivos propios que son: describir, explicar
y optimizar los procesos de cambio evolutivos.

Existen diversas aproximaciones metodológicas posibles en la investigación


científica, de cuales una de las que participa es la Psicología del Desarrollo. Es el
investigador el que opta por una u otra en función de las características concretas de
cada estudio, de sus objetivos e hipótesis.

Método científico: (conocido también como método hipotético-deductivo) implica un


sistema bien definido de criterios y reglas tanto para el diseño y desarrollo de las
investigaciones como para la evaluación y comunicación de sus resultados.

Formulación de hipótesis (inducción)

Derivación de predicciones (deducción)


Comprobación empírica de las predicciones.

Exigencias del método científico

1. Objetividad: los sucesos que se estudian deben ser observables o estar


definidos operacionalmente. Los sucesos estudiados deben ser mensurables o
cuantificables de algún modo.
2. Explicación: la conducta se explica identificando las causas en el mismo nivel
de análisis. Las causas de la conducta son variables psicológicas que incluyen
factores históricos, situacionales y psicofisiológicos.
3. Comprobabilidad: las teorías formuladas deben ser comprobables y
refutables. Las teorías nunca se prueban de modo definitivo, solo se sostienen con
cierto grado de seguridad en función del mayor o menor respaldo empírico obtenido.

Principales conceptos en la investigación científica

Los científicos a través de las teorías tratan de formular de forma organizada y


sistemática su conocimiento de la realidad.

En Psicología estas teorías suelen consistir en un conjunto más o menos articulado


de afirmaciones sobre las relaciones existentes entre el comportamiento humano y
los factores que lo influyen o lo determinan: expresan las relaciones que describen
y/o explican1 ese comportamiento.

Las afirmaciones se derivan a partir de los hechos observados y pueden tener


mayor o menor respaldo empírico. Sino existe ese respaldo o es todavía escaso, las
afirmaciones son solo hipótesis que deberán ser contrastadas.

Los hechos y las teorías pueden considerarse como los 2 polos del proceso de
creación científica que se condicionan mutuamente.

Descripción (hechos) y explicación (teorías)

En Psicología del Desarrollo hay una relación interactiva entre hechos (descripción)
y teorías (explicación) asociadas a los objetivos de descripción y explicación del
cambio evolutivo.
La descripción recoge directamente los datos de observación relativos al curso del
desarrollo y la teoría atañe al intento posterior de explicar tales datos, la secuencia
de los cambios observados.

La teoría supone siempre un “filtro” necesario a partir del cual se seleccionan y se


interpretan los hechos observados. La función propia de las teorías es organizar los
datos dándoles un sentido para guiar las futuras indagaciones de forma que sirven
tanto para interpretar como para promover nuevas observaciones.

Son los hechos (descripción) los que orientan la creación y la modificación de las
teorías y las teorías a su a su vez condiciona la forma en que se producen la
observación y el registro de los fenómenos por lo que se da una recursiva
interdependencia entre los hechos observados y las teorías que se elaboran para
describirlos y explicarlos. Se da un juego de influencias mutuas entre el componente
objetivo (los hechos y datos recogidos) y el componente subjetivo (las teorías o
nociones previas del investigador).

Relaciones entre hechos y teorías en referencia a los objetivos científicos

La dinámica interactiva entre los hechos y las teorías (entre descripción y


explicación) está mediada por el método que es el que determina tanto las formas
de proceder para observar y recoger datos como los procedimientos de
contrastación empírica de la teoría. El método arbitra y conduce la relación
interdependiente entre hechos y teorías.

Métodos y Diseños

Investigación descriptiva

Se da la observación en condiciones naturales primando la pura descripción objetiva


de los fenómenos, a partir de una intervención y control mínimos por parte del
investigador y con objetivos meramente exploratorios.

Investigación experimental
Estudios más controlados o de laboratorio que se dirigen fundamentalmente a la
explicación de los fenómenos para lo cual el investigador manipula las variables en
juego tratando de establecer las posibles relaciones de causalidad.

Entre la investigación descriptiva y la experimental se encontraría la investigación


cuasi-experimental y la investigación correlacional que son las más frecuentes en la
Psicología del Desarrollo ya que se adecuan más a las circunstancias en el estudio
de los cambios evolutivos. Dentro de estos 2 tipos de investigación es donde se
inscriben los Diseños más propios de la Psicología del Desarrollo que tienen que ver
con las diferentes formas de recoger los datos sobre los cambios que se producen
en el tiempo y en relación con la edad.

Diseño Transversal

Se compara en el mismo momento temporal el rendimiento de los individuos de


diferentes edades. Es una observación simultánea de grupos de sujetos de distintas
edades, que permite estudiar las diferencias en función de la edad.

Diseño Longitudinal

Diseño en el que el mismo individuo o grupo de individuos es evaluado cuando tiene


distintas edades. Seguimiento de un solo grupo de edad a través de sucesivas
observaciones, lo que hace posible el estudio de los sujetos a lo largo del tiempo.
Estudia el cambio evolutivo intra-individual.

Métodos y técnicas

Entre descripción y explicación no cabe una distinción y separación neta.

Los informes descriptivos sobre el desarrollo no se refieren aisladamente a las


conductas observadas, sino que las presentan en relación con la edad. Si además
las descripciones hacen referencia a relaciones con otros factores relevantes, se
entra en el terreno de la explicación: la conducta es explicada cuando se la describe
en relación con oros factores o acontecimientos ambientales.
En el método científico general se pueden considerar 3 operaciones básicas:
observar, medir y experimentar. Estas operaciones son también las que configuran
en mayor o menor medida cada una de las aproximaciones metodológicas.

La observación, medición y experimentación mantienen un notable solapamiento y


relación entro de una cierta estructura jerárquica que culmina en la experimentación.

La acción de medir (cuantificar) se considera como un componente prácticamente


inevitable de la observación y experimentación.

La observación debe entenderse como un extremo de 2 dimensiones y como el


ingrediente de base de todo el continuo.

Esta relación escalonada entre los 3 procesos está involucrada en la distinción más
general que suele hacerse entre Métodos y Técnicas de investigación como 2
niveles de articulación:

Métodos: hacen referencia a procedimientos generales de recogida y análisis de


datos con características propias

Técnicas: son los modos y medios concretos por los que se aplican los métodos
sobre la base de la observación, medición y la experimentación.

Comparación entre los métodos generales de investigación en referencia a la


situación de observación y los objetivos científicos.

Investigación del desarrollo: variables evolutivas

El estudio del desarrollo evolutivo tiene asociadas dificultades características que


surgen de 2 fuentes principales:

la primera se refiere a la propia naturaleza psicológica de las variables que se


investigan (variables del sujeto) se refiere a las variables de la edad (dimensión
temporal)

El objetivo es describir, explicar e incluso promover u optimizar las transformaciones


que las variables del sujeto experimentan con la edad por lo que se trata con
variables evolutivas.
Variables manipulables: el método experimental

La experimentación es la base del método científico y su objetivo es explicar los


acontecimientos identificando cuales de ellos son causas y cuales son efectos.

El investigador manipula algunas variables (aquellas que supone que influyen en las
conductas de interés) y observa sus efectos sobre otras (aquellas en que se
concretan las conductas en estudio).

En lo que atañe al diseño experimental las variables solo son de 2 tipos:

● Independientes: las que se manipulan


● Dependientes: son las que se observan o se miden en relación con las
independientes. Son las que el investigador registra de algún modo como posible
efecto o resultado de otras variables que manipula y controla, las VI

El objetivo de todo experimento es comprobar si existen las relaciones funcionales


previstas entre las VI y las VD.

Para lograr la validez interna, es decir, establecer con garantías la relación causal
entre VI y VD, es necesario controlar diversos aspectos de la situación experimental
por lo que el investigador debe asegurar de que no hay otros factores (distintos a la
VI) que puedan ser responsables de los cambios que se observan en la VD. Para
esto es importante la adecuada selección de los sujetos a estudiar (muestra) y su
asignación aleatoria a las distintas condiciones experimentales.

Hablar de validez interna es hablar de control experimental

Validez interna

Es el grado en que las condiciones en que se realiza dicho experimento permiten


asegurar que las variaciones observadas en las VD se deben a los cambios
producidos en las VI. Depende del grado de control experimental alcanzado que es
requisito para lograr la validez externa.

Validez externa
Es el grado en que los resultados obtenidos pueden generalizarse a otras
situaciones, sujetos o conductas fuera del contexto del estudio. Requiere de la
validez interna y depende de la representatividad de las condiciones particulares del
experimento respecto a aquellas más generales a las que se pretenden generalizar
los resultados. Cuando dicha generalización se realiza en relación con una situación
natural (dada la relativa artificialidad de todo experimento) se habla de validez
ecológica.

Al aumentar el control de la situación (más validez interna) ésta tienden a


artificializarse de forma que se aleja cada vez más de las condiciones naturales
perdiendo representatividad (menos validez externa).

Diseños de Investigación: se refieren a un conjunto de decisiones que el


investigador toma en función de sus objetivos y que atañen fundamentalmente a las
variables en juego (VI, VD y variables de control) y los sujetos que se usarán como
muestra.

Variables no manipulables: estudios cuasi-experimentales y correlacionales

Tanto las variables del sujeto como la variable edad no siempre permiten el riguroso
control del método experimental por lo que la investigación propiamente
experimental se hace inviable.

Las variables del sujeto

Hay variables (como las del género y la edad) que no pueden ser manipulados
experimentalmente ya que son características y propiedades intrínsecas al sujeto. A
este tipo de variables se les denomina organísmicas.

Como los valores de estas variables no pueden producirse sino elegirse entre los ya
dados, tampoco se pueden aceptar como VI debido a que no están bajo estricto
control del investigador.

Los estudios con este tipo de variables no manipulables no se consideran


experimentales, sino cuasi-experimentales si en todo lo demás siguen las
prescripciones de la metodología experimental.
La otra aproximación posible es la pre-experimental o correlacional en la que el
investigador se limita a observar y registrar ciertas relaciones tal y cómo ocurren en
una determinada situación, sin modificarla. Lo único que se puede establecer es que
existe una relación entre las variables en juego (una covariación) sin sugerir
causalidad, ya que los estudios correlacionales carecen de las condiciones de
control necesarias de los estudios experimentales.

La variable edad

Entre las variables del sujeto la que interesa en la investigación del desarrollo es la
edad ya que la Psicología evolutiva se encarga de describir las diferencias
individuales entre las distintas edades y los factores que van determinando los
cambios observados.

Lo interesante como causa de los cambios evolutivos no es la edad cronológica en


sí misma, sino los factores asociados con ella: los aspectos madurativos2 y la
historia individual de aprendizajes3 que son los que dan contenido real a la variable
edad.

Diseños de investigación en la psicología evolutiva

Al comparar edades hay que decidir si se realizan comparaciones intra-grupo (un


solo grupo pasa por todos los niveles o valores que toma la VI) o comparaciones
inter-grupo (un grupo distinto para cada nivel o valor de la VI).

Estas dos comparaciones corresponden a 2 tipos de diseños característicos dentro


de la Psicología: los diseños intra-sujeto4 o de medidas repetidas y los diseños inter-
sujeto5 o de medidas independientes.

De esta doble posibilidad metodológica se derivan directamente los 2 diseños


característicos de la Psicología del Desarrollo que miden la variable edad: el diseño
transversal como estrategia inter-grupo y el diseño longitudinal como estrategia
intra-grupo.

Diseños longitudinales y transversales


1. Estudio Longitudinal: Se basa en el seguimiento de los mismos sujetos a lo
largo de un cierto periodo de tiempo. Implica la observación repetida de una misma
muestra de sujetos en distintos niveles de edad (diseño intra-sujeto o medidas
repetidas relacionadas)
2. Estudio Transversal: se comparan en un único momento temporal distintos
grupos de edad. Son diferentes sujetos los que se observan en cada edad de interés
(diseño inter-sujeto o de medidas independientes)

Diferencias en los objetivos de investigación

La principal diferencia en cuanto a los objetivos posibles en los 2 tipos de diseños


tiene que ver con la importante distinción entre diferencias con la edad y cambios
con la edad.

Los estudios transversales permiten establecer las diferencias existentes entre las
diversas edades pero no aclarar si tales diferencias reflejan cambios evolutivos
(cambios debidos al efecto de las variables asociadas con la edad).

Los estudios longitudinales permiten detectar y medir directamente los cambios


evolutivos intra-individual. Solo a través de este diseño se puede responder a las
cuestiones sobre la consistencia y/o el cambio de la conducta a través de la edad.

Los estudios transversales tienen objetivos mucho más limitados que los
longitudinales ya que solo permiten obtener información general sobre las
diferencias existentes entre sujetos de distintas edades sin que puedan precisarse
sus relaciones o su naturaleza evolutiva por eso en Psicología evolutiva los diseños
longitudinales son superiores a los transversales. La estrategia longitudinal es la
única opción posible cuando el interés es determinar los factores influyentes o
determinantes de la evolución y de sus variaciones.

Los estudios transversales son mucho más frecuentes que los longitudinales ya que
los segundos requieren más tiempo y son más costosos en cambio el transversal
requiere mucho menos tiempo y es mas barato.

Distintas limitaciones metodológicas


Los diseños longitudinales investigan con individuos de una misma generación de
los que se van obteniendo medidas en distintos momentos temporales.

Los diseños transversales evalúan en un mismo momento temporal a distintas


generaciones.

Los principales diseños surgen de la combinación particulares de tres factores


temporales: edad cronológica, generación6 y momento de la medida.

Una limitación de los diseños transversales son los efectos generacionales.

Limitaciones:

1. Confusión edad-generación: imposibilidad de separar los efectos de ambas


variables.
2. Sesgo de selección/selectivo: asignación de sujetos no equivalentes a los
distintos grupos de comparación en variables relevantes potencialmente influyentes.

La edad y la generación covarían (cambian de forma paralela) y sus efectos tienden


a confundirse, no se puede distinguir en qué medida lo observado se debe
propiamente a la edad (aspectos madurativos) y en qué medida al efecto particular
de la cohorte generacional (circunstancia o experiencias propias del periodo
históricos vivido).

En los diseños longitudinales el principal problema es la representatividad de la


muestra, ya que al estudiar una sola generación, no podrá generalizarse a otras
generaciones.

Limitaciones:

1. Confusión edad-momento de medida: imposibilidad de separar los efectos de


la edad de los generacionales (al no incluir grupos con distintas historias no permite
separar los efectos madurativos y los derivados de la experiencia vivida hasta los
distintos momentos de medida)
2. Efectos de la práctica: modificación de la ejecución del sujeto como
consecuencia de la repetición de las pruebas.
3. Mortalidad experimental: perdida de los sujetos. Esto puede afectar a su
equivalencia o a su representatividad.

Diseños Secuenciales

Surgieron como un intento de solventar los problemas de los diseños transversales y


longitudinales tratando de separar los efectos de la generación sobre la base de una
aproximación mixta. Estos diseños, no son mas que distintas formulas de muestro y
recogida de datos que implican el estudio de dos o mas secuencias longitudinales
y/o transversales.

Técnicas en el estudio del desarrollo

Diseños de investigación del desarrollo: se refieren a las distintas opciones que


tienen el investigador de cara a seleccionar las muestras de sujetos a estudiar en
relación con la principal variable de referencia, la edad.

Técnicas de investigación: hacen referencia a los modos y medios concretos que se


usarán para recoger la información y cuya función no es otra que la de facilitar las
operaciones que integran el método científico: observación, medición y
experimentación.

Investigación descriptiva y técnicas observacionales

La investigación descriptiva se asocia al tipo de observación más directa y natural,


es decir, menos intrusiva, por parte del investigador.

La observación tiene un estatus especial, en cuanto cabe reconocerla como el


ingrediente básico del método científico. Supone simplemente una conducta
deliberada y sistemática a fin de recoger datos objetivos que sean fiables y validos
sobre la conducta.

La observación se considera en un doble sentido:

Como un método en sí misma (característico de la investigación descriptiva)

Como una técnica de recogida de información que puede usarse dentro de cualquier
otra metodología (incluida la experimental)
Observación directa

La observación como método particular es la que se realiza de forma relativamente


directa y en la situación natural. Lo que el investigador procura deliberadamente es
no alterar ni modificar sus condiciones. Los objetivos del investigador son solo
descriptivos busca simplemente el registro preciso de la conducta tal y como se
manifiesta en los ambientes y circunstancias habituales.

Este tipo de observación no implica una cuantificación estricta de lo observado


(medición) ni tampoco manipulación alguna de las variables en juego
(experimentación).

Como método la observación tiene limitaciones claras

Técnicas de observación

Se trata de instrumentos o procedimientos orientados a establecer de forma más


cerrada qué, cuándo, dónde y cómo observar.

Las escalas de observación de los niveles de desarrollo facilitan un registro y


cuantificación relativamente normalizado7 o estandarizado de las conductas y datos
relevantes.

Las técnicas observacionales pueden ser muy diversas, desde el procedimiento


todavía relativamente abierto que supone cualquier instrumento de auto-observación
y auto-informe (cuestionarios o entrevistas desestructuradas) hasta las situaciones
mucho más cerradas que plantean las pruebas estandarizadas o test.

Piaget desarrolló la llamada “entrevista piagetiana” como una alternativa


metodológica (método clínico) que pretendía reunir las ventajas de la observación
directa y de la experimentación, superando sus limitaciones.

Método clínico: se trata de una variante de la entrevista clínica, en la que a través de


un dialogo abierto y flexible con el niño, se indaga en las explicaciones que éste va
dando sobre el mundo que le rodea, sus ideas y creencias, Piaget considero que
este método (que al final llamaría “critico”) conjugaba las virtudes de la observación
directa, de los test e incluso de los experimentos, superando al mismo tiempo sus
limitaciones.

Técnicas de investigación experimental

Técnicas experimentales clásicas

La investigación del desarrollo en la primera infancia solo es posible a través de


métodos indirectos. Los bebés no pueden informarnos por lo que el investigador
trata de aprovechar las operaciones intelectuales más básicas con que cuenta ya
incluso el recién nacido como el simple reconocimiento y asociación de estímulos.

Cabe destacar las técnicas desarrolladas desde la psicología del aprendizaje


basadas en los reflejos y en las respuestas asociativas que se desencadenan ante
la presencia de ciertos estímulos.

También se hace un uso controlado de los procesos de habituación que se producen


ante la estimulación repetida y el condicionamiento (clásico y operante) de las
respuestas que ofrece el niño.

Técnicas basadas en los principios de aprendizaje

Habituación

Forma simple de aprendizaje que supone la desaparición gradual de las reacciones


motrices y fisiológicas frente a estímulos que se repiten de forma sistemática o con
gran frecuencia.

Se presenta al niño un estimulo hasta que muestra habituación (deja de prestarle


atención). Una vez habituado el estimulo inicial se van presentando otros nuevos
cuyo grado de similitud perceptiva con el primero va disminuyendo, hasta que se
muestra una nueva respuesta de orientación (deshabituación), lo que permite
determinar en que grado de diferencia el niño discrimina entre ellos.

Preferencias de estímulos

Consiste en presentar al bebe dos estímulos en un mismo ensayo (de forma


sucesiva o simultanea) y se registra la atención que prestan los niños a cada uno de
los estímulos. Si a los largo de varios ensayos el niño mira sistemáticamente durante
más tiempo a uno de los dos estímulos, se puede inferir que:

Ha diferenciado los dos estímulos

Las características del estimulo al que mira preferentemente captan mas su


atención.

Condicionamiento

En el condicionamiento clásico se aprende una asociación entre un estimulo y una


señal. Para ello se elige una conducta a condicionar. Tras varios ensayos para
establecer la asociación, se realiza una pequeña variación en el sonido y se
comprueba si el niño sigue dado la respuesta de succión (condicionada). Si es así,
se puede concluir que no ha detectado la diferencia entre los dos estímulos,
mientras que si el niño cesa en la respuesta condicionada, se puede inferir que
discrimina entre ambos estímulos.

En el condicionamiento operante, la asociación se establece entre una respuesta y


sus consecuencias (positivas o negativas). En este paradigma se condiciona la
respuesta que da el niño a una consecuencia (normalmente positiva).

Los métodos cronométricos se basan en la medida de los tiempos de reacción y la


latencia de respuesta que permiten hacer inferencias sobre los procesos
psicológicos que subyacen a la ejecución de una tarea.

Cabe mencionar también la medida de las tasas de aciertos (y errores) y el


denominado análisis de tareas ya que permiten elaborar y contrastar hipótesis
precosas sobre ciertos modelos de procesamiento.

También la técnica de análisis de los movimientos oculares y la fijación visual en la


exploración de los estímulos o durante la realización de determinadas tareas.

Técnicas modernas en el estudio del desarrollo

Lo que le interesa al psicólogo evolutivo es obtener datos sobre el proceso de


cambio.
Vygotski es el padre de la primera aproximación experimentalmente relevante al
estudio del cambio cognitivo: método microgenético que son procedimientos con los
que se trata de investigar los cambios de pequeña magnitud que se producen en los
procesos psicológicos de interés durante una única sesión de observación o
experimental. El objetivo es poder estudiar el cambio mientras éste se produce.

Desde la moderna Ciencia Cognitiva ha surgido la simulación por ordenador que es


la elaboración de modelos formales precisos acerca de un determinado fenómeno
en estudio, de manera que puedan implementarse con un programa de ordenador.
El objetivo es representar las características esenciales del fenómeno y estudiar su
comportamiento bajo distintas condiciones simuladas a través del programa
computacional.

Técnicas Neurofisiológicas

Registro de potenciales evocados

Un potencial evocado es una respuesta eléctrica de una neurona o un conjunto de


neuronas ante una estimulación.

La técnica de potenciales evocados cosiste en registrar la actividad eléctrica de


ciertas aéreas cerebrales mediante un conjunto de electrodos que se colocan en la
cabeza de los sujetos. El objetivo es tratar de establecer la relación entre la
realización de ciertas operaciones cognitivas y la activación cerebral.

Tecnicas de estimulación cerebral

La estimulación magnética transcraneal (EMT) ofrece cierto control de las


activaciones e interferencias entre las funciones cognitivas.

Técnicas ecográficas

Técnicas basadas en ultrasonidos que están indicadas en los estudios con niños y
que permiten obtener imágenes cerebrales. El Eco-Doppler transcraneal permite
medir el flujo de las grandes arterias intracraneales.

Técnicas de neuroimagen
Proporcionan distintos tipos de imágenes neuroanatómicas en función de la
actividad cerebral que está teniendo lugar en un momento determinado en las zonas
examinadas.

La tomografía de emisión de positrones (PET) y la imagen por resonancia magnética


funcional (fRMI) miden los cambios que se producen como consecuencia del
aumento en la actividad cerebral local, pero lo hacen sobre la base de
manifestaciones fisiológicas diferentes. La PET refleja los incrementos del flujo
sanguíneo.

La FRMI registra los cambios en la oxigenación de la sangre.


Modelos de Atención Psicológica. Concepto
La terapia psicológica también es conocida como terapia de conversación, ha
ayudado a millones de personas en el mundo. La terapia psicológica es de suma
importancia ya que puede ayudarte a superar bloqueos emocionales y desarrollar
estrategias que permitan afrontar tu presente o futuro.

También te puede ayudar a definir tus metas, aclarando quién eres y qué quieres de
la vida. ¡La terapia psicológica ayudará a mejorar tu calidad de vida y sentirte
pleno!

Durante las sesiones, tendrás que explorar tus estados de ánimo y


comportamientos en un lugar seguro. Un psicólogo puede brindarte una nueva
perspectiva sobre algún problema por el que estés atravesando. ¿No te pasa que,
en ocasiones, no sabes por qué te sientes de tal o cuál manera?

Los terapeutas también te pueden enseñar habilidades de comunicación para


transmitir esas emociones que te cuesta trabajo demostrar. Dentro de los
beneficios de la psicoterapia podemos mencionar que puede promover la
autoestima, las relaciones y la perspectiva de la vida.
La salud mental es tan vital como la salud física y los encargados de cuidar de este
aspecto son los psicólogos. Si crees que necesitas ayuda, es importante que la
busques con un profesional que pueda ayudarte de verdad y que lo haga a través de
la terapia psicológica.

¿Por qué es importante la Terapia Psicológica?


La salud mental es tan importante como la salud física y los encargados de cuidar
de este aspecto son los psicólogos. Si crees que necesitas ayuda, es importante que
la busques con un profesional que pueda ayudarte de verdad y que lo haga a través
de la terapia psicológica.

La terapia psicológica en línea o presencial, es un tratamiento es muy importante


ya que te ayudará a:

● Te hará sentirte mejor: Todo eso que te está causando un malestar y que ya
comienza a afectar distintos ámbitos de tu vida te ayudarán en la terapia psicológica.
Tu podrás expresar con libertad todos tus sentimientos y sensaciones, y al hacerlo,
será tu primer paso para sentirte mejor.
● Podrás manejar mejor tus conflictos: Esos problemas que tanto te aquejan
tienen solución y es importante que tu sepas manejarlos mejor para llevar una vida
más plena. En cada sesión, tu aprenderás poco a poco como arreglarlos y así
puedas adaptarte a cada circunstancia.
● Cambiará tus creencias limitantes: Obtendrás una visión distinta del mundo
ya que, en muchas ocasiones, algunas creencias podrían limitar tus acciones o tu
vida. Al acudir a terapia, te desharás de ellas o las corregirás para que ya no te
impidan tener una mejor vida.
● Vivir en armonía contigo mismo: La terapia psicológica es un ejercicio
introspectivo que te ayudará a que te conozcas mejor y superes tus problemas
internos. Al encontrarte y conocerte a ti, mejorarás la forma en que te relacionas con
las personas a tu alrededor de forma positiva.
● Atención profesional: Los psicólogos son los que se encargan de cuidar tu
salud mental y ellos tienen los conocimientos en conducta humana para ayudarte.
No es lo mismo, simplemente contarle tus problemas a un amigo, necesitas de un
profesional que conozca de verdad cómo llevarla a cabo.
● Empoderamiento: El principal objetivo del terapeuta es que tu seas
completamente independiente de cualquier persona, incluso de él. Por ello, él
buscará que tú tengas todo para que te aceptes y ames, para poder cambiar todo
aquello que te esté afectando.
● Te conocerás más: La terapia psicológica es un largo proceso en el que te
cuestionarás todo lo que creías sobre ti mismo. De esta forma, conocerás la raíz de
todo lo que te agobia y la forma en que te hace sentir; en tanto que logras encontrar
una solución.
● Es un espacio de confianza: Tú podrás expresar libremente todo lo que
sientes en la terapia psicológica; tus problemas, sentimientos, frustraciones y todo lo
que afecta tu salud mental. Un psicólogo jamás te juzgará, él te escuchará de forma
empática y te ayudará a superarlo.
Existen diversos tipos de intervención: psicoanálisis, terapia psicodinámica, terapia
de con- ducta, terapia cognitivo-conductual, análisis transaccional, terapia sistémica,
etc. La intervención psicológica puede realizarse con individuos, parejas, familias,
grupos y comunidades.
Tipos de modelos de abordaje de Atención Psicológica: Conductual y Cognitivo
Conductual, PsicoDinámico, Existencialista, Sistémico y Humanista (tomar en cuenta
precursores, características, basamentos, supuestos, técnicas, entre otros,).
Realiza una conclusión acerca de los modelos de abordaje donde señales:
diferencias y semejanzas, ventajas, desventajas

Psicoanálisis
El psicoanálisis es una forma de tratamiento intensivo que se basa en la observación
de que las personas desconocen los factores que determinan sus emociones y
comportamientos ya que son esencialmente inconscientes. El tratamiento
psicoanalítico explora cómo estos factores inconscientes afectan las relaciones
actuales y patrones de pensamiento, emoción y de comportamiento. Para el
psicoanálisis el origen del trastorno que sufrimos procede de las ansiedades
infantiles reprimidas y de la secuencia progresiva de mecanismos defensivos y
síntomas que surgieron para proteger a la persona contra la reaparición y repetición
de estos sentimientos.
Terapia cognitivo-conductual
El enfoque cognitivo-conductual se basa en el principio de que si un comportamiento
inadaptado puede ser aprendido, puede también ser desaprendido. De acuerdo a la
terapia cognitivo- conductual, las actitudes, los hábitos y los pensamientos negativos
son respuestas aprendidas y el mejor medio de deshacerse de ellos es aprender
nuevas formas (de pensar, actuar, sentir) que son más constructivas. Durante la
terapia, el psicólogo cognitivo-conductual ayudará al cliente a tomar conciencia de
sus pensamientos y creencias y a remplazarlos por evaluación y juicios más
realistas.
Terapia sistémica breve
La terapias sistémicas consideran las dificultades que presenta el cliente dependen
de las relaciones que mantiene éste último consigo mismo y su entorno, y en ese
sentido son la expresión de que algo funciona inadecuadamente en sus sistema
familiar o de pareja. Los psicólogos sistémicos ayudarán a sus clientes a desarrollar
nuevos modos de interacción en sus relaciones con los otros, buscando las
soluciones que mejor concilien las expectativas de cada uno. Este enfoque reúne
métodos de intervención utilizados frecuentemente para solucionar problemas
precisos. L
Terapia neuropsicológica
La terapia neuropsicológica y de neurorehabilitación examina y se encarga de
personas de cualquier edad, adulto, adolescente o niño, que presentan todo tipo de
lesión cerebral o un disfuncionamiento del sistema nervioso (traumatismo craneal,
accidente vascular cerebral, Alzheimer y otros tipos de demencia, y también
problemas de orientación, memoria, lenguaje, etc.), ya sea congénito o adquirido
después de una enfermedad o de un accidente. Los neuropsicólogos pueden ofrecer
un diagnóstico del perfil neuropsicológico de la persona y un tratamiento terapéutico
elaborado a partir del diagnóstico.
Terapia Gestalt humanista
Los psicólogos que adoptan el enfoque existencial-humanista se basan en la
relación terapéutica como principal herramienta de cambio. Al estar en contacto con
un psicólogo que da prueba de autenticidad, de comprensión y de aceptación, el
cliente vivirá una experiencia nueva en la que podrá permitirse redescubrir quién es,
mostrarse tan cual es y así poder seguir su desarrollo y potencialización que estaba
hasta entonces interrumpido. La terapia humanista existencial está centrada en el
presente, y trabaja generalmente con las emociones experimentadas por el cliente y
con su vivencia actual.
Terapia racional-emotiva-conductual TREC
La Terapia Racional emotiva conductual es la primera forma de terapia cognitivo
conductual. De acuerdo a este enfoque, las personas experimentan eventos
detonantes no deseables de los cuales tienen creencias racionales e irracionales.
Estas creencias conducen a consecuencias emocionales, cognitivas y de
comportamiento (tanto funcionales como disfuncionales). La terapia conduce al
paciente a disputar las creencias irracionales y a asimilar creencias más eficientes,
adaptativas y racionales, con un impacto positivo en la vida emocional, cognitiva y
comportamental.
Terapia cognitiva
La terapia cognitiva tiene como premisa fundamental que los pensamientos influyen
a los sentimientos y que las respuestas de la persona a cualquier situación es dada
en función de una construcción subjetiva de tal situación. Para la TC, la enfermedad
mental es esencialmente un desorden del pensamiento, en el que se distorsiona la
realidad de modo que se afecta no solo la forma de ver el mundo sino que se
desarrollan emociones inadecuadas y dificultades conductuales. El objetivo de la
terapia cognitiva es ayudar a las personas a lograr un remisión de sus desórdenes y
prevenir una recaída.
Terapia breve centrada en soluciones
La Terapia Breve centrada en soluciones se basa en el principio de que visualizar o
imaginar una alternativa viable es lo que es necesario para iniciar el proceso natural
del cambio. La Terapia Breve se enfoca en lo que el cliente desea alcanzar y no en
lo que quiere dejar atrás. La terapia breve comienza preguntando al cliente cuáles
son sus mejores expectativas de la terapia, en lugar de preguntar acerca del
problema. Muchas personas permanecen estancados en los problemas porque no
pueden visualizar o imaginar lo que los remplazaría.
Counseling
El counseling es una profesión que tiene como meta el desarrollo personal, y para
conseguir dicha meta el consultor psicológico busca explotar las habilidades y
recursos del cliente. Los consultores psicológicos no pueden realizar trabajos
terapéuticos como el psicólogo clínico o el psiquiatra. Está capacitado y habilitado
para aconsejar, apoyar, contener y orientar a una persona en situación de crisis o
simplemente en la resolución de problemas puntuales o de la vida diaria
(transiciones, elección de carrera, soledad, etc.).
INTRODUCCIÓN

La psicología del desarrollo se ocupa de todos los cambios del pensamiento,


vivencias y conductas durante todo el ciclo vital de la persona. Por tanto, nadie duda
de que pueda hablarse de una psicología del desarrollo de la edad adulta. Los
procesos de cambio, sin embargo, ofrecen características distintas en unas y otras
edades, aún a pesar de que puedan existir causas comunes. El desarrollo en la
edad adulta se ve marcado por acontecimientos típicos, propios de la edad: la
jubilación, enfermedades crónicas, nuevos roles, como el de abuelos, pérdidas
familiares o la proximidad de la muerte. El desarrollo de la edad adulta es, por tanto,
cualitativamente distinto al de épocas anteriores. Estudiando las pautas del
desarrollo descriptivo que proponen Martin y Kliegel (2004) podremos acercarnos
mejor a la comprensión de un tema tan actual.

El desarrollo tiene lugar cuando se observan cambios duraderos. En la persona


coinciden el cambio y la estabilidad, dado que los cambios de las diversas
competencias personales transcurren a distintas velocidades y en su interacción
producen cierta estabilidad, por ejemplo, en la autonomía de la persona o en su
bienestar (Martin y Kliegel, 2004). Las diferencias en los cambios indican que el
desarrollo adulto puede manifestarse multidireccionalmente, es decir, en algunas
competencias de manera estable y en otras aumentando o disminuyendo.

Las preguntas clave de una psicología del desarrollo de la edad adulta serían, si se
dan verdaderos cambios con el aumento de edad, qué magnitud encierran estos, en
qué ámbitos pueden observarse y si se manifiestan relacionados entre sí. Además,
habría que investigar cómo se producen. Dado que los cambios suceden de manera
distinta en las diversas competencias, conviene hablar de una multidimensionalidad
y una multidireccionalidad. También es necesario describir los cambios, según las
características de cada persona o cada grupo. El influjo de la experiencia y del
propio historial, el prolongado hábito en criterios cognitivos y conductuales o el
efecto de diversos contextos educativos, sociales, etc… componen una serie de
variables decisivas.
Se han de considerar, pues, los cambios diferenciales, al aumentar la edad. Las
diferencias de cambio entre las personas (interindividuales) y dentro de la misma
persona (intraindividuales) conforman, por tanto, la base de la gran variabilidad
dentro del grupo de las personas mayores. Son todavía escasas las teorías nacidas
en el contexto de una psicología del desarrollo de la edad adulta (ver un resumen
sistemático en Schroots, 1996; Wahl y Heyl, 2004). Hablaremos, por ello, de aquel
par de teorías que explícitamente se fijan en el desarrollo de la edad adulta.

CONCLUSIONES

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