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Universidad de Santiago de Chile

Septiembre de 2021

El título provisorio es el siguiente.

„Poética del Cuartito Azul. Apuntes fenomenológicos sobre el encierro y la tortura en testimonios
de la dictadura militar boliviana (1979-1981)“

Martin Mercado Vásquez

Resumen

A mediados del siglo XX, Gastón Bachelard (1957) propuso una fenomenología del espacio
imaginado vivido. Su objetivo fue examinar imágenes del espacio feliz, bajo la orientación de
una búsqueda topfílica. La conferencia aquí planteada ensaya una indagación de las
reminiscencias de la topofobia experimentada por víctimas mujeres de la dictadura militar
boliviana (1979-1981). En Libres. Testimonio de mujeres víctimas de la dictadura (2013), varias
autoras recuerdan la experiencia de haber sido encerradas y torturadas, recordando con especial
énfasis el denominado „Cuartito azul“. ¿Qué rasgos caracterizan la expresión del espacio vivido
en estos testimonios de encierro y tortura? ¿Implican tales rasgos una poética del espacio triste?
Para afrontar esta doble cuestión, se presenta brevemente, en primer lugar, algunas tesis básicas
de la fenomenología del espacio, enfatizando la relación entre experiencia corporal, sentimiento y
lenguaje evocativo. Seguidamente, se analizan algunos fragmentos de testimonios. Finalmente, se
ofrece una síntesis del análisis que permita responder preliminarmente a la cuestión planteada.

Palabras clave: fenomenología del espacio; poética del encierro; atmósfera; dinámica del cuerpo
sentido.

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Septiembre de 2021

Poética del Cuartito Azul.


Apuntes fenomenológicos sobre el encierro y la tortura en testimonios de la dictadura militar
boliviana (1979-1981)

Martin Mercado Vásquez

Resumen
A mediados del siglo XX, Gastón Bachelard (1957) propuso una fenomenología del espacio
imaginado vivido. Su objetivo fue examinar imágenes del espacio feliz, bajo la orientación de
una búsqueda topfílica. La conferencia aquí planteada ensaya una indagación de las
reminiscencias de la topofobia experimentada por víctimas mujeres de la dictadura militar
boliviana (1979-1981). En Libres. Testimonio de mujeres víctimas de la dictadura (2013), varias
autoras recuerdan la experiencia de haber sido encerradas y torturadas, recordando con especial
énfasis el denominado “Cuartito azul”. ¿Qué rasgos caracterizan la expresión del espacio vivido
en estos testimonios de encierro y tortura? ¿Implican tales rasgos una poética del espacio triste?
Para afrontar esta doble cuestión, se presenta brevemente, en primer lugar, algunas tesis básicas
de la fenomenología del espacio, enfatizando la relación entre experiencia corporal, sentimiento y
lenguaje evocativo. Seguidamente, se analizan algunos fragmentos de testimonios. Finalmente, se
ofrece una síntesis del análisis que permita responder preliminarmente a la cuestión planteada

1. G. Bachelard y la fenomenología del espacioAlgunas tesis de la fenomenología del


espacio: relación entre experiencia corporal, sentimiento y lenguaje evocativo
En Poética del espacio, Gastón Bachelard (1957/2009) propuso una fenomenología del espacio
imaginado vivido. Su objetivo fue examinar imágenes del espacio feliz, bajo la orientación de
una búsqueda topfílica. Según el filósofo francés, la topofilia se puede comprender como la
examinación de las imágenes del “espacio feliz” (2009, 27), porque en el espacio feliz se puede
aspirar a determinar el valor de lo humano a partir de los espacios defendidos contra fuerzas
adversas. Estos espacios amados son espacios de posesión existencial importantes para el ser
humano. Como ha quedado claro, nuestro interés por la topofilia se orienta por la pregunta por la
posibilidad de una topofobia, por el interés de comprender en qué consistirían las imágenes
poéticas del miedo, de la tristeza, de lo desagradable. Así que a continuación, caracterizaremos la
fenomenología del espacio de las imágenes poéticas propuesta por Bachelard para dirigirnos a
nuestro objetivo.
La denominada fenomenología del espacio propuesta por Bachelard se enfoca en el estudio de la
imagen poética como un espacio captado por la imaginación. Según el autor, la imaginación nos
ofrece un espacio vivido, una forma de la espacialidad, no solo objetiva, sino vivida. Tal
espacialidad vivida supone implica paradojas espaciales, por ejemplo, como veremos más
adelante, en relación con las proporciones y con la dialéctica continente-contenido. Si, por una

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parte, la razón nos permite determinar el espacio geométrico, como una espacialidad parte extra
partes, de dimensiones objetivas, ligadas a una unidad de medida que se repite, como el
centímetro o la pulgada; es la imaginación, por otra parte, la que nos permite tener otra referencia
espacial. Esta segunda referencia espacial es vivida. La manera en que vivimos el espacio por la
imaginación supone una mezcla de recuerdo y de creación. De ahí, que la fenomenología del
espacio vivido sea centralmente una fenomenología de la poesía, en específico, del ato poético y
de la imagen poética.
La imagen poética implica la participación de la memoria y de la imaginación. Ellas dos parecen
ser facultades del alma. Bachelard parece retomar la diferencia entre intelecto agente e intelecto
pasivo, sin mencionarlo, para separar las funciones objetivas de la percepción del espacio
geométrico de las dimensiones vivenciales del espacio vivido e imaginado. Mientras el espíritu
capta el espacio objetivo que determina la medida geométrica de las cosas, el alma siente las
dimensiones vividas de espacios recordados e imaginados. Como señala el autor:
El espacio captado por la imaginación no puede seguir siendo el espacio
indiferente entregado a la medida y a la reflexión del geómetra. Es vivido. Y es
vivido, no en su positividad, sino con todas las parcialidades de la imaginación. En
particular, atrae casi siempre. Concentra ser en el interior de los límites que
protegen. El juego del exterior y de la intimidad no es, en el reino de las imágenes,
un juego equilibrado. (2009, 28)
Este tipo de estudio recibe varios nombres. De ahí que nos parezca más una interesante
provocación para pensar los espacios vividos del encierro que un proyecto acabado. De hecho,
Bachelard denomina a su fenomenología del espacio como filosofía de la poesía, psicología
descriptiva, fenomenología de la imagen poética y del acto poético, fenomenología microscópica
y, finalmente, topoanálisis. El topoanálisis sería, como señala el autor, “un estudio psicológico
sistemático de los parajes de nuestra vida íntima. En este teatro del pasado que es nuestra
memoria, el decorado mantiene a los personajes en su papel dominante” (2009, 38). El
topoanálisis, al ser un tipo de fenomenología psicológica descriptiva, se articularía con el estudio
de los modos noemáticos de la conciencia que encontramos ya Ideas I de Edmund Husserl y en
parte de los estudios de la variación eidética y del estudio de la imaginación que han sido
estudiados con especial atención en las últimas décadas. Bachelard no refiere estos textos y
concentrarnos en tal comparación sale de nuestro modesto objetivo. Así que continuemos con la
caracterización del topoanálisis.
Según el autor, el espacio que nos ofrece la imagen poética es un “fósil de duración”, se forma
como el modo en que el inconsciente reside en la memoria. En este punto Bachelard introduce
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una idea interesante, pues parece sugerir que nuestra memoria no consiste en sacar imágenes de
cajón del pasado, sino revivir o evocar formas de cristalización espacial de la temporalidad. Es
decir, lo que en un momento se vivió como gran felicidad, se sedimenta en la memoria como una
forma espacial vivida, que puede ser lumínica, amplia y cálida. Las vivencias de soledad,
compañía, gozo y alegría, aunque también de tristeza y penuria son, según escribe,
“imborrables”. Lo que queda de esas vivencias es una forma que él denominará Logos y que
supone tanto la estructura eidética invariante de la imagen como la vivencia que resuena en el
lector.
Ahora bien, Bachelard se concentra en la vivencia poética del espacio feliz, dejando de lado la
cara opuesta de estas experiencias. Como señala:
Por otra parte, los espacios de hostilidad están apenas evocados en las páginas
siguientes. Estos espacios del odio y del combate solo pueden estudiarse
refiriéndose a materias ardientes, a las imágenes del apocalipsis. Por el momento
nos situamos ante imágenes que atraen. (2009, 28).
Entonces, lo que nos interesa es abordar esta tarea dejada de lado por la provocación del proyecto
de su fenomenología de la imagen poética como descripción de la espacialidad vivida. Nos
interesa bosquejar modestamente una topofobia. Si bien los espacios felices marcan la calidad de
vida, la buena vida, como señala el filósofo francés, tal felicidad no puede comprenderse
plenamente sin la dimensión aflictiva, mórbida y violenta de la vida. Consideramos que esta
topofoba tendría como imagen poética central la vivencia de la inhospitalidad. Para este abordaje
es importante recuperar los alcances y límites de tal fenomenología de la imagen poética.
Las características de esta fenomenología del espacio vivido comprenden los siguientes puntos:
• „Se trata de vivir lo no vivido y de abrirse a una apertura del lenguaje“ (22)
• Estudio de la resonancia de la imagen en el alma (imaginación y memoria) (7-13).
• Tensión entre la profundidad del alma y la exuberancia del espíritu (14).
• Describir la experiencia el ser psicológico de una imagen (258): adorar y exagerar.
• „Tenemos que describir lo que se imagina antes de lo que se conoce“ (32)
• Descripción de su dimensión trans- e intersubjetiva (16).
• "Se trata de vivir lo no vivido y de abrirse a una apertura del lenguaje" (22)
• Estudio de la resonancia de la imagen en el alma (imaginación y memoria) (7-13).
• Tensión entre la profundidad del alma y la exuberancia del espíritu (14).
• Describir la experiencia el ser psicológico de una imagen (258): adorar y exagerar.
• "Tenemos que describir lo que se imagina antes de lo que se conoce" (32)
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• Descripción de su dimensión trans- e intersubjetiva (16).


Una síntesis posible de estas características podría ofrecerse en las siguientes citas: “„Somos el
diagrama de las funciones del habitar esa casa y todas las demás casas no son más que
vibraciones de un tema fundamental.“ (45). Hábito „enlace apasionado de nuestro cuerpo que no
olvida la casa inolvidable“ (2009, 45). Es relevante señalar lo que aclaró al inicio, según
Bachelard, toda imagen poética es una síntesis, una sublimación pura, del recuerdo sedimentado
de vivencias afectivas y creación expresiva. El modo de habitar nuestro espacio vital, habitación,
casa, calle, ciudad, por ejemplo, se sedimenta en nosotros como hábitos. Dado que este hábito se
caracteriza como “un enlace apasionado” del cuerpo y el espacio afectivos, se comprende que la
corporalidad no es solo un órgano de la voluntad, sino la manera, el carácter noético, diríamos
nosotros, el modo en que se habita un espacio. Es decir, con las famosas magdalenas de Proust, el
momento en que frente al batallón de fusilamiento un hombre recuerda su niñez, no aparecen solo
datos objetivos noemáticos del pasado, sino la forma, el talante noético, de lo que se revive o
evoca. La felicidad de la casa familiar, el frío del hielo extranjero, junto a espacios, cerrados,
abiertos, escenas in media res.
La evocación del espacio al no estar determinada por lo geométrico, por no privilegiar el
contenido del recuerdo, sino la forma de la vivencia espacial, permite que la fenomenología de la
imagen poética ofrezca ricos reportes de contrastes y paradojas. Una de las principales es la
dialéctica de la resonancia del espacio familiar: estamos en el cuarto que está en nosotros. Como
no es el contenido, sino el modo en que la evocación se presenta, el talante noético, las imágenes
poéticas no se rigen por la rima, sino por el ritmo y por la capacidad de resonar, de compartir la
afección, la emoción, que posee la imagen. Esta resonancia implica doble intimidad, la del poeta
con su imagen recordada y creada, la del lector como aquel que padece la imagen del poeta,
evocando su propia historia personal. Los cuartos de Sáenz muestran esta dimensión paradójica
de un espacio cerrado que está constantemente abierto.
Ahora bien, debemos pasar al ensayo o ejercicio de nuestra topofobia.
2. Topoanálisis: topofobia o poética del Cuartito azul
La conferencia aquí planteada ensaya una indagación de las reminiscencias de la topofobia
experimentada por víctimas mujeres de la dictadura militar boliviana (1979-1981). En Libres.
Testimonio de mujeres víctimas de la dictadura (2013), varias autoras recuerdan la experiencia de
haber sido encerradas y torturadas, recordando con especial énfasis el denominado “Cuartito
azul”. ¿Qué rasgos caracterizan la expresión del espacio vivido en estos testimonios de encierro y
tortura? ¿Implican tales rasgos una poética del espacio triste? Seguidamente, se analizan algunos

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fragmentos de testimonios. Finalmente, se ofrece una síntesis del análisis que permita responder
preliminarmente a la cuestión planteada.

No obstante, debemos hacer dos modificaciones a la comprensión de la fenomenología de la


imagen poética en Bachelard:
- Alma es el cuerpo vivido, su historicidad
- La creación de la imagen poética, aún expresada en prosa, iimplica una forma de
reducción initersubjetiva, un retorno a la vivencia para hacerla comunicable. De ahí la
importancia del tropo.
Testimonios del cuartito azul
Este libro reúne los testimonios de la represión que sufrimos las mujeres durante las dictaduras
militares de Banzer (1971-1978) y de García Meza (1980-1981). Este libro nace del reencuentro
de algunas compañeras de prisión el año 2003, muchas nos volvíamos a ver después de más de 30
años. Juntas empezamos a recordar y, de manera natural, surgió la idea de organizarnos y
conformar el Movimiento de Mujeres Libertad, para recuperar nuestra historia. Una historia que
es la historia de la lucha del pueblo boliviano contra las dictaduras y por el socialismo. Fue difícil
empezar a hablar de lo que vivimos; en muchos casos por seguridad, en otros por temor. Algunas
compañeras nunca más volvieron al tema y ni siquiera contaron lo ocurrido a sus familiares,
probablemente porque querían olvidar esa etapa traumática. Este es un libro de historia oral: la
memoria y los relatos corren libremente y se expresan abiertamente. Cada una de las compañeras
recurre a sus memorias y a sus olvidos y los inscribe en su testimonio. Cada testimonio es una
verdad, su verdad.

María Salomé Alcón: “Sólo nos sacaban en las madrugadas para declarar con el coronel Loayza.
Este me amenazaba, me decía: “Tienes que hablar si no quieres que mate a tu hermano en plena
plaza Murillo”. Luego, nos dijeron que estábamos saliendo en libertad para la época de Navidad.
No fue así: por la noche nos llevaron a la DIN, a mí y a mi hermana, nos metieron en la celda
llamada “Cuartito azul”. Ahí estaban varias mujeres: la señora Loyola Guzmán y su bebé de
meses, Delfina Burgoa, Graciela Aguilera, Rosángela. Las personas que cuidaban eran la señora
Martha (que usaba el seudónimo Fernando y se vestía de varón) y los hermanos García. Nos
dejaban salir al patio de vez en cuando y nos sacaban fotos.”

Elsa Burgoa Mendevil, que al salir su esposo alegó como causal de divorcio el abandono de
hogar: “El 20 de abril de 1972, después de dar clases en la escuela Argentina –a la una de la
tarde– volví a mi casa. Al llegar a ella fui agredida brutalmente por agentes del Ministerio del
Interior e introducida a una movilidad. Cubrieron mi persona con un abrigo y fui llevada sin
rumbo. Llegamos a un puesto de detención. Después de 10 días me enteré que era el expuesto de
Incomunicación de Achocalla, donde permanecí bastante tiempo, a oscuras e incomunicada.
Ahí comenzó mi peregrinación, durante todo el tiempo de mi cautiverio fui trasladada una y
varias veces por diferentes lugares de detención, estuve en la Casa de Piedra de Achocalla, en el
Ministerio de Interior, en el DOP, en el DIN, en un calabozo llamado Cuartito Azul, en
Seccionales de la ciudad (a las que me llevaron las primeras noches de mi detención), en la
Prisión de Viacha y varias veces en lugares de incomunicación. En todos esos lugares fui objeto
de torturas físicas y psicológicas, improperios con palabras soeces y amenazas de muerte, que la
llevan a una hasta la desesperación.

[Ilustración de militares armados subiendo a mujeres a un camión]


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Nos trasladaron en camiones del Ejército cubiertos con carpas

En una ocasión, me opuse a que las presas lavaran frazadas de los agentes del Ministerio del
Interior, razón por la cual fui llevado al lugar de Incomunicados de Achocalla. Al otro día fui
trasladada al DOP, y por último me llevaron al DIN, hasta el calabozo Cuartito Azul. Donde, esta
vez, permanecí por más de una semana. Las condiciones eran francamente inhumanas: estaba en
medio de inmundicias, orines, heces fecales, miasmas y ratones, de ese lugar no se salía ni para
cumplir necesidades fisiológicas.”

Clotilde Cabrera de Pascuali: “Al día siguiente de la identificación fui trasladada a lo que
llamaban el “cuartito azul” donde permanecí incomunicada y en condiciones inhumanas –en
medio de excrementos y ratones– sin salir ni siquiera para satisfacer necesidades fisiológicas.
Este martirio duró aproximadamente un mes.
Posteriormente me trasladaron a una celda donde permanecí dos meses junto con otras
detenidas.”

Rosalía Choque Oblitas: “Hacían listas y listas; llamaban a unos y a otros, pero parece que no
lograban ubicarlos. Luego, esa noche me quedé a dormir sin mis padres, mi padre me decía:
“Colabora hija por favor, que más sabes, habla” y ambos con lágrimas en los ojos imploraban que
colabore con las autoridades. “No, por esta noche se quedará aquí”. Y toda la noche
interrogatorio, a cada rato me preguntaban lo mismo. Preguntas absurdas, por ejemplo, si me
gustaban las fiestas, la droga, tonterías. Esa Noche me hicieron dormir en el cuartito llamado
azul1, sin camas, tan sólo con una colchoneta mugrosa.
(Foto) Nos dimos cuenta de que nos estaban grabando y tratamos de comernos la cinta de la
grabadora.”

María Victoria Fernández Quisbert: “De repente, fue una noche que vinieron a llevarme, me
cubrieron con una frazada todo el cuerpo y me metieron a una movilidad, entonces pensé que era
al final. Sentí que Luís también estaba. Creo que fuimos los dos los más golpeados, estábamos
enrollados en frazadas, uno al lado del otro y nos despedimos diciendo: “¡Patria o muerte, hasta
la victoria final!” Es lo último que sentí y escuché de él. Ni siquiera pude verle en qué
condiciones estaba, pero puedo asegurar que muy mal. Al llegar al DOP, me llevaron al cuarto
azul y de Luís ya no supe más. Ahí me enteré que ya era el mes de octubre, ahí también recién me
percaté que estaba orinando sangre; y estaba muy pero muy lastimada. Mis brazos y piernas
estaban negros, tenía algunas heridas que ya no sabía de qué eran. Cómo perdí el conocimiento,
no sé qué es lo que había producido todo ese estado, lo que sí sabía -me contesté a mí misma- es
que ni Luis ni yo, pese a tantos vejámenes, habíamos delatado a nadie, esa era su rabia. En los
interrogatorios, les contestaba “Si investigaron, para qué me preguntan”.
En el “cuarto azul” tuve la compañía de los ratones, pero tenía comida y agua, pero ni sol ni luz,
podía ir al baño y encontraba allí algunas frutas que me caían bien. De mi hijito, nada, de mi
familia, nada, no sabía si se enteraron que yo estaba presa, por que para ellos yo estaba
trabajando fuera del país. No recuerdo cuanto tiempo estuve ahí. Después me trasladaron a
Viacha, a un cuarto lleno de agua, seguramente por la lluvia. Allí había un colchón de paja,
mojado y no había más remedio que dormir ahí. Recibí una primera visita del padre Eugenio
Bataglia y de la Cruz Roja. Vieron en el estado deplorable en el que estaba, de hecho, la Cruz
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Ref. al cuartito azul
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Roja indicó que debían de llevarme al hospital porque seguía orinando sangre, pero no lo
hicieron, algunas heridas, me curaban las mismas agentes que nos custodiaban. Por esa razón me
llevaron al cuarto de la agente mujer para que me cuidara por si me pasara algo. Todo el tiempo
estuve incomunicada, de mi hijito, no sabía nada y me tuve que hacer a la idea, que este mi hijo
también había muerto, a pesar que Benavides me decía que estaba en buenas manos. Sólo eso
sabía, pero no les creía, porque mi familia no sabía que yo estaba en Bolivia. Después me enteré
que los periódicos publicaron mi detención con otro nombre. Así pasó el tiempo y fue mi
cumpleaños, después de un año tuve visita muy breve de mi familia. Ahí me enteré que habían
recuperado a mi hijito de la gente que lo iba a adoptar, lo cierto es que lo iban a entregar a otras
personas.”

Valentina Yola Jurado Escobar: “Después de los interrogatorios sufridos en el Ministerio, fui
llevada hasta las dependencias del Departamento de Orden Político (dop), donde fui encerrada en
un cuarto pequeño y oscuro, llamado “cuartito azul”, donde pasé tres días en el lugar. Estaba sola
y únicamente me sacaban para ir al baño. Posteriormente me trasladaron a una habitación más
amplia, que daba a la calle Comercio allí me encontré con muchas mujeres, detenidas también
por sus convicciones políticas.
Después de estar varios días en el lugar, una noche fui separada de mis compañeras, según ellos
para matarme. Me cubrieron la cabeza con un paño y me trasladaron a una casa en Villa
Armonía, vivienda que el eln había utilizado como casa de seguridad y que fue incautada por el
Ministerio a los dueños de la misma.
Lo que hasta aquí había experimentado como detenida, no sería nada comparado con lo que
todavía me esperaba. La casa en la que me dejaron tenía dos habitaciones sencillas de dos aguas y
otra más pequeña que estaba separada de las otras dos. En la habitación donde me encerraron se
encontraba otra compañera muy joven de nombre Sonia, también del ELN. Después me enteré
que en la misma casa estaba detenida la compañera Mirna Murillo. En esta casa estábamos
completamente aisladas del mundo exterior, no nos permitían salir de la habitación, nadie conocía
nuestro paradero, estábamos totalmente incomunicadas. Nos vigilaban permanentemente tres
personas, un agente Bernabé y dos agentes mujeres, los tres del Ministerio del Interior, una de
ellas de nombre Martha vestía como hombre y siempre con su hijito de pocos años. Estos agentes
se turnaban cada semana.”

Teresa G. Muñoz Vargas: “Una vez que llegamos a la plaza Murillo, al edificio donde se
encontraba el dop me hacen pagar el taxi, a la entrada, me quitan mi billetera, dinero y mis
documentos de identidad y del seguro de salud.
Mis dos hijas, ya avisadas, me esperaban en la puerta, no me dejan dirigirles ni la mínima
palabra. Una vez que ingresamos a la oficina de Guido Benavidez, éste ordenó que me llevaran a
la din, donde ellos tenían a las detenidas que llamaban políticas, esa orden significaba que me
depositaran en el “cuartito azul”, esta era una celda ubicada al fondo del vetusto edificio en el que
funcionaba el dop (muchos años después se construye en ese terreno el anexo al Parlamento).
El “cuartito azul” era una celda maloliente, pequeña y con una pesada puerta y una pequeña reja,
por fuera la celda se cerraba con un gran candado, dentro del cuarto había una especie de
camastro sucio, el pequeño espacio estaba saturado con todos los olores habidos y por haber, en
ese cuartito se campeaban por el suelo los ratones, la característica de esta celda es que estaba
completamente incomunicada.
En esta misma celda encontré detenida a una adolescente de nombre Ninoska Santiváñez, me dijo
que ella estaba incomunicada por varios días, ofuscada como me encontraba no me percaté que
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Ninoska estaba en un charco de sangre, en su desesperación y al no poder evitar la tortura


Ninoska se había cortado las venas. A los “tiras” poco les importaba nuestra situación pero
cumplían con requisas permanentes como parte del amedrentamiento a que estábamos sometidas;
gracias a esas prácticas Ninoska pudo salvar su vida ya que fue trasladada al Hospital Militar.
Sola en esa inhóspita celda pasé una de las peores noches de mi prisión, sentada en el suelo de
cemento, torturada psicológica y físicamente, sin poder ir al baño y con mucha sed, de manera
persistente se acuchaban en la celda gritos y palabrotas que los presos y presas comunes lanzaban
en las rejas que los retenían.
Al día siguiente mi hija mayor buscó al Dr. Pedro Bustillos (†), cancerólogo quien debía
operarme. Gracias a las gestiones que realizó mi familia y con la certificación del Dr. Bustillos, a
las doce del día siguiente fui trasladad a un pabellón en el Hospital Militar, donde se encontraban
otras detenidas por orden del Ministerio del Interior.”

Miriam Rodríguez: “La habitación en el DOP que servía de prisión a las mujeres políticas era
pequeña. Siempre estaba llena con 20 o más mujeres –una prisión de paso. Algunas presas
permanecían poco tiempo, otras se quedaron todo el tiempo que yo estuve allá. Recuerdo algunos
nombres de mujeres que encontré allá, como Doña María Luisa Bonadona, Dora Higueras,
Vicenta Guzmán, Consuelo Quitón, las hermanas Dora y Magali Camacho, Carmiña Luján, pero
muchos otros he olvidado. Algunas mujeres eran llevadas al Ministerio del Interior a
interrogatorios con Benavides y/o Loayza. A su vuelta nos comentaron que recibían amenazas,
otras eran liberadas o quizás trasladadas a otras cárceles; de hecho: las presas torturadas ya no
eran devueltas a esta carceleta, a ellas las mantenían incomunicadas en el Ministerio del Interior,
o en denominadas ex casas de seguridad del ELN o en el famoso cuartito azul.
A mi llegada a la celda del dop, demostré espontáneamente mi alegría al encontrar una cara
conocida, Vicenta Guzmán, a quien había conocido en mi época de estudiante en Oruro. Sin
embargo ella me recibió con desconfianza, a partir de entonces comprendí que mi relación con
las detenidas debía ser sólo formal, trivial y limitarse a lo humano. Leíamos, tejíamos,
compartíamos comida, revistas y estábamos atentas a las necesidades de otras compañeras.
Cuando cayó detenida una presentadora de televisión, creo que se llamaba Ana María, que
utilizaba pestañas postizas, descubrimos que hacer pestañas postizas no era difícil. Como yo tenía
el cabello más negro y espeso, fui la sacrificada para donar cabellos para hacernos pestañas,
pasábamos horas trenzando los cabellos en un hilo, luego las enrulábamos en lápices y
finalmente las cortábamos adecuadamente. Era una actividad que nos distraía en el cautiverio,
alguna vez lucíamos nuestras hermosas pestañas y nos reíamos”

Anita Urquieta Paz: “Fue la noche de San Juan que fui trasladada a las celdas de la policía, que
entonces estaban en la calle Comercio, tras de lo que es el Parlamento, al cuartito azul, que de
azul no tenía nada: era un depósito de trastos viejos y ratones, de donde salíamos sólo al baño en
la mañana, a medio día y en la noche dábamos algunos trotes en el patio para estirar las piernas,
mientras los presos comunes, hombres y mujeres, nos observaban con curiosidad y nos tenían
lástima porque éramos presos políticos y ellos sabían que nos maltrataban. Allí me encontré a
Ofelia, de origen argentino, que había sido detenida en Achacachi. Compartíamos un sillón viejo
como cama, ya que ella tenía frazadas y teníamos una estufa vieja que nos servía de mesa. Allí
compartimos unos 20 o más días juntas, tratando de recordar e hilvanar qué había pasado con
cada una de nuestras detenciones, y curando las heridas.”

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Olga Valverde Ostria de Torrico: Recuerda el “Cuartito azul del DOP”: “Inmediatamente fui
trasladada a las oficinas de la policía (quedaba cruzando la calle Comercio, actualmente son las
oficinas del Parlamento) y se me recluye en el famoso entonces Cuartito Azul por haber sido el
lugar de innumerables torturas y asesinatos de muchos presos políticos de la época; un cuarto en
el que se podían apreciar manchas de sangre tanto en la pared como en el piso. Era insalubre pues
circulaban ratas y en el centro tenían un foco enorme de gran luminosidad, el cual estaba
encendido día y noche2.
(339) Mi estadía en el famoso cuartito fue terrible, estuve incomunicada por cinco días sin probar
alimento3. Sólo tenía en mi poder cigarrillos que compré antes de mi detención (entonces fumaba
bastante, después de varios intentos lo dejé finalmente hace 15 años) y malas condiciones
sanitarias (como baño tenía unas latas fétidas e insalubres). No podía dormir bien por el frío que
pasaba. Me cubría apenas con un saquito de lana que tenía encima en el momento de mi
aprensión.
Al sexto día cerca a las siete de la mañana me trasladaron nuevamente a las oficinas del DOP
para interrogatorio. Me ficharon (me tomaron fotos como a una vulgar delincuente). Luego me
hicieron preguntas sobre si era militante del Partido Comunista o el Ejército de Liberación
Nacional (ELN4). Querían saber a quiénes conocía, dónde estaban. En ningún momento dije algo
que comprometiera a mis compañeros o las instituciones a las que pertenecía. Les respondía y
repetía a rajatabla que era dirigente sindical de los trabajadores de la UMSA y sobre el resto
respondía que ignoraba. Me empujaron repetidas veces hacia la pared y al piso, me jalaron varias
veces del pelo y cuando caía, aprovechaban de patearme5.
(340) Del interrogatorio y bastante magullada, me devolvieron a la policía, sólo que esta vez a
otro cuarto, ubicado cerca de la puerta de entrada, donde, para mi asombro, me encontré con más
2
Una anécdota referida al foco. Estaba prendido día y noche y llegó a fastidiarme la vista. La segunda noche de
reclusión, ya cansada de que me alumbrara, le tiré un zapatazo (con mejor puntería que Muntazer al Zaidi, el valiente
irakí que lanzó su zapato a Busch, en protesta por la intervención de USA en Irak) y a la primera logré romperlo. Al
día siguiente los agentes entraron y me preguntaron qué había sucedido con el foco. Les contesté que se había
reventado solo. Sin otra explicación lo reemplazaron sobre la marcha, pero nuevamente y ante mi angustia visual, al
amanecer del cuarto día, lo volví a reventar. Entonces me quedé a oscuras hasta el amanecer del sexto día, donde
recién los agentes volvieron y por segunda vez cambiaron el dichoso foco.
Ese mismo día en la mañana fui trasladada a otro ambiente en las mismas dependencias de la policía (me imagino
que ya sospechaban de mí y creo que un motivo adicional para mi traslado, era que no siga rompiéndolos). (N. O. del
T.)
3
Anécdota 2: Durante esos cinco días aciagos, encontré que diariamente me dejaban frutas, panes y otros alimentos
debajo de la puerta. No me atrevía a recogerlos porque pensaba que podían contener veneno o droga. Posteriormente
me enteré que las compañeras presas en otro ambiente de la policía (al cual me trasladaron después) y que podían
salir al baño, al enterarse de que había una colega presa e incomunicaba, colocaban estos insumos para que pudiera
alimentarme. Lastimosamente pudo más la desconfianza y el miedo. (N. O. del T.)
4
El ejército de liberación nacional (ELN) se estableció como un grupo revolucionario por los años 1966-
1967durante la guerrilla de Ñancuaguazú. Liderados por Ernesto “El Che” Guevara, este grupo se mantuvo en
contacto con las organizaciones sociales bolivianas (N. del A.)
5
Anécdota 3: Otro relato interesante relacionado a este interrogatorio fue sobre mi segundo apellido que es Valverde.
Rudy Quiroga me pregunta si era pariente de Edgar Valverde otrora Secretario General del Rectorado de la UMSA, a
lo que contestaba que no tenía ninguna relación con el mencionado señor, ya que él era de familia paceña y yo de
origen orureño (tratando de parecer ingenua). Ante la insistencia del interrogador, les dije por qué no me hacían
pariente de una vez de Carlos Valverde Barberí y se ordenara mi libertad en forma inmediata. Con esto acabó el tema
del apellido (CVB fue uno de los jefes de la Falange Socialista Boliviana, ministro de salud de Banzer, famoso
paramilitar que durante la dictadura intervino la Universidad Gabriel Rene Moreno y la Federación de Fabriles de
Santa Cruz con metralleta en mano, mentor y fundador de la temible Unión Juvenil Cruceñista, separatista declarado,
odiador del colla, y que hoy se pasea campante bajo protección de la oligarquía cruceña y la vista gorda del Prefecto
Costas). (N. O. del T.)
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de 25 mujeres. Este ambiente era pequeño, tenía una sola ventana que daba a la calle Comercio y
tenía los vidrios pintados de negro, solo había unas cuantas payasas (colchones artesanales
hechos de paja brava y tela de yute), en cada una dormían hasta cuatro mujeres. En esta instancia
ya permitieron la visita de mi esposo para dejarme frazadas, algo de ropa y alimentos.
La vida en ese lugar fue algo más llevadero, no se podía conversar mucho sobre nuestras
familias, compañeros de partido, etc., porque entre nosotras se encontraban las llamadas tiras
(mujeres agentes encubiertas del Ministerio del Interior)”

Marlene Vásquez Solares: “En el gobierno de facto de Luís García Meza, estando ya casada y
con dos hijos pequeños, quisieron detenerme nuevamente debido a que estaba fichada en el
Ministerio del Interior. Pero como usaba un seudónimo no lograron encontrarme, por más que
preguntaron a los vecinos por mi nombre. Pero como ellos conocían sólo mi seudónimo no
pudieron obtener nada en concreto. Cuando supe que me estaban buscando abandoné a mi
esposo, renuncié a mi trabajo y me fui con mis dos pequeños hijos de la ciudad de La Paz a la
frontera con Perú hasta que cayó el gobierno de García Meza.
Nunca dejo de preguntarme cómo se sentían otras personas en ese cuartito azul lleno de trastos y
ratones. Sé que fueron muchas las mujeres que estuvieron en esa habitación. Recuerdo
especialmente la Sra. María Luisa Bonadona. Muchas de mis compañeras les tenían terror a los
ratones.
Lo que más me molesta es el de haber servido de escalera a muchos, que llegado el momento ni
siquiera se acordaron de muchos compañeros o compañeras que expusieron o dieron sus vidas
por sus ideales, a cambio de nada, solo con la idea de que un día se harían realidad esos ideales.”

Espacialidad: espacio de los cuerpos geométricos, espacio de los cuerpos sentidos.

Acerquémonos en primer lugar a la concepción de topofilia de Bachelard para comprender el


trabajo de la topofobia que se desea plantear.
¿Qué es la fenomenología de la imagen poética? ¿Por qué ella es una fenomenología del espacio
vivido? ¿En qué se diferencian la topofilia y la topofobia?
Vamos a comprender la fenomenología de la imagen poética como una fenomenología del
espacio vivido. Este espacio vivido es accesible por lo que Bachelard denomina resonancia del
alma. En nuestro caso, esta resonancia del alma se comprenderá como resonancia de la
corporalidad vivida, del encuerpamiento.

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Fenomenología del espacio en Bachelard


Topofila: “En efecto, solo queremos examinar imágenes muy sencillas, las imágenes del espacio
feliz.” (2009, 27) “Aspiran a determinar el valor de lo humano de los espacios de posesión, de los
espacios defendidos contra fuerzas adversas, de los espacios amados.” (2009, 28)
“El espacio captado por la imaginación no puede seguir siendo el espacio indiferente entregado a
la medida y a la reflexión del geómetra. Es vivido. Y es vivido, no en su positividad, sino con
todas las parcialidades de la imaginación. En particular, atrae casi siempre. Concentra ser en el
interior de los límites que protegen. El juego del exterior y de la intimidad no es, en el reino de
las imágenes, un juego equilibrado. Por otra parte, los espacios de hostilidad están apenas
evocados en las páginas siguientes. Estos espacios del odio y del combate solo pueden estudiarse
refiriéndose a materias ardientes, a las imágenes del apocalipsis. Por el momento nos situamos
ante imágenes que atraen” (2009, 28).
Poética de la casa: ¿Cómo unas cámaras secretas, cámaras desaparecidas, se constituyen en
moradas para un pasado inolvidable? ¿De qué manera los refugios efímeros y los albergues
ocasionales reciben a veces, en nuestros ensueños íntimos, valores que no tienen ninguna base
objetiva? “Con la imagen de la casa tenemos un verdadero principio de integración psicológica,
Psicología descriptiva, psicología de las profundidades, psicoanálisis y fenomenología podrían
constituir, con la casa, ese cuerpo de doctrinas que designamos bajo el nombre de topoanálisis”
(2009, 29) “Nuestra alma es una morada. Y al acordarnos de las ‘casas’, de los ‘cuartos’,
aprendemos a ‘morar’ en nosotros mismos. Se ve desde ahora que las imágenes de la casa
marchan en dos sentidos: están en nosotros tanto como nosotros estamos en ellas.” (2009, 29-30)
Casas de las cosas: cajones, cofres, armarios.

La imaginación poética propone problemas.


“Hay que estar en el presente, en el presente de la imagen, en el minuto de la imagen: si hay una
filosofía de la poesía, esta filosofía debe nacer y renacer con el motivo de un verso dominante, en
la adhesión total a una imagen aislada, y precisamente en el éxtasis mismo de la novedad de la
imagen. La imagen poética es un resaltar súbito del psiquismo, relieve mal estudiado en
causalidad psicológicas subalternas” (2009, 7)
“… la filosofía de la poesía debe reconocer que el acto poético no tiene pasado, que no tiene al
menos un pasado próximo, remontándose al cual se podría seguir su preparación y su
advenimiento” (2009, 7)
Una imagen nueva aparece relacionada con un arquetipo dormido en el fondo del inconsciente.
La imagen poética está “en el resplandor de una imagen, resuenan los ecos del pasado lejano, sin
que se vea hasta qué profundidad van a repercutir y extinguirse. En su novedad, en su actividad,
la imagen poética tiene un ser propio, un dinamismo propio. Proceso de una ontología directa”
(2009, 8).
La repercusión de una imagen es resonancia: “En esa resonancia la imagen poética tendrá una
sonoridad de ser” (2009, 8). Referencia a Minkowsky. Wandelfels escribe: “Tuvo un efecto
especia el escrito Le temps vecú (1933) donde la mirada del filósofo se encuentra con la del
psiquiatra en el campo del tiempo y del espacio vividos” y “En Minkowski que encontró su
campo de actuación en Francia, la teoría e la esencia husserliana se une con la comprensión de la
vida y del tiempo de Bergson, funcionando como eslabón en la teoría de la simpatía de Scheler”
(Wandelfels, 104).
“El poeta no me confiere el pasado de su imagen y, sin embargo, su imagen arraiga en seguida en
mí. La comunicabilidad de una imagen singular es un hecho de gran significado ontológico.”
(2009, 8).
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“El arte es entonces un redoblamiento de vida, una especie de emulación en las sorpresas que
excitan nuestra conciencia y la impiden adormecerse.” (2009, 25).
Debe sensibilizarse la duplicación fenomenológica de las resonancias y de la repercusión.
“Las resonancias se dispersan sobre los diferentes planos de nuestra vida en el mundo, la
repercusión nos llama a una profundización de nuestra propia existencia. En la resonancia oímos
el poema, en la repercusión lo hablamos, es nuestro. La repercusión opera un cambio del ser.
Parece que el ser del poeta sea nuestro ser. La multiplicidad de las resonancias sale entonces de la
unidad de ser de la repercusión. La exuberancia y la profundidad de un poema son siempre
fenómenos de la duplicación resonancia-repercusión. “Parece que en su exuberancia el poeta
reanima en nosotros unas profundidades. Para dar cuenta de la acción psicológica de un poema
habrá, pues, que. Seguir dos ejes de análisis fenomenológicos, hacia las exuberancias del espíritu
y hacia la profundidad del alma. (2009, 14).
“… el acto poético, la imagen súbita, la llamarada del ser en la imaginación escapan a tales
encuestas. Para iluminar filosóficamente el problema de la imagen poética es preciso llegar a una
fenomenología de la imaginación. Entendamos por esto un estudio del fenómeno de la imagen
poética cuando la imagen surge en la conciencia como un producto directo del corazón, del alma,
del ser del hombre captado en su actualidad” (2009, 9)
Problemas: “¿Cómo una imagen, a veces muy singular, puede aparecer como una concentración
de todo el psiquismo? ¿Cómo, también, ese acontecimiento singular y efímero que es la aparición
de una imagen poética singular, puede ejercer acción -sin preparación alguna- sobre otras almas,
en otros corazones, y eso, pese a todas las barreras del sentido común, a todos los prudentes
pensamientos, complacidos en su inmovilidad?” (2009, 10)
Transubjetividad de la imagen: “Esta no se puede comprender solo por el hábito de las
referencias objetivas. Se requiere una fenomenología, una consideración del surgir de la imagen
en una conciencia individual. Esta fenomenología permite restituir la subjetividad de las
imágenes y a medir la amplitud, la fuerza, el sentido de la transubjetividad de la imagen”. La
tarea de una fenomenología de la imagen poética consiste en “desprender la acción mutadora de
la imagen poética en el detalle de las variaciones de las imágenes” (2009, 10). Es decir, se debe
captar la realidad específica. Hay que asociar sistemáticamente el acto de la conciencia donadora
con el producto más fugaz de la conciencia: la imagen poética. “Al nivel de la imagen poética, la
dualidad del sujeto y del objeto es irisada, espejeante, continuamente activa en sus inversiones.
En ese dominio de la creación de la imagen poética por el poeta, la fenomenología es, si así
puede decirse, una fenomenología microscópica” (2009, 10). Se debe acumular documentos
sobre la conciencia soñadora. Una fenomenología del alma antes que del espíritu. Debe recibir
todos los poderes del vocabulario, “no debe simplificar nada ni endurecer nada” (2009, 11)
Recibiendo una imagen poética nueva, experimentamos su valor de intersubjetividad.
La novedad esencial de la imagen poética plantea el problema de la creatividad del ser que habla.
“En cuanto a nosotros aficionados a la lectura feliz, no leemos ni releemos más que lo que nos
gusta, con un pequeño orgullo de lector mezclado con mucho entusiasmo” (2009, 17).
“El bien decir es un elemento el bien vivir” (209, 18)
La imagen poética es esencialmente variable. No es constitutiva, como el concepto.
La imagen, en su simplicidad, no necesita un saber. Es propiedad de una conciencia ingenua. Es.
En su expresión es lenguaje joven. El poeta, en la novedad de sus imágenes es siempre origen del
lenguaje.” (2009, 11).
“Un gran verso puede tener una gran influencia sobre el alma de una lengua. Despierta imágenes
borradas. Y al mismo tiempo sanciona lo imprevisible de la palabra”

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La imagen es antes que el pensamiento. El alma es una palabra de aliento, de inspiración,


onomatopeya de la respiración. “El tono poético que corresponde al alma debe, pues, quedar
abierto a nuestras encuestas fenomenológicas” (2009, 11-12) “La obra debe redimir a un alma
apasionada” (2009, 12). La poesía es un compromiso del alma. “La conciencia asociada del alma
es más reposada, menos intencionada que la conciencia asociada a los fenómenos del espíritu”
(12).
“La imagen poética es una emergencia del lenguaje, está siempre un poco por encima del
lenguaje significante.” (2009, 18).
Ensueño poético como fenomenología del alma. En el ensueño poético el alma vela, sin tensión,
descansada y activa. Para hacer un poema completo, bien estructurado, será preciso que el
espíritu lo prefigure en proyecto. Pero para una simple imagen poética, no hay proyecto, no hace
falta más que un movimiento del alma. En una imagen poética el alma ice su presencia” (2009,
13). “El alma inaugura. Es aquí potencia primera. Es dignidad humana” (2009, 13).

3. Análisis de algunos fragmentos de testimonios

Síntesis de la parte 3:
- Lo cerrado marca los recuerdos dejándoles sus valores de imagen: posee su propia
tonalidad.
- Comunicación al reviviendo recuerdos de vulnerabilidad.
- Prisión de paso en la vida del hombre impone incertidumbre, reducción a lo biológico
(Agamben, 2017, 171): tensión entre viviente y logos.
- No dispersión, sino “abismo“ entre encierro y el mundo exterior.
- Situación aflictiva: deformación de la vivencia del mundo habitual.

4. Síntesis del análisis

• Comunicación al reviviendo recuerdos de vulnerabilidad.


• Algo cerrado debe guardar a los recuerdos dejándoles sus valores de imagen: poseen su
propia tonalidad.
• Prisión de paso en la vida del hombre impone incertidumbre, reducción a lo biológico
(Agamben, 2017, 171): tensión entre viviente y logos.
• No dispersión, sino “abismo“entre encierro y el mundo exterior.
• Situación aflictiva: deformación de la vivencia del mundo habitual.

Síntesis final:

- Qué rasgos caracterizan la expresión del espacio vivido en estos testimonios de encierro y
tortura?
- Abismo entre la intimida aflictiva y el mundo exterior (esfera familiar y social)
- Vulnerabilidad: disminución de la agencia y fijación del rol a enemigo o colaborador
- Alteración de la intercorporalidad: extrañamiento de los otros.
- Estimulación de la capacidad de prosopopeya: ratones y cosas cobran rasgos de personas
o interlocutores.
- ¿Implican tales rasgos una poética del espacio triste?
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- Ellos implican los rasgos de una espacialidad sedimenta como la imagen de un celda
inhóspita, lo contrario de la casa o el cuarto bachelardiano.
- La imagen poética de la topofobia es un medio de comunicación evocativa de la
historicidad aflictiva del cuerpo vivido.

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• Fenomenología: „consideración del surgir de la imagen en una conciencia individual.“


• Restituir la subjetividad de las imágenes y a medir la amplitud, la fuerza, el sentido de la
transubjetividad de la imagen.
• Desprender „la acción mutadora de la imagen poética en el detalle de las variaciones de
las imágenes” (2009, 10).
• Captar la realidad específica. Asociar sistemáticamente el acto de la conciencia donadora
con el producto más fugaz de la conciencia: la imagen poética.
• Describir la dialéctica del enraizar cotidianamente en nuestro ‚rincón del mundo‘ (34)

• Describir la dialéctica del enraizar cotidianamente en nuestro ‚rincón del mundo‘ (34)
• „Nos reconfortamos reviviendo recuerdos de protección. Algo cerrado debe guardar a los
recuerdos dejándoles sus valores de imágenes. Los recuerdos del mundo exterior no
tendrán nunc la misma tonalidad que los recuerdos de la casa“ (36)
• „La casa en la vida del hombre suplanta contingencia, multiplica sus consejos de
continuidad. Sin ella, el hombre sería un ser disperso. Lo sostiene a través de la vida. Es
cuerpo y alma. Es el primer mundo del ser humano“ (37)

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