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Resumen:

Cuando se habla de la humanidad los primeros argumentos o hechos que surgen usualmente

circundan lo concreto. La generaciones pasadas normalizaron un cierto tipo de conformidad

en cuanto a las cataduras que involucran los sentimientos. En la modernidad se ha tratado de

romper el tabú que involucra la introspección pues se ha comprobado que la evasión de la

internalidad resulta en caos moral y psicológico. La subjetividad juega una gran parte en

cuestión al entendimiento de las emociones y los interrogantes existenciales ya que el

significado de los mismos suele ser sujeto a la individualidad. La siguiente lectura es un

acercamiento hacia el aspecto interno de lo humano. Es un recorrido por las vertientes que

interpretan la sensibilidad. Esto es en referencia a la filosofía y el arte. Más allá de un

recorrido, esta lectura explora y contrasta la relación que guardan estos conceptos.
Notas:

Tesis: relación entre el arte y la filosofía

El arte es el lenguaje del alma y la filosofía la estructura que la edifica

Introducción​.

Desarrollo​:

● Arte

○ Definición

■ Arte

■ Alma

○ Reflejo en la sociedad (utilización del arte como crítica)

○ Diferencia entre arte y la vida (el arte imita a la vida)

● Filosofía//Hileformismo

○ Definición

■ Filosofía

■ Hileformismo

○ Contraste en la sociedad

○ Diferencia entre filosofía y ciencia

● Comparación

○ Arte y la superficialidad (estética)

○ Separación del alma con la materia (arte y filosofía)

○ Modernidad

● Cuestionamiento

○ La influencia de la filosofía en el arte


Concomitancia; Una Perspectiva entre el Arte y la Filosofía

La humanidad se distingue en él reino animal por su capacidad intelectual. Aunque el

significado de este concepto puede resultar ambiguo, es innegable que esta capacidad ha

llevado al ser humano a desarrollar amplios y complejos constructos. La finalidad de estos

constructos recae principalmente en la necesidad de explicar todo lo que tiene a su alcance.

La ciencia, por ejemplo, está compuesta de fundamentos establecidos por los humanos como

resultado a base al menester de elucidar los sucesos que ocurren en forma natural en el

mundo. El lenguaje, simultáneamente, surge bajo la necesidad de crear una manera concreta

de organizar y expresar los monólogos internos que se manifiestan a costa de esta capacidad

intelectual. Estos dos conceptos, aunque dispares, se entrelazan para estructurar el

conocimiento que se obtiene de forma concreta. Las variables que coexisten en el universo se

pueden explicar por medio de estas estructuras.

A medida que la humanidad va desarrollando y ampliando su entendimiento en

contraste al mundo, crece también una conciencia hacia el aspecto interno de lo que nos

constituye. Las expresiones sencillas y los números empiezan a quedarse cortos a la hora de

expresar percepciones recónditas al igual que abstractas. Es ahí donde entra el arte. Este

concepto tan ambiguo y trascendente se convierte en un lenguaje; el lenguaje del alma.

Paralelamente, la ciencia se queda corta al momento de explicar las circunstancias que

desembocan en la vida y en la sociedad. En un intento de esclarecer dichos interrogantes, los

antiguos originan lo que contemporáneamente se conoce como filosofía. Esta noción recoge

todos los aspectos que circundan las matices abstractas que componen a la realidad. De la

misma manera en la que la ciencia cimenta la sustantividad de la naturaleza y el lenguaje


estructura las herramientas para expresar, el arte y la filosofía edifican el armazón que

instituye al alma.

La real academia española (2001) define el arte como una “​Manifestación de la

actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que

interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”​ pero al

observar la utilización de este concepto en la prehistoria es notable que más allá de una

finalidad estética, el arte fue el primer método de comunicación estructurado por la

humanidad. El arte es un concepto casi tan antiguo como el humano en sí pues con la

evolución del raciocinio crece paralelamente la necesidad de expresar el sentir en una forma

dimensional. Las pinturas rupestres encontradas en cuevas por los historiadores son el primer

ejemplo que ilustra la vida en las civilizaciones que poblaron la tierra mucho antes de que

surgiera la escritura. La cueva de altamira fue el hogar de las primeras representaciones

visuales en la prehistoria. Los dibujos encontrados en las mismas representan rituales hechos

por Chamanes en afán de conectarse a la naturaleza. Esta al igual que muchas de las

evidencias pictóricas encontradas proveen un mejor entendimiento hacia la vida y el sentir de

aquellos autores arcaicos.

Aún cuando se desarrolla un modelo más complejo para la comunicación como lo es

el lenguaje, el alma busca una manera más expresiva de manifestarse. El alma es la esencia

abstracta que le da vida a la humanidad. En las culturas religiosas al igual que en varias

corrientes filosóficas, esta sustancia se categoriza como inmortal pues las creencias

establecen que la misma continúa su existencia aún después de la muerte en una dimensión

astral. Platón (427-347 a.C), por ejemplo, argumentaba que existía un mundo alterno

coexistente con la realidad perceptiva el cual acoge todos los aspectos de lo intangible. Los

conceptos de lo que compone no solo el alma pero también las ideas, provienen de este
segundo mundo invisible y con la defunción se regresa a el. Por otro lado, en la mayoría de

las religiones se argumenta que el alma fue provista por un ser supremo y que las acciones al

igual que decisiones tomadas en la mortalidad influyen en el destino del espectro humano

después de la muerte. El alma no necesariamente se asocia a una connotación religiosa, pues

al aplicar la definición de este concepto a la vida es aparente que existe un agente invisible

que vivifica la consciencia. Este agente es el vehículo de las emociones, los pensamientos, las

interpretaciones y todo aquello que construye la esencia psíquica del ser. Su vehemente

avidez de expresar emociones intensas se logra mediante la complejidad que proveen los

variados elementos artísticos.

A través de la historia se ha observado cómo el concepto del arte recopila no sólo las

emociones, sino también los subliminales vituperios de aquellos con una fuerte conexión y

discernimiento tanto con su ingenio emocional como con la sustantividad de su entorno. El

uso del lenguaje figurado es una forma de arte que apela a la belleza del entendimiento. Las

analogías complejas en referencia a la sensibilidad y en más de una ocasión la carencia de

moralidad en las figuras de poder han brindado un espacio abstracto a los escritores para

avituallar críticas desapercibidamente. Gabriel García Márquez (1927-2014) fue ganador del

prestigioso Premio Nobel en el área de literatura porque dicho autor construyó complejas

narrativas cuya profundidad abarca más de lo que se lee en primera instancia. García Marqués

vivió en una época de régimen dictatorial en Latinoamérica, por lo que naturalmente muchos

de sus escritos eran centrados bajo esta temática. El Coronel No Tiene Quien le Escriba es

una de las obras del mencionado autor que recoge una crítica poética hacia la corrupción de

su contemporaneidad. La trama de la novela circunda en un Coronel senil que vive con su

esposa en la pobreza y miseria en un pueblo gobernado por la milicia donde existe una ley

marcial de censura. Durante el transcurso de la narración, el Coronel vive aferrado a la


esperanza de que recibirá el pago de su pensión mientras que a la vez deposita su tiempo y

esperanza en un gallo de pelea. Los simbolismos presentes en esta obra implican un juicio

despectivo en cuanto a los actos corruptos de las figuras de poder al igual que una referencia

a los afectados. El Coronel y su esposa en conjunto con el pueblito donde viven ilustran el

abandono y abuso de un gobierno cuyo único interés es el propio.

En una época más pretérita y ardua en cuanto al control social, Miguel Cervantes

expresaba sus críticas en una manera menos directa. Don Quijote de La Mancha es uno de los

clásicos literarios más aclamados de la historia. La famosa novela abunda una heterogeneidad

en cuanto a la interpretación de los hechos narrados. Dicha ambigüedad es una de las

principales particularidades que caracterizan a este clásico literario. En el transcurso de la

narración, las aventuras del caballero preludian una atmósfera fantasiosa y majadera. Al

analizar detenidamente esta narración, se pueden encontrar críticas hacia la oligarquía de los

monarcas y el cristianismo que gobernaban aquella época. El personaje de Don Quijote

presenta un cuestionamiento hacia lo que es verdadero según establecido por las figuras de

control. Este complejo argumento no es fácil de captar a simple vista, pues Cervantes hizo un

trabajo extraordinario al ocultar dichas críticas en aventuras cómicas y un lenguaje figurado.

Es por medio de estas y muchas otras letras que se ha podido apreciar perspectivas profundas

en cuanto a la vida en épocas distintas a la presente.

Cuando se posee una herramienta tan prolija como lo es el arte, resulta asequible distorsionar

la fina línea que divide a la vida con lo figurativo. A pesar de que el mismo es un pertrecho

bastante útil a la hora de comunicar la sensibilidad que no alcanzan las expresiones afables,

es importante reconocer que el arte es una imitación de lo real. Es así porque el arte es

perfecto. En las obras tanto literarias y teatrales así como visuales en la pintura y el baile,

cada detalle tiene un significado premeditado. Se observa en los colores que simbolizan un
sentimiento. Se observa también en los designados movimientos de los bailes que buscan

evocar emociones específicas. Los alegóricos acontecimientos y palabras que edifican la

narrativa literaria son otra evidencia del mencionado argumento. La presencia de la

perfección en todos los elementos artísticos que componen dicho concepto la segrega de ser

sinónimo de la vida pues la vida es enteramente antitética a la pureza que el arte representa.

Para citar al filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1860), ​ “La vida no tiene ningún valor

intrínseco, pero se mantiene en movimiento simplemente por el deseo y la ilusión”.​

La filosofía, por otro lado, es un concepto complejo que abarca un entendimiento

hacía la vida que las ciencias naturales se les dificulta explicar. Una definición concreta para

esta noción sería que la misma es un ​“Conjunto de saberes que busca establecer, de manera

racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la

realidad, así como el sentido del obrar humano.”​ (Diccionario de la Real Academia

Española, 2001). En otras palabras, es el colectivo de perspectivas en cuanto a la existencia

humana universal. Como todas las figuras complejas, la filosofía se divide en una variedad de

conceptos y vertientes. Entre estos se encuentra lo que se conoce como Hileformismo. El

hilemorfismo, según Aristóteles (385-323 a.C) , es una rama de la filosofía cuyo principio

consiste en que todo lo que ocupa el plano existencial está enteramente estructurado por

materia y forma. La materia se refiere al armazón concreto de lo que existe. Por otro lado, la

forma es la estructura abstracta de la esencia. La excepción a esta noción recae en Dios, que

se identifica como una forma sin materia. Los humanos, acorde a lo que dicta Aristóteles,

están compuestos por forma y materia. El cuerpo representa la materia y el alma a la forma.

Aristóteles también recalcó que estos son inherentes en todos los cuerpos y substancias.

Cada aspecto existente dentro del espectro de la realidad posee la división establecida

por el antiguo pensador. En una sociedad moderna se encuentran ejemplos de esta filosofía en
aspectos materialistas como los aparatos tecnológicos ya que los mismos operan de manera

semejante al funcionamiento humano. Se ha desarrollado la producción de inteligencia

artificial la cual simula el razonamiento humano computarizadamente. Debido a su naturaleza

concreta, en ciertos aspectos es posible que se presente confusión entre el concepto de

filosofía y de ciencia. El diccionario de la real Academia Española (2001) define a la ciencia

como un ​“Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento,

sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales”​ lo cual

resulta similar al concepto filosofía. La diferencia principal entre ambas nociones recae en

que la filosofía se basa en idiosincrasias susceptibles a conjeturas debido a que las mismas se

obtienen bajo el lente de la percepción. La ciencia por otro lado, es más concreta en sus

acercamientos técnicos de lo que compone la realidad porque la evidencia que constituye a la

misma se basa estrictamente en la experiencia y su interpretación lógica.

La filosofía aristotélica del hilemorfismo es una perspectiva que explica cómo los

marcos de existencia necesitan una división para separar la esencia de lo material. Es posible

atribuir estas características a entes de vida concretos pero en ocasiones resulta difícil

visualizarlos con ideas y conceptos que no portan energía individualmente. Sin embargo,

estructuras complejas como el alma pueden portar la misma separación dentro de su plano

metafísico. Las nociones de cómo funciona la vida se reducen a la interpretación individual

pero es también cierto que el ser humano es un animal social. En este punto de evolución en

la historia, la humanidad ha implantado unos instintos en cuanto a respuestas sociales. Siglos

y siglos de convivencia han construido un índice de normas sobre cómo cada individuo debe

actuar. Esta serie de normas y exigencias han desarrollado un espectro más complejo dentro

del horizonte corporal. El alma es la forma de la mortalidad, pero el avance social que ha
permitido el incremento de ideologías y compuestos materiales a costa de los individuos ha

concebido una separación dentro de la misma para asumir su conceptualidad.

Aplicando las enseñanzas del hileformismo, la filosofía y el arte representan la

materia y forma que edifican al alma como ente separado. El arte provee un espacio extenso

para descargar las emociones en un proceder que difiere de las formalidades concretas que

establece la sociedad. En muchas ocasiones este espacio sirve como un escape de los

peliagudos debates de la cotidiana objetividad. Este provee un cuerpo fuera del ente

conceptual que le brinda vida a los sentimientos que no pueden ser expresados con los

sentidos. Los complicados rudimentos de la filosofía estructuran una intelección más concreta

hacia el entendimiento de la mortalidad. La misma compone la forma de la subsistencia,

puesto que su función es más abstracta. La filosofía busca darle forma a los enigmáticos

sucesos que ocurren en la condición de la existencia. Son un conjunto de percepciones sobre

lo que la vida constituye.

Como se mencionó anteriormente, la vida no tiene un valor designado. Es un caos

constante e impredecible. Resulta mucho más sencillo limitar el entendimiento a lo que

percibe la superficialidad de los sentidos, pero el arte y la filosofía profundizan la existencia

más allá de ello. Existe una concepción equivocada sobre el propósito del arte. Se ha

normalizado la noción de que el arte persigue meramente una finalidad estética. Es cierto que

la belleza es un aspecto importante en todas las vertientes del arte. Esto se debe a que la

beldad es un concepto complicado en el ámbito de la sociedad. La belleza puede considerarse

como una la ilusión de armonía. Es un arquetipo del sentimiento cabal que produce una

cercanía hacia un semblante adyacente a la perfección. Admirar una pieza no es solamente

complementar lo observado. La belleza busca incitar una sensación de pura integridad ante

los fragmentos de existencia que captura la cláusula íntima de la humanidad. No obstante, es


imperativo reconocer el valor cultural y emocional que proveen las obras artísticas fuera de lo

estético. El arte es un espejo hacia la realidad. Es una imitación frívola y exagerada de la

historia en el pasado y paralelamente la contemporaneidad en el presente. Los sonidos, las

pinturas, los bailes, la literatura y cada uno de los elementos artísticos que se popularizan a

través de los años representan un reflejo de la humanidad en cada época.

Las corrientes de pensamiento son otro artilugio testigo de la naturaleza humana en el

pasar de los años. El arte engloba una catadura más conceptual en cuanto a la supervivencia

pues la misma se reduce a elementos en su mayoría ficticios que son colindantes a la

ambigüedad. La filosofía utiliza recursos lingüísticos y literarios para construir exégesises

complejos en cuanto a la vida. Varias ideologías de antiguos que existieron hace miles de

años siguen conservando su validez, aunque el contexto social en aquel entonces era muy

diferente al contemporáneo, gracias a la materialidad que ofrecen la tinta y el papel. Los

escritos de Platón proveen la visión filosófica que el antiguo acarreo en su tiempo al igual que

las de su maestro Sócrates. Estos escritos son fragmentos de la base de muchas vertientes

filosóficas tanto antiguas como presentes. A pesar del uso de vocablo culto y tácticas

literarias para verbalizar las percepciones, la filosofía difiere de la literatura en el aspecto de

su realismo. La filosofía no busca crear una narrativa con un mensaje subliminal. Por el

contrario, la misma busca expresar directamente la visión humana de la mortalidad. Aunque

la filosofía sea susceptible a la interpretación, sus acercamientos hacia la vida son más

concretos de identificar y su legado perdura en la historia del colectivo humano de la misma

manera que el arte.

Con el pasar de los años, el crecimiento de la cultura popular ha afectado la esencia de

la concavidad. Poco a poco, el arte y la filosofía han extraviado la enjundia que los

caracteriza. Se ha normalizado una penuria hacia la profundidad que constituyen los


elementos artísticos en la sociedad contemporánea de la mayoría de los países. Lo que en la

historia fue un componente que permitió la libertad y flexibilidad del acceso a un modo

sencillo al igual que específico de expresar emociones intensas, hoy en día es frívolo vehículo

de distracción. El arte popular escasamente posee un valor intrínseco pues se ha convertido en

una industria que fomenta la superficialidad y carencia de originalidad. Aún existen autores,

pintores y músicos que guardan su respeto a lo que constituye el arte. No obstante, el

pensamiento capitalista que ha desarrollado la modernidad le ha puesto una estampa de

monetización a todos los aspectos posibles de lo humano. Esta línea de pensamiento conduce

a una insondable insuficiencia de autenticidad en los elementos artísticos ya que el propósito

principal no es materializar profundos sentimientos sino apelar a una audiencia ingenua y

pueril para recolectar su dinero.

En la modernidad, el valor primordial de la existencia lo ocupa el capital. Cada

aspecto y conflicto de la sociedad está severamente atado a los bienes monetarios. Es posible

concluir que el dinero ha sustituido la variable sentimental que se le atribuye al significado de

la vida. Esto se debe a que las figuras materiales han tomado control sobre lo que significa la

humanidad. La moral y el autorespeto son moldeables a lo que requiera cierta cantidad de

dinero. El mismo caso sucede con los ideales. Las personas de influencia comúnmente

asumen posiciones filosóficas y políticas en acorde a lo que deseen un designado grupo de

personas siempre que esto implique un beneficio. Los componentes de la popularidad

usualmente guardan un propósito determinado. En el pasado estuvo conectado con la

sensibilidad humana pero hoy en día este propósito se reduce a el lucro.

La filosofía y el arte son conceptos peliagudos en contraste a la realidad ya que en

una época coetánea el significado de los mismos está sujeto a la individualidad. Milenios de

existencia han sido ocupados por una extensa recolecta de información que a su vez ha
servido como herramienta para construir la sociedad presente. Los filósofos en el transcurso

de la historia se dedican a contestar la enigma que no queda clara aún con amplios planos de

conocimiento; ¿Cuál es el motivo de la existencia? Millones de personas se han planteado

este cuestionamiento y un porcentaje de ellos se han dedicado a brindar una respuesta. El

filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860) aportó a la historia su visión en cuanto al

significado de la vida. Este autor trabajó el concepto del pesimismo y con esta filosofía

desarrolló la concepción de que la existencia no tiene propósito más allá de ocupar espacio.

Además, glorifico al suicidio como una forma de escape para las almas atormentadas por la

pesadez y absurdismo de la vida. Por otro lado, el Objetivismo argumenta lo opuesto. Ayn

Rand (1905-1982) planteó que la vida ideal se obtiene por un conjunto de actos y líneas de

pensamiento que se le atribuyen un propósito universal; el crecimiento concreto e intelectual

de la sociedad. Algunas de estas filosofías son respuestas que llenan el enigma del vacío

existencial para un número significativo de individuos pero aún carecen del entendimiento

universal. Es altamente dudable que en algún punto de la historia se encuentre una respuesta

concreta que explique el contexto y motivo de la existencia humana. Hasta ese entonces todas

las respuestas que surjan serán un intento de estructurar lo ambiguo con los ojos cerrados.

El arte, a pesar de no cualificar como respuesta concreta, presenta un motivo para la

supervivencia. La naturalidad susceptible a las emociones y la capacidad de manifestarlas en

una manera dimensional provee una finalidad a la existencia humana. Esta finalidad consiste

en marcar huellas imponentes en el efeméride de las generaciones mientras perduren. Es

importante recalcar el valor de las piezas artísticas que sobreviven en el transcurso de la

historia porque son estos fragmentos los que narran el aspecto sentimental de la humanidad.

La historia no guarda mucho detalle sobre las cosas simples que distinguen a cada época. El

arte rellena este vacío ya que el mismo compone aspectos simples de la existencia en una
forma apelable a los individuos de épocas características. Desde una vista panorámica, las

obras de arte en conjunto con la historia escrita trazan una línea de tiempo evidenciando la

evolución del intelecto. Paralelamente, la filosofía construye una red de respuestas subjetivas

para satisfacer el entendimiento de la sociedad. La ambigüedad del arte edifica una conexión

escrupula entre la conceptualidad de los sentimientos y la sustantividad del perímetro real.

En los principios de la sociedad, los humanos carecían de las herramientas corpóreas

que permiten asimilar la comunicación. Antes de que existiera el lenguaje y todos sus

complejos componentes, el arte fue el método inaugural que permitió la exteriorización de los

sentimientos en una manera concreta. Los elementos principales que concedieron la

expresión se reducen a el cuerpo y la naturaleza. El desarrollo del lenguaje y la escritura no

sólo amplifica el ámbito social sino que aporta un elemento más a la expresión artística. De

igual forma una vez se establecen respuestas lógicamente concretas para los hechos naturales,

la humanidad le da vuelta al espejo del entendimiento y se encuentra cara a cara con la

incertidumbre. Es aparente que aún con las variadas perspectivas aportadas por la

experiencia, existe un abismal cuestionamiento hacia el designio connatural de la vida. La

filosofía con sus numerosas vertientes sirve como la explicación más cercana hacia los

interrogantes existenciales que surgen con la necesidad de un propósito. Los humanos son

susceptibles a sus emociones, por eso el arte guarda su relevancia como la herramienta

corporal que le da dimensionalidad a concepciones abstractas. La filosofía le brinda una

forma de respuesta a los enigmas que presenta el subrepticio de la objetividad. Esta respuesta

es subordinada a la perspectiva y cada individuo la percibe diferente.

El arte y la filosofía se influencian mutuamente para construir una idea de lo que significan

las emociones y el concepto de ser. No existe una noción precisa que determine una razón

concreta para existir. La respuesta a la vida es un enigma inalienable. Ciertas personas


argumentan que no existe tal respuesta mientras que otros la encuentran en el abismo de la

modernidad. La vida es un colectivo aleatorio de circunstancias. Algun dia los poemas y los

colores seran los unicos testigos de que los humanos fueron capaces de sentir porque nuestra

historia se consumirá tanto entre la avaricia y el poder que no quedara rastro de la

sensibilidad. Mientras tanto, la filosofía y el arte son la convicción que estructuran la quimera

ideología del propósito de la existencia.


Bibliografías:

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https://mundorelatos.net/2019/01/21/analisis-de-lectura-el-coronel-no-tiene-quien-le-escriba-

gabriel-garcia-marquez/

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