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Módulo Demanda y contestación

Unidad 2

Contenidos

Introducción

En el desarrollo de la presente unidad, continuaremos con el tema de la demanda pero


específicamente en lo relativo a la contestación de la misma.
Como ya se apuntara, al tratar la Unidad 1, en el Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación las reglas para la demanda y contestación de la demanda se encuentran ubicadas en
el Libro Segundo cuando se trata de los “Procesos de Conocimientos”, tomando este tipo de
proceso como el procedimiento básico (Art. 330 CPCCN). No sucede lo mismo en el Código de
la Provincia de Córdoba por ejemplo, en donde en la parte general se disponen pautas
generales para todo tipo de procesos (ej Art. 175 y 189 del CPCCCba) y al tratar cada tipo de
trámite en particular, se van determinando las características específicas de cada uno de ellos
(ej. Art. 493 CPCC Cba).

Podemos conceptualizar la contestación de la demanda como el ACTO PROCESAL,


mediante el cual el demandado, reclama ante el órgano jurisdiccional su pretensión respecto de
la pretensión instaurada por el actor.
La contestación de la demanda, implica una CARGA PROCESAL, es un imperativo de
su PROPIO INTERES, es decir, que no es obligatorio para el demandado el cumplimiento de
este acto, pero su conducta omisiva, lo coloca en una situación desfavorable para sí mismo, ya
que hace surgir una presunción judicial de reconocimiento en su contra.
Ambos actos procesales (demanda y contestación) son de relevante importancia, con
ellos se conforma lo que llamamos la plataforma fáctica o tema decidendum, y sobre los
hechos allí fijados, han de versar las siguientes etapas del proceso.
Aunque resulte una verdad de perogrullo la contestación de la demanda es al
demandado, lo que la demanda al actor. Así como el demandante incluye en la demanda la
pretensión, el accionado incluye en la contestación todas las defensas (en sentido amplio) que
el mismo tenga respecto de la acción ejercida, y la pretensión incluida en la demanda, siendo
por tanto el acto procesal más importante del ejercicio del derecho de defensa por el
demandado.
En cuanto a la estructura de la contestación de la demanda, nos remitimos a la forma
prescripta para la demanda (Art. 175 CPCCCba y 330 CPCCN), pero existe una diferencia
esencial que hace al distinto papel que ocupan el actor y el demandado. El demandado sólo se
individualiza, y constituye domicilio, no necesita individualizar al actor, que ya se encuentra
mencionado con su propio domicilio, ni volver a indicar su domicilio real (o legal según el caso)
si hubiera sido bien designado. Además en el encabezamiento se mencionará la designación
de la carátula del expediente que a diferencia del supuesto de la demanda, ya se conoce 1.

Tema 1: Requisitos de la contestación de demanda

Para abordar esta cuestión, este teórico se estructura en torno a los siguientes tópicos:
plazos para contestar la demanda; consecuencias que trae aparejada la falta de contestación
de la demanda - análisis del art. 192 del CPCC Cba; y formalidades que debe cumplir el
demandado al contestar.
La norma más importante que cabe analizar respecto de este tema es, sin duda alguna,
el art. 192, CPCC Cba (Art 356 CPCCN), que establece cuál es la carga procesal que el
demandado debe asumir frente a la demanda, y cuáles las consecuencias de su
incumplimiento.

Establece el art. 192, CPCC:

“En la contestación, el demandado deberá confesar o negar categóricamente los


hechos afirmados en la demanda, bajo pena de que su silencio o respuestas evasivas puedan
ser tomadas como confesión. La negativa general no satisface tal exigencia.
Deberá también reconocer o negar categóricamente la autenticidad de los documentos
acompañados que se le atribuyen y la recepción de las cartas y telegramas a él dirigidos que
se acompañen, bajo pena de tenerlos por reconocidos o recibidos, según el caso.
Será aplicable a la contestación de la demanda lo dispuesto en el art.182.”

En idéntico sentido el Art. 356 del CPCCN reza:


“Contenido y requisitos. En la contestación opondrá el demandado todas las
excepciones y defensas de que intente valerse.
Deberá además:
1. Reconocer o negar categóricamente cada uno de los hechos expuestos en la
demanda, la autenticidad de los documentos acompañados que se le atribuyeren y
la recepción de las cartas y telegramas a él dirigidos cuyas copias se acompañen,
Su silencio, sus respuestas evasivas, o la negativa meramente general podrán
estimarse como reconocimiento de la verdad de los hechos pertinentes y lícitos a
que se refieran. En cuanto a los documentos se los tendrá por reconocidos o
recibidos, según el caso…”

1
Falcón Enrique. Tratado de Derecho Procesal Civil y Comercial. Tomo II . Editorial Rubinzal Culzoni .
Pág 347.
Dentro del proceso civil, la notificación del traslado de la demanda implica, respecto del
sujeto pasivo de la pretensión, el nacimiento de un doble orden de cargas, encontrándose en el
imperativo de su propio interés cumplirlas o no, a saber: comparecer ante la citación judicial y
satisfacer el emplazamiento ordenado a su contestación. Así, el demandado, por el solo hecho
de haber sido citado y emplazado tiene las siguientes cargas: de comparecer y apersonarse al
juicio (carga genérica) y de contestar la demanda (carga específica).

A partir de ello, podemos señalar, en cuanto a la primera carga (genérica) que son dos
las conductas que puede adoptar el accionado frente al acto procesal de la notificación
de la demanda:

a) no comparecer ante la citación judicial -lo que puede traer aparejado su estado de
rebeldía, a pedido de parte (art. 111, CPCC – art. 59 CPCCN), o por imperio de la
ley (art. 509, CPCC – art. 498 CPCCN)-

b) o acudir a la citación judicial (comparecer).

En este segundo caso el comportamiento en cuanto a la segunda carga (específica)


por el que puede optar el demandado es de diversa índole, así: podrá no contestar la demanda,
es decir, resistir el emplazamiento, guardando silencio; o acatar el emplazamiento contestando,
o bien, dentro de otro orden de comportamiento, podrá someterse a la pretensión contenida en
la demanda (allanamiento).

Siguiendo con estos lineamientos, podemos decir que el demandado tiene la facultad
de contestar o no, de hacerlo en forma categórica o evasiva, pero ello, que sí entra en la esfera
de su libertad, le traerá consecuencias que afectarán su interés en perjuicio o beneficio.

Conforme a lo que venimos exponiendo podemos decir que el demandado, una vez
notificado de la demanda, tiene varias opciones que puede hacer valer en juicio:

- No comparecer, con lo cual se lo declara rebelde (en la mayoría de los casos a pedido de
parte, y en algunos tipos de procesos, por imperio de la ley).

- Comparecer y no contestar (guardar silencio).


- Contestar en forma simple, negando los hechos (no es válida la negativa genérica) 2.
- Contestar en forma compleja, afirmando un hecho incompatible con el afirmado por el actor,
de suerte tal que implica negativa del mismo.
- Contestar y excepcionarse.

2
Cámara 5ª CC sentencia Nº 72 del 15/05/06. publicada en Diario Jurídico del 25/07/06.
- Contestar y allanarse (art. 352 del CPCCCba – Art. 307 CPCCN, se concluye el
procedimiento). Se corre traslado o noticia del allanamiento.
- Contestar y reconvenir (salvo desalojo)
- Sólo reconvenir (salvo desalojo).

Debemos subrayar como importante, que en los casos que el demandado se haya
opuesto a las reclamaciones del actor puede pedir embargo sobre los bienes de éste último
(art. 468, CPCCCba). Pensemos por ejemplo, como ha sucedido, en un caso de homonimia,
donde por error el actor demanda incorrectamente a una persona diferente que el legitimado
pasivo, y el accionado, al contestar la demanda plantea excepción de falta de acción por falta
de legitimación sustancial pasiva, solicitando embargo sobre bienes del actor para el eventual
pago de las costas del pleito.
Más allá de las distintas actitudes que puede tomar el demandado, la contestación de
la demanda específicamente es la oportunidad de la defensa, de la articulación del principio de
bilateralidad y del debido proceso3.
Además, en esta etapa de contestación de la demanda, el demandado tiene la
oportunidad de recusar sin causa al juez (art.19, inc. 1, CPCCCba – art. 14 CPCCN) o pedir la
intervención coactiva de los terceros a cuyo respecto consideren que la controversia es común
(art. 433, CPCC Art. 94 CPCCN).

¿Cuáles con los plazos para contestar la demanda?


Debemos distinguir los plazos de citación, cuya regla general es de tres días, el que
puede ser ampliado atendiendo a la distancia del domicilio del demandado y a la mayor o
menor facilidad de las comunicaciones (art. 163, CPCC), de los plazos de contestación de la
demanda. (Art. 339 a 345 CPCCN)
Este último plazo depende de cada clase de juicio, tal como lo prescribe el art. 189 del
CPCC: a. Ordinario: 10 días (art. 493, CPCC Cba , 15 días a nivel nacional Art 338 CPCCN);
b.- Abreviado: 6 días (art. 508, CPCCCba), el que puede extenderse a 20 días, pues se lo cita
conjuntamente para estar a derecho; c. Juicio Ejecutivo y Ejecución de Sentencia: si bien no se
corre traslado de la demanda, se lo cita de comparendo y remate para que oponga
excepciones, por lo que corresponde el plazo del art. 163 más 3 días (art. 526, CPCCCba).
Estos plazos no obstan a que el demandado conteste anticipada o espontáneamente la
demanda, aún en el plazo de citación4; la única consecuencia es que el actor podrá desistir de
la demanda en forma unilateral por no estar notificada.

3
Arazi. La demanda y su contestación en el sistema de la ley 25.488, en la Revista de Derecho Procesal ,
Rubinzal Culzoni, Nº 2004-2, pag, 41.
4
C8CC, Córdoba, Auto Nº 86, 15.04.2008.
¿Qué consecuencias trae aparejada la falta de contestación de la demanda? Análisis del
art. 192 del CPCC.
Como premisa general se debe tener presente que la contestación a la demanda
produce efectos que inciden en el contenido de actos posteriores, ya que determina
definitivamente los hechos acerca de los cuales, en su caso, deberá desarrollarse la actividad
probatoria (con excepción de los hechos nuevos) y por otra parte delimita el thema
decidendum, pues la sentencia definitiva sólo puede versar sobre la pretensión o pretensiones
que constituyen el objeto del proceso y sobre la oposición u oposiciones que delimitan ese
objeto (principio de congruencia) y adecuarse a la situación fáctica invocada en la oportunidad
de realizarse tales actos (conf. arts. 327, 1º párrafo, 328 y 330, CPCC).
En este sentido se ha dicho “La contestación de la demanda es el acto por el cual se
completa la relación procesal y se determinan los hechos sobre los que versará la prueba y la
sentencia. El demandado deberá realizarlo o sufrir las consecuencias perjudiciales en su
defecto, y esta obligación proviene de la carga de la excepción de la razón, en otras palabras,
verter argumentos, razón o defensa que le permite oponerse a la demanda promovida,
ejercitando lo que se denominó como acción del demandado” 5.
En la mayoría de los Códigos Procesales provinciales, se establece un régimen por el
cual la forma en que corresponde asumir la carga de la negación abarca tanto a los hechos
cuanto a los documentos atribuidos al demandado, incluyendo la mayoría de esos
ordenamientos las cartas y telegramas dirigidos a éste.
Existe sin embargo una diferencia relativa a los efectos que produce el silencio, la
respuesta evasiva o la negativa meramente general, según se trate de hechos o de prueba
documental, pues mientras los Códigos Procesales de Corrientes, Jujuy, La Rioja, Mendoza,
Santa Fe y Tucumán dejan en ambos casos librados al arbitrio judicial la declaración del
reconocimiento, el CPCN y restantes ordenamientos vigentes, adoptan esa solución en materia
de hechos e imponen al juez esa declaración cuando se trata de documentos o de la recepción
de cartas o telegramas como es el caso de nuestro código ritual.
Así el art. 356, inc. 1º, CPCN, establece que el silencio del demandado, sus respuestas
evasivas o la negativa general “podrán” estimarse como reconocimiento de la verdad de los
hechos “pertinentes y lícitos” vertidos en la demanda, queriendo significar que la ley acuerda
en tal caso una facultad al juzgador, quien la debe ejercer o no según las particulares
circunstancias que concurren en el proceso. De manera similar nuestro art. 192, CPCC
establece que el silencio o respuestas evasivas puedan ser tomadas como confesión, el que
debe ser relacionado con el art. 217, CPCC del mismo plexo normativo (confesión espontánea).
Respecto a los documentos, tanto la norma nacional como la provincial establecen
expresamente que el demandado debe reconocer o negar categóricamente la autenticidad de
los documentos acompañados que se le atribuyan y la recepción de las cartas y telegramas,

5
(CCCSta. Fe, J, 81-194)
bajo pena de tenerlos por reconocidos o recibidos según el caso. Como se advierte, tal actitud
omisiva configura, en suma, una hipótesis de reconocimiento tácito de los documentos privados
incorporados como medio de prueba al proceso.
Así las cosas, a diferencia de lo que ocurre con los hechos relatados por el
demandante, el silencio o la negativa general conlleva, sin más, a tener por reconocidos los
documentos atribuidos al accionado y por recibidas las cartas y telegramas a él dirigidos,
referidos obviamente a los instrumentos privados, esto es a los documentos firmados y cuya
rúbrica el actor adjudica, expresa o implícitamente al demandado.
A veces este reconocimiento de los documentos, en virtud de los hechos afirmados en
la demanda (de los que existe una presunción de veracidad), llevan casi inexorablemente a una
sentencia favorable al actor. Ejemplo de ello sería el caso de un contrato comercial de provisión
de mercadería, donde el actor acompaña el contrato, el remito (entrega de la mercadería), y la
factura impaga, y el demandado no contesta la demanda. En tal caso el actor tendrá
reconocido el documento que acredita la existencia del contrato, y el cumplimiento de su parte
del contrato (entrega de la mercadería). ¿Qué otra prueba podría exigírsele al actor, que ha
acreditado los extremos de su demanda de cumplimiento contractual?

El principio analizado del ordenamiento procesal no es otro que el que inspira el art.
314 del CCCN, que imperativamente dispone: “…Todo aquél contra quien se presente un
instrumento cuya firma se le atribuye, debe manifestar si ésta le pertenece…” Es decir que el
signatario de un documento privado llamado a reconocer la firma está obligado a declarar si es
o no suya; si guarda silencio, se la tendrá por reconocida. El principio cede frente a los
herederos (Art. 314 CCCN) quienes pueden limitarse a manifestar que ignoran si la firma es o
no de su causante
En este sentido ha dicho el TSJ: “Conforme a los términos del art. 192 del CPCC, la
falta de contestación de la demanda o las respuestas evasivas no pueden ser tomadas
necesariamente como confesión, sin que puedan ser apreciadas en ese carácter. En cambio en
relación a los documentos privados y las cartas que acompañan la demanda, el silencio del
demandado implicará ‘opes legis’ el reconocimiento de que le pertenecen los primeros y de que
recibió las segundas, de manera que el juez deberá -aquí sí- necesariamente- tener por ciertas
tales circunstancias”6.
Por otra parte, no se tienen en cuenta los documentos emanados de terceros, cuya
situación queda captada en el primer párrafo del art. 192, ya que estos documentos (vgr.

presupuesto o recibo de pago de repuestos) no exigen una manifestación especial del


demandado, amén de la relativa al hecho a que se refieren y deben ser reconocidos por la

6Tribunal Superior de Justicia Sala Civil, Cba. “Municipalidad de Córdoba c/ José A. Mira y otro-Ordinario”
Sentencia nº 95 del 09.09.02, AJ 21 pag.1224.
parte que lo han suscripto, lo que se logra a través de la prueba testimonial. En este sentido se
ha expedido el TSJ al expresar: “El régimen adjetivo previsto por los arts. 192, 197 y 243 y
concordantes del CPCC sólo se vincula con la documental que se atribuye al adversario. En
cambio, si el instrumento ofrecido por la parte proviniera de terceros (facturas, presupuestos,
certificados de profesionales, etc.) la regulación procesal aplicable no sería la propia de la
prueba documental, sino la de la testimonial (arts. 284, 286 y concs. CPCC).”7 Este tema lo
abordaremos con mayor amplitud al estudiar la prueba documental.
En determinados casos la falta de contestación de la demanda, ocasiona efectos
determinados, como ocurre en el incidente de regulación de honorarios. En tal sentido, el art.
117, Ley 9459 (ídem art.112, 8226) establece: “…La falta de contestación de la petición o la
falta de oposición fundada a la estimación de la base y de la regulación efectuada por el
profesional peticionante creará una presunción favorable a las pretensiones de éste; sin
perjuicio de ello el Tribunal deberá proveer las medidas necesarias para determinar
objetivamente el valor de los bienes o créditos base de la regulación, determinación que se
hará mediante resolución fundada…”.

¿Qué formalidades debe cumplir el demandado al contestar?


Debe cumplir todos los requisitos legales que se exige a todo escrito judicial,
acompañando las copias pertinentes (art. 85, CPCCCba - art. 120 CPCCN) y fijando domicilio
procesal (art. 88, CPCCCba - art. 40 CPCCN), aunque si se trata de juicio ordinario, esto
último ya lo debe haber hecho al comparecer (art. 81, 162, 110, inc. 2, a contrario sensu, todos
del CPCC), y agregar los documentos que acrediten la representación invocada (art. 90,
CPCCCba – art. 46 CPCCN). Además debe observar los requisitos de la demanda, y en caso
de que oponga excepciones, deben ser hechas con precisión y exactitud.
Como ya vimos, no basta la negativa genérica, asumiendo el demandado la carga de
formular la negación en forma categórica de los hechos fundamentales para el litigio. Sin
embargo, es harto común encontrar contestaciones de demanda donde se comienza con
fórmulas al tipo de “Que niega todos y cada uno de los hechos que no sean de un especial
reconocimiento en este responde”, lo que debe ser entendido más como una costumbre judicial
(tanto como finalizar los escritos expresando “ES DE LEY” o “PROVEA DE CONFORMIDAD Y
SERA JUSTICIA” o “ES JUSTICIA” o alocución similar), sin validez alguna para el proceso.
Se ha dicho, especialmente la doctrina procesal moderna, que la negación debe ser
fundada, alegando hechos contrarios o incompatibles a los afirmados por el actor o con
argumentos relativos a su inverosimilitud. “La facultad-carga procesal de contestar la demanda,
no la satisface el accionado con una mera negativa genérica ni particular de cada extremo de la
demanda, si no brinda la propia versión de lo acaecido, lo cual deviene luego ponderable

7
Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, Sala Civil y Comercial, “Consorcio Edificio Parque IV c/
Ediurb SAIC- Rendición de Cuentas-Recurso de Casación”, Sentencia Nº3, del 27/02/06, Actualidad
Jurídica Nº 98, p. 6330.
especialmente cuando surge de la prueba de uno o varios de los hechos negados si ocurrieron.
En otras palabras, el abuso de la negación se vuelve en contra del demandado, dado que al
mentir en ello, permite inferir que engañó en el resto de su negativa, lo que se acentúa cuando
no ha relatado como ocurrieron los hechos...”8.

En ciertas circunstancias, cuando no se introducen en la demanda hechos positivos:


extintivos, modificatorios, impeditivos, basta la sola negativa para colocar al actor ante la carga
de acreditar los hechos constitutivos afirmados, como por ejemplo, si se dice no ser deudor de
un préstamo y al mismo tiempo, si el actor esgrime un documento cuya firma atribuye al
demandado y éste la niega. Caso contrario, al accionado le incumbe, además de negar los
hechos esgrimidos por el actor, proporcionar su propia versión de los hechos. Lo opuesto
importa una respuesta evasiva, salvo que sostenga simplemente que esos hechos no
existieron.

Sin embargo, disentimos con dicha postura. Es que, no existiendo norma alguna que
establezca tal carga procesal, en modo alguno puede una parte sufrir las consecuencias de no
realizarlo de tal modo. Si la ley solo establece la carga de reconocer o negar los hechos
afirmados (art. 192, 1º párrafo, CPCC), se cumple la misma negando o reconociendo, y no
afirmando hechos.

En segundo término, será facultad del demandado, con el asesoramiento de su


abogado, analizar el modo de realizar la contestación de demanda, esto es, en forma simple
(limitándose a reconocer o negar) o complejo (afirmación de un hecho incompatible con el
afirmado por el actor), de acuerdo a la estrategia defensiva articulada, y a las posibilidades de
prueba.

Téngase presente respecto de esto último que, como regla general, la carga de la
prueba recaerá en quien afirma un hecho. Entonces, si el demandado sólo niega los hechos, la
carga recaerá en el actor, y en cambio si afirma un hecho incompatible (contestación compleja),
el actor deberá probar el hecho por él afirmado, y el demandado el suyo. En este sentido se ha
expedido el TSJ de la Provincia de Córdoba, al sostener que aun la falta de contestación de la
demanda, no libera al interesado de la carga de la prueba 9 Es regla general, ya que admite
excepciones, esto es, situaciones donde la carga de la prueba recae en la parte contraria a
quien afirma el hecho (presunciones iuris tantum, inversión de la carga de la prueba,
responsabilidad objetiva, cargas probatorias dinámicas, etc.).

Se debe recalcar que la exigencia analizada, es sólo respecto a los “hechos


personales” del demandado, ya que respecto de los hechos de terceros puede limitarse a

8 C2CC, 24-9-92, LLC 1993, pags. 707 y ss.

9
TSJ Sala CC 16/09/2010. Sentencia Nº211.Cubría Jorge c/ Juan Marcelo Moreno – demanda repetición.
Recurso de casación.
manifestar que los desconoce, sin que esa actitud lo haga pasible de ninguna consecuencia
jurídica perjudicial. En este sentido se ha dicho: “En ciertos casos es permitido al demandado
colocarse en una situación de expectativa, es decir, no reconocer ni negar los hechos,
ateniéndose a la prueba que se produzca; esta posición es legítima cuando no se trata de
hechos personales, como en el caso de los herederos que pueden limitarse a manifestar que
ignoran si la firma es o no de su causante. (Art. 314 CCCN) Esta posición no es sólo aplicable
en los casos de los sucesores universales, ya que la doctrina mayoritaria ha entendido que
estas “respuestas en expectativas” también son permitidas al sucesor a título particular como al
defensor oficial, por cuanto media con respecto a ellos el mismo motivo por el cual se exime del
cumplimiento de la carga a los sucesores universales, es decir la razonable suposición de que
se hallan imposibilitados de emitir una respuesta circunstanciada acerca de hechos que no les
son propios (téngase en cuenta que el art. 356, CPCN exime del cumplimiento de la carga
mencionada en dicho artículo al defensor oficial y al sucesor a título universal).
En el caso del defensor oficial o Asesor Letrado, el mismo posee la facultad de
postergar la carga de expedirse categóricamente sobre los hechos (art. 113, 3a, CPCC) para
hacerlo después de producidas las pruebas. No debe perderse de vista que la ley no atribuye al
defensor oficial una mera función de control sino que, por el contrario, le otorga el carácter de
representante del ausente como integrante de la relación procesal. Es decir que su intervención
en el proceso no constituye una simple formalidad sino la manera como la ley subvierte al
debido ejercicio del derecho constitucional de defensa en juicio por parte de quien tiene el
impedimento de hacerlo personalmente. De ahí, que el silencio del demandado ausente carece
de significación cuando el defensor oficial adopta una actitud omisiva en la primera oportunidad
(negando genéricamente o respondiendo evasivamente). Pero no acontece lo mismo si el
asesor letrado no contesta la demanda y manifiesta que espera la etapa procesal oportuna
(producción de la prueba) y una vez ordenado el traslado posterior a las pruebas no
cumplimentara con la carga que le establece el art. 192, CPCC, limitándose a guardar silencio,
o expresara una mera negativa general de los hechos expuestos en la demanda o se
pronunciara evasivamente o con reticencia. En este último caso el silencio adquiere -según
una corriente de opinión que compartimos- una particular relevancia y genera los efectos que
establece la norma citada, con los alcances que se viene señalando en el presente,
independientemente de las características especiales que reviste su Ministerio.
El demandado debe acompañar toda la documental (art. 197, CPCCCba – Art. 358
CPCCN), de la que se debe correr traslado al actor, y se valora dicha actitud de conformidad al
art. 243, CPCC.
Tema 2: Excepciones procesales y de fondo. Trámite.

Ya vimos que una de las opciones que tiene el demandado al contestar la demanda es
oponer las excepciones o defensas que considera hagan a su derecho.
Según Claria Olmedo en una acepción genérica dice que la “excepción es un poder, es
toda defensa que el demandado opone a la pretensión del actor esgrimiendo hechos
modificativos, impeditivos o extintivos 10.
La regla general la establece el art. 190, CPCC – 356 CPCCN cuando dispone que en
la contestación el demandado debe oponer todas las excepciones que tuviere, inclusive la de
prescripción, salvo las que deban deducirse como artículo previo, o sea las mencionadas en los
arts. 184 y 185 del CPCC.
De la inteligencia de estas normas surgen dos clasificaciones:
a) teniendo en cuenta el derecho en que se fundan, se clasifican en excepciones
sustanciales y excepciones procesales, según se base en disposiciones del
derecho de fondo (ej, pago, prescripción) o en el derecho de forma (ej: defecto
legal, falta de personería, incompetencia)
b) teniendo en cuenta los efectos que provocan, se clasifican en excepciones
perentorias o dilatorias. Las perentorias, son aquellas excepciones que en el
supuesto de prosperar excluyen definitivamente el derecho del actor, de manera tal
que la pretensión pierde toda posibilidad de volver a proponerse eficazmente 11 .
Las dilatorias son aquellas excepciones que en caso de prosperar, desplazan
temporariamente el pronunciamiento del juez, sobre la pretensión del actor, pero no
impiden que éstas vuelvan a proponerse una vez subsanados los defectos de que
adolecía; estas excepciones hacen a la inexistencia o insuficiencia de algún
resupuesto procesal, esto es: capacidad de las partes, competencia del juez y
requisitos de la demanda.12
Las dilatorias, reciben este nombre porque en realidad su sustanciación dilata o
retarda la decisión sobre la cuestión de fondo y siempre se trata de excepciones procesales.
Sólo pueden plantearse en los juicios ordinarios y se le da trámite de previo y especial
pronunciamiento (Art. 183 CPCCCba - Art 346 CPCCN), o sea incidental (art. 186, CPCCCba
– 350 CPCCN), porque como ya dijimos deben resolverse primariamente, por lo que su trámite
suspende el principal (arts. 428 y 494, CPCC – Art 176 CPCCN).
En todos los demás juicios declarativos (abreviados) las excepciones se deducen
juntamente con la contestación de la demanda y dentro de ese plazo que es fatal (art. 516 del
CPCC – Art 498 CPCCN), ofreciendo las pruebas pertinentes. De las mismas se corre traslado
al actor para que las conteste y ofrezca su correspondiente prueba, sólo en lo que se refiere a

10
Clariá Olmedo, Jorge “ Derecho Procesal” Tomo I págs. 333/334.
11
Palacio, Lino. Tratado de Derecho Procesal Civil” Bs As . Ed. Ab Perrot, 1970, Tomo VI, pag. 128.
12
Couture, E. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Pág 102.
las excepciones. Posteriormente, el proceso sigue su curso ordinario y se resuelven
conjuntamente con el fondo, o sea en la sentencia definitiva, pero deben tratarse
primariamente, y si se rechazan, recién entrar a tratar el litigio principal.
Si bien nuestro CPCC no lo tiene previsto expresamente como el CPCN, se ha
aceptado el planteo de estas excepciones dilatorias en contra de la reconvención.
Las mismas son taxativas y se encuentran enumeradas en los arts. 184 y 185, CPCC,
(Arts 347/348 CPCCN) y son: las excepciones de incompetencia, falta de capacidad o
personería de las partes, excepción de defecto legal en el modo de proponer la demanda, de
litis pendencia y arraigo -en el caso del demandante extranjero que no posee bienes en la
República-.
Deben oponerse en un solo escrito, en concordancia con el art. 430, CPCC, primer
párrafo, dentro del plazo de diez días para contestar la demanda (art. 493 del CPCC – 338
CPCCN), entendiendo que dicho plazo es fatal (art. 49, inc. 1º, CPCC – 155 CPCCN).
Se ha considerado que cuando son varios los demandados, por razones de economía
procesal, sería conveniente esperar la contestación del traslado de la demanda de todos ellos,
para recién dar curso en forma conjunta al incidente correspondiente.
La resolución debe dictarse por auto (art. 117, inc. 3º, CPCC - Art 161 CPCCN), en el
plazo de veinte días (art. 121, inc. 2º, CPCC) y es apelable con efecto suspensivo.
El art. 187, CPCC fija un orden para resolver el planteo simultáneo de varias
excepciones, estableciendo que el tribunal debe expedirse previamente sobre la declinatoria y
la litis pendencia, si fueren propuestas, y si se declara competente resolverá al mismo tiempo
las demás excepciones dilatorias deducidas.
En principio no son susceptibles de casación ya que partiendo de la premisa que si se
las acoge como si se las rechaza el proceso puede continuar, no encuadrarían en el art. 384
primer párrafo, CPCC. Sin embargo, serían pasible de casación, si se impetrara por las
causales del art. 383 inc. 3 y 4 del CPCC.

¿Cuáles son los efectos que provoca el rechazo o admisión de una excepción dilatoria?

En primer lugar si la excepción es rechazada, firme la resolución, si se trata de un juicio


ordinario, por el art. 494, CPCC (Art. 354 bis CPCCN), corresponde ordenar un nuevo traslado
de la demanda, salvo que se la hubiera contestado al deducir las excepciones, en cuyo caso se
considera que ha operado la preclusión. En el juicio abreviado, en la misma resolución, y una
vez rechazadas las excepciones, el juez debe proceder a dictar sentencia sobre el fondo (art.
183, 2º párrafo, CPCC).
Si las mismas son admitidas, el art. 188, CPCC ( art. 354 CPCCN), establece cuáles son
los efectos que se provoca, firme la resolución que se dicta a tal efecto:
1) A remitir el expediente, a pedido de parte, al tribunal considerado competente, si
perteneciere a la jurisdicción provincial. Caso contrario se debe proceder a su archivo. En este
caso, si el juez al que se lo remite se avoca al conocimiento de la causa, deberá tratar las otras
excepciones que se hubieren deducido y proseguir el proceso, si es juicio ordinario; o resolver
el fondo, si se trata de un juicio abreviado. Si no acepta la radicación de la causa, debe
procederse de conformidad a lo establecido en el art. 15 del CPCC.
2) A remitirlo al tribunal donde tramita el otro proceso si la litis pendencia fuere por
conexidad. Si ambos juicios fueren idénticos, se ordenará el archivo del menos avanzado, que
en el caso del juicio ordinario normalmente será aquel donde se presentó la excepción (porque
la interposición de la excepción de previo trae aparejado la paralización del expediente), y en el
caso del juicio abreviado, puede suceder lo contrario.
3) A fijar plazo no mayor a quince días, dentro del cual deben subsanarse los defectos del
art. 184, incs. 2 (falta de personería) y 4 (defecto legal en el modo de proponer la demanda) o
arraigar de acuerdo con el art. 185, todo del CPCC, estableciendo el monto de la caución (en
su caso también debería establecerse el modo de caución: real, personal, etc, para evitar
posteriores cuestionamientos). Este plazo se computa a partir de que queda firme la resolución
que hizo lugar a la excepción en la resolución de primera o segunda instancia -si fuere apelada
y confirmada- y no desde su notificación. Imaginemos que si este último fuera el criterio
correcto, el juez podría haber dado 10 días para cumplimentar la medida, y en cambio el plazo
para casar la resolución es de 15 días, o sea que, podría recurrir la resolución, pero el plazo
para cumplimentar la misma estaría vencido, teniéndose por desistida la demanda (conf. art.
188, in fine, CPCC).
Asimismo, si por alguna causa el juicio no es devuelto a primera instancia, puede
solicitarse la suspensión del plazo en para agregar, a los fines de prevenir el pedido de
desistimiento.
Vencido el plazo sin que el actor cumpla lo resuelto, o lo hubiere cumplido indebidamente o
en forma incompleta, a pedido del contrario se lo tendrá por desistido, imponiéndosele las
costas. Como puede verse este plazo no es fatal, ya que opera el desistimiento a pedido de la
contraria. Respecto a las costas, en el juicio ordinario, como la excepción se tramita como
incidente, las mismas ya han sido reguladas, por lo que no corresponde costas por ello; si
deberá pagar el aporte previsional y los cuatro jus por el pedido de desistimiento. Este mismo
resultado y siempre a pedido del demandado se produce cuando el incumplimiento es indebido,
o se ha cumplimentado lo ordenado en forma parcial, ya que el actor incurre en una nueva
insuficiencia y no subsana la demanda, o en su lugar la modifica; o no presta la caución
suficiente ordenada o presta una garantía diferente (vgr fianza en vez de la caución real
exigida) en caso de arraigo.
Nos podemos preguntar cómo se entera el demandado del cumplimiento de las
medidas ordenadas. En el caso del juicio abreviado se impone correr vista al demandado. Si se
considera satisfecho lo ordenado por el Tribunal en los términos del art. 188, inc.3º, CPCC,
tratándose de la excepción de falta de personería o de arraigo, se dicta el decreto de autos; si
la excepción es de defecto legal se impone que se corra nuevamente traslado de la demanda y
en su caso producir la prueba que podría presentar en esa contestación dicho accionado. En
el caso del juicio ordinario, sino se corre vista y se ordena directamente el traslado de la
demanda del art. 494, CPCC, el demandado si no está de acuerdo con ese cumplimiento,
puede pedir la reposición de dicho decreto y en el mismo escrito solicitar el desistimiento de la
demanda.
A este desistimiento no se le aplica el trámite previsto por el art. 349 del CPCC, ya que
es consecuencia del acogimiento de una excepción dilatoria. 13
La jurisprudencia ha entendido que debe estarse a lo dispuesto por el art. 188, CPCC
en el juicio ejecutivo14, y en consecuencia puede remitirse al juez tenido por competente.
Delimitados estos conceptos generales, nos detendremos en un breve análisis de cada
uno de ellas.

Excepción de incompetencia.

La excepción de incompetencia se plantea cuando el “accionado” entiende que el juez


asignado, no es al que le corresponde entender en la cuestión, ya sea por territorio, materia,
grado o turno. La excepción de incompetencia es en realidad, el reclamo por la falta de
presupuesto de competencia, por ello constituye un impedimento procesal 15.
Regulada en el art. 184, inc. 1, CPCC (Art. 347 inc 1 CPCCN). Esta excepción es la
que corresponde deducir a los fines de apartar al Tribunal del entendimiento de una causa (no
al magistrado, ya que en tal caso se trataría de una recusación, y no de un planteo de
incompetencia), considerando que, conforme las distintos criterios de distribución de
competencia, dicho Tribunal no puede ejercer la jurisdicción en el caso concreto.
Regulan nuestra normativa procesal dos formas de planteo de incompetencia del
Tribunal, esto es, por vía declinatoria y por inhibitoria (art. 9 y sgtes., CPCC y Art. 7 y sgtes del
CPPCN), siendo la excepción de incompetencia la vía declinatoria (conf. art. 10, CPCC – Art. 8
CPCCN).
Es necesario resaltar que la regla en materia de competencia es la “improrrogabilidad”
(Art. 1 CPCCCba y Art. 1 CPCCN). En nuestro sistema procesal, es susceptible de prórroga
sólo la competencia territorial, cuando se trata de cuestiones patrimoniales, es por ello que el
planteo será en la mayoría de los casos por incompetencia territorial, ya que en los demás
casos (por grado, por materia, competencia federal), la declaración de incompetencia será
oficiosa por el Tribunal (conf. art. 1, 3º párrafo, CPCC – Art. 4 CPCCN), y sólo cuando el

13
C3CC Cba. “Urbanizaciones Contemporáneas S.A. c/ Crud Mónica Hilda-Solcietarios contenciosos-
Acción social de responsabilidad.” AI 62 del 25.03.04, AJ 50 pag.3062.
14
Excmo. Tribunal Superior de Justicia Cba. “Mengo Elvio A. c/ Galetto Enzo José- Ejecutivo-
Conflicto de competencia” Auto Nº 6 del 25/03/02.
15
Falcon, Enrique. Tratado de Derecho Procesal Civil y Comercial. Tomo II. Editorial Rubinzal Culzoni.
Pág 183:
Tribunal no haya constatado tal incompetencia, será denunciada por la excepción analizada por
el demandado.
Sin perjuicio de lo expresado, la normativa procesal establece que “…Una vez que se
hubiere dado trámite a una demanda o petición, el tribunal no podrá declarar su incompetencia
de oficio…” (art. 1, in fine, CPCC), lo que resulta una regulación deplorable y manifiestamente
improcedente. Imaginemos una cuestión donde no surge claro de la demanda la materia que
cabe analizar, y el Tribunal da trámite a la demanda, si luego corroborara que no es su materia,
podría llegar a resolver entonces una cuestión federal, una cuestión laboral o una contencioso
administrativa, una cuestión de familia (esto último en la primera circunscripción, donde existe
fuero propio), etc. Sin duda alguna un desatino de la ley, que en futuras modificaciones de la
ley ritual, debiera ser derogado.
Igualmente pensamos que la limitación temporal arriba referida no rige respecto de la
competencia federal, en primer término porque esta se rige por la Constitución Nacional (arts.
116 y 117) y leyes correspondientes (vg. Ley 48), y no por el CPCC; y en segundo lugar por
estar en juego el orden público, pudiendo entonces el Tribunal declarar en cualquier estado de
la causa la incompetencia, por resultar la causa de competencia federal.
Con respecto a la competencia territorial es fundamental establecer que deben
seguirse las reglas del art. 6 de la ley 8465 (Art. 5 CPCCN) de conformidad al tipo de acción
que se trate, combinado con lo dispuesto por la ley 8000 (ley del mapa judicial), ya que, habrá
que estar en cada situación a qué juez corresponde, conforme la distribución geográfica fijada
por la ley referida.
Si bien el art. 6, CPCC arriba citado establece reglas particulares para cada tipo de
juicio o situación, podemos resumirlas de la siguiente manera: en acciones reales, tanto
respecto de inmuebles como de muebles, se tiene en cuenta la ubicación del bien mueble o
inmueble, considerando asimismo situaciones donde haya más de un inmueble, o que el
inmueble esté situado en la competencia de más de un juez (será competente en tal caso el
juez del domicilio del demandado, o en caso que no coincida, será opción del actor); en
acciones personales en virtud de contratos, el lugar de ejecución o celebración; en acciones de
personales por responsabilidad extracontractual, el del lugar del hecho; y en acciones
personales por alimentos el del domicilio del alimentado; teniendo en consideración la cláusula
residual de la última parte del artículo citado, que establece que todos los casos se puede
demandar ante el juez del domicilio del demandado. Ello porque nada protege de mejor manera
el derecho de defensa del mismo, que ser demandado ante su propio domicilio. No olvidemos
que el planteo de incompetencia revela siempre un planteo de nulidad por un vicio en la
constitución de la relación jurídica procesal (juez incompetente), es decir, una violación del
derecho de defensa. Sin perjuicio de ello, tal regla residual sede cuando, pese a ser
demandado en su domicilio, se le causa una violación del derecho de defensa.
Ejemplo de esto último podría ser una persona que tiene domicilio real en
Córdoba, pero que trabaja en la Ciudad de Buenos Aires, y es demandado ante
los Tribunales de Córdoba, por una cuestión relativa a su actividad laboral. En tal
caso, pese a demandárselo en su domicilio, se le causaría una violación a su
derecho de defensa.

Téngase en cuenta también que, pese a las reglas apuntadas, resulta común la fijación
de cláusulas de prórroga de jurisdicción en los contratos (prórroga expresa, arts. 2 y 3, 1º
párrafo, 1ª parte, CPCC), siendo igualmente aplicable la regla residual, aún con la existencia de
la prórroga apuntada.
Resta afirmar que la casuística en materia de incompetencia es abundante y
complicada.

Excepción de falta de personería en el demandante, demandado o sus


representantes.
La norma foral (art. 184, inc. 2, CPCC – Art. 347 inc. 2 CPCCN) es clara cuando
establece que es admisible la falta de personería en el demandante, demandado o sus
representantes por carecer de capacidad civil para estar en juicio o de representación
suficiente. A la luz de esta norma se debe precisar que se trata de una excepción procesal que
hace referencia a la capacidad para estar en juicio, entendida ésta como la aptitud para ejercer
por sí actos procesales válidos (capacidad de hecho), y a la deficiencia de representación por
la carencia formal para estar en juicio por el derecho de otro. “La excepción de falta de
personería es procesal, dilatoria y hace a la capacidad para estar en juicio por sí o por
mandatario” (legitimatio ad procesum)16
El sentido de la excepción de falta de personería radica en evitar tramitar un litigio con
quien no representa a la parte o quien no está capacitado para realizar un proceso, la que
podría, en consecuencia, verse sustraída de la eventual sentencia a dictarse por no haber
participado en el juicio17.
Si antes de que se denuncie la defensa, la parte ratifica todo lo actuado por el
representante en los términos del art. 369 del CCCN 1936, Código Civil, el error queda
subsanado. Si es con posterioridad, si bien la excepción se torna abstracta, se le carga las
costas a la parte actora, porque la contraria tuvo razones suficientes para litigar. Así se ha
dicho respecto de la ratificación, con la vigencia del anterior Código Civil: “Es cierto que el
art.1936 C.C. es aplicable a los procuradores judiciales (art. 1870 inc. 6 C.C.), pero también lo
es que corresponde destacar que la ratificación debe materializarse con anterioridad al

16
Cámara 1° CC, Foro de Córdoba, tomo 22, pág. 144.
17
CNCom. Sala A, 27/05/86, DJ 1986-2-1000.
vencimiento de los plazos dentro de los cuales el acto procesal debió cumplirse, pues de lo
contrario resultaría desvirtuado el efecto preclusivo de las distintas etapas del juicio...” 18
En cuanto a la oportunidad del planteo de falta de representación se ha expedido el
TSJ in re “Riverside”.19
También se ha dicho en una causa en que el letrado pidió la caducidad de
instancia sin tener representación suficiente en la misma, que atento el interés público
involucrado en las cuestiones de personería, la ausencia del presupuesto procesal, no
admite convalidación expresa o tácita por parte del litigante contrario.20
Tan importante es la personería en juicio, que pese a que todas las nulidades en
el proceso son relativas (conforme el concepto estudiado en derecho civil), el único caso
en que los tribunales declaran la nulidad absoluta y de oficio de la causa, es ante la falta
de personería. Es que, como bien afirman y fundan tal declaración, los jueces no pueden
dictar sentencias inútiles, resoluciones que no puedan ser ejecutadas. Imaginemos una
demanda donde una persona se arroga la representación de una conocida y solvente
firma comercial, y demanda a otra, que resiste la demanda. Si esta última vence en
juicio, e intenta ejecutar las costas en contra de aquélla empresa, la misma contestará
que la persona que dijo representarla nunca fue su mandatario. Por ello, cuando durante
el trámite de la causa los tribunales corroboran la existencia de esta situación, aun
cuando el demandado nada haya dicho, suelen emplazar a la parte a cumplimentar en un
plazo razonable tal cuestión, y si no lo realizan, declaran la nulidad de todo lo actuado.

Excepción de litis pendencia.


Regulada en el inc. 3 del art. 184, CPCC (Art. 347 inc 4 CPCCN).
Esta excepción “tiene como primordial objetivo evitar la sustanciación y resolución de
dos litigios iguales, con el inútil desgaste de la actividad jurisdiccional y la consiguiente pérdida
de tiempo y dinero para las partes litigantes y el peligro de que sean dictadas sentencias
contradictorias sobre un mismo derecho” 21

Cabe señalar que en el juicio ejecutivo, en particular, dada su estructura y finalidad, se


toma como principio general que la excepción de litispendencia no puede prosperar, pues en

18
Foro de Córdoba Nº 32, pag. 153.
19
T.S.J., Sala Civil y Comercial, en autos “Incidente de impugnación de subasta de River Side en autos:
Cuerpo de ejecución de sentencia en Academia Femenina del Sagrado Corazón c/ Chateau S.A.-
Ejecución hipotecaria-Recurso de Casación”, AI Nº 182 del 20.09.02
20
Tribunal Superior de Justicia Sala CC Cba “Kohan Daniel y otro c/ Lorenzo F. Benzi y otros-
Ordinario” 01.12.06 AI 245 SJ 1602 pag. 470.
21
De la Vega de Opl, Cristina - Ferreyra de De La Rúa, Angelina, “Código Procesal Civil y Comercial
de la Provincia de Córdoba”, Tomo II, pág. 1015.
estos casos no se produce el efecto de cosa juzgada sino en sentido formal y máxime si no se
trata de dos procesos de ejecución.
Debemos distinguir la litis pendencia en sentido propio e impropio, para ello,
exponemos los argumentos vertidos por el TSJ que resuelve sobre el tema:
Excepción de litispendencia en sentido propio: La litispendencia en sentido propio -
también llamada "litispendencia por identidad"- consiste, como su propia denominación lo
anticipa, en la pendencia de otro proceso entre las mismas partes, en virtud de la misma causa
y con fundamento en el mismo objeto; es decir acaece frente a la coexistencia de dos
pretensiones de elementos idénticos.
El fundamento de la institución en examen se encuentra -esencialmente- en la
necesidad de evitar que una misma pretensión sea objeto de un doble juzgamiento, con el
consiguiente desgaste jurisdiccional innecesario y la eventualidad de pronunciamientos
contradictorios que tal circunstancia podría comportar. Así, la ratio de la defensa radica en la
inadmisibilidad de tolerar un doble pronunciamiento sobre la misma causa, buscándose -en
definitiva- que quien haya promovido la demanda con anterioridad obtenga sentencia en forma
prioritaria, excluyéndose así el juicio promovido a posteriori del que está pendiente.
Para que proceda esta excepción se requiere la existencia de una triple identidad, a
saber: a) Identidad de sujetos, lo que implica que las acciones se hayan suscitado entre las
mismas personas, en principio, con igual posición jurídica y calidad; b) Identidad de objeto, que
refiere a la acción ejercitada en ambos procesos y la consecuente sentencia que se pretende y
c) Identidad de causa, en el sentido de analogía entre el hecho que constituye el fundamento
de sendas pretensiones.
Si alguno de tales recaudos no apareciera configurado, la litispendencia en sentido
propio no tendría andamiaje.
A lo dicho, sólo resta agregar que el efecto propio del acogimiento de la litispendencia
es el archivo del juicio menos avanzado. Así lo dispone expresamente el art. 188, inc. 2, CPCC
(art. 354 inc.3 CPCCN).
Excepción de litispendencia en sentido impropio: Es criterio prácticamente unánime en
la doctrina y la jurisprudencia, que el ámbito de la litispendencia puede -excepcionalmente-
extenderse a los supuestos de dos o más juicios conexos aunque no medien las tres
identidades clásicas, ello así por cuanto aun cuando no se verifique tal presupuesto, la
conexidad existente entre las diversas causas podría provocar el dictado de sentencias
contradictorias.
Es decir, a la par de la "litispendencia por identidad" encontramos también la
posibilidad de una "litispendencia por conexidad", excepción en principio admitida por el rito
vigente, cuando en el art. 188, inc. 2 prevé que si la litispendencia fuere por conexidad el efecto
propio del acogimiento de la excepción previa será "remitirlo (al juicio) donde tramita el otro
proceso".
De la propia norma transcripta se advierte -prima facie- que una de las diversidades
fundamentales entre la litispendencia por identidad y la por conexidad finca en sus efectos,
toda vez que mientras que en aquella se deja sin efecto el proceso posterior, ésta sólo
determina la remisión del expediente al tribunal donde tramita el juicio pendiente a los fines de
su acumulación conforme al principio de prevención, para ser resueltos al mismo tiempo,
aventando así la eventualidad de decisiones contradictorias.
Por ello, la litispendencia impropia actúa, no para invalidar el juicio posterior, sino como
medio de obtener la acumulación de los procesos y su consiguiente decisión simultánea.
Ahora bien, y deteniéndonos en su "efecto" o "consecuencia jurídica", es oportuno
destacar que, para que proceda esta excepción por conexión deviene insoslayable que
previamente se haya argumentado y acreditado suficientemente la conexidad pretendida, así
como demostrado la concurrencia de los recaudos exigidos por el rito para la acumulación de
autos (arts. 448 a 455, CPCC, similares a los arts. 1053 al 1060 del código anterior derogado
art. 87 a 89 CPCCN).
Así, deberá probarse la vinculación existente entre los litigios cuya acumulación se
persigue, acreditándose -de un modo fehaciente- cómo es que se tipifica el riesgo actual y
cierto de escándalo jurídico por eventuales sentencias contradictorias.
Igualmente, y a los fines de procurar la unión material de dos o más expedientes
tramitados originariamente por separado para ser resueltos en una misma sentencia será
menester que se demuestre la existencia de: 1) Identidad de instancia; 2) Una misma
competencia; y 3) Identidad de trámites.
Si, por el contrario, las causas pretendidamente conexas se encontraren en distintas
instancias, o pertenecieran a diversa competencia material, o trataran por disímiles
procedimientos, la acumulación pretendida no sería -por regla- viable y por ello tampoco podría
operar sus efectos la litispendencia en sentido impropio. 22

Excepción de defecto legal en el modo de proponer la demanda.


También conocida como de “libelo oscuro”, aunque parece esta última una
denominación peyorativa, y no técnica como la que surge de la regulación procesal (art. 184,
inc. 4, CPCC – Art. 347 inc 5 CPCCN). Se trata de una excepción procesal dilatoria que
"...tiene por finalidad la denuncia de la ausencia o deficiencia de los requisitos prescriptos para
la demanda (art.175 CPCC – Art. 330 CPCCN), ante situaciones de imprecisión, oscuridad,
omisión o error, o de inobservancia de normas relativas a la acumulación objetiva y subjetiva de
pretensiones...pero que afecten el derecho de defensa del demandado de modo tal que le
impida una adecuada contestación o dificulten la producción de la prueba...no debe servir como

22
T.S.J., Sala Civil y Comercial, “Banco Provincia de Córdoba c/ Berta”, 30/11/05.
medio para perpetrar alongaderas o servir a meros pruritos formales, constituyendo un dato
objetivo que no es común al progreso de esta excepción..." 23.
Debemos partir de la premisa de que la cosa que se demanda debe ser individualizada
con exactitud (art. 175, inc. 3, CPCC – Art. 330 inc 3 CPCCN), lo que requiere la precisa
delimitación cualitativa y cuantitativa del objeto, y “Ello obedece a que en la demanda no debe
incurrirse ni en exceso ni en defecto. La defensa requiere el conocimiento de qué es lo
reclamado a efectos de cumplir con la carga procesal de responder. En efecto, si existiere
imprecisión en la determinación de la pretensión ello redunda en una limitación a las
alternativas de defensa del demandado…” 24. En caso de no ser posible esta individualización,
por lo menos, debe suministrarse las circunstancias más aproximadas posibles; ya que la
excepción al cumplimiento de la normativa referenciada (art. 175 inc.4 CPCC - art. 330 inc 4
CPCCN) es de interpretación restrictiva y sólo opera cuando exista realmente imposibilidad de
indicar lo que se demanda. El actor tiene la facultad de subordinar el alcance de su pretensión
a lo que en más o menos resulte de la prueba a rendirse en autos, pero por lo menos debe
“estimar” el daño que reclama teniendo en cuenta los parámetros esgrimidos pero no
especificados.
Se ha dicho asimismo que "La excepción de defecto legal en el modo de proponer la
demanda tiene por objeto garantizar el derecho de defensa del demandado, de tal manera que
no cualquier irregularidad en el líbelo introductorio de la pretensión la justifica, sino sólo
aquellas que por su gravedad le impiden al demandado contestar la demanda…" 25, y respecto
al monto que “La actualidad o futuridad del daño reviste especial trascendencia en la resolución
del caso, ya que la carga de precisar el monto reclamado no puede calibrarse con igual criterio
cuando juegan diferentes circunstancias fácticas, las que tienen trascendencia procesal disímil
a la hora de precisar el "cuantum indemnizatorio".26
Sólo se puede eximir al actor de cumplimentar el art. 175 inc. 3 CPCC (Art. 330 inc. 3
CPCCN) cuando exista una real imposibilidad debidamente invocada y probada. 27 Si subsana
la falta de claridad de la demanda, al contestar la excepción opuesta por el demandado, la
excepción debe ser rechazada, pero las costas las debe cargar la parte actora, ya que el
demandado tuvo razón suficiente para interponer la excepción. 28 Asimismo la Cámara 5ta CC

23
Venica, Oscar Hugo, “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba”, tomo II, Ed.
Marcos Lerner, Pág. 260/261.
24
De la Vega de Opl, Cristina y Ferreyra de De La Rúa, Angelina, “Código Procesal Civil y
Ccomercial”, Tomo I, pág. 284.
25
C2CC, Córdoba, en autos “Sindicatura en: Expreso Parmigniani Hermanos S.A. -Concurso Preventivo
(Hoy Quiebra) c/ Servicios al Sur S.R.L. - Revocatoria Concursal”, A.I. N° 51, 27.3.93, Foro de Córdoba
N° 34, pag. 164.
26
Tribunal Superior de Justicia, en autos “Brochero Héctor Hernán c/ Héctor Jorge Fantini y otros -
Ordinario - Recurso de Casación”, A.I. Nº 291, 06/12/00.
27
Tribunal Superior de Justicia, en autos “Malbak S.R.L c/ Sagemuler S.A. Ordinario - Recurso de
Casación”, A.I. Nº 113, 06/05/03.
28
C4CC, Córdoba, “Jijón María Alejandra c/ Di Gregorio José Roberto y otro - Ordinario -
Cumplimiento de contrato”, A.I. Nº 167, 28/04/06. Publicado en Semanario Jurídico, Nº 1565, pág. 9.
de Córdoba ha dicho que si de la demanda resulta evidente el objeto y la finalidad perseguida
el defecto legal no existe.29

Excepción de arraigo.

El art. 185 del CPCC (Art. 348 CPCCN) dispone que cuando el demandante no tuviere
domicilio en la República, también podrá interponerse como excepción dilatoria la de arraigo en
juicio, salvo que:

1) Tuviere en la República bienes raíces de valor suficiente para cubrir las costas, daños y
perjuicios que pudiere ocasionar con el pleito.
2) La acción versare sobre alimentos, litis expensas, sueldos o salarios.
3) Se tratare de acciones posesorias o de derechos que constaren en documentos
fehacientes e hicieren improbable la condenación en costas.
4) La demanda fuese deducida por vía de reconvención.
5) Hubiere obtenido el beneficio de litigar sin gastos o estuviere asistido por el asesor letrado.

El arraigo, consiste en una garantía que reclama el demandado al actor que no tiene
domicilio ni bienes en la República, para que afiance su pedido, en virtud de las eventuales
responsabilidades por el juicio30.
Sólo cabe en el juicio ordinario, es incompatible con el procedimiento laboral, por lo que no
puede ser opuesto ni siquiera como defensa de fondo. No procede en el juicio ejecutivo, ni en
el juicio de quiebra contra el acreedor peticionante. Tampoco procede el arraigo cuando el
demandado por razones especiales está obligado a accionar y a ocurrir ante un determinado
juez; por ejemplo en la tercería de dominio (existen posturas encontradas), cuando se deduce
reconvención, si el vencido en juicio ejecutivo inicia el ordinario de repetición, cuando existe
fuero de atracción, etc.
Debemos subrayar que la solvencia económica del actor no exime el arraigo (por ejemplo
el caso de un banco extranjero sin sucursal en el país); si existe litisconsorcio activo, si uno
solo de los actores está comprendido en la situación prevista en el arraigo, debe merituarse la
solvencia de los demás actores. En estos casos, la carga de los hechos configurativos de la

29
C5CC, Córdoba, en autos “Bobatto Diego c/ Banco Provincia de Córdoba”, Sentencia Nº 178,
13.10.05, AJ 91, pag. 5872.
30
Falcón, Enrique. Tratado de Derecho Procesal Civil y Comercial. Tomo II. Editorial Rubinzal Culzoni.
Pág 225.
excepción de arraigo incumbe al excepcionante. Al efecto, no tiene relevancia el denunciar la
nacionalidad extranjera del actor.
En este caso puntual, no corresponde pronunciarse sobre las excepciones dilatorias hasta
que quede firme el pronunciamiento sobre el arraigo y que en caso de proceder, la caución
fuere prestada, ya que la sola exigencia del arraigo suspende el procedimiento e incluso el
trámite de las restantes excepciones.
Ahora bien, con la entrada en vigencia del Nuevo Código Civil y Comercial, que en su Art.
2610 segundo párrafo dispone que “Ninguna caución o depósito, cualquiera sea su
denominación, puede ser impuesto en razón de la calidad de ciudadano o residente
permanente en otro Estado.”, se procura otorgar una “igualdad de trato procesal” a las partes,
independientemente de su patrimonio, por lo cual el principio de igualdad debe interpretarse
con un valor superior, todo de conformidad al espíritu de la nueva normativa.
En este sentido la excepción de arraigo se presenta como una limitación o una
incongruencia con respecto a lo dispuesto por el CCCN, que incluso puede ver afectado el
acceso a la justicia o a la garantía constitucional de igualdad (Art. 16 CN), por lo cual es
conteste en doctrina, tanto nacional como provincial que dicha excepción debe ser derogada a
fin de obtener un ordenamiento jurídico armonioso y sin contradicciones 31.

Como lo adelantáramos al comienzo del desarrollo de este tema, el demandado debe


oponer al contestar la demanda todas las excepciones, salvo las de artículo previo, que son las
que hemos desarrollado con anterioridad. Entonces la pregunta es:

¿Cuáles son esas otras excepciones?

Dice el Dr. Venica que quedan comprendidas las excepciones denominadas


perentorias, que en su caso, extinguen el derecho invocado por el actor: cosa juzgada,
transacción, prescripción, pago, novación, etc, es decir, todos los modos extintivos de las
obligaciones, y en general todos los medios defensivas de que pueda valerse el demandado,
incluidas las reguladas por la ley de fondo, como por ejemplo la suspensión del cumplimiento
del art. 1031 CCCN
A continuación desarrollaremos algunas de estas excepciones de manera particular, sin
que en modo alguno agote el tema o implique que no existan otras defensas oponibles o
utilizables en juicio:

Excepción de prescripción.
No procede de oficio y debe ser invocada por las partes. La regla residual son 5 años y
si no debe estarse a los plazos legales fijados para cada acción en el Código Civil y Comercial.

31
Lorenzetti, Ricardo Luis. Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado. Tomo XI. Editorial
Rubinzal culzoni. Pag 533/534
Este plazo fue objeto de modificación con la entrada en vigencia del nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación, pues con anterioridad el plazo era de 10 años. También ha de
destacarse que con la reforma en la materia, se permite en la actualidad impetrar la
prescripción liberatoria, por vía de acción (Art. 2551 CCCN) antes restringida a ser articulada
sólo como excepción (Art. 3962 CC), manteniéndose vedado al juez declararla de oficio ( Art.
2552 CCCN)
En cuanto a la oportunidad procesal para invocarla como excepción, el Art. 2553 del
CCCCN, en atención a la interpretación mayoritaria de la disposición del artículo 3962 del CC
distingue: a) la situación del demandado que debe oponer la prescripción dentro del plazo para
contestar la demanda en los procesos de conocimiento y para oponer excepciones en los
procesos de ejecución; b) la de los terceros interesados que comparecen al juicio vencidos los
términos aplicables a las partes, deben hacerlo en su primera presentación.

En el caso de plantear la prescripción por vía de acción, se tramitará por juicio


abreviado.
Si se trata de sumas de dinero, deberá distinguirse, por su parte, el plazo de
prescripción correspondiente al capital, al que resultaría aplicable el término ordinario de cinco
años (art. 2560 CCCN) de los intereses, tanto compensatorios como punitorios, que entran en
el supuesto previsto en el Art. 2562 inc c) del CCCN y como tales, están sujetos al plazo de
dos años allí establecido. Como sostiene Higton, la prescripción corre a partir de la exigibilidad
del crédito, por lo que si es a plazo, no principia sino cuando se produce el vencimiento del
término.
Cuando los intereses se liquidan junto con el capital, gozan del mismo plazo de
prescripción que la obligación principal, esto es cinco diez años. Así lo ha entendido la
jurisprudencia con la vigencia del antiguo CC, al sostener: “Para que los intereses gocen del
mismo plazo de prescripción que la obligación principal, ellos deben liquidarse junto con el
capital, o debe tratarse de una deuda única que se haya fraccionado en cuotas que incluyan
intereses”32 A mayor abundamiento: “El plazo quinquenal establecido en el art. 4027 del Código
Civil para la obligación de abonar los atrasos de todo lo que debe pagarse por años, o plazo
periódicos más cortos, no se aplica al capital del préstamo por tratarse de una deuda única,
sólo que fraccionada; falta la condición fluyente de un crédito, que es independiente del
transcurso del tiempo y que nace por entero y sin posibilidad de aumento desde que se
constituyó.”33 La Cámara 1° CC de Córdoba se ha expedido al respecto: “…Al haberse
convenido en la escritura hipotecaria que ante la falta de pago de dos de las cuotas pactadas
se incurriría en mora de pleno derecho, autorizándose a la vendedora a exigir la cancelación
total de la deuda a los compradores, como si fuera de plazo vencido, se ha subsumido el curso
de la prescripción al término decenal normado por el art. 4023, 1° párrafo del C.C., desde que

32
CNCiv. Sala F, 28-IV-1981, ED, 93-694.
33
CNCiv., Sala F, 5-III-1992, “Ballester M. c/ Condoluci O. M”. JA, 1993-IV, síntesis
la caducidad de los plazos así estipulada, torna inaplicable la defensa sustancial incoado en
base a la periodicidad de pagos pretendida como su sustento, en base a lo normado por el art.
4027 inc. 3 del Código de Velez”.34

Cosa juzgada.

El Derecho, debe dar soluciones al conflicto jurídico en tiempos breves y de modo


definitivo, con el objeto de garantizar la seguridad jurídica y la paz social. El sentido de la
eficacia y autoridad de la cosa juzgada, no es tanto impedir la apertura de nuevos procesos,
sino que no se desconozca lo resuelto en otro. Se trata de impedir que la jurisdicción se vea
expuesta a contradicción.

Esta defensa se encuentra expresamente contemplada en el Art. 347 inc 6 del CPCCN,
“Para que sea procedente esta excepción, el examen integral de las dos contiendas debe
demostrar que se trata del mismo asunto sometido a decisión judicial, o que por existir
continencia, conexidad, accesoriedad o subsidiariedad, la sentencia firme, ya ha resuelto lo
qiue constituye la materia o la pretensión deducida en el nuevo juicio que se promueve.” No se
recepta de manera expresa en la enumeración de las excepciones en el CPCCCba, sino dentro
del capítulo referente a los actos procesales (Art. 141 CPCCCba)

"La doctrina moderna atribuye a la cosa juzgada la entidad de ser una cualidad de la
sentencia conferida por la ley y que se manifiesta cuando ella adquiere inmutabilidad"35. Guasp
al hablar de los requisitos de la cosa juzgada material expresa: “También, exige, en segundo
lugar, un fallo que recaiga de modo efectivo sobre el fondo de litigio planteado, esto es, que
examine la pretensión en cuanto a sus últimos fundamentos. Si la pretensión, aún recogida por
el órgano jurisdiccional, no es discutida en cuanto al fondo por falta de algún requisito previo
que lo impida, esto es, por falta de alguno de los llamados presupuestos procesales, la cosa
juzgada verdaderamente no se produce. La imposibilidad ulterior de controvertir la resolución
que juzgue acerca de tal requisito, se explica por la fuerza de la preclusión y no por la de la
cosa juzgada...”36, concordante es la opinión de Palacio al afirmar que “…Si se atiende al
contenido de la sentencia, su calidad de cosa juzgada se halla condicionada a la circunstancia
de que recaiga sobre la fundabilidad de la pretensión, o de que deniegue la actuación de ésta
por no concurrir algún requisito intrínseco de admisibilidad (legitimación, interés y posibilidad
jurídica). No se genera en cambio la cosa juzgada respecto de las sentencias que declaran la

34
C1CC, Córdoba, en autos “Monastersky de Dujovne, Rosalía c/ Beatriz Edith Álvarez - Ejecución
Hipotecaria”. 22/12/03.
35
De la Vega de Opl, Cristina y Ferreyra de De la Rúa, Angelina, “Código Procesal Civil y Comercial -
Comentado y Concordado”-, Tomo I, Ed. La Ley, pág. 215.
36
Guasp, Jaime, “Derecho Procesal Civil”, Tomo Primero, pág. 557/558.
inadmisibilidad de la pretensión por la falta de algún requisito extrínseco, por cuanto ello no
obsta a que la misma pretensión, obviadas las deficiencias de que adolecía, sea nuevamente
propuesta o adquiera ulterior eficacia....”37, e igualmente se ha expedido la jurisprudencia al
decir: “La excepción de cosa juzgada sólo debe admitirse cuando surge con evidencia que la
sentencia firme no puede coexistir con el nuevo reclamo, porque se contradicen y resultan
incompatibles, lo que no se da cuando en el juicio anterior se promovió con documentación
insuficiente que se completó en el posterior....” 38. De allí que se haya decidido, entre otros
casos, que el rechazo de la demanda por escrituración de un inmueble en virtud de un
determinado boleto de compraventa, fundado en que a la época de su iniciación el plazo no se
hallaba aún vencido, no hace cosa juzgada que impida un nuevo reclamo de dicha
escrituración39; que rechazada la demanda interpuesta contra los vendedores por no ser
dueños de la cosa, corresponde su reiteración si con posterioridad al primer juicio adquirieron la
propiedad de ella40; etc.-

Otra cuestión importante y que ha dado lugar a muchas discusiones doctrinarias y


jurisprudenciales es el valor de la sentencia de verificación de créditos en el juicio civil y si
procede la cosa juzgada material41.

Excepción de Falta de acción.

La legitimación para obrar (o legitimatio ad causam) consiste en la cualidad que tiene


una persona para reclamar respecto de otra por una pretensión en el proceso. Es la cualidad
emanada por la ley que faculta a requerir una sentencia favorable respecto del objeto litigioso.
De modo que, la falta de legitimación para obrar existe cuando no media coincidencia entre las
personas que efectivamente actúan en el proceso y las personas a las cuales la le habilita
especialmente para pretender o contradecir respecto de la materia sobre la cual versa el
proceso.42
En lo que respecta a esta excepción conviene recordar que "La excepción de falta de
acción tiene específico ámbito procesal y exclusiva finalidad. Se trata de establecer cuál es la
calidad del actor, si es el titular de la relación jurídica en la versión activa, y cuál es la ‘calidad’
del demandado, si lo es éste en la versión pasiva." 43 y que "...se funda en la carencia del

37
Palacio, Lino E., “Derecho Procesal Civil”.
38
CNCiv., Sala E, “José Minetti y otro v. Compañía Azucarera Bella Vista S.A.”, 14/11/90, Lexis Nexis
Nº 14/79155.
39
CNCiv., sala F, La Ley, t. 136, pág. 207.
40
CNCiv., sala F, La Ley, t. 131, pág. 1194 [18.333-S].
41
C5CC, Córdoba, en autos “Banco Roela S.A. c/ Giro Martín Juan Francisco y otro - Acción Ordinaria -
Cuestión de competencia”, Sent. 105, 13.06.05, AJ 90.
42
Falcón Enrique. Tratado de Derecho Procesal Civil y Comercial. Tomo II. Editorial Rubinzal Culzoni.
Pag. 268.
43
CNCiv., Sala C, en autos “Emma, Jaime c. Federación Argentina de Ajedrez”, septiembre 8.992,
Digesto LL, tomo X, 3, pág. 161, sum.170.
derecho de pedir, pudiendo los jueces investigar, aun de oficio, si la persona que formula el
reclamo ante la justicia ostenta la calidad invocada para fundarlo..."44
En este sentido la excepción de falta de acción se vincula a la legitimación para obrar.
Tener legitimación para obrar consiste en ser la persona que de conformidad con la ley
sustancial puede formular una pretensión. No se trata de la titularidad del derecho sustancial,
porque puede que éste no exista, basta con que se pretenda su existencia. Puede mediar
legitimación para obrar y, sin embargo, declararse en la sentencia que el derecho que se
invoca no existe.

Entre las excepciones perentorias, que podríamos llamar comunes, están las previstas
en la ley civil como modo de extinción de las obligaciones: Pago. Compensación, novación,
quita y espera, las que analizaremos al tratar el juicio ejecutivo.

¿Existen otras defensas previstas en el Código Civil?


Estas defensas, aun cuando se encuentren contenidas en la ley sustancial, muchas veces operan o funcionan a semejanza
de las excepciones procesales, porque de todas formas tienden a dilatar la pretensión principal ejercida por el actor, o en su caso
directamente pretenden su rechazo. Entre ellas podemos mencionar exceptio non adimplenti contractus, simulación, prejudicialidad,
posesión. Describimos cada una:

Exceptio non adimplenti contractus

Esta defensa se plantea en las demandas de cumplimiento o resolución contractual.


Parte de la premisa que no puede pretenderse el cumplimiento si quien lo reclama no acredita
haber cumplido, a su vez, la prestación a su cargo (art.1201, Código Civil) (Art. 1031 CCCN) y,
por una razón análoga, sólo la parte que ha cumplido puede optar entre exigir el cumplimiento
de la otra o la resolución del contrato. Es recaudo genérico de la facultad resolutoria la falta de
culpa de quien la ejerce.
El Art. 1031 titulado “Suspensión del Cumplimiento” principia por dar cabida al supuesto
tradicional de la excepción de incumplimiento contractual, según el cual nadie puede reclamar
a otro el cumplimiento de una obligación si él mismo no ha cumplido con la obligación recíproca
a su cargo. Para ello, se utiliza una fórmula que se aparta del despliegue procesal de la
cuestión y se acerca a la lisa y llana expresión del principio trait pour trait, a diferencia del Art.
1201 del CC de Velez Sarsfield. El fundamento radica en el nexo de interdependencia que
existe entre las obligaciones surgidas de los contratos bilaterales, que implica que una
prestación es el presupuesto de la otra. Este nexo se manifiesta no sólo en el momento del
perfeccionamiento, condicionado el nacimiento de una obligación, sino también en la fase de

44
CApel. CC, Mercedes, sala I, en autos “Vaccaro, Francisco R. c Paramio, Pascual E. y otra”, mayo 4-
979, Digesto LL, tomo X, 3, pag. 161, sum.175.
ejecución del contrato, sujetando una prestación al cumplimiento simultáneo de la otra. La
norma tiene suficiente amplitud para comprender también a la llamada exceptio non rite
adimpleti contractus, que permite al demandado o requerido abstenerse legítimamente de
ejecutar la prestación a su cargo cuando media cumplimiento parcial o defectuoso del actor. En
este caso, existe cumplimiento pero el mismo no satisface los principios de identidad e
integridad del pago (Art. 868 y 869 CCCN).
Asimismo, el nuevo Código incluye una novedad para nuestro Derecho, consistente en
la posibilidad de que la suspensión pueda ser deducida judicialmente no sólo como excepción,
sino también por vía de acción45
En consonancia con lo expresado, el Art. 1086 del CCCN, contempla la “Cláusula
Resolutoria Expresa”, norma que recoge el instituto del pacto comisorio (Art. 1203 CC) que
disponía que "la parte que haya cumplido" "podrá optar" entre reclamar el cumplimiento de
la otra o la resolución del contrato. El nuevo artículo a diferencia del anterior se encuentra
encaminado al procedimiento resolutorio. La alegación del incumplimiento o de la ausencia de
ofrecimiento contra quien pretende la resolución del contrato (Art. 1031 CCCN) no es, en rigor,
una exceptio non adimpleti contractus, la cual funciona sólo como defensa dilatoria del propio
cumplimiento, sino una defensa perentoria, orientada a poner de relieve la improcedencia de la
demanda resolutoria, por falencia de dichos recaudos. Es que ello opera tanto para demandar
la ejecución del contrato, como para postular su resolución.

Simulación
La simulación, es la declaración de un contenido de voluntad no real, emitido
conscientemente y de acuerdo entre las partes, para producir la apariencia de un negocio
jurídico que no existe o es distinto de aquel que realmente se ha llevado a cabo46. Puede
oponerse como defensa frente a la pretensión emanada de otras personas, tal cual sucede
ante una de nulidad (art. 388 CCCN). Cualquiera sea el encuadramiento jurídico que se asigne,
lo cierto es que todo sujeto tiene derecho a preservar su situación jurídica, poniendo de relieve
que los actos destinados a enervarla carecen de fuerza operativa. Lo expuesto es aplicable al
acreedor contra quien se esgrime una tercería dominial, que pudiere afectar su facultad para
perseguir la satisfacción de su derecho contra el obligado. Ello es así para los que postulan la
teoría de la inexistencia del acto fingido (el cual entonces sería un “no acto”), pues en este caso
funcionaría un imperativo analógico (si cuando se aduce nulidad es viable una actitud
puramente defensiva, con igual o mayor razón debe serlo si se esgrime su inexistencia). 47

Prejudicialidad – Suspensión del dictado de la sentencia civil.

45
Cfr. Lorenzetti Ricardo Luis. Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Editorial Rubinzal
Culzoni. Tomo VI Pag.45
46
Lorenzetti, Ricardo. Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado. Tomo II. Ed Rubinzal
culzoni. Pag 351
47
Zavala de González, Matilde, “Solución de Casos”, Tomo 5, pág. 373.
La Prejudicialidad contemplada en el antiguo art. 1101 del CC, es hoy recepcionada en
el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación bajo el Art. 1775, con la denominación de
“Suspensión del dictado de la sentencia civil” y reza “Si la acción penal precede a la acción
civil, o es intentada durante su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en
el proceso civil hasta la conclusión del proceso penal, con excepción de los siguientes casos: a)
si median causas de extinción de la acción penal; b) si la dilación del procedimiento penal
provoca, en los hechos, una frustración efectiva del derecho a ser indemnizado; c) si la acción
civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de responsabilidad”. De esta
manera se mantiene el concepto de lo que llamamos prejudicialidad penal, ampliándose la
enumeración de las excepciones, en los cuales no procede la suspensión de la sentencia civil.

Ha dicho el TSJ de nuestra Provincia que el art. 1101, CC, (hoy 1775 CCCN) es una
norma formal de orden público que debe ser aplicada, aún de oficio, cuando el tribunal civil
conoce la existencia de un proceso penal vinculado. Por consiguiente, su inobservancia
produce la nulidad de la sentencia civil que se dicte, siempre que en ambas sedes se trate del
mismo hecho48.

En otro caso, la Cámara declaró la nulidad de la sentencia de primera instancia


sosteniendo que cuando el mismo hecho que dio lugar a la demanda civil era investigado en
sede penal, por aplicación del art. 1101 del C.C., debía suspenderse el dictado de la sentencia
civil, a fin de evitar un posible escándalo jurídico, teniendo en cuenta que aquella es una norma
de orden público.49

Compartimos la doctrina que considera que “... el art. 1101 del Código Civil debe
aplicarse a todos los casos en que el dictado de sentencias civil y penal contradictorias pueda
conducir a un escándalo jurídico, aunque excedan el marco de las acciones resarcitorias”50

Respecto a su aplicación en el juicio ejecutivo, en principio se considera inaplicable,


porque sería entrar a la causa de la obligación, salvo cuando la resolución civil ayudara a
consumar el delito penal (por ej. estafa por documentos). En doctrina se ha llamado a esta
aplicación en el juicio ejecutivo “presentencialidad”. 51

Otro punto importante sobre el tema, es que no corresponde paralizar el dictado de la


sentencia cuando el juicio penal se dilata excesivamente en el tiempo. Nuestra jurisprudencia
local, también ha adoptado un criterio de evaluación semejante, expresando que “...asignando
carácter amplio a la aplicación del art. 1101 del C.C., puede evitarse el escándalo de

48
T.S.J., Sala Civil y Comercial, en autos “Ceballos, Rubén E. y otra c. Ardiles, Efraín M.”, 26.11.1997,
LLC, 1998, 241. Ver también CNCCFed., Sala III, 06.02.2003, en autos “Junta Nac. de Granos c.
Frigorífico La Estrella S.A.”, L.L., 2003-D, 677.
49
C4CC, Córdoba, en autos “Ghisleri Ana María c/ BBVA Banco Francés - Ordinario - Cobro de pesos”,
Sentencia N° 54, 09.05.06, DJ 22.06.06.
50
CNCiv., Sala G, LL, 1988-D-525.
51
C4CC, Córdoba, Semanario Jurídico, Nº 1436, pág. 702.
sentencias contradictorias, pero se consuma un escándalo todavía más grave cual es el de
postergar en el tiempo la dilucidación de una situación jurídica de derecho privado en relación a
la cual se ha peticionado amparo jurisdiccional...”; agregando que “... el imperativo de evitar
una injustificada morosidad de ese género, debe prevalecer sobre el supuesto escándalo que
puede ocasionar la contradicción entre dos pronunciamientos jurisdiccionales.- Más vale
brindar justicia, aunque no sea perfecta, que postergarla de modo excesivo, subordinando la
actividad de un Magistrado de un fuero a la mayor o menor celeridad en la substanciación del
proceso dirigido por el otro.- Por otra parte a esa morosidad se agrega la esterilidad cuando,
como ocurre con frecuencia, la acción penal se extingue por prescripción.- No hay escándalo
más grave que el de afectación del derecho de defensa en juicio…”.- 52. (Hoy se encuentra
contemplado expresamente este supuesto en el Art. 1775 inc b) del CCCN)

En igual sentido se ha expresado también la Excma. Cámara Séptima en lo Civil y


Comercial in re: “Robin María Rosa c/ Enrique Roque – Ejecutivo” (Auto Nº 55 del 25/02/2004)
y la Excma. Cámara Civil, Comercial Familia y Trabajo de Marcos Juárez en autos “Ribero
Bautista c/ Picatto Rodolfo (LLC 1998-120).

Posesión.

En este caso podemos mencionar dos supuestos importantes: a) la alegación de la


posesión del ocupante del inmueble en caso de desalojo y b) la usucapión como defensa en un
juicio de reivindicación.

En el primer supuesto, si el demandado funda su defensa en derecho posesorios, éstos


deben ser acreditados prima facie por quien los alega, por lo que tendrá que demostrar que su
ocupación se debe a otra causa o que ha mediado interversión del título en esa ocupación
(Art. 1915 CCCN) (art. 2553 C.C. 2353).53 . Para que el planteo relativo a la posesión resulte
admitido, deberá quien la invoca arrimar elementos de juicio que prima facie la tornen
verosímil.54

En el segundo supuesto se ha dicho: La vía procesal especial del juicio de usucapión


ha sido consagrada como acción de declaración de mera certeza, es decir como medio legal
que permite al poseedor, convertido en dueño, hacer cesar la incertidumbre y las dudas que se
ciernen sobre el derecho de propiedad que adquirió a partir de hechos posesorios. En cambio,
otra es la situación de este poseedor cuando afronta una acción reivindicatoria sobre el
inmueble cuyo dominio ha adquirido merced a una posesión sostenida en el tiempo, pues en tal

52
C8CC, Córdoba, Actualidad Jurídica Nº 4, pág. 229 y ss; con nota del Dr. Manuel González Castro.
53
C4CC, Córdoba, en autos “Borghese Guillermo Daniel c/ Nieva Ernesto del Valle - Desalojo - Por
vencimiento de término”, Sentencia Nº 8, 22.02.07, Semanario Jurídico, Nº 1603, pág. 521.
54
C4CC, Córdoba, en autos “Borghese Guillermo Daniel c/ Nieva Ernesto del Valle - Desalojo - Por
vencimiento de término”, Sentencia Nº 8, 22.02.07, Semanario Jurídico, Nº 1603, pág. 521; T.S.J., en
autos: “Massa…”, Sent. Nº 38, año 2000.
supuesto no le interesa tanto constituir un título que elimine la incertidumbre que debilita su
derecho cuanto directamente enervar el progreso de una acción actual promovida en su contra
demostrando que el demandante no puede atribuirse el dominio de una cosa que sólo a él
pertenece. Y evidentemente una defensa de esta índole no puede negársele en esas
condiciones al demandado si no se quiere vulnerar abiertamente su garantía constitucional de
defensa en juicio al impedírsele acreditar en el pleito entablado en su contra que el
demandante carece de dominio sobre la heredad cuya posesión ejerce (C.N., art. 18). Es más,
si se tiene presente que uno de los fundamentos que explican y justifican el instituto de la
prescripción adquisitiva es el de facilitar la compleja prueba del derecho real de dominio, la cual
sin su auxilio se haría prácticamente imposible, entonces parece natural considerar que el juicio
de reivindicación comporta el ámbito más propio y adecuado para valerse de ella a fin de
conseguir el progreso o el rechazo -según el caso- de la acción relativa a la propiedad del
inmueble en litigio.55

¿Puede considerarse la perención de instancia una excepción?

Si bien la el instituto procesal de perención de instancia no es una defensa que puede


utilizarse o plantearse al contestar la demanda, sino un modo anormal de terminación del
proceso, un reciente fallo de la Sala Civil y Comercial del Tribunal Superior de Justicia de la
Provincia de Córdoba56, así parece autorizarlo, por lo que corresponde su análisis.
Atento que ha sido publicado en un sinnúmero de revistas jurídicas, no nos
detendremos en transcribir los votos del mismo, sino a analizar el voto de la mayoría, que fija
una nueva interpretación, y que en resumen expresa “…la parte demandada está habilitada
para acusar la perención apenas es notificada de la demanda entablada en su contra, pues es
la única vía que nuestra ley consiente para hacer efectiva la consecuencia jurídica que se
deriva de la inactividad procesal prolongada. Negar en estas condiciones ese derecho al
demandado significaría convertir la directiva según la cual la instancia principia con la
demanda, en una norma inútil y desprovista de eficacia práctica, puesto que mientras por un
lado se declama que desde ese momento hay una instancia susceptible de caducar y que el
accionante está gravado por la carga de impulsar el procedimiento, sin embargo por otro lado
se impediría que la perención efectivamente se produzca al negársele al demandado el
derecho de hacer valer la inactividad que se registró en el proceso…Así, el accionado puede
acusar la caducidad después de notificado el emplazamiento, de modo que esa notificación no

55
Josserand, Derecho Civil, Buenos Aires, 1950, tomo . III, N° 1567, 1568 y 1570; T.S.J., en autos
“Colazo Antolin Salustiano Del Corazón De Jesús c/ Nicolás Raymonda - Reivindicación - Recurso De
Casación”, Sentencia Nº 75, 04.07.00; T.S.J., Sala Civil y Comercial, “Héctor Messio y Cia SRL c/
Bernardo Pedraza - Ordinario - Recurso de Casación”, Sentencia N° 123, 30.07.98.
56
T.S.J., Sala Civil y Comercial, Auto Nº 200, 16.08.2007, en autos “Fisco de la Provincia de Córdoba c/
Loustau Bidaut R. - Ejecutivo - Recurso de Casación”.
puede considerarse como un acto que subsana la instancia en condiciones de perimir, antes
bien constituye la oportunidad que se le brinda al demandado para ejercitar su derecho de
prevalerse de la caducidad de la instancia…”.57
Si bien consideramos que el criterio puede resultar “justo”, o que permite evitar algunas
“injusticias”, no resulta legal en tanto no es la pauta establecida en nuestra ley procesal
cordobesa, en todo caso ello requiere previamente una modificación legislativa y no
interpretativa del Poder Judicial. Denota, además, una clara confusión entre el sistema
provincial y el nacional, y entre los institutos de la perención de instancia y la prescripción que
intentaremos aclarar. Finalmente, equivoca los conceptos de “excepción” e “incidente”, lo que
claramente resulta inadecuado.
En nuestro proceso civil cordobés, rige el sistema de la “purga de perención”, lo que
significa que cada acto de impulso “borra” el plazo de perención de instancia anterior, haciendo
que comience a computarse nuevamente. Ello, atento que – y conforme establece el art. 340,
CPCC- el plazo de perención de instancia se computa desde el último acto de impulso
realizado por las partes o por el Tribunal. De tal modo, cada vez que se realiza un nuevo acto
de impulso, comienza nuevamente el cómputo.
En cambio, en el orden nacional, el sistema difiere: puede ser solicitada por las partes o
declarada de oficio (art. 316, CPCN), y en el primer caso, incluso, puede solicitarse instado el
proceso una vez vencidos los plazos de perención (art. 310, CPCN), siempre que no se
consienta el acto supuestamente impulsorio del procedimiento (art. 315, 1º párrafo, última
parte, CPCN, a contrario sensu).
Pese a lo expresado, nuestro Alto Cuerpo consideró aplicable a un proceso en nuestra
provincia, un sistema de perención de instancia similar al analizado de la ley nacional. Es que,
frente a la realización de un típico acto impulsorio (notificación de la demanda), que tendría el
efecto de “purgar” la perención de instancia, consideró que podía solicitarse la perención de
instancia ya ocurrida, tal como si se tratara de la regulación nacional del instituto analizado.
Estimamos que resulta discutible lo expresado por el doctor Armando Segundo Andruet
en su voto cuando expresa que “…en la situación especial que nos ocupa no se justifica aplicar
el régimen de purga de la instancia establecido por nuestra ley y en cambio resulta aplicable
una pauta jurídica similar a la establecida en el C. de P.C. de la Nación, esto es que el
demandado puede oponer la perención de instancia por vía de excepción frente al acto de
impuso procesal cumplido después de vencido el plazo establecido por la ley…”58. Es que, ¿por
qué razón se dejaría de aplicar el CPCC y se aplicaría el CPCN?. Nuestra ley procesal
autoriza la aplicación de normas análogas (vg. CPCN), cuando existe silencio u obscuridad
(conf. art. 887, CPCC), pero en modo alguno cuando la cuestión tiene una regulación
específica y propia, como sucede con el instituto de la perención de instancia. Téngase

57
Del voto del Dr. Armando Segundo ANDRUET (h), al que luego adhiere el Dr. Carlos Francisco
GARCIA ALLOCCO.
58
Del voto del Dr. Armando Segundo ANDRUET (h).
presente que cuando el legislador provincial dictó la Ley 8465, sin perjuicio de que ya el Código
Nacional regulaba la caducidad de instancia del modo que hoy surge de dicha normativa,
decidió mantener, con algunas modificaciones, la regulación que existía del instituto en
cuestión en nuestra Provincia.
Surge también del resolutorio hoy analizado, una gran confusión entre los conceptos de
prescripción y perención de instancia, que cabe analizar brevemente.
Bien es sabido que la demanda (hoy petición judicial) interrumpe el plazo de
prescripción (Art. 2546 CCCN) , y desde la misma comienza el plazo de perención de instancia
(art. 339, in fine, CPCC – Art. 310 CPCCN). Ambos institutos tienen similitud en cuanto a la
ratio legis (presunción de abandono), pudiendo expresarse que la perención de instancia es al
proceso, lo que la prescripción es a la acción.
Asimismo, y conforme la normativa sustancial, declarada la perención de instancia, el
efecto interruptivo que la demanda tuvo del plazo de prescripción, se tendrá por “no sucedida”
(conf. art. 2547 seg párrafo, que refiere a deserción de la instancia).
Ahora bien, el hecho que tengan tal elemento común y que una pueda tener efecto
sobre la otra, no las hace comparables y mucho menos confundibles.
Sin embargo, afirma el Tribunal que “…Interpretarlo de otro modo, y por tanto negar en
esa situación al accionado ese derecho, significaría por tanto dejar en manos de la parte actora
la posibilidad de extender a discreción y potestativamente los plazos de prescripción
establecidos en la ley mediante el fácil recurso de mantenerse inactivo sin notificar el
emplazamiento al demandado, e incluso implicaría también permitirle la posibilidad de
prolongar esos plazos ‘sine die’ convirtiendo prácticamente en imprescriptibles acciones que
por imperio de la ley son prescriptibles (C.C., art. 4019, 1° par.)…”. 59
Ello es incorrecto: desde la interposición de la demanda existe una instancia
susceptible de perimir, pudiendo mediante tal incidente “borrar” el efecto interruptivo que la
demanda tuvo del plazo de prescripción. Si la parte demandada puede o no enterarse de la
existencia del pleito para poder realizar el planteo, resulta una cuestión accesoria, diferente, y
no procesal, sino fáctica, que nada tiene que ver con la regulación procesal y sustancial de los
institutos analizados.
El demandado, desde el mismo momento de la interposición de la demanda tiene una
instancia abierta en su contra, y puede, transcurridos los plazos legales, plantear la perención
de instancia.
El hecho de que el demandado no puede hacerlo, porque no tiene conocimiento del
pleito, es una cuestión ajena a la regulación legal, y deberá ser analizado en cada caso
concreto, a más que, al menos en la Ciudad de Córdoba, hoy puede corroborarse mediante la
página web del Poder Judicial Provincial, desde cualquier conexión a Internet, la posible
existencia de una instancia abierta en su contra.

59
Del voto del Dr. Armando Segundo ANDRUET (h).
En todo caso, en la correcta interpretación de las normas sustanciales y no en la
confusión entre institutos procesales y sustanciales, puede tener solución el problema que el
Tribunal Superior de Justicia expresa en el resolutorio analizado (vg. como tienen dicho
algunos tribunales, si la demanda interrumpió la prescripción, y luego se notificó, habiendo
transcurrido nuevamente el plazo de prescripción, podría plantearse la prescripción de la
acción, y no la perención de instancia; no propiciamos esta interpretación, solo intentamos
demostrar que con otras interpretaciones, sin confusiones técnicas, puede lograrse el mismo
objetivo)
Finalmente, se equivoca el Tribunal al considerar que la perención de instancia puede
plantearse como excepción (“…puede oponer la perención de la instancia por vía de
excepción…”; del voto del Dr. ANDRUET), ya que implica una clara confusión entre excepción
e incidente.
Conforme nuestra normativa procesal, la perención de instancia es un incidente que
tiene como efecto aniquilar el proceso cuando la misma se produce en la primera instancia
(conf. art. 346, inc. 1, CPCC). De allí que se encuentre regulado como un modo anormal de
terminación del proceso.
Se trata de un incidente, y no de una excepción, ya que engasta perfectamente en el
concepto de incidente (“…cuestiones que se suscitan durante la tramitación de un pleito y que
tienen alguna conexión con él…”; art. 426, CPCC). Además, es suspensivo, ya que, debe
tramitarse y resolverse el mismo, y sólo en caso de rechazo, el pleito puede continuar (conf. art.
428, CPCC).
Prueba que es un incidente el hecho que puede perimir (conf. art. 339, inc. 4, CPCC),
en tanto se trata de una instancia incidental, diferente de la instancia principal; mientras que
las excepciones no siempre pueden perimir, sólo en el juicio ordinario, y sólo las dilatorias (arts.
184 y 185, CPCC), en tanto se trata de incidentes (art. 186, CPCC), y no así en juicio ejecutivo
y abreviado, donde las excepciones no son un incidente, ya que se resuelven conjuntamente
con la sentencia, y no en forma autónoma, como las excepciones arriba referidas del juicio
ordinario.
Por otra parte, nos preguntamos, si la perención de instancia fuera una excepción,
¿qué tipo de excepción sería? No puede ser dilatoria procesal, ya que las mismas se
encuentran taxativamente enumeradas en los arts. 184 y 185, CPCC. Tampoco podría ser una
excepción oponible en juicio ejecutivo, en tanto no se encuentra prevista en la norma
respectiva (art. 547, CPCC). Debemos llegar entonces a la conclusión de que se trata de una
defensa perentoria, pero claro, las defensas perentorias son sustanciales, mientras que esta es
regulada por la ley procesal. Además, planteada una excepción de perención de instancia,
¿qué trámite debiera dar el Tribunal entonces? Si es sustancial, no debiera tener sustanciación,
no perimiría por sí misma (en juicio ordinario sólo permiten las dilatorias, en tanto se trata de
incidentes; y en cambio en juicio abreviado y ejecutivo ninguna), y debiera ser resulta en la
sentencia, todo lo que resulta claramente absurdo, y demuestra la incorrección tanto legal
como terminológica.
La perención de instancia es, en nuestro sistema procesal, un incidente, y por ello el
Tribunal, cualquiera sea la nominación que se le dé (excepción, defensa, incidente, etc.), dará
a la misma el trámite asignado por la ley (incidente de perención de instancia), previo a la
decisión de las excepciones opuestas, que sólo se sustanciarán y resolverán una vez decidido
aquél incidente.

Tema 3: El proceso en rebeldía. Rebeldía. Casos. Efectos

El art. 110, CPCC (art. 59 y 53 inc. 2,5 y 6 del CPCCN) establece los casos en que
procede la rebeldía.
La rebeldía es una institución que ha sido utilizada para superar la circunstancia de la
no incorporación de la parte en el proceso. Se trata de un esquema legal dispuesto para
viabilizar la prosecución del juicio ante la ausencia del demandado 60. La situación de rebeldía
en sentido estricto, se configura cuando la parte no comparece al proceso dentro del plazo de
la citación o lo abandona después de haber comparecido.
La misma puede ser declarada por decreto, sólo a petición de parte (art. 111, CPCC –
art. 59 CPCCN), salvo disposición en contrario (vg. en juicio abreviado, art. 509, CPCC).
La normativa procesal establece los casos o causas de declaración de rebeldía, siendo
las mismas: “…1) El demandado que no hubiere comparecido a estar a derecho en el plazo
que se le hubiere acordado…” (incomparecencia en juicio en sentido genérico); “…2) La parte
que habiendo comparecido a juicio no constituyera domicilio en el radio que corresponda…”
(comparecer y no constituir domicilio en la forma referida es tanto como no haber
comparecido); “…3) La parte que actuando por apoderado o representante, fuere emplazada
de acuerdo con los artículos 96 o 97, y no compareciere en el plazo otorgado…4) La parte que
revocando el poder que hubiere otorgado no compareciere por sí o por apoderado…” (casos
estos últimos que refieren a renuncia del apoderado o patrocinante o revocación por el
poderdante o patrocinado, o muerte o incapacidad de ambos; y pueden darse tanto en la faz
pasiva como la activa de la relación procesal).
El caso más común de declaración de rebeldía de una persona en juicio, es por la
incomparecencia (conf. art. 110, inc. 1, CPCC – art. 59 CPCCN). Ahora bien, no en todos los
casos la incomparecencia genera la situación de rebeldía, cuestión que analizaremos en el
punto siguiente.

Ferreyra de De la Rua – Gonzalez de la Vega. Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba.


60

Comentado. Tomo I. Segunda Edición. Pág 176.


¿Cuándo no corresponde declarar la rebeldía?

Tenemos distintas normas, que a pesar de que no lo prevén expresamente, se infiere la


innecesariedad o improcedencia de su declaración. Así por ejemplo, el art. 658, CPCC en las
sucesiones que establece la notificación de los herederos declarados al domicilio conocido, no
se declara la rebeldía ante la incomparecencia de los mismos. Igual acontece en el caso de la
citación de la contraria en los beneficios de litigar sin gastos, de conformidad a lo dispuesto por
el art. 104, CPCC (art. 80 CPCCN) o el art. 784 CPCC en la usucapión respecto a los terceros
interesados. En los abreviados no hace falta declaración, se lo tiene por rebelde (art. 509,
CPCC), y en los juicios ejecutivos fiscales (Art. 4 ley 9024 modif por ley 9118).
Este proceso llevado en rebeldía reviste otras características a la hora de notificar,
diligenciar las pruebas, ejecutar la sentencia, etc., temas que desarrollaremos a continuación:

Notificaciones: sólo se notifica al domicilio real el decreto de rebeldía y la sentencia,


todas demás resoluciones (decretos y autos) se entienden notificados el día de su dictado (art.
112, inc. 1, CPCC – art. 59 CPCCN). En este sentido se ha dicho que si el demandado es
declarado rebelde en un juicio ordinario, no es necesario correr traslado de la demanda con
copia de la documental (art. 85, CPCC – art. 120 CPCCN), porque dicha notificación se
cumplimenta con el 112, CPCC61 (art. 59 CPCCN). Consideramos correcta esta última postura,
siempre y cuando se acredite que al practicarse la primera notificación, la misma se realizó con
las copias necesarias. Caso contrario, deberá correrse traslado a domicilio, a fin de
cumplimentar en forma la norma arriba citada.
En el caso del rebelde citado por edictos, no se notifica el decreto de rebeldía y la
sentencia se publica por un día, y si se trata de juicios declarativos interviene el Asesor Letrado
en su representación; y si posteriormente comparece y ya se ha producido la prueba, puede
solicitar diligenciamiento de la misma en segunda instancia (art. 113, CPCC - art. 66 CPCCN).
El rebelde puede comparecer en cualquier estado del proceso, cesando de tal modo el
estado de rebeldía (art. 112, inc. 2, CPCC – art. 64 CPCCN), sin necesidad de purgar la
rebeldía, regulación que existía en la anterior ley procesal.

Prueba: La rebeldía y la falta de contestación de la demanda no eximen de la apertura


a prueba, sino que esta conducta del demandado crea fuertes presunciones en su contra y a
favor de la veracidad de la parte actora, conforme hemos analizado más arriba en este módulo.
Sin embargo se ha considerado que “ante la contumacia del demandado de expedirse
concretamente respecto de la documental, la accionante no necesita diligenciar ninguna otra

61
C4CC, Córdoba, en autos “Heredia de Matzkin c/ Almada Jorg Daniel”, 13/09/05, Diario Jurídico del
21/10/05. En idéntico sentido C7CC, Córdoba, en autos “Montecarlo SACIFI c/ Martinez Simonetta
Diego Gabriel - Ordinario - Cobro de pesos”, Sentencia Nº 153, 11/11/04, Diario Jurídico del 25/11/04.
prueba de las que ofreciera para probar la legitimidad de su reclamación, pues de haberlas
producido resultaban superabundantes.”62 De todas formas, para la mayoría, la parte actora
debe reafirmar con la prueba lo dicho en la demanda, con mayor razón si se refiere a aquellas
acciones de responsabilidad cuyo factor de atribución requiere de la existencia de elementos
subjetivos, como la culpa grave o el dolo, los que deberá ser probados, no bastando el mero
incumplimiento objetivo procesal.63
En este último sentido se ha expedido la jurisprudencia local diciendo que: “La exacta
inteligencia que se debe atribuir al apercibimiento del art. 192, 1° par. (art. 356 CPCCN),
conduce a considerar que sólo la admisión expresa del demandado acerca de los hechos en
que se basa la demanda determina la conformidad de las partes que resulta vinculante para los
jueces y que excluye la necesidad de aportar pruebas al expediente. El silencio no comporta
por sí mismo conformidad del demandado, y por ello no basta para dispensar al actor de la
carga de practicar la prueba de los hechos fundantes de su derecho. A lo sumo puede servir
para elaborar una presunción de naturaleza judicial en favor del accionante, la que de todos
modos deberá formularse con arreglo a la sana crítica y en función de las particularidades de
cada caso.”64

Ejecución de sentencia (Art. 499 y sgtes CPCCN): (art. 116, CPCC): a) se puede
ejecutar a los 6 meses, salvo preste fianza, entendido esto último como caución suficiente, y no
necesariamente fianza. El término fijado es un resabio del recurso de rescisión que era
admitido en los procesos ordinarios cuya sentencia podía adquirir el estado de cosa juzgada.
La fianza (o la caución) se cancela si en dicho plazo no se plantea incidente de nulidad; b) es
aplicable sólo en los juicios ordinarios; c) En los juicios ejecutivos se puede alegar el
incidente de nulidad por vicios de la citación inicial (art. 559, CPCC), desde que tuvo
conocimiento del vicio, y aunque la norma no lo diga, tiene efecto suspensivo, al igual que su
apelación, ya que el proceso se encontraría viciado desde el primer acto procesal.

Tema 4: Reconvención

Ya hemos analizado que una de las actitudes que el demandado puede asumir frente a
la demanda del actor, es reconvenir, esto es, frente a la pretensión del actor, deducir otra
demanda autónoma en contra del actor pero en la misma causa, cuya suerte no está,
necesariamente, vinculada a la de la demanda originaria. Se trata de un supuesto de

62
C8CC, Córdoba, en autos “Electro Alem SC c/ Marcelo Alejandro Bustamante - Abreviado”, Sentencia
Nº 116, 13.09.01, Actualidad Jurídica On Line, Código 3765.
63
C4CC, Córdoba, “Templac S.A. c/ Sargento Renato Eric - Ordinario - Cobro de pesos”, Sentencia Nº
107, 08.09.06, Diario Jurídico Nº 1081 del 16.11.06.
64
T.S.J., Sala Civil y Comercial, en autos “Municipalidad de Córdoba c/ José A. Mira y Otro - Ordinario
- Recurso De Casación”, Sentencia Nº 95, 09.09.02, Actualidad Jurídica Nº 21, p.1224. En sentido
similar del mismo tribunal “Sucesores de Secchi, Antonio y otras c. Picat Hnos y otros”, 04.05.06, LLC
2006 p. 1265.
acumulación objetiva de pretensiones. Es decir, para graficarlo del mejor modo, no se trata sólo
de defenderse, sino de “atacar” mediante una pretensión en contra del actor.
Ello no obsta a que el demandado inicie su demanda en contra del actor por otro juicio
separado, en cuyo caso, podrían llegar a acumularse en razón del principio de conexidad, salvo
en juicios de divorcio, respecto de los que se sostiene que si el demandado no reconviene, por
hechos conocidos y anteriores, no puede hacerlos valer por separado.
Por razones de economía procesal, y su autonomía respecto de la demanda, puede
darse el caso de que a pesar del allanamiento parcial respecto a algunos rubros de la
demanda, el accionado decida igualmente plantear reconvención. En este supuesto, dice el Dr.
Vénica que, a diferencia de cualquier otro supuesto, no corresponde resolver demanda y
reconvención conjuntamente (conf. art. 196, CPCC), sino que el tribunal deberá emitir el
pronunciamiento correspondiente a la primera, y sin perjuicio de su ejecución, continuar el
trámite exclusivamente en cuanto a la segunda.
Una de las reformas más importantes de la Ley 8465 ha sido incorporar en el art. 194 la
posibilidad de que el demandado reconvenga en contra de terceros. Ahora bien para poder
incluir a terceros la doctrina ha entendido que la nueva demanda debe comprender también al
actor, y que la pretensión que deduce el demandado contra ellos sea de las contempladas en
el art. 181, CPCC, esto es, “que uno no tenga contra varias personas”, y emanada de un mismo
título o fundada en una misma causa de pedir, que involucra al actor y los terceros; lo que ya
estaba admitida por doctrina y jurisprudencia, prácticamente en las mismas condiciones de la
nueva norma.
En este sentido se ha dicho que por razones de economía procesal, la reconvención
apunta “a evitar el pronunciamiento de sentencias contradictorias respecto de pretensiones
conexas”, de suerte que “no debe descartarse la posibilidad de incluir a terceros como sujetos
pasivos de la reconvención en el caso de que, en forma manifiesta, resulte que la interposición
de demandas separadas ha de conducir, por razones de conexión a la acumulación de los
correspondientes procesos”.65
A nivel nacional se regula este acto procesal en los Art. 357 a 359 del CPCCN.

Requisitos y trámite
Del mismo escrito debe resultar que la reconvención se origina en una pretensión
encuadrada en el art. 181, CPCC (art. 88 CPCCN), comprensiva del actor y de terceros, o de
codemandados.
Si el tribunal la admite debe ordenar el comparendo de quienes aún no fueran citados
de acuerdo con el art. 163, CPCC, o en los términos del art. 508, CPCC, según corresponda.
Comparecido, o declarado rebelde el tercero, debe corrérsele traslado, y al contestarlo puede

65
Venica Oscar Hugo “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba- Ley 8465”
Comentado y anotado, Tomo II, pag. 297/298.
reconvenir, tanto a las partes originarias, como a otros terceros; actos que en el juicio
abreviado debe concretar dentro del plazo del art. 508, ofreciendo la prueba además.
Completados los traslados pertinentes, el actor reconvenido tendrá todas las
posibilidades de defensa que hemos analizado para el demandado, menos reconvenir (que sí
lo tendrá el tercero, conforme se ha referido supra). Finalmente, demanda y reconvención se
resolverán conjuntamente, en una sola sentencia, y la decisión sobre costas y honorarios debe
guardar independencia, resultando aplicables las reglas relativas al caso de pluralidad de
partes (art. 130 y 132, CPCC – Art. 68 y 71 CPCCN).

¿Cuáles son los requisitos para que pueda mediar reconvención?


A los fines de de que pueda mediar reconvención, deben estar presentes los siguientes
requisitos:
a) Que la reconvención sea impetrada en el mismo escrito de contestación de la
demanda, aún cuando el demandado no conteste la misma o se allane algunos puntos de la
demanda.
b) Debe caer bajo la órbita de la misma competencia del juez de la demanda. Esta
regla de unidad de competencia (art. 195, CPCC) no alcanza a la territorial, rigiendo
únicamente respecto la competencia material y por la cuantía. En relación a la última, en la
hipótesis de juicio desarrollado ante un juez de paz de campaña, y plantearse reconvención por
un monto superior al del art. 49, inc. 1º, Ley 8435 – 40 jus (Ley Orgánica del Poder Judicial), el
tribunal no debe admitirla, pudiendo el interesado iniciar la demanda ante el órgano judicial que
corresponda.
c) Ambas deben tener el mismo trámite, en el sentido que el procedimiento aplicable a
la demanda reconvencional debe ser el impreso a la demanda original (art. 195, CPCC), lo que
excluye, por un lado, la coexistencia de un juicio ordinario y un juicio abreviado, y por otro juicio
un declarativo general y uno especial. Pero, si en juicio ordinario o declarativo general, le
correspondiera a la reconvención el trámite de juicio abreviado o especial, se entiende que el
demandado renuncia al mismo, ya que siempre existe esta opción por el procedimiento más
extenso y por otra parte, no habría perjuicio para el actor.

En este punto debemos recalcar que a diferencia de lo que ocurre con el art. 357,
CPCN, y con otros códigos, el CPCC no exige ninguna relación entre las pretensiones ejercidas
en la demanda y en la reconvención. Sin embargo no sería admisible si son abiertamente
incongruentes: cobro de pesos y despojo.

Toda la regulación correcta de la reconvención, con la finalidad de economía procesal,


se diluye al analizar esta última cuestión.

Pensemos por ejemplo ¿Qué economía procesal existe si el actor demanda daños y
perjuicios por un choque automovilístico, que requiere pericias mecánicas, médicas, psíquicas,
un sinnúmero de testigos, y el demandado reconviene por daños y perjuicios por una relación
de medianería, con pericias técnicas muy complejas?

Muy por contrario, no sólo no hay economía procesal, sino un complejo proceso con
dos demandas absolutamente independientes (en cuanto pretensión, objeto, causa, prueba,
etc), que sólo tienen en común a los sujetos. Aplaudimos en este punto la regulación nacional
que, justamente porque coincide la causa, tiene razón de ser la acumulación objetiva
(pensemos que en tal caso la prueba recaerá sobre las mismas cuestiones, o al menos
similares).

¿Se encuentra prohibida la reconvención en algún tipo de juicio?

Expresamente se prohíbe en el juicio de desalojo (art. 751, 2º párrafo, CPCC), y en


juicio de usucapión (art. 788, in fine, CPCC), y en ambos casos es a los fines de que la
reconvención no entorpezca la demanda principal en función de la naturaleza de la misma.

Formalidades de la Reconvención

Si hemos dicho que la reconvención es una demanda, como tal debe reunir las
condiciones del art. 175, CPCC, (art. 330 CPC) que sean pertinentes (incs. 3º, 4º y 5º). Ahora
bien, en el caso de incluir a terceros, deberá cumplimentar además los incs. 1º y 2º; rigiendo
los arts. 176 y 182 del CPCC.
Solamente la puede deducir el demandado, con la misma calidad con la que fue citado;
el actor no puede, a su vez, reconvenir, y si es presentada por un apoderado necesita poderes
especiales.
Además, como la voluntad de reconvenir no se presume, debe ser expresa y de los
términos del escrito debe resultar la intención de obtener un pronunciamiento contra el actor,
más allá de la suerte de la demanda, y aún cuando no se hable técnicamente de reconvención.

¿Se puede plantear en subsidio?

Son contradictorias las posturas acerca de si procede en subsidio, o en forma eventual,


para el supuesto de que prospere la demanda o por ejemplo que no proceda su allanamiento;
aunque no se han formulado argumentos convincentes al respecto, ya que a nuestro entender
no existe una grosera incompatibilidad entre ambos planteos. En el juicio abreviado el
demandado se ve precisado a deducir las excepciones procesales y la reconvención en el
mismo acto (art. 508, 1º párrafo, CPCC), se trata de una suerte de reconvención subsidiaria,
supeditada al rechazo de las excepciones.

¿Qué trámite corresponde imprimir a la reconvención?


Admitida la reconvención, corresponde correr traslado al actor por diez días en juicio
ordinario (art. 496, CPCC – 358 CPCCN) y por seis en juicio abreviado (art. 510, CPCC),
debiendo contestarse en la misma forma que la demanda (art. 196, CPCC), sin perjuicio de la
facultad de deducir excepciones procesales. A partir de la contestación de la reconvención el
trámite es conjunto, salvo el caso del art. 454, CPCC - art. 194 CPCCN (entorpecimientos en la
tramitación o trámites dificultosos), dictándose una sola sentencia (art. 196, CPCC).
Los modos anormales de conclusión: desistimiento, allanamiento, transacción, de una
de las pretensiones no afecta a la otra. En cambio, la perención de la instancia abarca a ambas
(art. 348, 1º párrafo, CPCC).
Con lo expresado hemos concluido el abordaje del tema demanda y contestación de
demanda (en sentido amplio: actitudes del demandado frente a la demanda, salvo el
allanamiento, que será analizado como modo anormal de terminación del proceso), y podemos
advertir con ello la importancia que tiene que un proceso se inicie en forma prolija y completo,
lo que normalmente llamamos “saneado”, cumplimentando la parte actora todos los requisitos
señalados por la ley foral para la demanda. Por otra parte, cabe recalcar las distintas posturas
procesales que puede adoptar el demandado, desde su silencio o apatía con el proceso hasta
la reconvención y las consecuencias jurídicas que traen aparejada cada una de ellas en el
resultado del pleito y en el resguardo del principio constitucional de la defensa en juicio.
Planteadas y cumplidas las reglas y formas que hemos apuntado, tendremos un proceso que
podrá llegar, sin vicios de ningún tipo, y previo el paso por las demás etapas del proceso, al
resultado esperado: el dictado de la sentencia.

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