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CAPITULO XXIX

POSTULACION DEL PROCESO: CONTESTACION DE LA


DEMANDA

1. NOCION DE CONTESTACION DE LA DEMANDA

Aldo Bacre concibe a la contestación de la demanda como “... el acto


jurídico procesal del demandado, quien compareciendo al llamado de la
jurisdicción, pide se rechace la pretensión deducida por el actor, para
evitar cualquier sujeción jurídica” (BACRE, 1996, Tomo II: 421).
Para Gimeno Sendra, “se entiende por contestación a la demanda el acto
de postulación del demandado por el que se reconocen o niegan los hechos
de la demanda, se determina el tema de la prueba y se solicita del órgano
jurisdiccional la inadmisión y/o desestimación, total o parcial, de la
pretensión” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 321). Dicho autor añade
que “la contestación a la demanda es, ante todo, un acto de postulación del
demandado, que se dirige contra el demandante y se presenta (…) ante el
Juez, que está conociendo de la demanda, para solicitarle su absolución
procesal y/o material” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 321).
A decir de Lino Palacio:

“... En sentido lato entiéndese por contestación a la demanda a la


respuesta dada por el demandado la pretensión del actor. A esta
acepción le es por tanto indiferente el contenido de las declaraciones
formuladas por el demandado, que pueden configurar una oposición a
la pretensión o una sumisión a ésta (allanamiento) (...), e incluso
contener, además de la oposición, una nueva pretensión frente al
demandante (reconvención).

En sentido estricto (...), la contestación a la demanda es el acto


destinado a la alegación, por parte del demandado, de todas aquellas
posiciones que, de acuerdo con la ley, no deban deducirse como
artículos de previo y especial pronunciamiento. Desde esta
perspectiva la contestación a la demanda cobra un específico
significado como acto de oposición a la pretensión, ya que mientras
vencido el plazo que la ley fija para realizarlo resulta cancelada toda
posibilidad de alegar defensas o excepciones, el allanamiento es
susceptible de formularse en cualquier estado del proceso anterior a
la sentencia y la reconvención puede hacerse valer, como pretensión
autónoma, en otro proceso” (PALACIO, 1983, Tomo VI: 153-154).

Al respecto, Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández anotan que


“... en el escrito de contestación toma el demandado posición frente a la
demanda del actor. La facultad de contestar viene exigida tanto por el
principio de audiencia -en ella puede el demandado alegar lo que convenga
a su derecho-, como por el de igualdad: alegando en la demanda todo lo que
el actor desea, del demandado debe tener idéntica oportunidad de
defenderse y, en su caso, contraatacar. Porque la contestación es una
facultad del demandado, y no un acto o período procesal que deba realizarse
de modo necesario, si el demandado no contesta en el plazo que el Juez le
dio (aparte de declararlo en rebeldía), la (...) (ley) ordena al Juez que finja
que se ha contestado la demanda y continúe la sustanciación del proceso...”
(DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Tomo II: 259).
El Código Procesal Civil regula la contestación de la demanda,
principalmente, en el Título II (“Contestación y reconvención”) de la
Sección Cuarta (“Postulación del proceso”), en los arts. 442, 443 y 444.

2. OPORTUNIDAD PARA CONTESTAR LA DEMANDA

El Código Procesal Civil, en relación a la oportunidad para contestar la


demanda, establece lo siguiente:

• En los procesos de conocimiento, el plazo para contestar la demanda


y reconvenir es de treinta días, contados desde la fecha en que se
notifica la demanda (debiéndose destacar que la reconvención se
propone en el mismo escrito en que se contesta la demanda: art. 445
-primer párrafo- del C.P.C.). Ello se colige del inciso 5) del artículo
478 del Código Procesal Civil.

• En los procesos abreviados, el plazo para contestar la demanda y


reconvenir es de diez días, contados desde la fecha en que se
notifica la demanda (reiteramos que la reconvención se propone en
el mismo escrito en que se contesta la demanda, por disposición del
primer párrafo del art. 445 del C.P.C.). Ello se infiere del inciso 5)
del artículo 491 del Código Procesal Civil.

• En los procesos sumarísimos, el plazo para contestar la demanda es


de cinco días, que se computan a partir de la fecha en que se notifica
la demanda. Ello se desprende del artículo 554 -primer párrafo- del
Código Procesal Civil.

• En los procesos únicos de ejecución, el plazo para contradecir la


ejecución y proponer excepciones procesales o defensas previas es
de cinco días, contados desde la notificación del mandato ejecutivo
(primer párrafo del art. 690-D del C.P.C.).

• En los procesos de ejecución de garantías, el plazo para contradecir


es de tres días, contados desde la notificación del mandato de
ejecución. Ello se colige de los artículos 721 y 722 del Código
Procesal Civil.

3. POSICIONES O ACTITUDES QUE ADOPTA EL


DEMANDADO FRENTE A LA DEMANDA

Para Véscovi, las diversas maneras en que el demandado ejerce el


derecho de contradicción son las que describe a continuación:
a) “a) Actitud pasiva (no comparecencia). Esta actitud supone que el
demandado no comparece al juicio: por consiguiente, no contesta
la demanda.
(...) Actualmente el actor no coloca al demandado en posición de
demostrar su inocencia, en la necesidad imperiosa de defenderse. En
efecto, aunque no comparezca, el actor deberá probar sus
afirmaciones, no podrá alterar los fundamentos de su demanda, etc.
Además se permite al demandado comparecer en cualquier momento,
apelar la sentencia, etc.

b) Aceptación de la demanda. En este caso, como en el anterior, no


hay oposición, no se ejerce el derecho de contradicción. Es el
caso en que el demandado acepta la demanda (allanamiento) o
confiesa o reconoce los hechos.
c) Oposición: defensa, excepción. La tercera actitud (...) es la de
contradecir la demanda. En este caso puede oponerse una defensa
o una excepción...” (VESCOVI, 1999: 77).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, en lo que atañe a lo que
se examina en este apartado, dicen lo siguiente:

“La contestación no es otra cosa que la respuesta del demandado a la


petición del demandante sin que por sí misma implique oposición, ya
que contestación es cualquier respuesta, incluso el allanamiento.

La contestación del demandado oponiéndose a la pretensión del actor,


puede adoptar un diferente contenido:

a) Negación de hechos.
b) Admisión de hechos pero no de sus consecuencias jurídicas.
c) Alegaciones contradictorias, incompatibles con la versión del actor.
d) De objeción por la incorporación de hechos compatibles con los
expuestos por el demandante pero que justifican o pueden justificar
un resultado jurídico diferente.

Los hechos nuevos que puede introducir el demandado suelen


sistematizarse por la doctrina en tres categorías:
1°.- Los impeditivos, que obstaculizan la aplicación de la norma
alegada. Por ejemplo la causa ilícita frente a la exigencia del
cumplimiento del contrato.
2°.- Los extintivos, que suponen la extinción de la obligación
reclamada, como por ejemplo el pago.
3°.- Y los excluyentes, que eliminan la aptitud para su exigencia,
como es el caso de la prescripción.

De todo ello se deduce que la defensa del demandado puede tener un


alcance activo o pasivo. Es pasiva la mera negación, corriendo de
cuenta del actor la carga de probar los hechos. Es activa la alegación
de algo contrario o diferente a lo sostenido en la demanda y aquí, en
este campo de la defensa procesal activa, es donde entran y actúan las
excepciones” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ
MARTIN, 2000, Tomo I: 365-366).

Sobre el particular, Casarino Viterbo hace estas precisiones:

“... Una vez que el demandado ha sido legalmente notificado de la


demanda, puede adoptar tres diferentes actitudes: aceptarla, no decir
nada, o bien defenderse.

(...)

(...) El demandado acepta la demanda. Aceptar la demanda contraria


significa reconocer lisa y llanamente las pretensiones del
demandante. Se trata (...) de un acto de disposición; y, por lo tanto,
debe ser hecho por el propio demandado, o bien por medio de
mandatario judicial con facultad especial para ello (...).

(...) La aceptación de la demanda por parte del demandado (...) libera


al juez de la obligación de recibir la causa a prueba, limitándose
simplemente a citar a las partes para oír sentencia (...).
(...) Hay casos en que la aceptación de la demanda por parte del
demandado ni siquiera produce los efectos antes señalados. En otros
términos, a pesar de que el demandante acepte la demanda contraria,
el juez tendrá la obligación de recibir la causa a prueba; y ello
acontecerá cuando en el juicio esté comprometido el orden público o
el interés general de la sociedad (...).

(...)

(...) El demandado no dice nada. En este segundo caso (...), no será


posible que con su actitud venga (el demandado a perjudicar los
derechos del demandante, y es por eso que el legislador ha creado la
institución de las rebeldías. Cada trámite del juicio, pues, se da por
evacuado en rebeldía del demandado; en otros términos, en su
ausencia. Prácticamente, equivale a dar por evacuados los respectivos
trámites, tal como si realmente los hubiera cumplido el demandado,
pero negando los hechos que sirven de fundamento a la demanda.

(...)

(...) El demandado se defiende. Este tercer caso (...) es el de más


ordinaria ocurrencia, y la manera de hacerlo será oponiendo las
llamadas excepciones. En consecuencia, excepción es el medio de
que dispone el demandado para defenderse de una acción que se ha
interpuesto en su contra” (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III:
116-118).

Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar,


acerca de las actitudes posibles del demandado frente a la demanda, hacen
estas acotaciones:

“… Frente a la demanda el demandado puede allanarse o resistir.

Si el demandado se allana el tribunal debe proceder a dictar sentencia


de conformidad con el allanamiento (…), pues no puede existir un
proceso sin resistencia (…).
La resistencia que puede oponer el demandado, es decir, su petición
de no ser condenado, está implícita en cualquier actividad que el
mismo realice, e incluso lo está en su falta de actividad, pues (…) la
rebeldía supone resistencia. Ahora bien, decir que la resistencia se
resuelve en que el demandado pide su no condena es decir muy poco,
siendo necesario aclarar las actitudes concretas dentro de la
resistencia.

De modo escalonado esas actitudes concretas pueden ser:

a) No hacer nada o, dicho en términos más técnicos, no comparecer: La


consecuencia será que el tribunal le declarará en rebeldía.
b) Comparecer pero no contestar a la demanda: Esta actitud puede
responder a dos situaciones procedimentales:
1°) Personación y no contestación sin más: Principalmente para
evitar ser declarado rebelde, el demandado puede limitarse a
comparecer sin formular la contestación a la demanda (aunque
esto ocurre raramente en la práctica).
2°) Personación y oposición de declinatoria: La ley permite al
demandado plantear de modo previo, esto es, antes de la
contestación de la demanda, la no concurrencia de los
presupuestos procesales relativos a la jurisdicción y a la
competencia de todo tipo, por medio de la declinatoria (…).
c) Contestar a la demanda: Este es el acto en el que el demandado opone
expresamente la verdadera resistencia (…).
d) Reconvenir: En el escrito de contestación a la demanda, el
demandado puede, además de formular la resistencia, interponer
contra el demandante otra pretensión, con esta actitud se sale de la
mera resistencia, por lo que se incoa un nuevo proceso que se
resolverá en el mismo procedimiento” (MONTERO AROCA;
GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR,
2003, Tomo II: 201-202).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar
agregan lo siguiente:

“Prescindiendo del allanamiento y de la reconvención, lo esencial de


la contestación de la demanda es la resistencia, la declaración de
voluntad formulada por el demandado de que no sea condenado en la
pretensión interpuesta por el actor. Esta petición puede ampararse en
actitudes muy distintas.

a
) Negativas

El demandado puede pedir que no sea condenado sin que por su parte
alegue hechos nuevos sobre los alegados por el actor. Su oposición se
centra en los hechos ya aportados al proceso y respecto de ellos
puede:

1°) Negarlos: El efecto base de la negación es que convierte a los


hechos en controvertidos y, por tanto, en necesitados de prueba
(…).
(…)
2°) Admitirlos: El demandado puede admitir los hechos
constitutivos de la demanda, bien de modo expreso o tácito, bien
total o parcialmente.
1") La admisión expresa supone que el hecho queda fijado
independientemente de la convicción judicial, imponiéndose
al tribunal a la hora de la sentencia.
(…)
2") La admisión tácita se produce por no pronunciarse,
negándolos, sobre los hechos alegados por el actor, pero ésta
no se impone al juez, sino que es él quien debe decidir si da
o no como existentes esos hechos.
(…)
b
) Positivas

La petición por el demandado de no ser condenado puede atender, no


ya a las alegaciones del actor, que se niegan o admiten, sino a las
alegaciones propias del demandado. Entramos así en el terreno de lo
positivo y en este campo (aparte de la reconvención que no es
contestación) el demandado puede adoptar dos actitudes:

1°) Alegar excepciones procesales: (…) Mediante ellas se trata de


poner de manifiesto la no concurrencia de algún presupuesto y/o
requisito procesal, lo que conduciría, en su caso, a una
resolución meramente procesal. Estas excepciones son también
resistencia y petición de no ser condenado, si bien aquí la
absolución no se refiere al fondo del asunto, sino sólo a la
instancia (resolución procesal).
(…)
2°) Alegar excepciones materiales: Se trata ahora, respecto del
fondo del asunto, de pedir la absolución con base en hechos
nuevos alegados por el demandado que tienden a desvirtuar los
hechos alegados por el actor. Entran así en juego los hechos
impeditivos, extintivos y excluyentes. Para que existan
verdaderas excepciones sobre el fondo el demandado no debe
limitarse a negar o admitir, sino que ha de afirmar hechos
propios sobre los cuales asumirá la carga de la prueba”
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON
REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 213-215).

4. REQUISITOS DE LA CONTESTACION DE LA DEMANDA

Según Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, “... como correlato


de la demanda, a la contestación se le exigen sustancialmente los mismos
requisitos que a aquélla. Así: a) la forma de la contestación debe ajustarse
estrictamente a la prevista para la demanda (...); lo que supone, separación
formal entre hechos y fundamentos de derecho y la existencia de un suplico
claro y determinado (lo que se pida); b) el demandado debe acompañar al
escrito de contestación los mismos documentos que la Ley exige al actor
para la demanda...” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Tomo II:
260).
Sobre el tema, Ovalle Favela apunta lo siguiente:

“... La estructura formal del escrito de contestación a la demanda se


formará de cuatro partes: proemio, hechos, derecho y puntos
petitorios.

(...) En el proemio el demandado debe indicar los datos de


identificación del juicio: 1) el tribunal ante el que se promueve; 2) su
nombre y la casa que señale para oír notificaciones; 3) el nombre del
demandante y 4) la actitud que asuma en concreto frente a la
demanda.

En la parte de los hechos, el demandado debe referirse a cada uno de


los hechos aducidos por el actor, confesándolos o negándolos y
expresando los que ignore por no ser propios. El silencio y las
evasivas hacen que se tengan por confesados los hechos sobre los que
no se suscite controversia (...). El demandado, además, puede afirmar
hechos distintos a los alegados por el actor y en este caso también
deberá enumerarlos y narrarlos sucintamente con claridad y precisión.

En la parte del derecho, el demandado debe expresar si objeta o


acepta la aplicabilidad de los preceptos jurídicos mencionados por el
actor y, en su caso, señalar las normas jurídicas que, a su juicio, sean
aplicables. Por último, también debe exponer en forma resumida en
los llamados puntos petitorios, las peticiones que formula al
juzgador” (OVALLE FAVELA, 1980: 66).

Alvarado Velloso, acerca de los requisitos de la contestación de la


demanda, hace estas precisiones:
“... La contestación está sujeta a requisitos legales concernientes a la
forma; y, además -cosa que no rige para la demanda, salvo el caso de
caducidad de la acción- a exigencias de oportunidad, propias ambas
del instar del demandado (...).

Los requisitos de forma que generalmente consagran las leyes


procesales son:

a) en lo pertinente, debe observar las reglas establecidas para la


confección de la demanda (...);
b) debe contener una confesión o negativa expresa y categórica de
cada hecho expuesto en la demanda pues el silencio al respecto o
una respuesta evasiva o una negativa general (y no específica)
pueden ser estimados por el juez al sentenciar como un
reconocimiento de la verdad de los hechos pertinentes y lícitos a
que se refieren;
c) también debe reconocer o negar el demandado la autenticidad de
los documentos privados que se le atribuyen y la recepción de
cartas o telegramas a él dirigidos, so pena de que el juez al
sentenciar los tenga por reconocidos o recibidos, según el caso;
d) debe también oponer todas las defensas que por su naturaleza no
tengan el carácter de previas, especificando con claridad los
hechos que las apoyan;
e) por último, debe deducir reconvención, si ella es admisible.

Los requisitos de oportunidad que generalmente consagran las leyes


procesales consisten en plazos diferentes para cada tipo de
procedimiento (ordinario, sumario, sumarísimo, etc.) que son
puramente contingentes...” (ALVARADO VELLOSO, 1997, Primera
parte: 221-222).

El Código Procesal Civil, en el artículo 442, regula lo concerniente a los


requisitos y contenido de la contestación de la demanda en estos términos:
“Al contestar el demandado debe:

1. Observar los requisitos previstos para la demanda, en lo que


corresponda;
2. Pronunciarse respecto a cada uno de los hechos expuestos en la
demanda. El silencio, la respuesta evasiva o la negativa genérica
pueden ser apreciados por el Juez como reconocimiento de verdad
de los hechos alegados;
3. Reconocer o negar categóricamente la autenticidad de los
documentos que se le atribuyen, o aceptar o negar, de igual
manera, la recepción de documentos que se alega le fueron
enviados. El silencio puede ser apreciado por el Juez como
reconocimiento o aceptación de recepción de los documentos;
4. Exponer los hechos en que funda su defensa en forma precisa,
ordenada y clara;
5. Ofrecer los medios probatorios; y
6. Incluir su firma o la de su representante o de su apoderado, y la
del Abogado. El Secretario respectivo certificará la huella digital
del demandado analfabeto”.
En relación a los requisitos del escrito de contestación de demanda, debe
tenerse presente, además, lo dispuesto en los artículos 130, 131 y 132 del
Código Procesal Civil, referidos, respectivamente, a la forma del escrito, a
su firma y a su autorización por abogado.

4.1. Observancia de los requisitos previstos para la demanda

De acuerdo a lo normado en el inciso 1) del artículo 442 del Código


Procesal Civil (que versa sobre los requisitos y contenido de la contestación
de la demanda), al contestar la demanda el demandado debe observar los
requisitos previstos para la demanda, en lo que corresponda. Así tenemos
que, en aplicación del citado numeral y del artículo 424 del Código Procesal
Civil (numeral referido a los requisitos de la demanda), el escrito de
contestación de demanda debe reunir los siguientes requisitos (algunos de
ellos, dicho sea de paso, están consignados en los demás incisos del art. 442
del C.P.C.):
A ) La designación del Juez del proceso (aquel ante el cual se
interpuso la demanda).
B ) El nombre, datos de identidad, dirección domiciliaria, domicilio
procesal y domicilio procesal electrónico del demandado
(constituido por la casilla electrónica asignada por el Poder
Judicial de acuerdo a la Ley Nro. 30229).
C ) El nombre y dirección domiciliaria del representante o apoderado
del demandado, si no puede comparecer o no comparece por sí
mismo.
D ) El petitorio, que comprende la determinación clara y concreta de
lo que se pide (que, comúnmente, es que se declare infundada la
demanda).
E ) Los hechos en que se funde el petitorio, expuestos
enumeradamente en forma precisa, con orden y claridad.
F ) La fundamentación jurídica del petitorio (debiéndose destacar al
respecto que, según el art. 112 -inc. 1)- del C.P.C., se considera
que ha existido temeridad o mala fe cuando sea manifiesta la
carencia de fundamento jurídico de la contestación de la
demanda).
G ) El ofrecimiento de medios probatorios.
H ) La firma del demandado o de su representante o de su apoderado,
y la del abogado (en caso de ser analfabeto el demandado, el
Secretario respectivo certificará su huella digital).

4.2. Pronunciamiento sobre cada uno de los hechos expuestos en la


demanda
De conformidad con lo dispuesto en el inciso 2) del artículo 442 del
Código Procesal Civil (que trata sobre los requisitos y contenido de la
contestación de la demanda), al contestar la demanda el demandado debe
pronunciarse respecto a cada uno de los hechos expuestos en la demanda,
pues el silencio, la respuesta evasiva o la negativa genérica pueden ser
apreciados por el Juez como reconocimiento de verdad de los hechos
alegados (por el actor). Obviamente, el demandado no puede faltar a la
verdad al contestar la demanda, pues está obligado a adecuar su conducta a
los deberes de veracidad, probidad, lealtad y buena fe (principio de
conducta procesal o de moralidad: art. IV del T.P. -segundo párrafo- del
C.P.C.) y también porque, con arreglo a lo previsto en el artículo 112 -inc.
2)- del Código Procesal Civil, se considera que ha existido temeridad o
mala fe cuando a sabiendas se aleguen hechos contrarios a la realidad, lo
que daría lugar a las sanciones de ley (de carácter patrimonial: art. 110 del
C.P.C.). Sobre el particular, la Corte Suprema de Justicia de la República ha
establecido lo siguiente: “... El inciso segundo del artículo cuatrocientos
cuarenta y dos del Código Procesal Civil no contiene propiamente la
presunción que se alega, a la que si aluden [sic -léase a la que sí aluden-]
directamente, por ejemplo, los artículos doscientos setenta y nueve y
cuatrocientos sesenta y uno del citado Código, sino que se refiere a la
facultad que asiste al Juez de apreciar (y no de presumir) el silencio, la
respuesta evasiva o la negativa genérica, como reconocimiento de verdad
sobre los hechos alegados. Igualmente, cabe señalar que el artículo
doscientos ochenta y dos del anotado cuerpo normativo otorga al Juez
potestad de extraer conclusiones de la conducta que las partes asumen en el
proceso, particularmente de la falta de cooperación o de actitudes
obstructivas, mas no de las que deriven de la falta de pronunciamiento de
los emplazados respecto de cada uno de los hechos expuestos en la
demanda...” (Casación Nro. 1768-05 / Piura, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-10-2006, págs. 17469-17470).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, en cuanto a la carga del accionado de
pronunciarse categóricamente sobre los hechos expuestos en la demanda,
anotan que “... debe hacerlo, ya sea confesando o negando (...), el
demandado debe afirmar o negar clara y decisivamente, sin reticencias. Si
calla o sus respuestas tienen carácter evasivo, se expone a que quede
reconocida la verdad de los hechos sobre los que eluda manifestarse”
(ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 165). Los mencionados
autores agregan que:

“El refugio, la salida, el recurso para eludir la respuesta clara y


categórica importa ‘evadirse’ del contenido real de los hechos, dando
una respuesta vaga o ambigua que pone de manifiesto un artificio
defensivo. No ha de ser confundida con la razonable imposibilidad de
expedirse inequívocamente por la índole o imprecisión de los hechos,
según hayan sido alegados en la demanda (...).

Debe quedar en claro que los hechos que pueden tenerse por
admitidos son los lícitos y pertinentes.

(...)

Debe distinguirse la admisión implícita de la admisión ficta. Esta se


produce cuando no se contesta la demanda, o en el responde se
guarda silencio, o el demandado se expide con evasivas acerca de los
hechos afirmados en la demanda. Por el contrario, se dice que la
admisión es implícita cuando, sin aceptar expresa o formalmente los
hechos indirectamente se los reconoce” (ALVAREZ JULIA; NEUSS;
y WAGNER, 1990: 167-168).

Según Enrique Falcón:

“... Deberá (el demandado) reconocer o negar categóricamente los


hechos mencionados por el actor y deberá reconocer o negar la
autenticidad de los documentos acompañados que se le atribuyeren y
la recepción de las cartas y telegramas a él dirigidos, cuyas copias se
acompañarán.

La negativa de los hechos debe realizarse en forma concreta, respecto


de cada hecho y uno por uno, las negativas simplemente genéricas,
como aquella que se menciona en los escritos diciendo ‘niego todos
los hechos que no sean expresamente reconocidos’ carecen del valor
de negativa.
(...) La falta de negativa de los hechos es una presunción de verdad de
los hechos afirmados por la otra parte, pero es una presunción ‘iuris
tantum’ que puede ser destruida por prueba en contrario. Mientras
que la falta negativa de la prueba documental hace que esta prueba se
transforme en absolutamente válida creando una presunción ‘iure et
de iure’, respecto de su validez. Cualquiera sea el caso o actitud que
opte el demandado en esta contestación, en la misma deberá agregar
también los hechos contrapuestos que deriven del mismo relato
realizado por el actor, hechos que hagan a su defensa y excepciones
que no sean previas...” (FALCON, 1978: 157-158).

Además, en relación al tema que nos ocupa, Enrique Falcón señala


también lo siguiente:

“Como se requiere la negación específica de cada hecho, el silencio,


las respuestas evasivas, o la negativa meramente general, crean una
presunción relativa respecto de la verdad de los hechos afirmados en
la demanda. De modo que la frase tan común ‘Niego todos los hechos
que no reconozca expresamente’, carece totalmente de fuerza y de
sentido jurídico. Pero el efecto de esta presunción tiene sus límites y
sus extensiones:

a
) Solamente alcanza a los hechos pertinentes y lícitos. Si bien en la
prueba la pertinencia se refiere a los hechos articulados, aquí la
pertinencia, para considerar los hechos como válidos exige
además que se trate de hechos personales (...), ya que en
definitiva el llamado reconocimiento (...) no es más ni menos que
una confesión (...). Los hechos afirmados por el actor, pertinentes
y lícitos, sobre los que el demandado guarde silencio, tenga
respuestas evasivas o realice una negativa meramente general, son
los que se conoce como hechos admitidos (...).
b
) En los supuestos en que el demandado es declarado en rebeldía, los
hechos admitidos, por el obvio silencio del demandado, en caso
de duda, constituyen presunción de verdad.
c
) Los hechos que no le son personales o en los que no intervino, no
tienen sobre el demandado la presunción de admisión (...). Allí, al
demandado le bastará decir ‘no me consta’, sin que ello pueda ser
considerado una respuesta evasiva. Pero deberá indicar el hecho a
que se refiere, con toda precisión al igual que en los demás
casos...” (FALCON, 1995: 77-79).
Al respecto, Aldo Bacre hace estas precisiones:

“Frente al relato de los hechos efectuado por el actor en su demanda,


el demandado tiene la carga de admitirlos o negarlos,
individualmente, total o parcialmente, independientemente de la
introducción de otros hechos constitutivos, impeditivos o extintivos
que avalen su defensa.

(...)

La admisión siempre representa para el actor un alivio de la carga


probatoria y puede ser:

Expresa: cuando, en un proceso contencioso, una parte acepta como


ciertos uno o varios hechos determinados, que han sido alegados por
el contrario. En estos casos, el hecho no debe ser probado por quien
lo alega, quedando fuera del campo probatorio.

La admisión expresa a su vez se divide en: simple, admisión lisa y


llana del hecho y calificada: cuando a la admisión del hecho se le
agrega una causa de exculpación; en este caso, el demandado debe
probar la eximente (...).

Tácita: La admisión tácita resulta cuando, de conformidad con la


norma legal, el juez interpreta como aceptación de los hechos
afirmados por una parte el silencio, las respuestas evasivas o las
negativas meramente generales de la contraria...” (BACRE, 1996,
Tomo II: 427-428).

Aldo Bacre hace notar que:

“La negación de los hechos debe ser hecha en forma categórica y


circunstanciada, no alcanzando la mera negativa general (...).

El demandado no está obligado a expedirse hecho por hecho de la


demanda, ni a efectuar un catálogo de negativas, alcanza con que se
pronuncie sobre los hechos fundamentales o esenciales sobre que
versa el litigio. Igualmente, si el demandado efectúa una versión
fáctica diferente de la realizada por el actor implica una negación de
todos los hechos en ella incluidos, salvo los que expresamente
admita.

(...)

La simple negativa de los hechos, efectuada en forma categórica,


determina la inversión de la carga probatoria, es decir, será el actor
quien tendrá que demostrar la certidumbre de sus afirmaciones.
Diferente es la solución si el demandado alega, a su vez, hechos
constitutivos, impeditivos o extintivos, como fundamento de su
defensa, en estos casos deberá probarlos” (BACRE, 1996, Tomo II:
428-429).

4.2.1. El silencio del demandado

Como se indicara anteriormente, constituye requisito de la contestación


de la demanda el pronunciarse respecto a cada uno de los hechos expuestos
en la demanda, conforme lo prevé el inciso 2) del artículo 442 del Código
Procesal Civil, el cual señala, además, que el silencio (centrándonos en el
caso particular) puede ser apreciado por el Juez como reconocimiento de
verdad de los hechos alegados (por el accionante).
Alsina apunta sobre la materia que “... el demandado no tiene (...) la
obligación de contestar la demanda, pero no es dudoso que cuando el juez
le confiere traslado es con el objeto concreto de que manifieste su
conformidad o disconformidad con las pretensiones del actor y es
precisamente por esa circunstancia que su silencio o su respuesta evasiva
pueden ser interpretadas como un reconocimiento tácito de los hechos
expuestos en la demanda...” (ALSINA, 1961, Tomo III: 175).
Aldo Bacre, en lo que atañe al silencio del demandado, sostiene que:

“... El silencio debe ser interpretado como una fuente de presunción


simple, debiendo el juez, en oportunidad de dictar sentencia,
atendiendo a la naturaleza del proceso y a los demás elementos
probatorios que surjan de él, establecer si es o no susceptible de
determinar un fallo favorable a la pretensión del accionante.

(...) El estado de conciencia del juez frente al silente es el de


considerar que quien no responde es porque, lógica y
psicológicamente, no puede negar un hecho que le es adverso.
Además, la misma ley autoriza, en estos casos, una presunción
judicial en contra del silente, si además, otras circunstancias
corroboran la pretensión del actor...” (BACRE, 1996, Tomo II: 429).

4.2.2. Las respuestas evasivas al contestar la demanda

Uno de los requisitos de la contestación de la demanda lo representa -


reiteramos- el pronunciarse respecto a cada uno de los hechos expuestos en
la demanda. Así lo establece el inciso 2) del artículo 442 del Código
Procesal Civil, numeral que señala, además, que la respuesta evasiva
(circunscribiéndonos al caso especial tratado en este punto) puede ser
apreciada por el Juez como reconocimiento de verdad de los hechos
alegados (por el actor).
Aldo Bacre estima que la respuesta evasiva “es otra forma de admisión
tácita de los hechos afirmados por la contraria. Las respuestas evasivas,
ambiguas o vagas son formas tortuosas empleadas por el demandado para
eludir la carga procesal que le impone la ley de expedirse en forma concreta
y categórica sobre los hechos afirmados por el actor. Es decir, no niega ni
admite el hecho, sea porque manifiesta que se le desconoce, sea porque
manifiesta que estará a lo que pruebe el actor. Manifestaciones
improcedentes cuando el hecho que se afirma es personal del demandado o
debió tener conocimiento del mismo” (BACRE, 1996, Tomo II: 429-430).
Atilio González puntualiza que, “... con respecto a los hechos, la
respuesta evasiva podrá estimarse como reconocimiento de la verdad de los
hechos pertinentes y lícitos a que ella se refiera. Lo cual quiere decir, en
otros términos, que el sujeto pasivo del proceso que ex profeso evade la
respuesta se expone a tener que soportar las consecuencias de la ‘admisión
lógica’...” (GONZALEZ, 1979: 67).

4.2.3. La negativa genérica al contestar la demanda

Como se señalara en su oportunidad, es requisito de la contestación de la


demanda el pronunciarse respecto a cada uno de los hechos expuestos en la
demanda, según se desprende del inciso 2) del artículo 442 del Código
Procesal Civil, el cual señala, además, que la negativa genérica
(circunscribiéndonos al caso particular) puede ser apreciada por el Juez
como reconocimiento de verdad de los hechos alegados (por el
demandante).
Aldo Bacre anota sobre la materia que “... (se) sanciona con la
posibilidad de reconocimiento de los hechos, a la negativa meramente
general que efectúe el demandado, ya que no se cumple con el imperativo
legal de responder categóricamente sobre cada uno de los hechos
afirmados” (BACRE, 1996, Tomo II: 430).
Carlo Carli apunta que “... legítimamente puede dudarse que la negativa
genérica de los hechos sea la ‘negación categórica’ a que se refiere la ley
procesal. Cuando ésta impone la carga de contestación quiere significar que
el demandado debe ‘admitir’ (admisión, reconocimiento, allanamiento, etc.)
o ‘cuestionar’ los hechos fundamentales del litigio. La ley no podría admitir
que frente a una pretensión concreta de fundamento fáctico, el interlocutor
adoptara una postura expectante, dubitativa o ambigua, calificativos
completamente opuestos a lo categórico...” (CARLI; citado por
GONZALEZ, 1979: 68-69).
4.3. Aceptación o negación de autenticidad o recepción de
documentos

Según se infiere del inciso 3) del artículo 442 del Código Procesal Civil
(que regula los requisitos y contenido de la contestación de la demanda), al
contestar la demanda el demandado debe reconocer o negar en forma
categórica (esto es, de manera clara, tajante o terminante) la autenticidad de
los documentos que el actor le atribuye en su demanda (al sindicar al
demandado como la persona que los otorgó, extendió, elaboró o que resulta
responsable de los mismos), o aceptar o negar haber recibido los
documentos que el accionante afirma en su demanda le fueron enviados al
demandado. Si éste guardase silencio o se pronunciara al respecto en forma
evasiva y no categórica, el Juez puede presumir el reconocimiento (tácito)
por el demandado de la autenticidad de los documentos que se le atribuyen
o, según el caso, la admisión (tácita) respecto de que efectivamente el
demandado recibió la documentación señalada por el actor.

4.4. Exposición de hechos en que funda su defensa el demandado

Conforme lo señala el inciso 4) del artículo 442 del Código Procesal


Civil (que versa sobre los requisitos y contenido de la contestación de la
demanda), al contestar la demanda el demandado debe exponer los hechos
en que funda su defensa en forma precisa, ordenada y clara. La exposición
que se haga de los fundamentos fácticos de la contestación de la demanda
no debe ser extensa, sino más bien concisa, ordenada punto por punto y
realizada en términos claros o comprensibles, pudiendo contener la negativa
categórica de todos o algunos de los hechos invocados en la demanda, la
admisión parcial de tales hechos o, también, la alegación de hechos
constitutivos, impeditivos o extintivos, que, dicho sea de paso, deberá
acreditar el demandado.
Puntualizamos que, como resulta evidente, el demandado no puede faltar
a la verdad al exponer los hechos en que funda su defensa, porque tiene la
obligación de adecuar su conducta a los deberes de veracidad, probidad,
lealtad y buena fe (principio de conducta procesal o de moralidad tipificado
en el art. IV del T.P. -segundo párrafo- del C.P.C.), y también porque, de
acuerdo a lo normado en el inciso 2) del artículo 112 del Código Procesal
Civil, se considera que ha existido temeridad o mala fe cuando a sabiendas
se aleguen hechos contrarios a la realidad, lo que conllevaría a las sanciones
legales del caso (de índole patrimonial: art. 110 del C.P.C.).

4.5. Ofrecimiento de medios probatorios

Al contestar la demanda el demandado debe ofrecer los medios


probatorios (declaración de parte, declaración de testigos, documentos,
pericia, inspección judicial y medios de prueba atípicos) que acrediten los
hechos que alega en su defensa (si es que al contradecir alega hechos
nuevos), debiendo observar los requisitos que el Código Procesal Civil
prevé para cada uno de los medios de prueba. Ello se colige del inciso 5)
del artículo 442 del citado cuerpo de leyes (que trata acerca de los requisitos
y contenido de la contestación de la demanda).
Tratándose de documentos, el demandado podrá acompañar a su escrito
de contestación de demanda aquellos que tuviese en su poder y que
considere necesario. En la hipótesis de no tener consigo algún documento,
deberá describir su contenido e indicar con precisión el lugar en que se
encuentra y solicitar, asimismo, las medidas pertinentes para la
incorporación del documento en cuestión al proceso. Las referidas medidas
están representadas por la exhibición de documentos.

4.6. Firma del demandado y de su abogado

Con arreglo a lo previsto en el inciso 6) del artículo 442 del Código


Procesal Civil (que regula lo concerniente a los requisitos y contenido de la
contestación de la demanda), al contestar la demanda el demandado debe
incluir su firma o la de su representante o de su apoderado, y la del
abogado, debiendo el Secretario cursor certificar la huella digital del
demandado analfabeto.
Sobre el particular, el Código Procesal Civil establece que:
• Los escritos serán firmados, debajo de la fecha, por la parte, tercero
legitimado o Abogado que lo presenta. Si la parte o tercero
legitimado no sabe firmar, pondrá su huella digital, la que será
certificada por el auxiliar jurisdiccional respectivo (art. 131 del
C.P.C.).

• El escrito debe estar autorizado por abogado colegiado con


indicación clara de su nombre y número de registro. De lo contrario
no se le concederá trámite (art. 132 del C.P.C.).

5. ANEXOS DE LA CONTESTACION DE LA DEMANDA

Conforme se desprende del artículo 444 del Código Procesal Civil, al


escrito en que se contesta la demanda debe adjuntarse los anexos exigidos
para la demanda en el artículo 425 del Código Procesal Civil, en lo que
corresponda. Así, en aplicación de este último numeral, a la contestación de
la demanda debe acompañarse los siguientes anexos:
A ) Copia legible del documento de identidad del demandado y, en su
caso, del representante.
B ) El documento que contiene el poder para intervenir en el proceso
en nombre del demandado, cuando se actúe por apoderado
(debiéndose destacar que, según se colige del art. 75 del C.P.C., se
requiere el otorgamiento de facultades especiales, entre otras
cosas, para contestar demandas, otorgamiento que se rige por el
principio de literalidad, por lo que no se presume la existencia de
facultades no conferidas explícitamente).
C ) Los medios probatorios que acrediten la representación legal del
demandado, si se trata de personas jurídicas o naturales que no
pueden comparecer por sí mismas. Puede ser, por ejemplo,
escritura pública, copia legalizada del acta de sesión de directorio
o Junta de Socios (en el caso de personas jurídicas), copia
certificada de la sentencia definitiva de interdicción debidamente
inscrita en el Registro de Personas Naturales (tratándose de
incapaces mayores de edad), partida de nacimiento (tratándose de
menores de edad sujetos a patria potestad), etc.
D ) Los medios probatorios que prueben la calidad de heredero
(testamento en escritura pública, copia certificada de resolución
judicial firme que declara herederos, etc.), cónyuge (partida de
matrimonio), curador de bienes (copia certificada de la resolución
judicial que declara la desaparición o ausencia y designa el
respectivo curador de bienes, por ejemplo), administrador de
bienes comunes (copia certificada de la resolución judicial firme
que nombra administrador judicial de bienes, verbigracia),
albacea (testamento) o del título con que actúe el demandado,
salvo que tal calidad sea materia del conflicto de intereses y en el
caso del procurador oficioso (que comparece en nombre de
persona de quien no se tiene representación por encontrarse esta
última impedida de hacerlo o en una situación de emergencia o de
inminente peligro, o tener razones de fundado temor o amenaza, o
debido a cualquier otra causa análoga: art. 81 del C.P.C.).
E ) Todos los documentos probatorios destinados a sustentar la
posición que adopte el demandado con respecto a la demanda.
No podemos dejar de mencionar que al escrito de contestación de
demanda se deberá acompañar las correspondientes cédulas de notificación
y la respectiva tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.

6. EFECTOS DE LA CONTESTACION DE LA DEMANDA

En relación a los efectos de la contestación de la demanda, Casarino


Viterbo sostiene que “... es con la contestación de la demanda que la
relación procesal viene a quedar completamente integrada; pues, desde ese
momento se tiene una determinación completa de sus sujetos, o sea, de
demandante y demandado, y del objeto de la misma, vale decir, de las
cuestiones sometidas al pronunciamiento del juez, elementos que, durante la
existencia de la relación procesal, ya no podrán variar” (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo III: 123-124).
Enrique Falcón asevera por su lado que son efectos de la contestación de
la demanda los siguientes: “... 1°) Queda trabada la litis, aunque en puridad
la notificación es la que la traba (...); 2°) Se pierde el derecho a oponer la
prescripción (...);3°) Se pierde el derecho a oponer las excepciones previas
que no se hubiesen articulado oportunamente; 4°) Fija definitivamente la
competencia del juez (...); 5°) Establece definitivamente el marco del
debate, tanto respecto de la prueba, cuanto de la sentencia...” (FALCON,
1978: 163).
Finalmente, Lino Palacio, en lo relativo a los efectos de la contestación
de la demanda, opina de este modo:

“... La contestación a la demanda produce efectos que inciden, por un


lado, en el contenido de actos posteriores, y, por otro lado, en la
preclusión de determinadas facultades.

Desde el primero de los mencionados puntos de vista, la contestación


engendra fundamentalmente los siguientes efectos: 1°) Determina
definitivamente los hechos acerca de los cuales, en su caso, deberá
desarrollarse la actividad probatoria (...), con la salvedad que las
leyes formulan respecto de los hechos nuevos (...); 2°) Delimita el
thema decidendum, pues la sentencia definitiva sólo puede versar
sobre la pretensión o pretensiones que constituyen el objeto del
proceso y sobre la oposición u oposiciones que delimitan ese objeto
(principio de congruencia) (...), y adecuarse a la relación fáctica
invocada en la oportunidad de realizarse tales actos, con la excepción
referida a los hechos constitutivos, modificativos o extintivos
producidos durante la sustanciación del juicio (...). De allí la
afirmación corriente en la doctrina de que con la contestación a la
demanda resulta integrada la denominada relación jurídica procesal.

En relación con el segundo de los aspectos anteriormente referidos,


cabe considerar como efectos de la contestación a la demanda los
siguientes: 1°) El demandado que no opuso excepciones previas y
que no hace uso de la facultad de recusar sin causa en el escrito de
contestación, pierde el derecho de ejercer esa facultad con
posterioridad (...); 2°) (...) producida la contestación queda extinguida
para el actor la facultad de modificar la demanda” (PALACIO, 1983,
Tomo VI: 154-155).

7. EFECTOS DE LA FALTA DE CONTESTACION DE LA


DEMANDA

Morello, en lo que concierne a este punto, enseña lo siguiente:


a
) “a) La incontestación a la demanda, el silencio o las respuestas
evasivas, generales u obrepticias determinarán que el juez o
tribunal pronuncien la sentencia que en derecho corresponda
conforme a las afirmaciones expuestas por el actor, sin perjuicio
de los poderes que les asisten para esclarecer la verdad de los
hechos controvertidos pertinentes y lícitos, así como la sinceridad
del proceso y de su objeto, respetando el derecho de defensa y la
igualdad de las partes.
b
) La rebeldía por incomparecencia inicial en el proceso, declarada y
firme, hará que el juez o tribunal, sin otro trámite, dicte la
sentencia pertinente a tenor de los hechos (lícitos) afirmados por
el actor.
c
) En los demás casos, la declaración de rebeldía no alterará el curso
regular del procedimiento y la sentencia será pronunciada siempre
según el mérito de la causa” (MORELLO, 2001: 344).
Azula Camacho, sobre las consecuencias de la omisión de contestar la
demanda o de contestarla sin ceñirse a los requisitos de ley, precisa lo
siguiente:

“... La contestación de la demanda no constituye un acto procesal de


forzosa realización, sino que el demandado queda en libertad de
presentarlo, por cuanto es la observación de una carga. Por ello, si se
abstiene de contestar la demanda o, aun cuando lo haga, no se ciñe a
los requisitos exigidos por la ley, genera para el demandado
determinadas consecuencias jurídicas adversas, que se traducen en las
siguientes:

a) Se considera como un indicio en su contra.

La disposición habla de indicio (cuando de un hecho se infiere la


existencia de otro), pero consideramos que realmente se presenta (...)
una presunción legal (cuando la norma da por establecido un hecho
de otro, que admite prueba en contrario) (...).

Es factible (...) que, aun cuando el demandado no conteste la


demanda, en el proceso no se demuestren los hechos fundamentos de
la pretensión o aparezca establecida una excepción de las que debe
reconocer oficiosamente el juez, por lo cual la sentencia será adversa
al demandante.

b) Se pierde la oportunidad de proponer pruebas. La oportunidad de


solicitar pruebas, de manera general, está referida a la demanda y
su contestación, por cuanto, aunque es factible hacerlo en otra
oportunidad, como acontece con la inspección judicial, esa facultad
queda limitada por tener que referirse a los hechos materia de ésta.
c) Se pierde la oportunidad de invocar ciertas excepciones que sólo
es posible hacerlo en ese acto, como son la compensación,
prescripción y nulidad relativa.
d) En algunos procesos se considera allanamiento tácito, lo cual
determina que se dicte sentencia acogiendo las pretensiones
formuladas por el demandante...” (AZULA CAMACHO, 2000,
Tomo I: 351-352).
El Código Procesal Civil establece como efecto de la falta de
contestación de la demanda dentro del plazo para hacerlo la correspondiente
declaración de rebeldía, siempre que la demanda le haya sido notificada
válidamente al demandado (art. 458 -primer párrafo- del C.P.C.). Lo que
debe entenderse por rebeldía, así como las consecuencias -desfavorables,
por cierto, para el demandado- que trae consigo, entre otros aspectos, será
tratado más adelante.
CAPITULO XXX

POSTULACION DEL PROCESO: RECONVENCION

1. CONFIGURACION DE LA RECONVENCION

Gimeno Sendra cataloga a la reconvención como “… una nueva


pretensión del demandado, yuxtapuesta a su escrito de contestación, que
crea en el actor, a su vez, la carga de ejercitar, frente a la misma, su derecho
de defensa, asumiendo, respecto a esta nueva pretensión el ‘rol’ de
demandado…” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 330).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín consideran que la
reconvención “comprende la actitud del demandado que, al comparecer en
autos y contestar a la demanda, formula una nueva pretensión frente al
demandante, aprovechando la oportunidad del procedimiento abierto, y
siempre que no sea incompatible, porque si el demandante puede acumular
en su demanda diversas pretensiones que tenga frente al demandado,
parecida facultad deberá de concedérsele al demandado” (GOMEZ DE
LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 369). Los
indicados juristas precisan que la reconvención “incluye una nueva
pretensión, y contiene peticiones independientes, susceptibles de determinar
la condena del actor, introduciendo en el proceso un nuevo objeto litigioso
que ha de tener respuesta en la sentencia” (GOMEZ DE LIAÑO
GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 369).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández estiman que la
reconvención “... es una acción nueva -no necesariamente contraria-, que el
demandado ejercita frente al actor, para que se sustancie en el mismo
proceso y se decida en la misma sentencia. Por obra de la reconvención, el
demandado se convierte en actor, sin dejar de ser demandado. Sus
posiciones procesales se entrecruzan: el actor sigue siéndolo en cuanto a la
demanda que dio origen al pleito, pero es demandado respecto a la
reconvención; el demandado sigue manteniendo este carácter respecto de la
acción principal, pero es actor en cuanto a la demanda reconvencional” (DE
LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Tomo II: 97).
Montero Aroca pone de relieve que “la reconvención va mucho más allá
de la mera resistencia; no se trata ya de dar respuesta a la pretensión del
sujeto activo, sino de interponer otra pretensión, que origina una
acumulación de pretensiones, es decir, de procesos en un único
procedimiento; se trata del ejercicio por el demandado de una pretensión
contra la persona que le hizo comparecer en juicio, entablada ante el propio
juez y en el mismo procedimiento en que la pretensión del actor se tramita”
(MONTERO AROCA, 1979: 105-106).
Para Prieto-Castro y Ferrándiz, “... la reconvención es, propiamente, una
demanda que el demandado formula contra el actor inicial, simplemente
porque el proceso pendiente le proporciona esta oportunidad de convertirse,
a su vez, en demandante (‘actor reconvencional’), aunque el objeto que
proponga no guarde ningún nexo con el de la demanda principal (...), lo que
no es muy acertado, excepto si se considera la economía procesal que
proporciona” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 105-
106). Dicho autor señala, además, que “... hay reconvención y no simple
defensa: a) aunque la relación jurídica a que afecta la reconvención tenga
partes integrantes o elementos comunes con los de la demanda; b) cuando
aun siendo uno mismo el objeto de la demanda y de la reconvención quepa
ostentar diversidad de derechos respecto de él; c) si, pidiéndose una parte de
un crédito, se solicita reconvencionalmente la declaración de inexistencia
de todo el resto del mismo; e) (sic) la petición dirigida a obtener una
declaración incidental de carácter prejudicial para la demanda, en sentido
positivo o negativo, tiene un objeto independiente de la demanda, pudiendo
ser materia de reconvención; d) (sic) si, según lo expuesto, resultare una
identidad de objeto, el actor podrá oponer la excepción de litispendencia
(producida en su demanda en el mismo proceso)...” (PRIETO-CASTRO;
citado por ALSINA, 1961, Tomo III: 200-201).
A criterio de Rosenberg, la reconvención “... es la demanda planteada
por el demandado, llamado reconviniente, en un proceso pendiente, contra
el actor, llamado reconvenido, mediante la cual se aduce una pretensión
independiente (...),a la que (...) (se) denomina contrapretensión; es decir, se
la presenta para su resolución con autoridad de cosa juzgada. Toda petición
del demandado que se presente contra el actor con fines de ataque, sobre la
base de una pretensión de esta especie y que pueda ser también objeto de
una demanda independiente, es una reconvención, sin que sea necesaria su
designación de tal...” (ROSENBERG, 1955, Tomo II: 80).
Goldschmidt entiende bajo el nombre de reconvención “... la pretensión
que el demandado hace valer durante el curso del proceso contra el
demandante, con propósito de atacarle, diferente en su esencia de la
pretensión contenida en la demanda, pero que se ejercita a fin de que se
ventile juntamente con ella, aun cuando no se la designe concretamente con
el nombre de ‘reconvención’...” (GOLDSCHMIDT, 1936: 328).
Enrique Falcón sostiene que “... la reconvención constituye una
pretensión autónoma de certeza positiva interpuesta por el demandado
contra el actor en el mismo proceso...” (FALCON, 1995: 109-110). Enrique
Falcón distingue entre reconvención y contrademanda de este modo:

“La reconvención es una pretensión independiente y autónoma


instaurada por el demandado contra el actor en el mismo proceso.
Puede no tener relación alguna con la original del actor
(reconvención propiamente dicha) o puede estar ligada a la acción
por conexidad, o en razón que tanto la pretensión de la demanda
(actor), cuanto la del reconviniente (demandado) provienen de la
misma relación jurídica. Cuando hay conexidad o la pretensión
autónoma del demandado proviene de la misma relación jurídica, nos
hallamos propiamente ante la contrademanda. La conexidad importa
una comunidad de intereses lo que hace que la demanda y la
contrademanda sean interdependientes. Las que provienen de la
misma relación jurídica son pretensiones que tienen como base la
misma causal que les da existencia. El fundamento de que se tramiten
conjuntamente dos pretensiones autónomas iniciadas una por el actor
y otra por el demandado es distinto. En la reconvención propiamente
dicha, es decir aquella en que las pretensiones de uno y otro son
absolutamente independientes, el fundamento es la economía
procesal. Es una autorización que se le concede al demandado.
Cuando se trata de contrademanda, el objetivo es impedir sentencias
contradictorias, de modo tal que si los juicios tramitaran separados
podría pedirse la acumulación (...). Además la reconvención permite
contra ella una contrademanda. La contrademanda agota la
posibilidades de contrarrestar por otra contrademanda el ataque”
(FALCON, 1978: 160).

El Código Procesal Civil regula lo concerniente a la reconvención,


principalmente, en el Título II (“Contestación y reconvención”) de la
Sección Cuarta (“Postulación del proceso”), en los arts. 443 y 445.
Es de destacar que, de conformidad con nuestro ordenamiento procesal,
la reconvención es un caso de acumulación objetiva sucesiva de
pretensiones (art. 88 -inc. 2)- del C.P.C.). Esta clase de acumulación, dicho
sea de paso, es aquella que se presenta cuando las pretensiones a
acumularse son propuestas luego del inicio del proceso (art. 83 del C.P.C.).

2. FUNDAMENTO DE LA RECONVENCION

Para Lorca Navarrete, “el fundamento de la reconvención se encuentra en


el principio de economía procesal, puesto que se aprovecha la existencia de
una instancia procesal para poder dar solución a las cuestiones que pueda
haber pendientes entre los mismos sujetos, evitando la duplicidad”
(LORCA NAVARRETE, 2000: 865).
Gimeno Sendra refiere que “el fundamento de la reconvención es el
mismo que el de la acumulación de acciones (no en vano se trata de una
acumulación por inserción), es decir, la economía procesal, pues sería
antieconómico, sobre todo para el demandado, que tuviera que esperar a
finalizar el procedimiento iniciado por el actor o incoar otro en paralelo,
cuando en él concurra también la circunstancia de ser acreedor de su actor.
En tal supuesto, lo más racional y menos oneroso es que en un solo
procedimiento se diluciden ambas pretensiones, tanto la del demandante y
como la del demandado” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 330).
A criterio de Monroy Gálvez, “en el caso de la reconvención, sin duda
alguna, su fundamento no es otro que el principio de economía procesal.
Como se sabe, el desarrollo de un proceso importa un consumo de tiempo,
gasto y esfuerzo. Siendo así, concederle al demandado la oportunidad de
demandar a quien lo haya emplazado utilizando el mismo proceso, va a
significar, en principio, que no se requerirá de otro proceso; es decir, al
mismo tiempo que cada una de las partes cumple su rol original
(demandante y demandado), puede invertir su calidad, sin dispendio de
tiempo y tampoco de esfuerzo” (MONROY GALVEZ, 1996, Tomo I: 277).
Lino Palacio, en lo concerniente al fundamento de la reconvención,
enseña lo siguiente:

“... En tanto la demanda y la reconvención deben sustanciarse


simultáneamente y resolverse en una sentencia única, evitándose de
tal manera el dispendio de actividad y de gastos que ocasionaría la
tramitación separada de los respectivos procesos, resulta claro que el
fundamento de la institución reside, esencialmente, en razones de
economía procesal. Ello no descarta, sin embargo, que en muchos
casos la reconvención responda a la necesidad de evitar el
pronunciamiento de sentencias contradictorias.

Parte de la doctrina considera que la facultad de reconvenir es


correlativa de la que se reconoce al actor para acumular todas las
pretensiones que tenga contra el demandado (acumulación objetiva
de pretensiones). Pero pese a existir entre ambas facultades cierta
similitud, cabe tener presente, por un lado, que mientras la
acumulación objetiva no se halla supeditada a la existencia de un
vínculo de conexión o afinidad entre las distintas pretensiones, la
reconvención requiere cierto grado de relación (...) con las cuestiones
propuestas en la demanda, y por otro lado, que la acumulación
objetiva es inadmisible respecto de pretensiones excluyentes, al paso
que ello no ocurre en el supuesto de la reconvención” (PALACIO,
1983, Tomo VI: 173).

3. CARACTER AUTONOMO DE LA RECONVENCION

Como bien lo hace notar Kisch, la reconvención “sólo puede ser


ejercitada cuando exista un proceso pendiente y únicamente mientras
permanezca en ese estado. Pero, una vez que ha sido ejercitada
válidamente, es por completo independiente de la suerte del proceso
principal: conserva su fuerza aunque la demanda haya sido retirada o
repelida por defectos procesales o por carecer de fundamentación...”
(KISCH, 1940: 314-315).
Escobar Fornos, en lo atinente a la autonomía de la reconvención, predica
lo siguiente:

“... La reconvención encierra una acción independiente, autónoma;


aunque a veces tiene relación o conexión material con la del actor
primitivo.

Esta autonomía produce las consecuencias siguientes:

a) El demandado no está obligado a reconvenir. Puede o no hacerlo,


según convenga a sus intereses.
b) Si el demandado no reconviene, conserva su acción o acciones
para ejercerlas en juicio separado.
c) El desistimiento, la deserción y la caducidad de la acción no
terminan con la reconvención, la cual se continuará tramitando
con independencia de la acción extinguida” (ESCOBAR
FORNOS, 1990: 134-135).

4. FORMAS O MODALIDADES DE LA RECONVENCION

Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández señalan que la


reconvención, “... por esencia, es una demanda -demanda reconvencional
suele decirse con propiedad-, lo que significa que debería ajustarse siempre
a los requisitos que (...) (se) establece para cualquier demanda (también
porque la reconvención debe deducirse en el escrito de contestación y ésta
debe ajustarse a los requisitos de la demanda...). Así, (...) la demanda
reconvencional, aunque forme parte del escrito de contestación, debería
formularse claramente separada de él, especificando los hechos y
fundamentos de derecho en que se apoya, e incluyendo un ‘suplico’
(petitum) claro y determinado” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990,
Tomo II: 99). Los mencionados juristas anotan, además, lo siguiente:

“... Ha deducido la jurisprudencia la posibilidad de una reconvención


implícita (en contraposición a la ‘normal’ o explícita), que se
produciría si el demandado incluye en la contestación a la demanda
‘cualquier petición que no se limite a pedir que se le absuelva’ (...).
Como consecuencia de esta decisión jurisprudencial, puede
entenderse que en todas aquellas ocasiones en que el demandado
aumenta con su actividad la materia objeto del proceso está, en
sentido propio, reconviniendo (lo que tiene enorme importancia para
ciertas ‘defensas’ como la compensación, o la petición de que se
anule un contrato).

De lo dicho debe deducirse que la reconvención, cuando su existencia


resulte clara, no está sometida a ningún formalismo. Habrá
reconvención cuando el demandado someta al Juez en la contestación
un objeto distinto del que dio origen al pleito. Mientras el demandado
se limite a pedir su absolución -aunque para ello deba introducir
nuevos hechos en el proceso-, no aumenta la materia que es objeto
del litigio y, por tanto, no reconviene. La reconvención debe originar,
siempre, un proceso con pluralidad de objetos...” (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Tomo II: 99-100).

Monroy Gálvez dice de la llamada reconvención implícita lo siguiente:

“... Está referida al hecho de que, presentada una contestación, esta


contiene una pretensión dirigida al demandante, a pesar de lo cual el
demandado omite identificarla como tal. La polémica se desplaza
entre desconocer que tal declaración de voluntad sea una
reconvención, y la otra posición según la cual el juez puede
reconocerla como tal y en consecuencia darle dicho trámite,
sustituyendo la omisión del demandado. A esta última se le denomina
reconvención implícita formal. No debe confundirse lo descrito con
aquella en la que la sola oposición exitosa del demandado a la
pretensión del demandante puede transformarse en una declaración
de derecho implícita a su favor. Este sería un caso de reconvención
implícita sustancial.

(...) En nuestra opinión, (...) un juez que advierta una reconvención


no declarada expresamente como tal debe darle el respectivo trámite,
atendiendo a que lo trascendente es el fondo y no la forma. Por lo
demás, los ordenamientos procesales alineados a una orientación
publicística suelen tener regulado el aforismo Iura novit curia;
precisamente su aplicación le impone al juez el debe de aplicar en el
proceso el derecho que corresponda, con prescindencia de si este no
fue nombrado por el titular o si fue citado defectuosamente.

Nos parece que esta norma, integrada a una concepción publicística,


asegura la intervención del juez para suplir la omisión incurrida por el
demandado...” (MONROY GALVEZ, 1996, Tomo I: 282).

5. REQUISITOS DE LA RECONVENCION

En palabras de Azula Camacho, son requisitos para la procedencia de la


reconvención:
a) “a) Que la ley la haya consagrado, puesto que sólo es viable en
los procesos taxativamente indicados por la normas.
b) Que el juez que tramita el proceso sea competente para conocer
de la pretensión contenida en la demanda de reconvención.
c) Que la pretensión formulada en la reconvención tenga el mismo
procedimiento fijado por la ley para la demanda principal, ya
que ambas siguen un trámite común y se deciden en la misma
sentencia.
d) Que la naturaleza de la pretensión contenida en la reconvención
y la formulada en la demanda principal sean de tal naturaleza
que por la identidad de ciertos elementos permitan la
acumulación” (AZULA CAMACHO, 2000, Tomo I: 350).
Para Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, son requisitos de la
reconvención los que citan seguidamente:
a
) “a) La reconvención debe ejercitarla el demandado -cualquier de los
demandados en caso de litisconsorcio- frente al actor. (...) No puede,
como regla, reconvenirse frente a un tercero.

(...)

b
) El Juez que está conociendo de la demanda principal debe ser
competente para conocer de la reconvención.

Se incluye aquí, en primer lugar, la jurisdicción por razón del objeto.


Y (...) la competencia objetiva por razón de la materia (...). El Juez
debe ser, también, competente por razón de la cuantía (...).

c
) La demanda reconvencional debe ser susceptible de sustanciarse por el
mismo cauce procedimental por el que se sustancia la demanda
principal” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Tomo II: 100-
101).
Enrique Falcón sostiene que los requisitos de la reconvención son
aquellos que indica a continuación:
a) “a) Las pretensiones deben ser conexas, es decir interdependientes
o provenientes de la misma relación jurídica (...). La
interdependencia de las pretensiones implica que el resultado de
cualquiera de ellas puede hacer cosa juzgada en la otra.
b) Tiene que haber una demanda pendiente con tal carácter. (No se
puede articular la reconvención por ejemplo cuando se inician
diligencias preliminares).
c) Para que la reconvención sea procedente se tienen que aplicar los
mismos trámites a ambas pretensiones (la del actor y la del
reconviniente).
d) La reconvención tiene que ser tanto admisible legalmente (...),
cuanto por la naturaleza de la causa (...).
e) La reconvención sólo se admite en caso de intereses propios y no
de terceros.
f) Debe pagarse la tasa judicial...” (FALCON, 1995: 111-112).
Se infiere del texto del artículo 445 del Código Procesal Civil que son
requisitos de la reconvención los que se indican a continuación:
A ) La reconvención (y esto se trata de un requisito de admisibilidad,
pues tiene que ver con el aspecto formal) debe proponerse en el
mismo escrito en que se contesta la demanda (siendo, pues, el
plazo para contestar la demanda y reconvenir el mismo y
simultáneo: art. 443 del C.P.C.), en la forma y con los requisitos
previstos para ésta, en lo que corresponda (art. 445 -primer
párrafo- del C.P.C.). Al respecto, debe tenerse en cuenta, en lo
que sea pertinente, lo dispuesto en los artículos 424 y 425 del
Código Procesal Civil, referidos, respectivamente, a los requisitos
y anexos de la demanda
B ) La reconvención, para ser admisible, no debe afectar la
competencia original (art. 445 -segundo párrafo- del C.P.C.).
C ) La reconvención, para ser admisible, no debe afectar la vía
procedimental original (art. 445 -segundo párrafo- del C.P.C.).
D ) En caso que la pretensión reconvenida sea materia conciliable
(ver al respecto los arts. 7 y 7-A de la Ley Nro. 26872, y los arts.
7, 8 y 9 del Decreto Supremo Nro. 014-2008-JUS), su admisión
está sujeta a lo siguiente (según se colige del art. 445 -in fine- del
C.P.C.): a) la verificación por el Juez de la asistencia del
demandado a la audiencia de conciliación (extrajudicial); y b) la
verificación por el Juez de que en el acta de conciliación
extrajudicial presentada anexa a la demanda (entiéndase demanda
reconvencional o, simplemente, escrito de contestación de
demanda en que se propone la reconvención) conste la
descripción de la o las controversias planteadas por el
demandado. Sobre el particular, el penúltimo párrafo del artículo
15 de la Ley Nro. 26872 prescribe que la formulación de
reconvención en el proceso judicial, sólo se admitirá si la parte
que la propone no produjo la conclusión del procedimiento
conciliatorio (extrajudicial) al que fue invitado, bajo los supuestos
de los incisos d) y f) del referido artículo 15 de la Ley Nro.
26872, incisos conforme a los cuales, se da por concluido el
procedimiento conciliatorio (extrajudicial) por:

• Inasistencia de una parte a dos sesiones (inciso d).

• Decisión debidamente motivada del Conciliador en Audiencia


(de Conciliación) efectiva, por advertir violación a los
principios de la Conciliación, por retirarse alguna de las partes
antes de la conclusión de la Audiencia (de Conciliación) o por
negarse a firmar el Acta de Conciliación (inciso f).

E ) Debe -como requisito de procedencia- existir conexidad entre la


pretensión contenida en la reconvención y la relación jurídica
invocada en la demanda, pues, de lo contrario, la reconvención
será declarada improcedente (art. 445 -antepenúltimo párrafo- del
C.P.C.).

6. OPORTUNIDAD DE LA RECONVENCION

Alsina señala sobre la oportunidad de la reconvención que “... ni antes ni


después de la contestación podrá el demandado deducir su reconvención. Si
hubiese opuesto excepciones previas no podrá reconvenir hasta evacuar el
traslado de la demanda; si la demanda fuese contestada antes del
vencimiento del término, no podrá tampoco reconvenir después alegando
que el término aún no había vencido...” (ALSINA, 1961, Tomo III: 211-
212).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández afirman que:
“... La reconvención debe deducirse en el escrito de contestación a la
demanda (...) aunque ella misma no sea contestación, o ‘lo sea’ en
sentido muy lato (...).

Ni antes ni después, la reconvención es posible: ‘Después de la


contestación a la demanda no podrá hacerse uso de la reconvención,
quedando a salvo al demandado su derecho, que podrá ejercitarlo en
el juicio correspondiente’...” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Tomo II: 100).

Monroy Gálvez indica sobre el particular que:

“... El plazo para interponer una reconvención está menos ligado al


tiempo que al acto con el que simultáneamente debe presentarse. Casi
todos los ordenamientos suelen fijar como plazo para reconvenir el
mismo que se tiene para contestar la demanda. Sin embargo, la
doctrina considera que la oportunidad para reconvenir está ligada al
acto de la contestación y no al plazo para hacerlo.

Por esa razón, si un demandado contesta la demanda antes del


vencimiento del plazo, en tal fecha deberá interponer reconvención,
de lo contrario, aun cuando hubiera un plazo adicional para contestar
(y por tanto para reconvenir), este se habrá perdido por efecto del
acto de contestación de la demanda” (MONROY GALVEZ, 1996,
Tomo I: 282-283).

Según nuestro ordenamiento procesal, que sigue correctamente el criterio


doctrinario y legislativo dominante sobre la materia, el demandado que
quiera formular reconvención debe hacerlo dentro del plazo que la ley prevé
para la contestación de la demanda, conjuntamente con ésta. Ello se colige
del artículo 443 del Código Procesal Civil, que no hace sino reiterar el
sentido de la disposición contenida en el primer párrafo del artículo 445 del
citado cuerpo de leyes, conforme a la cual la reconvención se propone en el
mismo escrito en que se contesta la demanda (de lo que se deduce que el
plazo para contestar la demanda y reconvenir es uno mismo y simultáneo,
como lo señala el art. 443 del C.P.C.).
7. MODIFICACION Y AMPLIACION DE LA RECONVENCION

En principio, cabe indicar que, de conformidad con lo dispuesto en el


artículo 428 del Código Procesal Civil:

• El demandante puede modificar la demanda antes que ésta sea


notificada. Es posible modificar las pretensiones planteadas en la
demanda, siempre que las nuevas pretensiones se refieran a la
misma controversia que fue objeto del procedimiento conciliatorio
(art. 428 -primer párrafo- del C.P.C.).

• Puede, también, ampliar la cuantía de lo pretendido si antes de la


sentencia vencieran nuevos plazos o cuotas originadas en la misma
relación obligacional, siempre que en la demanda se haya reservado
tal derecho. A este efecto, se consideran comunes a la ampliación
los trámites precedentes y se tramitará únicamente con traslado a la
otra parte (art. 428 -segundo párrafo- del C.P.C.).

Ahora bien, tal como lo señala el referido precepto legal en su último


párrafo, iguales derechos de modificación y ampliación tiene el demandado
que formula reconvención (es decir, puede modificar los términos de su
reconvención o ampliar la cuantía de la pretensión reconvencional),
derechos que se ejercerán de la forma prevista en los acápites anteriores.

8. TRAMITE DE LA RECONVENCION

Según Rodríguez Solano:

“La demanda reconvencional origina la simultaneidad en el proceso y


en la resolución (...), es decir, el hecho de que ambas acciones deban
sustanciarse y decidirse en la misma sentencia, (...) tramitándose y
discutiéndose al mismo tiempo y en igual forma que la cuestión
principal (...).
Por tanto, la acción principal y la reconvención se acomodan a los
mismos trámites, quedando unida la menor a la mayor (...), siempre
que ésta sea la primeramente tramitada” (RODRIGUEZ SOLANO,
1950: 295-296).

Por su parte, Escobar Fornos precisa que:

“... La acción o acciones ejercidas en la contrademanda deben ser


susceptibles de tramitarse en la misma forma que la demanda.

Este requisito (...) resulta su exigencia en virtud de las razones


siguientes:

i) La reconvención se tramita y falla de acuerdo con los trámites de


la demanda principal y, en consecuencia, debe estar sujeta a los
mismos procedimientos de la demanda; y
ii) La reconvención se considera como una acumulación objetiva de
acciones y, por consiguiente, deben tramitarse las acciones bajo un
mismo procedimiento” (ESCOBAR FORNOS, 1990: 133).
En relación al trámite de la reconvención, se desprende de nuestro
ordenamiento procesal lo siguiente:

• El plazo para contestar y reconvenir es el mismo y simultáneo (art.


443 del C.P.C.). En los procesos de conocimiento, el plazo para
contestar la demanda y reconvenir es de treinta días, contados desde
la notificación de la demanda (art. 478 -inc. 5)- del C.P.C.). En los
procesos abreviados (salvo aquellos determinados en el art. 490 del
C.P.C., en los que es improcedente la reconvención, vale decir, los
procesos de retracto, título supletorio, prescripción adquisitiva,
rectificación de áreas o linderos, responsabilidad civil de los Jueces
y tercería), el plazo para contestar la demanda y reconvenir es de
diez días, contados desde la notificación de la demanda (art. 491 -
inc. 5)- del C.P.C.). En las demás clases de procesos resulta inviable
la reconvención.
• La reconvención se propone en el mismo escrito en que se contesta
la demanda (art. 445 -primer párrafo- del C.P.C.).

• El traslado de la reconvención se confiere por el plazo y en la forma


establecidos para la demanda, debiendo ambas tramitarse
conjuntamente (en el cuaderno principal) y resolverse en la
sentencia (art. 445 -penúltimo párrafo- del C.P.C.). Sobre el
particular, cabe anotar que, en los procesos de conocimiento, el
plazo para absolver el traslado de la reconvención es de treinta días,
contados desde la notificación de esta última (art. 478 -inc. 7)- del
C.P.C.); mientras que, en los procesos abreviados (con exclusión de
los previstos en el art. 490 del C.P.C., en los que, reiteramos, no es
procedente la reconvención), el plazo para absolver el traslado de la
reconvención es de diez días, contados desde que es notificada (art.
491 -inc. 7)- del C.P.C.). En cuanto a las demás clases de procesos,
insistimos que no es procedente la reconvención.

9. RESOLUCION DE LA RECONVENCION

Según se colige del artículo 445 -penúltimo párrafo- del Código Procesal
Civil, la reconvención se tramita conjuntamente con la demanda (en el
cuaderno principal) y, al igual que lo que ocurre con la demanda, es resuelta
la reconvención en la sentencia.
En lo atinente a la resolución de la reconvención, Rodríguez Solano
sostiene que:

“... Debe resolverse la reconvención en la misma sentencia que la


cuestión principal (...). El juzgador tiene, por consiguiente, el deber
de decidir clara y concretamente en la parte dispositiva de su
resolución sobre los extremos que contenga la demanda
reconvencional (...), para no incidir en incongruencia (...), siempre
que precisen un especial pronunciamiento (...),aun cuando el actor
haya desistido de su demanda o se repela ésta por defectos legales
(...).
Además, el fallo debe decidir sobre las demás alegaciones que el
demandante haya formulado respecto del petitum de la demanda
reconvencional (...),no siendo preciso, en cambio, resolver ésta
cuando el demandado se limitó a reproducir en inversa forma la
petición del actor por faltarle entonces los requisitos de fondo, forma
y súplica (...).

En cuanto a los pedimentos reconvencionales formulados


subsidiariamente para el supuesto de que no prospere la defensa
contra la demanda principal, si se desestima ésta, no existe necesidad
de hacer declaración alguna respecto de aquéllos (...), porque
implícitamente quedaron desestimados, si requerir que conste en la
sentencia la declaración denegatoria...” (RODRIGUEZ SOLANO,
1950: 297-298).

10. EFECTOS DE LA RECONVENCION

Máximo Castro estima que “... dos son los efectos importantes que
produce la reconvención. 1° Que los diferentes pleitos se siguen en un
mismo proceso, esto es que las distintas acciones se discuten a un mismo
tiempo, se sustancian juntas y se resuelven en una misma sentencia; 2° Que
queda prorrogada legalmente la jurisdicción del juez, de manera que es
competente para ambos litigios, aunque no lo fuese para alguno de ellos”
(CASTRO, 1926, Tomo Primero: 140).
Kisch pone de manifiesto que “la reconvención no sólo produce el efecto
de introducir un punto litigioso más en el proceso pendiente, sino que da
origen a otro nuevo que sigue su curso junto con el ya pendiente y que por
regla general es sustanciado y resuelto en un proceso único para los dos.
Por lo que atañe a la acción reconvencional, tiene el mismo efecto jurídico
que si hubiese sido ejercitada en una demanda independiente...” (KISCH,
1940: 315).
En opinión de Alsina, la reconvención produce cuatro efectos
principales: “... a) Plantea una nueva litis cuyos términos han de referirse al
momento de la contestación por el actor y que se resuelve en la sentencia
conjuntamente con la demanda. b) Produce los mismos efectos jurídicos
que la interposición de la demanda principal, y, en consecuencia, quedará
fijada la competencia del juez con relación al reconviniente, individualizada
la cosa litigiosa, interrumpida la prescripción, etc. c) El demandado se
convierte en actor en la reconvención y el actor en demandado, y así como a
éste corresponde la prueba de las afirmaciones contenidas en su demanda,
al que reconviene corresponderá la prueba de las afirmaciones contenidas
en su reconvención. d) Siendo la reconvención una institución autónoma,
no se suspende por el desistimiento de la demanda y la admisión de ésta en
la sentencia puede contener un pronunciamiento independiente del que
corresponda a la reconvención, salvo el caso de compensación” (ALSINA,
1961, Tomo III: 214-215).
Lino Palacio anota sobre la materia lo siguiente:

“El efecto primordial de la reconvención consiste en incorporar al


proceso una nueva pretensión que debe sustanciarse y resolverse
conjuntamente con la pretensión originaria. De allí que los trámites
preliminares de la reconvención paralicen los correspondientes a la
demanda inicial hasta tanto ambas se encuentren en el estadio
procesal que permitan sustanciarlas en forma simultánea (apertura a
prueba o declaración de puro derecho). Pero como se trata de dos
pretensiones dotadas de autonomía, ni el desistimiento de la demanda
ni el allanamiento a ésta inciden respecto de la reconvención, ni,
viceversa, el desistimiento de la reconvención importa el
allanamiento de la demanda. Sólo hace excepción la caducidad de la
instancia principal, que comprende a la reconvención, pero no la de
ésta a aquélla (...).

Por otra parte, la misma autonomía de las pretensiones autoriza (...) el


acogimiento o el rechazo de ambas.

Fuera de las consideraciones precedentemente expuestas, los efectos


de la reconvención, sean substanciales o procesales, y sea que se
atienda a su mera interposición o a su notificación, guardan
substancial coincidencia con los efectos de la demanda...”
(PALACIO, 1983, Tomo VI: 193).
11. PROCESOS EN QUE RESULTA IMPROCEDENTE LA
RECONVENCION

La reconvención resulta improcedente en los procesos que citamos a


continuación:

• Proceso abreviado de retracto (art. 490 del C.P.C.).

• Proceso abreviado de título supletorio (art. 490 del C.P.C.).

• Proceso abreviado de prescripción adquisitiva (art. 490 del C.P.C.).

• Proceso abreviado de rectificación o delimitación de áreas y linderos


(art. 490 del C.P.C.).

• Proceso abreviado de responsabilidad civil de los Jueces (art. 490


del C.P.C.).

• Proceso abreviado de tercería (art. 490 del C.P.C.).

• Procesos sumarísimos (art. 559 -inc. 1)- del C.P.C.).

• Procesos no contenciosos (art. 761 -inc. 4)- del C.P.C.).

• En cuanto a los procesos de ejecución, como se señalara con


anterioridad, se omite toda regulación sobre la reconvención, pero
puede inferirse que, atendiendo a la especial naturaleza de tales
procesos y a la simplicidad de su trámite, no resulta procedente la
reconvención, tanto más si nuestro ordenamiento procesal impone
ciertos parámetros a la contradicción que pueda plantear el
ejecutado, a los que éste tiene que circunscribirse bajo sanción de
declararse la correspondiente improcedencia si se excediera el
marco legal. Los límites a la contradicción del ejecutado a que se
hiciera alusión se hallan previstos en el artículo 690-D del Código
Procesal Civil.
12. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA
RECONVENCION

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la


reconvención, ha establecido lo siguiente:

• “... El instituto de la reconvención permite al demandado la


oportunidad de demandar a quien lo ha emplazado utilizando el
mismo proceso, con lo cual se satisface el principio de economía
procesal, se evita la multiplicidad de juicios y se facilita la acción de
la justicia. Con la reconvención el demandado ejercita un derecho en
vía de acción, y busca obtener una declaración a favor propio sin
más requisitos que su petitorio sea conexo con la relación jurídica
invocada en la demanda y no afecte la vía procedimental, como
establece el artículo 445 del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación
Nro. 705-2003 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-05-2005, págs. 14051-14052).

• “... La reconvención constituye una acción del demandado contra el


demandante, y por tanto, es una verdadera demanda...” (Casación
Nro. 384-01 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-11-2001, págs. 8114-8115).

• “... La reconvención constituye una contrademanda que contiene


una pretensión diferente a la que es materia de demanda...”
(Casación Nro. 788-2002 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-06-2004, págs. 12204-12205).

• “... No se vulnera el derecho de defensa ni el debido proceso por


cuanto la tramitación de la excepción y reconvención en procesos de
conocimiento se rigen por plazos distintos que señala el artículo
cuatrocientos setentiocho del Código Adjetivo [C.P.C.], pudiendo
absolverse el traslado de ambos de manera independiente y en ese
sentido, si bien se resolvió la excepción antes de que venza el plazo
para la absolución de la reconvención, ello no impedía que los
impugnantes ejerzan este último derecho en el plazo
correspondiente...” (Casación Nro. 1444-2003 / San Martín,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2003, págs.
11160-11161).

• “... Tal reconvención ha sido declarada in limine improcedente por


el Juez y confirmada por la Sala Revisora por no satisfacer el
requisito de procedencia [...] previsto en el artículo cuatrocientos
cuarenticinco tercer párrafo, del Código Procesal Civil; lo que en
efecto se encuentra arreglado a ley; toda vez que la pretensión
reconvencional acumulada tal como está planteada no cumple
íntegramente el requisito de conexidad sobre la base de la relación
jurídica invocada en la demanda, dado que [...] dicha pretensión
debe estar dirigida [...] a los actores, al título de éstos y a los que
participaron en la producción del referido título...” (Casación Nro.
4128-2001 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-07-2002, págs. 9046-9047).

• “... Tal como lo establece el Artículo cuatrocientos cuarenticinco del


Código Procesal mencionado (C.P.C.), la reconvención es
procedente si su pretensión tiene conexidad con la relación jurídica
invocada en la demanda; sin embargo, la improcedencia de ésta
última no determina necesariamente la improcedencia de la
reconvención en tanto ésta constituye una demanda que debe ser
resuelta en la sentencia” (Casación Nro. 2428-98 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 15-08-1999, págs. 3180-3181).

• “... La debida composición del proceso, tratándose de la


reconvención no permite comprender a otras personas que no son
parte en el proceso conforme a la demanda...” (Casación Nro. 3048-
99 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 08-04-
2000, pág. 5010).

• “... Al no resolver la reconvención planteada por el recurrente, la


impugnada contraviene el Principio de Congruencia según el cual
debe existir plena identidad entre las pretensiones y la sentencia; y
consecuentemente, se ha inobservado el debido proceso,
contraviniéndose las normas contenidas en los Artículos ciento
treintinueve, inciso tercero, de la Constitución y primero y sétimo
del Título Preliminar del Código Procesal citado (C.P.C.)” (Casación
Nro. 2428-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
15-08-1999, págs. 3180-3181).

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