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En Chile existen 2.119.316 de personas con una o más discapacidades, es decir, alrededor
de un 12.7% de la población. Este sector de la población ha sufrido a lo largo de la historia
de marginación, discriminación e ignorancia por parte del resto de la población. Pero
desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se ha expandido el derecho de
igualdad y dignidad para todas las personas, por lo que es necesario ampliar el
conocimiento acerca de la discapacidad, e integrar cada vez más este concepto en todas
las legislaciones vigentes. Una de las maneras de conseguir la integración y dignidad de las
personas con discapacidad son el deporte y la actividad física, mecanismos por medio de
los cuales pueden desarrollar competencias físicas y psicológicas que les permitan
desenvolverse con total igualdad en el proceso socio productivo de las naciones. En Chile
es poco el desarrollo que se tiene con respecto a la inclusión de las personas con
discapacidad en deportes, aunque se han decretado leyes y decretos que tienen como
objetivo la integración y mejoramiento de la calidad de vida de las personas con
discapacidad, sin embargo, es escaso el conocimiento de la población general en este
sentido, por lo que este trabajo tiene como objetivo principal dar a conocer los términos y
desarrollo histórico del deporte en las personas con discapacidad, además de hacer
recuento de las instituciones y legislaciones que se encargan de regular la actividad física y
deporte de las personas con discapacidad en Chile. Para ello el trabajo de investigación se
ha estructurado de la siguiente manera: planteamiento del problema, justificación, y
marco teórico, en el que se hace un recuento de los conceptos de deporte, deporte
adaptado, y las legislaciones e instituciones encargadas del tema de deporte y
discapacidad en Chile.
Si bien las personas con discapacidad han estado presentes en todos los períodos
históricos de la humanidad, no fue sino hasta mediados del Siglo XX en que la sociedad ha
comenzado a adquirir la conciencia de que ellas no son merecedoras de un trato
excluyente y discriminatorio, sino todo lo contrario, uno empático e integrativo que
busque incluirlas en la comunidad, valorando su aporte y participación en ella, procurando
para ello en primer lugar eliminar las barreras físicas y sociales que nosotros mismos les
hemos construido. Con la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU en
1948, los Estados parte comenzarían gradualmente a comprometerse y hacerse cargo del
contenido al cual se adscribían, realizando las reformas necesarias en sus ordenamientos
jurídicos internos con tal de garantizar los derechos y principios proclamados en la Carta,
siendo el de igualdad en derechos y dignidad de todas las personas1 uno de los que calaría
con mayor fuerza en las Naciones.
En la actualidad, se entiende que las personas con discapacidad deben ser tratadas igual
que el resto, siendo tarea principalmente del Estado el asegurarles el ejercicio de los
mismos derechos que los demás, por lo tanto, es deber de las legislaciones nacionales el
regular mediante un ordenamiento jurídico eficaz y eficiente las distintas necesidades
específicas de este grupo de personas, con el objeto de tender a la autonomía,
equiparación de oportunidades e integración social de ellas. Esto debe estar basado en los
principios de accesibilidad universal y diseño universal. La accesibilidad universal es la
condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así
como los objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles,
utilizables y practicables por todas las personas, en condiciones de seguridad y
comodidad, de la forma más autónoma y natural posible. Por su parte, el diseño universal
es la actividad por la que se conciben o proyectan, desde el origen, entornos, procesos,
bienes, productos, servicios, objetos, instrumentos, dispositivos o herramientas, de forma
que puedan ser utilizados por todas las personas o en su mayor extensión posible
(Ministerio de Planificación, 2010). Estos principios deben ser aplicados en todos los
ámbitos en los que se desarrolla un individuo, llámese educativo, integración laboral,
recreación, y actividad física y deporte.
Por otra parte, el fin último de todas las regulaciones nacionales e internacionales que
tienen como destinatarios a las personas con discapacidad es siempre el mismo: la plena
integración o inclusión social de ellas. Si ya la rehabilitación puede parecer un proceso
complicado y de largo plazo en la actualidad, la consiguiente integración social se ve aún
más lejana. ¿Cómo poder integrar a una persona con discapacidad a una sociedad que no
sólo no está preparada para ella, sino que incluso aún mantiene actitudes y mecanismos
que tienden a excluirla? No sólo las deficiencias pueden producir discapacidad, sino
también el entorno. Hasta nuestros días sigue existiendo una clara segregación entre las
personas con discapacidad y aquellas que no debido fundamentalmente a la
estigmatización y discriminación que ejercen éstas últimas sobre las primeras. A nuestro
parecer, estas actitudes dejan de manifiesto el lado animal de los seres humanos, ese que
instintivamente tiende a separar de sí todo aquello que no sea igual o parecido a la
mayoría de lo que lo rodea, sin embargo, afortunadamente con el transcurso de los años
éste se ha ido aplacando por su lado racional, el cual ha sido artífice de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, la cual apuesta por una sociedad en que todos somos
iguales en dignidad y derechos.
II. Justificación
Si bien las personas con discapacidad han estado presentes en todos los períodos históricos de la
humanidad, no fue sino hasta mediados del Siglo XX en que la sociedad ha comenzado a adquirir la
conciencia de que ellas no son merecedoras de un trato excluyente y discriminatorio, sino todo lo
contrario, uno empático e integrativo que busque incluirlas en la comunidad, valorando su aporte
y participación en ella, procurando para ello en primer lugar eliminar las barreras físicas y sociales
que la misma sociedad les ha construido. En la actualidad, se entiende que las personas con
discapacidad deben ser tratadas igual que el resto, siendo tarea principalmente del Estado el
asegurarles el ejercicio de los mismos derechos que los demás, por lo tanto, es deber de las
legislaciones nacionales el regular mediante un ordenamiento jurídico eficaz y eficiente las
distintas necesidades específicas de este grupo de personas, con el objeto de tender a la
autonomía, equiparación de oportunidades e integración social de ellas. La práctica de actividades
deportivas o deporte por parte de las personas con discapacidad forma parte de todas las
actividades de inclusión que sebe llevar a cabo este sector de la población, debido a los enormes
beneficios que se asocian a la práctica de deportes por parte de la población general y por
personas con discapacidad.
Para que este nivel de integración y trato igualitario sean posibles es necesario el desarrollo de
investigaciones centradas en comprender como ha evolucionado la relación entre la discapacidad
y el deporte, cuáles son los avances que ha realizado Chile a nivel institucional y legislativo en
relación a la participación de las personas con discapacidad en el deporte, tanto recreativo,
terapéutico y de alta competencia. Todos estos estudios permiten comprender y analizar el estado
del arte con respecto al tema, de modo de que las instituciones del estado cuenten con
información recopilada, resumida y analizada que les permita orientar y dirigir los planes de
desarrollo e inversión relacionados con la participación de las personas con discapacidad en el
deporte. Este tipo de estudios permite conocer todo lo que se ha hecho bien, y todo aquello en lo
que aun falta mejorar y por qué, orientando por el camino correcto el desarrollo de políticas
públicas que garanticen la participación de las personas con discapacidad en actividades físicas y
deporte, pero no solo para cumplir con un requisito o celebrar el día internacional de la
discapacidad, sino de manera que de verdad se logren cambios significativos y alargo plazo en la
calidad de vida de las personas con discapacidad a través de los enormes beneficios que
representan su participación en deportes.
1. Objetivo principal:
Describir las limitaciones sociales que perciben los deportistas adaptados en Chile.
2. Objetivos específicos:
1. Discapacidad en Chile.
A pesar de la relevante información levantada en el año 2004, no fue sino hasta el año
2015 donde se realizó un estudio sistémico y específico sobre la discapacidad, el Segundo
Estudio Nacional de Discapacidad (ENDISCII), donde se percata que el 20% de la población
adulta, mayor de 18 años, posee algún tipo de discapacidad, que la discapacidad es
significativamente mayor en mujeres (24,9%) que en hombres (14,8%), y que la
distribución geopolítica es muy desigual en las 15 regiones del país. Se continuó
observando la relación entre la condición socioeconómica y la discapacidad, y en el
ámbito laboral un 69,3% de las personas sin discapacidad están ocupadas, en comparación
con el 39,3% de las personas con discapacidad (MDS, 2016).
Por otra parte, la palabra “deporte” reconoce diversos orígenes en los cuales queda
asociada al pasatiempo y la diversión (deportar, disportar) o a ciertos juegos algo brutales
de marinería (de porto en porto). No pocas veces aparece como sinónimo de juego o
actividad hecha sin ningún fin o propósito (hacer algo por deporte). Lo cierto es que, más
allá de su etimología y de los alcances que al término le den el uso social y el sentido
común, es innegable que el propio concepto de deporte ha sufrido cambios relacionados
con el derrotero social e histórico que esta actividad humana ha seguido. Desde un punto
de vista forma, se considera deporte a cualquier actividad física, que a través de
participación organizada o no, tiene por objeto la expresión o mejoría de la condición
física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o la obtención de resultados en
competición en todos los niveles (Hernández y Carballo, 2003).
Al deporte se le atribuyen cinco funciones claves para el desarrollo social, que van mucho
más allá de la simple mejoría de la condición física, ya de por si muy importante: i) función
educativa, equilibrando la formación y el desarrollo humano a lo largo de toda la vida; ii)
función de salud pública, contribuyendo al mantenimiento de una buena salud y calidad
de vida hasta una edad avanzada; iii) función social, promoviendo una sociedad más
inclusiva al luchar contra la intolerancia, el racismo, la violencia; iv) función cultural,
permitiendo a los ciudadanos conocer y por lo tanto, proteger y respetar el medio
ambiente, a la vez que le ayuda a arraigarse a un territorio; y v); función lúdica, teniendo
una dimensión importante en el ocio y entretenimiento tanto individual como colectivo
(Hernández y Carballo, 2003).
Se ha visto entonces que varios deportes convencionales han adaptado alguna de sus
características para ajustarse a las necesidades de un determinado colectivo de personas
con discapacidad que lo va a practicar, mientras que, en otros casos, se ha creado una
modalidad deportiva nueva a partir de las características específicas de un determinado
colectivo de personas con discapacidad. Por ejemplo, en el baloncesto, que adecuaron sus
características para ser practicado por personas con discapacidad física mediante el uso de
sillas de ruedas y algunas modificaciones reglamentarias respecto de la modalidad a pie,
definiendo como tal un nuevo deporte (Pérez-Tejero y col., 2012). En otro caso tenemos la
Boccia, diseñado especialmente para personas con parálisis cerebral o discapacidad física
severa.
Es importante destacar, que los deportes adaptados están regidos por federaciones
deportivas, incluso organizadas de acuerdo al tipo de discapacidad, y a nivel internacional
existen tres grandes eventos donde participan las personas con discapacidad: i) a) los
Juegos Paralímpicos, sin duda los principales y en los que participan deportistas con
discapacidades físicas (lesión medular, amputaciones, parálisis cerebral, y les autres),
discapacidad visual y discapacidad intelectual (con su reincorporación al movimiento
paralímpico en los Juegos de Londres 2012); ii) los Juegos Mundiales “Special Olympics”,
centrado en deportistas con discapacidad intelectual, pero con un enfoque más
participativo; y iii) las olimpiadas para personas con discapacidad auditiva o
“Deaflympics”, máxima expresión del deporte para personas con discapacidad auditiva a
nivel mundial (Moya, 2014).
En Chile, para ser deportista paralímpico hay que pasar por un proceso de clasificación,
uniendo a los deportistas con deficiencias similares para un deporte en particular, para
evitar que la discapacidad juegue un papel fundamental en el rendimiento en el deporte
en particular. Cada deporte tiene un sistema de clasificación diferente, basado en
requisitos y habilidades deportivas específicas de cada una (CPC, 2013).
Los deportes paralímpicos más importantes de Chile son basquetbol en silla de ruedas,
atletismo, halterofilia, bochas, natación, tenis en silla de ruedas y tenis de mesa, de los
cuales cada uno tiene una federación propia, lo cual es un requisito primordial para la
participación profesional en un deporte paralímpico. Sin embargo, la cultura deportiva de
Chile es escasa y, a pesar de los esfuerzos de los últimos años en la promoción del
deporte, son pocos los resultados obtenidos a nivel internacional. Se han estipulado
múltiples razones para esto, tales como sedentarismo, falta de líderes, mala formación
deportiva, falta de voluntad política, falta de planificación adecuada, entre otras. Pero de
todas las razones posibles la que más destaca es la de falta de recursos económicos, ya
que, si bien desde 2010 se ha incrementado la asignación de recursos al deporte, la gran
parte de éstos se destinan al fútbol por ser considerado un deporte de masas (IND, 2006).
Calama es una ciudad y comuna del norte grande de Chile, con una altura promedio de
2300 m.s.n.m, es la capital de la provincia de El Loa, perteneciente a la región de
Anfotagasta. En lo que se refiere al deporte, la región de Anfotagasta enmarca su política
deportiva en el marco de la Política de Actividad Física y Deporte 2017-2015, para diseñar
e implementar estrategias de corto, mediano y largo plazo en esta materia. Esta política
nace de un amplio proceso participativo, que implicó la realización de 231 diálogos
ciudadanos en el 60% de las comunas de Chile. En la elaboración del documento también
contribuyeron funcionarios del Instituto Nacional de Deporte y las Seremis de deporte de
todas las regiones del país. El objetivo principal de la política es promover el desarrollo
integral, social e individual de la población a través de la práctica sistemática de la
actividad física y el deporte, en sus diversas manifestaciones, durante todo el curso de
vida, desde un enfoque de derecho que resguarde la equidad de género, la
interculturalidad y la inclusión social en su sentido más amplio (Ministerio del Deporte,
2016).
Es bien sabido que la actividad física y el deporte tienen efectos beneficiosos en la salud
de las personas, los cuales se potencian en las personas con discapacidad, los cuales se
obtienen a través de la práctica de un deporte o actividad física dentro de una terapia o
rehabilitación, teniendo consideraciones especiales al tipo de discapacidad, ya sean físicas,
motoras, sensoriales o cognitivas. Es importante entonces tener en cuenta cuales son las
actividades físicas que son inherentes y posibles para un tipo de discapacidad particular
para que no sean contraproducentes para el individuo. Entonces, se recomiendan
actividades que fortalezcan musculatura y resistencias en brazos y piernas para personas
en silla de ruedas, o actividades que trabajen la coordinación motora y orientación
espacial para aquellos que presenten discapacidad motora o sentido de la vista disminuido
(INEF Madrid, 2009).
Los beneficios del deporte para las personas con discapacidad pueden evaluados en
diferentes dimensiones, las cuales son (INEF Madrid, 2009):
a. Dimensión física:
Desarrollo de potencia muscular y resistencia a la fatiga
Mejor funcionamiento de las funciones vitales especialmente la respiratoria,
cardiovascular, renal.
Contribución a mejorar el soporte esquelético, evitando complicaciones como la
descalcificación o la osteoporosis.
Influencia preventiva de la obesidad y el sedentarismo
Aumenta la resistencia del individuo a la aparición de enfermedades y lesiones.
En el caso de las personas que cursen asimetrías en las extremidades superiores,
se pueden evitar desviaciones de la columna en el plano frontal o escoliosis,
mejorar la fuerza en la cintura y disminuye la restricción de la función respiratoria.
Estimula el crecimiento armónico, previniendo deformidades y vicios posturales.
Desarrollo de cualidades como agilidad, destreza, fuerza, velocidad, flexibilidad,
coordinación, atención y reflejos.
Favorece el trabajo cardio respiratorio
Mejora el equilibrio
Aumenta el control de habilidades motoras
Facilita la ubicación espacial y lateralidad (especialmente importante en personas
ciegas)
Prevención de contracturas
Desarrollo de cualidades perceptivo – motoras
Previene el atrofiamiento de los músculos
Desarrollo orgánico y funcional del individuo
b. Dimensión psíquica – cognitiva
Eliminación de la depresión, la ansiedad y angustia
Promueve la auto superación, mejora la auto confianza
Desarrollo de iniciativa, liderazgo, autodominio, integración y cooperación
Incremento de la seguridad en sí mismos
Produce en la persona el sentimiento de utilidad, que elevan su autoestima
Aumenta la capacidad de autonomía, mejora la disposición y fuerza de voluntad
ante situaciones adversas.
Desarrollo de tolerancia a la frustración
Adquisición de responsabilidad
Potencia la autodisciplina
Motivación ante desafíos
Aceptación de la propia realidad.
Mejora de la capacidad de autocontrol y agresividad
La CIF señala que la deficiencia “es la anormalidad o pérdida de una estructura corporal o
de una función fisiológica. Las funciones fisiológicas incluyen las funciones mentales. Con
“anormalidad” se hace referencia, estrictamente, a una desviación significativa respecto a
la norma estadística establecida (ej. La desviación respecto a la media de la población
obtenida a partir de normas de evaluación estandarizadas) y sólo debe usarse en este
sentido” (OMS, 2001). Reformula el concepto de discapacidad y señala que “es un término
genérico que incluye déficits, limitaciones en la actividad y restricciones en la
participación. Indica los aspectos negativos de la interacción entre un individuo (con una
“condición de salud”) y sus factores contextuales (factores ambientales y personales)”
(OMS, 2001).
Este tema causa mucha controversia en la actualidad, y la tendencia en los últimos años es
la generación de un sistema de clasificación basado en parámetros de funcionalidad
aplicada al deporte, y no tanto en una categorización diagnóstica de la discapacidad, de
manera que el rendimiento se base en la habilidad y no en la discapacidad (Tweedy y
Vanlandewijck, 2011; Arroyo, 2011). Sin embargo, este tipo de clasificación ha perjudicado
la participación de grandes discapacidades en competiciones deportivas de élite
(Mendoza, 2009). Además, una consecuencia de este modelo de organización de la
competición ha repercutido en el ya indicado cambio en el modelo organizativo del
deporte adaptado, en el que la tendencia es que los deportes adaptados de máximo nivel
se empiezan a integrar en su respectiva federación deportiva, y ya no dependan
orgánicamente de una federación multideportiva que aglutine un determinado grupo de
discapacidades.
Por ejemplo, los deportistas con discapacidad visual están clasificados en tres grandes
clases que dependen de su grado de pérdida visual, B1 (ciegos), B2 y B3, y esta
clasificación se aplica a todos los deportes que practican. Pero en el caso de las
modalidades en equipo, como el baloncesto en silla de ruedas o el rugby en silla de
ruedas, donde el jugador es clasificado en función de su capacidad de movimiento sobre la
silla y en los diferentes planos de movimiento y acciones técnicas (de 1 a 4,5 puntos en
baloncesto en silla y de 0,5 a 3,5 puntos en rugby), no pudiendo el equipo superar los 14
puntos o los 8 puntos sumando los 5 ó 4 jugadores en pista, respectivamente para cada
deporte.
El deporte adaptado o para atletas con discapacidad existe desde hace más de 100 años, y
el primer club deportivo para sordos ya existía en Berlín en 1888. Sin embargo, no fue
hasta después de la Segunda Guerra Mundial que fue ampliamente introducido y se
comienza con la institucionalización del mismo. Para finales de la Segunda Guerra Mundial
se contaba con un gran número de veterano que habían sido heridos en la guerra, por lo
que, en 1944, a pedido del gobierno británico, el Dr. Ludwig Guttmann abrió un centro de
lesiones en la médula espinal en el Hospital Stoke Mandeville de Gran Bretaña. Guttmann
creía firmemente que el deporte tenía que ser una parte clave del proceso de
rehabilitación de sus pacientes, motivo por el cual ideó e impulsó los Juegos de Stoke
Mandeville, que tomaron el nombre del hospital de las afueras de Londres donde
trabajaba el alemán (Scruton, 1998).
Solo un año después, mientras los deportes se volvían una parte clave del proceso de
rehabilitación que había revolucionado Guttmann, ya fueron seis los equipos que
compitieron en Stoke Mandeville, con la introducción de dos nuevas categorías:
el netbol en silla de ruedas (deporte similar a la pelota al cesto argentina y con una
estructura de juego emparentada con el baloncesto) y una forma muy iniciática del
baloncesto en silla de ruedas. En 1952, exmilitares holandeses se unieron al Movimiento y
fueron fundados los Juegos Internacionales de Stoke Mandeville (Cid, 2008).
3.1.2. Primeros Juegos Paralímpicos.
Los Primeros Juegos Paralímpicos tuvieron lugar por primera vez en Roma, Italia, en 1960,
con la actuación de 400 atletas de 23 países, en las mismas sedes de los Juegos Olímpicos,
por lo que el Comité Organizador tuvo que efectuar varios acondicionamientos técnicos
para la accesibilidad de los deportistas. Los I Juegos Paralímpicos se celebraron entre el 19
y el 24 de septiembre de 1960, incluyendo 8 deportes en el programa de competición:
atletismo, baloncesto en silla de ruedas masculino, dartchery, esgrima, natación, snooker,
tenis de mesa y tiro con arco.
Desde entonces han sido celebrados cada cuatro años. Los primeros Juegos Paralímpicos
de Invierno fueron celebrados en Suecia, en 1976, y al igual que los Juegos de Verano, han
tenido lugar cada cuatro años, e incluyen una Ceremonia de Apertura Paralímpica y una
Ceremonia de Clausura Paralímpica. Desde los Juegos de Verano de Seúl, Corea del Sur, en
1988, y los Juegos de Invierno en Albertville, Francia, en 1992, los Juegos han tenido lugar
en las mismas ciudades y sedes que los Olímpicos debido a un acuerdo entre el IPC y el
Comité Olímpico Internacional (COI) (Sainsbury, 2004).
No existen registros oficiales que hablen sobre los inicios del deporte para personas con
capacidades diferentes en Chile, ni tampoco del número exacto de las asociaciones que
hoy prestan este tipo de herramientas, sin embargo, es notorio que desde la
mediatización de la Teletón a fines de los años ‘70, la necesidad de incluir planes
deportivos para estas personas comenzó a difundirse con mayor fuerza en nuestra
población (Ruiz, 2012).
Chile tuvo su primera participación internacional en el deporte paralímpico en 1969,
cuando decidió ir a los II Juegos Panamericanos en Silla de Ruedas realizados en Buenos
Aires. En aquella época aún se hablaba de “lisiados” y el trabajo que hacían los deportistas
paralímpicos era más duro, a lo que se sumaba la discriminación y la falta de apoyo
económico en ese ya difícil camino. Esta incursión del deporte paralímpico en el ámbito
internacional generó una nueva forma de concebir esta práctica y en 1970 se creó el club
Nuevo Horizonte, instancia deportiva que funcionó como uno de los primeros centros de
entrenamiento para los discapacitados. Con esto, en Chile se comenzaba a dejar de lado la
lógica de terapia y recreación que en un principio se le había atribuido a las disciplinas de
este tipo y se les agregaba la dualidad de la competición y del alto rendimiento. Con el
tiempo, los alumnos de la actual escuela especial Olga Romero, ubicada en la comuna de
San Miguel, se organizaron y dejaron el deporte de rehabilitación que les enseñaban en
ese lugar y comenzaron a prepararse para participar en los Parapanamericanos de 1971
(Ruiz, 2012).
Cada Federación de estas cinco mencionadas tienen sus deportes específicos dentro de
ellas, algunos de los cuales se encuentra unificados pero la gran mayoría son
independientes. Las componen 23 Comités Deportivos. Con el fin de que no existan
ventajas dentro los diferentes deportes existentes en cada una de las Organizaciones
mencionadas es que en materia de discapacidad existen diversos Sistemas de
Clasificación, los cuales miden y evalúan según el deporte y la discapacidad convaleciente.
No obstante, existe una clasificación por discapacidad la cual es más bien genérica, pues
dentro del deporte adaptado, un deportista con cierto tipo de discapacidad motora puede
variar su categoría según el deporte o la prueba que realice; por ejemplo: Un nadador
puede tener una categoría para crol y otra para espalda, o también, un atleta con Parálisis
Cerebral puede tener una categoría 6 en fútbol y en Boccia ser un categoría 2 (Ruiz, 2012).
Existen en Chile diversas organizaciones deportivas que tienen relación directa o indirecta
con las personas discapacitadas, tanto en el ámbito público como privado. Sin embargo, el
avance en el ámbito deportivo en personas con discapacidad es muy pausado en
comparación con el ámbito internacional, ya que el tema deporte y discapacidad en su
forma recreacional, educacional o competitiva, no es una rama desarrollada, con poco
financiamiento destinado sobre todo al fútbol.
A modo de unificar a los deportistas y crear la inclusión que se busca con estas
instituciones, se crea el “Team Chile”, concepto bajo el cual, en cada evento del ciclo
olímpico, que implica Juegos Bolivarianos, Juegos Sudamericanos, Juegos Panamericanos y
Juegos Olímpicos, y sus paralelos paraolímpicos, es que el equipo que representará a Chile
es nombrado como el “Team Chile” y competirá con una indumentaria común, tendrá un
capitán y una capitana y generará un espíritu de unión entre todos los deportistas que
compongan la delegación nacional entre todos los deportes participantes (Comité
Paraolímpico de Chile, 2016).
3.2.3. El teletón.
Teletón es la obra más importante que se ha realizado en favor de los niños y jóvenes con
discapacidad; no sólo por trabajar en su rehabilitación, sino por haber producido en el país
un cambio cultural en pro de la dignidad de las personas con discapacidad y de sus
derechos. Es una institución sin fines de lucro, dedicada a la rehabilitación integral de
niños, niñas y jóvenes con discapacidad motora, que enfatiza el mejoramiento de su
calidad de vida, promueve su dignidad de personas, fomenta el desarrollo de sus
capacidades y su inclusión en la sociedad. También acogen e integran a las familias de sus
pacientes cuyo rol rehabilitador es insustituible. Y está conformada por trabajadores y
voluntarios con un alto compromiso y vocación de servicio (Teletón, 2016).
Para lograr sus objetivos, las actividades que realiza el área de deportes, se dividen en
cuatro programas que se desarrollan a nivel nacional (Teletón, 2016):
La Fundación Nacional de Discapacitados (FND), es una entidad sin fines de lucro, cuya
misión es ayudar a crear condiciones favorables para la plena integración social de las
personas con discapacidad y de sus familias. A través de un trabajo de promoción y
educación, esta agrupación realiza acciones específicas que buscan rescatar la dignidad
humana, a través de un concepto de “rehabilitación integral”. Este proyecto nace en 1985,
cuando Alejandro Hernández, actual presidente del directorio de la FND, junto con otras
personas cercanas a la realidad de la población que posee dificultades físicas y motoras
forman el Movimiento de Reivindicación por los Derechos de las Personas con
Discapacidad, con el fin de lograr aportes sociales y culturales en esta área. Años más
tarde, específicamente en 2001, se constituyen finalmente como una fundación y cambian
su nombre a Fundación Nacional de Discapacitados (https://www.fnd.cl/).
En el ámbito legal, son varias las leyes y normativas que tienen implicaciones en las áreas
deportivas y las personas con discapacidad. Entre ellas se pueden mencionar:
Son varias las razones que a nivel social juegan en contra del normal desenvolvimiento de
las personas con discapacidad en actividades deportivas, entre las cuales se pueden
mencionar (González-Cabrera y Sosa-Sosa, 2008):
Falta de información en la sociedad respecto de los beneficios de la actividad
física y deportiva de las personas con discapacidad. Por lo general, las personas
tienden a ignorar aquellas áreas y situaciones que no le son de interés o que no le
afectan directa o indirectamente. En este sentido, se hace difícil crear instancias de
integración de las personas con discapacidad a la comunidad si esta última está
llena de tabúes y mitos respecto de ellas. Esta ignorancia de la sociedad se ve aún
más acentuada en el ámbito de la actividad física y deportiva en personas con
discapacidad, puesto que muchas veces se tiende a excluirlas de dichas actividades
debido a cierto temor de dañarlas, o bajo el argumento de protegerlas. Es
necesario difundir los beneficios de la actividad física y deportiva en las personas
con discapacidad de manera transversal en la comunidad, con el objeto de
concientizar a la población de ello y como consecuencia obtener mayores
instancias de participación, desarrollo e integración social de la población
discapacitada.
Poca cooperación de los padres. Muchos son los padres que evitan que sus hijos e
hijas realicen actividades físicas y deportivas por el temor de que estos puedan
hacerse daño, o por el miedo a enfrentarlos a situaciones que ellos consideren
puedan ser frustrantes. Por otro lado, también pueden verse complicados al no
disponer de tiempo o recursos para llevar a sus hijos e hijas a las áreas de
entrenamiento. La estimulación de los padres de su propio hijo o hija a la
realización de actividades físicas y deportivas puede llegar a ser esencial para que
éstos se inicien en alguna de ellas, por lo que será necesario en primer lugar perder
el miedo (mediante el conocimiento) de que realicen este tipo de actividades, para
luego pasar a una etapa de motivación y apoyo en su desarrollo.
Falta de información y experiencia en los entrenadores y profesores sobre el
deporte y la educación física en personas con discapacidad. Son muy escasos los
profesionales o entrenadores que se especializan en el área de personas con
discapacidad, llegando a realizar entrenamientos mixtos con personas con y sin
discapacidad. Al no conocer las particularidades de cada discapacidad utilizan
métodos erróneos o en muchos casos no adecuados, causando lesiones
importantes en las personas con discapacidad, incluso evitando que la persona
vuelva y continúe con el entrenamiento.
El problema de la accesibilidad universal . Se había mencionado anteriormente el
concepto de accesibilidad universal, en el cual las personas con discapacidad
tienen el derecho de acceder a todos los espacios, tanto físicos como intelectuales.
Sin embargo, la sociedad no cuenta con las condiciones mínima para que las
personas con discapacidad accedan a todos los espacios del medio macro en el que
se desenvuelven. Las actividades físicas no escapan de esta realidad, y las
instalaciones deportivas o recreativas no se encuentran adaptadas al acceso de
personas con discapacidad.
Insuficiente promoción por parte del Estado de la práctica de actividad física y
deportiva en la población con discapacidad. El Estado debe ser protagonista en la
creación, promoción, difusión y ejecución de diversas actividad físicas y deportivas
destinadas exclusivamente a la población discapacitada, así como también de
aquellas para el público en general, pero cuidando que las condiciones no sean
excluyentes de los primeros. El rol del Estado en este sentido en Chile debe
considerarse como deficiente. El Ministerio del Deporte, Instituto Nacional del
Deporte (IND) y el Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS) son los
principales organismos públicos encargados de la realización de distintas
actividades físicas y deportivas de las personas con discapacidad. Cada una de
estas instituciones tiene su respectivo programa y cronograma de actividades, las
que suelen realizarse de manera aislada sin generar un verdadero impacto social,
es decir, no es posible considerar que exista un real compromiso y voluntad
política de desarrollar de forma coordinada un programa que promueva la
actividad física y deportiva en las personas con discapacidad.
En lo que se refiere a la ciudad de Calama, la misma se encuentra dentro del Plan Regional
para el desarrollo deportivo de la región Antofagasta, el cual tiene como premisa
fundamental al diversidad e inclusión, de todos los sectores de la sociedad, no solo de las
personas con discapacidad, sino de todos los sectores sin distinción alguna. El plan se
encuentra en pleno desarrollo, pero hasta la fecha solo se han desarrollado acciones
pequeñas y sin mayor significancia en alcanzar la inclusión y mejora de la calidad de vida
de las personas con discapacidad en relación a actividades deportivas y deportes. Es
necesario que las acciones estén enfocadas a generar mecanismos de modificación de
infraestructuras y financiamientos a largo plazo que garanticen la continuidad de los
programas deportivos de las personas con discapacidad.
Conclusiones
Referencias