Está en la página 1de 14

20-6-2021 Sistema

hepático

Integrantes: Jordán Araya


Angelly Angulo
Valentina Guzman
Introducción

En el presente informe pretendo dar a conocer el Sistema Hepatico, sus funciones y


sus partes. Todo esto se realizo con el fin de aprender e identificarlos.
Este informe tiene como objetivo profundizar el conocimiento dado en clases. De tal
forma que se puede comprender y utilizar como conocimientos valiosos.
Si bien el Higado es una glandula anexa al sistema digestivo que vierte bilis,
producto de su secrecion externa, en el duodeno. El higado es el organo mas
voluminoso del organismo (despues de la piel). Pesa alrededor de 1.4 kg en el
adulto promedio.
Ademas de secretar bilis, necesaria para la absorcion de los alimentos grasos, el
higado cumple con otras funciones vitales.
Finalmente se agradece a la profesora Mariella Andrea Fuentes Avila por
permitirnos desarrollar y ampliar este trabajo. Tambien por el apoyo constante de
sus conocimientos que nos inculca.
HIGADO
El hígado es el mayor órgano del cuerpo después de
la piel, la mayor glándula del organismo. Se localiza
en el cuadrante superior derecho abdominal, donde
es protegido por la caja torácica y el diafragma. La
triada hepática: vías biliares extra hepáticas, vena
porta y arteria hepática se reúnen en el ligamento
hepatoduodenal, en el hilio hepático, con el ducto
hepático, situado ventralmente a la derecha, la
arteria hepática a la izquierda y la vena porta
dorsalmente, entre la arteria y el ducto. La arteria
hepática abastece el hígado de sangre arterial y es
responsable de 25 a 30% del total del flujo de
sangre que llega al hígado.

La arteria hepática común se origina como una rama del tronco celíaco y asciende situándose a la
izquierda del ducto biliar y anteriormente a la vena porta. Al ascender da origen a tres arterias:
gastroduodenal, supra duodenal y gástrica derecha. Después de dar origen a estas pasa a ser
llamada arteria hepática propia que continúa ascendiendo y en el hilio hepático se divide dando
origen a la arteria hepática derecha y la arteria hepática izquierda.

La arteria hepática derecha pasa detrás del conducto hepático común para entrar en el triángulo
cístico, que está formado por el ducto cístico, ducto hepático y cranealmente por el hígado. En el
triángulo cístico la arteria hepática derecha da origen a la arteria cística. La arteria hepática
izquierda da usualmente origen a arteria hepática media. La circulación venosa comprende el flujo
venoso que llega al hígado por medio de la vena porta y el drenaje venoso del hígado hacia la vena
cava inferior a través de las venas hepáticas.

la vesícula biliar es un saco músculo- membranoso


cónico, en forma de pera, que funciona como
reservorio de bilis, localizada en la superficie de la
cara inferior del lóbulo derecho del hígado,
extendiéndose de la extremidad derecha de la
porta el borde inferior del órgano. La superficie de
la vesícula que no está en contacto con la
superficie del hígado está cubierta por peritoneo.

La vesícula biliar está dividida en cuatro partes:


fondo, cuerpo, infundíbulo y cuello. La irrigación
vascular consiste en una única arteria cística que
surge de la arteria hepática. Histológicamente, la
vesícula posee cuatro capas: mucosa, muscular,
peri muscular y serosa. El conducto cístico se origina del cuello de la vesícula, transcurre dorsal y
caudalmente hacia la izquierda y se une al conducto hepático para formar el conducto colédoco.

En cuanto a la secreción biliar, la bilis es principal vía de eliminación del colesterol, formada por
ácidos, sales y pigmentos biliares, así como de colesterol, fosfolípidos, electrolitos inorgánicos,
mucina, metabolitos y agua. Esta se segrega en los canalículos biliares en sentido inverso al flujo
sanguíneo.

En el drenaje linfático superficial los vasos linfáticos se originan en el tejido areolar subperitoneal
en toda la superficie del órgano y pueden unirse en vasos superficiales de la cara convexa y vasos
superficiales de la cara visceral. En la parte posterior de la cara convexa los vasos linfáticos
superficiales alcanzan los nódulos terminales por tres vías diferentes: pasan a través del foramen
de la vena cava; o por el lado izquierdo donde hay un pequeño número de vasos linfáticos se dirige
posteriormente hacia el hiato esofágico; o por lado derecho los vasos linfáticos, recorren la cara
abdominal del diafragma.

La degradación de los productos del hemo produce


bilirrubina (producto de desecho insoluble) y otros
pigmentos biliares. La bilirrubina debe convertirse en
hidrosoluble para excretarse. Esta transformación
sucede en 5 pasos: formación, transporte plasmático,
captación hepática, conjugación y excreción biliar.

Formación: todos los días se sintetizan entre 250 y 350


mg de bilirrubina no conjugada; entre el 70 y el 80%
procedente de la degradación de los eritrocitos en vías
de degeneración y entre el 20 y el 30% (bilirrubina de
marcación temprana) se origina sobre todo a partir de
otras proteínas hemo presentes en la médula ósea y el
hígado. La hemoglobina (Hb) se degrada y se convierte
en hierro y biliverdina, que a su vez se transforma en
bilirrubina.

Transporte en el plasma: la bilirrubina no conjugada


(indirecta) no es hidrosoluble y, por lo tanto, se
transporta en la plasma unida a la albúmina. No puede
pasar a través de la membrana glomerular hacia la
orina. La unión a la albúmina se debilita en ciertas
circunstancias que compiten por los sitios de unión.

Como la bilirrubina conjugada se excreta a través de la orina, no así la bilirrubina no conjugada,


sólo la hiperbilirrubinemia conjugada (secundaria a ictericia hepatocelular o colestásica) causa
bilirrubinemia.
El hígado está formado por lobulillos que rodean a las ramas terminales de la vena hepática. Entre
los lobulillos se encuentran las tríadas portales. Cada tríada consta de ramas de un conducto biliar,
una vena porta y una arteria hepática.

Lóbulos hepáticos

El parénquima hepático se organiza


tradicionalmente en columnas hexagonales
llamadas lóbulos. Los lóbulos miden
aproximadamente 1 mm de ancho y están
separados entre sí por tabiques fibrosos. Un
lóbulo contiene hepatocitos y una red de
canales vasculares (sinusoides) y conductos
biliares. Una gran vena central corre por el
centro. En cada uno de los seis puntos del
lóbulo se localiza una tríada portal, que
contiene una rama de la vena porta hepática,
la arteria hepática y el conducto biliar. Las
ramas de la arteria hepática se fusionan con
las de la vena porta para formar las
sinusoides, a través de los cuales fluye la sangre desde las tríadas, a través del lóbulo y hacia la
vena central. La bilis fluye en la dirección opuesta: desde los hepatocitos, a través de los conductos
y hacia los conductos biliares en las tríadas. Las sinusoides están revestidas con células de Kupffer,
que son macrófagos tisulares especializados que eliminan los desechos y algunas toxinas de la
sangre y ayudan a regular la inflamación.

La vena porta es un grueso vaso sanguíneo que transporta


la sangre desde el tracto gastrointestinal y el bazo hacia el
hígado para que los nutrientes sean metabolizados. Está
formada por la unión de la vena mesentérica superior y el
tronco espleno-mesentericos.

El sistema de la vena porta está interpuesto entre dos


redes capilares opuestas. La primera, periférica, es
visceral, y las venas que la drenan constituyen la vena
porta. La segunda, hepática, se encuentra en la
extremidad de las ramas terminales de la vena porta. Las
modificaciones sufridas por la sangre en el hígado hacen
de este una verdadera "glándula de secreción interna" con
múltiples funciones. Entre estas dos redes capilares circula
sangre venosa que no sufre ninguna modificación. La vena
porta es una vena muy voluminosa, por ejemplo, mide de 10 a 20 mm de diámetro en un ser
humano adulto. Tiene paredes delgadas.
Los ligamentos son estructuras fibrosas que ayudan
a soportar al hígado dentro de la cavidad abdominal,
además de ayudar al paso de vasos como la vena
porta hepática y la arteria hepática. Existen varios
ligamentos asociados al hígado y ellos son: -El
ligamento falciforme, que está adherido al diafragma
y se encuentra entre la impresión esofágica y la
cisura umbilical. -El ligamento triangular derecho,
que une el lóbulo derecho en su parte caudolateral a
la pared abdominal dorsal.

El ligamento triangular izquierdo, que se extiende


desde la impresión esofágica al diafragma. El
ligamento coronario, que se adhiere al diafragma y
une ambos ligamentos triangulares por el borde dorsal del hígado. El ligamento hepatorrenal, que
se dirige desde el proceso caudado a la superficie ventral de riñón. Ligamento hepatogástrico,
ubicado en la cara visceral, insertado a lo largo de una línea que se extiende desde la impresión
esofágica hasta el extremo derecho de la cisura portal.

acino y lóbulo

La estructura microscópica puede


conceptualizarse de varias maneras, pero las
más comunes son el acino y el lóbulo. El acino
es una unidad que contiene un pequeño
espacio porta en el centro y vénulas hepáticas
terminales en la periferia. Se trata de la
unidad funcional más pequeña y se divide en
tres zonas; la zona rodea el espacio porta y la
zona rodea a la vénula hepática. La sangre del
espacio porta fluye por estas zonas hasta
llegar a la vénula, con un gradiente
decreciente de oxígeno y nutrientes. Como
alternativa, también puede utilizarse el concepto tradicional de lóbulo, en el que la estructura
central es la vénula hepática terminal (“vena central”) y la periferia está definida por los espacios
porta. Las zonas acinares corresponden, respectivamente, a las zonas peri portal, media y peri
central del lóbulo.
El hígado recibe el oxígeno y los nutrientes que necesita a través de la sangre de dos grandes vasos

sanguíneos: -La vena porta y -La arteria hepática.

La vena porta proporciona al hígado alrededor de dos


tercios de la sangre. Esta sangre contiene oxígeno y
muchos nutrientes que llegan al hígado desde los
intestinos para ser procesados. La arteria hepática aporta
el tercio de sangre restante. Esta sangre rica en oxígeno
procede del corazón y proporciona al hígado
aproximadamente la mitad de su provisión de oxígeno. El
hecho de recibir sangre a partir de dos vasos sanguíneos
ayuda a proteger al hígado: ante la lesión de uno de los
dos vasos sanguíneos, el hígado puede seguir
funcionando, ya que sigue irrigado por el otro, del que
recibe el oxígeno y los nutrientes necesarios para
funcionar.

La sangre sale del hígado por las venas hepáticas. Esta sangre es una mezcla de la que llega de la
arteria hepática y de la vena porta. Las venas hepáticas llevan la sangre a la vena cava inferior, la
mayor vena del organismo, que posteriormente la transporta desde el abdomen y la parte inferior
del cuerpo hasta el lado derecho del corazón.

Los trastornos de los vasos sanguíneos (vasculares) del hígado suelen ser resultado de una mala
circulación sanguínea dentro o fuera de hígado. Si el problema de circulación sanguínea se
encuentra fuera del hígado, la sangre se acumula en el hígado y causa su congestión, lo que puede
dar lugar a una hipertrofia hepática. En cualquiera de los dos casos, las células hepáticas no
reciben suficiente sangre (lo cual se llama isquemia) y por lo tanto se ven privadas de oxígeno y
nutrientes. En la colangiopatía isquémica, son los conductos biliares los que no reciben un aporte
sanguíneo suficiente.

La falta de riego sanguíneo, dentro o fuera del hígado, puede ser consecuencia de una
insuficiencia cardíaca o de trastornos que favorecen que la sangre forme coágulos (trastornos de
la coagulación). En estos casos, un coágulo puede obstruir la vena porta o la vena hepática,
ralentizando o impidiendo la circulación sanguínea. Los trastornos provocados por la obstrucción
del flujo sanguíneo del hígado incluyen:

-El síndrome de Budd-Chiari, que se produce cuando la presencia de coágulos de sangre obstruye
el flujo sanguíneo procedente del hígado.

-La trombosis de la vena porta, que consiste en la obstrucción o estrechamiento de dicha vena,
que es la que lleva sangre al hígado desde el intestino, a causa de un coágulo de sangre.
-El síndrome de obstrucción sinusoidal (anteriormente denominado enfermedad venooclusiva),
que se produce cuando se obstruyen vasos sanguíneos muy pequeños del interior del hígado
Espacios porta

Los espacios portan son canales que se originan en el hilio y


atraviesan el hígado con un patrón de ramificación. En su
interior hay conductos y conductillos biliares, ramas de la arteria
hepática, ramas de la vena porta, vasos linfáticos, fibras
nerviosas y algunas células inflamatorias (Figura ​(Figura2).2). El
tejido conectivo de soporte normal contiene principalmente
colágeno de tipo 1, que se tiñe de azul con la tinción tricromía.

Hepatocitos

Los hepatocitos suelen aparecer organizados en


forma de cordones de una o dos células de grosor,
separados por sinusoides. La presencia de cordones
más gruesos sugiere actividad regenerativa, pero en
el marco de una lesión también puede indicar
neoplasia. Los hepatocitos que limitan con los
espacios portan forman una capa semejante a una
cubierta que se llama “placa limitante” En
situaciones inflamatorias, la alteración de esta capa indica hepatitis activa. Los hepatocitos son de
forma poligonal, miden de 25 a 40 µm, y tienen un citoplasma eosinofílico abundante y un núcleo
central. Su núcleo es redondo u ovalado y puede contener glucógeno, lo que es más frecuente
entre las personas jóvenes y en otras situaciones específicas, como la diabetes o la enfermedad de
Wilson. La membrana celular, que está parcialmente expuesta a las sinusoides (superficie
basolateral), forma los canalículos biliares con el hepatocito adyacente (superficie canalicular) y
presenta una porción adyacente al canalículo que se une al hepatocito vecino mediante uniones
especializadas (superficie lateral). El citoplasma contiene abundante retículo endoplasmático y
glucógeno, y este último puede observarse con la tinción del ácido periódico de Schiff. No es raro
que haya una cantidad mínima de hierro, que normalmente solo se identifica utilizando una
tinción de hierro. Cuando esta cantidad aumenta, el hierro aparece en forma de gránulos
retráctiles marrones, similares al cobre. En la hemocromatosis, el depósito de hierro aparece
inicialmente en los hepatocitos de la zona 1 y después se va extendiendo progresivamente hacia la
zona. En la sobrecarga secundaria de hierro la distribución afecta principalmente a las células de
Kupffer. Por el contrario, la lipofuscina (o “pigmento de desgaste”) se acumula fundamentalmente
en la zona bajo la forma de un pigmento granular de color pardo-amarillento. Normalmente la bilis
no se ve, pero cuando se encuentra en el citoplasma presenta un color verde-amarillento y tiene
un aspecto menos granular que el hierro o la lipofuscina. En situaciones colestásicas es más fácil
observar la bilis en el canalículo biliar en la zona 3 y en los ductos y dúctulos portales . Los
canalículos drenan en los dúctulos del espacio porta a través de los canales de Hering, que no
pueden observarse mediante microscopía rutinaria.
Células de revestimiento sinusoidal

Las sinusoides son canales a través de los cuales fluye la sangre desde los espacios porta hasta la
vénula hepática. Están revestidos por células endoteliales y células de Kupffer, que son una
población especializada que pertenece al sistema fagocítico; las células de Kupffer descansan
sobre una capa de reticulina que puede localizarse fácilmente con una tinción de reticulina. El
revestimiento endotelial es una especie de lámina fenestrada que permite un fácil intercambio
entre la sangre y los hepatocitos a través del espacio de Disse. Por el contrario, las células de
Kupffer son irregulares y presentan extensiones citoplasmáticas que facilitan su función fagocítica.
Además, recubriendo a las sinusoides hay linfocitos asociados al hígado (pit cells), que están en
contacto con las células endoteliales o las células de Kupffer. Estas células también se encuentran
en el espacio de Disse y presentan un fenotipo de linfocito T o fenotipo de célula tipo “natural
killer”.

Ductos y dúctulos biliares


Los ductos biliares se encuentran en los espacios porta, revestidos por un epitelio cuboideo o
columnar unido a una membrana basal. El espacio porta más pequeño contiene uno o más ductos
biliares, normalmente junto a una arteria y una vena. El diámetro del ducto es casi igual al de la
arteria. Los dúctulos se encuentran en la periferia de los espacios porta y transportan la bilis desde
los canales de Hering hasta el ducto . A menudo proliferan como respuesta a un daño hepático,
especialmente en condiciones de alteración del flujo biliar. Los ductos biliares del espacio portan
se anastomosan para formar ductos mayores, que terminan derivando en el hilio en forma de
ductos hepáticos derecho e izquierdo. Los ductos derivan el suministro de sangre desde un plexo
circundante procedente de la arteria hepática

Vasculatura
El suministro de la arteria hepática termina en los pequeños espacios porta en forma de arteriolas
hepáticas terminales, que crean plexos alrededor de la vena porta y el ducto biliar. La vena porta,
a su vez, termina en forma de vénulas portales terminales. La sangre arterial y venosa de los
espacios porta fluye a través de la placa limitante y las sinusoides y drena en la vénula hepática
terminal. Estas vénulas, revestidas de endotelio, están rodeadas por una fina capa de colágeno y
fibras elásticas, y se combinan para formar venas hepáticas segmentarias y lobares de mayor
tamaño que acaban en la vena cava inferior. En el hígado, el drenaje linfático sigue varias vías
diferentes. La linfa se forma en el espacio de Disse y desemboca en los vasos linfáticos portales.
Estos vasos forman plexos que acompa-ñan a la arteria, la vena y los conductos biliares y salen a
nivel del hilio hepático para drenar en los ganglios linfáticos de la arteria hepática y el tronco
celíaco. El drenaje linfático también se produce en forma de plexo alrededor de las venas
hepáticas y en la cápsula del hígado. Los plexos están interconectados en el interior del hígado y
siguen múltiples vías de drenaje, lo que convierte al hígado en el principal origen de la linfa en el
organismo.
Fisiopatología
Los trastornos hepáticos pueden producirse como consecuencia de diversas noxas, como por
ejemplo infecciones, fármacos, toxinas, isquemia y trastornos autoinmunitarios. En ocasiones, los
trastornos hepáticos se desarrollan después de una cirugía. La mayor parte de las hepatopatías
causan cierto grado de lesión y necrosis hepatocelular, que da lugar a diversas alteraciones en las
pruebas de laboratorio y, a veces, síntomas. Los síntomas podrían ser el resultado de la
hepatopatía propiamente dicha (p. ej., ictericia secundaria a hepatitis aguda) o complicaciones de
la hepatopatía (p. ej., hemorragia digestiva aguda causada por cirrosis e hipertensión portal).

A pesar de la necrosis, el hígado puede regenerarse a sí mismo. Incluso la necrosis extensa podría
recuperarse por completo (p. ej., en la hepatitis viral aguda). No obstante, las lesiones que se
extienden a través de todo el lóbulo o menos pronunciadas pero persistentes pueden ocasionar
regeneración incompleta y fibrosis.

Ciertas enfermedades específicas afectan de manera predominante estructuras o funciones


hepatobiliares específicas (p. ej., la hepatitis viral aguda se manifiesta en forma principal con
lesión de los hepatocitos o daño hepatocelular, colangitis biliar primaria, compromiso de la
secreción biliar y cirrosis criptogénica, fibrosis hepática e hipertensión venosa portal resultante).
La parte del sistema hepatobiliar afectado determina los síntomas, los signos y las anomalías en las
pruebas de laboratorio (véase Pruebas para trastornos hepáticos y biliares). Algunas
enfermedades (p. ej., hepatopatía alcohólica grave) afectan múltiples estructuras hepáticas, lo que
produce una combinación de patrones de síntomas, signos y alteraciones de las pruebas de
laboratorio. El pronóstico de las complicaciones graves es peor en los adultos mayores, que son
menos capaces de recuperarse del estrés fisiológico intenso y de tolerar la acumulación de
productos tóxicos.

Síntomas:
Ictericia: la piel y la parte blanca de los ojos se tornan amarillos debido al exceso de bilirrubina en
la sangre ya que el hígado no puede procesarla.

Ascitis: retención de líquido en el abdomen que puede originar hinchazón en esa área.

Encefalopatía hepática: se presenta cuando se acumulan en la sangre sustancias tóxicas porque el


hígado no puede eliminarlas, en consecuencia, la función cerebral se deteriora.

Malestar general, náuseas, fatiga y pérdida de apetito.

Aliento con olor a moho húmedo.

Sangrado y presencia de hematomas debido a que el hígado no sintetiza las proteínas necesarias
para la coagulación sanguínea.

Disminución de la presión arterial hipotensión y choque, provocado por la pérdida de sangre.

Síndrome hepatorrenal, es decir, se desarrolla insuficiencia renal. Se produce y se excreta menos


orina dando origen a la acumulación de sustancias tóxicas en la sangre

Dificultad para respirar (a largo plazo).


Insuficiencia hepática aguda

Consiste en la pérdida acelerada de la función hepática en días o semanas. Suele presentarse en


individuos que no poseían enfermedades en el hígado.

Al padecer esta insuficiencia el paciente puede pasar a estar gravemente enfermo en pocos días.
Se trata de una urgencia médica, por lo que es importante que las personas acudan a un centro de
trasplantes de hígado para ser evaluadas ahí.

La insuficiencia hepática aguda recibe el nombre de insuficiencia hepática fulminante, puede


acarrear consecuencias como el sangrado en exceso y aumento de la presión cerebral.
Dependiendo del caso, con tratamiento la insuficiencia hepática aguda puede revertirse; en otras
condiciones puede ser necesario el trasplante hepático.

Insuficiencia hepática crónica

Si la insuficiencia se desarrolla durante meses o años, hablamos de insuficiencia hepática crónica.


El deterioro suele ser gradual hasta que ocurre una situación dramática, por ejemplo: vómito de
sangre. La insuficiencia hepática crónica ocurre con mayor frecuencia, en comparación con la
insuficiencia hepática aguda.

CAUSAS:

En líneas generales la insuficiencia hepática surge como consecuencia de un trastorno hepático.


Por ejemplo:

-Hepatitis B o C.

-Cirrosis.

-Hepatopatía alcohólica, es decir, lesión hepática producto de la ingesta elevada y prolongada de


alcohol.

-Ingesta elevada de fármacos como paracetamol que puede desencadenar en intoxicación.

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico requiere evaluación médica y análisis de sangre. Primeramente, el doctor se basa en


los síntomas y en la exploración, luego en el análisis de sangre que permite evaluar el
funcionamiento del hígado.

Aunado a los análisis sanguíneos, el médico puede pedir análisis de orina y radiografía de tórax.

Es importante acudir al médico cuando se sospecha padecer insuficiencia hepática. pues se trata
de una condición de gravedad y se debe precisar si se padece o no. La insuficiencia hepática puede
ser letal si no recibe tratamiento a tiempo o si el trastorno es progresivo. Inclusive puede ser
irreversible aún con tratamiento.

Como consecuencia de la insuficiencia hepática algunas personas mueren por la insuficiencia


renal, otras desarrollan cáncer de hígado.
TRATAMIENTO

El tratamiento varía según el origen de la insuficiencia y la sintomatología del paciente; por otro
lado, la urgencia del mismo se ve determinada dependiendo si es insuficiencia aguda o crónica,
aunque generalmente es el mismo tratamiento.

Cambios en la dieta: se recomienda limitar el consumo de sodio, para evitar la retención de líquido
en el abdomen y se debe prescindir completamente el consumo de alcohol. Estas sugerencias
nutricionales generalmente indicadas por los expertos médicos, coinciden con la dieta para hígado
graso.

Insuficiencia hepática aguda: se trata como una emergencia. Es oportuno que el paciente acuda a
un centro de trasplante de hígado y ser atendido en una unidad de cuidados intensivos.

Trasplante de hígado (dependiendo del caso).

Bibliografía

https://www.fundahigadoamerica.org/es/noticias/2020/11/insuficiencia-
hepatica/?gclid=CjwKCAjwq7aGBhADEiwA6uGZp7k0nv8ixH3Frq4S4v2_EjgP0ThXqUJjRG7sQ17-
Za1NLhbyGHnToBoCaUkQAvD_BwE

https://www.msdmanuals.com/es-cl/hogar/trastornos-del-h%C3%ADgado-y-de-la-
ves%C3%ADcula-biliar/trastornos-vasculares-del-h%C3%ADgado/introducci%C3%B3n-a-los-
trastornos-vasculares-del-h%C3%ADgado

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6448680/

https://www.msdmanuals.com/es-cl/professional/trastornos-hep%C3%A1ticos-y-
biliares/aproximaci%C3%B3n-al-paciente-con-hepatopat%C3%ADas/estructura-y-funci%C3%B3n-
del-h%C3%ADgado

http://redi.ufasta.edu.ar:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/80/2013_n_303_L.pdf?sequen
ce=1

https://www.youtube.com/watch?v=nB4FQmEhTC4&t=100s
Conclusion

También podría gustarte