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Palabras clave: Perú, Horizonte Medio, geoglifos, análisis espacial, paisaje ritual.
Aquí presentamos los resultados de un estudio sobre la relación entre los caminos y los
geoglifos en la pampa del valle de Sihuas en el sur del Perú (Figura 1). A finales del período
del Horizonte Medio (650-1050 d.C.), la expansión de la población local condujo a la
extensión de una red de caminos en la pampa de Sihuas. Debido a las condiciones
ambientales y al impacto humano relativamente limitado desde la conquista española de
mediados del siglo XVI d.C., estos caminos pueden ser estudiados en relación con los
geoglifos circundantes y otros rasgos antropogénicos. Desde 2014, hemos estudiado el
paisaje que rodea el sitio de Quilcapampa (Figura 1) utilizando una combinación de
imágenes satelitales de alta resolución, mapeo con vehículos aéreos no tripulados (UAV) y
reconocimiento de campo para identificar y registrar estas características. Los datos
originales del estudio se han incorporado a un sistema de información geográfica (SIG) para
abordar una serie de cuestiones de investigación, incluida la relación entre los caminos y
los geoglifos.
Aunque la arqueología del Valle de Sihuas sigue siendo poco conocida, los niveles de
población fueron probablemente bajos en la región hasta el período del Horizonte Medio,
cuando surgen las primeras evidencias claras de arquitectura bien construida y, a partir de
la introducción de bienes de lujo y prácticas diferenciales de entierro, de estratificación
social (Santos Ramírez 1976; Linares Màlaga 1990; de la Vera Cruz 1996; Neira Avendaño
1998; Linares Delgada 2009; Tung 2012; Koontz Scaffidi 2017; Jennings et al. 2018). El
Valle de Sihuas parece haberse convertido en un importante centro de comercio regional
en el Período Intermedio Tardío (1050-1400 d.C.) (Torero 1975: 103; Szykulski 2010: 234).
Los poblados se expandieron de forma espectacular en esta época (Santos Ramírez 1976),
y gran parte de la tierra cultivable del valle se puso a cultivar. El colapso de la población
tras la conquista española del siglo XVI allanó el camino para los viñedos que dominaron la
economía durante la primera época colonial (Buller 2011).
El reconocimiento inicial de la pampa tuvo lugar en 2014 como parte de nuestro proyecto
de excavación en curso en el sitio del Horizonte Medio al Período Intermedio Tardío de
Quilcapampa (Bikoulis et al. 2016; Jennings et al. 2018). Estas primeras investigaciones de
campo se guiaron por la inspección visual utilizando una resolución submétrica
(aproximadamente 40 cm2 /pixel) World View 2 (WV2) imágenes de satélite. El éxito de este
trabajo preliminar condujo a la formación del proyecto de estudio de geoglifos de
Quilcapampa para llevar a cabo el estudio y registrar más a fondo los rasgos antropogénicos
a ambos lados del valle medio de Sihuas. Las áreas con alto potencial arqueológico dentro
de la región de estudio fueron seleccionadas para el estudio con vehículos aéreos no
tripulados (UAV) ya pie para confirmar las observaciones del satélite y proporcionar una
mayor resolución para el análisis adicional.
Dos hallazgos importantes de este trabajo inicial de reconocimiento del terreno son
particularmente relevantes para el estudio actual. En primer lugar, muchos de los geoglifos
figurales de Sihuas son demasiado pequeños o detallados para ser identificados con
precisión a través de imágenes de satélite; se necesitan imágenes de mayor resolución de
UAV para registrar este tipo de geoglifos. Los elementos de gran tamaño, como los
geoglifos circulares de los que se habla aquí, son visibles de forma sistemática en las
imágenes de la VM2 y se confirman con la verificación en el terreno. Además, nuestro
análisis de los resultados del reconocimiento con vehículos aéreos no tripulados y en tierra
de un subconjunto del área de estudio demuestra que los geoglifos visibles en las imágenes
satelitales pueden servir como indicadores confiables de las áreas de mayor concentración
de rasgos antropogénicos en la pampa (Bikoulis et al. 2016: 121). Ejemplos de estas
concentraciones de actividad humana en y alrededor de los geoglifos provienen del sitio de
Cujan Alta, donde los alijos de artefactos, los restos mortuorios humanos y los rasgos
construidos atestiguan el uso repetido y prolongado del sitio (Figura 2).
Los caminos, al igual que los geoglifos, son difíciles de datar (Hassig 1991). Sin embargo,
sugerimos que muchos de ellos son de origen precolombino, basándonos en tres
consideraciones. Primero, el reconocimiento del terreno ha identificado caminos primarios
que conducen al valle de Sihuas y que también pasan por Quilcapampa y otros sitios
precolombinos (Jennings et al. 2018); otros investigadores han notado relaciones entre
sitios antiguos y caminos en valles vecinos (Cardona Rosas 2015). En segundo lugar, se
han encontrado fragmentos de cerámica del Horizonte Medio y del Período Intermedio
Tardío, aunque escasos, durante el reconocimiento del terreno a lo largo de en los bordes
de los caminos; en la mayoría de los casos, estos fragmentos provienen de vasijas de
almacenamiento probablemente rotas en el camino. Por último, las rutas de la época
colonial -conchas de cerámica rotas (botijas) que se introdujeron para transportar vino
después de la conquista española (véase Rice 2011)- atraviesan algunos de los caminos,
lo que sugiere su origen precolombino.
Figura 6. Mapa que muestra la ubicación de todos los caminos antiguos y geoglifos circulares.