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ARQUEOLOGÍA EN LA FRONTERA NORTE

América Malbrán Porto


Víctor Ortega León
América Martínez Santillán
Coordinadores
ARQUEOLOGÍA EN LA FRONTERA NORTE

América Malbrán Porto


Víctor Ortega León
América Martínez Santillán
Coordinadores
Arqueología en la frontera norte/América Malbrán Porto, América Martínez Santillán, Víctor Ortega León– México–
Sindicato Nacional de Profesores de Investigación Científica y Docencia del Instituto Nacional de Antropología e
Historia, 2023.

400p.+ 187 ilustraciones + tablas y viñetas

ISBN electrónico: 978-607-99771-3-9

Primera edición: 2023

Esta obra fue arbitrada por pares académicos

Todos los derechos reservados. © Ediciones del Sindicato Nacional de Profesores de Investigación Científica

y Docencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2023.

Córdoba 45, colonia Roma, 06700; Ciudad de México.

Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento
sin la autorización previa por escrito de los titulares de los derechos de esta edición.
Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad del Sindicato Nacional de Profesores de
Investigación Científica y Docencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de sus autores.

Diseño editorial: América Malbrán Porto


Imagen de cubierta: Itzel Orozco Moreno
Índice
Presentación 3

Aspectos teóricos 9

El norte y los nortes de México. Breve recuento histórico de su 11


definición arqueológica.
Víctor Ortega León

Problemas del concepto “frontera” con la Arqueología de la Sierra 53


Madre Occidental en Sonora.
Júpiter Martínez Ramírez

Gráfica rupestre 77
Singularidad en los inicios de la gráfica rupestre del norte de 79
México.
María del Pilar Casado López

La gráfica rupestre de Sonora. Estudios y perspectivas. 99


César Armando Quijada López

Estilos de arte rupestre en la región del Cabo, Baja California Sur. 133
Harumi Fujita y Karim Bulhusen Muñoz

Pintura vs petrograbado: manifestaciones gráfico-rupestres de 161


Baja California.
Enah Fonseca Ibarra

Proyección de luz y sombra sobre gráfica rupestre. El caso del 205


conjunto 62-b del cerro del Diablo.
Alan M. Muñoz

Paleoambientes 231
Hallazgos del poblamiento de la zona serrana del sur de Nuevo 233
León por grupos recolectores- horticultores.
Araceli Rivera

Salvamento Arqueológico Parque Fotovoltáico SYS Energy Center. 261


Carlos Mandujano Álvarez, Úrsula Méndez Mejía y Miguel Ángel Cruz
González

Materiales arqueológicos 291


Algunos aspectos tecnológicos sobre dos matrices de piedra en el 293
bajo río Bravo.
Víctor Hugo Valdovinos Pérez
Arqueología Histórica 313

Lozas finas de importación en los asentamientos rurales de la So- 315


nora decimonónica.
Tomás Pérez Reyes

Más que Real un camino imaginado. El Camino Real en Chihuahua. 345


América Malbrán Porto

Arqueología Forense 361


Arqueología forense en Chihuahua. Intervención arqueológica de 363
las fosas comunes de la ciudad de Chihuahua.
Alberto Peña Rodríguez
LA GRÁFICA RUPESTRE DE SONORA. ESTUDIOS Y PERSPECTIVAS

César Armando Quijada López1

os estudios sobre la gráfica rupestre en el Estado de Sonora, empezaron de for-

L ma esporádica desde fines del siglo XIX hasta la década de los años ochenta del
siglo XX. Los investigadores al referirse a estas manifestaciones culturales, gene-
ralmente mencionan dos grupos, el primero comprende diseños que han sido gra-
bados sobre la superficie de las rocas; el otro grupo son figuras que han sido pintadas sobre
las paredes rocosas de cuevas y abrigos. En Sonora, se puede incluir un tercer grupo, los
dibujos realizados sobre la superficie del terreno desértico y que se les conoce con el nombre
de geoglifos, concentrándose en las regiones de El Pinacate, Trincheras y Costa Central
(Contreras y Quijada, 1999:136). La técnica de elaboración de los geoglifos es sencilla y las
empleadas en Sonora son dos: la primera consiste en hacer dibujos en el suelo, alineando
piedras a fin de realizar un diseño determinado, a esta forma se le denomina en positivo; la
segunda consistiría exactamente en lo contrario, retirando las piedras y la tierra del suelo de-
sértico, delimitando grandes áreas del terreno para conformar la figura esperada, conociéndo-
se esta técnica como al negativo. Se eligen preferentemente para realizar tales tipos de dibu-
jos, aquellas áreas cubiertas de piedra que tengan una distribución y tamaño más o menos
homogéneos, y que se encuentren en lo posible sobre terrenos contrastantes, generalmente
de color claro respecto al obscuro de las piedras, así como áreas sin vegetación o escasa y
baja. Las figuras pueden ser geométricas, antropomorfos, zoomorfas (Montané, 1985).
La Dra. Beatriz Braniff (1985), al hacer una descripción del Estado de Sonora, dice que,
por su extensión y ubicación, posee un medio ambiente variado, determinado por factores
como lo son: la topografía, los sistemas fluviales, la vegetación, la temperatura, etc. Geográfi-
camente se puede observar que al oeste se extiende una gran Planicie Costera, amplia al
norte y angosta al sur, con características desérticas. Hacia el este, la altitud va en aumento
hasta llegar a la Sierra Madre Occidental, que permite que las condiciones climáticas cam-

1 Arqueólogo, investigador del Centro INAH Sonora.

Arqueología en la frontera norte 99


bien, por tanto, a mayor altitud, mayor cantidad de lluvia que nos origina una vegetación ca-
da vez más densa, hasta llegar a bosques de pino y encino de la Sierra. El tipo de relieve,
los escurrimientos y cauces de ríos principalmente pluviales, han formado una serie de
cuencas de variada extensión.
Pensar en una región, como una porción de territorio determinada por características de
clima, topográficas, étnicas, etc., o como divisiones territoriales de una nación o un Estado,
definida por características geográficas, históricas o sociales, puede ser una definición más
o menos sencilla, pero la reflexión sobre la forma en que se determinan las regiones puede
llegar a involucrar a varias ciencias sociales; cada una, desde su perspectiva, ha estableci-
do los parámetros que son importantes para establecer las regiones. La geografía estable-
ció los suyos, privilegiando el relieve, las cuencas, la hidrología, etc., sin embargo, la misma
geografía tuvo la necesidad de observar la influencia de la actividad humana en la naturale-
za y, además, de tomar en cuenta el proceso humano que permitió la ocupación de determi-
nadas regiones y recursos a través del tiempo. Esto la llevó a eliminar como único criterio el
geográfico para establecer regiones en la que lo humano fuera también importante
(Jerónimo, 1995:43).
En esta ocasión se ha tratado de definir regiones, en base al número de sitios y el grupo
de gráfica rupestre mayoritario, en base a su técnica de manufactura y su morfología. Sin
olvidar que una región, es también la porción de territorio determinada por cuencas hidroló-
gicas, características topográficas, entre otros aspectos.

Antecedentes
La mención histórica, más antigua que conocemos, es la del jesuita Andrés Pérez de Rivas
(1575-1655), escrita en la primera mitad del siglo XVII y que dice:
No pasaré en silencio aquí un caso particular que sucedió estos días y manifiesta la ra-
bia del demonio contra la doctrina de Cristo. El caso fue, que el padre que había co-
menzado a doctrinar los guazaves, volvía en compañía de algunos españoles para la
villa; y reparó que un indio que caminaba delante, dejando el camino, se entró por una
senda del monte: siguióle el padre y vio que iba a parar a una piedra a modo de pirámi-
de, con ciertas figuras, aunque toscas, esculpidas en ella, y que le estaba haciendo al-
gunas demostraciones de reverencia (Pérez de Rivas, 1985:119).

Para el siglo XVIII, Jacobo Sedelmair, menciona en su diario, que los naturales les enseña-
ron piedras escritas o sobrescritas con varias figuras y cruces (Sedelmair, 1856:19).

100 Arqueología en la frontera norte


En la última década del siglo XIX, Carl Lumholtz al viajar por territorio sonorense, men-
cionando la existencia de unas rocas grabadas cerca de la población de Granados en la
cuenca del bajo río Bavispe:
Todas las figuras humanas estaban diseñadas en el estilo característico que encontra-
mos más al norte, figuradas las manos y los pies con tres líneas radiantes, a semejanza
de pisadas de pájaro. El tamaño de la figura, esculpidas en una especie de marco, es de
veinte pulgadas de ancho, por veinticuatro de largo, y cada una de las tres figuras del
grupo próximo de abajo, tenía como 18 pulgadas de altura. Algunos de los dibujos repre-
sentan evidentemente a la libélula deificada que se ha encontrado casi donde quiera en-
tre las ruinas de Arizona y el norte de México. Hay también círculos concéntricos, la espi-
ral de forma convencional y el dibujo de laberinto, tan común entre los indios americanos
del norte y todavía usado entre los moquis (Lumholtz, 1986, T.I:15-16).

En 1909, Lumholtz, hace un recorrido por las cuencas de los ríos Magdalena, Concepción y
Sonoyta, hasta la región de El Pinacate, haciendo mención de petrograbados al referirse a
las antigüedades de la Papaguería. Después visita el sitio conocido como “La Nariz”, al este
de la actual población de Sonoyta, dice que las rocas donde había “pictografías” eran del
mismo tipo, que las que pueden observar en otras partes de la región, como por ejemplo las
cercanas a Caborca, presentando fotografías de los grabados (Lumholtz, 1990).
El profesor Manuel Sandomingo hace alusión a manifestaciones gráfico rupestres en
varios sitios del Estado (Sandomingo, 1953), en la década de los años cincuenta, Rafael
Orellana dio a conocer sus trabajos (Orellana, 1953:29-33).
Miguel Messmacher, estudió el sitio con pintura rupestre llamado “La Pintada” a princi-
pios de la década de los años sesenta, siendo el primer trabajo de investigación realizado
por un arqueólogo (Messmacher, 1981). Convirtiéndose así en un parteaguas en la investi-
gación de las manifestaciones gráfico rupestre, no solamente en Sonora, sino en México.
Por tal razón, el sitio de La Pintada, fue durante mucho tiempo, el único lugar con pintura
rupestre que se conocía fuera de Sonora.
En la década de los años setenta, el Prof. Armando Quijada Hernández presentó un tra-
bajo donde describió algunos sitios en el Estado de Sonora en el XLI Congreso Internacio-
nal de Americanistas que se realizó en el Museo Nacional de Antropología del INAH, de la
Ciudad de México. En aquella ocasión hizo referencia a la localización de arte rupestre en
Sonora y da una descripción de varios sitios en las regiones de El Pinacate, Tubutama,

Arqueología en la frontera norte 101


Trincheras, Cucurpe, río Sonora, Cumpas, Moctezuma, río Bavispe y Hermosillo, entre
otras2 (Quijada Hernández, 1976). Después hace una descripción de los petrograbados de
La Proveedora y La Calera, en la región de Caborca (Quijada Hernández, 1977).
En las últimas décadas, se han venido recorriendo las distintas regiones de Sonora, con
la finalidad de localizar y registrar los sitios con manifestaciones gráfico rupestres, para ob-
tener la mayor cantidad posible de información de ellas, mediante el registro oficial de estos
sitios arqueológicos. Aquí se presentan los sitios y las regiones más significativas en cuanto
a presencia de la gráfica rupestre.

La Gráfica Rupestre
Iniciamos el recorrido por las diferentes cuencas hidrográficas que existen en el Estado, em-
pezando por la porción noroeste de Sonora 3 en donde se ubica la región volcánica de El
Pinacate (hoy Reserva de la Biosfera), aquí fueron reportados por el investigador Julian D.
Hayden, algunos sitios con petrograbados y otros con geoglifos. De los primeros tenemos la
Tinaja Huarache, la Tinaja Romero (Fig. 1), donde se localizan los petrograbados más in-
teresantes de la sierra de El Pinacate, la hipótesis de Julian Hayden sobre los grabados de
este sitio, es que fueron realizados por los indígenas Hohokam del río Gila, mientras hacían
sus viajes en busca de concha de mar, ya que el diseño en forma de una concha, es el más
abundante (Fig. 2), o el que más se repite en las paredes de piedra de la Tinaja Romero,
también se ven en otros lugares de descanso, al norte de las veredas Hohokam que llega-
ban hasta el río Gila desde la región del Pinacate y el mar (Hayden, 1972: 74-83).
Hayden propuso que fueron los pinacateños quienes hicieron figuras en los pavimentos
del desierto, raspando el suelo o juntando las piedras, para realizar los diseños tanto geo-
métricos, zoomorfos y antropomorfos, algunos de varias decenas de metros, e inclusive una
figura de más de un centenar de metros de longitud. Este autor menciona que los sitios Ti-
naja del Cuervo, Tinaja Chivos, Cerro Chivos, Tinaja del Tule, Tinaja del Ojo, Tinaja Pinto,
Tinaja Caballo, Tinaja María, Tinaja Doble, Tinaja Doña Ana, Tinaja de Las Figuras (Figs. 3
y 4), Tinaja del Bote, Tinaja Suvuk y Sunset Camp, tiene por lo menos un geoglifo y veredas
(Hayden, 1967, 1972, 1982).

2 El primer intento sistemático de localización y descripción de sitios con grabados y pinturas rupestres en
Sonora.
3. Que comprende el Gran Desierto de Altar, en los municipios de Puerto Peñasco, Plutarco Elías Calles y San
Luis Río Colorado.

102 Arqueología en la frontera norte


Figura 1. Panel principal de la Tinaja Romero, región del Pinacate.
Foto del autor.

Figura 2. Petrograbados representando conchas.


Foto del autor.

Arqueología en la frontera norte 103


Figura 3. Geoglifo en forma de espiral.
Foto del autor.

Figura 4. Geoglifo representando un caballito de mar.


Foto del autor.

104 Arqueología en la frontera norte


Al este de la región del Pinacate, en la cuenca del río Sonoyta, hay otros sitios con pe-
trograbados, como el Cerro de la Nariz, donde existen algunas figuras zoomorfas y geomé-
tricas. Carl Lumholtz se refirió a este sitio en su segundo viaje por territorio sonorense e in-
clusive hace una comparación entre estos grabados y los cercanos a Caborca (Lumholtz
1990:169).
Entre las cuencas de los ríos Sonoyta y Altar, se tiene conocimiento que en terrenos
del rancho San Carlos, se han reportado varios grabados en diversas formas, mencionán-
dose que en conjunto dan la impresión de un laberinto. En el noroeste del pueblo de Saric,
como a tres kilómetros, sobre la pared de un pequeño acantilado, se encuentran unas figu-
ras antropomorfas en color negro, que han llamado Los tres monitos. Dos kilómetros al sur
de la población antes mencionada, está el Cerro Prieto, en donde se observan algunos gra-
bados que están dañados por la erosión sólo se distingue uno en forma de espiral.
Continuando por la cuenca del río Altar, hacia el sur, en el municipio de Tubutama, en
otro acantilado sobre el arroyo llamado Las Manos Pintas, hay dos figuras de manos positi-
vas en color blanco, siendo uno de los pocos lugares en Sonora con este tipo de represen-
taciones. También están los sitios Tía Chepa, Aguaje Tubutama, Fortaleza La Reforma.
Cercanos al cauce del río Altar, en el municipio de Átil, existen dos abrigos rocosos con pin-
turas, la Cueva de los Monitos y La Cueva. Además de varios petrograbados en el cerro de
Tío Benino, municipio de Oquitoa y el material cerámico que hay en superficie, lo asocia a la
Tradición Arqueológica de Trincheras. Están además los sitios Cañada Peñascal y Cañada
de Los Monos.
La cuenca del río Magdalena, se inicia en la parte norte de Sonora, al sur de la ciudad
de Nogales. Unos 65 kilómetros al sur, está la cabecera municipal de Ímuris y al oriente, a
más de 12 kilómetros se localiza el sitio de Los Petroglifos de Babasac (Fig. 5), donde hay
decenas de figuras geométricas, como líneas paralelas, onduladas, círculos concéntricos,
espirales, cruces, etc. (Fig.6), son varias figuras antropomorfas esquemáticas. Al sur de
Ímuris siguiendo el cauce del río, en el cerro llamado Agua Caliente, hay un sitio arqueológi-
co donde se han reportado algunos petrograbados. También al norte de la comunidad de
San Ignacio, comisaría del municipio Magdalena de Kino, a la orilla del camino de terrace-
ría, sobre un bloque rocoso aislado, encuentra el sitio de La Cara Pintada, con grabados
geométricos en forma de espirales, grecas y cruces, además de figuras antropomorfas muy
estilizadas. Entre las poblaciones de Magdalena y Santa Ana, al pie de un cerro con una
gran pared rocosa, al sur del río Magdalena, se conoció el sitio con petrograbados Peñasco

Arqueología en la frontera norte 105


Figura 5. Vista general del sitio Los Petroglifos de Babasac.
Foto del autor.

Rojo. Desafortunadamente en estos sitios arqueológicos, no se han observado materiales


cerámicos diagnósticos, que nos pudieran dar una idea de su antigüedad o tradición ar-
queológica.
El sitio de La Cantera se visitó por primera vez en 1973 (Quijada Hernández, 1976), es-
tá al sureste de Magdalena de Kino, forma parte de un conjunto de varios asentamientos
arqueológicos, la mayoría de ellos con grabados y unos pocos con pinturas rupestres. Junto
con La Cantera, entre 1996 y 2007 se registraron los sitios de Antiguo Ranchito, El Tascal,
Cantera Las Águilas, Campamento La Cantera, Pintas Negras, Cantera de En Medio, La
Canterita y Los Picapiedras. Estos lugares se encuentran en cerros de toba volcánica, exis-
tiendo en algunos de ellos, en el piso de su cúspide, una buena cantidad de grabados pro-

106 Arqueología en la frontera norte


Figura 6. Los Petroglifos de Babasac, panel principal.
Foto del autor.

fundos, formando círculos, cuadrados y rectángulos, por ejemplo, La Cantera tiene varias
decenas de ellos. Es notable la cantidad de hoyos o pozuelos, de no más de 10 centímetros
de diámetro, dispuestos alrededor de las figuras geométricas. El escaso material cerámico
que se ha observado en superficie en La Cantera, pertenece a la Tradición Arqueológica de
Trincheras. Un sitio que presenta características parecidas a La Cantera, es Mesa Blanca,
se registró en 1999, en la cuenca del río Dolores en el municipio de Cucurpe.
Prosiguiendo más al oeste, por la cuenca del río Magdalena, en la región de la Tradición
Arqueológica de Trincheras, está el sitio El Pedregoso (Fig. 7) en el ejido El Claro, municipio
de Santa Ana. Por el número de rocas con grabados, varias decenas, se ha dividido el sitio
en cinco secciones, en todas tenemos grabados de formas geométricas, antropomorfas y
zoomorfas. Las secciones A y B son las que están en mejor estado de conservación (Fig.
8), no así las secciones C y D. La sección E se encuentra más al oriente, en el puerto entre
dos cerros. El material cerámico que se ha observado en superficie, el cual es muy escaso,
pertenece a la Tradición Arqueológica de Trincheras.

Arqueología en la frontera norte 107


Figura 7. Vista general de la sección A de El Pedregoso.
Foto del autor.

Figura 8. Petrograbados en la Sección A del sitio.


Foto del autor.

108 Arqueología en la frontera norte


Al sur del pueblo de Trincheras, está el cerro del mismo nombre, hoy la Zona Arqueoló-
gica Cerro de Trincheras, dentro de su poligonal, en la parte oriental existen varios petrogra-
bados, en donde se aprecian dos figuras antropomorfas de más de 50 centímetros de altura
y en buen estado de conservación, También hay grabados en la cima del Cerro de Trinche-
ras. A un kilómetro al oriente, se encuentra el cerro de La Nana, el cual tiene en sus laderas
una gran cantidad de petrograbados antropomorfos, zoomorfos y geométricos. Cercanos a
Trincheras están los sitios Trincheras 2, Las Trincheras 3 y Trincheritas.
Al río Magdalena al unírsele el río Altar, se le conoce con el nombre de Asunción, hasta
llegar a desembocar en el Golfo de California. En la población de Pitiquito, donde el río
Asunción pasa al sur de la población del mismo nombre están los cerros conocidos como El
Cuchillón, donde existen dos sitios con petrograbados, en los cerros de La Aguileña se han
reportado un grupo de veinte lugares también con grabados y en el límite oeste del munici-
pio, el sitio Petroglifos Arroyo del León.
En la región al norte de Caborca, conocida como El Arenoso, se han registrados en
años recientes los sitios: El Peñasco, La Bandera, El Tigre, El Puerto I a IV, Las Abejas, El
Solo y Arroyo La Salada, entre otros. En base a los materiales arqueológicos esta región
estaba ocupada desde el Arcaico hasta los Tohono O´odham, en el siglo XVII (Menéndez
Iglesias, 2018).
La región de Caborca, en el noroeste de Sonora, es abundante en petrograbados, sitios
como La Proveedora, La Calera (Fig. 9) y Arroyo de las Flechas (Fig. 10), forman verdade-
ros murales. Estos grabados son de una gran variedad en cuanto a estilos y formas, así co-
mo a sus dimensiones (Quijada Hernández, 1976 y 1977). En el municipio de Caborca hay

Figura 9. Panel con figuras zoomorfas en movimiento.


Foto del autor.

Arqueología en la frontera norte 109


Figura 10. Panel principal del sitio Arroyo de las Flechas. Foto del autor.

otros sitios de menores dimensiones, pero con interesantes grabados como Cerro Prieto, El
Mójoqui, Cerrito Gastelum, San Fernando, El Mono Colgado, El Tren, El Metate y El Bajío
de San Francisco, éste último al pie de la Sierra El Álamo.
Las manifestaciones gráfico rupestres de la región de Caborca, en los últimos 30 años,
han sido motivo de estudio por investigadores nacionales y extranjeros, muestra de ello son
las publicaciones de Ballereau, (1987, 1988, 1991), Carrico, (1984), Medina Vidal y Amador
Bech (2012), Menéndez Iglesias (2018), Menéndez, B. et al. (2013), Menéndez, B. et al.
(2014), Menéndez Iglesias et al. (2015 y 2015), Villalobos (2003a, 2003b), Viñas, R. et al.,
(2014). Por lo cual considero que una gran parte de los sitios con gráfica rupestre, ubicados
en las cuencas de los ríos Altar, Magdalena y Asunción, tomando en cuenta los materiales
cerámicos, de lítica tallada y pulida que han sido localizados y estudiado por los investiga-
dores que han trabajado en esta región, pertenecen a la Tradición Arqueológica Trincheras.
La cuenca del río San Miguel tiene su origen en el municipio de Cucurpe, donde abun-
dan las cañadas y acantilados con cuevas que fueron aprovechadas para plasmar cientos
de pinturas rupestres, conjuntos de figuras geométricas, antropomorfas y zoomorfas, en co-
lores rojo, blanco y negro, con los siguientes sitios: Cueva Pinta, El Matchi, Cueva del Imbo,
Manos Pintas, Cueva Blanca de la Pulsera, Cueva Higuerillas, Cueva de la Tijera, Abrigo La
Calerita, Los Escalones, Cueva de los Monos, El Arco, Cantera del Soldado, El Cajón del
Guaisimaco, Petroglifos del Cañón Cerro Prieto, Los Pies del Viejo junto con la Cueva Blan-
ca de la Pulsera (Figs. 11 y 12) son los sitios que, hasta el momento, se han localizado con

110 Arqueología en la frontera norte


Figura 11. Grabados en el exterior de la Cueva Blanca de la Pulsera.
Foto del autor.

Figura 12. Panel principal de pinturas en la Cueva Blanca de la Pulsera.


Foto del autor.

Arqueología en la frontera norte 111


petrograbados en la región de Cucurpe (Quijada, 1996). Pero en estos sitios no se ha ob-
servado materiales arqueológicos, que nos pudieran dar una idea de su antigüedad o a qué
tradición arqueológica pertenecen.
Se tienen noticias de que, en el municipio de Cucurpe, en los lugares conocidos como
Las Caleritas, Los Potreritos, San Javier, El Potrero Tapieño, El Carrizo, El Cajón de los Bo-
rregos, El Caracol, El Pintor, La Cueva Pintada, El Tápiro, El Potrero y Los Nogales, tam-
bién hay manifestaciones gráfico rupestres, siendo la concentración de sitios con pintura
rupestre más grande de Sonora.
La cuenca del río San Pedro, al norte de Sonora, comprende la parte occidental de la
sierra Los Ajos, en ella se encuentra el rancho El Leoncito, dos kilómetros al sur, sobre una
gran formación de rocas de toba volcánica, en las paredes de varios abrigos rocosos se ob-
servan cientos de figuras geométricas (Fig. 13) en colores rojo, ocre, negro y blanco, siendo
muy escasas las representaciones de figuras antropomorfas y de manos al positivo 4
(Fig. 14). En los lomeríos al sur de la montaña de San José, se han localizado los sitios Pe-
troglifos de Villa Verde, El Cerrito de los Apaches y Casa de Piedra, en esta misma cuenca.

Figura 13. Algunos de los diseños geométricos del sitio El Leoncito. Foto del autor.

4 Esta técnica se refiere a cuando se cubría toda la palma de la mano con pintura y después se plasmaba en la
roca.

112 Arqueología en la frontera norte


Figura 14. Manos al positivo en el sitio El Leoncito. Foto del autor.

Dentro de la cuenca del río Sonora, al noroeste del municipio de Arizpe, se ubica el valle
del río Bacanuchi, en donde está el sitio de La Trampa, que tiene pinturas geométricas en
color rojo. Al norte del pueblo de Arizpe, en la cuenca del río Sonora existe el sitio Cajón del
Jiosari, con un centenar de pinturas rupestres, figuras geométricas, antropomorfas y zoo-
morfas. Al sur de Arizpe existen pinturas en una cueva, junto al rancho de Agua Caliente.
En el arroyo del Toro Muerto, existe el sitio de La Lagunita, donde se aprecian dos momen-
tos de ocupación, por la calidad y estilo de las pinturas. En estos sitios prehispánicos, no se
han observado materiales arqueológicos, que nos pudieran dar una idea de su antigüedad,
pero se encuentran en la parte central de la Tradición Arqueológica Río Sonora.
Siguiendo el cauce del río Sonora hacia el sur, antes de la población de Banámichi,
dentro la propiedad conocida como el Molino de Sánchez, estaba un monolito de escasos
dos metros de altura y en cuya superficie se aprecian algunos grabados, predominando los
círculos concéntricos, conocido como La Piedra Histórica. Actualmente está en una plaza
del pueblo de Banámichi, sobre un pedestal.
La ciudad de Hermosillo, capital del Estado de Sonora, también está dentro de la cuen-
ca del río Sonora, pero ya no en la región de los valles paralelos, como los sitios arriba

Arqueología en la frontera norte 113


mencionados, Hermosillo se ubica en la planicie semidesértica. Existen en los cerros en los
alrededores de la ciudad, pequeñas cuevas, como el sitio Cerro Largo, donde sobresalen
figuras antropomorfas en color negro. También hay pinturas rupestres al suroeste de la ciu-
dad, en los sitios Cueva de los Peces, Cueva del Vaquero, Cueva de la Cañada de la Ma-
tanza y dentro de la mancha urbana, está el sitio Las Pinturas del Jito. Mientras que en los
cerros al norte de la ciudad existe el sitio con petrograbados El Tijerito (Quijada López,
2015). Al norte de Bahía de Kino, en el municipio de Hermosillo, se registró el sitio Abrigo
Roca Roja (Fig. 15), con pinturas rupestres en territorio del grupo Concaác (Quijada López,
2020). Como parte de la cuenca del río Sonora, cercano a la población de La Colorada,
también se localizó una pequeña cueva con pinturas rupestres en el Cerro del Divisadero
(Quijada López, 2017) (Fig. 16). En los sitios con pintura rupestre en la región de Hermosi-
llo, se han observado escasos materiales arqueológicos, que nos ayudan a tener una idea
de su origen, pero se encuentran en territorio de la Tradición Arqueológica Costa Central.
Regresando a los valles paralelos, en el centro-este de Sonora, está la cuenca del río
Moctezuma. En el municipio de Cumpas encontramos los sitios como El Cajón de los Dear-
güelles y La Cañada de la Cueva (Quijada López, 1984). Hacia el occidente de Cumpas, en
la región de El Rodeo, existen varias cuevas con pinturas rupestres, en mal estado de con-

Figura 15. Panel principal de las pinturas (usando programa DStretch).


Foto del autor.

114 Arqueología en la frontera norte


Figura 16. Panel principal del sitio Cerro del Divisadero.
Foto del autor.

servación, pero aún se logran apreciar figuras antropomorfas y geométricas como círculos y
grecas en colores rojo, blanco y negro.
En el sitio de la Cueva de la Higuerita, al noroeste de Cumpas, llama la atención una
pintura zoomorfa, en color blanco y con una longitud de 3.5 metros. Su cabeza pequeña
fuera de proporción en relación a su cuerpo, que parece un enorme carapacho, sus cuatro
extremidades son cortas y gruesas, con una cola larga. Además, cerca de su cabeza se lo-
caliza otra figura con características similares, pero de un tamaño menor. Alrededor de es-
tas figuras zoomorfas se ve una gran cantidad de pinturas antropomorfas muy estilizadas,
todas en color blanco. El conjunto da la idea de una escena de cacería (Fig. 17). En el mis-
mo abrigo también se aprecian diseños geométricos como líneas onduladas, círculos, cua-
drados, etc., en colores blanco y rojo (Quijada López, 1985). Al oriente de Cumpas, en la
Sierra de la Madera se encuentra el sitio de La Burrita (Fig. 18), en donde se observan pin-
turas antropomorfas, zoomorfas y geométricas en colores blanco y ocre, en buen estado de
conservación (Quijada López, 2001).

Arqueología en la frontera norte 115


Figura 17. Vista general del panel principal de la Cueva de la Higuerita.
Foto del autor.

Figura 18. Las pinturas rupestres del sitio La Burrita.


Foto del autor.

116 Arqueología en la frontera norte


En el municipio de Moctezuma, en las rocas volcánicas de la orilla occidental de la Me-
sa del Malpaís, se encuentra le sitio El Nogal; también se sabe que cercanos al pueblo de
Pibipa, existen varios abrigos con algunas figuras antropomorfas y geométricas. Al otro lado
del valle, hacia el occidente y sobre el cauce del arroyo de Los Canarios, se descubrieron
algunos grabados en forma de cuadrícula y varios antropomorfos.
En la región de Tepache, a finales de la primera década del siglo XXI, se localizaron y
registraron los sitios con petrograbados de El Ojito, Cuesta del Manso, Las Agujas, Petrogli-
fos de la Capilla, Cañada de la Loma, El Molino, Petroglifo del Cerrito, El Calicanto, El Pozo
Frío, Petroglifos de Tepache de Arriba y Petroglifos Tía Soledad. En estos sitios hay repre-
sentaciones geométricas en forma de rectángulos con diseños en su interior, a base de lí-
neas rectas, horizontales, inclinadas, cruzadas, etc., también hay círculos concéntricos y
espirales. Aún no se cuenta con información arqueológica, como fechamientos absolutos,
para saber la antigüedad de estas manifestaciones gráfico-rupestres, soy de la opinión, que
la escasa representación de figuras zoomorfas y la gran cantidad de representaciones geo-
métricas, en especial aquellas que se asocian, a la presencia de agua permanente, como
son los círculos concéntricos y espirales (Quijada López, 2006), las manifestaciones gráfico
rupestres en la región de Tepache, son de grupos de agricultores y no de cazadores reco-
lectores. El municipio de Tepache, Sonora, se encuentra en territorio de la tradición arqueo-
lógica conocida como Río Sonora y fue posteriormente territorio del grupo ópata, grupo indí-
gena que estaba a la llegada de los misioneros jesuitas en el siglo XVII.
En la parte sur de la cuenca del río Moctezuma, en el municipio de San Pedro de la
Cueva, tenemos el sitio Los Cuervitos, con petrograbados, predominando las figuras en for-
ma de círculos y espirales.
Un poco al sur de donde se unen los ríos Bavispe y Huachinera existe el lugar conoci-
do como El Salto, ubicado en el municipio de Huachinera, en la parte alta de la cuenca, en
la zona serrana de Sonora junto a la Sierra Madre Occidental. Cuando se camina por el
sendero que sube a las colinas que están al oeste del cauce del río Huachinera rumbo al
arroyo El Salto, antes de llegar empieza uno a observar junto a la vereda una serie de rocas
ígneas de color café obscuro algunos grabados aislados, en las rocas que están a ambos
lados de la vereda, estos petrograbados tienen forma de círculos concéntricos, dando la im-
presión de que uno se está acercando a un lugar especial. Cuando llega uno al arroyo, pre-
cisamente al paraje que le da su nombre, encuentra en las paredes rocosas varios conjun-
tos de grabados geométricos, predominando los círculos concéntricos, las espirales y líneas
onduladas entre otras figuras. Unos metros más adelante existe una caída de agua, de va-

Arqueología en la frontera norte 117


rios metros de altura, que forma un depósito grande de agua, que se conoce en la región
con el nombre de “tinaja”. Nosotros estuvimos en el mes de mayo, cuando en la región ha-
cía meses que no había llovido y la tinaja contenía una buena cantidad de agua (Quijada
López, 2004). En este mismo municipio de Huachinera, se han registrados los sitios Las
Cuevas y Rancho El Porvenir.
En el municipio de Bacerac, se ha registrado el sitio de la Cueva del Chivo, pinturas
con diseños geométricos y principalmente zoomorfos. En el municipio de Bavispe, al pie de
la montaña conocida como El Púlpito, junto al arroyo del mismo nombre, existe una cueva
con pinturas rupestres geométricas en su mayoría, pocas antropomorfas y no hay represen-
taciones zoomorfas (Quijada López y Kolber, 2005).
En la cuenca del Bajo Río Bavispe, en el municipio de Nacozari de García, se han loca-
lizado los sitios Piedras Pintadas, El Salto del Agua Caliente, Las Cuevas de las Pintas,
Arroyo Los Baños 1, Arroyo Los Baños 2 y Cueva Pinta los Baños. Por lo que respecta a
estos sitios con pinturas rupestres, donde se tienen representaciones antropomorfas, geo-
métricas y zoomorfas, estas últimas escasas. Existe una semejanza en la gama de colores,
el grueso de las líneas y algunas figuras antropomorfas. Después de conocer y analizar los
materiales cerámicos decorados y lisos, que se observan entre los cimientos de los cuartos,
de los asentamientos cercanos, así como el tipo de pinturas rupestres que existen en los
diferentes abrigos rocosos y cuevas de la región. Se propone que la región del Valle de Te-
ras y la zona serrana de Nacozari de García, de las cuales se pensaba, estaban más rela-
cionadas con la Tradición Arqueológica de Casas Grandes, debido a la proximidad con el
río Bavispe, los estudios de la gráfica rupestre recientes, indican que están más relaciona-
dos con la Tradición Arqueológica del Río Sonora (Quijada López, 2015).
En el municipio de Villa Hidalgo, al oeste del poblado del mismo nombre, se encuentra
un conjunto de petrograbados en las paredes rocosas de un arroyo, este lugar se le conoce
con el nombre de Las Trancas Agua Caliente. Continuando al sur por el valle del bajo río
Bavispe entre los municipios de Huásabas y Granados hay unos petroglifos que fueron des-
critos por un miembro de la expedición de Carl Lumholtz en 1890; el sitio se llama La Cara
Pintada como lo mencionamos en los antecedentes. Los grabados son geométricos en su
mayoría y escasos son los antropomorfos. Hoy en día, su estado de conservación no es
bueno.
Desde 2003 hasta la fecha, se ha tenido la oportunidad de recorrer la región de Yécora,
con el apoyo del Padre David Beaumont Pfeifer, OFM. Cap. e integrantes de la comunidad
o’ob, visitando asentamientos prehispánicos, algunos con pinturas rupestres, en territorio

118 Arqueología en la frontera norte


tradicional de la comunidad o’ob. Entre ellos están la Cueva de la Calavera, La Cueva Pinta
de Vallecitos, Hierbanis, Cueva Gacha, Petroglifo de la Culebra, El Cajocinto del Quipor,
Cueva de los Monos, Cueva Pinta del Pollo, Cueva El Quipor, El Encinal, Cueva Pinta de
Arroyo Hondo y Camino del Llano (grabados).
Sobresale entre ellos, el sitio de la Cueva Pinta de Vallecitos, se encuentra al noreste
de Yécora, en una ladera muy abrupta, viendo hacia el río Yécora, tiene unos 24 metros de
largo de norte a sur, por unos 15 metros de este a oeste y a unos 13 metros de la boca de
la cueva, la entrada es en desnivel, por lo que la luz del sol no entra hasta el fondo de la
cueva, en donde está el panel principal de pinturas. Los diseños que existen en esta cueva
son especiales, algunos están hechos con líneas gruesas, hay algunas impresiones al posi-
tivo en colores rojo, pero las figuras en color negro son las que predominan. Hay represen-
taciones de círculos con puntos negros, líneas rectas horizontales, líneas cruzadas, man-
chas, etc., pero son las pinturas de forma humana, las que resaltan del conjunto, algunas de
cuerpo completo y en movimiento, como danzando (Fig. 19), también hay figuras parciales
con brazos y en la cabeza parece tener un tocado a manera de cuernos de venado (Fig.
20). Su ubicación específica es en la parte media de una ladera con una pendiente muy pro-
nunciada, la cueva no es visible fácilmente, por lo que tal vez haya tenido un acceso
“restringido” ritual, más privado, ya que las pinturas realizadas en el interior de la cueva no
fueron hechas para ser vistas cotidianamente (Quijada López, 2004).

Figura 19. Figura antropomorfa en actitud de movimiento. Foto del autor.

Arqueología en la frontera norte 119


Figura 20. Pintura antropomorfa parcial, con tocado. Foto del autor.

La Cueva Pinta de Arroyo Hondo, se localiza en el rancho Arroyo Hondo a unos 25 mi-
nutos de Maycoba, cercano a los límites con el Estado a Chihuahua, en el parteaguas de la
Sierra Madre Occidental, en un pequeño vallecito intermontano, hay dos cuevas. La cueva
grande presenta restos de haber sido habitada y un poco más abajo está la cueva con pin-
turas rupestres. Las pinturas son del tipo esquemático, hay antropomorfas de cuerpos com-
pletos, con los brazos extendidos, señalados los dedos de manos y pies, en color naranja,
probablemente en un principio fueron rojos y con el paso del tiempo tomaron otra colora-
ción. Una figura antropomorfa al centro del conjunto en color rojo, presenta cuernos como si
fuera un gran tocado (Fig. 21), también están representadas algunas manos en color rojo.
Existen unas cuantas figuras en color blanco. Hay representaciones zoomorfas (venados) y
líneas onduladas, pero la figura geométrica de mayor tamaño es un rectángulo con cuatro
líneas curvas que van desde las esquinas hacia el interior de la figura, tiene pequeñas lí-

120 Arqueología en la frontera norte


Figura 21. Representación antropomorfa, con un tocado en forma de cuernos.
Foto del autor.

neas paralelas en su lado izquierdo y la parte inferior en color rojo (Fig. 22). Destacan una
serie de manos impresas al positivo y recuadros con líneas interiores intersectadas, diseño
bastante común en toda la región, también hay líneas y formas hechas con series de pun-
tos; todos estos diseños son hechos con pintura roja. También se ven figuras antropomor-
fas, en ocasiones sobrepuestas, de color negro. Son más de 25 pinturas, entre los 30 y 70
centímetros de alto y de los 15 a 40 centímetros de ancho (Quijada López, 2009).
Lo que aquí se ha mencionado con respecto a la gráfica rupestre de esta región de Yé-
cora, es solamente una pequeña parte del rico patrimonio cultural de la comunidad o’ob
(pima). El redescubrimiento de estos sitios sagrados por las nuevas generaciones de pimas,
con apoyo de las personas mayores de las comunidades, a través de la transmisión oral del
conocimiento de las leyendas y explicaciones de la existencia de estos lugares, que fueron
habitados y pintados por sus antepasados. Ha sido satisfactorio, con nuestro trabajo, poder
contribuir con un grano de arena. En estos sitios arqueológicos, no se han observado mate-
riales diagnósticos, que nos pudieran dar una idea de su antigüedad o tradición arqueológi-
ca, la investigación arqueológica está por hacerse.

Arqueología en la frontera norte 121


Figura 22. Figura geométrica, representando algún tipo de textil.
Foto del autor.

Dejando la Sierra Madre Occidental, para regresar a la planicie semidesértica donde


está la Sierra Libre, con la mayor concentración de sitios con pintura rupestre del municipio
de Hermosillo. Aquí se localiza el cañón de La Pintada, el sitio con manifestaciones gráfico
rupestres, más conocido de Sonora por mucho tiempo. Las pinturas de este sitio, están pro-
tegidas por salientes rocosos, un clima seco y una superficie provista de un barniz natural,
han hecho que se conserven. En La Pintada existen representaciones antropomorfas estili-
zadas, otras parecen híbridos hombre-animal. Las figuras zoomorfas son de venados, repti-
les y aves. Hay también gran cantidad de figuras geométricas en muy variadas formas y ti-
pos. Es frecuente ver figuras superpuestas de diferente estilo y técnica de ejecución, esto
da pie para saber que el sitio fue ocupado en diversas épocas (Messmacher, op. cit.).
En el Cañón del Tetabejo, al sur del sitio de La Pintada, se encuentran los sitios Cueva
del Tetabejo, Tina del Tetabejo, sobresaliendo el sitio Tetabejo, un pequeño abrigo rocoso,
a la derecha de entrada al cañón sobre el arroyo. Son quince pinturas antropomorfas en di-

122 Arqueología en la frontera norte


ferentes actitudes, armadas con espadas y lanzas, a veces con sombreros y a caballo, que
se han identificado por sus vestimentas como los famosos soldados de cuera de fines del
siglo XVIII. Los colores utilizados son el rojo, blanco y negro. Las figuras miden en promedio
15 centímetros de largo por 10 centímetros de alto (Robles Ortiz, 1982), con un buen estado
de conservación. Otros sitios localizados y registrados en la Sierra Libre, en los municipios
de Hermosillo y Guaymas, son Tetabejo 1 al 13 y Abolio del 3 al 13 (Vigliani, 2011).
La cuenca del bajo río Yaqui, es una de las regiones menos conocidas para la arqueolo-
gía de Sonora, y cuenta con varios reportes de sitios con manifestaciones gráfico rupestres.
Por ejemplo, en el municipio de Soyopa, al sur de la cortina de la presa El Novillo, se regis-
tró el sitio Petroglifos Ejido La Estrella, dentro del área habitacional del ejido, grabados reali-
zados en dos bloques de roca ubicados a no más de 15 metros del río Yaqui. Se contabili-
zaron 62 representaciones entre las que destacan formas geométricas y antropomorfas
(Pérez-Reyes y Quijada, 2011a). En el municipio de Rosario de Tesopaco, los sitios con pe-
trograbados conocidos son: La Manita y La Piedra Escrita, mientras los sitios La Estanzue-
la, Cueva de los Muñecos y Los Diablitos tienen pinturas antropomorfas y geométricas.
En el territorio tradicional de los yoemes (yaquis), en el municipio de Cajeme se registró
el sitio Cerro Otamkawi, próximo al río. Los petrograbados se distribuyen en un frente roco-
so, de la ladera sur del cerro, abarcando la cima y parte de la pendiente. Aquí se pueden
observar más de 20 petrograbados realizados a través de la técnica de percusión formando
figuras antropomorfas, expresando el cuerpo humano de manera completa o parcial; geo-
métricas señaladas por líneas rectas, horizontales, inclinadas, cruzadas, rectángulos, trián-
gulos, círculos. En cuanto a los diseños zoomorfos, hay grabados de una tortuga y de una
iguana, estos animales existen en la región y la representación de la iguana, es frecuente
verla como parte de la decoración en las máscaras que los yaquis usan en sus danzas. Los
grabados del Cerro Otamkawi, es el primer sitio arqueológico, con estas características, re-
gistrado dentro del actual territorio tradicional yoeme (Pérez-Reyes y Quijada, 2011b).
La cuenca del río Mayo, en el sur de Sonora, ha sido estudiada desde hace años por el
Prof. Lombardo Ríos, habiendo localizado 56 sitios (Ríos Ramírez, 1991), Al describir la re-
gión del Mayo nos dice que está formada por los ríos Mayo, Cedros y Álamos, de los sitios
localizados un 90 por ciento, tienen petrograbados. Estos sitios se localizan en los munici-
pios de Álamos, Quiriego, Navojoa, Etchojoa y Huatabampo. El Prof. Ríos distinguen tres
zonas, la inferior comprendida entre el nivel del mar y los 100 msnm, formada por pendien-
tes suaves que forman un valle interno y fértil; la intermedia comprendida entre los 100 y
500 metros de altitud, formada por una topografía de mayor pendiente, siendo además el

Arqueología en la frontera norte 123


área donde los sitios con gráfica rupestre son más abundantes; y la alta ubicada entre los
500 a 2000 msnm, se caracteriza por sus fuertes pendientes y representa la parte de la Sie-
rra Madre Occidental. La parte intermedia entre el valle y la sierra, fue la que ofreció mejo-
res condiciones de habitación para los grupos protocahítas que poblaron estas regiones; es
además el área en donde se han localizado los sitios con mayor número de petrograbados
(Ibíd.:3).
En la parte alta del río Mayo, en el recorrido de superficie, realizado por el Arqlgo. To-
más Pérez Reyes y su equipo de trabajo, del proyecto de Salvamento Arqueológico de pre-
sa Pilares, en su fase de prospección, localizó y registro 44 sitios arqueológicos, de los cua-
les 10 sitios son de petrograbados, concentrándose siete de ellos en el área de Chorijoa, los
cuales son: Recodo de Guamuchilera, Huella de las Pilas, Grabados del Cerco de Ocoroni,
Grabados del Peñón, Grabados del Nacapul, Grabados del Verano, Grabados de Bobojari,
Grabados de Guamuchilera de arriba, Grabados de Chorijoa. Los otros tres, están aguas
arriba y son: Grabados de Satejaqui del Río, Grabados de Teguarachi 1 y Teguarachi 2. El
rango temporal que presentan los sitios tanto habitacionales y en asociación con los de pe-
trograbados deja ver una larga ocupación en esa región. El análisis de los materiales ar-
queológicos recuperados, en esa primera fase del salvamento, principalmente cerámicos,
en asociación a los grabados, se puede establecer, de forma tentativa, que los grabados
encontrados en la cuenca alta del Río Mayo, fueron realizados entre 200 a.C. y 1532 d.C.
Por otra parte, los diseños guardan una estrecha relación estilística y temática asociada al
Río Mayo como fuente vital y escenario ritual y leyendas que actualmente forman parte de
las tradiciones culturales de los habitantes que coexisten con el Río Mayo (Pérez-Reyes,
2015).
Otros sitios con petrograbados que reporta el Prof. Lombardo Ríos en la cuenca del río
Mayo son El Cerro Babucahui, Tehuelibampo (Fig. 23), Cueva de Teta Arco (pinturas), Arro-
yo de Conicárit, Núñez, Teachive en el municipio de Navojoa, y Munihuasa en el municipio
de Álamos. En el área del arroyo Promontorios menciona la existencia de los sitios de La
Higuera y la Cueva de Arrayanes, este último tiene pinturas rupestres (Ríos Ramírez, op.
cit.).
En la sección de la cuenca del río Fuerte, que corresponde al estado de Sonora, está el
arroyo de Cuchujaqui, a esta área el Prof. Ríos la ha denominado Cuchujaqui Sur, en donde
se localizan los sitios con petrograbados Cerco de Gómez, La Pila, Tetapuzari, El Álamo,
Palos Verdes, Las Peñitas, La Cuesta, Cerco de Camerino, Conejillos de la Pileta, El Vado,

124 Arqueología en la frontera norte


El Chapote, Vinatería (Ídem), con representaciones geométricas en la mayoría de ellos,
unas pocas antropomorfas y escasas zoomorfas.

Reflexiones finales
La información disponible hasta el momento, de los casi 250 sitios con gráfica rupestre, si-
tios con geoglifos, petrograbados y pinturas rupestres en Sonora, señala que se encuentran
distribuidos en toda la geografía del Estado, pero existen varias regiones en donde se con-
centran. Como, por ejemplo, en El Pinacate y las cuencas de los ríos Altar, Magdalena y
Asunción localizadas en el noroeste de Sonora, tienen un alto porcentaje de sitios única-
mente con petrograbados, en territorio de la Tradición Arqueológica de Trincheras. En las
regiones de Cucurpe, en la cuenca del río San Miguel y de Arizpe, en la cuenca del río So-
nora, en el norte-centro de Sonora, en la mayoría de los sitios con gráfica rupestre, las re-

Figura 23. Grabados en el sitio de Tehuelibampo.


Foto del autor.

Arqueología en la frontera norte 125


presentaciones tanto geométricas, antropomorfas como zoomorfas son pinturas. La Dra.
Beatriz Braniff (op. cit.), menciona en su tesis doctoral que la región de Cucurpe, vecina al
oriente de la Tradición Arqueológica de Trincheras, funcionó como frontera cultural, al consi-
derársele como parte de la Tradición Arqueológica Río Sonora.
En la cuenca del río Moctezuma, al oriente del territorio sonorense, en los municipios de
Cumpas, Moctezuma, Tepache y San pedro de la Cueva hay sitios tanto con pinturas rupes-
tres como con petrograbados, pero nunca juntos en el mismo sitio.
Las pinturas rupestres, en el municipio de Hermosillo, se encuentran sobre acantilados,
abrigos y cuevas, siendo los colores más comunes el rojo, blanco y negro, es aquí donde se
encuentra el sitio más conocido La Pintada. Las manifestaciones gráfico rupestres parecen
estar asociadas más a los grupos de cazadores-recolectores, que sobrevivieron aún des-
pués del momento del contacto con los españoles, pues inclusive pintaron hombres a caba-
llo.
Por otro lado, en la región de Yécora, de los 13 sitios con gráfica rupestre, 11 son de
pinturas rupestres y solo en dos hay petrograbados, pero aquí, todavía no se han realizado
estudios arqueológicos, que nos pudieran dar una idea de su cronología o a que tradición
arqueológica pudieran pertenecer. Lo mismo podemos decir para el área de los yoemes
(yaquis).
En la cuenca del río Mayo, que corresponde al sur de Sonora, en su parte alta, las figu-
ras guardan una relación temática asociada al río, como fuente vital y escenario ritual de los
habitantes (Pérez-Reyes, 2015), macurawe (guarijios) que actualmente viven en las márge-
nes del río Mayo. Pero por las características de algunas de las manifestaciones gráfico ru-
pestres reportadas por el Prof. Lombardo Ríos, las de tipo geométrico, por lo general, pare-
cen tener una relación con los petrograbados que se conocen en la cuenca del río Fuerte,
en el norte de Sinaloa.
Para el año de 2020, se sabe de la existencia de casi doscientos cincuenta sitios
con gráfica rupestre en el territorio sonorense. Algunos de ellos solamente tienen unas
cuantas figuras, otros cuentan con cientos de ellas. La mayoría de los grabados y las pintu-
ras se pueden agrupar, como sabemos, en tres grandes apartados: figuras antropomorfas,
zoomorfas y geométricas, pero no se debe descartar las figuras naturalistas y las fitomorfas,
siendo escasas, pero están presentes. En ocasiones se observan figuras sobrepuestas, no-
tándose las diferencias de estilo y técnica de ejecución, los hay de pocos centímetros de
altura, en cambio algunos se miden por metros, a veces son figuras aisladas, en otras oca-
siones forman verdaderos murales, ya que son conjuntos de varios metros cuadrados, exis-
tiendo uno de casi diez metros cuadrados. En muchos de estos sitios con gráfica rupestre,

126 Arqueología en la frontera norte


no se han realizado excavaciones, para tener una idea de su antigüedad, además es raro
observar materiales arqueológicos, asociados a los grabados o pinturas, para saber a qué
tradición arqueológica pudieran pertenecer. Estamos seguros de que, en años futuros, más
investigadores en el norte de México, se interesarán por este tema.
En el caso de la Gráfica Rupestre en Sonora, es tan solo una muestra de la riqueza
cultural de los pueblos originarios del noroeste mexicano.

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