Está en la página 1de 8

Pregunta problema

¿Cuáles fueron las dinámicas de intercambios desarrollada por los grupos indígenas
asentados en la cuenca del Rio Guamez -Putumayo?

Metodología

La metodología de investigación está dirigida a definir la existencia de elementos


pertenecientes a la cultura material prehispánica y otros objetos adyacentes en el área de
estudio. La cual está definida en 3 km2, Rio Guamez en el departamento Putumayo.
Para dar cumplimiento al objetivo central de la investigación se hace necesario el desarrollo
de una serie de técnicas, descritas a continuación:
Ningún yacimiento excavado puede ser reconstruido: una vez excavado, ha
desaparecido para siempre y tan solo existe en tus fichas de registro, tus anotaciones,
tus informes, fotografías, publicaciones y archivos. Por ello es imprescindible excavar
siempre siguiendo una metodología rigurosa (Burka, Smith & Domingo, 1994, p.164)”

1. Durante los recorridos, se realizará una inspección del área con el fin de realizar
recolecciones superficiales, que permita un análisis de paisaje para así identificar
modificaciones en el terreno como aterrazamientos, montículos o depresiones que
sugieran actividades antrópicas pasadas. Así mismo en el caso de realizar hallazgos
de éste tipo se procederá a su registro por medio de fotografía.

2. Una vez se haya delimitado las áreas de alto potencial en el sitio, se procederá
hacer barrenos a un intervalo de 40 metros de distancia entre ellos, para llevar a
cabo pruebas poco destructivas del material. Con el fin de caracterizar la
estratigrafía de las áreas de excavación, y determinar dónde se haya concentrado el
material arqueológico, se genera una estrategia de ubicación y forma de prospección
que permita maximizar el tiempo y los recursos, sin sacrificar un correcto registro
de los contextos arqueológicos que puedan existir en el área.

3. Con lo anteriormente descrito, en caso de identificar contextos arqueológicos se


procederá a realizar una prospección en polígonos establecidos por densidades de
material. La  proyección de los pozos de sondeo, que cubra la totalidad de los
polígonos a estudiar en el área que se exploraran durante el desarrollo de este
trabajo. Los sondeos, estarán distanciados uno del otro cada 20 metros, con una
dimensión de 40 x 40 cm, la profundidad estará definida por el nivel freático, la
capa estéril, o ausencia de material cultural.
4. La evidencia arqueológica recuperada será guardado en bolsas plásticas, y estas
serán rotuladas de acuerdo con la numeración del pozo, nivel y resultado.

5. Para la recolección de la información se diligenciarán fichas de registro en las que


se consignará información relacionada con los niveles, materiales y breves
descripciones de la estratigrafía del pozo.

Fase de laboratorio

En lo correspondiente a la etapa de limpieza de los materiales arqueológicos hallados


durante la etapa de campo, el análisis y clasificación se dará acuerdo al tipo de material:
cerámica, líticos, restos óseos entre otros), con el objetivo de estandarizar la información
con base a criterios que permitan dar herramientas de análisis para el desarrollo de la
problemática de investigación.
1. Lo correspondiente a la clasificación de la cerámica, los fragmentos serán lavados y
secados sin causar afectación en el engobe, pintura, aplicaciones e incisiones.
2. En lo concerniente al material lítico que sea rescatado en la fase de campo, éste
será clasificado de acuerdo con los parámetros que Andrefsky (1998) describe en su
manual de lítica, para lo cual se enfoca en la función de los líticos haciendo un
análisis de la pieza en cuanto a su morfología, función y uso.
En cuanto a la interpretación de los datos, se tendrá en cuenta la distribución y rasgos, con
el fin de realizar discusiones los resultados obtenidos con otras investigaciones. Así mismo
todos los resultados de las clasificaciones de material cultural serán tabulados y analizados
estadísticamente con el fin de determinar dispersión, tipo y asociación del material cultural
con el fin de identificar contextos domésticos.
Antecedentes arqueológicos

Actualmente, Putumayo es una de las regiones más sondeadas en procesos de explotación


de hidrocarburo, que consigo ha contribuido a financiar investigaciones relacionadas con
arqueología preventiva. Esto ha permitido ampliar el espectro de exploración acerca de las
dinámicas ocupacionales de sociedades prehispánicas.
Por lo tanto, es un referente importante en cuanto a grupos prehispánicos concierne,
asentados a lo largo y ancho de la región de la Amazonia. La información hallada da
indicios de sociedades alfareras con gran desarrollo en técnicas estilistas de cerámica;
algunos investigadores mantienen la hipótesis que el Holoceno temprano fue el periodo en
el que se llevaron a cabo parte de las migraciones poblacionales en la zona (Castañeda,
2009); otros en cambio, proponen que a partir del 500 a.C. se daría el inicio de la
colonización desde la llanura amazónica hacia el piedemonte (Hernandez, 2007)
Por su parte, en el año 1776 d.C. se realizan las primeras investigaciones descriptivas de la
cultura material correspondiente a los grupos arqueológicos de las regiones del Alto
Amazonas, Alto Caquetá y Alto Magdalena, planteando la viabilidad de una relación y
continuidad entre los grupos responsables del modelado de San Agustín y los del Alto
Caquetá (Santa Gertrudis, 1994). Así mismo se empieza hablar acerca de una red de
concesiones entre los grupos humanos del alto Magdalena y alto Amazona atreves de una
frontera fluida, la que estaba comprendida por los ríos Caquetá y Putumayo.
Siguiendo este orden de ideas (Roosevelt, 1991) afirma que los grupos que habitaron las
orillas de los grandes ríos se caracterizaban por altas concentraciones poblacionales, aldeas
de gran tamaño, agricultura intensiva y sistemas políticos jerarquizados, responsables de
organizar la producción y redistribución de recurso. Por tal motivo las sociedades
establecidas en esta parte de la región se mantienen la certeza del buen manejo de recursos
naturales, así mismo se conoce que a lo largo y Ancho del piedemonte amazónico se han
hallado evidencias acerca macro-restos vegetales y animales que permiten acercarnos a
plantear hipótesis.
De ahí que, (Caro y Bonilla 2005) hace referencia a la gran concentración poblacional
que se había concentrado en las riberas de los ríos, mientras que las zonas interfluviales
habrían sido ocupadas por pequeños grupos de cazadores recolectores nómadas, por lo que
es posible hablar de una amplia red de movilidades dentro de la Región Amazónica.
En consecuencia, las investigaciones llevadas a cabo en la cuenca del río Guamuez –
terrazas ubicadas próximas al curso del río-, se recuperó evidencias de ocupaciones
humanas correspondientes a fragmentos cerámicos con superficie corrugada, característica
relacionada a la fase Sombrerillos de San Agustín y Pastaza del oriente de Ecuador
(Hernandez, 2007; Zuluaga, 2001).
Dentro de las investigaciones llevadas a cabo siempre ha existido la evidencia acerca de la
amplia red de movilidad que tenían estos grupos indígenas, a lo que trae a colación Llano y
Alarcon, en las investigaciones denominada “Por los caminos del alto Caquetá”, en el que
se realiza un rastreo a partir de las características de la manufactura de la cerámica de la
región.
De esta manera identificamos tres complejos con sus respectivas unidades cerámicas: valle de
las papas, santa Rosa y Mocoa. Posteriormente los complejos cerámicos se compararon entre
sí para apreciar sus semejanzas y diferencias y con los materiales encontrados en regiones
vecinas del altiplano de Nariño, alto Puturnayo, Medio Caquetá, alto Magdalena y la alta
Amazonia ecuatoriana y peruana. (Llano y Alarcon,2000).

Lo anterior evidencia una amplia red de movilidad entre los grupos indígenas del alto
magdalena, Caquetá y la amazonia, manteniendo la hipótesis de que la región del Alto
Caquetá fue una ruta migratoria de grupos de tradición cultural agustiniana que migraron
hacia la región selvática amazónica (Duque, 1966; Reichel-Dolmatoff, 1975).
Otros investigadores han planteado la estrecha similitud en las evidencias halladas entre la
región del Alto Magdalena y el piedemonte amazónico, partiendo de similitudes
iconográficas entre ellas, partiendo de la representación de felinos y diseños con
características similares en el arte rupestre que pueden hallarse en áreas próximas a
afluentes, similares a la estatuaria de San Agustín (Hernandez, 2007).
Gran parte del arte rupestre del país no cuenta con una temporalidad que asocie
directamente a alguna cultura. Fundamentalmente, la ubicación de dichas expresiones
puede corresponder a las áreas de influencia por grupos humanos prehispánicos, más no
pertenecer directamente a su elaboración, por lo tanto utilizar el arte rupestre como
variable para entender dinámicas culturales del pasado puede llevar a interpretaciones
erróneas de las mismas (Inerco, 2017)
Las investigaciones realizadas acerca de rastrear el origen de los grupos humanos asentados
en la región amazónica han brindado datos relevantes, extraídos de la cerámica que
permitió construir hipótesis acerca de la cronología, por lo cual sugieren dos fases: 1. entre
2000 y 800 AP (50 a.C.-1150 d.C.) corresponde a grupos humanos con patrón de
asentamiento disperso que posee similitud; 2. Entre 800 y 200 AP (1150 d.C-1750 d.C.), la
cual predomina el carácter disperso, pero con mayor intensidad. De acuerdo a la
investigación, se carece de datos suficientes para diferenciar la existencia de múltiples
técnicas agrícolas (Gnecco, 2003).
De acurdo con lo investigado en la región, hay una capa de ocupación muy intensa pero se
plantea que estos grupos indígenas era muy notable la existencia de migraciones, así como
lo afirma (Rubiano 2004):
El patrón de asentamiento de estos grupos inicialmente fue disperso, en debido a un
proceso de colonización del piedemonte de la llanura amazónica alrededor del 140
a.C.; aunque la fecha resulta ser problemática, si se comparan con otras obtenidas
cerca al área de estudio, lo que indicarían un tiempo de ocupación de unos 1600 años.

En relación a lo anterior, la cerámica identificada en áreas como Villa Garzón, Puerto


Caicedo y Mocoa (Putumayo), han sido asociados con la tipologia Mocoa café, en otros
casos con decoración y en otros no (Bonilla, 2009; Patiño, 2007). Este complejo estaría
asociado como un tipo de carácter doméstico.
A través de la evidencia cerámica correspondiente en la región, tenían relaciones a grandes
distancias hacia la Amazonia y no los Andes como pensaban en un comienzo (Rubiano
2015) partiendo de ahí se conserva gracias a la aparición del Complejo Mocoa distribuido
parcialmente por todo la Amazonia, por lo que ha obtenido el nombre de “tradición
corrugada de la Amazonía”; por tener como características estilísticas: corrugado,
impresión vegetal o textil.
Con relación a esto María victoria Uribe y un grupo de investigadores hallaron cerámica
corrugada; al otro lado de la frontera, el ecuatoriano Pedro Porras encontró un complejo
con características similares que asocio al periodo Pastaza. Así mismo con el desarrollo de
otros trabajos se han encontrado más colecciones del tipo corrugado asi como lo menciona
(Duarte 2015): en el Ecuador en los ríos Chinchipe, Zamora, Upano, Napo, para el Perú en
los afluentes del río Marañon con las fases Retema y Triguillo, en Brasil en el estado de
Sao Paulo o en el Orinoco en el complejo Guaribe, o en el Alto Caquetá (Llanos y Alarcón
2000).
“La importancia de dicho complejo, (…) radica en que aporta información
valiosa a las interesantes discusiones en torno a las migraciones y movilidades
de los grupos indígenas en la región, respecto a su procedencia de las zonas
del piedemonte selvático del Ecuador.” (E. Cifuentes 2003, 5)
En la cuenca del río Guamuez, en terrazas próximas a cuencas hídricas, se identificaron
evidencias de ocupación de grupos agro alfareros correspondientes a fragmentos cerámicos
con superficie corrugada, característica relacionada a la fase Sombrerillos de San Agustín y
Pastaza del oriente de Ecuador (Hernandez, 2007), (Zuluaga, 2001).
Por tal motivo el complejo Mocoa es un referente para tener en cuenta al realizar un rastreo
espacial de las evidencias dejadas por los grupos prehispánicos, a pesar de ello no tiene
modelo de la conducta de los grupos indignas que utilizaron los diferentes ríos de la región
como un sistema de conexiones fluviales.

Bibliografía

Rubiano, Ezequiel.
2015. Una terraza en el Putumayo con 3400 años de historia: Monitoreo arqueológico del
movimiento de tierras del proyecto "Incremento de capacidad de almacenamiento de
estación Orito (Putumayo)". Bogotá: Salgado, Meléndez & Asociados Ingenieros
Consultores S.A.; ECOPETROL.

Llanos, Héctor, y Jorge Alarcón.


2000. «Por los Caminos del Alto Caquetá.» Editado por FIAN. Boletín de Arqueología 15,
nº 1: 3-59.

Cifuentes, E.
2003. Prospección y reconocimientos arqueológicos del predio Dev 4, municipio de Orito,
Putumayo. Bogotá: Fundación Huairasach.
Castañeda, A.
2009. Estudio arqueológico exploratorio del Bloque Platanillo. Municipio de Puerto Asís,
departamento del Putumayo. Auditoría Ambiental, Amerisur Resources. Bogotá: Instituto
Colombiano de Antropología e Historia.

Hernandez, J.
2007. Monitoreo arqueológico perforación exploratoria Platanillo-1 (Puerto Asís,
Putumayo), Tenax y Tempranillo (Aipe-Huila). Ecopetrol. Bogotá: Instituto Colombiano de
Antropología e Historia (ICNAH).

Santa Gertrudis, F.
1994. Comisión preparatoria para el V centenario del descubrimiento de América. Bogotá:
Instituto Colombiano de Cultura.

Caro, B.
2005. Plan de manejo ambiental para la prospección sísmica 3D Sparse-Spaced Orito
West 2005 área CPI Orito, componente arqueológico, departamento de Putumayo. Bogotá:
Instituto Colombiano de Antropología e Historia.

Hernandez, J.
2007. Monitoreo arqueológico perforación exploratoria Platanillo-1 (Puerto Asís,
Putumayo), Tenax y Tempranillo (Aipe-Huila). Ecopetrol. Bogotá: Instituto Colombiano de
Antropología e Historia.

Zuluaga, J.
2001. Monitoreo arqueológico a la construcción de la linea de interconexión eléctrica a
35,4 Kv entre El Yarumo-La Hormiga y El Yarumo-Orito en el departamento del
Putumayo. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia.

Llanos, H., & Alarcón, J.


2000. Por los caminos del Caquetá (Vol. 1). Bogotá: Fundación de Investigaciones
Arqueológicas Nacionales, FIAN.
Duque, L.
1966. Exploraciones Arqueológicas en San Agustín. En: Revista Colombiana de
Antropología, Suplemento(14).

Reichel-Dolmatoff, G.
1975. Estratificación cerámica de San Agustín Colombia. Bogotá: Banco Popular.

Inerco.
2017. Ejecución del plan de manejo arqueológico para la plataforma multipozo Pomorroso.
Municipio del valle del guamez, departamento del Putumayo.

Gnecco, C.
2003. Uso prehispánico del espacio en Descanse y Yunguillo, Alto Caquetá. Bogotá:
Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, FIAN

Rubiano, J. C.
2004. Contextualización regional de dos fechas de carbono en el municipio de Orito-
departamento del Putumayo: análisis de dos periodos de asentamiento. Petrominerales,
Fundación Kunisia. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia.
Bonilla, M.
2009. Prospección arqueológica del oleoducto Uchupayaco Santana. Municipio de
Villagarzón, Puerto Caicedo y Puerto Asís. Departamento del Putumayo. Grantierra,
Gesam. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia.

Burke, Smith & Domingo. Manual de campo del arqueólogo 1994. p.164

También podría gustarte