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LA ARMADURA DE DIOS, SU SIGNIFICADO Y CÓMO USARLA

Efesios 6 es el último capítulo de la carta de Pablo a los Efesios y en los


versículos 10 al 18 él los anima a permanecer firmes en el Señor. Él sabía que
como cristianos, nos enfrentamos a una guerra espiritual intensa y debemos
estar preparados. Pablo habla sobre la armadura de Dios, las herramientas que
Dios da a sus hijos para que podamos vencer los ataques del diablo.

Al vestirnos y usar la armadura de forma efectiva podremos hacer frente a todas


las trampas del maligno y saldremos victoriosos. Veamos lo que Efesios 6:10-
18 nos dice sobre la armadura de Dios, para qué sirve y cómo debemos usarla.

Efesios 6:10-18

10 Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor.


11 Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las
artimañas del diablo.
12 Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra
autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra
fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.
13 Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día
malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.
14 Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la
coraza de justicia,
15 y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz.
16 Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar
todas las flechas encendidas del maligno.
17 Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios.

18 Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse


alerta y perseveren en oración por todos los santos.
(Efesios 6:10-18)

Preparándonos para la batalla

(...) Fortalézcanse con el gran poder del


Señor. Pónganse toda la armadura de
Dios para que puedan hacer frente a las
artimañas del diablo.

(Efesios 6:10-11)

Lo primero es fortalecernos en el
Señor. ¡De él viene nuestra fuerza! Esta llega cuando reconocemos que
dependemos de Dios, le buscamos en oración, leemos su Palabra y escuchamos
su voz.

Luego debemos vestirnos, tomar la armadura y ponérnosla. Esto requiere


iniciativa, una acción de nuestra parte y una decisión: no me enfrento con mis
propias fuerzas sino que uso las armas que Dios me da. Es un acto de humildad y
de confianza total en el poder de Dios y en su sabiduría.

Jesús ya venció al diablo en la cruz, la batalla final está ganada. Sin embargo, nos
enfrentamos a batallas espirituales cada día y debemos hacerlo con las armas que
Dios nos da, no con nuestro intelecto o con nuestras fuerzas físicas. Esta es una
lucha espiritual y nuestro adversario, el diablo, es astuto e intentará desanimarnos
en nuestro andar con Cristo. Usando bien las armas que Dios nos da,
venceremos.

La guerra espiritual

Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra
autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra
fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse
toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir
hasta el fin con firmeza.

(Efesios 6:12-13)

La realidad es que estamos en una lucha espiritual constante, nos guste o no.


En 1 Pedro 5:8-9 dice:

Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda


como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes
en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma
clase de sufrimientos.

(1 Pedro 5:8-9)

Somos llamados a resistir, a estar preparados para el ataque y firmes en la fe. Es


una lucha intensa, pero Dios no nos deja indefensos. Él provee la armadura que
necesitamos para vencer. ¡Sólo tenemos que ponerla y usarla!

Debemos tener en cuenta que es una armadura, no varias, y debemos llevarla en


su totalidad ya que nos equipa para hacer frente a todos los ataques del diablo. No
nos ponemos hoy el casco y mañana el escudo. ¡No! Los soldados se preparan
con toda la armadura cuando salen a la batalla y nosotros, como buenos soldados
de Jesús debemos hacer lo mismo.

Al usar todas las armas que Dios nos ha provisto, estaremos protegidos y
listos para la batalla. Esa es la forma en la que resistiremos firmemente hasta el
fin, hasta que estemos con Jesús por la eternidad.

El significado de la armadura de Dios

Veamos una corta descripción de cada una de las partes de la armadura que Dios
ha puesto a nuestra disposición.

1. El cinturón de la verdad

Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad...

(Efesios 6:14 a)

El cinturón que llevaban los soldados era bastante ancho. Servía para mantener la
túnica interior en su lugar a la vez que protegía y daba soporte al cuerpo. De esa
misma forma, el cristiano debe conocer la verdad sobre quién es en Jesús y vivir
una vida íntegra que honre su posición en Cristo.
El diablo intentará engañarnos con sus mentiras para que fallemos, dudemos o
comprometamos nuestra identidad. Debemos permanecer firmes en la verdad de
que somos hijos de Dios, transformados por él y salvados de la muerte eterna.
Nada ni nadie nos arrebatará de su mano (Juan 10:28).

Cómo usar el cinturón: Llena tu mente y tu corazón con la verdad de la palabra


de Dios. Cultiva una amistad profunda con Dios a través de la oración. Fortalece tu
espíritu cada día alabando a Dios y pasando tiempo con él. Vive una vida íntegra y
sé veraz en todas tus acciones y palabras.

2. La coraza de la justicia

...protegidos por la coraza de justicia...

(Efesios 6:14 b)

La coraza iba enganchada al cinturón y protegía órganos vitales. Una herida en el


pecho puede ser mortal y por eso el soldado debe cubrirlo bien. Así mismo
debemos vestirnos con la justicia de Dios que tenemos a través de Jesús. Somos
justificados por nuestra fe en Cristo (Romanos 5:1-3). La batalla contra las
tentaciones y el pecado no la ganamos por nuestra propia justicia. La ganamos
recordando quiénes somos en Jesús y manteniéndonos firmes en esa realidad.

Cuando Dios nos mira él ve a Jesús en nosotros. Nosotros también debemos


enfocarnos en la obra de Dios en nuestras vidas. Necesitamos mantener nuestros
ojos puestos en Jesús, no en nuestro pasado sin él, en nuestras emociones o en
los errores que cometemos.

Cómo usar la coraza: ¡Recuerda tu identidad en Cristo! Gracias a él has sido


justificado y perteneces a Dios por la eternidad. No creas las acusaciones del
enemigo cuando trae a tu mente los pecados del pasado como si definieran tu
presente. Tampoco creas cuando te dice que no puedes vencer una tentación.
Pide a Dios que te ayude a verte como él te ve, a recordar el poder que él te
concede para vencer y a actuar siempre como él desea que lo hagas.

3. El calzado para proclamar el evangelio de la paz

...y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz.

(Efesios 6:15)

Los pies necesitan estar bien protegidos para avanzar en la batalla. El enemigo
puede colocar objetos cortantes o trampas para hacernos caer y evitar que
avancemos. Su meta es impedir que salgamos a proclamar el evangelio de la paz.
Puede atacar con tentaciones, complejos, sentido de inferioridad, ansiedad, gente
que se burla... la lista es larga. Pero en Cristo nuestros pies están firmes y
dispuestos para llevar el evangelio de la paz. Damos pasos y ganamos terreno
(vidas) para el reino de Dios porque él nos capacita y porque nosotros mismos
hemos experimentado su paz.

El reino de Dios es uno de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos


14:17). Ese es el mensaje que debemos proclamar. Sí, es cierto que es una
guerra, pero las armas que Dios nos da no son de este mundo y pueden parecer
ilógicas. No ganamos imponiendo o alterándonos; ganamos viviendo llenos de su
paz y llevándola a todos los que nos rodean.
Cómo usar el calzado: Permite que la paz de Dios llene tu corazón cada día.
Pasa tiempo con Jesús y fortalece tu espíritu. No dejes que las trampas del
enemigo impidan tu avance y efectividad. Afirma tus pies, pide a Dios que te de
valentía y comparte su evangelio de paz con todos los que te rodean.

4. El escudo de la fe

Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas
las flechas encendidas del maligno.

(Efesios 6:16)

Aquí Pablo no solo menciona la parte de la armadura sino que también nos dice
para qué la usaremos. El escudo al que se refiere era uno grande que cubría y
protegía toda la parte delantera del soldado. Era resistente y estaba cubierto de
cuero porque a veces el enemigo atacaba con flechas encendidas y el cuero
actuaba como aislante protector.

Con el escudo de la fe podemos apagar todas las flechas que nos dispara el


maligno. El ataque del diablo puede venir de cualquier lugar, por eso es importante
estar alerta para poder colocar el escudo en el lugar preciso y protegernos.

Una de las armas que el diablo usa con frecuencia es la duda. Nos incita a dudar
del poder, el amor o la bondad de Dios. Al ejercitar nuestra fe y afirmarnos en lo
que sabemos sobre Dios y su obra en nosotros, esos ataques pierden su
efectividad y avanzamos en nuestro andar con Jesús.

Cómo usar el escudo: Alimenta tu fe leyendo y memorizando la palabra de Dios,


pasa tiempo con Dios. Llena tu mente de la verdad sobre él y sobre quién eres en
él para que puedas usar esa verdad cuando lleguen las dudas.

Aprende un poco más sobre qué es la fe.

5. El casco de la salvación

Tomen el casco de la salvación...

(Efesios 6:17 a)

El casco protege la cabeza. Nuestra mente debe estar llena de la certeza de


nuestra salvación. Hemos de vivir cada día la vida que Dios quiere que vivamos
como hijos suyos, anclados en esa certeza y con nuestros corazones llenos de
gratitud.

Somos «linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a
Dios, para proclamar las obras maravillosas de aquel que nos llamó de las
tinieblas a su luz admirable» (1 Pedro 2:9). Esa es nuestra realidad y ese es
nuestro propósito. No permitamos que el diablo ponga en nuestras mentes dudas
sobre nuestra salvación. Somos salvos por la fe en Cristo (Gálatas 3) y nadie nos
puede arrebatar esa salvación.

Cómo usar el casco: Recuerda que eres salvo por la fe en Jesús y eso nadie lo
puede cambiar. Vive en confianza y en obediencia la vida que Jesús desea para ti.
Combate con la palabra de Dios las dudas sobre tu salvación o las tentaciones a
sentir que no mereces su amor o su perdón. Él te ama, te salvó y eres suyo por la
eternidad.

6. La espada del Espíritu

...y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.

(Efesios 6:17 b)

Esta es la única arma de ataque, las otras son armas de defensa. La espada sirve
tanto para la defensa como para atacar al enemigo. La palabra de Dios alumbra
nuestro camino (Salmo 119:105) y nos ilumina con la enseñanza del evangelio.
Con la espada del Espíritu nos defendemos y hacemos frente a los ataques del
enemigo (mentiras, engaños). A la misma vez, atacamos con la verdad.
Recordemos el ejemplo de Jesús cuando fue tentado, cómo usó la palabra de
forma efectiva para vencer las tentaciones del diablo (Mateo 4).

Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier


espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta
la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.
(Hebreos 4:12)

Combatimos los malos pensamientos, las dudas y las enseñanzas falsas llenando
nuestra mente con el mensaje de la Biblia. El diablo intentará engañarnos. Sin
embargo, cuando conocemos bien la palabra de Dios nos mantenemos firmes en
la verdad y continuamos activos en la batalla sin temor.

Cómo usar la espada: Estudia la Biblia, memorízala, aprende a usar la palabra


de verdad de forma efectiva. Combate las mentiras con la verdad bíblica. Guarda
la palabra de Dios y vive una vida acorde a lo que Dios te pide.

La importancia de la oración

Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse


alerta y perseveren en oración por todos los santos.

(Efesios 6:18)

El soldado cristiano se prepara para la batalla, se fortalece y recibe sus órdenes a


través de la oración. La comunicación con Dios, nuestro Comandante, debe ser
constante para fortalecernos y recibir sus instrucciones con la estrategia que
debemos seguir.
No solo debemos orar por nuestras luchas, retos o dificultades. También debemos
apoyar a nuestros hermanos en oración. Si vemos a algún hermano luchando
contra un pecado o duda, o si está pasando por sufrimiento o persecución, es
nuestro deber apoyarlo con nuestras oraciones y animarlo.

¿Quieres vencer en esta guerra espiritual? Vístete cada día con la armadura de
Dios, pasa tiempo en oración delante de él, estudia su palabra y mantente alerta
frente a los ataques del enemigo.

6 COSAS QUE LA BIBLIA DICE SOBRE LA GUERRA ESPIRITUAL

La Biblia dice que hay una guerra espiritual entre las fuerzas del maligno y el
ejército de Dios. No es una batalla que sucede únicamente en las altas esferas,
sino que afecta la vida de todas las personas: unos sirven a Dios y otros están
bajo el yugo del diablo. Los hijos de Dios necesitan entender la importancia de
estar preparados para combatir pues la guerra es real.

El diablo busca desanimar a los creyentes y hacerlos poco efectivos en la


proclamación del Evangelio. En cuanto a los no creyentes, su táctica es la de
mantenerlos alejados e indiferentes espiritualmente. Él quiere impedir que
respondan a la evidencia del poder de la gloria de Dios que los rodea.

El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean
la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
(2 Corintios 4:4)

Dios capacita a sus hijos para vencer y llevar su reino dondequiera que van.
La batalla pertenece al Señor (2 Crónicas 20:15). Para obtener la victoria es
necesario estar lleno del Espíritu Santo y usar las armas espirituales que Dios
mismo ha provisto.

Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas
del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra
poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de
tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.
(Efesios 6:11-12)

1. El enemigo es el diablo

Ten siempre en mente que el enemigo final es el diablo. Aunque las personas te
ataquen, ellas no son tu verdadero enemigo. Tampoco lo son las circunstancias o
tu mente. Todo eso es utilizado por el diablo y sus huestes para tentarte,
desanimarte o agobiarte.

Claro está, tú tienes una gran responsabilidad. Debes permanecer alerta


venciendo activamente las tentaciones y manteniéndote firme en el
Señor porque el diablo no descansará en su intento por hacerte caer.

Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda


como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes
en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma
clase de sufrimientos.
(1 Pedro 5:8-9)

Tú eres responsable de alimentar y


cuidar tu vida espiritual. El diablo
intentará robarte el gozo del Señor, pero
debes recordar que en Cristo tienes la
victoria. No olvides que nadie podrá
arrebatarte jamás la vida abundante que
Dios te da.

El ladrón no viene más que a robar, matar


y destruir; yo he venido para que tengan
vida, y la tengan en abundancia.

(Juan 10:10)

2. La batalla interna empieza en la mente.

Debes dar un cuidado especial a tu mente velando tus pensamientos, lo que lees,
lo que miras. El enemigo es astuto e intenta poner pensamientos contrarios a la
verdad del Señor. El desánimo, la baja autoestima, la ira o el enojo, los celos, la
lujuria... todos comienzan en la mente. Si quieres tener victoria sobre el pecado y
vencer en la batalla espiritual, presta atención a tus pensamientos. Llénate del
Espíritu Santo y rechaza los pensamientos que no vienen de Dios.

La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene


del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues
no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la
naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.
Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa, sino según el
Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y, si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
(Romanos 8:6-9)
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación
de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable
y perfecta.
(Romanos 12:2)
Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo
lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo
que sea excelente o merezca elogio.
(Filipenses 4:8)

Llénate del Espíritu Santo cada día y lograrás vencer los deseos de la carne y
los pensamientos que no vienen del Señor. ¡Vive por el Espíritu y experimenta la
victoria en Cristo en todo momento!

Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza
pecaminosa. Porque esta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea
lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no
pueden hacer lo que quieren.
(Gálatas 5:16-17)

3. Dios te equipa con armas espirituales

Lo quieras o no, estás en una batalla espiritual. Aunque intentes ignorar esa
realidad, tarde o temprano tendrás que decidir si participas activamente o no
haciendo frente a las tretas del enemigo. Sin embargo, no lucharás con armas
físicas sino con las armas espirituales que Dios te da. Vences cuando las usas
correctamente, dejándote guiar por el Señor y estando lleno de su poder.

Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo.


Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino
para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se
someta a Cristo.

(2 Corintios 10:3-5)

El mundo intentará dañar tu testimonio y tu reputación. El diablo se esforzará en


debilitarte física y espiritualmente para que dudes del poder o hasta de la
existencia de Dios. ¿Cómo harás frente a esos ataques? ¡Empleando la armadura
de Dios! Es efectiva para protegerte de todos los ataques del enemigo. Utilízala
con la sabiduría que Dios te da y comienza a vivir en victoria para la gloria de
Dios.

Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día
malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. Manténganse firmes, ceñidos con el
cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la
disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el
escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del
maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la
palabra de Dios.

(Efesios 6:13-17)

El significado de la armadura de Dios y cómo usarla

La noche está muy avanzada y ya se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las
obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz. Vivamos
decentemente, como a la luz del día, no en orgías y borracheras, ni en inmoralidad
sexual y libertinaje, ni en disensiones y envidias. Más bien, revístanse ustedes del
Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza
pecaminosa.
(Romanos 13:12-14)

4. La batalla se pelea con oración y fe

La oración y la fe van mano a mano. Oras a Dios porque confías en su poder y


estás seguro de que él obrará. Sabes que la vida eterna es tuya y ese
conocimiento activa tu fe y tu vida de oración. ¡Esa es la gran victoria! Aun en
medio de las luchas y los sufrimientos de la vida, en Cristo ya eres vencedor y
estarás con él por toda la eternidad. No desmayes.

Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que
vence al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree
que Jesús es el Hijo de Dios?

(1 Juan 5:4-5)
Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y
por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos.
(1 Timoteo 6:12)
Qué es la vida eterna según la Biblia

Pídele a Dios que te proteja del maligno y de sus trampas. Jesús mismo nos
mostró en la oración del Padre nuestro lo importante que es pedir la intervención
del Padre ante los ataques del diablo. «Y no nos dejes caer en tentación, sino
líbranos del maligno» (Mateo 6:13).

Les aseguro que, si tienen fe y no dudan (...), podrán decirle a este monte:
“¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará. Si ustedes creen, recibirán todo lo
que pidan en oración.

(Mateo 21:21-22)

5. En Dios tienes autoridad y protección

Tu autoridad viene de Dios y debes utilizarla de forma responsable, actuando


siempre como lo haría Jesús. Él es el mejor ejemplo a seguir en cada situación. La
autoridad en el Señor te hará efectivo para proclamar el mensaje del Evangelio y
traer la manifestación del reino de Dios a tu región y a donde quiera que Dios te
envíe.

Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: Se me ha dado toda autoridad en el


cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro
que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

(Mateo 28:18-20)
Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. Sí, les he dado
autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder
del enemigo; nada les podrá hacer daño. Sin embargo, no se alegren de que
puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos
en el cielo.
(Lucas 10:18-20)

Debes librar cada batalla y luchar contra toda adversidad con la autoridad que
Jesús te da. En su fuerza y con su autoridad ganarás almas. No temas ni seas
tímido, lleva el mensaje de salvación en su nombre y verás que sucederán
grandes cosas para la gloria del Señor.

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de


dominio propio.
(2 Timoteo 1:7)
Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis
testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de
la tierra.

(Hechos 1:8)

6. Ya sabes quién gana

El diablo intentará engañarte para que creas que su poder es mayor que el de
Dios. ¡Eso es mentira! En 1 Juan 4:4 leemos lo siguiente:

«... porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo»
(1 Juan 4:4b).
¡Dios es el único Todopoderoso! De hecho, el diablo solo puede hacer lo que
Dios le permite hacer como podemos observar, por ejemplo, al leer el libro de Job.
Sí, es cierto que tiene poder. No obstante, es un poder limitado.

Sobre todas las cosas y en medio de cualquier adversidad debes recordar  que el
final ya está escrito: ¡Dios es el vencedor! El diablo ya sabe dónde pasará la
eternidad: en el fuego eterno (Mateo 25:41).

Luego oí en el cielo un gran clamor:


«Han llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios;
ha llegado ya la autoridad de su Cristo.
Porque ha sido expulsado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios».
(Apocalipsis 12:10)
El juicio de este mundo ha llegado ya, y el príncipe de este mundo va a ser
expulsado.
(Juan 12:31)
Porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado.
(Juan 16:11)
Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en
público al exhibirlos en su desfile triunfal.
(Colosenses 2:15)

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