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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DEL MAGISTERIO

“SAMUEL ROBINSON”

PROGRAMA NACIONAL DE FORMACION:

“GEOGRAFIA, HISTORIA Y CIUDADANIA”

TRAYECTO 7

NUCLEO PUNTO FIJO

PUNTO FIJO – ESTADO FALCON

EJE 1: METODOLOGIA Y PROYECTO

DOCENTE INVESTIGADOR: PROF. ANA CORDERO

T.S.U. ARIANNA C. ROSENDO S.

ING. BERENA CERRO DE MARTINEZ

JUSTIFICACION

Como ya sabemos la educación escolarizada es un hecho intencionado y, en

términos de calidad de la educación, todo proceso educativo busca permanentemente

mejorar el aprovechamiento del estudiante. En este sentido, la variable dependiente

clásica en la educación es el rendimiento o aprovechamiento académico o escolar

(Kerlinger, 1988). El rendimiento en sí y el rendimiento académico, también

denominado rendimiento escolar, son definidos por la Enciclopedia de Pedagogía /


Psicología de la siguiente manera: "Del latín reddere (restituir, pagar) el rendimiento es

una relación entre lo obtenido y el esfuerzo empleado para obtenerlo. Es un nivel de

éxito en la escuela, en el trabajo, etc.", al hablar de rendimiento en la escuela, nos

referimos al aspecto dinámico de la institución escolar. El problema del rendimiento

escolar se resolverá de forma científica cuando se encuentre la relación existente entre

el trabajo realizado por el docente y los estudiantes, de un lado, y la educación (es

decir, la perfección intelectual y moral lograda por éstos) de otro", "al estudiar

científicamente el rendimiento, es básica la consideración de los factores que

intervienen en él. Por lo menos en lo que a la instrucción se refiere, existe una teoría

que considera que el rendimiento escolar se debe predominantemente a la inteligencia;

sin embargo, lo cierto es que ni si quiera en el aspecto intelectual del rendimiento, la

inteligencia es el único factor", "..., al analizarse el rendimiento escolar, deben valorarse

los factores ambientales como la familia, la sociedad y el ambiente escolar" (El Tawab,

1997; pág. 183).

Además el rendimiento académico es entendido por Pizarro (1985) como una

medida de las capacidades respondientes o indicativas que manifiestan, en forma

estimativa, lo que una persona ha aprendido como consecuencia de un proceso de

instrucción o formación. El mismo autor, ahora desde una perspectiva propia del

estudiante, define el rendimiento como una capacidad respondiente de éste frente a

estímulos educativos, susceptible de ser interpretado según objetivos o propósitos

educativos pre-establecidos. Este tipo de rendimiento académico puede ser entendido

en relación con un grupo social que fija los niveles mínimos de aprobación ante un

determinado cúmulo de conocimientos o aptitudes (Carrasco, 1985). Según Herán y


Villarroel (1987), el rendimiento académico se define en forma operativa y tácita

afirmando que se puede comprender el rendimiento escolar previo como el número de

veces que el alumno ha repetido uno o más cursos. Por su lado, Kaczynska (1986)

afirma que el rendimiento académico es el fin de todos los esfuerzos y todas las

iniciativas escolares del maestro, de los padres de los mismos alumnos; el valor de la

escuela y el maestro se juzga por los conocimientos adquiridos por los alumnos.

En tanto que Nováez (1986) sostiene que el rendimiento académico es el quantum

obtenido por el individuo en determinada actividad académica. El concepto de

rendimiento está ligado al de aptitud, y sería el resultado de ésta, de factores volitivos,

afectivos y emocionales, además de la ejercitación. Chadwick (1979) define el

rendimiento académico como la expresión de capacidades y de características

psicológicas del estudiante desarrolladas y actualizadas a través del proceso de

enseñanza-aprendizaje que le posibilita obtener un nivel de funcionamiento y logros

académicos a lo largo de un período o semestre, que se sintetiza en un calificativo final

(cuantitativo en la mayoría de los casos) evaluador del nivel alcanzado.

Resumiendo, el rendimiento académico es un indicador del nivel de aprendizaje

alcanzado por el estudiante, por ello, el sistema educativo brinda tanta importancia a

dicho indicador. En tal sentido, el rendimiento académico se convierte en una "tabla

imaginaria de medida" para el aprendizaje logrado en el aula, que constituye el objetivo

central de la educación. Sin embargo, en el rendimiento académico, intervienen muchas

otras variables externas al sujeto, como la calidad del docente, el ambiente de clase, la

familia, el programa educativo, etc., y variables psicológicas o internas, como la actitud

hacia la asignatura, la inteligencia, la personalidad, el autoconcepto del estudiante, la


motivación, etc. Es pertinente dejar establecido que aprovechamiento escolar no es

sinónimo de rendimiento académico. El rendimiento académico o escolar parte del

presupuesto de que el estudiante es responsable de su rendimiento. En tanto que el

aprovechamiento escolar está referido, más bien, al resultado del proceso enseñanza-

aprendizaje, de cuyos niveles de eficiencia son responsables tanto el que enseña como

el que aprende.

El rendimiento académico de los estudiantes en época de crisis o pandemia se

considera importante, porque forma parte de una realidad actual del sector educativo en

el país, ya que en la mayoría de las entidades educativas del país la pandemia ha

afectado negativamente en todos sus niveles, entorpeciendo el aprendizaje de los

contenidos y dificultando el desarrollo de las habilidades sociales. Se ha convertido en

algo habitual ver diariamente en los medios de comunicación noticias referentes a la

Covid-19 y cómo está afectando en todos los ámbitos de la sociedad: sanidad,

economía, política, empleo y educación, entre ellos. Así pues, una de las grandes

dudas que surge por parte de las familias, los docentes y los propios estudiantes trata

sobre cómo está repercutiendo la presente situación en el rendimiento escolar, ante

esto, se han resaltado varios aspectos que están teniendo efectos negativos sobre los

resultados académicos y el pleno desarrollo de los niños, niñas y adolescentes.

Una de las medidas tomadas para combatir la Covid-19 ha sido el distanciamiento

social, provocando en las escuelas la división del estudiantado en todos los espacios, la

imposibilidad de trabajar de forma grupal y cooperativa o de compartir el mismo

material, la cancelación de numerosas actividades y salidas programadas, entre otras

cosas. Este hecho, sobre todo en las etapas de preescolar y primaria, ha llevado a un
clima de incertidumbre respecto al desarrollo integral de los más pequeños, ya que son

momentos en los que es sumamente importante el trabajo de la competencia social y el

ajuste emocional, tarea que se dificulta por la falta de interacción social. En estudios

superiores universitarios y no universitarios se ha cancelado prácticamente toda la

docencia presencial, lo que ha traído consigo la necesidad de impartir las clases a

través de diferentes plataformas en Internet.

Es una realidad que las tecnologías de la información y la comunicación están a la

orden del día. Cada vez son más los avances respecto a las mismas y,

consecuentemente, disponemos de un mayor número de recursos en nuestras casas o

en las aulas de los centros educativos. En este sentido, la reducción de la docencia a

su formato online provocada por la Covid-19 ha llevado a un desarrollo todavía más

vertiginoso de las mismas, pero, ¿realmente están preparados docentes y estudiantes

para ello?, ¿cuentan los docentes con la formación tecnológica suficiente para impartir

sus clases de forma virtual? Se puede observar cómo algunas familias no cuentan con

los recursos tecnológicos necesarios, sobre todo las de centros educativos situados en

zonas económicamente desfavorecidas.

Además, no todas las personas cuentan con una buena conexión de red, las

plataformas se saturan, las cámaras y micrófonos no funcionan y un sinfín de

problemáticas más. Gran parte de los docentes y de las familias cuentan con poca

formación en materia tecnológica, lo que ha dificultado el cambio repentino a la

enseñanza de manera virtual. De igual manera, hay que tener en cuenta los meses del

pasado curso escolar perdidos por el confinamiento social.


Muchos estudiantes, especialmente aquellos que tienen más dificultades para

aprobar las áreas de formación o que no han contado con los recursos tecnológicos

necesarios para seguir la docencia online desde sus casas, han visto afectado su

rendimiento académico por perder meses de clase presencial. Además de no haber

podido disfrutar de las explicaciones de las diferentes materias por parte de los

docentes muchas familias han tenido dificultades para ayudar a los niños y niñas con

las actividades académicas, ya sea por falta de tiempo o de conocimiento. Las

asignaturas que requieren de presencialidad de forma imprescindible, como

matemática, física, química, ingles y educación física, también se han visto afectadas,

no pudiéndose impartir gran parte de su contenido.

Indudablemente, la pandemia que estamos viviendo ha afectado negativamente a la

educación en todos sus niveles, entorpeciendo el aprendizaje de los contenidos y

dificultando el desarrollo de las habilidades sociales. Pero no por ello debemos

conformarnos, sino adaptarnos y suplir todas esas carencias de la mejor forma posible

hasta que vuelva esa normalidad que tanto ansiamos. Resaltando como razón de

máxima importancia el bajo rendimiento de los estudiantes en el año escolar 2021-

2022, debido a causas tales como: 1) Proceso de Pandemia. 2) Movilización de

familiares, figuras principales a otros países (padre, madre, representantes o tutores

legales) 3) Cultura tecnológica, el consumismo. 4) Poca motivación, ya que no observan

diversidad laboral.

Según Gerardi (1990), estudio el autoconcepto académico como un predictor del

éxito académico entre estudiantes menores de edad y de baja condición. El hecho

podría fundamentarse en la etapa del desarrollo evolutivo por la que atraviesan los
estudiantes objetos del presente estudio, adolescentes que, según Piaget, de acuerdo

con los cambios en su estructura mental pasan de receptores de estímulo ambientales

a ser modificadores de éste. (Fuentes, 2012). En conclusión el bajo rendimiento

académico en los estudiantes en época de pandemia es un problema de urgente

atención en la institución, que se va superar, aplicando estrategias diversas por los

educadores y reforzando a los estudiantes en las diferentes áreas, con la práctica del

un buen programa de educación y una buena convivencia escolar.

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