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D K :
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D L : DC 2020000642
ISBN: 978-980-7868-68-6
S

A
S

Brenda Quintana
T C

Tabla de Contenido
Dedicatoria
Agradecimientos
Sobre la autora
Comentarios
Atrévete a incomodarte con esta pregunta: ¿Quién soy?
CAPÍTULO I
¿REALMENTE TE CONOCES?
CAPÍTULO II
LO DIVINO ES ACEPTARSE
CAPÍTULO III
CONVIÉRTETE EN ESTRATEGA
CAPÍTULO IV
DA LO MEJOR DE TI
CAPÍTULO V
TODO VIAJE INTERIOR EMPIEZA CON UNA AVENTURA
CAPÍTULO VI
NO TE QUEDES CON LAS GANAS: ATRÉVETE
D

Dedico este libro a la mejor maestra del mundo: la vida misma.


Todos los días miles de acontecimientos suceden y la vida me ha
enseñado que si no estoy observando de manera consciente me los
puedo perder, si no estoy atenta podría perder toda la vida.
La vida me ha puesto de rodillas, y también me ha recordado
que puedo levantarme y que si me doy el permiso siempre hallaré
en ella el amor, que si no aprendo me repetirá la historia hasta que
aprenda la lección, que si no pauso, ella se encargará de hacerlo
por mí.
También, me ha enseñado que puedo reinventarme y que la
grandeza se manifestará en su más alta dimensión al expresarme
como la máxima versión de mí misma.
Además, me ha enseñado que ella no va a esperar hasta que
yo me dé cuenta o averigüe cómo funciona, porque la vida misma
no es perfecta, ella está siempre llena de sorpresas, es
desordenada, cambiante y maravillosamente caótica.
Viví mucho tiempo dejando que la vida me pasara, luego
decidí que yo iba a hacer que la vida sucediera. Hoy me doy cuenta
de que solamente existe la que fluye a través de mí, porque yo soy
la vida misma.
¡Te amo vida!
A

Todo es mejor gracias a ti, en especial el camino que transito por


esta tierra, ha sido y es el más maravilloso porque existes tú.
Agradezco a toda mi familia, que me han apoyado ante los
desafíos y han celebrado conmigo mis victorias; a mi hija Victoria, mi
fiel compañera de aventuras, quien me ha acompañado en mis
proyectos, decisiones, viajes y filosofía de vida, porque tiene la
confianza y fe en que el amor entre nosotras todo lo puede y lo
podrá, por retarme a jugármela con todo, por ser mi voz de apoyo y
aceptarme como soy.
A mi madre Conchy, por enseñarme a ser tenaz, respetar mis
decisiones, creer en mí y regalarme un linaje en mis antepasados
especialmente el de mujeres maravillosas de quienes heredé, no
solo los genes, sino también sus historias que son parte de la mía.
A mis amigos y amigas. En especial aquellos que les digo
que son mi familia elegida, ustedes que han sostenido mi mano, que
han sido mi espejo, que han tenido el coraje de tener las
conversaciones incómodas para potenciarnos con el corazón abierto
y continuar celebrando que nuestros caminos se hayan entrelazado.
A todas las personas con las que he conectado a través de
sesiones de coaching, conferencias, capacitaciones, charlas,
programas de liderazgo, talleres de transformación y
empoderamiento o encuentros enriquecedores en los que han sido
mis maestros, mentores y aliados.
Quiero agradecerles por guiarme, por permitirme guiarlos, por
darme la oportunidad de observar su liderazgo. Gracias por ser mi
constante inspiración y sostener mi propósito de servir, siendo al
mismo tiempo testigo de sus vidas; este es el más grandioso regalo.
Al equipo PanHouse, que creyó en este proyecto y ha sido la
elección y el vehículo coherente para que pudiera auténticamente
validar mi voz como autora. Tener la idea de escribir un libro no es lo
mismo que hacerlo y este equipo ha sabido cómo llevarme a través
del proceso con determinación, poder y confianza.
La experiencia ha sido espeluznantemente desafiante e
insuperablemente gratificante. María Teresa y Paola, gracias por
comprender la visión y convertirse en agente catalítico para que
sucediera tal como lo visualicé.
Gracias a mi Dios, a todos los maestros, a la energía y a la
fuerza invisible que ha estado a mi lado iluminando mi mente, mis
acciones y mi espíritu.
Con la fuerza más poderosa, la del amor, a ti que me lees te
digo:
Te escucho, lo que dices es importante.
Te veo, lo que haces es importante.
Te siento, tú eres importante para mí.
¡Gracias!
S

Brenda Quintana es una mujer apasionada y llena de vida, que


busca siempre dar lo mejor de sí para apoyar a los demás. Desde
1994 hasta la actualidad ha fundado, desarrollado y creado distintos
talleres y prácticas de crecimiento personal en aras de la
transformación en varias locaciones en Estados Unidos,
Latinoamérica y Europa.
Toda esta experiencia unida a su crecimiento intelectual
siendo coach certificada, trainer de PNL y conferencista
internacional.
En su misión y propósito de vida ha entrenado a cientos de
miles de personas empoderándolas a descubrir, develar y
aprovechar su verdadero potencial disolviendo los bloqueos que les
impiden lograr aquello que está en sus manos crear y así
evolucionar para transformar su calidad de vida. El cambio y la
transformación profunda no son algo pasajero, es un estilo de vida
que Brenda lleva a cabo.
C

Cuando pienso en Profesionales del Crecimiento y Desarrollo


Personal en Latinoamérica, sé que Brenda Quintana se encuentra
entre los mejores y más preparados. Sus destrezas la han llevado a
trabajar en más de doce países y tocar la vida de decenas de miles
de personas desde España a Argentina.
Es comprometida y siempre está desarrollando sus
habilidades. Admiro su empatía, su escucha, su precisa manera de
intervenir con personas, ya sea de manera individual como
colectiva. Ahora mismo su creación del programa SER para la
empresa Fuxion, es uno de sus mayores legados. Me honro de
contar con su amistad.
Jorge Meléndez
Autor, life and business coach
Puerto Rico

Conocer de cerca a Brenda Quintana es un privilegio que he tenido,


ya que he compartido los últimos quince años de mi vida viendo una
constante evolución y desarrollo en sus diferentes proyectos, tanto
profesionales como personales.
Desde el día en que la conocí, fue influencia positiva en mi
vida, su asertividad y manera de entregar la información me cautivó,
tan auténtica, honesta, divertida, a la vez reveladora y profunda.
Cuando pienso en “Desarrollo y crecimiento personal”, viene Brenda
a mi mente.
Mi hoy gran amiga, fue mi primer contacto con el mundo del
coaching y la transformación personal. Me enseñó y me sigue
enseñando tanto, desde las distinciones básicas que en mí han
generado cambios sustanciales en mi día a día, hasta poder abrir mi
mente y mi camino hacia la abundancia y la prosperidad.
Brenda es dinámica, versátil, profesional, disciplinada, todo lo
hace en excelencia y trasciende al dejar huella en cada espacio con
amor y dedicación.
Hoy por hoy, existen en mi vocabulario emocional, y
repertorio de conductas positivas, varias palabras y acciones “vivas”
gracias a Brenda y a sus poderosas enseñanzas. Mi gratitud y
cariño son eternos. ¡Gracias siempre, Maestra!
Luca Melloni
Empresario, capacitador y conferencista internacional
Perú

La primera vez que vi y escuché a Brenda Quintana fue en el año


2003 en un taller de Desarrollo y crecimiento personal. Desde ese
primer día a la fecha, he participado en todos los talleres que dicta.
Encuentro en todos esos espacios grandiosos aprendizajes y
herramientas poderosas a nivel socioemocional, que me han
apoyado tremendamente a alcanzar metas y objetivos en mi vida,
tanto personal como profesional.
Brenda es la más grande y talentosa coach transformacional
que he conocido, la calidad de información que entrega, sumado al
gran ser humano que es ella, llena de valores y de energía pura,
cada interacción y espacio en el que se encuentre, lo hace cuidando
cada detalle con amor y propósito trascendente. ¡Me encanta su
pasión por la innovación y la excelencia, así como su hermosa
sonrisa llena de alegría y autenticidad que refleja lo feliz que es
haciendo lo que hace! Sin lugar a duda, Brenda Quintana, está
viviendo su propósito y es hacer del mundo y de los corazones de
quienes lo habitamos un lugar mejor.
Lily Rosales
Empresaria, psicóloga y conferencista internacional
Perú
Brenda es una coincidencia maravillosa de la que estoy muy
agradecida en la vida. Nos conocimos a inicios del 2000, mientras
yo hacía mis primeros pasos en la transformación, aprendí mucho
de ella, la organización, la claridad, lo alto de su vuelo, el
compromiso y la sensibilidad; la alquimia, entre la fortaleza y la
suavidad. Ella fue mi maestra en “lo que nadie te enseña de la
profesión”. En el 2004 construí el sueño de llevar la transformación a
España con mi consultora Nuevo Momento y decidí contratarla,
pues, era la persona en la que más confiaba a nivel laboral,
exposición, trabajo con las personas, resultados, entrega,
coherencia, integridad, armonía, disciplina, intención y amor por lo
que hace.
Además de que yo aún necesitaba aprender mucho sobre
manejar transformación, ella se convirtió en mi tutora de corazón y
con gran generosidad me acompañó. Con los años me deslicé a
otro desafío que fue Impartir talleres y ella fue mi guía, mi mentora y
mi ejemplo en cuanto a lo que comenté anteriormente. Brenda es
una mujer que “comparte” lo que sabe, comparte lo que le costó
tener y eso la hace única y admirable.
Hoy, a dieciocho años de conocernos y haber coincidido en
diferentes países y culturas, la sigo eligiendo como referente de la
expansión. Es una guardiana de los verdaderos valores de la
transformación en su vínculo con las metas, la relación con las
personas, el esfuerzo, su genuina presencia, su espontaneidad, la
entrega, la disciplina, la coherencia y, sobre todo, creo que el don
más grande de Brenda es creer, apostar y hacer fácil la llegada
hacia los sueños. ¡Y por ello, nunca pasará de moda!
Fernanda Bustos Gonzales
CEO Nuevo Momento, coaching & liderazgo
España y Argentina

Brenda Quintana ha podido cambiar la vida de miles de personas.


Yo misma he visto cómo se acercan a ella para poder agradecer
todo lo que las apoyó y las guio para que su vida diera un giro de
360 grados. Es una mujer espectacular llena de ideas y motivación y
eso hace que sea una grandiosa entrenadora. Siempre busca cosas
para poder mejorar en lo que hace. Es muy dedicada y firme cuando
se compromete a lograr algo. Cueste lo que cueste ella lo va a
hacer.
Inspira mucho a las personas e irradia una felicidad absoluta,
es admirable. Hoy día la llaman el gran referente para todas las
mujeres protagonistas. Creo que es una de las mejores coach que
existe, y eso no es dicho solamente por mí, sino también por miles
de personas a las que ella ha entrenado. Háganle esa pregunta y la
respuesta va a ser la misma. Cuando me preguntan, digo
orgullosamente: ¡Ella es mi mamá!
Victoria Napolitano
Estudiante
Puerto Rico

Brenda Quintana es pionera en transformación profesional en


Latinoamérica. Miles de seres humanos particularmente mujeres
han sido influenciadas, impactadas e inspiradas por la integridad, la
inteligencia y la magia con la que produce una mezcla entre lo
extraordinario y la excelencia en sus entrenamientos. Me considero
un hombre afortunado por haber coincidido con ella
profesionalmente y, sobre todo, haber sido aprendiz de tan generosa
maestra.
Roberto Soto
Actor / coach de vida empresarial y transformacional
México

Tengo el privilegio de conocer a Brenda Quintana desde hace


dieciocho años. La primera vez que la vi, yo era participante de unos
de los talleres que ella dicta con gran éxito y me sorprendió su
capacidad para llegarnos al corazón con cada palabra y a la vez
hacernos reflexionar profundamente con respecto a nuestro actuar
en el día a día.
Cuando el entrenamiento terminó, me ofrecí para llevarla al
aeropuerto y tener el gusto de servirle o retribuir lo que había hecho
por mí en su taller. A partir de ese día jamás me imaginé que iba a
pasar a ser una persona trascendental en mi vida.
Brenda me acompañó el día de mi boda, cuando mis hijos
nacieron, cuando fue mi lanzamiento como Coach Profesional y
destaco que he podido compartir con ella su entrega y amor innato
en el manejo y conducción de equipos de trabajo en Ecuador,
Colombia, Perú y Bolivia.
Ecuador, por medio de la compañía que lidero tiene el lujo de
contar con ella como parte del staff de entrenadores que dedican su
vocación a fortalecer el liderazgo humanista e innovador, para
mejorar la calidad de vida de la gente.
Quiero agradecer a Brenda, por los cientos de personas que
han tenido y tendrán la dicha como yo, de recibir de primera mano
su influencia transformadora. Con profunda admiración y respeto
Ing. Alexis Benítez R
CEO fundador y director general Liderando Ecuador
Ecuador

He tenido el privilegio de trabajar y de conocer de cerca a Brenda


Quintana, de ver su evolución y crecimiento constante en el
transcurso de los años. Su energía me atrapó desde el principio, su
forma de llegar a la gente con amor y determinación, con
información que cambiará sus vidas, lo que ha sido una influencia
invaluable para la mía.
Su elocuencia, alegría, autenticidad y profesionalismo son las
razones por la cual tenemos más de quince años trabajando de la
mano y cultivando una amistad sincera y profunda.
Tengo más que admiración y agradecimiento para ella.
¡Gracias, Brenda Quintana, muchas gracias!
Vince Maeshiro
Director general Life Perú
Perú

Hace seis años aproximadamente hice un taller de fin de semana


que cambió mi vida. Mi hija tenía menos de un año y dejarla de 8:00
a.m. a 7:00 p.m., por dos días seguidos sonaba imposible. Pero todo
se dio y fui con el corazón abierto, llena de esperanza.
Nunca imaginé que me conectaría de tal manera con un
grupo de aproximadamente cien mujeres. Reí, lloré (sí, lloré como
bebé y realmente lo necesitaba) y confié en ese grupo maravilloso
de personas. Sabía que el camino que quería recorrer para convertir
mis sueños en metas era largo, pero ahí me dieron las herramientas
para empezar un día a la vez.
Ese taller era "Soy la protagonista de mi vida" y fue donde
conocí a Brenda Quintana. Hicimos una linda conexión desde ese
día y siempre le estaré agradecida de corazón ser tan ella y ser
parte de mi vida hasta el día de hoy.
Soy Erika Dammert, 43 años, 30 kilos menos,
ultramaratonista, triatleta, fuxion lover y la mejor versión de Mamá
que puedo ser para Gia. Gracias Brenda, te quiero y admiro mucho.
Erika Dammert
Ultramaratonista, triatleta y mamá
Perú

Brenda Quintana representa un antes y un después en mi vida.


Desde que llevé su primer taller “Yo soy la protagonista de mi vida”,
inicié un camino de reconciliación conmigo misma, encontré en mi
vulnerabilidad mi máximo poder. Ella tiene el amor incondicional que
se requiere para dar un servicio puro. Es confrontativa, directa,
noble y amorosa, llega directo al alma y nos hace ver la luz que ya
teníamos dentro. Gracias Brenda te amo y admiro hoy y siempre.
Paola Montalvo
Consultora y empresaria
Perú

Ejemplo de transformación, ¡mi eterna inspiración! Conocí a Brenda


Quintana en 1998 en un espacio de transformación personal. Han
sido muchas las vivencias: coach, compañera de trabajo, socia,
hermana y amiga. Soy testigo de su compromiso, liderazgo y
corazón entregado a hacer la diferencia en la vida de la humanidad.
Carmen Flores
CEO Dulcemente para ti
Puerto Rico
A
: ¿Q ?
Caminaba absorta en mis pensamientos, cabizbaja, rendida ante la
noción de una vida rutinaria y sin sentido. Me sentía aislada y
segura de que era una más entre tantos que posiblemente se
sentían de la misma manera. Yo me preguntaba: «¿Qué ha
pasado?» Había hecho todo lo que se suponía que debía hacer:
había estudiado, tenía un trabajo; además, tenía a mi familia, a mis
amigos… No tenía pareja, pero tampoco se puede tener todo en la
vida, ¿no?
Entonces me pregunté: «¿Es esto lo que hay? ¿De esto se
trata mi existencia?». Puede que incluso tú, como yo, hayas sentido
en algún momento esa desconexión de ti mismo y de la vida.
Ahora yo te pregunto, ¿has sentido eso? ¿Te ha pasado?
Alguna vez te has permitido reflexionar sobre tu vida y te has
preguntado: «¿Y ahora qué? ¿Quién soy? ¿De qué se trata mi vida?
Lo que soy y lo que hago, ¿a quién contribuye?».
Si te has hecho estas preguntas —que fueron y siguen
siendo el impulsor que guía muchas de mis acciones—, entonces
sabemos por qué la vida nos ha juntado y entrelazado en este
encuentro. Tu intuición, decisión y búsqueda te trajeron hasta mí,
hasta este libro. Has dado el primer paso y para muchos el más
difícil: INCOMODARTE para TRANSFORMARTE.
Puede ser que hayas estado sintiendo que estás en piloto
automático, así como andaba yo hace muchos años, hasta ese
momento en que me di permiso para comenzar a indagar y a
cuestionar las creencias, los supuestos y los paradigmas que, sin
sentido y propósito, moldeaban mi vida.
Finalmente, llegó la revelación.
Un buen día levanté la cabeza, erguí mis hombros, miré hacia
delante y decidí emprender el viaje que me llevó a SER LA
PROTAGONISTA DE MI VIDA. Y fue así como busqué herramientas
que me apoyaran a ir hacia lo que, para mí, era el viaje más
aterrador y fascinante que pudiera emprender: el viaje hacia mi
interior.
Este es el momento para que tomes la decisión de tocar la
puerta de tu alma, y entrar; seguramente se abrirá, y esto es lo que
estamos a punto de hacer juntos.
Este libro no es mío, ¡es tuyo! Yo pondré a tu servicio mis
veintiocho años de experiencia en el campo del crecimiento,
empoderamiento, transformación y liderazgo, para compartir
lecciones y aprendizajes de mis propias experiencias y los logros de
las cientos de miles de personas a quienes he apoyado y brindado
mi servicio con resultados verdaderamente transformadores.
En estas páginas iremos realizando acciones basadas en la
toma de conciencia, que confío te lleven a vivir una vida plena, que
incluya el éxito y la felicidad, ya que cuando una persona se siente
completa está viviendo de manera integral. Me gusta la simplicidad y
creo que es de mayor efectividad guiarte por medio de pasos
simples, con conceptos, estrategias y herramientas que sean de
fácil aplicación en tu vida. Adquirir el conocimiento te lleva a saber,
el crecimiento ocurre cuando utilizas ese conocimiento para
rediseñar maneras de ser que te transformen la vida a su máxima y
mejor expresión, ya que si no hay acción, no hay transformación.
Mientras más acciones realicemos vinculadas con cualquier
disciplina, tarea o tema, más aprenderemos sobre ello. Esta premisa
está sustentada en la teoría del Cono del Aprendizaje, del pedagogo
Edgar Dale, quien la acuñó para explicar que es la práctica —y no
actividades como leer acerca del asunto o ver tutoriales por Internet,
por ejemplo— lo que conduce a un aprendizaje más profundo.
Esto quiere decir que es por medio de la experiencia directa
que podemos absorber verdaderamente un conocimiento y hacerlo
propio. Es por ello que he diseñado este libro, para que vivas en
estas líneas una experiencia directa en tus introspecciones, viajes a
las profundidades de tu ser y despiertes a todo lo que te rodea con
una renovada mirada hacia ti y hacia tu vida.
Espero que esto te inspire al comenzar esta lectura, así como
te brinde la posibilidad de lograr lo que es importante para ti y con
ello aportar a los tuyos y al mundo.
Ten presente esta pregunta mientras lees: ¿Estoy
simplemente aprendiendo o me estoy dando la oportunidad de
transformar mi SER y mi vida?
Mi promesa para ti es que no será cómodo, y esa es mi
intención, porque sé lo que sucede cuando nos atrevemos a dar ese
salto e ir más allá. Será una lectura vivencial, poderosa y
extraordinaria.
Recuerda, este libro no es mío, este libro es tuyo. Apodérate
de él, haz intervenciones en su contenido y escribe tu propia
historia. Yo estaré con el corazón abierto en cada palabra para
acompañarte en el camino, en servicio a tu brillante y maravillosa
vida.
CAPÍTULO I
¿REALMENTE TE CONOCES?

Lo reconozco: en mi vida ocurrieron múltiples eventos que me


marcaron, dejaron huellas y me hicieron percibir el mundo de una
manera desconfiada, distante y sin poder creer en mí misma. Sin
embargo, lejos de victimizarme y caer en una espiral de depresión,
me di a la búsqueda de darle un sentido y un propósito a mi vida.
Me atreví a mirarme en el espejo, identificar las máscaras, las
formas en las que evitaba hacerme cargo de mi vida y a encarar
muchas cosas de las cuales no me sentía orgullosa.
Fue así como inicié mi proceso de autoconocimiento y en él
encontré mi SER y mi divinidad, que habían sido sofocados y
anulados. Yo sentía que merecía SER libre, sin ataduras con el
pasado y sin las conversaciones disfuncionales que sostenía
conmigo misma. Esa libertad la necesitaba para avanzar en mi vida,
y así empecé mi camino.
Desde ese momento no me he detenido. Para mí ha sido un
proceso constante de vida, en donde también me he encontrado con
varias de mis capacidades, entre ellas la resiliencia, esa fortaleza
que es (necesario) tener si queremos mantener nuestro bienestar,
sostener nuestra autoestima, superar las dificultades.
Lo más hermoso es que todos poseemos esa capacidad para
superar las adversidades, la cual —como todo— puede ser
entrenada y desarrollada para poder aprender a percibir los
estímulos de una forma diferente y así replantear de una manera
positiva situaciones adversas como la que yo tuve que atravesar a
finales del año 2019 y como otras que puedas tú estar viviendo en
este momento.
A mí, en un instante, la vida me cambió. En noviembre de
2019 sufrí un accidente de tránsito y de esta manera experimenté lo
que tanto digo en mis charlas y talleres: en cualquier momento la
vida puede acabar, por lo que tenemos que entender que la vida es
ahora, podemos estar aquí en un instante y en otro no. Gracias a
Dios tuve una nueva oportunidad y sigo aquí.
Cuando tuve aquel accidente pensé en todo lo que había
dejado de hacer en mi vida, y la verdad no tuve una emoción
vinculada con un sentido de remordimiento o arrepentimiento. Sentí
que lo más importante de mi vida lo había hecho y que aún
quedaban cosas por hacer, pero no eran las más relevantes, y
entendí que hasta ese momento había vivido una vida plena. Lo que
sí me conmovió hasta lo más profundo de mí ser fue ver a mi hija
Victoria llorando a mi costado. En mis pensamientos di gracias
porque yo aún permaneciera viva para seguir acompañándola y ser
testigo de su vida; ser su mamá ha sido el regalo más importante y
glorioso que he tenido, y estoy sumamente agradecida porque
puedo continuar abriendo el empaque del SER sorprendente que es
mi hija.
Ese momento fue revelador porque me abrí a la inmensidad
del amor y la gratitud. Desde aquel percance me di cuenta de que
mi responsabilidad era continuar con el gran trabajo interno: un
nuevo viaje comenzaba, en el que fui descubriendo otros
fragmentos de mi vida que habitan en mí, escondidos sin resolver.
A esto yo le llamo una bendición disfrazada. No sabía lo que
encontraría al otro lado del accidente y una vez más la vida me
sorprendió; allí encontré una pausa y una nueva oportunidad para
conocerme.
Me conecté con la calma de saber que tengo una nueva
oportunidad, que puedo seguir amando, creando y contribuyendo.
Es por ello que no subestimo el poder que tenemos para trascender
en nuestra vida, para reconstruirla, para rediseñarla, y para
identificar aquellas partes de nuestra vida que necesitan nuestra
atención y que si andamos muy de prisa no nos damos tiempo para
escuchar lo que nos grita el cuerpo, la mente, el corazón y el alma.

Un viaje a las profundidades de tu ser


En nuestros momentos más miserables, trágicos o desastrosos es
inevitable que nos encontremos con nosotros mismos. Esa
introspección o esa conexión con nuestro ser es fundamental para
que pueda surgir de tu interior la honestidad necesaria que te
permita rediseñar el camino que quieres para tu vida y que te
empodere verdaderamente.
Yo me considero una mujer fuerte, una mujer poderosa.
Luego de mi accidente quería volver a accionar y moverme en el
mundo como siempre lo hice, pero de repente me encontré con mi
fragilidad, con lo efímero y sutil de mi propia existencia.
Necesitaba pausar para poder recuperarme y eso implicaba
que por un tiempo no podría hacer lo que tanto amo a nivel laboral,
como es facilitar talleres y apoyar a las personas en el logro de sus
sueños, manejarme de manera independiente y continuar con el
ritmo de vida al que estaba habituada.
¿Y qué crees? Sentí dolor y sentí miedo, como hacía mucho
no sentía. ¿Para qué estaban presentes, de qué se trataba su
presencia? Elegí verlos, sentirlos, no los resistí, ni los juzgué, me
aproximé al miedo y al dolor de una manera distinta; lo hice con
compasión consciente, los abracé, me abracé así como cuando
cuidamos y nutrimos a quienes amamos, en especial cuando
sabemos que están pasando por una situación difícil o desafiante. Y
recordarme que yo tenía las herramientas y las estrategias para
poder trabajar este tipo de procesos que conllevan otros aspectos
de mí, sobre todo de mi SER espiritual, que me permite vincularme
con la calma, la paciencia y la regeneración de mi cuerpo desde el
interior. De este modo, una vez más el miedo se convirtió en mi
aliado, no en mi enemigo, y el dolor en mi maestro, lo cual me
brindó PAZ.
De hecho, la escritura de este libro la decidí durante esa
etapa en la que yo estaba y estoy abierta —como lo estás tú hoy—
a un movimiento de exploración interna. Desde esa paz me reté a
hacer algo que había postergado por mucho tiempo, ya que tenía
una cháchara mental que sostenía conmigo misma, y era que no
tenía la habilidad para escribir. Además, me preguntaba: ¿De qué
iba a escribir? Me decía que en mi rama profesional ya casi todo
estaba dicho y escrito, o que había esperado tanto para hacerlo que
se me había pasado el momento. Esta fue mi excusa favorita por
mucho tiempo.
Decidí anclarme en la frase «más fe, menos miedo» y me
lancé a lo desconocido. Me dije: «En el camino aprenderé» y
créeme, aprendí mientras escribía. Si bien es cierto que hay mucha
información y acceso a herramientas poderosas que yo misma
también utilizo, hasta hoy no existía ninguna con mi voz y este libro
es un eco de ella, de mis pensamientos, de mis vivencias y
emociones que elijo compartir contigo.
También entendí que mi recuperación me estaba invitando a
depender de otras personas en algunas áreas, algo que suelo evitar
ya que me gusta valerme por mí misma. Pero para poder aceptar
con el corazón abierto fue importante cambiar ese foco de pensar
que sería una carga, a sentirme merecedora y darme permiso a
aceptar el apoyo y el amor de los demás, y recibir todo lo que mis
seres queridos, mis amigos y el mundo estaban dispuestos a darme.
Me han dado de sobra y ha sido maravillosa su energía para
levantarme día a día, vivo en total agradecimiento con todos ellos y
con DIOS.

Conócete a través de la fragilidad


De nuestros momentos más difíciles obtenemos grandes
aprendizajes; esto no quiere decir que no aprendemos de los
favorables, ahí también hay lecciones. Lo que sucede es que de los
difíciles usualmente salimos siendo los mismos pero diferentes; si
nos damos la oportunidad o la posibilidad de ir hacia dentro y
reconocer los momentos débiles sin juzgar, podremos ver los
acontecimientos desde otra perspectiva y encontrarnos en las
creencias que yacen en nuestra fragilidad.
¿Cómo ves tú la fragilidad? ¿Es buena, es mala? La mayoría
de las personas tienden a pensar que sentir fragilidad es negativo
porque creen que significa ser débil o se inclinan a pensar que en
todo momento se debe ser fuerte para demostrar poder.
En mi fragilidad yo encontré que sigo SIENDO SUFICIENTE
—esta es mi declaración de vida— y que esta no me hace menos; al
contrario, me fortalece. Eso hace la fragilidad: nos permite darnos
cuenta de lo preciada que es nuestra vida, lo cual hace que
valoremos mucho más ciertos momentos y personas, incluso a la
vida misma, y a su vez que seamos prudentes al reconocer que
podemos ser vulnerados, al estar conscientes de que nuestra vida
física no es eterna, esto nos permite estar cerca de lo esencial para
nuestra existencia.
Encontré la serenidad en esta urgencia de sentirnos vivos, la
energía del amor que venía hacia mí de todos lados hizo que en mi
fragilidad encontrase un descanso adecuado, sin culpas, sin penas,
solo merecimiento.
De esta situación no salí menos potente, sino mucho más
despierta. Amo mi fragilidad y todos los regalos que con ella he
descubierto de mí en este proceso. Yo he encontrado en la fragilidad
un poder que es bien yin-yang, es decir, que tiene dos fuerzas
complementarias.
Si no lo sabes, el yin y el yang es un concepto del taoísmo y
aunque no soy una experta en ello voy con todo respeto a
explicártelo para ampliar a lo que me refiero. Se representa con un
símbolo que consiste en un círculo con dos partes en forma de S
invertida, una blanca y otra negra. En la parte blanca aparece un
punto negro y en la parte negra hay un punto blanco. Este símbolo
hace alusión al equilibrio de fuerzas. Su principio filosófico y
religioso explica la existencia de dos fuerzas opuestas pero
complementarias que son esenciales en el universo: el yin, asociado
a lo femenino, la oscuridad, la pasividad y la tierra; y el yang,
vinculado a lo masculino, la luz, lo activo y el cielo.
Esto quiere decir que ambas energías funcionan desde el
equilibrio. Muchos también lo asocian con que ninguna situación es
totalmente negra o totalmente blanca, la vida tiene matices y hay
que aceptarlos.
En lo que a mí respecta, en mi estado de fragilidad he
encontrado que hay una fuerza y un poder interno más allá del que
se encuentra en el modelo wonder woman o mujer maravilla, y es
ver el otro lado de esa mujer como alguien que se permite tomar
una pausa, abrazar el miedo, aproximarse al dolor con calma, en
donde no se elige ir tan rápido si no es necesario, en donde se
escucha con profundidad desde el corazón, en donde se ama y
honra más al cuerpo, en donde se acepta descansar libremente de
la actividad constante y frenética. En donde está permitido sentir
nuestra humanidad.

Autoconocerse es descubrirse
Se trata de pararse frente al espejo, mirarse y reconocer la imagen
en el reflejo, pero no por default o de manera automática, sino
reconociendo nuestra esencia, de lo que somos capaces, saber
quiénes somos en realidad. Muchas veces tenemos periodos en los
que vivimos y accionamos de manera inconsciente y no paramos
realmente a vernos, a hacer un proceso de autoevaluación o de
introspección para descubrir realmente de qué estamos hechos.
¿Por qué crees que los seres humanos evitan entrar en
procesos de autodescubrimiento? Al entrar en estos procesos puede
que nos encontremos con partes de nosotros que sentimos que
están mal, que están erradas o que no deberían ser. Esta mirada
nos lleva a la culpa, a sentirnos inadecuados, a tener conflictos con
nosotros mismos y es por esto que muchas personas se rinden en
su búsqueda de develar su más alto potencial, recuerda que
estamos aquí para que descubras cómo conversas contigo, qué
parte de ti sientes que está quebrantada; se trata de SANAR porque
tú «ya eres suficiente».
Cuando en nuestra vida enfrentamos conflictos, situaciones o
crisis y no sabemos o no queremos manejarlas, posiblemente se
deba a que no tenemos la certeza de quiénes somos y de lo que
somos capaces. Nuestras creencias, esa forma como vemos y
asumimos el mundo, nos puede limitar y hacernos daño sin siquiera
darnos cuenta del todo.
Por ejemplo, recuerdo a Luis. Yo estaba facilitando un taller
en Perú, el aire estaba con la temperatura apropiada para poder
trabajar en una sala a tope, con más de doscientas personas llenas
de emoción y expectantes sobre lo que les depararía el día, algunos
inclusive hasta con cierto temor a lo desconocido. Abro el espacio
para compartir y Luis levanta su mano. La sala es de él… la mayoría
está presta a escucharlo… Luis empieza a hablar, por su manera de
hacerlo advierto que no es tímido. Demuestra fuerza en su voz y es
de esas personas que maneja muy bien el humor.
Nos comparte su experiencia. Nos cuenta que él era del tipo
de personas que alardeaba muchísimo en su trabajo por llevar un
gran estilo de vida, haber recibido una buena educación y por lo
fantástica que era su familia. Esa era su forma de convencer a los
demás de su valor, por lo cual no se cansaba de hablar sobre ello.
Eso podría ser cierto, el tema es que no lo estaba compartiendo
desde un lugar genuino, sino para cubrirse ante la mirada externa.
Eso lo descubrimos juntos en mi taller.
Gracias a su participación en las actividades él se percató de
que tenía conversaciones internas que le demostraban que se
sentía inseguro, aun cuando lo que exteriorizaba era todo lo
contrario. Él se había cubierto con capas y máscaras para
esconderse, recordó las veces que escuchó, mientras crecía, que no
sería nadie, que la suerte era para pocos y él no la tenía, que no se
podía mostrar a las personas quien se era en verdad porque se
aprovecharían. Luis había forjado su personalidad para salir al
mundo y aparentemente jugar el juego de la vida, mientras estas
creencias dominaban sus pensamientos, decisiones y acciones.
Se percató de que su conducta no era legítima o natural, de
que toda su crianza había tenido consecuencias en su manera de
autovalorarse, ya que él se minimizaba, se sentía un impostor, un
ser no auténtico y esto se veía reflejado en distintas áreas de su
vida, aun cuando pensaba que estaba todo bajo control. En su
exploración decidió comunicarse de manera más empática, liderar
de manera genuina y compartir de manera auténtica. Y en esto se
dio cuenta como armonizaba con los que lo rodeaban y con la vida
que él realmente quería liderar.
Muchas veces entramos en resistencia con algunas partes de
nosotros porque desconocemos la raíz de nuestros pensamientos y
las creencias limitantes que tenemos o la programación que
seguimos para actuar de determinada manera. Sin embargo, hay
estrategias válidas que te permiten desbloquearte para acceder a la
claridad en tu vida, aun cuando no demos con la raíz de lo que nos
detiene.
En este momento, quizá te describes o te sientes como una
persona insegura, pero puedes cambiar el enfoque y más bien
decirte que en determinadas áreas de tu vida sientes inseguridad. Si
dices que eres inseguro, ¿significa que lo eres en todas las áreas de
tu vida, en todo momento? Por supuesto que no; solo hay ciertos
aspectos en los que sientes inseguridad. ¿Lo puedes trabajar?
Seguro; puedes crear habilidades, desarrollar capacidades y dar
rienda suelta a los talentos que te generen seguridad y te permitan
hacer un trabajo interno que te fortalezca como persona; también
puedes cambiar la forma en que te miras, lo que piensas y lo que
sientes sobre ti o crear una conversación contigo mismo que te
empodere y de este modo te visualizas y todos los días lo llevas a la
práctica.
La inseguridad la he tomado como un ejemplo, pero puedes
pensar en cualquier otro aspecto de tu manera de ser, como la
impaciencia o la falta de disciplina. Lo importante es reconocer que
puedes transformar aquello que desees. No hay nada que puedas
cambiar si no lo tienes identificado y, lo más importante, no puedes
crear la mejor expresión de ti si tú no lo crees o si sientes que no lo
mereces.
¿Todo el mundo se puede transformar? Claro que sí, lo que
significa que puedes ir más allá de tu formación, pero mucha gente
prefiere no entrar en procesos de autoconocimiento o de
autodescubrimiento porque sienten que esto inevitablemente los va
a llevar a ponerse en acción y eso pudiera ser incómodo: tendrán
que salir de la zona de confort y de seguridad, lo cual es riesgoso,
es trabajoso, conlleva quizá enfrentar temores. Sienten miedo a
fallar, y lo que terminan diciéndose es: «Ay no, pues mejor me
quedo así».
Es muy común escuchar a las personas decir frases como:
«Yo soy gruñón, nunca voy a cambiar» o: «Yo soy así y así me
quieren». En realidad, lo que están ocasionando con estas
afirmaciones es la no-búsqueda interior porque quizá no se sienten
preparadas para enfrentarse a sí mismas, para desapegarse de su
historia o de los argumentos que hasta ahora han venido empleando
y que seguramente les están dando algunas recompensas.
Hay personas que han pasado por un montón de procesos de
transformación y regresan a su zona de confort, ya que no lo
concientizan como una práctica diaria; hay otras que reconocen que
su vida es valiosa y que cuando se vayan de este plano terrenal
quieren haber vivido y creado la vida que querían tener en plenitud,
por eso lo que hacen es expandir sus límites vez tras vez.
Indudablemente tenemos la oportunidad de trabajar en
nosotros mismos toda la vida y constantemente. ¿Por qué? Porque
cada persona es una pieza maestra, tú eres el motor de tu vida, eres
el motor de tus sueños.
El trabajo primordial comienza en ti, por lo tanto, se trata de
una toma de decisiones constante. Es decir: todos los días trabajar
en ti mismo y en cada uno de tus sueños, por lo que sea, por lo que
fuera, y eso incluye amarnos a nosotros mismos, amarnos lo
suficiente para transformarnos.
Los desafíos del descubrimiento interno
Existen varias rutas hacia el autodescubrimiento: por elección
deliberada, por situaciones de crisis o porque otros te han dado una
retroalimentación genuina. Cada cual abordará su camino de distinta
manera, dependiendo de sus estrategias y su habilidad para poder
enfrentar los desafíos de la vida. Si tomamos como ejemplo las
crisis financieras o las crisis personales, podemos rescatar la
historia de famosos personajes que han perdido todo su patrimonio
para después no solo recuperarlo, sino incluso aumentarlo.
Es el caso de Henry Ford (1863-1947), fundador de la Ford
Motor Company. Introdujo el modelo de automóvil Ford T que
revolucionó el transporte y la industria de los Estados Unidos. Sin
embargo, antes de alcanzar el éxito Ford había llevado a la
bancarrota su primera compañía, la Detroit Automobile Company.
Una de sus frases célebres es: «Fracasar es toda una delicia para
renacer».
Cualquier persona que renace de sus cenizas, como Ford y
tantos otros que han construido sus sueños, son individuos que se
conocen a sí mismos, saben lo que valen, conocen sus habilidades,
sus talentos, incluso sus debilidades y sus miedos no funcionales.
Son personas que han trabajado en su autoconocimiento, por tanto,
están conscientes de que pueden volver a construir si es que han
fracasado porque ya lo hicieron una vez, ya tuvieron la vivencia de
que lo podían lograr, tuvieron la experiencia y saben cómo enfrentar
y superar sus desafíos.
Estas personas pondrán todo su empeño y creatividad y
tomarán la situación como una oportunidad para trabajar en una
nueva transformación, aprendiendo de lo que les pasó.
Por el contrario, una persona en bancarrota con una actitud
pesimista y derrotista no lo hará. Sencillamente esa persona no
quiere mirarse a sí misma, mirar hacia dentro, reconocer sus
errores, ya que piensa que todo lo que le sucedió fue por causas
externas; busca culpables, como pueden ser las crisis mundiales,
los eventos naturales, las inflaciones, la economía, los empleados...
Quizá a esa persona se le vuelvan a presentar las oportunidades
para rehacer su economía, pero ello no será viable porque no cree
en sus propios talentos, en sus habilidades, cuestiona su poder y
piensa que, si ya hizo dinero una vez, difícilmente podrá hacerlo una
segunda vez.
Si tú reconoces que tienes este tipo de creencias o
paradigmas, reflexiona sobre la manera como lograste aquello que
has podido hacer y comprende que estás en medio de quien eres y
de quien puedes llegar a ser. Es una invitación a trabajar en ello, a
hacerlo funcionar. De eso se trata.
Hay personas que tienen accidentes que los limitan
físicamente y que, a su vez, se autolimitan pensando que no pueden
trabajar o que no pueden hacer esto o lo otro. Sin embargo, hay
quienes estando en la misma situación se inventan maneras
creativas para trabajar o para apoyar a otros. Son personas que nos
inspiran e influencian por su forma de afrontar y responder a
situaciones en sus vidas. Seguramente en tu vida conoces o has
conocido a personas con la mentalidad de ambos ejemplos.

Tú puedes ser quien quieras ser


Aquí, mientras me lees, tienes la oportunidad de cuestionarte y de
ser honesto contigo mismo. La introspección hace que reflexiones
sobre quién eres. La pregunta ¿Quién soy? es filosófica y profunda,
y lo poderoso de ella es que tiene una increíble respuesta: ¡Tú
puedes ser quien quieras ser! La ruta del descubrimiento nace en
tu autenticidad, en ser tú, con la mejor expresión de ti. De esto se
trata que regresemos a nuestra esencia.
También es importante que analices cuáles son tus creencias
limitantes y tus creencias potenciadoras. Las primeras son
pensamientos paralizantes que, sin que realmente sean ciertos, te
condicionan e influyen en tu día a día; mientras que las segundas
son aquellas que te invitan a avanzar, a progresar, se trata de
aquellas creencias que hacen que saques la auténtica expresión de
ti, tanto para tu desarrollo personal como para relacionarte con los
demás.
Una vez que hayas identificado cuáles son tus creencias
limitantes y te propongas transformarlas, el resto es sostener la
nueva mentalidad. ¿Cómo? Aunque no lo creas, es simple: piensa
en lo opuesto de la creencia y tu mente comenzará a recibir la
información para accionar sobre ella, creando nuevos estados en tu
SER. No se trata de «ser» solo cuando conviene, sino de que de
que esa nueva manera de ser, transformada, esté viva en ti desde
una elección diaria. De este modo, cuando algún acontecimiento
haga que vuelvan a aparecer pensamientos relacionados con tus
creencias limitantes, lo único que necesitas es recordar que tú eres
merecedor(a), no cuando suceda algo, hagas algo o cambies algo,
¡eres merecedor(a) ahora!
Recuerda que este camino es de libertad, no de culpas ni de
vergüenzas. Me encanta que quieras ser mejor que ayer, que
quieras crecer, porque de eso se trata. Eso sí: solo podrás hacerlo si
te amas lo suficiente, recuerda que todo se mueve con la energía
del amor. Amar aquello que quiero transformar es la primera gran
estrategia hacia nuestra transformación personal.
Existen distintos puntos en los que nosotros nos vamos
desarrollando y creando nuestra experiencia de vida como seres
humanos, estos vienen con sus propios modelos y eso hace que
llegue un momento cuando estemos llamados a revisar nuestra vida.
Es importante cuestionarnos, indagar y preguntarnos si son
esos modelos los que queremos adoptar y seguir. Cuando yo hablo
con mi hija le digo frases como esta: «Cuando yo tenía tu edad
hacía las cosas de tal manera». ¿Quieres saber qué me dice ella?
Que ese es mi modelo y no necesariamente es el que ella quiere
seguir o que necesita, que le dé espacio mientras ella crea el suyo.
¡Eso es poderoso! Y me encanta que use su voz para recordarme
que ha de crear su propio camino. Ella es honesta y lleva de
nosotras humildad para poder aprender la una de la otra, y hacer los
cambios necesarios que transforman nuestra manera de
relacionarnos en el día a día.
Con frecuencia les pregunto a las personas que asisten a mis
talleres qué es lo que quieren lograr durante nuestro tiempo juntos y
muchos me contestan que quieren ser mejores personas. Yo les
inquiero: «¿Eso qué significa? ¿Qué es para ti ser mejor persona?».
Puede ser saber escuchar, ser abierto o ser generoso. Es
importante la especificidad, las palabras que usamos entrarán en
existencia en nuestra realidad, una vez que son pensadas y
habladas.
¿Cómo transformarte? ¿Cómo vas a hacer esa
metamorfosis? Transformar una manera de ser puede hacerse, por
ejemplo, a través de metas que, si bien son de carácter externo, por
medio de ellas también trabajamos aspectos internos.
Por ejemplo, pudieras proponerte hacer una carrera de cinco
kilómetros, que para alguien que está entrenado es una carrera
corta, pero tú no has hecho ejercicio en tu vida, más bien eres una
persona sedentaria y apática al deporte. Sin embargo, tienes una
llamita dentro de ti que te está impulsando a elegir esa meta y a
pesar de todas las conversaciones internas que puedas tener, tú
quieres hacerlo, quieres lograr llegar a la meta de cinco kilómetros.
Entonces decide comprometerte con ello, no dejarlo como una idea,
o como un «me gustaría»; es más, mi trabajo consiste en que en tu
vida dejen de existir frases como: «me hubiera gustado»; «si tan
solo lo hubiese intentado»; «tuve miedo de hacerlo» o «eso no era
para mí».
Ese compromiso que hagas contigo mismo es fundamental
para que puedas cumplir tus metas y sentirte pleno. ¿Cuánto tiempo
más vas a tardar para ponerte a hacer eso que quieres hacer? ¿Vas
a seguir dándote excusas? Si tú no lo haces, ¿quién lo hará por ti?
Por tanto, yo te pregunto: ¿Quién vas a SER y qué vas a
HACER de ahora en adelante? Tú puedes elegir distintas maneras
de ser y si seguimos con el ejemplo de la carrera de cinco
kilómetros, puedes optar por ser alguien disciplinado para cambiar
de hábitos, quizá siguiendo una dieta o un plan de alimentación para
nutrirte de una mejor manera —con miras a la carrera—,
establezcas horarios para entrenar, busques un entrenador personal
y programes un lapso de, por ejemplo, nueve meses para hacer tu
primera carrera.
Eso quiere decir que cuentas con ese tiempo para prepararte
para ese objetivo y, además, has reflexionado sobre el cómo, el
cuándo y el dónde. Ahora la otra parte es trabajar en ti, en tu
mentalidad y hacerte una serie de preguntas con sus respuestas.
Por ejemplo :

Preguntas Respuestas
Para desafiarme a hacer algo
¿Para qué estoy
nuevo que me genere otro estilo
haciendo esta carrera?
de vida
Perseverante, ya que soy
¿Cómo voy a ser que no
constante en mis rutinas y no
había sido antes?
pongo excusas
¿Cómo voy a ser ante
Amoroso/a hacia mí mismo
todo?
Porque estoy comiendo
¿Cómo sé que lo estoy saludable, honrando mi cuerpo
haciendo? y cumpliendo con mi agenda de
rutinas diarias
¿Cómo voy a ser? Voy a ser abierto/a
Porque hay gente que me está
¿Cómo sé que lo estoy
apoyando y me estoy dando el
siendo?
permiso de recibir
¿Quién voy a ser yo? Una persona de palabra. Para
que todo esto suceda requiero
cumplir en totalidad con mi
palabra, ser compromiso
Como dice Miguel Ruiz en su libro Los cuatro acuerdos (1997):
«Sé impecable con tus palabras». Parece muy simple, y en mi
experiencia eso es sumamente poderoso, ya que según él nos guía
en su libro, las palabras:
…constituyen el poder que tienes para crear... Mediante las
palabras expresas tu poder creativo, lo revelas todo.
Independientemente de la lengua que hables, tu intención se
pone de manifiesto a través de las palabras. Lo que sueñas, lo
que sientes y lo que realmente eres, lo muestras por medio de
las palabras.
Sin lugar a dudas, las palabras son mágicas: de la nada, sin
materia, ellas pueden transformar y crear lo que sea. Puedes usar la
magia de las palabras para construir los sueños más hermosos de
tu vida, pero también puedes usarla para destruir todo a tu
alrededor. Son tan poderosas que si le dices a alguien palabras
inadecuadas y esa persona las recibe, serán capaces de minar su
autoestima, condenarle al fracaso, aniquilarle; pero si le dices las
adecuadas, las que provienen del servicio y la conexión, podrás
apoyar en muchos sentidos a esa persona, la podrás elevar, hacerla
sentirse bien, transmitirle tu apoyo, tu amor y tu admiración.
Cuando eres impecable con tus palabras eres consciente de su
poder, por lo cual no las utilizas en contra de ti mismo o de otros;
desde el saber ancestral te reconoces como parte de un todo y por
lo tanto el otro eres tú. Asumir la responsabilidad de tu vida sin
culparte ni juzgarte, significa que puedes utilizar tu energía para
dirigirla hacia tu libertad. Este acuerdo con la palabra lo que
realmente significa es que cada idea, creencia, concepto u opinión
que tienes son semillas y tu mente es terreno… En este instante,
piensa: ¿Cuáles son las semillas que estás sembrando en tu
mente?
Recuerda: las palabras que verbalizas o las que piensas
están creando tu día a día, por ende, tú eres el artista que moldea tu
existencia. Te invito a que en este mismo instante hagas el siguiente
ejercicio:
Escoge tres palabras que te lleven con intención a la acción y
con ellas da las primeras pinceladas a la obra de arte de tu vida.
______________________________________________________
______________________________________________________
_________________________________
Todo esto tiene que ver con la parte del SER, por eso, el
contexto que te ofrezco aquí es el de SER, HACER y TENER. Yo
primero soy, luego hago, y seguidamente salgo a manifestar el
resultado que yo quiero.

Solo tú puedes hacerte cargo de tu vida


¿Existe el autoengaño? La respuesta es sí, quién lo diría. Sin
embargo, el autoengaño tiene una intención positiva. ¿Cómo es
eso?, te preguntarás. Pues bien, hace que no enfrentes ciertas
situaciones, acontecimientos o sucesos, el autoengaño te lleva a
ocultarte para protegerte. Muchas veces he encontrado a lo largo de
mi carrera que la creencia que subyace es «no soy suficiente» y por
ende prefieres creerte cualquier invento o historia que no te permita
hacerte cargo de tu propia vida.
Aquí hay dos distinciones bien importantes, las cuales trabajo
plenamente en mis talleres. Una es: «Hazte cargo de tu vida,
aduéñate de ella» y la segunda es: «Pasa del rol de víctima a
protagonista».
Ya en esta instancia, si has leído hasta acá no es para jugar a
la tontería o hacer que no te das cuenta, es porque quieres hacer
algo importante, porque de verdad quieres profundizar, porque de
verdad te quieres mirar, es porque ciertamente quieres hacer el
trabajo con honestidad e integridad. Si no, pues mi amor, no pierdas
tu tiempo, ya que justo ese es uno de los activos más valiosos de
nuestra vida.
Vamos a vivir una experiencia y es sobre todo que nos
encontremos, más allá de lo escrito, en algo dinámico, que te
mueva; que te inspires y le pongas tu propia impronta o huella para
tu vida. Yo tengo veintiocho años apoyando a cientos de miles de
personas para que alcancen su más alto potencial con
extraordinarios resultados ¡Y hoy estoy para acompañarte a ti!
Ahora, para hacer todo esto y accionarlo, hay que recorrer el
camino de la aceptación, poderoso proceso que te permite entender
que no todo estará siempre bajo tu control, y así inicias a interiorizar
la posibilidad de que no todo ocurre como queremos y cuando
queremos, pero lo que sí podrá ocurrir es nuestra apertura de mente
y corazón.
Aceptarnos a nosotros mismos nos da la oportunidad de
operar desde un nivel más alto de conciencia y evolución, al
aceptarte podrás transformar situaciones con sabiduría y paz,
pudiendo relacionarte con otros desde un espacio saludable.
Ejercicio 1.
¡Despierta, y hazte consciente!
Introducción:
Antes de comenzar, prepárate. Este es el tiempo y el espacio para la
reflexión y la vivencia personal. Lo que has aprendido puede tener
una influencia directa en tu accionar y servirte como disparador para
movilizarte, eso hará posible que adquieras un alto grado de
compromiso.
Aquí comienzas a tejer los contenidos conceptuales con las
experiencias emocionales, abriéndote a explorar modelos, actitudes,
hábitos y comportamientos aprendidos para confirmar o determinar
lo que no te apoya —o lo que sí— para crecer.
Estos ejercicios son los propulsores para pasar de un
aprendizaje fragmentado a un aprendizaje integrador, de un rol
pasivo a un rol protagónico en tu proceso de expansión y evolución
Materiales:
Busca un bolígrafo o un lápiz. Si has comprado la versión digital del
libro puedes utilizar una libreta o cuaderno que te sirva de diario
designado solo para tu uso personal con el libro.
Preparación:
Hay algo que sucede en nuestra mente cuando recolectamos
nuestra propia información libremente y nos conectamos con
nuestras emociones por medio de la escritura. Todo se aclara, se
enfoca, se libera.
Vamos a realizar el acto de escribir, el cual para mí es
sumamente poderoso, ya que te ayuda a ver las cosas con claridad.
Te estoy brindando unas preguntas como guía para facilitarte el
proceso de introspección y tu rol es permitir que tus pensamientos
fluyan, sean libres, sin juicios, sin razonar si son buenos o malos,
que solo surjan. Tómate el tiempo que necesites, posiblemente te
des cuenta de que mientras escribes vas descubriendo aquello que
está aflorando para tu toma de conciencia, que es cuando lo
invisible se convierte en visible. Aquí es donde nuestra perspicacia
entra en juego. ¿Comenzamos?
Entorno:
Nuestro entorno tiene el poder de influenciar nuestros estados de
ánimo, así que aquí te doy algunas recomendaciones que considero
te podrán ayudar a maximizar tu experiencia.
Elige un lugar en tu casa y desígnalo como el espacio de
encuentro contigo. Intenta que esté rodeado de cosas que te gusten,
que sea un espacio que tenga la luz necesaria, que esté limpio y
ordenado. Silencia o apaga tu celular o aparatos electrónicos, a
menos que quieras escuchar alguna música que te acompañe a
interiorizar.
Ejercicio:
Tómate un tiempo para centrarte en tu respiración y relajarte.
Coloca la mano derecha sobre tu frente y la izquierda sobre tu
pecho. Inhala, no lo hagas con prisa. Puedes cerrar los ojos si lo
deseas, cuenta 1, 2, 3 y exhala 1, 2, 3. Repite esto 3 veces y solo
concéntrate en respirar… Una vez completadas estas respiraciones,
te sentirás más centrado y conectado para ir hacia dentro.
Trae a tu mente una imagen de ti en el pasado, elige cual es la parte
más vívida para ti y responde las siguientes preguntas:
¿Quién eras en el pasado?
______________________________________________________
________________________________________
¿Cómo eras físicamente?
______________________________________________________
________________________________________
¿Quién estaba a tu alrededor?
______________________________________________________
________________________________________
¿En dónde vivías?
______________________________________________________
________________________________________
¿Qué sabores recuerdas?
______________________________________________________
________________________________________
¿Qué música?
______________________________________________________
________________________________________
¿A quién recuerdas especialmente de ese pasado y por qué?
______________________________________________________
________________________________________
¿Qué maneras de ser —actitudes— reconoces?
______________________________________________________
________________________________________
¿Cuáles de esas actitudes has desechado?
______________________________________________________
________________________________________
¿Qué maneras de ser estaban presentes, cuáles no?
______________________________________________________
________________________________________
¿De qué te has dado cuenta?
______________________________________________________
________________________________________
¿Qué vivencias te marcaron?
______________________________________________________
________________________________________
Ahora, quisiera que te instales en este momento presente, en el que
tienes el libro que está en tus manos. Respóndete:
¿Cómo está tu vida?
______________________________________________________
________________________________________
¿Cómo está tu presente?
______________________________________________________
________________________________________
¿Cómo te defines en el presente?
______________________________________________________
________________________________________
¿Quién eres ahora?
______________________________________________________
________________________________________
A punto de cerrar este capítulo, alinearemos todas las respuestas y
volverás a responder las siguientes preguntas:
¿Quién eras?
______________________________________________________
_______________________________________

¿Quién eres?
______________________________________________________
________________________________________
¿Quién declaras ser?
______________________________________________________
________________________________________

Ten presente esta declaración y conviértela en tu


compromiso, mientras seguimos avanzando, vuelve a leer tus
respuestas antes de cada capítulo para que te puedas anclar en
ellas. A punto de cerrar este capítulo, quisiera que alinearas todas
las respuestas a estas preguntas en una narrativa y las escribieras
como si se tratase de tu propia autobiografía.

Comienza a escribir en tu cuaderno o libreta. Reinicia tu


historia escribiendo tu nombre y la fecha. Hoy comienzas a plasmar
la nueva historia de tu vida como el ejemplo a continuación.
EL LIBRO DE MI VIDA
Hoy es _____________ y mi nombre es _____________________

______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
____________________________________________________
Comparte tu momento
«¡Aha!»
Puedes tomarle una foto a este ejercicio, a tu libreta, incluso a ti
mismo y publicarla en Instagram. Si quieres, publica fragmentos de
tu historia en tu post, aquello que solo estés en disposición de
compartir. Coloca la etiqueta
#SanaSueltaSigue
para que yo pueda leerte.
CAPÍTULO II
LO DIVINO ES ACEPTARSE

Cuántas situaciones hemos vivido en nuestras vidas que nos


hubiese gustado no haber experimentado, que hubiesen sido
diferentes o que al menos no hubiesen sido tan dolorosas y
dramáticas. Sin embargo, esos eventos sucedieron y les tuvimos
que hacer frente con lo que teníamos disponible en el momento.
Quiero que alcances a reconocer tu fuerza interior, tu poder, la
conciencia de que eres una obra única, extraordinaria, y que es
totalmente posible que te veas en esta luz, que está disponible para
ti. Quizá no sea tan fácil como parece, pero para eso estoy aquí
contigo, para acompañarte a transitar por los caminos que yo
también recorrí.
En muchas ocasiones sentimos miedo, rabia o ira y nos
dejamos invadir por emociones y sentimientos que no nos permiten
avanzar o darnos cuenta de los aprendizajes que dejó una situación
un tanto o completamente trágica. He encontrado que para afrontar
estas situaciones de la mejor manera posible es clave abrirnos a la
aceptación, un estado ideal que nos permite interiorizar la
posibilidad de que no todo ocurrirá como queremos y que tampoco
tenemos ni tendremos el control sobre todo lo que nos rodea.
Concientizar que nuestro control sobre el mundo es limitado y
que estamos sujetos al cambio constantemente, aun cuando este no
sea gestionado por nosotros mismos, nos libera de la lucha y del
sufrimiento. Por esto podrás aceptar cualquier situación cuando te
detengas, respires y asumas lo que esté ocurriendo; ahí empezarás
a transitar por ese evento de una manera más fluida, sin que te
cause tanto estrés o sufrimiento. Esto no quiere decir que no puedas
experimentar tales sentimientos —eso es inevitable, somos
humanos—, sino que con esta otra conciencia podrás atravesar por
ese momento con mayor naturalidad y facilidad, y podrás acceder a
tus recursos para solucionar, responder y accionar. No se trata de
una actitud derrotista sino que «aceptar lo que es» nos da otro
poder.
La aceptación total es ese espacio en el que te entregas a la
situación, a lo que ocurre, en donde no te resistes ni creas lucha;
donde no juzgas si el evento es bueno o malo, sino que lo ves como
el evento que es. De esta manera admites el hecho y luego eliges
cómo has de percibirlo, cuál será la historia que quieres vincular con
lo sucedido y lo cuestionas para darte cuenta de si te causará
estrés, culpa o tristeza, emociones que conducen a la baja energía,
o si por el contrario te brindará tranquilidad, paz y ecuanimidad,
emociones que nos producen alta energía.
Las emociones influyen en nuestros pensamientos, en
nuestra conducta e incluso en nuestra salud mental. En la actualidad
se acepta que las emociones se originan en el sistema límbico y que
estos estados complejos tienen componentes fisiológicos, cognitivos
y conductuales. Solo piensa que ante cualquier estímulo que te
produzca una emoción, primero reaccionas de manera involuntaria:
tu respiración puede aumentar, puedes sentir taquicardia; luego esa
información la procesas a nivel consciente e inconsciente, de
acuerdo con tu experiencia subjetiva y es por ello que seguidamente
generas una conducta, tienes un cambio en tu comportamiento,
puede ser que sean tus gestos o tu tono de voz.
Por otro lado, las emociones también han sido clasificadas.
Entre ellas podemos mencionar las primarias o básicas, las cuales
según Paul Ekman, psicólogo experto en el estudio de las
emociones, están constituidas por la tristeza, la felicidad, la
sorpresa, el asco, el miedo y la ira. También hay emociones
secundarias, que se derivan de las primeras y pudieran estar
constituidas por la amenaza o el enfado, dependiendo de la
situación que estés viviendo.
Las emociones las sentimos todos los días y podemos decidir
cómo responder ante ellas. Te doy un ejemplo: imagina vivir una
situación estresante en tu oficina y que uno de tus compañeros
tenga un mal día. Pudiera ser que su comportamiento te afecte,
sobre todo si tienen que desarrollar un proyecto en conjunto, pero si
te pones en lucha o en resistencia con esa persona, ¿cómo crees
que la vas a pasar? La pasarás muy mal, te enojarás y posiblemente
la juzgarás sin saber qué es lo que la está afectando, le entregarás
el poder de tus emociones, de tu estado de ánimo y puede ser que,
hasta inclusive, el desarrollo del proyecto se vea perjudicado y por
ende tu rendimiento, enfoque y atención.
Recuerda: tú solo tienes control sobre ti mismo, no lo tienes
sobre esa otra persona, no la puedes cambiar, solamente puedes
elegir sobre tu manera de relacionarte y ver si esta tiene influencia
sobre el otro; pero si este individuo está de mal genio o no tiene
ganas, ¿qué puedes hacer?
No entres en su juego, no intentes imponerte o que esa
persona te dé la razón, no la confrontes. Aunque quieras, nunca
podrás evitar completamente la irritabilidad ajena; sin embargo
quiero compartir contigo estas sugerencias de Dani DiPirro, autora
de varios libros que exploran la corriente del pensamiento positivo,
para que puedas enfrentar mejor la situación cuando los estados de
ánimo de los demás estén irritables:
1. Usa un tono amable o al menos, neutral
Aunque estés tentado a contestar con el mismo tono de voz irritable
con el que te han hablado, hacerlo solo empeorará las cosas. Lo
recomendable es que hagas una pausa antes de responderle para
que recuerdes que tú sí puedes usar un tono amable o al menos,
neutral.
2. Intenta invertir tu reacción
Si bien el mal genio de esa persona puede invadirte, intenta invertir
tu reacción. ¿Eso qué quiere decir? Que si quieres gritar, habla
suavemente; si quieres cerrar tus puños en señal de frustración,
suelta tus manos y exhala profundamente.
3. No lo tomes como algo personal
Tú no eres la causa de la ira o el enojo de una persona. Eso es algo
ajeno a ti, por lo cual no te tomes la conducta del otro como algo
personal. Eso evitará que reacciones de manera inadecuada.
4. Tómate un receso
Si alguien está de muy mal humor, es inútil que le invadas con
preguntas, incluso pueden irritar más a esa persona. Lo mejor que
puedes hacer es tratar de alejarte por un espacio de tiempo. Eso le
brinda al otro la oportunidad de reflexionar.
Quizá ese individuo no sepa cómo manejar sus emociones,
pero tú sí puedes manejar las tuyas. Enfrentar las emociones no
viene con manuales, pero tú puedes crear los tuyos propios y eso
parte de aceptar la situación. Te puedes decir, por ejemplo: «Si bien
me corresponde trabajar con esta persona, voy a respirar y
responderé en vez de reaccionar». Tal vez lo que te corresponda
sea escuchar, intentar ser la calma para que la otra persona también
se tranquilice, influir en su manera de estar, hacer lo mejor de tu
parte y lo que esté a tu alcance.
Con esto te quiero decir que antes de enfrentar una situación
o a una persona, por muy duro que sea, primero puedes pensar en
la aceptación de que no hay nada que esté bajo tu control que
pueda cambiar al otro. Lo que está en tu control es lo que puedes
hacer por ti y por la situación que estés viviendo.

La aceptación no es igual que la resignación


Cuando te resignas te das por vencido y optas por no buscar la
solución. En cambio, la aceptación no se trata de rendirse, más bien
es un proceso bien poderoso porque se trata de un estado de
entrega en el que encuentras otras maneras de ser: hallas tu fe, tu
fortaleza, tu paciencia, tu determinación, tu perseverancia. Cuando
aceptas puedes fluir y transformar distintas situaciones de tu vida.
La aceptación es una decisión que tomamos desde nuestro
componente espiritual, que proviene del SER, de nuestro interior, y
que te da la certeza de que podrás avanzar desde la paz. Puede
que haya momentos difíciles en tu vida que más bien te impulsen a
esconderte o a no aceptar determinadas situaciones, pero cuando
se asumen se hace palpable en nuestro interior la entrega, lo que
hace posible transformar la percepción del evento. Continuar en
resistencia lo que provoca es una lucha continua que nos lleva al
sufrimiento.
Los procesos internos de aceptación también están muy
vinculados a la responsabilidad. Al admitir una situación puedes
hacerte responsable no solo de lo que ocurre, sino también de ti
mismo, ya que tú tienes la capacidad y habilidad de responder —no
de reaccionar— ante los eventos, sucesos, situaciones y personas
en tu vida. Es en este sentido que quisiera que entendieras y
asumieses el significado de la responsabilidad.
En mi caso, en el momento en que acepto una situación dejo
de luchar y siento que me convierto en mi mejor amiga. Esto es
importante porque cuando tu mejor amigo atraviesa por un momento
complicado, tú no le dices frases como: «Oye, tonto, no sirves». Tú
nunca le dirías algo así a tu amigo, sino palabras de aliento como:
«Vas a poder superarlo»; «Has tenido situaciones más graves que
esta y has salido adelante» o: «Recuerda que eres una persona con
determinación, que eres una persona que lidera». En definitiva, con
ese amigo eres empático y le puedes decir todo lo necesario para
levantar su estado de ánimo. Eso hacen los amigos, ¿no? Entonces
cuéntame, ¿por qué no habrías de hacerlo contigo mismo? Se trata
de que cambies el enfoque y te trates con el mayor respeto y
compasión posible para que puedas vivir con más armonía en tu
vida.
Si te resistes a una situación y luchas contra ti mismo, te
estarás hablando con un lenguaje no funcional y caerás en un
círculo vicioso de reclamos y reproches propios. Al entregarte con
compasión, en este acto te estarás amando, honrando y viéndote de
una manera distinta: desde tu poder personal.
Ámate a ti mismo como si fueras el último ser de la Tierra
La aceptación está fuertemente conectada con el amor propio y con
la autoestima, poderosos sentimientos que también nos apoyan a
transformar lo necesario para que aprendamos a identificar aquellas
áreas de nuestra personalidad y de nuestra vida que requieren
nuestra atención. A la vez, la aceptación nos permite celebrar con
orgullo nuestras maneras de ser y las áreas de nuestra vida que
funcionan; sentir este agradecimiento nos permite avanzar hacia un
estado de plenitud.
Quiero contarte una de mis lecciones de vida. Cuando tenía
poco más de veinte años de edad, yo quería que todo fuera
perfecto; por tanto, todo lo que yo hiciera tenía que ser de esa
manera. Imagínate entonces lo que sucedía conmigo cuando
cometía errores, todo en mi vida se venía abajo: mi autoestima, mi
manera de sentirme y hasta la forma en que me relacionaba
conmigo misma. Yo solía criticarme en cualquier oportunidad que
tuviese, ya fuese en el trabajo o en mi vida. Una de mis expresiones
más frecuentes era señalarme mis deficiencias, mis fallas y mis
errores. Esos juicios y la constante autocrítica destructiva me
causaban estrés y ansiedad; como consecuencia de ello y de vivir
con esta mentalidad, me protegía arriesgándome poco, ya que no
quería sentir el profundo dolor que me causaba a mí misma cuando
las cosas no salían bien.
Al vivir con tanto dolor, decidí que tenía que hacer algo, no
quería sentirme de esa manera, tenía que haber alguna forma de
cambiar. Me preguntaba cómo otras personas se lanzaban a nuevos
proyectos, se atrevían a hacer cosas de forma diferente y
participaban de la vida de manera activa. Para mí eran personas
que no tenían el freno puesto y al distinguir todo el panorama
comenzó mi proceso, el cual consistió en:
1. Comencé a observar a los demás y a mí misma con el
propósito de aprender.
2. Busqué libros de expertos en la materia y adquirí el hábito
de la lectura.
3. Hice talleres de transformación personal.
4. Comencé a formarme una nueva mentalidad.
5. Puse en práctica una nueva creencia: que las cosas no
tienen por qué que ser perfectas, y que sí puedo aspirar a la
excelencia al dar lo mejor de mí.
Concientizar esto fue parte de mi proceso de aceptación, de
mi cambio de forma de ser; si eso no hubiese ocurrido aún estuviese
castigándome todos los días y habría convertido el dolor en una vida
de constante sufrimiento. No sería posible ser compasiva conmigo
cuando cometiera errores y menos tener conversaciones
empoderantes conmigo misma.
Aceptarme y sentirme libre ha sido una de las decisiones más
intensas y de mayor aprendizaje en mi vida. Me tomó años soltar las
creencias y ataduras de la conversación que me dominaba y que no
me permitía ser auténtica, hasta que un día me dije: «Al diablo con
la perfección» y elegí dar lo mejor de mí en cada decisión, relación
y proyecto. Decidí que ¡yo soy SUFICIENTE!, y eso basta.
Por eso, en este instante quisiera preguntarte: ¿Alguna vez te
has equivocado? Estoy segura de que sí, y te quiero decir que está
permitido equivocarse. Ahora bien, ¿te has detenido a pensar qué
aprendiste de esas experiencias? Reflexionar sobre esto te puede
dar pistas sobre cómo actuar la próxima vez que cometas un error.
Puede que para una próxima oportunidad sea necesario para ti
indagar más, ser más paciente o reflexivo, hacer más preguntas,
comprobar y verificar la información antes de tomar una decisión,
entre otras estrategias.
A partir de ahora quisiera que ante una situación adversa te
preguntes cuáles son las lecciones que te está dejando o qué
puedes aprender de ella. Muchas veces la vida está compuesta por
etapas de aprendizaje que son constantes, tanto en las situaciones
desafiantes como en las extraordinarias. De ambas podemos
aprender, ya que cuando nos centramos en vivir y estar en el
presente podemos reflexionar sobre ellas.

Tengo superpoderes
Yo reconozco que me muevo mucho dentro del yin y el yang,
concepto que abordamos en el capítulo anterior y que hace alusión
a dos fuerzas que son opuestas, pero complementarias. Por
ejemplo, te quiero contar que si bien soy amorosa, a veces puedo
manifestar mi amor de distintas maneras. Puedo decirle a alguien
ciertas cosas de una forma muy delicada, con el mayor cariño; otras
veces me puedo dirigir con un tono firme y directo, lo cual no
significa que no quiera a esa persona. Mi propósito es que la gente
que está a mi alrededor, los que me eligen y me dan el permiso,
puedan elevar sus estándares y sostenerlos a largo plazo, quiero
que se den cuenta de eso.
En palabras de Tony Robbins, reconocido escritor
estadounidense de desarrollo personal: «Si no estableces
estándares de referencia para lo que aceptarás en tu vida, te
resultará fácil adoptar comportamientos, actitudes y una calidad de
vida muy por debajo de lo que te mereces».
En mi caso personal, para algunas labores puedo ser muy
enfocada, como son mi trabajo y las tareas que elijo cumplir para
lograr resultados formidables; pero para otras cosas soy muy
distraída. Por ejemplo, de manera constante ando buscando las
llaves porque se me olvida ponerlas en el mismo lugar, puedo
buscar las gafas de sol por más de media hora para luego caer en la
cuenta de que las cargo en la cabeza, me ha pasado que he ido de
compras al supermercado y he olvidado las bolsas con la
mercancía; incluso, una vez olvidé mi pasaporte en un avión… Así
te puedo llenar páginas de ejemplos con mis vivencias.
Por otra parte, soy paciente para ciertas actividades, como
hablar y escuchar a otras personas, pero a la vez me gustan los
resultados rápidos, quiero que las cosas se realicen con inmediatez.
También reconozco ser muy introvertida, me gusta tener mi espacio
y a resguardo mi privacidad; sin embargo hago amistades con
facilidad y participo con placer en reuniones sociales.
A través de mi proceso de aceptación, he admitido que soy
muy enfocada y a la vez muy distraída. También he asumido que
soy muy paciente con algunas cosas y no tanto con otras. Comparto
contigo todos estos rasgos de mi personalidad para que pienses en
los tuyos y vayas descubriendo cuáles son tus puntos
complementarios. Al respecto, lo importante es distinguir que
muchas veces esas partes que tú crees que no son tan funcionales
pueden afectarte, por esto es importante identificarlas, para poderlas
trabajar con responsabilidad y no victimizarte ante ellas.
Una vez dictaba un taller en Bogotá, Colombia. Era el día dos
del encuentro. Antonia levantó la mano. Tomó el micrófono
para contarnos su experiencia, la cual estoy segura de que
muchos la hemos vivido. Nos habló sobre el día en que había
dejado las llaves de su oficina en la casa y lo recordó justo
cuando iba a mitad de camino. Ese olvido implicaba que ella
tendría que regresar a buscar las llaves, ya que no había
quien pudiera llevárselas a la oficina y tampoco servía mandar
un mensajero porque no había nadie en la casa. Es decir,
nadie iba a poder entrar al trabajo hasta que ella llegase con
las llaves.
Era obvio que todo el equipo iniciaría tarde sus labores y ella
sintió gran culpa por causarles esta situación. Al encontrarse con
sus colegas y compañeros algunos estaban de mal humor y
bastante disgustados, por lo que su culpa se incrementó,
acompañada de vergüenza. Antonia también sintió bastante enojo
ante el reproche de algunos, así que decidió dar muchas excusas y
asumió un papel de víctima para explicar las razones por las cuales
había olvidado las llaves. De esta manera buscaba que sintiesen
pena por ella y la dejaran tranquila, o sea, obtendría una
recompensa. En efecto, algunos empatizaron con ella, pero no
todos, ya que no vieron en Antonia un rol de liderazgo inspirador
que quisieran imitar. Empezaron a dudar de ella y esto disminuyó la
confianza de su equipo.
Toda esa situación la analizamos en el taller. ¿Qué crees que
hubiese pasado de haber dado ella las explicaciones desde la
responsabilidad? Recuerda que la responsabilidad no se trata de
culparte, ya que la culpa te mantiene con mentalidad de víctima. En
esos casos lo adecuado es contar cómo fueron los hechos, no dar
excusas, no culpar a nadie ni a agentes externos; así demuestras
con tu coherencia que te hiciste cargo de la situación. Eso te coloca
en una posición muy diferente porque aceptas la situación desde
otro punto de vista y emerges de ella con determinación, fuerza y
liderazgo.
Cuando puedas asumir de esta manera las cosas, estarás
aceptando y perdonándote por errar, lo que de una vez te vincula
con la compasión. Esto no quiere decir que te inclines a sentir pena
o lástima por ti, esto significa que al ser compasivo contigo cuando
atraviesas una complicación o cuando vives momentos amargos,
angustiosos o dolorosos, los puedes abordar de una manera
distinta, los puedes abordar con AMOR.
Yo he aceptado mi yin y mi yang y he entendido que soy un
ser completo de esta manera, no quiere decir que esté fraccionada,
sino que eso forma parte de todo lo que soy, por ello no me resisto y
así he mejorado muchos aspectos de mi vida. Por supuesto, todavía
estoy trabajando con el tema de mi distracción, la forma en que lo
manejo es por medio de un lenguaje funcional. ¿Qué quiere decir
esto? Que no actúo desde una verdad absoluta, sino que me
pregunto lo siguiente: ¿Me funciona o no me funciona?
En vez de decir «se me olvidaron las llaves», digo «recordé
que no me traje las llaves». Así gestiono mi cháchara mental y mi
diálogo interno es mejor. Un lenguaje funcional y empoderante nos
lleva a no caer en una espiral descendente de reproches y castigos.
Las espirales ascendentes te dan bienestar mental y éxito en tu
vida.
Te comparto estos pasos que me han funcionado para crear
mi espiral ascendente:
1. Toma conciencia de la voz que está en tu cabeza. Esa voz
actúa como una comentarista de tu vida, ya sea por los
sucesos externos o por lo que piensas de manera
consciente e inconsciente. Este diálogo interno es lo que
nos hace humanos y nos da la capacidad de interpretar y
razonar. Muchas personas están muy al tanto o identifican
fácilmente su diálogo interno, pero a otras escuchar su
vocecita les resulta más difícil. ¿Cómo hacerlo? Haz una
pausa y pon atención a cuál es tu próximo pensamiento.
Fíjate si estás pensando en el pasado, en el presente o en el
futuro, si eres optimista o pesimista, fíjate en los patrones
que tienen tus pensamientos, si son como caballos
salvajes, se quedan dando vueltas como tiburón o si llegan
y así mismo se van, como los colibríes.
2. Transforma el lenguaje. Quizá piensas que es difícil, pero es
conveniente cambiarlo por lo inverso. Visualiza hacer este
cambio y cómo te verías, cómo te sentirías y cómo serías al
poner en acción este nuevo lenguaje funcional.
3. Ten paciencia. Con todo lo que hacemos tenemos que
desaprender para poder aprender algo nuevo. No es lo
mismo aprender a transformar nuestro lenguaje que
accionar de acuerdo con él. No te desesperes si no lo logras
de inmediato, recuerda que llevas mucho tiempo
relacionándote con tu vocecita de la misma manera, y
transformarla (exigirá) de ti práctica, práctica y más
práctica.

Acepta y sana
¿Quién puede olvidar haber perdido un trabajo, la muerte de un
familiar, una estafa o un accidente de tránsito? Siempre
recordaremos las situaciones o hechos desafiantes que hemos
tenido que enfrentar. La pregunta es: ¿Cómo los queremos
recordar? ¿Cómo nos relacionamos con ellos de un modo distinto?
¿Cómo cambiamos la percepción y los sentimientos en relación con
esos sucesos?
Por ejemplo, puedes asumir que, gracias a determinada
situación estás hoy en un mejor sitio o que aprendiste a ser más
fuerte, a valerte por ti mismo, a ser un emprendedor. Gracias a un
acontecimiento, pudiste también haber aprendido el valor del perdón
o que las decisiones de los demás, aunque no nos gusten, deben
ser respetadas. Si miras hacia atrás, siempre hay algo que puedes
rescatar, si es que sanaste la situación; de lo contrario, seguramente
sigues enfrascado en la misma historia y repitiendo las mismas
emociones, o sea, resintiendo.
Hay personas que te cuentan situaciones que le pasaron
veinticinco años atrás y lo hacen con sufrimiento porque no han
sanado o no han superado ese momento en particular. La
aceptación nos permite sanar desde el interior, desde nuestro SER.
Por ello te quiero regalar esta premisa para que la repitas y la
interiorices: «Sano el SER, para mejorar mi HACER y después
TENER la recompensa de ello».
Estamos en Buenos Aires, Argentina, en donde conocí a
Elena porque asistió a uno de mis talleres. De manera espontánea
le contó a todo el público presente en la charla que di en esa ciudad,
lo importante que había sido el perdón para su existencia. Con
lágrimas en los ojos contó lo mucho que ella quería a su papá, pero
apenas lo recordaba. Se acordaba de sus manos y de que su
cabello y sus ojos eran negros, como los de ella. También que él
jugaba mucho con ella pero peleaba frecuentemente con su mamá,
y cada vez que lo hacían Elena se iba a su cuarto para no escuchar
las discusiones.
No tiene ninguna foto de él porque cuando se fue de la casa,
abandonándolas, su mamá rompió todo lo que le recordaba a él: su
ropa, sus fotos, las cosas que él había comprado, absolutamente
todo. Elena apenas tenía cinco años de edad y pensaba que su
papá volvería, pero nunca lo hizo.
Ella se sintió abandonada por su padre, pero no sentía rencor
u odio hacia él. Elena se dio cuenta de las heridas emocionales que
sentía y comenzó a buscar espacios en donde podía sanar,
comenzó por aceptar los hechos sin juzgar, trabajo de manera
consciente su paz interior y su bienestar interno para que el
sentimiento de abandono no fuese la impronta que marcaría el resto
de sus días. Durante el proceso Elena era el vivo ejemplo de que se
pueden aceptar los hechos sin críticas y sin juicios. Si bien algunos
pueden pensar que es difícil, no es imposible.
Muchas personas no perdonan porque no quieren aceptar
sus vivencias dramáticas o reflexionar sobre ellas; si tú estás en
este grupo puede que quieras evitar a toda costa o se te haga difícil
afrontar esas circunstancias. A veces te lo impide el resentimiento o
el miedo de volver a experimentar las emociones y los sentimientos
que tuviste en aquellos momentos, puede que sientas que si lo
haces sería revivirlos. También pudieras pertenecer al grupo de
personas que se quedan fijadas en esas experiencias traumáticas
porque piensan que emociones como la ira, el rencor, el sentimiento
de venganza, las hace más fuertes. Sin embargo, quiero decirte que
perdonar te libera.
Yo considero que anclarnos a esas emociones debilita el ser
porque te mantienen preso de ellas, y esas experiencias te quitan
energía. Perdonar es sanar, pero con esto no quiero decir condonar
los sucesos ni aprobarlos, quiero decir que al soltar las emociones y
las experiencias puedes centrarte en el amor hacia tu persona y,
aunque parezca difícil, desde ese mismo amor es posible liberar a
aquellas personas y eventos que sientes que te perjudicaron. Así
puedes caminar mucho más liviano en mente y alma. Tú también
puedes sanar, soltar y seguir. Eso es válido para cada hecho que te
incomode.
Siempre podrás mirar una situación o a una persona que
sientes que te ha hecho daño desde el punto de vista de tu parte
responsable, busca en ti las acciones que puedan traer luz a la
situación, para mejorarla. Recuerda que no podemos cambiar a los
demás; lo que sí podemos hacer es dar lo mejor de nosotros en
cada situación, y aun cuando la persona implicada no responda,
sabremos que hicimos todo lo posible y eso nos brindará
satisfacción y sosiego.
Para hacer esto te podrás apoyar en las estrategias, esos
planes que podemos armar, de manera consciente, para alcanzar
nuestras metas y que elevan nuestro SER y lo transforman
¿Quieres aprenderlas? Te acompañaré en el próximo capítulo para
que las conozcas y te apropies de ellas. Ellas son las que te darán
otro superpoder que te será muy útil en tu vida como protagonista
de todos los días de tu vida.
Ejercicio 2.
Libera lo que te hace daño
Introducción:
Ahora nos vamos a adentrar en la parte práctico-vivencial donde, a
través del ejercicio, pones en movimiento tu continuo compromiso
contigo mismo… Vamos, vuelve a ese lugar de tu casa que has
designado como el espacio de encuentro contigo. Si has adquirido el
libro digital, busca la libreta que habilitaste para hacer los ejercicios.
Tómate un tiempo para centrarte en tu respiración y relajarte.
No lo hagas con prisa y para ello te invito a que inhales y exhales
durante dos minutos.
Recuerda silenciar o apagar tu celular o aparatos electrónicos
a menos que quieras escuchar alguna música que te ayude a
interiorizar. Volveremos a usar la escritura, como ese acto liberador
en el que te apoyas para canalizar tus sentimientos y ver las cosas
con claridad. Con este ejercicio desarrollarás la práctica del perdón.
Materiales:
Hojas de papel celofán de varios colores.
Preparación:
Tómate un tiempo para centrarte en tu respiración y relajarte.
Coloca la mano derecha sobre tu frente y la izquierda sobre tu
pecho. Inhala, no lo hagas con prisa. Puedes cerrar los ojos si lo
deseas, cuenta 1, 2, 3 y exhala 1, 2, 3. Repite esto 3 veces y solo
concéntrate en respirar… Una vez completadas estas respiraciones,
te sentirás más centrado y conectado para ir hacia dentro. En este
espacio vamos a explorar las situaciones que piensas o sientes que
te han hecho daño y que te está costando superar o aceptar. Puede
ser alguna situación que estés manejando con lucha y resistencia, y
con la cual no hayas hecho las paces.
Te invito a que recuerdes esos eventos del pasado por los
que sientes resistencia o sentimientos como dolor, ira o rabia, no es
para que los revivas, sino para que los puedas revisar de manera
muy reflexiva. Una vez que los halles, de manera muy reflexiva, te
invito a que los narres y los escribas en detalle.
Primero, puedes hacerte estas preguntas mentalmente:
¿Qué fue lo que pasó? ¿Quiénes estaban involucrados?
¿Qué no logro perdonar de esas situaciones? ¿Por qué me
incomoda pensar o hablar sobre esos eventos? ¿Qué aprendí de
eso? ¿Cómo sería mi situación si lo aceptara, si yo lo soltara, si yo
perdonara?
Respóndete de la manera más sincera y escribe una
narrativa, conéctate con tu ser y busca aceptar lo que pasó desde la
humildad, o sea, desde ese espacio en donde te permites ser
vulnerable y conectar con lo vivido para encontrar el resquicio de
esperanza que transforma tu manera de percibir ese hecho, para
que así puedas seguir creciendo como persona.
Para ello puedes buscar hojas de papel celofán de varios
colores, que sirvan como filtros. La idea es que puedas ver a través
de las hojas la historia que has escrito, para que aprecies los
distintos matices que puede tener y sus distintos ángulos. Hazlo
hasta que consigas un foco que te brinde bienestar y plenitud,
porque eso es lo que queremos.
Ejercicio:
Ahora sí, puedes comenzar. Recuerda que estás escribiendo la
historia de tu vida y en este apartado, si bien vas a recordar
momentos dolorosos, no vas a revivirlos sino que vas a revisarlos.
La idea es que logres sanar y liberar aquello que sientas que te ha
hecho daño. Busca que cuando sueltes te des respuestas que te
brinden paz y bienestar.
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YO PERDONO
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Mi respuesta de paz y bienestar es:


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Comparte tu momento
«¡Aha!»
Puedes publicar esas respuestas de paz y bienestar en tu
Instagram. Tómales una foto o escribe un post al respecto.
Recuerda colocar la etiqueta
#SanaSueltaSigue
para que yo pueda leerte y para que también otros se animen a
transformar su vida por medio de tu ejemplo.
CAPÍTULO III
CONVIÉRTETE EN ESTRATEGA
¿Cuándo fue la última vez que deseaste algo con todo el corazón?
¿Cuándo fue la última vez que pensaste en eso que, de solo
imaginar tenerlo, te robaba una sonrisa del rostro y aceleraba tus
palpitaciones? ¿Cuándo fue la última vez que sentiste esa
maravillosa satisfacción por lograr un objetivo, una meta o un
sueño?
Ahora, en vez de hacerte otra pregunta, lo que quiero es
transmitirte que es muy probable que lo que quieres conseguir esté
a tu alcance y quizá no te hayas dado cuenta. Por mi experiencia sé
que, si realmente deseas algo con todo el corazón, le puedes poner
la intención y entonces sucederá. En mis procesos de meditaciones
guiadas he aprendido que la atención energiza y la intención es la
que verdaderamente nos transforma.
Todos tenemos la capacidad de soñar. Cuando creemos en
nuestros sueños y en nosotros mismos, podemos convertir esos
sueños en realidad. En ese camino, las estrategias
transformacionales pueden ser nuestras grandes aliadas; sin
embargo, muchas veces no nos las enseñan de manera deliberada.
Las estrategias las aprendemos imitando a los demás y la mayor
parte del tiempo ni estamos conscientes de qué es lo que estamos
haciendo; alguna estrategia quizá nos ha funcionado, otra no.
Revisemos entonces: ¿cuáles son las estrategias que nos pueden
servir para potenciarnos y por qué y para qué hacer uso de ellas?
En primer lugar, ¿qué son las estrategias? Las estrategias
son planes que sirven para dirigir una serie de acciones con el fin de
lograr una meta, un objetivo, un deseo. Tratan del qué hacer y cómo
hacerlo. Por eso es tan importante el proceso que has iniciado para
descubrirte y aceptar las situaciones que has vivido, de este modo
te has preparado para crear estrategias que te potencien para poder
elevar tu ser y tus acciones. Tú podrás elegir cuáles puedes poner
en práctica, qué consideras conveniente para tu nuevo ser y cuáles
son esas nuevas declaraciones para tu vida.
Me encanta compartir sobre estrategias para ayudar a las
personas a crecer y eliminar cargas que hacen pesada su
existencia. ¡Hay tantas estrategias poderosas! «El uso efectivo del
lenguaje», «Pasar de víctima a protagonista» y «Sanar, Soltar,
Seguir», son varias de las estrategias que he empleado y que hoy
voy a compartir contigo porque pueden apoyarte muchísimo para
reescribir tu historia, que es el propósito fundamental de nuestro
tiempo juntos.

El uso efectivo del lenguaje


Los pensamientos destructivos habitualmente son distorsiones
cognitivas, en el campo de la psicología. Es decir, son pensamientos
irracionales que deforman la realidad y nos provocan malestar.
Todos nosotros tenemos en algún momento este tipo de
pensamientos, pero es importante aprender a detectarlos y
neutralizarlos para que no minen nuestro ánimo y, por consiguiente,
nuestras acciones. Para ello, además de identificar esos
pensamientos, puedes modificar tu lenguaje, hacer un uso efectivo
de él al sustituirlo por un lenguaje empoderante.
¿Cómo se puede lograr? La técnica del uso efectivo del
lenguaje se enfoca en pasar de un lenguaje desempoderante a otro
de movimiento y empoderamiento, recuerda que el mundo lo
creamos a través de nuestras declaraciones, por medio de la forma
en que nosotros lo percibimos, cómo pensamos y accionamos, lo
cual deriva en los resultados que obtenemos.
Por ello, tal y como siempre explico en mis talleres, si estás
usando un lenguaje desempoderante, así te sentirás, así serán tus
acciones y así serán tus resultados. Recuerda que el primer paso es
el rediseño de tu mentalidad y tus creencias. Ahora es el momento
de acceder al lenguaje que acompañe esa nueva mentalidad, el
guion de tu vida.
¿Cómo puedes reconocer el lenguaje que estás
utilizando? En primer lugar, entrenando tu sentido de la
audición. Cuando estés hablando con otras personas presta
atención al lenguaje que usas. Cuando estés envuelto en tus
pensamientos, en el preciso momento en que converses
contigo, escucha las palabras que uses, así como las que
utilicen las personas que estén a tu alrededor; eso te dará
bastante información dado que es el espacio en el que habitas
—tu contexto—. Luego reflexiona sobre ello, y aquí viene el
famoso «darse cuenta»: ¿Cómo te hablas a ti mismo? ¿Qué
te dices? Justo a esto es a lo que se denomina nuestro
diálogo interno, o como yo le digo, mi cháchara mental, la cual
no solo me revela cómo me siento sobre los acontecimientos,
sobre lo que está alrededor de mí y sobre quienes me rodean,
sino que también me dice cómo me siento respecto a mí
misma.
Veamos lo que hace esta voz por nosotros. Narra todo
lo que vemos, nos permite razonar, tomar decisiones,
cuestionarnos, formar opiniones, juicios. Esta voz es continua,
o sea, NO PARA. Para darte un ejemplo, imagina a nuestro
planeta Tierra dando la vuelta al Sol, es un proceso que
siempre está en movimiento aunque tú no lo sientas.
Si al despertar comienzas a decirte que no vales nada,
que eres tonto o que no sabes hacer nada bien, desde muy
temprano en el día estarás usando un lenguaje
desempoderante acompañado con un bucle de emociones
como son la tristeza, la ira, la culpa y la vergüenza, las cuales
roban tu energía vital y restringen tu capacidad para accionar.
Esto se debe a que nuestros pensamientos y emociones
están vinculados: si piensas que estás triste tu rostro y tu
cuerpo harán la debida correspondencia a la emoción, tu
mirada será hacia abajo, tus hombros estarán agachados y tu
columna encorvada. Si sientes que estás triste entonces
generarás pensamientos de tristeza y te dirás frases como:
«nadie me quiere», «estoy solo» o «mi vida es muy dura».
Esto no necesariamente tiene que ser así, tú puedes elegir
cambiar esos pensamientos, los cuales puedes lograr a través de la
práctica diaria y consciente. Para ello, puedes realizar estas
acciones:
1. Presta atención y hazte consciente de tu lenguaje.
2. Presta atención y hazte consciente de tus
emociones.
3. Reflexiona sobre cuál es la intención de esos
pensamientos y de esas emociones. Por ejemplo, la
tristeza te lleva a quedarte en casa y a no salir, ya
que de esta manera te sientes protegido.
4. Cuestiónate ese pensamiento con preguntas como:
¿Es posible salir y sentirme protegido? ¿Puedo
sonreír a los demás, aun cuando no me devuelvan la
sonrisa, sin sentirme rechazado?
5. Ahora tómate un tiempo para reconectar y revaluar
lo que sabes o conoces de ti mismo y del mundo,
luego elige el lenguaje que te lleve a un pensamiento
y una emoción más prometedores para despertar a
nuevas posibilidades de crecimiento.

Pasar de víctima a protagonista


Otra gran estrategia y una de las grandes revelaciones, según la
gran mayoría de los asistentes a mis talleres y conferencias, es la
de «Pasar de víctima a protagonista», la cual te invita a repasar lo
que tú mismo te cuentas todos los días de tu vida. Una vez que
identificas y distingues cómo es esa narrativa, es decir, cuál es el
cuento que te haces mentalmente, sabrás si lo haces o no desde el
lenguaje que utilizan las víctimas, lo cual es fácil de distinguir: te
crees una víctima si comienzas a culpar a un tercero de tus
conductas, no te responsabilizas por tus acciones, si piensas de
manera constante frases como «¿por qué a mí?», si crees que las
personas son malvadas o son tus enemigos y que el mundo, en
general, es un villano.
Las personas con pensamientos de víctima por lo general no
se responsabilizan de su propia vida, según este pensamiento su
vida no está en sus manos, no depende de ellos, sino de las
circunstancias, del lugar y de las personas que los rodean. Y con
esa percepción pierden mucho más de lo que ellas mismas pudieran
imaginar. Una persona que asume el rol de victima cree que el
mundo está en contra de ella y eso la hunde más, porque cree que
no tiene posibilidades de surgir o de cambiar una situación a su
favor.
Esta fue gran parte de mi narrativa durante varios años, viví
con esa mentalidad de víctima pensando que nada podía funcionar
a mi favor, que las decisiones que habían tomado mis padres me
marcarían por el resto de mi vida, creía que en el lugar donde me
encontraba nunca prosperaría y ni imaginar que pudiera salir de ahí,
por tanto no tenía grandes aspiraciones ni me permitía soñar. Nada
más alejado de lo que podía ser mi vida y en lo que se convirtió.
Yo transformé mi actitud y me di el permiso de verme como la
protagonista de mi vida. ¿Qué hace un protagonista? Un
protagonista se hace cargo de su vida, analiza sus acciones, se
responsabiliza de lo necesario y hace lo que tiene que hacer para
apoderarse de la situación, enfocándose en los posibles escenarios
de soluciones. Si te identificas con la mentalidad de víctima, lo
primero que puedes hacer es aceptar que tienes esa mentalidad y
confiar en que la puedes rediseñar, si así lo quieres; yo lo hice y
está a tu alcance también.
Eso no significa que tengas que evitar sentir emociones, que
la tristeza o el enojo no tengan cabida en tu vida. Todas las
emociones son válidas, sentirlas es necesario. Lo que vas a intentar
es no reaccionar ni permitir que tus emociones se apoderen de ti.
Por ejemplo, si te sientes triste o afligido, o sientes cualquier otra
emoción, eso no quiere decir que seas una víctima, es solo que
reconoces tu tristeza o el sentimiento que te acongoja en ese
momento; lo vives, pero no lo haces un estado permanente de
existencia, es decir, no permites que se convierta en un residente de
tus pensamientos, sino que es un huésped, que viene y se va.
Todas las emociones son válidas, la confusión ocurre si te
quedas en esas emociones por mucho más tiempo del necesario. Si
has pasado demasiado tiempo anclado a una emoción es el
momento de dejar atrás la narrativa que la causa. ¿Cómo lo puedes
lograr? A través de una firme toma de decisiones, de un cambio de
mentalidad y de sentirte listo para hacer lo próximo que haya que
hacer. Puedes decir y repetirte frases como «ya estoy listo para
adueñarme de esta situación», «ya estoy listo para ver cuál fue mi
responsabilidad en esa situación» o «ya estoy listo para tomar
nuevas decisiones con relación a la situación que estoy viviendo».

El poder de la triple S
La otra estrategia que puedes usar es «Sanar, soltar y seguir», a la
cual llamo «el poder de la triple S». Esta estrategia consiste en
identificar las heridas sentimentales, el dolor, el resentimiento y las
culpas que hayan podido inundar tu vida.
La sociedad y sus paradigmas se han encargado de que
todos nos sintamos culpables si no actuamos según los estándares
establecidos. En el caso de los hombres, estos deben ser
proveedores; mientras que a las mujeres se nos enseñó a hacernos
cargo de los demás. No cumplir con este statu quo como
corresponde en el orden social nos ha llenado de culpa, bien sea
por considerar que hacemos mucho o que hacemos muy poco.
Las mujeres, en especial, nos culpamos por acostarnos o
levantarnos muy tarde, por ser buenas o malas madres, por trabajar
o por quedarnos en casa, por comer chocolate, cuando debemos
estar a dieta, entre tantas miles de cosas que pasan por nuestra
cabeza. Si una mujer empieza a sentirse desapasionada,
desempoderada, aburrida, cansada de la vida, ¿qué puede darle a
los demás?
Sin embargo, cuando la mujer se hace cargo de sí misma, el
panorama cambia. Al empezar a ocuparse más de ella misma, a
cuidar su salud, su bienestar general, a cumplir sus metas y darse
valor sobre todas las cosas, podrá atender con más ánimo y más
energía a los demás, porque se sentirá más poderosa, más vibrante,
más vigorosa y sabrá que tiene mucho más de sí misma para dar.
Usualmente, cuando la mujer está más apasionada, más
vibrante, es cuando está realmente creando y viviendo la vida que
ella quiere. Por eso, si eres mujer, suelta las culpas, ámate y vive la
vida que sueñas. Y si eres hombre, apoya para que las mujeres que
están en tu entorno se liberen de esas ataduras y tú también puedas
soltar patrones, creencias y hábitos que te condicionan y mantienen
cautivo, desconectado de tu vulnerabilidad, sensibilidad, soltar el
tener que validarte o ser aprobado por lo externo para conectar con
tu poder autentico. Hagamos esto juntos, como humanidad.
Ahora bien, vamos a una conversación mucho más poderosa,
más allá del genero, mirémonos como los seres humanos que
somos. ¿Qué puedes hacer para soltar las culpas? El 1,2,3 que te
comparto, y que significa: sanar, soltar y seguir. Podría darse el caso
de que además de estar culpándote a ti mismo por algo, estés
también culpando a los demás por cómo te sientes. Te cuento el
caso de Marina, quien en uno de los talleres que dicté en España
me confió que su día había comenzado muy mal a causa del
comportamiento de sus hijos.
Era domingo y el clima estaba algo caluroso, pero era una
mañana brillante y los participantes estaban radiantes, como la
mañana misma. Ingresaban al recinto, era el último día del taller y la
energía estaba a tope. Habíamos vivido y compartido muchas
experiencias, incluso ya algunos participantes habían empezado a
hacer una bella amistad. Juntos nos dimos la bienvenida e inició
nuestra jornada, Marina fue la quinta persona en compartir su
experiencia
Ese día ella estaba sirviendo el desayuno a sus dos hijos y el
mayor, de siete años, quería comer cereal y no el sándwich que ella
le había preparado. A ese berrinche siguió el del menor, de cinco
años, a quien se le derramó el vaso de leche en el pijama. Había
empezado la orquesta de llantos y ella estaba a punto de depositar
en ellos la culpa del comienzo pesado de su día, pero esta vez se
dio cuenta de que ella podía parar en vez de reaccionar y permitir
que las emociones la dominaran, así que hizo una pausa, se
observó y eligió responder de una manera más armónica para
todos.
Marina estaba muy sorprendida de lo que esta nueva manera
de responder generó tanto en ella como en sus hijos. Su reacción
les permitió conversar, crear acuerdos y sobre todo no lastimar la
relación madre-hijo, que para ella es el propósito más importante de
su vida.
¿Cuántas veces escuchamos frases como «yo soy así
porque mi mamá me hizo tal cosa» o «yo soy así porque mi papá se
fue de la casa»? Podemos vivir culpando a otros, pero eso en vez
de darnos poder nos lo quita. No nos deja crecer como personas. La
energía de la culpa nos mantiene estancados, reprimidos y no
permite que avancemos. Incluso muchas veces cuando estamos en
la culpa sentimos deseos de buscar venganza, exageramos la
situación, la revivimos constantemente y hasta llegamos al punto de
esperar el momento «perfecto», como lo hace el cocodrilo cuando
caza, para reclamar sobre el hecho ocurrido, todo lo cual ocasiona
agotamiento, mental, físico y espiritual.
¿Tú sabes qué hace el cocodrilo? El cocodrilo cuando quiere
pescar, se dirige al río o a un embalse. Se pone a un costado, abre
la boca y espera de manera paciente y atenta. Con su boca tensa y
sus afilados dientes se queda ahí a esperar que los peces pasen
para él cerrar la boca y comérselos. Eso es justo lo que hacen los
que tienen sed de venganza, esperar para ver como el otro cae y se
destruye.
¿Entonces, qué hacer? Intentar sanar todas las veces que
sintamos culpa. ¿Cuántas veces hemos tomado decisiones que no
han tenido el resultado esperado y nos sentimos culpables por ello?
Dejemos de martirizarnos y asumamos que el pasado pasó y que
podemos aprender de él. La vida nos dará otras oportunidades para
actuar de manera distinta, no vale la pena seguir anclados en la
culpa por algo que pudimos haber realizado de otra manera.
Sabemos que la vida es cambiante y que no tenemos el
control absoluto sobre lo que sucede a nuestro alrededor, por tanto
hay muchas situaciones que se presentan en tu vida que requieren
poner en práctica estos pasos. Te voy a contar sobre una reciente.
En diciembre de 2019 me mudé a Puerto Rico y compré una
casa, una casa que me daría muchas sorpresas. Tenía tantas
ilusiones sobre mi nuevo hogar, sobre las vivencias que construiría
ahí y sobre las nuevas experiencias, que tendría en esta nueva
etapa de mi vida. Fui descubriendo, poco a poco, muchos
problemas que había que resolver y que significaban más inversión
de la que había anticipado. Una reparación por aquí, otra por allá.
Había comprado una verdadera caja de sorpresas que me estaba
dando muchos dolores de cabeza. La casa tenía ocultos muchos
problemas estructurales y eso me llevó a lamentarme muchísimo de
haberla comprado, estaba entrando en un completo estado de
culpa, en victimalandia, y me estaba castigando continuamente con
mis pensamientos por las decisiones tomadas; esto unido a mi
accidente, estuve inactiva hacía 6 meses, que hubo terremotos en la
isla y a que, además, ¡apareció el Covid-19! Uf…
La compra fue una decisión poco acertada, de mi parte en
aquel momento ya que me apresuré, no me asesoré y me impulse
sin experiencia en una remodelación en un país en el que hacia
dieciocho no vivía, por lo tanto habían muchas cosas que
escapaban mi conocimiento, me sentí perdida en muchas
instancias. Creo que vi demasiados programas de remodelación en
donde todo se ve tan fácil, y mi realidad no se veía como en esos
programas. Entonces, ¿qué más podía hacer? Si seguía en esa
posición no avanzaría, así que no había espacio para lamentarme y
utilicé mi propia estrategia de «pasar de ser víctima a protagonista».
No podía permitirme estar llorando todo el día, sin darle solución a la
mudanza. No quiere esto decir que no reflexioné mucho al respecto,
lo hice y por eso asumí que no hice el ejercicio como tenía que
haberlo hecho en lo que respecta a una buena asesoría, prestar
atención a los detalles, revisar contratos, buscar referencias, indagar
lo suficiente.
En ese momento que sentí culpa, y también me vi intentando
culpar a los terceros que estuvieron involucrados en el proceso de
compra. O sea, el pensamiento automático, el juicio no consciente.
Tomé cartas en el asunto. En primer lugar, asumí mi responsabilidad
y me hice cargo de la situación, y en segundo lugar, resolví mirar a
los terceros a través de los ojos del amor y de la gratitud al entender
que ellos hicieron lo que estaba a su alcance y no los movió la mala
intención. De este modo, me libré de la culpa. Me perdoné y
perdoné a los involucrados. Ahora mi hija y yo ya estamos
felizmente instaladas en nuestro nuevo hogar, en vías de crear
nuevas experiencias en nuestra bella isla.
La culpa se desvanece cuando desaparecen los culpables,
bien seas tú como individuo o cualquier situación o persona externa
que esté involucrada. No te martirices más por el comportamiento
de las otras personas porque no las podrás cambiar, menos a sus
actos. Cada quien debe entender que debe hacerse cargo de su
vida y saber si las acciones que ha tomado le han funcionado. Al
emitir juicios y verdades absolutas anulamos cualquier posibilidad
de sanar; lo que sí podemos hacer es mantenernos libres de esos
juicios e intentar liberar a aquellos a quienes podríamos culpar. Así
podremos cerrar heridas y pasar de un círculo vicioso a un círculo
victorioso.
Muchas veces, cuando sentimos dolor o culpa, creamos
escudos y capas en nosotros para intentar protegernos. De este
modo nos cerramos a las demás personas, a las experiencias
enriquecedoras e incluso a la vida. No nos permitimos vivir nuestra
esencia como personas, que no es más que la de vibrar en el amor
y la conciencia del poder inconmensurable que tenemos para
cumplir todas nuestras metas.
Por eso es esencial soltar todo lo que nos haga daño. Librar a
nuestras almas de un peso innecesario. De este modo lograremos
tener un caminar o un andar ligero, como aquel que tienen las
personas cuya energía es tan vibrante que pareciera que estuvieran
flotando cuando entran a cualquier espacio.
Cuando soltamos nos liberamos de nuestras mochilas
emocionales, de nuestras cargas y de nuestras culpas. Solo así
podremos caminar de forma ligera y eso nos permitirá estar más
abiertos a lo que es la vida y a lo que nos puede ofrecer. Por
supuesto que todos tenemos días pesados o complicados en los
que nos podemos sentir densos y sin energía. ¿Esto te ha pasado?
Estoy segura de que sí y te voy a dar una fórmula infalible para salir
de ese estado. Te sorprenderá lo fácil que puede llegar a ser.
¿Estás listo para saber cómo puedes transformar tu estado
de ánimo? Pues nada más y nada menos que sonriendo, aun
cuando no tengas ganas. Cuando te sientas bajo de energía,
comienza a sonreír a las personas y sentirás que la pesadez va
pasando. Sonríe, aunque no quieras, y llegará el momento en que
se te olvidará lo que estaba pasando y te sentirás en un mejor
estado, parecería una solución simple o un cliché pero realmente
funciona.
La vida lo que te garantiza son cambios, ya que todo es
temporal. Todo pasa, porque el mundo no es estático; todo cambia,
y aunque tú no cambies, todo lo que está alrededor de ti se modifica
y te quedan dos opciones: te transformas y cambias o te quedas
estancado. El ser humano ha sido diseñado para evolucionar y estar
en un constante aprendizaje.

Recuerda que la vida es como andar en bicicleta


«La vida es como andar en bicicleta. Para mantener el equilibrio,
debes seguir moviéndote». Esta frase es de Albert Einstein y con
ella te quiero decir que cuando hayas sanado tus culpas, caminarás
y te moverás mejor. Te sentirás más ligero, más vibrante, más
enérgico. Incluso, y esto podrá sorprenderte, podrás sentirte más
joven, porque entenderás que hay una edad cronológica y otra
mental; es por ello que la mayoría de las personas están abiertas a
los cambios de la vida.
A mis talleres han asistido personas de más de 80 años
quienes me han confiado que han disfrutado su existencia en este
mundo, que han vivido bien, que tienen una vida plena, que están
felices y que van a mis talleres porque no han querido dejar de
aprender y de transformar sus vidas para mejor. Incluso, a un taller
que di en Puerto Rico asistió una señora de 93 años de edad.
Hay otros casos de personas de la tercera edad que han
asumido un rol porque así se los ha dictado su familia o la sociedad.
Ese fue el caso de Florencia. Ella entró al recinto de uno de mis
talleres en Bogotá, Colombia, con una actitud muy achacosa, con un
rostro que reflejaba muchas dolencias. Usaba bastón y caminaba
muy despacio. Era de baja estatura y en su rostro se marcaban
muchas arrugas, su mirada era evasiva y estaba claro que se sentía
sumamente incómoda en la sala donde se llevaba a cabo el taller.
Dentro de los grupos en los que trabajaba se sentía algo de
frustración por la poca o nula participación de Florencia. Me
aproximé a ella para ver cómo podía asistirla, quería que sintiera
que verdaderamente estábamos ahí para ella y también que si no
quería estar de partícipe, ella podía elegir libremente. Cuando me
abrí a escucharla, descubrí que su creencia era que ella era una
viejita y que ya había vivido su vida, pensaba que ya tenía un sello
de caducidad con apenas 70 años de edad. Hicimos un compromiso
y le tomó un tiempo incorporarse, abrirse, experimentar. Ella llevaba
mucho tiempo, casi una vida completa, creyendo que cuando se
tienen 70 años hay que resignarse a vivir sin vivir.
Sin embargo, mientras hacíamos las actividades se iba dando
cuenta de que aún le faltaban muchas cosas por hacer, que había
nuevas experiencias, nuevas personas y hasta nuevas maneras de
mirarse y moverse. Se percató de que su vida era para vivirla, no
para dejarla al azar. La sorpresa fue increíble cuando terminé el
taller. Florencia se llenó de vida, rio, bailó y se divirtió como todos
los demás asistentes. Ella salió de mi conferencia completamente
renovada. Una de sus metas era hacer un viaje que no se había
permitido porque creía que era muy vieja para ir sola y algo le podía
pasar, por lo que planeó un pequeño viaje de fin de semana en su
país natal, Perú, y cuando experimentó lo divino que le fue, lo
mucho que gozó, se animó a hacer otro. Cuando sus amigas la
vieron, no podían creer su renovada vitalidad. También querían
sentirse como Florencia, así que ellas también se encaminaron en
su proceso de transformación y todas han viajado juntas, se han
divertido y lo han pasado en grande.
Así que tu edad no es la cronológica, sino la que tú sientas.
Pues sí, como dato curioso, te cuento que existen diferentes tipos
de edades y, a menudo, mientras más congruencia y armonía haya
entre ellas, mejor te sentirás. Estos son los tipos de edades:
Edad cronológica: número de años vividos de acuerdo al
almanaque.
Edad psicológica: edad que sentimos tener.
Edad social: edad que los demás piensan que tenemos.
Edad biológica: edad somática o de los diferentes órganos
del cuerpo.
Por eso es importante que entendamos que mientras
nosotros estemos en este mundo, tenemos la oportunidad de
aprender, crecer y evolucionar, y eso no se detiene hasta que
fallezcamos. Podemos ser constantes aprendices si así lo
queremos.
Por eso la importancia de que puedas reescribir tu historia, lo
cual comienza al crearte una nueva narrativa de tu vida. No es que
los hechos vayan a cambiar, pero sí es posible modificar los
pensamientos para crear una nueva mentalidad, una nueva manera
de pensar, de ver, de comunicar, de actuar, una nueva manera de
generar y crear nuevas realidades.
En este camino puede aparecer el miedo, como un factor
paralizante que te impida avanzar o como un sentimiento que te
indique que debes tener cautela. De hecho, muchas personas me
dicen que no quieren sentir miedo nunca más en sus vidas, lo que
yo propongo al respecto es que hay estar consciente de que el
miedo o temor es natural, es parte de nuestra vida como seres
humanos, ya que nosotros tenemos un instinto de supervivencia.
Siempre podremos sentir algún tipo de miedo, lo cual no es malo; al
contrario, en muchas oportunidades nos protege de algo, sin
embargo, cuando el miedo nos convierte en prisioneros de nosotros
mismos, podemos responder de distintas maneras: luchamos,
huimos o nos paralizamos, es decir, dejamos de vivir.
Seguramente cuando te estaban criando tus padres o las
personas que estaban a tu cargo te advertían sobre ciertas cosas
que no debías hacer. En mi caso, cuando yo era niña vivíamos en
Nueva York y a veces teníamos algún que otro apagón (se cortaba
la energía eléctrica). Mi mamá prendía velas y alguna vez vi a una
de las vecinas —mayor que yo— echarse la cera en los dedos y
luego quitársela. Ella decía que le dejaba la piel lisa, pero yo pensé
que si hacía lo mismo podía asustar a mi hermano y hacerle pensar
que se me estaba saliendo la piel de los dedos. Cosas de niños.
Por supuesto mi mamá me advertía que no me acercara a las
velas y mucho menos jugara con ellas porque me podía quemar o
quemar algo en la casa. Sin embargo, yo no dejaba de pensar en la
travesura que quería hacerle a mi hermano. Llegó el día en que se
fue la luz y yo me acerqué a la vela, me eché la cera en un dedo,
pero me quemé y hasta quemé el mantel. Ahí entendí que el fuego
quema. Si bien fue grande el susto, yo tenía que hacer esa
travesura y esperé una nueva oportunidad: aunque tenía miedo, fui
más precavida porque sabía lo que podía suceder, pero sí le jugué
la broma a mi hermano y hasta se lo creyó, ja, ja, ja. Con esto te
quiero decir que el miedo también enseña y eso no es malo.
¿Cuántas veces hemos sentido miedo de algo que no existe?
Muchísimas. Sin embargo, si no hay nada que amenace tu vida, no
hay un tren gigante y a rápida velocidad acercándote a ti para
aplastarte, sabrás que se trata de un fear, es decir de una falsa
expectativa aparentando realidad. No importa por cuánto tiempo
hayas tenido ese tipo de sentimientos, si quieres transformarlos,
hazlo ahora.
¿Cómo? Comprendiendo que vives en el presente y que en el
futuro puede que suceda lo que estás pensando, como puede que
no. Por tanto, elige el mejor escenario para tu historia que sin duda
está sucediendo mientras estás leyendo, en el ahora, en el
presente, por lo que puedes reescribirla ¡ahora!
Me tomó años sentarme a escribir este libro precisamente por
mis expectativas de futuro, hasta que hice auto coaching. Gestioné
mis emociones y me di cuenta de que, una vez más, lo que me
estaba frenando eran mis propias expectativas y las de los demás.
Estaba proyectada en el futuro, en una narrativa que no me movía a
la acción; mi perfeccionismo quería ganar, quería estar mejor
preparada, no sabía cómo y con quién hacerlo hasta que me dije
CONFÍA, y eso hice. Confié y hoy estás leyendo el libro que tanto
temía escribir, así que realmente tienes en tus manos mi rediseño,
mi atreverme, mi confianza: YO LO HICE CON MIEDO.
Otras veces puedes sentir miedo hacia algún evento o
suceso real. Ya que estoy compartiendo experiencias, te cuento
sobre una participante que conocí en un taller que dicté en Ciudad
de México. Ella escribió a mi cuenta de Instagram para compartir
conmigo su experiencia. Aquí va: Lirio y Cristina discutieron y se
distanciaron por un largo periodo. Cristina se me acercó para
confiarme la situación, que era bastante delicada, y buscar mi
asesoría. Ella fue a varios de mis talleres hasta que decidió que ya
era el momento de soltar y de tener una buena relación con Lirio,
que si bien había hecho algo que la había perjudicado, Cristina
reconocía que su amiga tenía un alma noble, que era generosa y
comprendió que no hubo mala intención. A fin de cuentas no la
quería perder, Cristina en vez de ser rencorosa se abrió a la
posibilidad y decidió ser bondadosa y amorosa.
Así pues, un buen día Cristina levantó el teléfono y llamó a
Lirio. Se citaron en el café en donde Lirio le había dicho, años atrás,
que estaba embarazada. Cuando Cristina llegó al encuentro se
percató de que nada había cambiado, incluso el lugar estaba
decorado con el mismo tipo de flores que tanto le encantaban a su
amiga, las gerberas. Nerviosa, miró todos los postres exhibidos en
la vitrina y por uno de los espejos del local notó cuando llegó su
amiga.
Se sentaron. Había tanta complicidad entre ellas que los
nervios se desvanecieron. Así pudieron hablar sobre lo ocurrido
desde el amor y el respeto. Ninguna de las dos lo había hecho antes
porque el orgullo, el ego y el temor al rechazo, se los había
impedido. ¿Qué hubiese pasado si esa llamada telefónica no se
hubiera hecho? La amistad se pierde y gana el rencor.
Ahora bien, Lirio también pudo haber rechazado la invitación.
En ese escenario, Cristina tenía una estrategia, en donde seguía
expulsando el rencor y triunfaba el amor, si Lirio la hubiera
rechazado. En ese caso, Cristina habría aceptado la negativa y le
habría dicho que la contactara cuando estuviese preparada para
hablar. Simple, con tranquilidad, sin pasiones y sin emociones
desbordadas. Cristina estaba preparada para ese escenario porque
ya había transformado esa situación y entendía que no podía
controlar la reacción de Lirio.
Cuando queremos enfrentar nuestros temores, la única
manera de hacerlo es con la acción. Seguramente Lirio, antes de
esa conversación, pudo haber imaginado que Cristina la perdonaría,
pero si esa conversación no se hubiese dado, jamás lo hubiese
vivido. Con esto te quiero decir que hasta que no lo hagas, no lo vas
a saber, hasta que no seas amoroso no vas a saber si realmente lo
estás siendo.
Muchas veces me han preguntado cómo hacer si la persona
con la que se tuvo el problema falleció, se mudó de país o
simplemente no se puede contactar. En esos casos, les recuerdo la
estrategia de aplicar el poder de las tres «S», es decir, sanar, soltar
y seguir a través de un proceso personal. Para ello, puedes escribir
todo lo que pudo haberte afectado, disculparte de manera genuina y
pedir perdón de corazón. Puedes confiar tus sentimientos en un
papel al entender que el acto del perdón con quien tiene que ver es
contigo, con tu responsabilidad, y no con la otra persona. Por eso,
cuando ofreces disculpas se trata de tu acto y de tu acción, recuerda
que no puedes cambiar ni controlar a las otras personas.
¿Por qué hay muchas personas que se quedan atadas a
historias del pasado o con rencores? Porque sienten un extraño
poder ahí, que es el que proviene del rencor, la ira o el coraje, que
no es sano y los mantiene viviendo en el pasado. La mejor manera
de canalizar esos sentimientos es a través del perdón, claro está
que es una decisión personal y el hacerlo nos permite sanar, soltar y
seguir. Eso depende de ti, así como de los demás depende lo que
ellos decidan hacer; no puedes hacer que cambien, sino encargarte
de lo que solo a ti te concierne, es decir, de tus acciones. Por
ejemplo, si esa persona no te permite el espacio, lo único que
puedes hacer es mandarle bendiciones, buenas energías u orar por
él o ella. Lo único que puedes hacer es seguir queriéndole o
amándole desde tu espacio y desde tu interior.
Al hacerlo de esa manera te estás amando a ti mismo y te
estás librando de culpas y de los temores por no hacer más por una
persona, porque estás haciendo lo que está a tu alcance. La vida se
trata de eso: de hacer las cosas lo mejor posible y de que seamos la
mejor y más auténtica versión de nosotros mismos. Nosotros
tenemos muchas fuerzas internas, incluso inconscientes, que
afloran en los momentos menos pensados. Son fuerzas que te
empujan a hacer las cosas bien y si estamos bien atentos las
podemos desarrollar y fortalecer.
Antes de abordar ese tema, haremos otro ejercicio para
trabajar, a mayor profundidad, todas esas emociones que te
generan culpa y resentimiento, y así darte la oportunidad de
transformarlas. Verás lo liberador que te pueden resultar.
Ejercicio 3.
El que no avanza, retrocede
Introducción:
Nuevamente quisiera que te brindes unos minutos para estar
contigo mismo, solo respira, observa tus pensamientos y
emociones. Siempre puedes abrirte a una nueva manera de SER y
eso es lo que estás aprendiendo. Todas las posibilidades están
disponibles.
Materiales:
Lápiz o bolígrafo y una libreta.
Preparación:
Por eso llegó el momento de explorar todas esas emociones que te
generan culpas o resentimientos. Para ello, siéntate en ese lugar de
tu casa que has elegido para trabajar de manera tranquila en tu
historia de vida. Toma nuevamente el bolígrafo o el lápiz, además de
tu libreta. Si quieres puedes poner música o si prefieres el silencio,
no hay problema.
Ejercicio:
Contesta mentalmente y con toda la libertad, estas preguntas:
¿Cuál es la emoción que está anclada en ti y no te permite
avanzar?, ¿en qué piensas cuando esta emoción se apodera de ti?,
¿cómo ves el mundo cuando la sientes? Cierra los ojos e intenta
recordar cuando estás sintiendo esta emoción. ¿Qué dices y cómo
ves tu cuerpo? Abre los ojos y puedes escribir en la libreta lo que
sentiste.
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Ahora dibuja la posición de tu cuerpo cuando está invadido
por esta emoción. Fíjate en los rasgos principales de tu rostro, tus
gestos, tu forma de sentarte.
TUS EMOCIONES EN UN DIBUJO
(En una hoja blanca realiza este ejercicio)

Ahora imagínate que esa imagen cobra vida en el papel y


escribe aquí o en la libreta designada para estos ejercicios lo que te
dices en esos momentos:
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Una vez hayas completado este ejercicio, cierra tus ojos
nuevamente, inspira profundo y exhala 3 veces, ve reconociendo
cualquier malestar para que lo puedas soltar.
Ahora quisiera que arranques esta hoja del libro y la hoja del
dibujo que hiciste y la rompas. Sí, rómpela. Si escribiste en una hoja
aparte, también te invito a que rompas esa hoja. Así como en la vida
muchas veces sentimos que nos rompemos en pedazos, que
nuestras relaciones, trabajo y sueños se pueden romper en un
instante, también podemos reconstruirnos, reutilizar lo que nos
sucedió, podemos sacar lo mejor de las experiencias vividas y
resurgir para nuestra nueva historia… Recuerda que estás
escribiendo una página nueva en tu historia, ¡vamos!
Ahora, con las piezas de papel roto, crearás un símbolo o una
imagen, pero no cualquiera, ponle corazón —no tiene que ser
perfecto, solo tiene que ser tuyo, es para ti—. Este símbolo
representará tu nuevo compromiso, lo que significa estar al otro lado
cuando tú sanas, sueltas y sigues. Es un nuevo momento para ti.
Utiliza tu creatividad, quizá ha estado guardada y es hora de que
salga a jugar.
Confío en que lograrás crear algo maravilloso porque esta es
tu obra de reconstrucción de tu SER, el que estás creando con tus
propias manos, lo cual es muy poderoso porque, desde mi visón,
cuando usamos las manos nos conectamos con el corazón, el cual
nunca se equivoca
Para hacer este ejercicio te dejo algunos tips:
1. Si piensas en una situación en la que fuiste una persona
cerrada, pudieras hacer de los trozos de papel una llave
pensando justamente que esa llave te abrirá todas las
puertas hacia lo que deseas.
2. Si lo que sentiste fue rencor, pudieras representarte como
una persona amorosa y con los trozos de papel hacer un
corazón, unas manos unidas, una estrella.
SANA, SUELTA SIGUE
(Dibuja un círculo en la libreta y pega ahí tu símbolo o
imagen)
Comparte tu momento
«¡Aha!»
Recuerda que puedes compartir tu obra, le puedes tomar una foto a
esta imagen y publicarla en tu Instagram. Puedes escribir un post
sobre el significado que tiene para ti. No olvides colocar la etiqueta
#SanaSueltaSigue
para que yo pueda ver tu dibujo. Me encanta leerte y saber de tu
avance.
CAPÍTULO IV
DA LO MEJOR DE TI

Con tan solo 17 años de edad, en el año 2014 Malala Yousafzai


ganó el Premio Nobel de la Paz. Su historia recorrió el mundo al
convertirse en la primera adolescente en merecer tal galardón
gracias a su lucha por el derecho a la educación de todos los niños
y contra la represión de los niños y jóvenes. El activismo de Malala
a favor de los derechos civiles comenzó al ser ella testigo de cómo
eran cercenados los derechos de las mujeres que vivían en el valle
del río Swat, en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa de Pakistán,
en donde el régimen talibán prohibió que las niñas asistiesen a las
escuelas o recibieran educación.
Malala estremeció al mundo occidental cuando pudo dar a
conocer su vida a través de un blog en el año 2009. En el mismo
detallaba cómo era vivir bajo la ocupación de los talibanes y daba su
punto de vista sobre la promoción de la educación de las niñas en el
valle de Swat. Tres años más tarde, Malala era ya reconocida
mundialmente como una gran activista, lo cual hizo que fuese
víctima de un atentando.
El 9 de octubre de 2012 Malala abordó su autobús escolar en
el distrito paquistaní de Swat, al cual también subió un hombre
armado que preguntó por ella. Cuando la identificó le apuntó con
una pistola y le disparó tres veces. Por varios días, Malala
permaneció inconsciente y en estado crítico, pero más tarde su
condición mejoró lo suficiente como para que fuese trasladada al
Hospital Queen Elizabeth de Birmingham, en Inglaterra. Una vez
recuperada, Malala continuó su lucha, ahora desde Inglaterra, en
donde reside en vista de las amenazas que continuaron recibiendo
tanto ella como su familia.
La historia de Malala es de resiliencia, de fuerza, de coraje.
Es la historia de las personas que hacen uso de su fortaleza para
enfrentar y superar de la mejor manera las dificultades, personas
que viven las adversidades sin derrumbarse y se dicen a sí mismas
«yo puedo, yo soy suficiente». Yo sé que tú eres una de esas
personas, todos lo somos. No se trata de que te hagas más fuerte
cuando creas que nada vale la pena, sino de que puedas dar lo
mejor de ti en cada paso y así reconocer de qué estás hecho.
La resiliencia es la fuerza omnipresente que tenemos los
seres humanos para hacer y atravesar cosas que sentimos son
difíciles. El hecho de que algo sea difícil o fácil es un constructo de
nuestro lenguaje; muchas veces vivimos situaciones en nuestras
vidas que son poco favorables o momentos en los que sentimos que
estamos en el fondo del pozo sin poder salir, y es ahí en donde la
resiliencia entra en juego. Es el sentido de fortaleza de una persona,
la manera como nosotros podemos caminar por senderos
espinosos, sin caer en espirales descendentes. La resiliencia forma
parte de nuestra fuerza interior y tiene relación directa con nuestra
perseverancia.
También es el proceso de adaptarse a alguna adversidad, a
un trauma, tragedia, amenaza o a algunas fuentes de tensión
significativas, como pueden ser situaciones familiares o de
relaciones personales, circunstancias serias de salud o condiciones
de trabajo o financieras estresantes. Significa «rebotar» de una
experiencia difícil, como si uno fuera una bola o un resorte, esto de
acuerdo con la Asociación Americana de Psicología.
Todos podemos ser resilientes. Estudios de esa asociación
han demostrado que la resiliencia es ordinaria, no extraordinaria, ya
que la gente comúnmente la demuestra. Para muestra un botón: los
esfuerzos individuales que todas las personas hicimos para
enfrentar la pandemia mundial que significó el Covid ˗ 19. Muchos
aprendimos a estar solos y a apreciar nuestra soledad, aprendimos
a relacionarnos de nuevas maneras con quienes nos acompañan en
este camino que es la vida, aprendimos a comunicar lo que
sentíamos, a ser claros y sinceros con nosotros mismos. También
aprendimos a vivir el aquí y el ahora dando todo al saber que todos
los días son importantes, entendimos que aprender es crecer.
Ser resiliente no quiere decir que como personas no
experimentemos dificultades o angustias. De hecho, el camino hacia
la resiliencia probablemente está lleno de obstáculos que podrían
afectar nuestro estado emocional, señalan los expertos. Por eso
sabemos que el dolor emocional y la tristeza son comunes en las
personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus
vidas. Es el caso de quienes han vivido la pérdida de un ser
querido, han sido despedidos o han sido abandonados por su pareja
y se preguntan: «¿Cómo podré vivir sano emocionalmente sin mi ser
querido, sin el trabajo al cual me dediqué por tantos años, sin mi
pareja?».
¿Cuántas situaciones has encontrado que son desafiantes?
¿Cuántas veces te has querido rendir, pero no lo haces porque
sabes que puedes dar más, que puedes encontrar la solución, que
puedes con eso y más? Una persona resiliente no se rinde, por eso
has seguido adelante. Sabes que la constancia y la perseverancia
van de la mano para lograr lo que necesitas o lo que deseas.
Hay quienes dicen que la resiliencia es esa fuerza interior que
se manifiesta justo cuando estás frente al desafío. Yo he tenido
muchas situaciones en mi vida en las que pude experimentar la
fuerza de la resiliencia, como circunstancias financieras, conflictos
en mis relaciones de pareja, pérdida de seres queridos, mi accidente
de tránsito. Así como tu vida, la mía está llena de historias. Te voy a
compartir una de ellas. Hace muchos años estábamos mi hija
Victoria y yo en un parque en San Isidro, en Perú. Victoria amaba ir
a la parte del parque en donde había unos peces dentro de un
pequeño estanque. Nos sentábamos en la orilla del estanque a ver
los peces y a darles de comer. Victoria era una niña muy curiosa y
movediza, le encantaba explorar y en un abrir y cerrar de ojos dio
unos pasos y cayó al estanque.
El susto fue grandísimo. Mi sistema de alarma se activó y mi
reacción inmediata fue introducir mi mano y mi brazo por completo
dentro de ese pozo de agua, así logré sacar de una envión su
cuerpo sumergido en el agua. En el siguiente segundo me quité el
suéter que llevaba puesto y cubrí a la niña para protegerla del frío.
Una vez que mi hija estuvo a salvo y más tranquila, noté que me
había lastimado el brazo. Tenía todo el antebrazo con rasguños
profundos porque me había raspado con las piedras, yo no me di
cuenta, incluso me había sorprendido de mi fuerza y mi manera tan
rápida de resolver. Ella no estuvo ni 2 minutos en ese estanque.
En ese momento de mi vida, mi fuerza interior desarrolló una
potencia superior a la que tengo regularmente. Actuó mi resiliencia.
Mi capacidad para sobreponerme al hecho de que ella había caído
en un estanque hizo que yo reaccionara y actuara para protegerla,
bajo lo que yo estimaba era una amenaza. Ahora lo relatamos en
casa como una anécdota, pero fue de gran aprendizaje.
Nos podemos preguntar qué herramientas poseemos para
hacer frente a situaciones que alteren o perturben nuestras vidas, ya
que la resiliencia incluye conductas, pensamientos y acciones que
pueden ser aprendidas y desarrolladas por toda persona, o sea, por
ti. Para ello puedes aprender a percibir los estímulos de forma
diferente para replantearlos de manera efectiva para tu vida. Tú
puedes tomar la decisión consciente de que así sea; así como
cultivar con esfuerzo, dedicación y persistencia lo que has estado
leyendo, así que si recapitulamos podrás darte cuenta de que
puedes desarrollar la resiliencia si haces lo siguiente:
Cuéntate otra historia. Poseemos un sistema inmunológico
y psicológico que cura nuestras heridas emocionales y apoya
a nuestra mente para relativizar las vivencias dolorosas. Esto
ayuda a nuestra voz interior a contarnos una historia más
agradable y otorgarnos más poder del que podamos sentir.
Cambia tu actitud y mentalidad. Con una actitud y
mentalidad de crecimiento encontrarás que muchas de tus
fortalezas siempre estuvieron ahí, en el medio del desafío
rebotarán cualidades, capacidades que de haber
permanecido en tu zona de confort no aparecerían y tu
ceguera no te habría permitido verlas. Cambia tus
pensamientos derrotistas por pensamientos resilientes,
expansivos y edificantes. En lugar de decir «No puedo»
puedes decir: «¿Qué más puedo hacer para mejorar?».
Abraza tus miedos. Nos exponemos lenta y repetidamente
a eso que tanto nos asusta, lo que necesitamos es entrar en
contacto con nuestro valor y nuestra resiliencia, no se trata
de dejar de tener miedo sino de movilizarnos y que el miedo
nos acompañe a pesar de este.
La resiliencia se asocia con el cumplimiento de metas porque
puede ser tu bastón cuando las cosas no están saliendo como
quieres. Incluso, una actitud resiliente puede revelar, de una manera
mucho más efectiva, que una meta dejó de ser importante porque
sencillamente no se vincula con tu propósito de vida, no te hace
sentir pleno, no te brinda felicidad. Muchas veces eso ocurre cuando
queremos cumplir metas que no responden a nuestra voz interior,
sino para agradar a otros. ¿Cuántas veces has escuchado que
alguien estudió determinada carrera profesional solo por cumplir con
una tradición familiar?
Ese fue el caso de Luz Mariana. Ella asistió a una de mis
conferencias en Panamá y contó su historia de resiliencia. Se había
cumplido una década de cuando la aceptaron en la Facultad de
Ingeniería. En aquel entonces se armó una fiesta en su casa y su
papá estaba muy contento: su hija mayor seguiría sus pasos y
seguramente se encargaría de la empresa de construcción cuando
llegase el momento. A Luz Mariana, con apenas 18 años de edad, le
entusiasmaba la idea de estudiar ingeniería, pero con los años se
dio cuenta de que eso no era lo suyo, que hubiese preferido no
sentir tanta presión por estudiar esa carrera.
A medida que pasaban los semestres, Luz Mariana se sentía
cada vez más frustrada. No sentía pasión por ninguna de las
materias que cursaba, exceptuando las vinculadas con las
humanidades. Su rendimiento en la universidad realmente era
mediocre, hasta que dijo: «ya no más». Cuando estaba en el tercer
año de la carrera habló con sus padres y les expresó su malestar.
Fue un día domingo cuando en el almuerzo familiar se largó a
llorar… Todos pensaban que era a causa de los exámenes finales,
hasta que ella les confesó la verdad. Entre todos buscaron una
solución, se apoyaron como familia y finalmente la joven cambió de
carrera. Hoy día ella es una diseñadora de modas emergente y
todos los días construye su futuro.
La resiliencia también actúa si en algún momento sientes que
no es el adecuado para cumplir una meta, por lo cual, aunque sin
rendirte, apartas ese propósito de tu vida por un tiempo. Nada tan
certero como estar en el lugar adecuado en el momento correcto;
por eso, si sientes que debes ir en otra dirección, no te sientas mal,
acéptalo de una manera consciente para evolucionar hacia lo
próximo, suelta lo que te ata y sigue adelante. Con el poder que te
otorga tu resiliencia, puedes pasar al siguiente paso y trabajar por la
siguiente meta. Gracias a tu actitud resiliente no te sientes
derrotado, ni sientes que estás en lo incorrecto o que has cometido
un error o una equivocación.
Por supuesto, hay situaciones traumáticas y trágicas, como
puede ser para algunos la muerte de un hijo o haber sufrido un
aparatoso accidente, que quizá las personas no sepan cómo
manejarlas al principio, pero hay que reconocer que el dolor es un
proceso que nos permite la posibilidad de reinventarnos y salir
adelante.
Carolina, de mirada lánguida y profunda, tenía una energía
que transmitía paz y con una sonrisa dibujada en sus labios nos
llenaba la sala de alegría. Estábamos en la ciudad de Miami,
Estados Unidos. Cuando nos compartió su historia nos dejó a todos
atónitos y digo todos porque me incluyo, ya que aprendo con cada
participante y con cada taller algo realmente espectacular de la vida
misma.
Ella nos dio una lección poderosísima sobre SER resiliente.
Ella recibió una llamada a las dos de la madrugada. Estaba
despierta porque veinte minutos antes se había levantado de la
cama repentinamente, sintiendo que algo de su ser se había
despedazado. La llamada se lo confirmó. Su hijo mayor, de
veinticinco años de edad, había sufrido un aparatoso accidente y
estaba siendo trasladado a la clínica. Como pudo se vistió y se
dirigió sola a la clínica que le habían dicho por teléfono. Diez años
antes su esposo también había fallecido en un accidente
automovilístico y mientras ella manejaba solo repetía «No se puede
repetir, esta historia no puede volver ocurrir».
Cuando llegó a la clínica mandó un mensaje de WhatsApp al
chat familiar y así todos se enteraron del accidente. Uno a uno
fueron llegando y juntos vivieron las horas de agonía, de
incertidumbre, de tristeza. Lamentablemente el primogénito de
Carolina falleció. No hubo ni habrá dolor más grande para ella, pero
a medida que pasaban los meses ella se aferró a la vida y decidió
continuar.
Los días y meses sucesivos fueron muy dolorosos, muy
oscuros, pero ella logró seguir adelante, su capacidad de resiliencia
hizo un gran trabajo no solo por ella, sino porque su otra hija
también la necesitaba. Decidió vivir un día a la vez, permitirse sentir
la tristeza y la desolación, expresar sus emociones y dejarse querer
por todos aquellos que le brindaron apoyo y sostén en esos
momentos tan, pero tan difíciles.
La clave siempre será la aceptación, y el amor incondicional
hacia tu persona. No importan las condiciones. Eso fue fundamental
para Adriana Macía, una mexicana que ha inspirado a miles de
personas gracias a su historia. Ella usa sus pies para hacer todo lo
que harían sus manos, si las tuviera, ya que nació sin brazos. Ella
transformó la adversidad en un camino de superación constante y
es un claro ejemplo de superación, tenacidad, fuerza de voluntad y
capacidad de lucha. Sí, enfrentó muchos desafíos y obstáculos por
haber nacido sin brazos, pero eso no la detuvo de lograr lo que se
propuso: es una abogada notable y extraordinaria conferencista.
Hace poco lanzó una colección de moda y es madre de una
hermosa niña.
Esto también pasará
En el mundo nada es eterno. Esa es una de las certezas de nuestra
existencia, por lo que la paciencia es una gran aliada para
sostenernos en los contratiempos. Para mí ha sido fundamental en
mi proceso de recuperación, yo he elegido asumir que pasarán
muchos meses para lograr la completa movilidad de mi rostro y he
aceptado vivir mi vida con la mitad de mi rostro en recuperación. No
es cómodo, pero sé que soy una mujer con fortalezas y tengo la
seguridad de que voy a superar esta situación.
Por supuesto, hubo momentos en los que me sentí decaída.
A veces siento punzadas, como pequeñas cuchilladas en mi rostro
que me incomodan, la conversación se dificulta y me canso.
Imagínate lo que significa para mí siendo conferencista, sin embargo
es un proceso y lo estoy viviendo de la mejor manera que puedo. Yo
sé que todo es temporal y que esto va a pasar.
Sí, definitivamente todo en la vida pasa.
El anillo del rey es un cuento de autor anónimo que habla
sobre ello, así como también de la aceptación, la templanza y de
que ninguna emoción permanece en el tiempo. Posiblemente lo has
leído, pero aquí te lo comparto. Cada vez que lo leo puedo rescatar
algún mensaje apropiado al momento que vivo.
El relato es sobre un rey que pidió un consejo: quería guardar
un mensaje en un bello anillo de diamantes que se estaba
fabricando. El mensaje debía ayudarle en momentos muy difíciles y
tenía que ser muy corto. Ni los sabios ni los eruditos podían dar con
ese mensaje, pero sí un anciano sirviente que era de su confianza.
Al darle el mensaje, el viejo le dijo al rey: «Pero no lo leas, mantenlo
escondido en el anillo. Ábrelo solo cuando todo lo demás haya
fracasado, cuando no encuentres salida a alguna situación».
A las pocas semanas el rey tuvo que enfrentar un momento
muy difícil. Su país fue invadido y el monarca perdió su reino. Tuvo
que huir, lo perseguían sus enemigos. Llegó un momento en que no
había escapatoria y recordó su anillo. Era el momento de leer el
mensaje, así que abrió el diminuto papel y leyó: «Esto también
pasará». El rey sintió una profunda paz.
Sucedieron varios acontecimientos y el rey pudo recobrar el
reino. Justamente el día en el que entraba victorioso a su castillo se
encontró con el anciano que le había dado el consejo. El humilde
sirviente volvió a aconsejarlo y le dijo que leyera nuevamente el
mensaje, ya que no era solo para situaciones trágicas o
desesperantes. Cuando el rey, rodeado de ovaciones, leyó «esto
también pasará», volvió a sentir paz y tranquilidad.
Yo amo este cuento y su moraleja, el mensaje ESTO
TAMBIÉN PASARÁ lo he escrito y es la pantalla de inicio en mi
celular. De ese cuento aprendí que la vida tiene una dinámica
fundamental y es que los estados son transitorios.
Piensa en el pasado o en el futuro. Ninguno de los dos existe
en este instante. Eso lo explica bien Louise L. Hay, una famosa
escritora y oradora estadounidense, en su libro El poder está dentro
de ti, al mostrar cómo el pasado solo existe en nuestra mente y en la
forma en que elegimos verlo. Como muchos, ella le otorga la
relevancia necesaria al presente, ya que este es el momento que
estamos viviendo, el momento que estamos sintiendo y el momento
que estamos experimentando.
Lo que hacemos en este mismo instante es colocar los
cimientos para el mañana. De modo que este es el momento
para tomar la decisión. Nada podemos hacer mañana, ni
tampoco ayer. Solo podemos hacerlo hoy. Lo que importa es
lo que elegimos pensar, creer y decir en este mismo
momento.
Louise Hay, 1991
Otra de las enseñanzas que me dejó el cuento El anillo del
rey fue entender que las emociones están para transitarlas, que no
tenemos que quedarnos atrapados en ellas, que vivir cada instante
está también a nuestro alcance porque la vida se trata de vivir el
aquí y el ahora, que es a lo que apuntan las líneas de Hay.
Hemos abordado esto en capítulos anteriores. No importa si
tienes treinta y tres o noventa y tres años, sigue en tu búsqueda de
crecimiento, sigue creando, porque mientras sigas con vida, van a
seguir pasando cosas. Así que mientras mejor preparados estemos
para afrontar lo que la vida nos envía, será maravilloso.

Adaptación funcional ¿un nuevo paradigma?


Muchos autores han dado diferentes aproximaciones al concepto de
resiliencia. Hay quienes lo consideran como un rasgo más de
personalidad, otros lo consideran un proceso mediante el cual hay
una conjunción de factores que hace que las personas aprendan a
enfrentarse a las adversidades, y hay quienes consideran que
estamos frente a un nuevo paradigma según el cual podemos
construir resiliencia.
Cuando la resiliencia se considera un proceso o una
construcción es posible medirla porque recibirás la retroalimentación
o feedback por parte de otras personas. Tu entorno te permitirá
saber qué es lo que está pasando. Vamos a poner un ejemplo. Si tú
te propones y decides ser más amoroso, ¿cómo lo vas a saber? Lo
sabrás porque la gente que está a tu alrededor lo va a notar y dirá
que siente más cariñoso o más amable tu trato.
Si tú te has propuesto hacer ciertos cambios en tu vida y los
has ido aplicando, pudieras preguntarle a quienes te importan si han
notado un cambio en ti. No puedes preguntarle a un desconocido,
porque no conoce tus conductas habituales, ni a alguien que sientas
que no aporta a tu bienestar. Siempre será fundamental que te
apoyes en las personas que te quieren, que desean lo mejor para ti,
las que quieren que tú seas la mejor expresión de ti, las que
esperan verte ganar, las que te quieren ver siendo pleno. A esas
personas les puedes dar el permiso para que te apoyen.
A ellas les pudieras preguntar: ¿Cómo me estás viendo?
¿Qué crees que me puede estar faltando? ¿Cuáles son los puntos a
los que puedo prestar atención en estos momentos? Esas personas
te darán las respuestas a todas esas preguntas y lo harán porque
son ellos quienes te ven en acción y ese es el feedback que
aportará en tu vida. Ese feedback también te dirá si tus cambios son
el resultado que esperabas.
Si tú quieres ser amoroso y con tus acciones has creado
armonía familiar, ahí está tu feedback, ese será tu espejo. Si, en
cambio, quieres ser una persona más extrovertida, pudieras
expresar tu opinión en una reunión a la que asistas, puede ser de tu
condominio, de tu vecindario o de tu trabajo. Quizá con tu
intervención puedas ofrecer una estrategia o una solución a un
problema o apoyar a que los demás tengan otra perspectiva del
asunto en discusión. Puede que tu participación no la tomen en
consideración, lo importante es que lo hiciste y ese es tu resultado,
porque a fin de cuentas lograste lo que querías: ser extrovertido.
Ese es tu resultado y mientras más lo hagas más acceso tendrás a
esa manera de ser.
Podría también darse el caso de que tu deseo sea crear
armonía en tu lugar de trabajo, y hay varias maneras de hacerlo. Te
comento sobre una de mis experiencias cuando yo trabajaba en una
corporación multinacional dirigiendo programas de liderazgo. Una
compañera nos mostró el camino en nuestra oficina. Cada fin de
semana Liliana planificaba qué postre podía preparar para llevarnos
a la oficina. Ella repasaba mentalmente sus recetas, iba a su
despensa y si le faltaba algo se dirigía al supermercado. Cuando
tenía todos los ingredientes, con un infinito amor, preparaba una
torta o unas galletas, cualquier postre que pudiese compartir con
nosotros en la oficina.
Lo más bonito es que Liliana fue inspiración para mí y para
todos los compañeros y empezamos a imitar lo que ella hacía. A
veces, algunos llevaban café para compartir, otros llevaban comidas
que habían preparado en sus casas. Sin duda alguna el ambiente
en esa oficina se tornó muy armónico, por lo que la nuestra era más
productiva que muchas otras áreas, ya que prevalecía el
compañerismo y la solidaridad.
Con la acción y el ejemplo constante podrás influir en las
demás personas. Tu entorno se sentirá inspirado por ti y por lo que
haces. Esa es otra manera de comprobar que te estás
transformando en quien quieres SER, por eso se trata de una
adaptación funcional. Te podrás dar cuenta así de que funciona el
cambio que estás dando.
El mundo es un espejo, un espejo muy grande que refleja lo
que tú das y ofreces a las personas. De hecho, algunos autores
hacen referencia a que existe una ley universal o espiritual, como la
ley de la atracción o la de la vibración, que es la ley del espejo, la
cual explica que nuestras relaciones con los demás reflejan tanto
nuestra luz como nuestra sombra, constituyéndose en un retrato de
nuestro mundo interior.
¿Alguna vez te ha pasado que te ha molestado enormemente
la forma de actuar de otra persona cuando hacía algo con lo que tú
no estabas de acuerdo? Si alguien nos despierta emociones
desagradables, aunque no lo sepamos, probablemente sea porque
de algún modo refleja algo de nosotros mismos que no queremos
ver y podemos trabajar en ello si nos damos la oportunidad de estar
conscientes, dándole espacio para permitirlo, sanarlo o liberarlo.
Esto lo que pretende principalmente es que a través de una
observación interna podamos descubrir qué es lo que nos molesta,
para obtener más autoconciencia y proporcionarnos así una guía
poderosa de transformación.

Cuando bebas agua recuerda la fuente


El vaso medio lleno o medio vacío es una expresión popular muy
famosa, que habla sobre cómo vemos el mundo. Se trata de
imaginar un vaso de agua a la mitad. ¿Cómo lo ves? Tu grado de
optimismo y entusiasmo determinarán sin duda tu respuesta, y es
directamente proporcional a qué tan lleno lo puedes ver. El
pesimista ve el vaso medio vacío, el optimista lo ve medio lleno y
ahora incluso se dice que los emprendedores o los más arriesgados
se atreven a buscar más agua para llenar ese vaso.
Lo importante de esta expresión es que solo los optimistas
ven las cosas de una mejor manera y esa actitud influirá
sobremanera en la gratitud que puedas llegar a sentir por las
circunstancias, eventos, situaciones y personas que han marcado tu
vida, es decir, todo aquello que ha llenado tu vaso.
Sentir gratitud es muy poderoso para tu bienestar. En vez de
acostarte y sentir angustia o ansiedad por la agenda que debes
cumplir al siguiente día, conectarte con el agradecimiento te permite
adquirir la sensación de la gratitud por los momentos y los espacios
que has vivido, por lo que estás viviendo, por lo que estás haciendo.
De esta manera, podrás dormir en paz y con tranquilidad. Haz de
esto un hábito: que tu último pensamiento de la noche sea dar
gracias y el primero en levantarte también sea agradecer. Sentir
genuino agradecimiento por un nuevo día, hará que estés preparado
para dar y recibir. Eso hará que tu vaso no solo esté lleno, sino que
esté desbordante y habrá más de ti para dar.
Agradando al ser, podrás agradecer. Puedes empezar a tener
tus actos de gratitud como un acto de intención bien deliberado y
consciente. Para ello te puedes apoyar en la escritura como una
práctica constante. Con el tiempo te darás cuenta de que la gratitud
es una poderosa herramienta para situarte en el presente, en el aquí
y en el ahora, en lo que está ocurriendo en este instante, que al final
es lo que lo importa.
Para mí no hay nada más hermoso que levantarme en la
mañana y dar las gracias por estar viva. Luego, en la noche, al
acostarme y repasar mi día, en el que siento que he dado todo lo
que he podido, vuelvo a dar las gracias por mi jornada, por todo lo
que tengo, por todas las bendiciones que me rodean y han tocado
mi puerta.
De hecho, yo soy los que practican la escritura para
agradecer las bendiciones diarias. Este ejercicio de escritura me ha
permitido concientizar y dar valor a todo lo que está en mi vida.
Escribir para sanar o como desahogo es una actividad súper
beneficiosa porque relaja la mente y hace que veas con otra
perspectiva los acontecimientos. El licenciado en literatura Hernán
González manifestó en una entrevista periodística que «escribir es
la sensación más precisa para desahogarse, teniendo en cuenta el
alto grado de expresión que se vive cuando se está frente a una
hoja en blanco».
González, especializado en construcción textual, afirma que
la imaginación, los sentimientos y las vivencias son los recursos que
se utilizan para escribir, por lo que el acto de la escritura recrea esas
situaciones y eso es beneficioso para la mente y para el cuerpo. Por
otra parte, la psiquiatra Consuelo María ha señalado que para gozar
de equilibrio mental es necesario que se exterioricen tanto las
situaciones agradables como las desagradables; por tanto, el acto
de escribir, que es de desahogo, ayuda a que sanen incluso las
heridas físicas porque la mente logra relajarse y eso fortalece el
sistema inmunológico.
Apóyate en la escritura para sentir el agradecimiento de una
manera más vívida y ten humildad, además, para manifestarlo hacia
las personas. La poeta y escritora Maya Angelou decía: «Tú no
serás recordado por lo que dejaste, ni tan siquiera por todos los
bienes que dejas, serás recordado por cómo hiciste sentir a las
personas». En mi opinión, demostrar gratitud hace eso posible.
No hay nada más gratificante y hermoso que hacer sentir tu
agradecimiento a otra persona. Sin embargo, quisiera detenerme un
poco aquí porque hay una gran diferencia entre dar las gracias y
mostrar nuestro agradecimiento.
Dicen las estadísticas que cada día damos las gracias más
de veinte veces. Las damos cara a cara, por teléfono, por correo
electrónico, por medio de mensajes de WhatsApp. Muchas veces lo
hacemos de forma automática, sin casi darnos cuenta. La pregunta
es: ¿Cuántas de estas veces somos capaces de mostrar
auténticamente la gratitud?
Damos las gracias como una respuesta espontánea y
automática, ya que se trata de un convencionalismo social que por
educación y por cordialidad hacemos de manera aprendida,
constituye una expresión ante algo que han hecho por nosotros.
Pero mostrar nuestro agradecimiento va mucho más allá de
pronunciar la palabra mágica «gracias»: es mostrarle a la otra
persona que realmente valoramos y apreciamos lo que ha hecho por
nosotros o lo que nos ha dado.
Podemos mostrar al otro nuestra gratitud mediante pequeños
detalles, los cuales enaltecen o validan nuestras palabras y nos
ayudan también a transmitir nuestros sentimientos. Si te preguntas
¿cómo podemos hacer sentir al otro que le estamos agradecidos de
verdad? ¿Cómo podemos mostrarle que ocupa un espacio en
nuestro corazón y en nuestro pensamiento? Para mí, la respuesta
radica en tus palabras, detalles y gestos. Recuerda que no tienes
que invertir una gran cantidad de dinero, ya que puedes agradecer
con palabras sinceras o por algo preparado por ti —para mí esos
son los mejores gestos—.
Fue el caso de Elena, una simpática joven que recién se
había graduado como arquitecta. Ella asistió a uno de mis talleres
en México, justo a los seis meses de haber ingresado a un estudio
de arquitectura. En una de sus participaciones nos contó que si bien
ella tenía facilidad de palabra, le costaba mucho enfrentarse a las
entrevistas de trabajo. Yo no podía creer que alguien que se
expresaba tan bien, pudiera sentir tanto miedo en una entrevista de
ese tipo, sin embargo ella nos dijo que su mente se ponía en blanco,
la saliva se le espesaba y sencillamente no podía hablar. El miedo la
paralizaba y no sabía qué decir, por lo que la búsqueda de empleo
realmente se le había hecho muy tortuosa, hasta que encontró un
amigo de su hermano que conocía gente del medio de la
construcción.
Gracias a que él la apoyo a prepararse para la entrevista, a
que ella puso en práctica lo aprendido en el taller y a la
recomendación de él, Elena pudo entrar en ese estudio de
arquitectura en el cual estaba trabajando. Se sentía tan agradecida
que lo primero que ella hizo fue llamarle para darle la gran noticia y
con su primer sueldo preparó un rico almuerzo para compartir con él
y toda la familia.
Quizás tú no digas «gracias» todo el tiempo, quizás un día las
expreses y al otro día las demuestres con acciones, con tu lealtad y
con tu fidelidad. Lo importante es que concientices que hay muchas
maneras en que puedes mostrar tu agradecimiento y hacer saber a
las personas cuán importante son en tu vida. Sin duda, la energía
del agradecimiento nos conecta con la energía del amor, que para
mí es la más poderosa. Mueve el mundo, lo hacen mejor.
De ahí la importancia de contribuir con cada uno de los seres
con los que interactúas todos los días de tu vida, no solo tus
familiares o tus compañeros preferidos del que trabajo. Tú puedes
mostrar un gesto especial con todo aquel te rodea: tu vecino, el que
estaciona tu coche, el que te presta un servicio. Imagina que estás
en un restaurante y de manera genuina le agradeces a la persona
que te está sirviendo. Pudieras decirle frases como: «Me encantó
como me serviste el café» o: «Me gustó mucho tu recomendación».
Tú puedes reconocer a las personas de muchas maneras.
Pudiera ser mirándolas a los ojos mientras te dicen algo o
regalándoles una sonrisa. Todos podemos tocar a alguien con las
palabras que pronunciamos, con los mensajes que escribimos o por
medio de la manera como saludamos. Si bien debemos estar
conscientes de que las personas eligen cómo sentirse, lo importante
es que tú expreses tus sentimientos, porque mostrar esta
vulnerabilidad nos hace más humanos, nos hace sentirnos más
cerca, que no estamos solos.
En definitiva, la gratitud es una manera de reconocer el valor
de los demás. Todos necesitamos sentirnos importantes y amados
por nuestro entorno, nuestra familia, nuestra comunidad. El mensaje
que lleva la gratitud es que el otro es importante, por lo tanto,
querrás dejárselo saber.
Cuando nos interesamos por los otros de una manera
genuina, mostramos nuestro interés por sus vidas y sus proyectos.
Eso posibilita que nos puedan abrir la puerta de su corazón y que
confíen en nosotros. A mí me encanta hablar con la gente con la
que me topo en la calle en mis diligencias. Conozco sus historias
porque muchos me permiten entrar en sus vidas al contarme sus
anécdotas, vivencias e incluso preocupaciones. Conozco sus
historias porque estoy dispuesta a mirar, a escuchar y porque sé
que cada persona que está delante de mí, tiene una narrativa, una
historia de vida. Eso es, sencillamente, maravilloso.
Y es que, en definitiva, cada uno de nosotros tiene historias
que contar. Unas veces somos testigos presenciales de situaciones
en la historia de otros y otras veces actuamos como protagonistas,
cuando nuestras acciones fueron determinantes. Yo sé que tienes
muchas historias que contar y compartir. ¡Que vivan nuestras
historias!
Ejercicio 4.
Benditas sean tus gracias
Introducción:
Estamos aquí de nuevo para que continúes escribiendo la historia
de tu vida. ¿Ya estás en ese sitio tranquilo que has destinado para
escribir? ¿Tienes lápiz o bolígrafo y la libreta? ¿Has apagado o
silenciado tu celular? Comencemos.
Preparación:
Estas líneas han sido reservadas para que ahora escribas todos los
momentos en que has sido resiliente. ¿Los recuerdas? Busca en tu
mente aquellas situaciones difíciles de tu vida y cómo saliste
adelante. ¿Qué hiciste? ¿Qué actitud tomaste? Una vez que
recuerdes esos momentos, felicítate. Hoy día estás aquí, leyendo
este libro. Sitúate en el momento presente y agradécelo.
Ejercicio:
En la libreta escribe esos momentos, con detalles. Puedes copiar la
tabla en tu agenda o en el cuaderno designado para los ejercicios.
La idea es que escribas la situación, cuál fue tu actitud específica, tu
acción y cuál fue la lección que aprendiste. Con este ejercicio
podrás darle un nuevo significado a esas vivencias y mirarlas en
retrospectiva.

MI FUERZA INTERIOR

Situación Actitud Acción Resultado


El siguiente ejercicio será escribir todo aquello por lo que estás
agradecido. Una vez hayas terminado la lista, sembrarás una planta
y colocarás en la tierra el papel con la lista escrita. También pudieras
trasplantar una planta que tengas y poner el papel con los
agradecimientos en la nueva maceta o tiesto.
Identifica esa maceta con la palabra GRACIAS. La lista puedes
comenzarla con frases como:
«Estoy agradecido por…»
«Estoy contento porque...»
«Doy las gracias por…»
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
____________
Este ejercicio también traerá profundos efectos en tu bienestar
porque impacta de manera positiva tu visión de vida, ya que te
permite ver como poco a poco tu planta crece. Puedes imaginar
que, así como tu planta va creciendo tus motivos para estar
agradecidos, también.
Comparte tu momento
«¡Aha!»
Recuerda tomarle una foto a tu planta y publícala en Instagram
puedes compartir en tu post aquello por lo que te sientes
agradecido y colócale la etiqueta
#SanaSueltaSigue
para que pueda seguir leyéndote. Recuerda que yo te acompaño y
te apoyo en tu proceso de transformación, así como tú, con tus
acciones, puedes ser ejemplo para que otros accionen y empiecen a
transformar su vida en lo que ellos deseen.
CAPÍTULO V
TODO VIAJE INTERIOR EMPIEZA CON UNA
AVENTURA

La felicidad es un estado presente y la plenitud es atemporal. Esto


quiere decir que la felicidad puede ir y venir, mientras que la plenitud
es una condición de totalidad del ser. Es por esto que más que la
búsqueda o creación de la felicidad me gusta enfocarme en la
plenitud del ser para que desde el rincón del planeta en el que estés
puedas generar plenitud y esta incluya la felicidad.
La plenitud puede tener diferentes significados para las
personas. Para mí significa mirar en retrospectiva y ver el impacto
que esta palabra ha tenido y tiene en mi vida. Es la sensación de
sentirme completa, de reconocer mis aciertos, mis logros, de
aprender de mis desaciertos y fracasos. Yo tomo lo que funciona
para incorporarlo en los próximos pasos de mi vida. Desde mi visión
se trata de vivir en el presente mientras sé que estuve y estoy
construyendo mi futuro; eso quiere decir que me encuentro donde
quiero estar, con quien quiero estar y siendo la mujer que siempre
he querido ser: ¡una mujer completa y suficiente!
Me gustaría que en este momento recordaras cuándo fue la
última vez que te sentiste en un estado de plenitud. Quiero decirte
que está bien que sientas que lo mereces, que te sientas bien y que
tengas una visión que te dará paso a vivir la vida que solo tú puedes
vivir, tienes todo lo necesario para crearla. Tú puedes salir de la
mentalidad mediocre, liberarte de los rincones oscuros de tu mente
que obstaculizan tu próximo paso hacia la excelencia, y llenarte de
autovalía.
¿Cómo? Con el coraje de tomar decisiones, la valentía de
hablar y decir lo que sientes, estando en apertura para crear,
dándote permiso para sentir lo que es ser vulnerable, teniendo
claridad sobre tus límites —lo que dejas entrar, lo que no; cuándo
quieres decir sí y cuándo quieres decir no— y guiándote por tus
valores.
A este punto del libro, sé que has dado lo mejor de ti al
pausar para observar tu vida, reflexionar, hacer los ejercicios y hoy
confío en que tienes la certeza de que en cualquier momento
puedes cambiar tus pensamientos destructivos o desempoderantes
por pensamientos expansivos, alentadores y confiables. Ya sabes
que puedes contarte otra historia, cambiar tu narrativa; fuiste, eres y
serás siempre protagonista de tu relato.
La vida es un constante aprendizaje si así elegimos mirar los
acontecimientos, sucesos y situaciones que vivimos. Es movimiento.
Se trata de recorrer un camino que tiene subidas, bajadas, curvas y
rectas. En ese sendero, más que buscar la felicidad, que ya
sabemos es efímera y condicional, he aprendido a lo largo de estos
años que lo más importante es encontrar la plenitud porque es el
estado emocional que me ha permitido tomar las riendas de mi
vida desde las decisiones más constructivas, y crear la propia
visión de mi mundo, que es el nuestro, para que cada decisión y
acción la tome desde el más genuino compromiso.
Quiero que sepas que la búsqueda de nosotros, como seres
humanos, va mucho más allá de estar en constante estado de
felicidad. No estamos felices todo el tiempo, la vida tiene sus
matices y eso es totalmente válido; por lo tanto, para lograr tener
nuestros músculos emocionales alineados, considero que nuestro
norte es ser plenos o aspirar sentirnos a plenitud. Cuando estamos
a plenitud viene la aceptación de nuestras circunstancias, sin que
eso signifique que nos rindamos o nos quedemos en nuestra zona
de confort o viviendo desde lo automático. Vivamos desde la mirada
intuitiva, esa que nos lleva a escucharnos y a accionar con
confianza para tener una vida más armónica, ya que de esta forma
estaremos viviendo de manera integral.
Me gusta la idea de mirar la vida como si fuera un
rompecabezas, gracias a lo cual podemos visualizar que tenemos el
poder de unir las piezas fundamentales y, poco a poco, encajar los
distintos espacios con naturalidad. También me gusta pensar que la
vida puede ser una sinfonía, una composición musical en la que
intervienen diferentes instrumentos, se combinan los acordes, las
notas, los silencios. Una buena sinfonía es la que tiene armonía en
todas sus notas, lo cual hace que percibamos belleza y sintamos
serenidad.
Cuando logres crear armonía en los distintos aspectos de tu
vida te sentirás más fluido y cada pieza tendrá su lugar sin tener que
pelearse o derrumbarse ante las demás. Ese es un sentimiento que
atañe a la satisfacción vital, que abarca mucho más que la felicidad,
y que no implica únicamente los momentos transitorios de bienestar,
sino que plantea un enfoque más general de la vida, de acuerdo con
la visión de Roy Baumeister, eminente psicólogo social y autor
prolijo sobre estos temas.
La armonía la podemos encontrar en muchos sitios: en el
silencio de nuestra mente, en el acto de ser agradecidos, en el
hecho de ser bondadosos. Tú puedes ser un canal de armonía
cuando así lo decidas. Para ello puedes realizar distintas acciones
en tu vida, como reconocer cada día tres o más cosas que hayan
sido buenas para ti, cumplir siempre con tu palabra porque eso hace
que te reconozcas como una persona victoriosa y hacer actos de
bondad, de manera genuina, para los otros. Tú siempre podrás
elegir porque tu poder interior es grandioso: siempre te permitirá
construir experiencias de éxito, si así lo quieres.

¿Existe algo mucho mejor en la vida que ser feliz?


Ese día Juan Carlos no tuvo miedo. Se levantó más temprano que
de costumbre y besó a su esposa mientras ella todavía dormía.
Tomó una ducha, se vistió de traje y se puso la camisa azul de la
suerte, esa que compró para su graduación y con la que fue a su
primera entrevista de trabajo. Se miró al espejo. Se sintió guapo,
poderoso.
Mientras sorbía el café repasó la presentación, que había
estado preparando durante meses y que ese día expondría para
optar a un mejor cargo; con mayores responsabilidades, sí, pero con
el cual había soñado durante mucho tiempo. En ese periodo se
había concentrado muchísimo en su trabajo, fueron semanas en las
que trabajó como mínimo entre doce y catorce horas diarias.
Obviamente no había tenido mucho tiempo para compartir con su
familia o para salir con sus amigos, pero sabía que el esfuerzo
laboral que estaba haciendo traería sus recompensas. A pesar de
que estaba trabajando mucho, se sentía contento porque su
proyecto profesional estaba prosperando.
Juan Carlos se dirigió a la oficina. A las nueve de la mañana
empezaba su presentación. Cada uno de sus jefes fue llegando.
Todos confiaban en el joven, lo habían observado durante todos
esos meses, sus aportes en la oficina eran siempre muy positivos,
pero esta vez se quedaron más que impresionados. La presentación
fue brillante y todos coincidieron en darle el cargo al que Juan
Carlos estaba aspirando, cuyo sueldo era mucho mayor al que
tenía. El joven estaba eufórico y también sentía paz, porque
consiguió lo que quería.
Esta historia la relató él en uno de los programas de liderazgo
que dirigía en Perú. Mientras me contaba su experiencia le brillaban
los ojos y con sus palabras le imprimía una emoción genuina a su
discurso. Él estaba pleno, y quizá a ti te pase lo mismo. Puede que
tú en este periodo estés enfocándote en un área de tu vida y eso no
te permite que puedas atender otras facetas con la misma
intensidad. Pero en el fondo sientes que lo estás haciendo bien y
ahora puedes concientizar la razón de ello para que no te pierdas o
desanimes.
Cuando somos conscientes de que podemos tenerlo todo,
pero quizá no al mismo tiempo, o con el mismo nivel, sufrimos
menos y estamos más presentes, ya que en muchos momentos de
nuestra vida hay áreas que exigen más atención. ¿Qué pasará con
las otras facetas de tu existencia? Que posiblemente no estén al
cien por ciento, pero eso no representará un problema. Cuando te
enfocas mucho en desarrollar un aspecto de tu vida, es probable
que durante ese tiempo vayas a menos reuniones familiares, no leas
todos los libros que deseas, no pases tanto tiempo en tus redes o en
salidas sociales, pero eso no quiere decir que no estés viviendo en
plenitud o que dejes de desarrollar esas otras áreas, es solo que lo
harás de otra manera por algún tiempo.
Vivir una vida plena te permite, por ejemplo, crear una
comunicación efectiva con tus familiares para dejarles saber lo
importante que es para ti enfocarte en la tarea que has elegido. De
esta manera, juntos podrán idear un plan donde todos se puedan
apoyar. Si lo que te preocupa es que no puedas dedicar el mismo
tiempo a la lectura como a ti te gusta, quizá puedas adquirir un
audiolibro para escucharlo mientras vas conduciendo. Si lo que te
genera cierta incomodidad es que no puedas tener tu casa tan
organizada, sería muy útil un plan cooperativo con los miembros del
hogar para crear hábitos conscientes y mantener la casa ordenada.
A cada situación podemos crearle soluciones y una persona
empoderada, como tú, las puede hallar.
Desde mi punto de vista, la plenitud se trata de crear armonía
entre las distintas áreas de la vida. Una armonía vista como la unión
y la combinación de poder realizar actividades diferentes, de distinta
manera e intensidad, pero todas acordes entre sí y en donde seas
capaz de manejar inteligentemente tus emociones, que de hecho las
vamos a volver a explorar ahora.
Así como no se puede estar feliz todo el tiempo, tampoco se
puede estar triste, eufórico, melancólico o nostálgico siempre.
Puedes gestionar tus emociones para que no se apoderen de ti en
medio de las situaciones que te son desencadenantes o que te
descontrolan: adueñarte de tus emociones es fundamental en este
camino que has emprendido. Si llegas a sentir emociones que te
preocupan puedes intentar pensar en otra cosa, relajarte y respirar
hondo, liberar la tensión por otras vías, recordar tus virtudes y
éxitos, distraer tu atención hacia un asunto concreto o pensar en tu
futuro más inmediato.

Buscar la felicidad es una monstruosidad que se paga


Te podrás preguntar: «Si yo estoy triste por alguna razón, ¿eso
quiere decir que dejé de tener una vida plena?». La respuesta es:
no, para nada. Dentro de un estado pleno está la aceptación, que ya
hemos cubierto en otros capítulos, así como también hemos
señalado que no existen emociones buenas ni malas; la tristeza —o
cualquier otra emoción— es válida. Si estás triste puedes reconocer
que eso es parte del momento que estás viviendo, pero no es una
emoción permanente, así podrás entender que la tristeza también es
parte de tu plenitud porque puedes sentirla y aceptarla para
experimentarla, pero no necesariamente significa que estará ahí de
manera permanente. Si crees que eres un ser con la conciencia
expansiva, entonces sabrás que sanarás la herida que está
causando la tristeza y que podrás tocar otra sinfonía que se
encuentra en tu interior. Imagina que tus emociones son tu orquesta,
sin ellas no estarías completo.
Si vives un estado de felicidad, dale la bienvenida ¡disfrútalo!
Ahora, si eres de las personas que pasas de un constante estado de
felicidad a uno de tristeza, eso significa formar un bucle o una
conexión entre ambos, entonces es importante observar por qué
estás haciendo esa unión. Puede que tengas algunas creencias
instauradas que no te permiten disfrutar de esa felicidad, por
ejemplo, hay personas a las que no les gusta reírse mucho porque
creen que podrían luego llorar a mares. Prefieren no reír tanto o no
gozarse su felicidad para no llorar después.
Rubén era de esas personas. Él era un hombre de mediana
edad que asistió a una de mis sesiones de coaching y se sintió
plenamente identificado cuando hablamos de lo que una persona
podía sentir cuando asociaba directamente la felicidad y la tristeza.
De manera literal, le tenía miedo a sentirse alegre. Me dijo que su
abuela siempre decía la frase: «Buscar la felicidad es una
monstruosidad que se paga», algo muy fuerte que yo considero no
se puede subestimar por los estragos que puede causar.
Él creció escuchando esa sentencia, por lo que no solo creía
que no merecía ser feliz sino que también sentía miedo porque
pensaba que lo pagaría con algo malo que posiblemente le
sucedería. Entonces, cuando se sentía contento por algún hecho no
sabía cómo expresarlo y de manera inmediata sentía ansiedad.
Dado que ya había descubierto la relación que tenía entre sentirse
feliz e inmediatamente triste, pasamos a cuestionar la creencia. Este
fue nuestro diálogo:
—¿Es esto absolutamente cierto? —le pregunté.
—NO —me respondió, y con esa respuesta se abrió más a
sentir que podía cambiar.
—¿Rubén, qué obtienes cuando piensas de esta manera?
—Brenda, cuando esto pasa yo me estreso y usualmente
recibo aliento de mi pareja.
—¿Podrías obtener aliento de tu pareja sin este
pensamiento?
—Sí.
—Ok, entonces consideremos otra opción para que la
próxima vez puedas disfrutar plena y genuinamente tu estado de
felicidad.
—¿Qué puedes pensar y hacer la siguiente ocasión en que te
sientas feliz? —le pregunté para animarlo a que él mismo
consiguiera respuestas en su interior.
—Pensar que es mi derecho esencial y que merezco
sentirme feliz. ¿Qué puedo hacer? Relajarme, respirar, moverme y
sonreír. ¿Qué puedo sentir? Alegría, paz, pasión…
—Sabes que eso requerirá de ti práctica y compromiso…
¿estás dispuesto? —le dije, viéndole a los ojos y sonriéndole.
—Sí, ya me siento mucho más relajado. Con solo pensar que
es mi derecho natural sentir felicidad y no una carga monstruosa,
me siento más liviano.
—Con este nuevo pensamiento ¿qué crees que puedes
aportar a quienes te rodean?
—Creo que espacios mucho más alegres y divertidos,
inclusive mucha más confianza, una vida más apasionada y plena,
puedo compartir sin miedo mi felicidad.
Quienes tienen una creencia similar a la que tenía Rubén
viven en una polaridad constante y si llegas a distinguir eso en ti,
identifica cuáles son las creencias, recuerdos y pensamientos que
tienes, que no te dejan disfrutar de los buenos y alentadores
estados emocionales. Este es un buen momento para que te
comprometas a observar si tienes algún lazo entre algunas
emociones, qué tan a menudo lo haces y cuál es el significado que
le has dado, y una vez lo descubras lo puedes rediseñar para tu
conveniencia.
Quiero compartir contigo cuáles fueron los pasos que trabajé
con Rubén. Te los detallo aquí:
1. Entender su mundo
2. Identificar la creencia
3. Encontrar la relación entre las emociones y la
recompensa
4. Encuadrar o redefinir la recompensa
5. Crear alternativas
6. Instaurar un compromiso con la nueva conexión:
felicidad y relajación
7. Relacionar la nueva creencia con un propósito superior
Recuerda siempre que puedes aprender a manejar tus
emociones. Si eres una persona muy empática, por ejemplo, te
puedes conectar de manera muy rápida con el dolor de otra
persona. Quizá puedas llorar porque te conectas con su tristeza,
pero eso no quiere decir que te sumerjas y permanezcas en ese
dolor o te adueñes de su dolor, puedes conectarte para apoyarle. Si
sabes cómo manejar tus emociones, sabes que eres capaz de
soltarlo y dejarlo ir. De esto se trata vivir en armonía.
Una persona empática siente las emociones o síntomas
físicos de otras personas, debido a su alto grado de sensibilidad. Se
pone en los zapatos de otros sin tener que vivir las historias de
otros. Yo soy muy empática y compasiva, y en mis conferencias, mi
propósito es estar al servicio de todos los que confían en que puedo
sostenerlos y guiarlos, para que puedan expandir sus percepciones
y sus puntos de vista sobre una situación.
Recuerdo cuando estuve trabajando de cerca con una
comunidad indígena en la ciudad de Iquitos, Perú, en un proyecto
social de la empresa para la cual trabajaba en ese país. Este ha
sido uno de los proyectos más importantes en que he tenido el
privilegio de participar.
Los Yaguas son una comunidad indígena de
aproximadamente ochenta habitantes de todas las edades,
distribuidos en veintidós viviendas. Cuando llegamos ellos estaban
pasando por una situación complicada, carecían de algunos
servicios básicos, así que nos comprometimos con su salud y
bienestar; como por ejemplo brindarles desayunos saludables a los
niños para elevar su sistema inmunológico, su nutrición y su
hemoglobina. Ese fue el plan que teníamos en principio. Estando allí
nos dimos cuenta de que les faltaban muchas cosas, entre ellas
agua potable y eso me desgarró, así que con el presidente de la
empresa y todos los representantes nos entregamos al servicio con
gran amor y logramos instalarles un sistema de agua potable.
Nuestra compasión, empatía y amor nos permitieron
apoyarlos, ya que no nos podíamos sumergir en la tristeza o
adueñarnos de su pena porque entonces nuestra energía y enfoque
no habrían podido estar en resolver, en la proactividad y en llevarles
una nueva esperanza para mejorar su calidad de vida. Estuvimos
prácticamente dos años desarrollando ese proyecto de
responsabilidad social y quedé muy satisfecha con el resultado que
obtuvimos. Desde su concepción, me enamoré de esa iniciativa, de
la tarea de estar en servicio y de apoyar a esa comunidad. Ahí
reencontré la plenitud de servir a los demás, de manera
incondicional.
Tuve un maestro que decía que siempre debemos regresar a
nuestro centro, sin importar la situación desesperante que
estuviésemos viviendo. ¿Sabes cuál es mi centro? Mi centro es mi
espacio armónico, en donde no estoy arriba ni estoy abajo, no estoy
zigzagueando hacia los costados, estoy firme y flexible, así como el
bambú. Eso lo logro a través de ejercicios de respiración que he
practicado durante muchos años.
En este punto te podrás preguntar: «¿Las cosas me seguirán
perturbando a pesar de haber emprendido un camino de
transformación?». Claro, siempre habrá situaciones con las que
tendrás que lidiar… así es la vida de caótica y maravillosa. Está en ti
poner el foco y la atención en aquello que añada valor para tu vida,
en lo que te brinde más bienestar. Recuerda: vivir en un estado de
plenitud significa que lo puedes tener todo, aunque a veces no sea
todo al mismo tiempo.

Tus hábitos, tus aliados


Para recorrer el sendero hacia tu plenitud también estás llamado a
crear hábitos que vayan en concordancia y coherencia con lo que
quieres.
Estamos acostumbrados a los hábitos, a seguirlos. Desde
niños nos los enseñan: para comer, para estudiar, para convivir. Son
conductas que hemos adoptado después de haberlas repetido con
frecuencia. Los hábitos se convierten en rutinas, son acciones que,
a fuerza de repetirlas, se transforman en automáticas y las
realizamos sin cuestionárnoslas; una vez interiorizadas no tenemos
que pensar en ellas.
¿Esto qué quiere decir? Que en tu proceso de transformación
puede ser necesario adquirir ciertos hábitos que te apoyen en la
manifestación de lo que quieres lograr. Por ejemplo, si eres una
persona impulsiva, practicar diariamente ejercicios de respiración o
meditación te facilitará mantener la calma cuando vivas situaciones
que bajo otras condiciones te dispararían la impaciencia, la ira o el
coraje.
De igual manera, es necesario que pienses en aquellos
hábitos que tengas y que no te permiten vivir en armonía y plenitud.
¿Cómo puedes identificar que lo que sientes te causa daño?
Gracias al autoconocimiento. No es saludable, por ejemplo,
compararse con otras personas; envidiar lo que otros tienen;
sabotear los logros de alguien. Identifica cuáles son tus hábitos no
saludables y sustitúyelos por aquellos que te puedan generar
bienestar.
Por ejemplo, si las noticias afectan tu estado de ánimo, trata
de no sumergirte en ellas. De hecho, se ha comprobado lo
perjudicial que puede ser la sobreinformación: puede repercutir en la
cantidad y calidad del sueño, ya que es causante del 'síndrome de
fatiga informativa', según han explicado expertos como el doctor
Eduard Estivill, responsable de la Unidad de Alteraciones del Sueño
del Instituto Dexeus de Barcelona, España. ¿Cómo puedes trabajar
eso? En vez de dedicar dos o tres horas a informarte sobre los
sucesos de tu país o del mundo, dedícale solo una hora y utiliza el
resto del tiempo para hacer actividades que fortalezcan tu interior.
Muchas de ellas ya las estás haciendo con este libro, continúa esto
paso a paso, hoy sueltas un hábito e incorporas otro.
Yo, por ejemplo, no tuve un modelo en casa ni la
concientización de que el ejercicio es fundamental para sumar a mi
calidad de vida. Te confieso que antes solo de pensar en hacer
ejercicio me daba pereza, cansancio, aburrimiento, así que me
decía: «Es que a mí lo que me gusta es bailar», lo cual en realidad
me encanta… Por eso me apuntaba en clases de baile y las hacía
con toda vitalidad, pero cuando salía tarde de la oficina, me iba
directo a casa y no hacía ningún tipo de ejercicio. Luego intentaba
justificar la falta a clases con que estaba cansada y por eso no
había ido a bailar.
Eso pasaba hasta que incorporé una nueva rutina, que fue
levantarme temprano, a las cinco y media de la mañana e ir al
gimnasio a primera hora del día. Mis días comenzaron a ser otros
cuando encajé esta pieza del rompecabezas en mi vida, estoy
mucho más energizada, el día me rinde más, siento que tengo la
mente más vibrante. Claro, también necesité hacer ajustes en mi
rutina nocturna, ya que me encanta trabajar en las noches cuando
todos duermen y me quedo en silencio, por lo cual busqué un
equilibrio para dedicarle las horas suficientes y permitirme un
descanso adecuado.
Te confieso que no todos los días me levanto diciendo: «Síííí,
voy al gimnasio», pero recuerdo el bienestar físico que me da y
sobre todo, que para mí es lo más importante, me acuerdo de como
vibro y la claridad que le da a mi día, lo cual hace una inmensa
diferencia. Es ahí cuando me levanto como un resorte. Incluso,
cuando estuve en el proceso de recuperación tras el accidente,
encontré otras maneras de ejercitarme porque ya es parte esencial
de mi vida, forma parte de mi plenitud.
Sentir la plenitud conlleva que rompas con los antiguos
patrones que han estado teniendo el control de tu vida para dar
paso a nuevos modelos que sirvan de puente para una vida llena de
posibilidades. Nada que sea externo a ti puede darte la plenitud, la
armonía o la serenidad porque estos son estados que vienen desde
el ser. Si tú te conoces y sabes qué te motiva, podrás adoptar
nuevos hábitos de manera mucho más sencilla y fácil. Recuerda que
tú tienes el poder de elegir.
Cuando te conoces a ti mismo puedes identificar las
actividades que te gusta mucho hacer y que de verdad te traen
bienestar. De eso se trata la plenitud: de encontrar y practicar.
Depende de ti buscar el bienestar integral, que no es solo mental,
sino también físico. Sentirte bien porque cuidas todas las áreas de
tu vida es tu responsabilidad. Gracias a tus capacidades y a tus
decisiones puedes llegar a un estado de armonía debido a la
adopción de hábitos para el ser.
¿Para qué queremos ser armónicos y estar plenos? Para que
el día en que ya no estemos en este plano podamos decir: «¡Wow!
Me amé, me cuidé, amé a los míos… o sea, viví en estado de
plenitud». Es posible explorar diferentes caminos y experiencias
para saber lo que nos hace sentir así, y se trata de descubrir lo que
funciona para nosotros. Voy a compartir contigo mis hábitos y si
tienen consonancia contigo puedes practicarlos, añadir o quitar de
acuerdo con lo que funcione para tu vida:
1. En cualquier rincón del planeta mis valores son no
negociables
2. Practico la resiliencia
3. Honro mi palabra
4. Completo mis proyectos
5. Genero espacios para estar en servicio
6. Asumo riesgos
7. Vivo el presente
8. Genero tiempo para mí
9. Asumo la responsabilidad de mi vida
10. Estoy en consciencia práctica sobre mi mentalidad
abundante
Otra ruta que puedes tomar es la siguiente
1. Identifica las emociones significativas para sentirte
pleno
2. Identifica la postura o fisiología de la plenitud
3. Identifica la mentalidad de la plenitud
4. Identifica la espiritualidad de la plenitud
Ahora ten todo esto presente y ponlo en práctica .

La plenitud de reconocer
Todos podemos SER con el otro. Los estados propios de plenitud se
pueden potenciar al entender que el otro que está allá, también es
parte de nuestra vida. Y cuando vivimos desde esa vibración, desde
esa armonía, y entendemos que aquel o que el otro es parte de
nosotros, entonces decidimos contribuir para él y eso nos hace
sentir plenos.
Las personas que viven una vida significativa, están
conscientes de que tienen su propia armonía y eso incluye al otro.
Además de hacer algo por los demás, viven agradecidos, felices,
viven en el servicio, desde el dar, y en general son personas mucho
más felices y mucho más longevas.
Lograr la plenitud verdadera incluye al otro en tu camino. En
tu plenitud existe el otro, reconócelo. En tu camino no cabe el
egoísmo ni el ego, por eso es que cuando ya te sientes en plenitud,
elevas de tal manera tu vibración que te es natural contribuir con los
demás. Das lo que tienes. Das tu plenitud.
La plenitud es un estado que se expande, que no te abarca a
ti solamente, sino que incluye tu entorno. Ama tú primero, no
esperes ser amado. Da lo que tengas, cuando tú vives en este
estado sabes que puedes dar lo que hay en ti.
¿A quién? Puedes empezar por las personas que son
importantes en tu vida. No pretendo que tú salgas ahora a cambiar
el mundo; aunque comprendiendo que tu mundo es mi mundo, lo
que elijas hacer tendrá sin duda impacto en el mío, así que puedes
comenzar por ejercer una influencia en tu entorno inmediato, porque
una vez que lo hagas ese otro también se va a expandir, va a mirar
tu ejemplo y va a buscar su plenitud. Así es como transformamos el
mundo.
Cuando tú reconoces que eres un ser que impacta la vida del
otro, has elevado tu conciencia. Estás alerta. Sabes que toda
decisión que tomes en tu vida, tiene repercusión en tu entorno y
desde ese lugar puedes tomar las mejores decisiones para ti y para
el otro.

Este viaje no tiene fin


¿Cómo lograr la plenitud? Yo estoy consciente de que cada día es
un privilegio, no lo tomo por sentado. Yo pasé algún tiempo sin estar
atenta, dormida y sé que eso es una constante para muchos. Por
medio de la autoobservación es que podemos parar esa sensación
de vivir sin propósito y pasar a ser gestores y creadores de nuestra
vida, de forma deliberada. No hay nada mejor que sentir que cada
día de tu vida está en tus manos y no en manos de las
circunstancias, del qué dirán, o de los demás.
Todos tenemos un tiempo en este mundo y lo ideal es que
vivamos para aprovechar cada minuto. ¿Has pensado qué heredará
de ti la humanidad? ¿Cuál será tu legado? Cualquiera que sea tu
respuesta quiero que sepas que tienes el potencial para crear una
vida que trascienda, sin importar en qué punto de tu vida te
encuentres. Tienes el talento, tienes el poder de trascender.
¡Tú tienes hoy todas las herramientas necesarias para crear
lo que sea que quieras! ¡Te tienes a ti! Tú elegiste el camino de la
transformación. Te has venido preparando por medio de la lectura
de estas páginas y por medio de la realización de los ejercicios, por
lo que en este mismo instante te puedes decir: «Aquí estoy, lo que
soy y con lo que tengo es suficiente para poder guiar, facilitar y
apoyar al mundo que nos necesita».
Ya sabes que lo externo no tiene el control absoluto de tu
vida. Siempre podrás elegir lo que quieres hacer. Construye tu
propio camino y desde ahí responde ante los factores o sucesos
externos. Vive con curiosidad, pasión, claridad y ponle intención a
todo lo que quieras. Recuerda que la vida es una constante elección
y somos una fuerza creadora.
Tu libertad está en elegir. Siempre ha estado ahí. Ahora,
desde la razón y desde todas estas palabras que has leído, puedes
elegir, aceptar y soltar cualquier situación que pase en tu vida que
no dependa de ti o de la cual no tengas el control. Yo te reconozco y
te agradezco lo que has sido y eres, así como lo que hayas hecho y
estés haciendo, en este camino del reaprendizaje y rediseño de tu
propósito de vida, uno que sé marcará la diferencia en este mundo.
Ya estamos a punto de terminar este libro. Solo falta un punto
muy importante para agarrar nuevamente el timón de tu vida y
dirigirlo hacia el vasto océano de posibilidades. Yo sigo estando y
estaré para acompañarte. De esto hablaremos en el último capítulo
de este libro .
Ejercicio 5.
Yo soy protagonista
de mi vida
Introducción:
Hemos escrito sobre la historia de tu vida de adentro hacia afuera,
desde la reflexión. Hemos inquirido, indagado, cuestionado, sanado
y recordado que nuestra vida se conforma de experiencias,
interacciones y decisiones previas que muchas veces nos hacían
sentir fraccionados. Ha llegado el momento de reescribir tu vida, de
rediseñarla, de reinventarte. ¿Quién declaras ser tú ahora, a partir
de este momento? Tu historia parte desde la totalidad de tu SER,
desde la actitud PROTAGONISTA, con la creatividad al servicio de
este nuevo camino que estás eligiendo, en este tu gran presente.
Materiales:
Lápiz o bolígrafo y la libreta.
Preparación:
Vuelve a sentarte en ese lugar de tu casa u oficina que has elegido
para trabajar de manera tranquila en la historia de tu vida. Toma
nuevamente el bolígrafo o el lápiz y la libreta. Recuerda que puedes
estimular tus sentidos con una música tranquila o por el contrario,
estar en silencio total.
Ejercicio:
Este es el poderoso y apoteósico guion de tu vida.
Es el momento de hacer declaraciones, de plasmar en el papel
quién declaras ser y cuáles serán las acciones que vas a tomar.
Estas son las preguntas que mentalmente te harás y que luego
escribirás con una narrativa.
¿Cómo te sientes? ¿Quién declaras ser? ¿Cómo te quieres
sentir? ¿Qué quieres hacer? ¿Cuál es el resultado que vas a tener?
¿Cuáles son los resultados que tú ves en tu vida? ¿Quién te
acompaña? ¿Cómo afecta en tu entorno? ¿Cómo impacta lo que
dices a tu comunidad? ¿Cómo creas un impacto en tu entorno, en tu
comunidad y en el mundo? Recuerda, tú eres parte del mundo, por
tanto el mundo también eres tú.
Ahora, a partir de las respuestas a estas preguntas, escribe
tu propia historia. Colócale los detalles necesarios, vibra con tu
redacción, emociónate con cada palabra que plasmas. Cuando
finalices el ejercicio, tómale una fotografía y publica en Instagram
quién declaras ser. Por último, una vez que hayas escrito tu historia
comprométete con dos acciones concretas que estén alineadas con
tu declaración para que estés en vibración y coherencia práctica con
ella. Comparte la intención de tus acciones con dos personas que
sabes que te apoyarán y te sostendrán en tu compromiso.
YO SOY PROTAGONISTA DE MI VIDA
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Comparte tu momento
«¡Aha!»
Si nace de ti comparte tu poderosa declaración y en tu post escribe
el aprendizaje más importante que te llevas del libro para tu vida.
Recuerda utilizar la etiqueta
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para que pueda leerte.
CAPÍTULO VI
NO TE QUEDES CON LAS
GANAS: ATRÉVETE

Existe en nuestro interior el anhelo de movernos hacia delante y


expresarnos desde nuestro más alto potencial. Eso para mí es
acercarnos cada vez más a ser nosotros mismos.
Veamos: cuando somos niños tomamos nuestras primeras
decisiones, que pueden ser elegir un juguete o una franela qué
vestir. Con el paso de los años hacemos elecciones más
trascendentales, como estudiar o no en la universidad, casarnos o
no, tener hijos o no, divorciarnos y encontrar otra pareja, tomar un
trabajo determinado o rechazarlo, mudarnos de casa o incluso de
país. Muchas de estas decisiones las tomamos por nuestra
impronta, por el statu quo o por lo que está en tendencia en el
momento.
Sin embargo, por paradójico que parezca, han sido esas
grandes decisiones las que también te han podido llevar a una zona
de confort, ese lugar en donde pudieras estar a gusto, sí, pero
también donde podrías percatarte de que no estás sintiéndote pleno
y percibes que hay algo que deberías arreglar: puede ser tener más,
vivir más o disfrutar más. No sientas culpa o remordimiento porque
quieras arreglar algo en algún área —o en algunas áreas— de tu
vida. Ni tampoco te des palo si no estás donde querías estar. Fíjate
que lo más importante es que tienes la posibilidad de ser el testigo
de tus elecciones, sin juzgar, solo desde la práctica de ser tú quien
observa tu vida conscientemente para evolucionar, abrirte a las
posibilidades que habitan en ti y que quizá aún no despiertan a ese
poder creador que reside en todos nosotros para pasar a un nivel
más alto de conciencia.
Por ello, te pregunto: ¿Qué quieres hacer con el resto de esta
única y preciada vida? ¿Quién es el yo que quiere surgir, pero que
aún no se asoma? El miedo, el confort, las huellas del pasado, sentir
que no lo lograrás: son fantasmas irreales. Hemos trabajado en
desatar estos nudos.
Nunca es tarde para cambiar, para sumar, para alcanzar
aquello que has dejado de lado y prosperar. Yo aprendí a muy
temprana edad que si algo tenía que ocurrir, solo dependía de mí.
Te explico: mi mamá, mi hermano y yo vivíamos el día a día en la
casa, la única fuente de ingreso era el salario mínimo de mamá y
ella hacía todo lo que estaba a su alcance para proveer el hogar. Así
que cuando yo quería algo que estaba fuera del alcance del
presupuesto no me quedaba con el simple deseo o una negativa,
buscaba formas de poder lograrlo. Me las inventaba. Recuerdo, por
ejemplo, que como somos una familia numerosa, yo hacía
mandados para alguna o algunas de mis nueve tías a cambio de
una propina.
Desde niña yo tenía la impronta inconsciente de que si quería
algo más allá de lo disponible, tenía que hacerlo ocurrir. Pero, esto
no sucedía de manera automática, más bien lo automático era que
muchas veces me arropaba la mentalidad fatídica y el dolor de sentir
lo que era la escasez en mi vida. Al pasar los años, escuché la frase
«si algo tiene que ocurrir, depende solo de ti», la cual cobró
relevancia y poder cuando asistí a un taller para encontrar
herramientas que me apoyaran a liderar mi vida, ya que pude sentir,
de alguna manera, que yo no estaba viviendo ni cerca lo que se
correspondía con mi potencial.
Aprender esa declaración fue revelador, ya que esto siempre
había estado latente en mí, pero por muchos años fue más fácil
esconderme en el acto de no arriesgarme, en vez de asumir todo lo
que podía y puedo hacer.
Oprah Winfrey, considerada una de las mujeres más
poderosas del mundo, dice: «Tú eres quien define tu vida». Ese ha
sido uno de sus tantos mensajes poderosos. Si conoces su historia,
podrás imaginar lo que significa esa declaración. Ella vivió de
manera muy dramática sus primeros años de vida —sufrió los
embates de la pobreza extrema durante su niñez y padeció de
abusos sexuales en su adolescencia—. Yo amo su historia por su
tenacidad, su increíble certeza, su fe y sobre todo la manera en que
ha estado dispuesta a lanzarse tras su propósito de vida: lograr
convertirse en uno de los íconos más influyentes y filantrópicos de la
historia contemporánea, tanto en el mundo del entretenimiento,
como en las finanzas y el crecimiento personal.
Todos aquellos que han hecho algo poderoso y extraordinario
en su vida tienen algo en común: se han atrevido y han actuado.
Han seguido estrategias, han armado un plan, han soñado, se han
visualizado en el lugar en donde querían estar y se han guiado por
su intuición.
Las estrategias te señalan la ruta o el camino en tu mapa
personal para que lo puedas transitar. Por regla general, e incluso
sin haber estado muy conscientes de ello, han sido nuestros
grandes valores, aquellos que nos definen y a los cuales no
renunciaríamos, los que han influido y han sido trascendentales para
elegir cuál camino tomar, y que nos han llevado hasta el punto de la
vida en el que estamos en este momento.
Para cualquier cambio que desees realizar acciona, oprime el
botón y atrévete.

La fortuna está del lado de quien se atreve (Virgilio)


Cuando colocas una dirección en Google Maps, Waze o cualquier
otra aplicación, se te muestra el mapa o el camino. Eso hace que
transites la ruta sin temor a perderte, sabes que vas a llegar a tu
destino porque ya tienes la ruta directa. Lo mismo ocurre cuando
vas por tu propósito. Si has hecho un trabajo interno efectivo, vas
más liviano, sin culpas, sin cargas emocionales pesadas. Así es
más fácil caminar ya que estás en armonía, alegre y a la
expectativa. Sabes que vas a llegar y mientras tanto vas creando
una nueva realidad que te emociona y te alimenta ¡Claro que sí!
Mientras más liviano te sientas, puedes caminar mejor, tomar
mejores decisiones y ejecutar acciones desde el reconocimiento de
quién eres. Si tus pensamientos son gotas de agua, ¿qué tipo de
océano quieres crear? ¿Uno contaminado o uno más bien con
distintas tonalidades de azul, de aguas cristalinas y transparentes,
en el cual desees sumergirte por la calma que produce? La
inmensidad que sientes al estar atravesando los paradigmas, las
improntas y el statu quo que has arrastrado de tu pasado, hace que
tu alma se inquiete y se anime a ser curiosa, que salga a jugar en
función de lo que quieras lograr.
Cuando comienzas a conectarte con el SER que quiere surgir
es mucho más fácil que pongas en práctica las estrategias.
Aduéñate de tu realidad y la podrás transformar. Tú puedes
gobernar tu mundo interno y tus pensamientos, posiblemente en
este punto ya hayas comenzado a soltar antiguas ideas o ideas
preconcebidas y sientas en tu pecho esa emoción que te dice:
¡Vamos!
Eso es lo que significa el call to action o ponerte en
movimiento, y lo ideal es que te empieces a mover en función de los
descubrimientos que vas haciendo. Recuerda que durante todo este
proceso, lo que juntos hemos hecho ha sido cuestionar tus
creencias limitantes, explorar y actualizar viejas mentalidades e ir
sanando, para que aflores de manera genuina. Hemos ido sacando
lo que no eres tú, mirando más allá de lo aparente, para que puedas
crear la realidad que quieres.
En este camino, que si bien es tuyo, no tienes por qué estar
solo; puedes pensar que buscar o pedir apoyo es un signo de
debilidad, de que no eres suficiente o sientas vergüenza por ello.
Para nada. No te bloquees o te impidas contar con uno de los
recursos que considero muy valioso: encontrar a tus aliados o a tus
grupos de apoyo en la vida.
En esta área yo me siento sumamente bendecida. He tenido
el privilegio de contar con el soporte y con el apoyo emocional tanto
de mi familia como de mis amigos; y en el ámbito profesional he sido
muy afortunada al encontrarme con personas que me quieren ver
brillar, me alientan a superarme y me desafían a dar de mí lo mejor
cada día. Todo ello me ha dado una perspectiva mucho más
saludable de la vida. Muchas veces no es cómodo, pero yo prefiero
tener a mi lado gente que me apoye a romper con barreras
autoimpuestas y me dé ese empujón que a veces requiero para
nuevas iniciativas y proyectos. Esos son mis grandes mentores y
coaches personales, si yo también los tengo ¿por qué tú no?
He descubierto que la capacidad de hablar, de compartir con
otros, me permite no solo escuchar a los demás, sino también
escucharme en voz alta. A veces, después de las conferencias o
luego de hablar con una o varias personas, se me abren las puertas
hacia mí misma. Se me posibilita otro tipo de observación: la de mi
narrativa, así voy encontrando soluciones, nuevas maneras de
aproximarme a lo que quiero y de este modo, accionar.
Tú también puedes contar con este valiosísimo recurso. Por
eso te animo a que identifiques quiénes pueden ser tus aliados o tus
apoyos emocionales. Son esas personas a las que les puedes
confiar lo que quieres lograr y la intención de cómo lo vas a hacer.
Ellos te pueden apoyar a evaluar tus cambios; incluso te pueden
retroalimentar si observan de ti un comportamiento no efectivo hacia
lo que dices. Eso es importante para ti, por lo que ubica a esas
personas: por lo general son aquellas que quieren que tú tengas
éxito y que crezcas. A las personas que tú elijas, incluso puedes
rendirles cuentas para que sean testigos de tus cambios y de tu
accionar. También pudieras apoyarte en un profesional de tu
elección que te brinde más herramientas y del que puedas aprender
estrategias para el logro de tus objetivos, al identificar fortalezas,
oportunidades, barreras internas, para maximizar tu potencial tanto
en el ámbito personal como en el profesional.
Es importante sentir que cuentas con un apoyo emocional por
el valor que eso agrega a tu vida, y que tienes un equipo que te
suma, que te fortalece y que te brinda buenas energías para que
compartas tus emociones, adoptes nuevos hábitos, entre tantas
otras acciones. Incluso, estudios clínicos han demostrado que el
apoyo emocional puede aumentar la longevidad, mejorar la función
psicológica y causar una mejora en la función del sistema
inmunológico.
Así como hay personas que suman, también hay a nuestro
alrededor quienes restan y no aportan a nuestro crecimiento
personal. Hay que saber identificar bien a esas personas porque
muchas veces creemos que están de nuestro lado y les hemos dado
la libertad de opinar sobre nuestro camino, pero con sus
comentarios o acciones nos damos cuenta de que buscan frenarnos
o herirnos. A esos individuos simplemente hay que apartarlos, esto
no significa dejarlos a un lado o quitarles el habla, se trata de no
darles potestad para dar alguna opinión en o sobre tu vida. Es por
ello que es importante identificar cuál es tu entorno y cómo te puede
influir.
Según el filósofo y maestro Jim Rhon «somos el promedio de
las cinco personas con las cuales más nos relacionamos en
nuestras vidas», por lo cual, de acuerdo con su visión, de manera
inconsciente adoptamos su forma de pensar, su actitud ante la vida
y sus hábitos tanto potenciadores como limitantes, incluso su forma
de hablar y en general la manera de expresarse. Es por ello la
importancia de fomentar el amor, el respeto y el compañerismo en
nuestro entorno.
Ahora bien, cada cabeza es un mundo y lo que puedes hacer
es nunca entregarles tu poder y saber lidiar con el tipo de personas
a tu alrededor que tiendan a tener una opinión pesimista. Recuerda
que ese ser que tú quieres ser ha ido emergiendo y eso puede
implicar que la forma en que te relacionabas contigo y con los
demás se vaya transformando para vivir en compañía de relaciones
más saludables y armoniosas.
Te darás cuenta de que ser constante y consecuente con tus
acciones es lo que marcará la diferencia. Hay que ser consecuentes
para ser congruentes con lo que se dice y constantes para que sea
perdurable en el tiempo, porque si no, ¿cómo? Si no somos
consecuentes con nuestra palabra, ¿habrá algún cambio? Cumple
tu palabra, comprométete. Al principio del libro, te lo compartí: son
los compromisos que hagas contigo mismo los que te apoyarán a
cumplir tus metas y a que te puedas sentir en plenitud. Pregúntate
otra vez: ¿Quién lo hará por mí, sino yo?
Si te has hecho declaraciones como ser más amoroso, más
espontáneo, más confiado ¿qué crees que va a pasar? Todo eso va
a emerger, si haces las acciones necesarias para ello. Nuestro
lenguaje crea nuestra realidad y es por ello que te pregunto, ¿cuál
es la realidad que quieres tener? En este camino ¿qué has soltado?,
¿qué has liberado?, ¿qué has descubierto de ti en este sendero?,
¿te estás convirtiendo en protagonista de tu historia?
El techo que te cubre, la ropa que usas, los libros que lees,
las películas que ves y te entretienen, todo, absolutamente todo,
empezó por una idea. Alguien la concibió y solo después se
convirtió en algo real. Muchas de las cosas que hoy vemos hace
muchos años parecían inconcebibles, entre ellas viajar al espacio, el
desarrollo de las telecomunicaciones, la aparición de las redes
sociales. Las grandes innovaciones de la humanidad son producto
de aquellos que tuvieron la capacidad de pensar que algo nunca
visto no solo podía ser imaginado, sino también construido, gracias
a la acción.
Este mismo principio funciona también para crear realidades
personales. Por ello, te invito a que materialices tu sueño más
preciado, el cual comienza así: soñándolo. Date permiso para creer
en ti, ten siempre presente que tus pensamientos son las semillas
de la realidad que deseas crear para tu futuro.
Nuestra mentalidad crea realidades, así como nuestro
lenguaje, nuestro sentir y nuestras emociones. ¿Qué hacen
nuestras acciones? Ellas ejecutan aquello que comienza en la
mente, por eso es importante que sepas: ¿Cuál es la nueva realidad
que quieres escribir? Estamos llevando un camino de
transformación, en el que se involucra nuestro pasado, nuestro
presente y nuestro futuro.
El soñador nos enseña que el primer paso para empezar a
vivir nuestro sueño es aprender el arte de la visualización. En este
sentido, ¿cómo podemos visualizarnos siendo la máxima expresión
de nosotros mismos y de la expansión de nuestra vida para la mayor
realización? Cierra tus ojos y comienza a ver en tu mente aquello
que quieres experimentar en tu realidad. Representa en tu cabeza tu
historia, esa historia en la que tú eres protagonista.
¿Cuál es la historia que quieres escribir de ahora en
adelante? Atrévete a crear una nueva narrativa sobre los hechos,
todas tus nuevas acciones parten del que tú seas protagonista. Esto
no quiere decir, ni remotamente, que te conviertas en una persona
egoísta, sino que ha emergido un nuevo pensamiento gracias al cual
has hecho consciente que eliges enfocarte en ti, y ello responde a
una simple razón: observar el YO. Si no me enfoco en el YO, nadie
lo va a hacer por mí, y es que ninguna persona lo puede hacer. La
única persona responsable del yo, soy yo; y si ese yo, que es mi
máquina operativa, no está sincronizada o no está en sinergia
conmigo, ¿cómo voy a ser más efectiva o eficiente en la vida si no lo
estoy siendo con mi propia persona?
Por ello insisto: este enfoque del YO no es egoísmo, se trata
de pensar que si tú estás bien, la gente a tu alrededor va a estar
mejor porque tendrás mucho más que aportar a la vida y al mundo,
estarás mucho más en apertura, sentirás que tienes infinidad de
recursos. Piensa en la gente que es muy cerrada, que se guarda los
sentimientos, incluso el amor. Son individuos que mientras más se
guardan el amor, menos lo van a tener. El amor es una energía que
hay que liberar y regalar para que se expanda.

Vitaminas para tu mundo interno


Cuando comenzamos a responsabilizarnos de manera consciente
de nuestros pensamientos y palabras, tenemos mucho a nuestro
favor: tenemos las herramientas y los instrumentos que la palabra
nos proporciona, por ello la importancia de las declaraciones.
Estas declaraciones son vitaminas para tu mundo interno. Te
potencian y te renuevan, hazlas con una intención consciente, no se
trata de repetir como un loro. Recuerda: el diálogo interno constituye
la base de nuestras palabras habladas, crea el ambiente mental
según el cual vamos a actuar y determina la clase de experiencias
que crearemos. Por eso, quienes amamos y valoramos la vida, la
consideramos como un don precioso, un maravilloso regalo y
sabemos que merecemos una realidad enriquecedora, en todo
sentido.
Hay poder en nuestras palabras y si aceptamos que somos
los responsables de nuestra vida, tenemos que hacernos
responsables de lo que sale por nuestra boca. Las palabras y las
frases que decimos son una prolongación de nuestros
pensamientos, por lo que si pronuncias palabras destructivas o
limitadoras, cámbialas. Si escuchas algo poco esperanzador, no lo
repitas, pero si escuchas una buena historia cuéntasela a todo el
mundo. Distribuye con tus palabras la alegría, el amor, la buena
voluntad.
El YO SOY es la declaración afirmativa de ese lenguaje,
indica qué es lo que quiero y cuáles son las acciones que voy a
tomar para lograrlo. Es decir, todo lo que decimos después de
pronunciar las palabras YO SOY es una construcción de nuestro
ser, por eso la importancia de cuidar nuestras palabras, ya que nos
convertimos en lo que afirmamos.
Nosotros creamos nuestra realidad por medio de nuestros
pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras y nuestras
acciones, ya sean visibles o invisibles. Cuando comprendemos que
depende de nosotros, podemos conectar con el corazón y abrirnos
para asumir actitudes transformadoras.
Recuerda siempre que son infinitas tus posibilidades de
actuar y que cada una de ellas conlleva una elección de tu parte que
se reflejará en todos tus contextos, en tus entornos. Al estar
conscientes deliberadamente de nuestras palabras, nuestras
acciones entrarán en plena sincronización, lo que nos llevará a fluir
con nuestras decisiones y nos dará una visión enfocada, llena de
claridad en nuestras intenciones.
Es por esto que las declaraciones son clave para vivir de
manera consciente y amorosamente en plena conexión con lo que
queremos y con quienes somos.
Nunca hay garantías cuando nos atrevemos, quizás haya una
certeza si tienes los recursos y las habilidades, pero garantías no,
por eso es que mucha gente no hace las cosas. Esto aplica para el
amor, para las finanzas, para cualquier ámbito de tu vida, pero ahora
sabes el poder que tienen las declaraciones y cómo las puedes usar
a tu favor. ¿Qué es lo que quieres? Esa sería la pregunta
fundamental que te puedes hacer ahora. Ya te has ido quitando
algunas capas, has descubierto cosas de ti, has estado reseteando
tu ser. Quizá ya no quieras lo mismo que querías antes de comenzar
este libro y eso también es válido, así que puedes regresar al
capítulo I y rediseñar lo que has escrito.
El ser humano trabaja basado en las evidencias, por eso
siente miedo de intentar algo otra vez si falló en el pasado. Pudiste
haber pensado al recordar viejas experiencias que no podías
emprender un nuevo proyecto porque lo intentaste años atrás y no
lo lograste, sin embargo esta visión ya pudo haber cambiado dentro
de ti porque ahora sabes que si te lo propones lo podrás alcanzar,
ya que tienes nuevos conocimientos y otro diálogo interno.
El pasado ya pasó, no se desecha, se honra porque has
hecho muchas cosas que funcionan, porque si no, no estarías acá,
no estarías leyendo este libro, no estuvieras buscando aprender,
crecer y evolucionar. No todo es blanco o negro, la vida tiene sus
matices, hay cosas que se pueden rescatar porque funcionan,
mientras que de otras hay que apartarse y de otras, aprender.
No hay ningún motivo para castigarte por no haberlo hecho
mejor en el pasado, lo hiciste tan bien como pudiste, pero ya es hora
de liberar lo no funcional. Suéltalo con amor y agradécele que te
haya conducido hasta este nuevo conocimiento.
Yo sé que en tu vida has podido utilizar distintos caminos de
crecimiento y transformación personal, sin embargo este libro llegó a
tus manos no por casualidad, sino por tu búsqueda de SER la
máxima expresión de ti. Así hallaste esta herramienta. Gracias por
confiar y por elegir, por cada paso compartido que me ha ido
develando lo que es posible y eso siempre me alimenta la
esperanza en nuestra compleja y bella humanidad. Ahora ya sabes
que nunca es tarde y que puedes rediseñar cualquier aspecto de tu
vida. Tú puedes autogestionar tu crecimiento y evolución personal.
Ahora, a punto de terminar este libro, que realmente es el
comienzo, estoy pensando en ti y en que has elegido el rol de
convertirte en observador constante y consciente de tus
sentimientos, de lo que está sucediendo dentro de ti, para que
desde el corazón puedas tomar decisiones y ejecutar todas las
estrategias que te permitan liberar tu SER y tu maravillosa divinidad
de todo aquello que te ate y comiences a sentirte en plenitud.
Con este libro has emprendido un viaje de transformación
continuo, y espero que en este proceso hayas tomado las acciones
necesarias. Te felicito por ello. Gracias por el magnánimo regalo de
permitirme ser testigo de tus pasos y de tu vida.
Lánzate al camino de la vida. Tú eres protagonista.
Ejercicio 6.
365 oportunidades
Introducción:
Evolucionar nuestra forma de ser es un proceso de aprendizaje y
como tal requiere paciencia. El ejercicio que vamos a realizar será
una exploración desde el futuro y es uno de mis favoritos, así como
cuando vi la película Back to the future…
Hacer viajes en el tiempo es posible con el poder de nuestra
imaginación e intuición, a eso le decimos visualizar creativamente,
aprender a usar nuestros propios recursos mentales para así evocar
las emociones, las capacidades y vivencias deseadas desde la
proyección al futuro, por medio de imágenes o sensaciones que son
estimulantes y potentes y que nos apoyan a movernos hacia la
dirección deseada en nuestra vida.
Materiales:
Lápiz o bolígrafo y la libreta.
Preparación:
Nuevamente busca conectarte con tu SER. Acude a ese lugar
tranquilo que has elegido para que puedas escribir con calma y
serenidad. Recuerda que estos minutos están diseñados para
vivirlos en armonía y en paz. El viaje a tu interior no merece menos
que eso.
Ejercicio:
En este ejercicio tu YO del futuro le va a hacer una carta a tu YO del
presente y a tu YO del pasado —incluyendo todas las etapas
cruciales de tu vida—. ¿Por qué? Porque si no sabes de dónde
vienes o quién eras, ¿cómo será posible saber a dónde vas o qué
quieres realmente? Es por ello que te invito a que, con conciencia y
desde todo el amor, le escribas una carta a todos tus YO.
No temas verte en el futuro, no es tan lejano, piensa en un año. Ese
YO del futuro es la mejor expresión de ti, ha aplicado estrategias, ha
sanado y soltado.
Esta será la carta más potente y profunda que te puedas escribir,
por lo tanto, entrégate, tu YO del futuro ya ha caminado un sendero,
tiene sabiduría para compartir y también tiene mucho por
agradecer… Cuéntale todo desde ese futuro tan prometedor que
estás viviendo —en el futuro—. No requieres más instrucción, solo
permitir que tu corazón escriba lo que quiere que tú sepas y
reconozcas.
Una vez hayas completado la carta guárdala en un sobre, séllala y
luego colócala en un lugar seguro. Dentro de un año, en la misma
fecha y a la misma hora que la escribiste léela. Ya me contarás el
año que viene…
VENGO DEL FUTURO A CONTARTE
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Comparte tu momento
«¡Aha!»
Luego de que hayas hecho este ejercicio, toma una foto del sobre
cerrado con tu carta y comenta en el post tu experiencia sobre
escribir esta carta para ti, no solo quisiera que me etiquetaras como
lo hemos venido haciendo

#SanaSueltaSigue
sino que, además, colocaras una alarma para que dentro de un año
no olvides releer esta carta.
¡Despierta y hazte consciente! ¡Tu momento es ahora! Vive ese
futuro desde hoy, con el despertar de tus sentidos y de tus acciones.
“Muéstrate y da lo mejor de ti; eso es
suficiente “
Brenda Quintana
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