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ENSAYO.
12 de marzo de 2022
El presente ensayo tiene como propósito entender la importancia de la educación,
analizando la relación que debería tener el docente con el alumno y viceversa, utilizando
para ello como base fundamental, el pensamiento de uno de los mejores maestros, quien
tiene por nombre: Simón Rodríguez; de igual manera una experiencia personal que
contrasta el deber ser, de la mala docencia. Las implicaciones de una correcta educación,
partiendo desde el concepto educacional, los principios morales y la ética profesional.
La apertura de este ensayo tendrá lugar en una breve descripción de una experiencia
personal que muestra momentos importantes al inicio de la educación, para luego ser
observada y analizada desde el pensamiento Rodrigueano, antiguo precursor del buen
aprendizaje, las buenas costumbres y el buen orden familiar.
“Desde muy niño, mi deseo era asistir a la escuela, pues, me habían inculcado en el
corazón el deseo de aprender, hacer algo que llamara mi atención, con el objeto de
superarme como persona y de esa manera insertarme en la sociedad. No siempre tuve el
ferviente deseo de estudiar, algunas veces la apatía sin darme cuenta inundaba mi mente,
pero mis padres al notar la decidía y la falta de compromiso, me abordaban con sabiduría,
alentándome con ejemplos claros, contándome su triste historia, en la que las malas
decisiones jugaron un papel decisivo y repercusivo en el futuro inmediato; pues dejaron de
estudiar por la falta de herramientas, oportunidades, interés y el mal trato por parte de los
docentes (…) Mi primaria estuvo marcada por dos tipos de maestras, la primera: Zobeida,
de quien no recuerdo más datos filiatorios, ella afirmaba que no tenía lo necesario para
avanzar en la educación, alegaba con voz en cuello a mi madre ¡El niño no sirve para
nada! Sin embargo, mi mamá cerro sus oídos al referido comentario y me alentaba
diciendo: ¡Tu si puedes hijo mío! Era como si el mismo Dios hablara a mi vida, con el
objeto de motivarme.
Cierto día, estando en clases al ver mi poco desempeño, me indico que debía
mejorar la escritura y la lectura, sin eso no podía aprobar el grado por ende y debía
repetir, al principio fue devastador para mí, ese comentario termino de sepultar mi
espíritu, caí en un hueco profundo, no hablaba y la tristeza se denotaba en mi rostro, mis
padres al ver mi semblante comenzaron a preguntarme ¿cuál era el motivo de mi tristeza?
Pero yo no quería hablar, pasaron los días y seguía mudo, consternado, muy desorientado,
hasta que no pude más y las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro, lloraba
amargamente, me encontraba fracturado. Mis padres al saber lo que estaba pasando,
comenzaron a llorar conmigo, entendían mi deseo de progresar y que de alguna manera
deseaba seguir adelante en la empresa. Mi madre decidió hablar con Correia, pero antes
de eso, estaba reflexionando en el mueble, y de repente obtuve la solución, ¡era obvio! Ella
nunca me condeno, me había dado la solución, pero estaba pensando en las palabras de
Zobeida; claramente me había dicho “debes mejorar la lectura y la escritura” ¿Cuántas
veces hemos perdido el tiempo pensando en comentarios despectivos que no tienen
provecho? De ahí que, le pedí a mis progenitores que me compraran un cuaderno de
caligrafía tipo palmer y comencé a leer varios libros. Cuando mi maestra supo lo
sucedido, lloro y oro conmigo, aunque en ese entonces no éramos cristianos, creíamos
mucho en Dios, y su consejo de lucha quedo grabado en mi corazón. Al cabo de dos
semanas había mejorado mucho haciéndose público y notorio mi progreso.”
Visto de esta forma, logramos destacar el comportamiento del alumno hacia el
docente y viceversa, si bien es cierto que la enseñanza es un arte y debe ser suministrada
por docentes llenos del ánimo voluntario, también debe haber alumnos deseosos por
adquirir los conocimientos impartidos, aun cuando haya docentes que maltraten a los
estudiantes, teniendo siempre presente que, desertar implica tirar por la borda los sueños y
anhelos del corazón. Por otra parte, aunque no es explicito, pero si implícito, los padres
juegan un papel importante dentro de la vida del educando, pues las palabras de aliento y la
constante supervisión son indispensables durante los primeros años de formación, esto con
el fin de forjar bases sólidas que les permitan avanzar con el pasar de los años, ya que habrá
docentes en la escala superior con posturas mucho más rigurosas y menos convencionales.
"La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el
mundo”.- Nelson Mandela.
BIBLIOGRAFÍA