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Liderazgo intermedio en el
Introducción territorio
Perfil de egreso de CNEB
La Nueva Escuela
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Curso
Liderazgo educativo intermedio para la mejora de los aprendizajes en territorio
INTRODUCCIÓN
Como se vio en la Sesión 1, los liderazgos educativos en los distintos niveles del sistema educativo
pueden contribuir con el logro de una educación de calidad y con la mejora de los aprendizajes, si
son ejercidos desde un enfoque pedagógico, distribuido, sistémico y territorial. Un liderazgo situado
y coherente que responda a las características del contexto, las necesidades y demandas locales y
se articule con el nivel micro y macro del sistema, en función de una comprensión común y el trabajo
articulado de temas relacionados con los procesos de enseñanza y aprendizaje. Y es a partir de esa
comprensión común, que surge el compromiso de todos los actores involucrados de contribuir a
lograr la educación que la sociedad peruana del siglo XXI aspira.
Precisamente, el liderazgo de nivel intermedio resulta crucial para el cumplimiento de las políticas
educativas nacionales y para el cumplimiento de la visión de la educación que la sociedad peruana
quiere para sus estudiantes, hacia los que se dirigen los esfuerzos del Estado y de la sociedad y que
está plasmada en el Currículo Nacional de Educación Básica (CNEB). En tal sentido, el liderazgo de
nivel intermedio cumple un rol fundamental en la mejora de los aprendizajes de todas y todos los
estudiantes del territorio nacional, al articular e integrar las políticas, estrategias y normativa del
Ministerio de Educación con las demandas e iniciativas de las instituciones educativas y la
comunidad, contextualizando las políticas y normativa nacional a la realidad local o regional y
conectando la labor y esfuerzos educativos que surgen a nivel local o regional. Tal es el caso de la
construcción de una visión compartida de la educación, vinculando las visiones de las instituciones
educativas y las propuestas educativas en el territorio regional y local, con los aprendizajes
priorizados en el CNEB y la Nueva Escuela.
De acuerdo con el Ministerio de Educación (2016), el CNEB plantea el Perfil de egreso como la visión
común e integral de los aprendizajes que deben lograr los estudiantes al culminar la Educación
Básica. Una visión que permite unificar criterios y establecer una ruta hacia resultados comunes que
respeten la diversidad social, cultural, biológica y geográfica del país y garanticen el derecho a una
educación de calidad para todas y todos los estudiantes peruanos (p. 7).
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familias de las y los estudiantes; así como del concurso de los liderazgos de nivel intermedio, a través
de especialistas y funcionarios de las DRE, GRE y UGEL. Los aprendizajes del perfil de egreso se
aprecian en el siguiente gráfico:
Gráfico 1.
Perfil de egreso de la Educación Básica
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De acuerdo con el Ministerio de Educación (2016), los enfoques transversales aportan concepciones
importantes sobre las personas, su relación con los demás, con el entorno y con el espacio común y
se traducen en formas específicas de actuar, que constituyen valores y actitudes que tanto
estudiantes, docentes y autoridades, deben esforzarse por demostrar en la dinámica diaria de la
escuela. Estos enfoques aportan perspectivas, concepciones del mundo y de las personas en
distintos ámbitos de la vida, y se impregnan en las competencias que se busca que los estudiantes
desarrollen, orientan el trabajo pedagógico en el aula e imprimen características a los diversos
procesos educativos (p. 12). Los enfoques transversales son los siguientes:
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Fuente: Ministerio de Educación (2016). Currículo Nacional de Educación Básica, pp. 13-20.
La Nueva Escuela
El desarrollo y logro de los aprendizajes del perfil de egreso y los enfoques transversales que
orientan su acción formativa, se enmarcan en la definición de “Nueva escuela”. La “Nueva escuela”
se caracteriza por: la centralidad en el estudiante (sus necesidades, condiciones y características) y
en su bienestar; el énfasis en el soporte socioafectivo, que favorece el desarrollo de su autoestima,
autoconfianza y lo motiva a seguir aprendiendo; la valoración y atención a la diversidad de los
estudiantes, de sus orígenes y características personales y de aprendizaje; la evaluación formativa
para la mejora en el desarrollo integral de las y los estudiantes; y, los procesos de enseñanza y
aprendizaje híbridos, que combinan la virtualidad con la presencialidad, desarrollando y
fortaleciendo la autonomía de los estudiantes a través de metodologías como la “clase o aula
invertida” y generan nuevas oportunidades para potenciar el trabajo docente (DIFOCA, 2022).
Los aprendizajes priorizados en el perfil de egreso de Educación Básica, los enfoques transversales
del Currículo Nacional y las características de la Nueva escuela, definen la visión de la educación que
la sociedad peruana espera lograr en todas y todos los estudiantes. Una proyección a futuro que
necesita del concurso de todos los actores involucrados en los distintos niveles del sistema
educativo.
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1. Visión Compartida
En la sección anterior se señaló que el Perfil de egreso de Educación Básica plantea la visión común e
integral de los aprendizajes que deben logran las y los estudiantes. Pero ¿qué es una visión?
Observe el siguiente video y responda ¿qué es una visión?: Visión compartida – La quinta disciplina (27
de marzo de 2019). Recuperado de https://youtu.be/MGAWQ67LYHM
En líneas generales, una visión es una imagen o representación mental creada por la imaginación que se
basa en la realidad, pero la trasciende y se proyecta como un cambio posible y deseable, como una meta
a conseguir, que inspira, motiva y orienta la actuación de las personas o grupos. En tal sentido, existen
visiones individuales y compartidas.
De acuerdo con Senge (2010), una visión compartida es una fuerza de impresionante poder que se ubica
en el corazón de las personas y, si bien puede estar inspirada por una idea o abstracción, deja de serlo si
es tan convincente como para lograr el respaldo de más de una persona. Entonces, se vuelve palpable y
las personas comienzan a verla como si ya existiera (pp. 260-261). Por otro lado, para Collins y Porras
(1997), la visión compartida brinda una guía sobre cuál es el núcleo central que debe preservarse y cuál
el futuro que debe estimular el progreso de una organización o grupo (p. 41).
Las visiones compartidas surgen de visiones personales; visiones que responden a un interés personal
arraigado en los valores, intereses y aspiraciones de un individuo (Senge, 2010, p. 268). De hecho, el
interés genuino en una visión compartida se basa en visiones personales que convergen y se articulan
para lograr la visión que comparten y ven como una proyección de sus propias visiones.
Ahora bien, de acuerdo con Rivero, Zoro y Aziz (2018), la comprensión del futuro también cumple un rol
importante para entender el impacto de una visión. En tal sentido, estas autoras proponen tres
perspectivas o enfoques respecto del futuro. Tal y como se aprecia en el siguiente cuadro:
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Representación
grafica
Fuente: Rivero, E., Zoro. B. y Aziz, C. (2018). Construyendo una visión compartida para la educación del territorio.
Nota técnica Nº 6, p. 9.
Además, como señalan Rivero, Zoro y Aziz (2018), es desde el enfoque retroprospectivo que la visión
cobra más fuerza, ya que las limitaciones del presente se gestionan para lograr el futuro deseado. De
modo que, el futuro se convierte en una visión que moviliza a las personas a actuar de una determinada
manera para poder alcanzarla (p. 9). En el nivel intermedio, moviliza a los funcionarios y especialistas de
las DRE, GRE y UGEL para ejercer su liderazgo en el territorio y articular las visiones de los actores del
nivel micro.
De acuerdo con Collins y Porras (1997), una visión compartida bien concebida tiene dos componentes
fundamentales: la ideología central y un futuro imaginado. Collins y Porras grafican estos componentes
como el yin y el yang (Gráfico 2), donde la ideología central es el yin (inmutable) y el futuro imaginado es
el yang (cambio significativo y progreso); ambos componentes son complementarios (p. 41).
Para Collins y Porras (1997), la ideología esencial define el carácter permanente de una organización e
incluye los valores centrales o principios esenciales y permanentes con los que la organización se
identifica, así como el objetivo central o la razón de ser de la organización, es decir, por qué existe. En tal
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sentido, la ideología central es el adhesivo que mantiene unido al grupo u organización, mientras crece,
se descentraliza y diversifica (pp. 41-42). Por otro lado, los autores señalan que, el futuro deseado
representa lo que se quiere ser, crear o lograr y se compone de una meta audaz claramente determinada
y de una descripción vivida -vibrante, atrapante y especifica- de cómo será alcanzar ese objetivo. La
descripción vivida traduce la visión de palabras a imágenes (Collins y Porras, pp. 48-49).
Ideología central
Valores
centrales
Objetivo central
Futuro deseado
Meta a 10-30 años
(grande, poderosa
y audaz)
Descripción vivida
Fuente: Collins, J.C. y Porras, J.I. (1996). Building your company’s vision
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De acuerdo con Rivero, Zoro y Aziz (2018), la visión compartida debe presentar ciertas características
relacionadas con tres dimensiones: a) en su forma y contenido, b) en su apropiación permanente, y c) en
su proceso de construcción participativa o co-construcción (p. 11). Tal y como se aprecia en el siguiente
organizador gráfico:
Fuente: Rivero, E., Zoro. B. y Aziz, C. (2018). Op. Cit., pp. 11-15.
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La visión compartida es desafiante debido a la “tensión creativa” entre lo que se observa (realidad
actual) y lo que se desea y busca lograr, movilizando talentos, recurso y capacidades para lograr el
escenario futuro deseado, generando en las personas emoción y deseo de actuar. En tal sentido, la
declaración de la visión debe movilizar al cambio y la mejora de la situación actual, ser expresada en
el presente indicativo de un verbo, pero siendo coherente con la realidad actual que se busca cambiar
(Rivero, Zoro y Aziz, 2018, pp. 10-12).
Tensión creativa que debe manifestarse, sobre todo, en los liderazgos intermedios como los ejercidos
por especialistas y funcionarios de las DRE, GRE y UGEL que movilizaran sus talentos y capacidades
para articular las visiones del nivel micro con aquellas del nivel meso y macro.
La visión debe establecer la ruta y el destino de manera detallada, tangible e inmediata, asegurando
su claridad y coherencia para que las persona sepan cómo actuar y tomen decisiones con el objetivo
de cumplir las metas (Rivero, Zoro y Aziz, 2018, p. 12).
La visión compartida en educación debe colocar como eje central de sus contenidos el propósito de
aprendizaje y el bienestar de las y los estudiantes. Es decir, los principios y los fines de la educación
peruana señalados en los artículos octavo y noveno de la Ley General de Educación.
Las personas que comparten la visión de su organización o su territorio ven su propia visión reflejada
en la visión colectiva; entonces, es posible entenderla desde diferentes perspectivas, sin alterar la
imagen compartida. En este escenario, la propia visión toma fuerza, se consolida y se perfila en la
visión compartida y ésta cobra más sentido, vida y relieve al ser capaz de contener las visiones
individuales (Rivero, Zoro y Aziz, 2018, p. 13). Como señala Senge (2010):
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Frente a la visión de un grupo u organización, las personas pueden desarrollar distintas actitudes que
van desde el compromiso a la desobediencia o la apatía, pasando por el acatamiento (ver los
beneficios de la visión y hacer lo que se espera por concretarla). Los líderes deben garantizar que los
miembros del grupo desarrollen un compromiso, o al menos un alistamiento, frente a la visión. Es
decir, que quieran la visión y logren concretarla, creando las normas o estructuras necesarias para
ello (compromiso); o bien, que quieran la visión y hagan lo posible por concretarla dentro de lo que
establecen las normas (alistamiento). Tal es el caso de los liderazgos intermedios.
De acuerdo con Senge (2015), la creación de la visión pasa por cinco etapas evolutivas, que dependen
de la capacidad de aprendizaje de la organización y sus miembros, y el grado de participación en el
proceso (como está citado en Rivero, Zoro y Aziz, 2018, p. 15). Tal y como se aprecia en el siguiente
gráfico:
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Verificación. Es la visión de la
educación del territorio. ¿Qué les
parece? ¿Qué creen que se debería
ajustar?
De acuerdo con Rivero, Zoro y Aziz (2018), para instalar una visión compartida de aprendizaje a nivel
territorial, es fundamental la participación activa de todos los actores involucrados en el proceso
educativo. En consecuencia, la visión requiere ser encuadrada y envolver un proceso de construcción,
de acuerdo con las etapas mencionadas en el Grafico 4. Al construir una visión de manera colectiva,
los líderes intermedios -como los especialistas de la DRE, GRE o UGEL- poseen una herramienta
mucho más poderosa para alcanzar la mejora (p.15), en tanto reconocen los sellos particulares del
territorio y articulan y sintonizan los referentes de nivel local o micro con las políticas y normativa del
Ministerio de Educación, para definir los contenidos de la visión compartida de un territorio.
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Finalmente, de acuerdo con Senge (2010), las visiones compartidas son importantes por las siguientes
razones:
Elevan las aspiraciones de las personas. El trabajo se transforma en parte de un propósito mayor, el
logro de la visión.
Las visiones son estimulantes. Crean la chispa y la excitación que eleva a una organización o grupo
por encima de sus dificultades cotidianas.
Modifican la relación entre los miembros de un grupo u organización y crean una identidad común.
De modo que, el propósito, la visión y los valores compartidos establecen el lazo común más básico.
Apelan tan naturalmente al coraje que las personas no reparan en la dimensión de ese coraje. Coraje
que consiste en hacer lo que se necesita para alcanzar una visión.
La visión fija una meta de excelencia que induce nuevos modos de pensar y actuar, y brinda un timón
para mantener el rumbo del proceso de aprendizaje cuando arrecian las presiones.
Aumenta la propensión a exponer nuestro modo de pensar, a renunciar a perspectivas arraigadas y
a reconocer los defectos de una persona o una organización. Porque lo importante es lograr la visión.
Alientan la experimentación y el deseo de correr riesgos para lograr las metas propuestas en la visión.
Alientan un compromiso a largo plazo y el pensamiento sistémico, que permite comprender a las
personas y organizaciones, y cómo crean su realidad actual a partir de sus políticas y acciones (pp.
262-266 y 291).
La comprensión de los componentes, las características e importancia de la visión compartida, así como
su mismo proceso de construcción, forman parte del liderazgo de nivel intermedio que los funcionarios y
especialistas de las DRE, GRE y UGEL deben ejercer. En tal sentido, desde su labor y posición en el territorio
local y regional, resulta fundamental el rol que cumplen para articular las demandas, necesidades y sueños
sobre la educación de las distintas comunidades educativas del territorio con los aprendizajes priorizados
en el perfil de egreso del CNEB y los elementos de la Nueva Escuela.
Una visión compartida es una proyección a futuro y una meta a conseguir que las personas
consideran como propia; una fuerza de impresionante poder que se ubica en el corazón de las
personas y las convence y compromete a trabajar para lograrla. Una visión está compuesta de
una ideología central y un futuro deseado planteado como metas grandes y específicas.
Se caracteriza por ser desafiante y establecer una ruta a seguir para lograrla en función de
ciertos valores y propósitos, refleja las visiones personales de los miembros de un grupo y su
construcción pasa por cinco etapas evolutivas que van desde la imposición a la construcción
conjunta. Una visión compartida es importante porque eleva las aspiraciones de las personas,
les proporciona coraje para lograrla y alienta el compromiso y el pensamiento sistémico.
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De acuerdo con Rivero, Zoro y Aziz (2018), la co-construcción de una visión compartida es el resultado de
varias interacciones de visiones individuales, que requieren conversaciones periódicas donde las personas se
sienten libres de expresarse y aprender del proceso de compartir experiencias y buscar la forma en que cada
persona se hace responsable de hacer lo necesario para concretar la visión (p. 15). En tal sentido, para Senge
(2010), las pautas para construir una visión compartida son las siguientes:
La gente con una visión propia puede comprometerse con la visión de otro y, al tener
dirección personal, sostiene la tensión creativa.
Las personas que comparten la visión ven reflejada en ella sus visiones personales. Hay
que permitir que estas coexistan y escucharlas para sintonizar el rumbo a seguir.
A medida que la gente habla sobre la visión y se adhiere a ella, la visión cobra nitidez
y, luego, crece el entusiasmo. Así, la visión se propaga y se refuerza. Algunas personas
solo la acatarán, mientras que otros se comprometerán con ella.
Las ideas rectoras se relacionan con la misión, visión y valores centrales de un grupo u
organización. La visión responde a la pregunta ¿qué esperamos crear o lograr?; la
misión se relaciona con el propósito, y responde a la pregunta ¿Por qué?; y, los valores
centrales responden a la pregunta ¿Cómo queremos actuar, en coherencia con
nuestra misión, siguiendo la ruta que nos permitirá cumplir la visión?
Fuente: Senge, P. (2010). La quinta disciplina. El arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje, pp.
267-286 y 291.
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La construcción de una visión compartida de forma participativa implica crear espacios para el dialogo en los
distintos niveles. En el caso de una visión compartida sobre la educación o el aprendizaje, en los distintos
niveles del sistema educativo: en las instituciones y programas educativos (nivel micro), en las UGEL, DRE y
GRE (nivel intermedio) y, a partir de la información recabada, dialogar y tomar decisiones sobre la visión en
el nivel macro. Pero, de acuerdo con Rivero, Zoro y Aziz (2018), crear espacios de dialogo y desarrollar una
visión compartida, implica preparar el terreno, teniendo en cuenta lo siguiente:
Ser consciente de que el proceso no ocurrirá en un terreno aséptico, sino que probablemente
en uno donde existirán historias, creencias, tensiones, problemas, recursos, etc. En tal
sentido, es importante que cada persona que participe de la construcción de la visión
compartida sea consciente que tiene un sistema de creencias que influye en sus decisiones,
y que reflexione de manera crítica sobre cómo estas creencias influyen en las decisiones que
toma.
Un paso importante para asegurar pertinencia puede ser conformar un equipo motor diverso,
voluntario y con poder, que lidere el proceso en sus diversas etapas y que tenga
representatividad de los diferentes actores del sistema (p. 15). Por ejemplo, los funcionarios
y especialistas de las UGEL y DRE, como líderes intermedios, pueden ser ese equipo motor
que lidere el proceso de construcción de la visión en el nivel micro y entre sus pares.
La construcción de una visión compartida comporta diseñar el proceso mismo, en los distintos niveles del
sistema (en el aula y las instituciones educativas, a nivel local y regional, así como a nivel macro). Para ello,
Rivero, Zoro y Aziz (2018), señalan algunos lineamientos generales que es necesario seguir y que coinciden
con las pautas propuestas por Senge (2010):
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Ahora bien, la visión compartida de la educación puede construirse de manera participativa proyectando el
núcleo pedagógico en los distintos niveles del sistema educativo, recogiendo información sobre las visiones
de la educación o el aprendizaje en las instituciones educativas, en las Unidades de Gestión Educativa Local
y en las Direcciones o Gerencias Regionales de Educación canalizando las visiones de sus distintas
instituciones educativas, hasta consolidarse y articularse en una visión compartida nacional que permita a
las instituciones educativas ver reflejada en ella su propia visión. Para desarrollar este proceso de
construcción, pueden utilizarse diferentes técnicas, como las siguientes:
Backcasting. Técnica que consiste en proyectar un escenario futuro deseado y regresar paso a
paso hasta el presente.
Café mundial. Creación de redes de diálogo colaborativo, mediante la reunión de personas que
comparten su punto de vista sobre un tema y escuchan a otras personas para ampliar su
perspectiva.
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Circulo de sueños. Técnica de participación que permite a las personas compartir sus sueños
sobre un tema con otras personas. Esta técnica será desarrollada en la Actividad de campo -
Taller.
Indagación apreciativa. Dialogo colaborativo que permite identificar que funcionaba bien en una
organización y por qué funciona bien, se comparte los sueños de los miembros respecto de la
organización y se articulan con los aspectos positivos para seguir mejorando.
Lluvia de ideas. Las personas exponen sus ideas sobre un tema, el líder del grupo toma nota y, al
culmina, se elabora una conclusión o idea que englobe los señalado por los participantes.
En base a su propio conocimiento, así como al análisis y diagnóstico de la realidad educativa local o
regional, los líderes de nivel intermedio -como los funcionarios de las DRE, GRE o UGEL- pueden
seleccionar los pasos, las pautas o las técnicas a trabajar más pertinentes para desarrollar el proceso
de construcción de una visión compartida en el territorio, con la participación activa y comprometida
de los directivos y docentes de las instituciones educativas públicas y privadas, ubicadas en el ámbito
urbano y/o rural, así como de la participación de los funcionarios y especialistas del territorio en que
laboran. Motivar y convocar a dichos actores es el primer paso a seguir.
Por otro lado, una vez que la visión compartida esté construida debe ser incorporada por las diferentes
instituciones del territorio vinculadas al sistema educativo y estar plasmada en sus instrumentos de
gestión, los cuales deben ser utilizados y revisitados constantemente por sus miembros, de manera
que se conecte la visión con su actividad práctica. Solo así, se puede generar el cambio educativo
anhelado y plasmado en la visión compartida (Rivero, Zoro y Aziz, 2018, p.8).
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BIBLIOGRAFÍA
Ministerio de Educación (2016). Currículo Nacional de Educación Básica. Lima, Perú: MINEDU.
Porras, J. y Collins, J. (1997). Cómo construir la Visión de la Empresa. Revista Gestión (2) 5. 40 – 53.
Rivero, E., Zoro. B. y Aziz, C. (2018). Construyendo una visión compartida para la educación del territorio.
Nota técnica Nº 6. LIDERES EDUCATIVOS, Centro de Liderazgo para la Mejora Escolar: Chile
Senge, P. (2010). La quinta disciplina. El arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje (2ª
Edición, Décima reimpresión). Buenos Aires, Argentina: Ediciones Gránica.
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Comprobamos lo aprendido
¡Adelante!
a. Juan y María.
Retroalimentación. Incorrecto. La última etapa evolutiva es la construcción
conjunta.
b. Cecilia y Juan.
Retroalimentación. Incorrecto. La última etapa evolutiva es la construcción
conjunta.
c. Cecilia y María.
Retroalimentación. Correcto. La característica mencionada por Cecilia se
relaciona con el contenido y la forma de la visión, y las grandes metas con el
componente futuro deseado.
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Carla, especialista en educación de la UGEL Nº 99, comenta con su colega Víctor sobre el proceso
de construcción de una visión compartida de la educación en las instituciones educativas a su
cargo. Carla invitó a los directivos de instituciones educativas, solo del ámbito urbano, a
participar en una reunión virtual para compartir sus propias visiones de la educación, pero sus
visiones eran muy parecidas respecto de los cambios necesarios para mejorar la educación.
Víctor señala que en las reuniones que realizó para construir la visión compartida de la
educación, los participantes exponían sus visiones, pero no escuchaban ni dialogaban con las
visiones de las demás personas. ¿Qué deberían hacer Carla y Víctor para mejorar el proceso de
construcción de la visión compartida en las instituciones educativas a su cargo?
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