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CONSIGNA: Realizar un diálogo por escrito Ud., junto con otro/a más o hasta 4
compañeros en total, que reflexione sobre el lugar de la educación, los sentidos de la
escuela y sus desafíos en este presente de pandemia y para el siglo XXI.
En la producción de este diálogo académico (que dé cuenta de fuentes teóricas y de las
lecturas ofrecidas por la cátedra), tener presente los siguientes tres puntos:
a. Analizar la escuela como agente de transmisión cultural en relación con los
medios masivos de comunicación, las culturas de los y las adolescentes y jóvenes, y su
sentido en el actual contexto de globalización (que implica hoy, además, una
pandemia).
b. Explicar la importancia de un enfoque multicultural que lo sea desde la
interculturalidad (de respeto, valorización y puesta en escena de expresiones culturales
diferentes a las hegemónicas) para dar lugar a una educación que contemple los cuatro
pilares de la educación planteados por Delors y Tedesco.
c. Tras leer a Llinás y Tedesco (considerar retomar a Cullen y a Morín), dialogar y
procurar responder (o crear nuevos interrogantes) en torno a cuáles son los saberes
necesarios y los desafíos educativos del presente para tomar decisiones acertadas
respecto a qué y cómo priorizar objetivos y contenidos de enseñanza en la escuela
secundaria.
- ¡Hola chicos! ¿Cómo están? ¿Les parece que analicemos la
educación y conversemos sobre algunos aspectos que el profesor
de dimensión filosófica de la educación nos propuso en la
consigna? Para comenzar podemos recordar un poco nuestro
paso por la escuela secundaria:
- Hola, que buena pregunta, leyendo los textos y viendo los distintos videos que
se presentan en la materia he podido dar cuenta de algunos desajustes en mi
formación secundaria. En mi caso pertenezco a la escuela secundaria de los 90,
donde se cursaba de 1ro a 3er año con materias comunes y luego 4to y 5to con
especialización.
Termine con un título de bachiller en ciencias sociales y humanidades que no es
por desmerecer la escuela secundaria de la época, pero créanme que no estaba
preparada para entrar en la universidad. Mi nivel académico era muy bajo y
cuando ingresé al CBC de la UBA, tenía matemáticas y lo básico que sabía no
me alcanzaba para aprobar. En principio recursé materias hasta que pueda
ponerme al día.
Tenía compañeros del Nacional que sus exámenes eran ya con fines
universitarios y mantienen diálogos muy fluidos con los profesores, fue muy
frustrante no tener palabras para dar mi punto de vista.
Encontré un poco más de sentido a esa situación cuando leí el texto de Llinás
que hace un recorrido de la historia de nuestra escuela secundaria y la analiza
de acuerdo a las experiencias de los alumnos. Sin dudas me considero un
“emergente” de la educación secundaria de la época. Me fue más fácil empezar
a trabajar y luego con un poco más de experiencia insertarme en el nivel
académico superior.
Igual creo que hay muchas diferencias en la formación secundaria dependiendo
de la jurisdicción. Yo pertenecía a una escuela secundaria de educación media,
considerada “rural” del partido de Benito Juárez e intentaba entrar en la UBA,
muy ambicioso de mi parte.
Dice Llinás “La identificación de estos momentos en la historia de la
escuela secundaria deviene de una selección arbitraria que busca resumir,
de un modo condensado, los principales cambios que se han desplegado a
lo largo del tiempo. Comprender las implicancias de la flexibilización
laboral, junto con la individualización de lo social y la transformación del
lugar del Estado, así como también la llegada a la educación secundaria de
distintos sectores sociales de la mano de la reforma educativa, son
centrales para contextualizar los sentidos atribuidos por los alumnos a su
paso por la escuela en el presente”.
- Si, para mí también fue importante más allá de algunas cuestiones que tiene
que ver con el crecimiento personal de cada uno. Pero el hecho de que la
escuela secundaria sea obligatoria me parece fundamental en la formación
como ciudadano democrático, te permite ir practicando cosas que luego serán
replicadas como adultos en la sociedad. En ella nos apropiamos de los
elementos propios de nuestra cultura, en palabras de Larrosa, “la cultura como
mediadora tanto de la autorreflexión sobre sí mismo, de la organización de
la propia experiencia, como de su inscripción en el imaginario colectivo”.
- Sin dudas cada proceso de la escuela secundaria en nuestro país, ha tenido un
contexto social e histórico que la ha atravesado. Para algunos ha sido más
estable para otros algo más caóticos.
Quizá la causa sea “el imaginario social” que le adjudicamos a esta educación,
como la que tiene que prepararnos para el “futuro” como ciudadanos dignos de
bien, con posibilidades de alcanzar un buen trabajo o estar preparados para
ingresar a la universidad, no siempre se da de esta manera.
“El imaginario social como lugar de conflicto social también resulta un
elemento clave de este concepto. El imaginario como pieza del ejercicio del
poder puede resultar rico para pensar la multiplicidad y disputa por los
sentidos asignados a la educación secundaria en los distintos momentos
históricos y por los distintos actores sociales”. (Llinás)
- Si tuvieras que exponer como ha sido tu paso por la escuela en cada etapa,
¿cómo lo harías?
- En primer lugar, en el tramo inicial, lo que recuerdo es toda alegría, fui muy feliz
en mi jardín, y tengo recuerdos de actividades y juegos, de mis señoritas y las
aulas.
La primaria, ya se tornó más compleja, me encontré con un mundo diferente
donde los miedos a desaprobar, y equivocarme muchas veces me preocupaban
demasiado, sin embargo, esa “presión” que yo misma me impuse me permitió
ser responsable y disciplinada. También advertí la necesidad de compartir y
empatizar con mis compañeros, descubrí que cada uno tenía sus propias
circunstancias personales, negativas y positivas, que condicionaban su
comportamiento en el colegio.
La secundaria fue fundamental, logré transitar la adolescencia con mis amigas y
compartir los miedos e inseguridades que trae consigo esa etapa. Al mismo
tiempo aprendí mucho y me ayudó a elegir mi carrera.
- En la primera etapa lo que recuerdo fue, que en el jardín al ser hijo único me
ayudó muchísimo a compartir, ya sea juegos, tareas etc. En el paso por la
primaria, me pareció un mundo diferente a lo que era el jardín, fue un cambio
muy grande en lo que respecta a las nuevas exigencias. En lo que respecta a la
secundaria cambió totalmente la exigencia, fue muchísima más dura, ya que
elegí la modalidad Electromecánica, que la carga horaria era mucho mayor a la
de una escuela común. Me propusieron muchos desafíos, en cuanto a proyectos
etc. ¡Me ayudó mucho!
- En ese sentido no me puedo quejar, tuve docentes muy buenos que trataban de
que todo lo que aprendíamos pudiéramos aplicarlo en algún momento. Pero
había otros que parecían salidos de “la vieja escuela”, toda la hora de dictado
copiando (tan aburrido), sin muchas explicaciones de por medio. Te llamaban
por el apellido, atendían al grupo que parecía “normal” y aplicado y a los
revoltosos nos llamaban la atención todo el tiempo, como si fuéramos una
molestia. Creo que hubiera sido muy bueno en ese momento hacer lectura de
esos emergentes y poder aprovechar el movimiento grupal para que el trabajo
en clases sea más ameno.
También recuerdo tener profesores que nos sacaban afuera cuando estaba
lindo y uno creo que hasta trabajaba mejor. Sin dudas el paso por la escuela
secundaria es algo que está bien sea obligatorio porque uno aprende a convivir
con los demás, a ser más solidario, a respetar a los demás y a estar un poco más
preparado no sé si académicamente hablando, pero sí como un ciudadano
responsable de sus actos.
- La educación secundaria de este siglo creo que tiene la “suerte” de contar con
pensadores, filósofos y pedagogos que han tomado la responsabilidad de
repensar y reformular apelando a una integración del aprendizaje con los
derechos de las personas de alcanzar la posibilidad de estudiar. Esta educación
está apoyada en los pilares de la educación, como menciona Telesco,
“aprender a aprender, y aprender a vivir juntos, son la base de
transformaciones importantes en la educación básica, que afectan tanto a
los contenidos curriculares, la formación y el desempeño docente como a
la organización institucional de la actividad escolar”.
Una escuela que no solo piensa en las necesidades de los estudiantes sino en la
capacidad de los docentes de seguir formándose para un mundo globalizado
que tanto exige pero que a veces poca satisfacción da.
Está claro que para saber enseñar debemos prepararnos. No solo porque
sepamos algo, como en mi caso Psicología Social, estamos preparados para
enseñarlo. A lo que se suma el uso de la tecnología como herramienta, donde
podemos hacer uso de distintos recursos para enseñar.
Es muy importante tener en cuenta la dimensión internacional, la globalización
ha crecido en todos los ámbitos de la sociedad, la participación ciudadana
aumenta en todos los aspectos, las redes sociales son el instrumento. Estamos
en una época donde la escuela intenta la inclusión y la accesibilidad de todos,
pero la realidad es otra y la brecha social se ve cada vez más acentuada por una
distribución de la riqueza polarizada, como así también por la diversidad
cultural que existe en las aulas.
La educación hoy intenta ser más equitativa pero realmente necesita estar
preparada para formar personas que se encuentran en condiciones difíciles y
con pocas expectativas para el futuro. Algo muy interesante que leí sobre el
análisis que hace Telesco es que esta problemática de polarización social
produce una ruptura de los vínculos, que se dan, según el autor en que
“modifican las bases materiales sobre las cuales se construye la cohesión
social y las representaciones que las personas tienen acerca de sí mismas y
de los demás. Una de las consecuencias más significativas de estos nuevos
escenarios sociales es la dificultad creciente que existe para los procesos de
movilidad social. La sociedad tiende a abandonar la forma piramidal propia
de la sociedad industrial, donde había desigualdad, pero todos formaban
parte de una misma estructura en la cual era posible ascender a través de
algunos instrumentos clave como, por ejemplo, la educación”. Está bueno
seguir apostando a una escuela secundaria obligatoria e inclusiva que trate de
ajustar esa brecha social, y logre reconstruir los lazos sociales que tanto
necesitamos para poder encaminarnos hacia los mismos objetivos, como
ciudadanos y ciudadanas libres.
- Sobre la educación de este siglo pienso que es cada vez más compleja, cada vez
se prepara más al alumno a la hora de salir al mundo exterior, ayudando,
conteniendo, en diferentes materias. Las materias están cada vez más
preparadas para estas situaciones del hoy y del mañana.
¿Qué opinión tiene sobre las decisiones del sistema
educativo atravesado por la pandemia?
- Creo que la pandemia no ha sido algo positivo para ningún aspecto, pero
mucho menos para la educación. El aislamiento social trajo como consecuencia
el cierre de las escuelas, el aula, ese lugar donde alumnos y docentes conviven,
aprenden, intercambian historias y experiencias. Si se trataba de aminorar la
exclusión, la pandemia la acrecentó aún más, sólo tienen acceso a la educación
los niños y jóvenes que acceden a una computadora y a internet, los demás
quedan excluidos.
No sé si las decisiones del sistema educativo fueron las mejores, pero creo que
sí las más acertadas dada la situación, claramente se van puliendo a medida que
transcurre la pandemia. Creo que esta problemática abre una perspectiva a un
nuevo paradigma donde la escuela encuentre nuevas herramientas para rever la
educación. Es importante priorizar la educación antes que cualquier otra cosa, a
mi criterio.
- En base a las decisiones que se tomaron, en esta pandemia ciento que no fue
del todo fructífero. Teniendo en cuenta que, para cursar, poder presentarse en
una clase online, se necesita de internet, una computadora etc. No cualquier
alumno dispone de estos servicios, se entiende que fue de un día para el otro,
no sabemos bien la fecha en que esto puede terminar. Y el estado no está
enfocado de lleno a la educación sino a la salud que está perfectamente. Pero
es esencial que vuelvan las clases presenciales, se necesita de otro tipo de
aprendizaje, poder interactuar con el docente. No culpo a nadie, pero bajo mi
punto de vista se podría enfocar mucho más en la escolaridad.
-A modo de conclusión ¿qué propone
cambiar/implementar para mejorar la escuela desde su
lugar como docente?
- Como docente, creo que es dable advertir que cada aula es heterogénea, y que
nosotros como docentes tenemos que impartir clases partiendo de esa premisa.
Por otra parte, adaptar la enseñanza a las nuevas tecnologías e ir innovando a la
par de los cambios sociales, culturales y tecnológicos, es indispensable
capacitarse continuamente, para poder afrontar los cambios con las mejores
herramientas y conocimientos. Implementaría la mediación escolar como
método de resolución de conflictos, también instauraría un sistema de
orientación vocacional a edades más tempranas para que la educación sea más
motivada y fructífera.
- Creo que lo que estaría bueno es ver de qué manera “retenemos” a los jóvenes
en la escuela, que aprendan y aprueben los cursos escolares en esto coincido
con Flavia Terigi, una opción sería rever la propuesta educativa. Los
adolescentes tienen mucho acceso a la información y a veces esa información
no es de calidad, “los jóvenes viven en un mundo de velocidad de
producción del conocimiento, del modo en que la información circula, del
valor social que se le otorga a la credencial educativa”.
Sería bueno también cuestionar los regímenes académicos con los que
contamos en nuestras escuelas, creo que cada escuela mantiene su régimen y
eso también hace que no haya igualdad en las escuelas. No es lo mismo una
escuela rural, donde una maestra enseña a chicos de diferentes edades que una
escuela del conurbado bonaerense donde para cada materia hay un profesor
especializado en la materia que da.
Otra de las cuestiones que destacó podrían ser mejoradas son los obstáculos
que se presentan en la “transición educativa” de la educación primaria a la
secundaria y de esta al nivel terciario/universitario.
La inclusión y la igualdad de oportunidades en la escuela secundaria donde la
idea de albergar a todos incluyendo jóvenes de sectores populares que
históricamente no accedían a esta etapa de educación, la escuela tiene que
cambiar su oferta educativa, su modo de tratarlos, de darles participación.
Creo que la repitencia en la educación secundaria es un poco arbitraria, es claro
que se necesita mantener la exigencia para que los alumnos se comprometan
realmente con el estudio, que puedan aprender y que el día de mañana tengan
un mejor acceso tanto al campo laboral como si deciden seguir trabajando.
Pero creo que también depende de cada uno del valor que le da a su propia
educación y como bien decía Terigi lo que ofrece la escuela secundaria como
capacitación a veces no es lo que a uno más le gustaría.
En mi caso luego de indagar en mi historia académica creo que la escuela
secundaria podría también proveerá los alumnos de capacitaciones que tengan
que ver más con los oficios, por ejemplo, yo aparte de estudiar psicología y
psicología social también estudié peluquería y todas las capacitaciones afines
con el área estética. Monetariamente me han dado más satisfacciones los
trabajos en el área del oficio que el del ámbito profesional universitario. En este
caso me hubiera gustado tener acceso a una escuela técnica para poder
prepararme en un oficio, creo que hubiera sido más productivo que recibirme
como bachiller en ciencias sociales, que poco me sirvió para iniciar una carrera
universitaria.
Creo que sería importante que se le dé más valor a la voz de los alumnos, ellos
tienen muchas para decir y también portan una ideología digna de escuchar, si
bien se puede tornar algo caótica la clase, la idea sería que la postura del
educador de consensuar en las distintas opiniones, buscando la aceptación de
los demás. No porque piense diferente voy a rechazar al otro. Creo que eso los
prepararía un poco más para las diferencias que encontrarán en la vida
cotidiana, en el campo laboral donde la convivencia exige ser más empáticos y
solidarios. Esto me resulta fundamental para la convivencia, y nosotros como
educadores ser capaces de aprender de nuestros alumnos y no creernos solo
portadores de saber.